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LOS ANTIGUOS DIOSES Y SU VINCULACIÓN CON JESUCRISTO

Adriano Urrutia
© Adriano Urrutia
© Pehoé Ediciones

Primera edición, febrero de 2022


ISBN Edición digital: 978-956-6131-38-0

Diagramación digital: ebooks Patagonia


www.ebookspatagonia.com
[email protected]

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de este libro. Al hacerlo, apoya al editor, estimulando la
creatividad y permitiendo que más libros sean producidos y
que estén al alcance de un público mayor. La reproducción
total o parcial de este libro queda prohibida, salvo que se
cuente con la autorización por escrito de los titulares de los
derechos
INDICE

INTRODUCCIÓN

1. EL ESPÍRITU DORMIDO DEL HOMBRE TUVO QUE


SER DESPERTADO POR LA PRESENCIA DE LOS DIOSES

2. OTROS ANTECEDENTES QUE FUNDAMENTAN LA


EXISTENCIA DE LOS DIOSES
a. El ZODÍACO DE DENDERA
b. EL DESCUBRIMIENTO DE MAPAS MUY ARCAICOS
ANTERIORES A LA CIVILIZACIÓN
c. EL MISTERIO OCULTO DE LAS PIRÁMIDES
d. RELACIONES EXISTENTES ENTRE LOS ANTIGUOS
DIOSES, YAVÉ Y CRISTO

3. LA LLEGADA DE LOS DIOSES A LA TIERRA Y LA


APARI CIÓN DEL HOMBRE

4. CARACTERIZACIÓN DE LOS DIOSES

5. LA GRAN DIOSA PRECEDIÓ A LOS DIOSES


MASCULINOS EN LA TAREA DE DESASNAR A LA
HUMANIDAD

6. PTAH Y SU INCIDENCIA EN LA CIVILIZACIÓN DE


MESO POTAMIA, EGIPTO Y ASIA

7. RA, MARDUK Y APOLO SERÍAN UNA MISMA


DIVINIDAD
8. RASTREAMIENTO A TRAVÉS DE LA MITOLOGÍA DEL
AD VENIMIENTO DE LOS DIOSES QUE RECREARON EL
MUNDO

9. CRONOLOGIA DE MANETHON SOBRE LOS REYES


QUE GOBERNARON SOBRE EGIPTO

10. EL GRAN DILUVIO UNIVERSAL


a. CONSTATACIÓN DE QUE LA CRONOLOGÍA DE
MANETHON ES CONSISTENTE CON EL INICIO DEL
REINADO ANTEDILUVIANO DEL DIOS RA EN EL
11596 A.C.

11. ELUCUBRACIONES ORIENTADAS A VISUALIZAR


MEJOR EL TEMA SOBRE LA ATLÁNTIDA

12. HIPÓTESIS SOBRE LA IDENTIDAD DEL DIOS


SUPREMO

13. EL EDÉN SE UBICÓ INICIALMENTE EN LA AMÉRICA


ANDINA

14. FENÓMENOS DILUVIALES Y DE OTRA ÍNDOLE QUE


PER MITIERON DEPURAR A LA HUMANIDAD Y
PROMOVER SU MIGRACIÓN A LOS DISTINTOS
LUGARES DE LA TIERRA

15. LA MÍTICA EXPEDICIÓN OSIRIANA


a. EL GOBEKLI TEPE
b. LA EXPEDICIÓN OSIRIANA DESDE EGIPTO A
EURASIA
c. EL ESTABLECIMIENTO DEL LUGAR DE LOS
MUERTOS

16. EL CAMINO DE LOS DIOSES


17. LAS APROXIMACIONES DEL PLANETA NIBIRU A LA
TIERRA
a. PERÍODO TRANSCURRIDO ENTRE LA PRIMERA Y
LA SEGUNDA APROXIMACIÓN DE NIBIRU
b. PERÍODO TRANSCURRIDO ENTRE LA SEGUNDA Y
LA TERCERA APROXIMACIÓN DE NIBIRU
c. PERÍODO TRANSCURRIDO ENTRE LA TERCERA Y
LA CUARTA APROXIMACIÓN DE NIBIRU
d. PERÍODO QUE COMIENZA CON LA CUARTA
APROXIMACIÓN

18. LOS SEÑORÍOS DE LOS GRANDES DIOSES

19. HIPÓTESIS DE CÓMO SE FORMÓ LA HUMANIDAD A


PARTIR DEL GRAN DILUVIO UNIVERSAL
a. EL HOMBRE MODERNO PROVINO DE ÁFRICA
b. LA RAZA MEDITERRÁNEA FUE LA PRIMERA EN
LANZARSE A LA TAREA DE DESASNAR AL HOMBRE
c. FORMACION DE LA HUMANIDAD EN EL EXTREMO
ORIENTE
d. ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA RAZA
BLANCA

20. EL SIGNIFICADO QUE SE OCULTA DETRÁS DE LA


EMERGENCIA DE LOS PUEBLOS SEMITA, CAMITA Y
JAFETITA DE LA BIBLIA

21. THOT FUE UN DIOS MULTIFACÉTICO Y DE GRAN


CULTO UNIVERSAL

22. PROFUNDIZANDO LA OBRA DE THOT

23. OSIRIS ERA UN DIOS LLAMADO A SUCEDER A ENKI


EN EL SEÑORÍO SOBRE LA TIERRA
a. OSIRIS HUNDE SUS RAÍCES EN LOS TIEMPOS
QUE PRECEDIERON AL GRAN DILUVIO UNIVERSAL
b. EL MITO DE OSIRIS
c. HORUS PASA A SIMBOLIZAR AL FARAÓN
FALLECIDO Y SE TRANSFORMA POSTERIORMENTE
EN EL HIJO DE OSIRIS
d. MUERTE DE OSIRIS EN EL PREDINÁSTICIO
EGIPCIO QUE ES CÍCLICA CON EL ASESINATO
PERPETRADO POR SETH Y SUS CÓMPLICES
e. OSIRIS Y DUMUZI SON PERSONAJES CÍCLICOS
f.OSIRIS Y DIONISOS TENDRÍAN IDENTIDADES
SIMILARES

