407-Texto Del Artículo-834-2-10-20201230
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DISREGULACIÓN EMOCIONAL
Y EMOCIONES MORALES EN EDUCACIÓN:
APORTACIONES DESDE LA NEUROPSICOLOGÍA
Resumen
La propuesta educativa de formar sujetos integrales ha permitido la entrada de las emociones a
la agenda educativa. Esto también ha permitido la inter y multidisciplina, por lo que la educación se
ha nutrido de otras áreas como la neuropsicología. El presente escrito pretende reconocer la
relación entre disregulación emocional y emociones morales en el ámbito educativo. Para ello se
parte de la comprensión de la emoción como elemento central en procesos cognosocioafectivos,
para decantar en las emociones morales, que son de particular interés para la educación, por su
intención formativa y su búsqueda de entablar un diálogo entre lo gnosológico, lo axiológico, la
reflexión constante y la búsqueda de principios. Finalmente se aborda cómo la disregulación
emocional afecta a las emociones morales, provocando decisiones erróneas. Al respecto, la
neuropsicología ha otorgado otra mirada al panorama educativo, por lo que mostramos sus
aportaciones.
Abstract
The educational proposal in charge of creating complete people has allowed the emotions inside
the educational agenda. This has also allowed the inter and multidiscipline, so that education has
been enriched by other areas such as neuropsychology. The present script intends to recognize the
relation between emotional disregulation an moral emotions within the educational matters.
Comprehension of the emotions represents a fundamental in cognosocioafective processes to filter
in moral emotions which result of particular interest for education because of its formative attempt
and the intention of setting dialoge between knowledge, values, the constant reflection ad the search
of principles. Finally this is about how emotional disregulation affects moral emotions resulting in
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REVISTA DE LA ESCUELA DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN, AÑO 15, NRO. 14, VOL. 1, ENERO A JUNIO DE 2019. PÁGINAS 45-52. ISSN 1851-6297 (DESDE
DICIEMBRE DE 2006 A DICIEMBRE DE 2017). ISSN 2362-3349 (EN LÍNEA). DISREGULACIÓN EMOCIONAL Y EMOCIONES MORALES EN EDUCACIÓN: APORTACIONES
DESDE LA NEUROPSICOLOGÍA. CLAUDIA GODÍNEZ · DULCE MARÍA CAROLINA FLORES OLVERA.
wrong decision making, causing particular interest for education. In this matter neuropsychology has
shared a different look on the educational field, therefore we present its contributions.
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DICIEMBRE DE 2006 A DICIEMBRE DE 2017). ISSN 2362-3349 (EN LÍNEA). DISREGULACIÓN EMOCIONAL Y EMOCIONES MORALES EN EDUCACIÓN: APORTACIONES
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A partir de esto, se plantea y comprende que las emociones dejaron de verse como un sesgo sobre la
cognición y la evaluación de los eventos. Por el contrario, ahora se reconoce que las reacciones
emocionales permiten coordinar los sistemas de respuesta subjetivos y conductuales; dirigen la conducta
y juegan un rol comunicativo al revelar los valores propios y sociales (Martínez, 2008). De acuerdo a
Verdejo y Bechara (2009; citado en Chicharro et al, 2011), las emociones también repercuten en el
desarrollo del comportamiento y la toma de decisiones adaptativas.
Si bien todas las emociones son importantes, particularmente interesan en este caso las emociones
morales, por mantener una relación biunívoca con la educación, ya que se mediatizan y se interpelan
cíclicamente. Esto es así porque las emociones morales tienen como eje conductor a la ética, que en su
práctica se sustenta en la moral, y cuya aplicación decanta en los valores. Las emociones morales se
identifican como preferencias vigentes de la mayoría de los ciudadanos en una sociedad, y están
mediadas no sólo por la biología del sujeto, sino sobre todo por la cultura (costumbres, lenguaje,
significados, educación, etc.).
