1 Estructura Texto y Función Analítica

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Estructura, texto y función analítica

Structure, text and analytic function

PABLO IVÁN AGUIAR


RESUMEN
Este trabajo refleja la disposición a interpretar la posible existencia de relaciones entre algunos esquemas y
matemas de Lacan. Estas interpretaciones, algunas más discutibles que otras, funcionan suponiendo que la
enseñanza de Lacan está viva y como tal se nos ofrece como un campo apto y necesario para el
razonamiento de nuestra practica.
PALABRAS CLAVE: Psicoanálisis – estructura – sujeto –sujet – relación – función – Otro - texto.

ABSTRACT

This work reflects the willingness to interpret the possible relationships through some of Lacan's schemes
and mathemes. These interpretations, some more debatable than others, work assuming that Lacan's
teaching is alive and as such is offered to us as an apt and necessary field for the reasoning of our practice.

KEY WORDS: Psychoanalysis – structure – subject – sujet – relation – function – Other - text.

Este trabajo refleja la disposición a interpretar posibles relaciones entre algunos


esquemas y matemas de Lacan. Estas interpretaciones, algunas más discutibles que otras,
funcionan suponiendo que la enseñanza de Lacan está viva y como tal se nos ofrece como
un campo apto y necesario para el razonamiento de nuestra práctica. También este ensayo
se realiza en función de elucubrar aspectos de nuestra intervención, a partir de que la
misma se despliega sobre un material que nos habla de una particularidad, la del
hablanser en su condición de paciente. El título escogido refleja tres términos que están
emparentados al campo del Psicoanálisis, por lo tanto se da por supuesto que existen
relaciones entre ellos que pueden habilitar articulaciones positivas o negativas, pero
válidas para razonar aspectos de la práctica psicoanalítica.
Estos términos serán articulados a partir de ciertas proposiciones teóricas que
iluminarán un recorrido, porque es a partir de estas proposiciones que es posible
explicar el impulso o la intención para llevar adelante dicho razonamiento. Por
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ejemplo en el caso de estructura, que como se sabe proviene del campo de la


Lingüística, será tenido en cuenta como hipótesis operativa y desde allí será posible
articular con lo que Lacan nos legó, es decir, su definición propia de estructura afín a
los términos del psicoanálisis. Por su parte sujeto, entendido como asunto, motivo,
materia o causa según una acepción del francés es tomado en psicoanálisis como
aquello que justifica la intervención del psicoanalista. Es posible encontrar en dicha
acepción una versión o manera de circunscribir el objeto de la operación que se
desarrolla en el dispositivo. Por su parte, el tercer término escogido es el de función,
similar a aquella que se aplica en el análisis del álgebra en matemáticas y cuya
característica nos permite expresar las maniobras que el analista debe realizar para
iluminar las relaciones posibles entre los elementos del material.
En relación a la posición escogida, Claude Levi-Strauss dice:

La tarea esencial de cualquiera que consagre su vida a las ciencias


humanas consiste en dedicarse a lo que parece más arbitrario, más
anárquico, más incoherente e intentar descubrir un orden por detrás o
como mínimo intentar ver si existe un orden por detrás. 1

Considero que ante el material desplegado habría un orden, una especie de sistema
regulado, con principios y propiedades, que nos podrían dar cuenta del sufrimiento o
la causa que motiva una consulta, la demanda de una respuesta ante aquello que se
presenta como incierto para el sujeto.

Estructura

En Función y campo de la palabra, Lacan dice:

Objetivación abstracta de nuestra experiencia sobre principios ficticios,


incluso simulados, del método experimental: encontramos en esto el

1
Backes–Clement, C. (1974). Levi-Strauss, presentación y antología de textos Barcelona: Anagrama.
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efecto de prejuicios de los que habría que limpiar ante todo nuestro
campo si queremos cultivarlo según su autentica estructura. 2

Claramente se puede leer allí una posición, la intención expresa en su enseñanza a


