Téllez, Arnoldo - Hipnosis Clínica y Terapia Breve

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HIPNOSIS CLÍNICA
Y TERAPIA BREVE

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HIPNOSIS CLÍNICA
Y TERAPIA BREVE

ARNOLDO TÉLLEZ
(Coordinador)

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN

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Secretaría de Extensión y Cultura

Jesús Ancer Rodríguez


Rector
Rogelio Garza Rivera
Secretario General
Rogelio Villarreal Elizondo
Secretario de Extensión y Cultura
Celso José Garza Acuña
Director de Publicaciones
José Armando Peña Moreno
Directora de la Facultad de Psicología

Casa Universitaria del Libro


Padre Mier No. 909 poniente, esquina con Vallarta
Monterrey, Nuevo León, México, C.P. 64000
Teléfono: (5281) 8329 4111 / Fax: (581) 8329 4095
e-mail: [email protected]
Página web: www.uanl.mx/publicaciones

Primera edición, 2015

© Universidad Autónoma de Nuevo León


© Arnoldo Téllez

ISBN: 978-607-27-0530-2

Reservados todos los derechos conforme a la ley.


Prohibida la reproducción total y parcial de este texto sin previa autorización
por escrito del editor.

Impreso en Monterrey, México


Printed in Monterrey, Mexico

8
Prólogo

E
l presente documento “Hipnosis y Terapia Breve”, es
un esfuerzo conjunto de la Asociación de Hipnotera-
pia de Nuevo León (AHNL) y la Facultad de Psicolo-
gía de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Este
documento pone a disposición del lector las ideas y experien-
cias de los mejores hipnoterapeutas ericksonianos y terapeutas
breves sistémicos de México, y dos excelentes hipnoterapeutas
extranjeros, Rubin Battino (EEUU) y Paul Anwandter (Chile).
La idea de este libro ocurrió en una de las reuniones de la
AHNL durante la organización del IV Congreso Internacional
de Hipnosis Clínica y Terapia Breve realizado en la Ciudad de
Monterrey en el año 2014. Después del congreso se extendió la
invitación a los participantes del mismo a colaborar con un ca-
pítulo para este libro. Creo que el contenido de esta obra es de
gran utilidad para los practicantes de la hipnosis clínica erick-
soniana y la Terapia Breve Sistémica; muchos de los capítulos
son un auténtico viaje de acompañamiento en las historias, na-
rraciones, metáforas e ideas de los autores de cómo hacer tera-
pia.
En los capítulos I y II, Sonia Quiroz, del Instituto Erickson
de Terapia Breve, y Ricardo Figueroa, del Instituto Erickson de
Guadalajara respectivamente, logran ejecutar un excelente
examen radiográfico de la interacción Paciente/Cliente-
Terapeuta recurriendo a un interesante análisis integral tanto
histórico, psicológico y social como neuropsicológico. Cada
quien con su estilo: Sonia, solemne y profunda (característico

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de un premio al mérito académico en la UANL), aborda la evo-
lución de la psicoterapia desde su origen hasta llegar a la tera-
pia sistémica y la psicología positiva, y posteriormente al enfo-
que integrador; considerando a la hipnoterapia ericksoniana
como uno de esos enfoques -uno que no se apega a perspectivas
rígidas- en lugar de eso hace la terapia “cortada a la medida”, a
lo que ella llama “terapeuta sastre”, recalca la necesidad de no
supeditar el paciente a la teoría, “sino que es, precisamente, la
relación terapéutica que se da dentro de cada sesión la que ge-
nera las pautas que guían todo el proceso”, como una vez men-
cionó Jung: “El paciente está para que le ayudemos con su pro-
blema, no para que le volquemos una teoría”. Por su parte Ri-
cardo, con ese estilo divertido y serio que lo caracteriza y que
solo se consigue con la seguridad que brinda la experiencia del
constante “ir y venir” entre la teoría y la práctica, logra hacer
que lo que parece tradicionalmente difícil de comprender para
los psicólogos (los procesos neuropsicológicos, fisiológicos y
hormonales involucrados en la relación paciente-terapeuta)
resulte fácil y agradable. Además, aborda los componentes ge-
néticos que nos inclinan a ayudar a los demás o “el gen chamá-
nico”, y la necesidad de manejar adecuadamente el lenguaje,
las expectativas y la relación directa con el paciente. Reconozco
que leyendo estos dos capítulos, aprendí muchas cosas impor-
tantes que ignoraba.
En el capítulo III, Teresa Robles nos invita a hacer un reco-
rrido desde el inicio de su camino profesional cuando hacía
investigaciones antropológicas con los nativos tarahumara en la
sierra de Chihuahua, pasando a su encuentro con la hipnosis de
Erickson, hasta concluir con la aportación de su visión del
mundo y de la forma de hacer lo que Tere ha denominado
“Psicoterapia Ericksoniana basada en la Sabiduría Universal”, la
cual describe y detalla en este capítulo. Ella considera que esta
terapia, la cual desarrolló, tiene el objetivo de ayudar a desper-

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tar la Fuerza Creadora al interior de cada persona, para que así
trascienda la visión del mundo ordinario que se nos han ense-
ñado: “dividido en pares opuestos, y que la persona reconozca
quién realmente es, y colabore a terminar con la Cultura del
Sufrimiento para que este mundo funcione como realmente es”,
es decir, al derecho y no al revés. Tere ha sido reconocida in-
ternacionalmente por su larga, fructífera e innovadora trayecto-
ria en el campo de la hipnosis ericksoniana. Recomiendo am-
pliamente su lectura.
Cualquiera que haya visto en acción a Paul Anwandter en los
congresos y talleres, se dará cuenta que es un artista elegante,
empático, efectivo, respetuoso y al mismo tiempo seductor de la
psicoterapia hipnótica, y en el capítulo IV con su tema de la
“Hipnosis Provocativa”, Paul nos presenta un modelo donde se
combinan la Terapia Provocativa creada por Frank Farrelly y la
hipnosis desarrollada por Milton H. Erickson, que por su simili-
tud en muchos aspectos no le resulta difícil hacer esta combina-
ción. Con la Hipnosis Provocativa el autor señala aquellos “ins-
tantes cuando Erickson hacía intervenciones que nos maravilla-
ban y nos sacaban de contexto”. Anwandter nos dice que los
síntomas que el paciente lleva a terapia son un tipo de trance
que podría llamarse “trance negativo”, y es necesario ayudarlo a
entrar en otro tipo de trance para evocar habilidades y con ello
salir de ese particular estado. También nos indica las caracterís-
ticas de la Hipnosis Provocativa, o sea lo que Erickson hacía
para provocar cambios durante el trance, tales como la parado-
ja, el re-encuadre, el humor, entre otras.
En el capítulo V Jorge Abia y Rafael Núñez nos hablan del
trabajo de las emociones con el enfoque ericksoniano propio
del Instituto Milton H. Erickson de la Ciudad de México: la
Hipnosis Ericksoniana Estratégica. Los autores nos hablan de
cómo la hipnosis es óptima, en este enfoque, para trabajar con
las emociones, que no hay emociones ni buenas ni malas, que

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todas las emociones tienen una función. Además consideran a la
hipnosis como una tecnología de comunicación humana, ya que
permite comunicarse directamente con la mente inconsciente y
el aparato emocional.
El capítulo VI trata sobre la importancia de las metáforas
aplicadas durante la hipnosis y su valor para fomentar el cam-
bio en el paciente. Los autores Javier Ramírez y Liliana Mole-
rez, también le explican al lector los elementos para la cons-
trucción de metáforas terapéuticas, e incluso nos ofrecen una
excelente metáfora construida por ellos mismos con un encap-
sulado terapéutico, dirigida a mejorar la respiración en pacien-
tes asmáticos. Los autores fueron mis alumnos de la primera
generación de la maestría en hipnosis y terapia familiar sistémi-
ca, y me siento orgulloso de ellos por este bonito trabajo.
El capítulo VII sobre “Una técnica de regresión hipnótica
por confusión temporal: una demostración de su aplicación”, es
un caso escrito por un servidor junto con Liliana Molerez y José
Luis Garza, en el que se describe en forma detallada la aplica-
ción de una técnica de confusión temporal para facilitar la re-
gresión en edad y realizar una intervención terapéutica, prime-
ro haciendo consciente lo inconsciente y después aplicando una
técnica de reestructuración de la memoria traumática. Para mí,
una bella técnica para desestructurar los patrones conscientes y
facilitar la regresión en edad.
El capítulo VIII, IX y X son tres muy interesantes aproxima-
ciones para abordar una problemática de mucha demanda en la
actualidad: los problemas de pareja. Jorge Orozco del Instituto
Milton H. Erickson de Mexicali, con su trabajo “Amor a Prime-
ra Vista: Primeras Maniobras en Terapia de Pareja Conjunta”,
después de revisar en forma resumida las aproximaciones de
terapia de pareja más importantes, presenta con mucho detalle
y paso a paso una guía de intervención basada en el modelo

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interaccional-sistémico. Una lectura obligada para aquellos que
atienden parejas.
En el capítulo IX, Jaime Montalvo Reyna, director del Insti-
tuto Familiar Sistémico del Estado de México, aborda con su
trabajo una problemática muy común y dañina: la dependencia
emocional, el patrón persistente de necesidades emocionales
insatisfechas que se intentan cubrir desadaptativamente con
otras personas. Jaime ha desarrollado un abordaje terapéutico
muy efectivo –lo cual he podido constatar al utilizarlo en mi
consulta privada- que se auxilia de técnicas de terapia breve,
PNL e hipnosis ericksoniana. Los talleres que Jaime imparte en
los congresos de la AHNL sobre este tema son sumamente soli-
citados.
Ruperto Charles Torres, el mejor exponente de la terapia
breve sistémica en el norte del país, y quien sazona sus inter-
venciones con algo de hipnosis, nos habla en el capítulo X sobre
“Soluciones en Terapia Breve con Parejas”, tema que ha ex-
puesto en varios congresos internacionales. Este capítulo repre-
senta una excelente y muy útil guía para trabajar con parejas
que incluye consejos, tareas, rituales, sugestiones hipnóticas y
autohipnosis. Lo divertido de leer a Ruperto es que evoca la
sensación de estarlo escuchando y viendo, ya que él escribe co-
mo habla.
El capítulo XI, escrito por Alejandra Andrade Ramos en co-
laboración con su esposo Jaime Montalvo de INFASI del Estado
de México, escriben sobre el tema de “El ciclo vital de la familia
y la terapia familiar breve sistémica” que nos enseña que la fa-
milia no es un sistema estático, sino que es dinámico y evoluti-
vo: la familia nace, crece, se desarrolla y muere. Cada fase de
este largo camino es examinado por los autores, indicándonos
el tipo de problema que pudiera surgir en cada una de ellas, y
los tipos de intervenciones que se pudieran realizar en cada
caso en particular.

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En el capítulo XII, José Antonio Zamora Barrera nos com-
parte su trabajo “Hipnosis y control de peso”. Aquí describe a la
hipnosis como una técnica útil de la psicobariatría, que es la
disciplina de la psicología que se encarga del manejo clínico del
paciente obeso. Toño nos invita a ver el fenómeno de la obesi-
dad desde la perspectiva psicosocial, posmodernista y sistémica.
Zamora reporta que la hipnosis con sugestiones para fortalecer
la autoestima y reducir el estrés, así como incrementar la adhe-
rencia al tratamiento, son efectivos para reducir el peso corpo-
ral. El autor afirma que la hipnosis es más eficaz cuando se apli-
ca en forma conjunta con la terapia cognitivo conductual.
En este mismo tema, Rosario Gutiérrez, hipnoterapeuta de
la ciudad de Guadalajara, nos comparte su experiencia con el
trabajo que expone el capítulo XIII “Obesidad y trauma: abor-
daje desde la hipnosis con enfoque narrativo”. Aquí, Rosario
nos habla de los factores psicológicos involucrados en la obesi-
dad como lo son el estrés, la ansiedad, la depresión, trastornos
de la imagen corporal y trastornos de la sexualidad, y finalmen-
te nos habla del trauma psicológico que es central en su trabajo.
Rosario nos comparte su abordaje terapéutico para la obesidad
que consiste en 4 fases: psicoeducación, hipnosis para estabili-
zar, trabajo con el trauma y seguimiento. La autora nos ilustra
“El caso Juanita”, para demostrar con detalle la aplicación de su
planteamiento. Excelente trabajo.
En el último capítulo, el XIV, denominado “Hipnosis y tera-
pia muy breve”, el maestro Rubin Battino, de Wrigth Universi-
ty, con su característica sabiduría terapéutica y de la vida, nos
adentra en su propuesta, de la terapia ultra-breve o de una sola
sesión, recurriendo entre otras técnicas a la expectativa tera-
péutica y al actuar “como-sí”. Rubin menciona a sus pacientes
que él les dará una o máximo dos sesiones, las cuales pueden
ser de varias horas, y que él está seguro que en ese lapso de
tiempo el paciente logrará sus metas. Battino también recurre a

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las siguientes técnicas terapéuticas para ayudar al paciente a
solucionar su problema: la pregunta del milagro, abordaje de
inclusividad, reencuadre, narrativa, externalización del pro-
blema e hipnosis ericksoniana. Rubin concluye con cuatro casos
en los cuales ilustra a detalle la aplicación de su aproximación
de la “terapia ultra-breve”.
Como vemos esta es un excelente compilación de trabajos
sobre el arte de la terapia breve e hipnótica que reúne la expe-
riencia de algunos de los mejores terapeutas nacionales y ex-
tranjeros, y es el primer libro de una serie que vendrán, como
resultado de la colaboración de la AHNL y la Facultad de Psico-
logía de la UANL que tiene la meta de difundir esta efectiva y a
la vez sorprendente rama de la terapia psicológica. La AHNL
agradece a todos y cada uno de los autores por su invaluable
colaboración en este libro.

Arnoldo Téllez López


Presidente de la Asociación de Hipnoterapia de Nuevo León
Facultad de Psicología, UANL
Centro de Investigación y Desarrollo de Ciencias
de la Salud, UANL

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16
Índice

Capítulo I. Consideraciones en el Marco de Inter- 19


vención de la Hipnosis Clínica. Más Allá de la Téc-
nica.
Sonia Quiroz Leal.

Capítulo II. Neuro-Biología de la 45


Relación Terapéutica.
Ricardo Figueroa Quiroga.

Capítulo III. Psicoterapia Ericksoniana Basada 73


en la Sabiduría Universal.
Teresa Robles.

Capítulo IV. Hipnosis Provocativa. 93


Paul Anwandter.

Capítulo V. Manejo Ericksoniano Estratégico 117


de las Emociones.
Rafael Núñez Ortiz.
Jorge Luis Abia Guerrero.

Capítulo VI. Metáforas Terapéuticas. 133


Javier Ramírez Lira.
Liliana Molerez Pulido.

Capítulo VII. Técnica de Regresión Hipnótica 167


por Confusión Temporal: Una Demostración
de su Aplicación.
Arnoldo Téllez López.

17
Liliana Molerez Pulido.
José Luis Garza López.

Capítulo VIII. Amor a Primera Vista. 183


Primeras Maniobras en Terapia
de Pareja Conjunta.
Jorge Orozco Mendoza.

Capítulo IX. Técnicas de Terapia Breve 231


e Hipnosis para Reducir la Dependencia
Emocional de Pareja.
Jaime Montalvo Reyna.

Capítulo X. Soluciones en Terapia Breve 241


con Parejas.
Ruperto Charles Torres.

Capítulo XI. El Ciclo Vital de la Familia 271


y la Terapia Familiar Breve Sistémica.
R. Alejandra Andrade Ramos.
Jaime Montalvo Reyna.

Capítulo XII. Hipnosis y Control de Peso. 285


José Antonio Zamora Barrera.

Capítulo XIII. Obesidad y Trauma: Abordaje 305


Desde la Hipnosis con Enfoque Narrativo.
Rosario Gutiérrez.

Capítulo XIV. Hipnosis y Terapia Muy Breve. 337


Rubin Battino.

18
Capítulo I
Consideraciones en el Marco
de Intervención de la Hipnosis
Clínica.
Más allá de la Técnica
Sonia Quiroz Leal 1

A
ctualmente nos encontramos frente a una gran trans-
formación estructural que involucra cambios tecnoló-
gicos, económicos y sociales, así como cambios en la
lógica de producción y de las organizaciones (Echeve-
rría & Cols, 2008), todo lo cual implica nuevos requerimientos
profesionales. Los nuevos escenarios mundiales representan
retos cada vez más importantes para los científicos sociales y
estas nuevas condiciones exigen la evolución de formas de pen-
samiento y de acción que empaten con los desafíos que se pre-
sentan en todas las esferas de desempeño del ser humano.
En el contexto de la salud mental resulta entonces de vital
importancia que se promueva una adecuada formación de pro-
fesionales que responda a estos nuevos requerimientos propo-
niendo intervenciones eficaces y eficientes, una vez que domi-
nen las competencias integrales correspondientes y hayan ela-

1 Instituto Erickson de Terapia Breve, Monterrey, Nuevo León. Correo electrónico:


[email protected]

19
borado procesos reflexivos apropiados que guíen el buen pro-
ceder terapéutico.
Dentro del campo de la práctica clínica psicoterapéutica, la
hipnoterapia está probando su utilidad como una herramienta
invaluable que empata con las nuevas tendencias en psicotera-
pia y que, habiendo sido rodeada de una ola de misticismo y de
teatro, comienza a cobrar un auge creciente a partir del trabajo
acucioso de psicólogos e investigadores que están profundizan-
do en los aspectos conceptuales y pragmáticos a fin de consoli-
dar esta estrategia como verdaderamente científica, abonando
con ello al interés cada vez más creciente de solucionar las pro-
blemáticas que aquejan al ser humano.
Ante el desconocimiento de las bases que avalan esta herra-
mienta y sus importantes contribuciones en el crecimiento y
sanidad de la persona, los mitos cobran aún una cuota de recelo
y descalificación, por lo que es necesario clarificar e insistir en
la preparación adecuada de los profesionales que utilizan este
abordaje como parte de su alforja de recursos terapéuticos,
siendo muy necesario que éstos muestren el mejor dominio del
marco conceptual y metodológico que le avala.
Téllez (2007), quien cita a Strauss (1993), nos advierte lo
siguiente acerca del ejercicio de la hipnoterapia:

Es importante recalcar que la intervención requiere,


además de un entrenamiento previo supervisado y una
preparación teórico-clínica que es sumamente importante
por parte del terapeuta, variables personales como una
gran flexibilidad y creatividad, empatía, asertividad para
establecer límites, objetividad, autoconcepto y autocon-
fianza objetivos, así como la capacidad para manejar la
contratransferencia, el gran rapport y la comunicación es-
pecial que se establece en la hipnosis (p. 19).

20
El campo de la salud mental es uno en el cual, sin duda, los
requerimientos profesionales han de exigirse especialmente
acuciosos, toda vez que el profesional en esta área se constituye,
por mucho, en aquella persona que más se introduce en la vida
privada de las consultantes, probablemente como no lo hace
ningún otro profesional. Se exige ahora, como ha debido obli-
garse desde siempre, que los psicoterapeutas se muestren del
todo competentes, combinando el dominio de conocimientos,
la aplicación adecuada de tales conocimientos, el manejo de las
actitudes y responsabilidades correspondientes y, con ello, en-
caren los requerimientos éticos que esta delicada tarea implica,
garantizando la dignidad de las personas que buscan ayuda
terapéutica y el debido respeto integral de la historia que depo-
sitan al entregar su confianza a un profesional que suponen
experimentado.

Sobre la evolución de la psicoterapia

El interés cada vez más creciente por la comprensión de los


problemas que aquejan al ser humano ha generado una rápida
evolución de los modelos de psicoterapia. Para los primeros
proponentes de explicaciones del comportamiento, el interés se
centró en la consideración del histórico de los pacientes, ubi-
cando la etapa infantil de la persona como un terreno específi-
co a estudiar, dado que en ese allá entonces se ubicaría la géne-
sis de los síntomas que aquejan a una persona en su presente.
En ese marco, la teoría psicodinámica, por ejemplo, cobró auge
y popularidad en la esfera del estudio de la conducta humana.
Tal modelo tuvo sus primeros críticos, quienes señalaron la
limitación que implica reducir la posibilidad del paciente al
determinar que toda su vida depende de lo acontecido en sus
experiencias tempranas. Fue hasta las décadas de los cincuenta

21
y sesenta que surgen abordajes que reaccionan contra las ante-
riores tendencias y proponen centrar la atención ya no en la
historia del sujeto, sino en el aquí y el ahora, aspecto que privi-
legian y colocan en el centro de su modelo terapéutico. De he-
cho, según Yalom (2002), incluso se generó una nueva genera-
ción de neofreudianos que discrepan de la teoría pulsional
propuesta por Freud y que enfatizan la influencia de variables
del entorno interpersonal que moldean la estructura del carác-
ter de las personas.
Surgen así escuelas o corrientes tales como la terapia Gestalt,
la psicología humanista, las terapias cognitivas y de la conducta,
la logoterapia y el modelo sistémico, a los que se añaden otras
corrientes que acentúan el valor de la circunstancia presente en
el individuo; todas éstas, entre muchas otras corrientes que sur-
gieron en esa época. Estos modelos comenzaron a centrar su
atención ya no lo acontecido en el antecedente de las personas,
sino en su contexto presente, considerando que cada individuo
construye su propia realidad, misma que puede ser modificada
en su favor a partir de su empoderamiento una vez que se le
induce a descubrir sus propios recursos y su potencial inherente
para el cambio.
Aparecen entonces conceptos que se adhieren a la jerga psi-
coterapéutica tales como responsabilidad, libertad, recursos
propios, potencial, empatía y aceptación, acentuando la impor-
tancia de la relación terapeuta-paciente como elemento indis-
pensable desde el cual se comienzan a construir los cambios de
percepción y de puntos de vista del paciente. Importa ahora,
con las nuevas tendencias, la participación de un psicoterapeuta
que deconstruye los patrones irracionales de pensamiento ajus-
tándolos y connotándolos de una manera más adaptativa, dán-
dose así el desarrollo de modelos como el comportamental
cognitivo, por ejemplo.

22
Los modelos de terapia breve, terapia breve sistémica y tera-
pia de familia, fijan la unidad de estudio y análisis ya no en el
individuo aislado sino en el sistema: la interacción del individuo
en su contexto. Los nuevos abordajes proponen evitar enunciar
siquiera el término “problema” así como la explicación y/o des-
cripción del mismo, interesando más bien ahora comprender
qué mantiene los problemas y no cómo estos se gestaron. Poste-
riormente el énfasis se centrará en desarrollar soluciones. Con
la logoterapia, específicamente con su búsqueda del sentido y
significado implicados, se ubica, de acuerdo con Pereyra (2011),
la primera orientación a futuro en los abordajes terapéuticos.
En resumen, ya no interesa específicamente mirar cómo sur-
gen los problemas, sino que el énfasis se centrará enseguida en
comprender cómo son mantenidos dichos problemas o sínto-
mas; después, se evoluciona para alcanzar otro nivel de manejo
terapéutico que mira ahora hacia la solución de los problemas,
eliminando etiquetas diagnósticas e inclusive el término “pro-
blema” y, más específicamente, se enfatiza que los abordajes
han de mostrarse del todo respetuosos del paciente, como lo
acentúa O’Hanlon (2001), proponiendo entonces un manejo
que considero es realmente más humanista, dado que aplica el
énfasis en la persona del paciente ante un terapeuta competen-
te para mostrarse cooperativo y entendido de las posibilidades
de solución que ha de ofrecer y poner en frente de aquel. Ello
se ilustra muy bien con Pereyra (2011), quien cita a Boscolo y
Bertrando (1996, 104) así: “El trabajo terapéutico tiende a eli-
minar las afirmaciones con valor de necesidad, para introducir
afirmaciones con valor de posibilidad” (p. 80), generando espe-
ranza para romper con la enfermedad y crear posibilidades
hacia un futuro más sano y promisorio.
Los llamados modelos postmodernistas miran aún más allá,
cubriendo los vacíos o las salvedades de los anteriores aborda-
jes, elevando la dignidad del paciente a un nivel en donde se le

23
aplique justicia y pueda ejercer su derecho de considerarse “dé-
bil”, frente al pensamiento modernista de considerarle una
“persona ‘fuerte’ que cree conocer objetivamente la realidad”
(Vatimmo, 1994, citado por Sánchez, 2000). Además, se consi-
dera al contexto social como influyente en la construcción de la
realidad del paciente antes que considerar sólo la información
proveniente de su sistema nervioso, o la influencia del sistema
familiar del que forma parte, amén de considerar el rol crucial
del lenguaje en la construcción de significados.
El posmodernismo se adhiere asimismo a una cibernética de
segundo orden, con un manejo en el cual el terapeuta ya no se
coloca en el nivel de un experto que dirige y prescribe, sino que
éste se instala ahora en una posición horizontal en la que acepta
todo lo que trae la familia o paciente a consulta, construyendo
una experiencia terapéutica colaborativa, creativa y centrada en
encontrar soluciones.
Finalmente, el posmodernismo propone dejar de obviar los
temas de abuso y violencia en las familias y pacientes y conside-
ra, desde la opinión de Gerald Erickson (1988), citada por
Hoffman, 1990, a su vez citado en Sánchez (2000), que no es
posible entender una terapia familiar que tome en cuenta con-
ceptos de poder y género, revisándolos sólo en el marco de co-
municación circular de un sistema que se autorregula de mane-
ra aislada, ignorando las variables sociales, históricas y políticas
que son decididamente influyentes, así como tampoco es posi-
ble mantener el concepto de “neutralidad” en el abordaje tera-
péutico, que deja fuera un mejor manejo ético en la interven-
ción de casos (Hoffman, 1990, citado en Sánchez, 2000). La
terapia narrativa y las terapias feministas, por citar dos ejem-
plos, se desprenden de esta nueva forma de entender y aplicar
psicoterapia.
Cabe mencionar hasta aquí la aparición de una nueva pro-
puesta que en los últimos años ha destacado considerar los re-

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cursos y el potencial de renovación o de recuperación de las
personas, versus la consideración de mirarles con déficits o
problemas. Se trata de la psicología positiva, una nueva rama
de la psicología que aborda al ser humano desde el estudio
científico de sus fuerzas y de su felicidad. Martin Seligman y sus
colaboradores son pioneros en este campo, en los Estados Uni-
dos de América (Carr, 2007). De este modo, la emergencia de
nuevas aplicaciones en psicología refleja que el pensamiento
científico continúa evolucionando en favor de tratar y atender
al ser humano con más respeto y, por ende, reconocerlo provis-
to con más oportunidades y posibilidades para encarar sus difi-
cultades y alcanzar plenitud existencial.
Es en este contexto donde bien podemos ubicar a la hipnosis
clínica con enfoque ericksoniano, reconociéndolo como un
abordaje integrador, posmodernista, positivista y del todo hu-
manista en su intervención, y que reconoce, sin ninguna duda,
la participación de factores bio-psico-sociales en el entramado
de cada caso que una persona trae a consulta.

Hacia enfoques integradores de intervención

Resulta muy conveniente apuntar la precisión que señala Téllez


(2007), refiriendo los mitos en los que se ha involucrado a la
hipnosis:

La hipnosis no es una terapia en sí misma, es solamente


un estado especial de conciencia, en el que está disponible
cierto potencial inconsciente de la persona y en el cual
hay una mayor sugestionabilidad. La hipnosis permite un
contexto óptimo para hacer intervenciones; sin embargo
para hacer hipnoterapia es necesario el uso, dentro del
contexto de la hipnosis, de estrategias psicoterapéuticas

25
de alguna modalidad como la cognitivo-conductual, erick-
soniana, psicoanalítica, etcétera. (Rhue et al., 1993), para
producir algún cambio terapéutico, ya que por sí sola la
hipnosis lo único que puede producir es un poco de rela-
jación (pp. 25-26).

Lo anterior ilustra perfectamente (de acuerdo con el principio


fundamental de la terapia ericksoniana en relación a diseñar
“un traje a la medida”), la consideración de la hipnoterapia
como un proceso en el que se interviene implicando técnicas o
estrategias provenientes de diversos modelos teóricos, estrate-
gias que se amalgaman bajo la apropiada dirección de un tera-
peuta competente que posee dominio de la información perti-
nente y que concatena elementos de diferentes aproximaciones
teoréticas para producir una intervención exitosa. Este proceso
implica entonces la aplicación de un enfoque integrador en
psicoterapia.
Ahora bien, de acuerdo con Fernández-Álvarez y Opazo
(2004):

El terapeuta que elige trabajar con un modelo de integra-


ción suele adoptar una serie de posicionamientos caracte-
rísticos. En lo teórico, deberá estar dispuesto a operar con
una concepción explicativa amplia del funcionamiento
psicológico. No solamente deberá considerar varios pun-
tos de vista simultáneos en la terapia y tener en cuenta ni-
veles múltiples de intervención, sino que el enfoque que
utilice tendrá que admitir su revisión de manera perma-
nente (p. 17).

La hipnosis clínica parece cumplir bien con estas directrices; el


terapeuta que utiliza esta herramienta no parece reducirse a un
estereotipado conjunto de conceptos que aplica como receta

26
única , sino más bien se ha de definir como un terapeuta que se
ajusta a un modelo de intervención con postura integradora,
con apertura al conocimiento y aprovechando la aplicación de
variadas estrategias que le permiten mejorar su fórmula de in-
tervención, al tiempo que investiga acerca de los procesos que
aplica, siempre privilegiando al paciente, colocándole por en-
cima de cualquier enfoque reducido y limitante por tanto.
El hipnoterapeuta ha de mantenerse muy consciente de los
fenómenos que ocurren durante el proceso terapéutico, mane-
jando un alto nivel de alerta cognitiva y de sensibilidad para
descubrir la fenomenología que aparece en el momento, y lue-
go echar mano de su alforja de recursos diversos y realizar una
intervención sensible e inteligente, centrada en soluciones y
centrada en la persona.
Es posible que existan aún terapeutas que consideran estar
aplicando un enfoque único de intervención, manteniendo la
creencia de que están abordando la necesidad del paciente des-
de un también único paquete de recursos técnicos propios de
un enfoque particular (gestáltico, por ejemplo), sin considerar
que, de hecho, no parece haber manera de que se utilice un
recurso único, sino que, en realidad es posible utilizar recursos
varios que bien se corresponden con técnicas que tienen distin-
ta procedencia (Fernández-Álvarez y Opazo, 2004).
La integración en psicoterapia se constituye entonces en una
visión terapéutica más amplia que considera al paciente a través
de un manejo verdaderamente respetuoso poniendo a su dispo-
sición una intervención que no se apega a esquemas rígidos y
que en su flexibilidad permite que la relación de ayuda fluya y
se desarrolle, produciendo una atmósfera de confianza, seguri-
dad y expectativa de resultado, que retroalimenta el quehacer
terapéutico, permitiendo que surjan manejos creativos que be-
nefician directamente al paciente.

27
En el caso de la hipnoterapia con enfoque ericksoniano, ésta
implica la utilización de diversas estrategias provenientes de
también diversos modelos teóricos, a saber: los principios fun-
damentales de la terapia ericksoniana, principios de terapia
breve y terapia familiar breve sistémica, terapia gestalt, terapia
cognitiva y conductual, terapia psicoanalítica, entre otros. Pre-
tende ser una intervención breve, basada o centrada en solucio-
nes, centrada en la persona; muestra elementos o aspectos de
las teorías del aprendizaje social, de la terapia racional emotiva,
terapia de realidad, terapia cognitiva de Beck, entre otras mu-
chas estrategias implicadas, lo que bien la puede definir como
una forma de psicoterapia integradora.
Se considera entonces que la evolución del pensamiento en
psicoterapia se asocia a la génesis de modelos que se superpo-
nen unos a otros, proponiendo nuevos conceptos que expliquen
el comportamiento del ser humano, entendido integralmente, y
diseñando nuevas estrategias o aplicaciones terapéuticas, gene-
rando así una nueva concepción de “terapeutas sastre”, que
diseñan trajes a la medida para elaborar soluciones a los con-
flictos que vivencian las personas.

Algunas bases neurobiológicas

En concordancia con los puntos anteriores, conviene revisar


algunas explicaciones que ofrecen las neurociencias en relación
a describir los fenómenos que ocurren durante el trance en
hipnoterapia. ¿Qué es lo que ocurre durante un momento de
trance? ¿Qué es lo que ocurre en el cerebro durante este esta-
do? Dispenza (2012) nos ofrece una descripción de los estados
de ondas cerebrales que ocurren en una persona adulta, a sa-
ber:

28
 Ondas beta. Están implicadas en el estado habitual de vigilia,
como cuando leemos un libro. La neocorteza está procesan-
do información que llega a través de los sentidos y esta in-
formación es procesada para crear un significado entre el
mundo exterior y el mundo interior. Se da un percatamiento
consciente de nociones de peso, sonidos, y de lo que vemos,
por ejemplo.
 Ondas alfa. Se producen al cerrar los ojos, dejando el ochen-
ta por ciento de información fuera de conciencia, y la aten-
ción se centra en el interior. El sistema nervioso tiene ahora
menos información qué procesar. Las ondas cerebrales se
tornan entonces más lentas propiciando un estado de rela-
jamiento, Como hay menos información por analizar, la per-
sona se centra más en su mundo interior y reduce su análisis
de cosas o situaciones. En la vida diaria las ondas cerebrales
pueden pasar fácilmente de un estado beta a un estado alfa,
con tan sólo centrar un foco de atención en algo que des-
pierta el interés, dejando marginado todo lo demás que ocu-
rre fuera, mientras que se graba en la memoria la informa-
ción que se atiende selectivamente y que se desea aprender.
 Ondas zeta. Surgen en el llamado estado crepuscular o en el
estado de lucidez en el que nos encontramos medio dormidos
o medio despiertos. En este estado se dan, los episodios de
mayor y mejor creatividad, recuerdo de información, el
momento en que se producen las mejores ideas y los mejores
análisis de situaciones.
 Ondas delta. Se producen en un estado de sueño profundo,
con muy poca actividad consciente.
 Ondas gama. Son las ondas de frecuencia más rápida. Se
asocian con estados mentales elevados como la felicidad, la
compasión, una mayor atención, mejor recuerdo y se asocian
con lo que se llamaría experiencias trascendentales que ocu-
rren en la vida (Dispenza, 2012, pp. 217-218).

29
Según Dispenza (2012), el estado en el que se producen las on-
das zeta “es el estado en el que el hipnoterapeuta puede acce-
der al subconsciente”, y añade: “en zeta es cuando más pro-
gramables somos porque no hay ningún velo entre la mente
consciente y la subconsciente”. Además, este neurocientífico
señala que las ondas gama están presentes cuando ha ocurrido
un cambio en la conciencia y se experimentan sentimientos de
bienestar y felicidad.

Una explicación de la intervención mediante hipnosis clínica

Las respuestas ante una situación de emergencia generan un


aumento de actividad eléctrica del cerebro; se trata de generar
pensamientos para la supervivencia y, ante ello, se da una esti-
mulación fisiológica que produce asimismo un cambio en los
estados psicológicos alterándose así nuestras emociones, nues-
tras actitudes y nuestra conducta. Al disponer un foco de aten-
ción selectiva ante los eventos que percibimos amenazantes o
estresantes del exterior, se producen ondas beta altas o de alto
rango que nos ayudan a manejar la crisis. Sin embargo, si nos
mantenemos en ese estado de emergencia o de alerta por algún
tiempo prolongado —lo que es el común denominador de la
población en general— caemos en un estado de alteración e
inestabilidad que excede los límites saludables. Tal estado pro-
voca consecuencias que llegan a manifestarse como signos agu-
dos o crónicos de ansiedad, preocupación, ira, frustración, su-
frimiento, miedo, hasta el insomnio, fatiga crónica, depresión,
obsesiones y compulsiones, entre otras alteraciones importantes
(Dispenza, 2011).
De acuerdo con lo anterior, interesa que, como psicotera-
peutas y, específicamente como hipnoterapeutas, podamos des-
cribir los fenómenos que ocurren durante la experiencia de

30
trance hipnótico y durante la hipnoterapia en sí, de manera que
podamos explicar los cambios de percepción que ocurren una
vez que se ha aplicado una intervención sistemática a través de
la hipnosis clínica.
Realizar una intervención mediante hipnosis clínica inicia
con una inducción al trance; durante este proceso la persona es
precisamente inducida a experimentar un estado de relaja-
miento cada vez mayor, durante el cual se produce un estado
alterado de consciencia que facilita una reducción de su perca-
tamiento consciente, permaneciendo, no obstante, totalmente
lúcida, y muy lejos de considerarse en un sueño profundo; antes
bien, la persona es introducida en un estado de relajamiento
profundo.
El siguiente es un fragmento de una inducción al trance den-
tro de una intervención a través de la técnica de confusión se-
mántica, presentada por Téllez (2007), que ilustra la dirección
hacia un estado de relajamiento profundo:

Cierra tus ojos. Lo primero que vamos a hacer es un poco


de relajación, pues bien, quiero que escuches y pongas
mucha atención a lo que voy a hablar. Quiero que puedas
concentrarte en tu respiración por un momento, cómo el
aire entra y sale de tu cuerpo, cómo entra fresco y sale ti-
bio y así puedes relajarte más.
Y con cada respiración puedes permitir que esa relaja-
ción se extienda por tu cuerpo y todos los sonidos puedas
incorporarlos (ejemplos) y relajarte más, y permitir que
esos sonidos te relajen más; en cada respiración una rela-
jación.
Y no es necesario que te relajes tan profundamente,
puedes relajarte un poco o puedes relajarte a un nivel
moderado, o puedes relajarte semiprofunda o incluso
profundamente, pero no tan profundamente, sino sólo lo

31
profundo que tu mente inconsciente necesite (se repite),
pero no más, profundamente más, que eso (Téllez, 2007).

Como se hace notar, en ningún momento el terapeuta sugiere


al paciente que duerma, sino que dirige el proceso de inducción
hacia el trance y a un estado cada vez más profundo de relaja-
miento mientras el paciente sólo ha recibido la instrucción de
cerrar los ojos y mantener precisamente el seguimiento instruc-
cional.
Tal estado de trance se produce, en concordancia con lo
expuesto en el punto anterior, por un cambio de ondas cerebra-
les beta, altas o medias, hacia un estado de mucho mayor rela-
jamiento producido por ondas alfa o zeta con el que se prepara,
por tanto, la entrada al mundo subconsciente de la persona.
Como se hace evidente en el ejemplo anterior, en la mayoría de
las inducciones se utiliza el producir un foco concentrado de
atención en el cuerpo y en las sensaciones corporales.
Se trata así de colocar a la persona en un estado sensorial tal,
que produzca que ésta piense menos, reduzca su análisis, vaya
menos al recuerdo de su “traficosa” y complicada vida cotidia-
na, genere apertura y se abra a la experiencia creativa. En ese
momento las ondas cerebrales se convierten en calidad alfa,
favoreciéndose entonces una excelente apertura para aprender
y aceptar sugestiones que el hipnoterapeuta “sembrará” de
acuerdo a las necesidades que ha identificado previamente. De
este modo, las ondas cerebrales se coordinan para que se pro-
duzca un fenómeno nuevo: partes del cerebro antes incomuni-
cadas, se comunican ahora, en ese preciso momento (Dispenza,
2012). Así, a medida que progresa el estado de trance y se
avanza hacia un estado de profunda relajación, se va preparan-
do el terreno para la intervención nodal.
El paciente, una persona presa de connatos de ansiedad,
deprimida, iracunda, impulsiva o triste, con profundos senti-

32
mientos de pérdida, excesivamente consciente de sus limitacio-
nes y de su enorme dificultad para encontrar solución a sus
conflictos, sumergido en la funcionalidad que le determina su
movimiento cerebral de ondas beta altas, no logra en este esta-
do aprender de su propia experiencia. Aun cuando la persona
ha intentado fórmulas de solución y ha sido muy consciente de
su necesidad de cambio, lo cierto es que la mayor parte de la
información que incorpora a su sistema nervioso proviene de la
emoción que experimenta, lo que le mantiene precisamente en
el centro de un circuito reverberante de emociones que no pro-
duce otra cosa que incrementar la función de las ondas cerebra-
les beta altas, interpretando el cerebro un estado de emergencia
desde el que sólo interesa lograr la supervivencia. En medio de
este estado no es posible aprender en forma alguna.
El terapeuta bien capacitado clínicamente, buscará entonces
que el paciente profundice en su estado de relajamiento, como
se señala anteriormente, debilitando así la dispersión provoca-
da por la circunstancia generadora de ondas beta, y buscará
alejar el pensamiento del paciente de su mundo exterior para
generar un foco concentrado de atención en relación a su mun-
do interior, en sus metas y aspiraciones de bienestar, una vez
que se ha producido un estado generador de ondas alfa, indu-
ciendo que los patrones de ondas de su cerebro sean más cohe-
rentes y ocurra o se dé un mejor procesamiento de la informa-
ción.
Es a partir de este momento del proceso de intervención
hipnoterapéutica donde el terapeuta utilizará sus mejores he-
rramientas, con la apertura al mundo del inconsciente, para
sugerir el cambio de percepciones y de punto de vista del pa-
ciente. Aquí, el lóbulo frontal entra en acción, favoreciéndose la
entrada a un patrón de ondas cerebrales de calidad zeta, que
producirá una exaltación de la creatividad, accediendo a lo más
profundo del inconsciente, siendo ese momento el idóneo para

33
el cambio de asociaciones negativas a positivas. Es aquí cuando
“el cuerpo es todo mente” y el paciente puede cambiar pro-
gramaciones subconscientes inadecuadas por adecuadas, por
posibilidades, alejándole de la consideración de las limitaciones
previamente experimentadas.
Una vez que se ha llegado a esta etapa de la intervención y
que se han utilizado estrategias diversas y sugestiones podero-
sas, el hipnoterapeuta permitirá que el paciente prolongue un
poco más su estado de ondas zeta, preparándolo entonces para
la salida del proceso, propiciando el mantenimiento del estado
de relajamiento y de beneficio terapéutico, asegurando que la
intervención desde esa sesión mantenga activo el beneficio in-
tegral alcanzado, favoreciendo que el paciente confíe en el po-
der de su mente subconsciente, situación que éste alcanza, con-
firmando el grado de bienestar que logra tras la experiencia
terapéutica experimentada, regresando al estado de alerta con
menos presencia de ondas beta y más del tipo alfa, con apertura
hacia las nuevas experiencias de cambio y con sugerencias para
procurar estados de funcionalidad de ondas zeta:

Y hoy en la noche, cuando vayas a dormir y vengan las


palabras por sí solas, tu mente inconsciente trabajará por
sí misma y podrás resolver algunas cosas utilizando el po-
tencial que tú tienes y que no sabes que tienes pero está
ahí, y lo más maravilloso de todo es que no tienes que
darte cuenta de lo que trabaja tu mente inconsciente, y no
tienes que darte cuenta, hasta que alguien se dé cuenta,
que no te has dado cuenta que algo ha empezado a cam-
biar, ahora puedes tomarte todo el tiempo que necesites
para poder estar atento, consciente y despierto (cierre de
la aplicación de la técnica de confusión semántica; Téllez,
2007).

34
Consideraciones en torno a la relación terapeuta-paciente

La relación terapéutica ha sido resaltada por diferentes teóri-


cos, acentuando la enorme importancia que entraña el encuen-
tro de dos personas. Mahoney (2005), señala que “la psicotera-
pia profesional implica una forma especial de relación humana”
y describe una manera de entender este encuentro:

a) La relación terapéutica en un vínculo humano co-creado


entre una persona que solicita la ayuda (paciente) y una per-
sona que se ofrece a ayudar (terapeuta).
b) Implica un estilo de colaboración no autoritario. Aquí, pa-
ciente y terapeuta, trabajan en conjunto compartiendo res-
ponsabilidades en el proceso y en resultado.
c) Implica que el terapeuta muestre compasión, cuidado y em-
patía, elementos sumamente determinantes para el logro de
calidad en una relación de ayuda.
d) El paciente logra abrirse a su propia experiencia si la rela-
ción terapéutica proporciona una base segura que garantice
un contexto seguro y confidencial.
e) El paciente es considerado como el principal agente de cam-
bio.
f) El terapeuta ha de ofrecer un desarrollo personal continuo,
dado que el trabajo terapéutico requiere de genuina autenti-
cidad, tolerancia a la ambigüedad, paciencia, capacidad para
dar consuelo emocional y confianza absoluta en las posibili-
dades de desarrollo humano. De este modo, la persona y las
características personales del terapeuta son elementos cru-
ciales en el éxito de la relación terapéutica.
g) Concentrarse en los puntos fuertes del paciente, sus recursos
y capacidades, es fundamental.

35
h) El terapeuta ha de constituirse en una fuente consistente y
favorable de afirmación, estímulo y esperanza.

Ahora bien, de acuerdo con Rosen (2011), “la eficacia de cual-


quier psicoterapia se funda en la capacidad de la persona para
cambiar, en gran medida como consecuencia de un encuentro
con otra u otras personas”. Es precisamente en este campo rela-
cional (como lo llamara Milton Erickson), en donde ocurren los
fenómenos más extraordinarios de los cambios de percepción.
La relación terapeuta-paciente crea un cierto campo cuánti-
co donde se gestan múltiples y variadas posibilidades de mirar
una situación, un evento, una circunstancia o una llamada difi-
cultad como algo transitorio y hasta necesario, asumiéndose
que tal circunstancia se constituye en una valiosa plataforma
desde donde se da el impulso hacia un futuro esperanzador,
transformando las experiencias de dificultad en factores resi-
lientes y en posibilidades.
Conviene entonces mirar, primordialmente, la manera en
que los terapeutas se dirigen a las personas consultantes, reco-
nociendo que cada oportunidad de contacto crea una inestima-
ble atmósfera de cercanía, escucha, entendimiento y validación
de la experiencia de cada persona, espolvoreándola de huma-
nismo, empatía y aceptación incondicional, entre muchos otros
de los llamados factores terapéuticos que grandes psicoterapeu-
tas como Irving Yalom nos han heredado como elementos ín-
timamente implicados en una relación de ayuda.
Así entonces, ninguna pretensión de ayuda ha de ignorar el
enorme respeto que está implicado en la tarea terapéutica, ta-
rea en la que más allá de la técnica a aplicar o del compromiso
implicado, representa un encuentro sensible con “otro yo”, el
otro, el que completa al terapeuta en su propia necesidad de
integrarse a la experiencia de guiar o dirigir un proceso de
ayuda en el que, al mismo tiempo que apoya, supera con su

36
análisis sus propias barreras limitantes y se aventura a mirar
más allá, a llevarse más allá, donde se encuentran las áreas se-
guras a las que ha de llevar a la persona, al tiempo que ratifica
su propio autoconcepto profesional y personal.
En este mismo tenor, Yalom (2002) considera respecto del
terapeuta y del paciente que “estamos juntos en esto y no hay
terapeuta ni persona inmune a las tragedias inherentes de la
existencia”. Añade: “todos —y eso incluye tanto al terapeuta
como a los pacientes— están destinados a experimentar todas
las alegrías de la vida, como su inevitable oscuridad: desilusio-
nes, envejecimiento, enfermedad, aislamiento, pérdida, falta de
sentido, elecciones dolorosas y muerte” (p. 26).
Es así como cobra especial importancia el papel del terapeu-
ta como un agente altamente responsable de la historia que
cada persona trae a la oficina de consulta, desvelando ese rol
esencial o determinante para influir en la elaboración de cam-
bios en los patrones de pensar, de sentir y de actuar que orien-
ten cursos de crecimiento en las personas, alejándoles de las
barreras obstaculizadoras que sabotean su salud mental y/o físi-
ca y que impiden su crecimiento, sanidad y plenitud.

Responsabilidad y ética

O’Hanlon (2001) señala que uno de los problemas más impor-


tantes en el campo de la psicoterapia tiene relación con la difi-
cultad para definir y medir los resultados, considerando que
este aspecto es relevante en cuanto a lo que concierne al rendi-
miento y responsabilidad en esta área. Propone así cuatro facto-
res que es necesario revisar y que pueden indicar los resultados
y niveles de satisfacción que ofrece un psicoterapeuta, amén de
facilitar la mejora constante de la calidad y eficacia de los servi-
cios clínicos individuales e institucionales: a) la resolución del

37
problema planteado, b) el grado de satisfacción del cliente, c) la
duración del tratamiento hasta llegar a la resolución y desapari-
ción del problema, y d) la relación entre los honorarios factura-
dos y los honorarios percibidos (O’Hanlon, 2002, p. 43).
Tal necesidad obliga a ajustar los alcances de nuestra oferta
profesional, formalizando el manejo metodológico a utilizar
ante cada caso, documentando las sesiones y estructurando el
proceso terapéutico desde la primera consulta para formular los
objetivos y las metas terapéuticas, evitando así una suerte de
desorden profesional. Asimismo, es de toda responsabilidad
profesional apegarse a las reglas y principios que fundamentan
el uso de cualquier abordaje clínico, conocer sus fuentes epis-
temológicas y explicar y describir los fenómenos que se produ-
cen u ocurren en cada sesión terapéutica. Cada sesión es un
laboratorio donde se producen experiencias diversas que el
psicoterapeuta ha de saber comprender y manejar en beneficio
de los pacientes, evitando dirigir procesos que no domina. El
psicoterapeuta no ha de conducir a las personas a experiencias
donde él mismo como terapeuta nunca haya ido, o donde no
posea competencias para dirigir, evitando así dispersiones, va-
guedad o cualquier tipo de negligencia.
O’Hanlon y Weiner-Davis aportan lo siguiente al respecto:
“Si el terapeuta permanece en el camino de las soluciones, todo
va bien. Sin embargo, si se desvía de la carretera principal, la
terapia puede dar un giro poco provechoso, quedar atascada en
la ciénaga de la patología, o entrar en callejones sin salida, sin
soluciones a la vista” (p. 178).
Ello involucraría, sin duda, un manejo terapéutico hasta cier-
to punto irrespetuoso, que afecta la confianza y la dignidad de
la persona del paciente quien, en muchos casos continúa depo-
sitando su confianza en la dirección que el terapeuta le ha seña-
lado. Es importante entonces realizar una observación discipli-
nada desde el primer contacto con el paciente, desenredar la

38
maraña que parece traer a cuestas, observar cuidadosamente las
piezas de ese rompecabezas y acomodarlas. De otra manera, el
terapeuta no sabrá qué buscar ni mucho menos qué hacer (de
Shazer, 1998).
Ahora bien, resulta por demás relevante considerar con toda
sensibilidad profesional los avatares que cursa una persona an-
tes de decidirse a pensar en solicitar ayuda psicológica y, por
supuesto, antes de llegar, de facto, a sentarse en el consultorio
frente a un terapeuta al que ha de mostrarle su historia y su
vida. Factores como el costo de las sesiones, traslado hasta la
ubicación del consultorio, dudas y temores, son aspectos que
una persona ha de necesitar vencer para llegar a instalarse co-
mo un paciente, ante nosotros como terapeutas. Considerar
estas variables, desde el momento mismo de aceptar su solicitud
de apoyo, es mirar con todo respeto al paciente, legitimando su
necesidad y comprendiendo la circunstancia que lo trae al fin a
este momento en el que se presenta ante un terapeuta al que le
concede confianza profesional. Por parte del terapeuta, implica
actuar con un sentido de responsabilidad profesional que le
coloque como un agente humanista, comprometido y con un
espíritu de apertura e igualdad.
El terapeuta ha de recordar continuamente que no es una
teoría la que guía el proceder terapéutico, sino que es precisa-
mente la relación terapéutica que se da dentro de cada sesión,
la que genera las pautas que guían todo el proceso. Asimismo,
ha de tener en cuenta que la tarea fundamental radica en cola-
borar para que desaparezcan síntomas y haya alivio del dolor,
entendido en el amplio sentido del término, favoreciendo con
ello el crecimiento y desarrollo personal, comprendiendo que
en la medida que fortalece personas fortalece comunidades. En
ello reside la responsabilidad del psicoterapeuta como agente
de cambio social.

39
Por otro lado, es de toda responsabilidad ética y profesional
el garantizar que los profesionales de la salud mental posean el
nivel necesario de competencias para el ejercicio clínico psico-
lógico en este caso. Dicho ejercicio requiere que los profesiona-
les demuestren haber adquirido las habilidades y capacidades
que hagan posible establecer una práctica acorde con la ética
(Fernández-Álvarez & Opazo, 2004).

Fernández-Álvarez y Opazo (2004) señalan a este respecto:

Si bien los principios éticos de la APA expresan una aspi-


ración (competencia, integridad, responsabilidad profe-
sional y científica, respeto por los derechos y la dignidad
de las personas, preocupación por el bienestar del otro y
responsabilidad social), el código de conducta contiene
estándares obligatorios que requieren acciones específicas
por parte del psicoterapeuta. Quizás el estándar más im-
portante sea el que se refiere a estructurar la relación pro-
fesional a través de su carácter confidencial y el consenti-
miento informado. La norma que prohíbe a los psicotera-
peutas establecer una relación sexual íntima con los pa-
cientes, señala la importancia de las limitaciones impues-
tas al profesional y la de su capacidad de establecer un
marco de trabajo profesional (American Psychological As-
sociation, 1992).

En el caso particular de la hipnoterapia es necesario observar


los lineamientos anteriores con sumo apego al rigor ético, dado
que la situación terapéutica generada mediante esta aplicación
determina que el paciente (del latín patients: el que sufre o so-
porta) se coloque en una posición aparentemente vulnerable
(casi siempre la indicación sugiere “cierra tus ojos”), en la que
parece quedar a merced de la voluntad del psicoterapeuta a

40
cargo. Adicionalmente, conocemos que el uso de esta herra-
mienta ha sido presentada en el ámbito teatral y cinematográfi-
co con un cariz de manipulación y de control para la consecu-
ción de fines alevosos; tal situación prevaleciente hasta la fecha,
crea suspicacias, desconfianza y temores que pueden desembo-
car en serios cuestionamientos ante una práctica clínica me-
diante hipnoterapia que no se apegue a los estándares éticos y
de responsabilidad.
En el ejercicio de la psicoterapia, en particular con el uso de
la hipnoterapia, en cierto modo actuamos como “franquiciata-
rios”, en el sentido de que aquello que hacemos con buen o
inadecuado proceder afecta a todo el conjunto de profesionales
que se dedican a ofrecer servicios clínicos, demeritando la pro-
fesión y desalentando a las personas a aproximarse a oportuni-
dades para retirar obstáculos a su desarrollo y crecimiento per-
sonal, o bien, exaltando y multiplicando la oportunidad de esta
aproximación.
Por último, es menester considerar dentro del terreno ético,
el desarrollo de las competencias multiculturales en los profe-
sionales de la salud mental, como parte de la formación, inclu-
yendo estándares de acreditación que enfaticen la mejor com-
prensión de las diferencias culturales e individuales y diversi-
dad, y su importancia a la hora de conducir procesos terapéuti-
cos. De acuerdo con Sue, Arredondo y McDavis (citados en Fer-
nández-Álvarez y Opazo, 2004), un adecuado entrenamiento en
competencias multiculturales se ha de “enfocar en tres planos:
conciencia de sí (especialmente del propio privilegio), conoci-
miento (del otro que es diferente a uno mismo) y habilidades
relevantes”.
Esto implica que el terapeuta multicultural competente ten-
ga muy en cuenta sus propios supuestos sobre la conducta hu-
mana, sus propios prejuicios, limitaciones personales, etcétera,
y cobre clara conciencia de cómo estas características pueden

41
afectar su proceder y afectar el trabajo profesional. Citando a
Hansen, Pepitone-Arreola-Rockwell y Greene, Fernández-
Álvarez y Opazo (2004) añaden:

En lo que se refiere al conocimiento, conciben su práctica


como una profesión histórica y culturalmente determina-
da, son conscientes de la determinación cultural de las ca-
tegorías de diagnóstico y se esfuerzan por comprender la
cosmovisión de sus pacientes procedentes de culturas di-
ferentes sin aplicar juicios negativos. Por último, desarro-
llan habilidades y prácticas relevantes que les permitan
sintonizar culturalmente y trabajar de manera eficiente
con individuos, grupos y comunidades de diversas cultu-
ras.

Cobra especial importancia el desarrollo de dichas competen-


cias en el ámbito de la hipnoterapia; los guiones, por ejemplo, y
el lenguaje que implican, han de reflejar tal sensibilidad cultu-
ral, ajustando las narrativas para que empaten con las caracte-
rísticas culturales diversas de los pacientes en cuanto a creen-
cias, valores, raza, clase social, herencia cultural, orientación
sexual, prejuicios, etcétera, reflejando así la ética y carácter de
un terapeuta integrador, colaborativo, humanista y ampliamen-
te competente para comprender cabalmente lo que bien señala
Irving Yalom: “el terapeuta tiene muchos pacientes, pero el
paciente sólo tiene un terapeuta”.

Referencias

Carr, A. (2007). Psicología positiva. La ciencia de la felicidad. España: Paidós.


De Shazer, S. (1998). Claves en psicoterapia breve. Una teoría de la solución. España: Gedisa.
Dispenza, J. (2012). Deja de ser tú. La mente crea la realidad. España: Urano.

42
Fernández-Álvarez, H. & Opazo, R. (2004). La Integración en Psicoterapia. Barcelona:
Paidós Ibérica.
García, F. (2004). Y es gracias a la noche que el día se significa. El proceso Figura-Fondo en
Psicoterapia Gestalt. México: Centro de Entrenamiento Gestalt Fritz Perls.
Mahoney, M. (2005). Psicoterapia Constructiva. Una guía práctica. Madrid: Paidós.
O’Hanlon, B. (2001). Desarrollar posibilidades. Un itinerario por la obra de uno de los funda-
dores de la terapia breve. Barcelona: Paidós.
O’Hanlon, W & Weiner-Davis, M. (2011). En busca de Soluciones. Un nuevo enfoque en
psicoterapia. Barcelona: Paidós.
Rosen, Sídney. (1987). Mi voz irá contigo. Los cuentos didácticos de Milton H. Erickson.
México: Paidós.
Sánchez, D. (2000). Terapia familiar: modelos y técnicas. México: Manual Moderno.
Téllez, A. (2007). Hipnosis clínica. Un enfoque Ericksoniano. México: Trillas.
Yalom, I. (Eds.). (2006). El don de la terapia. Buenos Aires: Emecé Editores.

43
44
Capítulo II
Neuro-Biología de la Relación
Terapéutica
Ricardo Figueroa Quiroga 2

A los Neurólogos y Psiquiatras se les olvida que, dentro del cráneo, además de un cerebro existe
una mente. Y a los Psicólogos se les olvida que, dentro del cráneo, además de una mente existe un
cerebro.
—Dr. Alfredo Cornejo Aguilar

E
ntre las memorias que conservo de mi ingreso a la
Escuela de Psicología, en particular durante el primer
semestre, se encuentra la pregunta que hacían los
maestros con mucha frecuencia: “¿Por qué decidiste
estudiar Psicología?”. La respuesta ingenua-verdadera solía ser
“para ayudar a los demás” o “me gusta ayudar a los demás”.
Ciertamente, en ese momento ninguno conocíamos realmente
lo que implica “ayudar a los demás en la psicoterapia”; esto nos
colocaba en la silla de los sospechosos semi-mesiánicos, ególa-
tras con complejo de omnipotencia. En aquellos días todavía no
se conocía el trabajo de la madre Teresa de Calcuta; de haber
sido así indudablemente nos habrían sugerido que ingresára-
mos en su Orden para que realmente ayudáramos a alguien.
Con un maestro medio hippie que teníamos me atreví a con-
fesar: “Quiero vivir de esta profesión, ya que para mí es muy
interesante”; eso me ganó la buena voluntad del maestro, ya
que él vivía de eso, no de dar clases, y me puso en la lista negra
de algunas de mis compañeras, quienes consideraron mi interés

2
Director del Instituto Milton H. Erickson de Guadalajara y Presidente del Consejo
Mexicano de Hipnosis Clínica. Correo electrónico: [email protected]

45
como egoísta y mercenario; alguna llegó incluso a sugerirme
que mejor me fuera a estudiar Administración o Relaciones
Industriales.
Considerando estas respuestas desde la perspectiva evolu-
cionista, las así llamadas profesiones de ayuda, como las del
campo médico y psicológico, simplemente no hacen sentido.
Darwin define que la regla básica de la vida es “la supervivencia
del más apto”; desde esta perspectiva, el ayudar a los menos
aptos, o sea, los enfermos, sin importar que el padecimiento
esté en el área “física o mental”3 (¡Sí, ya sé!, Descartes se equi-
vocó) no es conducente a la supervivencia del más apto.
Es interesante señalar que en los primates o en los mamífe-
ros hay una conducta muy común que es el auto cuidado o el
auto acicalamiento, que es el cuidado de la superficie corporal.
Cualquiera que haya tenido una mascota, ya sea un gato o un
perro, puede recordar que gran parte del tiempo, el perro o el
gato, sobre todo al despertar, por ejemplo, se lame las patitas;
se lame la patita y con esta se limpia la cara; esas son conductas
de auto acicalamiento, que es el cuidado de la superficie corpo-
ral para mantenerla libre de basuras, piedras o bichos. Entre los
mamíferos, el acicalamiento de los demás es común, uno de los
más comunes es el cuidado de los recién nacidos. Cuando nace
un gatito o un perrito la madre se dedica a lamerlos y a limpiar-
los, se comen la placenta, ya que eso les va a permitir darles
mejor alimentación, pues esto les permite un mayor flujo de
leche materna. También estas conductas se ven en los primates
(Spruijt et al., 1992). En los monos, por ejemplo, en varias espe-

3 Aclararé este punto; ciertamente, la mente es una propiedad emergente del sistema
orgánico complejo que llamamos cerebro. ¡Sí!, el cerebro es físico y no existe separación
entre ambos elementos mencionados. Lo menciono así, ya que es de uso común asumir
que los psicoterapeutas se ocupan exclusivamente de la “psique” (lo que sea que es eso),
“entendiéndose” comúnmente que es diferente a lo que hace un médico, como curar
gripe o enfermedades “físicas”.

46
cies, el cuidado de otros es muy interesante. Se ponen a hacerle
a otro lo que nosotros llamaríamos “piojito”, que es buscar en-
tre la piel y sacar los parásitos que puedan estar en ella. Esta
conducta de limpiar a los demás es totalmente espontánea y,
ciertamente, tampoco tiene mucho valor de sobrevivencia, que
digamos, excepto que eso ayuda a unir más las relaciones socia-
les del grupo de primates. Hay una conducta interesante:
Cuando un primate macho se pelea con el macho alfa y el ma-
cho alfa le gana y se queda acá todo lastimado, lamiéndose las
heridas, una conducta muy común es que llega otro mono, le
pasa el brazo por el hombro al mono perdedor y lo consuela
(de Waal, 1979). Es una conducta de consolación, como decirle
“Ay, no te apures hombre (¿mono?), en un par de años tú le vas
a ganar”, que sería el equivalente entre los humanos.

El cuidado de los enfermos

En el cuidado de los enfermos hemos encontrado evidencia que


esto ha ocurrido desde hace muchos años. Hay una calavera sin
dientes que fue encontrada en Dmanisi, en Eurasia, en la Re-
pública de Georgia, (Lordkipanidze et al., 2005) y que pertene-
ce a un Homo Erectus que vivió hace más o menos 1.7 millones
de años y que perdió todos sus dientes, excepto el canino iz-
quierdo. De acuerdo con el patrón de cicatrización, esto ocurrió
varios años antes de su muerte. Lo interesante es preguntarnos:
si ya no tenía dentadura y la comida de opción era la carne, la
proteína, cómo es que no murió. Algo deben haber hecho sus
compañeros para ayudarlo a que siguiera vivo. Otro elemento
arqueológico también encontrado es que, entre los Neandert-
hal, hay una señal de compasión básica de hace más o menos 60
mil años; en el sitio arqueológico de La Chapelle AuxSaints y
Shanidar (Klein, 1989) se encontró un esqueleto con lesiones

47
incapacitantes de nacimiento. Su brazo derecho era inútil y hay
señales de que fue amputado arriba del codo; también presenta
cicatrices óseas que indican que era ciego del ojo izquierdo.
Aparentemente fue cuidado por sus compañeros hasta su muer-
te, más o menos a los 40 años de edad que, para los Neandert-
hal, era una edad muy avanzada. Esto nos indica que, aunque
estaba incapacitado de nacimiento, fue cuidado por los miem-
bros del grupo y sobrevivió. Es decir, que lo alimentaron, lo
cuidaron, lo llevaban con ellos, etcétera.
Así, esto nos lleva a la evidencia de que el cuidado social es
algo que ha evolucionado junto con la especie y que, por tanto,
lo tenemos codificado genéticamente. Hay un elemento intere-
sante que relaciona estadísticamente el cuidado social con el
volumen relativo del neocortex, ya que el volumen del neocor-
tex en los primates se correlaciona muy alto con varios índices
conductuales de complejidad social de vivir en grupo (Dunbar,
1998). Ciertamente, las relaciones sociales cercanas son muy
demandantes cognitivamente, no solo actualmente, desde
siempre, desde que ya vivíamos en grupos muy amplios, más de
120 personas en el grupo, esto implicaba que el neocortex tenía
que estar bien desarrollado para poder manejar estas relaciones
sociales/cognitivas.

El chamán

Podemos suponer que estos actos altruistas, al inicio de la evo-


lución humana, fueron desempeñados por diferentes miembros
del grupo. Tenemos muchas evidencias que a lo largo de la
evolución de la especie humana apareció un individuo “espe-
cial”, quien asumió el rol exclusivo del cuidado de los enfermos.
Este individuo lo conocemos con el nombre de “Chamán”.

