¿Acciones o Pretensiones Contencioso Administrativas - Consuelo Sarria Olcos
¿Acciones o Pretensiones Contencioso Administrativas - Consuelo Sarria Olcos
¿Acciones o Pretensiones Contencioso Administrativas - Consuelo Sarria Olcos
¿Acciones o pretensiones
contencioso
administrativas?1
C onsuelo S arria O lcos *
RESUMEN
PALABRAS CLAVES
ABSTRACT
KEY WORDS
Aunque sin mayor precisión conceptual desde el punto de vista del derecho
procesal, a finales del siglo xix se hablaba de la posibilidad de que los ciuda-
danos cuestionaran las actuaciones administrativas y se hacía referencia a los
jueces que debían pronunciarse sobre su legalidad.
En efecto, en la Constitución Política de 1886, su artículo 64 dispuso que
la ley podría establecer la jurisdicción contencioso administrativa, institu-
yendo tribunales para conocer de las cuestiones litigiosas ocasionadas por
las providencias de las autoridades administrativas de los departamentos y
atribuyendo al Consejo de Estado la resolución de las promovidas por los
centros superiores de administración.
Y en la misma Constitución, el artículo 141.3, al enumerar las funciones del
Consejo de Estado, incluía la función de “decidir, sin ulterior recurso, las cuestiones
contencioso administrativas, si la ley estableciere esta jurisdicción, ya deba conocer de ellas
en primera y única instancia, o ya en grado de apelación. En este caso, el Consejo tendrá una
sección de lo contencioso administrativo con un fiscal, que serán creados por la ley”.
El artículo 151.3 de la Constitución de 1886, precisaba las competencias
de la Corte Suprema y le atribuía la función de “Conocer de los negocios contenciosos
en que tenga parte la Nación o que constituyan litigio entre dos o más Departamentos”.
En cuanto la Constitución restableció el Consejo de Estado, en los términos
anotados, el legislador expidió la Ley 23 de 1886, “Orgánica del Consejo de Estado”,
la cual en su artículo 20 estableció que: “El Consejo de Estado no ejercerá funciones de
tribunal contencioso-administrativo mientras no se establezca expresamente esta jurisdicción.
La ley que la establezca creará la sección de lo contencioso administrativo y dará las reglas
de procedimiento que ha de observar el Consejo cuando se constituya en tribunal”.
La Ley 147 de 1888, en su artículo 74 dispuso que: “Fuera de las atribuciones
especificadas en los artículos anteriores, la Corte Suprema tiene las siguientes: 1ª) decidir
definitivamente sobre la exequibilidad de los actos legislativos que hayan sido objetados por el
Gobierno como inconstitucionales, y 2ª) decidir, de conformidad con las leyes, sobre la validez
o nulidad de las ordenanzas departamentales que hubieren sido suspendidas por el Gobierno, o
denunciadas ante los tribunales por los interesados como lesivas de derechos civiles”.
En la última parte del artículo trascrito, se hace expresa referencia a la
posibilidad de que “los interesados” pudieran denunciar ante la Corte Suprema,
las ordenanzas que consideraran lesivas de derechos civiles.
Y el artículo 75 de la misma Ley 147 de 1888 estableció que: “Los Tribunales
de Distrito tienen en Sala de Acuerdo las atribuciones siguientes: 1ª) conocer de la solicitud
sobre suspensión provisional de las ordenanzas de las Asambleas Departamentales, que hayan
sido denunciadas por los particulares como lesivas de derechos civiles, en los casos en que se
trate de evitar un grave perjuicio. La resolución del Tribunal, sea que suspenda o no la orde-
nanza denunciada, se pasará a la Corte Suprema de Justicia. 2ª) decidir definitivamente,
por apelación o consulta, sobre la validez o nulidad de los actos que expidan los Concejos
Municipales, cuando sean contrarios a la Constitución o leyes de la Nación, o a las respec-
tivas ordenanzas departamentales”.
La Ley 149 de 1888, en los artículos 42 y siguientes, reguló la suspensión
y anulación de las ordenanzas por el gobernador, con control del Gobierno
y sometimiento a la decisión de la Corte Suprema de Justicia, tratándose de
ordenanzas suspendidas como lesivas de derechos civiles. En las demás hi-
pótesis de ilegalidad la resolución definitiva correspondía al Congreso (art.