24. SETH TENÍA UNA PERSONALIDAD OPUESTA A LA


DE OSIRIS

25. LA PRIMERA Y SEGUNDA GUERRA DE LOS DIOSES

26. NINURTA FUE UNA DIVINIDAD QUE LLEGÓ A


IDENTIFICARSE CON EL ELAM

27. EL NEOLÍTICO DEBE SER CONSIDERADO COMO LA


ANTESALA DE LA CIVILIZACIÓN

28. LA IDENTIDAD DE SATURNO Y SUS CONJUNCIONES


CON JÚPITER

29. VERIFICACIÓN DEL RETIRO DE ISHKUR DE LA


AMÉRICA ANDINA HACIA EL 6835 A.C. Y SU
ESTABLECIMIENTO EN EL TECHO DEL MUNDO

30. EL RETORNO DE ENLIL PARA INTERVENIR EL


SEÑORÍO DE ISHKUR
31. LA LEYENDA DE LA HIPERBÓREA

32. NOTAS DE INTERÉS INHERENTES A BABILONIA


a. INTENTO DE BÚSQUEDA DE LA PRIMERA FECHA
DE FUNDACIÓN DE BABILONIA Y UNA BREVE
RECONSTRUCCIÓN DE SU HISTORIA
b. INTERPRETACIÓN DE LA RELACIÓN BÍBLICA
EXISTENTE ENTRE BABILONIA Y ROMA

33. EL DILUVIO BÍBLICO

34. LA AMBICIÓN FRUSTRADA DE INANNA EN ORDEN


A DETENTAR LA HEGEMONÍA SOBRE EL CIELO, LA TIE
RRA Y LOS INFIERNOS

35. VERIFICACIÓN DE LA CICLICIDAD EXISTENTE


ENTRE LOS PATRIARCAS BÍBLICOS ADÁN Y ABRAHAM

36. TRAS LOS PASOS DE NERGAL

37. ORIGEN DE LOS ISRAELITAS, SEGÚN


ARQUEÓLOGOS, HISTORIADORES Y LINGÜISTAS DE
LA INDIA Y EL MEDIO ORIENTE

38. VISUALIZACIÓN DE LA TRASCENDENCIA


UNIVERSAL DE LAS FIGURAS DE ABRAHAM Y MOISÉS

39. LA XII DINASTÍA EGIPCIA BRINDÓ ACOGIDA A LOS


ISRAELITAS EN SU PAÍS

40. EVIDENCIAS DE QUE ISHKUR RECUPERÓ SU


CALIDAD DE DIOS SUPREMO HACIA EL 1559 A.C.

41. LA ACCIÓN CIVILIZADORA DE LOS DIOSES EN EL


NUEVO MUNDO

42. CONSTATACIÓN DE QUE YAVÉ ES EL DIOS


SUPREMO DE LOS ANTIGUOS DIOSES Y NO EL PADRE
DE CRISTO

43. DISQUISICIONES SOBRE LA IDENTIDAD DEL DIOS


QUE ESTUVO DETRÁS DEL ÉXODO ISRAELITA

44. LAS CAÍDAS DE LOS REINOS DE JUDÁ E ISRAEL

45. LA IRRUPCIÓN DE LOS PERSAS Y DEL


ZOROASTRISMO EN EL MUNDO ANTIGUO

46. BUDA Y SU OCULTA RELACION CON LA MISIÓN DE


CRISTO

47. GRECIA FUE LA DIFUSORA DE LA RACIONALIDAD


EN EL MUNDO ANTIGUO

48. LA FUSION DE LAS RELIGIONES ORIENTALES Y LA


FILOSOFÍA GRIEGA

49. LA INFLUENCIA DE LA RELIGIÓN EN EL AUGE Y LA


CAÍDA DE ROMA

50. LA VUELTA DE YAVÉ A ISRAEL A APUNTALAR EL


ESPÍRITU MESIÁNICO

51. LA CAÍDA DE LA INFLUENCIA EJERCIDA POR EL


DIOS AMÓN-RA

52. EL RETIRO DE LOS DIOSES DE LA TIERRA

53. RESUMEN SUMARIO SOBRE CRISTO Y EL


CRISTIANISMO

54. HIPÓTESIS DE CÓMO EL HOMBRE EVOLUCIONÓ


HACIA SU INDIVIDUALIDAD

55. LAS TEORÍAS EVOLUCIONISTAS SON REDUCCIO


NISTAS Y ERRÓNEAS AL ADMITIR QUE LAS
MÁQUINAS INTELIGENTES PUDIERAN LLEGAR A
SUPERAR Y A SOMETER AL HOMBRE

56. CONSTATACION DE QUE DIOS SE ENCARNÓ EN


ESTE MUNDO EN LA MISMA ÉPOCA EN QUE SE
SOSTIENE QUE NACIÓ JESÚS
a. SINTESIS INHERENTE A LA HIPÓTESIS SOBRE LA
ENCARNACIÓN DE DIOS EN LA PERSONA DE JESU
CRISTO
b. VARIACION DE LAS EXPECTATIVAS DE VIDA DE
LAS MASAS SIGLO A SIGLO

57. CONCLUSIONES QUE EVIDENCIAN QUE TODO CON


DUCE A UNA PLENA ESPIRITUALIDAD
a. JESÚS TUVO QUE MORIR PARA IDENTIFICARSE
PLE NAMENTE CON LA HUMANIDAD Y CUMPLIR
TAMBIÉN CABALMENTE CON LA VOLUNTAD DE
DIOS

