MRZ AS 195 2022 RRC 04-Abril-2022
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SALA PENAL
RATIO DECIDENDI
“…en el contexto del caso analizado, esta sala, en consideración de la normativa,
jurisprudencia y doctrina expuesta, establece que, el interés superior de la niña, niño y
adolescente, como principio jurídico, debe entenderse de la manera más amplia posible
y que su aplicación, desde el principio de favorabilidad, debe ser de manera preferente
en cualquier circunstancia en la que estén de por medio los derechos de una niña, niño
o adolescente, pues es tarea de todas las personas, y en especial, de los operadores
de justicia, hacer prevalecer no sólo los intereses individuales, sino, sentar precedentes
para todo el grupo etario y así, garantizar, desde el sistema de justicia penal, una
protección adecuada de los derechos de niñas, niños y adolescentes. Así mismo,
Bolivia al haber ratificado la Convención sobre los derechos del niño (CDN), obliga a
que, los funcionarios públicos del sistema de justicia penal, de manera general, y, de
manera específica, los jueces, están sometidas a ella, lo que les obliga al cumplimiento
de su contenido, y en específico, a velar por cumplimiento del interés superior del niño
(art. 3), por lo que, no solo se debe cumplir la normativa interna del país, en tanto y en
cuanto se aplique el control de constitucionalidad (art. 60), sino que, deben realizar un
control de convencionalidad, entre las normas internas y la CDN, para así, garantizar
la función protectora de los derechos de esta población vulnerable en particular.”
ANÁLISIS DE FONDO
Proceso: Potosí 36/2021
I. DATOS GENERALES
Por memoriales de casación presentados el 13 de septiembre de 2021, cursantes
de fs. 208 a 211 y 218 a 233, Juan Andia Calla y Maribel Picachuri Gallego
respectivamente, interponen Recursos de Casación impugnando el Auto de Vista
N° 19 de 10 de agosto de 2021 (fs. 200 a 204), pronunciado por la Sala Penal
Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Potosí, dentro del proceso
penal seguido por el Ministerio Público contra los recurrentes, por la presunta
comisión del delito de Infanticidio, previsto y sancionado por el art. 258. 1) y 2) del
Código Penal (CP).
II. ANTECEDENTES
II.1. Sentencia.
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su integridad que derivaron horas después en su fallecimiento, algunos de esos
daños eran de data reciente y son los que al final provocaron el desenlace; sin
embargo, la presencia de otros daños de data antigua hace concluir que la menor
sufría maltrato permanente por parte de su madre dado que vivía con ella; el
protocolo de necropsia habla de daños severos en la integridad de la menor,
producidos masivamente por un agente externo, que no es otra cosa que el palo
del que ella se valió para castigar a su hija cuando lloraba mucho y luego de varios
golpes de puño que le dio y que tuvieron que ser severos para producir los daños
que ya se conocen. Además de ello, el Tribunal de Sentencia establece como
fundamento jurídico que, en el caso se ha demostrado la muerte de una menor de
apenas 1 año cumplido de edad; sin embargo, y a lo largo del juicio, se ha
evidenciado que esa muerte no se ha producido de manera instantánea o minutos
después de la agresión, que se produjo en la comunidad de Llanqueri cerca de las
15:00 a 15:30 del 21 de marzo de 2016 y la muerte acaeció en Uncía, luego de
que la menor fue trasladada a la casa de Maribel Picachuri y su familia, cerca de
las 20:00 a 20:30, vale decir, después de casi 5 horas de la agresión. Por eso se
asume que, en el hecho como tal no ha existido infanticidio, que es una suerte de
asesinato calificado, toda vez que, en el juicio, si bien se ha probado la muerte de
una infante, no se probó el dolo en el proceder de Maribel Picachuri al castigarle
o agredirle con la intención de matar. Más bien se demostró que ella le castigó y
se violentó contra la menor en un estado de rabia extrema ante su llanto
persistente. Es cierto que el hecho se produjo en estado de vulnerabilidad de la
víctima toda vez que se trataba de una infante de apenas 1 año y es cierto también
que ha existido por parte de su madre violencia física anterior contra la menor,
pero el hecho de que la muerte no haya sido instantánea o inmediata al hecho
en sí, debe cambiar la tipificación penal. En el caso, es más preciso calificar el
hecho como lesión seguida de muerte.
Así también, Maribel Picachuri Gallego quedó absuelta del delito de infanticidio.
