DGC Hamilton Unidad 1 A
DGC Hamilton Unidad 1 A
DGC Hamilton Unidad 1 A
Uno
La división de los alumnos en clases iba a constituir una de las innovaciones
pedagógicas más importantes en toda la historia de la educación (Mir, Aux
Sources de la Pédagogie des Jésuites, 1968) (ver nota 1).
¿Son los historiadores los únicos culpables de esta distorsión? Pienso que
no. También es responsable la comunidad educativa, en su conjunto, por no
aportar puntos de referencia conceptuales para contrastar el pasado
pedagógico. En suma, los historiadores han fallado al establecer la
diferenciación cronológica y los expertos en educación no han hecho la
diferenciación conceptual. Para salir de este atolladero es necesario, creo
yo, situar los lugares comunes de la escolarización mucho más cerca del
primer plano del análisis educativo, pues no son el telón de fondo del
cambio educativo, sino la verdadera trama o urdimbre del mismo.
Dos
La disertación más amplia sobre los orígenes de las clases en la
escolarización se puede hallar en Centuries of Childhood (edición original en
1960) de Philipe Ariès. Ariès observó que, aunque el término "clase" no
aparecía en los escritos medievales sobre la escolarización, había tenido un
uso corriente, limitado, en el período clásico (por ejemplo, en las
Instituciones de Quintiliano, hacia el año 95 después de Cristo) (ver nota
3). Por consiguiente, Ariès sostenía que la reaparición de "clase", en la
descripción que Erasmo hacía, en 1521, de la St. Paul's School de Londres,
ocurrió porque los reformadores renacentistas eran muy "dados a retomar
de los antiguos" (ver nota 4). Así pues, desde esta perspectiva, la práctica
renacentista guardaba continuidad con el precedente medieval: las "clases"
ya existían y lo único que les faltaba era la etiqueta adecuada (ver nota 5).
Inicio nota 5. Ariès sostiene que "la idea (de clases) precedió durante largo
tiempo a la palabra y ya era familiar cuando se estableció la terminología"
(ibíd. p. 177). Para un tratamiento detallado de la etimología del término
"clase", véase Clouatre, D. L. "El concepto de clase en la cultura francesa
anterior a la revolución", Journal of the History of Ideas, 45, 1984, pp. 219-
244. Fin nota 5, vuelve al texto principal.
El primer uso conocido de "clase" -en una fuente no comunicada por Ariès-
aparecía en un informe abreviado de la Universidad de París, publicado en
1517 por Bobert Goulet, profesor de teología. La última parte del
Compendium Universitatis Parisiensis de Goulet incluía una serie de
preceptos que, según pensaba Goulet, debía adopta cualquier que deseara
fundar o reformar un colegio. Aparte de exhortar a los lectores a seguir el
modo de vida y de enseñanza ya practicado en París, el primer precepto de
Goulet describía la planificación del colegio adecuado: "Debería contar, al
menos, con doce clases o pequeñas escuelas, según las exigencias de lugar
y auditores" (ver nota 8).
Tres
Como se ha señalado en el capítulo anterior, la escuela medieval era, sobre
todo, una relación entre un profesor particular y un grupo de estudiantes
individualizados. Al igual que los maestros de los gremios y sus aprendices,
los profesores admitían estudiantes de cualquier nivel y, por consiguiente,
la organización de su enseñanza descansaba de manera notable sobre
bases individuales. A su vez, tal individualización retroalimentaba la
organización general de la escolarización. En primer lugar, no había
presunción alguna de que todo estudiante estuviese "aprendiendo" (ver
nota 9) el mismo pasaje.
Inicio nota 9. Debe señalarse, como es natural, que lo que pasa por ser
"aprendizaje" es históricamente contingente. En la literatura de la
escolarización sería deseable la incorporación de una discusión exhaustiva
de esta contingencia. Fin nota 9, vuelve al texto principal.
