El Carácter de Un Precursor "El Sermón Del Monte" - Las Bienaventuranzas

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DEVOCIONALES

EL CARÁCTER DE UN PRECURSOR – “EL SERMÓN DEL MONTE”

SERMÓN DEL MONTE: VALORES FUNDAMENTALES DEL REINO

A. Nos vamos a referir al Sermón del Monte como la constitución del Reino de Dios.
Es la declaración más completa de Jesús sobre el papel de un creyente en cooperación con la gracia de
Dios, y es la "prueba de fuego" para medir nuestro desarrollo espiritual y el impacto de nuestro
ministerio. En este sermón, Jesús llama a su pueblo a la obediencia perfecta y a hacer de este su principal
objetivo en la vida. Hacemos esto al procurar caminar en la luz que el Espíritu Santo nos da.

B. En el Sermón del Monte, Jesús nos llama a vivir las ocho bienaventuranzas (Mateo 5:3-12) a medida que
buscamos una obediencia que dé fruto al ciento por uno (Mateo 5:48), resistir las seis tentaciones
(Mateo 5:21-48), y llevar a cabo las cinco actividades del Reino (Mateo 6:1-20) que posicionan nuestros
corazones para recibir gratuitamente más gracia.
Todo esto lo hacemos con confianza en sus recompensas (en lo eterno/temporal Mateo 6:20-24) y en
su provisión (Mateo 6:25-33).
Hacemos esto sin críticas hacia los otros, que buscan a Dios con menos intensidad o que se oponen a
nosotros (Mateo 7:1-6), mientras buscamos a Jesús para que intervenga en nuestras relaciones (Mateo
7:7-12), pero sin retroceder de nuestra búsqueda sincera de Dios (Mateo 7:13-14) mientras discernimos
mensajes falsos de gracia (Mateo 7:15-20).
Hacemos todo esto sabiendo que nuestra obediencia será probada (Mateo 7:21-27). Jesús dijo que si
seguimos estas verdades afectaremos a la sociedad (Mateo 5:13-16), seremos grandes ante sus ojos
(Mateo 5:19), recibiremos tesoros en el cielo (Mateo 6:19-20), y viviremos en esta era con nuestro
corazón pleno de regocijo en su gracia (Mateo 6:22-23).

C. Las ocho bienaventuranzas son como ocho hermosas flores en “el jardín de nuestro corazón” que Dios
quiere hacer florecer completamente. Ellas definen el amor, la piedad y la madurez espiritual, y
describen el estilo de vida del Reino. En cada uno de los mandamientos de Dios, está implícita la
promesa de habilitarnos para caminar en ellos.

Estas ocho flores deben ser cultivadas a medida que "limpiamos nuestro jardín de la hierba mala" al resistir
las seis tentaciones relacionadas con nuestros deseos naturales (Mateo 5:21-48) y "regamos nuestro jardín"
mediante la aplicación de cinco actividades del Reino (Mateo 6:1-18).

Las ocho bienaventuranzas son: Ser pobres en espíritu, lloro espiritual, caminar en mansedumbre, tener
hambre de justicia, mostrar misericordia, abrazar la pureza, ser pacificador, y padecer persecución.

LAS OCHO BIENAVENTURANZAS: BREVES DEFINICIONES (Mt. 5:3-12)

“3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”. Mateo 5:3

A. Ser pobre en espíritu (“de ellos es el reino de los cielos”, Mt. 5:3) es admitir que tenemos una gran
necesidad de ayuda para sostener nuestra incondicionalidad.
Debemos entender que tenemos un gran dilema y que necesitamos un progreso en nuestro corazón y
ministerio, y en la Iglesia y sociedad.

“4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación”. Mateo 5:4

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B. Lloro o clamor por avance (“porque ellos serán consolados”, Mt. 5:4) es estar lo suficientemente
desesperados para ser radicales en perseguir un progreso en nuestro corazón, ministerio, iglesia o por
justicia en la sociedad.

“5 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad”. Mateo 5:5

C. Caminar en mansedumbre (“ellos heredarán la tierra”, Mt. 5:5) es caminar en el estilo de vida del
ayuno, o tener un espíritu de siervo en el uso de nuestras fortalezas o recursos (tiempo, dinero,
reputación, etc.).
La mansedumbre o la humildad nos hablan de usar nuestros recursos o autoridad con un espíritu de
siervo, es servir a otros sin considerar recibir ganancia alguna de ellos.

“6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”. Mateo 5:6

D. Hambre y sed de justicia (“porque ellos serán saciados”, Mt. 5:6) es tener una fidelidad permanente en
buscar a Dios de todo corazón por un avance en su Reino, en nuestras vidas y la de otros. Nos habla de
ser consecuentes a través de las circunstancias, sin retroceder decepcionados al ser ofendidos por la
forma en que las personas nos tratan o nos responden.

“7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”. Mateo 5:7

E. Relacionarnos con los demás en misericordia (“porque ellos recibirán misericordia”, Mt. 5:7) es tratar
a otros con un espíritu compasivo cuando ellos fallan espiritualmente o cuando nos atacan, se nos
oponen o nos decepcionan.
Debemos más bien, mostrarles misericordia, tal y como nosotros recibimos misericordia de Dios en
muchas de nuestras deficiencias (Sal. 130:3-4). También habla de ser compasivos y procurar ayudar a
las personas que sufren injusticias.

“8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”. Mateo 5:8

F. Ser limpios de corazón (“ellos verán a Dios”, Mt. 5:8) es proponernos caminar en pureza en nuestros
pensamientos (sin amargura o inmoralidad, etc.) y en nuestras motivaciones (ayudando a las personas
sinceramente para su beneficio).

“9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios”. Mateo 5:9

G. Convertirnos en pacificadores (“serán llamados hijos de Dios”, Mt. 5:9) habla de la gracia de traer paz o
sanidad en las relaciones en el hogar, el mercado, la Iglesia o la sociedad, etc.

“10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino
de los cielos. 11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase
de mal contra vosotros, mintiendo. 12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos;
porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros”. Mateo 5:10-12

H. Padecer persecución (“de ellos es el Reino”, Mateo 5:10-12) es soportar el contraataque para dañar el
imperio de Satanás, porque nosotros operamos en poder y/o nos paramos firmes en justicia.

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