Pueblos Sur

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Los Pueblos del Sur

L
a región del sur de Mérida, es la menos conocida de todas, por ser de muy

difícil acceso. Está conformada por un escudo montañoso, de la Sierra

Nevada de Mérida, enclavado en la parte sur del mapa del estado y

colindando con los estados Táchira, y Barinas. Los pueblos del sur representan un

mundo mítico, aislado y remoto lleno de imágenes evocadoras del pasado, en la

conciencia del merideño. Un mundo separado por barreras montañosas que lo hacían

casi inaccesible, hasta hace pocos años, en donde se ha formado gran parte de la

idiosincrasia y la cultura popular típica del andino. Es una región muy emblemática del

estado por sus características étnicas, culturales y geográficas, donde aún se conserva un

modo de vida rural, que sorprende gratamente a los afortunados visitantes, muy

arraigado al terruño.

El territorio está surcado por torrentosos ríos que dibujan valles, gargantas y mesetas

conformando un paisaje de gran belleza. Se ubica entre el río Chama y el río Nuestra
Señora por el norte, por el este con el piedemonte del Estado Barinas y el río Caparo,

hacia el sur con el mismo río Caparo y hacia el oeste con el valle del Mocotíes.

Comprende esta zona el ramal montañoso sur occidental de la sierra Nevada de Mérida,

que arranca desde Táchira en sentido sur norte y culmina en el profundo valle del río

Nuestra Señora, donde la cordillera se divide en dos partes y gana altura nuevamente

para coronar los picos helados de más de 5000 metros, enfrente de la meseta de Mérida.

En la región meridional, la cordillera se vuelve más baja, a medida que nos movemos

hacia el sur, pero va ganando en amplitud. Posee páramos de gran altura como los de

Las Tapias a 3517 m, San José a 4200m. Río Negro, a 3200m. El Molino, a 3270m. y el

de San Isidro a 2873 m.

Esta cordillera esta surcada por un sistema de valles independientes, como el Valle de

Aricagua hacia la parte norte, el Valle Mucutuy-Mucuchachí-Canaguá ocupando el

centro de la región, y el Valle Pregonero-Guaraque-Mesa de Quintero hacia el oeste.

La región se divide en forma natural en tres cuencas hidrográficas. La cuenca del río

Caparo, la cuenca del río Uribante y la cuenca del Chama. El río Caparo, que nace en el

Páramo de Don Pedro, al sur de Los Nevados, corre en sentido sur, sirviendo de límite
entre Mérida y Barinas y recibiendo a su paso el caudal de los ríos más grandes de la

región. Al salir del Estado Mérida, se une al Suripa y éste a su vez desemboca en el

Apure, que llevará sus aguas al poderoso río Orinoco. El Uribante, al salir de Mérida se

une al río Sarare y forma el Apure. Estas dos cuencas pues son de gran importancia para

los ríos llaneros, pues ofrendan a éstos gran parte del caudal de agua recogido en las

montañas andinas.

Sobre la cuenca del río Caparo, la mayor de todas en cuanto a extensión, confluyen los

ríos Aricagua, Mucuchachí, Canaguá, Guaimaral y por supuesto el río Caparo, que baja

hacia los llanos recibiendo estos afluentes por su margen derecha. Aquí se ubican las

poblaciones de Aricagua, Canaguá, Mucutuy, Mucuchachí, Chacantá y Santa María de

Caparo.

En la Cuenca del Uribante, tenemos los ríos El Molino y Guaraque, con las poblaciones

de El Molino, Guaraque, Capurí, Mesa de Quintero y Río Negro. Mientras que, en la

Cuenca del Chama se reciben el río Nuestra Señora y el San Pablo, en donde

encontramos los pueblos de El Morro, Los Nevados, Acequias, San José y Pueblo

Nuevo.

Casi todos estos ríos forman valles longitudinales bastante altos de una gran riqueza

agrícola, que sustentan una población de 40358 habitantes, lo cual representa el 6.6 %

de la población del Estado. Tenemos pues una región bastante despoblada, si tenemos

en cuenta que ocupa el 35% del territorio merideño.