A N E X OS

1. RELACIÓN SUMARIA SOBRE LOS SUMERIOS Y


EGIPCIOS DESDE LA LLEGADA DE LA CIVI LIZACION A
ESOS PUEBLOS HASTA LA CAÍDA DE SUMER

2. EL CERCANO ORIENTE DESDE LA CAÍDA DE SUMER


HASTA EL OCASO DE BABILONIA CO MO CAPITAL
RELIGIOSA DEL ANTIGUO ORIENTE

3. LOS HURRITAS Y LOS HICSOS

4. LA PRESENCIA DE SATURNO EN EL MUNDO DE LOS


MUERTOS

5. LA LEYENDA DE LOS SOLES Y EL QUINTO SOL


6. LONGEVIDADES MEDIAS DE LAS ÉLITES SIGLO A
SIGLO
a. SIGLO VI a.C.
b. SIGLO V a.C.
c. SIGLO IV a.C.
d. SIGLO III a.C.
e. SIGLO II a.C.
f. SIGLO I a.C.
g. SIGLO I d.C.
h. SIGLO II d.C.
i. SIGLO III d.C.
j. SIGLO IV d.C.
k. SIGLO V d.C.
l. SIGLO VI d.C.
m. SIGLO VII d.C.
n. SIGLO VIII d.C.
o. SIGLO IX d.C.
p. SIGLO X d.C:
q. SIGLO XI d.C.
r. SIGLO XII d.C.-

7. EVOLUCION SIGLO A SIGLO DE LA ESPIRITUALIDAD


MUNDIAL
a. SIGLOS VI A II a.C.
b. SIGLO I a.C.
c. SIGLOS I Y II d.C.
d. SIGLO III d.C.
e. SIGLO IV d.C.
f. SIGLO V d.C.
g. SIGLO VI d.C.
h. SIGLO VII d.C.
i. SIGLO VIII d.C.
j. SIGLO IX d.C.
k. SIGLO X a.C.
l. SIGLO XI d.C.
m. SIGLO X d.C.
n. ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LO
OCURRIDO ENTRE LOS SIGLOS XIII Y XVIII d.C.

8. CONSTATACIÓN DE QUE LA VARIACIÓN DE LAS ESPI


RITUALIDADES DE ORIENTE Y OCCIDENTE GUARDAN
UN CIERTO PARALELISMO A PARTIR DEL SIGLO VIII a.
C.