Emociones Morales
Las emociones se han clasificado de acuerdo a su complejidad en emociones orientadas a un objeto,
básicas y complejas o sociales (Johnson-Laird y Oatley, 2000; citado en Damasio, 2005). Particularmente
respecto a dichas emociones complejas o sociales, Haidt (2003; citado en Mercadillo Díaz, Barrios, 2007,
p. 3), propone cuatro familias de emociones morales:
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momento priorice el saber y el saber hacer sobre el saber ser. No obstante nuevos discursos emergen
ante las demandas sociales, y buscan entablar un diálogo entre lo gnosológico, lo axiológico, la reflexión
constante y la búsqueda de principios desde contextos y sujetos particulares.
Las emociones morales pueden brindar una primera pauta sobre la construcción social moral
imperante, y su estudio profundiza sobre la afectación o mantenimiento del comportamiento moral social
esperado. Ante el quebrantamiento de tales códigos morales asumidos y construidos socialmente, se
pone en evidencia tanto el razonamiento moral individual como la experiencia subjetiva de la emoción.
A esta experiencia subjetiva de la emoción se le ha denominado procesamiento emocional, entendido
como el proceso mental que evalúa información emocionalmente relevante, provoca respuestas en el
propio cuerpo produciendo un estado corporal emocional, y produce cambios mentales adicionales. En el
procesamiento emocional se incluyen habilidades de identificación, comprensión, producción y expresión
de emociones, que se relacionan con dimensiones de comportamiento como la percepción selectiva de
señales sociales, el cuidado y apego, el reconocimiento de los estados afectivos de los demás, la
resolución de problemas en un contexto social y el aprendizaje de las prácticas sociales (Hernández,
2014).
Dentro del procesamiento emocional, se subraya a la regulación emocional como una habilidad
cognosocioafectiva de gran impacto en el ámbito educativo. Se considera que, sobre la base del trabajo
empírico y conceptual, la regulación emocional debe involucrar la conciencia, comprensión y aceptación
de las emociones, la habilidad para controlar conductas impulsivas, comportarse de acuerdo con los
objetivos deseados, aun cuando se experimenten emociones negativas, y la habilidad para usar
apropiadamente estrategias de regulación emocional flexibles, conforme a la situación y el contexto socio-
cultural (Gratz y Roemer, 2004).
Por su parte, cuando no se presentan dichos atributos se habla de disregulación emocional, misma
que promueve la impulsividad, la compulsión, la generación de deterioro para mantener relaciones
sociales, conduce al aislamiento y a juicios morales inapropiados. También altera habilidades
representativas para el buen desempeño profesional y académico, como la programación de conductas
dirigidas a objetivos, la toma de decisiones adaptativas, o la revaloración emocional, que es una fuerte
estrategia de regulación (Van´t Wout, Chang, Sanfey, 2010).
La disregulación emocional se entiende como las dificultades para tener claridad respecto a qué
emociones son las que están siendo experimentadas; fallas en la aceptación o tolerancia de emociones
negativas; alteración en el comportamiento socialmente apropiado; alteración de la atención y el
reconocimiento de las respuestas emocionales; y fallas en la utilización de estrategias apropiadas para la
regulación emocional (Gratz y Roemer, 2004; Marín, Robles, González, Andrade, 2012).
Particularmente interesa la relación existente entre la disregulación emocional y las emociones
morales, cuya interacción cursa de manera natural, pues la presencia o no de disregulación emocional en
los sujetos insertos en ámbitos educativos, habrá de repercutir sobre la gestación de las emociones
morales, y es en función de cómo está construida la experiencia subjetiva de la regulación emocional, que
se pueden valorar las reglas morales sociales y el razonamiento moral del sujeto. Desde el ámbito
educativo, esto se traduce en que los estudiantes comprendan las reglas, pautas y normas morales, por
ejemplo respetar el reglamento escolar, respetar y conducirse conforme a los códigos de ética y conducta,
entre otros.
De igual forma, estas normas morales habrán de analizarse en plenaria dentro del aula (grupo), para
lograr la auto-reflexión, y considerar las consecuencias. Es decir, ¿qué pasaría si dichas normas no
existieran? La intención, evidentemente, es llevar al estudiante no solo a conocer la importancia de estas
reglas, sino también a la necesidad de respetarlas y buscar que los demás también las respeten. Para
estos casos, se pueden realizar dinámicas grupales, aplicando estrategias tales como debates, foros de
diálogo y deliberación, entre otros.