En segundo lugar, no había necesidad pedagógica de que todos los
estudiantes permanecieran en presencia del profesor durante todas las
horas lectivas; con la misma facilidad podían estudiar (memorizar) sus
lecciones en cualquier otro lado. Y en tercer lugar, no se esperaba que los
estudiantes permanecieran en la escuela una vez alcanzadas sus metas
educativas. En esencia, la escolarización medieval era una formación
organizativa laxa que podía abarcar con facilidad a gran número de
estudiantes. Su aparente laxidad (por ejemplo, el absentismo o el hecho de
que las inscripciones no se correspondieran con la asistencia) no suponía el
fracaso de la organización escolar; era una respuesta perfectamente
eficiente a las demandas que se le formulaban (ver nota 10).
Inicio FIGURA 1
Un aula del siglo dieciséis que ilustra la coexistencia de clasificación e
instrucción individualizada. Obsérvese igualmente al posible ayudante del
profesor al fondo del aula. Tomado de un cartel de coplas alemán, traducido
al inglés y publicado en 1575. (Pliego de la Balada de Euing, número 1,
Biblioteca de la Universidad de Glasgow, Departamento de Colecciones
Especiales). Fin de figura 1, vuelve al texto principal.
Durante los siglos XII y XIII acudieron a Bolonia estudiantes adultos de toda
Europa. Iban para aprender las enseñanzas de un grupo de juristas
innovador cuyas revisiones de la codificación legal mitigaron, entre otras
cosas, los problemas de los terratenientes que deseaban transformar su
"posesión" (o mayordomía) en plena propiedad o dominio absoluto de la
tierra (ver nota 11). En comparación con las escuelas catedralicias, Bolonia
era un centro educativo mucho más mundano, es decir, secular. Asimismo,
la pedagogía de los juristas era comparable a la ofrecida por otros grupos
ocupacionales de la ciudad. El saber, las habilidades, etc. se transmitían a
los candidatos que podían abonar la cuota de entrada y los gastos, y un
pequeño número de "aprendices" aventajados ascendía a la condición de
miembros de la fraternidad o cofradía de juristas de Bolonia.
Inicio nota 11. La relación de Bolonia con la cambiante teoría legal y las
pautas también cambiantes de la posesión/propiedad se trata de Anderson,
P. Lineagges of the Absolutist State, Londres, 1979, 24 fols. Fin nota 11,
vuelve al texto principal.
En lo que respecta a los maestros, el ius ubique docendi supuso un auge del
aspecto docente de sus actividades; por lo que toca a los estudiantes,
proporcionó un incentivo no meramente para aprender, sino también para
adquirir el prestigio social derivado de ser un graduado (el derecho a utilizar
el título de "Maestro" o "Mister"). Bajo el influjo de tales presiones políticas
y sociales, las instituciones educativas, como la de Bolonia, comenzaron a
crecer de tamaño, número y autoridad. A su vez, algunas de ellas (sobre
todo la Universidad de París) se sometieron a nuevas formas de disciplina y
administración.
Cuatro
La Universidad de París fue un apéndice de la catedral local o escuela
diocesana; producto, a su vez, de un decreto papal del siglo once dictado
con la finalidad de que la Iglesia formase a sus propios administradores en
vez de utilizar personal seglar. Durante el siglo doce ciertos profesores
importantes –principalmente Pedro Abelardo– atrajeron a París gran número
de estudiantes (y a otros profesores); allí vivían y trabajaban fuera del
control directo del canciller de la catedral (ver nota 14). Hacia 1215 estos
maestros "externos” habían adquirido su propia corporatividad, el estatuto
de autogobierno. El canciller continuaba expidiendo títulos, pero los
maestros controlaban la admisión a su propio "consortium" de profesores
(ver nota 15).
Inicio nota 14. Véase, por ejemplo, Southern, R. W. Op. cit., 1982. Fin nota
14.
