Revista Aleph 206

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ISSN 0120-0216

julio/septiembre, 2023. Año LVII No 206


ISSN 0120-0216
Resolución No. 00781 Mingobierno

D.V.R. - Autorretrato

Consejo Editorial

Luciano Mora-Osejo (‫)א‬


Valentina Marulanda (‫)א‬
Heriberto Santacruz-Ibarra
Lia Master
Marta-Cecilia Betancur G.
Carlos-Alberto Ospina H.
Andrés-Felipe Sierra S.
Carlos-Enrique Ruiz

Director
Carlos-Enrique Ruiz

Tel. +57.606.8864085
http://www.revistaaleph.com.co
e-mail: [email protected]
Carrera 17 Nº 71-87
Manizales, Colombia, S.A.

Diagramación:
Andrea Betancourt G.
Impresión:
Xpress - Estudio Gráfico y Digital

julio/septiembre 2023

Año LVII
Revista Aleph No. 206
(julio/septiembre, 2023. ¡57 Años!)
Edición monográfica dedicada a exaltar la vida y la obra de
Darío Valencia-Restrepo

Contenido

1. “La despedida” /manuscrito autógrafo/ 1


/Darío Valencia-Restrepo/

2. Darío Valencia-Restrepo, un saber de multiplicación 3


/Reportajes de Aleph. CER/

3. Música 19
/Darío Valencia-Restrepo/
Aproximación a Bach 19
Beethoven y el metrónomo 30
Don Giovanni 45
La canción artística 52
La canción de la tierra 61
Períodos históricos de la música en el siglo XX 70
Antonio-María Valencia 78
La música en León y Otto de Greiff 81

4. Homenajes 97
/Darío Valencia-Restrepo/
Ernesto Sábato 97
Gerardo Molina 100
Rafael Gutiérrez-Girardot 108
Álvaro Mutis 111
Luis-Alberto Álvarez 115
Gabriel Poveda-Ramos 117

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) I


5. Ciencia y tecnología 125
/Darío Valencia-Restrepo/
Alexander von Humboldt y la unidad del conocimiento 125
Una gran biografía de Leonardo da Vinci 130
Jorge-Alberto Naranjo y sus estudios para una historia de la
física 135
Historia de las matemáticas en Colombia 142
El puente de Occidente y la integración de Antioquia 144
Se detectan por fin las ondas gravitacionales 150
Alborada de la ciencia en la Nueva Granada 153
La cúpula de Brunelleschi 162
Situación y perspectiva de la inteligencia artificial 169
Francisco-Antonio Zea en el Real Jardín Botánico de Madrid 184
Una conversación con Rodolfo Llinás 205

6. Educación 209
/Darío Valencia-Restrepo/
Las dos culturas (Intervención al recibir el Doctorado h.c. de
la Universidad Nacional de Colombia) 209
La universidad y la paz 214
Anotaciones sobre el futuro de la educación universitaria 219
El desarrollo de las matemáticas en la Escuela Nacional de
Minas 227
Las humanidades, las ciencias sociales y el arte en la forma-
ción de los científicos 246

7. Columnas de prensa 256


/Darío Valencia-Restrepo/
Ingmar Bergman 256
Momentos históricos del ajedrez en Colombia 259
Errata histórica entre un poema de M. Machado y una pintura
de Velázquez 261
Navegadores y relatividad 264
Para que no se olvide 267
Las medallas Darwin-Wallace y Humboldt-Caldas 272

II Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Los límites del planeta Tierra 275
Un bel morir 278
¿Por qué existe el mundo y no más bien nada? 281

* * *
APRECIACIONES SOBRE LA VIDA Y LA OBRA DE
DARÍO VALENCIA-RESTREPO

1. Darío Valencia, el maestro y el amigo 285


/Marta-Elena Bravo, Beatriz Londoño/

2. Darío Valencia, vida y obra consilientes 294


/Germán Poveda-Jaramillo/

3. Perfil de un humanista 297


/Mario Yepes-Londoño/

4. Darío Valencia, un maestro 302


/Óscar Mesa-Sánchez/

5. Darío Valencia, académico 307


/Enrique Forero G./

6. Darío Valencia, el hombre práctico 310


/Álvaro Lobo-Urquijo/

7. Don Darío 314


/Gustavo Restrepo-Villa/

8. Él 318
/Carlos-Alberto Valencia R./

9. NOTAS 319
La Nueva Biblioteca de Alejandría
/Darío Valencia-Restrepo/

10. Colaboradores 322

11. Patronato histórico de la Revista 324



Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) III
Darío Valencia-Restrepo

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 1


Darío Valencia-Restrepo

2 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Reportajes de Aleph

Darío Valencia, un saber


de multiplicación

Carlos-Enrique Ruiz

A
pesar de las múltiples y permanentes dificultades que
padece el mundo, incluida nuestra Colombia, no dejan
de aflorar personalidades luminosas que permiten abrir
camino, a partir de la formación integral, con apego y desarrollo
en el conocimiento, ligadas a las realidades incuestionables y en
ocasiones trágicas, con asidero fundamental en universidades y
de voz pública. Se trata de polímatas e intelectuales, hitos en la
historia de la cultura, en todos los tiempos, desde la Academia
de Platón, el Liceo de Aristóteles, con paso sobresaliente por
el Renacimiento y la Ilustración, con ecos en los tiempos
contemporáneos. Y los antecedentes luminosos de Sócrates,
Confucio, Lao Tsé, Pitágoras, Epicuro, Parménides, Diógenes,
etc. Con asomo luego por Sei Shônagon, Galileo Galilei, Leonardo
da Vinci,… Alexander von Humboldt,… Aldous Huxley, Albert
Einstein, Bertrand Russell, George Steiner, Isaiah Berlin, etc.
Los pilares fundamentales de la ciencia en Colombia fueron la
Expedición Botánica y la Comisión Corográfica. En más cercanía
están los republicanos españoles del exilio, o del transtierro, con
mayor incidencia académica en México y Argentina, también
con presencia significativa en nuestro país, con aplicaciones en
la Universidad Nacional de Colombia y en la Escuela Normal
Superior, por ejemplo José Prat, Francisco de Abrisketa, Luis de
Zulueta, Pedro Urbano González de la Calle, Mercedes Rodrí-

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guez-Bellido, Antonio García-Banus, José Cuatrecasas-Arumí, José de Reca-
sens, Miguel Fornaguera, etc.
En nuestro país la estela de sabios e intelectuales públicos, de reconocida
solvencia en conocimientos, está representada de manera emblemática por
José Celestino Mutis, Francisco José de Caldas, José-Jerónimo Triana, Manuel
Ancízar,… José-Manuel Restrepo, Jorge Álvarez-Lleras, Enrique Pérez-
Arbeláez, Enrique Uribe-White, Jesús-Emilio Ramírez, Daniel Samper-Ortega,
Jorge Gaitán-Durán, Germán Arciniegas,… Y en tiempos más recientes,
Rodolfo Llinás, Gabriel Poveda-Ramos, José-Luis Villaveces, Santiago Díaz-
Piedrahita, Luis Eduardo Mora-Osejo, Ángela Restrepo, Jorge Arias de Greiff,
Guillermo Páramo-Rocha, José-Fernando Isaza, Moisés Wasserman, Alejandro
Gaviria, Mauricio García-Villegas, Darío Valencia-Restrepo, entre otros.
De exaltar la personalidad de Darío Valencia, por la formación integradora
en ciencia, arte, humanismo, con la noción de la comprensión unitaria. Tem-
plado desde temprano con rigor en el apego al conocimiento, de influencias
familiares y en maestros que reconoce en las instituciones donde se formó.
De singulares talento, dedicación y organización ejemplares. Es de recono-
cimiento como uno de sus mayores logros en la dirección académica, el haber
propiciado la creación de la Facultad de Ciencias y de la Facultad de Ciencias
Humanas y Económicas, cuando durante los años setenta se desempeñaba
como vicerrector de la Sede en Medellín de la Universidad Nacional. Fue una
gran ampliación del ámbito académico de una sede centrada en ingeniería,
agronomía y arquitectura, con el fin de incluir el desarrollo de la ciencia bási-
ca, las ciencias sociales y las humanidades.
Darío aúna disciplinas en las ciencias básicas, con soporte sustantivo en la
matemática, en la ingeniería con aplicación de especialista en hidrología es-
tocástica y en sistemas hidráulicos; afín a la música en calidad de melómano
y ejecutante del piano; conocedor de la filosofía, los idiomas, la historia, la
literatura, el cine, practicante del ajedrez,… En deporte fue campeón nacional
de tenis de mesa. Esclarecido con actividades de investigación y docencia
en la Universidad Nacional de Colombia, de la cual tiene todos los títulos y
reconocimientos, además de galardones de Estado. Rector de la Universidad
de Antioquia y de la UN, y en cuestiones empresariales fue gerente general de
las Empresas Públicas de Medellín (EPM), entidad pública de reconocimien-
to internacional, y consultor privado. Autor de libros, columnista de prensa,
conferencista, dialogante en tertulias y en eventos públicos, siempre atinado,
reflexivo, ilustrado, con aportes de sindéresis, en busca de construir de mane-

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ra colegiada derroteros y compromisos en la Academia y en general en la
Cultura, con voz pública, al servicio de la misión educativa.
Tuvo liderazgo, entre otros eventos, en la organización y en la autoría de
trabajos, de sustento investigativo, con motivo de los doscientos años de la
muerte del sabio Caldas (2016) y de los doscientos cincuenta años del na-
cimiento de Humboldt (2019), con exposiciones, ensayos y libros que testi-
monian esa labor trascendental. Y ha sido un activo participante en la Aca-
demia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, y en la Academia
Antioqueña de Historia, de las cuales es Miembro Honorario. Es, en realidad,
un polímata, un sabio.
En esta edición se reproducen escritos de él, agrupados en cinco campos:
Música, Homenajes a personalidades, Ciencia y tecnología, Educación y Co-
lumnas de prensa. Asimismo incorporamos ocho valoraciones sobre su per-
sonalidad y su obra, de personas que han conocido su trasegar humano y
académico.
La Revista Aleph ha contado con sus colaboraciones, que dan aire de saber
en el compartir de indagaciones de rigor, con escritura sobria y de admirable
corrección, sin faltarle ni sobrarle palabra alguna. Y hace parte sustantiva del
Patronato histórico de la Revista.
En la siguiente entrevista se observan los aspectos múltiples de su
personalidad, en orígenes y desarrollos, con sostenida vocación por los más
nobles y elevados valores en la Cultura. Una entrevista anterior que hicimos
para la Radio UN se publicó en la Revista Aleph No. 158 (2011; pp. 32-57),
y con esta se complementan aspectos esenciales de su valiosa trayectoria vital
e intelectual.
- Importante conocer aspectos de tus ancestros: padres, abuelos, etc. y
sus ambientes de vida y labor. Importante también conocer recuerdos de tu
infancia, en familia, en aspectos de formación…
Provengo de una de esas prolíficas familias antioqueñas de antaño, cuyos
padres eran muy austeros y estrictos en la formación moral y que con gran
esfuerzo propiciaron la educación de sus nueve hijos. Nuestro abuelo pater-
no Raimundo tuvo raíces en Concepción, pero se trasladó a Santo Domingo,
donde fue juez municipal. Por su parte, el abuelo materno Enrique fue capitán
liberal en la guerra de los Mil Días y su familia, con varios educadores, vivió
en Yarumal. Las tres poblaciones mencionadas son del departamento de
Antioquia. El padre Adolfo estuvo vinculado al Ferrocarril de Antioquia, en

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el cual realizó una carrera de 33 años que culminó al ocupar el puesto de
asistente del superintendente de la empresa. Varios de mis hermanos, al igual
que yo, han sido profesores universitarios.
- Has dicho en otro momento que «la vocación se hace, no se nace con
ella».
Como al terminar mis estudios me vinculé de inmediato como docente en
la Facultad de Minas y durante un buen tiempo fui consejero de estudiantes
que apenas iniciaban allí sus estudios, me es posible contestarte la pregunta.
Observé que muchos de ellos creían estar seguros de su vocación, pero con
el tiempo se sentían felices de estar en una carrera que no había sido de sus
preferencias inicialmente. Con frecuencia los jóvenes tomaban sus decisiones
por influencias familiares o de amigos, sin un adecuado conocimiento de las
muy diferentes opciones académicas. De otra parte, las vocaciones pueden
estar determinadas por los buenos profesores de la secundaria. Asimismo,
como la vocación también puede surgir al comienzo de la carrera universitaria,
es fundamental que los mejores profesores den clase en los primeros semestres,
lo cual no es común entre nosotros.
- Qué recuerdas de tus estudios en la primaria y la secundaria, y si conser-
vas presentes nombres de docentes que te hayan influido, de manera especial.
¿Tenías definidas áreas de interés durante los estudios de bachillerato?
Bien recuerdo a mi primer profesor, un maestro de escuela pública con el
cual aprendí las primeras letras y a quien todos llamábamos siempre como
“Don Jesús”. Cuando me gradué como bachiller, lo visité para ofrecerle mi
diploma. En la secundaria, cursada en el colegio San José orientado por los
Hermanos Cristianos, recuerdo con devoción a mi profesor de Filosofía y
Botánica, el hermano Daniel, gran naturalista y orientador de vocaciones. Lo
vi por última vez en 1988 en la Casa Nariño, después de la presentación de
un libro sobre la Amazonia por parte del rector de la Universidad Nacional,
Marco Palacios. Terminado el acto, nos quedamos en la sala el presidente
Virgilio Barco, Marco Palacios, el hermano Daniel y yo. El presidente estaba
muy contento por el reciente y grande aumento del tamaño de las reservas
indígenas, y luego se interesó mucho por la marcha de las Empresas Públicas
de Medellín, de las cuales yo era gerente general en ese momento. Con
respecto a la otra parte de tu pregunta, el interés por las matemáticas se me
despertó en los últimos años de la secundaria, cuando tuve un buen profesor,
el hermano Néstor.

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- En los estudios superiores, en la Escuela de Minas, también de signifi-
cación conocer tus experiencias, tanto sobre el ámbito universitario como
en tipo de formación, con detalles de tus profesores emblemáticos.
Como ya comenté, al terminar mis estudios secundarios en 1955
me sentía atraído por el estudio de la matemática, pero como por esos
años no existía la carrera respectiva decidí encaminarme a la reconocida
Escuela de Minas, de Medellín, en la cual los estudios de ingeniería eran
muy exigentes en matemática y física. Fue una acertada decisión pues
allí encontré un ambiente estimulante, recibí una muy buena preparación
y encontré los mejores amigos. Además, por esos años se desarrolló un
importante movimiento, encabezado por el decano de entonces, Peter
Santa María, para implantar unos serios estudios de humanidades en
las carreras de ingeniería en la Escuela de Minas, decisión pionera en
Colombia, lo que me permitió recibir la influencia de dos distinguidos
profesores: Daniel Ceballos Nieto, de Colombia, y Bernardo de Nalda, de
España y ya fallecido. Tengo gratitud imperecedera con cuatro grandes
maestros: Gabriel Panesso Robledo en Geometría, Gabriel Poveda Ramos
en matemática y estadística, Alfonso Ramírez Rivera en Estructuras
y Gabriel García Moreno en matemáticas avanzadas y aplicadas a los
cálculos estructurales de la ingeniería civil.
- En qué momentos comienzas a desarrollar tus intereses por el cine, el
deporte, el humanismo,…
Antes de ingresar a la universidad, tuve la fortuna de contar con dos
amigos entrañables, ambos de origen europeo. Ya iniciados ellos en la alta
cultura, me despertaron el interés por la buena música y por el buen cine.
Años más tarde sería durante cuatro años director del Cine Club de Medellín,
una entidad que mucho hizo por la cultura cinematográfica de la ciudad.
Con uno de esos amigos di los primeros pasos en dos áreas deportivas que
serían importantes en mi vida: el tenis de mesa y el ajedrez. A pesar de
su temprana edad, aquellos compañeros poseían una cultura humanística
que mucho me impresionó. Ello, sumado a la mencionada formación en
humanidades de la Facultad de Minas, decidió un interés y una dedicación
para toda mi actividad posterior.
- ¿En tu tiempo de estudios cómo era el ambiente universitario de Me-
dellín? ¿A qué actividades culturales estuviste vinculado en tu época de
alumno en la UN?