48
Hay evidencias arqueológicas que nos indican que la apari-
ción y práctica de los chamanes datan desde el Paleolítico… y
ciertamente hay evidencias en el Mesolítico y en el Neolítico.
Las prácticas de los chamanes son semejantes en todas las cul-
turas; o sea, es algo que está presente en todas las culturas y los
rituales tienden a ser muy parecidos (Eliade, 1964). Esto nos
indica que, en cierta forma, los chamanes, el chamanismo, es
una actividad que se hereda genéticamente por la especie, por-
que si solo hubiera chamanes en África o en América o en Eu-
ropa, obvio que no tendría nada que ver esto, sería específico,
sería un aspecto cultural. Sin embargo, está en todas las cultu-
ras; por ejemplo, en el antiguo Egipto, los doctores eran los
chamanes o podemos decir que los doctores eran una mezcla
muy interesante de magos y sacerdotes; y muchos procedimien-
tos que hemos encontrado en los textos de los egipcios son to-
talmente chamánicos. Hay un papiro muy famoso, que es el
Papiro de Ebers, en el cual hay una cita que dice: “La medicina
se beneficia con la magia, la magia se beneficia con la medici-
na”. Y la medicina en aquel tiempo no era exactamente lo más
avanzado que digamos.
Entre los procedimientos que se encuentran a través de las
culturas y la historia está la utilización de la música. Tanto el
escuchar música como el tocar música ha tenido y sigue tenien-
do un papel importante en tratar desórdenes de la mente y el
cuerpo. En Egipto, frescos del cuarto milenio a. C. presentan la
utilización de la música para incrementar la fertilidad en las
mujeres. En la foresta tropical del Perú, los chamanes utilizan
los cantos como herramienta principal para la sanación, los
Ashanti de Ghana acompañan las ceremonias de sanación con
música de tambores (Schlaug, 2008). Desde 1970 se ha utilizado
terapia de música y canto como parte de la rehabilitación de
pacientes que han perdido el uso del lenguaje por accidentes
vasculares. Les permite recuperar habilidades motoras y de

49
lenguaje. También se tiene evidencia de que activa la neuro-
plasticidad aumentando la conexión interneuronal, lo cual
compensa zonas cerebrales dañadas. Una característica que
tienen los chamanes, a lo largo de las culturas, es que pueden
comunicarse con el mundo de los espíritus. Es común que en
este mundo residan espíritus buenos y malos y, obviamente, las
enfermedades son atribuidas a los espíritus malos y la curación
o las cosas buenas a los espíritus buenos. Dentro de los proce-
dimientos chamánicos comunes se busca el desarrollar estados
de éxtasis y trance, los que malamente hemos llamado estados
alterados de conciencia, y digo malamente porque mucho
tiempo se le ha atribuido a la hipnosis el desarrollar estados
alterados de conciencia.
El chamanismo prehistórico presenta, a nivel real, —
quitemos la eficacia de los tratamientos— el primer ejemplo de
cuidado médico. También hay datos que nos indican que gran
parte del efecto de este tratamiento médico reside en el tipo de
relación que se establece entre el enfermo y el chamán. En esta
época, un elemento frecuente cuando alguien enferma y los
médicos no lo han podido ayudar, es que lo llevan a que vea al
chamán. Y es interesante la frase “ver al chamán”, no decimos
“a consultar al chamán”, es ir a ver, a estar en la presencia del
chamán. Cuando va a verlo y recibe un tratamiento por el cha-
mán —el que sea— obviamente el enfermo confía en el chamán
y cree firmemente que las habilidades terapéuticas del chamán
existen y que le va a servir; y así, en muchos lugares, cuando
hay alguna enfermedad o alguna molestia, ya sea psicológica,
espiritual o física, van con el chamán. Podemos decir algo que
hemos afirmado indebidamente, que una enfermedad mental
era considerada como un problema del espíritu o que algún
demonio se había metido en el enfermo. El único lugar docu-
mentado en el que se tiene una actitud diferente hacia los pro-
blemas mentales es en la isla de Bali. Los demonios entran en

50
los humanos y les crean padecimientos mentales; la gran dife-
rencia en la conducta a seguir es esperar a que el demonio se
salga y deje a la persona en paz. No es culpa de la persona que
un demonio haya decidido tomarlo de domicilio (Suryani y Jen-
sen, 1995). La epilepsia fue considerada mucho tiempo —entre
los griegos— como una enfermedad sagrada, lo cual es intere-
sante.
Los inicios de los procedimientos chamánicos indudable-
mente fueron de prueba y error. De ahí se desarrollaron trata-
mientos eficaces que se aplicaron de manera consistente y que
luego evolucionaron en procedimientos médicos. Por ejemplo,
el cuidado de una fractura de un hueso. El procedimiento nor-
mal, con el objetivo de proteger el hueso durante el proceso de
sanación, fue que se cubría la pierna o el brazo con barro o lodo
y se le ponía al sol para que secara, se endureciera y literalmen-
te teníamos una férula. Otro elemento chamánico que evolu-
cionó a la medicina es el desarrollo de la herbolaria, ya sea in-
gerida o aplicada en las heridas (Eliade, 1964). También se han
encontrado rastros de que, con la piel de los animales, se crea-
ron vendas y así se vendaban heridas con la piel de los anima-
les. Entonces, la medicina evolucionó a partir del chamanismo y
no tiene nada denigrante que haya evolucionado así; induda-
blemente, entre los chamanes actuales hay unos que son cha-
manes de a de veras y hay otros que son chamanes falsos, de
mentiras. Así como tenemos médicos de a de veras y médicos de
mentiras; por ejemplo, todos esos que se dedican dizque a ha-
cer cirugías estéticas sin tener estudios de medicina y que luego
matan a la gente porque le inyectan aceite de motor de auto o
algo así; pregúntenle a Alejandra Guzmán lo que le pasó con lo
que le inyectaron para que se viera más pomposa (no pomposa
en términos sociales, sino con los glúteos más desarrollados).
Con base en escritos que han sobrevivido hemos podido co-
nocer que, durante muchos siglos, la medicina progresó muy

51
poco. Entre las recetas más comunes que han sido heredadas y
que llegaron a ser registradas, por ejemplo, encontramos a la
aplicación de musgo de la calavera de una persona que hubiera
muerto de muerte violenta o carne de serpiente. Por supuesto,
mientras más venenosa, mejor. Ranas, lombrices, ojos de can-
grejo, pulmón de zorro; uno muy popular en todas las culturas
—en especial en las asiáticas— es el polvo de cuerno de unicor-
nio. Y se sigue vendiendo el polvo de cuerno de unicornio,
aunque no lo crean. La siguiente vez que vayan a Nueva York o
a Los Ángeles, vayan al barrio chino y entren a una tienda de
productos de herbolaria china, lo piden y les van a dar el polvo
de unicornio, bastante caro, por cierto. También se utilizaron
escorpiones y telarañas, lo cual tenía sentido, porque en algu-
nas telarañas podría haber un poco de hongos de penicilina; y
otros que eran muy comunes, vomitivos, la sangría, que era el
tratamiento de opción, ponerlos a sudar y, si no se les quería
cortar, entonces les ponían esos gusanitos chiquitos tan bonitos
llamados sanguijuelas, copas que se calentaban y se aplicaban a
la piel y entonces producían succión para sacar los malos hu-
mores, mandrágora, etc.
En el transcurso del tiempo, un grupo de chamanes evolu-
cionó, los chamanes evolucionaron a médicos, a terapeutas y
psicoterapeutas.

Evolución del chamán a médico y psicoterapeuta

Ciertamente, la transición del chamán a médico tomó muchos


cientos de años para desarrollarse, partiéndose en un principio
de la base espiritual como causa de una enfermedad y evolucio-
nando a la anatomía fisiológica de los enfermos. El cuidado
médico evolucionó del chamán que cuidaba el cuerpo y el espí-
ritu al médico que trata órganos y enfermedades específicas.

52
En la edad media, los reyes —quienes obviamente eran
nombrados directamente por Dios— tenían la obligación de
asistir, un día al año, a una misa solemne. Terminada esta sa-
lían a la escalinata de la catedral donde había sido la misa y, al
frente de la escalinata, se extendía una larga fila de súbditos,
todos con algún padecimiento físico (claro, aquellos con pade-
cimientos mentales eran quemados en la estaca porque ahí sí, la
brujería era evidente) (Tinterow, 1970).
El rey, a estos súbditos, uno a uno les imponía las manos en
la cabeza y los bendecía. Cuéntese que muchos de ellos se cura-
ban… Si tienes curiosidad —digo, morbosa, por supuesto—
puedes buscar en el libro de Sigmund Freud en “El tratado de
la histeria”; en ese libro, él describe cómo inició su técnica de
asociación libre, ahí, en la descripción de lo que hace es que se
ponía enfrente del paciente, les imponía las manos a los pacien-
tes y les daba lo que pudiéramos llamar una sugestión de tipo
hipnótico —de las que usamos actualmente— y él la usaba para
que asociaran libremente, que era lo que a él le interesaba, la
asociación libre; les imponía las manos como parte del proce-
dimiento. Más adelante dejó de hacer eso, pero al principio les
imponía las manos, lo cual dice mucho del querido maestro
Freud en el nivel en que él se colocaba.

El placebo

Actualmente existen muchos tratamientos médicos que se apli-


can sin un completo conocimiento de los mecanismos subyacen-
tes. Hay además una tendencia interesante en la cual no les
interesa encontrar todos los mecanismos subyacentes porque,
además, eso es algo muy complicado y muy difícil; lo que se
evalúa del procedimiento es la efectividad real. El enfoque
principal para las pruebas de medicamentos es la efectividad y

53
no el mecanismo bioquímico. En este sentido se aplica una me-
todología rigurosa para evaluar la eficacia de los medicamentos
en cuestión. Dentro de estos medicamentos, de estos tratamien-
tos médicos, uno que ha sido muy socorrido desde hace muchos
años es el placebo.
Definición general del placebo: (en grupos de experimenta-
ción) el efecto placebo se define como “cualquier mejoría que
pueda ocurrir en el grupo placebo sin considerar si es una re-
misión espontánea o un fenómeno psicológico”. Esa era la defi-
nición antigua; el grupo placebo se refiere al grupo al que se le
daba una sustancia inerte y a otro grupo, el grupo experimen-
tal, era al que se le daba el medicamento. La definición actual
de efecto placebo es: “Un cambio en el cuerpo —o en la unidad
cuerpo/mente— que ocurre como resultado del significado sim-
bólico que uno le atribuye a un evento o un objeto, en el medio
ambiente terapéutico” (Brody, 2000).
Un ejemplo de placebo. La tasa de respuestas del grupo pla-
cebo en pruebas de antidepresivos es muy alta. En 1989, Kirsch
y Sapirstein (1988), realizaron un meta-análisis en 19 pruebas
clínicas doble ciego con 2318 pacientes. Se encontró que el 75%
de la respuesta a la droga activa es atribuible al efecto placebo.
Así, el efecto farmacodinámico de la droga sería responsable
tan solo del 25% del efecto total del medicamento. Se concluye
que, en pruebas clínicas para depresión mayor, los efectos po-
drían considerarse de la manera siguiente: Un cuarto es debido
a la acción del medicamento activo; un cuarto a otros factores,
como remisión espontánea; y la mitad es el efecto placebo.
El efecto placebo nos conduce a algo que se llama “expecta-
tivas”. En pruebas con acupuntura, los investigadores encontra-
ron que los pacientes que tenían más expectativas hacia la acu-
puntura tuvieron mejorías clínicas mayores a las del grupo con
bajas expectativas, sin considerar si el grupo, al que se había

54
asignado el paciente, era de acupuntura real o de acupuntura
fingida.
La variable fue: si creían que tendrían mejoría con la acu-
puntura o no tendrían mejoría con la acupuntura.
Siguiendo con el tema de las expectativas, en estudios con
pacientes terminales (Benedetti, 2000, 2002) se utilizaron anal-
gésicos opioides para reducir el dolor y después se aplicó un
placebo. Cosa curiosa, se obtuvieron resultados diferentes con
Morfina y con Ketorolaco. Aquellos pacientes a los que se les
aplicó Morfina se les dijo: les vamos a poner Morfina. Les pu-
sieron Morfina y se les quitó el dolor. A los cinco días se les pu-
so el placebo —o sea, suero fisiológico— y los pacientes siguie-
ron sin dolor… A los cinco días de estarles aplicando suero fi-
siológico, se les aplicó Naloxona para revertir los efectos del
placebo (un químico que nulifica los efectos de los opioides) y,
como era de esperarse, volvió el dolor. Lo interesante del caso
es que ya tenían cinco días que solo se les aplicaba suero fisioló-
gico y no había posibilidad de que quedara Morfina en su sis-
tema. La explicación que se dio fue que los pacientes habían
generado endorfinas, que son los opioides naturales, por su-
puesto. Benedetti entonces decidió aplicar un medicamento
que quitara el dolor sin ser opioide, como el Ketorolaco; repitió
el procedimiento exactamente igual, aplicó el Ketorolaco, a los
pacientes se les quitó el dolor, a los cinco días aplicó suero fisio-
lógico, siguieron sin dolor y les inyectó Naloxona y, para sor-
presa de todos, resulta que siguieron los pacientes sin dolor, lo
cual quiere decir que no generaron endorfinas, como los que
habían recibido los opioides. Lo interesante de todo esto es que
pareciera ser que generaron algún neurotransmisor o alguna
sustancia semejante al Ketorolaco, que era lo que les habían
aplicado.
Entonces quiere decir, en otra forma más terrible, que pare-
ciera que, dentro de nosotros, tenemos nuestra fábrica de gené-

55
ricos y que, dependiendo de la sustancia que estamos recibien-
do, podemos generar un símil o un similar que funciona como
la sustancia original.

Pasos para convertirse en paciente

Cómo es que una persona común y corriente dice: “Ah, voy a ir


a ver al médico” o “voy a ir a terapia” ¿Qué es lo que tiene que
ocurrir en una persona para que esto suceda? Se han definido
cuatro pasos.

El primer paso. Una persona se puede sentir enferma con base


en retroalimentación sensorial que surge en su cuerpo. Diga-
mos, “me duele el estómago”, por ejemplo. Los procesos ascen-
dentes surgen de la periferia hacia el sistema nervioso central y,
a su vez, son modulados por influencias descendentes cognitivas
y afectivas. Si te duele el estómago, tu respuesta descendente —
cognitiva y afectiva— va a ser diferente a si te duele el pecho y
el brazo izquierdo, no puedes respirar y el dolor es muy inten-
so. No es lo mismo pensar “me está dando un infarto” —la res-
puesta fisiológica y emocional que vas a tener va a ser comple-
tamente distinta a la que vas a tener en caso de que pienses que
tienes una indigestión—.
La atención y la ansiedad van a inducir diferentes experien-
cias, por ejemplo del dolor, en circunstancias y en personas
diferentes. Los hipocondriacos, por ejemplo, van a estar atentos
a cualquier dolor que tengan en el cuerpo y van a interpretarlo
como algo extremadamente grave. Hay personas que son muy
machos o tienen una alta tolerancia al dolor, que pueden tener
un dolor en el pecho y no les preocupa, piensan: —ay, a lo me-
jor me torcí tantito— y no se les ocurre pensar que tienen un
infarto (hasta que se mueren).

56
Entonces tenemos una señal, por ejemplo, el dolor de estó-
mago: hay un cambio fisiológico, la señal sube a mi cerebro y
me dice: tienes un dolor en el estómago, ah, OK. Y entonces yo
digo, para qué comí esto y me preocupo o no me preocupo, o
tomo algo para el dolor de estómago o equis. Pero si tengo un
dolor en el pecho, en el área izquierda del pecho y me duele el
brazo izquierdo y como que no puedo respirar, entonces voy a
responder de manera completamente diferente.
Ahora, ya tuve esa señal del cuerpo que me dice, mira hay
algo mal ¿cuál es el segundo paso?

El segundo paso. Las sensaciones de enfermedad y de incomo-


didad que va a percibir la persona activan inmediatamente me-
canismos de motivación y de recompensa, los cuales están
orientados a quitar la incomodidad y sentir placer. Por eso se
dice que solo cuando te sientes mal vas a ver al médico, ¡pues
claro!, y voy a verlo para qué, para dejar de sentirme mal y sen-
tirme bien. Entonces, la incomodidad, y más si es un dolor de
estómago —por ejemplo— que dura un buen rato o es un dolor
muy intenso, me motiva a ir a buscar al médico para dejar de
tener esa molestia.

El tercer paso. El paciente llega con el doctor (o con el “sana-


dor”). Esta interacción con otra persona va a activar procesos
cerebrales que tienen que ver con dos elementos muy interesan-
tes: La confianza y la esperanza. Confianza en que la persona
está capacitada para ayudarme y la esperanza de que voy a estar
bien.
Cuando la interacción con el médico o con el sanador es
positiva, estos mecanismos van a incrementar su función; cuan-
do es negativa van a producir sentimientos como de ansiedad,
depresión y voy a buscar a otro. Si ese tampoco me da resultado
voy a buscar a otro y a otro y entre las pesadillas que tienen los

57
médicos ciertamente es el paciente con el expediente gordo. Es
el paciente que llega después de haberse hecho todos los estu-
dios imaginables y haber consultado a todos los especialistas y
que no le “atinen” a qué es lo que le pasa. Y bueno, luego le
dicen “son sus nervios” y los mandan a psicoterapia. Los meca-
nismos psicológicos o cerebrales no solo se activan únicamente
en el paciente, también se activan en el médico o en el terapeu-
ta. En el mejor de los casos, el médico recibe al paciente y se
activan sus mismos mecanismos de compasión y de empatía
hacia el paciente; eso en el mejor de los casos. Cuando el médi-
co o el terapeuta no tienen la herencia chamánica, el gen cha-
mánico activado, entonces estos mecanismos no se van a activar.
La interacción entre el paciente y el médico o el terapeuta se ve
un tanto complicada, ya que por un lado tenemos esa confianza
y esperanza del paciente; y tenemos en el otro lado, la conducta
de empatía y de compasión hacia el paciente. Todos hemos
tenido esa experiencia en la cual hemos llegado con un médico
y no nos convence el médico o con un terapeuta y no nos con-
vence el terapeuta. Entonces ahí, ciertamente, esta interacción
de los mecanismos del médico o terapeuta con el paciente pue-
den producir resultados positivos o pueden producir resultados
negativos. Yo he tenido la maravillosa experiencia de que algu-
nos pacientes llegan y ya que se termina la primera sesión me
dicen: “ay, qué a gusto me sentí con usted” y otros se van muy
calladitos y no vuelven nunca, porque no les dio confianza o no
se sintieron entendidos por mí, lo cual es normal.

El cuarto paso. El acto terapéutico activa expectativas y meca-


nismos de placebo, que van a estar en el centro del resultado
terapéutico. El acto terapéutico es, en sí, una recompensa y así
va a activar mecanismos de recompensa. Esto nos lleva a un
problema muy común que encuentran los médicos con bastante
frecuencia. El problema es que le dan la siguiente instrucción al

58
paciente, “bueno, le voy a dar este medicamento pero se tiene
que tomar todo el medicamento como yo se lo receté”. El pa-
ciente se va, se toma la medicina un par de días, se siente bien y
deja de tomar la medicina. Por supuesto, cuando es una buena
infección, el problema puede agravarse porque, como se sus-
pendió el medicamento (que durante muchos años el medica-
mento de opción han sido los antibióticos), eso hace que el
elemento que había creado la infección se fortalezca, lo único
que provoca es que se haga más resistente la bacteria y entonces
hay que dar dosis más altas de medicamento u otro medica-
mento.
En el caso de la psicoterapia, el paciente permanece en tera-
pia dos o tres años, ciertamente aprende un montón de cosas
interesantes, de su infancia, su estructura familiar y su autoes-
tima; lamentablemente, el problema inicial que lo motivó a
buscar la terapia sigue igual. Abandona la terapia y busca a un
hipnoterapeuta que le quite la fobia a (inserte el nombre de su
fobia favorita).

Ansiedad

La ansiedad es un desorden del estado de ánimo y puede pre-


sentarse en circunstancias diferentes. Existe mucha evidencia de
que el placebo inducido por las expectativas tiene un papel
preponderante en la ansiedad, como se demuestra en la admi-
nistración oculta de medicamentos ansiolíticos. El ansiolítico de
opción durante mucho tiempo ha sido el Diazepam, el cual es
una de las benzodiazepinas más utilizadas. Sobre el Diazepam
se hicieron unos estudios muy interesantes en que se evaluó
primero el nivel de ansiedad y luego se evaluó la administra-
ción abierta y encubierta en pacientes pos-quirúrgicos, con ín-
dices altos de ansiedad (Benedetti et al., 2003).

59
En el grupo abierto se les dijo a los pacientes que se les iba a
dar un ansiolítico; se les administró Diazepam, explicándoles
que era Diazepam, que era un ansiolítico muy efectivo y, en
estas personas, a las que se les dijo que era un ansiolítico, fun-
cionó de maravilla. En el grupo al que se le dio Diazepam de
manera encubierta, sin decirles que era un ansiolítico, los pa-
cientes continuaron con ansiedad aunque se les administraron
las mismas dosis que al grupo de pacientes informados de la
aplicación del Diazepam y a quienes les quitó la ansiedad. Esto
es una demostración muy clara del efecto placebo.
Ahora señalamos que el efecto importante es la expectativa.
La administración oculta de tratamientos médicos reduce, o
elimina completamente, la eficacia de un tratamiento. Hay evi-
dencia que nos indica que esto es producido por la falta de ex-
pectativas del paciente en relación con un resultado esperado.
Cuando el medicamento se da de manera encubierta no hay
oportunidad de crear expectativas respecto al efecto del medi-
camento.
En un estudio con resonancia magnética funcional se encon-
tró que los tratamientos placebos pueden modular la percep-
ción emocional de la misma manera en que se modula la per-
cepción del dolor (Petrovic et al., 2005). La resonancia magnéti-
ca funcional mostró que el flujo sanguíneo regional cambió en
la corteza del cíngulo anterior y en la corteza órbito-frontal
lateral, las cuales son las mismas áreas involucradas cuando se
utiliza anestesia placebo. O sea, que tenemos evidencia funcio-
nal de que las expectativas producen resultados completamente
diferentes al aplicar medicamentos.

60
Psicoterapia

Actualmente existen más de 400 tipos diferentes de psicotera-


pia. Cada uno con su marco teórico propio, sus hipótesis de
trabajo y sus metas. Lo sorprendente es que todas estas psicote-
rapias parecen ser efectivas (Parlof, 1986; Moerman, 2002). Es
interesante que cada corriente de psicoterapia en algún mo-
mento se pone de “moda”; bueno, hay unas corrientes de psico-
terapia que, de pronto, pretenden aplicarse para todos los pro-
blemas existentes. Por ejemplo, la psicoterapia cognitivo-
conductual es muy eficiente al tratar la depresión. Es la orienta-
ción psicoterapéutica o el método psicoterapéutico el que tiene
mejores resultados con la depresión y, sin embargo, ya se está
ampliando a muchas otras áreas donde no se están obteniendo
resultados tan buenos como los que se obtienen con la depre-
sión, y muy malos comparados con otros modelos terapéuticos.
El problema reside en que luego un tratamiento de psicoterapia
se convierte casi en religión.
Existe el debate de si la psicoterapia tiene efectos de placebo
y si esos efectos tienen mecanismos similares, lo cual sería de
sentido común. Eso nos permitiría determinar si el procedi-
miento de los placebos es una forma simple de psicoterapia, o si
todas las psicoterapias son placebo, aplicado de maneras dife-
rentes. Una explicación aceptable podría ser que la psicoterapia
es una buena interacción humana entre el paciente y el terapeu-
ta. De manera que la confianza, creencia, expectativa, motiva-
ción y resultados atribuibles son los factores responsables de los
resultados terapéuticos exitosos (Moerman, 2002). Esto quiere
decir que si es una buena relación, se da una buena interacción
con el paciente, este tiene la creencia que la terapia le va a ser-
vir, con expectativa, motivación y empieza a ver cambios, “in-
ternos” o “externos”, entonces el paciente va a cambiar.

61
Strupp y Hadley (1979) diseñaron un estudio muy interesan-
te en el cual sujetos “alterados” (o sea, con algún tipo de pro-
blema emocional o de relación) fueron asignados a grupos de
psicoterapia. Se hicieron varios grupos de psicoterapia. Uno de
los grupos era de aquella realizada por terapeutas con más de
20 años de experiencia y otro grupo se asignó a profesores uni-
versitarios de distintas materias, como matemáticas, historia e
inglés, a quienes sus alumnos habían catalogado como “cálidos
y cercanos”. Nótese: no los alumnos que se enviaron a psicote-
rapia; alumnos que habían cursado esas materias los habían
calificado previamente como cálidos y cercanos. Después de un
número de sesiones con los psicoterapeutas de más de 20 años
de experiencia y con los maestros, se encontró que no hubo
ninguna diferencia entre los dos grupos de pacientes en cuanto
a la mejoría percibida por los pacientes. O sea, los que preten-
den que cualquiera puede ser terapeuta pudieran tener algo de
razón si, y solo si, la persona en particular presentara las carac-
terísticas adecuadas de ser una persona cálida, cercana, que
inspira confianza y que puede entender “al paciente” (además
de poseer sentido común).
Estudios recientes —comparando la terapia cognitivo con-
ductual y la terapia interpersonal— (Brody et al., 2001; May-
berg et al., 2002) encontraron que, en los dos tipos de terapia,
hubo activación de diferentes regiones dorsales cerebrales. Am-
bas psicoterapias presentaron decrementos sustanciales en el
funcionamiento en el área pre-frontal. Con la Terapia Cogniti-
vo Conductual (TCC) se encontraron cambios en regiones no
afectadas por medicamentos antidepresivos, como la fluoxetina,
y estas fueron la corteza órbito-frontal, corteza medial y corteza
del cíngulo anterior (Benedetti et al., 2005). Esto quiere decir
que la TCC también tiene efectos sobre áreas en las que no ac-
túan los antidepresivos y eso pudiera ser algo que ayuda al éxito
de la terapia cognitivo conductual en el manejo de la depre-

62
sión. Sorpresa, la psicoterapia produce cambios en el funcio-
namiento cerebral.

Confianza

Podemos conceptualizar la confianza como un grupo de creen-


cias de que el terapeuta se va a comportar de cierta manera. Las
conductas en las que el paciente funda su confianza son: com-
petencia, o sea, tener conductas que indiquen que se es compe-
tente, compasión, confidencialidad, confiabilidad y comunica-
ción.
La confianza interpersonal se refiere a la confianza derivada
de interacciones repetidas con la persona. La confianza social es
más general, como decir: confío en las instituciones, confío en
una institución, hay quien dirá, yo confío en el Seguro Social y
hay quien dirá, yo confío en el hospital particular X.
El “rapport” es generado por conductas específicas y se ha
encontrado que, en la interacción con el paciente, estas conduc-
tas específicas, como ser competente, compasivo, confiable y
tener buenas habilidades de comunicación, favorecen la libera-
ción de oxitocina y vasopresina en el paciente. Sabemos que la
oxitocina es la hormona de la relación interpersonal. La hor-
mona que ayuda a desarrollar relaciones afectivas. Una de las
conductas pro-sociales que son más influidas por la oxitocina es
precisamente la conducta de confiar en los demás. Parece que
la oxitocina tiene una influencia alta en el núcleus accumbens,
la zona de recompensa y, por supuesto, en el sistema dopami-
nérgico.
Pongamos un ejemplo; hay una relación con el terapeuta.
Un adolescente, una persona joven, va con el terapeuta, el te-
rapeuta le chismea a la mamá. Entonces se rompe la confianza.
Un efecto interesante: la oxitocina reduce sus efectos cuando la

63
persona tiene información de que el receptor del afecto del
paciente ha roto la confianza que se le tenía. Esto quiere decir
que si vas a ir a una consulta, y antes que entres a consulta te
doy oxitocina inhalada o te inyecto directamente oxitocina en la
vena, el terapeuta te va a parecer mucho mejor, más agradable,
más inteligente, más todo lo que quieras. Si se rompe la con-
fianza, literalmente, te pueden administrar un litro de oxitocina
y vas a seguir sin confiar en la persona. Aquí estoy hablando del
terapeuta pero es lo mismo con el médico.
Extrapolando esto a la relación de pareja, en el problema de
la infidelidad realizada por uno de los cónyuges, en la pérdida
de la confianza, se reduce la oxitocina; el/la pareja se percibe
menos confiable y también menos atractivo/a en varias áreas.
No es solo la parte cognitiva, autoestima, etcétera. También es
la parte fisiológica que está interactuando. Esto da luz para en-
tender la dificultad de restablecer relaciones de pareja después
de una infidelidad.
Entrando en la comunicación verbal encontramos que dife-
rencias sutiles en la comunicación verbal pueden producir efec-
tos diferentes. La incertidumbre, por ejemplo, en las palabras o
actitudes del doctor o del terapeuta, puede producir resultados
diferentes en el tratamiento. Por ejemplo, el médico puede de-
cir: “Es posible que este analgésico le sirva”, comparado con
“este analgésico es muy bueno y le va a ayudar mucho” (Bene-
detti, 2002, 2008). En términos de psicoterapia puede ser que
el terapeuta le diga: “Este enfrentarse con su niño herido le va
a dar un resultado rápido y eficiente” o el terapeuta le dice al
paciente: “A ver ponga en esta silla a su papá y dígale ‘eres una
rata inmunda’”; cuando haga el “cierre”, esto le va a ayudar a
producir esos cambios y a tener una mejor relación con su pa-
dre.
En un estudio se establecieron dos grupos específicos: el
grupo “positivo” y el grupo “negativo”. Después de dos sema-

64
nas se encontró una diferencia significativa en la recuperación
de los pacientes que estaban en grupos positivos y en grupos
negativos. Dependiendo del tipo de palabras que se utilizaban
con los pacientes, el resultado terapéutico siguió la dirección de
las sugestiones verbales que se les presentaron. Por ejemplo, en
el positivo: “Usted va a responder muy rápido a este procedi-
miento y a estos medicamentos”; en el negativo: “Bueno, mire,
este medicamento va a tardar tiempo en hacerle efecto”. Las
palabras que se utilicen pueden ser cruciales para la recupera-
ción del paciente. Entonces, si el médico te dice: “Sí, mire, esto
puede sanar rápidamente” o si el terapeuta te dice, “sí, mira
esto se puede arreglar rápidamente”, es muy posible que el
crear esa expectativa produzca una mejora en el paciente, nada
más por la forma en que presentas y aclaras la expectativa de
resultados del paciente.

Expresiones faciales

Normalmente vamos a desarrollar impresiones confiables e


intensas utilizando la apariencia facial y esto porque, a nivel
genético, estamos cableados —digamos— para poner mucha
atención a las expresiones faciales. Dependiendo de esas expre-
siones faciales vamos a dirigir o modular nuestra conducta. En
el caso de niños chicos, de dos o tres años, que llega una perso-
na, le sonríe y le habla bonito —ven niño, ven— el niño nomás
no se acerca, es una señal que el niño está leyendo alguna in-
congruencia en la expresión facial. Hay varias regiones cerebra-
les que están involucradas en la detección de diferencias sutiles
en la expresión facial y estas forman una red neuronal muy
compleja que está dedicada a procesar emociones faciales (las
cuales son diferentes a las usadas para la identificación facial,
pues las partes del cerebro que utilizamos para identificar a una

65
persona son diferentes a las que utilizamos para identificar ex-
presiones faciales). Más te vale que no pongas sonrisa de foto al
recibir al paciente.

Contacto físico

Por ejemplo, la conducta de tomarse las manos en pareja es un


estímulo somato-sensorial que puede considerarse como una
conducta no verbal de apoyo social en todos aspectos, se ha
encontrado que puede reducir la ansiedad en situaciones estre-
santes. De hecho, en muchas situaciones, sobre todo hospitala-
rias, de manera automática el que visita al paciente le toma la
mano o en la sala de espera, cuando hay familiares que están
esperando el resultado de una cirugía, es muy común que se
estén tomando las manos los familiares del paciente en particu-
lar.
Se ha encontrado en diversos estudios que sostener la mano
se ve influido directamente por la relación afectiva. Hay un es-
tudio mencionado por Coan et al. (2006) que dice que esposos
que sostuvieron la mano de su compañera o compañero, duran-
te un procedimiento quirúrgico, experimentaron menos dolor
que aquellos a quienes les sostuvo la mano un desconocido. O
sea, el ir con el dentista y que él o la ayudante del dentista te
sostenga la mano mientras te están sacando la muela tiene me-
nos efecto que si quien está sosteniendo tu mano es una perso-
na con la que tienes relaciones afectivas buenas.
Un resultado interesante de esta situación en la que el espo-
so(a) sostenga la mano produjo resultados diferentes, depen-
diendo de la calidad de la relación conyugal. En parejas con
mejor calidad conyugal se observó menor activación en las áreas
neuronales responsables de las emociones negativas, por ejem-
plo, en los componentes afectivos del dolor. O sea, el área don-

66
de se registra el componente afectivo del dolor se activa menos
si hay una buena relación afectiva y se activa más si hay una
relación deficiente. Te puede doler, pero vas a tener menos
sufrimiento. Se encontró que la sola presencia de una persona
significativa emocionalmente reduce los niveles percibidos de
dolor. Esto nos indica que el apoyo social, con la presencia de
una persona cercana emocionalmente, puede influir en el pro-
cesamiento del dolor, tanto en el nivel conductual como en el
nivel del sistema nervioso central. Todas esas conductas que
hemos visto tantas veces de tomar la mano para confortar a una
persona continúan, siguen, persisten porque hay una respuesta
neurológica que produce un cambio en el paciente.

El cerebro del médico y del terapeuta

De acuerdo con Williams (2002), algunas expresiones faciales se


desarrollaron para evocar la atención médica de otros. De
acuerdo con esta perspectiva evolutiva, una expresión facial de
dolor en la presencia de un chamán es de fundamental impor-
tancia, al igual que en presencia de un médico o de un terapeu-
ta. En una experiencia que tuve recientemente, una paciente
habló para pedir una cita de urgencia. Salgo yo de la cita ante-
rior que tenía, veo a la paciente que solicitó la cita de urgencia y
la veo perfectamente tranquila. Entra la paciente al consultorio,
comienza a hablar y yo no veo la necesidad de la urgencia. Sí,
luego me aclara y me dice, “es que cuando yo quiero algo, lo
quiero ya. Esto es lo que yo hago normalmente en todo y al
pedir la cita la pedí ya, porque quiero arreglar este problema
emocional que tengo ahorita. No me voy a suicidar, no me va a
pasar nada, pero yo quería que me atendiera ya, porque así es
como funciono yo”.

67
Por ejemplo, en presencia de los padres es común que los
niños exhiban mayores señales de dolor; en ausencia de los
padres estas expresiones disminuyen y esto, quien tenga o haya
tenido niños chicos sabe que es muy común; están los niños
jugando en un parque, se tropieza uno, se cae y voltea; si ve que
la mamá lo está viendo entonces suelta el alarido para llamar la
atención de la mamá. Si se cae y no está la mamá o el papá a la
vista, sí se queja un poco pero no suelta el alarido.
En los adultos, la pena emocional tiende a expresarse casi
exclusivamente con familiares y amigos, evitando la expresión
con extraños (Parkes, 1972). Claro, no vamos a andar llori-
queando delante de extraños.
Esto apoya el poderoso significado social de la expresión de
emociones negativas. De hecho, parecería por ejemplo que, en
los velorios, lo importante es que estás acompañado por fami-
liares o por gente que te querían a ti y al difunto o la difunta.
Pero si no hay ninguna respuesta o únicamente tienes 5 perso-
nas alrededor tuyo, uno te agarra la mano izquierda, otro la
derecha y los otros cien están contando chistes o platicando,
pues no se produce el efecto deseado. En los velorios me ha
tocado escuchar que digan “ay, ¿y por qué no lloras?”, como
“estás en un velorio, tienes que llorar”; ciertamente hay gente
que no tiene por qué llorar en los velorios.
Los pacientes normalmente van a tener expresiones faciales
de dolor, miedo, pena y emociones negativas que son el factor
crítico. Ciertamente, estas expresiones no son las únicas que
pueden activar la conducta empática del médico o del terapeu-
ta. Algo muy común en los terapeutas y en los médicos es que es
muy frecuente desarrollar habituación, conforme pasa el tiem-
po de práctica profesional. Eso hará que se suprima la respues-
ta a estas expresiones faciales. Algo que me llama bastante la
atención es cuando alguna persona que sabe que el interlocutor
es terapeuta dice, “ay no sé cómo le hacen para aguantar tanto

68
dolor y tanto sufrimiento; yo supongo que se lo llevan a casa”.
No, no, no, espérame, una cosa es ver que el paciente necesita
ayuda, otra cosa es ver que el paciente está sufriendo por su
situación, pero después de años de dar psicoterapia, en alguna
forma ya desarrollamos —los terapeutas que tenemos ya tiempo
en terapia y los médicos también— la habituación. Estás habi-
tuado al nivel de sufrimiento de las personas y, en todo caso, en
mi experiencia personal, los niveles altos de sufrimiento sí ha-
cen que algunas veces al estar en mi casa, estar descansando o
en otro lado, yo esté pensando en algún paciente en particular
más que nada para determinar o decidir cuál es una interven-
ción que pudiera ayudar a esta persona. Fin de la historia, pero
es un proceso normal de habituación. No hay que confundir,
por supuesto, el no responder al llanto —como dirían, a la lá-
grima, moco y baba— del paciente es una cosa y otra cosa es
que no me importe que el paciente esté sufriendo. Me puede
importar que el paciente sufra y también puede ser que yo no
responda como respondería un amigo, el papá o la mamá o
alguna gente cercana a esta persona.

Conclusión

En resumen, estamos muy bien hechos. En alguna forma, a lo


largo de la evolución de la historia y de la evolución de la psico-
terapia, en particular, se desarrollaron aspectos genéticos que
hacen que unas personas tengan mayor incidencia o mayor efi-
cacia en el tratamiento de personas con problemas físicos, mé-
dicos cien por ciento, o problemas emocionales, que sería el
campo de los psicoterapeutas. Esto nos ayuda a entender por
qué algunos psicoterapeutas no son buenos psicoterapeutas.
Simplemente, digamos, la frase más común es decir “como que
no se le da”. Hay psicólogos que prefieren trabajar en empresas

69
a trabajar en psicoterapia. Hay médicos en particular que son
muy apreciados por los pacientes y muy recomendados por los
pacientes, porque tienen muy buen trato hacia ellos. Anterior-
mente —al menos cuando yo estudié psicología— la idea era
que el psicoterapeuta está aparte del paciente, está separado
del paciente, está tranquilo, equilibrado, balanceado y puede
trabajar objetivamente con el paciente. Estos estudios nos indi-
can que esto no es real, parte de mi experiencia ha sido que ha
llegado algún paciente y simplemente no me siento cómodo
con él. No puedo decir por qué, simplemente no me siento có-
modo. Hay unos pacientes con los que sé exactamente por qué
no me siento cómodo y estos pacientes son los pederastas o los
que han abusado sexualmente de niños… ¡los detesto! Y en
cuanto me dicen el problema, yo los detesto y los refiero con
una persona que pueda atenderlos; yo no puedo atenderlos. Es
evidente, con base en los estudios que mencioné, del efecto pla-
cebo y la interacción paciente-terapeuta o paciente-médico, que
hay activación de procesos neuronales; no es cierto que los te-
rapeutas podamos estar “en neutro” con relación a un paciente
o podamos ser totalmente objetivos en la psicoterapia. Si el
paciente me cae bien, voy a generar oxitocina y endorfinas que
van a hacer que me caiga bien el paciente; si el paciente me cae
mal, no voy a generar endorfinas y menos oxitocina. Yo tam-
bién respondo fisiológicamente a la interacción con el paciente.
El punto importante, además de señalar que hay procesos
fisiológicos, neurológicos y genéticos que están actuando en la
relación terapeuta-paciente, es también señalar que el manejar
adecuadamente el lenguaje, la expectativa, la relación directa
con el paciente, tiene efectos directos en el resultado de la psi-
coterapia, independientemente del modelo con el que se esté
trabajando. Me gustaría, indudablemente, señalar que existe el
guacamole sagrado y me encantaría todavía más señalar que el
método terapéutico que yo utilizo es el guacamole sagrado;

70
pero me da mucho gusto anunciar que NO existe el guacamole
sagrado; lo que existe es una persona con genes o con una acti-
tud de ayuda a los demás, una actitud —perdón que lo diga—
una actitud chamánica ya que genéticamente estoy orientado a
cuidar a los demás: tengo el gen o no lo tengo. (¡Qué extremo
suena! Para mí así es).

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72
Capítulo III
Psicoterapia Ericksoniana basada
en la Sabiduría Universal
Teresa Robles 4

E
n este capítulo presento los desarrollos que he reali-
zado hasta 2015, a partir de las enseñanzas del doctor
Milton H. Erickson. Para eso, inicio con una breve
historia sobre cómo se fue dando el proceso de inte-
gración de la Psicoterapia Ericksoniana Basada en la Sabiduría
Universal, a partir de mis raíces, de mi historia y mi formación
académica.

Antecedentes

Al estar leyendo este título, tal vez te preguntes no sólo qué es


la Sabiduría Universal, sino también cómo surgió. Tiene que
ver con lo que soy, lo que me ha tocado vivir, así que es una
historia larga.
Viene desde mis orígenes académicos, mi formación en An-
tropología, y desde más atrás. Desde la familia donde nací, con
una mamá que creció en un ambiente religioso muy tradicional,
donde por lo tanto se funcionaba de acuerdo con lo que más

4 Directora del Centro Ericksoniano de México, A.C., Cd. de México.


Correo electrónico: [email protected]

73
tarde llamé la cultura del sufrimiento y un papá liberal, que se
rebelaba a eso. Tal vez por esta combinación soy especialmente
sensible a lo que siento como rigidez y reacciono inmediata-
mente a eso. Eso me ha llevado a romper paradigmas a lo largo
de toda mi vida y a buscar caminos nuevos.
Tal vez por eso también aprendí que aunque papá y mamá
eran tan diferentes por afuera, en el fondo eran muy parecidos,
lo que, como veremos, me abrió la puerta para trabajar con
temas universales.
Iniciando mi formación como antropóloga tuve una expe-
riencia que me marcó también en este sentido. Estaba en la
Sierra Tarahumara: Tenía que investigar sobre hábitos alimen-
ticios y me senté frente a la Barranca del Cobre a platicar con
una muchacha tarahumara de mi edad. Eran las diez de la ma-
ñana. Al ponerse el sol, mis compañeros preocupados nos en-
contraron. Nunca me di cuenta de qué sucedió en esas horas,
sólo sé que tenía una sensación de plenitud y de ser uno con esa
Barranca. Miré a la muchacha vestida con falda de flores, blusa
blanca y pañoleta, su ropa típica. Yo estaba vestida con panta-
lones de mezclilla y botas. Y sentí que siendo tan diferentes por
afuera éramos iguales en el fondo. Fue la primera vez que re-
cuerdo que entré en un estado amplificado de consciencia o
trance hipnótico natural, aunque seguramente lo había hecho
ya muchas veces porque en mi casa decían que “siempre estaba
en la luna”.
Y creo que fue a partir de ahí que empecé a poner atención
en las diferencias entre los distintos grupos indígenas, los habi-
tantes de los países que visitaba, las personas que conocía y a
sentir cómo en el fondo éramos iguales.
Cuando se me cerraron las puertas para hacer trabajo de
campo en la Antropología, afortunadamente se me abrieron las
puertas de la Psicología Clínica y pude volver a estar en contac-
to con la gente. Tuve una larga formación en Psicoanálisis por-

74
que en ese tiempo era lo único que parecía serio y formal. La
teoría desarrollada por Freud y sus seguidores, hasta la fecha
me sigue fascinando, pero nunca fui capaz de aplicar la técnica,
a pesar del empeño de mis supervisores.
Mi primera paciente fue una mujer mazahua, de la región en
donde hice mi tesis de la Maestría en Antropología. Hablo un
poco de ella en mi libro Revisando el pasado para construir el futu-
ro. Y como empezó hablándome con metáforas sobre lo que
estaba viviendo, continué hablándole en metáforas durante to-
do el proceso de terapia. Para mis supervisores eso estaba mal,
pero yo no podía hacer de otra forma y ella resolvió la depre-
sión que la había llevado a intentar suicidarse. En ese momento
no sabía que estaba trabajando con comunicación indirecta y
menos que eso era parte de las técnicas ericksonianas que más
tarde iba a desarrollar y divulgar.
Con tres compañeras egresadas de la Formación en Terapia
Familiar Sistémica, empecé a estudiar otras formas de terapias
breves, diferentes. Una de ellas trajo al grupo un libro de PNL:
Transformaciones. Lo leí con avidez y empecé a aplicarlo en mis
pacientes. Verdaderamente llegué a asustarme de los cambios
que hacían de semana a semana y de lo que vivía cuando me
aplicaba a mí estos ejercicios.
Busqué quién estaba atrás de estas técnicas y dije: tengo que
conocer el trabajo del doctor Erickson. Como siempre que de-
seo algo que me va a servir para cumplir con mi misión, el Uni-
verso me abrió el camino. Otra compañera de la formación en
Terapia Familiar, me llamó para invitarme a que la acompaña-
ra al Congreso Ericksoniano organizado por la Fundación Mil-
ton H. Erickson en Phoenix, Arizona. Me parece que era el año
1984.
Quedé fascinada de que el Congreso estuviera organizado en
talleres de 3 horas donde se podían aprender técnicas concre-
tas, Regresé a México llena de ideas y, con mi formación auto-

75
didacta —no fui a la escuela en la Primaria— continué desarro-
llando mi propia forma de trabajo.
Desde 1986 propuse que la relación en la psicoterapia es
una relación entre dos expertos: la persona que consulta, que
es experta en sí misma, y el terapeuta, experto en las técnicas.
Los dos trabajan para lograr lo que la persona que consulta
quiere lograr, a su propio estilo, a su paso, a su ritmo, protegi-
damente; ahorrando tiempo, esfuerzo y dolor. Integré la visión
de la teoría psicoanalítica y de la teoría de sistemas que nos
permiten entender qué sucede en el mundo interno de las per-
sonas que nos consultan y en sus interacciones.
La mayoría de los terapeutas ericksonianos, especialmente
en los Estados Unidos, proponen la no-utilización de una teo-
ría, porque el doctor Erickson no hablaba explícitamente de
teoría en sus seminarios. En ellos, Erickson trataba de crear un
ambiente similar al de la terapia, creando experiencias diferen-
tes en los participantes para promover su crecimiento a su esti-
lo. Sin embargo, basta revisar sus obras completas para darse
cuenta del respaldo teórico de sus intervenciones.
Ese mismo año comencé a utilizar la respiración (Robles,
2004) como metáfora del cambio interno saludable. Poco des-
pués y como una manera de proteger el trabajo y asegurar que
se desarrolle y termine bien, propuse utilizar lo que llamé pala-
bras protectoras (Robles, 2004). Cuatro de estas palabras son
adverbios que en español resultan juegos de palabras: SALU-
DABLEMENTE o MENTE SALUDABLE, AUTOMÁTICA-
MENTE o MENTE AUTOMÁTICA (la mente inconsciente),
PROTEGIDAMENTE o MENTE PROTEGIDA y CÓMODA-
MENTE o MENTE CÓMODA es decir, siguiendo el Principio
del Placer.
Las otras dos son gerundios (presente en movimiento): DIS-
FRUTANDO, siguiendo el principio del placer y ahorrando
tiempo, esfuerzo y dolor, pero además porque detrás de toda

76
patología está la dificultad para disfrutar. APRENDIENDO, que
ubica el cambio dentro de un proceso que incluye la posibilidad
de la recaída para terminar de aprender lo que falte aprender y
seguir adelante.
Para 1988 estaba trabajando con pacientes con dolor crónico
y me enteré de que necesitaba operarme de la vesícula. Me pa-
reció incongruente trabajar con hipnosis con dolor y operarme
con anestesia, por lo que decidí tener analgesia hipnótica du-
rante la cirugía. En ese entonces, Jorge Abia había tomado dos
talleres de hipnosis conmigo. Yo lo consideraba una persona
extremadamente sensible, comprometida y muy brillante. Así
que lo invité a entrar conmigo a la cirugía y trabajar conmigo,
así como a construir juntos la inducción con la que íbamos a
trabajar.
Como ese año tendría lugar otro congreso ericksoniano,
llamé al doctor Zeig, Presidente de la Fundación Milton H. Eri-
ckson, y después de explicarle que a partir de lo aprendido en
Congreso anterior, había desarrollado una forma personal de
trabajo, le pregunté si podría presentar el video de la cirugía.
No sólo aceptó sino que le encantó la idea y me dijo que el doc-
tor Erickson, donde estuviera, seguramente estaría feliz de lo
que estaba haciendo, que eso era lo que él quería de sus alum-
nos. Me invitó, además, a supervisar un grupo en el Congreso.
En esa ocasión tuve la oportunidad de conocer a los que eran
en ese momento los grandes de la hipnosis y a los que estaban
empezando. Muchos de ellos como Jeffrey Zeig, Marilia Baker,
Betty Alice y Roxanna Erickson son ahora muy buenos amigos.
Terminando el Congreso, me invitaron a dar unos talleres a
la Clínica de la Fundación, a observar el trabajo de sus terapeu-
tas y, cual sería mi sorpresa, a trabajar con pacientes. Invité a
Jorge. En esa ocasión di mi primera sesión formal en inglés.

77
Jeffrey Zeig nos propuso crear el Instituto Milton H. Erick-
son de la Ciudad de México. Iniciamos en marzo de 1989. Jor-
ge y yo trabajamos juntos hasta 1999.
Durante el período en que fui codirectora de este Instituto,
continué desarrollando mi forma de trabajo. Para no alentar
que apareciera la transferencia, y de acuerdo con la propuesta
de Milton H. Erickson de que el cambio se da en el interior de
las personas, empezamos a decir quiénes nos consultaban que
los méritos o fracasos eran del equipo de expertos, 90% de ellos
y 10% del terapeuta y la Institución. Y cada vez que se daba la
trasferencia, hablábamos de ella como algo natural, como parte
de la vida.
Incorporé a mis marcos de referencia, la Antropología Social
y la Neurología.
En 1990, en Concierto para cuatro cerebros en Psicoterapia, hago
por primera vez referencia a los tres nudos que estorban nues-
tro crecimiento:

1. La percepción del mundo como dividido en pares opuestos.


2. La orientación al sufrimiento.
3. La rigidez.

Ahora me parece que la percepción del mundo como dividido


en opuestos es lo que dio pie a la cultura de sufrimiento y que
ésta se mantiene a través de la rigidez que propone que sólo
hay una verdad, una manera de hacer las cosas, de estar bien.
Si bien la historia de la hipnosis ha sido en parte la historia
de cómo bloquear más eficientemente la conciencia, y el mismo
Erickson utilizaba técnicas de amnesia para evitar que lo racio-
nal estorbara el cambio espontáneo, vivencial, en esa época
nosotros integramos lo vivencial y racional en nuestras técnicas.
A mí no me gusta provocar amnesia porque me parece que la
persona que entra en un estado de trance, tiene derecho a co-

78
nocer qué sucedió ahí. Por esto, cuando se daba la amnesia es-
pontáneamente, y yo tenía notas de lo que había sucedido du-
rante el trance, siempre se las compartía.
En ese entonces, pedíamos a los consultantes que llegaran a
la primera sesión con una lista de las metas que querían lograr.
Más allá de esa lista, tal vez por la formación en Psicoanálisis,
propongo siempre trabajar con lo que está debajo de las metas,
“eso que originó las dificultades”.
Durante este período, Jorge y yo empezamos a trabajar de
maneras muy diferentes. Tanto, que llegaron a ser hasta con-
tradictorias. Por esa y otras razones decidimos separarnos. Él se
quedó con Rafael Núñez con el Instituto y la Fundación me dio
a mí el Centro Ericksoniano de México en el año 2000.
Todos los videos que existen de Erickson corresponden a la
etapa en que se encontraba en una silla de ruedas. En ese tiem-
po, su visión y todas sus facultades estaban disminuidas y no
podía observar las claves mínimas en sus pacientes ni en los
sujetos durante sus seminarios. Repetía las mismas inducciones
que yo considero corresponden a temas que son universales
para todos los seres humanos.
Los asistentes a sus Seminarios comentan que su vida cambió
radicalmente a partir de ese momento. Me parece que traba-
jando con temas universales él estaba ya haciendo terapia de
grupo. Esta es la etapa de la vida de Erickson con la que me
identifico y sigo.

Psicoterapia Ericksoniana basada en la Sabiduría Universal

En noviembre del 2011 la Fundación Milton H. Erickson me


dio un reconocimiento por “Toda una vida dedicada a lograr
contribuciones sobresalientes en el campo de la psicoterapia”.
Fue la primera vez que caí en la cuenta de que estaba haciendo

79
muchas cosas diferentes. En el 2014 me invitaron al Congreso
de Terapias Breves organizado por la misma Fundación a pre-
sentar mi “Terapia Basada en la Sabiduría Universal” y tuve
que estructurar formalmente lo que estaba haciendo para pre-
sentarlo. Yo insisto en llamarla Psicoterapia Ericksoniana por-
que está inspirada en las enseñanzas del doctor Erickson. Du-
rante algunos años la llamé Psicoterapia Ericksoniana Mexicana
porque en verdad surge de nuestras raíces y he hecho un gran
esfuerzo por adaptarla a nuestra lengua y a nuestra cultura,
pero otros mexicanos están trabajando y aportando en este
campo en formas diferentes. Así que por lo pronto, podemos
llamarla Psicoterapia Ericksoniana Basada en la Sabiduría
Universal.
Ahora, voy a platicarles cómo trabajo en este momento, en el
año 2015. Por supuesto sigo trabajando con la respiración como
mecanismo de cambio interno saludable y con las palabras pro-
tectoras, así como con los mismos marcos de referencia a los
que incorporé la Etología Humana, la Física Cuántica y estamos
trabajando para integrar también la Ecología.
Puedo resumir diciendo que esta nueva escuela de Psicotera-
pia tiene los siguientes ejes:

1. El trabajo con estados amplificados de consciencia


2. Trabajo con la Sabiduría Universal.
3. Nuevas conceptualizaciones
4. Orientación a eliminar la cultura del sufrimiento
5. Trabajo con temas universales

1. Trabajo con estados amplificados de consciencia

Considero que la hipnosis ericksoniana moderna es solamente


ejercicios de imaginar, recordar y sentir el cuerpo. Cuando es-
tamos imaginando, recordando, sintiendo, estamos en un esta-

80
do amplificado de consciencia: Nuestra atención está dirigida
hacia nuestro interior pero seguimos conectados con el afuera.
Sabemos dónde estamos. Y nuestro cerebro funciona de una
manera diferente. Aparece más fácilmente la plasticidad cere-
bral.
Si recuerdas cómo estudiaste que se conectaban las neuronas
con su “patita larga” el axón, y las otras chiquitas que surgen
del protoplasma, las dendritas, podrás entender fácilmente que
durante la plasticidad cerebral, crecen nuevas dendritas, se ha-
cen nuevas conexiones, pueden deshacerse otras y esto quiere
decir cambiar las actitudes, conductas, reacciones, emociones
que se daban automáticamente, en forma permanente.
Durante la plasticidad cerebral también se regula la produc-
ción de los neurotransmisores. Los neurotransmisores nos lle-
van a vivir diferentes estados de ánimo. Para que funcionen,
tienen que entrar en los neuroreceptores que tienen su forma,
como esos juegos de bebés en donde hay que meter el triángu-
lo, en el agujero del triángulo, el cuadrado en el del cuadrado y
el círculo dentro del círculo, o no pueden entrar.
Cuando hemos estado un tiempo largo, por ejemplo en ten-
sión, utilizando preferentemente la adrenalina, sin producir las
cantidades normales de los otros neurotransmisores, es como si
sus neuroreceptores se apagaran y dejaran de funcionar.
Durante la plasticidad cerebral, además de que volvemos a
producir neurotransmisores en la proporción que corresponde
al bienestar, los neuroreceptores que estaban como apagados,
se vuelven a encender y a funcionar.
Además, para nuestro cerebro, lo que imaginamos es más
fuerte que lo que él mismo reconoce como realidad. Cuando
vemos una película de terror, sabemos que estamos viendo una
película pero nuestro corazón se acelera y nos sudan las manos.
La fuerza de la imaginación y la plasticidad cerebral, hacen tan
potentes estas técnicas.

81
Podemos resumir diciendo que para mí el trabajo del tera-
peuta ericksoniano consiste en ayudar a la persona a imaginar,
recordar y sentir saludablemente, agradablemente. Y lo hace a
través de un uso especial del lenguaje creado por el doctor Eri-
ckson, que se conoce como Conversación Hipnótica.

2. Trabajo con la Sabiduría Universal

El doctor Erickson decía que cada momento vivido queda gra-


bado en nuestra Mente Inconsciente y que esas grabaciones son
aprendizajes y recursos que podemos utilizar para resolver
cualquier situación que la vida nos presente. Por esta razón,
consideraba que la Mente Inconsciente era sabia y ponía el tra-
bajo en sus manos. Muy pocas veces lo hacía directamente di-
ciendo, por ejemplo: “Yo no sé si tu Mente Inconsciente consi-
dera que es el momento de cambiar esto” y preguntaba a la
Mente Inconsciente pidiéndole que respondiera con movimien-
tos ideo motores mientras la persona estaba en trance. En la
época en que estaba ya en una silla de ruedas, siempre empeza-
ba poniendo el trabajo de manera indirecta en manos de esa
mente automática que nos mantiene vivos.
En el año 2001, cuando sería el 100 Aniversario de Milton
H. Erickson, recibí por Internet un artículo de Física Cuántica
titulado El Universo como un holograma. La propuesta es que, de
la misma manera que en cada punta de nuestro cabello, en cada
una de nuestras células, está nuestro ADN y, por lo tanto, la
información de la persona completa, en cada parte del Univer-
so está la información del Universo todo. Yo, tú, somos parte
del Universo, así que toda la información del Universo está
adentro de ti, adentro de mí, la misma que en una gota de
agua, en el sol, la luna, las estrellas y en el Universo todo. Pen-
sé: “El doctor Erickson estaría feliz de saber que adentro de

82
nosotros no sólo están nuestras experiencias de vida, sino todo
lo vivido por toda la humanidad en todos los tiempos”. Y em-
pecé a decir: “Yo, completa, yo soy mi Parte Sabia” y a poner el
trabajo en manos de esa Parte Sabia que Yo Soy. Luego supe
que Yo Soy es uno de los siete Grandes Nombres Sagrados de
Dios en hebreo; es el nombre para el Dios adentro de mí, y me
gustó, para quien lo crea, y para los que no, también me gustó
como una linda metáfora. Empecé a poner el trabajo en manos
del Yo Soy o de la Parte Sabia que la persona es, pero había
inconvenientes. Algunas personas identificaban al Yo Soy con la
Metafísica y empezaban a dudar si éste era un trabajo esotérico.
Para otras, si tenían una Parte Sabia, tenían una Parte Necia,
Oscura o Tonta, igualmente poderosa.
Por eso, empecé a hablar mejor de una Sabiduría Universal.
Sabiduría, porque es toda la información del Universo y Uni-
versal, porque está en cada una de sus partes. Y para mí, Teresa
Robles, toda la información del Universo en cada una de sus
partes, es la Fuerza Creadora, que yo considero Todopoderosa.
Pero lo importante es que nadie tiene que creerlo, basta con
imaginarlo.
Recomiendo a las personas que me consultan y a nuestros
alumnos, que hagan un equipo con la Sabiduría Universal y así,
cada vez que platiquen con ella en su imaginación, hacen surgir
la plasticidad cerebral y serán cada vez más creativos, más per-
ceptivos.
El primer ejercicio, en la primera sesión, es siempre para
ponerse en contacto con la Sabiduría Universal y poner en sus
manos el trabajo que estamos comenzando y su vida. Después
siempre inicio cada ejercicio poniendo el trabajo en manos de
la Sabiduría Universal y encomendándole que trabaje con va-
rios procesos que son temas universales, como cicatrizando las
heridas que la persona se ha hecho a lo largo de la vida, mien-
tras nosotros, la persona que consulta y yo, trabajamos los pun-

83
tos concretos que desea resolver o mejorar. Empezamos a traba-
jar con uno, lo dejamos en manos de la Sabiduría Universal,
luego lo mismo con otro y con otro y al final revisamos como
van todos, uno por uno, dejamos el trabajo que queda por ha-
cer en manos de la Sabiduría Universal y le damos las gracias.
De esta manera, trabajamos todos los puntos que la persona
trae a cada sesión en forma muy intensa.
De cada ejercicio, desprendo un ejercicio de auto hipnosis
que la persona puede hacer en caso de necesitarlo, pero el
principal o básico es poner una forma o un color a lo que le
molesta y entregarlo a la Sabiduría Universal.

3. Nuevas conceptualizaciones

A partir de mi formación en Psicoanálisis y de mi trabajo en


Antropología, he ido desarrollando conceptualizaciones nuevas
que ameritarían un libro completo para explicarlas, pero por
ejemplo, está la propuesta de nuestras emociones como parte
de nuestros mecanismos de sobrevivencia, cuya materia prima
es la fuerza de vida. Las emociones nos dan un mensaje sobre lo
que nos está sucediendo en relación con el mundo de afuera y
preparan nuestro cuerpo para actuar. En cada uno de mis libros
presento alguna o varias de estas conceptualizaciones.
Otras veces, utilizo conceptos del Psicoanálisis o que vienen
de las Ciencias Sociales en forma de metáforas, lo que les da
algunos matices diferentes y, sobretodo nos abren caminos para
actuar. El doctor Erickson decía que el problema de las teorías
es que nos ponen etiquetas y cierran los caminos, que necesita-
mos una visión de la persona y del problema que nos abran la
puerta a estrategias para actuar. Ese es el caso de estas concep-
tualizaciones. Si las emociones nos dan mensajes, hay que
aprender a escucharlas en lugar de tragarlas y que se conviertan

84
en una indigestión emocional. Otro ejemplo es el concepto de
trauma como una huella profunda llena de la fuerza de vida
(afecto) que utilizamos para sobrevivir ese momento. Esa fuerza
de vida está lastimada (por lo tanto hay que sanarla) y está ahí
en forma de las emociones que sentimos en ese momento, es
decir como una indigestión emocional que hay que digerir.

4. Orientación a eliminar la cultura de sufrimiento

A mí me gusta decir que este mundo funciona al revés de lo que


debería ser. Los pensadores humanistas dicen que tendemos al
bienestar y a la felicidad, pero entonces, ¿por qué aparecen los
problemas? Yo creo que al aprender a ver el mundo dividido en
pares o mitades, opuestas, olvidamos quiénes somos y que so-
mos parte de todos los todos a los que pertenecemos.
Aprendimos que los otros, el mundo, eran amenazantes, nos
teníamos que defender y al hacerlo, agredíamos. Estas ideas y
vivencias se transmitieron desde tiempo inmemorial a través de
lo que absorbimos con nuestras neuronas espejo y a través de
creencias que son limitantes porque se repiten sin cuestionarlas
y que han pasado de generación en generación.
Esta terapia está orientada a recuperar la capacidad y sentir
el derecho de disfrutar la vida. Por eso, la terapia misma es
agradable o lo menos incómoda posible. No hay catarsis, no es
necesario recordar nada doloroso, que nos asuste o avergüence,
porque no necesitamos buscar información, trabajamos a través
de símbolos, con lo que se llama comunicación indirecta y con
temas universales. Y como la mente inconsciente funciona a
través del principio del placer, se vuelve nuestra aliada. No in-
terpone defensas ni crea resistencias.

85
5. Trabajo con temas universales

Si bien en su época de oro, los años cincuenta, y a lo largo de


toda su vida el doctor Erickson proponía que había que cortar
la terapia a la medida de cada persona. En sus últimos trece
años, donde se encontraba en una silla de ruedas, tenía la vi-
sión, el oído y el movimiento muy disminuidos. No podía detec-
tar claves mínimas como antes, para cortar a la medida sus in-
tervenciones.
En esta época y basado en la experiencia clínica de tantos
años, trabajaba con temas que son comunes a todos los seres
humanos y a los que yo llamo temas universales. Entre ellos, ha-
blaba de imaginarse estar en la Estrella Polar en el centro del
firmamento; es decir, según mi interpretación, ser cada persona
quien guía su propia vida y ser lo más importante, antes que
nada. Pero cada persona da una interpretación personal a cada
tema universal.
Esta es la época que seguimos en el Centro Ericksoniano de
México, de donde surge la Psicoterapia Ericksoniana Basada en
la Sabiduría Universal.
Al estar frente a una persona, siempre me pregunto, ¿cuáles
son los temas universales que están debajo de lo que me está
diciendo, de su lenguaje corporal? Y eso es lo que trabajo. Por
supuesto, siempre compartiéndolo con la persona y preguntán-
dole si está de acuerdo. Cuando trabajamos los temas universa-
les que se encuentran por debajo, se resuelven muchas más co-
sas de las que trajo la persona a terapia. Trabajar con temas
universales, hace el trabajo más respetuoso e indirecto.

86
Ejemplo de la aplicación de este tipo de psicoterapia

Hay numerosos ejemplos de cómo se puede trabajar en esta


forma, integrando estos cinco puntos. A continuación cito un
ejercicio del Manual del Grupo de Crecimiento (Robles, 2005) que
está construido completamente en base a trabajo con Temas
Universales.

Introducción a la Barda (Robles, 1993)

Así como todos tenemos una piel que permite ver claramente
que de ahí hacia adentro es Yo, y de ahí hacia fuera, es No Yo,
todos necesitamos un límite mental, emocional, social, una es-
pecie de barda, que muestre claramente que de ahí hacia aden-
tro es Yo, con mis deseos, mis valores, mis emociones, mis sue-
ños y de ahí hacia fuera son los de los demás. Esa barda distin-
gue claramente entre Tú y el afuera, pero necesita ser además
una barda que proteja, que deje pasar solamente lo que es parte
tuya y te hace bien y deje fuera lo que adentro podría estorbar a
tu bienestar. Como la piel, esa barda, en lugar de aislar, nos
permite comunicarnos con el mundo, tiene entradas y salidas,
puertas y ventanas que dejan pasar lo que nos hace bien y se
cierran para dejar afuera lo que podría hacernos daño o incluso
para echar fuera lo que ya dejó de servirnos, como el bióxido
de carbono, que afuera tiene su lugar y si se quedara adentro
estorbaría a nuestro bienestar saludable. Como la piel, esa bar-
da nos permite tocar a los otros protegidamente, acariciarlos, y
que nos toquen.
Hay familias en donde aprendemos a construir bardas como
verdaderas fortalezas que no nos permiten ver a los demás, ni
enterarnos de lo que pasa afuera, y otras donde se enseña que
lo bueno es no tener bardas. Son las familias donde todos lloran

87
con el mismo pañuelo y unos hablan por otros, de modo que si
le preguntas a alguien cómo está, tal vez la mamá o el hermano
te responden y el interrogado asiente. A veces sucede también
que situaciones difíciles de vida nos agujeran nuestra barda.