143, inciso final).
Las normas anteriores se refirieron a la posibilidad de suspensión y anu-
lación de decisiones de las autoridades administrativas, que además de in-
constitucionales o ilegales, fueran “lesivas de derechos civiles”, y siempre se
han considerado como antecedentes de las acciones en materia contencioso
administrativa, aún cuando su consagración obedeció fundamentalmente,
para facilitar la transición del régimen federal al de república unitaria hecho
por la Constitución de 1886 y ello explica el énfasis hecho por las normas
mencionadas en la posibilidad de controlar las decisiones de las Asambleas
Departamentales, control que luego se fue extendiendo a los actos adminis-
trativos de las demás autoridades estatales.
Fue el Acto Legislativo 3 de 1910, la norma que en su artículo 42 dispuso
que la ley establecería la jurisdicción Contencioso Administrativa.
Y antes de que el legislador hubiera cumplido con dicho mandato, sobre la
creación de la jurisdicción administrativa, la Ley 88 de 1910, en su artículo 10,
estableció la posibilidad de que los individuos pudieran acudir a la jurisdicción
ordinaria a cuestionar los actos de las autoridades administrativas.
En efecto, el artículo 38 de la Ley 88 de 1910, según su propio epígrafe,
dictada “en desarrollo del acto legislativo 3º de 1910”, consagró la norma que se ha
considerado es el antecedente de las actuales acciones en materia contencioso
administrativa y, en especial de la acción de nulidad, en cuanto a través de
ella se lograba solamente la anulación del acto impugnado, aunque la norma
se refirió a actos que lesionen derechos particulares de carácter civil.
Los términos del mencionado artículo 38 de la Ley 88 de 1910, son los
siguientes:
“Todo individuo que se crea agraviado por actos de las asambleas, por conside-
rarlos contrarios a la Constitución o a la ley, que violen derechos civiles, puede
pedir su anulación ante el tribunal del respectivo distrito judicial. Al efecto
presentará un escrito en el cual enumere las disposiciones que acuse de nulidad.
Este escrito se presentará personalmente al secretario del tribunal, si el peticio-
“El tribunal competente para conocer del asunto podrá suspender el acto de-
nunciado, por pronta providencia, cuando se trate de un perjuicio notoriamente
grave, suspensión que comunicará enseguida al gobernador para los efectos a
que haya lugar”.
“...”
“Respecto de la decisión del Tribunal Administrativo de Medellín, se observa: El
artículo 10 de la Ordenanza N° 20 de 1936, es de carácter general, y afecta, por
consiguiente, a todos los municipios y a todos los colegios del Departamento de
Antioquia, que se encuentren establecidos o que se establezcan sin cumplir los
requisitos exigidos en el texto citado. Ahora bien: el hecho de que actualmente
la norma acusada lesione únicamente los intereses del Distrito de Yarumal, y del
colegio que sostiene, no altera en manera alguna su esencia, ni impide el que se la
considere también desde el punto de vista de su inconstitucionalidad o ilegalidad.