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Era un ambiente de gran agitación intelectual y debate, primero por
las esperanzas que despertó la revolución cubana y luego por las rupturas
de los años sesenta, la rebelión de los jóvenes que culminó en el Mayo
de 1968 y la oposición a la guerra en Vietnam. Cuando las asambleas de
estudiantes, por aquellos años muy concurridas, decretaban una huelga, los
estudiantes no se iban para sus casas sino que permanecían en los claustros
discutiendo y organizando conferencias y actos culturales. Varios profesores
jóvenes apoyamos la introducción de las humanidades en las carreras de
ingeniería de la Escuela de Minas, nada fácil por la oposición de algunos
integrantes de la vieja guardia, propiciamos una modernización del currículo
e introdujimos actividades culturales y artísticas de diverso tipo. Invitamos
grandes personalidades del país para ciclos de conferencias, como Marta
Traba, Jorge Zalamea, Camilo Torres, Fernando González, entre otros.
Asimismo, se llevaron a cabo conciertos de música clásica y se creó un cine
club que desarrolló la apreciación cinematográfica con base en películas de
calidad, siempre precedidas de una presentación y seguidas de una discusión
entre los asistentes. Pero hoy existe una lamentable tendencia en este mundo
globalizado según la cual el arte y las humanidades no son importantes en
dichas carreras, ni en general en las universidades, puesto que la formación
de profesionales debe orientarse a las necesidades del mercado, casi al punto
de convertir la educación en una mercancía.
- Al concluir carrera profesional, tú decides emprender estudios de post-
grado, primero en Matemáticas, y luego vas al MIT. ¿Qué circunstancias
se dieron para decidirte por el M.I.T.? Y tu aplicación a la tesis que hiciste
relacionada con el río Colorado en Argentina, ¿cómo fue y cuáles fueron los
resultados prácticos?
Como distinguido vicerrector que fuiste aquí en la sede Manizales de
la Universidad Nacional de Colombia, recordarás la casi nula relación por
aquellos años entre las diversas sedes de la institución. Sin embargo, hacia
fines de la década del sesenta, el mencionado profesor Alfonso Ramírez
Rivera logró que de la sede central en Bogotá se desplazara a Medellín un
valioso elenco de profesores para que unos 15 o 20 profesores adelantáramos
una maestría en ingeniería con especialidad en matemática aplicada, cuando
todavía en el país no estaba reglamentado tal nivel de formación. Para darte
una idea de la calidad académica de nuestra experiencia, basta mencionar
algunos nombres de los profesores visitantes: Carlo Federici, Yu Takeuchi,
Jaime Lesmes y Jairo Charris.

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Con respecto a mis posteriores estudios en el MIT, quise tener una experiencia
previa como profesor y una mayor madurez antes de solicitar la admisión al
Instituto, lo cual no es común pues muchos estudiantes emprenden los estudios
de posgrado cuando apenas terminan su primer grado. No es fácil ingresar a
dicha universidad, y menos en un área como sistemas que en ese momento,
cuando los computadores empezaban a ser más utilizados, estaba siendo
muy demandada. Al llegar quise estudiar teoría general de sistemas pero me
dijeron que eso no existía allí, sólo sistemas aplicados a áreas como transporte
y recursos hidráulicos. Agradecí la buena preparación recibida en la Escuela
de Minas y la experiencia previa adquirida como profesor. Aprovecho para
comentar que allí pude darme cuenta de que un buen número de egresados de la
misma habían dejado una reputación apreciada por esa importante universidad
de Estados Unidos. Tuve la fortuna de participar en un estudio para el gobierno
argentino relacionado con el desarrollo integral del río Colorado, en el cual por
primera vez se aplicaron técnicas del análisis de sistemas desarrolladas por
el Programa del Agua de la Universidad de Harvard. Aprendí mucho como
auxiliar de investigación, a veces más que en las clases, y en asocio de mi
supervisor de tesis, John C. Schaake, desarrollamos un modelo hidrológico,
de tipo estocástico, que fue utilizado en dicho proyecto y que posteriormente
ha sido aplicado en diferentes países del mundo, Colombia en particular. Los
resultados del proyecto fueron entregados a las autoridades políticas y técnicas
de Argentina para que ellas tratasen de conciliar las diferentes aspiraciones de las
provincias ribereñas al agua del río. Como entre el MIT y Harvard hay estrecha
cooperación, pude tomar varios cursos en esta última, lo cual me permitió ser
estudiante de dos grandes: Howard Raiffa en Análisis de Decisiones y Harold
A. Thomas, uno de los fundadores de la hidrología estocástica y el análisis de
sistemas de recursos hidráulicos.
- Cuéntanos un poco sobre el ambiente universitario de allá, en contraste
con el que ya habías vivido en Medellín.
Al comparar el ambiente universitario que experimenté en el MIT con el
nuestro, recuerdo varios aspectos del primero: una educación muy centrada
en la investigación, la facilidad para interactuar con pares, la competencia,
grandes recursos, frecuentes seminarios y coloquios, una intensa vida cultural
y la actividad de consultoría que los profesores combinaban con la actividad
académica, algo que me pareció beneficiaba a ambas y que no es común entre
nosotros. Boston es una metrópoli muy universitaria y culta, y allí tuve la
ocasión de conocer personalmente a grandes figuras como Marcuse, Galbraith,

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Margaret Mead, Chomsky y Carl Sagan. Fue emocionante asistir a un recital
de Dietrich Fischer-Dieskau, el legendario intérprete de las canciones de
Schubert, en el Symphony Hall de Boston.
- Pasado el tiempo fuiste profesor, investigador y directivo universitario,
sin duda una fuente de experiencias. Por tus desempeños de dirección uni-
versitaria, tanto en el Vicerrectorado de la UN-Medellín, como en los recto-
rados de la Universidad de Antioquia y en la Universidad Nacional, ¿cómo
aprecias comparativamente esas instituciones, y cuáles fueron los guiones
sustantivos de dirección que formulaste, con consecuencias o logros?
Mi concepción de la vida universitaria quedó plasmada en el documento
«Hacia un proyecto de universidad», elaborado como base para un debate
cuando ocupaba la rectoría de la Universidad de Antioquia. Con mayor o
menor fortuna y con las limitaciones personales traté de llevar a la práctica
ese ideario en mis posiciones de dirección, siempre con el recurso no
de la imposición sino del diálogo con profesores y estudiantes. Las dos
más importantes universidades colombianas que mencionas tienen logros
y problemas parecidos. Como instituciones estatales que son, atienden
preferentemente a jóvenes de los estratos uno, dos y tres, reflejan en algún
grado la situación social y económica del país, cada vez se interesan más
por los problemas nacionales y últimamente se acercan al empresariado.
Son similares en ambas instituciones los problemas de orden público que
trastornan la actividad académica y son crecientes sus problemas financieros
en razón del aumento de la población estudiantil, la mayor calificación del
profesorado, los recursos exigidos por el avance de la investigación, la
aparición de nuevas tecnologías, y las necesidades de mayor espacio físico.
Como el financiamiento proviene en fuerte medida del Gobierno central, las
dos reclaman un mayor compromiso del mismo a este respecto.
Quiero destacar mi participación en la fundación y dirección de la maestría
en recursos hidráulicos, un programa creado en la Facultad de Minas con el
apoyo del Programa ICFES-BID de los años ochenta. Una década después,
dicho programa facilitó la creación del doctorado en dicha área, el cual fue
el primer programa doctoral en ingeniería que tuvo el país. La alta calidad
de sus investigaciones ha sido reconocida nacional e internacionalmente
por sus aportes al estudio de la hidrología, en especial la colombiana, y por
su estrecha vinculación al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el
Cambio Climático, grupo que recibió en 2007 el Premio Nobel de la Paz
compartido en partes iguales con Al Gore, debido a sus estudios y esfuerzos

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para construir y difundir un mayor conocimiento sobre el cambio climático en
el mundo. El profesor Germán Poveda-Jaramillo, primer doctor en ingeniería
graduado en Colombia, hace parte de dicho Grupo.
- Vista hoy en retrospectiva la universidad pública de Estado en Colombia,
¿qué avances adviertes y qué deficiencias acumula? ¿Todavía será posible
pensar como tú lo formulabas en los años 70 y a comienzos de los 80, en la
universidad como agente del cambio social, también como voz de la Cultura y
como expresión de valores del espíritu por ejercer y fomentar en la sociedad?
Es indudable, como bien lo dices, que la universidad tiene una función
como agente del cambio social pero no como institución que se lanza a la
liza política o como llamada a encabezar la revolución, tal como piensan
algunos que exageran su papel a este respecto. La responsabilidad primordial
de la universidad es formar ciudadanos cultos, responsables y críticos, con
excelente preparación en su respectivo campo profesional pero que a la
vez sean capaces de establecer diálogo respetuoso con otras profesiones y
disciplinas. Para ello, la institución debe promover el debate sobre grandes
problemas del país y del mundo, fomentar el pensamiento crítico, interesar
a los estudiantes en los principales temas de nuestro tiempo y en las grandes
corrientes del pensamiento y la cultura. Son esos ciudadanos los llamados
a construir una nueva sociedad que enfrente la inequidad y la miseria y que
promueva la solidaridad y la compasión. Como a veces cualquier cosa es
considerada cultura, pienso que la universidad debe ser fuente de una cultura
que eleve el nivel de conciencia.
Mucho ha progresado la universidad colombiana, hablo de las que merecen
tal nombre, cuando comparo con aquello que conocí en mis lejanos años de
estudiante universitario. La investigación en ese entonces se reducía a unos pocos
profesores, a veces vistos como excéntricos y que trabajaban individualmente.
Ya hoy se está reconociendo que la investigación tiene que ser el eje de la vida
académica, pero no en perjuicio de la docencia, como creen algunos, sino para
enriquecerla. Y que esa investigación es un trabajo colectivo, de equipos que
interactúan con pares nacionales e internacionales, como bien lo muestra ya en
nuestro país el creciente número de grupos excelentes de investigación, según
las calificaciones de Colciencias en los últimos años.
- Tuviste, además, una importante experiencia empresarial al desempe-
ñarte como gerente general de las Empresas Públicas de Medellín. ¿Qué po-
drías comentar al respecto?

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Sin duda, una de las grandes experiencias de mi vida profesional.
Recordemos que EPM es de las pocas entidades en el mundo que reúne
los servicios de agua, saneamiento, energía y telecomunicaciones. Fue
considerada por el diario Portafolio, del periódico El Tiempo, como la mejor
empresa colombiana del siglo XX, y por los prestamistas japoneses como la
entidad más confiable en América Latina para suscribir empréstitos, incluso
sin necesidad de un aval del Gobierno nacional. Gracias a mi formación
universitaria, a mi experiencia en estudios adelantados por la Facultad de
Minas en el sector de servicios públicos domiciliarios y a mi experiencia
como consultor permanente de la misma EPM, pude desempeñarme en
una posición de enorme responsabilidad, tan diferente a una de rectorado
universitario. La mayor lección que atesoro y que debía ser aprendida por
el país es que una entidad de derecho público puede ser tan bien manejada
como la mejor empresa privada, y estar al servicio de los mejores intereses
de los suscriptores, el departamento y el país. También ha sido ejemplar
su tradicional pulcritud, una virtud sobresaliente en un país azotado por la
corrupción.
- ¿Pasado el tiempo, qué lecciones has desprendido de tus aplicaciones
al deporte que inclusive te llevaron a obtener títulos y actuar como dirigen-
te? ¿Cómo evocas o rememoras esa época?
Le debo mucho al deporte. Aprendí lo que significan el respeto por las
reglas y por el oponente, la disciplina requerida para participar en torneos
y obtener después de grandes esfuerzos el título nacional de mayores en
Colombia, la bondad del ejercicio, el disfrute del juego por el juego mismo,
el saber ganar y perder. En particular, en el tenis de mesa, un deporte hoy
de grandes exigencias físicas, es vital el desarrollo de los reflejos y la
concentración. De otra parte, creo en los valores formativos del ajedrez,
en el cual fui jugador activo como estudiante universitario, cuando obtuve
algunos títulos, y posteriormente tuve el encargo de organizar dos exitosos
campeonatos mundiales que tuvieron lugar en Medellín, respectivamente
en 1974 y 1996, el primero de los cuales contó con 25 países y el segundo,
con 49. Es de lamentar en la actualidad la pérdida de los viejos ideales
olímpicos, el imperativo de ganar a como dé lugar, la comercialización del
deporte y un profesionalismo que parece de espaldas al disfrute del mismo.
- En tus preocupaciones intelectuales, ¿cómo y bajo qué circunstancias
accedes a lectura y estudio de la obra de Bertrand Russell?