Ejercicio para renovar nuestra barda

Así donde estás, cierra tus ojos y observa, ¿cómo está tu barda
en este momento? ¿Cómo la imaginas? ¿Qué tipo de barda es?
Comentar sobre distintos tipos de bardas, materiales y formas,
sus ventajas y desventajas.
Mientras la estás observando, pon este trabajo en manos de
tu Sabiduría Universal. ¿Ya te diste cuenta cómo es tu barda?
¿Da toda la vuelta alrededor de ti? ¿Te sientes cómodo, cómo-
da, ahí adentro? Recuerda que tu respiración es el principal
instrumento con que trabaja el Yo Soy y que desde ahora en
adelante, con tu sólo deseo, sin que tú hagas nada, está arre-
glando lo que hay que arreglar en esa barda para que te sientas
a gusto ahí y que sea una barda que realmente te sirva y te pro-
teja. De ahora en adelante tu respiración está continuamente
remodelando tu barda, fortaleciéndola, renovándola saluda-
blemente, adaptándola a cada situación y momento de vida.
Observa, tal vez tiene una buena puerta que puedes abrir y ce-
rrar con el sólo deseo cada vez que necesites.
Y tu respiración al mismo tiempo está haciendo otros traba-
jos para ti. Tu respiración está haciendo entrar, protegidamen-
te, automáticamente, todas esas partes tuyas que por alguna
razón se habían quedado afuera y está haciendo salir protegi-
damente todas esas partes que son No Tú y que por alguna ra-
zón se encontraban adentro. Las ayuda a salir protegidamente y
a que afuera encuentren su lugar, el lugar que les corresponde
en armonía contigo.

88
Fíjate cómo con cada respiración, adentro, tus distintas par-
tes se miran, se conocen, se reconocen, se están comunicando,
aprendiendo unas de otras, colaborando todas, como equipo,
para tu bienestar saludable. Y entre todas están arreglando allá
adentro lo que necesitan arreglar, limpiando, acomodando,
poniendo cada cosa en su lugar y van echando fuera, con cada
respiración, lo que ya dejó de servir adentro.
Esa barda muestra claramente que de ahí hacia adentro eres
Tú, y de ahí hacia fuera es no Tú, y ahí adentro están todas tus
experiencias de vida, todo lo que has vivido desde que naciste y
tal vez desde antes de nacer. Y tu respiración está digiriendo
esas experiencias de vida y te nutre con lo que te hace bien, y
echa fuera lo que pudiera estorba a tu bienestar saludablemen-
te, cómodamente, protegidamente, con cada respiración.
Quédate un momento observando cómo sucede todo eso, y
después, guardando las sensaciones agradables que tienes aho-
ra, deja tu barda, este proceso de crecimiento y evolución de tu
vida en manos de la Sabiduría Universal, dale las gracias, haz
una respiración profunda y abre tus ojos, porque este es un
proceso de progreso que ya se inició, en manos de la Sabiduría
Universal y continúa todo el tiempo necesario, automáticamen-
te, con cada respiración.

Comentarios finales a manera de conclusión

Mi forma de hacer terapia es consecuencia de mi vida, de lo


que estudié y aprendí, pero de manera muy importante de lo
que me tocó vivir por la familia en donde nací y por lo que elegí
como camino.
Afortunadamente sigo teniendo oportunidad de vivir y por
lo tanto de seguir cambiando de opinión, de desechar técnicas y

89
crear otras. De manera que lo que acabas de leer es sólo una
fotografía de lo que estoy haciendo hoy, en mayo del 2015.
Para mí, la Psicoterapia Ericksoniana Basada en la Sabiduría
Universal, se ha vuelto parte de mi Misión como Maestra, como
Terapeuta, como Persona. En este momento considero que mi
Misión es ayudar a despertar la Fuerza Creadora al interior de
cada persona, para que así trascienda la Visión del Mundo co-
mo dividido en pares opuestos, reconozca quién realmente es, y
colabore a terminar con la Cultura del Sufrimiento para que
este mundo funcione como realmente es.
Ojalá que esto, que va conmigo, represente para ti un ca-
mino con corazón.
Don Juan dice a Castaneda: “Todos los caminos son lo mis-
mo, todos van por el matorral, no llevan a ninguna parte…
pero hay caminos que te harán maldecir la vida y otros que tie-
nen corazón, donde eres uno con el camino.” Le dice: “Prueba
cada camino con intención y hasta a ti mismo y a ti sólo esta
pregunta: ¿Tiene corazón este camino? Si lo tiene, el camino es
bueno, sino, te hará maldecir la vida” (Robles, 1990).
Y si esto no tiene corazón para ti, no importa, pero te pido
que por el camino que elijas, por favor nos ayudes a que este
mundo funcione como realmente es, para que todos colabore-
mos en lugar de competir, reconociéndonos como personas
completas, parte de todos los todos en los que participamos,
disfrutando la vida.
Gracias por ayudar a construir un mundo mejor (Zohar y
Marshall, 2000).

90
Referencias

Krauze, Guillermina, Tejiendo sueños y realidades, 2a edición, Alom Editores, S.A. de C.V.,
México, 2007.
Robles, Teresa, La magia de nuestros disfraces, 2a edición, Alom Editores, S.A. de C.V.,
México, 2004.
Robles, Teresa, Terapia cortada a la medida. Un seminario ericksoniano con
Jeffrey K. Zeig, Alom Editores, S.A. de C.V., México, 1991.
Robles, Teresa, Concierto para cuatro cerebros en psicoterapia, 1a edición, Alom Editores,
S.A. de C.V., México, 1990.
Robles, Teresa, Revisando el pasado para construir el futuro, Alom Editores, S.A. de C.V.,
México, 1996.
Robles, Teresa, Manual del grupo de crecimiento, 2a edición, Alom Editores, S.A. de C.V.,
México, 2005.
Zohar, Danah & Marshall, Ian, Spiritual intelligence, the Ultimate Intelligence, Bloomsbury
Publishing Plc., London, 2000.

91
92
Capítulo IV
Hipnosis Provocativa
Paul Anwandter 5

E
l propósito de este artículo es establecer un marco de
deconstrucción de algunas intervenciones realizadas
por Milton Erickson en su trabajo como Hipnotera-
peuta, las que muchas veces no llegan a ser compren-
didas en su esencia, para luego establecer una relación con la
Terapia Provocativa.
Es de particular interés revisar esta porción de las propues-
tas de Milton Erickson, porque, como bien sabe usted, él fue
una persona genial en todos los aspectos de su vida, y hasta el
día de hoy nos es complejo deconstruir la experiencia erickso-
niana para apreciarla o estudiarla mejor y, al mismo tiempo,
poder replicarla.
Aquellos profesionales que hayan trabajado con el modelo
de Terapia Provocativa percibirán que en él existen muchos
elementos constitutivos de lo que hacía Milton Erickson.
Por otro lado, aquellos profesionales especialistas en Hipno-
sis Clínica Ericksoniana, se darán cuenta que al tener conoci-
miento sobre elementos esenciales de la estructura de la Tera-
pia Provocativa ganarán consciencia y comprensión de qué ha-

5 Director Gerente de INPACT S.A., Santiago de Chile. Correo electrónico:


[email protected], [email protected]

93
bía tras aquellas intervenciones que nos parecen, hasta cierto
sentido, un poco “mágicas”.
Este marco de deconstrucción relacional que presento busca
que usted tenga más herramientas como hipnoterapeuta erick-
soniano, encontrando la inspiración en la Terapia Provocativa,
para aquellos contextos en que le pudieran ser de utilidad.

Cuándo usar la Hipnosis Provocativa

Primero, me gustaría mencionar que a menudo, cuando habla-


mos de aquello que no es esencial en la hipnosis ericksoniana,
inconscientemente nos referimos a ciertos momentos en que
nos cuesta entender por qué Erickson hacía lo que hacía. Sus
métodos todavía nos toman por sorpresa y sus intervenciones
nos maravillan hasta hoy y nos dejan con el pensamiento en
suspenso, para luego solo expresar: “¡Es absolutamente genial y
también muy disruptivo!”.
La Hipnosis Provocativa debería ser empleada dentro de la
estrategia de una sesión terapéutica como un elemento psicodi-
námico táctico, con distintas funciones, que veremos en el desa-
rrollo de este artículo.
Se debe considerar que la “provocación” al paciente, gene-
rada por las intervenciones, busca producir un efecto que lo
impulse hacia la sanación, ya que esta provocación persigue una
reacción, una toma de consciencia para permitir un despertar.
La combinación de los modelos de la Hipnosis Ericksoniana
con la Terapia Provocativa es lo que simplemente he denomi-
nado, de forma arbitraria, “Hipnosis Provocativa”. Con este
término denominaré aquellos instantes cuando Erickson hacía
intervenciones que nos maravillaban y nos sacaban de contexto.

94
Síntomas de Trance

Como hipnoterapeutas sabemos que al recibir a los pacientes,


nos encontramos en trance. Muchas veces tenemos consciencia
de ese trance y en otras ocasiones no.
Lo interesante es que usted perciba que mientras está vi-
viendo ese trance, su paciente igualmente se encuentra en otro
trance, pues está focalizado en el tema/asunto que quiere traba-
jar en la sesión.
Entonces, observamos que ambos están en trance y por lo
tanto, se empieza a co-construir un trance común que llamaré
co-trance. En ese co-trance se dará el marco estratégico y táctico
de la sesión.
Hay que considerar que usted como terapeuta tiene una
identidad, pues todos tenemos una identidad, querámoslo o no,
y su paciente, de igual manera, tiene otra identidad.
La distinción importante entre el trance que tiene su identi-
dad y el otro trance que tiene la identidad de su paciente, den-
tro de este espacio de co-trance creado, es que uno de los dos
tiene una queja específica (el paciente) y el otro (el terapeuta),
debe tener siempre presente que está al servicio del primero,
para ayudarlo a lograr lo que quiere.
Usted, por lo general, cobra por sus servicios como terapeu-
ta, y el paciente lo busca a usted, pues requiere sus servicios
para solucionar el problema que lo aqueja, y aquella “queja” se
expresa a través de esa identidad, por oposición a lo que debe-
ría ser.
Por ejemplo, si el paciente está sintiéndose triste, lo más
probable es que dentro de su mente exista la idea opuesta y lo
que realmente está buscando es solucionar parte de lo que tiene
construido como realidad para poder sentirse feliz y contento.

95
El concepto de las oposiciones

Lo expuesto anteriormente es un hecho que se da, como gene-


ralidad, en la gran mayoría de las quejas. Si cierta persona cree
que se siente mal, debería tener dentro de su mente, incons-
cientemente, la noción de desear que de alguna manera aquello
sea diferente, más bien lo opuesto a lo que posee en ese mo-
mento.
Como mencionamos anteriormente, tanto el paciente como
el terapeuta están en trance, ambos tienen identidades, y hay
uno que tiene una queja. No sabemos si esa queja ocurre a nivel
de conducta, de contexto, tal vez de sus valores y creencias, de
procesos o relaciones, pero esa identidad está observando el
mundo y hay algo que se contrapone a su realidad, al trance en
sí.
Para nosotros como terapeutas eso que nos está aportando el
paciente en la sesión va a ser tomado como parte de un sistema
complejo, que se visualiza y se escucha como un síntoma.
Por otro lado, el trance que presenta el paciente genera un
todo para sí mismo, que no logra deconstruir ni separar respec-
to a lo que vive del mismo síntoma. Nuestro paciente no sabe
eso y para nosotros es fundamental tenerlo siempre presente.

Sobre los trances

Trance es un estado de focalización, de absorción, donde ocu-


rren procesos que son propios del sistema nervioso central.
Como fenómeno biológico nos lleva a estar absortos, ya sea en
nuestras propias experiencias internas o eventualmente en las
experiencias externas. Este estado de focalización o absorción
que denominamos “trance”, conlleva a otro, que también es
llamado estado hipnótico.

96
El padre de la terapia provocativa, Frank Farrelly (1981), dio
pie para que se trabajara en los efectos del trance. A partir de
su trabajo, Stephen Wolinsky (1991) nos dice que los fenómenos
de trance tienen síntomas de forma conjunta. Es decir, los tran-
ces son sostén por sí mismos de ciertas situaciones, o ciertas
experiencias negativas que experimentamos subjetivamente.
Por ejemplo, si por alguna razón un paciente está deprimido
y posee un estado interno “negativo”, este mismo estado (que es
un trance) se mantendrá y será llevado eventualmente a otras
áreas de su vida. Así, otras experiencias podrían ser apreciadas
de acuerdo al mismo estado interno negativo.
Los eventos e interacciones vividas por nuestro propio ser
son observados desde el interior como por un observador, a
veces consciente, pero muchas veces inconsciente de la misma
experiencia.
Ese trance o esa experiencia negativa, por ejemplo, un acci-
dente o una situación que ha dejado una impronta, se sostendrá
a través del tiempo debido a la mantención de la focalización
sobre lo ocurrido, es decir, el paciente permanece “conectado”
a esa experiencia y no la deja partir, pues no sabe aún cómo
hacerlo. Esa sustentación es creada por el mismo paciente. Na-
die lo está forzando a quedarse “enganchado” en la experien-
cia. Por lo tanto, podríamos imaginarnos que si hay algún me-
canismo que cambia ese proceso de “enganche”, va a suceder
una transformación en la esencia de la percepción de realidad
de nuestro paciente.

Síntoma o problema como trance profundo

Si entendemos como terapeutas, que el síntoma es el reflejo del


problema del paciente, y que este no logra desprenderse del
mismo pues está como conectado y “enganchado” con el mis-

97
mo, pudiéramos asumir entonces que su proceso de absorción
sobre esa experiencia es profunda.
Como consecuencia, debemos aceptar que el paciente se
encuentra hondamente absorto, pues el paciente nos presenta
un trance profundo al hablar de aquello que lo aqueja y que no
logra solucionar.
Por lo tanto, bajo la mirada de la Hipnosis Ericksoniana, al
tener al paciente en un trance profundo usted puede asumir
que ya no es necesario hacer el proceso de inducción al mismo,
pues ya se encuentra establecido. Usted puede detectar el grado
de profundidad del trance, al percibir el grado de absorción y
focalización del paciente en su experiencia problema.
A partir de la detección del grado de absorción, usted puede
utilizar el mismo proceso presentado por el paciente, para ge-
nerar la transformación necesaria.
Podríamos asumir también que el problema para el paciente,
reside en la estructura nuclear de ese mismo trance y de cómo
el paciente lo ha construido y lo sustenta a través del tiempo.
Por lo tanto, si llegamos a intervenir el núcleo del trance del
paciente, de tal manera que ya no sea exactamente el mismo,
independiente que la transformación sea infinitesimal, ya sa-
bemos que el paciente ha iniciado un proceso de transforma-
ción sobre la realidad que tenía constituida.
Lo anterior es esencial en la propuesta para poder decons-
truir mejor el proceso ericksoniano. Como complemento po-
dríamos preguntarnos ¿cuál es la razón de la existencia de un
trance para el paciente? y ¿por qué alguien tiene un trance?
Las respuestas serían múltiples, pues podemos tener distin-
tas disciplinas que nos ayuden a encontrar explicaciones, como
la biología, la psicología, la filosofía, la neurolingüística, etcétera.
Sí, es probable que parte de estas respuestas estén orientadas
a entregarnos creencias, valores, principios.

98
Pareciera entonces que la pregunta que más nos ayudará no
está solo basada en el ¿por qué existe?, sino más bien en la pre-
gunta ¿para qué existe el trance? y ¿qué gana el paciente con él?

Trance como mecanismo de supervivencia

De igual manera, encontraremos muchas respuestas acerca del


“para qué se establece el mismo”.
Como por ejemplo: el trance nos permite hacer asociaciones
y llevar aprendizajes a niveles no cognitivos, facilita operaciones
automáticas e integrar experiencias no asociativas.
Pero una respuesta significativa es que el trance existe tam-
bién como un mecanismo de supervivencia, pues una vez auto-
matizadas ciertas conductas, estas ya no necesitan ser llevadas a
un plano de análisis y conceptualización para hacernos funcio-
nar de manera automática.
Nuestra vida sería extremadamente compleja si cada vez que
deseo hacer una operación repetitiva tuviera que volver a re-
pensarla desde su origen.
Por lo tanto, en muchas situaciones una parte de mí está
alerta a lo que ocurre y opero escindido, realizando operaciones
automáticas.
Este proceso disociativo, como bien sabe usted, es una carac-
terística de trance que es parte de nuestra identidad y se conec-
ta con nuestras conductas.
Asumiendo que parte de un problema se mantiene en el
paciente en el formato de trance, ese trance-problema se consti-
tuye en una parte del yo mismo del paciente. Entonces, para
modificarlo, se debe hacer de forma muy gentil y cariñosa o
eventualmente, provocarlo. En esa provocación, que es parte de
la terapia provocativa, se puede buscar una intervención pro-

99
funda a través del humor y de distintos métodos que veremos
más adelante.

Trance e identificaciones

Es importante considerar que así como el trance ayuda en la


supervivencia, el trance también se identifica, él tiene un con-
cepto de existir, basado en lo que se ha visto y vivido.
Este trance no ha salido de la nada, no apareció desde un
desierto o del vacío. El trance ha visto y aprendido inconscien-
temente, sabe qué cosas ocurren y también, inconscientemente
sabe cuál es su proceso de sanación, es decir, posee esta duali-
dad problema-solución, que se hace siempre presente. Para
nosotros, es fundamental que tengamos muy presente que: “No
somos nuestros trances”.
Ahora, ¿qué podría ser un trance? Por ejemplo, el trance de
un duelo. La persona tuvo una pérdida de algo, podría ser un
trabajo, un ser querido, una mascota, y el hecho de que haya
ocurrido esa pérdida, hace que una parte suya “se pierda”.
¿Qué va a ocurrir con eso? Su conducta y su comportamiento
van a ser distintos a lo que tenía cuando existía aquello que
llegó a perder.
Una vez que comienza a presentar conductas distintas, po-
dremos asumir que el trance-duelo está sustentado de forma
distinta de lo que era su ser.
Esto es muy importante, porque ese trance-duelo que no es
el paciente, lo empieza a definir como un nuevo “Yo”. Sin em-
bargo, no somos nuestros trances.
En algunas partes del mundo, por ejemplo, hay ciertas per-
sonas que cuando las saludamos jamás dicen: “estoy bien”.
Una situación coloquial pudiera resultar en algo así:

100
— ¡Hola! ¡Buenos días! ¿Cómo está usted?
Y la otra persona responde:
—Más o menos, no tan bien como usted, ahí no más, hoy
día estoy bien, pero mañana, quién sabe cómo voy a estar.
Esa personalidad pudiera presentarse en esta forma por-
que le han ocurrido ciertos sucesos en la vida, y desde ahí
se constituye como tal.
Si usted le dice:
—Oiga, pero mañana va a ser un día mejor, va a ir muy
bien, y va a conseguir hacer esto y aquello…
La persona responde:
—No, eso es a usted, que todo le resulta.

Y probablemente, no es sencillo encontrar alguna forma de


mover a esa persona. Entonces, recuerde que esa persona no es
el trance que está viviendo, que lo que le presenta a usted es
sólo una “identidad hipnótica”, y lo induce para que usted en
su mismo trance se localice en aquello que quiere mostrar.

La identidad hipnótica

Podríamos llamar “identidad hipnótica” a la identidad del pa-


ciente que surge en un trance y que induce a otras personas a
constituir una realidad de ser.
Por ejemplo, si tenemos a un paciente que dice que sufrió
abuso psicológico durante su infancia y que por eso “es” así, lo
más probable es que a nosotros como terapeutas logre inducir-
nos su realidad y ante esto seremos comprensivos y entendere-
mos que su conducta deriva de lo que ha vivido en el pasado,
que está totalmente justificada.

101
La identidad hipnótica se empieza a transformar en parte de
la esencia de esa persona y para modificarla debemos tener
muy claro que el trance no es la identidad de la persona.
Con esto podemos entender mejor la mirada Erickson y có-
mo usaba la provocación con sus pacientes, para ver de qué
forma estos cambios que hacía con los trances, sostenían o mo-
dificaban la estructura de los síntomas.

Más sobre los trances

Una de las características esenciales de los trances es el estre-


chamiento de la percepción, es decir, cómo el mundo de la per-
sona pasa a ser aquella situación específica y se constituye a
través de vivir esa situación como un eje principal de todo su
ser.
A pesar de que pudo tratarse de un contexto específico y la
persona se encuentra con un sinfín de experiencias, eso tiene
un peso emocional tan fuerte, que le hace vivir la vida en ese
trance.
Por otro lado, una vez que la persona está focalizada apare-
cen una serie de fenómenos físico-biológicos, que se llaman
“fenómenos de trance”.
Algunos de los fenómenos de trance son, por ejemplo:

Regresión, es decir, puedo imaginarme qué es lo que ocurre


conmigo en mi infancia. Y progresión, donde puedo suponer qué
ocurre en el futuro. También puedo tener distorsión de tiempo,
algo que se da en ciertos momentos en que, por ejemplo, siento
mucho placer y percibo que el tiempo vuela, o lo contrario.
Imagínense quince segundos en un dentista sin anestesia, para
que vean la eternidad de esos quince segundos. Y existen las
alucinaciones positivas, es decir, me puedo imaginar ciertas cosas.

102
Hay, a su vez, alucinaciones negativas. Son varios fenómenos, a lo
menos trece o catorce.
Y todos ellos van presentes con la focalización que ocurre en
nuestro paciente debido a algunas situaciones específicas. Erick-
son decía que el trance puede ser utilizado terapéuticamente
para evocar los recursos inconscientes.
Así como el trance está entregando una dirección de la iden-
tidad, que eventualmente se transforma en una queja, el mismo
trance u otro trance, puede traer recursos específicos.
Y así como Stephen Wolinsky afirma en su libro Trances Peo-
ple Live: Healing Approaches in Quantum Psychology que se trabaja
para ampliar el foco, cuando estoy trabajando en un trance y
logro ampliar el foco con la intervención, van a surgir, sin du-
da, nuevos recursos.

La persona trae sus propios síntomas de trance

El paciente que llega a la consulta de hipnosis trae sus propios


síntomas de trance.
Usted no necesita instalárselos o etiquetarlos, como decir
“este es un paciente con bipolaridad”.
El paciente ya viene con sus temas y no necesita que le en-
treguen una etiqueta, para que viva otro trance-problema adi-
cional al que ya vive.
Entonces, vamos a asumir que ese trance propio que nos es
presentado en la sesión ya tiene un contenido y una estructura.
Cuando el paciente empieza a contar su relato, usted debe
asumir que ese contenido y estructura son el trance per se.
Profundizar en ello es muy sencillo, y sólo basta realizar pre-
guntas que están orientadas a incrementar la consciencia sobre
el contexto o el contenido, con preguntas tales como ¿Y qué

103
pasa? ¿Qué ocurre? ¿Y dónde está? ¿Y qué más?, etcétera, etcé-
tera.
Recuerde siempre que si existe mucha emocionalidad y do-
lor en el relato del paciente, es recomendable que exista diso-
ciación (simple o doble) para que el paciente pueda atenuar
aquello que le produce dolor y, al mismo tiempo, tener una
perspectiva "algo" más objetiva.
A partir del mismo relato transformaremos esos sistemas de
contenidos y estructuras a través de modificaciones, interven-
ciones propias a generar cambios en lo esencial del trance.
Muchas veces el paciente nos entrega una gran descripción
del contexto y por ende del trance que nos presenta.
El paciente sabe mucho de su problema, es un experto en su
problema. En lo que no es experto es en cómo salir de ahí. En
esto, estamos asumiendo que el paciente en todo momento
quiere estar bien.
Puede ser que tal vez no sepa, o tal vez no quiera, o tal vez ni
se lo ha planteado desde esta mirada, de forma deconstructiva.
Para esto, quisiera proponerle a usted elementos de la Hip-
nosis Provocativa, o mejor dicho, de cómo Erickson provocaba
ciertas intervenciones con el objeto de producir las transforma-
ciones en la esencia del trance:

Polaridad. En una ocasión una actriz llegó a una sesión conmi-


go y me dijo que estaba muy deprimida, pero muy, muy depri-
mida. Entonces le hice la siguiente pregunta, que tal vez sea
ofensiva o provocativa:

— ¿Se considera usted una buena actriz?


Ella respondió algo así como:
—Soy de las mejores actrices del país.

104
Como diciéndome, “claramente eres ignorante en térmi-
nos de conocimiento de actuación, tanto del mundo del
teatro como de la televisión”.
Entonces le hice esta otra pregunta, que podría ser pro-
vocativa o estúpida...
— ¿Es usted capaz de representar cualquier papel?
Y la actriz bastante molesta me dijo:
—Es obvio. Si soy de las mejores. Es obvio.
Entonces, la próxima pregunta que le hice fue tanto pro-
vocativa como desafiante:
— Le apuesto que no consigue representar a una persona
feliz por una semana, 24 horas al día. Creo que es muy di-
fícil para cualquier profesional de la actuación.
La respuesta vino de forma airada con un:
—Por supuesto que sí. ¡Ya lo verás!
Ella salió furiosa conmigo, pues la ofendí en algo que pa-
ra ella era motivo de orgullo.
Desde esa molestia, ella volvió a la próxima sesión, y le
pregunté:
— ¿Y cómo está usted?
—Bien... y entendí lo que hiciste. Me parece muy mal eso
de estar deprimido.

Fue una sesión relativamente corta, donde ella hizo un cambio


a través de esa provocación.
Lo interesante es que al ofrecerle la alternativa de lo polar
que era el síntoma, ella experimenta esa otra polaridad y el
trance que se sustentaba ya no puede ser necesariamente el
mismo.

La Paradoja. Una de las cosas que Erickson hacía en sus tera-


pias era lo que se llama “prescripción de síntomas”. En este
caso el terapeuta le entrega al paciente la instrucción de hacer

105
más de lo mismo que lo aqueja, con el objetivo de generar con-
trol sobre aquello que el paciente asume que no puede contro-
lar.
Por ejemplo, si un paciente fuese a una sesión con Milton
Erickson, porque estaba fumando mucho y quería dejar de fu-
mar, Erickson podría decir y solicitar al paciente algo así como:

—Eso está muy bien, pero ahora empiece a fumar cuatro


veces más de lo que ha venido haciendo y, la próxima se-
mana, disminuya a tres veces, después vuelva a cuatro, y
la semana siguiente a dos, para posteriormente volver a lo
que fuma hoy.
Muchas veces el paciente reaccionaba de forma airada o
confusa y le manifestaba, diciéndole: “¡Bueno, yo vine
aquí para que usted me ayude a mejorar!”.

Similar a aquella historia donde trabajaba con niños o niñas que


se chupaban los dedos. Entonces les decía: “Mira, está muy bien
que chupes tu dedo gordo, pero me parece que eso es injusto
para los otros dedos que no tienen el placer de ser chupeteados.
¿Qué tal si te empiezas a chupetear cada uno de los dedos de
las dos manos por 5 minutos y después de tres horas vuelves a
repetirlo?".
Desde ahí se establece la paradoja, donde a una conducta sin
control, Erickson le establece normas, controles y procesos de
aquello, haciendo que el paciente ya no viva la misma experien-
cia (trance) que tenía previamente.
Como se puede dar cuenta, la parte paradojal es muy impor-
tante, pues es un componente de la dualidad del trance, pues
en muchas quejas hemos generado una estructura paradojal.
Una de ellas es la "paradoja de la protección", que es muy
común y consiste en que “yo no hago eso porque no quiero su-
frir", y a su vez, "porque no hago o tengo aquello, sufro”.

106
Por ejemplo: “No quiero tener una relación de pareja con
otra persona, porque si esto sucede, seguro que esta persona
me va a causar daño". "Entonces me protejo, pues es preferible
quedarme solo/sola, pero sé que si me quedo solo/sola, sufriré y
me sentiré mal, pues estar solo/sola me hace daño”.
Esto es una construcción paradojal del paciente, por lo tanto,
se le podría decir:

—Sabes, me parece que no eres capaz de sufrir realmen-


te; sólo lo vives como un proceso intelectual. ¿Qué pasa si
pruebas de alguna manera y lo vives?

Esta sería una posibilidad de orientar al paciente a que rompa


el estado en el que se encuentra.

Intensificación de la dinámica. Usted se percatará que varias


de estas posibilidades de intervención se podrían categorizar
también en diferentes alternativas planteadas, pues el grado de
intervención que cubren permite la actuación para el paciente
en distintos planos de acción.
Para el caso de intensificación de la dinámica, quisiera dar co-
mo ejemplo un caso que tuve:

Una paciente declaraba tener contracturas en el cuello y


dolores permanentes.
Entonces me dijo:
—Tengo un estado muy extraño. Ando como Robocop.
Yo le pregunté:
— ¿Y qué es lo opuesto a lo que tiene usted?
—Ahhh, eso es como un río que fluye.
Y se relajó, y decía que se sentía suave. Entonces le pedí:
—Contráigase. Haga como que está lo más tensa posible.
Entonces lo empezó a hacer y le dije:

107
—No, eso es muy poco. Hágalo más.
Entonces preguntó:
— ¿Por qué me pide eso?
—Es que me da placer y lo encuentro divertido.
Y en la sesión seguimos con:
—Ahora suelta.
Y luego otra vez, le dije: “Contrae, contrae, contrae, más,
más, más y suelta”.

En el proceso de intensificar y bajar, intensificar y bajar, ella


profundiza su trance.
En el fondo, el paciente gana consciencia del trance que ha
estado viviendo, haciéndose presente el efecto paradojal e in-
tensificador de la misma experiencia, permitiendo que los ele-
mentos psicodinámicos asociados a la experiencia sean posibles
de controlar, pues intensifica y atenúa aquello que antes era
constante.

Humor. Siempre es factible hacer intervenciones con humor.


Eso sí, usted debe estar preparado, porque en ocasiones gene-
raremos rapport y en otras anti-rapport. Por lo tanto, como en
casi todas las intervenciones de Hipnosis Provocativa, usted
debe tener claridad de la oportunidad y el objetivo de la inter-
vención.
Por ejemplo, si alguien llega y le dice:

—Mira, estoy con un problema porque no logro concen-


trarme.
Y usted le responde:
—Ah, ¡tú también!

Lo más probable es que esa persona no sepa exactamente a lo


que se está refiriendo: si sucede que ustedes tampoco logran

108
concentrarse, o que muchos pacientes tienen el mismo síntoma.
Lo importante es que ya no está pensando de forma lineal, so-
lamente en su problema.
El humor le va a causar un "non sequitur", es decir, que en su
línea de proceso, en su tren de pensamientos, hay una interven-
ción, en la cual se le produce otro trance dentro del trance.
Ese es el momento donde, con plena conciencia, podemos
hacer intervenciones claves, siembras, y debemos preocuparnos
de hacerlo con sumo cuidado ya que nada puede ser dejado al
azar.
Este elemento de humor podría parecer un chiste gratuito,
pero no lo es, pues está dentro del marco de la terapia necesa-
ria para ese paciente en especial.

Desplazamiento Asociativo y de oposición de las identifica-


ciones. Otra intervención que se realiza es lo que llamaríamos
un Desplazamiento Asociativo. Por ejemplo, en el caso de que al-
guien diga, "Mira, tengo un dolor tremendo en mi brazo” y
usted sabe que el paciente ya ha ido a su médico y que, por lo
tanto, es probable que ese dolor esté conectado con algo psico-
somático.
La intervención podría ocurrir de tal manera que se despla-
zara el dolor que tiene en el brazo a otra parte de su cuerpo.
Es decir, se puede desplazar el dolor de tal manera que apa-
rezca en el otro brazo, o en la pierna, y al hacer eso usted va a
estar jugando paradojalmente con las posibilidades de lo que
tenía ese trance.
En el fondo, nuevamente le está mostrando de forma indi-
recta "control" al paciente.
La Oposición de las Identificaciones, tiene que ver con buscar
siempre el polar, imaginarse que aquello que está siendo pre-
sentado, podría tener una dirección opuesta.

109
Nombre/Re-etiquetado. Los re-encuadres, las etiquetas que
significan las experiencias, son muy conocidos, porque cuando
estructuramos la experiencia, aun cuando dicha experiencia no
sea todo lo funcional que deseamos, sabemos que está clasifica-
da lógicamente y tiene una organización dentro de nuestra
construcción de realidad.
Supongo que usted, al igual que gran parte de las personas,
ha tenido amigos que por alguna razón dejan de ser amigos o
amigas. Preguntas para usted:

¿Fue usted el que terminó la relación o terminaron la re-


lación con usted?
¿Por qué ocurrió eso?

Una posible respuesta se relaciona con el significado que usted


le entrega a la clasificación lógica de lo que pudiera atribuir,
dentro del marco de la estructura de nuestra sociedad u organi-
zación parental, al concepto o etiqueta “amigo” o “amiga”.
Entonces, ¿qué significa “Amigos/Amigas”?
“Amigos” podría significar alguien que está siempre ahí, que
lo escucha, que es leal, que es fiel y que lo apoya.
Si se percata, ese mismo significado podría atribuirse a un
perro.
Entonces, ¿qué ocurre si esta persona no se comporta como
un perro, o sea, tiene voluntad propia y no necesariamente es-
tará siempre ahí para usted y le será siempre fiel?
Por lo tanto, si usted le cambia la etiqueta a algo diferente de
“amigo”, lo más probable es que la percepción del trance ya no
sea igual.
Esa persona ya no lo va a considerar como un amigo, pues
él/ella le puso atributos y características que no le correspon-
dían a esa persona en especial.

110
En este caso, como intervención se haría un re-encuadre a
través de cambios lógicos de etiquetas.

Saltar y apresurarse. Otro tipo de intervención es Saltar y Apre-


surarse. Usted está haciendo una intervención inesperada y, por
lo tanto, debe tener mucha consciencia del rapport existente
para poder aplicar esta alternativa.
Por ejemplo, que alguien llegue a verlo a su consulta —y hay
mucho de humor en esto—, y le cuente:

—Mira, estoy con problemas, porque hay una mujer mal-


vada que no me quiere.
Entonces se le puede decir:
— ¡Ah, ya! Sí, lo entiendo. La última vez vi una cosa simi-
lar y no había nada que hacer.
Entonces, la persona va a decir:
—Oiga, pero yo vine aquí para que usted me ayude.
Y frente a eso le respondo:
—Créame, que esto va a ser muy difícil en su caso.
Y ahí es probable que el paciente diga:
—Pero si no me ha escuchado nada, mejor se lo digo más
claro.

El hecho principal en esta intervención es que le ha cambiado


al paciente el marco de contexto y, en ese cambio de contexto
usted tiene plena consciencia de lo que ha estado haciendo. Sin
embargo, el paciente no lo sabe. Él cree que de repente se están
riendo, se están burlando, o que lo están tomando de forma
muy ligera.
Lo importante es que sí, hay una clara dirección de qué vie-
ne después y cuál es el próximo paso.
Lo primero es intervenir el trance, sacarlo de esa solidez
desde donde estaba situado y "moverlo".

111
Una vez que ya está en movimiento y se encuentra algo más
flexible, va a ser mucho más fácil que se realice cualquier inter-
vención.

No Completar Frases. Podemos ver este tipo de intervención


de No Completar Frases con otro ejemplo.
Le voy a decir a alguien:

—Entonces… eso… les queda claro, y después podría ser


lo otro, que si bien es cierto se opone a aquello o no.

Esta situación le genera una gran confusión al paciente, acerca


de qué tipo de terapia se trata.
Y eso, otra vez, provoca un “non sequitur”, un "remezón" en
su estructura de proceso, en ese trance que ha estado estableci-
do, guiándolo hacia su emoción más profunda.
Desde ahí esa persona entra en otro trance, un trance pro-
bablemente inesperado.
El hecho que ocurre es que cuando el terapeuta no completa
la frase, la persona la rellenará, porque no podemos no relle-
nar.
Por ejemplo, si yo le digo a usted:

—No necesita responderme pero ¿uno más uno?


No sé por qué, pero tengo la idea que usted en su cabeza
ha realizado la suma, ¿cierto? ¿Qué le hizo sumar? ¿Qué
le dio a usted por sumar?

A pesar que le solicité que no necesitaba la respuesta, solo por-


que dije uno más uno, usted realizó igual la suma, pues tenía
que completar aquello que no estaba cerrado.
Si se da cuenta, empieza a recibir una provocación con eso.

112
Pero el paciente no puede no rellenar; dos negaciones que se
transforman en una afirmación.
Es interesante esta intervención porque el paciente no tiene
clara la dirección de la terapia, si sabe que se le sugieren ciertos
elementos como puntuaciones, pero es él mismo quien va com-
pletando la dirección para que esta no sea absurda, y en eso,
tenemos conciencia de los cambios que aparecerán en el trance
establecido en el paciente.

Fingir / avergonzado / estar impresionado. Otra posible inter-


vención es Fingir. Fingir lo que usted crea necesario para causar
una interrupción en el proceso de trance del paciente.
Puede ser un fingir que no escuchó, que no entendió, fingir
que está impresionado, decir algo como:

—¡¡¡Oh, no!!! Eso es grave, es muy grave. ¡¡¡En serio!!!


¡No, pero es muy, muy grave!
Hasta que el paciente le pudiera decir:
—Oiga, pero no es tan grave.

Y en ese proceso nuevamente hay un “non sequitur” que cam-


bia la estructura del trance. Esta operación sería similar para
estar avergonzado e impresionado.

Fantasías/diálogos imaginarios. Una alternativa muy interesan-


te de intervención es generar fantasías y diálogos imaginarios.
Estos diálogos imaginarios hacen que aparezcan posibilida-
des que no existían.
El paciente va a realizar conexiones desde otras perspectivas,
diálogos con otras personas que no están, diálogos con personas
y los respectivos asuntos que han solucionado, diálogos que se
conectan con fantasías.

113
Por ejemplo, usted le puede decir a alguien con un trauma
de accidente automovilístico:

—Suponga que usted fuera un tomate y empezaras a te-


ner un diálogo con este tomate que se cayó un día de un
pobre camión, ¿qué cree usted que pasaría?
Si se dan cuenta, la situación es bastante absurda, pero el
paciente le podría decir:
—No sé.
Y usted insiste:
—No, pero imagínense que es un tomate.

Entonces varios de los fenómenos hipnóticos se empiezan a dar


en este absurdo donde la persona se identifica con un tomate y
adquiere las propiedades del tomate y una vez que ya está en
trance, usted sabe que ha intervenido algo que antes estaba
consolidado.

Cambio de Perspectivas. La intervención por medio de los


Cambios de Perspectivas, supone proponerle al paciente que ob-
serve determinados fenómenos o escenas desde muy arriba o
desde muy abajo, desde un ángulo mental que no había consi-
derado.
En este caso se está invitando al paciente a mirar el mundo
como si fuera otra persona, o tuviera la percepción de todo un
colectivo, como por ejemplo: ¿qué ve tu familia de esto?, ¿o tus
compañeros de trabajo?
También se le puede solicitar el imaginar que aquello que lo
aqueja tenga solución y que sabe quién es la persona que rápi-
damente le daría una respuesta.
Una vez que el paciente experimente la solución con el cam-
bio de perspectiva, usted ya debe presuponer que ha aprendi-

114
do, y que el trance que ha traído a la sesión empieza a modifi-
carse.

¿Cuál es el problema? Esta intervención es bastante provocati-


va y se usa cuando usted tiene certeza de que puede ser bien
recibida. Por ejemplo, alguien le dice:

—Mira, estoy muy enamorada, pero no logro olvidarme


de esa persona.
Entonces se le puede preguntar
—Y... ¿Cuál es tu problema?
Y la persona responde:
—Bueno, es que estoy muy complicada, porque no logro
olvidarme, ya se lo dije.
Y frente a eso insistimos:
—Sí, sí, sí. ¿Pero cuál es tu problema?
Entonces la persona le puede explicar un par de veces,
hasta que se molesta...

De esta forma, usted produjo un “non sequitur” y ese es el mo-


mento de intervenir a la persona, que ahora se encontrará en
otro trance.
Salió del trance-problema donde estaba, para encontrarse en
un nuevo trance, trance-molestia.
Otra posible alternativa de intervención sería que se le dijera:

—Bien. Ok. Cuénteme cómo lo soluciona.


Y la persona continúa:
—No, no. Pero tengo este problema.
—Sí, está bien, pero, por favor, dígame cómo lo soluciona
y cuáles son las posibilidades que existen.
—Es que no lo sé, para eso vine acá.
Y usted insiste:

115
—Bueno, pero cuénteme cómo lo va a solucionar.

Nuevamente ha establecido un cambio en el trance del paciente


donde lo establecido abre paso a una nueva oportunidad de
intervención.

Conclusiones

Para realizar intervenciones con elementos de la Hipnosis Pro-


vocativa usted debe estar en profunda sintonía y rapport con su
paciente.
Debe tener siempre presente que aquello que su paciente le
presenta como queja se ha establecido como un trance, y que
este trance interviene la identidad de nuestro paciente, pero
que al mismo tiempo, el paciente no es el trance que presenta.
Las alternativas de intervención presentadas son herramien-
tas adicionales para que usted pueda utilizarlas en contextos
donde el trance presentado amerite ser intervenido con deci-
sión y cariño.
La forma de la intervención escapa a lo tradicional y desde
esa perspectiva el factor sorpresa ayuda a que el trance estable-
cido en el paciente se modifique, para que pueda moverse
pronto desde el trance-queja a otro trance que le sea distinto y
más positivo.
En esto se busca el reencuentro con la esencia de la Hipnosis
Ericksoniana: ayudar a que las personas sean más felices.

Referencias

Farrelly, F. and. Brandsma, J. M. (1981). Provocative Therapy. Metapublications.


Wolinsky, S. (1991). Trances People Live: Healing Approaches in Quantum Psychology. Bra-
mble Company.

116
Capítulo V
Manejo Ericksoniano Estratégico
de las Emociones
Rafael Núñez Ortiz y
Jorge Luis Abia Guerrero 6

H
acia finales del siglo XVIII, a partir de la Revolu-
ción Industrial, la humanidad dejó de lado a las
emociones para dedicar sus esfuerzos a construir
un mundo menos agreste para el género humano.
Eso implicó que se privilegiara al “positivismo” y todo cuan-
to se saliera de dicho esquema de pensamiento era automáti-
camente rechazado, particularmente las emociones.
A partir de los años sesenta del siglo XX, se comenzó a po-
pularizar la consciencia acerca de que el desarrollo indiscrimi-
nado de los avances tecnológicos estaba repercutiendo severa-
mente en los equilibrios de la naturaleza, gestándose así lo que
hoy conocemos como Ecología, la preocupación por conservar
el medio ambiente.
Con el progreso de la tecnología, los seres humanos nos he-
mos visto sumamente beneficiados, por ejemplo, nuestras ropas
de textiles sintéticos nos dan un confort superior a cuando se
tenían que almidonar los cuellos y puños de las camisas; ade-

6
Co-Directores del Instituto Milton H. Erickson de la Cd. de México; UNAM, FES
Iztacala. Correo electrónico: [email protected]

117
más, al salir de la secadora, basta con extender la ropa y doblar-
la adecuadamente para que quede lista para ser utilizada.
Poco a poco, la tecnología ha ido devolviendo a la humani-
dad su mirada hacia su consciencia, esto es, la percepción pro-
funda del “sí mismo” y de la comunidad a la que pertenecemos,
planteándonos un reencuentro con el interior de los seres hu-
manos.
La tecnología nos ha permitido hacer viajes al espacio exte-
rior, ahora la tecnología nos está permitiendo a los seres huma-
nos recomenzar a realizar viajes a nuestro espacio interior y
cuestionarnos tan profundamente como sea tolerable, el sentido
de nuestra existencia.
En este retorno al “sí mismo” de la humanidad, hemos expe-
rimentado un estallido creativo en las disciplinas que se dedican
al universo interior de los seres humanos.
Una de las principales funciones de las emociones displacen-
teras, desde el punto de vista estratégico, es generar cierta in-
comodidad en nuestro interior para motivarnos a buscar el sa-
tisfactor que será capaz de devolvernos la estabilidad.
Gracias a la Hipnoterapia hemos descubierto en el Instituto
que la depresión “revuelve” las emociones, como una “sopa”
indiferenciada, dando como resultado algunos de los síntomas
de la depresión: la apatía, la irritabilidad, la dificultad para
disfrutar, los problemas para concentrarse, las ideas fijas, etcé-
tera.
Al revolverse las emociones el sujeto pierde la motivación y
tampoco logra distinguir cuáles son los satisfactores que le están
haciendo falta y se deprime más cada vez, bajando su autoesti-
ma ante la incapacidad de proveerse a sí mismo de la satisfac-
ción de sus necesidades.
En vista de esto, como resultado de explorar directamente,
mediante hipnosis, con las mentes inconscientes de quienes
sufren depresión, se ha visto la necesidad de instrumentar téc-

118
nicas hipnoterapéuticas que faciliten la diferenciación de emo-
ciones, darles elaboración, aprender de ellas y descubrir su uti-
lidad en nuestras vidas.

Inteligencia emocional

A principios del siglo XX, en la primera guerra mundial, se


reclutó indiscriminadamente a los soldados que irían al frente
en las batallas y se encontraron con el problema, que muchos
de ellos no eran capaces de seguir más de una instrucción a la
vez. De ahí surgió la necesidad de medir el famosísimo “Coefi-
ciente Intelectual”, más bien para rechazar a los que no poseían
la habilidad de atender a más de una orden a la vez. Así que el
sentido de la medición del “Coeficiente Intelectual” o I.Q. por
sus siglas en inglés, no fue para dar con los brillantes, sino para
evitar seleccionar a los que se encontraban en un desarrollo de
habilidades en el límite mínimo indispensable.
Conforme fueron pasando los años, se fue rompiendo con la
creencia de que los humanos nacemos con una capacidad inte-
lectual inamovible, sino más bien los estudiosos de la inteligen-
cia, se dieron cuenta que es producto de la reunión de veintiséis
habilidades y todas ellas, en general, con capacidad de ser en-
trenables para ser mejoradas.
En los noventa del siglo XX, cobró auge una corriente muy
interesante sobre el estudio de la Inteligencia, que fue llamada
la “Inteligencia Emocional”, con el afán de reconocer el peso
tan importante que tienen las emociones dentro de las habili-
dades que componen la inteligencia.
Algunos autores proponen que gracias a las emociones los
seres humanos han logrado evolucionar y progresar como lo
han hecho hasta ahora. Las emociones tienen la capacidad de
ponernos de frente a nuestras necesidades insatisfechas, o avi-

119
sarnos que ya llegamos a la meta deseada y nos toca gozar de
ella.
Estudiosos del “éxito” han concluido que un éxito pleno es el
que comprende tanto el éxito intelectual como el afectivo. Estos
mismos estudiosos del éxito, encontraron que no hay ninguna
relación entre un alto “Coeficiente Intelectual” (I.Q.) y el éxito
conseguido por estos sujetos en sus vidas. Y sí han encontrado
una relación directa entre el éxito alcanzado y un alto “Coefi-
ciente Emocional”. Aunque estas son investigaciones que ape-
nas están en una etapa exploratoria y por lo tanto sus resulta-
dos no son aún contundentes, sí nos permiten replantearnos la
importancia que puede tener el lograr un desarrollo emocional
óptimo para aproximarnos más a la posibilidad de sentirnos
más plenamente realizados en nuestras vidas.
Otro aspecto relevante de la propuesta de la “Inteligencia
Emocional” es que además de contactar con tus propias emo-
ciones, para alcanzar el éxito emocional, también necesitas ser
sensible a las emociones de quienes te rodean y conseguir que
tanto las emociones de uno mismo como las emociones de
quienes te rodean, se pongan al servicio de lograr la meta que
los haya reunido.

Abordaje neurofisiológico de las emociones

En el cerebro humano, el lugar donde se originan las emocio-


nes ha sido ubicado en el hipotálamo y el sistema límbico, dos
de las partes más primitivas del cerebro humano y por lo tanto
responsables de un período muy importante de la evolución y la
supervivencia del género humano.
Por otro lado tenemos la corteza cerebral, que es la parte
que integra la reflexión personal racional del cerebro humano,
siendo la sección más evolucionada del cerebro. Para que las

120
emociones tengan el beneficio de la corteza del cerebro, esto es,
que la emociones participen en los procesos racionales, se nece-
sita “entrenar” a los sujetos para permitir que sus emociones de
alguna manera voluntaria, tengan acceso desde los centros
emocionales localizados en el hipotálamo y el sistema límbico,
hasta la corteza cerebral, para que las personas se vean benefi-
ciadas de la integración de los procesos racionales y emociona-
les.

Abordaje interaccional de las emociones

Las emociones son esenciales para el funcionamiento social. Por


ejemplo, el sentimiento de culpa, permite que evitemos lastimar
a los demás en la consecución de nuestras metas, esto es, si yo
deseo un automóvil, la culpa no me permite robarlo. Para deci-
dir unirnos a otra persona para conformar una familia, ideal-
mente en nuestra sociedad actual, se recomienda sentir amor
hacia esa persona para poder sobrellevar más fácilmente las
vicisitudes de una relación de pareja y de ejercer la función de
padres de familia.
El deseo de lograr algo o sostenernos en la meta ya alcanza-
da es conocido como “motivación”. La motivación es básica
para que las interacciones humanas resulten funcionales. La
motivación no viene de afuera, sino que surge del interior de
cada ser humano, y es producto de las emociones que se mue-
ven tanto en el individuo como en las interacciones sociales.

Definición de emoción

Para los efectos de este capítulo, definiremos emoción de


acuerdo a lo establecido por la Asociación Americana de Psi-

121
quiatría, cuya descripción es: "emoción es un estado de senti-
miento complejo con componentes psicológicos, somáticos y de
comportamiento que está relacionado con el afecto y el estado
de ánimo" (Kaplan, 1999).
Por "afecto" comprenderemos la manifestación externa de la
unión de las emociones y las ideas; y por "estado de ánimo" una
emoción sostenida (Ibid.).
Por sentimiento entenderemos la sensación corporal que nos
produce una situación sin llegar todavía a conformarse como
una emoción, incluso, para cada sentimiento corresponde una
gesticulación facial, mientras que hay estados emocionales que
pueden pasar desapercibidos para los demás.

Contribución de la Hipnoterapia Ericksoniana Estratégica

Para la Hipnoterapia Ericksoniana Estratégica, las emociones


son reconocidas desde su “utilidad”, esto es, las emociones son
como los puentes que nos ponen en contacto con los medios
para satisfacer nuestras necesidades insatisfechas, o como seña-
les de alarma que nos informan de riesgos en el camino que
estamos recorriendo para llegar a cubrir una necesidad, o las
emociones también nos informan que ya llegamos a la meta
deseada y nos corresponde gozar de nuestros logros.
La hipnosis contribuye en la mejoría de nuestro “Coeficiente
Emocional”, en tanto que nos puede permitir tener un contacto
más directo con nuestras emociones y además permitiéndonos
negociar con ellas para que participen de los procesos raciona-
les, con el fin de que nuestras respuestas emocionales sean mo-
deradas, sin reprimirlas, teniendo claras las necesidades insatis-
fechas que nos ponen de frente a nosotros mismos, o la señal de
alarma que nos avisa de posibles riesgos que nos convendría

122
sortear o para avisarnos que ya nos toca gozar de los logros que
hemos alcanzado.
Una ancestral meditación Sufi propone identificar cada
emoción con el color de determinados estambres, enredarlos lo
más posible y trabajar un largo rato desenredándolos y medi-
tando al mismo tiempo acerca de las situaciones que se han
vivido como resultado del enredo emocional. Conforme la per-
sona va avanzando en dicha meditación, llega un momento en
que comienza a desenredar la madeja de estambres de colores,
como una representación de que el enredo está siendo elaborado.
Una historia Huichol (indígenas mexicanos del norte de Ja-
lisco) cuenta que dentro de nosotros habitan nuestros hijos (e hijas)
internos, esos hijos son nuestras emo-
ciones. A esos hijos hay que darles todo
lo que se da a un hijo para que crezca
saludable: reconocimiento, alimento,
cariño, atención, límites, libertad, etcé-
tera. Cuando no tratamos adecuada-
mente a uno de nuestros hijos interno,
éste nos hace travesuras, nos pone el
pie, nos abandona, se asocia con otros
para “darnos lata”, etc. Dejan de estar
en nosotros y se va a nuestra sombra y
ya no podemos disfrutar de sus benefi-
cios. Para recuperarlos, primeramente
hay que reconocerlos y pedirles perdón
por haberlos abandonado. Cumpliendo
con nuestro papel de darles reconoci-
miento, alimento, cariño, atención, límites, libertad. A cambio recibimos
sus beneficios. Enojo, miedo, tristeza y todas tus emociones feas y des-
agradables se convierten en las guardianas de nuestra alegría, de nues-
tra felicidad, de nuestra tranquilidad. Incluso estos hijos pueden llegar
a evolucionar tanto que en algunas ocasiones actúan como maestros

123
internos nuestros (Comunicación directa al maestro Rafael Núñez
del Chamán Mara’kame Huichol Agustín Xilaumine).
En nuestro Instituto, el enfoque ericksoniano estratégico nos
ha llevado a considerar, desde el punto de vista de la “utilidad”
de las emociones, la clasificación que llevó a cabo el Ministerio
de Salud de Colombia en 1999, en que agrupó 100 emociones
en 4 familias:

1) Miedo
2) Tristeza
3) Enojo
4) Alegría

Desde nuestro punto de vista estratégico acerca del comporta-


miento de la Mente Inconsciente, que categoriza la realidad en
función de lo placentera o displacentera que la percibe, encon-
tramos que el 25% de estas emociones de esta lista son placen-
teras y el 75% son displacenteras.
Una explicación que encontramos es que como la mayoría
del tiempo estamos buscando alcanzar la satisfacción de nues-
tras necesidades, las emociones son más bien displacenteras,
con el fin de impulsarnos a buscar un estadío de bienestar. Y las
emociones desagradables se transforman en las guardianas de
nuestra alegría, tranquilidad, paz y felicidad.
Pero si no desentrañamos el mensaje de la emoción des-
agradable, nos podemos quedar atrapados en ella y el malestar
que nos produce se convierte en un sin sentido, para ello con-
tamos con el Reencuadre.
Además, las emociones no nacen educadas, las debemos
educar, para que cada una cumpla con su cometido estratégico,
por ejemplo:

124
- Miedo: tiene la capacidad de estimular la sinapsis de pre-
visión, la función de la memoria humana más evoluciona-
da y compleja, ya que utiliza toda la información acumu-
lada en la memoria para prever posibles riesgos y así po-
der protegernos de ellos.
- Tristeza: estratégicamente puede ser dirigida para que a
través del dolor emocional moderado, localice las heridas
emocionales y tiene la facultad de aliviarlas.
- Enojo: marca los límites saludables de la persona con su
entorno, ya sea para defendernos o para que respetemos
a las demás personas.
- Alegría: nos avisa que ya vamos en camino a lograr el sa-
tisfactor, o nos avisa que ya llegamos y que nos toca gozar
en lo que surge la próxima insatisfacción.

Sin embargo, los mejores reencuadres que recordemos que se


realizan con la utilidad complementaria de la emoción des-
agradable, son los que se hace a sí mismo el paciente.
Cuando el paciente no puede identificar el nombre de la
emoción que está sintiendo, utilizamos una tabla de expresiones
que originalmente tenían nombre y que nosotros decidimos
quitárselos ya que contamos con la lista de emociones.
En algunas ocasiones, enfrentamos situaciones atrapantes,
paradojales, en las que las ilusiones de alternativas solamente
nos hacen empeorar el problema; para estos casos, Erickson
desarrolló la intervención paradojal, en la que sucede algo muy
interesante, al no existir la solución dentro de las alternativas,
la solución es inventada por la Mente Inconsciente.

125
Conclusiones

En resumen, para el Enfoque Ericksoniano Estratégico, no hay


emociones buenas ni emociones malas; todas las emociones son
útiles. Si bien algunas se sienten de manera desagradable y
otras se sienten agradables, no necesariamente las desagrada-
bles son malas o las emociones agradables son buenas.
El uso de la hipnosis nos permite comunicarnos de forma
directa con la Mente Inconsciente, por lo tanto, la hipnosis es
tecnología de comunicación humana; a través de la hipnosis
logramos tener contacto directo con el aparato emocional y le
asesoramos para que se organice de manera estratégica, enfo-
cado a la construcción de soluciones.
Una vez reorganizado el aparato emocional, a la emoción
más desagradable que esté percibiendo el consultante en rela-
ción a su problema, aplicamos un reencuadre, para que la emo-
ción más desagradable nos indique el camino de la solución.
Detrás de la emoción más desagradable se esconde la solución.

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127
Anexos
Familias de emociones7

ALEGRÍA TRISTEZA ENOJO MIEDO


Feliz Deprimido Rabioso Asustado
Tranquilo Destrozado Irritado Angustiado
Capaz Sometido Enérgico Perplejo
Abierto Aburrido Lejano Inseguro
Amoroso Aislado Endurecido Aturdido
Íntimo Solo Inconforme Huidizo
Respetuoso Vacío Disgustado Confundido
Despreocupado Utilizado Frustrado Cobarde
Confortado Evasivo Desafiante Callado
Tolerante Preocupado Incómodo Alarmado
Radiante Derrotado Insolente Tímido
Realizado Tonto Explotado Indeciso
Complacido Agobiado Despreciado Voluble
Afectuoso Apenado Violento Pasivo
Cariñoso Rechazado Resentido Desesperado
Gustoso Avergonzado Vengativo Celoso
Emocionado Desalentado Enfurecido Paralizado
Calmado Conmovido Impaciente Amenazado
Gozoso Apesadumbra- Iracundo Tenso
Fuerte do
Abandonado Agresivo Culpable
Optimista Distante Envidioso Confuso
Estimado Lloroso Dominante Ansioso

7Tomado de: Manual Habilidades para la Vida, Ministerio de Salud Colombia, 1999.

128
Satisfecho Suplicante Beligerante Sorprendido
Cercano Cansado Destructivo Horrorizado
Tierno Agotado Furioso Destruido

129
Tabla de expresiones de sentimientos8

1 2 3 4 5 6

7 8 9 10 11 12 13

14 15 16 17 18 19

8 Cati L. Kordotr-l, Stasy Azok; Life Managment Skills; Wellness Reproduction Inc,
Ohio, USA; 1989; ISBN-0-9622022-4-X

130
20 21 22 23 24 25

26 27 28 29

131
132
Capítulo VI
Metáforas Terapéuticas

Javier Ramírez Lira 9


Liliana Molerez Pulido

En una buena terapia la metáfora es la ventana de la mente al universo, es el sendero más directo
al corazón, es el golpe indirecto y más travieso, también el robo más grande a la razón.
La metáfora o te lleva o te acompaña a lugares donde la razón se niega a ir, y cuando más parece
que te engaña te muestra lo que siempre ha estado allí.
—Javier Ramírez L.

L
a metáfora puede ser un recurso poético, narrativo o
discursivo para muchos fines; lo que aquí nos ocupa es
su aplicación como recurso terapéutico. Más particu-
larizada aun, es un recurso hipnoterapéutico. Es a esta
aplicación a la que vamos a referirnos en este capítulo, presen-
tando una serie de restricciones y alcances que generalmente no
tiene en otras, como lo veremos a continuación.
¿Para qué va a ser usada la metáfora? Una metáfora es una
vía para comunicar y producir un cambio en algún tipo de acti-
tud, perspectiva, emoción, creencia y finalmente conducta y
calidad de vida. Por lo tanto, es importante diseñarla en base a
un buen trabajo de entrevista con el paciente, su historia, situa-
ción actual en los aspectos de salud, familia, social, laboral,
emocional, cambios significativos y cómo le afectan actualmen-
te, así como definir cuáles son sus metas de vida y terapéuticas;
en base a esto, se va a poder postular una hipótesis de los dife-
rentes factores de la situación no deseada del paciente y de los

9 Instituto Erickson de Terapia Breve. Correo electrónico: [email protected]

133
elementos que buscamos modificar para apoyar al paciente en
el logro de sus metas.

Metáfora terapéutica

Los Lankton la describen de la siguiente manera: “Es una histo-


ria con dispositivos dramáticos que capta la atención del oyente
y proporciona un marco de referencia alterado a través del cual
los clientes (pacientes) pueden ser cautivados con experiencias
inusuales” (Lankton y Lankton, 1986).
El ser humano utiliza un sistema representacional, tanto en
la comunicación intrapsíquica como en la extrapsíquica, pues es
así como está constituido desde sus orígenes. Para nuestros an-
cestros el olor y el sonido de las cosas anunciaba a la cosa mis-
ma: el rugido de un gran felino no requiere que lo veamos para
saber que está allí. Sin embargo la o las experiencias previas
con estos felinos sí serán diferentes para cada uno, dependien-
do tanto de lo ocurrido como del impacto emocional vivido por
la persona, ya sea que lo mató o lo hirió, se sintió indefenso o
poderoso. Esto irá formando una memoria tanto en lo cognitivo
como en lo emotivo, lo que a su vez dará lugar a un mecanismo
causa-efecto en la persona; si al enfrentar a la fiera, las emocio-
nes fueron ansiedad y temor, con resultados de triunfo, es muy
probable que así lo vuelva a experimentar ante el siguiente
evento similar, con prevalencia de la emoción que haya sido
más dominante, acompañada de la conducta más firmemente
grabada.

134
El símbolo

Es importante darnos cuenta de que todo lo que captamos en


nuestra mente es símbolo, ya que ni el objeto mismo ni su reali-
dad esencial pueden estar en nuestro cerebro. La letra “A” es
un símbolo que en español tiene un sonido y en inglés otro. Sin
embargo la letra no es ese sonido, es solo su representación, y
así podemos continuar si hablamos de la casa, de una carne
asada, su apariencia, aroma, sabor, de una rosa y su color, de
una ballena y su canto, de un beso de amor, del espectáculo de
un atardecer, estaremos hablando aparentemente en cada caso
de una misma cosa y esta resultará diferente para cada persona.
Al estar utilizando palabras (símbolos) y relatando eventos
(símbolos) estaremos formando historias que constituirán sím-
bolos de símbolos; un enredijo, ¿no? Mas así es como funcio-
namos.
El gran maestro de la metáfora es el subconsciente, pues su
comunicación con el consciente, los sueños, es en forma de me-
táforas o simbolismos de los cuales el mejor intérprete es la
misma persona.
Muy posiblemente por todo esto es que el doctor Milton Eri-
ckson utilizaba a la metáfora como vía regia al subconsciente,
por empatía, hablándole en su propio idioma.

Significados subjetivos y objetivos de la metáfora

Hay metáforas que son creadas a la medida para un paciente,


basándolas lo más posible en él y su historia, para adaptarnos a
su particular sistema de creencias y significados. Tal metáfora
tendrá características muy subjetivas.
Cuando al crear una metáfora se desea que sea aplicable
para muchas personas, con alguna característica común a resol-

135
ver u obtener en lo cognitivo conductual, entonces estaremos
hablando de la historia compartida de ese grupo y el sistema de
creencias en común de esa cultura. Las características de la
misma serán más objetivas, por lo menos en lo que a ese grupo
se refiere.
Aunque cada símbolo tenga un significado personal, hay una
base cultural subyacente que los enmarca, matiza e impregna.
Veamos el siguiente ejemplo: Si a un grupo de personas
adultas de una misma cultura le pedimos que describa qué ima-
gen les viene de la siguiente, muy breve, descripción: a) un no-
gal plantado en tierra fértil, con raíces profundas; b) un nogal
plantado en terreno pedregoso y árido, con raíces superficiales.
La descripción general que dará el grupo respecto al escenario
(a) tendrá mucha concordancia e igualmente ocurrirá con la
situación (b).
Aquí las discrepancias serán generadas por la individualidad
de cada persona y las concordancias, por la herencia cultural
del grupo.

Figuras arquetípicas

Carl Gustav Jung expresa que en todas las culturas tienden a


existir pre símbolos, “a los contenidos de lo inconsciente colec-
tivo los llamo arquetipos”. Es decir, no están elaborados, no es
algo ya consciente, es solo una tendencia a formar cierto tipo de
símbolos o figuras arquetípicas. Esto es lo subyacente en todas
las culturas y la base de los mitos o cuentos folclóricos tradicio-
nales que sirven o se configuran en base a un propósito o
creencia grupal. De las figuras que surgen de estos arquetipos
también podemos hacer uso, por ejemplo:

136
 El héroe (líder motivado, resiliente, valiente, etcétera).
 El mentor (maestro y guía).
 El mago (creador de soluciones inesperadas).
 El aprendiz (está en proceso de llegar a ser como su maes-
tro).
 El bufón (con pretexto de la broma dice verdades que los
demás no se atreven).
 El loco (rompe todos los protocolos y hace lo impensable)
(Jung y Sallie Nichols, 1988).

La naturaleza como fuente de personajes simbólicos

Al narrar acerca de objetos o seres de la naturaleza, las caracte-


rísticas inherentes a los mismos se asimilan en el pensamiento
de la persona que los oye (el enlace), evocando en él si se usan
de la manera adecuada, algunas de estas características. Por
ejemplo ¿Qué evoca en nosotros lo siguiente?:

 Era como un león…


 Era como un gusano…
 Era como un buitre…
 Era un águila…
 Una montaña…
 Un pantano…
 Un árbol…
 Una hierba...
 El sol…
 Día nublado…
 Viento suave…
 Tormenta…

137
Aquí también podremos encontrar, en cada grupo de personas,
experiencias de concordancias y discrepancias que se darán
respectivamente, las primeras por la herencia cultural grupal y
las segundas por la historia y experiencia personal de cada uno.

¿Para qué las metáforas?

Muchas de las conductas y emociones disfuncionales o desadap-


tativas de cada persona provienen de patrones errados de pen-
samiento, que pertenecen a los procesos conscientes (lineales:
causa-efecto) basados en la lógica y creencias no funcionales o
desadaptativas; las metáforas (procesos no-lineales) tienden a
evadir a estos patrones lógicos. Entre menos parezca que el
relato concierna al paciente, menos barreras defensivas levanta-
rá, lo que evitará que los mensajes implícitos sean evaluados y
procesados por el consciente e integrados a los patrones disfun-
cionales de pensamiento existentes en ese momento.
La metáfora requiere atraer la atención de una manera in-
teresante y no amenazante, para que la atención del sujeto se
vea atrapada voluntariamente, esto lo sabe cualquier buen na-
rrador de cuentos, chistes, anécdotas, etc. Lo que implica salirse
de lo trillado y entrar en lo creativo, entretenido, divertido o
apasionante.
Entonces estamos hablando de enviar propuestas de cambio
al subconsciente (en múltiples niveles o interpretaciones) mien-
tras mantenemos distraído voluntariamente al consciente.
Hay una frase popular que aquí nos parece muy aplicable:
"La verdad no tiene la restricción de ser entretenida ni verosí-
mil, la fantasía sí”.