Inicio nota 15. Bernstein, A. Pierre D'Ailly and the Blanchard Affair:
University and Chancellor of Paris at the Beginning of the Great Schism.
Leiden, 1978, p. 6. La tensión entre la licencia (del canciller) y la iniciativa
(del maestro) también se discute en Cobban, A. B. Op. cit., 1975, p. 82. Fin
nota 15, vuelve al texto principal.
Sin embargo, durante el siglo XIII la asunción del control por los maestros y
el canciller quedó escindida por una nueva estructura organizativa. Diversos
benefactores –tal vez agradecidos por los consejos legales recibidos de
administradores y consejeros formados en la Universidad– fundaron
"colegios", "pedagogías" y "casas" (por ejemplo, la Casa de la Sorbona,
fundada en 1257, estos colegios residenciales (no docentes) no estaban
adscritos a una determinada agrupación religiosas, pero aún así, adoptaron
una regla o disciplina comparable.
Inicio nota 18. Cobban, A. B. Op. cit., 1975, p. 95. Fin nota 18.
Inicio nota 19. Verger, J. "The University of Paris at the end of the Hundred
Years War", en J. W. Baldwin y R. A. Goldthwaite (eds.), Universities in
Politics: Case Estudies from the Late Middle Ages and Early Modtn Period,
Baltimore, 1972, p. 59. Fin nota 19.
Inicio nota 20. Cobban, A. B. Op. cit., 1975, p. 95. Véanse igualmente Le
Goff, J. "La Conception fraçaise de l'Université a l'époque de la
Renaissance", en Commission Internationale pour l'Histoire des Universités,
Les Universités Européennes du XIV au XVIII Siècle: Aspects et Problemes,
Ginebra, 1967, p. 95 ("La reforma del Cardenal d'Estouteville, en 1453 en
París, es la última reforma universitaria de época y carácter medievales en
Francia"). Fin nota 20.
Inicio nota 21. Para un tratamiento más amplio del crecimiento de las
formas nacionales de administración y control véase Anderson, P. Op. cit.,
1979, pp. 16-59. Por ejemplo: "Las monarquías absolutistas occidentales
descansaban, de forma característica, en un estrato bien preparado de
jurisconsultos para poner en movimiento su maquinaria administrativa. (...)
Estos juristas-burócratas eran los celosos mantenedores del centralismo
regio", p. 28. La relación general entre las instituciones educativas
renacentistas y la creación del Estado absolutista merece un examen más
pormenorizado. A. T. Grafton y Lisa Jardine sugieren, por ejemplo, que la
escolarización humanista tenía "más que ver con su adecuación como
producto que con sus méritos intelectuales intrínsecos" y que, como
"servidores potenciales del Estado", muchos y dóciles jóvenes nobles fueron
"un producto que los oligarcas y tiranos de la Italia de finales del siglo
quince no dejarían de apreciar" (Grafton, A. T. y Jardine, L. "Humanism and
the school of Fuarino: A problem of evaluation", Past and Present, 96, 1982,
pp. 76-77. Fin nota 21, vuelve al texto principal.
Inicio nota 22. Verger, J. Op. cit., 1976, p. 61. Véase también Brockliss, L.
W. B. The University of Paris in the Sixteenth and Seventeenth Centuries,
tesis doctoral, Cambridge, Universidad de Cambridge, 1976, p. 3. "(En los
colegios) la buena organización se consideraba, sobre todo lo demás, la
llave del éxito. Se rechazaban las ideas corporativistas tradicionales y, en
cambio, el control final iba a estar en manos de un individuo (el Rector o
Principal) que proveería lo necesario para la enseñanza y supervisaría las
vidas de los residentes". Fin nota 22.
Inicio nota 23. Ariès, P. Op. cit., 1926, p. 167. Fin nota 23.
Inicio nota 24. Ibíd., p. 171. Fin nota 24, vuelve al texto principal.