Con respecto a Juan Andia Calla, quedó absuelto de pena y culpa, cesando todas
las medidas cautelares vigentes en su contra.
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dichas pruebas con el fundamento de que los informes policiales no se constituyen
en prueba de conformidad al art. 280 del CPP.
Por Auto de Vista N° 19/21 de 10 de agosto (fs. 200 a 204 vta.), la Sala Penal
Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Potosí, declaró procedente el
Recurso presentado por el Ministerio Público, en consecuencia, revocó la
Sentencia que resolvió calificar los hechos acusados como Lesión seguida de
muerte imponiendo una pena de nueve años y dos meses de privación de libertad
a Maribel Picachuri y declarar absuelto a Juan Andia Calla; en su lugar,
determinando que los hechos acusados corresponden a la calificación jurídica de
Infanticidio, declaró culpable de tal delito a Maribel Picachuri en grado de autora
imponiendo una sentencia condenatoria de 30 años de privación de libertad y a
Juan Andia Calla, declaró su complicidad en el mencionado delito, imponiendo una
pena de 15 años de privación de libertad de conformidad al art. 39.1 del CP, con
los siguientes argumentos:
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Juan Andia Calle, en la situación concreta, el momento en el que se
lesionó de muerte a la niña, si bien no aportó decisivamente, favoreció,
facilitó y reforzó la decisión criminal de matar a la niña, lo que acredita
que su comportamiento en la participación del hecho se pueda calificar
en el grado de complicidad, más conociendo el maltrato, descuido e
intención de la madre para con la menor;
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III. MOTIVOS DEL RECURSO DE CASACIÓN
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Ministerio Público, por lo que considera la existencia de incongruencia extra petita,
al haberse resuelto un agravio que no fue denunciado, lo que manifiesta se repite,
al señalar el Tribunal de Apelación, que los hechos insertos de la acusación se
encuadran al delito de Feminicidio, cuando en realidad nunca se denunció como
agravio la incongruencia entre la acusación y la Sentencia. Invoca como
precedentes los Autos Supremos 45/2012 de 14 de marzo, 90/2013 de 28 de
marzo y 297/2012-RRC de 20 de noviembre.
Como tercer motivo, la recurrente denuncia que el Tribunal de Alzada realizó una
valoración de las pruebas testificales y documentales, vulnerando los arts. 171,
173 y 330 del CPP, así como los principios de inmediación y oralidad, que
sustentan el sistema acusatorio, pues en el Auto de Vista impugnado, la alzada
refiere que el Tribunal de Sentencia no realizó la valoración de cada una de las
pruebas producidas, además señala que existe responsabilidad penal de su
persona por el delito de Infanticidio porque la prueba no fue valorada
especialmente la MP-9 y la MP-11, concluyendo el Tribunal de apelación que la
prueba testifical y documental es suficiente para responsabilizarla por el delito de
Infanticidio, por lo que considera la existencia de defecto absoluto conforme lo
establecido en el art 169.3 del CPP. Invocando como precedentes los Autos
Supremos 053/2012 de 22 de marzo, 046/2010 de 9 de marzo, 054/2010 de 9 de
marzo y 169/2015-RRC de 12 de marzo.
El art. 60 de la CPE, establece que: “Es deber del Estado, la sociedad y la familia
garantizar la prioridad del interés superior de la niña, niño y adolescente, que
comprende la preeminencia de sus derechos, la primacía en recibir protección y
socorro en cualquier circunstancia, la prioridad en la atención de los servicios
públicos y privados, y el acceso a una administración de justicia pronta, oportuna
y con asistencia de personal especializado.”