138
Literalidad de la mente en trance

Es importante que lo que se describa en la metáfora o anécdota


hipnótica, en lo sensorial o en lo emocional, sea lo deseable,
pues eso es lo que el paciente experimentará y grabará en su
inconsciente.
Hace tiempo en una terapia con hipnosis, a un paciente a
quien se deseaba inducir confianza en sus recursos o capacida-
des, entre otras cosas, se le narró el caso (real) de una pequeña
ranita de colores que vive en la selva del Amazonas, que se posa
muy confiada y tranquila en las hojas de pequeñas plantas. Su
defensa consiste en segregar por su piel un líquido irritante y
pegajoso, y cuando algún reptil inexperto la atrapa entre sus
fauces, rápidamente la suelta, pues le provoca una gran irrita-
ción. Después de arrojar la ranita y cerrar la boca, no la puede
abrir por largo rato, debido a lo pegajoso del líquido irritante.
En este punto el paciente comenzó a toser y carraspear con la
boca cerrada (aquí inmediatamente modificamos el tema, na-
rrando uno placentero de saciar la sed con agua fresca, mante-
niendo al paciente en el trance que él estaba experimentando).
Posteriormente, ya fuera de trance, comentó que no sabía por
qué había sentido tanta irritación en la garganta y sin poder
abrir la boca.
En estado de trance el paciente revivificará en sí mismo lo
que describamos y lo hará literalmente; esto último lo hizo no-
tar hace años el maestro Arnoldo Téllez durante uno de sus
seminarios.
Mientras guiaba en trance al paciente al futuro, a vivir la
experiencia del triunfo, le expresó: “¡Ya estás allí, lo lograste!
Saborea el triunfo…” y el paciente, en trance, puso una cara de
extrañeza mientras movía la boca, como buscando el sabor de
algo, sin poder encontrarlo.

139
Aquí Arnoldo Téllez nos señaló lo que estaba ocurriendo: la
mente del paciente en trance, estaba funcionando con la litera-
lidad infantil, buscando encontrar el sabor que se le indicó.
Se pueden contar metáforas, siempre cuidando que lo na-
rrado sea aquello que deseamos que el paciente experimente, lo
deseable. Pero es necesario ser precavidos con las “expresiones”
o palabras metafóricas, pues pueden dar resultados imprevistos.
En uno de sus seminarios, el doctor Milton Erickson men-
cionaba ocho características o valores de las metáforas y anécdo-
tas terapéuticas:

1. Las anécdotas no implican una amenaza.


2. Captan el interés del oyente.
3. Fomentan la independencia del individuo.
4. Pueden ser utilizadas para eludir la natural resistencia al
cambio.
5. Pueden emplearse a fin de controlar la relación entablada
con el sujeto.
6. Ofrecen un modelo de flexibilidad.
7. Pueden crear confusión y así promover en el sujeto una bue-
na respuesta hipnótica.
8. Imprimen su huella en la memoria, haciendo "que la idea
sea más memorable" (Jeffrey Zeig, 1998).

Esto último es muy entendible, pues en general recordamos


mejor una anécdota que un concepto. Es importante señalar
que el valor metafórico de la anécdota se da en la coherencia
entre el propósito y la estructura con que se construye. Al estar-
la narrando en sustitución de la comunicación directa que sería
rechazada o cuestionada por el paciente, debe de cuidarse su
carácter de comunicación “indirecta”. Esto es, evitar todo lo que

140
el paciente pueda identificar como dirigido a él, pero mante-
niendo su objetivo.

Funcionalidad de la metáfora

Los Lankton señalan el efecto de la metáfora en el paciente:

1. El cambio no es resultado de la línea de la historia o el resul-


tado de la historia.
2. Los cambios resultan de la recuperación y vinculación de la
experiencia.
3. La experiencia es recuperada por las metáforas, imágenes o
símbolos.
4. La experiencia está vinculada por proximidad, sugestiones,
sugerencias o enlaces (Lankton y Lankton, 1986).

La metáfora narrada al paciente en trance tiene un alcance mu-


cho más amplio que la mera línea de la historia o su desenlace,
pues desde antes del trance “las semillas” que siembre el tera-
peuta en el paciente (toda acción o comentario previo al trance)
dirigirán a su subconsciente en las vinculaciones, imágenes y
significados que haga con los símbolos de la narración, pudien-
do llegar a construcciones internas completamente ajenas a la
línea o propósito original de la metáfora. En trance, la parte
crítica del consciente está muy disminuida, lo que favorece el
que emerja más fácilmente lo reprimido o se den las ideas y los
cambios que en estado de completa vigilia no serían muy acep-
tables en el proceso normal de pensamientos (Comunicación
Personal con el Maestro Arnoldo Téllez).

141
Es importante que toda metáfora cuide de puntualizar solo
lo deseable y lo positivo, pues es lo que evocará en el paciente y
sus componentes siempre deben de reforzar la resiliencia.
Una metáfora es una vía para comunicar y producir un cam-
bio en algún tipo de actitud, perspectiva, percepción, emoción,
creencia y finalmente conducta y calidad de vida, por lo que es
importante definir para qué va a ser usada y así poder diseñar-
la. Para esto se requiere un buen trabajo de entrevista con el
paciente y, en base a esto, poder postular una hipótesis de los
diferentes factores de la situación no deseada, así como las
áreas en las que buscamos apoyar al paciente en el logro de sus
metas.
Al construir una metáfora es importante evitar sobre-definir
sus elementos, para permitir que surjan del subconsciente del
paciente los siguientes dos aspectos: el subjetivo o la experien-
cia propia, y el objetivo, su cultura y experiencias vividas en
comunidad.
Otra importante razón es que al sobre-definir la metáfora se
puede llegar a entrar en conflicto con lo que esté experimen-
tando el paciente en trance, con la posible salida del trance ante
esa incoherencia (Bandler y Grinder, 1997).

Técnicas de comunicación implícita

Lo siguiente es nuestra interpretación de diferentes técnicas


que se pueden observar en los sistemas de comunicación masiva
y que coinciden con lo que mencionan los Lankton acerca de la
metáfora.
En las metáforas se pueden usar algunas de las técnicas de
desinformación que de diversa manera pueden observarse en
periodismo y comunicación, pero que en nuestro caso serían
utilizadas con “buena intención”.

142
Estas técnicas ya resumidas, son las siguientes:

1. Enunciando a algo o a alguien entre sujetos u objetos con las


características con las que lo queremos “contaminar o im-
pregnar” (interpretamos que a esto los Lankton lo relacio-
nan con proximidad). Si en una nota periodística mencio-
namos a alguien, mencionarlo entre personas de mala repu-
tación es diferente a mencionarlo entre los de buena repu-
tación (esto también se hace al fotografiar a alguien). Por
ejemplo: Asistieron al evento vagabundos, ladrones, el alcalde,
prostitutas, mafiosos y también asistieron el filántropo Don X, el in-
dustrial Z, Juan Pérez y el director del patronato de beneficencia.
¿Cuál es la impresión que recibimos de quién es el alcalde y
quién es Juan Pérez? Hace años en la ciudad de Monterrey
se leía a la entrada de una cantina en el centro de la ciudad
el siguiente letrero: “Se prohíbe la entrada a borrachos, mu-
jeres, perros y vendedores”. ¿Qué impresión nos produce ese
letrero? ¿A qué nivel quedan las mujeres y los vendedores?
En nuestro caso la técnica se utilizaría con otro propósito, en
una sana aplicación.
2. Al mencionar cuatro verdades conocidas, la quinta cosa que
mencionemos y tenga verosimilitud, muy probablemente se
dará por verdad (uso de truismos). Por ejemplo: a) Usted sa-
be que todo en el universo cambia continuamente, b) Así
como que los cambios comienzan por pequeñas variaciones;
c) Es sabido que un hueso quebrado no suelda de golpe, sino
de manera muy gradual, d)También sabe que en las altas
montañas, una pequeña bola de nieve al rodar cuesta abajo
puede producir una gran avalancha, e) Y que lo importante
no es el tipo o tamaño del problema, lo que importa es cómo
se maneja... Si observamos, veremos que estos primeros cua-
tro truismos conllevan una sugestión por proximidad y por

143
enlace (a los que están culturalmente asociados) reforzando
al quinto y último mensaje de la siguiente manera:

 Aplicación de truismos: El primero, Ley universal del cam-


bio. IMPLICACIÓN: Su situación “tiene” que cambiar.
Segundo, Los cambios pueden iniciarse de manera im-
perceptible. IMPLICACIÓN: Este cambio puede comen-
zar con algo leve (interpretación positiva de los sucesos
que vayan ocurriendo). Tercero: La mejoría o sanación
puede ser lenta. IMPLICACIÓN: El cambio se dará para
sanar o reparar gradualmente, fomenta la paciencia y ex-
pectativas positivas a futuro. Cuarto: Es ya cultural “el co-
nocimiento” (repetición) del comportamiento de la bola
de nieve. IMPLICACIÓN: El cambio, aunque se inicie de
manera leve, se irá dando de manera incremental y será
muy fuerte al final. Los primeros cuatro truismos en este
caso operan en “cascada” superponiéndose y acumulando
su efecto, uno sobre el otro, preparando el terreno para el
quinto truismo. Quinto: Ya que los 4 primeros truismos
fueron tomados como verdad (“por todos conocida”) el
quinto es tomado como verdad, por impregnación de
proximidad a 4 verdades. IMPLICACIÓN: Este mensaje
final resta poder al problema, enfocándose en la solución.
 Si algo se repite la suficiente cantidad de veces, o por el suficiente
número de personas, esto se dará por verdadero. A lo largo del
tratamiento, el insistir con una idea, motivará a que sea
aceptada por el paciente.

Qué no hacer en la construcción de una metáfora:

1. Narrar fábulas a adultos, pues al antropomorfizar a los ani-


males puede sonar un tanto bobo y es muy posible que la

144
atención del paciente se vea desviada a pensar “este terapeu-
ta ¿piensa que soy un niño o algo así?
2. Como terapeuta, evite ser el protagonista de las historias que
narra (Lankton y Lankton, 1986).

Algunas reglas para la construcción de una metáfora

1. Defina una meta específica para la construcción de esta me-


táfora.
2. Construya un escenario de referencia que contenga los ele-
mentos necesarios para desarrollar la línea de la historia.
3. Construya una imagen del final que provea el cierre de la
historia.
4. Verifique que los recursos necesarios para alcanzar la meta
sean posibles.
5. Agregue un suspenso dramático (aquello que motiva una curio-
sidad, que capte atención), usando los elementos del drama me-
tafórico (si le es posible).
6. Observe e incorpore las respuestas ideomotoras del paciente
mientras narra la metáfora (Lankton y Lankton, 1986).

Construyendo la metáfora

1. Es muy importante hacer un buen trabajo de entrevista con


el paciente recabando la información necesaria que nos in-
dique el tipo de creencias, valores y principios bajo los cuales
el paciente estructura su realidad, ya que de aquí se tomarán
elementos para la elaboración de la metáfora que sea vero-
símil y aceptable para él, al mismo tiempo que análogos en
su funcionalidad.

145
2. Identificar la sintomatología y emociones no deseables; es
decir, estar atentos a los elementos psicosomáticos y emocio-
nales que lleven al paciente a consulta.
3. Identificar lo que sí desea obtener, en este caso, obviamente
serían elementos contrarios a la lista de lo que nos pudo ha-
ber dado en el punto anterior.
4. De estos elementos deseables, usar analogías que tengan que
ver con situaciones propias de la naturaleza, funcionamiento
de un sistema, verdades o truismos universales, científicos o
culturales que le den estructura a la historia.

Además, en el trance es importante el mantenimiento de una


buena observación a las respuestas ideo-motoras del paciente
para incorporarlas en la medida de lo posible a la narración.

Sintetizando todo lo anterior

En la metáfora hipnótica-terapéutica lo que se busca es la equi-


valencia, no el símil de lo deseado, recordando que para evadir
al consciente lo mejor es lo menos parecido, guiando al pacien-
te con narraciones que detallen lo deseable.
Por ello es importante definir lo mejor posible las metas
deseadas del paciente, en caso de que en lo que exprese pre-
dominen emociones molestas y síntomas no deseados del pa-
ciente, enlístense éstos, así como los obstáculos que encuentra
para vivir una vida más agradable o placentera. Una vez deter-
minados, el siguiente paso es la búsqueda de los posibles opues-
tos deseados, ya que en base a estos “opuestos” estará construi-
da la metáfora que narraremos, junto con las metas deseables
que haya manifestado.
Con estos opuestos podemos determinar cuáles figuras sim-
bólicas del paciente le son más familiares y por lo tanto son

146
menos probables de resistir, pudiendo ser elementos de carác-
ter animal, vegetal, o artificial. Estos pueden ser tomados de la
misma naturaleza (el viento, ríos, mares, montañas, hielo, nu-
bes, etc.) o algo elaborado por la mano del hombre como una
computadora, un automóvil, un tren. Incluso se pueden men-
cionar los elementos que conforman un proceso como el creci-
miento de un árbol, la formación de la lluvia o la formación del
hielo, la cadena de vida en un ecosistema o la fabricación de un
producto dado.
Una vez completados los elementos anteriores, proponemos
una historia y un escenario, entretejiéndola en dirección a la
meta prefijada, más con la imaginación que con la lógica, pero
sin perder la coherencia, revisando que los elementos estén
unidos con una sintaxis agradable de oír, con elementos de
resiliencia y orientación a futuro, si es posible incluyendo de
manera discreta las creencias y valores personales o grupales
expresados por el paciente en la entrevista, cuidando de no
sobre-definir los escenarios.
El desarrollo de la historia debe de fomentar la creencia de
que el logro es regularmente gradual, pero alcanzable, deta-
llando y puntualizando solo las características deseables de él o
los elementos que escogimos.
Crear una imagen final que deje algo a la interpretación
creativa del paciente, generando curiosidad e interés en el te-
ma, y tener el cuidado de que ese algo no incluya a lo no desea-
do.
Dejar un “disparador inevitable” a futuro de la respuesta
emotiva o conductual deseada. Cuidar de revisar la metáfora
con tiempo, antes de narrarla al paciente.

147
Ejemplo 1: Pacientes asmáticos

Se nos pidió la elaboración de una metáfora dirigida a personas


con problemas asmáticos. Al ser una metáfora de aplicación
general ésta tiene que ser elaborada de manera objetiva. Es
decir, es dirigida a un amplio número de personas con un pro-
blema en común y se busca la mayor cantidad de elementos
compartidos para este grupo de personas.
En base a la entrevista encontramos que la sintomatología
observada para las personas con este padecimiento a grandes
rasgos es la siguiente: miedo a que empeore la situación, inse-
guridad. ¿Cuándo ocurrirá el siguiente episodio asmático? Lo
que a su vez provoca más ansiedad, lo que da lugar a contractu-
ras musculares que empeoran la sintomatología. En base a esta
sintomatología vamos a ir generando un listado de las expre-
siones opuestas que sí son deseables. Desglosando lo anterior,
tenemos el siguiente resumen:

Rasgos sintomáticos y emocio- Lo deseable


nales no deseados
Inhalar fácil y naturalmente aire
Sensación de ahogo
soplando
Limitación, constreñido Espacio, libertad
Tranquilidad, serenidad,
Angustia
confianza
Confianza, fe, balance y equilibrio
Desesperación
armonioso
Ansiedad Serenidad, tranquilidad
Fragilidad Fortaleza, crecer y hacerse fuerte
Impotencia Sensación de poderío
Desafortunado Afortunado
Inseguridad Seguridad
Soledad Compañía

148
Es importante hacer notar que un elemento, símbolo, acto o
imagen en conjunto puede contener uno o más de los elemen-
tos deseables en cada escena que presente.
Escogimos como elemento natural al aire, también al proce-
so de crecimiento de un árbol desde su semilla. Como escenario
un bosque, puntualizando el espacio entre los árboles.
Elementos e interacciones básicas en el escenario:

a. La fragilidad de la pequeña planta al nacer de la semilla.


b. Intentos fallidos (las semillas que no prosperaron).
c. El aire fluyendo en los árboles que si prosperaron.
d. Fortaleza de un árbol grande, implicaciones de esta fortale-
za. El árbol puede resistir vientos fuertes, lluvias, cambios de
temperatura.
e. Expectativas positivas a futuro: la propia naturaleza del árbol
fuerte y grande implica que seguirá así por muchos años
más.

Todos estos elementos hay que reunirlos en una historia cohe-


rente en dirección a la meta deseada, de manera que se refuer-
ce cada uno de los bloques de lo deseable en una historia que
tenga sentido y sea agradable de escuchar para el paciente, lo
que implica dedicarle tiempo a su elaboración.
Agregaremos que una metáfora es captada de manera dife-
rente en estado de trance que en estado de vigilia, en estado de
trance evadimos ya de inicio. Una parte importante del cons-
ciente y todo lo dicho en el momento previo al trance se vuelve
“semilla” que dirigirá las evocaciones del paciente, dándole un
particular efecto al trance a un nivel profundo del subconscien-
te.
En el caso de la metáfora escuchada en estado de vigilia, el
consciente procesará y filtrará gran parte de lo escuchado y

149
tenderá a adaptarlo al sistema de pensamiento ya existente, por
lo que es de esperarse que su efecto sea mucho menor.
A continuación presentamos en la técnica de encapsulado la
metáfora ya construida con los elementos y escenarios antes
citados.

La metáfora con técnica de encapsulado (la metáfora va en el inci-


so 2)

1. Inducción. Te voy a pedir que pongas atención a lo que te


voy a decir, tu puedes recostarte lo más cómodamente posi-
ble con las palmas de las manos completamente relajadas
(implicación) sobre tus piernas o abdomen. También puedes
cerrar tus ojos y respirar profunda y cómodamente dos o tres
veces, manteniendo el aire uno o dos segundos y exhala len-
tamente por tu boca como si estuvieras soplando por un tu-
bito (Técnicas de Fisioterapia Respiratoria para Pacientes
Asmáticos). Quiero que puedas imaginar un hermoso bosque
con grandes espacios entre los árboles y el aire soplando li-
bremente, acariciando sus hojas desde las ramas más bajas,
hasta las ramas más altas, oxigenándose mientras se mecen
relajadamente. Y quiero que puedas continuar disfrutando
esa agradable experiencia mientras tú te relajas cada vez más
y más, profundamente. No es necesario que pongas toda tu
atención (no hacer), pues la mayor parte de lo que te voy a
decir es para tu mente inconsciente y mientras tu mente
consciente puede plantearse interrogantes, pensar o imagi-
nar otras muchas cosas, tu mente inconsciente sabrá lo que
tiene que hacer (disociación). En un momento más comen-
zaré a contar en forma regresiva del 10 al 1, y a medida que
vaya contando tú te irás relajando cada vez más y más, pro-
funda y cómodamente. Y entonces, no antes (no hacer), al
llegar a 1 alcanzarás un nivel muy profundo de trance, 10, 9,

150
8, 7, y tu trance puede seguir incrementándose (implicación
simple futura), 6, 5, estamos acercándonos cada vez más, 4,
3, 2, casi llegando, 1, profundamente relajado(a). Cuando
caminamos tantas veces por los mismos lugares nos pasa que
dejamos de prestar atención el paisaje, ya no nos damos
cuenta de esas cosas que antes nos maravillaban, pero a veces
eso pasa y es normal, lo que antes era bueno, después parece
no serlo tanto y lo que no era tan bueno puede, después de
un cierto tiempo volverse valioso y cambiamos nuestra ma-
nera de pensar y eso es normal, porque en este mundo nada
permanece exactamente igual, todo está continuamente
cambiando (truismo universal), incluso un amanecer es
completamente diferente a otro, no hay dos iguales, aunque
nos lo parezcan.

2. Encapsulado (Metáfora). Esto me hace pensar que una de las


cosas que cambian es precisamente el origen y evolución de
los seres vivos, que son tan frágiles al principio y tan fuertes
después, como lo son las plantas (truismo universal), pues
yo recuerdo alguna vez vi caer unas semillas de un gran ár-
bol, unas cayeron por el camino, otras entre las rocas, otras
entre las espinas y solo dos cayeron en la tierra que estaba
húmeda, por la lluvia del día anterior. Éstas se quedaron
suavemente, medio cubiertas por la porosa y fértil tierra. De
inmediato me di cuenta que las semillas que cayeron en el
camino, los pájaros se las comieron. Un buen tiempo des-
pués, seguí pasando por ese lugar y me sorprendí de ver que
las semillas que cayeron entre las piedras habían germinado,
pero al salir el sol se secaron porque carecían de raíz, y la
parte que cayó entre espinos, al crecer éstos las marchitaron.
Pero las semillas que cayeron en la buena tierra húmeda, de
aquellas estaban brotando dos pequeñas plantas, tan peque-
ñas que apenas podían verse. Me dio mucho gusto, pensé en

151
lo especial y afortunadas que eran, a diferencia de todas las
demás semillas, pues esas lograron salir y crecer. El tiempo
siguió pasando, y años después, al pasar nuevamente por
aquel lugar, lo que encontré ya no fueron unas pequeñas
plantas sino dos poderosos y extraordinarios árboles cuyas
verdes hojas les permitían inhalar el aire fresco para trans-
formarlo en el más suave y puro oxígeno. Sus movimientos
fáciles y naturales de ingreso y expulsión del aire les hacían
estar en un balance y un equilibrio armonioso, lo que a su
vez lograba que toda la vegetación de aquel lugar fuera tupi-
da y exuberante, por la gran capacidad de aire puro que esos
árboles producían, además de la abundante lluvia vital que
estos atraían, todo lo cual les había ayudado a crecer y hacer-
se cada vez más y más, y más fuertes, tan fuertes y diferentes
que me cuesta trabajo recordar lo pequeños y frágiles que
fueron tiempo atrás. Y mientras ese par de árboles siguen
creciendo en su lugar, sin hacer nada en especial, solo seguir
su sabia naturaleza (truismo universal), tú puedes recordar
que desde que eras muy niño(a) has aprendido, aprendido
cosas reales (sembrado de ideas) y cosas falsas o que fueron
reales y luego se volvieron falsas (técnica de confusión se-
mántica), como por decir, imagina que tú tienes 3 años en
este momento y hay algunas cosas que no puedes hacer (re-
gresión). En un tiempo eso fue real, mas ya no lo es, porque
has crecido y aprendido nuevas cosas, algunas de ellas no te
has dado cuenta que las sabes (no saber no hacer). Tú has
pasado algunos momentos difíciles con tu respiración y has
salido de todos ellos, en un tiempo más corto o más largo, en
ocasiones con ayuda y en otras sin ayuda, pero has salido de
todas. Tu cuerpo ha aprendido a reaccionar ante ciertos es-
tímulos con una sobre-respuesta pero también tu cuerpo ha
aprendido (no saber no hacer) cómo salir de esta reacción y
lo ha hecho tantas veces de manera exitosa que ya lo sabe

152
hacer muy bien. Ahora eres una persona que ha ido madu-
rando y aprendiendo cada vez más, y de lo que te das cuenta
(técnica de confusión) es que hay cosas que son importantes
de recordar, y la más importante que tienes que recordar, es
que tienes que olvidar (amnesia). Lo que antes era imposible
o molesto ahora puede no serlo tanto o no serlo más (confu-
sión semántica). Pues todo cambia continuamente, nada
permanece igual, hay algunos cambios que aun siendo nota-
bles, no se notan (confusión semántica). Y en el momento
en que más lo necesites te darás cuenta de lo fuerte que eres
y cuánto has cambiado (progresión en edad con vinculación
positiva, sugestión post hipnótica), y todo esto lo puede ol-
vidar tu mente consciente pero tu mente inconsciente sabrá
lo que tiene que hacer (amnesia) (al final de la historia).

3. Cierre (Salida de trance) Y ahora tú puedes comenzar a sen-


tir como tu sistema respiratorio está más fuerte cada vez, al
mismo tiempo que todo tu cuerpo se estará energizando y
fortaleciendo, llegando a ser más y más saludable, fuerte, na-
tural, y en forma continua (sugestión posthipnótica), pues
tú sabes que estas habilidades, estos conocimientos, esta nue-
va fuerza es ahora parte de ti. Todo esto es tuyo cuando tú lo
necesites, en cualquier momento y durante el día tú puedes
tomarte unos minutos para poner atención a tu respiración
(autohipnosis), y dar inicio al poder de sanación, a través de
ti, fortaleciendo tus propias habilidades para estar saludable,
relajadamente saludable, pues tu ser sabio inconsciente te
hará sentir lo agradable y cómodo que ahora sientes tu cuer-
po, y lo relajado que es estar así (sugestión indirecta permi-
siva) y en un momento más cuando salgas del trance (impli-
cación simple futura) abrirás tus ojos, trayendo contigo todo
este aprendizaje, para seguir con esta agradable sensación de
bienestar, tomate un largo instante para regresar aquí (tér-

153
mino de la metáfora). (Autores: Alicia Ramos Cordero, Javier Ramí-
rez Lira, Liliana Molerez Pulido)

Narrando la metáfora

1. Use el rango de tonos vocales (varíe los tonos al narrar la


metáfora, evite la monotonía).
2. Use pausas y hable al ritmo de la respiración del paciente.
3. Enfatice las ambigüedades naturales.
4. Detalle las imágenes que usted quiera que el paciente expe-
rimente fuertemente (evite detallar lo indeseado).
5. Use sugestiones indirectas y vinculaciones para detallar imá-
genes.
6. Observe las conductas ideo-motoras del paciente y adáptese
a estas.
7. Esté preparado para desechar todo el plan (Lankton y Lank-
ton, 1986).

Existen diferentes variantes de desarrollo o aplicación de las


metáforas. Veamos algunas:

Técnica de reimprontación

Pertenece al tipo de las metáforas subjetivas, ya que se desarro-


lla y aplica para reencuadrar un evento en particular de la vida
del paciente. Se basa en que al evocar un tema o una emoción
de un evento en particular, nuestra memoria evocará los re-
cuerdos más relacionados con ese evento. En la medida en que
los activemos, más recuerdos y emociones surgirán. Como la
memoria no es fija (Téllez, 2003), estos recuerdos sufrirán al-
gún tipo de modificación cada vez que los recordemos, por el
solo hecho de haberlos recordado (terapia narrativa). Por lo

154
que en algunos casos es posible que, al narrarle al paciente (en
trance) el evento traumático que nos relató, sin cambiar el even-
to principal, pero cambiando en algo en su desarrollo o conclu-
sión, dándole “herramientas emocionales” a la persona, quitan-
do alguno de los elementos del recuerdo traumático o agregan-
do algún elemento de apoyo, este puede experimentar un fuer-
te alivio emocional al respecto; a esto se le conoce como “reim-
prontación” y se usa en diferentes técnicas de terapia (Luco,
2015).
A la reimprontación también se le puede fundamentar en la
Gestalt, al solucionar asuntos inconclusos, pero corresponde
más a la “Terapia de estados del ego” de los Watkins, ya que se
realiza por medio del trance hipnótico.

Ejemplo 2: El caso de la señora Ana

La señora solicitó tratamiento por causa de su compulsividad a


comer dulces cada vez que sostenía una discusión familiar. Los
comía durante o después de la discusión. Eso era todo lo que
deseaba tratar en terapia, pues según relató, era lo que le im-
pedía bajar de peso “por más dietas que hiciera”.
Se le propuso la técnica de reimprontación con hipnosis y la
aceptó, por lo que se procedió de la siguiente manera.
Primero se le pidió detallar lo más posible cómo ocurrían
esos eventos de comer dulces compulsivamente y (abreviando)
comentó lo siguiente: Al tener una discusión con su esposo o
sus hijos, si a ella le demostraban que estaba en un error, ella
cedía y no pasaba nada. Pero si ella interpretaba que ellos no
estaban teniendo la razón y se obstinaban en sostener su punto
de vista o si eran injustos con ella, entonces sentía el impulso
incontrolable de atiborrarse de dulces, en ocasiones impidién-
dose hablar pues se introducía dulces en la boca al mismo tiem-

155
po que intentaba hablar, sintiendo tristeza, indignación y mu-
chas ganas de llorar, mas no le salían las lágrimas. Después de
eso, se sentía enojada y triste, con molestia en la garganta.
Después de la inducción al trance hipnótico, se le guio de la
siguiente manera (utilizando como guía de búsqueda las emo-
ciones y sensaciones mencionadas por el paciente como asocia-
das al síntoma):

T: Ana, te voy a pedir que vayas atrás en el tiempo, a esa


primera vez en que al discutir comiste dulces sintiéndote tris-
te, enojada, pues no te entendían o alguien era injusto con-
tigo, así más y más atrás hasta ese primer evento. Indícame
al llegar allí asintiendo con tu cabeza o con tu voz.
Después de algunos segundos, Ana asiente con su cabeza.
T: Muy bien, dime ¿en dónde estás?
Ana: En casa de mi abuela.
T: ¿Qué edad tienes?
Ana: Seis o siete años.
T: ¿Qué está ocurriendo?
Ana: (Con la cara triste y temblándole la barbilla). Mi her-
mano me quita todo con lo que quiero jugar y al darle la
queja a mi abuela, ella siempre defiende a mi hermano, es su
preferido.
T: Y ¿qué más?
Ana: Ese día llegaba mi papá y mi abuela me dio dulces y me
ordenó que no le dijera nada a mi papá, para no mortificar-
lo.
T: ¿Qué pasó entonces?
Ana: Yo me puse a comer la bolsa de dulces y al llegar mi
papá yo seguía triste pero no paraba de comer dulces, hasta
mi papá me dijo que por los dulces yo ni le había dado un
abrazo. Yo me iba a poner a llorar, pero una mirada de mi
abuela me atemorizó y mejor corrí alejándome. Alcancé a oír

156
a mi abuela diciéndole a mi papá que yo era una niña un
tanto malcriada, pero buena, lo que me enojó más.
T: Ya estas allí otra vez, y vuelves a ir atrás en el tiempo. En
el momento en que tu abuela te da los dulces, ¿qué quieres
hacer?
Ana: Devolverle los dulces y pedirle que sea justa, que corrija
a mi hermano o yo voy a decírselo a mi papá.
T: Allí está tu abuela, puedes hacerlo.
Ana: Abuela, qué injusta eres, mi hermano es tu preferido y
por eso le toleras todo. Ten tus dulces, no los quiero, ¿oyes?
No los quiero, o corriges a mi hermano o yo le voy a dar la
queja a mi papá de todo lo que ha pasado esta semana,
cuando llegue.
T: ¿Que más pasa?
Ana: Mi abuela está sorprendida y parece asustada, me dice
que me calme.
T: ¿Tú que haces?
Ana: Le digo que no, que ya no me calmo, o lo corrige o le
doy la queja a mi papá.
T: ¿Y luego?
Ana: Ella lo corrige, pero suavemente, nada como me trata a
mí.
T: ¿Ante eso cómo estás?
Ana: Bien, me siento tranquila.
T: ¿Queda algo de tristeza, enojo o molestia en la garganta?
Ana: No.
T: ¿Deseas llorar?
T: ¿Deseas comer dulces?
Ana: No, ninguno.
T: ¿Necesitas hacer o decir algo más a alguien?
Ana: Ya no.
T: Muy bien, te voy a pedir que vayas regresando al presente
y si encuentras algún evento similar que desees sanar, te de-

157
tengas y me lo indiques, o al llegar al presente me lo hagas
saber.
Ana va dejando transcurrir el tiempo y después de algo más
de un minuto.
Ana: Ya, ya estoy aquí.
T: ¿Aquí en este lugar?
Ana: Sí.
T: Muy bien, ahora te pido que veas frente a ti, uno de los
últimos eventos en que tu marido o alguno de tus hijos fue-
ron injustos contigo o se mantuvieron en su error, indícame-
lo cuando ya lo veas.
Después de unos segundos.
Ana: Ya, ya está allí.
T: ¿Qué es lo que está allí?
Ana: Mi hija que quiere que le ayude a planchar su ropa pa-
ra mañana porque ella va a salir a una fiesta y se le va a ha-
cer muy noche para llegar planchando, yo ya ando cansada
de lo que hice en el día, pero ella insiste en que “no sea ma-
la” y le ayude con su ropa.
T: ¿Qué le respondes tú?
Ana: Le digo que es muy injusta y ella sigue pidiéndomelo.
T: ¿Cómo te sientes?
Ana: Molesta, pero tranquila, es su responsabilidad.
T: ¿Alguna sensación de tristeza, ganas de llorar o molestia
en la garganta?
Ana: Solo algo de enojo.
T: Lógico.
Aquí el terapeuta saca del trance a Ana y da por concluida la
sesión.

158
Otro enfoque

También en ocasiones podemos hablar de que en la construc-


ción de la metáfora, lo que hay que buscar es el origen hipoté-
tico de lo que causa el problema y no solo el síntoma que ve-
mos. Esto se puede hacer según la formación del terapeuta para
aprovechar las herramientas que disponga.
Hay muchas formas de buscar este origen y como dice el refrán:
“Todos los caminos conducen a Roma”.
Uno de estos caminos puede ser el proceso de figura-fondo;
para esto hablemos primero del ciclo de la experiencia o círculo
de auto-regulación organísmica en el proceso de formación
figura-fondo en el ser humano. En base a este ciclo completo,
podemos desarrollar un sistema para detectar fenomenológi-
camente en dónde se encuentra bloqueado o interrumpido (no
enfermo) un individuo, este proceso ocurre (sintetizándolo) de
la siguiente manera:

1. Del fondo general en equilibrio o reposo, sin ninguna nece-


sidad urgente del sujeto.
2. Éste siente emerger o formarse una necesidad que puede ser
inicialmente algo difusa o, ya de inicio, apremiante; el sujeto
toma consciencia de ella. Con esto identifica de entre todo lo
que percibe o recuerda, a aquel objeto que puede darle satis-
facción a esta necesidad, que puede ser hambre, sed, urgen-
cia sexual, sueño, miedo (ataque o huida, búsqueda de pro-
tección, amor), frustración, ira, inseguridad, preocupación,
etcétera.
El ciclo de la experiencia da inicio cuando el organismo,
estando en reposo, siente surgir de su interior alguna necesi-
dad; el individuo toma conciencia de ella e identifica algún
elemento u objeto en su entorno que la pueda satisfacer, en-
tonces ese elemento se convierte en figura, resaltando sobre

159
todos los demás que llamaremos el fondo, para motivar en el
individuo que su organismo movilice sus energías para obte-
ner el objeto deseado hasta lograr hacer contacto con él y de
esta manera satisfacer entonces la necesidad identificada, una
vez satisfecha podrá volver al estado de reposo y estará listo
para satisfacer a la nueva necesidad que vaya a surgir y así
iniciar otro nuevo ciclo.
En los esquemas clásicos del ciclo de experiencia en la
Gestalt se identifican de cuatro a seis etapas sucesivas, toma-
remos este último:

1. Reposo. En el reposo el sujeto ya ha resuelto su última


necesidad del momento y se encuentra en un estado de
estable, sin ninguna necesidad urgente.
2. Sensación. En esta etapa el sujeto es perturbado de su re-
poso porque siente “algo” indefinido, que todavía no
identifica. Un ejemplo: puede sentir una “molestia” en el
bajo vientre y cierta sensación de incomodidad.
3. Darse cuenta. En el darse cuenta o formación de figura la
sensación se define como una necesidad específica (en
nuestro caso mencionado, serían ganas de vaciar la vejiga)
y se identifica también a aquello que la satisface: se deli-
mita cierta parte del entorno que adquiere una importan-
cia primordial para el sujeto: el sanitario, todo lo demás
pasa al fondo, es decir, aquí se destaca una figura.
4. Excitación/Energización. En esta fase el sujeto reúne o
concentra la fuerza necesaria para movilizarse y poder ac-
tuar lo que la necesidad le demanda para lograr su satis-
facción.
5. Acción. Algunos consideran a esta fase la más importante
de todo el ciclo, posiblemente por ser donde es más noto-
ria o común la falla del individuo. Moviliza a todo su or-
ganismo para lograr la satisfacción de su necesidad, diri-

160
giendo sus energías a aquellas partes del cuerpo requeri-
das para lograr el objetivo deseado.
6. Contacto. Es la etapa final. En el contacto, se da la unión
plena del sujeto con el objeto de la necesidad para lograr
finalmente la satisfacción de la misma. Esta etapa termina
cuando el sujeto se da por satisfecho y puede volver a
quedar en estado de reposo desprendiéndose del objeto
(la retirada), listo para satisfacer la siguiente necesidad;
casi siempre ocurren simultáneamente varios ciclos a sa-
tisfacer, pero jerarquizados.

El ciclo de la experiencia y sus interrupciones

Me excito, Retroflexión
Introyección energización

Tomo
conciencia, Acción
me doy
cuenta, hago
figura

Deflexión
Proyección

Sensación Contacto

Reposo,
todo vuelve
al fondo Confluencia
Desensibilización

Los rectángulos exteriores representan en cada caso la consecuencia neurótica de la


interrupción del ciclo (Peñarrubia, 2008).

161
La interrupción o bloqueo en cualquiera de las etapas del ciclo
puede originar una situación no resuelta, la importancia vital
de la necesidad o necesidades no satisfechas; de estas y el im-
pacto emocional que provoquen, dependerá el grado de trauma
y el daño existencial que impliquen.

Relato

Recuerdo la anécdota que una vez nos platicó uno de mis maes-
tros de la escuela primaria “Dr. Jaime Torres Bodet”, cuando
yo fui su alumno, acerca de un niño llamado Juan Antonio, que
estuvo 3 o 4 años antes que yo en esa escuela.
Me contaba mi maestro que a este niño un grupo de mucha-
chos lo habían tomado como su entretenimiento. En mis tiem-
pos se decía que “ya lo agarraron de su puerquito”; ahora le
decimos bullying y como lo hacían era que, a la hora del descan-
so o recreo, esperaban a que fuera a sentarse en el lugar en que
él acostumbraba, en una parte del patio escolar mirando hacia
el Cerro de la Silla. Mientras pensaba o soñaba allí, a su espalda
el grupito de abusivos comenzaban a lanzarle pequeñas piedri-
tas, golpeándole en la espalda, cuello y cabeza (el blanco era su
cabeza) anotándose puntos al que le atinaba, mientras el niño
permanecía inmóvil, abstraído. Al paso del tiempo, los niños
incrementaron en algo el tamaño de las piedritas, logrando con
esto que al impactarlo se estremeciera o se pasara la mano por
la cabeza en donde había pegado la piedrita, sin poner atención
a la molestia que sentía porque le estaban apedreando. Bueno,
“apiedritando”, concedamos la diferencia. Finalmente un día
alguien le lanzó una piedra un poco más fuerte o más grande y
él notó que sentía dolor en la cabeza, con lo que estuvo sobán-
dose un buen rato. Por un momento dejaron de lanzarle pie-

162
dras temiendo haberlo descalabrado, mas viendo que él no hizo
escándalo y se quedó en el mismo lugar se despreocuparon. En
eso sonó el timbre y se terminó el recreo, cada quien se fue a su
salón. Al siguiente día, Juan Antonio, después de comer su lon-
che fue a sentarse al lugar de siempre y el grupito de molesta-
dores lo siguió disimuladamente, ya que notaron que otra vez
estaba absorto mirando hacia el cerro. Comenzaron a arrojarle
piedritas (algo medianas) con intención de pegarle a la cabeza y
al pegarle las primeras, él las sintió y de inmediato se volteó a
ver quién se las lanzó. Entonces vio a los que se las estaban lan-
zando. Él se quedó desconcertado de ver que lo estuvieran mo-
lestando, los otros también al notar que había volteado a verlos
y al verse descubiertos huyeron rápidamente. Juan Antonio
tardó en reaccionar, para cuando quiso hacer algo ya no había
nadie a la vista. Por varios días lo dejaron en paz, mas luego el
grupito decidió volver a molestarlo, pero esta vez al lanzarle las
piedras, él se volteó rápidamente y se lanzó en su persecución
dándoles alcance, comenzó la pelea (muy desigual) entre los
cinco del grupito y Juan Antonio, quien aunque delgado era
fuerte y ágil, repartiendo patadas y puñetazos. Rompió varias
narices e hinchó varios ojos. Los del grupito estaban a la vez
que enfurecidos, asustados de los golpes que él les lanzaba; en
eso, uno de los maestros vio la pelea que estaba pasando. Como
es lógico, todos los participantes fueron a dar a la dirección de
la escuela. En principio quisieron echarle la culpa a Juan Anto-
nio, diciendo que él los había provocado y atacado primero, él
se defendió dando su versión de lo ocurrido mas los maestros
conocían a Juan Antonio y también a los otros cinco, así que por
separado los fueron interrogando, de uno por uno, hasta que
fue saliendo la verdad. Los cinco fueron expulsados por una
semana y obligados a pedirle disculpas, con la condicionalidad
de que cualquier agresión a Juan Antonio, dentro o fuera de la
escuela, sería castigada con la expulsión definitiva. A él le seña-

163
laron que en otra ocasión, mejor diera la queja a algún maestro
o lo expulsarían también.
Él siguió yendo en los recreos a sentarse al mismo lugar,
mirando al Cerro de la Silla, mas ya no tan frecuentemente,
pues el haberle hecho frente al grupito de abusadores lo hizo
popular en la escuela y los nuevos amigos lo buscaban para par-
ticipar en los juegos. Al paso del tiempo los abusadores también
fueron haciéndose amigos de él (a esa edad se tiene la sabiduría
de no quedarse con el enojo permanentemente). A partir de ese
evento, Juan Antonio cambió (según decía mi maestro), dejó de
ser tan introvertido y lucía más despierto, más sociable, más
relajado. Yo en ocasiones me he preguntado, ¿por qué mi
maestro nos platicó esa historia?
Ahora bien, ¿podrás tú encontrar los elementos que fomen-
tan la resiliencia en esta metáfora? Y si te pidiera que encontra-
ras los elementos del ciclo de la experiencia, ¿los ves? ¿Cuál fue
el propósito de construir esta metáfora? ¿Hay un solo propósi-
to? O para ti, ¿tiene varios niveles o sentidos? ¿Cuáles fueron
los elementos a incluir del ciclo de la experiencia?

Conclusiones

La metáfora puede servir a varios propósitos, incluidos los te-


rapéuticos, los didácticos y los meramente lúdicos. En el caso de
los terapéuticos, hay una gran diferencia entre narrar una me-
táfora a una persona que esté en estado consciente y a una que
se encuentre en estado de trance. Los requisitos y alcances de
ambos estados divergen en gran manera.
Las sensaciones y estados de ánimo que detallemos es lo que
el paciente tenderá a experimentar.
Crear y narrar metáforas requiere practica y dedicación, co-
mo en cualquier otra disciplina, sea esta arte o deporte, y al

164
igual que en estas áreas, a mayor práctica, mayor facilidad de
realización.
La narrativa en la metáfora es tan importante como su cons-
trucción, pues es indispensable una voz interesante e interesada
en lo que narra, con tintes de actuación, que involucren y refle-
jen en el manejo de la voz, tanto la tonalidad como las emocio-
nes requeridas por la historia e intención final, así como el
mantenimiento del trance, al igual que las puntualizaciones en
las palabras clave que provoquen en el paciente, en casi todo
momento, un deseo de permanecer en el trance y en la vivencia
que se está teniendo, o que de manera inconsciente, involunta-
ria, el individuo sea guiado más allá de lo que él mismo o el
terapeuta puedan imaginar.
Recordemos que el terapeuta es un mero motivador, el gran
actor es el subconsciente y él hará algo de esta obra según sea
su estado de ánimo, salud y las experiencias con que cuente, así
como los comentarios y vivencias que haya tenido en los mo-
mentos previos al trance.
Todos hemos sido niños, así que todos podemos tener fanta-
sías y acceder a un universo de emociones y evocaciones, expe-
rimentando aquellas vivencias que solíamos tener de niños, al
escuchar esas historias de nuestra niñez y dejando libre la ima-
ginación, cabalgar a lomos del deseo.

Referencias

Bandler, R., & Grinder, J. (1993). Trance Fórmate. Madrid: Editorial Gaia.
Lankton, S., & Lankton, C. (1986). Enchantment and intervention in family therapy: Train-
ing in Ericksonian Approaches. New York: Brunner/Mazel.
Luco, A. (2015) Titulo del cartel. Trabajo o sesión de cartel presentado en la conferencia
de Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, N.L.
Nichols, S. (1989). Jung y el Tarot: Un viaje arquetípico. Barcelona: Editorial Kairos S.A.
Peñarrubia, F. (1998). Terapia Gestalt: la vía del vacío fértil. Madrid: Alianza Editorial.
Téllez, A. (2007). Hipnosis Clínica: Un Enfoque Ericksoniano. México: Trillas.

165
Téllez, A. (2003). La memoria humana: Revisión de los hallazgos y propuestas de un modelo
neuropsicológico. (Tesis de maestría). Universidad Autónoma de Nuevo León. Monte-
rrey, México.
Zeig, J. (1992). Un seminario didáctico de M. H. Erickson. Buenos Aires: Amorrortu Edito-
res.

166
Capítulo VII
Técnica de Regresión Hipnótica
por Confusión Temporal:
Una Demostración de
su Aplicación
Arnoldo Téllez López 10
Liliana Molerez Pulido
José Luis Garza López

L
a confusión es una técnica muy recomendada y utili-
zada por Milton H. Erickson para inducir al trance
hipnótico. Pero además, la confusión de tiempo o
confusión temporal, es sumamente útil, aparte de
inducir al trance, para facilitar la desestructuración y desorien-
tación del presente, del aquí y el ahora, para después orientar
al paciente hacia el pasado, a un momento concreto del pasado,
a lo que se le denomina regresión en edad hipnótica (Téllez,
2007). La regresión en edad se refiere al uso de la hipnosis para
facilitar la reexperimentación o recuerdo muy vívido de una
etapa anterior en la vida, con la intención generalmente de que
el paciente lo revise, lo reestructure, lo resuelva y/o sane alguna
herida emocional a causa de un evento traumático. Para el lo-
gro de una ganancia terapéutica, durante el proceso de regre-
sión, es importante y necesario el uso de la reestructuración
cognitiva (Hammond, 1990). También es importante mencio-

10 Facultad de Psicología, Universidad Autónoma de Nuevo León e Instituto Erickson


de Terapia Breve. Correo electrónico: [email protected]

167
nar que, aunque la catarsis o abreacción son comunes durante
la regresión, estas no son necesarias para que haya una ganan-
cia terapéutica (Hunter, 2009).
Contrario a lo que se cree, también se puede usar la regre-
sión en edad para buscar recursos olvidados de experiencias
muy positivas para traerlas o asociarlas al presente o para rees-
tructurar el recuerdo de un evento traumático, como lo vere-
mos en este caso. Esto es usar la regresión en edad con enfoque
en solución o regresión positiva. Ya que existe la creencia gene-
ralizada de que la regresión hipnótica es solo para buscar trau-
mas “enterrados” en el inconsciente, y al hacerlos conscientes
viene automáticamente la cura, lo que obviamente no siempre
es así.
Estas experiencias positivas reexperimentadas o recordadas
pueden ser vivencias anteriores de éxito, resolución de proble-
mas, sensaciones de seguridad en sí mismo, y/o bienestar fisio-
lógico y psicológico, que se usan para evocar habilidades y re-
cursos para afrontar alguna otra situación donde el paciente se
haya visto des-empoderado (Edgette y Edgette, 1995).
Un buen ejemplo de un trabajo de regresión con este enfo-
que es “El Hombre de Febrero” donde Erickson (Erickson y
Rossi, 1992) hace un trabajo excelente con una paciente. Des-
pués de una regresión a etapas tempranas, Erickson le implanta
una persona que la estima, la aconseja y la cuida. Esta persona,
“el hombre de febrero”, discute con ella cosas o situaciones de
la vida diaria. Al final de la sesión Erickson le produce amnesia
para el evento y la persona despertaba con una sensación de
bienestar. El resultado fue una internalización de una persona
protectora, que la quería, aconsejaba y cuidaba, con una mejora
en su autoestima.
La técnica de regresión en edad que a continuación describo,
fue desarrollada por el primer autor y aplicada a una mujer de
44 años, que llamaremos Janeth, psicóloga, casada y con dos

168
hijos, y que además era estudiante en un curso de hipnosis clí-
nica impartido en el estado de Baja California, y participó como
voluntaria en una práctica demostrativa. Veamos la técnica y su
aplicación.

Diálogo con el Paciente

Terapeuta (T): Te quiero preguntar, ¿has estado en trance


antes?
Paciente (P): No.
T: ¿Te gustaría entrar en trance hipnótico ahora?
P: Sí.
T: ¿Te gustaría entrar en un trance ligero, moderado o pro-
fundo?
P: Moderado.
T: ¿Un trance que realmente puedas disfrutar?
P: Sí.

Inducción al Trance

T: Perfecto, pon tus manos sobre tus piernas.


Cierre los ojos.
Ahora vamos a hacer una pequeña inducción.
Quiero que respires dos o tres veces profundamente.
Y con cada respiración puedes relajarte más.
Siente cómo el aire entra y sale de tu cuerpo.
Cómo entra fresco y oxigena tu mente y tu cuerpo.
Con cada respiración más y más relajada.
Ahora que estás con tus ojos cerrados.
Con tus manos sobre tus piernas.
Sentada.

169
Escuchando mi voz.
Relajándote más y más cada vez.

Técnica de Confusión Temporal

Quiero decirte.
Que el tiempo es relativo.
Tú sabes.
Sabes.
Que mañana será domingo.
Ayer fue viernes.
Yo apenas ayer estaba en Monterrey.
Hoy es sábado y estoy en La Paz.
Mañana será domingo
Apenas ayer pensaba en sábado como mañana.
Y domingo como pasado mañana.
Cuando llegue el día de mañana.
Pensaremos en domingo como hoy.
Y hoy sábado como ayer.
Y ayer viernes como antier.
Y pasado mañana lunes como mañana.
Y hoy como ayer.
Hoy, mañana, pasado mañana, ayer, antier, la semana en-
trante, la semana que viene, la semana pasada, el mes pasa-
do, el año anterior.
El tiempo es relativo.
Pero si en lugar.
De estar a sábado.
Estuviéramos a miércoles
Mañana no sería domingo sino jueves.
Y ayer no sería viernes, sino martes.
Ayer.

170
Pasado mañana.
Enero.
Febrero.
Marzo.
Abril.
Mayo.
Junio.
Julio.
Octubre.
Noviembre.
Octubre.
El tiempo es relativo.
Lunes.
Domingo.
Sábado.
Viernes.
Jueves.
Septiembre.
Agosto.
Junio.
Mayo.
Abril.
Marzo.
Febrero.
Enero.
Diciembre.
Noviembre.
Octubre.
El tiempo va hacia atrás.
No estamos en el 2011-08-14 (decir fecha actual e ir ajustando
las siguientes fechas).
Ni siquiera en el 2008.
Ni en el 2002.

171
Ni en el año 1999.
El tiempo va hacia atrás, hacia atrás…

Ayudando al Paciente a Localizar un Momento en el Pasado

Ahí, a un momento donde tu mente subconsciente sabe.


Que es importante revisar algo importante para ti.
(La siguiente es una frase clásica del doctor Erickson).
Y mi voz irá contigo.
A donde quiera que tú vayas.
Será la voz de tus padres.
Será la voz de tus maestros.
Será la voz de la lluvia.
Será la voz del viento.
Mi voz ira contigo a todos lados.
Mi voz irá contigo.
Ve ahí.
Hasta donde tu mente sabia sabe que es importante.
Ahí hasta éste justo momento de tu vida.
(Se toca el hombro del paciente).
Muy bien.

Explorando el Momento

¿Qué está pasando ahora? ¿Qué pasa ahí? ¿Qué haces?


Paciente (P): Estoy en La Paz porque vamos a una exposición
ganadera.
T: Correcto, ¿van para allá?
P: Antes fui con el médico.
T: OK, ¿Que te dijo?

172
P: Tenía que hacerme un legrado en la matriz, que no se ex-
plicaba la presencia de algo.
T: ¿Pero vas a la Exposición?
P: No fui, porque me quede internada.
T: ¿Te quedaste?
P: Si, mi marido se fue a la Exposición
T: ¿Estás ahí en ese momento? ¿Cómo te sientes?
P: Estaba contenta
T: ¿Por qué?
P: Me sentí bien, porque no tenía nada, me veía bien.
(La paciente hace gestos faciales y respira profundamente, lo detecto
y le pregunto lo siguiente).
T: OK, correcto, ¿Qué pasa ahora?
P: Mi esposo se fue a Ciudad del Cabo, y no me dijo.
T: ¿Te dejó sola?
P: Sí
T. ¿Y eso cómo te hace sentir?
P: No me gusta.
T: ¿Cómo te hace sentir eso?
P: Incomoda porque sentía que no le importaba.
T: ¿Eso pensabas?, sigue observando. ¿Qué más pasa?
P: Me regresé al día siguiente y tuve licencia médica, luego
me darían los resultados, y el miércoles me llamaron y me
dijo que tenía cáncer (la paciente llora). Me sentía mal, deses-
perada, con miedo.
T: ¿Con miedo?
P: Sí.
T: Quiero que te veas a ti misma y todo lo que ocurre en una
pantalla (sugiero disociación para atenuar la intensidad de la
catarsis). ¿Te estás viendo en esa pantalla?
P: Sí, me dijo el médico y me dio el nombre del tumor.
T: ¿Que siguió pasando?

173
P: Mi esposo supo, no sabíamos que hacer. Fuimos con ma-
má a decirle, todos lloraban. Mi esposo se emborrachó. Yo
estuve sola, porque él se emborrachó. Fueron días muy difí-
ciles.
T: ¿Muy difíciles?
P: Sí. Mi esposo tiene un amigo que nos trajo a los Cabos,
fuimos al médico, me dio fecha para operación, me hicieron
unos estudios horribles. Esa semana fue difícil, después del
estudio, porque yo creía que la enfermedad avanzaba y que
pasaban los días. Mi esposo no me quiso acompañar. Él de-
cía que no tenía caso, que él iba hasta el día siguiente. Yo me
sentí mal, mi mamá fue conmigo, pero yo la tenía que cuidar
a ella. Yo quería que alguien me cuidara a mí y no yo a ella.
Ese día que fuimos al hospital, una amiga habló con otras
amigas y ese día me estaban esperando, y nos fuimos a co-
mer y luego me metí al hospital. Ese día estuve muy bien, me
quedé sola en el hospital y recorrí el hospital a ver a todas las
pacientes, me sentí bien, aparentemente no me quería que-
dar sola y mejor platiqué con las pacientes.
T: ¿Qué más pasa?
P: Me llevaron a la operación, me sentía tranquila porque
pensaba que ya las cosas hasta ahí iban a pasar, pero el doc-
tor me dijo que había que mandar analizar, para ver si el
cáncer no se había desparramado y fueron dos días de mu-
cha angustia esperando resultados. Había días que sentía
que el corazón se me salía. Una sensación horrible en el es-
tómago. Hasta que me dieron el resultado. Me dijeron que
todo el cáncer se había salido, y que era de un tipo muy
agresivo, y que no sabían cómo iba a evolucionar y que a lo
mejor tenían que darme radiaciones, yo no sabía.
T: ¿Eso era difícil?
P: Sí, porque siempre estuve sola.
T: ¿Sola en las radiaciones?

174
P: En todo.
T: Después de la quimio, ¿te sentiste sola?
P: Sí, mi esposo siempre dijo que no me acompañaba porque
me pondría débil y que sola lucharía por mí misma.
T: ¿Que más está pasando?
P: Siempre en ese tiempo sentí mucho desinterés de su par-
te. Una vez estaba en la casa, y me sentí mal, le grité a una
prima mía que es vecina, que me sentía mal y ella le habló
por teléfono a mi esposo y él nunca llegó, y yo me estaba
muriendo.
T: ¿Qué pasó?
P: Me habían bajado las defensas por la quimioterapia y es-
taba muy mal, y él no iba porque estaba atendiendo un pe-
rro.
T: ¿Ese es su trabajo?
P: Sí.
T: ¿Que más está pasando?
T: Me internaron, me pusieron sangre y nomás fue y me de-
jó ahí.
T: Ajá, ¿qué más pasó?
P: Ahí estuve muy mal, pero ya después de eso, estuve mejor,
esa fue la segunda vez de la quimio, me faltaban 4, estuve
bien. Después de la quimio estuve bien, me daban 4 días se-
guidos, tenía que andar en taxi o camión, y me mareaba, me
daban ganas de vomitar.
T: ¿Sí?
P: Cuando me pusieron las radiaciones, me dieron una ra-
diación interna, estuve 3 días incomunicada, sin moverme y
estuve sola. Fui y regresé sola.
T: ¿Sola?
P: Sí, esa radiación interna me afectó mucho la vagina, me la
dejó irritada. He hecho esfuerzos por estar mejor, mi marido
también. Hemos cambiado. No siento resentimiento. No

175
tengo ganas de tener relaciones con él y él sufre pero a mí
no me importa. El otro día me dijo que a él le podía mucho
eso y me siento mal, porque dije que no me importaba, que
ese era asunto de él, que si él quería tener alguna relación
que me conquistara, que yo no iba a mover ningún dedo pa-
ra eso.
T: ¿OK, correcto? Sigue observando, ¿cómo te sientes?
P: Bien, muy bien.

Intervención por Evocación de una Memoria Positiva

En este punto se procede a desorientar en forma muy breve


a la paciente, para llevarla a otro momento de su vida. Lo
anterior con el objetivo de iniciar un proceso de reestructu-
ración del recuerdo traumático a través de la evocación y re-
asociación de eventos muy positivos y felices, que también
haya tenido en su vida. Veamos.
T: Correcto, vamos a otro momento de tu vida.
Ayer.
Hoy, mañana.
El mes entrante.
El mes pasado.
El año pasado.
Quiero que vayas.
Deja que tu mente te lleve.
Déjate llevar a ese punto (toco el hombro del paciente).
Es un momento sumamente agradable.
¿Qué está pasando?
P: Estaba en Guanajuato.
T: Ajá, es una ciudad bonita.
P: Fuimos a una ciudad bonita, fuimos a la feria, la pasamos
bien, era 15 septiembre. Mi marido me llevó al rodeo, íba-

176
mos caminando por las calles recorriendo la feria. Estábamos
muy contentos. Estábamos juntos.
T: ¿Cómo te sientes?
P: Muy bien.
T: Sigue observando, ¿Qué pasa?
P: Yo tenía frío, allá generalmente hace fresco y él me prestó
su chamarra.
T: ¿Te prestó su chamarra?
P: Sí, fuimos al hotel muy bonito.
T: ¿Se la pasaron muy bien?
P: Sí.
T: Quiero que sigas observando y manteniendo esa sensa-
ción, repite una palabra tuya para recordar esa sensación,
como puedes llamarle a esa sensación.
P: Satisfacción.
T: Que llegue la imagen, observa la sensación, respira esa
sensación. ¡Satisfacción! Esa palabra mágica es tuya.

Otra Memoria Agradable

Se procede a evocar una nueva memoria positiva para reaso-


ciar y reforzar la reestructuración cognoscitiva previa:
T. Ahora el tiempo va hacia adelante, en otro momento
agradable, puede ser minutos, horas, días, hacia delante en
ese punto (se toca el hombro del paciente). ¿Qué pasa?
P: Estoy muy feliz, nació mi bebé.
T: ¿Estás viéndolo en la pantalla?
P: Sí.
T: En la pantalla, ¿el bebé dónde está?
P: Lo tiene el médico, está muy bonito y yo muy contenta.
T: El doctor te lo va a prestar.

177
P: No, porque me hicieron cesárea, solo me lo enseña. Era
muy chillón.
T: ¿Qué se siente tener un bebe?
P: Muy feliz.
T: ¿Fue parte tuya por 9 meses?
P: Sí.
T: Excelente, quiero que observes esa sensación. ¿Cómo le
llamas a esa sensación?
P: Felicidad.
(Con la intención que la paciente evoque un momento importante
con su hijo recién nacido, se le hace la siguiente sugestión.)
T: Ahora quiero que vayas a unas horas o días hacia adelan-
te, un poco más adelante. ¿Qué pasa ahora?
P: Estoy abrazándolo, lo veo y me parece increíble. Me siento
con mucha responsabilidad, de que algo le pase.
T: ¿Estas cargándolo?
P: Sí, está pesado.
T: Así que lo alimentaste bien por los 9 meses. ¿Está ham-
briento?
P: Más o menos, nunca pide más.

Reestructurando para Sanar

El siguiente paso, fue utilizar las palabras “satisfacción y felici-


dad” asociadas a dos experiencias muy positivas, para evocar
esos sentimientos de éxito, valoración, bienestar, etcétera,
mientras se observaba el evento originalmente traumático.
Veamos:

T: Quiero que observes y sientas esa sensación y ponle la pa-


labra “felicidad”. Ahora quiero que vayas a la pantalla, en el
tiempo que se te dio el diagnóstico, con ésta misma sensa-

178
ción de felicidad y satisfacción. ¿Que ves allá? Con esa misma
sensación.
P: Pues les dije que se fueran, incluso fuimos al centro, creo
que fue lo mejor. Me llevaron al doctor. Sentí un gran alivio
de que la operación fuera en una semana. A mi hijo lo en-
cargué con todo el mundo.
T: Ahora la palabra secreta es satisfacción y felicidad. Sigue.
P: Me operaron y me sentí contenta porque me quitaron al-
go que me hacía daño, y me pareció correcto el tratamiento,
que al fin de cuenta significaba mi vida.
T: ¿Qué más?
P: Mi esposo, lo entiendo. Él está acostumbrado a que lo
cuiden y no a cuidar.
T: ¿Qué pasa en la pantalla?
P: Estoy bien, me propuse sentirme mal sábado y domingo
para ir a trabajar el lunes, mucha gente se preocupó.

Reorientación al Presente y Término de la Sesión

T: Muy bien, el tiempo es relativo, va hacia adelante… ade-


lante... adelante en el tiempo.
Hasta el 2008, 2010, hasta 2011.
Este año 2011.
Junio.
Julio.
Agosto del 2011.
Ahora, aquí ahora, en el presente.
¿Cómo estás, cómo te sientes?
P: Bien, muy bien.

179
Comentario Final

El anterior es tan solo un ejemplo del uso potencial de esta téc-


nica de regresión hipnótica por confusión temporal. Esta técni-
ca nos ha resultado sumamente útil, por la rapidez para
desorientar en el tiempo y para orientar nuevamente en un
momento especifico del pasado, ubicar una memoria traumáti-
ca, reestructurarla y sanarla. Esta técnica produce una desorien-
tación por sobresaturación de información, y el paciente necesi-
ta de un constante cambio de orientación cognitiva e intenta
acomodarse al “desorden” o “caos”, ya que se encuentra tan
desorientado que acepta cualquier sugerencia positiva que le
ayude a salir de este estado de confusión. Esta técnica se basa
en utilizar experiencias cotidianas y familiares para la mayoría
de la gente, como es el sentirse confundido en cuanto a la hora,
día, mes o incluso año en el que estamos (Erickson, Rossi y Ros-
si, 1976).
Esta técnica también puede incluso usarse para desorientar
en el presente y después orientar hacia el futuro, como técnica
de progresión en edad, de forma que el paciente pueda verse
vívidamente, en el futuro logrando una meta, algo que solía
hacer Erickson con su famosa técnica de la “Bola de Cristal”.
Recomendamos ampliamente el uso de esta técnica, obviamente
para terapeutas previamente entrenados en el arte y ciencia de
la hipnosis clínica.

Elementos a Considerar por el Terapeuta Durante el Proceso


de Regresión.

1. Tener un entrenamiento previo y debidamente supervisado


para poder manejar de manera profesional catarsis intensas

180
debido al recuerdo de eventos muy dolorosos que pudieran
presentarse en la sesión.
2. Mantener la atención de la información no verbal que el suje-
to manifieste durante el desarrollo del proceso como pueden
ser expresiones faciales, cambio de respiración, manifesta-
ciones de incomodidad, sonidos que pudieran traducirse
como quejas, etc., que nos permitan inferir de la vivencia de
un evento emocionalmente importante.
3. Elaborar preguntas utilizando la última palabra o frase dicha
por el paciente, para obtención de más información, y utili-
zar preguntas neutras, como ¿qué más pasa?, ¿qué pasa aho-
ra? Esto con la intención de evitar utilizar preguntas que
sesguen la respuesta del paciente.
4. En caso de ser necesario, dependiendo de la intensidad emo-
cional, si ésta lleva al sujeto a un momento de alto impacto
emocional, utilizar la disociación, como se mostró aquí.
5. Durante el proceso tomar en cuenta los eventos positivos o
memorias agradables del paciente para reestructurar el pro-
blema.
6. Usar durante el proceso tono de voz suave y amigable.
7. Ser respetuoso y solicitar permiso al paciente en caso de re-
querir un anclaje kinestésico.
8. Evitar presionar al paciente entre pregunta del terapeuta y la
respuesta del mismo, dándole el tiempo necesario para res-
ponder. Si no quiere responder, respetemos, y continuemos
con el siguiente cuestionamiento.

Referencias

Edgette, J. H. & Edgette, J. S. (1995). The Handbook of Hypnotic Phenomena in Psychother-


apy. New York: Brunner Mazel.
Erickson, M.H., Rossi, E.L. & Rossi, S.I. (1976). Hypnotic Realities. New York: Irvington.
Erickson, M.H. & Rossi, E.L. (1992). El hombre de Febrero. Buenos Aires: Amorrortu.

181
Hammond, D.C. (1990). Hypnotic Suggestions and Metaphors. New York: Norton.
Hunter C. R. (2009). The Five Phases of Regression Therapy. Australian Journal of Clini-
cal Hypnotherapy and Hypnosis, 30(1), 14-25.
Téllez, A. (2007). Hipnosis Clínica: Un Enfoque Ericksoniano. México: Trillas.

182
Capítulo VIII
Amor a Primera Vista: Primeras
Maniobras en Terapia de Pareja
Conjunta
Jorge Orozco Mendoza 11

El matrimonio es cuando dos personas deciden convertirse en una;


el problema está en decidir quién sobrevive.
—Rubén González Vera

E
n una relación de pareja se pueden vivir algunas de
las experiencias más sublimes y significativas de la
vida, como el ser amado, cuidado y aceptado por otro
quien no tiene necesariamente responsabilidad filial
de hacerlo, sin embargo, asimismo, se pueden evocar experien-
cias denigrantes y lascivas como el desprecio, el abandono, la
violencia y la traición, eventos que pueden causar heridas emo-
cionales con graves consecuencias psicológicas y relacionales a
largo plazo.
Al parecer en la historia de la evolución del ser humano, la
vida conyugal es un importante hito; al respecto Eguiluz, Romo
(2007) explica que “el antecedente de todo tipo de grupo hu-
mano es la pareja”. En distintas épocas y en diversas culturas los
grupos humanos han creado modos particulares de organiza-
ción dentro de los cuales la pareja ha constituido el núcleo cen-
tral para estructurar y dirigir la evolución de estas sociedades,

11 Director del Instituto Milton H. Erickson, de Mexicali.


Correo electrónico: [email protected]

183
independientemente del tiempo histórico y la cultura. Es decir,
es posible que hayan cambiado las manifestaciones de las rela-
ciones de la pareja, pero socialmente permanece como una base
de la estructura social.
Así, se sabe que la pareja cubre funciones biológicas, psicoló-
gicas y sociales sin las cuales sería difícil concebir la existencia
de la especie humana tal y como la se conoce actualmente.
Sin embargo, la pareja actualmente está en crisis, la intro-
ducción a la modernidad y la difícil transición a la posmoderni-
dad han inaugurado complejidades en la estructura, dinámica y
función de la relación que implican retos y desafíos para los
cuales, todavía, no se encuentra preparada. Por ejemplo, para
Velasco Alva (2007) la concepción subjetiva del amor, su prácti-
ca y sus fines han cambiado paralelamente a la transformación
de las estructuras económicas, sociales y al concepto de familia y
de pareja. Signos de la permanencia y la evolución de esta crisis
es lo que el investigador Daniel Goleman refiere al respecto:

Para los matrimonios norteamericanos que se formaron


en 1890, alrededor del 10% acabó en divorcio. Para aque-
llos que se casaron en 1920 el índice fue aproximadamen-
te del 18%; para las parejas casadas en 1950, el 30%. Las
parejas que se casaron en 1970 tenían el 50% de probabi-
lidades de separarse o seguir unidas. Y para las parejas
casadas en 1990, las posibilidades de que su matrimonio
acabaría en divorcio estaban cerca de un asombroso 67%.
Si el cálculo se mantiene, solo 3 de cada 10 matrimonios
recientes pueden contar con que seguirán unidos a su
nueva pareja (citado por González Vera, 2010).