motivar un razonamiento formal. ¿Pero a qué estructura se refiere Lacan? Y ¿por qué
insistir en la estructura para encontrar nuestro campo -de acción si se quiere? De hecho
será en ese mismo trabajo donde Lacan nos invita a servirnos de la Lingüística, para
comprender el valor del Fort-Da de Freud en relación a los avances del análisis formal en
semántica, precisamente en la relación de oposición de los elementos discriminativos en
lo referido a la construcción del significado.
Al referirme a estructura es importante mencionar dos cosas, primero que la estructura
será tomada desde lo que deriva de las ciencias como la Lingüística y la Semiología. Pero
que derive no quiere decir que la estructura que se puede aplicar en Psicoanálisis sea la
misma. Segundo, como se verá más adelante, nuestra posición toma de aquella estructura
su espíritu formal con el cual abordar lo Real, pero para ello en el campo metodológico
de su práctica asume una posición subversiva a los fines de operar sobre las unidades
culturales que conforman los efectos de sentido del hablante. De esta forma se nos abre
metodológicamente la relación en juego entre la falta en el saber como efecto del
significante.
El lingüista y uno de los sucesores de F. de Saussure, Emile Benveniste dice que “por
estructura se entiende tipos particulares de relaciones que articulan las unidades de
determinado nivel”.3
Ésta se concibe a partir de un orden que no es concebible sin las relaciones que ponen
en juego sus elementos. Estos últimos no valen sino en la estructura, pero se captan a
partir de sus relaciones. Por su parte, Umberto Eco, propone pensar que: la estructura
posee un valor operativo en el cual se comprenden funciones y propiedades, que regulan
su funcionamiento. En La Estructura ausente dice:

Esta estructura se aplica por deducción sin pretender que sea la


estructura real del campo. Por ello, considerar la estructura objetiva del
2
Lacan, J. (2002). Función y campo de la palabra en psicoanálisis. Escritos I. Buenos Aires: Siglo XXI.
3
Benveniste, E (1997). Problemas de lingüística general I. Madrid: Siglo XXI.
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campo es un error con el que el razonamiento, en lugar de abrirse, se


presenta ya terminado…en este sentido, el modelo se propone como un
procedimiento, como la única manera posible de reducir a un
razonamiento homogéneo la experiencia viva de los objetos
distintos…en este caso la noción de modelo estructural no implica
ninguna afirmación de carácter ontológico.4

Estas puntualizaciones epistemológicas, modelo operativo, hipotético deductivista en


oposición a todo carácter ontológico, son fundamentales para continuar en este recorrido, en
ellas se consolida la idea de poner en juego las relaciones de los términos escogidos para este
trabajo. Pero también y como se trata de expresar, pensar y argumentar la intervención sobre
el material.
Alfredo Eidelsztein en Las estructuras clínicas a partir de Lacan nos dice que en El
Seminario, libro e, Lacan define a la Estructura como: “Conjunto co-variante de
elementos significantes”.5
Si se analizan sus partes podríamos decir que con conjunto se dice no-todo, lógica
fundamental para pensar en psicoanálisis. Por co-variante, la variación de un
elemento será compartida por el resto, justamente por pertenecer a un conjunto.
Elementos significantes refiere a letra según lo que Lacan define así:

Una cosa es segura, y es que esa entrada en todo caso no debe implicar
ninguna significación si el algoritmo S/s con su barra le conviene. Pues
el algoritmo es pura función significante, no puede revelar sino una
estructura significante a esa trasferencia. Ahora bien, la estructura del
significante es, como se dice corrientemente del lenguaje, que sea
articulado…
Estos elementos, descubrimiento decisivo de la lingüística, son los
fonemas, en los que no hay que buscar ninguna constancia fonética en la
variabilidad modulatoria a la que se aplica ese término, sino el sistema
sincrónico de los acoplamientos diferenciales, necesarios para el
discernimiento de los vocablos en una lengua dada...presentifican

4
Eco, U. (2013). La estructura ausente. Buenos Aires: Sudamericana.
5
Eidelsztein, A (2016). Las estructuras clínicas a partir de Lacan I. Buenos Aires: Letra Viva.
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válidamente lo que llamamos la letra, a saber la estructura


esencialmente localizada del significante. 6

Dicho esto, sería posible definir que para el psicoanálisis su estructura, operativa en su
campo metodológico, se conoce como estructura significante.
Con ella se establece la posición metodológica que autoriza el despliegue de un campo
frente al material, este último caracterizado por la arbitrariedad de sus unidades, en la
posibilidad e imposibilidad de comunicar su mensaje, un texto que puede ser leído a
partir de sus propiedades, regulaciones. Pero para ello, es necesario localizar sus letras,
sus claves y las relaciones que validan sus posiciones, su sintaxis frente a lo que parece
más ajeno a una regulación.
¿Pero cómo validar la estructura para la intervención sobre el material? ¿Cómo
funcionaría esto? Estas preguntas que abren un problema de difícil solución, pueden ser
abordadas a partir o sobre lo que se podría definir, su objeto y causa de su utilización, es
decir el asunto sobre el cual ésta encuentra su especificación.