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Este instrumento internacional, sienta las bases, con relación a los niños y
adolescentes, para que sean un sector de la población reconocido, como sujetos
de derechos y con una mención especial para su protección. Se plantea en el
preámbulo, “… la necesidad de proporcionar al niño una protección especial, que
ha sido enunciada en la Declaración de Ginebra de 1924 sobre los Derechos del
Niño y en la Declaración de los Derechos del Niño adoptada por la Asamblea
General el 20 de noviembre de 1959, y reconocida en la Declaración Universal de
Derechos Humanos, en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (en
particular, en los artículos 23 y 24), en el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales (en particular, en el artículo 10) y en los
estatutos e instrumentos pertinentes de los organismos especializados y de las
organizaciones internacionales que se interesan en el bienestar del niño, teniendo
presente que, como se indica en la Declaración de los Derechos del Niño, el niño,
por su falta de madurez física y mental, necesita protección y cuidado especiales,
incluso la debida protección legal, tanto antes como después del
nacimiento”. “Esta convención constituye el reconocimiento internacional de que
la niñez, sector de la humanidad hasta entonces tratado como objeto, merecía una
especial protección. La convención es parte del proceso de especificación de los
derechos humanos, que siguió al de generalización, y a diferencia de éste, que
establece todos los derechos para todos, plantea que hay grupos humanos que
tienen necesidades particulares y por ende requieren una protección diferenciada;
al ser también un acuerdo entre diferentes estados, la convención de igual forma
es parte de la internacionalización de los derechos humanos. Al reconocer la
especificidad se concretan y se profundiza la generalización y se avanza hacia la
igualdad; la especificación refiere no sólo a los titulares de los derechos, en este
caso niños y niñas, sino a su contenido también, porque se les reconocen
derechos que atienden sus particulares necesidades y condiciones.”
En ese marco, el art. 3.1 de la CDN, establece que: “En todas las medidas
concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o privadas de
bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos
legislativos, una consideración primordial a que se atenderá será el interés
superior del niño.”
Así mismo, el art. 19.1 de dicha Convención, señala que: “Los Estados Partes
adoptarán todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas
apropiadas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o
mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso
sexual, mientras el niño se encuentre bajo la custodia de los padres, de un
representante legal o de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo.”
La Ley N° 548 del 17 de julio de 2014 (CNNA), establece en el art. 9 que, “Las
normas de este Código deben interpretarse velando por el interés superior de la
niña, niño y adolescente, de acuerdo con la Constitución Política del Estado
y Tratados Internacionales en materia de derechos humanos, cuando éstos sean
más favorables”.
Así también, el art. 12. inc. a) señala como principio a: “Interés Superior. Por el
cual se entiende toda situación que favorezca el desarrollo integral de la niña, niño
y adolescente en el goce de sus derechos y garantías. Para determinar el interés
superior de las niñas, niños y adolescentes en una situación concreta, se debe
apreciar su opinión y de la madre, padre o ambos padres, guardadora o guardador,
tutora o tutor; la necesidad de equilibrio entre sus derechos, garantías y deberes;
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su condición específica como persona en desarrollo; la necesidad de equilibrio
entre sus derechos y garantías, y los derechos de las demás personas”.
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recurso casacional sea certero, el recurrente no debe limitarse únicamente a
presentarlo dentro el plazo dispuesto por ley y señalar la contradicción en la que
creyere que incurrió el Tribunal de Alzada respecto al fallo citado, lo que podría
derivar en la admisibilidad del recurso, sino debe asegurarse que el o los
precedentes invocados, correspondan a situaciones fácticas análogas, como
exige el art. 416 del CPP, lo contrario, por simple lógica, imposibilita a este Tribunal
verificar en el fondo la denuncia de contradicción por ser inexistente; es decir, que
al no tratarse de situaciones fácticas similares, bajo ningún aspecto podría existir
contradicción en la resolución entre uno y otro fallo.”
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Bajo esa línea, la legislación nacional dentro del tercer párrafo del art. 416 del
CPP, manifiesta: Se entenderá que existe contradicción, cuando ante una
situación de hecho similar, el sentido jurídico que le asigna el Auto de Vista
recurrido no coincida con el del precedente sea por haberse aplicado normas
distintas o una misma norma con diverso alcance. En ese ámbito, este Tribunal a
través del Auto Supremo 322/2012-RRC de 4 de diciembre, ha
puntualizado: Cuando la norma se refiere a una situación de hecho similar,
considera esta Sala que el legislador se refiere a supuestos fácticos análogos,
siendo necesario precisar que en materia sustantiva el supuesto fáctico análogo
exige que el hecho analizado sea similar; en cambio, en material procesal el
supuesto fáctico análogo se refiere a una problemática procesal similar.
IV.3. Análisis del motivo casacional del recurrente Juan Andia Calla.
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vinculado al instituto jurídico de la comisión por omisión; una errónea aplicación
del instituto o concepto jurídico de complicidad, y; una errónea aplicación del
instituto o concepto jurídico de incomunicabilidad, situaciones que, a decir del
recurrente, serían contrarias a la doctrina legal establecida en el AS N° 302/2017-
RRC de 20 de abril.