En México el INEGI reporta con respecto a la duración de los


matrimonios que en 1930 la duración promedio era entre 20 y
40 años, para 1960 la media se redujo de 10 a 25 años, en 1990

184
continuó la tendencia a la baja, encontrándose de 10 a 20 años,
y finalmente para 2000 disminuyó de 5 a 10 años. Continuando
con cifras del INEGI se pueden analizar los cambios que se pre-
sentaron en una década, en 1985 hubo 34,114 divorcios regis-
trados en México, mientras que en 1992 la cifra fue de 51,953;
para el año 2006 aumentó a 72,396 divorcios. Cabe mencionar
que estas cifras no incluyen la realidad de que muchas parejas
terminan su relación sin disolver legalmente su matrimonio.
Por un lado la disminución de la duración de los matrimonios y
el aumento de los divorcios es una tendencia inquietante digna
de ser atendida por los profesionales de la salud mental.
Otro ángulo para la completar el análisis es la consideración
de la edad promedio de los miembros de las parejas en la que
es más probable que se divorcien, al respecto el INEGI en el
2006 publicó la edad promedio de los hombres al momento de
divorciarse la cual fue de 37.3 años y de las mujeres de 34.7
años. El mayor índice de divorcio se dio entre las edades de 30
y 39 años tanto en hombres como mujeres. En este mismo año
el 48.6% de los matrimonios tuvieron una duración social de 10
años o más, seguida del 32.3% que estuvieron casados 5 años o
menos. Se puede concluir en base a estos datos estadísticos que
los miembros de la pareja de estas edades y en este promedio
de duración se encuentran en comparación con el resto en ma-
yor riesgo de separación y divorcio con todas las consecuencias
nocivas, no solo para los miembros de la pareja sino también
para la familia y la sociedad en general.
Con respecto a los efectos nocivos de las desavenencias ma-
trimoniales, son muchos y variados, por ejemplo, Markman,
Stanley y Blumberg (2000) refieren que los problemas matri-
moniales son una de las causas más frecuentes de depresión, y
este se reconoce como unos de los problemas de salud mental
más común en la actualidad. Los problemas de pareja, separa-
ciones y el divorcio producen trabajadores distraídos y muy

185
poco motivados, lo cual conduce a grandes pérdidas en la pro-
ductividad de las empresas. Asimismo, el divorcio se convierte
en un factor determinante que da origen a una baja significativa
en el nivel socioeconómico, por cuanto divide a las familias y
deja a muchos niños viviendo en hogares pobres monoparenta-
les. Por otro lado, se ha comprobado recientemente que el in-
fortunio matrimonial produce graves efectos sobre la salud y
provoca tensión arterial alta, un declive en el sistema inmuno-
lógico y problemas gastrointestinales, respiratorios y urinarios.
Un reciente estudio del National Institute of Mental Health
(Instituto Nacional de Salud Mental) en los Estados Unidos,
concluyó que los problemas matrimoniales constituyen uno de
los principales factores de riesgo de muchos problemas de salud
física y mental.
Otros datos que muestran los efectos dañinos de los proble-
mas conyugales son los que refieren Gottman y Silver (2004)
por ejemplo; reportan en una investigación realizada por
Verbrugge, Louis y House, James que un matrimonio insatisfac-
torio aumenta en un 35 por ciento las posibilidades de caer
enfermo, e incluso parece acortar la expectativa de vida en un
periodo medio de cuatro años. En un estudio, realizado por
este mismo autor, con 63 niños en edad preescolar se compro-
bó que aquellos que vivían en sus hogares una gran hostilidad
matrimonial sufrían elevados niveles de estrés, en comparación
con los otros niños. En el seguimiento a 15 años se averiguó
que entre ellos existía un mayor índice de ausentismo escolar,
depresión, rechazo a los compañeros, problemas de comporta-
miento (sobre todo agresión), malas calificaciones e incluso fra-
caso escolar. Estos efectos pueden ser predisponentes de pro-
blemas sociales más graves tales como la delincuencia, droga-
dicción y violencia.
Expuesto lo anterior se hace evidente que los efectos nocivos
se muestran desde la salud física, pasado por la afectación en la

186
salud mental, la disfuncionalidad familiar, hasta las graves con-
secuencias en el tejido social.

Algunas explicaciones de la causa y las propuestas de inter-


vención

No es posible determinar una causa específica que explique los


problemas y conflictos de pareja, ya que estos surgen de un
sistema complejo de factores interrelacionados que incluyen al
individuo, la pareja, la familia y la sociedad. Por ejemplo, para
Velasco Alva (2004) propone que las causas de estos problemas
se deben a múltiples razones entre las que incluye el cambio de
roles con la emancipación de la mujer, o desajustes sexuales de
todo tipo que con frecuencia enmascaran temores a la intimi-
dad o al compromiso emocional, sobre todo en el varón. Otras
causas aducidas por este autor son los factores económicos; es-
tos determinan que la mujer al trabajar tenga que descuidar su
tradicional función materna, lo que le provoca culpa y la conse-
cuente incomprensión del varón.
Una causa que refiere diferentes investigadores sobre el te-
ma es la dificultad de emancipación de los jóvenes que contraen
matrimonio de su familia de origen, particularmente frecuente
en la sociedad mexicana. Esta condición le dificulta consolidar
funcionalmente un sistema de familia nuclear autónomo de la
familia extensa, originando alianzas intergeneracionales y
desavenencias entre los cónyuges con la familia política, conflic-
tos de lealtades e intromisiones en la intimidad de la pareja
(Velasco Alva, 2004; Montalvo Reyna, Andrade Ramos, y Pérez
Arredondo, 2013).
Para Rage Atala, (1999) las principales causas se relacionan
con la dificultad de comunicarse integralmente y con las expec-
tativas inadecuadas con respecto al matrimonio.

187
Los factores socioculturales se han considerado como causas
principales de la crisis de transición en las relaciones de pareja,
por ejemplo el impacto de la introducción de la pastilla anti-
conceptiva no solo permitió separar la sexualidad de la repro-
ducción sino que además trajo consigo profundos cambios en el
rol de la mujer dentro de la pareja y la sociedad, pasando de un
rol prioritariamente maternal y confinada al hogar a un rol con
mayor participación en otras áreas que tradicionalmente ocu-
paba el hombre. Esto generó cambios en los roles de género y
las relaciones de poder entre hombre y mujer. Además, la rele-
vancia que se le da actualmente a la perspectiva de género ha
influido en las aspiraciones y proyectos de vida en los miembros
de una pareja, en la delimitación de lo masculino y femenino y
en crear desajustes en la definición de la relación como tal y la
asignación de funciones del hombre y la mujer. Este intento de
una nueva construcción de la identidad de hombres y mujeres
se refleja en la inestabilidad del matrimonio y de la familia
(Grandeso, 2007).
Robert J. Sternberg (1990) realiza, de mediados a finales de
los ochentas del siglo pasado, un extenso estudio sobre la vida
en pareja en el cual concluye que las relaciones de pareja se
sostienen sobre tres “pilares” a saber: la intimidad, la pasión y
el compromiso. Estos ingredientes son básicos para una satisfac-
toria y funcional relación de pareja, si alguno de ellos se afecta
es muy probable que los otros dos, con el tiempo, no se sosten-
gan, ocasionando conflictos en la relación de pareja o un rom-
pimiento de la misma.
Desde una aproximación sistémica, el investigador español
José Antonio Ríos (2006) ha desarrollado un enfoque terapéuti-
co basado en una integración de distintos modelos de relación
de pareja que explican la forma como se gestan y se mantienen
los problemas conyugales. En su obra “La pareja: modelos de
relación y estilos de terapia” expone de manera pormenorizada

188
distintos modelos para entender la funcionalidad y disfunciona-
lidad de las parejas, los cuales sintetiza para proponer formas
de intervención (Ríos, 2006).
Desde el enfoque cognitivo conductual, Aaron T. Beck
(2004) propone una metodología basada en este enfoque para
trabajar terapéuticamente con parejas. Después de realizar ex-
tensos y minuciosos estudios con personas diagnosticadas con
depresión y ansiedad encontró que “…los problemas de pareja
[…] manifestaban la misma clase de aberraciones del pensa-
miento —distorsiones cognitivas— (Beck, 2004) que los pacien-
tes antes mencionados. Este mismo autor explica que los pro-
blemas de comunicación, los malos entendidos y los errores del
pensamiento son causantes de los graves conflictos que las pare-
jas experimentan, por lo tanto enriquecer y clarificar la comu-
nicación, corregir los errores del pensamiento y realizar inter-
pretaciones más racionales y objetivas ayudará a los cónyuges a
resolver sus problemas, ya que independientemente del conte-
nido, el fondo de los mismos es más o menos igual.
Otro investigador estadunidense, John M. Gottman (2004;
2008 y 2013) dirige un laboratorio donde realizan detallados
estudios sobre la pareja que incluye desde mediciones fisiológi-
cas, observaciones en laboratorio hasta entrevistas profundas de
seguimiento con parejas. Las investigaciones tanto transversales
y longitudinales dirigidas por Gottman han arrojado interesan-
tes resultados tales como el predecir con más de 90% de exacti-
tud la posible separación de la pareja, los cambios fisiológicos
que generan los conflictos relacionales y sus consecuentes efec-
tos en la intensificación del conflicto. Además han identificado
cuatro factores básicos relacionados con los problemas de pare-
ja que son las críticas-actitud defensiva, el desprecio-actitud
evasiva. Su método consiste en reeducar a las parejas, primero
identificando sus errores de comunicación y luego invitándoles
a buscar estilos de comunicación más efectivos y funcionales.

189
Por otro lado, el prestigiado terapeuta familiar Jay Haley y
Madeleine Richeport-Haley (2006) propone un método de te-
rapia de parejas desde el método estratégico, el cual consiste en
enfocarse a resolver problemas de manera práctica y directa a
través de estrategias de intervención paradójicas, directas e in-
directas. Tal planteamiento considera que los problemas de
pareja se gestan por la lucha de poder. Es decir, cuando un
problema de poder en la pareja no se resuelve emerge un pro-
blema que se hace repetitivo y refractario; la intervención en-
tonces consiste en resolver dicho problema considerando el
conflicto subyacente relacionado con el poder. Además, los au-
tores consideran los aspectos culturales, tanto de los miembros
de la pareja como del terapeuta, como un elemento fundamen-
tal a considerar en el proceso terapéutico.
Desde el punto de vista interaccional, David Olsen y Douglas
Stephens (2003) proponen un método para resolver problemas
de pareja bajo el supuesto que los intentos de solución que im-
plementa cada uno de los cónyuges para resolver el problema
que perciben es lo que crea y mantiene la situación problemáti-
ca. Lo anterior en concordancia con el modelo para resolver
problemas (Watzlawick y cols., 1994) del Mental Research Insti-
tute de Palo Alto, California, en Estados Unidos. Exponen que
la mayoría de los problemas se crean en base a patrones rela-
cionales disfuncionales, los complementarios perseguir-escapar,
dominación-sumisión, exceso de responsabilidad-déficit de res-
ponsabilidad, educado-hostil; los simétricos intensificación rá-
pida del conflicto y evasión del conflicto.
Recientemente en México, Félix Velasco Alva (2004) desde
un enfoque psicodinámico constructivista ha introducido un
modelo de terapia de pareja detalladamente sistematizado, en
el cual propone técnicas y estrategias para abordar la compleja
problemática integrando posturas psicoanalistas, sistémicas,
constructivistas y posmodernas, en el cual pone especial énfasis

190
en la cibernética de segundo orden en la cual incluye al obser-
vador —al terapeuta en este caso— como co-creador de la
realidad en terapia redimensionado con ello la relación tera-
péutica con la pareja y analizando desde una novedosa postura.
Asimismo en México, Jaime Montalvo Reyna y colaboradores
en su libro Terapia sistémica de pareja: Teoría, investigación y apli-
caciones (2013) además de realizar un análisis de la problemática
de las parejas en México, revisan distintos abordajes terapéuti-
cos de origen sistémico aplicados a la terapia de pareja. Además
presentan investigaciones recientes, destacando una en espe-
cial, a propósito del tema de este estudio “Efectos de la rees-
tructuración comunicativa (RC) en diversos problemas psicoló-
gicos de la pareja” en la cual muestran los resultados prelimina-
res de la aplicación de un sencilla técnica que consiste en que
después de un análisis de la comunicación de la pareja, el tera-
peuta les informa de los resultados y les proponen estrategias
de solución involucrando tres puntos: a) explicar a la pareja la
concepción de la realidad –realidad de primer y segundo or-
den-; b) explicar a la pareja cómo se construye al realidad y; c)
proponer tres reglas a seguir para mejorar su comunicación (no
usar argumentos del pasado al tratar de resolver un problema,
tratar de comunicarse no estando alterados emocionalmente y
no utilizar argumentos basados en la familia de origen de la
pareja) (Montalvo et al, 2013).
Desde el modelo humanista existencial destaca el trabajo
realizado por María Gilbert y Diana Shmukler (2000), quienes
desarrollan un modelo de terapia breve con parejas desde un
enfoque integrador, del cual las mismas autoras exponen que
“…nuestra orientación y sistema de valores puede caracterizar-
se como humanista/existencial, creemos en la confianza inhe-
rente de las personas hacia el crecimiento y la salud” (2000). En
este modelo integran conceptos elementales de teorías tales
como el psicoanálisis, la Gestalt y el análisis transaccional.

191
Dentro de este mismo modelo humanista existencial, el re-
conocido investigador Joseph C. Zinker en su obra intitulada
En busca de la buena forma propone un modelo de terapia de
pareja sustentado en la terapia Gestalt, que consiste en trabajar
con un equipo de terapeutas, hombre y mujer, en terapia con
parejas, el modelo está basado en el ciclo de la experiencia y en
la creación de experimentos terapéuticos ad hoc a los conflictos
planteados por la pareja y los bloques del ciclo antes mencio-
nado (Zinker, 2013).
Realizar una revisión histórica exhaustiva de todas las pro-
puestas de terapia de pareja escapa de los alcances de este tra-
bajo. Sin embargo, en la actualidad esta modalidad terapéutica
ha alcanzado un reconocimiento, no solo de su necesidad, sino
también de su efectividad basada en evidencia científica.

La terapia de pareja. Propuesta e investigación

La terapia de pareja se viene implementando desde los años


treinta del siglo pasado, y parece haberse iniciado en Estados
Unidos al formar consejeros matrimoniales (Vicencio, 2011). En
la actualidad hay una diversidad de modalidades de terapia de
pareja. Según Tapia Villanueva (2005), las empíricamente vali-
dadas son: la terapia de pareja centrada en la emociones, la
terapia de pareja conductual, terapia de pareja conductual in-
tegrativa, la terapia de pareja orientada al insight (combina
elementos gestálticos y sistémicos) y la terapia de pareja estra-
tégica del MRI.
Con respecto a los resultados de la investigación en terapia
de pareja, Tapia Villanueva (2005) resume, en base a algunas
conclusiones que hacen Gurman y Fraenkel (2002), que:

192
Los efectos positivos de la terapia de pareja superan al
no tratamiento. Un 35 a 40% de las parejas en terapia mejo-
raron, al comparar la diferencia entre evaluaciones pre y
post tratamiento (en términos de satisfacción marital). Res-
pecto de la durabilidad del cambio, existe evidencia que
permite suponer que las recaídas a los 6-9 meses son bajas y
que las recaídas entre el primer y cuarto año pueden ser sig-
nificativas (30%). (Datos de terapias conductuales). Existen
algunos modelos de terapia de pareja que mantienen sus
cambios después de los dos años (terapia de pareja centrada
en las emociones) e incluso hasta los cuatro años (terapia de
pareja orientada al insight). La terapia conjunta (ambos cón-
yuges) es más efectiva que la terapia individual. Los cambios
positivos logrados en general ocurren con una cantidad de
12 a 20 sesiones. La terapia de pareja fue útil sola o en com-
binación con otras terapias en el tratamiento de algunos
desordenes psiquiátricos como depresión, alcoholismo, y
trastornos de ansiedad. La terapia de pareja en co-terapia no
fue más efectiva que con terapeuta único. Los efectos negati-
vos de la terapia de pareja son posibles y alcanzan al 10%.
Con respecto a la efectividad de la terapia de pareja, los
estudios de meta análisis evalúan su efectividad entre 35-
70% (Tapia Villanueva, 2005). Una dificultad con respecto a
la investigación de la efectividad en terapia de pareja según
Tapia Villanueva, es que aunque hay claras evidencias sobre
la efectividad de esta modalidad terapéutica, el problema
radica en definir el éxito en la terapia de pareja.

193
Propuesta de una guía del trabajo terapéutico con parejas

A continuación se presenta una guía de intervención basada en


el modelo interaccional-sistémico. El propósito es exponer ac-
ciones del terapeuta desde el primer contacto con la pareja y el
seguimiento hasta la conclusión de proceso terapéutico.
La guía propuesta está enfocada en una terapia de pareja
conjunta, es decir, con los dos miembros de la pareja presentes
en la sesión. Desde la perspectiva que aquí se presenta se consi-
dera conveniente hacer el mejor esfuerzo para que en todas las
sesiones ambos miembros de la pareja estén presentes, bajo el
supuesto que es la pareja como totalidad o propiedad emergen-
te la que es sujeto de consulta y no los individuos por separado
—terapias individuales con cada miembro de la pareja en se-
siones distintas— o en “conjunto” —terapia individual con cada
miembro de la pareja en presencia del otro—. La idea es traba-
jar con la totalidad: la pareja, el nosotros relacional, que incluye
cada uno de sus miembros, sus características, atributos e histo-
ria personales y familiares, y especialmente con lo que crean
como resultado de su interacción, la propiedad emergente que
les caracteriza y distingue como pareja.
Quizás no sea necesario aclarar, pero si conveniente, que lo
que se expondrá a continuación parte de la experiencia profe-
sional, la formación académica y la población específica a la que
he aplicado la terapia de pareja; por lo tanto la presente pro-
puesta no pretende ser una guía que se adapte a cualquier con-
texto, terapeuta o pareja, sino más bien, una exposición que
sirva como experiencia para que otros terapeutas consideren
algunos elementos de la misma y la adapten a su ejercicio pro-
fesional o que a partir de la revisión de esta propuesta afinen o
creen la suya propia.

194
Otro de los límites de esta guía es que está orientada al tra-
bajo con problemas de pareja de relación y comunicación y no
al tratamiento de psicopatologías en terapia de pareja conjunta.
A continuación se presentan cada uno de los pasos de la guía
de terapia de pareja conjunta.

Encuadre

Consiste en ajustar las expectativas de la pareja a lo que la tera-


pia y el terapeuta pueden ofrecer. Es la negociación de un con-
trato que especifique las condiciones en las que se va a llevar a
cabo el proceso terapéutico.

Asuntos propios del contrato terapéutico

Saludo y presentación. Establece una relación de cordialidad y


bienvenida, sentando las bases para una relación apropiada,
que además puede servir para “romper el hielo” y la tensión
inicial tanto de los consultantes como del terapeuta. De parte
del terapeuta puede incluir datos sobre su formación profesio-
nal y experiencia, también su postura con respecto a la terapia y
a la vida en pareja, y en ocasiones datos sobre su vida familiar y
de pareja.

Honorarios. Es conveniente aclarar y acordar el monto de los


honorarios desde el inicio de la sesión para que la pareja tenga
pleno conocimiento de estos y queden claros los aspectos eco-
nómicos para que en un futuro no interfieran en el proceso
terapéutico. Además, de esta manera se está definiendo la situa-
ción terapéutica como un servicio profesional que implica dere-
cho y obligaciones para cada uno de los participantes.

195
Horarios y fechas de las consultas. Generalmente trabajo con
sesiones de una hora, las sesiones las programo una vez cada
quince días. Si decido algún cambio en el horario o en la perio-
dicidad de las sesiones lo consulto con la pareja, explicándoles
los motivos de mi decisión.
Hay algunas condiciones que considero idóneas para la tera-
pia de pareja, las cuales explico en esta etapa del proceso, estas
son las siguientes:

Co-responsabilidad. Les explico que una terapia de pareja no


consiste en culpar al otro del problema de pareja, que si ese
fuera el caso entonces correspondería a una terapia individual
para la persona que tiene el problema o en su defecto para el
miembro de la pareja que tiene el problema con quien juzga
que tiene la culpa. La idea es encuadrar la terapia de pareja
desde una perspectiva de responsabilidad para que cada quien
se predisponga a aceptar su participación en la creación y man-
tenimiento del problema. Evidentemente lo anterior no basta
para que asuman la postura de co-responsabilidad, sin embargo
establece un antecedente para retomarlo con facilidad en eta-
pas posteriores del proceso.

Un mismo objetivo. Les hago saber desde un inicio que la tera-


pia de pareja será efectiva a medida que ambos tengan un mis-
mo objetivo: resolver su problema, continuar la relación y/o
mejorarla. Les señalo que también pudieran llevar asesoría de
un terapeuta para terminar su relación en caso de que fuera
necesario o si así lo decidieran, pero también les indico que es
muy poco frecuente que las parejas acudan con este último
propósito. Les hago la advertencia que en ciertas ocasiones un
miembro de la pareja puede decir que quiere seguir en su rela-
ción pero en realidad no quiere y que puede acudir a consulta
para terminar la relación y dejar al cuidado del terapeuta a su

196
pareja bajo la idea que el otro miembro va a necesitar ayuda.
Los invito a que sean claros y honestos con respecto de este
último tema.

Relación voluntaria. Les señalo también que lo ideal para una


terapia de pareja conjunta es que ambos estén decididos y mo-
tivados a seguir una terapia por su propia voluntad. Que gene-
ralmente cuando esto es así, se obtienen resultados positivos
pero si es al contrario pueden perder tiempo e invertir esfuerzo
en vano.

La regla de las tres sesiones. Esta regla consiste en explicar a


la pareja que la terapia debe empezar a dar resultados en tres
sesiones, que no necesariamente se resuelve todo su problema
pero que ellos deben ver algunos avances y mejorías en este
periodo. Les explico que el terapeuta de pareja debe compro-
meterse con los resultados y ser honesto con respecto a este
tema como parte de su responsabilidad ética y profesional.
Acuerdo con ellos que en caso de no notar mejoría en la tercera
sesión tendríamos que revisar qué está sucediendo con ellos o
conmigo como terapeuta, para considerar una eventual suspen-
sión del proceso y una posible canalización a otro profesional.
Utilizo el argumento que prefiero que piensen que no pude con
ellos en tres sesiones, y no que les “robé” teniéndolos diez se-
siones o más sin avanzar. En la población con la que trabajo
esto les resulta significativo y atractivo, el efecto más común es
que crea un clima de confianza y genera una predisposición a
lograr cambios en un periodo corto de tiempo.

197
Datos iniciales del genograma y dinámica familiar

Al explorar los datos iniciales de identificación, familiares y de


historia de su relación, además de obtener información, los
aprovecho para ir creando una alianza terapéutica al ir parafra-
seando la información obtenida, haciendo unos comentarios
sobre aspectos de su familia y relación, a veces bromeando un
poco, otras mostrándome interesado en aspectos que los miem-
bros de la pareja marcan como relevantes de su familia e histo-
ria personal. Los datos de que investigo son:

Datos de identificación y genograma de:

 La familia nuclear: miembros de la familia, edades, ocu-


paciones u oficios, etcétera.
 La familia de origen: número de hermanos, edades, ocu-
paciones u oficios, divorcios, separaciones u otros pro-
blemas familiares o de pareja.

Información básica sobre la dinámica familiar:

 Manejo del poder y roles de género. ¿Quién lleva la auto-


ridad? ¿Cómo se decide quién manda?
 Límites. ¿Qué tanto se logra un equilibrio entre lo indivi-
dual y lo conyugal?
 Expresión de afecto.
 Grado de diferenciación. ¿Qué tanto está diferenciado
cada cónyuge de su familia de origen?

Antecedentes sobre la relación:

 ¿Cómo se conocieron?

198
 ¿Cómo iniciaron y llevaron su noviazgo?
 ¿Cómo decidieron casarse o vivir juntos? ¿Qué sucedió en
torno a esta decisión?
 ¿Qué es lo que más le atraía uno del otro? ¿Qué es lo que
más admiraba? ¿Qué planes, proyectos y fantasías tenían
al principio de su relación?

Co-creación del problema-solución

Desde la posición epistemológica de la cibernética de segundo


orden y el constructivismo, se entiende que el terapeuta parti-
cipa junto con la pareja en la creación y definición del proble-
ma, en función de este entendimiento conviene que el terapeu-
ta tome una actitud consciente y activa en la co-creación del
problema.
Una forma de describir este proceso es partiendo de que la
pareja trae quejas a terapia, en el diálogo terapéutico tales se
van estructurando en un problema que se selecciona y define
influido por las percepciones e interacciones de ambos cónyu-
ges y las respuestas e intervenciones del terapeuta, matizadas
por el enfoque teórico–metodológico y su propia cosmovisión.
Factores como el tipo de relación que establezca entre la pareja
y el terapeuta juegan también un papel determinante. Poste-
riormente, si se ha logrado una buena alianza terapéutica es
posible que el terapeuta conduzca a la pareja por medio de una
hábil y sutil persuasión a un re-encuadre del problema para
hacerlo más manejable, crear un clima de menor tensión en la
pareja y crear expectativas más favorables de cambio.
Hacer una diferenciación entre queja, demanda y problema
puede ser útil para iniciar la revisión del motivo de consulta.
Propongo entender por queja a lo que le refiere la pareja —o
los miembros por separado— que le molesta o perturba; la de-

199
manda puede ser lo que piden al terapeuta, la forma en que
desean ser ayudados o atendidos, el papel que piden que jue-
gue el terapeuta; por último, el problema es el acuerdo entre
pareja y terapeuta sobre lo que van a trabajar terapéuticamente.
Es sobre estas distinciones donde el terapeuta tiene que ser há-
bil para escuchar empáticamente la queja con miras a reestruc-
turarla, entender la demanda para situarse en una posición
relacional que le permita margen de maniobra terapéutica y
contribuir a definir el problema de tal manera que resulte favo-
rable para el cambio.
A continuación se describen tres actividades que el terapeuta
realiza en esta etapa:

1. Escuchar el punto de vista de cada uno. Se le puede mencio-


nar a la pareja que se desea escuchar el punto de vista de
ambos, ya que no hay una sola opinión correcta o incorrecta,
porque cada cabeza es un mundo y aunque vivan juntos cada
quien puede tener una perspectiva diferente del problema.
No se trata de determinar quién está bien o quien está mal,
sino de comprender a los dos para encontrar qué funciona o
no en la pareja, qué sirve o no para estar bien en la relación.
Por otro lado, la forma como escucha el terapeuta a cada
uno con atención y respeto (tanto verbal como no verbal)
puede funcionar como un modelo para ambos de la forma
cómo comunicarse adecuadamente.

2. Comprender. Es conveniente que el terapeuta tenga una dis-


posición a entender a cada uno de los miembros de la pare-
ja, poniendo atención en lo que dicen (contenido de la co-
municación), cómo dicen lo que dicen (comunicación no-
verbal y para verbal), desde dónde dicen lo que dicen (su his-
toria familiar y personal, valores y creencias y su propia per-
cepción de la realidad), asimismo, recomiendo captar el para

200
qué dicen lo que dicen (el efecto que pretenden causar y en
quién).

3. Comunicar empatía. Consiste en transmitir de manera preci-


sa la comprensión que se ha tenido del planteamiento de ca-
da cónyuge sin descalificar o ponerse a favor o en contra de
alguno de ellos. Es adecuado tener cuidado con respecto al
nivel de empatía que se comunica, se sugiere iniciar con ni-
veles superficiales de comprensión (el qué y cómo) y avanzar
progresivamente a niveles más profundos (desde dónde y
para qué).

De la misma manera, sugiero, que durante la definición del


problema el terapeuta asuma las siguientes actitudes:

Neutralidad. Es una actitud que asume y comunica el terapeuta


de no definirse a favor o en contra de cualquier miembro de la
pareja. Consiste en no tomar partido por ninguno de los dos, al
aliarse con ambos o con ninguno al mismo tiempo. El terapeuta
se abstendrá de emitir juicios valorativos, morales o de cual-
quier otro tipo sobre conductas que los integrantes de la pareja
relaten en las sesiones.
Neutralidad no significa no sentir, sino evitar comunicar directa
o espontáneamente ese sentir, más bien utilizarlo para com-
prender lo que ocurre en la relación de pareja y ponerlo al ser-
vicio de la terapia.

Curiosidad. Es la disposición del terapeuta a mantenerse in-


teresado —e interesar a los miembros de la pareja— en lo que
se dice, hace y ocurre durante la sesión de tal manera que se
indague sobre temas o tópicos que puedan crear información
novedosa y útil para avanzar en los objetivos del proceso tera-
péutico.

201
Circularidad. Es la habilidad de formular las preguntas que
exploren la relación o el patrón interaccional que describe el
problema en el presente. Las preguntas circulares van dirigidas
a indagar sobre la participación de ambos integrantes en el
conflicto o en una situación determinada. No buscan la causa o
el origen del problema sino construir una comprensión de có-
mo se mantiene el problema en el presente, dicha comprensión
conviene que implique su solución. Pueden explorar también
contribuciones de la familia de origen, sus valores sociales y
factores culturales que alimentan el problema.
Las preguntas circulares enriquecen el entendimiento del
terapeuta y transmiten la idea de que ambos participantes con-
tribuyen a lo que está sucediendo. Ejemplo:

- ¿En qué situaciones es más probable que usted acepte discu-


tir con su esposa?
- Antes que su esposo se retire y la deje hablando sola usted,
¿qué hace?
- ¿Quién de sus padres tiene el mismo problema para expre-
sar sentimientos?
- ¿Qué otras formas habrá para entender el papel del hombre
y la mujer dentro de la relación de pareja?
- ¿Dónde aprendieron que las cosas en la relación de pareja
deben ser de esa manera?

Balance. Un terapeuta que piensa sistémicamente considera


que ambos cónyuges contribuyen de alguna manera a crear y
mantener sus dificultades. Mostrar una actitud de balance signi-
fica que se confronta a ambos con la misma frecuencia e inten-
sidad, sin coludirse con alguno de ellos.

202
Desbalance. En ocasiones un miembro de la pareja ejerce un
poder excesivo, inadecuado o disfuncional, ante esto es conve-
niente que el terapeuta balancee la relación apoyando al que
tiene menos poder o confrontando al que tiene más. Esta ma-
niobra se tiene que hacer con mucho cuidado para no generar
un conflicto mayor o perder la alianza terapéutica con la pareja,
por lo que se requiere una excelente alianza terapéutica, la cual
se caracterice porque ambos miembros de la pareja confíen en
el terapeuta percibiéndolo como un experto capaz e interesado
en ayudarlos.

Uso del lenguaje dual. Es importante que el terapeuta de pare-


ja piense y hable considerando siempre la diada relacional, de
manera que los integrantes observen de manera simultánea sus
funcionamientos y participaciones; para ello se usan con fre-
cuencia palabras como “ambos, dual, similar, los dos, ustedes,
etcétera”. O frases tales como “¿Pueden darse cuenta ambos lo
que ocurre?, parece que los dos están empeñados en mantener-
se a distancia, ambos están metidos en el juego de descalificar-
se, etcétera”. Frases que sugieren una responsabilidad mutua y
disminuyen la competencia para ver quién tiene la razón.

Equidad de género. El terapeuta debe tener en claro sus creen-


cias y valores con respecto a los roles sociales tanto de la mujer
como del hombre, y comprender que muchos de los problemas
de pareja se relacionan de alguna manera u otra con la inequi-
dad en los derechos y obligaciones entre el hombre y la mujer.
Por lo tanto, en función de esta comprensión es necesario que
se mantenga atento a identificar cualquier tendencia de cargar-
se de un lado o de otro debido a sus aprendizajes y condicio-
namientos culturales con respecto al rol de género.

203
Puesta en acto. Es una técnica donde el terapeuta invita a la
pareja que le dé una muestra de cómo intentan resolver sus
problemas, cómo se comunican o cómo crean los problemas, los
observa atentamente un rato y posteriormente el terapeuta los
retroalimenta acerca de lo que observó.

Ubicar la dimensión del problema

Los problemas presentados por la pareja pueden clasificarse en


tres dimensiones, esta distinción es útil para tener una pista que
le indique al terapeuta en qué, cómo y dónde intervenir. Estas
dimensiones tienen que ver con la propuesta de Bateson de que
toda conducta tiene sentido solo en su contexto, así que para
comprender en qué consisten los temas problemáticos de las
parejas conviene saber cómo se alimentan y mantienen, a su vez
es necesario explorar el contexto en el cuál son posibles. Las
tres dimensiones que se proponen son la del contenido, la de
habilidades y la del contexto relacional, las cuales se explican a
continuación:

204
DIMENSIONES DEL PROBLEMA

CONTEXTO
DONDE
HABILIDAD
COMO
CONTENIDO
QUE
TEMAS
(Concisos y claros)

ATMOSFERA DE LA RELACION
(Seguridad, confianza, amor)

Contenido (la temática de los problemas). Las parejas que pre-


sentan problemas en esta dimensión por lo general son funcio-
nales y el clima relacional es de confianza, cooperación, agra-
dable y afectivo. Son hábiles para resolver problemas, solo su-
cede que tienen dudas, desacuerdos o diferencias en uno o dos
temas que están pendientes por resolver. Estas parejas requie-
ren solo orientación y asesoría sobre los temas en cuestión.

Habilidades (cómo enfrentan y resuelven sus dificultades). Es-


tas parejas además de tener varios temas irresueltos o uno in-
tensamente problemático, no cuentan con habilidades para
resolverlo, sin embargo aún se preserva un clima afectivo y re-

205
lacional positivo. Los miembros de la pareja muestran apertura,
motivación y disposición para aprender y desarrollar habilida-
des para resolver sus diferencias o conflictos. Las dificultades
más comúnmente se presentan en las habilidades para comuni-
carse, para el ejercicio de un sexualidad satisfactoria, para ex-
presión de afecto (caricias, ternura, etcétera), para el manejo de
los sentimientos, para intimidad, para lograr equilibrio entre
dar y el tomar, para resolver problemas, etc.

Contexto (el clima de la relación). Cuando las parejas están


afectadas en esta dimensión, la relación se encuentra ya muy
dañada. Si intenta llegar a acuerdos acerca de temas específicos
o incluso practicar algunos ejercicios para desarrollar habilida-
des que les permita mejorar su relación, las parejas insisten en
regresar y caer en su patrón conflictivo.
Esta dimensión se llega a deteriorar cuando en las relaciones
de pareja los conflictos no se manejan adecuadamente, por lo
que se tornan crónicos e intensos. Entonces los patrones inter-
accionales se van simplificando hasta quedar reducidos a sim-
ples mecanismos de estímulo-respuesta perdiendo con ello la
riqueza y complejidad de la interacción emocional satisfactoria,
activándose una especie de proceso involutivo contrario al desa-
rrollo de los sistemas vivos. Entonces un gesto, tono de voz,
alguna palabra o frase o cualquier otro estímulo activa una res-
puesta hostil de protección o defensa —o incluso de ofensa—.
Los cónyuges le asignan un significado de riesgo y vulnerabili-
dad al contexto relacional y reaccionan ante esto a la mínima
provocación con luchas por el poder, descalificaciones, escala-
das simétricas, atribuciones negativas hacia el cónyuge y/o eva-
siones des-confirmantes. Al contrario de las parejas funcionales,
que se perciben en una relación de confianza y seguridad, lo
que les permite experimentar una gama variada de emociones y
experiencia sin que se afecte su relación. Estas parejas pueden

206
sacar provecho del acuerdo y del desacuerdo o de las diferen-
cias, del éxito y del fracaso, de los momentos “buenos” y “ma-
los”, reconocen que todo esto es parte de la vida en pareja y del
crecimiento y maduración de la misma.

PATRON RELACION SIMPLIFICADO

GESTO, PALABRA, TONO, •EXCITACIÓN FISIOLOGICA


FRASE, SENSACION, IDEA, •COMPORTAMIENTO
ETC. REACTIVO
•ATRIBUCIONES NEGATIVAS

CONTEXTO RELACIONAL
de riesgo y vulnerabilidad

Identificación del patrón disfuncional

De acuerdo al modelo de terapia breve para resolver problemas


del MRI (Watzlawick et al. 1994), en las relaciones de pareja la
Solución Intentada Fallida (SIF) genérica parece ser el intento de
cambiar a otro. A medida que esta “solución” se revela como in-
eficaz, se intensifica su persistencia haciendo “más de lo mis-
mo”. Aunque la persistencia en este intento fallido se hace por
motivos nobles, por ejemplo el deseo de mejorar la relación,
sostenido por un sistema de creencias disfuncionales basándose
en la ilusión de que las cosas vayan bien, se convierte un patrón
estereotipado, predecible y automático que tarde o temprano
llevará a los miembros de la pareja a sentirse desilusionados en
base a lo que creyeron que un matrimonio tendría que ser en

207
contraste con la realidad que viven. Lo anterior reforzará la
tendencia de intentar cambiar al otro, obteniendo el mismo resul-
tado, sosteniendo un patrón de relación repetitivo y automati-
zado que generará frustración en ambos miembros. Bajo esta
sensación de decepción los miembros optarán por insistir en el
intento de cambiar al otro bajo la idea que su pareja no quiere
cambiar, aunque pudiera “tener mala voluntad” con los senti-
mientos concomitantes de enojo, resentimiento y frustración
como emociones defensivas; o con resignación dejando de hacer
algo (así como no es posible no comunicar, no es posible no
hacer nada) evitando-escapando o rindiéndose. Asimismo pueden
creer que su pareja tiene una especie de incapacidad, bajo la
creencia de que si pudieran cambiar lo harían pero no pueden
por algún impedimento emocional o psicológico, alguna situa-
ción traumática que vivieron en su infancia o algún déficit afec-
tivo, entonces su actitud será de cuidado o tolerancia en exceso.
Así es como se crearán patrones disfuncionales automáticos y
predecibles, que independientemente del tema que se trate, la
forma de resolverlo será la misma con el mismo resultado, man-
teniéndose un círculo vicioso manifestado en pautas de relación
estables simétricas y/o complementarias.
Gregory Bateson nos invita a cuestionarnos sobre cómo los
efectos pueden modificar sus propias causas. Un patrón inter-
accional es una secuencia de conductas en la cual su último es-
labón dispone las condiciones para que se active la conducta
inicial y se vuelva a disparar toda la cadena de manera retroac-
tiva. En terapia de pareja es necesario identificar la secuencia
conductual repetitiva que se asocia con el problema presentado
en consulta. Para ello el terapeuta tiene que tener presente la
pregunta básica: ¿Quién hace qué a quién, cuándo y cómo?
Buscando comprender cómo se inicia, se desarrolla y cesa el
patrón interaccional conflictivo, además de cómo se crean las
condiciones para volver a activarse. Las preguntas circulares

208
son un excelente recurso para este propósito: ¿Cuándo es más
probable que inicien una discusión? ¿Qué haces tú antes de que
ella inicie a discutir? ¿Qué sucede cuando ya se ven envueltos
en la discusión y no la pueden parar? ¿Qué tiene que suceder
para que la discusión termine? ¿Cuándo la discusión termina,
qué sucede?

Cuatro reglas de las pautas disfuncionales de la relación de


pareja

De acuerdo a Olsen, David y Stephens, Douglas (2001), las pau-


tas de relación disfuncionales no son caóticas, según más bien
siguen ciertas reglas a través de secuencias conductuales más o
menos ordenadas y predecibles. A continuación se presentan
cuatro reglas para explicar su generación y el mantenimiento:

1. Todos los problemas se crean y mantienen conjuntamente


(relacionalmente).
2. Las pautas de interacción se sostienen a pesar de las acciones
que emprenden los miembros para cambiarlas.
3. Las pautas son estables y repetitivas, por lo tanto, predeci-
bles.
4. Estas pautas se caracterizan en que el comportamiento de un
miembro refuerza la conducta del otro de forma recursiva.

Regla 1: Todos los problemas se crean y mantienen conjun-


tamente (relacionalmente)

No existe un problema que sea creado y/o mantenido por una


sola persona. ¿Cómo cada miembro de la pareja está contribu-
yendo al problema? Es la pregunta inicial que conviene que el

209
terapeuta tenga presente. Un problema no sería tal si ambos
miembros de la pareja no participaran en su creación y mante-
nimiento. Ante una dificultad en la relación de pareja, hacer
algo cuando no conviene —insistir en platicar una situación en
el momento inoportuno—, no hacer algo cuando conviene —
dejar pasar dificultades que al no abordarles se complican—, o
emprender una acción al nivel equivocado —el intento de re-
solver un problema de contenido en el nivel de relación—, son
formas como los miembros de la pareja participan en la crea-
ción y mantenimiento de los problemas que les aquejan.
En las relaciones de pareja, cuando un problema se mantie-
ne sin resolver por algún tiempo, las interacciones se convierten
en pautas repetitivas que mantienen el problema que intentan
solucionar, entonces el comportamiento de un miembro, por
mejor intencionado que sea, alimenta el comportamiento inde-
seable del otro y viceversa, sin embargo no se dan cuenta de
esto, más bien justifican su acción por la intención y no por su
resultado. Entonces los miembros de la pareja se acusan mu-
tuamente de ser culpables del problema, por lo tanto exigen
que el otro cambie, agravándose de esta manera la situación.
No se dan cuenta de la mutua responsabilidad en el manteni-
miento de la situación conflictiva.

Regla 2: Las pautas de interacción se sostienen a pesar de las


acciones que emprenden los miembros para cambiarlas

Las parejas crean pautas de interacción que dependen más de


la relación que de los miembros individuales. El todo es más
que la suma de sus partes. Cualquier conflicto de pareja contie-
ne dos niveles de problemas: uno es el de contenido, se refiere
al asunto o tema de discusión específico, el otro es el nivel rela-
cional, es decir, la forma que toman las discusiones, la pauta de

210
interacción que se produce al intentar resolver el asunto o tema.
El problema más difícil de resolver es la forma como discuten y
la pauta que emerge como parte del intento sincero de resolver
el asunto originario. La pareja se encuentra atrapada en la im-
posibilidad de resolver el tema a través de una pauta de inter-
acción estereotipada y predecible, porque independientemente
del tema del que se trate, la discusión terminará sin resolverse o
peor aún, agravándose.
Las relaciones siguen unas pautas de comunicación particu-
lares que son predecibles, repetitivas y únicas en cada pareja.
Por lo tanto, una relación tiene un ciclo de interacción que es
mayor que ambas personas. Cuanto más se intente modificar
este ciclo haciendo lo mismo, más estancado estará. Casi siem-
pre la solución que intenta darle al asunto inicial de la discusión
se convierte en el problema. Por lo que:

 Se insiste en que el problema es el otro.


 Las pautas se van agudizando y simplificando.
 Cada vez se tiene menos poder para frenarlas.
 Hasta llegar hacer del problema algo imparable.

Regla 3: Las pautas son estables y repetitivas, por lo tanto,


predecibles

Como se mencionó anteriormente, a medida que las pautas se


vuelven rígidas cada vez son más automatizadas, por lo cual se
van constituyendo en Pautas Equilibradas de Interacción. Estas
últimas se pueden distinguir en pautas comunes que generan
problemas en las parejas. Se pueden dividir en pautas comple-
mentarias porque cada uno juega un rol diferente pero que de-
fine al otro, o simétricas porque ambos se comportan de una
manera similar alimentando una escalada relacional conflictiva.

211
Ejemplos de pautas complementarias más comunes son:

1. Persecución/distanciamiento: Uno persigue insistentemente y


el otro se aleja sistemáticamente. Un miembro desea hablar,
permanecer tiempo juntos, compartir en pareja, y el otro re-
chaza la conversación o prefiere tiempo individual.
2. Exceso/déficit de responsabilidad: Mientras un miembro exi-
ge responsabilidad al otro y se muestra responsable en lo
que le corresponde e incluso puede asumir las responsabili-
dades que le reclama a su pareja, el otro se muestra desidio-
so e irresponsable al no ocuparse de lo que le corresponde.
3. Dominación/sumisión: Una parte muestra una actitud domi-
nante en la relación instruyendo, mandando y controlando a
la otra parte que obedece y muestra sumisión.
4. Educada/hostil: A medida que un miembro de la pareja pre-
tende ser respetuoso y educado su contraparte se muestra
agresivo, retador y grosero.

Pautas simétricas de interacción

1. De empeoramiento rápido del conflicto

Fomentan la intensificación del conflicto.


Alimentan la discordia.
Cualquier polémica se convierte en una discusión fuerte.
Pasan rápidamente del contenido (tema o asunto) al nivel
relacional, personal o emocional.
Ambos continúan añadiendo más leña al fuego.
Ninguno cede hasta que se alejan del tema inicial y ter-
minan lastimándose uno al otro.
A medida que permanece el patrón se activa con mayor
rapidez y a la menor excusa y además es menor el tiempo
en que tarden en lastimarse.

212
2. De evasión de conflictos

Manejan las discrepancias con mucha educación.


Evitan hablar de asuntos peliagudos.
Mantienen una tranquilidad aparente.
El peligro de este estilo de relación es lograr una relación
educada y tranquila pero con graves conflictos subyacen-
tes en el terreno de la emotividad y sexualidad.
Esta indiferencia supone la muerte de la intimidad.

Regla 4: La pautas de relación se refuerzan mutuamente

En todas las pautas de relación anteriormente descritas hay un


equilibrio exacto, en el cual ambos refuerzan tan eficaz y per-
fectamente que hacen imposible que se produzca el menor tipo
de cambio. Lo más curioso de esto es que las parejas, sin darse
cuenta e intentando cambiar el comportamiento del otro, re-
fuerzan mutuamente lo que desesperadamente desean que el
otro cambie, es decir mantienen el comportamiento que tanto
aborrecen del otro.

Reencuadre del problema

Re-encuadrar significa percibir el mismo problema pero desde


otro punto de vista. En terapia es provechoso que la óptica
propuesta haga que el problema sea más manejable, que cree
un clima menos tenso en la relación, que ofrezca un tema co-
mún a ambos miembros de la pareja o que genere una expecta-
tiva positiva de cambio. El re-encuadre lo propone el terapeuta
pero lo negocia con la pareja, cuidando que no esté muy aleja-
do de su “realidad”, que se dé en el marco de una relación te-

213
rapéutica de empatía y validación, y de preferencia se presente
gradualmente a través del proceso de diálogo y co-creación del
problema con la pareja. Algunos propuestas de re-encuadre son
las siguientes:

1. Externalización: Cuando un problema se define como parte de una


persona (soy poco afectivo) o inherente a la relación de pareja (so-
mos una pareja fría) el problema se puede re-encuadrar como ex-
terno, algo contra lo que la persona, la pareja o la familia tienen
que luchar, por ejemplo: que no les gane la frialdad o la afectivi-
dad).
2. Etapa de un ciclo o proceso: Cuando un problema se plantea
como atemporal o de larga duración, por ejemplo: no sabemos cómo
arreglar nuestras diferencias, el problema se puede ubicar en una
etapa del proceso del ciclo vital de la persona, pareja o familia, lo
que indica que el problema es normal, temporal y que se puede su-
perar, por ejemplo: después de este tiempo de casados es normal que
lo que antes servía para resolver sus diferencias ahora ya no funcio-
ne.
3. Una parte de su relación: Por ejemplo cuando una pareja se
define como conflictiva podemos proponer que en lo que respecta a
tomar decisiones importantes regularmente discuten, al separar el
problema como un fragmento de la persona, la relación de pareja o
la familia, genera una expectativa más positiva de su solución y se
hace más manejable.
4. Co-responsabilidad versus mono-culpabilizar: Definir el pro-
blema en términos relacionales estableciendo la responsabilidad de
cada uno de los miembros en su creación y mantenimiento, procu-
rando que las personas acepten su participación en la creación pro-
blema facilita que se muestran más dispuestos a actuar para resol-
verlo y disminuye el clima de hostilidad.
5. Connotación positiva: Consiste en ayudarle al cliente a ver el lado
útil, funcional o positivo del problema. “Los conflictos de pareja son

214
el preámbulo de una mejor relación cuando se enfrentan y resuel-
ven”.
6. Encuadrar el problema como parte de algo más amplio: Ayuda
que el cliente desfocalice el problema por lo tanto pueda enfrentarlo
de manera más adecuada. Ejemplos: lealtades familiares, conflictos
con la familia de origen, las ideas, creencias, valores y modelos so-
ciales de hombre y mujer, etcétera.

PROBLEMA
PRESENTADO POR
LA PAREJA

215
Establecer objetivos y metas graduadas

A medida que acuerden los objetivos con la pareja, de tal mane-


ra que a ambos les parezcan adecuados y atractivos, es decir,
que pueden ver en su consecución una mejoría de su calidad de
vida relacional, muy probablemente se sentirán motivados a
trabajar para conseguirlos. Es por ello que estos objetivos se
deben plantear de manera concreta y específica en términos
que les permitan a la pareja imaginarse cómo sería su relación
al conseguirlos y los beneficios que este logro les redituarían.
Se pueden utilizar las preguntas por la escala. (¿Cómo se
calificaría en una escala de 1 a 10, en donde 10 significa que su
relación está completamente bien? O se puede invertir donde
10 sea lo peor y 1 lo mejor). Una vez que la pareja ha identifi-
cado y calificado la situación problemática en la escala, la tarea
del terapeuta consiste en negociar con ellos lo que tendría que
hacer cada uno de las partes para obtener al menos medio pun-
to o un punto entero en la escala al cabo de una semana; o la
pregunta por el porcentaje (¿qué porcentaje del tiempo están
bien como pareja y qué porcentaje no?).
Por último, además de definir metas concretas y alcanzables
para evitar caer en soluciones erróneas, es necesario graduarlas
en pequeños pasos que faciliten el proceso de conseguirlas y
generando expectativas adecuadas para la solución.

Establecer condiciones apropiadas para la prescripción de la


estrategia de intervención

Para que una estrategia de intervención tenga mayor probabili-


dad de éxito debe surgir como una derivación lógica y natural
del proceso terapéutico, no como una interrupción o disrupción
del mismo. Toda intervención debe estar ubicada en un contex-

216
to interaccional y epistemológico. Los elementos que se consi-
deran para este propósito son:

A. Alianza terapéutica: consiste en crear una relación con la


pareja de empatía, confianza y validación, en la cual no haya
colusiones abiertas o encubiertas entre el terapeuta y algún
miembro de la pareja.
B. Adecuada co-creación del problema: a medida que se hayan
determinado de manera adecuada los elementos de la defi-
nición del problema y éste se haya reencuadrado de manera
apropiada, la intervención surgirá naturalmente de este pro-
ceso.
C. Ajuste de la intervención al problema, al objetivo y a la
cosmovisión de la pareja: la creación de la estrategia se de-
be ajustar a los resultados del proceso terapéutico y espe-
cialmente a los valores y creencias de la pareja, para que ésta
tenga un mejor impacto y sea mejor aceptada por los cónyu-
ges.

Creación de estrategias de intervención

En términos generales hay dos vías para abordar los problemas


en terapia de pareja: Cambiar las pautas de relación disfuncio-
nales de solución y fortalecer e incrementar las interacciones
funcionales.

Cambiar las pautas de relación disfuncionales

Secuencia I: Cambiar las soluciones intentadas fallidas (Terapia para


resolver problemas del MRI).

217
1. Definir el problema en términos de conducta concreta y ex-
terna: Observable y medible, en términos de hacer y no de
ser.
2. Identificar las acciones específicas que cada una de las perso-
nas involucradas con el problema emprende con la intención
de ayudar a resolver el problema. Posteriormente encontrar
lo que tienen en común cada uno de los intentos.
3. Indagar los efectos específicos de cada uno de los intentos de
solución: mantienen el problema o lo empeoran, lo resuel-
ven o mejoran. Las que mantienen el problema o lo empeo-
ran son las soluciones intentadas fallidas, las que lo resuelven
o mejoran son soluciones intentadas (potencialmente) exito-
sas. Las primeras hay que cambiarlas, a las segundas hay que
promoverlas y estimularlas.
4. Determinar cuál es la “buena razón”, la lógica o la creencia
por lo cual las personas intentan “más de lo mismo” que no
funcionan. Esta atribución cognitiva será vital para la crea-
ción y prescripción de la tarea terapéutica.
5. Las tareas se engloban en tres tipos:

a. Prescribir las soluciones intentadas fallidas.


b. Bloquear las soluciones intentadas fallidas.
c. Prescribir lo contrario a las soluciones intentadas fallidas.

Secuencia II: Intervención sobre la pauta.

1. Identificar específicamente la pauta relacional disfuncional


relacionada con el problema. Definición que deberá respon-
der lo más concretamente posible a la pregunta: ¿Quién ha-
ce qué a quién, cómo y cuándo?

218
2. Una vez definida la pauta relacional problemática se aplica la
estratagema de “añadir para cambiar”, prescribiendo inter-
venciones sobre la pauta o el contexto.

A continuación se muestran algunas opciones para perturbar la


secuencia problema (basado en O’Hanlon y Weiner-Davis,
1989; de Shazer, 1985, y Cade y O’ Hanlon, 1993).

Cambiar el lugar en el que tiene lugar la secuencia problema.


De discutir en la sala, pasan al patio.
Cambiar los participantes.
Invertir roles durante la discusión.
Cambiar la duración total de la secuencia.
Una vez que empiece la discusión tendrán que terminarla hasta com-
pletar 35 minutos.
Marcar un inicio o un final arbitrarios.
Que la discusión empiece exactamente a las 15:45 y/o termine a las
16:05
Marcar un inicio o un final aleatorios.
Que lancen una moneda para decidir discutir o no
Cambiar el tiempo que transcurre entre un elemento y otro.
Ir aumentando el tiempo que pasa entre la respuesta de uno y de otro.
Cambiar la frecuencia con que tiene lugar la secuencia.
Discutir al menos 3 veces por día.
Añadir un elemento a la secuencia problema.
Ponerse un sombrero o gorro característico rojo cuando vayan a discu-
tir.
Modificar el orden de los elementos de la secuencia.
Definir al azar quién ganará el pleito antes de empezar.
Alterar su intensidad.
Juntar todos los pleitos chiquitos en un pleito grande por día (o vicever-
sa).

219
Cambiar la modalidad de uno de los elementos.
Hacer los reproches por escrito en vez de discutiendo
Introducir el humor en la secuencia.
Tendrán un disfraz listo que utilizarán al momento de discutir.
Ligar la realización de uno de los elementos a una conducta
gravosa (ordalía).
Cada vez que uno caiga en la provocación del otro, le pagará con algo
que le agrade al provocador.

Fortalecer e incrementar las pautas de relación funcionales


(Terapia breve centrada en la solución)

Se pregunta sobre cuál es el problema, posteriormente se les


cuestiona sobre cómo les gustaría o desean sentirse en su rela-
ción de pareja. Sobre este último punto se busca profundizar,
ampliar y detallar.

1. Posteriormente se indaga sobre cuando han logrado sentirse


así, ¿cómo lo han hecho?, ¿qué ha sucedido?, etcétera. A este
procedimiento se le llama “búsqueda de excepciones”, que
se refieren a circunstancias en las que el problema no se ha
presentado, o lo han resuelto, controlado, dominado o evi-
tado. Para conseguir exitosamente rastrear e investigar las
excepciones se tiene que tener cuidado de cómo preguntar,
ya que las parejas que llegan a terapia están expuestas a si-
tuaciones conflictivas y emocionalmente intensas, están pre-
dispuestas a ver y hablar de todo lo negativo, por lo que si
pedimos información excesivamente optimista o positiva es
muy poco probable que respondan a esta solicitud, veamos
algunas de formas como recomienda Ruperto Charles (2008)
abordar las excepciones:

220
a. Les podemos pedir que nos platiquen de una ocasión en
que estuvieron un poquito mejor o menos mal.
b. Otro tipo de preguntas son las pesimistas o las del por
qué no: ¿Cómo es que no habiendo cosas positivas entre
ustedes, permanecen juntos, cuál es la razón, por qué no
se han divorciado? Si encontramos una información, aun-
que sea mínima, la amplificamos.
c. Otra forma son las preguntas por la escala. Preguntamos
a la pareja en una escala de 0 a 100 cómo se califican y en
este momento dicen que están muy bajos, que están en un
dos por ejemplo. El terapeuta puede preguntarles: ¿y por
qué no se califican con un cero? Y ellos pueden decir cuál
es la diferencia de lo que ha pasado cuando han estado en
un cero y lo que tienen ahora.

2. Una vez que se ha encontrado una excepción se intenta esta-


blecer la diferencia entre estas y las veces que el problema si
se presenta: Según ustedes, ¿qué pasa diferente cuando el
problema no se presenta? Es aquí donde tenemos que ser
muy hábiles para obtener información útil y ampliada acerca
de las excepciones, que pueda ser útil para construir una in-
tervención terapéutica. El terapeuta indaga paso a paso el
patrón en donde el problema no se encuentra, se encuentra
disminuido o con algunos pequeños cambios.

a. Empezamos por detallar qué pasa en el interior del indi-


viduo y luego en la interacción. ¿Cuándo usted logra de-
tenerse en una discusión, qué está pensando (imágenes,
recuerdos, diálogo interno)?
b. Una vez que nos ha dicho qué piensa podemos preguntar-
le por lo que siente. ¿Cuándo usted logra detenerse, como
se siente usted, qué siente en su cuerpo? ¿Usted se siente
más relajado y más tranquilo? Y cuando se siente más re-

221
lajado, ¿cómo se da cuenta de eso, qué es diferente en su
respiración, cómo se sienten sus músculos, cómo se siente
el flujo de su sangre? Una vez que usted siente su cuerpo
más relajado, ¿qué hace diferente?
c. Continuamos con la parte externa de la interacción: ¿Có-
mo reacciona su pareja, qué dice, qué hace? ¿Qué observa
en ella? ¿Cómo sabe usted que ella se siente bien?
d. Se sigue con investigar lo mismo en el otro miembro de la
pareja hasta cerrar el círculo.

3. Una vez identificadas las excepciones, para ajustar la inter-


vención terapéutica es de fundamental importancia que se
explore si los clientes las perciben como deliberadas y volun-
tarias o como espontáneas y azarosas. Si es el primer caso se
prescribirá “hacer más de lo que sí funciona”; si es el segun-
do, se implementarán tareas aleatorias o basadas en el azar.

4. Otra estrategia es identificar pautas relacionales exitosas


(¿qué, cómo y cuándo?) en áreas diferentes a la del proble-
ma, para posteriormente ajustarlas y acomodarlas al pro-
blema a manera de prescripción.

5. En el caso que no se obtengan excepciones o que no se


acuerde el objetivo, ya sea porque no fue posible o porque se
acabó el tiempo o cualquier otro motivo, queda la posibili-
dad de prescribir la pregunta por el milagro: “Supongamos
que una noche mientras duerme, se produce un milagro y su
problema se resuelve. ¿Cómo se darán cuenta? ¿Qué será di-
ferente? ¿Cómo lo sabrá su esposo sin que usted le dijera ni
una sola palabra sobre el asunto?” (de Shazer: 29).

Una variación de esta pregunta que propone Giorgio Nardone,


que además se deriva de eso que Paul Watzlawick definió la

222
técnica del “como sí” (1990), es la técnica de la fantasía del mi-
lagro:

Esta tarea es una fantasía en la que tendrán que pensar todas


las mañanas, desde ahora hasta que nos volvamos a ver.
Quiero que todas las mañanas, mientras se arreglan, prepa-
ran y se visten, piensen en esta fantasía concreta, una fanta-
sía mágica. Imaginen que salen de esta habitación, como sal-
drán hoy, que cierran la puerta, como la cerrarán hoy, y
apenas salen de aquí —como por milagro- imaginen que su
problema desaparece, ya no existe. ¿Qué cambiará inmedia-
tamente en tu vida? ¿Qué otros problemas tendrán que
afrontar? Piensen en esa fantasía todas las mañanas, imagi-
nando justamente qué imagen (imaginándote en el futuro),
qué sucederá cuando el problema desaparezca.

O una adaptación hipnótica (Charles, 2004):

Den por un hecho que, esta noche mientras duermen pro-


fundamente sucede un milagro (sí… está sucediendo ese mi-
lagro) y todo lo que han querido lograr ya lo lograron, todo
lo que han querido que se resuelva o cambie ya se resolvió,
ya cambió, porque lo que tenía que acomodarse, ya se aco-
modó, lo que tenía que salir, ya salió, lo que tenía que forta-
lecerse, ya se fortaleció y ese problema ya quedó atrás y todo
eso lo estás consiguiendo con el trabajo de tu mente y de la
mente de los que te rodean, —no importa cómo— pero ese
milagro ya sucedió, pero como están durmiendo profunda-
mente… ¡no se pueden dar cuenta que ese milagro ya suce-
dió! Pero sucedió. Mañana por la mañana ¡que despierten!
¿Qué van a ver diferente en su vida para darse cuenta que
ese milagro ya sucedió? No importa cómo ni qué, solo disfru-
tan agradablemente el resultado de ese milagro, ¿qué es di-

223
ferente? ¿Qué hacen ahora que antes hacían y disfrutaban
mucho?... ¿Qué hacen ahora que siempre han querido hacer
y disfrutar en pareja?... ¿Cuáles son las sensaciones que tie-
nen durante ese día?... ¿Qué época te recuerda de tu vida?

En la siguiente sesión, en caso de obtener alguna información


con la pregunta del milagro, se procederá a indagar, ¿en qué
medida se ha realizado el milagro? ¿Cuándo? ¿En qué situacio-
nes o circunstancias? ¿Qué se ha hecho para lograrlo?
De la misma manera, se determinará si las excepciones, en el
caso de que las hubiera, son deliberadas o espontáneas, con la
información obtenida se sigue el criterio anteriormente descrito
hasta llegar a la prescripción de la tarea de “hacer más de lo
que funciona” o la de “lanzar una moneda”.

Retroalimentación de los resultados de la estrategia, ajustes y


seguimiento

Toda intervención es útil, ya sea porque nos da información de


lo que sí funciona o de lo que no es útil para avanzar en la con-
secución de los objetivos. La lógica para ajustar y dar segui-
miento a la intervención consiste en no perder de vista —ni
terapeuta ni la pareja— el objetivo a lograr y considerar los tres
elementos del punto 6, para revisar, en caso de no lograr los
resultados esperados, en qué se está fallando.
Conviene en este punto tener en cuenta las dimensiones del
problema (de contenido, habilidades y contexto) para determi-
nar si se hizo una ubicación adecuada del problema.

224
Cierre del proceso

Una vez avanzados en la consecución del objetivo se debe valo-


rar junto con la pareja la posibilidad de conclusión del proceso.
En ocasiones no es necesario conseguir totalmente el objetivo
para terminar el proceso. Frecuentemente basta con avanzar
para que la pareja se sienta lista para seguir por sí misma.
Cuando el terapeuta no considera esta posibilidad, las parejas
tienden a perder el interés por la terapia y dejan de asistir sin
tener un ritual de cierre apropiado que les ayude a sentir que
han concluido un proceso.