Texto

En los Escritos Lacan nos dice que:

El Psicoanálisis no tiene el privilegio de un sujeto más consistente, sino


que más bien debe permitir iluminarlo igualmente en las avenidas de
otras disciplinas. 7

Por su parte Alfredo Eidelsztein enfatiza sobre una sustancial diferencia entre el sujeto,
como definición más o menos compartida en el campo de las ciencias humanas que
refiere a hombre, individuo y subjetividad de Sujeto lacaniano, distinción necesaria para
la intervención diagnóstica:

6
Lacan. J (2002). La instancia de la letra. Escritos I. Buenos Aires. Siglo XXI
7
Lacan, J. (2002). “Del Sujeto por fin cuestionado”. Escritos I. Buenos Aires: Siglo XXI.
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Lo primero que debemos tener en cuenta para poder considerar tal


propuesta es que no hay concepto de sujeto en la obra de Freud, es
Lacan quien la introduce al psicoanálisis. La primera consecuencia de
tal introducción, es que ella fue realizada en francés. En esa lengua,
sujeto significa, fundamentalmente: 1. sujeto, sometido, expuesto,
propenso; 2. motivo, causa, asunto, materia, tema; 3. súbdito.
Indudablemente, propongo que la cuestión diagnóstico debe girar en
torno a la segunda acepción del término. En psicoanálisis se trata,
fundamentalmente, de establecer cuál es el tema, asunto o materia que
justifica la intervención del psicoanalista. 8

Para este trabajo, dicha diferencia es medular a los fines de pensar sobre la
intervención psicoanalítica sobre el sujeto como texto en oposición a un producto de
una observación, un experimento propio del positivismo, o de la fenomenología. Este
texto, que no se muestra así nomás a ciencia cierta, debe ser producto de un abordaje a
través de una investigación metodológica, para finalmente ser conjeturado, de-
mostrado. Entonces el sujeto lacaniano surge como causa en el interior del
Psicoanálisis a partir y en relación a otras disciplinas. ¿Acaso el texto no se despliega
en forma intertextual?
Se tomaran algunas proposiciones para pensar en la in-consistencia del Sujeto-texto,
habiendo avisado desde ya, que para este trabajo el mismo puede funcionar como
materia y causa a la hora de razonar las relaciones de los elementos significantes. Julia
Kristeva nos dice en El lenguaje, ese desconocido, cosas muy interesantes en relación
a esto, por ejemplo:

Saussure…estudia el verso saturnino y la poesía védica y constata que


en cada verso está en cierta manera latente el nombre de una divinidad o
de un jefe guerrero o de otro personaje que se reconstituye por las
sílabas dispersas en diversas palabras. De modo que cada mensaje
contiene un mensaje latente, que a su vez, es un doble código, siendo
cada texto otro texto…es probable que Saussure se equivocara en
cuanto a la regularidad de esta ley que exige la existencia de un nombre

8
Eidelsztein, A. (2003). Diagnosticar el sujeto. Artículo publicado en la Revista Imago Agenda Nº 73
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oculto bajo el texto manifiesto, pero lo importante es que pone de


relieve con este error una particularidad del funcionamiento poético en
el cual unos sentidos suplementarios se infiltran en el mensaje verbal,
rompen su tejido opaco y reorganizan otra escena significante…vemos
de que manera tal concepción niega la tesis de la linealidad del mensaje
poético y los sustituye por la del lenguaje poético en cuanto que red
compleja y estratificada de niveles semánticos. 9

Hay varios aspectos que me parece interesante remarcar en las palabras de Kristeva, por
ejemplo que en el tejido opaco se infiltran sentidos suplementarios, habría texto del texto, pero
ese otro texto lo hace reorganizándose en otra escena significante, pasando de una linealidad
aparente a una red de relaciones.
Entonces el texto sería lo que puede irrumpir y complejizar el mensaje lineal. En este
sentido quisiera sumar a Roland Barthes, que nos propone pensar una particular
dicotomía dada entre la obra y el texto.

La diferencia es la siguiente: la obra es un fragmento de sustancia,


ocupa una porción del espacio. El texto por su parte, es un campo
metodológico…se demuestra según ciertas reglas o contra ciertas reglas,
la obra se sostiene en la mano, el texto en el lenguaje: sólo existe
tomado en un discurso…el texto no es la descomposición de la obra, la
obra es la cola imaginaria del texto…el texto se sitúa en los límites de la
enunciación (la racionalidad, legibilidad, etc.)… el texto intenta situarse
muy por detrás de la doxa…la obra se cierra sobre un significado…el
texto por el contrario…su campo es el del significante…el de la
estructura…está estructurado.10