El interés privado no se opone al interés público, como lo ha creído el Tribunal
de Primera Instancia. Es necesario que se haga justicia al particular agraviado
por un acto administrativo y se le restablezca el derecho lesionado: pero no es
menos importante la conservación del orden jurídico existente. En el primer
caso, el ofendido debe volver por sus fueros; en el segundo, la ley ha otorgado
a los ciudadanos el derecho correspondiente para el restablecimiento del orden
jurídico violado. Por esto, cuando un precepto afecta un derecho civil individual
y al mismo tiempo rompe las normas superiores de la Constitución o de la ley,
tienen cabida tanto la acción privada como la acción pública. Existe entonces el
derecho a la doble acción, llamada comúnmente acción mixta. El Consejo así lo ha
establecido, y tiene al respecto jurisprudencia constante y uniforme, que define
el punto sin lugar a dudas ni a controversias. Sobre el particular, son precisas las
citas que hizo el señor Magistrado del Tribunal a quo, en su salvamento de voto,
de las cuales, por su precisión, conviene transcribir las siguientes, contenidas en
el fallo de 23 de agosto de 1934: “La nulidad de los actos administrativos que se
estiman ilegales se puede solicitar ante los Tribunales competentes, en ejercicio
de acción pública o privada, según la naturaleza de los derechos que con ellos
se consideren infringidos; porque si la acción tiene por objeto reparar la lesión
administrativa de un derecho legalmente protegido por normas positivas, nada
más lógico que la naturaleza de esa acción corresponda a la del derecho cuya
efectividad o reparación se busca por dicho medio. De allí la acción pública, que
a toda persona reconocen los artículos 52, 72, 79, etc., de la Ley 130 de 1913,
para demandar la nulidad de los actos administrativos que van contra las normas
positivas de obligatorio cumplimiento por parte de la autoridades que se extrali-
mitan o desvían en el ejercicio de sus funciones legales... Y de un modo armónico
y correlativo consagran la acción privada de estos juicios, los artículos 71, 77, 80,
etc., de la citada Ley 130 de 1913, para demandar la nulidad de los actos admi-
nistrativos que son violatorios del orden constitucional y legal, precisamente en
el concepto de ser lesivos específicamente de los derechos civiles con perjuicio
concreto y directo del interés particular que se quiere defender. La reparación
de los derechos civiles lesionados es el fin primario y esencial del juicio, siendo
secundario y accidental en esos casos la conservación del orden legal, de donde
se desprende como lógica consecuencia que sólo la persona lesionada en sus
derechos pueda tener personería para actuar por sí, por representante, o abste-
nerse de hacerlo por la facultad de renunciarlo, ya que no le está prohibido por
la ley. Hay, pues, actos administrativos que por sus efectos exigen la actuación
debe ser alegada por las partes dentro de los dos años contados a partir de su
perfeccionamiento.
Y en cuanto a la oportunidad para otras acciones, la Ley 446 de 1998 esta-
bleció que la acción contra actos presuntos, que resolvieran un recurso, podría
interponerse en cualquier tiempo.
Si el demandante era la administración que impugnaba su propio acto, la
caducidad es de dos años, contados a partir del día siguiente al de su expe-
dición.
La acción de reparación directa debe ejercerse dentro de los dos años si-
guientes a la ocurrencia de la causa del perjuicio.
Resultado de la evolución anterior, es el régimen vigente de las acciones en
materia contencioso administrativa de acuerdo con el Código Contencioso
Administrativo y sus reformas.
“…”
“4. Unificación de procesos y redefinición de los medios de control judicial
“El proyecto propone cambiar el actual sistema que parte de la existencia de una
pluralidad de acciones, por considerar que el derecho a accionar es uno y único,
como una de las manifestaciones del Derecho Fundamental de acceso a la justi-
cia, de manera que su unificación en un solo esquema procesal, evita que se haga
nugatorio el acceso a la justicia por equivocaciones, por parte de los usuarios, en
la selección del medio de control adecuado para acceder a la jurisdicción.
“Con este propósito, el Título iii de la Parte Segunda integra, además de los
medios de control que actualmente se definen en el Código como acciones de
nulidad, nulidad y restablecimiento del derecho, reparación directa, controversias
contractuales y nulidad electoral, otro tipo de pretensiones como nulidad por
inconstitucionalidad prevista en el artículo 237-2 de la Constitución Política; el
control inmediato de legalidad conforme al artículo 20 de la Ley 137 de 1994;
la repetición de acuerdo con el artículo 2º de la Ley 678 de 2001; la pérdida de
investidura prevista en la Ley 144 de 1994; la protección de intereses y derechos
colectivos y la reparación del daño causado a un grupo previstas en la Ley 472
de 1998; y el cumplimiento de normas con fuerza material de ley o de actos ad-
ministrativos, prevista en la Ley 393 de 1996”.
“…”
“TÍTULO III
“MEDIOS DE CONTROL
“También podrán pedir la nulidad por inconstitucionalidad de los actos que por
expresa disposición constitucional sean expedidos por entidades u organismos
distintos del Gobierno Nacional.