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emocional como proceso cognitivo, -según lo enuncia la neuropsicología-, permite amalgamar e integrar
los aspectos cognitivos y socioafectivos para explicar la condición humana, y trascender la dicotomía
existente entre éstos para empezar a hablar de procesos cognosocioafectivos.
Desde esta mirada, se recupera que las habilidades y destrezas sociales, emocionales y cognitivas
características del hombre son posibles gracias a la actividad organizada y armónica de circuitos
neuronales que forman ensambles o engranajes entre sí. A esta circuitería o red neuronal se le ha
denominado “cerebro social” (Adolphs, 1999).
Es pues pertinente, para poder entender el rol de las emociones, rastrear la arquitectura funcional para
el control cognitivo de la emoción, su correlato en las vías neurales y circuitos del cerebro (corticales y
subcorticales), clarificando su relación anatomo-clínica (Bechara, Damasio, Damasio y Anderson, 1994;
Hamman, Eli, Grafton, Kilts, 1999; Anderson y Phelps, 2000; Mora, 2000; Tucker, Derryberry, Luu, 2000;
Gray y McNaughton, 2003; Greene, Nystrom, Engell, Darley, Cohen, 2004; Ochsner y Gross, 2005;
Barret, Mesquira, Ochsner, Gross, 2007; Silva, 2008; Prehn, Wartenburger, Mériau, Scheibe,
Goodenough, Villringer, van der Meer, Heekeren, 2008; Cáceda, James, Ely, Snarey, Kilts, 2011; Young y
Dungan, 2010; Fumagalli y Priori, 2012).
Existen varios modelos neuropsicológicos y teorías que intentan explicar los mecanismos subyacentes
a ciertas manifestaciones comportamentales, sin embargo, se rescatan aquéllos que resultan pertinentes
por la aproximación que hacen hacia el sistema funcional del procesamiento emocional y particularmente
la regulación emocional, como son: el Modelo del Marcador Somático, el Modelo Bioinformacional y la
Hipótesis del Doble Proceso.
La tesis del modelo bioinformacional surge de la teoría de la emoción de Lang, y defiende que las
emociones predisponen para la acción y que la respuesta emocional cumple principalmente una función
social y otra motivacional (Bradley y Lang, 2000; Lang, 1985; citado en Chicharro, García, Sanjuán, 2011;
Aguilar de Arcos, Montañez, Gómez, Arráez, Pérez, 2011).
La tesis del modelo del marcador somático expone que la toma de decisiones depende en muchos
aspectos importantes de sustratos neurales que regulan la homeostasis, sin embargo, el ambiente influye
en poner castigo o preferencia a nuestras elecciones, por lo que tales marcadores derivan de dispositivos
neurales que se desarrollan en el proceso de educación y la adaptación social; esto es, no son innatos.
Por su parte, el Modelo de Greene, denominado Hipótesis del Doble Proceso, busca dar cuenta de los
procesos emocionales y cognitivos involucrados en la toma de decisiones y la conducta moral. La
pertinencia de este modelo radica en situar con igual importancia la participación, tanto de la emoción,
como del razonamiento moral al momento de tomar una decisión (Greene, 2009), ya que varios estudios
tanto conductuales (Greene, Haidt, 2002; Van´t Wout, Chang, Sanfey, 2010; Pastötter, Gleixner,
Neuhauser, Bäuml, 2012; Bedregal, León, Shand, Mosso, 2013) como de neuroimagen (Greene,
Sommerville, Nystrom, Darley, Cohen, 2001; Bartels y Pizarro, 2011), muestran el papel central de la
disregulación emocional sobre la construcción y expresión de las emociones morales, por ejemplo, ante la
toma de decisiones de dilemas morales.