9. LA CRISIS QUE AFECTA A LA IGLESIA EN NUESTROS


DÍAS
INTRODUCCIÓN

A Dios hay que buscarlo tanto en el pasado remoto como en


el más distante futuro, pues la preocupación principal del
hombre debe ser procurar encontrarlo para tratar de
conocerlo mejor, a fin de orientar su vida de mejor manera.
Este libro tiene el propósito de mostrar que Dios ha estado
siempre presente en la historia de toda la humanidad, que
los dioses fueron instrumentos de Dios en sus épocas más
primitivas, que todas las grandes religiones están
destinadas a alumbrar a la que llegará a ser la verdadera
religión al final de los tiempos y que Jesucristo (la
encarnación de Cristo que es un ser preexistente) es un ser
histórico que no apareció en forma aleatoria, sino cuando
la humanidad angustiada lo llamó convencida que su fin se
aproximaba. El objetivo de este libro es contribuir a
terminar con las luchas religiosas que nos dividen y nos
impiden avanzar a través del diálogo interreligioso y entre
los pueblos del mundo hacia una verdadera religión
universal y hacia la satisfacción plena del bien común que
es la voluntad de Dios.
Esta introducción tiene la característica de dar una visión
panorámica de cómo pudo haber evolucionado el devenir
de los dioses en medio de la humanidad, hasta la venida de
Jesucristo. Atendiendo a lo dicho en los diversos capítulos
en que se desarrolla este ensayo, resulta evidente que sin
hacer referencia a Cristo y al Cristianismo, se hace difícil
tener un referente para intentar vincular a Cristo con los
dioses. Para salvar este inconveniente, en el Capítulo 53,
se hace un resumen sumario de la evolución del
Cristanismo que se complementa con lo dicho en los
Capítulos 55, 56 y 57, a fin de llegar a la conclusión que
los dioses no serían otra cosa que los antecesores de las
grandes religiones que constituyeron una etapa necesaria
en el avance hacia la madurez religiosa de la humanidad.
El hombre debe reconocerse antropológicamente como una
unidad muy digna e integral, pues sabemos, por la filosofía
“aristotélico-tomista”,  que el hombre es una unidad
substancial compuesta de dos principios fundantes
inseparables: el cuerpo y el alma. El hombre es en
definitiva cuerpo y alma, es decir, el hombre es su cuerpo y,
a la vez, su alma.
Aristóteles nos dice en su  Ética a Nicómaco  que todo lo
que hacemos, lo hacemos porque queremos ser felices, y
que toda finalidad particular que tiende a la felicidad, se
convierte en un medio  para alcanzar este bien supremo que
se sitúa al fin de la existencia.
La persona es un ser integral en cuanto a espiritualidad y
corporeidad, siendo su cuerpo el objeto especial mediante
el cual el alma humana se manifiesta en el mundo
simbólicamente y de manera concreta. Desde este  punto  de
vista, toda elección es un ejercicio espiritual y todo
movimiento corporal, el resultado visible de esta elección
en el mundo. En consecuencia, todo movimiento corporal
concreto es la manifestación espiritual de una persona
humana, entendiéndola a esta como  poseedora de una
dignidad inalienable que la hace ser persona especial y no
solamente un individuo que es miembro de la especie
humana, lo que se trasunta en que sea  inteligente, con
voluntad, con libertad, con una irrepetible singularidad,
poseedora de una apertura al bien y a la verdad e inclinada
a la trascendencia y a la realización en el amor.
En el hombre, se advierte una supremacía del alma por
sobre el cuerpo, justamente porque el alma es el principio
esencial de vida, pero si bien existe esta supremacía, no
existe un desprecio, ni menos un olvido del cuerpo al  estilo
platónico. Es más, este cuerpo de  carne  y hueso se va
configurando a causa y en la medida que actúa sobre él el
principio vital que es el alma, ya sea vegetativa, sensitiva o
racional.
Por nuestra tradición filosófica sabemos que la forma (el
alma) perfecciona al cuerpo y que siempre es más perfecto
un cuerpo animado que uno inanimado y, por lo tanto, en lo
que respecta al hombre, su cuerpo es perfeccionado por el
alma, por ser el principio que organiza la materia inerte y
le da vida perfecta.
Podríamos decir en términos simples que el alma que es la
interioridad fundamental de la persona humana que
comunica al cuerpo sus intenciones para que este las
manifieste al  mundo.  Es, por eso, que es imposible que la
vida provenga de la misma materia, pues, de ser así, todo
cuerpo sería siempre un cuerpo con vida, un cuerpo
animado, y la evidencia empírica nos dice que no hay tal,
pues existen cuerpos en estado inerte.
A título explicativo, cabe señalar que el ojo es a la vista,
como el cuerpo es al alma, pues el ojo puede existir sin
vista, pero no puede existir vista sin ojo. Igualmente puede
existir cuerpo sin alma, pero no a la inversa. Entonces,
cuerpo y alma son inseparables. En rigor, como el hombre
es cuerpo, alma y espíritu inmanente (presencia de Dios en
el hombre) y el espíritu es inmortal, el cuerpo y el alma
también debieran llegar a serlo.
La historia de los dioses guarda una evidente relación con
la evolución de la humanidad, abarcando muchos milenios,
lo que hace necesario mantener una cierta unidad de
visión, tomando como guías a sucesos nucleares del pasado
remoto que tengan una validez probada, reinterpretando,
después de un análisis profundo, los hechos mitológicos
que tengan un carácter contradictorio o conduzcan a
conclusiones aberrantes, a fin de darles su verdadero
sentido o descartarlos, y llegar finalmente a una secuencia
más o menos lógica de los hechos analizados. No hay que
olvidar que los dioses, antes de abandonar la Tierra, deben
haber tratado de ocultar sus huellas, de modo que el
hombre se olvidara de ellos y pudiera llegar a
autoconvencerse de su libre albedrío lo antes posible.
Si el hombre es un ser único e irrepetible y complementario
con los demás seres humanos, las religiones de todos los
pueblos tendrán también que guardar una cierta
complementariedad entre sí, la que se irá manifestando en
la medida de que el hombre evolucione. Dios se irá
presentando como un ser inmanente en Oriente y como un
ser trascendente en Occidente, conciliándose
progresivamente ambas características con el transcurso
del tiempo y fundiéndose al final de los tiempos. Lo primero
se traduce en que el hombre oriental pone la espiritualidad
muy por encima de la racionalidad, en tanto que el hombre
occidental privilegia la materialidad y la racionalidad por
sobre lo espiritual. En realidad, en el cristianismo ya se da
esa compatibilidad entre lo trascendente y lo inmanente en
el Dios cristiano, puesto que en la Santísima Trinidad
aparece el Padre, como el Dios trascendente, y el Espíritu
Santo, como el Dios inmanente.
Albert Einstein decía: “Cuando la mente de un hombre se
abre a una nueva idea, ella jamás regresará a su estado