Además, según Mir, esta fue la época en la que se utilizó por vez primera el
moderno sentido de "clase" –aunque no la denominación– en los estatutos
del Colegio de Montaigu:
Inicio nota 25. Mir, G. C. Op. cit., 1968, p. 101. Véase igualmente Compère,
M. M. y Julia, D. "Les collèges sous l'ancien régimen", Histoire de
l'Education, 13, 1981, p. 8. "(En qué momento) se convirtió la escuela
medieval en un colegio, en el sentido moderno de la palabra... Es
seguramente la aparición de unas clases progresivas establecidas
jerárquicamente, siguiendo el modus parisiensis, con un profesor adscrito a
cada una". Un tratamiento coincidente y más detallado se encuentra en
Renaudet, A. Préreforme et Humanisme à Paris (1496-1517), París, 1916.
Fin nota 25, vuelve al texto principal.
Inicio nota 26. Mir, G. C. Op. cit., 1968, p. 102. Fin nota 26, vuelve al texto
principal.
Cinco
Los Brethren se diferenciaban de monjes y frailes por su organización y sus
orígenes. En primer lugar, compartían una vida común sin hacer votos
vinculantes y, en segundo lugar, eran "esencialmente producto de la
municipalidad medieval" (ver nota 27). Tampoco sobrevivían pidiendo
limosna, sino que se servían de las donaciones de benefactores, de los
honorarios de la enseñanza y con los ingresos obtenidos copiando libros.
Los historiadores de la educación han venido prestando gran atención a los
Brethren porque estaban asociados con ciertos educadores humanistas
importantes. Aparte de Erasmo, por ejemplo, los Brethren intervinieron en
el empleo y/o la escolarización de John Standonck (Rector de Montagiu
desde 1483 hasta 1499) y John Sturm (fundador de la Academia
Protestante de Estrasburgo en 1538) (ver nota 28).
La primitiva historia de los Brethren no está nada clara (ver nota 29), pero
parece ser que hacia el siglo XV comenzaron a admitir a jóvenes en sus
comunidades (ver nota 30). En algunos casos los niños eran "donados" a los
Brethren como candidatos a una futura promoción interna; en otros casos
simplemente se los "entregaban" con el propósito de que recibieran una
educación formal. Más aún, parece que las escuelas de los Brethren
admitían igualmente a escolares "pobres" que, presumiblemente, podían
pagar sus gastos contribuyendo a las actividades de copia de los Brethren.
Inicio nota 29. Los problemas historiográficos relacionados con los Brethren
se tratan en Post, R. R. The Modern Devotion, Leiden, 1968. Fin nota 29.
Inicio nota 30. Véase, por ejemplo, Hyma, A. The Brethren of the Common
Life, Grand Rapids, MI, 1950, p. 115. Existieron también unas Sisters of the
Common Life, a las que se ha prestado mucha menos atención (véase
Hyma, op. cit., cap. 3). Fin nota 30, vuelve al texto principal.
Además de ser parte de una unidad religiosa o "colloquium" (por ejemplo, el
Colloquium Zwolle), cada una de las "casas locales o escuelas" (ver nota
31) de los Brethren se fragmentaba en varias divisiones internas. Se ha
pretendido, por ejemplo, que durante el mandado de John Cele de Zwolle,
entre 1374 y 1417, los Brethren comenzaron a dividir sus "escuelas"
(¿mayores?) en ocho grupos graduados (ver nota 32). Se dice también que
Cele atrajo a Zwolle a "1.200 alumnos de una vez" (ver nota 33); cifra
comprable a las comunicadas por Alkmaar (900 estudiantes),
Herzogenbusch (1.200 estudiantes) y Deventer (2.200 estudiantes) (ver
nota 34).
Inicio nota 33. Jacob, E. F. Op. cit., 1963, p. 124 (citando a Hyma). Fin nota
33.
Inicio nota 35. Véase Hyma, A. Op. cit., 1950, pp. 118-119. Fin nota 35.