Considero que esta dicotomía puede ser útil para iluminar ciertas articulaciones
entre estructura y sujeto lacaniano o el sujeto-texto tal cual es el propósito de este
ensayo. A partir de lo señalado podríamos plantearnos como analogía que la obra
funciona como todo aquello que el sujeto nos cuenta, nos dice de su vida, de sus
9
Kristeva, J. (1988). El lenguaje ese desconocido. Madrid: Fundamentos.
10
Barthes, R. (1971). De la obra al texto. Paris: Revue d´ Esthetique.
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felicidades y sufrimientos en el término de una sesión o de muchas de ellas y podemos


ante ello ser clasificadores y/o críticos de esa obra -en el orden del sentido eso está
habilitado-, o es posible allí poner en juego la estructura significante para demostrar lo
Real del texto, operando sobre las relaciones sintagmáticas y paradigmáticas para
descubrir las leyes que gobiernan aquellas combinatorias que se presentan como
reguladoras para esa subjetividad. La obra se escucha, se ve y se comprende, pero el
texto se lee. Se puede interpretar escuchando, pero es importante advertirnos de que
esas relaciones en la estructura obedecen a un trabajo de lectura. Esta última es la
única que escapa a la linealidad temporal del orden del sentido. ¿Acaso al leer un
escrito, no vamos y venimos de una página a otra si es que lo consideramos oportuno o
necesario?
Voy a servirme de algunos aspectos del Esquema L y del esquema Z
respectivamente, para tratar de analizar estas articulaciones posibles. Pero primero
quiero dejar sentado que las mismas no pretenden abusar de la generosidad de la
enseñanza de Lacan, la cual constituye un campo de una riqueza gigantesca para la
formación, sino que pretenden ser un intento para razonar aspectos de la intervención.
Se trata de interpretar posibles relaciones entre los elementos que la enseñanza de
Lacan ha legado para quienes quieren hacer un uso racional de ellos.
Eidelsztein, haciendo una lectura de lo dicho por Lacan dice:

Lacan dice que se deben trabajar las nociones que va proponer y,


fundamentalmente sus interrelaciones, en forma solo discursiva, pero
que por la imperfección de nuestro espíritu discursivo debemos hacer
uso de los esquemas que, en tanto que son sustitutos de discurso, se
caracterizan por tener varias lecturas, que no reposan ni en la forma ni
en la posición, salvo que los tomemos como elementos simbólicos y
que, entonces, deben ser leídos ellos también.11

La lectura será tomada como interpretación, de esta forma me es necesario usar aspectos
o elementos del esquema L para poder abrir camino en la intención de este trabajo. En
dicho esquema Lacan refiere y ubica la relación imaginaria y el muro del lenguaje en el
11
Eidelesztein, A. (1992). Modelos, esquemas y grafos en la enseñanza de Lacan. Buenos Aires: Manantial.
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vector a - a´. Entonces, podemos establecer que lo imaginario habla y a partir de allí hacer
un uso extensivo y preguntarnos: ¿acaso no es allí donde se podría ubicar lo simbólico en
sus efectos de comunicación en términos culturales? Pero Lacan dice en los Escritos que:

La función del lenguaje no es informar, sino evocar. Lo que busco en la


palabra es la respuesta del otro, lo que me constituye como sujeto es mi
pregunta.12

Se podría decir que para el Psicoanálisis allí donde se pretende comunicar, se evoca
una respuesta y esto tendría su explicación en la relación de los significantes. Es decir
sólo si contemplamos que entre ellos hay algo que falta de forma ¿insistente? Podríamos
expresar su relación de esta manera S1-S2, presentados así, sería posible suponer allí la
emergencia fundante de la relación estructural que sostiene la búsqueda incesante de la
máquina parlante que gobierna nuestra necesidad de significar, de obtener el efecto
ontificador del sentido. ¿Acaso la definición del significante, en psicoanálisis, no se nos
ofrece como esa especie de “célula” elemental de estructura, en la cual observar que la
metonimia encuentra cierta consistencia en ese mismo imposible de significarlo todo?
¿Acaso no somos testigos nosotros de que el paciente pone a nuestra disposición, su
evocación de sentido, de significación de lo que le ocurre? Habilitar la estructura
operativa es posicionarse metodológicamente de una forma que permite comenzar a
establecer los elementos-significantes, las claves a partir de las relaciones tanto
sintagmáticas como paradigmáticas de su desenvolvimiento.
Propongo continuar pensando en la relación entre estructura y esto que se da en llamar
el Sujeto lacaniano con el texto de Barthes. A. Eidelsztein dice en Las estructuras
clínicas a partir de Lacan II:

A pesar de que en el mismo S se lee como sujeto y/o “Es” (el Ello
freudiano) el sujeto lacaniano o S no coincidiría con S sino que lo hará
con todo el recorrido en forma de Z…propongo, ya que hay varias
posibles, la siguiente lectura del esquema 13

12
Lacan, J. (2002). “Función y campo de la palabra en psicoanálisis”. Escritos I. Buenos Aires: Siglo XXI.
13
Eidelsztein, A (2017). Estructuras clínicas a partir de Lacan II. Buenos Aires: Letra Viva.
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Hablanteser S a
Sujeto
a´ A S entre S, a, a´, A