original”. Esto es así, por cuanto Dios, si alguien actúa en
el sentido del bien común y lo hace con honradez y pasión,
lo más probable es que le envíe su iluminación. Como toda
cosa o idea nueva procede de Dios, quiere decir que éste
actúa desde el futuro. En consecuencia, buscar a Dios
siempre conducirá a un mayor conocimiento del mundo y a
un acercamiento armónico con él.
Solo se podrá empezar a conocer a Cristo en su verdadera
dimensión, cuando seamos capaces de asociarlo
históricamente con los antiguos dioses que lo precedieron,
los cuales tienen que haber preparado el camino para su
llegada. De no hacerlo así, seguiremos pensando que Cristo
podría ser una superchería fundada en antiguos mitos, en
circunstancias que Cristo es el culmen dentro de la
evolución de las religiones, o, tal vez, que Cristo emergió
caprichosamente en una fecha cualquiera, olvidando que
solo pudo hacerlo, al alcanzar la humanidad un grado de
espiritualización tal que quedara facultada para entenderlo
y Él pudiera escuchar su llamado angustioso, lo cual
ocurrió en los hechos cuando el mundo romano creyó que
estaba próximo su fin, lo que revela que la intervención de
Cristo en medio del mundo es una consecuencia de las
circunstancias históricas que lo rodearon, viniendo
realmente a salvarnos en un momento en que no quedaba
otra alternativa para el efecto, por cuanto Cristo, por ser
respetuoso del libre albedrío del hombre, solo interviene,
atendiendo a nuestro llamado. Esta situación crítica se
presentó cuando el promedio de longevidad del hombre
empezó a situarse un poco por debajo de los 30 años, es
decir, por debajo de su madurez física y racional, lo que lo
dejaba en un estado que lo limitaba para transmitir los
conocimientos acumulados en las pasadas generaciones a
las generaciones por venir (ver Hipótesis historicista sobre
el fin de los tiempos de este autor), circunstancia que
amenazaba seriamente su supervivencia.
Si nos remitimos a lo dicho en los Capítulos 1 y 2 de este
ensayo, no pareciera posible dudar que los dioses
existieron y que sirvieron de auxiliares al Dios Único para
desasnar a la humanidad, puesto que, en esa época remota,
este Dios con mayúsculas no podía manifestarse en medio
de la humanidad por corresponder a una energía de
frecuencia vibratoria infinita que no podía sintonizarse con
la propia del ser humano que era de muy baja frecuencia
vibratoria, habida cuenta que la naturaleza de su alma
colectiva era demasiado densa, debiendo transformarse
esta en una sustancia crecientemente sutil para alcanzar
una creciente sintonía espiritual que será total solo al final
de los tiempos.
En el presente trabajo, trataremos de buscar a Dios en el
pasado, utilizando las escasas huellas que nos dejan las
antiguas mitologías, las cuales podrían ser ya suficientes
para penetrar profundamente en el misterio que las
envuelve e intentar interpretar debidamente los tiempos
mitológicos, teniendo presente que el acervo de
conocimientos sobre las antiguas mitologías crece día a día,
como asimismo su interpretación. Suele aplicarse el
nombre de mitología a la colección de fábulas y leyendas en
las que se refieren las aventuras de los dioses y los héroes
que eran objeto de culto en la antigüedad. A partir del siglo
pasado, los estudios mitológicos comparados han adquirido
una mayor importancia, a causa de la incorporación de los
poemas indos, célticos, eslavos, escandinavos y fineses y
por efecto de la interpretación más profunda del misticismo
egipcio y mesopotámico, como consecuencia del
descubrimiento creciente y la traducción de jeroglíficos y
escritos cuneiformes. En efecto, cada día crece el estudio
comparado de las mitologías que tienen un distinto origen
geográfico, tras la búsqueda de analogías. El carácter más
saliente de las mitologías es la homogeneidad de
tradiciones entre pueblos pertenecientes a diferentes razas
y de genio diverso. Además de una multitud de leyendas de
muchos pueblos, salvadas del olvido por su interés extraño
o encantador, existe un conjunto de ideas fundamentales y
de hechos generales que se encuentran presentes en todas
partes. Tal es el caso de las creencias universales en cuanto
a la influencia de los astros sobre el destino de los hombres
y a la estrecha relación simbólica que une a estos con los
animales, las cuales se derivarían de un doble simbolismo
sideral y animal que caracterizaría a las tribus primitivas.
Lo es también el recuerdo de un lugar donde los muertos
revivían para someterse a un juicio donde eran premiados o
castigados. Asimismo, lo es la general reminiscencia de una
inundación inmensa que cubrió la Tierra, exterminando a
pueblos enteros y lanzando a los supervivientes hacia los
cuatro puntos del globo. Estas tradiciones y muchas más,
apenas diferenciadas, según el espíritu poético, piadoso o
realista de las distintas razas, llaman la atención en todas
partes por su semejanza, atestiguando que debieron
derivarse de un hogar único y que irradiaron hacia los
distintos territorios de nuestro planeta.
Las ciencias están prestando un gran aporte al
desciframiento de los misterios guardados por las
mitologías. Entre ellas, cabe mencionar la arqueología, la
paleontología, la lingüística, la astronomía, la
arqueastronomía, la geofísica, las ciencias genéticas,
etcétera.
El carácter cíclico de los hechos del pasado abre, por otra
parte, un horizonte inmenso para proyectar luz sobre las
diversas mitologías y para conferirles un carácter, incluso,
cronológico. De gran utilidad nos han sido los ciclos
precesionales, los ciclos de acercamiento del planeta
Nibiru a la Tierra, los ciclos sotíacos, los períodos
proféticos de 1.260 años de la Biblia y varios otros más.
Particularmente decisivo para nuestro propósito, ha
sido el descubrimiento por este autor de la relación
cíclica de carácter general que se muestra en el
Capítulo 19-a, la cual guarda una cierta relación de
complementariedad con el descubrimiento de otra relación
de orden contracíclico que resulta aplicable dentro del
período comprendido entre la Primera Venida de Cristo y
su Segunda Venida (ver libro intitulado Hipótesis
Historicista sobre el Fin de los Tiempos de este autor).
Por otra parte, el mundo es holístico, es decir, todos los
sucesos que ocurren en el espacio y en el tiempo, están
relacionados entre sí.
Existen muchos escritores empeñados en tratar de
interpretar leyendas y mitos antiguos, empeño que
inevitablemente termina por desviarlos del objetivo de
hacer una interpretación correcta, no logrando discernir
cuáles son los verdaderos hechos del pasado, llevándolos a
incurrir en muchas afirmaciones erróneas por razones
cronológicas e idiomáticas y por la diversidad de textos
antiguos diferentes o que se encuentran incompletos que
caracterizan a muchas de ellas, y no consiguiendo, por lo