Uno de los grandes problemas que han confrontado sus habitantes, ha sido el terrible

aislamiento debido a las complicaciones topográficas del terreno. Esto ha impedido un

desarrollo comercial, ocasionado por la falta de comunicación y la imposibilidad de

sacar sus productos hacia la ciudad. Sin embargo no todo es tan negativo. Estos pueblos

del sur, han vivido de espaldas al progreso, recogidos en su aislamiento, por lo cual se
han preservado sus tradiciones y costumbres a través del tiempo. Gracias a esto tenemos

una región de gran potencial turístico, pues su forma de vida rural y autosuficiente, ha

sido muy poco intervenida por la civilización moderna, lo cual les da un gran valor,

como reserva cultural del gentilicio merideño.

La vida sosegada de los habitantes del sur merideño apenas era turbada por la visita de

algún funcionario del gobierno o autoridad eclesiástica. En 1954 el Arzobispo

Coadjuntor de Mérida, Dr. José Humberto Quintero, y más tarde Cardenal de

Venezuela, hizo una visita pastoral a éstos lugares montado a caballo. Según la

narración del sacerdote José Eustorgio Rivas en su libro “Héroes sin nombre”, fue un

gran acontecimiento social:

“ La visita pastoral que se celebraba cada cinco años, tenía significado muy especial en

las comunidades merideñas, sobre todo en los Pueblos del Sur. Se organizaban grandes

cabalgatas para recibir al Arzobispo, se adornaban las calles con festones y

bambalinas. En los caminos se levantaban arcos con flores y frutos del lugar. Los

campesinos estrenaban ropas y alpargatas, y los pueblos se llenaban de gentes

bulliciosas que llegaban de todas partes con los niños que iban a ser confirmados; las

casas parroquiales eran pintadas y acondicionadas para impresionar al Arzobispo,

quien siempre era acompañado por varios sacerdotes; se desempolvaban vajillas y

sábanas, se adornaban los templos y hasta las fachadas de las casas se rejuvenecían.”

Los primeros caminos para vehículos fueron construidos por los habitantes de la región,

sin ningún tipo de maquinarias, bajo la dirección de algunos parroquianos y curas

entusiastas en los años 50. Estos pioneros de las comunicaciones eran llamados

familiarmente “curas camineros”. Entre éstos se destacaron Eustorgio Rivas en

Canaguá, quien llevó el primer Jeep en 1954, Vicente Alarcón en Guaraque y

Boanerges Uzcátegui en El Morro.


En la actualidad se cuenta con carreteras asfaltadas que enlazan estas comunidades tan

remotas, formando un circuito llamado la Troncal de Los Pueblos del Sur, la cual ha

sido terminada en 1993, bajo la administración del gobernador Jesús Rondón Nucete.

Dicho circuito arranca desde Tovar y sigue el trayecto San Francisco, Guaraque, Mesa

de Quintero, Canaguá, Mucuchachí, Mucutuy, San José del Sur y La Variante. Esta vía

tiene ramales secundarios y vías de penetración agrícola que se unen a ella, que

permiten conocer otras comunidades. También existe la vía principal, para ir a los

Pueblos del Sur, la cual está asfaltada y parte de Estanquez, pasa por El Molino y se une

al circuito en el lugar de la Y.

En algunos centros poblados se tienen facilidades para el Turismo como ventas de

comida, posada, transporte, y algunos servicios de salud. En Canaguá, que tiene 1500

habitantes, se cuenta con un pequeño hospital, estación de gasolina, oficina bancaria,

liceo, gimnasio cubierto para la práctica de algunos deportes y una Casa de la Cultura.

Una manera muy conveniente de adentrarse en estos pueblos, consiste en alquilar los

servicios de uno de los Jeeps de pasajeros que cubren esta ruta (estos vehículos se

estacionan al lado del mercado Periférico). Hice un viaje con mi familia en el mes de

Agosto y lo disfruté pues no tuve que conducir por esas carreteras algo riesgosas. El

chofer se encargó de prepararnos un itinerario de tres días de duración y él

personalmente se encargó de reservar las posadas y sitios de venta de comida. Fue un

guía excelente que nos enseñó muchas cosas interesantes sobre los Pueblos del Sur.

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