Inicio nota 37. Véase McDonnell, M. The Annals of St. Paul, edición privada,
1959, p. 32. La descripción de Erasmo aparece en una carta a Justin Jonas;
Ariès fecha la carta en 1519, aunque Percy Allen (Letters of Erasmus,
Oxford, 1922, p. 507) indica que, según la evidencia implícita, es más
probable que el año fuese 1521. (Agradezco a Keith Hoskin, de la
Universidad de Warwick, por llamar mi atención hacia este detalle y también
por las otras numerosas ayudas que me prestó en este capítulo). Fin nota
37, vuelve al texto principal.
Por todas estas razones, creo que se debe tener cautela antes de relacionar
las clases de St. Paul con las subdivisiones anteriores de los colegios de
París o de las escuelas de los Brethren de la Vida Común. En cierto sentido,
las primitivas cohortes deben ser consideradas como unidades pedagógicas
más que administrativas. Dentro de ellas las prácticas pedagógicas aún
seguían repitiendo los métodos medievales individualizados, que ya se han
descrito. Por otro lado, los posteriores educadores renacentistas no sólo
añadieron unos controles más perfilados a los procedimientos
administrativos de sus predecesores, sino que también hicieron que las
agrupaciones resultantes (escuelas "menores") sirvieran a las metas
pedagógicas al igual que a las administrativas. Y este nuevo estado de
cosas, cristalizado en la segunda década del siglo XVI, indujo a Gouler y a
Erasmo a adoptar un nuevo lenguaje de la escolaridad.
Seis
Si esto es así, la argumentación de Ariès necesita cierta revisión. La palabra
"clase" no apareció como substituto de "escuela" sino, habando en sentido
estricto, para identificar las subdivisiones en el seno de las escuelas. Los
pensadores del Renacimiento creían que el aprendizaje, en general, y las
escuelas municipales, en particular, se promoverían con mayor eficiencia
mediante unidades pedagógicas pequeñas. Estas "clases" se convirtieron en
parte de los "textos minuciosamente coreografiados" que, como ha
sostenido un historiador, se utilizaron en las escuelas francesas del siglo XVI
(por toda Europa) para "controlar a los profesores y a los alumnos" de
manera que pudiesen "enseñar y aprender materias difíciles en el mínimo
de tiempo" (ver nota 38).
Inicio nota 38. Huppert, G. Public Schools in Renaissance France. Urbana II,
1984, pp. 39, 40 y 45. Fin nota 38, vuelve al texto principal.
Siete
En comparación con el término "clase", parece que hay una ausencia de
discusión respecto a los orígenes del término "currículum" (ver nota 40). Un
punto de partido adecuado sería el Oxford English Dictionary, que localiza la
primera fuente del "currículum" en los registros de la Universidad de
Glasgow, de 1633. La palabra aparece en un atestado de la graduación
otorgada a un maestro, redactado en un formulario que, como se expresa
en la reimpresión del siglo XIX, se había promulgado "poco después" (ver
nota 41) de la reforma de la Universidad realizada por los protestantes en
1577. ¿Es históricamente representativa la cita de este diccionario? ¿Se
deriva, en cambio, del hecho de que el editor original del OED –James
Murrau– había sido profesor en Escocia? De hecho, el material reimpreso en
otras universidades escocesas y del norte de Europa no mostraba un uso
anterior del término "currículum" (ver nota 42) (con la única excepción
aparente de los registros de la Universidad de Leiden, de 1582).
Inicio nota 40. La búsqueda de los orígenes del término "currículum" resultó
infructuosa en las obras siguientes: Buisson, F. Dictionnaire de Pédagogie,
París, 1882; Foulquie, P. Dictionnaire Pédagogique, París, 1971; Monroe, P.
A. Cyclopedia of Education, Nueva York, 1911; Rein, W. Encyklopädisches
Handburch der Pädagogik, Langensalzer, 1903; y Watson, F. The
Encyclopedia and Dictionary of Education, Londres, 1921. Fin nota 40.