tanto, develar la verdad que se oculta en los hechos míticos
del pasado. Sin embargo, es posible que en muchos de sus
libros haya mucho de verdad que rescatar, manifestada en
intuiciones muy valiosas que llevarían a descubrimientos
nuevos, si se examina la profundidad de sus obras. Las
intuiciones corresponden a un pensamiento prerracional, lo
que significa que cualquier persona dotada de una cierta
capacidad de asociación de ideas estaría en condiciones de
validar con la razón las verdaderas intuiciones que han
iluminado a esos investigadores, los cuales son tenidos
generalmente como pseudocientíficos. La suma de las
investigaciones de estos escritores que sean admisibles
como hechos auténticos, debiera aumentar el caudal de
hechos verdaderos, acercándonos gradualmente a la
verdad cabal, en la medida que continúen y se profundicen
los esfuerzos por investigar nuestro pasado. A ello
contribuirá, además, el avance de las ciencias que irá
proporcionando nuevos datos comprobables del pasado, lo
que facilitará esa tarea.
Por otra parte, Henry Bergson dice que hay mecanismos
muy útiles para intuir sin necesidad de lograr una relación
mística muy estrecha con Dios, como es el caso de las
intersecciones de rectas de hechos históricos y la
elaboración de análisis estadísticos y probabilísticos. Esto
llevaría a la metafísica a superar la abstracción, ya que se
estarán utlizando cada vez más medios de prueba, como se
hace en el área de la física experimental, para los efectos
de justificar los resultados alcanzados. Ello está claro,
teniendo presente que lo trascendente que prescinde de lo
inmanente es mera abstracción y lo inmanente que
prescinde de lo trascentente es solo reducción. Este autor,
mediante el uso de relaciones matemáticas cíclicas y
contracíclicas, está aportando nuevas vías para justificar
cuestiones ligadas a la metafísica. Esto, sin desconocer el
valor de la fe y de las experiencias transpersonales, las que
desgraciadamente tienen el inconveniente de estar
asociadas a experiencias individuales, cuya aceptación
encuentra resistencia entre mucha gente por la falta de
una demostración material.
Los grandes problemas que parecen venirse encima de la
humanidad van, sin embargo, a incrementar la relación
directa del hombre con Dios (relación mística), ya que los
avances tecnológicos van a ser cada día más rápidos y
profundos y la razón va a ser cada vez más insuficiente
para tomar buenas decisiones oportunas en forma
exclusiva, lo que va estimular el desarrollo de la intuición
(conocimiento que nos transmite Dios desde el futuro y que
guarda relación con el hecho de que todo conocimiento
nuevo es obra exclusiva de Dios) y la participación y la
cooperación tendrán que sustituir a la competencia. Esto
no significa que toda intuición no necesite ser validada, ya
que el pensamiento intuitivo es prerracional, lo que
significa que deberá pasar siempre por el cedazo de la
razón para su validación, por ser el hombre el único ser
vivo de carácter racional y con un grado de conciencia
relativamente desarrollado como para poder percibir a
Dios.
Otro elemento rescatable es el hecho de que en este
trabajo se ha logrado demostrar que la Biblia es muy
fidedigna, pues admite la verificación cronológica de sus
hechos. Esto hace que cobren un indiscutible valor Génesis
1:27-28 y Salmo 8 (ver Capítulo 55), donde se aprecia que
Dios entregó al hombre la autoridad sobre los animales y
todas las demás criaturas que pueblan o que puedan
aparecer en el escenario del mundo, incluyendo, por
supuesto, las máquinas inteligentes que serán producto de
la evolución de las cosas inanimadas.
Las teorías evolutivas que señalan que la inteligencia
artificial va a superar a la conciencia, transformándose el
hombre en esclavo de máquinas inteligentes, serían,
entonces, un gran absurdo, ya que, de acuerdo a lo dicho
por Dios, todo está sometido a la autoridad del hombre y
este a la autoridad de Dios, no pudiendo llegar las
máquinas a dominar al hombre. En este libro, se ha
demostrado, además, fehacientemente que Cristo es la
encarnación de Dios, no siendo esta una mera ficción, por
lo cual no es posible pensar que las máquinas inteligentes
puedan llegar a someter al hombre a su dominio.
La terapia génica constituye una forma de manipulación
genética que trata de corregir o disminuir los efectos que
ocasionan enfermedades de origen genético. Existen
grandes esperanzas puestas en el desarrollo de este tipo de
terapias, sobre todo para enfermedades somáticas de
origen genético que, hoy, no tienen curación. Pero hay
también numerosas dificultades técnicas que no están del
todo resueltas. No se ha demostrado todavía eficacia
clínica cabal en la intervención genética, pudiendo
traducirse ello en una fuente de daños irreversibles para el
organismo humano en el futuro. Ello plantea, por una
parte, la imperiosa necesidad de regular las investigaciones
y aplicaciones genéticas por medio de protocolos que
deben ser rigurosamente analizados por comités de
evaluación ética y científica y, por otra, el apremio por
establecer un diálogo entre países, con el fin de evitar la
presentación exitista de una técnica específica en un
mercado determinado sin mencionar las dificultades
inherentes a su aplicación. Una de las preocupaciones
mayores es que la aceptación paulatina de este tipo de
terapias y la eliminación progresiva de restricciones,
permitan el uso de la técnica para terapia génica germinal
y para terapia génica de mejoría de características
particulares, cuya validez ética sea cuestionable. Usar la
terapia génica en células germinales conlleva el riesgo de
introducir daños genéticos en generaciones posteriores.
Dejar libre el desarrollo sin límites de las ciencias
genéticas, podría, por ejemplo, alterar profundamente al
mundo, en cuanto al número de mujeres y hombres, los
cuales están virtualmente en equilibrio. Además, podría
afectar la complementariedad de los seres humanos, los
que están obligados a vivir en sociedad para satisfacer sus
necesidades que no solo son de orden individual sino
también de índole grupal, de donde nace la idea del bien
común. Por otra parte, los seres humanos somos únicos e
irrepetibles, los que nos hace iguales en materia de
dignidad.
Fuera de las fallas a que pueda dar origen la aplicación de
las nuevas técnicas genéticas, estas se podrían prestar
para convertir a una élite económica en superdotada,
otorgándole ventajas objetivas sobre el resto, sin haber
hecho nada para merecerlo, lo que aumentaría la brecha
social de manera incontrarrestable. También se podría dar
que los sectores que ejercen el poder económico, se
sintieran tentados a encargar la creación de seres de una
gran fuerza y resistencia que pudieran conformar una
mano de obra muy eficiente e incondicional, creando una
suerte de verdaderos esclavos.