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Estando muy joven, uno de los amigos ya mencionados me habló de
Russell. Desde el primer momento, me sorprendió cómo ciertos temas
trascendentales y aparentemente complejos él los trataba de una manera
sencilla y tan convincente que uno pensaba: cómo es que no se me había
ocurrido. Lo admiraba no solo como pensador sino como hombre de acción, en
particular por las nobles causas que defendía. Mi interés por la matemática me
llevó a interesarme en los Principia Mathematica escritos junto a Whitehead
con el fin de apoyarse en la lógica simbólica para fundar toda la matemática
con base en un conjunto de postulados, hasta cuando el proyecto recibe el
gran golpe del teorema de Gödel sobre el carácter incompleto de cualquier
sistema matemático. Siempre me ha atraído una construcción fundada en
axiomas o postulados, tales los casos de la geometría euclidiana y de la
aritmética a la manera de Peano. A pesar de lo que se diga, el pensamiento
racional que se encarnó en Russell sigue teniendo importancia en sociedades
como la colombiana, que se comportan frecuentemente con un alto nivel de
irracionalidad.
- Otro personaje al que les has puesto singular atención es a Henry David
Thoreau...
Es bien sabido que su concepto de desobediencia civil fue fuente de
inspiración para grandes personajes como Gandhi y Martin Luther King. Es
emocionante su oposición a la guerra que llevó al despojo de casi la mitad del
territorio mexicano, al igual que su denuncia de la esclavitud que subsistía en
Estados Unidos a pesar de aquello de que «Todos los hombres nacen iguales».
Como los impuestos que él pagaba se dedicaban a veces a causas injustas,
decidió no pagarlos y por ello estuvo un día en la cárcel. Pasó un buen tiempo
al pie del lago Walden, situado cerca de su ciudad natal de Concord, en una
cabaña construida por él mismo, dedicado a reflexionar y entrar en contacto
con la naturaleza. De allí salió un libro clásico de las letras norteamericanas,
Walden. Se considera que su elocuente defensa del capitán Brown, un esclavo
que tomó junto a otros las armas para oponerse a esa opresión, anticipó en
algún grado la guerra civil de los años sesenta del siglo antepasado.
- En tu vocación por la Música publicaste un bello libro sobre J.S. Bach,
con detallados análisis de sus obras. Cómo llegaste a considerar que era tu
compositor de cabecera, sin desconocer a Mozart, Beethoven...
Mi familia, por el lado de mi madre, siempre estuvo muy asociada a la
música de cuerdas, la de conjuntos conformados por bandola, guitarra y tiple.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 13


Sin mucho éxito, ella trató de iniciarme en la interpretación de la bandola,
y ahora con menos éxito me he interesado en el teclado. Pero cuando uno
aprende a leer la partitura, sobre todo si su oído no es gran cosa, descubre
que la música entra tanto por los oídos como por los ojos y más de una vez
se da cuenta de aspectos que no había detectado con la simple audición. Tan
pronto empecé a disfrutar la pensión de jubilación, me dediqué por mi cuenta
a aprender a leer partituras. Por supuesto que para gozar de la música solo
es necesario acostumbrar el oído mediante el escuchar, escuchar y volver a
escuchar, muy en particular cuando se trata de la música del siglo XX. Pero
seguir la partitura de una grabación o interpretar una obra en algún instrumento
como el piano, así sea modestamente, constituye una experiencia gratificante
que lleva a apreciar y admirar mucho más a los grandes compositores.
Con respecto a los compositores más conocidos, puede ser que se empiece
con Beethoven, luego aparece ese fenómeno inexplicable de grandeza que es
Bach, tal vez algo de música del siglo XX, pero finalmente es Mozart quien
resulta más cercano a nuestro corazón. Aprovecho para comentar sobre la
educación al respecto. Mucho habría agradecido que el sistema educativo me
hubiera proporcionado las primeras notas a la par con las primeras letras. Se
sabe del carácter formativo y de los beneficios intelectuales del aprendizaje
musical, para no hablar de lo que significa para el disfrute a lo largo de la
vida. En Colombia observamos la mala música que por lo general muelen
los cientos de emisoras existentes y cualquiera creería que en nuestro país no
hay compositores de música de cámara, de sinfonías, de óperas... cuando es
todo lo contrario. Entonces no es posible que nuestros niños y jóvenes puedan
apreciar la buena música.
Mi libro sobre Bach es el resultado de una tertulia musical que llamamos
“Divertimento”, a la cual le propuse que con base en la obra completa del
compositor, publicada hacía poco en discos compactos, dedicáramos un
año a escuchar y comentar algunas composiciones principales, al igual que
hiciéramos el recorrido de la vida y obra de Bach en forma cronológica.
El libro fue producto de los guiones que prepararé para dichas sesiones,
posteriormente revisados y ampliados. Aprovecho para comentar la
importancia de compartir audiciones musicales. Se establece una comunión
entre los oyentes que intensifica el disfrute y crea unos valiosos lazos de
amistad entre sus miembros.
- Tuviste liderazgo y protagonismo en conmemoraciones históricas rela-
cionadas con los sabios Francisco José de Caldas y Humboldt, de las cuales

14 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


quedaron documentos y libros de singular trascendencia. Podrías recontar
un poco esos procesos.
Empiezo por comentarte que una nueva generación de estudiosos está rei-
vindicando, tanto en el ámbito nacional como internacional, el legado científi-
co de Caldas en la disciplina de la biogeografía, con énfasis en la geografía de
las plantas. Po su parte, Humboldt es una figura cimera de la ciencia y el hu-
manismo en el siglo XIX. Hoy se acepta que Humboldt y Caldas descubrieron
en forma simultánea e independiente la geografía de las plantas en los Andes
ecuatorianos. En Medellín organizamos sendos seminarios para conmemorar
los 200 años de la muerte de Caldas (2016) y los 250 años del nacimiento de
Humboldt (2019). Fueron exitosos desde el punto de vista académico y por la
amplia difusión que tuvieron. Como resultado se publicaron dos libros sobre
Caldas, editados por la Editorial de la Universidad de Antioquia, y otro sobre
Humboldt, editado por la Editorial de la Universidad EAFIT.
- Hubo polémica sobre los hallazgos pioneros de Caldas, respecto a tópi-
cos que también fueron desarrollados por Humboldt, como por ejemplo en el
surgimiento de la Biogeografía, entre otros…
Caldas y Humboldt tuvieron un encuentro de varios meses en 1802 en
el actual Ecuador. Ambos tenían conocimiento previo de la geografía de las
plantas, y el neogranadino, en razón de su mayor conocimiento del clima y
la geografía tropical, debió ser de gran apoyo para el prusiano. A su regreso a
Europa, este último publicó muy prontamente sus extraordinarios resultados
sobre la geografía de las plantas (merecidamente es considerado padre de di-
cha disciplina), pero no quiso dar ningún crédito a Caldas, aunque sí lo elogió
por su capacidad inventiva y su conocimientos de astronomía y geografía,
sobre todo en un país tan alejado de la ciencia como la Nueva Granada de
entonces.
- Qué aspectos puedes resaltar de las Misiones de Sabios, la de comien-
zos de los años 90 y la del 2019, como aportes para asumir políticas pú-
blicas en temas como la ciencia, la tecnología, el arte, el humanismo y sus
articulaciones con la educación, en los diferentes niveles. Y sus consecuen-
cias en el desarrollo integral de esas líneas.
De la Misión correspondiente a 2019 destaco la forma magistral como
argumenta y propone que Colombia sea una sociedad del conocimiento, en
la cual existan políticas públicas apoyadas en la ciencia, la tecnología y la
innovación. La inmediata y urgente necesidad de atender a los niños de 0

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 15


a 5 años. El impulso a las industrias creativas y culturales, recomendación
en la cual se destaca una propuesta histórica que al parecer no ha mereci-
do la atención debida por parte de la comunidad educativa del país: hacer
obligatoria la educación artística en los diferente niveles de la educación
hasta la secundaria, de modo que ella sea una actividad fundamental y no
accesoria, y que al mismo tiempo se integre a las otras materias del plan
de estudios.
- Hay un debate que ha cobrado fuerza; se trata de la importancia de la
ciencia básica en los procesos de educación y en la aplicación de los nuevos
científicos, con la motivación debida a niños y jóvenes…
Es lamentable el pequeño porcentaje de estudiantes de la secundaria que
se interesan por la ciencia básica y que luego, después de graduados, soli-
citan admisión universitaria en dichas ciencias. Estas son cruciales para la
formación de los niños y jóvenes que más tarde pueden ser los investiga-
dores que propicien la sociedad del conocimiento de que antes hablamos.
Con frecuencia se proclama que lo importante es la ciencia aplicada que
da origen a la tecnología y la investigación, pero no debe olvidarse que no
existe la tajante división entre ciencia y ciencia aplicada, pues la frontera
entre ellas es borrosa, un conocimiento científico de hoy puede ser vital para
una futura aplicación y desarrollar nuestra propia ciencia es una cuestión
de soberanía. Por ello, la misión de sabios que comentamos en la respuesta
anterior enfatiza con gran claridad la importancia y necesidad de la ciencia
básica que mencionas.
- Fuiste por años columnista de prensa, qué experiencias resaltas de ese
ejercicio, con función divulgadora de múltiples temas y de promoción al
diálogo y debate públicos.
Cuando uno se dedica a la docencia, debe tener la vocación por compartir
conocimientos y por comunicar una pasión por el conocimiento. Consideré
que la tarea de columnista era una continuación de lo anterior, en una espe-
cie de cátedra pública. Si se toma en serio y con responsabilidad dicha tarea,
es indispensable estudiar, leer y reflexionar con intensidad, de modo que al
placer de comunicar se añade una aprendizaje invaluable. En las discusiones
sobre algunas columnas aprendí a exaltar el pluralismo, virtud indispensa-
ble en cualquier sociedad democrática.
- De qué manera reconoces y valoras los desempeños históricos de la
Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, incluso

16 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


con referencia a personalidades involucradas tanto en su dirección como en
áreas específicas del conocimiento, y sus impactos en el desarrollo integral
de Colombia.
Mi participación en dos academias, una de ciencias y otra de historia, es
relativamente reciente, pero ha sido muy enriquecedora al conocer los trabajos
de investigación y difusión que cumplen sus miembros, así como al relacionar-
me con personalidades a las cuales mucho les he aprendido. En la Academia
Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales pude seguir a grandes
investigadores y escritores como Jorge Arias de Greiff, Luis Carlos Arboleda,
Alberto Gómez Gutiérrez y Enrique Forero. Este último como presidente de
dicha Academia desarrolló una labor histórica a lo largo de varios períodos,
pues la institución consolidó una creciente comunidad científica nacional que
ha alcanzado reconocimiento en el país y en el ámbito e internacional.
- Cómo valoras los desempeños de misiones extranjeras en procesos de
exploración y conocimiento en nuestro territorio, con impactos en la ciencia,
la educación, el arte… Casos de resaltar, incluso en personalidades.
Existe un libro de Gabriel Poveda Ramos, uno de los más grandes polí-
matas de Colombia en los últimos cien años, titulado Ingenieros y científicos
inmigrantes a Colombia, en el cual encuentras amplia respuesta a tu pregunta.
Se llama en él la atención de los lectores con respecto a la gran deuda que tie-
ne el país con científicos, ingenieros y técnicos que desde diferentes latitudes
vinieron a trabajar en Colombia desde la Colonia hasta nuestros días. Conclu-
ye diciendo que aquellos dejaron un legado que en grado importante explica
lo que los colombianos sabemos y lo que somos hoy. La lista sería intermi-
nable, pero yo mencionaría a algunos de los pioneros: José Celestino Mutis,
Manuel Roergaz de Serviez, Alexander von Humboldt, Carlos Segismundo de
Greiff, Jean-Baptiste Boussingault, Agustín Codazzi…
- A la altura de tu edad y con mirada retrospectiva, sin recato alguno,
cómo aprecias tu vida, en realizaciones y, aún, en frustraciones…. Qué aven-
turas de libre examen te esperan…
Recibí del maestro Pedro Nel Gómez inolvidables lecciones de vida: man-
tenerse siempre activo, con proyectos pendientes hasta los últimos días, no
desfallecer ante críticas adversas o descalificaciones y contribuir tanto como
sea posible a la educación del pueblo. Y una frase que me dijo algún día y
que siempre recuerdo: “Si es tan bello descansar después de un día de trabajo,
cómo será de bello morir después de una vida de trabajo”.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 17


Con respecto a frustraciones, tal como te dije antes, bastante habría agra-
decido que el sistema educativo me hubiera proporcionado las primeras notas
a la par con las primeras letras. Hoy cambiaría muchas cosas por tocar acep-
tablemente una sonata de Beethoven para el piano.

Pilar González-Gómez

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Aproximación a Bach 1

Darío Valencia-Restrepo

“L
o que yo he alcanzado por medio de la diligencia y
la práctica, también podrá ser alcanzado por cual-
quiera con algo de talento natural y habilidad”. Esta
frase, atribuida a un razonamiento de Johann Sebastian Bach,
amén de hacer un encomio sin par al trabajo, nos revela un as-
pecto fundamental del compositor que es necesario analizar en
un contexto histórico. Existía de tiempo atrás una larga tradición
de oficios ligados a una misma familia, a la vez que no se daba
entonces una distinción entre artista y artesano como la que hoy
conocemos. Es bien posible que Bach se viera a sí mismo en
buena medida como un artesano, heredero de varias generacio-
nes de músicos con su mismo apellido; y que, muy al contrario
de la visión del artista como héroe, reconociese que el mero ta-
lento no servía de gran cosa si no estaba acompañado de una
laboriosidad y una paciencia casi sin límites.
Aquella concepción debía llevar, en primer lugar, a un domi-
nio de ese arte u oficio recibido en la casa paterna y acendrado
continuamente mediante el estudio, la transcripción y la inter-
pretación de grandes obras del pasado. Su capacidad de asimilar
el denominado “estilo antiguo” y de continuar después con su
1. Publicado en el libro Comentarios sobre la vida y obra de Johann Sebastian Bach, del
mismo autor (2021).

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elaboración y perfeccionamiento constantes, llevaron el contrapunto y la ar-
monía a alturas no soñadas por sus antepasados. Como las reglas de compo-
sición estaban relativamente explícitas, una mente sistemática y penetrante
podría explorar todas las posibilidades que condujesen a resultados correctos
y bellos, aunque de textura y complejidad crecientes. Bien lo señala la ne-
crología de Carl Philipp Emanuel Bach y Johann Friedrich Agricola cuando
dice: “Nadie mostró nunca tantas ideas desusadas e ingeniosas para elabo-
rar piezas que a simple vista parecerían áridos ejercicios de artesanía. Le
bastaba oír un tema para percatarse, al parecer en forma instantánea, de los
más difíciles desarrollos que a partir de aquél podría producir el arte de la
composición”.
No es aventurado pensar que Bach considerase la armonía como un don
de la naturaleza y que, como lo señala un documento de su tiempo, corres-
pondería al compositor revelar la belleza de aquélla e incluso mejorarla me-
diante el trabajo industrioso y esmerado. Descubrir ante los semejantes toda
la profundidad de ese mundo natural de la armonía, emparentaría al escritor
de obras musicales con el espíritu de su tiempo. En efecto, los siglos XVII y
XVIII vieron el surgimiento de los primeros modelos racionales y analíticos
que con éxito explicaban modos de ser de las cosas materiales en el universo.
Es así como uno de los grandes estudiosos de Bach en nuestro tiempo, Chris-
toph Wolff, ha establecido un paralelo entre Bach y Newton, pues ambos
produjeron cambios fundamentales y establecieron nuevos principios en sus
respectivos campos, y ambos también se esforzaron por revelar el armonioso
orden impartido por Dios al mundo (Wolff, 2001). Este sorprendente para-
lelismo no es original. El mencionado Agricola lo hace en un elogio a Bach
pocos meses después de la muerte de éste, y Christian Friedrich Daniel Schu-
bart señala en un documento escrito casi terminando el siglo XVIII: “Lo que
Newton fue como filósofo, lo fue Bach como músico”. Conviene mencionar
que la revolución científica de Newton se había extendido por Europa en los
tiempos del compositor y que la Universidad de Leipzig, con la cual Bach
tuvo importante relación y hasta una seria disputa, se había convertido en el
centro newtoniano de Alemania. Como respuesta a la creciente influencia del
movimiento científico y a la consideración de que el conocimiento musical,
como el de las ciencias naturales y exactas, podía explicarse en forma cien-
tífica, Lorenz Christoph Mizler funda la “Sociedad de las Ciencias Musica-
les”, sociedad a la cual ingresó Bach en 1747. Un comentarista de nuestro
tiempo, Alberto Basso, afirma que algunas de las últimas obras del compo-