“Las autoridades competentes que los expidan enviarán los actos administrativos
a la autoridad judicial indicada, dentro de las cuarenta y ocho (48) horas siguien-
tes a su expedición. Si no se efectuare el envío mencionado, la autoridad judicial
competente aprehenderá de oficio su conocimiento.
“ARTÍCULO 134. Nulidad. Toda persona podrá solicitar por sí, o por medio de
representante, que se declare la nulidad de los actos administrativos de carácter
general.
“Procederá cuando hayan sido expedidos con infracción de las normas en que
deberían fundarse, o sin competencia, o en forma irregular, o con desconoci-
miento del derecho de audiencia y defensa, o mediante falsa motivación, o con
desviación de las atribuciones propias de quien los profirió.
“ARTÍCULO 135. Nulidad y restablecimiento del derecho. Toda persona que se crea le-
sionada en un derecho subjetivo amparado en una norma jurídica, podrá pedir que
se declare la nulidad del acto administrativo particular, expreso o presunto, y se
le restablezca en su derecho; también podrá solicitar que se le repare el daño.
“En elecciones por voto popular, las decisiones adoptadas por las autoridades
electorales que resuelvan sobre reclamaciones o irregularidades respecto de la
votación o de los escrutinios deberán demandarse junto con el acto que declara
la elección.
“El Ministerio Público o cualquier tercero que acredite un interés directo podrán
pedir que se declare su nulidad absoluta. El juez administrativo podrá declararla
de oficio cuando esté plenamente demostrada en el proceso, siempre y cuando
en él hayan intervenido las partes contratantes o sus causahabientes.
“ARTÍCULO 142. Reparación del daño causado a un grupo. Toda persona pertene-
ciente a un número plural o a un conjunto de personas que reúnan condiciones
uniformes respecto de una misma causa que les originó perjuicios individuales,
puede demandar la declaratoria de responsabilidad y el reconocimiento y pago
de indemnización de los perjuicios causados al grupo, en los términos precep-
tuados por la norma especial que regula la materia.
“ARTÍCULO 143. Cumplimiento de normas con fuerza material de ley o de actos administrativos.
Toda persona podrá acudir ante la jurisdicción de lo contencioso administrativo,
previa constitución de renuencia, para hacer efectivo el cumplimiento de cuales-
quiera normas aplicables con fuerza material de ley o actos administrativos.
“TÍTULO III
“MEDIOS DE CONTROL
“Artículo 136. Control inmediato de legalidad. Las medidas de carácter general que sean
dictadas en ejercicio de la función administrativa y como desarrollo de los decre-
tos legislativos durante los Estados de Excepción, tendrán un control inmediato
de legalidad, ejercido por la Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo en
el lugar donde se expidan, si se tratare de entidades territoriales, o del Consejo
de Estado si emanaren de autoridades nacionales, de acuerdo con las reglas de
competencia establecidas en este Código.
“Las autoridades competentes que los expidan enviarán los actos administrativos
a la autoridad judicial indicada, dentro de las cuarenta y ocho (48) horas siguien-
“Artículo 137. La acción administrativa será única con pluralidad de pretensiones sin importar
el origen de la litis. Las pretensiones en la acción administrativa podrán ser, entre
otras que la ley señale: a) legalidad; b) restablecimiento del derecho; e) repara-
torias; d) contractuales, que incluye la nulidad absoluta; e) ejecutiva; f) electoral
y g) relativas a intereses colectivos o difusos.
“Artículo 138. Nulidad. Toda persona podrá solicitar por sí, o por medio de re-
presentante, que se declare la nulidad de los actos administrativos de carácter
general.
“Procederá cuando hayan sido expedidos con infracción de las normas en que
deberían fundarse, o sin competencia, o en forma irregular, o con desconoci-
miento del derecho de audiencia y defensa, o mediante falsa motivación, o con
desviación de las atribuciones propias de quien los profirió.
“Artículo 139. Nulidad y restablecimiento del derecho. Toda persona que se crea lesio-
nada en un derecho subjetivo amparado en una norma jurídica, podrá pedir que
se declare la nulidad del acto administrativo particular, expreso o presunto, y se
le restablezca el derecho; también podrá solicitar que se le repare el daño. La
nulidad procederá por las mismas causales establecidas en el inciso segundo del
artículo anterior.