Inicio nota 42. Entre las fuentes consultadas para hallar los primeros usos
del término "currículum" se incluyen Le Coultre, J. Op. cit., 1925; Junod, L.
y Meylan, H. L'Académie de Lausanne au XVI Siècle, Lausana, 1947;
Masebieau, L. Schola Aquitana: Programme d'Études du College de
Guyenne au XVI Siècle, París, 1886; Mellon, P. L'Académie de Sédan, París,
1913; y Reusen E. H. J. "Statuts primitifs de la Faculté des Arts de
Louvain", Comptes Rendues des Séances de la Commission Royale
d'Hisoire, 9, 1867, pp.147-206. Fin nota 42, vuelve al texto principal.
Ahora bien, esta respuesta no hace más que plantear la cuestión histórica
con mayor agudeza. ¿Por qué Leiden? ¿Por qué Glasgow? La conexión más
evidente entre estas dos instituciones se encuentra en que, durante la
última etapa del siglo XVI, ambas estaban sumamente influidas por las
ideas calvinistas. Leiden fue fundada en 1575 con el propósito específico de
formar predicadores protestantes y la reorganización de Glasgow, en la
misma década, obedecía a unos propósitos similares. Así pues, ¿cuál podría
ser la conexión entre el protestantismo, el calvinismo y el "currículum"?
Inicio figura
Ocho
De los dos tributarios del "currículum", el "ordo" y la "disciplina", el primero
es el que se muestra con mayor fuerza en los debates educativos del siglo
XVI (ver nota 45). La vinculación de las ideas sobre el orden con un cambio
en la significación del término "método" parece haber sido una conexión
fundamental. En tiempos anteriores "methodus" denotaba procedimientos
de investigación o análisis, pero no transmitía el sentido de aportar líneas
maestras que pudieran ser rápidamente asimiladas y fácilmente aplicadas.
El "método" existía como un arte intelectual agradable, no como una ciencia
intencional de la técnica.
Inicio nota 45. Para el uso educativo del término "ordo" véase Mir, G. C. Op.
cit., 1968, p. 160; y para el de "disciplina" véase Durig, W. "Disziplin: Einde
Studie zum Bedeutungsumfang des Wortes in der Sprache der Liturgie und
der Väter", Sacris Erudiri, 4, 1952, pp. 245-279. Fin nota 45, vuelve al texto
principal.
Inicio nota 46. Jardine, L. Francis Bacon: Discovery and the Art of
Discourse. Cambridge, 1974, pp. 5 y 17 ("El desarrollo de la dialéctica en el
siglo XVI es esencialmente una evolución dentro de una tradición textual").
Véase también Mahoney, M. S. "The beginnings of algebraic thought in the
seventeenth century", en S. Gaukroger (Ed.) Descartes: Philosophy,
Mathematics and Physics, Hassocks, Harvewter Press, 1980, p. 149. Fin
nota 46.
Inicio nota 47. Jardine, F. Op. cit., 1974, p. 5. Fin nota 47, vuelve al texto
principal.
Inicio nota 48. Véase Ong, W. J. Ramus, Method and the Decay of Dialogue:
From the Art of Discourse to the Art of Reason. Cambridge, MA, 1958, pp.
232-233 (cita abreviada). Fin nota 48, vuelve al texto principal.
Al destacar la relevancia de la presentación y de la comunicación (que
pertenecían originariamente al estudio de la retórica), Sturm inició la
redefinición de la dialéctica. En este proceso también se ampliaron las
fronteras del método. La dialéctica dejó de aplicarse únicamente al estudio
del discurso escrito y hablado. En cambio, se comenzó a destacar un
conjunto de procedimientos estándar, con relevancia para la solución de
todos los problemas intelectuales (ver nota 49).