20 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


sitor, en especial refiriéndose a las Variaciones Goldberg, se encuentran a
mitad de camino entre ciencia y arte, entre música práctica y música teórica.
Ante estas asociaciones entre ciencia y arte, viene con facilidad a la mente
el hermoso e importante libro de Douglas R. Hofstadter cuyo título es Gödel,
Escher, Bach un Eterno y Grácil Bucle. Obras del compositor, muy en
especial la Ofrenda Musical, recorren todo el libro y ayudan a establecer una
especie de contrapunto entre cada capítulo y su respectivo diálogo al final del
mismo. Aquel autor pone de presente los paralelismos entre el trascendental
teorema de Gödel sobre la imposibilidad de que los sistemas matemáticos
sean a la vez completos y coherentes, los dibujos de Escher y la obra de Bach,
todo ello con base en un análisis de los sistemas jerárquicos y los sistemas
autorreferenciados, o sea, aquellos sistemas que se vuelven sobre sí mismos.
Antes de concluir con un diálogo a partir del ricercar a seis voces de la
Ofrenda, Hofstadter nos dice: “La Ofrenda Musical es una fuga de fugas,
una jerarquía enredada como la de Escher y la de Gödel, una construcción
intelectual que me hace presente, de una manera que no puedo expresar, la
hermosa fuga a multitud de voces de la mente humana.”
No es de extrañar que la densidad de la escritura del compositor no fuera
apreciada en forma debida por la mayoría de sus contemporáneos, al punto
que no faltó una crítica sobre el exceso de arte, la falta de amenidad y el ca-
rácter ampuloso de sus obras. A lo cual se sumaba que formas como el canon
y la fuga, tan excelsas en Johann Sebastian, se veían como anticuadas y en
trance de desaparecer ante la fuerza del nuevo estilo galante; y también ante el
predominio de una sola línea melódica con acompañamiento, esto último bien
distinto a las varias líneas melódicas que en la polifonía discurren en paralelo,
todas ellas con la misma importancia que podrían tener las diferentes voces
que ocurren en una amena y selecta conversación.
Como el tratamiento de las diferentes voces en la escritura musical obe-
dece en algún grado a unas pautas matemáticas, al punto de que se habla de
hallar las soluciones canónicas a una cierta línea melódica propuesta, no es
de extrañar que muchas composiciones de Bach sean por algunos contem-
pladas más como ejercicios intelectuales que creativos. Incluso, con algo de
desmesura, se llega a afirmar que pertenecen a un supuesto dominio de “mú-
sica absoluta” (tal vez debería decirse “música pura”). Sin embargo, grandes
de la interpretación en el teclado como Alfred Brendel y Glenn Gould dicen
que nunca cierta clase de música fue más independiente del instrumento. Por

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 21


ejemplo, esa obra máxima de la especulación contrapuntística, una colección
de fugas y cánones denominada El arte de la fuga, no viene con especifica-
ción de instrumento, lo que sirvió de argumento a algunos para mirar ese tipo
de obra como destinada a su lectura y estudio más que a su interpretación.
“Música para el ojo” y no “música para el oído”. Pero una observación de
este tipo no es sólo cosa del pasado. En fecha muy reciente, el distinguido
musicólogo y también pianista Charles Rosen sostenía lo siguiente: “Casi
todas las obras más memorables de Johann Sebastian Bach -El clave bien
temperado, las Variaciones Goldberg, el Concierto italiano y El arte de la
fuga- son educativas, es decir, son modelos de composición para ser estudia-
dos y tocados en casa. Un concierto público en donde se interpretaran estas
obras simplemente no existía en tiempos de Bach, y el compositor jamás se
hubiera imaginado una ejecución en concierto de alguna de estas piezas. Su
interpretación ante una audiencia es un invento del siglo XX.”
Puede haber una tendencia a exagerar el fundamento intelectual o mate-
mático de las composiciones de Johann Sebastian, así como una insistencia
en la elevación espiritual y casi metafísica de una música puesta al servicio
de Dios. Sin embargo, no es posible olvidar que esta misma música apela
también a lo sensual, y que con frecuencia los cautivantes hallazgos melódi-
cos, los exultantes coros, el ritmo que se desprende de la partitura y la diná-
mica que exige su interpretación, nos llenan de una emoción y un regocijo
bastante terrenales. Con razón señala el gran director y bachiano John Eliot
Gardiner que no existe otro compositor más universal que aquél, sobre todo
por su capacidad para combinar lo físico con lo metafísico, lo material con
lo espiritual.
Pero sorprende en Bach la capacidad para asimilar y engrandecer viejas
y nuevas tendencias musicales provenientes, en particular, de Italia y Fran-
cia, a las que impregnaba de la severidad alemana. Con respecto al primer
país, conocía sin duda los métodos de composición de Palestrina, tal como
lo pone de presente el arreglo de una misa de éste; en sus últimos años, en
la Ofrenda Musical incluyó una fuga de viejo estilo que intituló ricercar, en
clara alusión a Frescobaldi; de Bonporti tomó el título para sus Invenciones;
y los conciertos de Vivaldi que Bach transcribió para clavicémbalo solo, para
órgano solo y para cuatro clavicémbalos con cuerdas, así como los elemen-
tos del compositor veneciano que aparecen en las suites inglesas y en otros
géneros, permiten afirmar que el famoso “prete rosso”, el cura pelirrojo de
Venecia, fue un compositor que influyó y dejó una marca indeleble en Bach.

22 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


De otra parte, algunas obras de Bach muestran su interés por el estilo fran-
cés, tal el caso de las tempranas piezas para teclado que deben mucho a varios
compositores de dicho país, entre ellos el muy célebre Couperin. De su puño y
letra, Johann Christoph Bach, hermano y maestro de teclado de Johann Sebas-
tian, dejó constancia del variado y exigente repertorio de formas y géneros de
que dispuso su joven pupilo con base en materiales provenientes de Alemania,
Italia y Francia.
Entre los pocos trabajos del compositor publicados durante su vida, se
destaca la extraordinaria segunda parte de los ejercicios para teclado, el Cla-
vier-Übung, en el cual contrasta los estilos nacionales de Italia y Francia me-
diante la presentación del solo concerto italiano y la obertura-suite de origen
francés. Esta última forma ejerció su influencia sobre las bien conocidas cua-
tro suites orquestales, en tanto que con relación a la primera sería del caso
mencionar los Conciertos de Brandemburgo.
Caso aparte merece lo relativo a la ópera, nacida en Italia pero que rápida-
mente conquistó la Europa musical hasta llegar a las frías provincias del norte,
tan lejanas de la calidez mediterránea. Muchos se lamentan por el hecho de
que Bach no escribiera óperas y privara al género de obras con seguridad
sobresalientes, ello en parte por el cierre del teatro de ópera en Leipzig poco
antes de la llegada del compositor a esa ciudad en 1723. Pero no debe olvidar-
se la importante influencia de la ópera en la música alemana, en especial la de
carácter religioso. Algunos ven muchas de las cantatas del compositor como
“pequeñas óperas” y, por supuesto, las dos grandes pasiones de Bach obede-
cen a una cierta estructura operística con su línea dramática, los recitativos,
los ariosos y las arias da capo. Al igual que en la ópera, el recitativo presenta
el desarrollo de la acción y las arias introducen meditaciones o comentarios
que responden a los acontecimientos.
Este carácter internacional de Bach no parece respaldar afirmaciones en
boga durante la segunda mitad del siglo XIX, como aquellas de Richard Wag-
ner y el gran biógrafo Philipp Spitta, en el sentido de exaltar un exclusivo
carácter alemán del compositor. Algo tal vez explicable por la necesidad de
contar con héroes nacionales que impulsaran la tardía unidad alemana.
A propósito del antes recordado ricercare de la Ofrenda, escrito por el
compositor nada menos que a seis voces, nos dice el ya citado Rosen que
muchos músicos lo consideran su mejor fuga y que él mismo la califica como
quizá la primera pieza compuesta para el piano, inventado poco antes, o al

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menos la primera pieza que un compositor sabía con seguridad que iba a ser
interpretada en un piano. Por una de esas debilidades humanas que llevan a
establecer comparaciones y escalafones insólitos, en algún supuesto concurso
Rosen eligió dicho ricercare como la obra para piano más significativa del
milenio.
Nunca en la historia de la música se integraron tan íntimamente y se lle-
varon a tan alto grado los atributos de compositor, intérprete y maestro. Para
completar una personalidad musical parecería faltar un legado teórico sobre la
composición o la interpretación, algo que podría pensarse no ocurrió por falta
de tiempo o de interés, o por la carencia de una formación académica ya que
Bach en esencia fue un autodidacta. Pero existe una explicación más contun-
dente: la práctica encerraba toda su teoría pues las composiciones reflejan, y
con seguridad sus interpretaciones reflejaron, en toda su magnitud, sus con-
ceptos, modelos, enfoques y prescripciones didácticas. Aquí teoría y práctica
no podían verse como entidades separadas; la teoría no se concebía como algo
separado de la práctica compositiva e interpretativa. Por ello no es casual que
muchos de los alumnos privados del compositor escribieran más tarde textos
teóricos. Y cómo no reconocer los fundamentos teóricos que gobiernan obras
como la Ofrenda Musical y El arte de la fuga. Esta última llevó a Friedrich
Wilhelm Marpurg a afirmar, en su prefacio a la segunda edición de la obra en
1752, que “Nadie ha sobrepasado (a Bach) en el completo conocimiento de la
teoría y práctica de la armonía”.
El ideal de perfección que fue Norte constante del compositor, sumado al
virtuosismo interpretativo del órgano y el clave que le reconocen todos los
testimonios conocidos, condujeron a obras que plantean difíciles e incesantes
retos a los instrumentistas, para no hablar de la música vocal, “terror de los
cantantes”. En efecto, la crítica negativa más importante que en vida recibiera
Bach, de parte de Johann Adolph Scheibe en 1737, rezaba en uno de sus
apartes: “Puesto que él juzga de acuerdo con sus propios dedos, sus piezas son
extremadamente difíciles de tocar; demanda que los cantantes e instrumentistas
sean capaces de hacer con sus gargantas y sus instrumentos todo lo que él
puede tocar en el clave. Pero esto es imposible.” Conviene recordar que el
movimiento del siglo XX que intentaba una vuelta a la interpretación histórica,
en el caso de Bach estuvo a cargo de instrumentistas como Wanda Landowska,
Gustav Leonhardt y Nikolaus Harnoncourt y por eso no es de extrañar que la
aproximación a la interpretación denominada “auténtica” fuera básicamente
a partir del instrumento. Pero vale la pena anotar que Philippe Herreweghe,

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director durante varias décadas del distinguido Collegium Vocale de la ciudad
de Gante y uno de los grandes conocedores de la obra de Bach, considera
que es injustificado que se relegue o supedite la parte vocal y por ello su
aproximación a la interpretación del compositor está basada en la voz más
que en el instrumento.
El corpus bachiano de música instrumental y vocal parece resumir y lle-
var al más alto grado de perfección los estilos y formas del pasado remoto y
reciente, como si las líneas y tendencias de sus predecesores convergieran
hacia esa síntesis o epítome magistral. Pero, aunque Bach emplea el idioma
de su tiempo, lo trasciende con la profundidad y complejidad de los medios
técnicos, la estructura y la concepción arquitectónica que caracterizan sus
grandes obras. Es apenas lógico que los historiadores consideren que el perío-
do Barroco se cierre en 1750, año de la muerte del compositor, a pesar de lo
convencional que suelen ser esas divisiones. Pero decir que Johann Sebastian
es simplemente un compositor barroco, no hace justicia a su legado. Habría
que referirse al compositor como una de esas pocas figuras portentosas que
contribuyeron decisiva y definitivamente a configurar lo que hoy llamamos
Civilización Occidental.
Agotado el período barroco, forzosamente los sucesores de Bach tendrían
que emprender nuevos caminos; pero lo aparentemente paradójico es que esa
música del Kantor de Santo Tomas continuaría ejerciendo su influencia hasta
nuestros días. El siglo XX vio la reafirmación del compositor como la figu-
ra del pasado más influyente en el presente. Es unánime la veneración que
sienten por Bach los más disímiles compositores, críticos e historiadores, e
impresionante el reconocimiento que de su influencia hacen diferentes ten-
dencias de la música culta, e incluso popular, de nuestro tiempo. El ya citado
director Gardiner afirma que no es accidental que la música de dicho compo-
sitor, más que la de ningún otro con la posible excepción de Vivaldi, pueda ser
canto, pueda ser danza, pueda ser rock, pueda ser jazz, pueda ser boogie... A
su vez, el también ya citado Harnoncourt expresa: “No conozco ningún otro
compositor que constantemente atraviese la más amplia gama desde el más
estricto contrapunto hasta el más expresivo romanticismo.” Y por su parte,
Schönberg, portaestandarte de la llamada música moderna, consideraba que
su método de composición con las 12 notas de la escala completa era una
culminación de una nueva fase iniciada por el compositor de Eisenach. Para
sustentar lo anterior, el vienés veía el antiguo contrapunto como el arte de
inventar figuras musicales que podían acompañarse a sí mismas; y también

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 25


como el arte de desarrollar todo a partir de un motivo germinal de manera tal
que fuese posible pasar suavemente de una figura a otra. En otras palabras,
Schönberg caracterizaba el período posterior a Bach y previo a 1900 como
aquel en el cual el desarrollo de un motivo proporcionaba la coherencia y
la variación previamente aseguradas por el tratamiento contrapuntístico. A
propósito, cuando Schönberg encontró su método de composición, dijo a uno
de sus alumnos: “Hoy he descubierto algo que asegurará la supremacía de la
música alemana durante los próximos cien años.” Un poco después Pierre
Boulez, otro grande de la experimentación musical del siglo XX, proclamaba:
“Schönberg ha muerto.” Sic transit gloria.
Desde el monumental trabajo de Spitta en la segunda mitad del siglo XIX,
base insustituible y referencia obligada de todos los estudios posteriores sobre
Bach, ha venido creciendo en forma incesante la bibliografía sobre el compo-
sitor. Ello es especialmente cierto durante las últimas décadas del pasado siglo
a raíz del creciente número de scholars y musicólogos, la depuración docu-
mental y los hallazgos recientes. Ante ello cabría preguntar: ¿vale la pena un
nuevo escrito sobre Bach? Quienes lean el libro de Rodolfo Pérez González
intitulado Aproximación a Bach no dudarán en responder afirmativamente esa
pregunta.
En primer lugar, aunque todo el mundo habla con respeto del Kantor de
Santo Tomás, no son muchos los que escuchan con frecuencia sus obras, y aún
entre dedicados melómanos no es fácil encontrar buenos conocedores de la
misma. Recuerda un poco el caso del Quijote: todos hablan de él, pero pocos
lo han leído en forma cabal. Parecería que esa imagen de personaje anticuado
que nos muestra el famoso retrato de Elias Gottlob Haussmann en 1746, y que
nos explica el mote de Viejo Peluca que le endilgaban hasta sus propios hijos,
hace que un buen número de aficionados vean todavía al compositor como
un hombre importante, pero de un lejano pasado ya no vigente. Por ello el
libro del maestro Pérez González se constituye en un afortunado intento por
rescatar un valioso legado, por acercar las gentes a una obra que ennoblece la
condición humana y por inculcar en los aficionados el amor por Bach.
Para ello, el autor de la mencionada publicación nos proporciona un relato
con gran sentido humano de la vida del compositor, situando su figura en
medio las circunstancias históricas y geográficas de las diferentes ciudades en
donde vivió, describiendo los rasgos cotidianos de su entorno hogareño y de
sus sitios de trabajo, y discurriendo sobre las relaciones de importancia que

