Segunda parte
LA CIUDAD REALTEMA 4
La ciudad y la Mirada cientifica
Alicia Camara Murioz
~ Medir para dibujar:
* Elcfteulo, simbolo y medida del espacio urbano,
* Los instrumentos cientificos.
~ Los sistemas de representacién y la posicién del ojo.
~ Los grandes planos urbanos de los siglo xvn y xvi,
Se
TEMA4. LACIUDAD YLA MIRADA CIENTIFIGA 105Introduccién
En ocasiones se ha planteado un debate entre los historiadores que s6lo
yen simbolos y los que solo ven fines practicos en la representacién de la ciu-
dad. Es esta una cuesti6n que afecta de lleno a la ciudad como espacio medi-
do y representado cientificamente, porque si bien la imagen puede estar medi-
da por cuadrantes, ballestillas y otro tipo de instrumentos, sus trazados y forma
urbana pueden ser interpretados como simbolos césmicos, politicos 0 religio-
sos. En ese sentido, un capitulo que no podemos tratar por su extensién, pero
si queremos aludir a él, es la cantidad de ocasiones en que las vistas urbanas
incorporan imagenes de santos que las protegen, como a la Caracas del siglo
Xvi, 0 de dioses de la mitologia que la magnifican como el Neptuno de la
vista de Venecia de Barbari. Simbolo y medida se nos aparecen como dos de
Jos muchos parémetros que nos pueden servir para nuestra aproximacién a la
imagen de la ciudad en la época moderna.
Figura 4.1. Andnimo, Nuestra Seftora de Caracas,
bh. 1760. Caracas, coleceién particular.
106 _LAIMAGEN DE LA CIUDAD ENLA EDAD MODERNAEn la representaci6n cientifica que se pretende de la ciudad, también hay dos
(al menos) formas de enfocar el estudio por parte de los historiaderes > que
ae caaglo del pintorconsiderdndolo el principal “instumento”.y la que butea
en el conjunto y en los detalles los rastros del uso de instrumenios cientificos
ada vez ms perfeccionados. No son excluyentes, sino complementariae pero
ibura 42. Jan Comelisz Vermeyen. Taller de Willhelm Pannemaker, Detalle
del tapiz “La cara”, con el autoretrato de Jan Comelisa Vertneyen de be
Ge La conquista de Tunez. 1549-1554, Madrid, Patrimonio Nacional
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=lo cierto es que a veces parecerfa que las ciudades se llevan a imagen como por
arte de magia, olvidando la cantidad de ocasiones en que sus autores se auto-
retratan con un instrumento de medida en la mano, que suele ser el compés, por
la versatilidad que tiene, pero quizé también por la facilidad de identificacion
para el espectador. Por citar tan solo dos ejemplos, con el compés en la mano
podemos recordar tanto Leonardo Bufalini en su planta de Roma de 1551,como
a Vermeyen en uno de los tapices de la conquista de Tiinez.
Sin embargo, medir la ciudad no implicaba una absoluta fidelidad, porque
frecuentemente el dibujante cambiaba los puntos de vista de determinados edi-
ficios o calles, fusiondndolo todo en una sola imagen, para as{ engrandecer
incluso hacer més reconocible una ciudad. Asf lo hizo van den Wyngaerde con
la vista de Valencia (Marfas, 1997 y Kagan, 1998), en la que la catedral apa-
rece vista desde poniente, mientras la vista general estd tomada desde el norte.
No se buscaba la objetividad que podfa proporcionar en principio un solo punto
de vista y una medicién exhaustiva, sino que, ya desde el siglo XVI se puede
hablar de perspectivas multifocales en algunas de estas obras, siempre a la bis-
queda de dar la imagen més favorable de la grandeza urbana,
En ese proceso de magnificaci6n de la imagen de la ciudad, la revolucién
{que supuso la invencién de la perspectiva permiti6 crear imagenes verosimi-
les, tanto més admirables cuanto que estaban referidas a espacios que cual-
quier espectador podia identificar con la realidad. La dicotomia entre medida,
con aplicacién de la geometria descriptiva (aunque ésta no fuera codificada
hasta 1798 por el matemético Gaspard Monge), y mirada, con aplicacién, eso
sf, de las leyes dpticas de la perspectiva, es la que nos va a conducir en el estu-
dio de este tema, a veces por uno de los dos caminos, a veces en confluencia,
Como recuerda Nuti (1999), si bien en Ia pintura del norte de Europa se ten-
did a recurrir a los instrumentos cientificos sin disfrazarlo, los pintores italia-
hos, que se consideraban “matematicos” confiaban en la perspectiva en el sen-
tido en que lo hacfan las palabras de Miguel Angel, de que el pintor debia tener
el compas en el ojo y no en la mano. Ciertamente pocos avances hubieran sido
posibles sin los cada vez. més perfectos instrumentos de medicién de la época
moderna. Partiendo de lo que desde la Edad Media ensefiaban las universida-
des con la denominacién de “Quadrivium”, muchos de los tedricos que vamos
a citar se formaron en las universidades (Lindgren, 2007) y de ellos aprendie-
ron los profesionales que midieron cada vez.con mayor exactitud el mundo y
sus ciudades.