Se podrían, entonces, pensar dos cosas, 1) que se sostiene desde el Psicoanálisis que
dicho sujeto, está interesado –dividido- entre distintos elementos cuyo valor no se
capta sino en sus respectivas interrelaciones, y éstas se esquematizarían a través del
trazo que recorre sus elementos-letra allí expuestos. 2) Si en el esquema presentado no
figura el Sujeto-Texto, como letra sino como el trazo que interrelaciona, es en función
que no hay un elemento en su determinación simbólica capaz de expresarlo, lo que
hace aparecer su condición de trazado sobre lo que podríamos pensar una superficie.
Es decir; no contamos con ningún elemento capaz de definir el Sujeto lacaniano por sí
mismo, lo que anularía la necesidad de pensar en un elemento de mayor relevancia.
Serían necesarios todos ellos más, precisamente, sus relaciones, para captar la
emergencia del asunto o causa. Por lo tanto se podría habilitar la posibilidad de pensar
que el sujeto-texto posee una única naturaleza: la de las interrelaciones entre los
elementos significantes en una estructura. Esto coincidiría con la noción de texto que
Barthes nos ha presentado, en la cual leíamos que el texto no tiene sustancia sino solo
articulación. Siguiendo esta idea, el sujeto-texto sería lo que ex/siste en lo simbólico.
En esta condición de ex/sistencia del sujeto lacaniano se admite una verdadera
complejidad, pero también se abre el verdadero campo metodológico. ¿Cómo
validaríamos la posición del psicoanalista frente a ese sujeto sino es a través de
suponer que viene a evocar una articulación, una interrelación entre lo que sabe y lo
que supone que el psicoanalista sabe, a partir de lo que no sabe de su historia, de sus
relaciones con los otros y/o con su sufrimiento?
A través de la ficción que, paradójicamente, le ha garantizado a modo de verdad un
lugar, una posición al hablanser, pero lugar al fin en relación al Otro como alteridad
radical. El no-Ser, como significante permite operar con el mismo, como una pieza en el
tablero en el cual se distribuyeron y atribuyeron lugares y posiciones en relación a los
Otros y otros, de la historia. Ficción estructural en la cual es posible rastrear las
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condiciones que han legalizado aspectos de la vida del sujeto, cuestionar allí las
condiciones de lo verdadero en relación a estas alteridades tanto en el terreno de lo
imaginario pero a partir de la estructura de ficción que implica por un lado la ausencia
material en términos simbólicos para determinar el Ser y también y por otro lado, por esta
misma ausencia o falta de material simbólico, la falta de un objeto como respuesta, si se
quiere a lo que culturalmente definimos como felicidad o completud, de esta manera el
sufrimiento como hecho en relación a las coordenadas temporo-espaciales del sujeto.
Sería a partir de poner en juego el papel que ha jugado el Otro, en esta ficción, para
este sujeto. También, el lugar como elemento-significante que este sujeto ha jugado para
esta alteridad radical, solo allí se podrá de-mostrar que la verdad de esta ficción es que
ella no lo es.
Si se recurre a la formalización de los elementos es para ubicar operativamente la
intervención, con lo cual se puede asegurar que la misma se orienta a tratar de
determinar en términos conjeturales cuál es ese asunto o tema a interpretar. Radicaría
allí la posición del psicoanalista, cuya función habilita el sujeto-texto, como campo
metodológico en relación a la estructura.

Función analítica

Si este objeto de análisis no es un fenómeno observable, medible y calificable, como


una obra terminada o el resultado de una experimentación, es porque el mismo
funciona a partir de una lógica diferente. De acuerdo a lo mencionado previamente, el
mismo adviene como producto de la estructura significante, de reconocer que hay
claves, letras que permiten avanzar en una lectura a través de las relaciones que entre
ellos se van des-cubriendo. Esta complejidad es la que habilitaría a pensar en función,
de forma casi emparentada con lo que en matemáticas se define como función analítica
y que está destinada para esa ciencia a partir de la necesidad de establecer relaciones
entre elementos de conjuntos o definiciones diferentes pero vinculadas por alguna
variable. Esta necesidad se reconoce a través de la posibilidad de simplificar, en
términos algebraicos, la enunciación de dichas relaciones. ¿Acaso dicha función, la del
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psicoanalista, no está destinada a simplificar, a clarificar las complejidades que el


material presenta?
Propongo establecer un ejercicio de dicotomía a los fines de poder lograr cierta
claridad en las ideas. En el orden imaginario operan las unidades culturales que
conforman los respectivos campos semánticos, y a partir de estos el sistema que le da
sentido al material. Ante este sistema, pensado culturalmente para dar significado y
comunicar, es posible poner en juego la función analítica, la cual operativamente
contrapone a dicho sistema, la estructura significante, en la cual el significante por sí
mismo no significa nada, sino en su relación con otro significante. De esta manera es
posible desarrollar el proceso de desmontaje sobre los efectos de sentido.
Se podría esquematizar la relación de la estructura y la función analítica en la
conjetura del sujeto-texto de la siguiente forma:

