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Entornos, en Las Entranas Del Caiman

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ARTÍCULO DE REFLEXIÓN

NO DERIVADO DE INVESTIGACIÓN

EN LAS ENTRAÑAS DEL CAIMÁN


La simbología del caimán en la arqueología

IN THE BOWELS OF THE CAIMAN


The symbolism of the caiman in archaeology

Arturo Cifuentes Toro*

Resumen

Se trata de mostrar en el artículo la importancia que representa para la cultura monolítica la imagen de
saurios o lagartos. Si bien es cierto que otras imágenes animales llamaron la atención de arqueólogos
e historiadores centrando el foco de atención en el jaguar, la serpiente, el águila, entre otros. La presen-
cia del caimán en las esculturas agustinianas indica un culto al animal que abundaba en el Magdalena.
Observando los dibujos desdoblados de las esculturas de San Agustín, elaborados por Velandia (1994),
vemos los afilados colmillos del animal, similares a los puntiagudos dientes del jaguar. Y nos sorprende
además uno de los resultados obtenidos por Velandia en la parte posterior de la escultura «después de
reconstruir lo des-armado fue un taimado caimán que nos mira de frente».

Palabras clave: estatuaria, caimán, cultura monolítica, escultura, iconografía.

Abstract

This article tries to show the importance that the image of saurian creatures have for the monolithic
culture of San Agustín. If it is true that other animal images caught the attention of archaeologists and
historians, such as the jaguar, the serpent, the eagle, among others; the presence of the caiman in the
Augustinian sculptures indicates a cult to this animal that abounded in the Magdalena River. By observing
the unfolded drawings of the sculptures of San Agustin, prepared by Velandia (1994), we see the sharp
fangs of the animal, similar to the pointed teeth of the jaguar. And also one of the results obtained by
Velandia on the back side of the sculpture, surprised us “after rebuilding the des-armed, we saw it was a
devious caiman that was looking right at us”

Key words: statues, caiman, monolithic culture, sculpture, iconography.

Un indígena chimila soñó con un caimán al que le ser devorado por el saurio, hasta que llegó el día en que
quitó un huevo cuando andaba por la playa del río Magda- fue con su hermano al río y se le materializó el sueño,
lena, después de consumir el óvulo sintió terror. La gente siendo devorado por el reptil, que lo tragó con arco y fle-
le decía que no tuviera miedo, por cuanto el caimán era cha. Cuando el hombre se encontraba en el vientre del
gente parecida a ellos, pero el nativo mantenía su temor a caimán, sintió hambre, sed, y deseos de ver la luz.

Artículo recibido: 15/05/2013 Aprobado: 28/06/2013


* Antropólogo Universidad Nacional de Colombia. Magíster en Historia Pontificia Universidad Javeriana. El presente artículo hace parte del texto
inédito. Yuma la recuperación de la memoria. Email: [email protected]

Revista ENTORNOS. Vol. 26, núm. 2. Universidad Surcolombiana. Vicerrectoría de Investigación y Proyección Social, 2013, pp. 59-62
Revista ENTORNOS Volumen 26. Núm. 2. Septiembre de 2013

El Caimán, molesto salió de su cueva y exclamó; Reichel-Dolmatoff, además en su estudio sobre


¿Quién me está chuzando? El nativo prosiguió con su la orfebrería, alusiva a los vuelos chamánicos en-
actuar, volviendo casi loco al saurio que se vio obligado cuentra un adorno en el cual se aprecia la cabeza
a toser, abriendo su gran boca, momento que aprove- de un hombre en el vientre del animal2. En otros
chó el hombre trancándola con la flecha y salir casi mitos suramericanos se leen relatos semejantes,
muerto. Decaído y enfermo el indígena resol- como el del entorno al origen de los hornos, ana-
vió ir al monte a recuperarse. lizado por Lévi-Strauss, donde un hombre
encolerizado contra el fuego que había quemado
Después volvió al poblado gordo, con ca- a su sobrino, le ordena a su hermana que prepa-
cería en su mochila, traía mono, tatabro, guatinaja, rara el horno para acostarse sobre las piedras
danta, zaino. Inquietos los demás indígenas por su que lo asaron, hecho lo cual se levantó y marcha
suerte lo siguieron queriendo conocer el truco de al río, desapareció en el agua convertido en cai-
la cacería, y viendo que al silbar acudían los mo- mán. Tiempo después retornó indemne, sin
nos, y los otros animales se sorprendieron. rastros del suplicio.
Cuando le preguntaron por el secreto, les con-
tó que lo había aprendido del caimán cuando Como evidencias mostró los pececillos que
estuvo en su vientre 1 . El mito anotado por traía atrapados en la larga cabellera, enseñó a
Reichel-Dolmatoff, alude de acuerdo al investigador a los indios los cantos rituales que había aprendido
la situación de los chamanes esqueleteados y a la figu- entre los peces y repartió entre las diferentes ca-
ra arquetípica de un hombre tragado por un monstruo sas, los nombres ceremoniales llamados «de
acuático que sale «regresa», de un estado de purifica- peces» que acostumbran usar los kayapos3. El
ción y sabiduría. regreso al mundo como lo anotó Reichel-
Dolmatoff está lleno de saberes y experiencias, situación
no común a las gentes, en cambio es propia de chamanes
y héroes culturales.