Comentarios finales

En terapia de pareja la sentencia de Oscar Wilde que reza que


“no hay segunda oportunidad para una primera impresión” parece
ser cierta. Desde los primeros intercambios la construcción de
sistema terapéutica es de vital importancia para el proceso. Dar
una adecuada impresión por parte del terapeuta que responda
a las motivaciones de la pareja, sus expectativas con respecto a
la terapia y al terapeuta, puede ser unas de las primeras manio-
bras terapéuticas que sostendrá los pasos posteriores en la tera-
pia conjunta de pareja. Al menos yo lo he encontrado así en mi
práctica profesional.
En este punto conviene reflexionar por qué las parejas se
pueden mostrar resistentes al inicio de la terapia. Para esto re-
cordemos que fue Don D. Jackson (1957) quien introdujo el
concepto de homeostasis familiar; con lo anterior, se puede
concluir que las parejas (como un sistema) son resistentes al
cambio porque están reguladas por mecanismos de retroali-
mentación negativa que tienen como fin mantener la estabili-
dad. De esto se deriva concebir a las parejas como organismos

225
conservadores; —que— crean ciertas sendas que al principio
son sólo preferidas. Con el tiempo se vuelven cómodas, hasta
que finalmente resultan tan habituales que —el intento de—
modificarlas conduce a que los miembros de la familia —o pa-
reja— sientan malestar; se convierten en rutas de las que es
muy difícil apartarse (Minuchin y Nichols, 1994).
Homeostasis y resistencia son dos conceptos íntimamente
relacionados con la estabilidad de los sistemas como las familias
y las parejas, sean estos funcionales o disfuncionales, de ahí que
ésta relación se puede utilizar para explicar por qué, a pesar de
tener serios problemas —incluso crisis que exigen atención—
las parejas suelen resistirse a los cambios que podrían benefi-
ciarlas (Friedlander, Escudero y Heatherington, 2009), en las
etapas iniciales del proceso terapéutico.
Es común observar a parejas que acuden a terapia donde al
alguno de sus miembros —o los dos— percibe o interpreta el
contexto terapéutico como peligroso o riesgoso para ellos en
particular o para la relación de pareja. En función de esto, pre-
sentarán ciertos comportamientos relacionales que el terapeuta
intentará cambiar, lo que muy probablemente sucinte en los
miembros de la pareja ciertas respuestas complementarias que
el terapeuta puede interpretar como indicios de resistencia al
cambio. Como mencionan Friedlander, Escudero y Heathering-
ton (2009) “…desde los albores de la terapia familiar sistémica,
el concepto de resistencia ha tenido una gran importancia, y
las técnicas en que se han apoyado muchas de las diferentes
escuelas teóricas ponen de manifiesto que será probable que
alguien de la familia la muestre”. Sin embargo actualmente se
considera que en los sistemas familiares existen fuerzas impul-
soras del cambio y que cuentan con recursos para lo lograrlo; es
una forma más positiva y optimista de percibir a las familias y
parejas, por lo tanto, la terapia se enfoca en despertar, activar

226
y/o rescatar estas propiedades evolutivas en estos sistemas hu-
manos.
Por lo anterior, parece necesario entender que la resistencia,
desde la perspectiva sistémica, no es un concepto que defina
una característica inherente a un individuo o a la pareja como
tal, es más bien un concepto relacional. Es decir, se entiende la
resistencia como una propiedad emergente de una relación esta-
blecida entre la pareja y el terapeuta; esto quiere decir que ante
tales comportamientos de la pareja, el terapeuta intentaría
otros complementarios —o viceversa— y si estos resultan en
una invariación de lo que se pretende cambiar podrían rotular-
se como resistencia. De esta manera la resistencia podría defi-
nirse como “la asistencia de la naturaleza de la pareja, ante el
artificio de la insistencia del terapeuta”. Es evidente que en esta
definición se le da mayor responsabilidad al terapeuta debido a
que, desde mi particular punto de vista, es él quien tiene que
estar capacitado y preparado para manejar estas vicisitudes
propias del proceso terapéutico.
Para Milton H. Erickson, la resistencia “ha de ser respetada,
en vez de considerarla como una intención activa y deliberada,
o también inconsciente, de oponerse al terapeuta. La resistencia
habrá de aceptarse abiertamente, más bien aceptada cortésmen-
te, dado que se trata de una comunicación de esencial impor-
tancia” (Erickson, 1964b citado en Nardone, Loriedo, Zeig y
Watzlawick, 2008).
Acerca de cómo manejar la resistencia, Camilo Loriedo re-
fiere que según la concepción de Erickson (2008): "la persona
consigue abandonar su propia resistencia para colaborar en la
terapia solamente cuando se siente reconocida en su identidad
y en sus necesidades personales". Finalmente, para Erickson fue
esencial "cortar la terapia a la medida de la persona" (Tailoring
Therapy), de ahí que su método terapéutico se enfocaba en po-
ner todo al servicio de la persona, se esforzaba por hacer sentir

227
a su pacientes que su identidad y sus necesidades personales
eran reconocidas y respetadas. Como resultado lograba que
éstos estuvieran dispuestos a colaborar con todas sus fuerzas en
una alianza terapéutica sumamente fuerte. Entonces para Erick-
son el poder del terapeuta surgía como una propiedad emer-
gente de un contexto relacional basado en la confianza y el res-
peto, es decir, a través "de la instauración del rapport y la recí-
proca sensibilidad entre —terapeuta— y el paciente" (Loriedo,
2008).
Siguiendo a Friedlander, Escudero y Heatherington (2009),
lo más importante al inicio de la terapia es crear un espacio
seguro, conseguir que ambos miembros se involucren en el pro-
ceso, e identifiquen un terreno común en el que la pareja pueda
estar de acuerdo. Aclarando en primera instancia que el valor
práctico de esta conexión consiste en comprometer a la pareja
con el tratamiento. Finalmente, con el paso del tiempo, cuando
las cosas se pongan más difíciles, el lazo emocional adquirirá
mayor importancia. La confianza en el terapeuta, más que cual-
quier comprensión intelectual del proceso terapéutico, les pro-
porcionará a los miembros de la pareja la fuerza para asumir
riesgos interpersonales, afrontar duras realidades y trazar un
nuevo camino. Solo después de haber creado una sólida alianza
terapéutica es cuando conviene que el terapeuta y pareja inicien
francamente los esfuerzos directos orientados hacia el cambio.
Quizás cuestionando o desafiando las “certezas” que justifican o
sostienen la disfuncionalidad de la pareja, proponiendo nuevos
marcos de referencia para comprender su relación, o empren-
der acciones dirigidas a cambio o al restablecimiento de inter-
acciones positivas en su vida compartida, resaltando sus recur-
sos y fortalezas.
La alianza terapéutica es la relación de cooperación entre
terapeuta y el cliente (o clientes) en particular, con respecto a
compartir las metas y las tareas de la terapia. Conviene aclarar,

228
según los autores anteriormente citados, que no solo consiste en
un contrato conductual, sino que además la alianza también
tiene un fuerte componente emocional. Después de una revi-
sión exhaustiva de los estudios con respecto a la relación de la
alianza terapéutica y la efectividad del tratamiento tanto en
terapia individual como familiar y de pareja, Friedlander, Es-
cudero y Heatherington (2009) sintetizan que:

La investigación apunta a que cuando se evalúa la alianza al


principio de la terapia —en especial mediante la observación
y desde la perspectiva del cliente—, tiene solidez para pre-
decir el éxito en el tratamiento en las diversas modalidades
terapéuticas. Aunque hay preguntas sin repuesta acerca de la
causalidad, existen buenas razones para creer que una sólida
alianza es en parte responsable de los resultados favorables
del tratamiento (p.49).

Sin embargo, con respecto a la terapia de pareja no solo es ne-


cesario considerar la alianza que establece el terapeuta con cada
persona, sino también, y tal vez especialmente, la que establece
con la pareja como un sistema y la que se presenta entre los
miembros de la pareja. Es por ello que se considera que en la
terapia de pareja la alianza terapéutica es compleja, ya que re-
quieren considerarse tres dimensiones fundamentales: 1) el
grado de compromiso que los miembros de la pareja tienen
hacia la terapia y el terapeuta; 2) el grado en que los clientes se
sienten seguros entre sí en el trabajo terapéutico, y; 3) el grado
en que coinciden los miembros del sistema acerca de la necesi-
dad, del propósito, de las metas y del valor del tratamiento con-
junto.

229
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230
Capítulo IX
Técnicas de Terapia Breve
e Hipnosis para reducir
la Dependencia Emocional
de Pareja
Jaime Montalvo Reyna 12

E
n México es común encontrar a pacientes quejándose
de que la vida los ha tratado mal y de su infortunio
para escoger pareja. Las mismas estadísticas de divor-
cio son evidencia de este tipo de situaciones en donde
no “embonan los pares”; de acuerdo con el INEGI (2012) los
indicadores sobre la situación conyugal de la población, matri-
monios y divorcios ocurridos en México, advirtieron un aumen-
to paulatino de las separaciones y las uniones; señalando que en
2009, se dieron 558 mil 913 matrimonios contra 84 mil 302
divorcios; en tanto que entre 2000 y 2009 el monto de matri-
monios se redujo 21% y el de los divorcios aumentó 61 por
ciento. Así mismo, el INEGI detalló que el 30.5% de los divor-
ciados estuvieron casados 5 años o menos, el 18.5% permane-
cieron unidos entre 6 y 9 años, y prácticamente la mitad, es
decir el 49.5%, duraron 10 años o más; siendo 12 años la media

12 Director de IFASI ACT SC, estado de México. UNAM, FES Iztacala.


Correo electrónico: [email protected]

231
en que los matrimonios disolvieron su vínculo de manera legal
a los 12 años.
Sin embargo, el casarse, divorciarse, unirse o juntarse no
tiene mayor problema hasta que sus consecuencias son refleja-
das emocionalmente en lo personal, familiar y socialmente; por
ejemplo, en la depresión, baja autoestima, entre muchos otros
factores que forman parte de la sintomatología con que se pre-
senta un paciente al consultorio. Y es justamente la situación de
“depender” de algo o alguien para ser feliz el punto central del
presente trabajo.
Montalvo, Nápoles, Espinosa y González (2011), definen la
dependencia emocional como:

Un síntoma que se caracteriza por una extrema dependencia


hacia los demás, de sus estados de ánimo, de su conducta, de
su bienestar y de su amor. El depender de otra persona se
convierte en una condición que afecta al dependiente por no
tener el control de su vida y de sus relaciones con todas las
demás personas por querer protegerlas o ayudarlas, dejando
de pensar en sí mismo.

Para este trabajo, la dependencia emocional es entendida como


la incapacidad de la persona para poder participar en forma
positiva en una relación perdiendo el control de su propia vida
y de sus propios límites, invirtiendo su energía en las demás
personas, con una gran necesidad de pertenecer y ser útil (Bar-
netche y cols., 1999, citados en Andrade y Márquez; 2002). De
igual manera, la dependencia emocional se convierte en un
patrón persistente de necesidades emocionales insatisfechas que
se intentan cubrir desadaptativamente con otras personas (Ga-
lindo, 2003).
La razón central por la cual surge la dependencia, según
Galindo (2003), es que pretendemos que nos quieran, ser reco-

232
nocidos, valorados, apreciados, alabados, amados y tomados en
cuenta; sin embargo detrás de todas esas condiciones para sen-
tirse “bien”, existen problemas y carencias personales aún no
resueltos.
Es importante reconocer que el dependiente a lo largo de su
historia de vida aprendió a comportarse así, lo cual está deter-
minado enormemente por el contexto en donde vive y por las
interacciones que tiene a cabo con familiares, amigos íntimos,
etc. Por tanto, estos hábitos pueden conducir a mantener a la
persona en relaciones destructivas que no funcionan, a estro-
pear las relaciones que en otras condiciones sí hubieran funcio-
nado y a impedir encontrar la felicidad con la persona más im-
portante en la vida: Uno Mismo.
De acuerdo con Andrade y Márquez (2002), se encuentran
entre las principales causas que posibilitan la dependencia: el
haber sufrido abandono físico y/o emocional por uno de sus
padres o de ambos durante la niñez; haber sido objeto de algún
tipo de abuso físico o emocional en la infancia, ya que los niños
que crecieron con familias disfuncionales se caracterizan por su
baja autoestima y buscan la aprobación de otras personas para
sentirse mejor consigo mismos, siendo su hambre de amor y de
aprobación tan grandes que al llegar a la adolescencia o la adul-
tez, están dispuestos a soportar cualquier cosa con tal de recibir
aunque sea sólo un poco de cariño y de atención. Otro de los
factores que menciona Reagan (2002, citado por Andrade y
Márquez; 2002) es estar enamorados o casados con un adicto,
ya que este tipo de relación les permite ejercer su papel de “sal-
vadores” ocupándose de manera obsesiva en solucionar los
problemas que puede llegar a presentar el compañero: tener un
padre/madre, abuela/abuelo adicto, crecer en familias reprimi-
das, etc.
Puede decirse que las personas dependientes no salen de ese
círculo vicioso debido a que tienen un miedo terrible al aban-

233
dono, son capaces de soportar cualquier cosa con tal de no sen-
tir la ausencia de la otra persona, por eso viven en función de
sus deseos y necesidades y se olvidan de las mismas: el depen-
diente elabora una serie de estrategias para el rescate de la otra
persona, convirtiendo esa situación en un círculo; por un tiem-
po el dependiente logra su objetivo y crea la fantasía de que ya
todo está bien, pero el agresor vuelve a actuar en algún mo-
mento, luego pide perdón y asegura que no lo volverá a hacer.
El dependiente, entonces piensa que falló, se siente culpable de
haber provocado la agresión y justifica al agresor (Martínez,
2000; citado por Andrade y Márquez; 2002).

Independencia emocional

Del otro lado de la moneda de la dependencia se encuentra la


Independencia Emocional, la cual según Dyer (2002) se define
como la toma de decisiones propias y el actuar sobre el pensa-
miento y criterios personales. Así, la independencia emocional
tiene lugar cuando la persona descubre y valora los atributos
que posee en sí misma, cuando se cree capaz, segura, valiosa y
única, sin la necesidad de que estos atributos sean reconocidos
por las demás personas o por la pareja (Andreas y Andreas,
2003).
Para lograr una óptima independencia emocional es impor-
tante también tener un concepto de “identidad personal”, refi-
riéndose a un proceso complejo que se lleva a cabo en interac-
ción con los demás. Es por ello que Maturana (1991) centrán-
dose en este concepto, indica que la identidad es un fenómeno
subjetivo que contiene un elemento emocional, siendo así, que
la formación de la identidad implica un proceso de reconoci-
miento y valoración de la propia individualidad por lo que se
asocia estrechamente con la autoestima.

234
Una persona independiente, según Sánchez (2003), se carac-
teriza por poseer un bienestar psicológico que le permite tener
una vida plena que la guiará por el camino del éxito; se siente
cómoda dando y recibiendo cumplidos; mantiene una gran
apertura a la crítica y puede reconocer sus errores; tiene pala-
bras y movimientos de tranquilidad y espontaneidad; es cohe-
rente con lo que dice y hace, tanto en la forma de mostrarse
como de expresarse; está abierta a las nuevas ideas y es capaz
de disfrutar plenamente los aspectos positivos de la vida, de
uno mismo y de los demás.
Clark y Páez (citado en Sánchez, 2003) advirtieron que
cuando una persona es independiente, es capaz de asumir sus
responsabilidades, afronta sus retos con entusiasmo, está orgu-
llosa de sí mismo y de sus logros, tolera la frustración, tiene
iniciativa para emprender nuevas metas, se siente capaz, a gusto
consigo mismo y sobre todo se encuentra satisfecha por cual-
quier cosa realizada. Así mismo es indispensable contar con una
autoestima elevada, lo cual influye directamente en las eleccio-
nes y decisiones que se toman.
En el año 2011, Montalvo et al., comenzaron una línea de
investigación sobre los efectos cualitativos de una técnica utili-
zada en un caso por Andreas y Andreas (2003) cuyo objetivo era
lograr la independencia emocional de la pareja (o ex pareja);
dicha estrategia de intervención terapéutica se trabajó siguien-
do uno de los principios de la Programación Neurolingüística,
el cual consiste en crear una forma efectiva de pensar funcio-
nalmente (Montalvo, 2009). Por tanto, la técnica de indepen-
dencia emocional permitió el desarrollo de una nueva capaci-
dad de interpretación cognitiva que ayuda a los pacientes a ver
de manera diferente lo que están viviendo en su relación y que
a la vez se percaten del daño emocional que les genera la de-
pendencia emocional, sustituyendo este tipo de cogniciones
disfuncionales por otras, por ejemplo: en busca de posibles so-

235
luciones a dicha dependencia, el ya no aferrarse a una persona
que no los quería como pareja, tratar de ya no darle tanta signi-
ficancia a lo que vivieron con su pareja, etcétera.
Entre los resultados mencionados por Montalvo et al. (2011)
se destaca cualitativamente que mediante el desarrollo de una
sensación interna (“sí mismo”), en un alto porcentaje de los
casos el nivel de dependencia emocional había disminuido,
ayudando entonces al bienestar individual, a la capacidad de
elevar autoestima, percibir las cosas de manera diferentes (a
partir del control de las interpretaciones) y a presentar conduc-
tas que fueran más funcionales en sus vidas. Otro de los princi-
pales ejes de cambio en la vida emocional de los pacientes fue
que se establecieron pautas de comunicación diferentes (más
adecuadas) y a la vez más funcionales, que les permitían poder
interactuar y dialogar de mejor manera con su pareja o ex-
pareja, habiendo respeto por lo que decía el otro, una mayor
comprensión por lo que sentían y pensaban, y mayor empatía,
lo cual implicaría otra de las direcciones de la PNL, es decir
“mediante la creación de una forma de comunicación funcional
en la vida de los usuarios” (Montalvo, 2009); lo cual al principio
del tratamiento no existía, ya que la comunicación tendía a ser
poco adecuada dentro de la diada, existían reclamos, recrimi-
naciones, críticas, gritos, insultos, etc., lo cual para autores co-
mo Melody (2001) y Martínez (citado en Andrade, 2002) impli-
caría un tipo de “Comunicación Débil” dentro de la relación de
pareja, ya que además no dicen lo que sienten, no sienten lo
que dicen, no saben lo que sienten, no están seguros de saber
cuál es el camino correcto, acostumbran decir que ellos mismos
tienen la culpa de todo, o bien dicen no tener la culpa de nada.
Sin embargo, se debe reconocer que el punto clave de este
trabajo de Montalvo et al. (2011) para que los pacientes logra-
ran pensar y comportarse de manera diferente fue que, tras la
aplicación de la técnica de la PNL, lograron darse cuenta de que

236
el apoyo que viene de las personas que los rodean es importan-
te, pero que aún mucho más es el apoyo, amor, cuidado, acep-
tación que uno mismo se llegaba a tener. Al poder ser más in-
dependientes emocionales de su pareja, los usuarios no sólo
lograron mejorar su calidad de vida emocional, sino que ade-
más lograron establecer más y mejores interacciones con gente
que los rodeaba, lo cual les generaba una mayor satisfacción y
bienestar ante la vida. Dichos cambios en la forma de interac-
tuar de los pacientes con otras personas (que no fuera su pare-
ja) son lo que para Olivera (1991) implicaría el mantener al
sistema, ya que cada uno de estos subsistemas (relación con la
pareja, con los padres, con amigos, etc.) contribuye a la estruc-
turación y al funcionamiento de los otros. O lo que para Minu-
chin (1986) y Montalvo (2009) es que “el sistema implica un
orden dinámico de las partes y de los procesos que están en
mutua interacción… por lo cual el cambio en uno de los ele-
mentos del sistema afectará a todos los miembros y no a algún
elemento en particular”. Es decir, que los cambios positivos que
los paciente lograron obtener tanto en su forma de actuar como
de pensar (subsistema Individual), fue contribuyendo para que
su actuar con gente que los rodeaba fuera funcionalmente dife-
rente, por lo cual ese cambio se viera reflejado en otro tipo de
interacciones que llegaba a establecer con la gente que los ro-
deaba (subsistema familiar, de amigos, etcétera).
Por todo lo anterior, en el presente trabajo se describe la
mencionada técnica y le agregamos otra para tratar de garanti-
zar un poco más los buenos resultados. Ambas técnicas el autor
las ha venido utilizando en los talleres a los que ha sido invitado
en diversas ciudades y eventos y han sido muy efectivas para
reducir la dependencia emocional en todos los casos. Además la
técnica de PNL de independencia emocional ya fue probada
por Montalvo, Nápoles, Espinosa y González (2011).

237
Método

1. Se sugiere primero evaluar el grado de dependencia en una


escala del 0 al 10 donde el 0 es nada de dependencia y 10 la
máxima, para ello se le pide al paciente que imagine o re-
experimente algo que le permita hacer tal evaluación.
2. Se recomienda aplicar primero la técnica del cuadro (esta
técnica me la platicó en una versión José Jaime Martínez)
que consiste en lo siguiente: después de una breve inducción
y profundización de un trance, se le pide a la persona que
experimente la sensación de estar recostada en algún lugar
agradable, a un lado de ella debe de ver un bote de pintura
blanca y una brocha, enfrente de ella deben empezar a apa-
recer palabras (las cuales deben brotar de su hemisferio de-
recho) tales como seguridad, fortaleza, equilibrio, armonía, valor,
confianza, alta autoestima, más las que el paciente y/o el tera-
peuta sugieran, siempre y cuando esas palabras indiquen re-
cursos que la persona va a utilizar. Cada una de esas palabras
debe ser vista como flotando enfrente y luego volar hacia el
bote de pintura, introduciéndose en él una a una (esto últi-
mo es agregado mío). Luego se le pide que imagine que la
pintura se vuelve más brillante con esas palabras.
El siguiente paso consiste en pedirle al paciente que
imagine que aparece un cuadro con la fotografía a colores de
la persona de la cual se depende o se cree depender emo-
cionalmente, de aproximadamente 50 centímetros por 50
centímetros. Posteriormente se le sugiere que tome la bro-
cha, la meta al bote de pintura y empiece a cubrir el cuadro
con la pintura blanca brillante hasta pintarlo totalmente.
Cuando termine se le dice que imagine que el cuadro se ale-
ja hasta desaparecer en la distancia; el bote de pintura y la
brocha los va a guardar en el fondo de su mente inconscien-

238
te por si los requiere en otra ocasión. Se hace un ritual de
regreso del trance y ahí termina la técnica.
3. En segundo lugar se aplica la Técnica de PNL que trata de
generar Independencia Emocional en las relaciones de pare-
ja, utilizada por Andreas y Andreas, 2003; y probada por
Montalvo et al., 2011. Consta de ocho pasos: 1. Identificar al
otro. Pensar en la persona de la cual se cree ser dependiente.
2. Percatarse de la sobre-conexión con este otro. Imaginar que di-
cha persona está de pie en la sala. Permitiéndose tener una
experiencia plena de la calidad de esta conexión (cómo se ve
y cómo se siente). 3. Descubrir los objetivos positivos. 4. Desarro-
llar el sí mismo en evolución. Girar hacia la derecha y crear una
completa imagen tridimensional de uno mismo habiendo
evolucionado más allá del nivel actual de positivismo. Éste es
el yo que está varios pasos más adelante, que ya ha resuelto
los asuntos que ahora se están abordando. 5. Transformar la
conexión con el otro en una conexión con el sí mismo. Volver a gi-
rar hacia el “otro” adherido. Ver y sentir la conexión. Luego
romper la conexión con ésta “otra persona” e inmediata-
mente reconectarse con su sí mismo en evolución, de la
misma forma en que había estado conectado con la otra per-
sona. Agradecer a este yo por estar aquí para uno mismo. 6.
Respetar al otro. Mirar hacia atrás a su “otro” y fijarse en la
conexión escindida. Ver que la otra persona tiene la opción
de reconectar la cuerda a sí misma. Esto puede dar la certeza
de que esta otra persona ahora también estará en una mejor
posición, con un mayor sentido de sí misma. 7. Agregarse a su
conexión con el sí mismo. Volver a mirar a su sí mismo evolu-
cionado, con el cual está conectado ahora. En realidad, entre
en él, de modo que ahora se esté mirando hacia atrás a usted
mismo. 8. Avanzar hacia el futuro. Fijarse cómo es poseer este
nuevo positivismo, a medida que se imagina relacionándose
con otra gente sobre esta base más sólida. Imaginarse cómo

239
será adentrarse en el futuro, teniendo de compañero a su sí
mismo en evolución.
Por último, se sugiere que se haga una postevaluación
del nivel de dependencia haciendo el mismo ejercicio que se
hizo al principio, antes de la aplicación de las técnicas, en la
mayoría de los casos los pacientes reportan ya una disminu-
ción de la dependencia.

Referencias

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autoayuda. Tesina Licenciatura. México: FESI UNAM.
Andreas, C. & Andreas, S. (2003). Corazón de la Mente. Chile: Cuatro Vientos.
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Tesis Licenciatura. México: FESI UNAM.
Subsecretaría de Prevención y Promoción de Salud.
www.spps.gob.mx

240
Capítulo X
Soluciones en Terapia Breve
con Parejas
Ruperto Charles Torres 13

C
on una combinación de explicaciones teóricas y
ejemplos de la vida real, este capítulo ofrece estrate-
gias para trabajar con las actitudes desafiantes que
muchas parejas manifiestan desde su llamada telefó-
nica para pedir terapia. Por ejemplo, cuando solo uno de ellos
está interesado en luchar por la relación y tomar la terapia, la
tensión provocada cuando se quejan en voz alta el uno sobre el
otro, o cuando en definitiva, tienen metas diferentes para la
vida y la terapia. Además, el capítulo ofrece formas para evitar
la resistencia, al favorecer la motivación positiva desde la “mer-
cadotecnia” de la terapia, permitiendo que un mayor número
de parejas tomen la decisión de asistir a ella. Se ofrece también
una guía para dirigir la primera sesión y subsecuentes, ya sea
con solo un miembro de la pareja o ambos, contrarrestando el
tradicional prejuicio de que es verdaderamente difícil trabajar
en sesión conjunta con parejas en conflicto; aun más, señalando
las ventajas de trabajar juntos en el diseño de metas y la moti-

13 Director del Centro de Crecimiento Personal y Familiar AC y del Instituto Milton H.


Erickson, Monterrey. Correo electrónico: [email protected]

241
vación al cambio. Se ofrecerán también estrategias para mane-
jar efectivamente la tensión, las interrupciones negativas y para
incrementar ‘”subliminalmente” la comunicación de la pareja a
través de la entrevista y comentarios circulares-cruzados. Se
revisará un esquema para el análisis de problemas y soluciones
y el diseño de prescripciones como reencuadres circulares, ri-
tuales y trances terapéuticos para los problemas de relación de
pareja y padres.

Antecedentes

Un hecho clásico comentado por varios autores ha sido el gran


número de casos de pacientes que no llegan a la primera se-
sión, así como los que dejan el proceso terapéutico en la prime-
rísima etapa. En mi experiencia, cuando la pareja me dice que
han estado en situaciones similares en procesos terapéuticos
previos, decidieron cancelar porque tuvieron una acalorada
pelea, algunas veces, desde la primera sesión, de tal suerte que
se sintieron desesperanzados, abandonando así la terapia.
Tal vez usted y yo hayamos aprendido de los viejos maestros
que la terapia de pareja ha sido, no sólo una tarea difícil, sino
también riesgosa. Nos advirtieron que debemos tener cuidado
de hacer alianzas con los dos miembros. Una metodología su-
gerida por estos viejos maestros era el hacer algunas sesiones
individuales con cada miembro de la pareja, porque ellos asu-
mían que si los entrevistabas conjuntamente, se desencadenaría
una inminente mala escena, porque la pareja podría expresar
sus conflictos de diferentes maneras.
Es muy frecuente que cuando entrevisto parejas que han
dejado otra terapia, éstas reporten que se han puesto peor co-
mo consecuencia de las sesiones. Otros dicen que renunciaron
porque no vieron resultados rápidos. Otros reportaron que tu-

242
vieron buenos resultados pero se han sentido insatisfechos de-
bido al tiempo, dinero y dolor emocional que invirtieron en
ello.
La metodología que propongo da algunas respuestas a estos
desafíos, ofreciendo las siguientes ventajas:

1. Aumentar la adherencia de un mayor número de parejas al


proceso terapéutico.
2. Tener sesiones conjuntas con los dos miembros de la pareja
desde la primera sesión.
3. Obtener buenos resultados con fluidez en 4 a 5 sesiones.
4. Asegurando, al menos a la pareja, que su relación no empeo-
rará.
5. Cuidar a la pareja, en términos de tener el menor desgaste
emocional posible, y motivarlos a irse de cada sesión en el
mejor estado de ánimo posible.

Supuestos teóricos

El modelo clínico que voy a presentar tiene la base teórica en


diversas disciplinas científicas, todas ellas envueltas en la filoso-
fía humanista ericksoniana, como podemos ver en el siguiente
marco:

• Teoría General de los Sistemas


• Cibernética
• Teoría de Grupos Lógicos
• Juegos lingüísticos
• Constructivismo
• Construccionismo Social

243
Todo esto envuelto en la filosofía ericksoniana que consiste en
creer en:

• Los recursos Internos e Interpersonales para el crecimiento


• La tendencia natural para el bienestar
• Concentrarse en soluciones, experiencias exitosas y resilien-
cia.

Así que espero compartir con usted cómo usar maneras forma-
les e informales de la hipnosis ericksoniana en conjunto con la
terapia breve enfocada en soluciones.

Supuestos prácticos

1. Influencia útil del terapeuta vs. no influencia. Si seguimos el


principio de que no existe la “no-comunicación”, podemos
también decir que no es posible no influenciar. De esa ma-
nera, en vez de pretender no influenciar, es más útil la idea
construccionista de co-crear con el sistema del cliente un
nuevo mundo de significados. Así, en la sesión terapéutica, el
terapeuta maneja los temas hacia los objetivos del cliente y
cuida que el ambiente emocional sea lo suficientemente có-
modo para permitir una mente receptiva y abierta a nuevas
ideas. Esto puede desarrollarse al detener las interacciones
destructivas de la pareja de forma firme pero gentil, y en vez
de eso, motivar interacciones más prósperas y saludables.
2. Enfoque esperanzador vs. tercamente optimista. Lo primero que
pierde una pareja en conflicto es la empatía y, por lo tanto,
eso es lo que tiene que ser reinstalado primero. Así que, co-
mo explicaremos después, la conversación terapéutica man-

244
tendrá, no sólo en las preguntas sino también en los comen-
tarios, un enfoque esperanzador así como realista, más que
tercamente optimista.
3. Ley del “mínimo cambio” posible. Del mismo modo, este modelo
de terapia marital favorece y motiva un pequeño cambio que
resuene y se expanda gradualmente en las interacciones de
la pareja, en vez de cambios drásticos de su estructura, pa-
trones, creencias y valores. La actitud de “ir despacio” del
grupo de MRI todavía funciona como una tarea básica en es-
te modelo que presento. Según he observado, siempre que se
desee realizar “cambios totales”, en ocasiones se genera daño
psicológico o sociopsicológico, o al menos causa resistencia
al cambio y la pareja se siente amenazada o confrontada
bruscamente.
4. Empatía y compromiso con ambos cónyuges. Si fuésemos aboga-
dos, jueces o hasta ministros religiosos, podríamos tomar el
lado de uno de los esposos, pero como terapeutas tenemos la
responsabilidad de buscar que cada uno de ellos termine ga-
nando. Por lo tanto, la idea de prosperidad mutua y com-
plementaria es muy útil. Cuando cada uno entiende el mun-
do del otro, entendiéndolo y aceptándolo, cada uno puede
obtener prosperidad del otro; el cambio también es posible
cuando cada uno toma su 50% de responsabilidad en el pro-
ceso de estar mejor. Una vez más, la idea que encaja aquí es
que las metas van a ser establecidas por los dos miembros de
la pareja; de esa manera es vital para el terapeuta entender
las prioridades de cada uno. Incluso en situaciones de abuso
o violencia podemos hacer que cada cónyuge sea un agente
de cambio y no una víctima del otro, víctima del pasado, de
sus genes o del ambiente.
5. Presuponer cooperación vs resistencia. Cada miembro de la pare-
ja va a hacer su mejor esfuerzo si se sienten entendidos en
sus prioridades y si sienten el auténtico interés de ayuda que

245
les ofrece el terapeuta. La postura del terapeuta es entender
de qué manera los dos miembros están bien y cuál es la lógi-
ca que dirige sus acciones y sentimientos, en vez de conside-
rar que uno está bien y el otro está mal. En la práctica, cuan-
do el terapeuta parcializa o externaliza las malas ideas, sen-
timientos o actitudes, es posible transformarlas sin atacar a la
persona.

De acuerdo con estos principios generales, he desarrollado una


forma de trabajar con la pareja, buscando la técnica de conver-
sación clínica así como la manera en que se desarrollan las in-
tervenciones para ser congruentes con una perspectiva sistémi-
ca de la interacción de la pareja.

Hipótesis sistémicas acerca de una relación satisfactoria y sus


consecuencias sobre la conversación terapéutica

Hace tiempo, durante un seminario, estaba reflexionando sobre


mi trabajo clínico y docente, y el cómo he aprendido tanto de
mis éxitos y fracasos, y finalmente acuñé una hipótesis que pa-
recía haber seguido, incluso sin haber sido verbalizada cons-
cientemente. Hoy en día, después de años de trabajar con esta
idea, hemos corroborado su utilidad para poder unir nuestra
práctica clínica con teorías epistemológicas. Revisemos esta hi-
pótesis; pero primero analicemos los siguientes epígrafes.

El zorro nunca ve su propia cola, incluso si es una larga.


—Proverbio popular

Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad para sa-
car la paja del ojo de tu hermano.

246
—Mateo 7, 3-5

Cada pareja debe ser constante en:


Admirar gratamente lo bueno del otro (incluso lo mínimo)
Aceptar y cambiar sus propias fallas (incluso lo mínimo)

Así que, la FÓRMULA puede verse de esta manera

Autocrítica + Actitud Autocrítica + Actitud Ambos


+ =
agradecimiento agradecimiento felices
Él Ella

Tres criterios para la entrevista

En congruencia con las previas hipótesis, he visto la utilidad de


otros tres criterios para la entrevista, cuyo propósito es crear y
mantener un estado emocional cómodo. Estos criterios son:

1. La estructura hipno-amnésica de los contenidos (que se ma-


nejarán) durante la sesión
2. El interrogatorio circular-cruzado
3. Una secuencia de preguntas semi-estructuradas que al mis-
mo tiempo contempla dos grupos de estrategias:

a. Interrumpir las interrupciones


b. Desarrollar la empatía de la pareja

Vamos a analizar cada uno de estos criterios.

247
1. La estructura hipno-amnésica de la sesión. Si repetimos ese
viejo experimento de la memoria y le preguntamos a una
persona que nos repita las palabras de una lista de diez o
quince palabras, lo que vamos a descubrir es que la mayoría
de las personas tienden a recordar sólo las primeras y últi-
mas palabras de la lista, y casi siempre olvidan las que están
en el medio. Esta experiencia diaria demuestra que de un
evento importante podemos recordar más el principio y el
final. El Dr. Erickson, basado en estos experimentos sobre
memoria, diseñó una estrategia hipnótica llamada amnesia
estructurada. Aplicaba ésta estrategia cuando consideraba
que era conveniente para el paciente olvidar una experiencia
dolorosa, así como dejar la principal intervención en el in-
consciente para poder provocar un cambio terapéutico y que
éste se sintiera espontáneo. Lo que hacía era empezar a con-
tar al paciente una historia aparentemente simple y trivial, y
luego, como resultado de un aspecto irrelevante de la histo-
ria, hacía un paréntesis en el cual en realidad daba una su-
gestión terapéutica o aprendizaje que el paciente debería es-
cuchar. Luego él volvía a donde se había quedado en la his-
toria y terminaba con algo que, aparentemente, no tenía na-
da que ver con eso. Esta estrategia de hipnosis clínica que
aprendí de Jeff Zeig fue la base sobre la cual desarrollé “la
entrevista de pareja”.

Como podemos ver, en este marco, debemos considerar tres


momentos claves de la sesión: un comienzo relajado y alegre;
una parte central triste y molesta, y un final alegre y esperanza-

248
dor. Así, la idea es respetar este principio general en la primera
sesión y las subsecuentes.
Cuando nos concentramos un poco más en cada fase o
momento, podemos ver que, en la primera fase alegre, moti-
vamos al paciente a que hable, en un primer momento, acerca
de aspectos triviales y luego de los aspectos positivos, alegres y
relajantes del presente, así como de experiencias positivas, lo-
gros del pasado y, al final de la sesión, que establezca las metas
del futuro, las ventajas que habrá en su vida si alcanza esas me-
tas, así como las habilidades y los recursos necesarios para al-
canzarlas.
Como se puede ver, lo que estamos haciendo es ayudar al
paciente a que recuerde conscientemente aspectos positivos del
presente y del pasado, así como sus planes y metas para el futu-
ro.
Luego, y sólo si hemos hablado acerca de estos temas duran-
te 10 minutos como mínimo, sólo entonces le “damos permiso”
al cliente, en esta parte central de la sesión, de que hable acerca
de cosas que son tristes, malas, negativas u horribles. Ahora le
damos una amplia libertad para que se hable ampliamente
acerca de sus quejas, fallas, culpas, recuerdos negativos (o inclu-
so hasta) traumáticos del pasado, así como las preocupaciones y
ansiedades del futuro.
Al hacer esto, podemos generar amnesia en el cliente acerca
de esos temas negativos así como “una memoria inconsciente”
para algunas ideas terapéuticas que se ofrecen en el momento.
Así que, el cliente puede sentir esas reflexiones, decisiones o
conductas sugeridas ofrecidas en esta parte central de la sesión
como espontáneas.
Una vez que les hayamos dado esta oportunidad, debemos
mover a los clientes, de manera gentil pero firme, hacia un es-
tado esperanzador y feliz, al invitarlos a que hablen de nuevo
acerca de planes nuevos y positivos para el futuro, imaginando

249
los beneficios de alcanzarlos y motivarlos a que también en-
cuentren las estrategias que deban ser usadas.
Todo esto se hace terminando la sesión con cumplidos y
comentarios reencuadrantes para preparar su mente para cual-
quier tarea, así como un trance terapéutico, ritual metafórico o
una tarea conductual. Con todo esto, habremos obtenido el
“gran final”, el cual será recordado conscientemente de una
manera feliz y esperanzadora, como una foto, sinfonía o histo-
ria.

2. Las preguntas circulares cruzadas. El interrogatorio circular-


cruzado (ICC) es utilizado persistentemente durante el pro-
ceso terapéutico.

Preguntas circulares cruzadas

250
3. Estrategias para interrumpir las interrupciones y los sabota-
jes malévolos. Cada terapeuta sabe que cuando uno de los
miembros de la pareja interrumpe, tiene que pensar rápido
para decidir permitirlo o no. Entonces, toma ventaja de esa
interrupción cuando refuerza el objetivo en el que está traba-
jando, pero, cuando la interrupción causa tensión, culpa,
enojo, etcétera, entonces es mejor que el terapeuta la inte-
rrumpa. El terapeuta puede, por medio de gestos del inte-
rruptor, deducir que él no va a decir nada agradable. Así que
es necesario ser gentil pero valiente para detener dicha in-
teracción.

Vamos a revisar diez estrategias para hacer eso:

1. El terapeuta puede insistir en la pregunta, con frases tales


como: “Oh, eso es interesante, ¿pero podemos hablar de
eso después?” o “Tal vez no expliqué bien mi pregunta. Lo
que quería preguntar era…”, “Entonces, por lo que yo sé, si
dejamos esto de lado…” (y hacer un gesto de como si estu-
viera poniendo algo al lado y replantee la pregunta).
2. Descalificación (o en otras palabras, sordera-ceguera selec-
tiva). Cuando alguien interrumpe, siga mirando y escu-
chando a quien está contestando y haga un gesto gentil ha-
cia quien está interrumpiendo, junto con una sonrisa (como
la de la Mona Lisa) y diga de manera no verbal, “¿Me deja-
ría escuchar, por favor?”.
3. Adivina-Adivinador: esta estrategia consiste en preguntarle
a la pareja acusada “¿Qué es lo que iba a decir tu pareja?”.
4. Telekinesis avanzada con percepción extra-sensorial: Diga
al interruptor: “Sigue pensando y sintiendo eso (en silen-
cio), ahora ponlo en una parte de ti (ojos, cabeza, corazón,
manos, sudor y lágrimas)”. Luego pregúntele al otro:

251
“¿Con cuál de tus sentidos eres más capaz de adivinar: con
tus ojos, labios o manos?”. Ok. Ahora, toca suave y breve-
mente. OK, ahora pon atención a lo que él te va a transmi-
tir. Pídele al otro, “manda el mensaje por ese medio”. Ok.,
Ok., ahora otra vez hacia el acusado: “Bien, bien… ¿Qué es
lo que está pensando, sintiendo… quieres decirlo?”. ¿Cuál
es la ventaja de hacer esto? Incluso si no adivinan, tienen la
oportunidad de favorecer un pequeño acercamiento.
5. Dilo a él / ella (al interruptor): “Acérquese a su pareja y
dígale lo que le iba a decir”. Luego pregunte al “acusado”,
¿qué entendió de lo que dijo? Ahora revisamos con el acu-
sador: “¿Es correcto lo que entendió?”. Luego vuelva al
acusado y pregunte: “¿Cuáles son las buenas razones por
las que cada uno piense, sienta eso?” (incluso si no respon-
dieron bien).
6. Te escucho María, ¿escuchas, Juan?: Diga al interruptor:
“un momento”. Luego dígale al acusado, “Por favor, te pi-
do que pongas atención”. Luego diga al interruptor: “Ade-
lante, ¿querías decir…?”. Luego pregunte al acusado que
repita (sin juzgar) lo que el otro dijo y siga los pasos desde
el inciso e) y, si el conflicto continúa…
7. Terapeuta = traductor-intérprete. Pídale al que original-
mente estaba hablando que guarde silencio con un movi-
miento de mano que indique ALTO. Luego, escuche al in-
terruptor lo suficiente para salir del sistema y decir lo esen-
cial; luego vuelva al otro y repítale lo que su pareja dijo
como si lo estuviera traduciendo (sin hacer caras o tonos)
en un tono robot.
8. Humor: Una perspectiva humorística de la situación
usualmente tiende a interrumpir el ciclo molesto y es
bueno usarlo con o sin las otras estrategias. Cada terapeuta
tiene su propio estilo para hacer bromas, siempre con la
regla de no ofender a la pareja o humillarlos. Aún si el caso

252
se ve extraño o desagradable, prefiero que la pareja se
vuelva crítica hacia mí, no hacia sí mismos.
9. Terapeuta = muralla, escudo. Cuando la pareja persiste en
su interacción negativa, póngase en medio de ambos y con
su actitud no-verbal invítelos a la cordura pacífica.
10. Divide y vencerás. Siga mirando hacia la nada, párese en
silencio. Lance una moneda (siempre debe tener una a la
mano al trabajar con parejas en Terapia Breve con Parejas)
y dígales: “El modelo requiere que en estos momentos tra-
baje con ustedes de manera separada, así que lanzamos la
moneda y el que pierda se queda a trabajar conmigo du-
rante 10 minutos reflexionando en qué bonita sorpresa le
dará al otro, y el que se vaya pondrá en palabras y escribirá
todo lo negativo que no había dicho sobre su pareja…” (es-
to es como una prescripción del síntoma).

En conjunto con las intervenciones principales realizadas al


final de las sesiones, podemos, durante el proceso de entrevista,
tomar ventaja de cada oportunidad que se presente para realzar
la empatía, para ofrecer otra perspectiva de la situación y pro-
vocar sentimientos positivos, y podemos hacer algunas cosas
como las siguientes:

• Re-etiquetar y micro-reencuandrar parafraseando, cambian-


do por palabras y significados positivos.
• Ecolalia, disco rayado; esto es, repetir las cosas buenas dichas
por ellos para cada uno.
• Terapeuta como modelo: Por ejemplo: “Al principio tam-
bién estaba harto de la actitud de tu esposo, pero ahora que
he entendido mejor, realmente aprecio y admiro su actitud;
no es un idiota después de todo…”

253
• Entrevista con el otro internalizado (ECOI): Por ejemplo,
pídale a Juan que imagine que es María y luego hágale algu-
nas preguntas a él (“siendo” María), en las que tenga que
pensar como María.
• Para el mismo propósito podemos usar casi todas las estrate-
gias para interrumpir interrupciones, particularmente de la
3 a la 7.

Estas son algunas de las estrategias más poderosas que he utili-


zado para mantener un estado emocional más cómodo, no sólo
en la pareja, sino también en el terapeuta.

Cómo incrementar la adherencia a la primera sesión

A. Proceso de publicidad y mercadotecnia. He demostrado que


es muy efectivo utilizar palabras que enfatizan el lado positi-
vo y brillante de la vida, destacando la brevedad y la eficacia
de nuestra terapia y evitando, deliberadamente, palabras que
los podrían hacer sentir culpables, inadecuados o mental-
mente enfermos. Así que podemos informar nuestros siste-
mas de referencia acerca de las características de nuestros
servicios, haciendo lo mismo en los anuncios y folletos que
usamos.
B. Acciones previas a la primera sesión. Cuando recibimos la
primera llamada para la primera cita, el terapeuta toma 5
minutos para poder hablar con la persona que llama y moti-
varla a que vaya a terapia, poniendo las condiciones y el
marco para el tratamiento. Cuando trabajas para una institu-
ción, es vital entrenar a la persona a cargo de las citas, acerca
de los elementos anteriormente mencionados con la ayuda
de folletos que expliquen la manera en la que trabajamos.

254
C. En esta llamada previa hay 3 preguntas importantes que
realizar:

- ¿Tu pareja desea ir a terapia también? ¿Por qué sí o por


qué no?
- ¿Los dos de ustedes quieren continuar con la relación?
- ¿Estás tomando otra terapia?

Luego, puedes elaborar las respuestas que usualmente incluyen


lo siguiente:

 Mi terapia es breve, contempla un máximo de 10 sesiones


pero frecuentemente, 3 o 4 sesiones son suficientes.
 El tiempo entre cada una es de quince días, duran una hora
y media.
 En nuestra sesión, haremos énfasis sobre sus aspectos positi-
vos e insistiremos que la cuestión no es buscar al culpable,
sino a las soluciones.
 La forma en la que voy a ayudarte es haciéndote preguntas
inteligentes, dando comentarios interesantes y sugiriendo ta-
reas para que uses tu mente.
 Para poder ser efectivos y reducir tiempo y dinero, es impor-
tante que lleguen los dos miembros de la pareja (aún en el
caso de que haya decidido divorciarse, al estar los dos, po-
drían tener un final pacífico, eso es bueno para ti, tus hijos y
el dinero).
 Observen y tomen nota de las cosas positivas que sucedan
entre ustedes a partir de este momento hasta que nos vea-
mos en la primera sesión (de Shazer, 1988).

En algunas situaciones inesperadas, le pido a la persona que


llama que me deje hablar con la pareja renuente, y usualmente
pasa que la pareja no es el “perro rabioso” que me habían des-

255
crito anteriormente; en otros casos cuando el tono de voz de la
persona y el contexto general me hacen pensar que se esconde
algo, en ese caso sugiero que es importante empezar sesiones
individuales y tal vez después tomemos una decisión acerca de
la participación del otro.
La ventaja de esta metodología es que puede ser aplicada efec-
tivamente aún si vamos a trabajar con sólo un miembro de la
pareja.

Primera entrevista

1. Socialización: Hacemos algunos comentarios triviales.


2. Y luego, antes de que empecemos a hacer preguntas, les doy
unas palabras de bienvenida y les explico lo que vamos a ha-
cer durante la sesión, más o menos en estos términos: “Bien-
venidos a Solución-landia para Parejas, gracias por su con-
fianza. Antes de que lleguemos al tema que los trae aquí, dé-
jenme decirles lo que vamos a hacer en esta sesión: Primero,
voy a tomar alguna información general sobre ustedes, luego
definiremos un objetivo en el cual pueda colaborar con uste-
des, y después, voy a darles algunos comentarios y tareas que
voy a diseñar mientras los estoy escuchando. Podría hacerles
preguntas retorcidas o interrumpirlos, pero eso es parte de
la metodología, así que no se preocupen por eso, ¿Ok? Por-
que no es necesario ir tan rápido, mejor ir poco a poco; así
que empecemos. ¿De qué temas vamos a hablar?
3. Considerando que estamos trabajando con un método semi-
estructurado, tratamos temas deliberadamente que de otra
manera no se harían, esto es porque no sólo estamos obte-
niendo información de ellos, sino también estamos haciendo
terapia al hacerlos reflexionar en aspectos que no habían
pensado porque estaban en conflicto. Alguien dijo que el ex-

256
cremento del alma sale de la boca, así que las cosas negativas
salen solas, porque es similar a la diarrea, pero por otro la-
do, tenemos que insistir en lo que es positivo. En la primera
parte alegre de la sesión, después de socializar y trivializar
un poco, se exploran seis aspectos claves a través de pregun-
tas reflexivas:

1. Intereses
2. Actividades, hobbies de cada uno
3. Familiograma, divorcios, número de hijos
4. Valores y experiencias positivas de las familias de origen
5. Inicio de la relación: ¿Estaban solteros o tenían una pare-
ja? ¿Atracción a primera vista? Necesidades emocionales
de cada uno, ideales y expectativas acerca de vivir en pa-
reja (“adicciones”), miedos, cosas que querían evitar
(“alergias”); actividades y diversiones afines.
6. Patrón Interpersonal Estable Satisfactorio de la Pareja
(PIES). Cuando han estado bien, ¿qué es lo que cada uno
ha hecho por su pareja? ¿Cuál es el recuerdo más hermo-
so de cada uno? (ponga mucha atención a esto, es vital).
¿Cuánto tiempo ha pasado desde que no han pensado en
eso? En esta parte, es importante usar la técnica de adivi-
na-adivinador para encontrar la clave de lo que María y
Juan hicieron bien. Simplemente el preguntar esto es te-
rapéutico incluso a los que se están divorciando, ya que
no se van con la idea de que todo fue malo, y pueden can-
tar “gracias a la vida que me ha dado tanto…”, en vez de
comportarse como niños malcriados y rebeldes.

Aquí se está obligado a decir algo similar a “Si entiendo bien, lo


que me han dicho hasta ahora es bla bla bla…” Ahora, con los
cinturones abrochados, habiendo tenido un delicioso desayuno

257
y puesto su confianza en el piloto, la pareja puede pasar a tra-
vés de la turbulencia de los siguientes pasos:

a. Patrón Interpersonal del Problema (PIP)


b. Patrón Oposicionista Perturbador del Otro (POPO). Las que-
jas que cada pareja tiene de la otra se preguntan con un in-
terrogatorio cruzado. Por ejemplo: ¿Qué es lo que tu esposo
quiere que cambies? (Con muchos ejemplos específicos en el
hacer, pensar y sentir, porque es inútil trabajar con cosas va-
gas). Así que pregunte, ¿Qué más?
c. Auto-Crítica: Si miras en tu propio espejo de consciencia,
¿qué dirías que has hecho mal independientemente de lo
que tu pareja tiene que decir? (Pareciera que en este mo-
mento doy un bate de softball de plástico y lo invito a que se
pegue a sí mismo).
d. Común denominador: Si añades los componentes que tienes
acerca de ti mismo, más tu propio diagnóstico, ¿qué es lo
que encuentras en común? ¿A qué archivo pertenece? (Re-
cuerden que trabajamos con un abordaje de lógica matemá-
tica rousseliana). Esto nos ayuda a encontrar un enfoque, pe-
ro ellos tienen que trabajar en organizar la información y
luego usar sus palabras claves para reflexionar sobre el pro-
blema: Mientras estás escuchando, puedes clasificar (al me-
nos en tu mente) una categoría, grupo lógico o un común
denominador de la siguiente manera:

CD Del problema de él = Lista de quejas acerca de ella


+ lista autocrítica.
CD Del problema de ella = Lista de quejas acerca de él
+ lista autocrítica.

En esta fase de la sesión ofrecemos la clásica pregunta


milagro diseñada por S. de Shazer de esta manera: Ahora,

258
quiero hacerles una pregunta extraña. SUPONGAMOS que
mientras duermen esta noche y toda la casa está en silencio,
sucede un MILAGRO. El milagro es que EL PROBLEMA
QUE LOS TRAJO AQUÍ, YA SE RESOLVIÓ. Sin embargo,
debido a que están dormidos, no saben que EL MILAGRO
HA SUCEDIDO. Así que, cuando se despierten por la ma-
ñana, ¿QUÉ COSA VAN A VER DIFERENTE que te demos-
trará que el milagro ha pasado y que el problema que te tra-
jo aquí se resolvió? (de Shazer, 1988). Luego, le damos un
tiempo al trabajo interno y posteriormente le pedimos gen-
tilmente que nos describa “el milagro”, preguntando por de-
talles que cada uno percibe: visuales, kinestésicos y auditivos,
en el pensar, sentir y hacer. Y ponga atención a la primera
respuesta, ya que esa es en la que trabajaremos.
e. El mínimo cambio posible: ¿Cuál sería el primer paso que
tomarás hoy mismo (para que) tu pareja pueda notar que
“has empezado a cambiar”? Si guiamos bien a la pareja hasta
aquí y hacemos la pregunta milagro, entonces, y sólo enton-
ces, es que esto funciona; antes de esto, podría ser fallido.
Por favor considere que esta no es sólo una pregunta infor-
mativa, sino también una intervención terapéutica, por lo
tanto, tenemos que preguntarla con las inflexiones de voz
que usamos en una inducción de trance o algo similar.
f. En esta parte de la sesión, para poder corroborar, hacemos
de nuevo la pregunta que hicimos en la primera llamada, de
qué manera específica y cómo esperan ser ayudados, cuánta
fe tienen en este tipo de terapia y en “uno como terapeuta”,
específicamente. Para saber esto, resulta útil juntar mis pro-
pios comentarios y sus expectativas, reencuadrar sus miedos
y ajustar la terapia a su medida.
g. En este momento aclaro mi deseo de ayudarlos y señalarles
lo que ya les había dicho en su llamada para agendar la cita:
“la terapia va a ser de 4 ó 5 sesiones, de una hora y media

259
cada 15 días y voy a hacerles preguntas inteligentes y comen-
tarios interesantes y les voy a sugerir varias tareas de ‘inge-
niería mental’, para que cada uno de ustedes trabaje y saque
lo mejor de ustedes mismos, y que ambos terminen ganan-
do”. Los dejo tres minutos a solas para que tomen la decisión
de seguir o no, para que yo pueda preparar mis comentarios
y primeras tareas. Como sabemos, un buen final de la sesión
se desenvuelve en dos acciones esenciales: reencuadres y ta-
reas. Así que, después de esa breve pausa, regreso a la sesión
y después de que me digan que sí quieren continuar con la
terapia, les pido que me escuchen. Les doy elogios por todos
los aspectos positivos que noté, les digo que veo que tienen
un pronóstico excelente, redefino sus problemas en términos
no patológicos, luego los re-describo de manera circular, se-
ñalando cómo cada uno participó en el problema y lo que
saben que pueden hacer para estar bien. Un ejemplo puede
ser:

Juan María
Acción: Se retira  Lo regaña
Siente: Enojo  Miedo
Piensa: Quiere man-  No me ama como
darme antes
Alergia: Voz mandona  Desprecio hacia él

Entonces, su meta puede establecerse así “Reforzar el ser


una buena pareja más cercanamente amorosa”, para superar el
síntoma externalizado, por ejemplo: Él: El enojo por sentirse
dominado. Ella: El miedo a ser abandonada. Después de los
cumplidos y re-encuadres, les damos una tarea. Veamos unos
ejemplos:

260
Tarea: (¿Qué podría ser?)

• Haz una lista de cosas que tu pareja espera de ti y de esa


lista decide hacer algo muy pequeño que pueda sorpren-
derlo/a, y luego haz un ensayo mental de esto.
• Antes de que vayas a dormir haz una lista de verificación
de las cosas buenas que tu pareja hizo para ti y que tú
también hiciste para él/ella. El fin de semana tomen un
pequeño descanso y un trago, y luego agradézcanse el
bien que recibieron de cada uno y discúlpense por sus fa-
llas.

h. Para el cierre pregunto si van a querer otra sesión; siempre


dicen que sí. Luego les digo: “Ir lento te lleva más lejos; en
lo que voy conociendo a cada uno un poco más les daré ta-
reas más específicas, esperen un poco”, y luego agendamos
la siguiente cita. ¡Ah! Y les doy de vuelta $100 para que así
puedan tener su primera celebración de fin de semana, seña-
lándoles que “Si se emborrachan, eso va por su cuenta,
¿OK?”.

Guía para las sesiones subsecuentes

Vamos a analizar el formato que sigo para la segunda sesión y


las subsecuentes, considerando la hipótesis sistémica de la in-
teracción de la pareja, el criterio clínico para la entrevista y la
estructura hipno-amnésica que se revisó anteriormente. Vamos
a comenzar haciendo una recolección de los avances y luego
examinamos las fallas que aún podrían tener y terminamos por
re-plantear los objetivos para el futuro inmediato.

261
1. Esfuerzos de cada uno. En la primera etapa, comenzamos
preguntando qué fue lo que hizo cada uno para mejorar.
Nota: algunas parejas empiezan reportando inmediatamente
que todo sigue siendo lo mismo, mejor o peor, pero tenemos
que insistir en la pregunta. “Disculpe, antes de ir a los resul-
tados, primero es importante saber qué fue lo que hizo para
obtenerlos…” A través de este estilo de pregunta nos concen-
tramos en el proceso, no en los resultados, e insistimos en
invitar a cada miembro a que tome un rol activo y responsa-
ble, en vez de un rol de víctima o de afortunado. Siempre
podemos preguntar de varias maneras acerca de lo que cada
uno hizo bien, pero también hizo mal. Por ejemplo: “María,
¿qué fue lo que Juan puso de su parte durante estas dos se-
manas?”; “María, dile a Juan los esfuerzos que viste que hi-
zo”. Cuando se vean molestos y tal vez no quieran hablar
acerca de lo bueno del otro, llévelos suavemente hacia el
punto de vista positivo del otro, en este caso es válido pre-
guntarles directamente: “María, ¿qué esfuerzo hiciste que te
gustaría que Juan reconociera?” Y luego hágale las mismas
preguntas a Juan.
2. Efectos/Beneficios. “Juan, las actitudes que María ha mos-
trado hacia ti, ¿qué tan bien te hacen sentir? ¿Qué beneficios
han traído en su estado de ánimo, apariencia, trabajo e hi-
jos?”.
3. Conexión con ideales y valores. “¿La manera en la que han
estado interactuando es la manera que soñaban cuando esta-
ban saliendo? ¿Qué es lo que sus hijos pensarían de ustedes
en el futuro? ¿Cómo te sentirías contigo mismo en veinte
años después de reconocer que hiciste estos cambios? ¿Esta
es la forma en la que te habría gustado ver a tus padres in-
teractuar? Si entrevistáramos a Dios, ¿Él diría que esto es a lo
que ustedes se comprometieron el día de su boda?”

262
4. Escala de Avance y Fórmula de cómo lo conseguiste. “En
una escala donde 10 es lo mejor, ¿en qué punto estás de la
meta de ser ‘cercanamente amorosa’? María, ¿cuál es la clave
o la fórmula secreta para lo que has estado haciendo? ¿Qué
pensamientos o imágenes han pasado por tu mente, tu cora-
zón, qué palabras te dices a ti misma? ¿Y cómo es que se
siente tu cuerpo? ¿Tus ojos, tu cara, tu aliento?”
5. Fallas de cada uno. “Juan, ¿qué dices acerca de cuáles han
sido tus fallas en estas dos semanas? Oh… Oh… ¿qué más? Y
tú, María (las mismas preguntas de Juan). Cuándo tú (Ma-
ría/Juan) te comportas de esa manera errónea, ¿qué pensa-
mientos vienen a tu mente?” En este momento es cuando
podemos trabajar con recuerdos, experiencias “traumáticas”,
decisiones existenciales drásticas, prejuicios, etc. Todas estas
cosas son precisamente a las que tenemos que ofrecer un
nuevo significado al reencuadrar y dar tareas. Por ejemplo,
María podría decir: “Me he portado de esa manera (regaño-
na, malhumorada) porque recordaba cómo mi papá le pega-
ba a mi mamá y me prometí a mí misma que no dejaría que
eso me pasara a mí”; y Juan diría: “Me he portado así (irme
lejos) porque en mi relación pasada sufrí mucho y me sentí
incapaz de quedarme y ser golpeado”.
6. Reconstrucción del PIP y PIS fantaseados. “Si piensas
acerca de todas las cosas buenas que has estado haciendo…
¿qué crees que debiste de haber hecho? Si vivieras ese mo-
mento otra vez, ¿qué harías diferente? ¿Qué pensamientos
pondrías en tu mente o qué lado te gustaría ver desde la si-
tuación, que no te hubiera hecho comportarte de esa mane-
ra? … ¿Y tú, Juan?”
7. Posibles obstáculos futuros “Ahora, vamos a hacer una lista
acerca de los posibles obstáculos que podrían estar en los
días siguientes y anotemos en frente de cada uno qué harán
diferente.”

263
8. Pasos para la pausa. “Si me dijiste que te calificaste como
6.5, ¿en qué puntaje te gustaría estar en 15 días? ¡7!... ¡Ok!...
Creo que 6.7 estaría bien, ¿no? ¿En qué aspectos seguirán
trabajando para calificarse en ese punto? Voy a tomar una
pausa para organizar algunos comentarios y tareas para us-
tedes; pero mientras yo hago esto, quiero que anoten una lis-
ta de las cosas buenas que tienen que les hará lograr el 6.7.”

Reencuadres y tareas

Luego el terapeuta vuelve con los comentarios y las tareas, si-


guiendo el esquema que veremos a continuación.

Pasos para el diseño de intervenciones

1. Detecte por medio de preguntar-observar

a. ¿Qué necesitan de cada uno?


b. ¿Qué ha intentado cada esposo para arreglar al otro?
c. ¿En qué razones o lógica están basados estos intentos?
d. ¿Qué intentos dejaron las cosas igual? ¿Cuáles hicieron
que las cosas fueran peores en la relación? ¿Cuáles ayuda-
ron un poco, o mucho?
e. ¿Cuáles son sus creencias acerca de lo que el otro debe
hacer?
f. Cuando las cosas están bien, ¿qué es lo que hace cada
uno? (pregunta fundamental).

264
2. Aclare las cosas con cada uno

a. Proponga una nueva visión, optimista, diferente o más


realista de la situación.
b. El progreso depende de cada uno, cada uno asume su
responsabilidad.
c. Las tareas que no han funcionado y que deben evitarse.
d. Tareas que deben experimentarse (aquellas que han lle-
vado a cabo y han funcionado).

3. Motívelos a ensayar, practicar y moverse en la vida, en la


imaginación, en el día o la noche.

Intervenciones

Reestructuración de significados. He aprendido de los


grandes maestros, y a través de mi propia experiencia he co-
rroborado que un buen final de la sesión es como el gran fi-
nal de una sinfonía: recaptura todos los temas desarrollados
a través de la sesión; sin embargo, siempre podemos ser un
poco relajados, porque durante la sesión hemos trabajado
bien y lo esencial ya se trabajó. Por lo tanto, siguiendo el
modelo post-moderno constructivista centrado en solucio-
nes, el fin de la sesión primero contempla un comentario fi-
nal, que reencuadre, y luego una reflexión, observación o ta-
rea. Hay varios tipos de comentarios finales:

a. Cumplidos. Destacando de manera objetiva las cosas positi-


vas que la pareja ha hecho.
b. Reencuadres educativos. El terapeuta juega el rol del exper-
to y da información acerca de cómo la pareja funciona, habla

265
del desarrollo de la relación a través del ciclo vital, un proce-
so de buena comunicación, etcétera.
c. Redescripción de la interacción de la pareja. En la cual ha-
cemos obvia la participación de cada uno en el patrón pro-
blemático y el rol que tomaron en el patrón de excepciones y
en las nuevas interacciones que tienen que ser ensayadas.
Aquí es extremdamente útil que ambos estén conscientes
acerca de los “virus del pensamiento” y los malos hábitos que
tienen que ser cambiados para lo mejor de la relación. Para
hacer esto podemos usar las estrategias de externalizar el
problema o parcializar el área del yo que necesita más prác-
tica para ser maduro o fuerte.

Así que, para la presentación de los comentarios terapéuticos,


hemos encontrado un gran uso del lenguaje indirecto, el cual se
vuelve más poderoso si usa un estado de trance. Algunas mane-
ras indirectas son: los aforismos, condensaciones, el uso de chis-
tes, poemas, canciones, dichos, citas de hombres sabios. Todo
esto combinado con el lenguaje del cliente resulta tener efectos
mágicos.

Tareas

1. Reflexionar. “Haga una lista de las ventajas para usted, de


sus esfuerzos en su matrimonio. ¿Cómo sería beneficioso pa-
ra usted si escuchara a lo que su esposa le dice?”
2. Observaciones. “Registre las buenas acciones que su esposa
hará por usted.”
3. Acción. Es la intervención central hecha para modificar los
intentos fallidos de soluciones y practicar más las que fun-
cionan (lo que significa que se repita las excepciones).

266
4. Tareas cruzadas. A solas con cada uno, se da una tarea secre-
ta que puede ser una sorpresa para el otro, y luego cuando
estén los dos juntos puede decir “Me pregunto quién va a
hacer su tarea mejor”, observe lo que ve diferente en cada
uno (si son de los que pelean, podrían pelear acerca de
quién hará la tarea mejor).

Rituales

Algunos ejemplos de sus aplicaciones son:

1. Individuales:

a. Repite, cante, escriba y baile la meta de la pareja, por


ejemplo: “Yo puedo y merezco ser un esposo cariñoso y
protector”.
b. Teniendo un amuleto o un “objeto de transición” para
que sea tocado en tiempos de tentación. (Imagínese a sus
3 hijos cuando sienta ganas de consumir cocaína e imagi-
ne sus pequeñas voces “¡Papi, tú puedes, eres genial, hu-
rra!”).
c. Prevenga obstáculos o sabotajes del ambiente e invente
maneras eficientes de enfrentarlos.

2. Como pareja:

a. Adivinadores: La pareja se reúne una vez a la semana y


comentan: Juan a María: “Creo que lo que te gustó que
hice por ti esta semana fue bla, bla, bla…”. María hace lo
mismo hacia Juan “Creo que lo que no te gustó o te lasti-
mó fue bla, bla, bla… ¿Puedes perdonarme?” Y “creo que

267
en lo que quieres que trabaje la siguiente semana es bla,
bla, bla…”. Y luego: “¡Cenen, bailen y diviértanse!”
b. “Juntos, anoten los malos ejemplos que vieron en sus fa-
miliares de origen y todo el mundo, písenlos, tírenlos a la
basura, y luego canten: “Somos diferentes y originales y
podemos ser una pareja tranquila y cariñosa”, y luego ha-
gan una lista de las cualidades realísticamente ideales que
quieren como pareja.
c. Antes de ir a dormir, toquen los dedos de cada uno y re-
cuerden todas las cosas buenas detrás de este otro mundo
que pueden hacerlos más exitosos.

Usos del trance hipnótico

La hipnosis da poder al cambio de múltiples formas, enuncie-


mos algunas:

1. Para corroborar con la mente interna creativa si es correcta


la prioridad que fue elegida por la mente consciente y lógica
en la que estamos trabajando.
2. Para explorar y reforzar la clave de las interacciones exitosas
de las parejas (hipnoamnesia).
3. Para facilitar el aprendizaje del nuevo patrón interaccional a
través de sugestiones post-hipnóticas: la próxima vez que
“Y”, vas a hacer “A” en vez de “B”.
4. Para disociar el afecto y generar amnesia para las experien-
cias dolorosas que generaron resentimiento y rechazo.
5. Para sanar heridas o revivir lo mejor de épocas pasadas (re-
gresión).
6. Para abrir opciones a una vida diferente de cuando había
malas influencias de las familias de origen o el modelamien-
to social.

268
Autohipnosis

1. Ensayos mentales de una respuesta nueva y adecuada (mini


trances).
2. Para recordar lo que hice bien hoy y permitirle a mi mente
inconsciente que lo expanda.
3. “Pausa de 20 minutos” (estilo de Rossi) para relajarte y au-
mentar la creatividad en la toma de decisiones.

Referencias

Beck, A. (1993); Con el Amor no Basta; Editorial Paidós, Barcelona.


Charles R. (1998); Hipnosis con Grupos. Un Enfoque Ericksoniano Sistémico; Editorial Cree-
ser. México.
Charles R. (2005); Terapia Breve en Soluciones para Parejas y Padres; Editorial Cree-ser.
México.
Charles R. (2008); De la Violencia al Amor; Editorial Cree-ser. México.
Charles R. (2014); Viaje al Éxito. Ingeniería Mental Positiva para Jóvenes de 19 a 91; Edito-
rial Cree-ser. México.
Chasin, R., Grunebaum, H., Herzig, M. (1990); One Couple, Four Realities; Ed. The
Guilford Press. New York.
Crane, D. R. (1996); Fundamentals of Marital Therapy; Brunner/Mazel. Inc. New York.
de Shazer S. (1988), Claves en Psicoterapia Breve. Gedisa, Barcelona.
Duncan B. L. y Rock J. W., (1993); Mejore su Vida Conyugal; Editorial Edamex. México.
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Gilbert, M., Shmukler, D. (1998); Terapia Breve con Parejas; Editorial El Manual Mo-
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Hanlon, B. y Hudson, P. (1996); Amor es Amar Cada Día; Editorial Paidós. Barcelona.
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Sluzki, C. S. (1979); Parejas en Conflicto; Editorial Paidós. Barcelona.
Téllez A. (2005), Hipnosis Clínica. Trillas, México.