“Artículo 140. Nulidad electoral. Cualquier persona podrá pedir la nulidad de los
actos de elección por voto popular o por cuerpos electorales, así como de los
actos de nombramiento que expidan las entidades y autoridades públicas de
todo orden. Igualmente podrá pedir la nulidad de los actos de llamamiento para
proveer vacantes en las corporaciones públicas.
“En elecciones por voto popular, las decisiones adoptadas por las autoridades
electorales que resuelvan sobre reclamaciones o irregularidades respecto de la vo-
tación o de los escrutinios, sólo podrán demandarse junto con el acto que declara
la elección. El demandante deberá precisar en qué etapas o registros electorales
se presentan las irregularidades o vicios que inciden en el acto de elección.
“El Ministerio Público o un tercero que acredite un interés directo podrán pedir
que se declare la nulidad absoluta del contrato. El juez administrativo podrá de-
clararla de oficio cuando esté plenamente demostrada en el proceso, siempre y
cuando en él hayan intervenido las partes contratantes o sus causahabientes.
“Artículo 145. Protección de los derechos e intereses colectivos. Cualquier persona puede
demandar la protección de los derechos e intereses colectivos para lo cual podrá
pedir que se adopten las medidas necesarias con el fin de evitar el daño contingen-
te, hacer cesar el peligro, la amenaza, la vulneración o agravio sobre los mismos,
o restituir las cosas a su estado anterior cuando fuere posible.
“Artículo 147. Cumplimiento de normas con fuerza material de ley o de actos administrativos.
Toda persona podrá acudir ante la Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo,
previa constitución de renuencia, para hacer efectivo el cumplimiento de cuales-
quiera normas aplicables con fuerza material de ley o actos administrativos.
“Artículo 149. Control por vía de excepción. En los procesos que se adelanten ante la
Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo, el juez podrá, de oficio o a peti-
ción de parte, inaplicar con efectos interpartes los actos administrativos cuando
vulneren la Constitución Política y la ley.
De la lectura cuidadosa del texto de los artículos trascritos que son los hasta
ahora aprobados, pueden precisarse las siguientes reformas a la legislación vi-
gente, en relación con el tema de las acciones contencioso administrativas:
3.1.- En el Título iii “medios de control” del proyecto, se incluyen todas
las posibilidades que tienen los particulares de acudir a la jurisdicción admi-
nistrativa para obtener un pronunciamiento judicial.
En efecto, en el artículo 137 del proyecto se hace referencia a “la acción admi-
nistrativa”, para establecer que es única y que a través de ella se pueden plantear
diferentes “pretensiones”. Y a título de ejemplo, y sin perjuicio de “otras que la ley
señale”, menciona las típicas pretensiones administrativas que se han planteado
siempre mediante las acciones previstas en el Código Contencioso Administrativo,
como son las pretensiones sobre legalidad, restablecimiento del derecho, repara-
torias, contractuales que incluyen la nulidad absoluta, ejecutiva y electoral.
4 En este sentido, ver: Devis Echandia, Hernando, op. cit., pp. 164 y ss.; Morales Molina,
Hernando. Curso de derecho procesal civil. Parte general, 9ª edición, Editorial abc, Bogotá, 1985,
pp. 133 y ss.; López Blanco, Hernán Fabio. Instituciones de derecho procesal civil colombiano,
tomo I, parte general, 7ª edición, Dupré Editores, Bogotá, D.C., 1997, pp. 243 y ss.
“…”
5 González Pérez, Jesús. Derecho procesal administrativo, tomo ii, 2ª edición, Instituto de Estudios
Políticos, Madrid, 1966, pp. 405 y ss. y Manual de derecho procesal administrativo, 2ª edición,
Civitas, Madrid, 1992, pp. 203 y ss. Escusol Barra, Eladio y Rodríguez-Zapata Pérez,
Jorge. Derecho procesal administrativo. Tecnos, Madrid, 1995, pp. 351 y ss.