1. Medir para dibujar
Aunque se haya cuestionado si la planta de Imola de Leonardo es comple-
tamente suya, 0 una copia actualizada de otra del ingeniero Maineri, realiza~
TEMAS, LACIUDADY LAMIRADACIENTIFICA 109Figura 4.4. Leonardo da Vinci, Planta de Imola, 1502. Windsor, Royal Library.
da hacia 1472, de lo que no cabe duda es de que se trata de una planta en la que,
el deseo de explicitar la precisién de los instrumentos cientificos utilizados,
lev6 a su autor a envolver en un circulo la detallada imagen de la planta de la
ciudad, realizada claramente con fines militares por la precision que preside
toda la imagen. El que sea de Leonardo da Vinei nos facilita el integrarla en la
historia del arte, pero muchas plantas de ciudades se hicieron en la época
moderna con instrumentos cientificos y una finalidad puramente préctica, sin
que eso las despojara de una belleza que todavia hoy nos impresiona
En el caso de los ingenieros militares, como lo fue Leonardo, el proceso de
construir una realidad figurativa que representara con fidelidad una ciudad 0
un territorio, se Ilev6 a cabo con instrumentos cientificos. Gracias a ellos, se
confirmaba, 0 por lo menos ayudaba a precisar, lo que vefa ojo del pintor 0
ingeniero, que sabia que s6lo si era una descripeicn exacta, su dibujo valdria
para la guerra. De hecho, esta vista de Imola, al inscribirse en una circunfe-
rencia que se divide en partes mediante radios, se ha relacionado con el méto-
do descrito por Alberti, y pareceria que la ciudad hubiera quedado atrapada
por el sistema de medicién generado por el instrumento circular,
TIO LAIMAGEN DELA CIUDAD EN LA EDAD MODERNAFigura 4.5. Leonhard Zubler, Novum instrumentum geometricum.
Basilea, 1607. Uso de instrumento de triangulacién.
Sin embargo, como ya hemos apuntado, no hay un reconocimiento unéni-
me por parte de los historiadores de que los autores de las vistas de ciudades
utilizaran masivamente instrumentos cientificos, 0 al menos que trabajaran
sobre plantas medidas cientificamente. Hay quienes contraponen las vistas rea-
lizadas por pintores a las realizadas por ingenieros, aunque por mucho tiempo
hhubo ingenieros con una capacidad para dibujar que igualaba o superaba a la
de muchos pintores, con lo que la separacién no es tan fécil de llevar a cabo.
Sf habria una coincidencia general en que, para realizar una vista urbana de
&xito, el autor tenia que haber estado alli para hacerla. Por eso en algunas de
las vistas del Civitates se indica que estén hechas “ad vivum” y no es raro
encontrarse dibujos y grabados en el Renacimiento denominados “retrato” 0
“verdadero retrato”, Ricci (1991) ha sefialado la escisi6n que se produce en el
siglo xvity que se consolida en el xvin entre los “retratos” que tepresentan la
ciudad tal’ como la ve el ojo, por muy manipulada que esté la imagen, y los
medidos y cientificos planos en perspectiva de los cart6grafos. Ademis de
ellos, nos encontramos con las plantas urbanas en visin cenital, sin desarro-
Ilo volumétrico. Como resume este autor, lo largo de la época moderna se pas6
de lo “verdadero” a lo “exacto”, de las perspectivas a los planos, con los que,
por cierto, todavia hoy nos movemos por las ciudades que visitamos.
Sebastién Miinster (1550) escribia que todo debia ser medido mediante
tridngulos, contribuyendo asi a difundir esta técnica que se aplicaba desde hacia
TEMA. LACIUDADYLAMIRADACIENTIFICA 111.tiempo en la elaboracién de mapas, como explicaron Pedvo, Apiano en su Cos
mographia (1524) u Oroncio Fineo en De Geometria (1530). Para esa trian
qulacion se podtan usar el astrolabio, el cuadrante, el baculo de Jacob 0 el
aac dompas, Fue un sistema ampliamente experimentado en la cartografia,
Gque seria aplicado también a la corografia y descripcién de ciudades en el
Gee er ko, Bastaba situarse en un lugar elevado. partir de €llos edificios
se ubicaban en las distancias correctas, aunque no ‘siempre se consegufa que
fears igual de preciso el trazado de las calles (Stroffoline, 1999), como suce~
Aig por ejemplo en algunas de las vistas de ciudades italianas realizadas por
Lafréry en el siglo XVI.
LA. El cireulo, simbolo y medida del espacio urbano
kin la Edad Media, la tierra se representaba en un efrculo, y 2 veces Sh co
contin se situaba Jerusalén, pero tambign las ciudades adoptaban Ch imagen esa
ferma préxima al eirculo aunque no la tuvieran. Estas formas circulares eran
tore Peas y entrafaban una idea de toraidad, lo mismo que 1a forma cuadra-
saengon la que se solia representar a Jerusalén siguiend) el texto del Apoca-
fipsis, En el Renacimiento,la medida cientifica se ‘apoders poco a poco de ese
lipsis En sybolico, y las imégenes de ciudades proximas al circulo pudieron
TRaponder a la facilidad de medir o de dar una visiGn de totalidad desde un
punto central
‘La querencia por la forma circular es patente en los teGrices. ot Ja utili-
‘zaron tanto para proyectar ciudades como para reflexionar sobre arquetipos
arph bano. No podemos dejar de pensar en una cludad circus Pot ejemplo,
oe ane os en el Compendium de Nicolés de Cusa el capuio en dts Sor
para al animal perfecto, que suma sensibilidad y centendimiento, con un COS
Prografo situado en una ciudad con cinco puertas, due Son Jas de los cinco sen-
Tales por las que Tlegan los mensajeros que le aporan