26 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


sostuvo con sus superiores, colegas y alumnos. De importancia es la forma
esclarecedora como se refiere a la religiosidad de Bach, para enfrentar y dejar
de lado las especulaciones y las apropiaciones sin sentido que han plagado la
literatura. Y todo ello lo hace con una prosa amena y descomplicada, no exen-
ta de humor en algunos casos, y acompañada de un análisis sin tecnicismos de
las obras capitales de la extensa producción bachiana.
La figura señera del compositor va emergiendo y cobrando vida en forma
natural a lo largo de un texto apoyado en numerosas fuentes históricas, cita-
das por lo oportunas más que con ánimo erudito, y apoyado también en unos
apropiados y amables comentarios de Rodolfo Pérez que reflejan su devoción
y admiración por quien Johann Abraham Birnbaum denominara el Honorable
Compositor de Corte.
El lector se formará una animada imagen de las estancias del compositor
en las diferentes ciudades, y tendrá la impresión de que esos tiempos y cir-
cunstancias cobran vida gracias a los pequeños y grandes acontecimientos que
se describen. Allí aparecen gobernantes ilustrados y vulgares, incomprensio-
nes y sinsabores que mortificaron al compositor, grandes y pequeñas peleas
religiosas de las que él no podía marginarse, importantes y nimias situaciones
cotidianas pero, sobre todo, la férrea voluntad de ese alguien en procura de
una grandeza más allá de ese estado de cosas, de ese alguien que proclamara
la finalidad de su música en el prefacio de su Orgelbüchlein, el pequeño libro
para órgano: “Sólo para glorificar a Dios todopoderoso, y para que mi vecino
se instruya”.
Para los aficionados actuales es de gran interés conocer la bien ilustrati-
va descripción que hace el libro de las circunstancias históricas, culturales
y religiosas de los tiempos de Bach, así como las costumbres y mentalida-
des imperantes, pues de otro modo no es posible apreciar en forma debida
ciertos logros y actitudes del compositor. Ello es particularmente cierto en
aspectos como la posición social del músico en aquella época, las dificultades
para publicar una partitura, la inexistencia de los conceptos actuales sobre
originalidad y propiedad intelectual, los gustos musicales, los instrumentos
disponibles...
En la cronología subyacente van surgiendo y se analizan las principales
obras de Bach, pero aquellas de mayor envergadura reciben un tratamiento
sustancial. Apartados especiales se dedican a composiciones capitales como
la Misa en Si menor, la Pasión según San Juan, los Conciertos Brandenbur-

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 27


gueses, la Pasión según San Mateo, el Magnificat, las Variaciones Goldberg,
la Ofrenda Musical y El arte de la fuga. Erudita y apropiada es la presentación
de relaciones, antecedentes, influencias y recepción de esos grandes traba-
jos, al igual que su génesis, revisión y reutilización de partes. El discurso del
maestro Pérez sobre estas cumbres musicales transmite al lector unas apre-
ciaciones que son el producto de una vida dedicada a la música, que reflejan
su profundo conocimiento de la obra de Bach y que responden a la visión de
quien ha enfrentado algunas de esas composiciones desde la práctica interpre-
tativa y la dirección orquestal, coral y de cantantes.
Los aficionados encontrarán en el libro una especie de guía para acercarse
y apreciar más cabalmente los grandes logros del compositor desde el punto
de vista musical, aunque también a la luz de sus circunstancias personales y
del entorno histórico y cultural de su tiempo. Pero dada la extensa producción
bachiana, no es factible incluir en un texto como éste comentarios sobre todas
las obras, ni siquiera sobre todas las que han sido consagradas por la crítica.
Llaman la atención capítulos relacionados con el estilo del compositor,
la descripción de un día típico de su vida y el contenido de su biblioteca, así
como el que incluye juicios contemporáneos o posteriores a la vida de Bach,
principalmente a cargo de compositores, críticos, directores de orquesta y es-
critores. Con facilidad viene a la mente una referencia de Claude Debussy:
“Es tal la belleza del andante del concierto para violín de J. S. Bach que, muy
sinceramente, ya no sabe uno cómo ponerse ni qué postura adoptar para ha-
cerse digno de oírlo. Nos obsesiona aún mucho después y nos extraña al andar
por las calles que el cielo no se haya vuelto más azul y que el Partenón no
surja de la tierra.” De particular interés son los comentarios del libro sobre la
vida musical y algunos aspectos cotidianos de la ciudad de Leipzig en tiempos
del compositor, de modo que es posible formarse una idea bastante completa
sobre las responsabilidades y dificultades que éste debió enfrentar durante el
período fundamental de su carrera.
De mucha utilidad son los apéndices que contienen las cantatas religio-
sas en estricto orden cronológico, presentación infrecuente en la literatura
y que proporciona valiosa información para seguir la evolución de Johann
Sebastian; un pequeño glosario que ayuda a la comprensión de la terminolo-
gía usada en el libro; una cronología de la vida del compositor con mención
de eventos domésticos, acontecimientos relativos a sus obras y referencias a
otros músicos; y una lista completa de trabajos según el orden establecido en

28 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


el Bachwerkeverzeichnis, o catálogo de las obras de Bach, con indicación de
fecha del respectivo estreno, así como de obras dudosas, espurias o que en
realidad son de otro compositor. La mencionada presentación de las cantatas
nos pone de presente la sobrehumana capacidad creativa del Kantor cuando
observamos las obras de los primeros años en Leipzig: ¡una cantata por se-
mana! Y ello con una calidad, inventiva y diversidad tales que su estudio en
profundidad resulta prácticamente inagotable.
No podría terminarse sin señalar que este importante acontecimiento de
la vida cultural en Colombia ha sido posible gracias también al apoyo de la
Corporación de Financiamiento Comercial Dann Regional que, una vez más,
se vincula al fomento de las artes y las letras mediante la edición de un libro
cuya aparición hay que celebrar.

Pilar González-Gómez

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 29


Beethoven y el metrónomo 1

Darío Valencia-Restrepo

L
a decisión sobre el tempo correcto para interpretar una pie-
za musical ha sido uno de esos temas siempre debatidos
y nunca resueltos por parte de compositores, ejecutantes,
críticos y aficionados. Mozart, por ejemplo, señalaba en una de
sus cartas que la elección de tempo era “la más necesaria, la más
difícil, la más importante cosa en música”. (Mersmann, 1972, p.
41). Al parecer, Beethoven también le atribuía particular impor-
tancia a este atributo pues cuenta Schindler, en su biografía del
maestro, que cuando se presentaba al público alguna de sus obras,
la primera pregunta de Beethoven siempre era la misma: “¿Cómo
estuvieron los tempi?” Por otra parte, el gran pianista Glenn Gould
comentaba que él subordinaba la decisión sobre tempo a otras
consideraciones interpretativas, y que el carácter de una misma
pieza podía admitir diversos tempi. (Bazzana, 1997, p. 166).

Algunas definiciones

El tiempo, o mejor el tempo, para usar la tradicional voz italia-


na (plural: tempi), es la velocidad a la cual debe interpretarse una
composición musical o una parte de la misma. Podría darse en

1. Publicado en el No. 265 de la Revista Universidad de Antioquia (2001).

30 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


forma estricta como el número de compases por unidad de tiempo o, según lo
usual, como el número de notas (negras, corcheas...) por minuto. Así mismo,
existe familiaridad con ciertas indicaciones no estrictas de tempo, por ejem-
plo, yendo de lo más lento a lo más rápido: largo (muy lento), adagio (lento;
en italiano, cómodo), andante (a la velocidad del caminante), moderato (a
velocidad moderada), allegro (tempo rápido; originalmente, alegre) y presto
(muy rápido).
A veces la partitura indica que momentáneamente se acelere o retarde en
forma paulatina el tempo de la ejecución, para lo cual se usan las respectivas
expresiones accelerando y ritardando. Y, finalmente, también se habla del
rubato (literalmente, robado) cuando el ejecutante decide en cierto pasaje y
por razones expresivas acelerar o retardar a voluntad el tempo de la interpre-
tación. Este calificativo no siempre es muy feliz porque a veces lo robado hay
que devolverlo, como cuando Mozart comenta, en la misma carta ya citada,
que la gente se sorprende al oírlo tocar con su mano derecha el tempo rubato
de un adagio en el piano-forte, mientras que con la izquierda mantiene estric-
tamente el tempo.
Pero no siempre han existido las indicaciones antes señaladas. En la músi-
ca más antigua no aparece ninguna indicación de tempo. Todavía en el perío-
do Barroco las indicaciones al respecto eran escasas, aunque algunas estaban
implícitas. En efecto, se argumenta que el tipo de compás o el valor de las
notas en un pasaje de una pieza daban orientación sobre el tempo. (Sherman,
2000). Y, por supuesto, una significativa información se desprende del “afec-
to” (sentido emocional o pasional) de la composición, del hecho de que ésta
incluya danzas establecidas o, en especial, del conocimiento de la respectiva
tradición musical. La ausencia de señales más explícitas en las partituras de la
época permite pensar que se dejaba libertad a los intérpretes.

El metrónomo de Mälzel

La situación antes descrita empezó a cambiar, en especial a partir de los


siglos XVIII y XIX. Tal vez los compositores se cansaron de escuchar inter-
pretaciones de sus obras con tempi arbitrarios, y decidieron entonces detallar
cada vez más las indicaciones de tempo.
Esta tendencia a fijar estrictamente el tempo de una pieza tiene su máxima
expresión cuando se aprovecha la invención del metrónomo, un aparato dise-

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 31


ñado para indicar el tempo exacto de una pieza. El metrónomo fue construido
por Johann Nepomuk Mälzel en 1816, a partir de una invención original de un
tal Winkel en Ámsterdam, por lo cual ocurriría con posterioridad un extenso
pleito sobre la patente del aparato, pleito que sería ganado por este último en
un tribunal holandés.
El metrónomo consta de un péndulo que oscila sobre un pivote con la ayu-
da de un mecanismo de reloj. Una especie de tic-tac señala la frecuencia de
las oscilaciones y con la ayuda de un peso deslizante es posible controlar el
número de oscilaciones por minuto. Surge entonces la posibilidad de indicar
en la partitura el tempo con ayuda de marcas metronómicas. Así, por ejemplo,
si al comienzo de una obra musical o parte de la misma aparece una corchea
igual a 120, ello quiere decir que la velocidad de interpretación debe ser igual
a 120 corcheas cada minuto. Y entonces el metrónomo, como ayuda para un
intérprete, puede graduarse para obtener 120 oscilaciones por minuto o, lo que
es lo mismo, para que se oigan 120 tics o golpes por minuto.
Mälzel es un pintoresco personaje que tuvo una importante relación con
Beethoven, tal como se verá más adelante. Nació en Regensburg en 1772
y con la ayuda de su padre se convirtió en un famoso mecánico y experto
en acústica. A los 20 años se trasladó a Viena, en donde se dedicó, con la
colaboración de su hermano Leonhardt, a construir instrumentos musicales
que podían tocar por sí solos. Causó sensación con la invención del llamado
panarmónico, una orquesta mecánica compuesta por trompeta, clarinete, viola
y chelo. Cherubini compuso para ese instrumento una obra especial con el
nombre de El Eco.

Las indicaciones metronómicas de Beethoven

Beethoven escribió para el mencionado panarmónico de Mälzel una pie-


za de gran éxito titulada por el mismo maestro como Sinfonía de la Batalla,
la cual conmemoraba la victoria de Wellington sobre los franceses en 1813.
Beethoven compuso esta obra para animar en Mälzel la construcción de unas
ayudas auditivas que éste le había prometido. Mälzel, en efecto, cumplió su
promesa y le construyó al compositor cuatro audífonos para intentar aliviar
su sordera.
Se sabe que hacia 1814 Beethoven se veía frecuentemente con Mälzel para
discutir sobre modelos para el metrónomo. El aparato fue completado final-

32 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


mente en 1817 y anunciado ese mismo año en un periódico vienés de música
(Wiener Allgemeine Musikalische Zeitung, 1817) con recomendaciones de
Beethoven y Antonio Salieri, este último un personaje de significativa in-
fluencia en la vida musical de su tiempo.
Beethoven mostró un gran entusiasmo por el uso del metrónomo. En una
carta de 1817 (Kalischer, 1972, p. 233), dirigida a Von Mosel, consejero de
la corte, llega hasta afirmar que ha pensado abandonar denominaciones como
Allegro, Andante, Adagio, Presto, y sustituirlas por el metrónomo de Mälzel.
Pero antes había dicho en la misma carta: “Otra cosa son las palabras que in-
dican el carácter de una pieza; éstas no las podemos abandonar, puesto que el
tiempo se refiere al cuerpo mientras que aquellas se relacionan ya con el alma
de la pieza.” Puede ser pertinente señalar que en el Barroco temprano se em-
pezaron a utilizar expresiones que se referían tanto al tempo como al carácter
de una composición o pasaje de la misma, dos atributos con clara correlación.
Así lo reconocía Wagner mucho más tarde:
Para Wagner existía el concepto del “tempo correcto” estrechamente liga-
do a lo que él llamaba el melos –el espíritu de la obra, sus sentimientos
internos, su carácter cantabile. “Los dos son indivisibles,” escribió, “el
uno condiciona al otro.” Era el deber del director de orquesta, sostenía
Wagner, buscar el espíritu y el tempo mediante un cuidadoso estudio de la
estructura global de la partitura, así como de sus figuraciones temáticas y
de frases. Uno de los principios que él aplicaba al dirigir era que prestaba
mayor atención a la frase que a las subdivisiones de la partitura dadas por
el compás. (Ardoin, 1994, p. 18).
Uno de los más grandes directores de la obra sinfónica de Beethoven, Wil-
helm Furtwängler, también se expresaba en términos similares en un ensayo
de 1934 sobre la interpretación:
Por ejemplo, el texto del autor puede no indicar el menor punto de referencia
sobre la verdadera intensidad que él quiere darle a una indicación de
piano o forte, o de la velocidad deseada para un tempo. Este forte, este
tempo rápido o lento, deben ser modificados en la práctica en función del
marco (cadre) en el cual la obra es interpretada y en función también del
lugar y la importancia de los grupos instrumentales. A fortiori, por lo que
concierne a las indicaciones de expresión, en particular las de los clásicos
alemanes, aquellas no constituyen instrucciones efectivas sino, de manera
completamente deliberada, instrucciones simbólicas: ellas no tienen valor

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 33


para cada instrumento aislado y se dan generalmente con relación a la obra
en su conjunto. (Furtwängler, 1979, p. 333).
Beethoven publica el 17 de diciembre del 1817, en un periódico musical
de Leipzig, las indicaciones metronómicas de las primeras ocho sinfonías.
(Allgemeine Musikzeitung, 1817). Como puede verse, eran indicaciones “a
posteriori” pues dichas sinfonías habían sido todas compuestas mucho antes.
Fue, entonces, el primer compositor importante de la historia en usar el me-
trónomo para sus creaciones.
Desde ese momento se desató una intensa controversia entre compositores
e intérpretes que todavía no termina. Toda clase de argumentos han salido a la
palestra, algunos de ellos fuera de lugar y otros que están lejos de explicar las
grandes diferencias de interpretación que se analizarán más adelante. Se ha
afirmado que Beethoven ya estaba sordo o que no utilizaba bien el aparato, y
también que el funcionamiento del metrónomo era imperfecto, en especial por
la importancia de los rozamientos cuando se iba agotando la cuerda manual.
De otro lado, se ha sostenido que el compositor utilizaba dos tipos muy distin-
tos de instrumento, lo cual podría explicar las diferentes cifras metronómicas
dadas por el mismo Beethoven, por ejemplo, con respecto a la sinfonía No. 7.
(Kalischer, 1972, p. 234).