6 Sommermann, Carl Peter. La justicia administrativa alemana. En: La justicia administrativa en el
derecho comparado, coordinador Javier Barnes Vásquez, Civitas, Madrid, 1993, p. 69. Gon-
zález-Varas Ibáñez, Santiago J. La jurisdicción contencioso administrativa en Alemania, Civitas,
Madrid, 1993, pp. 188 y ss.
7 Sobre el tema ver, entre otras, las siguientes providencias: sentencia de 10 de agosto
La propuesta busca que el legislador defina el tema para evitar las múlti-
ples interpretaciones tal vez contradictorias, partiendo de recoger el criterio
obvio de que la acción de pura nulidad generalmente se ejerce contra actos
de contenido general, mientras que cuando se trata de impugnar actos que
afectan derechos subjetivos, es decir actos particulares, se ejerce la acción de
nulidad y restablecimiento del derecho.
3.3.- En relación con la nulidad y restablecimiento del derecho. En perfecta con-
cordancia con lo dispuesto en relación con la nulidad, el artículo 139 del pro-
yecto, aprobado en segundo debate, se refiere a la nulidad y restablecimiento
del derecho para establecer que la persona afectada en un derecho subjetivo
amparado en una norma jurídica, podrá pedir que se declare la nulidad del acto
administrativo particular, expreso o presunto y se le restablezca el derecho.
Agrega que también podrá solicitar que se le repare el daño.
Y agrega que también se podrá solicitar, por excepción, la nulidad de un
acto general y el restablecimiento del derecho, cuando de su aplicación directa
se produzca una lesión a un derecho subjetivo amparado en una norma.
Se propone suprimir la referencia a las obligaciones de carácter fiscal que
se estableció cuando en el Código de 1984 se suprimió el juicio especial de
revisión de impuestos que estaba regulado en la Ley 167 de 1941. Esta supre-
sión es pertinente por dos razones fundamentales, por cuanto la obligación
fiscal, normalmente, está fijada en un acto administrativo que sería el acto
demandado; y por otra, en cuanto en el tema de dichas obligaciones, cuando
se hacen con desconocimiento del ordenamiento jurídico, implica la violación
del derecho subjetivo del administrado a que sus obligaciones fiscales sean
“Artículo 140. Nulidad electoral. Cualquier persona podrá pedir la nulidad de los
actos de elección por voto popular o por cuerpos electorales, así como de los
actos de nombramiento que expidan las entidades y autoridades públicas de to-
do orden. “Igualmente podrá pedir la nulidad de los actos de llamamiento para
proveer vacantes en las corporaciones públicas.
“En elecciones por voto popular, las decisiones adoptadas por las autoridades
electorales que resuelvan sobre reclamaciones o irregularidades respecto de la vo-
tación o de los escrutinios, sólo podrán demandarse junto con el acto que declara
la elección. El demandante deberá precisar en qué etapas o registros electorales
se presentan las irregularidades o vicios que inciden en el acto de elección.
“Para la Sala la norma que se interpreta es clara en cuanto a que el término “proceso
de ejecución o cumplimiento” significa juicio; de suerte que la Ley 80 de 1993 en
su artículo 75, usó una terminología procesal diáfana en lo que a las controver-
sias contractuales se refiere, ya que éstas pueden ser las controversias previas o
coetáneas a la celebración o desarrollo de un contrato y las que se deriven de la
ejecución tardía o defectuosa de la obligación que surge del negocio jurídico. Si
bien, el artículo 75 de la norma citada, cuando habló de los procesos de ejecución
o cumplimiento, no dijo nada sobre el trámite, por la forma de interpretación
integral de las diferentes legislaciones y habida cuenta de la existencia de normas
que remiten a él, como el artículo 267 del Código Contencioso Administrativo,
es necesario concluir que se aplica el Código de Procedimiento Civil”.