269
270
Capítulo XI
El Ciclo Vital de la Familia
y la Terapia
Familiar Breve Sistémica
R. Alejandra Andrade Ramos 14
Jaime Montalvo Reyna

S
egún la Declaración Universal de los Derechos Huma-
nos de 1948, la familia es el elemento natural y funda-
mental de la sociedad y tiene derecho a la protección de
la sociedad y del Estado (ONU, 2012); es el grupo social
básico en que la mayoría de la población se organiza para satis-
facer sus necesidades y en el cual los individuos construyen una
identidad por medio de la transmisión y actualización de los
patrones de socialización.
Para Fishman (1995), la familia como institución es la fuente
de las relaciones más duraderas y el primer sustento social del
individuo, con pautas de relación que se mantienen a lo largo
de la vida, lo que la convierte en la instancia con mayores recur-
sos para producir cambios. Mientras que la familia según Mi-
nunchin y Fishman (1993), es un contexto natural para crecer y
para recibir auxilio; es, además, un sistema vivo que intercambia
información internamente y externamente. Las fluctuaciones de
origen interno o externo suelen ser seguidas por una respuesta

14 Co-directora de INFASI ACT SC, Estado de México.


Correo electrónico: [email protected]

271
que devuelve el sistema a su estado de constancia. Pero si la
fluctuación se hace más amplia, la familia puede entrar en una
crisis en que la transformación tenga por resultado un nivel
diferente de funcionamiento capaz de superar las alteraciones y
exigencias del medio.
Como Bargagli (citado en Esteinou, 2004) lo señalara, exis-
ten particularmente tres dimensiones bajo las cuales ha sido
captada la realidad familiar: la estructura familiar, las relacio-
nes familiares y las relaciones de parentela. La primera, com-
prende al grupo de personas que viven bajo el mismo techo, la
amplitud y composición de este agregado de corresidentes, las
reglas con las cuales éste se forma, se transforma y se divide. La
segunda dimensión incluye las relaciones de autoridad y de
afecto al interior de este grupo de corresidentes, los modos a
través de los cuales éstos interactúan y se tratan las emociones y
los sentimientos que prueben el uno con el otro. La tercera se
refiere a las relaciones existentes entre grupos distintos de co-
rresidentes que tengan lazos de parentesco, la frecuencia con la
cual éstos se ven, se ayudan, elaboran y persiguen estrategias
comunes para acrecentar, o al menos para conservar, sus recur-
sos económicos, su poder, su prestigio.
Minuchin (1986) señaló que los miembros de una familia se
relacionan de acuerdo a ciertas reglas que constituyen la estruc-
tura familiar a la cual define como "el conjunto invisible de de-
mandas funcionales que organizan los modos en que interac-
túan los miembros de una familia".
Desde el enfoque sistémico, cada familia se distingue de
acuerdo a la estructura de sus reglas de relación en su nexo de
intercambio diario entre sus miembros y entre éstos y ambien-
tes externos, tales como el lugar de trabajo, la escuela y otras
instituciones de la comunidad; y en este intercambio, los miem-
bros de la familia son afectados y a su vez afectan a otros, espe-
cíficamente los procesos psicológicos y emocionales en turno

272
influyen y moldean patrones específicos de relaciones familiares
(Minuchin, 1995; García, Rivera, Reyes y Días, 2006; Montalvo,
2009).
Dentro de la estructura familiar se pueden identificar las
siguientes formas de interacción:

1) Los límites, que "están constituidos por las reglas que definen
quiénes participan y de qué manera lo hacen en la familia...
tienen la función de proteger la diferenciación del sistema"
(Minuchin, 1986). Los límites al interior del sistema se esta-
blecen entre los subsistemas familiares (individual, conyugal,
parental y fraterno) y pueden ser de tres tipos: a) Claros, que
definen las reglas de interacción con precisión. b) Difusos,
que no definen las reglas de interacción con precisión y ca-
racterizan a las familias con miembros muy dependientes en-
tre sí; y, c) Rígidos, que definen interacciones en las que los
miembros de la familia son independientes, desligados.
Los límites al exterior del sistema implican reglas de in-
teracción entre la familia y otros sistemas.
2) Jerarquía, que hace referencia al miembro con mayor poder
en la familia.
3) Centralidad, miembro con base en el cual gira la mayor parte
de las interacciones familiares; dicho miembro puede desta-
carse por cuestiones positivas o negativas.
4) Periferia, miembro menos implicado en las interacciones
familiares.
5) Alianzas, se refieren a la unión de dos o más personas para
obtener un beneficio sin dañar a otro.
6) Coaliciones, que son la unión de dos o más personas para
dañar a otra.
7) Hijo (a) Parental, es aquel miembro de la familia que asume
el papel de padre o madre.

273
Umbarger (1983), Minuchin (1986) y Hoffman (1992) señala-
ron que una estructura disfuncional posibilitaría la presencia de
un síntoma en alguno de los miembros de la familia, y tendría
como características: límites difusos y/o rígidos al interior y/o
exterior del sistema, la jerarquía no sería compartida en el sub-
sistema parental, presencia de hijo (a) parental, centralidad
negativa, coaliciones, algún miembro periférico, diversas inves-
tigaciones son ejemplo de ello (Montalvo, 1999 y 2000; Montal-
vo, Soria y González 2004; Montalvo, Sadler, Amarante y Del
Valle, 2005; Montalvo, Cedillo, Hernández y Espinosa, 2010).
Con estos cambios también se ha podido dar cuenta de que la
familia es un sistema vivo en constante evolución y desarrollo,
ya sea por el contexto o bien por los individuos que la confor-
man. Las personas nacen, crecen, se reproducen y mueren, pe-
ro a su paso van dejando huellas muy marcadas en la interac-
ción con otros; así las costumbres, los hábitos, las reglas, los
vicios y la genética se van trasmitiendo de generación en gene-
ración.

Contemplar a la familia en un lapso prolongado es observar-


la como un organismo que evoluciona con el tiempo... Esta
entidad va aumentando su edad en estadios que influyen in-
dividualmente sobre cada uno de sus miembros, hasta que
las dos células progenitoras decaen y mueren, al tiempo que
otras reinician el ciclo de vida… el sistema familiar tiende al
mismo tiempo a la conservación y a la evolución… evolucio-
na hacia una complejidad creciente…El desarrollo de la fa-
milia transcurre en etapas que siguen una progresión de
complejidad creciente (Minuchin y Fishman, 1993).

274
Ciclo de vida familiar

En general, los modelos de ciclo vital familiar corresponden al


modelo clásico de madre, padre e hijos viviendo bajo el mismo
techo, lo que cada vez es menos común como estructura, de
acuerdo con el análisis estadístico del INEGI (2012). Divorcios,
familias reconstituidas, hijos criados por terceros, etcétera, son
también realidades que conforman nuevas estructuras y conlle-
van nuevas demandas; sin embargo, cualesquiera que sean las
circunstancias, deberán enfrentar etapas de crecimiento y enve-
jecimiento, crisis, transiciones, acomodos, adaptaciones, etcétera.
Es decir, el ciclo de vida individual encaja como un engrane
en el ciclo de vida familiar. El adulto experimenta sus propias
crisis transicionales como individuo, que interactúan con los
distintos momentos de la dinámica de ciclo vital familiar y de la
pareja, como un sistema.
Para Minuchin y Fishman (1993) el ciclo de vida de la familia se
organiza como sigue:

1. Formación de la pareja.
2. Familia con hijos pequeños.
3. Familia con hijos en edad escolar o adolescentes.
4. Familia con hijos adultos.

Formación de la pareja. En la primera etapa, importa determinar


la dimensión parte-todo. Al principio cada miembro de la pare-
ja se experimenta como un todo en relación con otro todo, pero
para formar la nueva unidad, cada uno tiene que convertirse en
parte, lo que puede experimentarse como una cesión de indivi-
dualidad.
En esta primera etapa del ciclo, las tareas son:

275
a. Elaborar pautas de interacción que constituyen la estructura
del holón conyugal.
b. Negociar fronteras y límites que regulen la relación con las
respectivas familias de origen, los amigos, el trabajo, en sín-
tesis, con los “otros”.
c. Mantener contactos, pero con fronteras nítidas que permitan
el crecimiento de una íntima relación de pareja.
d. Armonizar dos estilos diferentes de comunicación y expre-
sión de los afectos.
e. Crear normas sobre jerarquía, reconocimiento de experti-
cias, pautas de cooperación y respeto por los valores del
otro.
f. Elaboración de pautas viables para expresar y resolver los
conflictos.

La familia con hijos pequeños. Con el nacimiento del primer hijo,


se crean simultáneamente 3 holones: parental, madre-hijo y
padre-hijo. El holón conyugal debe redefinir sus reglas. Es
además una estructura disipadora que puede desestabilizar al
sistema: la esposa debe dividir sus lealtades y su tiempo, el es-
poso tienda a alejarse de la díada madre-hijo al sentirse exclui-
do. El nacimiento de un segundo hijo quiebra las pautas, se
complejizan las relaciones y surge el holón de los hermanos.
La familia con hijos en edad escolar o adolescentes. La familia de-
be relacionarse con un sistema de gran importancia: el colegio.
El niño conoce otros sistemas de reglas que en general, juzga
más equitativas. Se debe negociar nuevamente el control y el
espacio para el desarrollo.
El hijo adolescente constituye un desafío para la familia. Ad-
quiere importancia el grupo de pares y nuevas normas de con-
ducta, valores propios sobre consumo de drogas y alcohol, ves-
timenta, estilos de vida y de relación, etc. El adolescente exige

276
reacomodaciones a los padres. El tema de la autonomía y el
control se debe negociar en todos los planos.
Los padres también están experimentando cambios y mo-
mentos de pasaje en su propia etapa vital que influyen en la
familia y que son influidos por ésta. Es posible que sus propios
padres requieran cuidados y atenciones que compensen la de-
clinación de sus fuerzas o la muerte de uno de ellos.
Comienza un estadio de separación, probablemente del hijo
mayor, lo que implica una nueva mirada de los padres sobre el
que le sigue, instalando ahora sobre él (que podía tener una
posición relativamente desapegada hasta ese momento) la pau-
ta de relación establecida con el hijo que abandona el hogar.
La familia con hijos adultos. Los hijos han elegido sus propios
estilos de vida y se alejan del hogar familiar. El holón conyugal
vuelve a estar solo, o que requiere una importante reorganiza-
ción que implica relacionarse padres e hijos como adultos.
Se le llama el período del nido vacío, definido como una
etapa de pérdida en especial para la madre, pero también pue-
de ser una oportunidad de nuevos desarrollos para la pareja
que ya ha cumplido sus tareas.
En cuanto al ciclo de desarrollo propio de la pareja, se conside-
ran que desde la perspectiva de roles, la pareja vive cuatro en el
matrimonio (Pinto, s/f):

a. Rol de amantes. Es el espacio conyugal de la pasión, se re-


quiere espontaneidad, deseo, capacidad de disfrute del pla-
cer sexual, interés por la diversión conjunta. Los problemas
se concentran en lo sexual.
b. Rol de amigos. Es el espacio de la intimidad, compartir in-
tereses, disfrutar de la conversación con el cónyuge, sentirse
apoyado cuando hay problemas personales, aconsejar, escu-
charse. Los problemas surgen en los espacios de actividad
conjunta.

277
c. Rol de esposos. Es el espacio del compromiso, la capacidad
de cumplir fielmente el contrato matrimonial, negociar la
convivencia, adaptarse a las costumbres de la pareja, discutir
con inteligencia las desavenencias de la convivencia, plantear
metas materiales, trabajar en conjunto para lograrlas. Los
problemas se centran en los límites a las familias de origen,
los amigos, la organización del presupuesto, las reglas en
general.
d) Rol de padres. Es el espacio de la crianza de los hijos, la edu-
cación, los principios filosóficos que la rigen, los estilos de
disciplina a usarse, la capacidad de jugar, aconsejar, cuidar,
adaptarse a los cambios de edad. Los problemas conyugales
se concentran en los acuerdos relacionados con la crianza.

Además de estos roles que se deben jugar en el matrimonio,


están las etapas como:

a) La emancipación previa al matrimonio. Antes de convivir


juntos los miembros de la pareja deben haberse separado de
sus familias de origen: “No se puede ser esposo si aún se es
hijo”. Si aún el cónyuge no ha logrado emanciparse, la pri-
mera función de la pareja es ayudarle a romper los vínculos
absorbentes con la familia de origen. Se identifica la supera-
ción de esta etapa cuando la persona sabe discriminar los
afectos hacia su anterior familia y hacia la familia que está
construyendo, y claro, da prioridad a la relación conyugal.
b) La adaptación. Al inicio de la pareja todo es pasión, se cree
que con el amor se logrará todo lo que se quiera, luego se
debe enfrentar el adaptarse a las costumbres del otro,
aprender a negociar la convivencia, poner límites al mundo
exterior sin encerrarse, clarificar las expectativas puestas en
el matrimonio.

278
c) La emancipación. Ser capaces de separarse sin sentirse cul-
pables, aprender a proteger el nosotros construido en con-
junto sin necesidad de estar amarrados el uno al otro, crecer
personalmente y ayudar al cónyuge en la consecución de sus
metas personales. Este momento suele ocurrir cuando los hi-
jos han crecido y no necesitan muchos cuidados, la pareja re-
flexiona sobre los logros personales.
d) El re encuentro. Es un renacer del matrimonio, reconocerse,
verse de otra manera, valorar los logros alcanzados, reactivar
la pasión, retomar la aventura de vivir juntos.
e) La compañía. Los hijos se han ido, la pareja sobrevive, se
enfrenta la jubilación, los achaques de la vejez, la enferme-
dad, la preparación para la muerte y la despedida.

Con el surgimiento y desarrollo de los estudios sobre familias,


se empiezan a identificar “etapas” por las que atraviesa no ya
un individuo aislado, sino en interacción con su grupo de refe-
rencia primario: la familia. Haley (1991) nos señala que Milton
Erickson fue uno de los primeros en basar su trabajo terapéuti-
co en lo que se le ha dado en llamar el ciclo vital de la familia,
cuando apunta que Erickson, más que cualquier otro terapeuta,
tiene en mente los procesos vitales “normales” u ordinarios y
que nunca trataría igual a una pareja recién casada que a otra
con 20 años de matrimonio; además, también se empieza a tra-
tar a la familia desde una epistemología diferente, es decir, la
epistemología que subyace al enfoque sistémico; la familia se
empieza a ver como un sistema abierto cuyas características son
que existe una organización con límites, con jerarquía entre sus
miembros, con procesos de retroalimentación positiva que ge-
neran cambios o retroalimentación negativa que favorecen la
homeostasis, con intercambios de energía e información con
otros sistemas, con procesos de transmisión de significados, es

279
decir, influencias culturales, además todo lo anterior permeado
por el concepto de totalidad.
En seguida se apuntan algunas de las clasificaciones de las eta-
pas o procesos evolutivos de las familias en su ciclo vital pro-
puestas por varios autores además de lo señalado anteriormen-
te.

Jay Haley (1991) identificó las siguientes en el trabajo de M.


Erickson:

1.- El periodo del galanteo.


2.- El matrimonio y sus consecuencias.
3.- El nacimiento de hijos.
4.- Dificultades matrimoniales del periodo intermedio.
5.- El destete de los padres
6.- El retiro de la vida activa y la vejez.

McGoldrick y Carter (1985) consideran éstas:

1.- El joven soltero.


2.- El matrimonio.
3.- La familia con hijos pequeños.
4.- La familia con hijos adolescentes.
5.- La partida de los hijos.
6.- La familia en su etapa final (ciclo de las familias divorcio-
reconstituidas).

Lauro Estrada (1987) apunta que el ciclo vital consta de:

1.- El desprendimiento.
2.- El encuentro.
3.- Los hijos.
4.- La adolescencia.

280
5.- El reencuentro.
6.- La vejez.

Conclusiones

En varias investigaciones realizadas con familias mexicanas


(Montalvo, 2009), se hizo evidente que en cada etapa del ciclo
vital los miembros de una familia se relacionan de acuerdo a
ciertas reglas que constituyen la estructura familiar y como Mi-
nuchin (1986) señalara, en estos períodos de desarrollo se pue-
den provocar transformaciones al sistema y un salto a una etapa
nueva y más compleja. Sin embargo, el estancamiento en algu-
na etapa del ciclo vital puede llevar a la disfuncionalidad fami-
liar.
Para este trabajo es interesante dar cuenta cómo es que en
las distintas etapas del ciclo vital de la familia las manifestacio-
nes sintomáticas recaen principalmente en los hijos; sin embar-
go, cada uno de los miembros y los holones que se llegan a
formar tienen una propia problemática que ha ocultado o bien
encubierto para que la estructura interrumpa su dinámica fun-
cional; en este caso es relevante señalar que como principales
problemáticas que fueron compartidas por las familias se en-
cuentran la intromisión de la familia de origen y los límites di-
fusos hacia el exterior.
Como lo señalaran García et al. (2006), en la estructura fami-
liar y detrás de los síntomas (golpes, depresión, berrinches,
temores, infidelidad, alcoholismo, etc.), intervienen los patro-
nes de relación, entre los que sobresale la coalición de intereses
entre amor, familia y libertad personal; resaltando la lucha de
hombres y mujeres por la compatibilidad entre trabajo y fami-
lia, amor y matrimonio, lo que conlleva a la pérdida de las iden-
tidades sociales tradicionales y surgen las contradicciones de los

281
roles de género: quién cuida los hijos, quién lava los platos o
asea la casa, lo que antes se hacía sin preguntar, ahora hay que
hablarlo, razonarlo, negociar y acordar.
Por otro lado, a pesar de las diferencias en cuanto a las clasi-
ficaciones que proponen los diversos autores sobre el ciclo vital,
consideramos que es un marco de referencia sumamente im-
portante para el trabajo clínico y por lo mismo es un campo
virgen y fértil para la investigación en el área familiar. Vale la
pena subrayar el valor teórico, heurístico y aplicado que tiene el
concepto del ciclo vital.
Valor teórico por que le permite al psicólogo enmarcar con
mayor claridad su trabajo con pacientes y encontrar un sentido
a muchas cosas que sin estos conceptos no encontraríamos; sin
esto, el psicólogo clínico se la puede pasar sólo intentando eli-
minar o resolver una mínima parte de una problemática mucho
más compleja que permanecería oculta si no se tiene este marco
de referencia y por supuesto si no se trabaja bajo los lineamien-
tos del modo sistémico.
Valor heurístico porque el concepto del ciclo vital permite
plantear muchas posibilidades de investigación en el área fami-
liar que tan descuidada está en nuestro país.
Y finalmente valor aplicado porque al tenerse este marco de
referencia para la identificación y definición de los problemas
que presentan las familias, las tareas del terapeuta se clarifican.
Consideramos, al tomar en cuenta el ciclo vital y el modelo sis-
témico, que el trabajo docente de supervisar alumnos con casos
clínicos, se va enriqueciendo enormemente, problemas que an-
tes parecían sumamente confusos desde otras perspectivas teó-
ricas, ahora resultan más claros y por ende, con mejores proba-
bilidades de solución.

282
Referencias

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283
284
Capítulo XII
Hipnosis y Control de Peso
José Antonio Zamora Barrera 15

L
a hipnosis es una herramienta importante para el psi-
cólogo dedicado a combatir la obesidad. Para que su
aplicación sea en consonancia con la Norma Oficial
Mexicana para el tratamiento integral del paciente
obeso y con sobrepeso, debe combinarse con maniobras cogni-
tivo conductuales. Por otro lado, la normatividad es muy clara
en cuanto a que solamente los profesionales de la medicina,
nutrición y psicología pueden evaluar e instalar tratamientos en
los pacientes obesos y con sobrepeso. La disciplina de la psico-
logía que se encarga del manejo clínico del paciente obeso es la
psicobariatría; esta establece métodos y procedimientos especí-
ficos dependiendo de cada persona y de la etapa en que se en-
cuentre dentro del tratamiento integral. Como la Secretaría de
Salud exige que solo se apliquen tratamientos científicamente
probados o al menos con soporte empírico, en este capítulo se
explica y argumenta las formas y circunstancias que justifican el
uso de la hipnosis como técnica en psicobariatría. En las prime-
ras etapas del tratamiento, se utiliza la hipnosis para reforzar la
adherencia terapéutica y la expectativa de éxito. En el desarro-
llo del programa, se debe enfocar la hipnosis en la aplicación
efectiva de habilidades de enfrentamiento y resiliencia. En la

15 Responsable de la Unidad de Neuropsicología de Psicoterapia, Guadalajara, Jalisco.


Universidad Iberoamericana y Centro de Crecimiento Personal y Familiar.
Correo electrónico: [email protected]

285
última etapa, se debe de enfocar en el mantenimiento del cam-
bio y el manejo positivo de las recaídas. La reflexión final gira
en torno a la idea de que la hipnosis tiene un efecto importante
cuando se combina con la terapia cognitivo conductual y se
propone la inclusión como marco de tratamiento, procedimien-
tos reconocidos que forman parte de las terapias posmodernas
como el enfoque en soluciones o la terapia narrativa.

Introducción

Los dos temas medulares del presente capítulo son el control de


peso y la inclusión de la hipnosis como parte del menú de he-
rramientas que el psicólogo tiene para hacer su trabajo. ¿Es
apropiado referirse a Control de peso como término equivalen-
te a tratamiento del paciente obeso?

Control de peso, o más bien, manejo psicoterapéutico del


paciente obeso

Hablar de control de peso es un concepto que se queda corto y


hasta es engañoso. Crea la falsa ilusión simplista de que sólo se
trata de mantener acotado el peso para tener salvado el asunto.
Cosa más falsa. En este apartado quiero darle un tratamiento
más amplio al concepto centrándonos en el estado y circunstan-
cia de la persona que transita por la condición conocida como
“obesidad”.
Hablar de obesidad es más que solamente tener excedente
de peso. Sabemos que es un fenómeno biopsiocosocial. Si sola-
mente fuera un asunto de controlar el peso, o simplemente de-
jar de comer con desmedida, desde hace mucho que se hubiera
resuelto el problema epidemiológico de la obesidad. Los hechos

286
dicen otra cosa. Estamos ante un fenómeno que por la constela-
ción de características puede considerarse un síndrome con
elementos biológicos, psicológicos y sociales; pensar que contro-
lando uno solo de éstos de forma desarticulada, es suficiente
para controlar el problema, es quedarse corto en el plantea-
miento.
La propuesta en este capítulo es considerar el concepto de
obesidad desde una perspectiva posmoderna y sistémica (Zamo-
ra, 2014a) en la cual cada paciente tiene su historia y su propia
solución diferenciada de la de otras personas en situaciones
similares y que aunque se incida en un elemento de la ecuación,
al mantener la perspectiva sistémica, se permite hacer el trata-
miento de forma estratégica considerando la manera en que se
verán afectadas las demás piezas del todo.
Desde el punto de vista orgánico, la persona obesa es aquella
que está en un desbalance en su economía metabólica. Es decir,
presenta un tejido adiposo mayor al que su cuerpo necesita
para una calidad de vida acorde a los estándares actuales. En
muchos casos, su metabolismo está comprometido en lo que se
llama “síndrome metabólico” con lo cual presenta complicacio-
nes en los procesos relativos al aprovechamiento eficiente de la
energía proporcionada por los alimentos y a lo cual se suman
afectaciones cardiovasculares. Obvia decir que la salud está
comprometida al grado de que la persona al llegar a la catego-
ría de “obesidad mórbida”, su calidad de vida, tal y como la
pudiera estar disfrutando, queda pendiendo de un hilo.
Desde el punto de vista humano, como fenómeno de vida, la
obesidad es una condición relacionada con un modo de vivir y
de ser; una forma de encajar en la vida. En donde por un lado,
hay aspectos agradables como pueden ser el comer a placer, la
sensación de libertad, de ejercer potestad y control sobre lo que
nos es importante. Del mismo modo la persona en condición de
obesa muestra otros aspectos adaptativos, es decir, en su modo

287
de vida, la forma como se relaciona con las tensiones, malesta-
res en los estados de ánimo o simplemente con el aburrimiento,
incide en desbalance del aprovechamiento nutricio. También
tiene su vertiente relacional, cuando la persona manifiesta ele-
mentos afectivos intensos con la comida, o con la forma de bus-
car ser aceptada por los demás; hay rituales, apegos y circuns-
tancias sociales ligadas fuertemente al consumo de la comida.
La cara negativa con lo cual se configura el conflicto en la
persona obesa, es que los efectos de lo comentado en los párra-
fos anteriores, generan molestia, dolor y tensión, con lo cual se
genera una cualidad emergente, característica de todo sistema,
que tiene la forma de un “estigma de lucha quijotesca y román-
tica contra la fatalidad de estar obeso”. Misma lucha que se instala
como parte de la narrativa o historia de vida de la persona y
que se convierte en ese círculo vicioso en el cual mientras más
se lucha contra la obesidad, ésta se fortalece acrecentando la
inconformidad y reactivando el ciclo de lucha contra la “gordu-
ra” para de este modo volverse un cuento de nunca acabar. Esto
se reconoce en el paciente obeso cuando se le escucha decir
cosas como: “Quiero bajar de peso pero sin dejar de comer lo
que me gusta, aunque lo que me gusta es lo mismo que me tie-
ne obeso”, “Quiero bajar de peso pero no me pidas que haga
ejercicio por que no puedo” y al mismo tiempo se le oye decir
“Odio mi cuerpo”, “Ya me cansé de estar gorda o gordo”,
“Ahora sí, ya no quiero comer”.
Esta interacción entre lo bueno y lo malo de la condición de
obesidad es uno de los puntos críticos en dónde se trunca el
camino hacia el éxito en el tratamiento bariátrico en general. Y
este fenómeno paradójico es el punto de inflexión en el que el
trabajo psicobariátrico concentra su esfuerzo principal.

288
La obesidad como “emergencia sanitaria” y el plan nacional
para su combate

En México, el sobrepeso y la obesidad, junto con la Diabetes


Mellitus tipo 2, son considerados como “emergencia sanitaria”
que de no atenderse, puede llegar a comprometer la viabilidad
del país (Secretaría de Salud, 2013). Del mismo modo, la misma
Institución (4 de agosto de 2010) ha emitido una Norma Oficial
Mexicana en la cual establece de forma clara y contundente que
el tratamiento integral del sobrepeso y la obesidad ameritan la
intervención de un equipo multidisciplinario compuesto por
profesionales de la medicina, la nutrición y la psicología. Dicha
norma establece como objetivo primordial, que el paciente obe-
so y con sobrepeso llegue a un cambio psicoconductual tanto de
los hábitos alimenticios como de un incremento en la actividad
física. Estos cambios de hábitos se consideran los idóneos para
mejorar la calidad de vida y a disminuir sus patrones de alimen-
tación nocivos.
Si bien la norma no establece cuál es el tratamiento psico-
conductual específico, se desprende de ella que está prohibido
ofrecer tratamientos contra la obesidad que no cuenten con
evidencia científica. De la misma manera, prohíbe ofrecer solu-
ciones que entran en la categoría de “tratamiento milagro”, es
decir que hagan creer, alienten o mantienen al paciente en el
error, al reforzar la idea de que la obesidad se “curará sin es-
fuerzo, sin dietas estrictas, sin padecer hambre, o a pesar de
que el paciente mismo se sabotee. Y que los resultados son ga-
rantizados, rápidos y permanentes”. Esta Norma Oficial es la
que fundamenta que está prohibido ofrecer a la hipnosis como
“La terapia” que resolverá el problema de control de peso. Del
mismo modo prohíbe que se implemente la hipnosis para tratar
la obesidad por personal sin cédula profesional del área de la
salud mental.

289
¿Qué esperar de este capítulo?

Este capítulo se tratará sobre el uso que el psicoterapeuta puede


hacer de aquel espectro de maniobras terapéuticas que entran
en el rubro conocido como hipnosis, trance o manejo de esta-
dos alterados de conciencia dentro del campo de la psicobaria-
tría. Compartiré lo que he aprendido en casi 15 años de trabajo
integral con pacientes obesos y con esto poner sobre la mesa
aspectos como: ¿cuáles son las metas de tratamiento del pacien-
te obeso? ¿Existe algún condicionante puramente psicológico
que sea el blanco principal del tratamiento psicobariátrico?
¿Qué evidencia hay sobre la efectividad de la hipnosis para el
control de peso? ¿Puede la sola hipnosis combatir la obesidad o
más bien es un coadyuvante que potencia el efecto de otras in-
tervenciones psicoterapeuticas?

La psicobariatría

Dentro del campo de la psicología de la salud, el manejo inte-


gral del paciente obeso o con sobrepeso es un terreno que por
sus particularidades requiere de conocimientos diversos inte-
grados en una sola disciplina: La psicobariatría, definida como
aquella intervención psicológica dirigida únicamente al trata-
miento de la obesidad como parte de un trabajo inter, multi y/o
trasnsdiscplinario y donde se espera como resultado de la mis-
ma el aumento en la adherencia terapéutica y la disminución de
conductas de riesgo (Alfaro, Torres, Olivares, Pérez, Villaseñor,
Vera, et al., 2010), a lo que se agrega lo dispuesto por la norma-
tividad ya mencionada líneas más arriba.
Dado que el foco principal de interés de las instituciones de
salud es mejorar la calidad de vida de los pacientes, es que las
metas se orientan a cambios integrales permanentes en la for-

290
ma de comer y en los hábitos de actividad física; sus indicadores
van más allá de la disminución radical de la talla y el peso y
estos incluyen la normalización de los síntomas del síndrome
metabólico, la disminución de las cargas estructurales sobre las
articulaciones y musculatura, erradicación de síntomas relativos
a apnea de sueño, mejora en la vida sexual, recuperación de la
movilidad y flexibilidad corporal, etcétera. Esta lista de objeti-
vos contrasta con la expectativa de muchos pacientes motivados
ya sea por miedo a morir o por la vanidad, ya que los primeros
sólo progresan mientras se les pasa el miedo y los segundos
suelen buscar resultados superficiales, inmediatos y general-
mente poco duraderos. Ambas generan expectativas poco rea-
listas y el compromiso suele ser débil. Viene al caso hacer tal
mención porque a diferencia de la expectativa de adelgazar
para satisfacer estándares sociales, las metas de tratamiento
para reducir la comorbilidad suelen apuntar a pérdidas de peso
de aproximadamente un 10% (OMS, 1997; Manrique, De la
Maza, Carrasco, Moreno, Albala, García, et al., 2009) en un lap-
so aproximado de tres a seis meses y a mantener un progreso
modesto pero sostenido por lapsos de más de 18 meses. A lo
que se debe añadir que se deberán de mantener los nuevos há-
bitos de por vida. Como se mencionó antes, para muchos pa-
cientes bajar 6 o 15 kilos y sostener el cambio de por vida pue-
de parecer muy poco comparado con el “sacrificio” que les re-
presenta apegarse a un plan alimentario y de activación física.
Esto representa una razón para abandonar el programa (Garau-
let, 2006).

291
¿Cuáles son los puntos a incidir dentro del tratamiento psicológico del
paciente obeso y con sobrepeso?

El trabajo psicológico con el paciente obeso incide sobre un


espectro muy amplio: concientización, motivación y disposición
al cambio, aprendizaje y reforzamiento de hábitos alimenticios,
actitud y actualización de creencias, valores y visión del mundo,
desarrollo de habilidades de enfrentamiento, manejo de ansie-
dad, manejo de estados depresivos, patrones de autosabotaje,
autocontrol, habilidades de solución de problemas, habilidades
sociales, reforzamiento de autoestima, autoimagen corporal
distorsionada, trastornos alimenticios, etcétera. (López y Go-
doy, 1996; Alvarado, Guzmán y González, 2005; Garaulet,
2006; Feixas y Saldivar-Maldonado, 2010).
Para tener una idea gráfica del esquema de solución donde
interviene el apoyo psicobariátrico, imaginemos una línea en
donde en el extremo izquierdo, ponemos un punto A que es el
“estado actual” de la persona y se encuentra en la categoría de
obesidad mórbida. En el otro extremo de la línea ponemos el
punto B que representa el “estado ideal” o sea una condición de
alimentación balanceada acorde a las necesidades personales de
actividad física y que se refleja en un peso y demás indicadores
metabólicos y funcionales acordes con los estándares actuales.
En el camino entre ambos puntos y al centro de la línea A-B,
hay dos ingredientes principales, a) alimentación balanceada y
b) actividad física balanceada. Hasta aquí suena fácil. Lamenta-
blemente no lo es.
Entre 1997 y 2001, tuve la oportunidad de participar en un
equipo multidisciplinario dedicado exclusivamente al manejo
de la obesidad y entrevistar a más de un millar de pacientes
obesos. En ese tiempo emprendí una investigación cualitativa
para profundizar en la experiencia de las personas que tiene
sobrepeso u obesidad y en diferentes grados y formas de dispo-

292
sición a ponerle remedio definitivo a su condición. Y algo que
me quedó claro es que cada quien tiene su historia. Así que,
siguiendo con la línea visualizada que une a los puntos “A” con
“B”, podemos hacer una división conceptual en tres etapas den-
tro de este tránsito. La primera, tiene que ver con la parte del
proceso en que la persona gestiona la disposición a adelgazar.
La segunda, es el transitar por la implementación de la “dieta”
y la activación física que le van a permitir restaurar su equilibrio
y del cual los signos más notorios son la talla y el peso. Y la úl-
tima, es el mantenimiento de los logros y la adopción de un
nuevo estilo de vida más saludable para los estándares actuales.
La relevancia de este mapa conceptual es que cada sección tiene
su tipo de manejo psicobariátrico y en lo particular, la hipnosis
puede ser aprovechada de diferente forma (Zamora, 2014;
2014a, y 2014b).

La Etapa I, es el punto coyuntural en el que la persona ha deci-


dido actuar. Su motivación puede ser diversa. En muchos casos,
y después de haber pasado por un proceso de toma de decisio-
nes, solicita el apoyo para adelgazar. El punto de inflexión
puede ser que la ropa ya no le quedó, se fatiga mucho, se vio en
una fotografía y no le gustó, o de plano el médico le sugirió

293
adelgazar por salud. Otros pacientes deciden buscar apoyo de-
bido a que ya padecen algún tipo de complicación: padecen
hipertensión, diabetes, colesterol alto, algún malestar en la co-
lumna o rodillas, etcétera. Los menos, acuden determinados a
hacer un cambio permanente en sus vidas.
En la Etapa II, la persona ha recibido la asesoría multidisci-
plinaria y se encontrará con diversas circunstancias que frena-
rán el ímpetu de su esfuerzo: resistencia al cambio, metabolis-
mo lento, problemas en la adaptación a la dieta, rebeldía por
coacción percibida, resistencia al ejercicio, ansiedad, depresión
u otros síntomas secundarios (dolor de cabeza, dolor de estó-
mago, mareos, visión borrosa, etc.) por restricciones en la co-
mida, cambios en el humor por hambre, estrés por luchar con-
tra la tentación de romper el plan alimenticio, soportar la críti-
ca de los demás y la falta de colaboración de las redes sociales
cercanas. A todo lo anterior, se agrega el resultado reflejado en
la báscula y en las tallas, ya que si cumple con la expectativa del
paciente, entonces éste se dispondrá a seguir en el programa, al
menos por un par de semanas más. De lo contrario, la decep-
ción lo hará abandonar. Este punto a menudo no sigue un cri-
terio objetivo; para unos bajar 2 kilos es bueno, para otros bajar
5 kilos no lo es tanto. Simplemente la persona hace un contras-
te entre el costo emocional invertido en el plan alimenticio con-
tra los kilos perdidos. Si a lo anterior se agrega el estilo de
creencias y actitudes poco ajustadas y realistas, entonces se
acrecienta el disgusto por los efectos secundarios del tratamien-
to. En esta etapa se despliega el grueso del trabajo psicobariá-
trico.
En la Etapa III, el paciente se encuentra por finalizar el pro-
grama formal, pero ahora debe de empezar a sostenerse por sí
mismo en el camino de los buenos hábitos. Entonces se debe de
preparar para superar tropiezos y para evitar caer en exceso de
confianza. El paciente debe asumir que lo logrado es producto

294
de haber sido metódico y disciplinado. En esta parte es impor-
tante establecer un plan de seguimiento para superar los posi-
bles tropiezos y asegurar los resultados hasta que de nueva
cuenta se proceda con el avance y se retome otro programa
formal contra la obesidad y el sobrepeso.

La Hipnoterapia en el manejo integral del paciente obeso

¿Por qué la hipnosis?

Rossi y Rossi (2008) explican la forma en que la hipnosis crea


las condiciones para activar circuitos neurológicos conectados
con procesos moleculares intracelulares que favorecen la recu-
peración del organismo y por otro lado, favorecen el procesa-
miento de memorias y estados disposicionales registrados en las
estructuras subcorticales que se conectan y procesan en la corte-
za cerebral. Esto a su vez también activa procesos que favorecen
el aprendizaje como la plasticidad cerebral, la reconfiguración
de recuerdos emocionales y la gestión de soluciones creativas.
Visto de esta forma, tal parece razonable pensar que la hipnosis
es un procedimiento terapéutico con el que todo terapeuta de-
be contar.
Ahora bien, la Norma Oficial establece que se deben de usar
procedimientos probados científicamente o al menos empíri-
camente fundamentados.
Existen criterios para calificar si un procedimiento terapéu-
tico está bien establecido para aplicarse a un determinado tipo
de trastorno (Mustaca, 2011). Los criterios de validación tienen
en cuenta la calidad de los diseños de investigación que se em-
plean para evaluar los tratamientos (experimentales o cuasiex-
perimentales), la replicaciones por parte de varios grupos de
investigación y la generalización a medios comunitarios. En el

295
caso de la hipnosis, ¿existen estudios de esta naturaleza particu-
larmente aplicándose en casos de obesidad? La respuesta es
afirmativa, en todos los casos en combinación con procedimien-
tos conductuales o cognitivo-conductuales (Kirsch, Montgo-
mery, Sapirstein, 1995; Vanderlinden, 2001; Feixas y Saldivar-
Maldonado, 2010; Surman, Baer, Keuroghlian, 2015).

El estudio de Stradling, Roberts, Wilson y Lovelock

Stradling et al (1998) encabezó un grupo de investigación en el


cual pusieron a prueba la hipnosis en un grupo de 60 pacientes
obesos que padecían de apnea obstructiva del sueño. Utilizó un
diseño en el cual comparó los resultados de tres grupos con tres
condiciones experimentales. Al grupo que sirvió como control,
se le administró asesoría nutricional más dos entrevistas. La
primera fue individual, en la cual se discutió sobre un cuestio-
nario aplicado previamente sobre sus hábitos alimenticios y se
trabajó sobre el tema de las dietas y los buenos hábitos de ali-
mentación. Se les alentó para que observaran sus cambios y
todo lo relevante para el éxito durante las siguientes cuatro
semanas. Al mes se les dieron sesiones en grupos de cuatro per-
sonas para que compartieran su experiencia y sus logros. Los
otros dos grupos fueron tratados con asesoría nutricional e hip-
nosis. Al primer grupo experimental, se le proporcionó dos
sesiones de hipnosis enfocadas a fortalecer el ego y a trabajar la
idea de que la sobreingesta hace daño y envenena el cuerpo. En
el segundo grupo experimental, junto con la asesoría nutricio-
nal, se les brindó también dos sesiones de hipnosis que fueron
enfocadas al manejo del estrés. La técnica utilizada en ambos
grupos experimentales fue la de mantener la mirada fija en un
punto, más indicaciones de relajación progresiva. Como ya se
mencionó, se les impartieron dos sesiones de hipnosis. La pri-

296
mera duró media hora y fue en un formato individual; la se-
gunda fue un mes después y en grupos de cuatro participantes.
Para ambos grupos, la sesión individual fue grabada, de tal ma-
nera que los participantes contaran con la inducción para que a
modo de autohipnosis repasaran todos los días el procedimien-
to. Para el interés que nos ocupa sobre el uso de la hipnosis, se
rescata que el grupo en el cual se aplicó la hipnosis sobre el
manejo del estrés fue el que arrojó los mejores resultados en
comparación con los otros dos grupos; éste grupo bajó más de
peso y en un seguimiento de 18 meses mostró resultados más
consistentes. Es decir, la dispersión que mostraron alrededor de
los valores medios del porcentaje de pérdida de peso fue más
compacta. El porcentaje medio de peso perdido fue de alrede-
dor del 3.8%. Lo cual puede parecer poco, pero hay que consi-
derar que la opción convencional, basada en la asesoría nutri-
cional más el trabajo enfocado en las reflexiones sobre los cam-
bios, no dio mejores resultados.

¿Qué nos enseña este estudio? En primer lugar, los autores lo


ofrecen como el primer estudio controlado donde se compara
la hipnosis contra los métodos convencionales. En segundo lu-
gar, que la hipnosis es más efectiva si se enfoca en el desarrollo
de habilidades específicas más que en sustituir ideas sobre la
comida. En este caso, se consideró que el estrés es un elemento
que favorece la sobreingesta. Y se partió del supuesto de que los
pacientes obesos participantes padecen alto estrés aunque no lo
evaluaron propiamente. En tercer lugar, se sugiere que con
pocas sesiones presenciales de hipnosis se puede ayudar a la
adherencia terapéutica y a que el paciente colabore por más
tiempo; en ambos grupos donde se usó la hipnosis, el progreso
general fue más consistente a lo largo del tiempo. En cuarto
lugar, el estudio sugiere que los pacientes al escuchar en sus
casas los audios de las inducciones a trance se vieron beneficia-

297
dos en forma general, lo cual presenta esta opción como viable
y económica.
En conclusión, este estudio da pie a perfeccionar diversas
líneas de investigación controlada con diseños experimentales
más actuales y midiendo los indicadores específicos sobre los
que se debe enfocar el contenido de la hipnoterapia. Nos per-
mite argumentar que es mejor contar con maniobras de trance
que suprimirlas. Esto concuerda con el trabajo de Mendoza y
Bonet (2009), en donde aluden a estudios que sugieren que la
hipnosis aplicada como coadyuvante de un tratamiento conduc-
tual enfocado en control de estímulos, relajación, monitoreo
diario del peso y reforzamiento del programa es prometedora-
mente mejor en comparación con solo llevar el manejo conduc-
tual. Sumado a lo anterior, un meta-analisis efectuado por
Kirsch, Montgomery y Sapirstein (1995) apunta en el mismo
sentido de que la hipnosis junto con procedimientos de terapia
cognitivo conductual tales como automonitoreo, autocontrol y
autoreforzamiento, muestran mejores resultados que cuando se
prescinde del trance.

¿Sobre qué aspectos hay que enfocar el efecto de la hipnosis según la


etapa del tratamiento psicobariátrico?

Como se mencionó, en la experiencia del autor, se ha descu-


bierto un mejor provecho de la hipnosis según la etapa en
turno del tratamiento integral del paciente obeso (Vanderlin-
den, 2001; Zamora, 2014a; Zamora, 2014b).
En la Etapa I, la hipnosis puede ser utilizada estratégicamen-
te para:

a) Establecimiento de la alianza terapéutica (Zamora, 2014,


2014b).

298
b) Entrenar al individuo a relajarse (Vanderlinden, 2001) en
preparación al desarrollo de habilidades de enfrentamiento
y resiliencia (Zamora, 2014, 2014b).
c) Potenciar la expectativa de logro (Zamora, 2014b).
d) Toma de conciencia de las sensaciones propioceptivas (Van-
derlinden, 2001; Zamora, 2014b).

En la Etapa II, la hipnosis se puede centrar en:

a) Fortalecer la autoestima (Zamora, 2014, 2014b).


b) Dominio de elementos clave para hacer efectivos los hábitos
de alimentación (Zamora, 2014, 2014b).
c) Manejo de creencias y actitudes (Vanderlinden, 2001; Zamo-
ra 2014, 2014b).
d) Fortalecimiento del ímpetu para apegarse al tratamiento
(Vanderlinden, 2001; Zamora, 2014, 2014b).
e) Manejo de la ambivalencia (Vanderlinden, 2001; Zamora,
2014, 2014b).

Con respecto a la Etapa III, Vanderlinden (2001) deja muy cla-


ro que el objetivo principal se cumple cuando se estabiliza la
nueva condición. Por otro lado se puede decir que no solamen-
te hay que adelgazar el cuerpo, también hay que pensar, sentir
y actuar como delgado (Zamora, 2014, 2014a, 2014b). Así que
en esta etapa se centra el trabajo en ejercicios en trance que
visualicen horizontes prometedores, saludables y de mucho
bienestar. Se enfatiza el reencuadre sobre las posibles recaídas
en cuanto que un mal día no define toda una temporada ni
echa a perder todo el trabajo. Siempre se puede retomar el
camino saludable. Este tipo de sugestiones son la materia prin-
cipal a trabajar bajo hipnosis.
Como se ha dicho anteriormente y Vanderlinden (2001) lo
enfatiza: La hipnosis como herramienta se aplica siempre bajo

299
el contexto y como coadyuvante de otras herramientas. Por eso
se insiste que además de los procedimientos cognitivo conduc-
tuales, es interesante el trabajo desde la perspectiva de las tera-
pias posmodernas (Tarragona, 2006) de corte sistémico (Ochoa
de Alda, 1995) como la terapia centrada en soluciones
(O’Hanlon y Weiner, 1990; de Shazer, 1991) y la terapia narra-
tiva (White y Epston, 1993; Castillo, Ledo y Del Pino, 2012).

Conclusiones

Psicobariatría es un término nuevo para muchos, pero en sus


raíces etimológicas se refleja su significado: psicología aplicada
al paciente obeso. Es un área de oportunidad importante para
la práctica terapéutica, ya que en la actualidad el problema de
la obesidad ha alcanzado cotas que traspasan la escala de la
salud hasta llegar a ser materia de seguridad nacional, en virtud
de la merma de la capacidad productiva de una población limi-
tada por el peso, así como la presión en la economía que ejer-
cen los recursos requeridos por el sector salud para atender a
los pacientes con complicaciones metabólicas asociadas a la
obesidad.
Por otro lado, queda claro para quienes se quieran dedicar al
tratamiento del paciente obeso que hay una normatividad vigi-
lada por la Secretaría de Salud, que exige que quienes ofrezcan
los tratamientos sean profesionistas del área de la salud, dejan-
do fuera a otro tipo de personal que aunque bien intencionado,
no tiene las credenciales requeridas por las autoridades.
En cuanto al uso de tratamientos científicamente comproba-
dos, queda sólido el argumento que sostiene a la hipnosis como
parte de la terapéutica que posee el psicólogo para intervenir
en el tratamiento psicobariátrico toda vez que, tanto en la evi-
dencia experimental como empírica, se sostiene que su presen-

300
cia hace diferencia en los resultados y posteriormente en su
mantenimiento a mediano y largo plazo.
Por último, es importante que además de las técnicas cogni-
tivo conductuales sean incorporadas otras plataformas que con-
templan el fenómeno de manera más integral y sistémica ya que
tanto en la experiencia personal como en el material revisado,
se destaca la importancia de la interacción del paciente con sus
redes sociales. Siendo estas clave en la fórmula psicoterapéutica
en el tratamiento integral del paciente obeso y con sobrepeso.

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303
304
Capítulo XIII
Obesidad y Trauma: Abordaje
desde Hipnosis con Enfoque
Narrativo
Rosario Gutiérrez16

L
a obesidad desde el punto de vista psicológico no es
fácil de definir, ya que se pueden considerar varias
teorías psicológicas que pudieran explicarla y que nos
muestran su posible origen así como su tratamiento. A
pesar de que todavía no es clara la relación entre la obesidad y
algún síndrome psicológico o conductual de características pro-
pias, es más común encontrar alteraciones de la personalidad y
problemas psiquiátricos en personas obesas que en las de peso
normal, ya que la obesidad puede ser entendida como el sínto-
ma o la consecuencia de un problema de ajuste psicológico o
social, que atenta contra la salud emocional, y contra percep-
ción del propio funcionamiento. Algunas vivencias son más
devastadoras que otras. Nos referiremos a estas experiencias
con la palabra TRAUMA, a estas vivencias que representan un

16 Hipnoterapeuta y Terapeuta Breve con consulta privada, Guadalajara, Jalisco.


Correo electrónico: [email protected]

305
quiebre en la vida de la persona y que la llevan a desarrollar
una barrera corporal a modo de protección.
Los trastornos de la alimentación incluidos en la Clasifica-
ción de Enfermedades Mentales de la American Psychiatric As-
sociation hasta 1994 eran anorexia nerviosa, bulimia nerviosa y
trastornos de la
conducta alimentaria no especificado, que incluye el tras-
torno por sobre-alimentación.
Este último, fue excluido, en el DSM-IV (1994) y por la OMS
en el ICD-10. Actualmente la Obesidad es considerada en la
Clasificación Internacional de las Enfermedades (ICD-10-CM)
como un trastorno físico que no se relaciona con ningún sín-
drome psicológico o conductual con características propias. En
DSM-V (2013) se incluyen ahora como trastorno específico:

 Trastorno por Atracón.


 Síndrome de ingesta nocturna.
 Trastornos como Pica y Rumiación.

El presente capítulo intenta hacer una recopilación de informa-


ción en torno al factor emocional. Presenta también el extracto
de un caso en cuya historia hay trauma. En muchos de estos
pacientes he encontrado niños internos lastimados que encuen-
tran en la comida una forma de sobrevivir.
En relación a los factores psicológicos con o sin componente
traumático que influyen en el sobrepeso y la obesidad podemos
mencionar los siguientes:

Estrés

El estrés actúa por medio de diferentes mecanismos que ponen


en juego a las hormonas y los neurotransmisores, provocando

306
modificaciones en el comportamiento alimentario y en la movi-
lidad física, pero también actúa almacenando grasa, es decir
modificando el metabolismo basal. Diferentes zonas en el cere-
bro actúan sobre el comportamiento alimentario. Estas zonas se
comunican entre sí y con el resto del organismo a través de los
neurotransmisores, sustancias secretadas directamente en el
cerebro como la serotonina, la dopamina, etc. (Clerget, 2011).
Entre estas zonas implicadas, el hipotálamo es el verdadero
director de orquesta de todas nuestras secreciones hormonales.
Otras zonas implicadas son el sistema límbico que es la sede de
nuestras emociones. Permanentemente está asociado con el
hipocampo que gobierna gran parte de nuestra memoria. Este
es el hecho que explica que nuestras emociones pasadas, en
especial nuestras vivencias infantiles, tengan que ver con nues-
tros aumentos de peso emocionales de hoy. El estrés tiene dife-
rentes niveles, puede ir desde una incomodidad por un inciden-
te, hasta una fuerte respuesta causada por un trauma complejo,
de lo cual hablaremos más adelante.

Trastornos en la Sexualidad

El miedo a entrar en una relación afectivo-sexual puede provo-


car que a nivel inconsciente algunas personas se permitan en-
gordar o no sean eficaces en sus intentos por adelgazar, para de
esta manera, ser menos atractivas y dificultar la relación sexual
que tanto temen, incluso aunque la deseen. Si saciarse de ma-
nera normal, representa la separación del objeto anhelado, el
comer de más y sentirse nunca llenos estaría relacionado con un
vano intento de llenar un vacío interior sin límites, vacío que
tiene su origen en dañinas experiencias infantiles de soledad,
abandono y/o abuso.

307
Distorsión de la imagen corporal

La imagen corporal no está elaborada a partir de la sensibilidad


e inervación nerviosa ni a través de los órganos internos, más
bien corresponde a una elaboración psíquica. Este concepto de
esquema emocional permite comprender, que personas que
han sido obesas durante mucho tiempo continúen sintiéndose
así después del régimen de adelgazamiento y que su psique les
envíe la orden de comer para recuperar su imagen anterior. El
cerebro guarda la memoria de la imagen del cuerpo.

Ansiedad

La ansiedad tiene una función muy importante relacionada con


la supervivencia, junto con el miedo, la ira, la tristeza o la felici-
dad. Para preservar su integridad física ante amenazas, el ser
humano ha tenido que poner en marcha respuestas eficaces y
adaptativas durante millones de años. Aquí se conjuntan el fac-
tor hormonal con el psicológico para producir sobrepeso. La
persona víctima de ansiedad, no sabe diferenciar entre hambre
verdadera y hambre emocional, por lo que cae en este círculo
vicioso: Siente ansiedad y muchas veces la confunde con ham-
bre, come compulsivamente y esto le trae culpa. Posterior a esto
desea compensar la situación y come muy poco, lo que a su vez
le generara ansiedad y por su puesto hambre. Todo esto gene-
rará aumento de peso y este aumento de peso detona la alarma
de preocupación, por lo que nuevamente aparece la ansiedad y
una vez más se come como mecanismo compensador.

308
Depresión

Haciendo referencia al manual DSM-IV, dentro de los trastor-


nos del estado de ánimo se describe, dentro del episodio de
depresión mayor, al trastorno alimenticio como uno de los cri-
terios para su diagnóstico. Normalmente, el apetito disminuye y
muchos sujetos tienen que esforzarse por comer. Otros, espe-
cialmente en la consulta ambulatoria, pueden tener más apeti-
to, con apetencia por ciertas comidas (por ejemplo, dulces u
otros hidratos de carbono). Cuando las alteraciones del apetito
son graves (sea en la dirección que sea), puede haber una pér-
dida o ganancia significativa de peso.

Necesidad de agredir a un ser querido

En algunas parejas, que se ven envueltas en una lucha en la que


cada uno se esfuerza por reducir, empequeñecer, limitar, infra-
valorar al compañero en un intento por sentirse un poco más
seguro, a lo que el otro contesta con iguales formas, la obesidad
puede ser una forma más de desagradar al otro, sobre todo si el
compañero es de esas personas que dan una especial importan-
cia a la estética y aprecian mucho la apariencia ante los demás.
También aparece en adolescentes como forma de agresión ha-
cia alguno de sus cuidadores.

Miedo a estar delgado

Relacionan la delgadez a situaciones, de hambre, debilidad,


enfermedad y hasta la muerte. Generalmente son personas de
tercera edad que han sido partícipes de guerras, calamidades,
catástrofes naturales o ruinas económicas. También he visto

309
este fenómeno en personas jóvenes que han sido cuidadoras de
enfermos terminales. “Si no como me voy a enfermar”.

Miedo al éxito

La obesidad, muchas veces sirve como excusa o justificativo,


para no lograr aquello que se desea. Miedo a la vida social, a
mantener relaciones sexuales, a entrar en una nueva etapa de
desarrollo, a la intimidad psicológica y afectiva de la vida en
pareja, a lograr un ascenso en el trabajo, a ser atractiva(o) para
el sexo opuesto, a triunfar en los negocios. Todas estas cosas
tienen algo de deseable, pero también provocan miedo por
alguna razón. Su obesidad no es la causa de sus limitaciones,
sino una excusa para continuar con las mismas. Esos kilos so-
brantes son una excusa para no hacer aquello que, supuesta-
mente, se haría de no tenerlos.

Como forma de castigo

El castigo nos permite “pagar” aquello que hemos hecho mal,


ya sea de pensamiento, de palabra o de obra. Este pago nos
deja libres del sentimiento de culpa, de remordimientos e in-
tranquilidad interna, y al estar en paz con uno mismo nos deja
en disposición mental de concentrarnos en otros asuntos distin-
tos al que generó la culpa (Silvestre y Stavile 2005). “Me ali-
mento para engordarme por lo mala madre que he sido, me
merezco esto y más”.

310
Como forma de evasión

Para algunas personas, la comida es una vía de escape para no


pensar en los problemas que tienen, dejan los problemas a la
espera en lugar de enfrentarse a ellos. “Me empecé a sentir sola
y me comí un plato de galletas para no pensar”.

Destrucción de la figura femenina

No tienen una identidad sexual propia de su sexo y se resisten a


adoptar el papel de mujer que la sociedad les otorga. “Los
hombres tienen que aprender que las mujeres valemos por lo
que somos, no por el cuerpo que tenemos”.

Ante la pérdida de un ser querido

El sujeto elige la comida como objeto, en vez de otros objetos,


para su compromiso afectivo porque “ella”, la comida, no
abandona (Silvestre y Stavile, 2005).

Trauma

A lo largo de mi trabajo con personas obesas o con sobrepeso


que manifiestan alguno de los síntomas antes mencionados, he
encontrado que existe un niño profundamente herido.
La negligencia y el trauma tempranos trastornan gravemente el
modo en que la gente cuida de sí misma. Los pacientes que
crecen en un entorno abusivo no han internalizado un patrón
de autocuidado (Mosquera y González, 2013). Las personas
altamente traumatizadas no aprendieron a cuidarse porque,

311
cuando eran niños, nadie les enseñó las conductas ni las actitu-
des de valorarse y cuidarse. En muchos casos, los adultos que se
suponía que tenían que cuidar del niño lo maltrataron o no les
proporcionaron los cuidados adecuados. Muchos aprendieron
que el “necesitar” es “malo”, que necesitar cosas es “egoísta” y
que no está permitido. A través del deficitario modelado de sus
cuidadores, algunos incluso aprendieron a “castigarse” en lugar
de autocuidarse. Estas personas suelen continuar mirándose a sí
mismos a través de los ojos de sus figuras de apego negligentes
o abusivas (González y Mosquera, 2013).
Es de suma importancia hacer una buena anamnesis, ya que
la historia de la relación con sus cuidadores primarios, nos dará
el mapa de la construcción de la historia dominante del pacien-
te, esta historia que tendremos que deconstruir a fin de poder
llevarlo a un nuevo significado. Tengo que ver de qué se trata
esta persona. Revisemos un poco el concepto de apego, a fin de
entender por qué algunas personas son más propensas a no
cuidarse.

El concepto de apego

En un estudio citado por González y Mosquera (2013) se encon-


tró que los estudios en neurobiología del desarrollo que anali-
zan las capacidades de autorregulación muestran que la resi-
liencia del individuo depende en un grado importante de las
experiencias tempranas de apego (los estudios longitudinales
sobre apego muestran la persistencia de los patrones de apego
de la infancia en la adolescencia y en la edad adulta).
Bowlby (1988) define la conducta de apego como una pro-
pensión instintiva, mostrada por los humanos y otras especies
superiores, a buscar seguridad en la cercanía a un individuo
específico percibido como protector, en situaciones donde se

312
dispara el miedo u otros sentimientos asociados con la percep-
ción de vulnerabilidad.
Su principio más importante declara que “un recién nacido
necesita desarrollar una relación con al menos un cuidador
principal para que su desarrollo social y emocional se produzca
con normalidad”.

Tipos de apego

 Apego seguro
 Apego ambivalente
 Apego evitativo
 Apego desorganizado

El tipo de apego será la plataforma sobre la cual un evento per-


turbador en la niñez, podrá ser vivido como una experiencia
desagradable o tener un significado traumático que seguirá
repercutiendo en la edad adulta en la forma de relacionarse
con el mismo y con otros.
La seguridad en el niño viene de afuera hacia adentro y se
genera en los primeros años de vida. Esta seguridad es la base
del Autoconcepto, Autoestima y Autoimagen. Cuando hay ne-
gligencia o abuso, hay alta probabilidad de generar un Tras-
torno de la Conducta Alimentaria.
Los niños que han sufrido repetidas situaciones de malos
tratos (negligencia, maltrato físico, abuso emocional o sexual y
ser testigos de violencia), en períodos tempranos de sus vidas,
con cronicidad y dentro del grupo familiar, pueden desarrollar
una traumatización crónica y compleja que impacta de manera
masiva en distintas áreas de su desarrollo (Jarero, 2014).

313
El trauma puede dar origen a un Estado del Yo lastimado

Paul Federn (1952) formuló el concepto de Estado del Yo como


una entidad organizada dentro de la totalidad del yo. Federn
decía que se trataba de entidades separadas por límites más o
menos permeables y que se percibían a sí mismos como el suje-
to Yo. Este término ha sido utilizado por otros autores como
Watkins y Watkins (1978-1997).
Los doctores Watkins (1978) definen los estados del Yo co-
mo: Un sistema organizado de conductas y experiencias cuyos
elementos están ligados por un principio común y están separa-
dos de otros estados del Yo por límites más o menos permeables.
Los estados del Yo tienen límites fluidos y permeables y po-
drán ser reconocidos como propios debido al proceso de inte-
gración. Cuando esta diferenciación no tiene límites permea-
bles ni fluidos podemos hablar de Disociación.
Cuando una persona fracasa a lo largo del tiempo en su in-
tento de hacer dieta, es muy probable que sea un Estado del Yo
el que no quiere hacerlo y que piensa en el placer inmediato y
otro Estado del Yo que trabaja para la salud y piensa en el futuro.

Características de la memoria traumática

En un estudio citado en la Revista Iberoamericana de Psico-


traumaumatologia y Disociación, Janet (1889) observó que los
pacientes quedan fijados en el pasado, en algunos casos obse-
sionados con el trauma, pero más frecuentemente comportán-
dose y sintiendo como si fueran traumatizados una y otra vez
sin poder localizar el origen de esos sentimientos.
Van Der Kolk, Hopper y Osterman (2001) encontraron que
las memorias traumáticas son atemporales (el pasado es presen-
te) y ajenas a la voluntad del ego.

314
Relación trauma y alimento

El paciente que come compulsivamente, mantiene un círculo


que le permite lidiar con sus emociones y le es útil como recur-
so de confort.
Ruiz (2005) menciona que un evento traumático en la niñez
(por ejemplo, abuso sexual) quedará guardado en la memoria
con una etiqueta de “peligro”. El hipotálamo se queda activo
después del peligro y junto con el cerebro reptiliano trabajarán
para restablecer el sistema. Buscaran la sustancia que les ayuda-
rá a adormecerlo por el miedo a que vuelva a ocurrir.
Las percepciones sensoriales se integran y conectan con in-
formación relacionada que ya se encuentra almacenada en las
redes de memoria permitiéndonos hacer sentido a la experien-
cia, por lo que ante un estresor que toque esa memoria, el hipo-
tálamo impulsará al restablecimiento. Cada vez que se presenta
un disparador (continuando con el ejemplo) cuando en la edad
adulta una persona le dice un piropo, la sensación es de impo-
tencia (“No puedo tolerarlo”), viene entonces una necesidad de
huir (“No puedo”), y se busca la sustancia que anestesie esta
sensación (comida) pues gracias a ella “Puedo dejar de sentir”,
lo que trae una sensación (“Puedo controlarlo”). Posteriormente
podrá aparecer Culpa, que perpetúa el estrés y así seguirá el
paciente inmerso en este círculo vicioso.
Una vez que la persona inicia el tratamiento, será muy im-
portante que lleve un “diario de abordo” (Nardone, 1995), con
el fin de identificar estos disparadores y posteriormente ubicar
si es un estado del Yo el que está lastimado.

315
Tratamiento con hipnosis

Muchos de los tratamientos con hipnosis para el control de pe-


so que encontramos hoy en día solo se centran en la programa-
ción mental para el control de hábitos, sin tomar en cuenta la
historia del paciente. Si no entramos a escudriñar lo que hay
detrás de los disparadores, difícilmente podrá el paciente en-
contrar una solución definitiva. La mayoría de estos tratamien-
tos trabajan con sugestiones directas. El tratamiento propuesto
está basado en técnicas de Hipnosis Ericksoniana, apoyadas con
algunas técnicas de terapia narrativa y la centrada en soluciones.
Milton Erickson desarrolla un enfoque naturalista de conver-
sación hipnótica, de técnicas indirectas y orientación a solucio-
nes. La hipnosis ericksoniana, se diferencía de la hipnosis tradi-
cional porque se desprende de los métodos ritualísticos acom-
pañando al paciente por el camino que él mismo le va marcando.
Hammond (citado por Abia, 2000) menciona que desde una
perspectiva neurofisiológica, la hipnosis es un estado alternati-
vo de consciencia que es susceptible de ser inducido a través de
técnicas específicas. Se trata de un estado de absorción interna,
concentración y atención enfocada más en el interior de la per-
sona que en la realidad que la circunda.
Este programa si bien tiene como eje principal el uso de la
Hipnosis Ericksoniana, también se apoya con elementos de la
terapia narrativa y de psicoterapia breve centrada en solucio-
nes. Ambas modalidades terapéuticas comparten con la Hipno-
sis Ericksoniana, un enfoque constructivista que propone que el
ser humano construye su conocimiento acerca del mundo que le
rodea; es decir, la realidad cambia según el punto de vista de
quien la mira. No podemos acceder directamente a la realidad
sino que es interpretada según la persona que la percibe, en
función de sus esquemas personales, sociales y culturales; se
habla entonces de la realidad inventada.

316
Estructura del tratamiento para obesidad por trauma

1ª. Fase Psicoeducación


2ª. Sesiones con Hipnosis para Estabilizar
3ª. Trabajo del trauma
4ª. Seguimiento

Es de suma importancia trabajar tanto en la Psicoeducación del


paciente, así como en la estabilidad emocional del mismo, antes
de trabajar el trauma. El empezar a sacar a flote la memoria
traumática antes de dotar al paciente de recursos para afrontar-
la, traerá más frustración y se corre el riesgo de que el paciente
abandone el tratamiento. Es necesario generar nuevos caminos
por donde él pueda transitar. Generar la conexión con otras
historias del paciente para engrosar esos nuevos caminos y evi-
tar que vuelva al círculo que comentábamos antes.
La fase de Psicoeducación contempla los temas que a conti-
nuación se mencionan. Será importante hacerlo en grupo, ya
que aumenta la probabilidad de resultados en el tratamiento.
La modalidad grupal ayuda a normalizar el problema y da con-
tención.

Educación en los hábitos.


Trabajo con la tolerancia de las emociones.
Técnicas de relajación y modulación afectiva.
Atención plena en el comer (técnicas de mindfulness).
Habilidades sociales.
Establecimiento de metas.
Planes para afrontar.
Trabajo de recaídas.

317
Para estructurar la sesión de Hipnosis:

 Conversaciones con enfoque narrativo a manera de siembra.