Un canon para Mälzel

Sostener en buenos términos una amistad con Beethoven no era nada fácil,
dado su temperamento impetuoso, impaciente y desconfiado. Los malenten-
didos daban con frecuencia origen a disputas y peleas, a veces seguidas de
reconciliación y remordimiento. Mälzel no escaparía a tal situación.
Durante la primavera de 1812 el compositor y el inventor estaban en mag-
níficos términos. Al punto que durante una cena Beethoven improvisó un ca-
non dedicado a Mälzel y que empieza:
Ta ta ta... lieber, lieber Mälzel. Ta ta ta... leben Sie wohl, sehr wohl.
Traducido sería:
Ta ta ta... querido, querido Mälzel. Ta ta ta... adiós y que te vaya muy bien.
El canon imita el sonido del metrónomo mediante semicorcheas que deben
tocarse en staccato, o sea, haciendo claramente una corta separación entre

34 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


una nota y la siguiente. A partir de este canon, Beethoven construye el diver-
tido comienzo del allegretto scherzando, segundo movimiento de la sinfonía
número ocho. Sin embargo, todavía se discute si fue primero el canon o el
movimiento de la sinfonía.
La luna de miel entre el compositor y el inventor habría de terminar pronto.
A instancias de Mälzel, Beethoven había orquestado la ya mencionada Sinfo-
nía de la Batalla, obra que fue estrenada en diciembre de 1813. A partir de ese
momento se inició un largo pleito por los derechos de la obra, pleito que sólo
se resolvió en 1817 con ayuda del abogado del compositor.

El tempo en la Octava Sinfonía de Beethoven

Dada la relación mencionada entre la penúltima sinfonía de Beethoven


y el invento de Mälzel, parece interesante efectuar un corto análisis de los
tempi en los cuatro movimientos de dicha obra, para lo cual se comparará lo
indicado por el maestro en la partitura con lo arrojado por diferentes inter-
pretaciones.
Se empezará por señalar que se hizo el cálculo sobre cuánto debía du-
rar esa sinfonía según las indicaciones metronómicas del compositor. Dicho
cálculo no ofrece dificultad, entre otras cosas porque los cambios de tempo
indicados en la partitura son mínimos. Se obtuvo una duración total apro-
ximada de 20 minutos y 42 segundos, toda una sorpresa si se lleva a cabo la
comparación con 12 interpretaciones distintas de grandes directores del siglo
XX. Todas ellas se alejan de la duración metronómica, desde los 23 minutos
y 31 segundos de Brüggen hasta los 28 minutos 24 segundos de Walter, tal
como se muestra en la tabla que se presenta al final de este artículo.
La duración promedia de todas las interpretaciones es 26 minutos 8 se-
gundos, frente a los 20m 42s que se desprenderían de las indicaciones metro-
nómicas de Beethoven. Ello quiere decir que ese promedio arroja una dura-
ción de la sinfonía 5m 26s más que la duración propuesta por el compositor,
o sea, la tendencia de los directores es a interpretar la obra con un tempo
mucho más lento.
Si se descarta o desprecia errores del metrónomo usado por Beethoven, o
errores cometidos por el propio maestro al usar el aparato, tendría que con-
cluirse que la música se interpretaba en forma más rápida en aquellos tiempos.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 35


Un hecho notable es que las tres interpretaciones que más se acercan a los
tempi beethovenianos son las de Brüggen, Hogwood y Gardiner, todos ellos
con orquestas que utilizan instrumentos antiguos, lo que está de acuerdo con
una teoría expresada por Gardiner sobre los tempi en la época del composi-
tor. Dice este director que esos tempi podían ser más rápidos en razón de las
características técnicas de esos instrumentos y por el tamaño menor de las
orquestas, y que, con las grandes orquestas de hoy, así como con la reverbera-
ción de las grandes salas de concierto, no es posible tocar adecuadamente los
rápidos tempi del compositor.
Lo anterior queda confirmado por un relato de Schindler. Dice que Bee-
thoven recibió quejas por la mala elección de tempi en conciertos efectuados
en el Musikverein, de Viena, algo que ocurría más que todo porque la direc-
ción estaba en manos de diletantes poco entrenados en el control de grandes
fuerzas. Y que el compositor había hecho el más importante comentario: él no
había escrito sus sinfonías para grandes orquestas como las usualmente em-
pleadas en el Musikverein, porque él nunca había compuesto música ruidosa.
Él requería para sus obras instrumentales una orquesta de no más de unos 60
buenos músicos pues estaba convencido de que sólo ese número podía tocar
correctamente los rápidos cambios de matiz, para garantizar de esta manera
que el carácter de cada movimiento y su contenido poético no sufrieran me-
noscabo. (Robbins Landon, 1992, p. 171).
Si se calcula el tempo promedio de cada movimiento, según las 12 in-
terpretaciones reunidas, se encuentra que la mayor cercanía a la indicación
metronómica se obtiene en el movimiento más lento, o sea, en el Allegretto
scherzando (segundo movimiento); en tanto que la mayor diferencia se en-
cuentra en uno de los movimientos rápidos de la obra, el Allegro vivace e con
brio (primer movimiento).
Otro dato importante viene al caso: el estreno de la novena sinfonía de
Beethoven en Inglaterra tuvo lugar en 1826, bajo la dirección de un caballero
de nombre George Smart. Es muy impresionante saber que el mencionado
director visitó a Beethoven el año anterior y cuenta que el maestro se sentó
al piano para indicarle los tempi de muchos movimientos de sus sinfonías,
incluyendo la novena. Y que Beethoven comentó que según sus cuentas dicha
sinfonía debía durar en concierto ¡sólo tres cuartos de hora! (Nettl, 1994, p.
236). Aunque esta corta duración es sin duda exagerada, parece dejar en pie la
hipótesis sobre los tempi más rápidos en aquella época. Las interpretaciones

36 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


actuales de la Novena toman más o menos entre 60 y 70 minutos; así mismo,
se cuenta que la duración de los discos compactos, igual a un poco más de
74 minutos, fue decidida por la firma Philips cuando durante el desarrollo de
aquellos preguntó al famoso director de orquesta Herbert von Karajan su opi-
nión sobre dicha duración, y éste respondió con su habitual modestia: “Lo su-
ficiente para contener mi interpretación de la novena sinfonía de Beethoven.”

¿Cuál es el tempo apropiado?

Muy difundida entre los directores de orquesta e intérpretes es la idea


que el tempo es eminentemente relativo y subjetivo, algo que depende de la
respuesta interna y propia del ejecutante a la obra musical. Así mismo, se
señala con mucha razón que el tempo adecuado depende del tipo de instru-
mento, del número de ejecutantes presentes en una orquesta y la intensidad
de sonido de ésta, del tamaño y la acústica de la sala y, al reconocer la di-
mensión psicológica del tiempo, del estado personal que viva el ejecutante
en un momento dado.
Con respecto a las marcas de tempo, no falta quien se jacte de no molestar-
se en mirar las indicaciones metronómicas, cuando ellas han sido puestas por
el compositor. Opinión muy contraria han sostenido eminentes compositores
del pasado siglo, como Schönberg (1992) y Varèse (Metzger, 1992, epígrafe),
quienes defienden las indicaciones metronómicas de Beethoven, al igual que
también lo hace el distinguido director Georg Solti en sus Memoirs, comple-
tadas poco antes de su muerte en 1997, cuando expresa:
Durante mucho tiempo, sin embargo, y aún cuando era estudiante en los
años veinte, las marcas metronómicas de Beethoven eran consideradas
erróneas; se decía que la “inexactitud” era explicada por el funcionamiento
inapropiado del primitivo metrónomo de Mälzel. Pienso cada vez más que
esto era un cuento de hadas y que las marcas metronómicas de Beethoven
proporcionan una buena aproximación a los tempi que él se proponía.
(Solti, 1998, p. 214).
Para el aficionado común son sorprendentes las diferencias de tempo que
encuentra entre los famosos directores que graban las sinfonías de Beethoven,
como se vio a propósito de la Octava Sinfonía. Pero no debe olvidarse que
otros aspectos de la interpretación pueden ser más importantes, como los rela-

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 37


cionados con el estilo, el fraseo musical y el tratamiento orquestal. Y para no
exagerar, también debe recordarse lo que Beethoven dijo alguna vez: “Usted
no puede ponerle una indicación metronómica a un sentimiento.”
En este punto, vale la pena citar lo que escribió Brahms en una carta a
George Henschel:
...el metrónomo no tiene ningún valor. Por lo que a mi experiencia
concierne, todo el mundo, temprano o tarde, ha retirado sus indicaciones
metronómicas. Aquellas que puedan encontrarse en mis obras obedecen
al deseo de buenos amigos, pues yo mismo nunca he creído que la pasión
y los instrumentos mecánicos se combinen bien. El denominado “tempo
elástico” no es, además, un invento nuevo. ‘Con discrezione’ debería
añadirse a eso como a muchas otras cosas. (Sadie, 1980, p. 675).
Por su parte, Hector Berlioz cuenta en sus a veces mordaces Memoirs las
siguientes anécdotas:
Un día había estado hablando del metrónomo y su utilidad. Mendelssohn
exclamó: “¿Para qué sirve un metrónomo? Es un dispositivo completa-
mente inútil. Un músico que no pueda adivinar el tempo de una pieza a
primera vista es un tonto.” Pude fácilmente haber replicado que entonces
existe un buen número de tontos, pero me contuve... Un día me pidió que le
mostrara la partitura de la obertura Rey Lear, la cual acababa yo de terminar
de escribir en Niza. Primero la leyó toda lenta y cuidadosamente, y luego,
cuando estaba a punto de tocarla en el piano (lo cual hizo con incomparable
habilidad), dijo: “Deme el tempo correcto.” (Berlioz, 1960, p. 178).
De otro lado, también se ha dicho que las audiencias y los músicos
prefieren interpretaciones más lentas cuando ya tienen familiaridad con las
obras. Los registros del Festival de Bayreuth muestran que la producción de
la ópera Parsifal, de Wagner, dura en la actualidad como una hora más que
las primeras representaciones; así mismo, al analizar tres grabaciones hechas
por Pierre Boulez de su composición Le marteau sans maître a lo largo de 15
años, se encuentra una notoria disminución del tempo en la medida en que la
obra ha sido más conocida y aceptada como clásica. (Sadie, 1980, p. 678).
Es interesante cotejar la idea anterior con un simpático comentario de Ar-
naldo García, destacado pianista y profesor de la Universidad de Antioquia y
de la Universidad Nacional de Colombia, en el cual se sugiere una relación
entre el tempo y la edad:

38 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


A los 18 años sale uno a bastidores del teatro y les dice a los amigos (or-
gullosísimo de sí mismo): “¡Toqué rapidísimo!”. A los 40 años sale uno a
bastidores del teatro y les dice a los amigos (orgullosísimo de sí mismo):
“¡Toqué lento!” ¿Será que los compositores mientras más jóvenes también
tocaban más rápido y mientras más maduros, más lento? (García, 2001).
A pesar de la importancia que Beethoven atribuía a sus marcas metronó-
micas, según se desprende en especial de los documentos que se sitúan en los
años de su relación con Mälzel, una historia pone de presente la volatilidad
de las mismas. Se cuenta que cuando algunas indicaciones de este tipo se
perdían, el compositor las reemplazaba por otras que, para sorpresa e irrita-
ción suya, resultaban muy diferentes a las originales descubiertas más tarde.
(Sadie, 1980, p. 675).
No se insistirá lo suficiente sobre el carácter apenas orientador de las mar-
cas metronómicas o de tempo en general. En el caso del mismo Beethoven,
nos lo confirma el ya citado Anton Schindler, estudiante del compositor y a la
vez muy allegado a él, cuando relata la libertad con la cual el maestro inter-
pretaba su propia música en el piano:
Tocaba sin ninguna restricción con respecto al tiempo. Adoptaba un tempo
rubato en el sentido apropiado del término según lo demandaran el tema y
la situación, sin la menor cercanía a la caricatura. Su manera de interpre-
tar constituía una declamación de la mayor claridad y distinción. (Ardoin,
1994, p. 21).
Así mismo, en alguna ocasión Beethoven señaló:
...aunque el poeta puede conducir su monólogo o diálogo mediante un rit-
mo progresivamente marcado, el declamador debe, con el fin de dilucidar
el sentido, hacer cesuras y pausas en puntos en donde el poeta no aventu-
raría ninguna puntuación. Hasta este grado, entonces, el estilo de la decla-
mación es aplicable a la música. (Ardoin, 1994, p. 21).
Volviendo a la Octava Sinfonía, cuando se escuchan las diferentes versio-
nes que hacen parte del análisis, es posible estar de acuerdo con la afirmación
de Glenn Gould citada al principio: una composición puede admitir diferentes
tempi, aunque ello lleve consigo un cierto cambio en el carácter de la misma.
La interpretación rápida que hace Gardiner está tal vez más de acuerdo con
el espíritu vivaz y humorístico que campea en la sinfonía, pero ello no puede
llevar a descartar versiones pausadas como las de Otto Klemperer y Wilhelm
Furtwängler.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 39


Epílogo sobre Mälzel: la primera máquina para jugar al
ajedrez

Se escribió antes que Mälzel era un personaje ingenioso y pintoresco, a lo


que debe agregarse que para su época fue un auténtico trotamundos que des-
plegaba por todas partes sus inventos. Una simpática y curiosa historia lo rela-
ciona con otro invento, no musical, que habría de causar sensación en Europa
y Estados Unidos.
En 1769, un barón de apellido Von Kempelen, aficionado a los artefactos
mecánicos, inventó lo que pasaría por ser la primera máquina que jugaba al
ajedrez, destinada a divertir a los hijos de la emperatriz María Teresa, entre
los cuales se encontraban el futuro emperador José II y María Antonieta, futura
reina de Francia. La máquina era llamada “El Turco” pues detrás de un gabi-
nete se sentaba un muñeco de tamaño natural, con vestimentas de turco, quien
supuestamente movía, mediante un complicado mecanismo, las piezas de un
tablero de ajedrez que se encontraba sobre el gabinete.
Antes de iniciarse la exhibición, se abrían alternadamente las puertas del
gabinete para mostrar que adentro sólo se encontraban los mecanismos de la
máquina. Hoy se sabe que el gabinete ocultaba en forma hábil a un fuerte
jugador de ajedrez, y se conocen nombres de quienes desempeñaron esa frau-
dulenta ocupación. Kempelen paseó triunfalmente su invento por Francia, In-
glaterra y Alemania. A la máquina se enfrentaron celebridades como Benjamín
Franklin y François-André Danican Philidor, este último famoso compositor
de opéras comiques en Francia y quien dejaría la música para convertirse en
destacado ajedrecista y primer teórico moderno del juego.
A la muerte de Kempelen, Mälzel adquirió el aparato y así continuó la mar-
cha triunfal acompañado también de su famoso panarmónico. Cuando las tropas
francesas ocuparon Viena en 1809, Napoleón se instaló en el palacio de Schön-
brun, lugar donde residían Mälzel y El Turco. Se dice que el emperador francés
perdió una o varias partidas con aquella máquina sin darse cuenta del engaño.
Conquistada ya Europa, Mälzel decide trasladarse a Estados Unidos y lle-
ga, en medio de gran sensación, a Nueva York en 1826. Los siguientes años
los dedica a promover el ajedrez en ese país como nunca se había hecho. En
Filadelfia, Edgar Allan Poe asiste a una exhibición y escribe un ensayo clásico
para tratar de explicar en forma detectivesca lo que ocurre en el interior del
gabinete, incluso con dibujos para ilustrar sus hipótesis.