INTERNET cada día se está transformando en una fuente
más valiosa de información, la cual, en muchos casos,
requiere todavía ser sometida a un proceso de filtrado
previo para los efectos de ser aceptada como válida.
INTERNET es muy interesante, pues suministra
información sobre muchos aspectos puntuales, ahorrando
un tiempo considerable en materia de lectura.
Zecharia Sitchin fue el investigador que, a través de la
traducción e interpretación de tablillas y otros documentos
de los antiguos sumerios, babilonios, etcétera, parece
haber encontrado la clave perfecta para poder entender el
origen de la humanidad y la forma para descifrar muchos
misterios que siempre nos han rodeado y para conocer la
realidad que se esconde detrás de cada mito y cada leyenda
inherentes a las culturas antiguas.
Para los sumerios, al igual que para muchos otros pueblos
de la Antigüedad, sus dioses fueron seres de carne y hueso
que un día habitaron entre ellos, de los que aprendieron
numerosas enseñanzas para impulsar su evolución. Esta es
una constante que se repite sin cesar a lo largo de todas las
antiguas culturas del mundo, lo que nos lleva a la
conclusión de que los “dioses” no serían más que
extraterrestres, es decir, espíritus encarnados como
nosotros, pero nativos de otro u otros planetas, en donde
habrían logrado alcanzar un nivel de desarrollo relativo
muy superior al humano, que los capacitó para fabricar
naves espaciales que les permitieran llegar hasta nuestro
propio planeta y empezar a guiarnos por el camino del
desarrollo. El Enuma Elish o Epopeya de la Creación es el
equivalente babilonio del Génesis bíblico. En 1976, Sitchin
hizo una sugerencia asombrosa que nadie ha refutado
hasta el momento, en orden a que el Enuma Elish es una
epopeya cosmológica que describe de manera exacta la
formación del Sistema Solar hace varios billones de años.
Sitchin se dio cuenta, además, de que las referencias a
dioses eran propiamente referencias a planetas, que los
vientos podrían interpretarse como satélites y que el papel
del dios Marduk era análogo al cumplido por el planeta que
los sumerios conocían bajo el nombre de Nibiru. El planeta
Nibiru aparecería inicialmente como un astro ajeno al
Sistema Solar que fue atraído por el Sol, originando una
cierta inestabilidad transitoria dentro de este sistema
planetario y pasando a constituirse en el Décimo Planeta,
luego de desintegrar al planeta Tiamat, desintegración que
habría dado origen al planeta Tierra y al cinturón de
asteroides, además de transformar en planeta a Plutón, que
dejó de ser satélite de Saturno. Entonces, los diez planetas
del Sistema Solar serían Mercurio, Venus, Tierra, Marte,
Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno, Plutón y Nibiru. Este
último planeta recorrería una órbita muy excéntrica e
inclinada en torno al Sol y su movimiento de traslación
tendría una duración de 3.600 años, no siendo detectado
aún por los astrónomos, aunque se intuye su existencia por
las anomalías mostradas por el comportamiento de algunos
planetas. El movimiento de traslación de 3.600 años es
verificable a través de demostrar incuestionablemente que
el Gran Diluvio Universal tuvo lugar en el 10.435 a.C. y de
demostrar por cuatro vías diferentes, una de las cuales
compete al planeta Nibiru, que el fin de los tiempos
ocurrirá en el 2965 d.C. (ver Hipótesis historicista sobre
el fin de los tiempos de este autor).
Sitchin, a través de la interpretación de las tablillas
cuneiformes que tuvo a la vista, pudo deducir que hubo
cinco Grandes Dioses que ejercieron el Señorío sobre la
Tierra durante sendas eras astrológicas, es decir, por
espacio de 2.148 años, aproximadamente, cada una de
ellas, lo cual da un total aproximado de 10.740 años, lo que
casi coincide con tres circunvalaciones del planeta Nibiru
en torno al Sol, las cuales, a partir del Gran Diluvio
Universal, suman 10.800 años. Esto significa que, a la
tercera circunvalación nirubiana, los dioses tuvieron la
posibilidad cierta de abandonar este planeta, retornando a
Nibiru.
El problema que se planteaba, era conocer en qué año se
produjo el último acercamiento de Nibiru a la Tierra,
ocasión en que los dioses abandonaron nuestro planeta.
Afortunadamente, se encontró que esta fecha cae en el 365
d.C., o sea, cuando ya había nacido Cristo y la fase histórica
de la humanidad se encontraba suficientemente avanzada,
ocurriendo sintomáticamente dos años después de la caída
de Juliano el Apóstata, el último emperador romano
pagano. Asimismo, el 365 d.C. ocurrió 40 años después del
Concilio de Nicea (325 d.C.), intuyéndose que este sería un
período de prueba o preparación para los descendientes de
los dioses que se quedaron en la Tierra, a fin de contribuir
a la evolución de la especie humana y a la sustitución del
paganismo por el cristianismo. En el año 365 d.C., se
produjeron grandes marejadas en el Mediterráneo que
afectaron principalmente a las regiones costeras de España
y Egipto, las que se podrían atribuir al acercamiento del
planeta Nibiru a la Tierra. Restando del año 365 d.C., los
10.800 años a que nos referimos precedentemente, se llega
al 10435 a.C. como fecha de ocurrencia del Gran Diluvio
Universal. Esta fecha es irrebatible, pues fue corroborada
con los antecedentes cronológicos suministrados por
Manethon para el listado de reyes de Egipto (ver Capítulo
9). Además, en el libro de este autor, intitulado Hipótesis
historicista sobre el fin de los tiempos, se llegó al año 2965
a.C. para la Segunda Venida de Cristo y el inicio del Reino
Milenial, a través de cuatro vías diferentes, siendo esta
última fecha también algo que pareciera incontrovertible
por tratarse de una intersección múltiple de hechos
históricos en un mismo año. Una de estas vías incluyó como
antecedentes las cuatro primeras circunvalaciones del
planeta Nibiru en torno al Sol, a partir del Gran Diluvio
Universal, lo que nos llevaría al 3965 d.C., año que
coincidiría con el del Juicio Final descrito en el Apocalipsis.
Descontando de esa fecha los mil años concernientes al
Reinado Milenial de Cristo (ver Apocalipsis 20), se llega al
año 2965 d.C. para su Segunda Venida. A mayor
abundamiento, en Apocalipsis 8:11 se habla de la estrella
Ajenjo, una estrella grande que caerá del Cielo, la cual no
puede ser otra que el planeta Nibiru.
Con la ayuda de la cronología de los reyes de Egipto de
Manethon, la precesión de los equinoccios, antecedentes
bíblicos y antecedentes sobre la Primera Dinastía de
Babilonia, fue posible determinar los períodos en que
ejercieron su Señorío sobre la Tierra los dioses Enki,
Ninurta, Sin, Ishkur y Marduk.
Debido a que el Adán bíblico se asocia con el periodo que
precedió al inicio de la civilización del mundo, el Adán que
apareció a la vuelta del Gran Diluvio Universal debería