(S (a´ a) A) (Sujeto-texto)

Función analítica

Si se observa y siguiendo el ordenamiento que las matemáticas nos enseñan, se


podría decir que la función se destinaría incialmente en los paréntesis internos (a´- a).
Dimensión imaginaria donde los efectos de sentido a través de los símbolos-palabra, se
conjugan como unidades culturales para conformar los campos semánticos. Esta idea
proviene de lo que Umberto Eco define en La estructura ausente:

Así pues ¿Qué es el significado de un término? Desde un punto de vista


semiótico no puede ser otra cosa que una unidad cultural. En toda
cultura una unidad es, simplemente, algo que está definido
culturalmente y distinguido como entidad. Puede ser una persona, un
lugar, una cosa, un sentimiento, una situación, una fantasía, una
alucinación, una esperanza o una idea.14

14
Eco, U. (2013). La estructura ausente. Buenos Aires: Sudamericana.
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Si se escoge esta definición es porque nuestro encuentro ante lo que el paciente


comunica no solo son denotaciones sino también connotaciones acerca de su situación,
y éstas están reguladas culturalmente a través de todo lo que la compone. También
porque el hablanser las refiere en calidad de entidades, cristalizaciones de sentido que
le explican algo de su sufrimiento. La función analítica permitiría leer qué lugar ocupa
el analista en dicho sistema, acceder a los enunciados con los que se denota el síntoma,
sus causas y determinaciones -que la doxa o la nosografía médica ofrecen, las
connotaciones afectivas acerca de su sufrimiento, etc. Si se repara que allí puede haber
función analítica, es porque ya es posible establecer los primeros ordenamientos, así
mismo no se trataría -y esto es importante señalarlo- de lo que en análisis se denomina
transferencia, simplemente se trata de esbozar el lugar que por estructura tiene reservada
la función analítica para esa subjetividad.
Es importante señalar también que esta dicotomía obedece a la intención de claridad
en la trasmisión de estas ideas, es decir, no paso por alto que la relación entre el orden
imaginario y el registro simbólico propiamente son más complejas que lo que aquí se
presenta, de hecho es posible advertir que esta territorialización es a los fines de
esquematizar el valor de la estructura significante en Psicoanálisis en relación a las
características de su intervención.
Siguiendo al esquema vemos que los otros elementos, (S-A) están por fuera de los
paréntesis iníciales que grafican el orden imaginario, la relación que se intenta expresar
es que están más allá de ese nivel aparente y que su acceso depende de que algo se haya
pensado, algo se haya dicho del lugar estructural que el analista o quien interviene
representa.
Si se le supone un saber a quien interviene es posible habilitar la investigación
hipotética sobre lo que no se sabe. Entonces es posible operar en la estructura ya no
desde el conocimiento que la cultura sistematiza sino a través del discurso. Me
animo a pensar que sería en esta dimensión, es decir en la relación que se estructura
entre inconsciente y Otro, donde es posible indagar sobre las condiciones de
emergencia y producción de la particularidad del hablanser, sobre lo que se sabe
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pero también, sobre lo que está elidido o solapado por estructura, me refiero a lo
que Lacan definió como inmixión de Otredad.
Ahora volvamos al esquema Z y propongo articular a través de las
esquematizaciones posibles, la lógica que nos permitiría seguir pensando la función
analítica. Si observamos el esquema esgrimido por Lacan, de los cuatros lugares
disponibles o expresados es posible leer que el lado izquierdo del esquema
correspondería a aquellos que tienen que ver con el sujeto, el Yo y el Es (el
inconsciente) y del lado derecho del esquema es posible ubicar aquellos elementos
que tienen que ver con el Otro, el otro de la identificación y el A como orden
simbólico. Si bien estos lugares quedan definidos de ambos lados del esquema es
posible observar la complejidad de la tarea, ya que de ambos lados queda algo del
registro de lo simbólico e igualmente algo del orden imaginario. Estos dos lados se
esquematizarían a partir de lo que A. Eidelsztein expone en el Vol. I de Las
Estructuras clínicas a partir de Lacan:

Un mismo corte vertical entre el lado del sujeto y el lado del Otro puede
aplicarse al esquema Z. 15
S a

a´ A
Lado del sujeto Lado del Otro

Todo este razonamiento -que puede ser cuestionado- obedece a la búsqueda o la


idea de desarrollar las relaciones de posición y oposición que se pueden encontrar
entre todos estos elementos-significantes, en última instancia se trata de realizar una
lectura estructural de los mismos, asumiendo los riesgos pero también, aplicando el
juego de relaciones entre estos elementos a los fines de pensarlos como vivos y
dinámicos, es decir como co-variantes. Entonces las conjunciones, por los
paréntesis que establecen una relación, y las disyunciones, que distinguen y separan
los elementos, se esquematizarían así:
15
Eidelsztein, A. (2016). Las estructuras clínicas a partir de Lacan I. Buenos Aires: Letra Viva
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(S-a´) (a-A)

Ante esto me parece importante señalar dos maniobras propias de la función analítica,
en las cuales si la posición tomada es la de la estructura como hipótesis operativa, es
posible establecer sus alcances. Estas maniobras corresponden a establecer relaciones
entre los elementos-significantes, por ejemplo en al lado izquierdo, la relación entre el
inconsciente y el Yo; es una condición propia del psicoanálisis como método, en el
universo de los métodos psicoterapéuticos. Es decir, sólo el psicoanálisis le ha dado el
estatus o la importancia como falta en el saber desde el cual desarrollar su operación en
el sujeto de la ciencia; en este aspecto no habría discusión alguna. Pero la maniobra del
psicoanalista será que esos quiebres en el saber, en la repetición, la elisión o el
solapamiento tienen algo que decir o que allí Eso habla, por lo cual se establece una
relación entre lo sabido y lo no sabido expresado en el sujeto dividido. Lacan señala en
Subversión del sujeto lo siguiente:

A saber, la manera justa de contestar a la pregunta: ¿Quién habla?


Cuando se trata del sujeto del inconsciente. Pues esta respuesta no
podría venir de él, si él no sabe lo que dice, ni si quiera que habla, como
la experiencia del análisis nos lo enseña.16

Observamos allí una relación de estructura entre el Yo y el Eso habla; si no se opera e


interviene para establecer esa relación, el Yo quedará como unidad completa por un
lado y el Inconsciente como un error, como incertidumbre o como puro afecto. De esta
manera se podría decir que el S adviene a través de la función analítica de poner en
relación al Es con el Yo expresado en (S-a).
La otra maniobra, que no es menos sencilla, tiene que ver con el lado derecho del
esquema. Retomo algunas puntualizaciones de Lacan de Subversión del sujeto:

16
Lacan, J. (2002). “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo”. Escritos II. Buenos Aires: Siglo 21.
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Observemos que este rasgo del corte en el objeto…pezón, escíbalos,


falo (como objeto imaginario) flujo urinario…la mirada, la voz –el
nada)…un rasgo común a esos objetos…no tienen imagen especular,
dicho de otra manera de alteridad…es a ese objeto inasible en el espejo
al que la imagen especular da su vestimenta. 17

Podemos decir que a expresa, en relación de oposición con A, la ausencia de


materialidad significante, la incompletud del orden simbólico que se conjuga en lo que
falta en la imagen especular, aquello que se constituye como la falta y que no cesa de
no encontrarse, podríamos ubicar aquí el motor de la pulsión. Continúo con la cita:

(…) toda cadena significante se honra en cerrar el círculo de su


significación. Si hay que esperar semejante efecto de la enunciación
inconsciente, aquí será en S (A)… esto en la medida que al Otro se le
pide…encontramos en este complejo el resorte mayor de la subversión
misma…el complejo de castración no puede ya ser ignorado por ningún
pensamiento sobre el sujeto.18

La especificación del psicoanálisis como método de análisis es interpretar cómo esa


falla estructural en el orden simbólico, propia de la condición humana como seres de
lenguaje, se ha transformado -por intermediación del Otro como alteridad- en
significante de la falta. En relación a este punto Lacan dice:

(...) partiremos de lo que articula la sigla S(A): ser en primer lugar un


significante. Este significante será pues el significante por el cual todos los
otros significantes representan al sujeto: es decir que a falta de este
significante, todos los otros no representarían nada. Este
significante...simbolizable por la inherencia de un (-1) al conjunto de los
significantes.19

17
Idem.
18
Idem.
19
Idem
ESTRUCTURA, TEXTO Y FUNCIÓN ANALÍTICA PABLO AGUIAR
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Es decir la maniobra apunta a poner en relación lo Real -el vacío más angustiante con
un otro/Otro que tampoco sabe o tiene, para el cual el sujeto forma parte, en términos de
estructura, en una relación de demandas y deseo. Entonces se podrían expresar estas
funciones sobre el material de la siguiente manera:

(S-a´) (a-A)
S S (A)