40 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


En 1838 Mälzel es encontrado muerto en su cama, a bordo de un barco que
lo llevaba de La Guaira a Filadelfia. Es decir, murió en su ley. El Turco fue
guardado en una bodega y acabó destruido por un fuego en 1854. El Turco
tenía 85 años.

SINFONÍA No. 8 DE BEETHOVEN

Duración de la interpretación de algunos directores


y comparación con las indicaciones metronómicas de
Beethoven (Minutos y Segundos)

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 41


NOTAS

a. Como Furtwängler y Walter omiten la repetición de la exposición en el


primer movimiento, las duraciones indicadas con asterisco son el resultado
de una corrección que tiene en cuenta los 103 compases faltantes.
b. Las duraciones de las 12 interpretaciones oscilan entre los 23 minutos
31 segundos de Brüggen y los 28m 24s de Walter. La duración promedia de
todas las interpretaciones es 26 minutos 8 segundos, frente a los 20m 42s
que se desprenderían de las indicaciones metronómicas de Beethoven. Ello
quiere decir que ese promedio arroja una duración de la sinfonía 5m 26s
más que la duración propuesta por el compositor, o sea, la tendencia de los
directores es a interpretar la obra con un tempo mucho más lento.
c. La duración promedia de cada uno de los movimientos de las 12 in-
terpretaciones es: Primero: 9m 21s; Segundo: 3m 59s; Tercero: 5m 21s; y
Cuarto: 7m 26s. Lo anterior pone de presente que los tempi de Beethoven
son, respectivamente, 74 %, 92 %, 78 % y 80 % de los tempi promedios de
dichos movimientos. Se ve entonces que la cercanía mayor aparece en el
tempo más lento, el del Allegretto scherzando, y la mayor diferencia se da
en uno de los tempi más rápidos, el correspondiente al Allegro vivace e con
brio del primer movimiento.

42 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


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Pilar González-Gómez

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Don Giovanni 1

Darío Valencia-Restrepo

“Donde mueren las palabras... empieza la música”

“El único héroe que, en el fondo, la humanidad admira”


Rostand

“Don Juan sólo puede expresarse musicalmente”


Kierkegaard

“Don Giovanni es una cumbre que nunca se volvió a


alcanzar”
Bertolt Brecht

E
n un reciente programa radial, los periodistas que lo
orientaban plantearon el tema del amor y ofrecieron la
palabra a los oyentes con el fin de escuchar sus opiniones al
respecto y, en especial, sobre la relación entre el amor y la música,
y sobre la figura de Don Juan. Inclusive, uno de los periodistas
mencionó de pasada la ópera Don Giovanni, de Mozart.
Uno de los entrevistados fue un expresidente de Colombia,
a quien se le preguntó por qué a veces se musicalizan algunos
textos de amor y también cuál era su opinión sobre el legendario
seductor ya indicado. La primera pregunta fue respondida con
1. Publicado el libro Viaje del tiempo 1, del mismo autor (2004).

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 45


un sorprendente silencio, y con respecto a la segunda el antiguo mandatario
citó la opinión de Gregorio Marañón en el sentido de que la personalidad de
Don Juan encierra un carácter feminoide. Aquel silencio y esta respuesta bien
valen algún comentario.

Donde mueren las palabras...

Hace muchos años se presentó en Medellín una película argentina titulada


“Donde mueren las palabras”. Hasta donde llega la memoria que tiene la
fuerza y a la vez la imprecisión de los lejanos recuerdos, dicha película es una
exaltación del poder de la música y de su capacidad de expresar lo inefable.
Las palabras se quedan cortas para manifestar ciertos sentimientos y estados
del alma, en particular cuando se relacionan con el amor, en tanto que la
música sí puede hacerlo con un sentido abstracto, general e indefinible.
A lo largo de la película el título de esta es completado: Donde mueren
las palabras, empieza la música. Esta podría ser una buena respuesta a la
pregunta que le soltaron a quemarropa al expresidente; tal vez el silencio de
éste correspondía a una pausa, pero, como bien se sabe, tanto en radio como
en televisión no se toleran pausas.

Don Juan

En el breve lapso de dos o tres décadas, durante el Siglo de Oro, España


dio al mundo dos figuras literarias que se convertirían en arquetipos de la
cultura occidental, al igual que Fausto, de Goethe, y Hamlet, de Shakespeare:
Don Quijote y Don Juan. Cervantes publica la primera parte del Quijote en
1605 y la segunda en 1615, mientras que Tirso de Molina entrega El Burlador
de Sevilla en 1630.
Imposible pensar en dos figuras mas opuestas, producto de la inclinación
a los extremos que bien caracteriza al temperamento español y que en algo se
refleja por estas tierras. En Don Quijote se da el imperio del espíritu, en tanto
que Don Juan es guiado por el imperio de la sensualidad. Y cada uno de ellos
refleja una forma de amor: el ingenioso hidalgo sueña que ama y que lucha en
nombre de un amor ideal, quimérico y único; Don Juan Tenorio también lucha.

46 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


pero por algo más tangible que satisfaga sus ansias de alcanzar una conquista
tras otra. Así mismo, cada uno de ellos tiene un servidor pragmático y cómico,
que proporciona un contrapunto a las hazañas de su respectivo señor.

Se extiende la leyenda

La figura del seductor y engañador delineada por Tirso, que ya tenía


antecedentes en romances españoles, pasa de la península a Italia, en donde
se incorpora a la comedia italiana de improvisación, la llamada commedia
dell’arte. Este teatro trashumante lleva el tema en forma de pantomima a
Francia, país en el cual surgen otras reelaboraciones hasta que Molière crea
en 1665 su famosa versión El festín de piedra. Este título hace alusión a una
cena a la cual Don Juan invita a la estatua del comendador asesinado por él en
un duelo; la estatua asiste puntualmente, insta a Don Juan al arrepentimiento
y ante la negativa de éste lo arroja a los infiernos.
Teatro, poesía, novela, cuento, ensayo. Drama y comedia. La leyenda se
extiende a muy diversos países y se vale de toda clase de géneros. España
reafirma su contribución al mito con la popular obra de teatro Don Juan
Tenorio, de José Zorrilla, publicada en 1844. Ahora el protagonista se
arrepiente y se salva debido a su amor por Doña Inés, un desenlace sentimental
que contradecía la tradición y también la visión del romanticismo, el cual ya
con anterioridad se había apoderado de la figura de Don Juan. Recientemente,
Torrente Ballester, también español y autor de la importante novela La saga/
fuga de J. B., publicó una incisiva y divertida novela con el título Don Juan.
A lo largo de los siglos y después de sucesivas reencarnaciones, el personaje
va adquiriendo nuevos atributos y una perspectiva un poco más favorable a
la luz de la moral pública: esta especie de antihéroe ya no es sólo un cínico
conquistador, engañador de mujeres y asesino, sino también un radiante y
apuesto caballero -hombre de mundo ante el cual se rinden las mujeres- que
vaga por doquier en pos de un anhelo insatisfecho, que se enfrenta al orden
social y que tiene el valor de morir por sus “principios”. La música también
habría de contribuir a delimitar los contornos de Don Juan mediante el ballet,
el poema sinfónico y, sobre todo, la ópera. Pero corresponde a Mozart la gloria
de dar la forma definitiva al personaje por medio de una de las creaciones más
altas del espíritu humano en todos los tiempos.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 47


Don Giovanni

La ciudad de Praga profesó por Mozart una ilimitada estima, superior


a la que el compositor encontró en Viena. Su ópera Las bodas de Fígaro,
presentada en aquella ciudad de Bohemia en 1786 poco después de su
estreno en Viena, provocó un entusiasmo y una sensación casi legendarios
entre el público, los conocedores y los artistas. Mozart mismo tuvo la
felicidad de comprobar esta reacción general, pues fue invitado a la
ciudad y dirigió una de las presentaciones de la obra. De allí regresó con
el encargo de componer una nueva ópera para la temporada siguiente, la
cual tendría lugar hacia fines de 1787.
Con base en un libreto de Lorenzo da Ponte, autor también de los textos
para sus óperas Las bodas de Fígaro y Así hacen todas, Mozart trabajó
intensamente durante varios meses del año 1787 en la composición de la
ópera Don Giovanni. El compositor viajó a Praga, en donde musicalizó
algunas partes faltantes de la obra, y más tarde se le unió allí el libretista
para dar los toques finales a la misma. El estreno, pospuesto dos veces,
tuvo el lugar el 29 de octubre de dicho año bajo la dirección de Mozart. La
ópera recibió “aprobación unánime” y alcanzó éxito económico, aunque
presentó dificultades de realización, seguramente las mismas que han
acosado a directores musicales y escénicos a lo largo de más de 200 años.
Según dice Kierkegaard en su ensayo Los estados eróticos inmediatos o
lo erótico musical, dedicado a la ópera Don Giovanni y en el cual manifiesta
una veneración por Mozart que a veces raya en la beatería, la personalidad
de Don Juan es absolutamente musical, pues seduce con su poder sensual y
no por la palabra, y además no tiene permanencia sino un eterno aparecer y
desaparecer, tal como acontece con la música.
Puede afirmarse que es la música la que conduce el fluir del drama,
describe con precisión, grandeza y simpatía los personajes, y crea el clima
festivo, caótico o tenebroso de los momentos culminantes. No es que el
texto carezca de importancia o que el libreto tenga la mediocridad que
algunos han querido ver, sino que frente al viejo debate sobre si en la ópera
es primero el texto o la música, Mozart tenía una posición muy clara: “En
una ópera, la poesía debe ser, para todos los efectos, la hija obediente de la
música”. Así escribió en una carta que data de 1781.

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Drama jocoso

La primera edición del libreto de la ópera (Viena, 1787) rezaba en la por-


tada: Il dissoluto punito. o sia Il D. Giovanni. Dramma giocoso. De otro lado,
Da Ponte cuenta en sus memorias, no siempre fiables, que Mozart quería ha-
cer una ópera seria pero que él había impuesto su idea de que fuese una co-
media (las obras anteriores del género presentaban a Don Juan dentro de la
tradición más genuina de la ópera bufa). Desde entonces se ha suscitado una
interminable polémica sobre el carácter de la ópera de Mozart y Da Ponte.
Es posible decir que aquella denominación de drama jocoso fue afortunada
y que el libretista no prevaleció sobre el compositor. No se trata de una ópera
que tenga partes dramáticas y partes cómicas; más bien es una obra en que lo
dramático y lo cómico van entrelazados como la trama y la urdimbre. La obra
tiene al mismo tiempo los dos tonos, y ello es conseguido por un procedimiento
contrapuntístico, pero en el sentido musical. A guisa de ejemplo, podría
señalarse las escenas en que un personaje canta pasajes serios mientras otro,
en forma simultánea, entona comentarios cómicos. En ese doble carácter
reside buena parte de la grandeza de la ópera. Ningún procedimiento literario,
teatral o poético podría lograr el mismo efecto.

Las mujeres en la ópera de Mozart

Es bien fácil que una representación de Don Juan, sea ella teatral u
operática, se convierta en una trama entre hombres, con las mujeres relegadas
al papel de meras comparsas, instrumentos de placer y motivo de escarnio por
parte del burlador. Algo muy distinto sucede en Don Giovanni.
Doña Ana y Doña Elvira son protagonistas esenciales, presentadas con
gran dignidad y sentido dramático. A ellas reserva Mozart hermosísimas arias
en el sentido tradicional del género. La campesina Zerlina recibe también un
tratamiento cuidadoso, juguetón y ambiguo, expresado en bellas y simples
melodías. Aquellas dos mujeres persiguen implacablemente a Don Juan y se
oponen a la consumación de sus conquistas. Aunque este es el centro de la
obra y alrededor de su actividad gravitan los demás personajes, y a pesar
de que su criado Leporello enumera en la maravillosa “aria del catálogo” la
interminable lista de sus conquistas, en la ópera no tiene ningún éxito en sus

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 49


esfuerzos como seductor. Aparece como un perdedor acosado por el dolor y
la muerte, aunque manifiesta en forma constante una contagiosa alegría de
vivir.
Elvira es un personaje cautivante. Siempre de viaje, aparece en los mo-
mentos más inesperados. En ella se manifiesta toda clase de sentimientos en-
contrados de amor, odio y redención. En un poema sin par que Baudelaire
incluye en su obra Las flores del mal, se menciona esta figura femenina al
imaginar la llegada de Don Juan a los infiernos:

Estremecida bajo su duelo, la casta y esbelta Elvira,


Cerca del pérfido esposo que fue su amante
Parece reclamarle una última sonrisa
Que tenga la dulzura del primer instante.

Los dos finales

Mozart comprendió muy bien la necesidad de resaltar dos rasgos esen-


ciales de Don Juan, además de los que aparecen a primera vista: el personaje
desafía tanto el orden social como el orden natural. Por eso, cada uno de los
finales correspondientes a los dos actos de la ópera se refiere a uno de dichos
desafíos, y a esos finales el compositor dedica una inspirada música vocal y
sinfónica.
El final del segundo acto narra la cena con el convidado de piedra y la
condenación de Don Juan en términos similares a los ya mencionados antes al
destacarse la obra teatral de Molière. El desafío al orden natural desencadena
una catástrofe. La música es de gran fuerza y complejidad, y en un momen-
to dado recrea el clima lúgubre anunciado por los primeros compases de la
obertura.
El desarrollo del primer acto termina con una fiesta que Don Giovanni
ofrece en su palacio, a la cual puede asistir todo el mundo, según sus propias
palabras, lo cual es ratificado con un breve y exultante canto a la libertad.
En efecto, asisten nobles y campesinos, y todos bailan, algo impensable
en las circunstancias de tiempo y lugar en que es concebida y compuesta
la ópera. Y Mozart recurre a un procedimiento sorprendente para expresar

50 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


esta utopía social: tres pequeñas orquestas aparecen en escena e interpretan
simultáneamente tres danzas, cada una de las cuales tiene un compás diferente,
y una de ellas se interpreta a una velocidad muy superior a las otras dos. Los
nobles bailan un aristocrático minueto, Don Giovanni y la campesina bailan
una contradanza -que hoy podría calificarse como una danza de clase media-
y los campesinos bailan una danza campesina conocida con el nombre de
alemana. Tal vez no sea impertinente señalar que esta especie de fraternidad
no podía ser extraña a Mozart, ya que él pertenecía a la corriente racionalista
e ilustrada de la masonería vienesa. El desafío al orden social termina en un
completo caos, pero originado en un nuevo intento de conquista por parte del
burlador, quien una vez más se escapa sin saberse cómo.

Pilar González-Gómez

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 51


La canción artística 1

Darío Valencia-Restrepo

El poema sólo estará completo


cuando sea musicalizado.
Goethe

La “Misa en si menor” de Bach y “Viaje de invierno” de


Schubert constituyen dos pilares de la música occidental.
Britten

A
unque Schubert no inventó la canción alemana, con más
propiedad denominada por la palabra alemana Lied, sí fue
responsable de elevar aquella a una categoría artística sin
precedentes. Lo primero que debemos decir es que la palabra Lied
(plural: Lieder) se aplica a una fusión entre literatura y música que
se inició en lo que hoy es Alemania hacia fines del siglo XVIII y
continuó principalmente en las primeras décadas del siglo XIX.