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embargo, en su decisorio, no expone los motivos ni el razonamiento que llevó a
determinar la revocación de la Sentencia impugnada, ni los motivos por los cuales
considera que no se debe anular la misma, más cuando el “Por tanto” de la
Sentencia, versa sobre la condena en su contra por la comisión del delito de Lesión
Seguida de Muerte y la absolución por el delito de Infanticidio, sobre cuya
absolución, el Ministerio Público no realizó observación alguna en apelación;
asimismo, señala que la alzada determina revocar la sentencia con el argumento
de que existiría una falta de valoración de la prueba, el cual nunca fue denunciado
como agravio por el Ministerio Público, por lo que considera la existencia de
incongruencia extra petita, al haberse resuelto un agravio que no fue denunciado,
lo que se repite, al señalar el Tribunal Ad quem, que los hechos inciertos de la
acusación se encuadran al delito de Feminicidio, cuando en realidad nunca se
denunció como agravio la incongruencia entre la acusación y la Sentencia.
Esta sala advierte que, la recurrente alega incongruencia omisiva por parte del
Tribunal de Alzada, al no haber resuelto los agravios denunciados por el Ministerio
Público, específicamente los defectos contenidos en el art. 370 inc. 1), 5) y 6); sin
embargo, se hace notar que, la misma carece de legitimación activa para
interponer un recurso y protestar sobre agravios de la parte contraria, lo cual, no
corresponde llevar a revisión por esta Sala Penal.
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IV.4.2. Sobre la denuncia de valoración de las pruebas testificales y
documentales.
Aunado a ello, el Tribunal de Alzada expresa que, los elementos de prueba que
sustentan esa afirmación, están respaldados en las pruebas identificadas como
MP-9 y MP-11, estableciendo que: “… en el cráneo, cara y cuello presenta
edemas, múltiples, excoriaciones y erosiones, en el tórax anterior y posterior
equimosis, movilidad y deformidad más crujido ósea, igual en el abdomen
equimosis difusa erosionada, en el examen interno infiltraciones, fractura de
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costillas y articulaciones, en las cavidades y órganos colaterales sangre
coagulada…”.
El delito de Infanticidio, previsto y sancionado por el art. 258 inc. 1) y 2), establece
que: “Se sancionará con pena de presidio de treinta años, sin derecho a indulto, a
quien mate a una niña o un niño, desde su nacimiento hasta los doce años,
cuando: 1) El hecho se haya producido en situación de vulnerabilidad de la niña o
niño por el sólo hecho de serlo, y; 2) La niña o niño que haya sido víctima de
violencia física, psicológica o sexual, con anterior a la muerte, por parte del mismo
agresor”.
En ese orden, esta Sala establece que, el Auto de Vista no ha revalorizado las
pruebas, sino por el contrario, el Tribunal de Alzada realizó una fundamentación
respecto a todas las pruebas y hechos, tal cual establece el Auto de Vista
impugnado, conllevando a la conclusión, por el Tribunal de Apelación, que la
recurrente, adecuó su conducta al tipo penal de Infanticidio, tal como lo solicitó en
su primer motivo del Recurso de Apelación Restringida el Ministerio Público, por
lo que la recurrente, intenta que esta sala incurra en error y deje en la impunidad
un hecho violento contra una niña menor de dos años, lo que contradeciría a la
Constitución Política del Estado, al Convención sobre los derechos del niño y el
Código niña, niño y adolescente, determinándose en consecuencia que este
motivo devenga también en infundado.
Así mismo, Bolivia al haber ratificado la Convención sobre los derechos del niño
(CDN), obliga a que, los funcionarios públicos del sistema de justicia penal,
de manera general, y, de manera específica, los jueces, están sometidas a
ella, lo que les obliga al cumplimiento de su contenido, y en específico, a
velar por cumplimiento del interés superior del niño (art. 3), por lo que, no
solo se debe cumplir la normativa interna del país, en tanto y en cuanto se
aplique el control de constitucionalidad (art. 60), sino que, deben realizar un
control de convencionalidad, entre las normas internas y la CDN, para así,
garantizar la función protectora de los derechos de esta población
vulnerable en particular.
POR TANTO
La Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia, con la facultad conferida por el
art. 42.I.1 de la LOJ y lo previsto por el art. 419 del CPP, declara INFUNDADOS los
Recursos de Casación, interpuestos por Juan Andia Calla, de fs. 208 a 211
y Maribel Picachuri Gallego, de fs. 218 a 233; con costas.
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Regístrese, hágase saber y devuélvase.
FDO.
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