En la iconografía de estatuaria, orfebrería aparece


el peligroso caimán. Cesar Velandia uno de los estu-
diosos de la iconografía de San Agustín anota que
las representaciones de saurios o lagartos no son
un hecho aislado en la iconografía del Macizo
Andino. Velandia considera, que la reiteración que
tiene el uso de las figuras del jaguar, la serpiente y
el águila como «culto solar» desplazó en su mo-
mento a otras formas de representación animal,
cuestión plenamente verificable con una observa-
ción más detallada4.

En la estatuaria agustiniana el saurio se encuentra


plasmado en variados diseños, estilizado con dientes de-
masiado cuadrados (sin mostrar agresión. (Figura, Núm.
279 Sotomayor y Uribe) igualmente se encontró en la tum-
ba excavada por Duque y Cubillos en la Mesita B (catálogo,
Núm. 282). En la estatuaria también se aprecia como un
manto que cae o es la cabeza «doble yo» (Núm. 136). En

1. Reichel-Dolmatoff, Mitos y cuentos de los indios chimilas. Boletín de arqueología Núm. 1, Bogotá, 1945. p. 16.
2. Reichel-Dolmatoff, Orfebrería y chamanismo, Colima Ltda., Bogotá, 1988, p. 74.
3. Drayfus, En Levi-Strauss, El hombre desnudo. Siglo XXI, 1997, pp. 554-555.
4. Velandia Cesar. San Agustín: Arte, estructura y arqueología. Biblioteca Banco Popular. Bogotá, 1994.

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tivamente dos instrumentos, cuyos extremos cubren


parcialmente la parte inferior de la máscara. Un
detalle que estimo importante es el de la nítida dis-
tinción entre la planimetría de los elementos de la
máscara y la proyección volumétrica y realista de
los ojos...»6. El meticuloso proceso quirúrgico se
encuentra en su libro San Agustín. Arte, estructura
y arqueología. Uno de los resultados obtenidos por
Velandia en la parte posterior de la escultura «des-
pués de reconstruir lo desarmado fue un taimado
caimán que nos mira de frente»

La presencia del caimán en las esculturas


agustiniana indica un culto al animal que abundaba
en el Magdalena. En la mitología de algunos grupos
indígenas corresponde al dueño de las aguas, entre
el Alto de los Ídolos, Preuss encontró estatuas caídas en- los warrau, de la Guyana se creía que además de ser el
tre ellas una monumental (Catálogo Núm. 289)5. dueño de las aguas su misión es la de evitar que se erosione
la tierra7. Observando los dibujos desdoblados de las escul-
En la investigación adelantada por el profesor Cesar turas de San Agustín, elaborados por el profesor Velandia,
Velandia en torno a la simbología de las estatuas de San vemos los afilados colmillos del animal, similares a los pun-
Agustín, lo encuentra oculto, muy camuflado donde me- tiagudos dientes del jaguar.
nos se esperaba. Recurriendo a un análisis estructural de
la iconografía, al desdoblar los adornos de la cabeza de El Jaguar se ha considerado figura emblemática
la estatua No 108 en un proceso de disección, casi se de los chamanes, tema analizado por el arqueólogo
sintió devorado por el saurio. Héctor Llanos 8. La asociación jaguar,
caimán en las estatuas agustinianas
El icono analizado por Velandia nos puede plantear situaciones
consiste de acuerdo al investigador simbólicas mantenidas por los se-
«en una representación antropo- dentarios agustinianos, quienes
morfa, ataviada con una especie de sentían un profundo respeto por
«sayón» que le cubre todo el cuer- las selvas y los ríos.
po. Sobre la cabeza, ocultando la
mayor parte de la cara aparece una más- Pero la asociación caimán jaguar
cara. En el envés de la losa, hacia la parte se encuentra en la mitología sura-
superior, ostenta un «ideograma» de forma mericana. En el mito de los indígenas
muy compleja. El trabajo escultórico es ape- sherenté del origen del fuego por ejemplo, el
nas un relieve, como ocurre en gran parte de la jaguar dueño de la lumbre transporta al héroe
estatuaria, pero a pesar del tratamiento planimétrico, cultural de la tribu por los arroyos que son propiedad
la pieza tiene una proyección de volumen que fue logra- de varios animales que no permite tomar agua, el ja-
da mediante recursos del dibujo. Los brazos están guar busca por esto llegar al sitio del caimán, donde
flexionados sobre el vientre, en las manos sostiene respec- deposita al héroe que absorbe todo el líquido a pesar de

5. Sobre la problemática Agustiniana existe la mayor información arqueológica del país y su probable interpretación se puede localizar en su extensa
bibliografía. Destacamos para los interesados las investigaciones adelantadas por Luis Duque Gómez, Julio Cubillos, Héctor Llanos y Robert Drenan
que se pueden consultar en las publicaciones de la Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, en las del ICAHN y Universidad de los
Andes. Igualmente hay dos texto de importancia en cuanto a la simbología, escritos por César Velandia y Héctor Llanos.
6. Velandia, Op, cit, p. 36.
7. Schaden, en Levi-Strauss, mitológicas I, p. 190.
8. Llanos Vargas Héctor. Los chamanes jaguares de San Agustín.