Al respecto no se pretende caer ni en determinismos ni biologicismos. Si bien se sabe que las
emociones tienen una base biológica, también se sabe que el proceso cognosocioafectivo no puede ser
reducido a la parte orgánica, sino que se construye en una interacción social y psicológica inmersas en
una cultura. Sin ir más lejos, “se ha mostrado que la experiencia, adquirida en la ontogenia temprana,
modifica esencialmente el desarrollo bioquímico, morfológico y fisiológico del cerebro y la conducta”
(Venguer y Ibatullina, 2010, s/p).
Una vez conocidas las tesis anteriores, que revelan cómo la afectación del mecanismo emocional
provoca malas decisiones, podrá comprenderse mejor la relación entre la disregulación emocional y las
emociones morales. Así mismo, y como se ha mencionado, la aproximación neuropsicológica ha
enriquecido al escenario educativo, llevándolo al diálogo interdisciplinar y a eliminar escisiones entre
procesos cognitivos y socioafectivos, lo cual lleva a cuestionarnos: ¿Hacia qué convergencias y nuevas
aproximaciones nos invita dicho diálogo?
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obligaciones sociales, e inclusive autolesiones no suicidas o el uso y abuso de sustancias, por poner
algunos ejemplos.
Conclusiones
Las neurociencias y particularmente la neuropsicología, han aportado conocimientos fundamentales
sobre el funcionamiento del cerebro, la valoración e identificación de las alteraciones cognitivas que
impactan en trastornos del aprendizaje, etc. Pero sobre todo en las bases neurales del proceso de
enseñanza-aprendizaje, y su relación con los procesos cognosocioafectivos y morales.
Tradicionalmente se ha hecho una división entre la razón y la emoción; sin embargo, para la
completa comprensión de la aportación del estudio de las emociones dentro del ámbito educativo,
se les debe entender como elementos de un todo: de procesos cognosocioafectivos, cuyo estudio
requiere de sistematización y rigurosidad. Esto permitirá entender que el estudio en emociones no
tiene sólo como objetivo buscar que los sujetos “se sientan bien”, sino brindar estrategias
particulares para su claro reconocimiento y expresión.
Por lo anterior, se hace hincapié en incluir cada vez más en la agenda educativa tópicos como
las emociones y, en este caso, la relación entre disregulación emocional y emociones morales, pues
los hallazgos permitirán generar una concepción más detallada y específica en el escenario
educativo respecto a la construcción e inmersión en las normas sociales, y el apego que se tenga
hacia conductas morales y pro-sociales.
Así pues, la vinculación entre las emociones morales y la disregulación emocional resulta un
factor de estudio muy relevante en el fenómeno de la educación. Por un lado, porque la presencia
de disregulación emocional en las emociones morales irrumpe con los códigos éticos y morales,
relacionándose con sesgos en el sistema de creencias y valores del alumnado y de los docentes;
también se asocia con la transgresión a la norma, impactando la percepción subjetiva del
quebrantamiento de normas sociales explícitas e implícitas, así como de estereotipos inherentes en
los códigos, actitudes y creencias individuales.
Por otro lado, conocer más sobre la relación entre la disregulación emocional y las emociones
morales no es anodina, porque los modelos de prevención sugieren de manera global, reducir las
fuentes de estrés del entorno y desarrollar las capacidades del sujeto para potenciar una mejor
gestión de la toma de decisiones; desarrollar una mayor resiliencia y facilitar estrategias de
afrontamiento que permitan reducir el malestar y el distrés asociado a los eventos cotidianos. La
relación entre disregulación emocional y su presencia en emociones morales, podría contribuir para
brindar una explicación y un panorama más amplio sobre la constante falta de respeto a las reglas
sociales o morales, de los códigos éticos, de conducta, entre otros.
Finalmente, debe entenderse que los mecanismos neurales que subyacen a la emoción, también
participan en todos los demás procesos cognitivos. El aporte estriba en reconocer el valor y la
necesidad de incluir a las emociones como parte de los procesos cognosocioafectivos, y como
elemento relevante dentro del ámbito educativo, reconociendo su papel en el desarrollo integral de
los estudiantes, y contribuir en la generación de una línea de investigación que busca articular y
profundizar el tratamiento epistemológico del proceso educativo.
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