Inicio nota 49. Cf. Jardine, L. Op. cit., 1974, p. 26. "(Los reformadores)
identificaron la dialéctica (...) con la totalidad de la lógica (...) sobre la base
de que el estudio de las técnicas de la argumentación no depende del status
(...) del material al que se aplican". Fin nota 49, vuelve al texto principal.
Inicio nota 50. Ong, W. J. Op. cit., 1958, p. 237 (cita abreviada). Fin nota
50, vuelve al texto principal.
Inicio nota 51. Ibíd., p. 249 (cita abreviada). Fin nota 51, vuelve al texto
principal.
En segundo lugar, Ramus destacó conscientemente la posibilidad de la
generalización intelectual y la importancia pedagógica del método dialéctico,
sosteniendo que era no sólo apropiado para las artes filosóficas, sino
también para "toda materia que queramos enseñar fácil y claramente" (ver
nota 52).
Inicio nota 52. Ibíd., p. 250. Fin nota 52, vuelve al texto principal.
Las ideas de Ramus eran polémicas, y más aún para los filósofos cuyas
prácticas él quería echar abajo. Pero a juzgar por las 150
ediciones/adaptaciones de su Dialectic publicadas entre 1555 y 1600 (ver
nota 53), cabe escasa duda de que sus ideas encontraron una audiencia
propicia y receptiva, especialmente entre los profesores. Al constituir un
híbrido de los cánones lógicos de la dialéctica con las reglas de
comunicación y presentación de la retórica, el método "ramista" aportó a la
enseñanza una "ordenación" sin precedentes (ver nota 54). Además, se ha
sostenido que la enseñanza adquiriría mayor fuerza y/o eficiencia si se
formalizase (o "metodizase") (ver nota 55) de esta manera. Esta relación
entre orden, eficiencia y perfeccionamiento llegó a ser fundamental para la
reforma de la escuela a finales del siglo XVI y principios del XVII (ver nota
56). Cuando Caspar Pfaffad volvió a formular el argumento en su De Studii
Rameis (1597), la escolarización reformada (o "educación formal")
proporcionó los medios con los que el ser humano podía alcanzar su
"perfección natural" (ver nota 57).
Inicio nota 56. Las relaciones entre el método y la eficiencia son señaladas
tanto por Gilbert como por Ong: "El énfasis en la rapidez y la eficiencia deja
a un lado la noción renacentista del método. (...) La noción de que el
método puede proporcionar un atajo para aprender un arte no parece
crucial para los estudiantes de medicina o para los reformadores de la
educación. Sólo cuando el entorno social se hizo más consciente el tiempo,
el método ser convirtió en el slogan de los que deseaban acelerar el proceso
de aprendizaje" (Gilbert, 1960, p. 66). "Ramus vivió e un tiempo en el que
no existía una palabra de uso común que expresara claramente lo que
nosostros significamos hoy como 'método', una serie de pasos ordenados
que se siguen para producir un efecto deseado con cierta eficacia –una
rutina de eficiencia–" (Ong, 1958, p. 225). Fin nota 56.
Inicio nota 57. Ibíd., p. 149. Pese al juicio de Pfaffad, Ong ofrece una
valoración distinta del ramismo –que promocionó un "objeto de devoción
pedagógico" que se extendió inalterado a través del "mundo intelectual
occidntal" (ibíd, p. 167)–. Para una exploración de las vinculaciones entre
Calvino, Ramus, Bacon y Comenius véase Hamilton, D. "The pedagogical
juggernaut". British Journal of Educational Studies, 25, 1987, pp. 18-29. Fin
nota 57, vuelve al texto principal.