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la súplica del saurio. Estos nativos consideraban que el sol confió la vigilancia del estanque al caimán, pero des-
jaguar era el amo del fuego entre tanto el caimán lo era cubrió más tarde, en flagrancia, al saurio robando los
del agua. Lévi-Strauss analizado el mito sherenté observa peces, razón por la cual azotó su lomo, formándose las
que para volverse el héroe dueño del fuego ha hecho falta escamas. El caimán temiendo su muerte ofreció su hija
antes que él se ocupe del lugar del dueño del agua: ani- al Sol con la esperanza de ser perdonado, sin embargo,
quilándola, podría decirse, puesto que se la bebe del todo. el caimán no tenía hijas, por lo que fue necesario que
Continua anotando que el héroe al ser transportado por el esculpiese una figura femenina en el tronco de un ciruelo
jaguar, pide agua para apaciguar su intensa sed la cual silvestre. El caimán dejó al sol la responsabilidad de arri-
solo consigue en el arroyo del caimán, donde no deja ni mar a la figura y desapareció en el agua, esperando el
una gota. El incidente anota el antropólogo se aclara gra- resultado de su treta. En eso sigue desde entonces12.
cias al mito de los kayuá donde argumentan que el caimán
es el amo del agua y que tiene por misión impedir que se
seque la tierra: «el yacaré es el jefe del agua para que no Referencias bibliográficas
se seque todo el mundo»9.
Hanrsihaw, Jhon. Crónica Grande del río de la Magda-
Lévi-Strauss anota a propósito de algunos planteamien- lena, En: Aníbal Mendoza Noguera, p. 260. Bogotá, 1980.
tos hechos por los «tupinólogos» en torno a la pareja
jaguar-cocodrilo (dueño del fuego, dueño del agua) quie- Lévi-Strauss. Mitológicas II, De la miel a las cenizas.
nes han juntado el nombre tupí del jaguar, iagua a la México: Fondo de Cultura económica, 1978.
palabra yacaré que designa al cocodrilo y que podría ana-
lizarse como iagure-ré «la otra clase de jaguar» que no Lévi-Strauss. Mitológicas I, De lo crudo a lo cocido.
existiría ninguna equivalencia concebible entre las dos México: Fondo de cultura económica, 1976.
especies10.
Llanos, Héctor. Los chamanes jaguares de San Agustín,
Otra perspectiva interesante es la ofrecida por los via- Génesis de un pensamiento mitopoético. Bogotá, 1995.
jeros en el río Magdalena, al respecto de la disputa
sostenida por el jaguar y el caimán. El inglés John Mendoza Noguera, Aníbal. Crónica Grande del río de
Hanrshaw, en su viaje por el río, escribió que los tigres en la Magdalena. Bogotá: Sol y Luna. 2 t., 1980.
algunas partes de las selvas del valle rara vez bajaban al
río en el día y que atacaba poco al hombre a menos que Preuss, K. Th. Arte monumental prehistórico. Bogotá:
fueran provocados, pero en cambio era un enemigo de- Universidad Nacional, 1974.
clarado del caimán «al que frecuentemente sorprende
saltándole encima cuando este duerme en las orillas del Reichel-Dolmatoff, Gerardo. Orfebrería y chamanismo,
río. Si el caimán es joven, lo más seguro es que muera, Un estudio iconográfico del Museo del Oro. Bogotá:
pero si es grande logra a veces correr con el tigre a cues- Colima, 1988.
tas y echarse al río donde los otros caimanes acuden en
su defensa. Cuando un tigre quiere cruzar el río, antes de Reichel-Dolmatoff, Gerardo. Mitos y cuentos de los
meterse en el agua lanza un tremendo rugido que hace indios chimilas. Bogotá: Boletín de arqueología No. 1.
dispersar inmediatamente a todos los caimanes, enton-
ces lo atraviesa a salvo»11. Sotomayor, Lucía y Uribe, Victoria. Estatuaria en el
Macizo Colombiano. Bogotá: Imprenta Nacional, 1987.
Además ese caimán también pelea con el Sol y es
escultor. En un mito de los macushi se narra una disputa Velandia Jagua César. San Agustín: Arte, estructura y
entre el astro y el saurio por los peces de un estanque. El arqueología. Bogotá: Biblioteca Banco Popular, 1994.

9. Levi-Strauss Mitológicas I, p. 190.


10. Ibídem, nota p. 190.
11. John Hanrsihaw, En Aníbal Mendoza Noguera. Crónica Grande del río de la Magdalena, p. 260. Bogotá, 1980.
12. Levi-Strauss, Mitológicas II, p. 183.

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