10 “Es claro que las acciones constitucionales consagradas en 1991 no estaban previstas en
la Constitución de 1886, ni su trámite procesal podía estar contemplado en el Código
Contencioso Administrativo de 1984. Por esta razón, el derecho procesal y en especial el
procesal administrativo, se enriqueció con las leyes específicas que el legislador dictó para
diferentes pretensiones, las que se pueden plantear mediante las hasta ahora
denominadas acciones que están previstas en la Constitución Nacional desde
1991. Dichas pretensiones son las siguientes:
a) La protección de los derechos e intereses colectivos y difusos. Con fundamento
en lo dispuesto por el artículo 88 de la Constitución, se reitera lo es-
tablecido en la Ley 472 de 1998, artículos 2° y 9°, en cuanto a las de-
nominadas acciones populares para evitar el daño contingente, hacer
cesar el peligro, la amenaza, la vulneración o agravio sobre derechos
e intereses colectivos, o restituir las cosas a su estado anterior cuando
fuere posible.
Y se agrega en la propuesta, que si bien es posible solicitar la protección
de los intereses colectivos o difusos en los casos en que la amenaza provenga
de una entidad pública, no se podrá obtener la nulidad del acto o del contrato
correspondiente sin perjuicio de que se tomen las medidas pertinentes para
proteger los mencionados intereses.
b) La reparación de perjuicios a un número plural de personas. Esta pretensión es la
que corresponde a la denominada acción de grupo regulada mediante
la Ley 472 de 1998, con fundamento en lo previsto en el artículo 88,
inciso segundo de la Constitución Nacional.
En lo esencial, la definición propuesta coincide con lo previsto en la citada
ley en relación con las citadas acciones de grupo, y debe resaltarse la inclusión
del segundo inciso del propuesto artículo 146 en el sentido de establecer que
cuando el perjuicio colectivo ha sido originado en un acto administrativo,
mediante este proceso también podrá solicitarse la nulidad del acto administrativo,
si dicha nulidad fuere necesaria para declarar la responsabilidad patrimonial del Estado y la
reparación integral de los perjuicios.
c) El cumplimiento de normas con fuerza material de ley o de actos administrativos. De
conformidad con la Constitución de 1991, artículo 87, se puede recla-
mar por toda persona y, en la sentencia correspondiente, se ordenará a
la autoridad renuente, el cumplimiento del deber omitido.
En este caso se establece como requisito previo, la constitución de renuen-
cia de la autoridad ya prevista en la Ley 393 de 1997 y, tal como lo menciona
el título del artículo propuesto se refiere al cumplimiento, no solamente de
hacerlas aplicables. “En este orden de ideas, a partir de 1991 las distintas jurisdicciones
asumieron la tramitación de las acciones constitucionales que la ley les señaló y en lo que
atañe a la jurisdicción contencioso administrativa, su trabajo se vio incrementado con la
tramitación y decisión de las acciones de: a) tutela, de la cual conocen todos los jueces de
la República; b) de cumplimiento, regulada en la Ley 393 de 1997, y cuya competencia
se fijó en los jueces administrativos en primera instancia; c) en las de grupo y populares,
reglamentadas a través de la Ley 472 de 1998, cuyo conocimiento corresponde a los jueces
administrativos en primera instancia; d) la pérdida de investidura de congresistas, dispuesta
en el art. 183 de la CP que fija la competencia en la Sala Plena Contenciosa del Consejo
de Estado”.
11 El artículo 102 del Proyecto dice: “Artículo 102. Extensión y adaptación de la jurisprudencia del
Consejo de Estado a terceros por parte de la administración. Los efectos de la jurisprudencia contenida
en una sentencia de unificación jurisprudencial dictada por el Consejo de Estado, en la que
se haya reconocido una situación jurídica, podrán extenderse y adaptarse a otras personas,
siempre que, en lo pretendido exista similitud de objeto y causa con lo ya fallado.
“Para tal efecto el interesado siempre que no haya operado la caducidad, dirigirá solicitud
a la administración demandada, en forma razonada, con la obligada referencia o fotoco-
pia de la sentencia de unificación jurisprudencial que contenga el criterio a ser aplicado.
Transcurridos treinta (30) días hábiles sin que se notifique resolución alguna, o cuando la
Administración deniegue la solicitud de modo expreso, podrá acudirse a la jurisdicción
de lo contencioso administrativo.
“Para este último efecto, el término de caducidad para demandar corre a partir del venci-
miento del plazo de treinta (30) días que tiene la administración para resolver o desde la
fecha del acto en que deniegue la petición”.