Nueve
Esto es suficiente por lo que respecta al "método", pero ¿cuándo y dónde se
conectó con el término "currículum"? Aquí se puede percibir la relación con
el calvinismo. Tras el fallecimiento de Ramus en París, sus ideas sobre la
dialéctica se propagaron por Alemania, que, tras la labor preparatoria de
Strm y Melanchhthen, se convirtió en un "auténtico vivero de ramismo" (ver
nota 58). Y aún más, la influencia de las ideas ramistas dentro de Alemania
–según el estudioso jesuita Walter Ong– fue "más intensa" en las zonas
"influidas por el calvinismo" (ver nota 59). Desde estas áreas concretas –la
comarca del Rhin y la zona contigua– las ideas ramistas llegaron a los
sectores calvinistas de los Países Bajos.
Inicio nota 58. Ong, W. J. Op. cit., 1958, p. 298. Fin nota 58.
Inicio nota 59. Ibíd. Fin nota 59, vuelve al texto principal.
Inicio nota 61. Véase Hopfl, H. The Christian Polity of John Calvin,
Cambridge, 1982, p. 100. Fin nota 61.
Inicio nota 62. Ibíd., p. 104. Hopfl también sostiene que la "primera
instancia" del uso más amplio que Calvino hace de "disciplina" (fuera de las
referencias a la excomunión) ocurrió en 1537 (p. 73). Fin nota 62, vuelve al
texto principal.
Inicio nota 64. John Calvin's Commentaries (en latín), Berlín, 1833-1834,
vol. 5, p. 320. Véase también Actas 13-25, Actos 20-24; 1 Corintios 9.24; 2
Timoteo 4.7 y 2 Tesalonicenses 3.1 (Agradezco a Allan Milligan el haberme
mostrado esta fuente). Fin nota 64, vuelve al texto principal.
Diez
Aunque sigue habiendo cabos sueltos en esta historia (¿por qué el término
"currículum" sustituyó al de "cursus"?, ¿se adoptó la palabra "currículum"
de manera independiente en Leiden y en Glasgow?), en líneas generales
parece estar clara. El término educativo "currículum" surgió con la
confluencia de diversos movimientos sociales e ideológicos. Primeramente,
bajo la influencia de las revisiones de Ramus, la enseñanza de la dialéctica
ofreció una pedagogía general aplicable a todas las áreas del aprendizaje.
En segundo lugar, la visión de Ramus acerca de la organización de la
enseñanza y el aprendizaje estuvo en consonancia con las aspiraciones
disciplinarias del calvinismo. Y en tercer lugar, la inclinación calvinista por el
uso figurativo de la expresión "vitae currículum" –expresión que se remonta
a Cicerón (muerto en el año 43 antes de Cristo)– se amplió hasta
comprender los nuevos rasgos ordenados y secuenciales de la escuela del
siglo XVI (ver nota 71).
Inicio nota 71. El uso que hace Cicerón de la expresión "vitae Currículum"
se recoge, por ejemplo, en la entrada del término "currículum" del Cassell's
Latin Dictionary (Londres, 1893). Fin nota 71, vuelve al texto principal.
Inicio nota 73. Tras haber terminado este capítulo, localicé un uso de
término "currículum" en la Professio Religia (1576), texto generalmente
atribuido a Ramus, pero publicado en realidad tras su muerte por Thomas
Fregius de Basel. En efecto, esta fuente proporciona el eslabón perdido
entre Ramus y Calvino y posteriores innovadores en la educación,
especialmente Comenius (véanse Hamilton, D. Op. cit., 1987; Hooykaas, R.
Humanisme, Science et Réforme: Pierre de la Ramée, Leiden, 1958;
Moltmann, V. J. "Zur Bedeutung des Petrus Ramus für Philosophie und
Theologie im Calvinismus", Zeitschrift für Kirchengeschichte, 68, 1957, pp.
295-318; Beitenholz, P. G. Basle and France in the Sisteenth Century: The
Basle Humanists and Printers in their Contacts with Francophone Culture,
Ginebra, 1971, cap. 8; y la entrada de "Disciplina/discipline" en la
Enciclopedia Einaudi, Turin, 1977-1984. (Agradezco a Norberto Bottani la
aportación de la última de estas fuentes.) Fin nota 73.