Siguiendo aquella lógica presentada en la cual el sujeto lacaniano se ubica en el trazo


del esquema Z, me animo proponer y pensar si este sujeto-texto no se desplegaría en los
paréntesis, tachaduras y trazos límites que separan y conjuntan, en términos de
relaciones estructurales de las letras-significantes. En este sentido se podría dar un paso
más en estas ideas, y ubicar al final de dicho texto una relación más de términos y
ubicar allí la fórmula del fantasma como ese artilugio que esquematiza el final de un
recorrido, partiendo de que la misma, según la relación que le demos, habilita su posible
lectura. En relación a la fórmula del fantasma Lacan dice:

Es lo que simboliza la sigla (S ◊ a) que hemos introducido a título de


algoritmo que no por casualidad rompe el elemento fonemático que
constituye la unidad significante hasta su átomo literal. Pues está hecha
para permitir veinte y cien lecturas diferentes, multiplicidad admisible
hasta el límite en que lo hablado permanece tomado en su álgebra. 20

Ubicar la fórmula del fantasma, compuesta por los paréntesis de la reunión o de la


particularidad, el sujeto dividido en el cual el inconsciente adviene como el Eso habla
en el hablanser, producto de la función analítica, losange y el petit a, cuyo lugar allí
opera como objeto causa, advenido de la pregunta al Otro significante, como la otra
maniobra de la función del analista se expresaría así:

20
Lacan, J. (2002). “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo”. Escritos II .Buenos Aires: Siglo 21.
EL REY ESTÁ DESNUDO AÑO 12 N° 15
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(-) (-)
( )

(S ◊ a )

Este recorrido me lleva pensar que el texto, del cual se ha dicho que está hecho de
relaciones entre los elementos, aquel que ex/siste a lo simbólico, se esquematizaría a
través del losange, operador de conjunción y disyunción entre los otros dos elementos.
Este uso del ◊ como sitio del texto se inspira en lo que A Eidelsztein propone en su
comentario en relación a las estructuras clínicas:

Lo que es necesario aclarar, para justificar este sistema de relaciones y


diferencias, es que “en S, a o ◊” indican dónde o cómo se ubica el
propio hablanteser según las coordenadas de su sistema referencial en
relación con el Otro y el objeto, lo que en términos freudianos podría ser
designado como “elección de neurosis”. 21

Ubicar, situar el texto allí, en el ◊ como elemento introducido cuyo sentido adviene
a partir de su relación con las letras que en dicho algoritmo se expresan, permite
visualizar y esquematizar la relación estructural entre el sujeto dividido y su objeto
causa, advenido por medio de la función analítica dedicada a descubrir las relaciones
textuales de posición y oposición entre los elementos significantes y que en este
trabajo se ha expresado a través de esquemas estructurales.

21
Eidelsztein, A. (2017). Las estructuras clínicas a partir de Lacan II. Buenos Aires: Letra Viva.
ESTRUCTURA, TEXTO Y FUNCIÓN ANALÍTICA PABLO AGUIAR
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BIBLIOGRAFÍA

1. Backes –Clement, C. (1974). Levi-Strauss, presentación y antología de textos. Barcelona:


Anagrama.
2. Barthes, R. (1971). De la obra al texto. Paris: Revue d´ Esthetique.
3. Benveniste, E. (1997). Problemas de lingüística general I. Madrid: Siglo XXI.
4. Eco, U. (2013). La estructura ausente. Buenos Aires: Sudamericana.
5. Eidelesztein, A. (1992). Modelos, esquemas y grafos en la enseñanza de Lacan. Buenos
Aires: Manantial.
6. Eidelsztein, A. (2003). Diagnosticar el sujeto, Art. publicado en la Revista Imago Agenda
Nº 73.
7. Eidelsztein, A. (2016). Las estructuras clínicas a partir de Lacan I. Buenos Aires: Letra
Viva.
8. Eidelsztein, A. (2017). Estructuras clínicas a partir de Lacan II. Buenos Aires: Letra
Viva.
9. Lacan, J. (2002). Función y campo de la palabra en psicoanálisis. Escritos I. Buenos
Aires: Siglo XXI
10. Lacan, J. (2002). Del Sujeto por fin cuestionado. Escritos I. Buenos Aires; Siglo XXI.
11. Lacan, J. (2002). Subversión del sujeto y dialéctica del deseo. Escritos II. Buenos. Aires:
Siglo 21.
12. Kristeva, J. (1988). El lenguaje ese desconocido. Madrid: Fundamentos.

PABLO IVAN AGUIAR

Lic. En Psicología egresado de la Universidad Nacional de San Luis.


Se desempeña en la atención clínica de pacientes desde el año 2015.
Miembro de APOLA Sociedad Psicoanalítica.
E-mail: [email protected]

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