 Estabilización e Integración con uso de la Hipnosis

Iniciaremos por identificar el problema desde la perspectiva del


paciente: El entender su esquema de valores, la imagen que
tiene de sí misma(o) y del mundo que le rodea, sus miedos y
cómo enfrenta los conflictos, nos permitirá hacer un corte a la
medida.
El objetivo de esta fase es poder desarrollar redes neuronales
alternas a las del trauma, a través de las historias de éxito, que
una vez fijadas en la mente inconsciente puedan ser caminos
por los cuales transite saludablemente.
Externalización del problema: Este elemento de la terapia
narrativa (White, 2004) permite al paciente observar a distancia
protegida lo que él considera el problema, lo que le ayudará a
ver cómo se comporta el síntoma y las trampas en que le hace
caer. En terapia narrativa se parte de la premisa de que el pro-
blema no es la persona: “El problema es el Problema”. Es im-
portante preguntar cómo consideraría resuelta esta situación y
cómo se daría cuenta de que ese día dio un paso en la construc-
ción de la solución que fue a buscar.

Construyendo caminos

En esta parte identificamos las historias que ayudarán a cons-


truir una versión diferente de lo que es la misma persona. Le
recordaremos situaciones en las que pueda darse cuenta de su
propia capacidad para modificar su manera de pensar.
Usaremos también metáforas para reforzar el trabajo.

318
A continuación se describe un ejemplo de una de las sesiones
de estabilización. Iniciamos con interrogatorio que nos ayudara
a externalizar el problema.

Conversación de Externalización

Extracto del tratamiento a una paciente de 35 años con obesi-


dad mórbida (120 Kgs.) y que sufrió abuso sexual en la niñez
por parte de su padre. El nombre es ficticio para fines de pro-
tección de identidad.

“Lupita” es una paciente que ha sufrido abuso sexual y que


tiene obesidad desde los 12 años.
Lupita, cuéntame por favor, ¿cuál crees tú que es el proble-
ma?
R. La ansiedad por comer.
Muy bien, estaríamos de acuerdo en que el problema no eres
tú, el problema es la ansiedad. ¿Esa ansiedad se te figura a
algo? ¿Tiene forma o color?
R. Sí, es como verdosa, como un monstruo.
¿Te gustaría bautizar a la ansiedad con algún nombre?
R. El monstruo verdoso
¿Te acuerdas de alguna situación de la que te gustaría plati-
car, en donde el monstruo no pudo contigo y tuviste mucho
éxito al manejar tu alimentación?
*Le pedimos que busque en su memoria una historia donde
tuvo éxito en el manejo de su alimentación.
R. Sí, fue con una nutrióloga hace mucho tiempo que me
daba oportunidad de comer más cosas dulces pero naturales,
ella era muy amable conmigo y muy comprensiva. Recuerdo
que bajé de peso lentamente pero eso me daba tranquilidad.
Pero ella se cambió y ya no la encontré más.

319
¿Cuál fue el momento de mayor satisfacción durante ese
proceso?
R. Cuando bajé de los 90 kilos.
¿Recuerdas qué día fue? ¿Cómo estaba el día? ¿A qué hora
fue? ¿Cómo era tu vestido? ¿Dónde estabas? ¿Recuerdas al-
gún olor en particular?
R. Recuerdo que ese día me sentía muy bien porque el vesti-
do que me gustaba ya me quedó bien y ese día iba a ir con la
nutrióloga. Me pesó y al ver el número y las medidas que
había bajado, me sentí feliz.
¿Cuáles fueron algunas de las cosas que pudieron haber con-
tribuido a que sucediera esto? Es decir, ¿qué pasos tomaste
para poder lograrlo?
R. Mi hermano también se puso a dieta y nos dábamos áni-
mo. La dieta era fácil de llevar, había mucha comida y eso
alejaba la ansiedad. Seguí paso a paso lo que la nutrióloga
me dijo.
¿Cómo supiste cómo hacer lo que hiciste?
R. No lo sé, solo recuerdo que no me daba hambre y eso ha-
cía que siguiera confiando.
¿Qué tipo de pensamientos pudieron haber cruzado por tu
mente mientras hacías lo que hiciste?
R. Que ahora sí iba a bajar de peso, que sí podía, que mi
cuerpo me estaba respondiendo.
¿La disfrutaste? ¿Qué fue lo que más disfrutaste?
R. Que fue lento y que podía comer a veces lo que se me an-
tojaba.
¿Cuáles fueron algunas de las consecuencias positivas de to-
mar esta acción?
R. Mejoró mi salud, se niveló mi presión arterial y pude po-
nerme jeans.
Al hacer esto que hiciste, ¿qué efecto tuvo en los otros?

320
R. Los compañeros de trabajo me felicitaban, mi mamá em-
pezó a respetarme más.
¿Qué crees que esta experiencia nos dice sobre tus priorida-
des? ¿Y sobre tu capacidad de cuidarte?
R. Que la salud es importante para mí y que sí sé cuidarme.
¿Escogiste este evento como algo de lo que te sientes bien?
R. Sí.
¿Si pudieras englobar en una palabra este buen sentimiento
que tuviste, cuál sería?
R. Orgullo.
¿En qué parte de tu cuerpo experimentaste este sentimiento
de orgullo?
R. En el estómago.
¿Te viene alguna imagen a la mente que represente este sen-
timiento? Puede ser una imagen visual o de palabras.
R. La palabra alegría.
¿Crees que surjan otras posibilidades acerca de esta refle-
xión?
R. Sí, creo que a veces veo las cosas más fáciles.
Si pudiéramos ponerle un nombre a esta parte de ti que lo-
gró bajar de peso con esa motivación, ¿cómo le pondrías?
R. La campeona.

Como puede observarse, las preguntas no están hechas solo


para recabar información, sino para generar experiencias desde
el potencial de las personas y desde todas sus capacidades.
Se procede a realizar el trance hipnótico para fijar en la
mente inconsciente el potencial descubierto. Podemos buscar
historias relacionadas con las habilidades que está aprendiendo
en el taller de psicoeducación, por ejemplo situaciones en las
que pudo poner límites, en las que pudo controlar sus emocio-
nes, en las que pudo relajarse, en las que pudo decir lo que
pensaba. Se puede iniciar el trance de la manera siguiente:

321
Deja que tu respiración lleve a cada célula de tu cuerpo este orgullo
que me comentas y quiero pedirte antes de que entres en un nivel más
profundo de hipnosis, “llénate” de ese orgullo que me comentas y disfru-
ta por unos momentos más lo que se siente estar orgullosa de una mis-
ma (utilizamos la palabra de referencia que nos dio: libertad,
tranquilidad, felicidad, etc.). Y mientras sigues disfrutando de esta
sensación, a mí me gustaría comentarte que en ocasiones creemos que
no hay por donde avanzar, pero en realidad hay muchos caminos y ahí
están esas historias esperando ser habitadas. Es como si hubieras perdi-
do una maleta con tus álbumes de fotografías, y después de muchos años
la encuentras cuando ya ni te acordabas de ella y la abres y curiosa-
mente esas fotos aparecen cuando menos las esperabas, y te recuerdan
historias felices precisamente cuando más necesitabas recordarlas. Tu
mente inconsciente trae nuevamente esas historias y muchas otras más
historias que en realidad son caminos que ya recorriste, por eso es que
YA SABES QUE SABES POR DÓNDE IRTE y es por eso que para ti
es un camino conocido, y es por eso que PARA TI ES FÁCIL hacer
cambios en tus hábitos alimenticios porque ya los has hecho antes, y es
por eso que TRANQUILAMENTE PUEDES practicarlos y te puedes
imaginar haciéndolo para CUI DAR TE, con ausencia de complica-
ciones innecesarias y con presencia de éxito que tú disfrutas al disfru-
tarte a ti y tu respiración automáticamente continua este proceso, solu-
cionando sin que tú trates (Téllez, 2007), utilizando todos tus recursos
personales incluyendo recuerdos olvidados en los rincones de tu mente,
recuerdos que son respuestas a estas preguntas (Abia, 2001). Estas
respuestas ya están inconscientemente en el lugar saludable que les
corresponde dentro de ti; adentro y desde ahí están ya activando recur-
sos saludables, desarrollando potencialidades, estimulando tus capaci-
dades sanas, disfrutando de la vida, adquiriendo otras destrezas salu-
dables y poniendo en práctica estrategias diferentes formas nuevas,
creativas, divertidas de ser eficaz en muchas áreas en tu realización
saludable, armoniosamente contigo misma y con las demás personas que

322
te rodean. Quédate con las sensaciones agradables que esto produce y
poco a poco ve regresando a un estado usual de consciencia.
Cerramos hasta llegar a buen puerto y al final de la sesión de
hipnosis una metáfora es adecuada como sugestión post-
hipnótica. Podemos elegir alguna relacionada con disfrutar del
proceso o del camino antes de llegar a la meta.

Utilidad de la externalización del problema

En el trabajo con enfoque narrativo al problema se le puede dar


una identidad o darle un nombre como persona, a esto se le
llama personificar el problema. Esto permite al paciente ver el
problema separado de él.
Al separar el problema de la persona, se abre un espacio
para actuar en contra del problema y para trabajar cooperati-
vamente a revisar su relación con él. Cuando las personas se
separan del problema, sus habilidades, intereses, competencias,
compromisos se hacen más visibles. Al ser más visibles, están
más al alcance y reduce la culpa y la condena, dejando lugar a
la responsabilidad. La cooperación y la colaboración se vuelven
más eficientes cuando el problema no está localizado en la iden-
tidad de las personas. Del problema se pueden explorar sus
trampas, intenciones, creencias, reglas, propósitos, quién le
apoya, la manera en que opera, etc.
A continuación se muestra el extracto de otra sesión donde
se trabaja con el problema como una entidad ajena. Seguimos
con la misma línea de trabajo con enfoque narrativo al princi-
pio a manera de siembra y después con hipnosis.

323
Hablando acerca del monstruo

Iniciamos el dialogo de nuevo:

¿Qué trampas te pone el monstruo verdoso?


R. Me dice que si como, se va a ir y me voy a llenar de paz y
tranquilidad, pero luego me doy cuenta que caí en su trampa
y que no era cierto.
¿Qué tipo de mentiras te hace creer el monstruo sobre tus
habilidades?
R. Que si no como algo me voy a poner muy mal, que ya
nunca voy a ser feliz, que no voy a poder yo sola, que me voy
a morir de hambre si me pongo a dieta.
¿Cuándo el monstruo te susurra al oído siempre lo obede-
ces?
R. Sí, casi siempre.
¿En qué momento te convenció el monstruo que tenías que
comer para que se fuera?
R. Desde que me acuerdo, siempre que me siento nerviosa
yo como algo.
Parece que el monstruo ha tenido mucho éxito a la hora de
sabotear tu auto cuidado en la alimentación.
R. Si, él me dice: Come, come.
¿El monstruo tiene algún tipo de comida favorita?
R. Dulces, chocolate.
¿Por lo general en qué lugares donde el monstruo ejecuta su
cobarde proeza de engordarte?
R. En mi casa, a la hora de la cena mi mama me sirve mucha
comida y me da miedo decirle que no.
¿Ha tenido el monstruo algún efecto en tu capacidad para
relajarte o conciliar el sueño?

324
R. Sí, porque cuando ceno lo de la dieta me está diciendo
que no me va a dejar dormir si no como más, o me dice que
mi mamá se va a sentir conmigo porque no cené su cena.
¿Qué ha estado sucediendo en tu vida que hizo que el mons-
truo verdoso se hiciera más fuerte?
R. En casa la situación es difícil. Mi mamá casi no me habla.
En el trabajo mis compañeros son hombres todos y cuando
me halagan o dicen algún piropo me pongo muy nerviosa y
me da por comer.
¿Quisieras explicarme en detalle? Me gustaría que me conta-
ras con más detalle, si te parece bien.
R. Si lo que pasa es que cuando empiezo a bajar de peso los
hombres me invitan a salir y eso me da mucha ansiedad y
como para tranquilizarme. En relación con mi mamá, siento
que ella no me quiere.
¿Te acuerdas si el monstruo apareció en relación a sucesos
difíciles en tu vida, durante o después de una temporada pa-
ra ti?
R. Sí. Después de que mi papa abusó de mí. Yo le dije a mi
mamá pero mi mamá en lugar de defenderme me culpó
*Tomo nota para trabajo con trauma y le digo que eso es
muy importante y que lo trabajaremos más adelante.
¿Así que el monstruo te hace comer para recuperar tu tran-
quilidad?
R. Sí, el chocolate me da más tranquilidad principalmente.
¿Cómo has hecho para que las cosas no se pongan peor?
R. A veces le pido a la señora del aseo en la oficina que coci-
ne para mí cosas saludables. También hace tiempo perdoné
a mi papá, sé que está arrepentido.
¿Qué otras soluciones has intentado para que el monstruo no
tomara completamente tu vida?
R. Salgo a tomar café de vez en cuando con mi hermano y
eso me relaja mucho.

325
¿Esto quiere decir que cuando haces cosas que te relajan el
monstruo no se sale con la suya?
R. Pues sí, así parece.
¿Podrías comentarme en qué momentos tú notas que el
monstruo se hace más grande?
R. Sí, de hecho él aparece especialmente cuando los hom-
bres me miran o cuando mi mamá se enoja conmigo.
¿Podrías comentarme en que momentos se hace más peque-
ño?
R. Cuando estoy tranquila, por ejemplo cuando juego con
mis sobrinos.
Si estoy entendiendo bien, entonces no siempre se sale con
la suya, como cuando vas a tomar el cafecito con tu hermano
y / o juegas con tus sobrinos.
R. Sí.

Reencuadre

Es importante reencuadrar el problema y apoyar a la paciente a


encontrar formas más saludables de lidiar con la situación.

¿Podríamos decir que el monstruo te ha estado protegiendo


“a su modo” del malestar que te causan los hombres que te
cortejan y de lo que sientes cuando tu mamá te molesta?
R. Pues visto de esa forma, sí.
¿Cómo considerarías resuelta esta situación?
R. Cuando el monstruo ya no me ataque o cuando yo pueda
controlarlo (este será el objetivo del trance).
Imagina que yo soy una cámara de seguridad de esas que
hay en las calles, ¿qué tendría yo que ver en tu comporta-
miento para saber que lograste dar un paso en la resolución
de esta situación?

326
R. Pues que empiece a comer más sano y cuando el Mons-
truo me pida comer pueda enfrentarlo o engañarlo. Por
ejemplo si me dice que coma dulce, pues me como una na-
ranja dulce o sandia.
¿Al estar reflexionando sobre esto, qué emociones o sensa-
ciones corporales vienen?
R. Como tristeza, pero a la vez esperanza.
¿Consideras que las preguntas hechas en este ejercicio son
útiles para ti?
R. Sí.
¿Cómo te darías cuenta que el día de hoy lograste dar un pa-
so en la recuperación de tu bienestar?
R. Se me figura que voy a llegar a mi casa más tranquila.

Con esta conversación nos dimos cuenta cómo actúa el síntoma,


con lo que podremos introducir nuevos elementos que rompan
la pauta. El cuerpo de la sesión de hipnosis se forma a través de
estas respuestas.

Bien, pues vamos a iniciar la sesión de hipnosis para poder digerir y


seguir aprendiendo de esta interesante conversación que acabamos
de tener.
Después de inducir a trance, integramos la información con
hipnosis.
Quiero pedirte amablemente que a distancia protegida te pongas en
contacto con el monstruo verdoso sin lastimarte, como si estuvieras
viendo un documental que yo te voy narrando:
Hasta hace poco fue necesario que este monstruo verdoso aparecie-
ra en tu vida porque tal vez te sirvió para sobrevivir emocionalmen-
te, seguramente te dio ventajas adaptativas. Él te hacía creer que te
tranquilizaría, que te protegería del malestar que te producían los
piropos de los hombres y el mal carácter de tu mamá, aunque poco a
poco esas ventajas se volvieron contraproducentes, ventajas que se

327
convirtieron en problemas de peso, soluciones que se convirtieron en
problemas, verdades a medias saturadas de engaños. Quiero que ob-
serves en este documental cómo actuaba el monstruo verdoso, cómo y
dónde te engañaba. Obsérvalo, escúchalo, recuerda lo que te hacía
sentir antes y como te sentías después de haber realizado su cobarde
proeza de engañarte. Quiero pedirte que lo observes sin lastimarte,
con una actitud de aprendizaje y deja que tu respiración se quede
con la parte nutritiva de esta experiencia que la vida te mandó, por-
que la vida siempre nos pone frente a situaciones o personas de las
cuales algo tenemos que aprender, así que deja que tu respiración se
quede con la parte buena, con la parte saludable. Ese monstruo fue
tu maestro de trampas y estrategias y mientras tu respiración conti-
núa automáticamente este proceso aprendiendo, me gustaría pedirle
a tu Mente Inconsciente que ahora que por fin has descubierto la
existencia del Monstruo verdoso y cada una de sus mentiras y sus
trampas a través de esta filmación, que imagine una escena del fu-
turo cercano, un recuerdo del porvenir en donde TÚ YA LOGRAS-
TE controlar al Monstruo verdoso, en esa escena por fin puedes
EVITAR QUE EL MONSTRUO TE ATAQUE. Porque tú YA
SABES CÓMO HACERLO, como cuando estás tranquila y juegas
con tus sobrinos, en esa escena tu mente inconsciente está APLI-
CANDO TODOS TUS RECURSOS INTERNOS para debilitar al
monstruo con sus mismas estrategias, tranquilamente, con ausencia
de necesidad de complicaciones, con ausencia de complicaciones que
ni necesitas y con presencia de logro y por qué no, hasta con sentido
del humor. En esa escena AHORA LAS TRAMPAS LAS PONES
TÚ, por eso es que esa escena es muy agradable. (Le pedimos que
en la escena de solución aplique las trampas vistas en psi-
coeducación como respirar, tomar agua, etcétera).

Se cierra el trance, asegurándose de llevar al paciente a buen


puerto. Las primeras sesiones de hipnosis deberán girar en

328
torno a visualizarse con tranquilidad, a recordar las anécdotas
que contradicen la historia dominante.
Buscaremos historias de éxito que el paciente ha de recordar
para ampliar la consciencia de sí mismo y de sus capacidades,
con el fin de construir otras rutas, nuevos caminos que lo lleven
a lograr su objetivo, creando círculos virtuosos que rompan con
el círculo vicioso en el que se encontraba atorado.

Conversación para el trabajo con trauma.

Esta conversación toma uno de los elementos básicos de la te-


rapia breve: La pregunta del milagro.
Inducimos a trance para conversación hipnótica y usamos
entremezclado con frases que sugieren solución.

Normalizamos la situación

Como hemos visto en las sesiones anteriores, el monstruo verdoso


apareció cuando La Nena fue lastimada por papá. Déjame decirte
que has hecho muy bien en venir a terapia a trabajar este asunto de
la alimentación, porque nos ha dado mucha información acerca de
la trampa en la que habías caído a causa de ese evento (del abuso).
Estoy segura que has necesitado de mucha valentía para poder ha-
blar de esto con alguien. Creo que las reacciones que has experimen-
tado son normales ante este tipo de situaciones, ante un evento terri-
ble como ese y quizá sean más comprensibles en tu caso porque se-
guiste al lado de ellos. Yo quiero que sepas que estoy muy impresio-
nada por cómo tú has manejado todo esto y lo has puesto en tus ma-
nos.

329
La ansiedad por comer que tú sientes es una respuesta común ante
este tipo de situaciones. Ahora dime, ¿qué dentro de ti te gustaría
que fuera distinto para darte cuenta que la terapia ha sido útil?
R. Que ya no me importara si mi mamá me habla o no y que no me
molestara que los hombres me miraran, porque así no sentiría ansie-
dad.
Supongamos que pudieras empezar a dejar de sentir ansiedad por la
incomodidad que te causan los hombres y por la indiferencia de tu
mamá, ¿cómo podrías darte cuenta que esto es útil para ti?
R. Porque tendría mucha tranquilidad y mi atención ya no estaría
ahí, supongo.
Bien. Quiero ahora pedirte que imagines que hoy en la noche ocurre
un milagro. El milagro es que el problema que te trajo aquí (la an-
siedad por comer) pueda resolverse de raíz, desde su origen. Tú no
sabes cómo se resolvió puesto que estabas dormida. Tú no sabes si
unas manos divinas curaron el recuerdo de ese evento o si alguien
rescató a la niña; nada, no sabes nada, quién sabe qué pasó. El caso
es que tú despiertas y no sabes que ESTÁS SANADA DE ESE RE-
CUERDO. Tu Mente inconsciente por supuesto que sabe que ES-
TÁS SANADA DE ESE RECUERO, pero tu mente consciente no
sabe todavía que ESTÁS SANADA DE ESE RECUERDO.
Imagina que te levantas, ¿cuál será la primera pequeña cosa que te
hará pensar que las cosas son diferentes?
R. Que al llegar a la cocina vea a mi mamá y la salude sin esperar
a ver qué me va a contestar.
¡Eso suena a un gran milagro! ¿Y qué otra cosa te hará pensar que
las cosas están mejor?
R. Que pueda prepararme el desayuno de mi dieta y cuando ella me
quiera dar más comida le diga yo “Gracias madre, así estoy bien”,
sin importarme qué cara ponga y ni si quiera mirarla.
Cuando ya no sea importante para ti la reacción de tu mamá, ¿qué
cosas diferentes podrá notar la gente a tu alrededor, que les hagan
pensar que tú te sientes mejor?

330
R. Que estoy más tranquila.
¿Qué cosas podrías hacer diferente cuando te sientas más tranquila?
R. Voy a estar más enfocada en mi persona, voy a hacer dieta; si me
dicen piropos los hombres no me pondría nerviosa.
¿Qué otra cosa?
R. Podré ver a mi papá con una actitud diferente, como perdonán-
dolo más, como soltando. A lo mejor hasta comprendiendo a mi ma-
má.
Tú me dices que el milagro es que quede sanada la ansiedad por
comer. ¿Que será diferente en tu vida ahora que está sanada esa an-
siedad por comer?
R. Podré seguir una dieta. Ya no revolveré mis problemas con la
comida.
¿Qué otra cosa?
R. Bajaré de peso.
Tú dices que cuando te sientas más tranquila ya no estarás sólo pen-
sando en la comida, ¿qué harás en lugar de eso?
R. Creo que iré a la Universidad, siempre soñé con estudiar más, tal
vez hasta compre un departamento y me vaya a vivir sola, hasta po-
dría salir con alguien.
¿Quién sería la persona más sorprendida de esos cambios?
R. Mi hermano.
¿Qué notará él?
R. Me verá más sonriente y vestida de manera diferente.
¿Qué diferencias notarán tus compañeros de trabajo?
R. Que ya bromeo más y que ahora voy a las fiestas con ellos.
¿Y cuando todos esos cambios ocurran qué crees que hará tu mamá
de manera diferente?
R. Me tratará mejor, porque mis hermanos son groseros con ella y
los trata muy bonito, yo creo que si la ignoro también me tratará me-
jor.
¿Y qué hará tu papá de manera diferente?

331
R. Me sonreirá más porque me verá contenta y ya no se agachará
como cuando estaba triste.
¿Y tú que harás cuando tu mamá te trate mejor?
R. Pues le diré que si vamos de compras o salimos a comer o algo
así.
¿Y cómo serán las cosas diferentes en casa?
R. Creo que ya no habrá tanta tensión y a lo mejor mis hermanos ya
no serán groseros con mi mamá cuando vea que me trata bien.
¿Cómo te sientes al poder hablar de estos resultados?
R. Con fe, con optimismo.
¿En qué parte de tu cuerpo sientes esa fe, ese optimismo?
R. En el pecho y el estómago.
Muy bien. ¿Te parece si ahora vamos a hacer digestión de todo esto?

Se lleva al paciente a un estado hipnótico profundo y se hace un


ensayo a futuro donde visualice todo lo mencionado en la con-
versación.

¡Muy bien! Eso es. AHORA, deja que tu respiración metabolice toda
esta información, permite que al inhalar se vaya acomodando dentro de
ti, todo lo que necesite ser acomodado y que al salir del aire de tu respi-
ración, salga todo eso que está de más. Tu respiración en este momento,
junto con tu mente inconsciente, está sanando todo lo que necesite estar
sanado y dejando igual lo que se necesite dejar igual, mientras tu respi-
ración automáticamente, protegidamente se encarga de este proceso, y
mientras tu mente consciente continúa en contacto con los sonidos del
exterior. A mí me gustaría, aquí entre nos, comentarle a tu mente in-
consciente, que ahora que ya sabe que sabe cómo hacerle para salir de
todo esto, podría ir visualizando todos esos cambios como si estuvieran
ocurriendo en este momento. Quiero pedirte amablemente que observes
en tu pantalla interior esa solución que me acabas de comentar, en una
escena del futuro que es presente. En esa escena tú te observas después
de despertar a esta nueva realidad. Ahí en la cocina, sin esperar a ver

332
que te dice tu mamá, preparando el desayuno de tu dieta y negándote
educadamente cuando te ofrece comida que engorda (se repite todo lo
que comento en el ejercicio previo, con el objetivo de informar
a la mente inconsciente de los cambios). En este recuerdo del futu-
ro tú te observas a ti misma disfrutando agradablemente, resolviendo
eso que querías resolver. No sabemos qué ocurrió la noche del milagro,
sólo sabemos que al despertar, que al abrir los ojos, algo cambió y se
estabilizó y sigue cambiando y se sigue estabilizando. Y tu respiración
produce un efecto acumulativo del tal forma que aunque ni siquiera
volvieras a recordar este ejercicio, esos cambios siguen y siguen y siguen
progresando a través de tu respiración. En tu vida cotidiana, cuando
hablas por teléfono, cuando trabajas, cuando caminas, cuando descan-
sas, en todo momento resolviendo y manteniendo eso resuelto favora-
blemente para tu salud. Quédate con las sensaciones agradables que
todo esto produce. Cuando tu mente consciente decida despertar a esta
nueva realidad, es porque tu mente inconsciente ya inició ese proceso
desde hace un buen rato y cuando tú lo decidas, poco a poco vas regre-
sando a un estado usual de conciencia…
En el trabajo con trauma, fue necesario hacer más intervencio-
nes. En alguna de las sesiones, se utilizaron preguntas descritas
por White (2004) en su libro Guías para una terapia familiar sisté-
mica relativas al trabajo de abuso.
El tratamiento con esta paciente continuó bajo la misma moda-
lidad: Siembra (Conversación con enfoque narrativo) + Induc-
ción a trance hipnótico + integración de lo narrado, acompa-
ñado de palabras de protección + visualización (sensación o
percepción) de la solución + metáforas y cierre llegando a buen
puerto.

333
Conclusión

El objetivo de estas líneas fue poner énfasis en la construcción


de esa plataforma desde donde el paciente pueda ver el futuro,
los siguientes pasos, los sueños realizados, la edificación de esta
nueva identidad, trabajando en las soluciones, en las salidas, en
la cimentación de nuevos caminos. Explorando discursos alter-
nativos que permitan ampliar los significados, para dar un nue-
vo sentido a la experiencia considerada como traumática, y con
ello la superación de la misma. Podríamos concluir este tema
señalando lo siguiente:

 Si no se atienden los disparadores emocionales, no se logra-


rá una estabilidad.
 Los hábitos por si mismos no pueden dar contención a toda
una historia
 Las habilidades para cuidarse pueden aprenderse o recor-
darse.

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335
336
Capítulo XIV
Hipnosis y Terapia muy Breve
Rubin Battino 17

L
a hipnosis puede ser realizada en una terapia muy
breve, y la expectativa tanto del terapeuta como del
cliente es la esencia de este tipo de trabajo. Esta ex-
pectativa es que ambos, el terapeuta y el cliente, traba-
jen juntos para lograr lo que él/ella quiere en una o dos sesio-
nes. (En mi experiencia esto se logra principalmente en una
sesión). Este enfoque se originó en el trabajo hecho en el Cen-
tro de Terapia Familiar Breve de Milwaukee, cuya investigación
y el trabajo de otros, son discutidos antes de describir lo que el
autor hace. Se presentan, de manera breve, una variedad de
abordajes, algunos estudios de caso, el método preferido de
trabajar del autor, llamado “charlar”, y cómo la hipnosis es una
parte integral de este método. Piense en la expectativa como si
fuera alguna especie de efecto placebo psicoterapéutico. De
alguna forma, esto también es actuar “como-si” algo fuera real y
cierto.

17 Profesor de Wright State University y consulta privada.


Correo electrónico: [email protected]

337
Introducción

Sigmund Freud puede ser considerado el “padre” de la terapia


de una sola sesión (TSS). El 6 de agosto de 1910 en Leyden,
Países Bajos, Gustav Mahler conoció a Freud en un profundo
estado de depresión. Mahler había cancelado este encuentro
muchas veces y esta era la última ocasión en la cual podría ver a
Freud, quien estaba ahí de vacaciones con su familia. La sesión
psicoanalítica duró cuatro horas mientras caminaban entre los
canales de la ciudad. Mahler temía que su esposa Alma lo deja-
ra: esto era un “desorden psicosexual” y una “fijación con la
madre” (Complejo Marian). Se ha escrito que Freud resolvió
estos problemas de Mahler en este análisis casi instantáneo di-
ciendo: “Vuelve, ve a casa, ten relaciones sexuales con tu madre
y acéptala como lo hace tu padre”. Aparentemente, este ejem-
plo de TSS funcionó, aunque se desconocen los detalles de esta
sesión de cuatro horas. Esta anécdota puede servir como una
introducción a la TSS.
Mi introducción a la TSS empezó cuando asistí a una presen-
tación de Moshe Talmon en un congreso ericksoniano, y subse-
cuentemente cuando leí su libro (Talmon, 1990).
El estudio inicial de Talmon en la Kaiser Permanente del
área de la bahía fue durante un año. Un estudio subsecuente de
cinco años me dio los mismos resultados:
La duración de terapia más frecuente para cada uno de los
terapeutas fue de una sola sesión, 30% de todos los pacientes
decidieron venir para sólo una sesión. La orientación psicológi-
ca de los terapeutas no tenía impacto en el número total de
TSSs. Aquellos pacientes a quienes se les vio en una sesión te-
nían una disminución significativa en su uso general de medi-
camentos.
En un estudio de seguimiento, el 88% de los pacientes TSS
contactados reportaron “mucha mejoría” o “mejoría” desde la

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sesión, y el 65% reportaron haber tenido otros cambios positi-
vos que no tenían relación con el motivo de consulta. Éstos pu-
dieron haber sido atribuidos al efecto dominó. Esencialmente no
había relación entre lo que el paciente (en su memoria) pensaba
que lo había ayudado en la sesión, y lo que el terapeuta pensaba
que era útil (consulta de las notas del caso).
Una vez escuché a Steve de Shazer describir un proyecto de
investigación llevado a cabo en el Centro de Terapia Familiar
Breve (CTFB) de Milwaukee. Al inicio, a los clientes se les dijo,
al azar, que para su problema en particular, típicamente les
tomaría a sus terapeutas cinco o diez sesiones el poder ayudar-
los. Los terapeutas no sabían qué se les había dicho a sus clien-
tes. El seguimiento hecho un año después demostró que los
clientes de cinco sesiones empezaron a realizar trabajo “signifi-
cativo” en la cuarta sesión, y los clientes de diez sesiones en la
octava o novena sesión. Esto es, que la expectativa del cliente
tiene un profundo efecto en cómo él/ella pronto empezará a
hacerse cargo de la situación. Dado que soy un científico (he
pasado casi toda mi vida profesional como un profesor de quí-
mica), inmediatamente grafiqué estos resultados y llegué a la
conclusión de que si les digo a mis clientes que yo espero ser
capaz de ayudarlos en una sesión, su expectativa será la misma.
Esto significa que les digo a todos mis clientes, en el contacto
inicial, que raramente veo gente más de una o dos veces; tam-
bién les digo que haré todo lo que pueda para que sólo sea una
sesión. Dado que trabajo por mi cuenta y mi “oficina” está en
mi casa, mis sesiones siempre son ilimitadas, y pueden durar
varias horas (usualmente son 90 minutos). En los últimos años,
casi todas mis sesiones con clientes han sido de una sola sesión.
Por otro lado, siempre les digo a mis clientes que estaré dispo-
nible para verlos de nuevo si sienten que les ayudaría tener otra
sesión.
Para mí, la expectativa es la esencia de hacer TSS.

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La naturaleza de la expectativa

Hay una amplia literatura acerca de los temas de esperanza,


expectativa, y el efecto placebo. Aquí, solo cito tres trabajos de
Kirsch (1985, 1990, 2010). Su conclusión básica es que la psico-
terapia es más efectiva cuando el cliente tiene expectativas posi-
tivas. Citando a Kirsch (1994):

Por supuesto, la psicoterapia es un placebo (p. 96).


Cuando las personas esperan cambios en sus propias
respuestas y reacciones, sus expectativas pueden producir
esos cambios… Porque las expectativas pueden mantener
síntomas psicológicos, la eliminación de esos síntomas
puede requerir que aquellas expectativas sean cambiadas”
(p. 97). “No sólo la expectativa determina cuándo vayan a
ocurrir las respuestas hipnóticas, sino que también de-
termina qué experimentan los sujetos y cómo se compor-
tan en situaciones hipnóticas.” (p. 98).
“Aunque las expectativas iniciales de los pacientes jue-
gan un rol importante en determinar el resultado de la
terapia, es igualmente importante el monitorear e influir
sobre el cambio de las expectativas a través del curso de la
terapia. Esto se facilita al incluir procedimientos terapéu-
ticos que proporcionen retroalimentación a sus clientes
de que el tratamiento está produciendo cambios terapéu-
ticos de manera exitosa.” (pp. 103-104).

Sabemos por los estudios doble ciego llevados a cabo por com-
pañías farmacéuticas y médicas y otros investigadores, que el
efecto placebo es efectivo al producir cambios tanto físicos co-
mo mentales en la gente. Kirsch establece categóricamente que
la psicoterapia es un placebo. Estoy de acuerdo. En abordajes
psicodinámicos la expectativa era que el cliente fuera a terapia

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por un año. Las terapias después de la segunda guerra mundial
típicamente esperaban que los clientes fueran a terapia por 1 a
3 años. En años recientes, el sistema de atención médica (en
EUA) ha prescrito de 8-12 sesiones para varios diagnósticos.
Los proponentes de la terapia muy breve han promovido la
posibilidad y el sentido práctico de la TSS o varias sesiones (ver
Hoyt and Talmon, 2014). Mi expectativa para cualquiera que
venga a verme es una sesión, y se les dice esto a mis clientes en
el contacto inicial. Vulgarmente, esto sería expresado como
“¡Dejémonos de estupideces y pongámonos a trabajar!”. Proba-
blemente haya espacio para hacer pruebas o gastar tiempo en
obtener información suficiente para diagnosticar (¡o DSM!) al
cliente. En mi experiencia, esto nunca ha sido de utilidad.

Algunos abordajes TSS que uso

Mi libro sobre expectativas (Battino, 2006) da muchos detalles


de las cosas que realizo. Solo voy a dar información de las que
uso con más frecuencia. En la última sección voy a describir
“charlar”, el cual es mi método favorito de estar con clientes y
ser su guía. También, ver a Hoyt and Talmon (2014) en donde
se pueden encontrar muchos capítulos de terapia de una sola
sesión, incluyendo una terapia de una sola sesión para víctimas
de robo callejero en la Ciudad de México (Platt y Mondellini,
pp. 215-232).

1. “Como-si” y la Pregunta Milagro

Una de las cosas más absolutamente extraordinarias que los


seres humanos son capaces de hacer es actuar “como-si” algo
fuera cierto acerca de sí mismos y descubrir que esta actuación

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se vuelve real. No hace mucho tiempo tenía un cliente que me
dijo en nuestra primera sesión que ella había decidido que iba a
ser feliz, y lo estaba siendo. Luego me contó algo de su historia
de vida y sonaba como una novela donde casi todo lo que po-
dría salir mal, salió mal. Ella no vino a verme debido a estas
dificultades pasadas (después de todo, ¡ella era feliz ahora!),
sino con respecto a unas preocupaciones que tenían que ver con
su hija. De eso fue lo que trabajamos en esa sesión. En una se-
sión de seguimiento, pasé todo el tiempo con su hija. El pro-
blema con su hija estaba, aparentemente, resuelto.
La palabra “aparentemente” en la oración anterior debió de
haberlo dejado queriendo más información, la cual yo simple-
mente no puedo otorgar en este caso, o para la mayoría de las
personas que veo solo una vez. No regresan, no vuelven a lla-
mar, ni me escriben, y presumo que ellos obtuvieron lo que
querían en esa sola sesión. Ocasionalmente recibo retroalimen-
tación después de mucho tiempo de clientes que me encuentro
en mi pequeña comunidad, o infiero un resultado satisfactorio a
través de la gente que me refieren. (Habrá más información
acerca de esto en la sección F).
Sugerir a los clientes directamente que actúen “como-si” sus
preocupaciones ya hubieran sido resueltas (a su satisfacción),
funciona. He aquí un ejemplo. El Mental Research Institute, en
Palo Alto, inició esta idea al trabajar con parejas en conflicto. A
la pareja se le decía que uno de ellos lanzara una moneda cada
noche durante dos semanas. Si la moneda caía en cara, el día
después actuarían como si todo en su matrimonio estuviera
bien. Si caía en cruz, entonces actuarían al día siguiente de ma-
nera “normal”. La pareja mantenía reportes separados, la per-
sona que no lanzaba la moneda anotaba de qué lado había caí-
do en la noche anterior. Dos semanas después, en la sesión si-
guiente, generalmente se le decía al terapeuta que dejaron de
hacer el experimento, y que sus vidas habían dado un giro posi-

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tivo. De alguna forma este es un ejemplo de “inyectar” a una
familia con un agente de cambio (el lanzador de monedas), el
cual modificó las dinámicas del sistema.
La Pregunta Milagro, que inicialmente fue desarrollada por
Insoo Kim Berg del CTFB, es mi abordaje “como-si” favorito.
En un momento apropiado en la sesión (usualmente al inicio)
se le dice al cliente lo siguiente:
“Suponga que esta noche, después de nuestra sesión, usted
va a casa y se duerme, y mientras está durmiendo, ocurre un
milagro. El milagro es que las preocupaciones que lo trajeron
aquí se han resuelto totalmente. Pero no sabe que el milagro ha
ocurrido, dado que estaba dormido. Cuando se despierte en la
mañana, ¿qué es lo primero que notaría que le haga darse
cuenta que este milagro ha ocurrido?”.
Luego, durante los siguientes veinte a treinta minutos, guíe a
su cliente a través de su día, preguntándole detalles de lo que es
diferente en su día post-milagro. Si fueran capaces de salirse de
sí mismos y observarse a sí mismos, ¿qué notarían en su postu-
ra, sus expresiones faciales, de lo que dicen y hacen? ¿Qué no-
taría su pareja, sus hijos? Es preferible preguntar más por con-
ductas observables que acerca de sentimientos. ¿Qué notará la
gente del trabajo que lo conoce bien? Suponga que llamen a
uno de sus padres esa noche, ¿qué notarían diferente en la for-
ma en que habla, las cosas que dice? Entre más información
tenga acerca de su conducta post-milagro, más real se vuelve el
cambio “milagroso”. Entre más detalles den, más real se vuelve.
De alguna forma, esto es como un reencuadre elaborado en
donde ellos te dicen la nueva manera en la que se quieren per-
cibir a sí mismos y pensar de sí mismos. La nueva vida milagro-
sa (“como-si”) obtiene una realidad propia.
Steve Andreas (2012) tiene un ejercicio para transformar el
diálogo interno negativo, el cual consiste en pedir a la persona
que se diga a sí misma cuando entre a su casa: “Me estoy sen-

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tando en esta silla feliz. Ahí hay una mesa feliz. Allá están las
ventanas felices con sus cortinas felices.” Se le pide al cliente
que haga esto todos los días por 10-15 minutos. También pue-
den usarse otras palabras, como calmado, pacífico, relajado,
activo, sonriente y creativo.

2. Abordaje de Inclusividad de Bill O’Hanlon

Casi todos los clientes y terapeutas operan de uno u otro modo


al describir lo que está pasando en la vida del cliente. Es decir,
la persona está deprimida o feliz y activa; ansiosa o calmada;
tensa o pacífica; y compulsiva o casual. Bill O’Hanlon (2003)
tuvo la idea de ambos/y (o inclusividad) con un cliente y lo ex-
pandió en un pequeño libro, útil y atractivo que describe 26
métodos de terapia que disuelven la resistencia usando esta
idea.
Solo imagine la respuesta de su cliente cuando le diga algo
de lo siguiente después de escuchar atentamente a sus proble-
mas. “Me pregunto cómo sería ser…”

Estúpidamente inteligente o inteligentemente estúpido.


Hermosamente feo o feamente hermoso.
Un fracaso exitoso o un éxito fracasado.
Alegremente triste o tristemente alegre.
Solitariamente acompañado o acompañadamente solo.
Asertivamente tímido o tímidamente asertivo.
Adorablemente odioso u odiosamente adorable.
Felizmente deprimido o deprimentemente feliz.
Pasivamente activo o activamente pasivo.
Ansiosamente calmado o calmadamente ansioso.
Nerviosamente tranquilo o tranquilamente nervioso.

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Compulsivamente despreocupado o despreocupadamente
compulsivo.

El abordaje de inclusividades es esencialmente oximorónico al


combinar emociones y sentimientos aparentemente opuestos.
Tome en cuenta que unos oximorones clásicos son cosas como
el elevador descendente o el pequeño gigante. El pensar en
estar felizmente deprimido revuelve la mente del cliente y obli-
ga a abrirse ante nuevas posibilidades en su vida. La inclusivi-
dad tiene la naturaleza de un cambio de segundo orden el cual
está fuera del sistema en el que han estado atorados. La inclusi-
vidad también puede ser considerada como un reencuadre, ya
que casi fuerza al cliente a pensar acerca de sí mismo y su con-
ducta desde una perspectiva completamente diferente (¡e inclu-
so absurda!). Cuando he usado estos oximorones con mis clien-
tes, ellos parecen irse a un estado de trance mientras resuelven
los rompecabezas en su mente de quiénes son y qué van a ha-
cer. Los terapeutas están a cargo de guiar a sus clientes hacia el
descubrimiento de nuevas maneras de cuidarse a sí mismos, de
pensar afuera de sus propios límites.
Sus clientes le van a proveer muchas oportunidades de mez-
clas cerebrales oximorónicas. También estoy seguro de que será
capaz de desarrollar de manera creativa oximorones aburridos
(¡un efecto secundario del trabajo inclusivo es que es una técni-
ca de confusión, la cual también es divertida!).

3. Reencuadre

El reencuadre es un proceso de cambio de segundo orden el


cual es externo o va más allá de la principal preocupación del
cliente. Los cambios de segundo orden son sorprendentes, pa-
radójicos, extraños y diferentes a los cambios de primer orden,

345
los cuales hacen más de lo mismo. (Si no funciona o no ha fun-
cionado, ¡haga algo diferente!). El reencuadre del contexto in-
volucra alterar el marco o el contexto en el que ocurre la preo-
cupación. Por ejemplo, ¡algunas dificultades maritales se han
resuelto debido a que simplemente la pareja cambió de lados
de la cama! El reencuadre del contexto tiene que ver con cam-
biar la perspectiva de la preocupación, es decir, ver su conducta
desde un diferente ángulo o interpretación. Un reencuadre
“estándar” al principio de la sesión es decirle al cliente lo va-
liente o fuerte que es al estar ahí y que esté interesado en en-
frentar sus dificultades. “Yo sé que realmente se necesita mucha
fuerza para estar aquí.” La técnica de la “Silla Vacía” de la Te-
rapia Gestalt puede ser considerada como una forma de reen-
cuadrar, así como cualquiera de los métodos “como-sí”. El diso-
ciarse de sí mismo y observarse en varias situaciones funciona
muy bien. El verse a sí mismo sobre el hombro de su pareja es
otra manera. La técnica de la “Bola de Cristal”, en la cual uno
se observa a sí mismo en el futuro, cuando esta preocupación en
particular se haya resuelto, y preguntarle al cliente qué hizo
para que las cosas cambiaran, también funciona.
He observado muchos terapeutas de prestigio hacer demos-
traciones en eventos como los congresos ericksonianos. Cuando
analizo lo que están haciendo, encuentro que el principal in-
grediente es, invariablemente, el reencuadre, es decir, hacer
que el voluntario piense diferente acerca de su preocupación.
(Habrá notado que evito la palabra “problema” dado que los
problemas son más difíciles de trabajar que las preocupaciones,
molestias o dificultades. Este cambio en el lenguaje es, por su-
puesto, un reencuadre).

346
4. Terapia Narrativa, Externalización y Exorcismo

La terapia narrativa fue desarrollada por Michael White y Da-


vid Epston (1990). Su abordaje es muy útil en muchos aspectos,
el que más uso es la idea de externalización. Esto se basa en su
principio de “La persona no es el problema, el problema es el
problema.” De alguna forma hay una entidad controladora de
algún tipo adentro de ellos que causa que se comporten de la
forma en que lo hacen. Aún no he tenido un solo cliente que no
haya aceptado esta idea, dado que los provee una excusa para
la conducta que les gustaría cambiar. Esto puede ser demostra-
do en el caso “Gran D” en la siguiente sección.

5. Hipnosis y Terapia Muy Breve

He listado anteriormente cuatro de mis maneras favoritas de


trabajar muy brevemente con clientes (hay aún más en mi libro,
Battino, 2006). Se podría preguntar “¿Dónde cabe la hipnosis
en esos abordajes?”. Mi definición funcional de la hipnosis (la
cual digo a mis clientes) es que es “atención concentrada”. Con
eso quiero decir que en cualquier momento que estés tan con-
centrado o enfocado en algo que el mundo a tu alrededor se
desvanece o incluso desaparece, estás en un tipo de estado de
trance. Esto podría ser en leer un libro, escuchar música, traba-
jar en un proyecto o soñar despierto. ¡Casi cualquier persona
que ha manejado un carro ha tenido la experiencia de llegar a
su destino sin estar consciente de cómo llegó! ¿Te detuviste en
ese semáforo o señal de alto?, ¿Cómo hiciste todas las vueltas
correctas? (Por favor note que en un estado de trance, la mente
inconsciente siempre está trabajando y nos protege al estar al
tanto de todas estas cosas mientras nosotros estamos en piloto
automático).

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El trance profundo no es algo por lo que me preocupo, solo
porque la persona esté totalmente concentrada en su respira-
ción (por ejemplo) y mi voz. (Si está usando hipnosis para la
cirugía, ¡ese es otro asunto!).
He observado que mis clientes entran en algún nivel de hip-
nosis cuando uso cualquiera de los abordajes anteriores. Esto es,
cuando un cliente “se va hacia su interior”, están en un estado
de trance. También es característico del estado de trance que
las personas estén más abiertas a las sugestiones. Así que, mu-
chas sugestiones son incrustadas en el lenguaje hipnótico que se
usa. La palabra “muchas” es muy importante aquí dado que los
clientes llegan a usted cuando están estancados. Estar “estanca-
do” significa que típicamente, ellos tienen solo una respuesta o
una interpretación de los estímulos de su vida. Entonces, su
tarea es otorgarles muchas opciones realísticas en términos de
interpretaciones y respuestas. Creo que el cliente seleccionará
la(s) interpretación(es) y respuesta(s) que queden de forma rea-
lista en su vida.
También es de mucha importancia que el terapeuta esté en
un estado de atención concentrada, y que esa atención esté en
el cliente. Las personas que trabajaron con Erickson, reporta-
ban invariablemente la intensidad de su concentración y la
atención que les ponía. Necesita observar (¡sin mirar fijamente!)
la actitud física y las respuestas de sus clientes, es decir, sus ex-
presiones faciales, posiciones corporales, patrones de respira-
ción, tonalidad, pulsos y patrones de discurso, así como las pa-
labras exactas que usan. Si hace inducciones de grupo, como yo
suelo hacerlo, entonces usted siempre debe de mantener sus
ojos abiertos para observar a los miembros del grupo.
Para mí, la hipnosis es casi una parte esencial de realizar
terapia muy breve, como se demostrará en los casos siguientes.

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Cuatro Estudios de Caso

La Gran D

Contexto – El cliente (Jim) había sido diagnosticado con depre-


sión. Jim tenía 36 años, estaba soltero, y me dijo que tenía baja
energía, dormía mucho, se sentía “decaído” casi todo el tiempo
y expresó que aún no se había “levantado y puesto las pilas”, y
había sido así la mayor parte de su vida, pero de todas formas
se las arreglaba para mantener un trabajo y tener algunos ami-
gos y relaciones esporádicas. Jim estaba cansado de vivir así y
estaba dispuesto a hacer casi cualquier cosa para estar “bien”.
Le expliqué que, probablemente, había alguien o algo aden-
tro de él que hacía que estuviera deprimido, que controlaba su
vida. Le pedí que le pusiera nombre a esta “cosa” y se le ocurrió
la “Gran D”. Luego le pregunté si hubo ocasiones en las que él
fue capaz de desafiar a Gran D, que levantó su mano y dijo “¡Al-
to!” o “No voy a escucharte ahora”. Él lo pensó durante un mi-
nuto y dijo, “Sí, ha habido algunas ocasiones en que lo he desa-
fiado e ignorado y me he ido a pasar un buen rato”. Le pregun-
té: “¿Qué fue diferente en esas ocasiones? ¿Cómo lograste hacer
eso?”. “Solo me sentí fuerte y en control de la situación en esos
momentos”. Este tema fue explorado un poco más.
La sesión de hipnosis incluyó una relajación inicial, un viaje
adentro de la mente de Jim a un lugar seguro que era única-
mente de él, una visita del Espíritu Santo y otras entidades espi-
rituales que exorcizaron a Gran D y la mandaron al espacio
exterior para que nunca regrese. Hubo una afirmación de que
cuando Jim necesitara al Espíritu Santo, iba a estar con él y lo
protegería. Jim también recordaría en detalle, cuando lo requi-
riera, los momentos de la sesión que lo ayudaron. La sesión
concluyó cuando le agradecí a Jim por su atención y confianza y
lo regresé al tiempo y locación presentes.

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Seguimiento – Dos años después me encontré a Jim, hablamos
por un rato, y me dijo que estaba viviendo su vida de manera
activa y feliz.

“Cuacks” y Control de Peso

Contexto – Joanne llegó a consulta para controlar su peso. Tenía


60 años y su esposo había fallecido hace algunos años. Desde
entonces ella subió de peso y se sentía incómoda con su sobre-
peso. Con clientes de control de peso, paso más tiempo ha-
blando acerca de la fisiología del control de peso (las calorías
cuentan; disminuir el consumo de calorías e incrementar el
ejercicio es la mejor manera de bajar de peso). También señalo
que, casi cualquier persona que conozco, o con quien haya tra-
bajado que ha hecho un cambio permanente en fumar o comer
de más, lo ha hecho a través de una transformación interna.
(Esto es como una “conversión” religiosa). Se introdujo un ancla
kinestésica tan sencilla como tocar su oreja y fue practicada pa-
ra recordarle a Joanne que ella ya no necesitaba comer de más,
pero aun así ella podía seguir disfrutando de la vista y el olor de
buenas comidas. Joanne sentía que ella estaba empezando a
“andar como un pato”, como una persona gorda cuando cami-
naba. A ella se le ocurrió la idea de escuchar cuacks en su cabeza
cada vez que se sentía tentada a comer de más (esto, por su-
puesto, fue ensayado). Una transcripción abreviada de la sesión
de hipnosis le dará una idea de cómo la hipnosis puede ser
usada para el control de peso. No ha habido seguimiento (lo
cual es frecuente en TSSS). Sin embargo, Joanne se veía deter-
minada, aliviada y optimista.
Sesión de hipnosis – Bueno, Joanne, a mí generalmente me
gusta empezar pidiéndoles a las personas que pongan atención
a su respiración. Por favor encuentra alguna manera de estar

350
cómoda, sabiendo que te puedes mover y ajustar tu posición…
Sí. Y, dentro de tu mente, puedes ir al lugar de campamento
que tú amabas. Es de mañana y puedes oler el tocino cocinán-
dose. Y ahí está el sonido del agua fluyendo en el río cercano.
Puede haber una ligera brisa, y el olor del bosque a tu alrede-
dor. Un pájaro canta en algún lugar… Mientras estás disfru-
tando el estar ahí, te podrías estar preguntando cómo es que
esto va a ayudar a que cambies tu estilo de vida para que seas
más ligera y saludable, y más capaz de hacer cosas físicamente
con facilidad y comodidad. En este lugar y en este momento
sientes la presencia del Señor. Es más simple y fácil con Su ayu-
da, con Su amor, con Su apoyo. Y, puedes casi sentir, o no, que
con Su ayuda, Su presencia, que de alguna forma, de alguna
forma, en algún lugar dentro de ti se ha movido un interruptor.
Se ha tomado una decisión. A partir de este momento vas a
sentir una ligereza de ser… El peso extra innecesario que te ha
estado estorbando, simple y sencillamente y naturalmente se
separa y se desliza fuera de ti… permanentemente… En este
momento sabes, simplemente sabes, desde el fondo de tu ser,
que solo comerás lo que tu cuerpo necesita, y lo harás por el
resto de tu vida. El interruptor ha sido movido. Los viejos ca-
minos han sido eliminados y se han establecido nuevos cami-
nos. De alguna manera, de alguna forma, se han movido los
cables de tu cerebro, tu fisiología ha sido alterada y cambiada y
acomodada al nuevo tú que está emergiendo… Tocando y sien-
do tocada, amando y siendo amada, riendo con esa sonrisa, el
canto del pájaro en la mañana, atardeceres y amaneceres, la
luna en la mañana, este momento, esta respiración, este latido
del corazón… Esa sensación interna de que el interruptor ha
sido movido, la convicción interna de que, de ahora en adelan-
te… esta respiración y la siguiente. Y, deberías saber, Joanne,
que tu mente es como una grabadora, así que lo que sea que
haya pasado en esta sesión, hoy, que sea útil y beneficioso para

351
ti, estará contigo en lo que lo necesites y cuando lo necesites.
Quiero agradecerte, Joanne, por tu confianza, por tu seguridad
y por tu atención. Y, cuando estés lista, puedes respirar profun-
damente una o dos veces, abrir tus ojos, y estirarte un poco, y
regresar a este cuarto aquí y ahora… Sí, y sí, y sí… Gracias.

Cuatro Asuntos

Contexto – Marlene llegó a verme hace 15 años como parte de


mi trabajo de voluntario con personas que tenían enfermedades
que desafiaban la vida. Había sido diagnosticada con cáncer y
usé la imaginación guiada, entre otras cosas, para ayudarla a lo
largo de todos los tratamientos y su recuperación. Marlene ha
estado libre del cáncer por muchos años. Ella vino a consultar
conmigo acerca de una variedad de problemas en largos inter-
valos. La vi hace dos meses y la sesión anterior fue nueve meses
antes de esa. Los problemas que ella señala son muy diferentes
y se resolvieron efectivamente en una sola sesión. En esta sesión
en particular, trabajamos en los cuatro problemas de manera
separada.

Asunto 1 – Empujar los dientes – La solución aquí fue un reen-


cuadre de la oración “Estoy más segura de lo que me siento”. Se
le indicaba a Marlene que dijera esto antes de dormir (ella se
empujaba los dientes mientras dormía). También se le sugirió
que se dijera a sí misma que ella puede usar su lengua para lo
que quiera y necesite decir. Una luz brilló sobre sus ojos, y supo
que esto era todo lo que necesitaba (y no una trampa dental).

Asunto 2 – El hijastro se está divorciando y ha vuelto a vivir con ellos


– Había, por supuesto, problemas en casa. Harry, de 35 años, es
una persona grande y físicamente fuerte. No está consciente de

352
que su presencia y su voz pueden ser amenazantes. Harry traba-
ja en un ambiente peligroso con otros hombres, así que puede
ser gritón y estrepitoso. Se le sugirió a Marlene que tuviera una
charla calmada, tranquila y de adulto a adulto con Harry. Ella
le diría que lo amaba, se preocupaba por él y quería estar más
cercana a él. Marlene le diría, también de forma calmada, que
él simplemente no sabía que algunas de sus reacciones y con-
ductas le despertaban a ella malos recuerdos. Esto le hizo mu-
cho sentido a Marlene y sintió que podía llevar a cabo la tarea
encomendada.

Asunto 3 – Laura, hija de 19 años – De hecho había dos proble-


mas aquí: (1) El novio de Laura era mayor, sin trabajo y era un
“perdedor”; y (2) Laura había ya casi terminado la universidad
y parecía no estar interesada en obtener su título. Respecto al
problema 1, le sugerí a Marlene que paradójicamente alabara al
novio “perdedor” en varios aspectos de su vida y de su conducta
libre e independiente. Laura es una persona lista y la paradoja
fue diseñada para que observara y pensara por su cuenta (en
vez de que la madre le dijera lo “bueno para nada” que él es).
Marlene nunca logró ir al a universidad y obtener el título que
quería debido a algunas dificultades en su vida. Así que, con
respecto al problema 2, le sugerí a Marlene que buscara la oca-
sión adecuada para hablar con su hija de manera tranquila y con
nostalgia acerca de cómo ella nunca logró cumplir sus sueños, y
cómo es que eso aún la molesta. Marlene sintió que hablar acer-
ca de sí misma tendría más efecto que dar un consejo parental.

Asunto 4 – Esposo Víctor que no pone límites para su hijo – Se le


sugirió a Marlene que, de manera calmada compartiera sus
preocupaciones con Víctor, que él podía ayudar a su hijo y a su
hija (de su primer matrimonio) al poner los límites que los pa-

353
dres necesitan establecer para protegerlos y amarlos incondi-
cionalmente.
De esta manera las cuatro preocupaciones fueron resueltas
en una sola sesión para el gusto de Marlene (ahora ella sabía
qué hacer). Estoy seguro de que habrá algo nuevo para ella en
un año o dos. En asuntos 2, 3 y 4, Marlene fue “inyectada” ha-
cia su situación familiar como un agente de cambio. Es decir, al
cambiar sus conductas, ella será capaz de influenciar y cambiar
las conductas de aquellos a su alrededor. La hipnosis, y espe-
cialmente el lenguaje hipnótico, fueron parte de las interaccio-
nes con Marlene.

Gastritis

Contexto – Gloria es otra de mis clientes que he visto a largos


intervalos para una sola sesión, hace dos y tres años. Aquellas
sesiones han sido dedicadas a trabajar en alergias a través de la
cura rápida de PNL para la alergia, la cual también ha sido
usada para un “estómago infeliz”. Una de las características de
este procedimiento de PNL es que la persona visualice una
imagen de sí misma cuando era joven, desde una barrera trans-
parente. La Gloria más joven en la primera sesión no tenía
alergias y en la segunda sesión tenía un estómago “feliz”. La
barrera desaparece y la Gloria actual se mezcla con su versión
más joven, absorbiendo e incorporando su fisiología, resisten-
cias, y salud. (Solo busque en Internet “La cura rápida de PNL
para la alergia” para saber cómo hacer esto).
El motivo de consulta en la sesión actual era la gastritis o una
inflamación en el estómago que resultaba en un periodo de
vómito y distrés causado al comer ciertos alimentos (principal-
mente los ácidos).

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Sesión de hipnosis – [Nota: Antes de una sesión de hipnosis, a
veces es útil (como con este cliente) obtener información acerca
de: (1) su modo favorito de relajarse o meditar o hacer hipno-
sis; (2) un cielo o lugar seguro que sea real o imaginario, donde
se sienta segura y protegida, donde la sanación pueda ocurrir; y
(3) una modalidad o lugar o presencia sanadora, curativa y so-
lucionadora de dificultades que logrará su(s) cambio(s) desea-
do(s). Estos son incorporados a la sesión hipnótica].
Gloria, por favor póngase en una posición cómoda, sabiendo
que puedes moverte para estar aún más cómoda. Y, podemos
empezar poniendo atención a tu respiración, notando como el
aire entra y luego sale. Con cada inhalación, el pecho y el estó-
mago se levantan suavemente. Y, con cada exhalación, todos
aquellos músculos sólo se relajan. Suavemente, fácilmente, na-
turalmente. Solo un respiro a la vez, un latido de corazón a la
vez. Si un pensamiento vago pasa por tu mente, nótalo, agradé-
cele por estar ahí, y solo vuelve a tu respiración, y la siguiente.
Este es tu tiempo ahora, un tiempo sanador.
Y ahora, adentro de tu mente, puedes irte a una escena de
agua que es especialmente agradable, un lugar seguro, un lugar
sanador, un lugar de aprendizaje. Disfruta estar ahí, notando el
ambiente, los sonidos del agua moviéndose, la paz y la tranqui-
lidad. Y, sabes, puede haber algunas cosas en tu vida que sim-
plemente no puedes digerir, lo cual te molesta. Y aun así, hay
mucho más que eso. Está tu esposo, y tu hijo y tu hija, y ese
nuevo nieto, y el trabajo que amas hacer. Son nutritivos y cal-
mantes y capaces y apreciables y sanadores, ¿no? Esta respira-
ción y la siguiente.
Los sonidos y la vista del agua moviéndose son refrescantes y
limpios. Y, sabes, por supuesto, que el agua puede apagar fue-
gos y reducir las flamas y curar. Me dijiste que el caminar en los
bosques era especialmente sanador. Así que, ahora da esa cami-
nata adentro de tu mente, notando el camino con sus piedras y

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las raíces cruzándolo. Está el viento moviendo las copas de los
árboles, y tal vez pájaros cantando y sonidos de insectos volan-
do. El tocar la corteza de este árbol transfiere sensaciones de
sanación y poder a todos tus órganos internos, de tal forma
que, de alguna manera, tu interior y tu estómago han sido res-
taurados a la normalidad. El balance ha sido restaurado, ¿no?
Y, puedes comer lo que desees, con tu sistema digestivo adap-
tándose a eso como sabe hacerlo, y lo ha hecho durante todos
estos años. El silencio y los sonidos del bosque están contigo.
Tomas todo con una sensación de calma y paz y amor y alegría.
La naturaleza restaura automáticamente al igual que tu cuerpo.
Gloria, sabes que tu mente es como una grabadora y serás
capaz de recordar y revivir y realzar tu sanación en cualquier
momento que necesites, al encontrar un lugar tranquilo, po-
niendo atención a tu respiración, y regresando a las aguas que
se mueven y el bosque. SÍ, y sí y sí.
Quiero agradecerte por tu confianza y por tu seguridad y
por tu atención, Y, cuando estés lista, puedes respirar profun-
damente una o dos veces, abrir tus ojos, estirarte un poco y re-
gresar a este cuarto. Gracias.
[Nota: Lo anterior fue dicho con muchas pausas y énfasis en
ciertas palabras y frases.]

Terapia de una Sola Sesión Secuencial (TSSSs)

El estudio de caso anterior es un ejemplo de terapia de una sola


sesión secuencial, y este es un fenómeno que necesita ser agrega-
do a la literatura. En mi práctica privada, no ha sido inusual
que los clientes regresen después de un periodo de varios años
para un “ajuste” o para presentarme una preocupación nueva y
diferente. Nos vemos durante una sesión y podría o no podría
verlos otra vez durante varios años. El intervalo, ocasionalmen-

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te, es de menos de un año y casi siempre es por algo nuevo que
ha aparecido en su vida. Para algunos terapeutas, estas visitas
de regreso podrían involucrar varias sesiones, ¡y entonces po-
drían ser llamadas terapia de múltiples sesiones secuenciales!.

Charlar

Aunque he escrito anteriormente acerca de las cosas más fre-


cuentes que hago en TSS, mi estilo ha evolucionado en algo que
llamo “charlar”. Mis clientes saben que trabajo en un modo de
terapia muy breve. Después de escuchar lo que les molesta, ge-
neralmente “charlamos” y sólo tenemos una sesión cómoda.
Podría contar historias que son relevantes, y podría compartir
cosas personales e historias que también son relevantes. Por
supuesto, saben que soy el terapeuta que va a usar sus experien-
cias y conocimiento para ayudarlos a resolver las preocupacio-
nes que presenten. El énfasis no está en hacer intervenciones y
ejercicios y seguir varios abordajes. En ese cuarto aislado, dos
personas pasan tiempo juntas simplemente estando la una con
la otra, y compartiendo en las maravillas de ser humano y fali-
ble. Podríamos explorar nuevas ideas y maneras de pensar
acerca de lo que está pasando en su vida. Esto se lleva a cabo
más como un experimento que como una prescripción. Esta
interacción persona a persona tiene matices del efecto placebo
en el sentido de que mi expectativa es que el pasar tiempo de
calidad juntos, estar juntos y compartir la comunalidad de nues-
tra humanidad les permitirá descubrir nuevas y útiles y realistas
maneras de ser. Hay algo mágico, incluso milagroso, en el tipo
de intimidad que brinda el charlar. Sospecho que esta manera
de funcionar no es válida para muchos terapeutas, pero parece
funcionar para mí y mis clientes. La mayoría de las sesiones de

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charla terminan con otra de hipnosis breve para consolidar y
extender lo que ha ocurrido anteriormente.

Conclusiones

Para mí, la hipnosis es una parte esencial de hacer terapia muy


breve (aunque ocasionalmente puede no ser apropiada). La
hipnosis es una manera de consolidar y reforzar lo que ha pa-
sado anteriormente en la sesión. Las personas están más recep-
tivas a sugestiones cuando están en un estado de trance y van a
escoger aquellas sugestiones que sean realistas para ellos. Se
presentaron cuatro casos, y también detalles de un número de
métodos, los cuales podrían ser útiles al llevar a cabo la terapia
muy breve.

Referencias

Battino, R. (2006). Expectation. The very brief therapy book. Carmarthen, UK: Crown House
Publishing Ltd.
Hoyt, M.F.; Talmon, M. (Eds.). (2014). Capturing the moment. Single session therapy and
walk-in services. Carmarthen, UK: Crown House Publishing Ltd.
Kirsch, I. (1985). Response expectancy as a determinant of experience and behavior.
American Psychologist, 40, 1189-1202.
Kirsch, I. (1990). How expectancies shape experience. Washington, DC: American Psycho-
logical Association.
Kirsch, I. (1994). Clinical hypnosis as a nondeceptive placebo. American Journal of Clini-
cal Hypnosis, 37, 95-106.
Kirsch, I. (2010). The emperor’s new drugs: Exploding the antidepressant myth. New York:
Basic Books.
O’Hanlon, B. (2003). A guide to inclusive therapy. 26 Methods of respectful resistance-
dissolving therapy. New York: W.W. Norton & Company.
Talmon, M. (1990). Single-session therapy. San Francisco: Jossey-Bass Publishers.
White, M., & Epston, D. (1990). Narrative means to therapeutic ends. New York: W.W.
Norton & Company.

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Hipnosis clínica y terapia breve, de
Arnoldo Téllez , terminó de imprimir-
se en Septiembre de 2015, en los
talleres de Serna Impresos, S. A. de
C. V. En su composición se utilizaron
los tipos NewBskvll BT 11, 16, 20 y
70. El cuidado de la edición estuvo a
cargo de Juan Ramón Piña de la
Fuente. Formato interior de Olga
Lydia Treviño Martínez y diseño de
portada de Claudio Tamez Garza.

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