asociarse al Mesolítico (etapa previa de preparación del
Neolítico), siendo ambas creaciones cíclicas entre sí,
puesto que en la Antigüedad el tiempo era circular.
En el Capítulo 18, se observa que Marduk dejó de ejercer
su señorío (quinto señorío sobre la Tierra) en forma real en
el año 1559 a.C., momento en que los hititas conquistaron y
saquearon la Babilonia amorita, gobernada por la Primera
Dinastía Babilonia, pero la abandonaron de inmediato,
dejando que la ocuparan los casitas, aliados suyos, los que
se convirtieron a la fe de Marduk, a fin de que este dios
pudiera seguir ejerciendo nominalmente el señorío sobre la
Tierra. Entonces, el 1559 a.C. habría sido el año en que
Ishkur se asoció con Marduk, a fin de recuperar la calidad
de Dios Supremo.
Puesto que todos los dioses deben haber entregado sus
cuotas de poder al Dios Supremo en el 1559 a.C., lo
anterior se puede verificar, por ejemplo, determinando el
momento en que Sin abandonó su posición de poder en
favor de Ishkur a través de la relación cíclica general
expuesta en el Capítulo 40. Sin ejerció el Señorío sobre la
Tierra entre el 6156 y el 3994 a.C., siendo confinado en
prisión por Ishkur en este último año. Posteriormente Enlil
lo liberó de prisión y le entregó el patronazgo sobre Ur,
debiendo conservar esa condición hasta el año 1559 a.C.,
quedando definido el año de su liberación por la relación
cíclica:
6.156 / 3.994 = X / 1.559
ecuación que da como resultado X = 2403 a.C., año que
parece calzar con el año de término de la Primera Dinastía
de Ur que estuvo bajo el patronazgo de Ninhursag, pasando
Sin a ejercer tal calidad hasta el año 1559 a.C., pero siendo
este período aparentemente discontinuo, por cuanto en el
intertanto Ur estuvo bajo las Segundas Dinastías de Uruk y
de Ur, el Imperio Acadio y, después, en manos de Ninurta
hasta el acceso de la Tercera Dinastía de Ur (2112 a.C.). A
mi parecer, Enlil habría delegado la calidad de Dios
Supremo o Jefe del Panteón de los Dioses en la persona de
Sin, sin importarle quien ejerciera la soberanía sobre
Sumer, superándose esta contradicción con el advenimiento
de la Tercera Dinastía de Ur. Después de la caída de Súmer
(2004 a.C.), donde el poder de Enlil se volatilizó, hubo un
período de anarquía que se caracterizó principalmente por
los sucesivos enfrentamientos entre Isin y Larsa, el que se
prolongó hasta la caída definitiva de Isin a manos de Larsa,
cuyo dominio fue sucedido por el posterior ascenso al
poder de la Babilonia de Marduk.
Debido a que los cinco Grandes Dioses fueron elegidos para
detentar el señorío sobre los dioses y también sobre los
seres humanos, durante la duración de las tres primeras
circunvalaciones de Nibiru en torno al Sol, ellos estaban
constreñidos a gobernar, aunque fuera nominalmente en
sus últimos años de gobierno, hasta el término oficial de la
era zodiacal que le correspondió a cada uno de ellos. Ellos,
al parecer, no podían ser desplazados oficialmente de su
señorío, sino al término del mismo, debiendo completar en
conjunto cinco eras zodiacales (ver Capítulo 18). Ello
podría deberse a que la participación relativa de los
carismas individuales de los dioses, debe haberse ajustado
a las necesidades de evolución de la humanidad en cada
época, debido a que los carismas de los Grandes Dioses
deben haber sido diferentes, pero complementarios entre
sí, debiendo ser distinta la importancia relativa de la
participación de los distintos carismas en cada paso dado
por la evolución de la humanidad.
Asociando las fechas fundamentales determinadas por los
procedimientos precedentemente descritos, por medio de
la relación cíclica general desarrollada por este autor, con
el aporte adicional de las fechas correspondientes a
descubrimientos geofísicos vinculados a grandes
catástrofes que ha sufrido la Tierra, con las cifras etarias
suministradas por la Biblia y otros libros sagrados, con los
ciclos precesionales, con los ciclos orbitales de Nibiru, con
los ciclos sotíacos, con los períodos proféticos de 1.260
años de la Biblia, con los mecanismos de intersección de
rectas de hechos históricos y con análisis probabilísticos y
estadísticos, es posible llegar a datar una gran gama de
hechos que serían suceptibles de transformarse de
ahistóricos en históricos, lo que nos permite concluir que, a
estas alturas de la civilización humana, la transformación
del devenir de los dioses de mera mitología a historia, no
sería una utopía.
Hacia el 1000 a.C. (ver final del Capítulo 8), se intuye el
retiro de Ishkur del gobierno terrenal, por lo menos, de la
región del Egeo, puesto que esta región, al término de la
Edad de Bronce, cayó en una Edad Oscura, como
consecuencia del colapso de la cultura micénica, período de
decadencia que se prolongó hasta la emergencia de la
Grecia arcaica en el siglo VIII a.C. La Época Arcaica  es
una periodización de la historia de la antigua Grecia  con la
que la historiografía  distingue la etapa en la que la  Hélade
salió del periodo anterior (la  Época Oscura), caracterizado
por la distribución del espacio helénico entre  tribus
indoeuropeas  que hablaban distintas variantes de la
antigua lengua griega  (aqueos, jonios, dorios, eolios,
arcadios que se superpusieron sobre los pelasgos
prehelénicos y los primeros inmigrantes aqueos) y que
introdujeron la  Edad de Hierro  en medio de una total
ausencia de fuentes escritas y una drástica ruptura cultural
con la civilización micénica, cuyo fin sigue siendo objeto de
debate, y que conformaron los rasgos de la civilización
griega que quedará plenamente cristalizada en la posterior
Época Clásica. Entre los siglos VIII y VI a.C.,  se
desarrollaron las ciudades-estado  griegas o  polis, las que se
expandieron por todo el Mediterráneo  mediante
la  colonización. A pesar de su gran fragmentación política,
los griegos fueron construyendo una identidad
común  frente a otros pueblos de la Antigüedad, la que se
tradujo en la formación de una conciencia vigorosa,
evidenciada en sus manifestaciones culturales y artísticas y
en una peculiar  cosmovisión  que se ha interpretado como
tensión entre lo apolíneo y lo dionisíaco. En esta época, se
incubó la filosofía griega y emergió el pensamiento dual,
escindiendo en dos nuestra mente, lo que se mantiene
hasta nuestros días, permitiendo el desarrollo de la razón.
En un comienzo, debido a la idiosincrasia colectivista
vigente, se privilegió el bien común, pero, luego, empezó a
prevalecer el interés individual o grupal.
El período que el filósofo alemán Karl Jaspers denominó
como Era Axial, fue decisivo para el desarrollo espiritual de
la humanidad, por lo cual es necesario dedicarle un espacio
muy preferente para analizarlo. El filósofo alemán llamó
Era Axial al periodo que transcurrió entre el 800 y el 200

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