Antecedentes

Como antecedente histórico fundamental podemos señalar la


sencilla canción folclórica (“Volkslied”), básicamente compuesta
1. Publicado en el libro Viaje del tiempo 2 (1905-1911), del mismo autor (2020).

52 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


por estrofas de cuatro versos cada una y con la típica rima abab. Conviene
destacar que entre 1806 y 1808 aparece una antología de poemas populares
con el nombre “Des Knaben Wunderhorn” (El cuerno maravilloso del mu-
chacho), la cual gozó de enorme popularidad y mereció el elogio de Goethe.
Añadamos que la canción folclórica alemana tiene el llamado carácter estrófi-
co, lo cual quiere decir que la música es idéntica para cada una de las estrofas.
Un buen ejemplo de esta herencia folclórica ennoblecida por Schubert lo
constituye la canción “Heidenröslein” (Pequeña rosa silvestre), compuesta en
1815, “annus mirabilis” para el compositor pues en ese año escribió más de
140 Lieder. Agregaríamos que un libro clásico de John Reed concluye que
Schubert compuso a lo largo de su vida un total de 631 Lieder.
Haydn, Mozart y Beethoven no se distinguieron por dedicar especial aten-
ción a la canción, pero sí podemos mencionar ejemplos que en cierto grado
anticipan el futuro desarrollo del Lied: algunos números del oratorio “Die
Jahreszeiten” (Las estaciones) de Haydn; la canción “Das Veilchen” (La vio-
leta) de Mozart; y el ciclo “An die ferne Geliebte” (A la amada lejana) de
Beethoven. Pero no fueron estos grandes quienes más influyeron en Schubert,
sino otros compositores menores, entre los cuales debemos señalar a Holzer,
Reichardt, Zelter y Zumsteeg.
Existe un poema de Friedrich Matthisson con el título “Adelaïde”, que fue
musicalizado tanto por Beethoven como por Schubert. Este punto es impor-
tante porque el musicólogo Alfred Einstein en su libro sabre Schubert dice
que entre la versión de Beethoven y la de Schubert se encuentra la línea divi-
soria entre el Clasicismo y el Romanticismo.

El Romanticismo

En 1824 un periódico de Leipzig publicó un texto que es fundamental para


entender los cambios introducidos por Schubert: “El señor Franz Schubert
no escribe realmente canciones y no tiene el deseo de hacerlo… más bien
compone trabajos vocales, muchos tan libres que uno podría llamarlos tal vez
caprichos o fantasías. Con ese propósito en mente, los poemas, la mayoría
nuevos, pero de calidad altamente variable, están bien escogidos y su tra-
ducción en música digna de elogio; casi con total acierto el compositor logra
arreglar todo y cada detalle de acuerdo con la idea del poeta. Pero la ejecución

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 53


es mucho menos exitosa pues trata de compensar la falta de unidad, orden y
claridad mediante excentricidades…”
De extraordinaria importancia es esta cita porque pone de presente dos
aspectos dignos de resaltar: en primer lugar, se reconoce que el compositor se
está apartando de conceptos como orden, claridad y unidad, tan propios del
clasicismo, y está dotando sus canciones de atributos novedosos con respecto
a la canción folclórica; y, en segundo lugar, hay ya en la nota del periódico un
reconocimiento de una característica esencial de Schubert: su capacidad de
exaltar en términos musicales las ideas y afectos del poema. El compositor,
aunque conservaba rasgos del clasicismo vienés, estaba introduciendo ele-
mentos románticos en su producción musical.
El original impulso romántico provino de Inglaterra, y en parte también
de Suiza, pero fue en Alemania donde echó raíces y se vigorizó. En tiempos
de Schubert dicho movimiento estaba llegando tardíamente a la música, pues
primero se había dado en la literatura y la filosofía.
Un segundo ejemplo que es de 1817, “Der Tod und das Mädchen” (La
muerte y la doncella), muestra ya características muy diferentes al anterior,
pues el compositor se aparta del carácter estrófico con el fin de dar un trata-
miento diferente a cada personaje. Se ocupa de la muerte, un tema romántico
por excelencia, pero aquella no es vista con el terror medieval sino como un
ser consolador que proporcionará un descanso a la horrorizada muchacha.
La línea melódica de la doncella es angustiada y algo declamatoria, en tanto
que la de la muerte es solemne y tranquilizadora. La tonalidad es re menor, em-
pleada por Schubert para referirse a la muerte. La tonalidad re menor de la can-
ción es modulada hacia el final a la tonalidad re mayor con el fin de acentuar
el efecto tranquilizante del llamado de la muerte. Una característica importante
del compositor es su capacidad de modular, es decir, su capacidad de pasar de
una tonalidad a otra con el fin de exaltar los cambios expresivos del poema.
El tema inicial, presentado en la introducción a cargo del piano, es apro-
vechado por el compositor para unas variaciones en uno de sus cuartetos de
cuerdas, conocido con el mismo nombre del Lied, algo que ha contribuido
enormemente a la popularidad de la canción. Es oportuno señalar una rela-
ción más general entre las canciones y la música instrumental de Schubert. Se
considera que el compositor adaptó la libertad expresiva y la intimidad de la
canción romántica a los moldes de la música instrumental, lo cual llevó al pin-
tor y amigo Moritz von Schwind a decir que estas obras instrumentales “per-

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manecen en la mente, igual que lo hacen las canciones, con plena sensualidad
y expresividad”. ¿Hasta qué punto podría entonces hablarse de pasajes que se
constituyen en “canciones sin palabras” a la manera de ciertas composiciones
de Mendelssohn y Tchaikovsky?

Creación de una nueva forma artística

Un joven de solo 17 años compone una obra maestra en 1814 con el título
“Gretchen am Spinnrade” (Margarita en la rueca). Se ha dicho que de un golpe
Schubert creó una nueva forma artística, sin precedentes, lo cual tiene un fondo
de verdad. Se considera que esta es la primera canción alemana moderna, en la
cual se integran ejemplarmente aspectos líricos y dramáticos.
Toma como base un texto de la primera parte del Fausto, de Goethe, com-
puesto por ocho estrofas cada una de cuatro versos casi todos yámbicos, para
voz de soprano. Es un ejemplo de la canción estrófica con variaciones, pues se
va cambiando la música según lo exigido por el carácter de cada estrofa.
Un primer plano lo constituye el canto, un segundo unas incesantes semi-
corcheas a cargo de la mano derecha en el piano que evocan el movimiento de
la rueca, y un tercer plano proviene de un bajo proporcionado por la mano iz-
quierda que por momentos parece señalar el movimiento del pie sobre el pedal
de la rueca. La soprano se ve muy exigida por un creciente dramatismo que la
lleva hasta casi un grito, pero todo atemperado por las varias repeticiones de la
línea melódica central a partir del texto de la estrofa inicial.
A propósito, dice Richard Capell en un libro muy citado que Schubert, al
brindar tanta atención al poema, demanda un nuevo estilo de canto y que ade-
más el cantante, para hacerle justicia a la música, debe conocer a fondo los
poetas que la inspiraron. Es bueno comentar que el compositor prefería a veces
altas tesituras, nada cómodas para muchos cantantes, lo cual lleva a que diferen-
tes canciones se interpreten transportadas a tonalidades distintas a la original.

Tipos de Lied

Ya hemos indicado dos tipos de Lied: la canción estrófica y la


canción estrófica con variaciones. Un tercero se denomina en alemán

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“durchkomponiert” (compuesto o desarrollado completamente), en el cual
la música de la canción fluye para responder a las ideas, imágenes y diversas
situaciones sugeridas por los versos. Bien representa este tipo la canción “Der
Doppelgänger” (El doble), compuesta a partir de un poema de Heine.
Un nuevo ejemplo, “Erlkönig” (El rey de los elfos), nos lleva al Lied de-
nominado escénico. Se aparta notoriamente del estrófico por las transiciones
abruptas al cambiar de personaje. Es muy difícil de interpretar pues incluye
cuatro personajes con caracteres diferentes: un narrador que presenta al padre
que cabalga hacia su casa con un niño que es su hijo, en medio de una noche
tempestuosa; el padre, que trata de tranquilizar al niño con una voz en un re-
gistro medio; el hijo, asustado hasta la muerte por la aparición del rey de los
elfos y que canta en un registro más alto y de progresiva intensidad; y el rey
de los elfos que trata de atraer al niño con una voz suave y algo melosa. Las
voces tienen un carácter declamatorio o arioso, a veces casi de diálogo habla-
do. Podríamos afirmar que estos recursos provienen de la influencia ejercida
por la ópera, un género que mucho interesó a Schubert, pero en el cual no tuvo
mayor fortuna.

Los ciclos

Tal vez una de las mayores contribuciones de Schubert lo constituye la


creación del ciclo de canciones, en el cual cada una de estas tiene su unidad
propia, pero a la vez hace parte esencial del conjunto completo.
Bastaron sus grandes ciclos, “Die schöne Müllerin” (La bella molinera)
con 20 canciones y “Winterreise” (Viaje de invierno) con 24, para establecer
una modalidad musical querida por los aficionados y elogiada por musicólo-
gos, críticos e intérpretes. En los dos ciclos aparece la relación entre mundo
exterior y mundo interior desarrollada a partir del concepto de viaje, tan caro
a Schubert y en general a los románticos. Son sendos viajes hacia la muerte,
aunque tratados distintamente en cada caso. Muy apropiado citar aquí al gran
compositor inglés del siglo XX Benjamin Britten: “La Misa en si menor de
Bach y Viaje de invierno de Schubert constituyen dos pilares de la música
occidental”.
En algunas publicaciones se habla de un tercer ciclo denominado “Schwa-
nengesang” (El canto del cisne) pero ello no es así. Un editor tuvo la idea de

56 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


reunir 14 canciones concebidas en los últimos años del compositor a partir de
siete poemas de Rellstab, seis de Heine y uno de Seidl, y quiso darle al con-
junto el mencionado título. Entre las primeras aparece “Ständchen”, conocida
entre nosotros como “La serenata de Schubert”, una de las canciones más
bellas y famosas.

El piano

En los Lieder tradicionales del siglo XVIII el piano tenía una función
subordinada a la voz, en gran medida para proporcionar a ésta una base armó-
nica. Su función era entonces de simple acompañamiento.
Con Schubert el instrumento se convierte en por lo menos un igual de la
voz, a veces inclusive responsable de establecer el tono de todo un Lied. Pue-
de darnos la sensación del caminar, del viento o del movimiento de un arroyo,
pero no se limita a crear una especie de fondo de la voz ni a, por así decirlo,
una pintura sonora. Más bien se constituye en un símbolo o representación del
poema mismo.
Algunas veces el piano nos da una idea del paisaje y en otras del clima
interior del personaje. Pero también puede con frecuencia presentar los dos
al mismo tiempo, tal el caso de los dos ciclos antes mencionados. En ellos se
establece una relación entre, como dirían bellamente en inglés, el “landscape”
y el “innerscape”, entre el paisaje y el mundo interior del personaje.
Puede afirmarse que el papel del piano introducido por Schubert fue único
en su tiempo e influiría posteriormente en compositores como Schumann.
Es tal la integración que puede alcanzarse entre voz y piano que en alguna
ocasión Schubert diría, al referirse a la manera como él se unía al cantante
Vogl, que la audiencia percibía algo nuevo, no escuchado antes, y que durante
la interpretación los dos parecían como uno solo.

Los poetas

La aparición de los grandes líricos alemanes hacia fines del siglo XVIII
y principios del XIX, en especial Goethe, fue un decisivo impulso para que

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Schubert iniciara sus grandes composiciones y creara un nuevo género mu-
sical.
Aunque a veces se sostiene que el compositor no musicalizaba siempre
poemas de calidad, no puede dudarse de la cultura literaria del compositor.
Es difícil encontrar un compositor anterior a Schubert que le iguale en su
comprensión y apreciación de la poesía, Es del caso destacar que su autor
preferido era Goethe, con respecto al cual tiene 74 canciones a su haber, y que
también aprovechó poemas de otros grandes como Schiller con 44 canciones,
Novalis y Heine.  Al respecto dice el gran musicólogo Alfred Einstein que el
compositor encontró en Goethe “personalidad artística y naturaleza en lugar
de falsos escenarios, pasión en vez de retórica, sentimiento en lugar de senti-
mentalismo, vida real en vez de imitaciones clásicas”.
Pero siendo cierto que en ocasiones Schubert se ocupó de poemas meno-
res, como los de Wilhelm Müller para sus dos ciclos, es necesario señalar que
en esos casos encontraba sentimientos, imágenes o temas que prontamente
despertaban en él ideas musicales. A veces le bastaba un verso importante o
de efecto, sobre todo al final del poema.
De otra parte, cuando Schubert encontraba un poeta de su interés se de-
dicaba a musicalizar en forma continua un buen número de sus poemas, al
punto de que al parecer su deseo era encontrar un tono y un estilo apropiados
al poeta en general y no a un poema o a unos versos en particular.
Desde su carácter esencialmente doméstico hasta su llegada a la sala de
recital o de concierto, el Lied ha sido un poderoso vehículo para la difusión de
la poesía. ¿Cuántos aficionados se han acercado a la poesía de Goethe gracias
a las canciones de Schubert?

Los amigos

Muy importantes fueron los amigos en la vida y obra de Schubert. Dada la


precaria situación económica de este, con frecuencia aquellos le proporciona-
ban soporte material y moral, incluso hasta con el gesto de permitirle habitar
sus casas, mientras que el compositor los retribuía con su música.
Se cuenta que después de la lucha contra Napoleón floreció en Viena un
clima intelectual que creó un espléndido círculo social de jóvenes literatos,

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poetas y artistas, y que fue dentro de ese círculo donde Schubert compuso sus
canciones. Existe un dibujo del mencionado Moritz von Schwind que mues-
tra una de esas reuniones de amigos, conocidas como Schubertiadas, en las
cuales se comentaban obras literarias y se hacía música, principalmente de
Schubert. En la escena puede verse al destacado barítono Johann Michael
Vogl, quien tanto ayudó a divulgar los Lieder del compositor, y junto a él está
Schubert al piano.
Uno de los grandes amigos del compositor fue Franz Schober, cuyo poe-
ma “An die Musik” (A la música) fue bellamente musicalizado por aquel. El
ejemplo tiene carácter estrófico. Schubert hizo dos versiones de la canción, la
primera en 1817 y la segunda en 1827, lo cual indica que el compositor nunca
perdió el interés por ese poema ni tampoco por dicho tipo de estructura estró-
fica. Se trata de un himno, casi religioso, mediante el cual el poeta agradece
al arte sagrado de la música.

Poesía y canción

Si en una canción o en un aria de ópera debe primar el texto o la música es


una vieja y muy discutida cuestión. En el caso de la ópera, Mozart dijo que la
letra debía ser hija obediente de la música, en tanto que para Gluck la música
debía servir la poesía.
En la canción folclórica alemana la música tenía que respetar la soberanía
del texto. Pero en la canción artística de dicho país es admirable el balance
entre los dos elementos y cómo su unión alcanza una altura mayor que la de
cada uno. La íntima fusión de poema y canción es el logro mayor de Schubert.
Es admirable cómo la música exalta el poema y se adapta al tono general del
mismo. Los recursos musicales de la voz y del piano refuerzan los afectos
presentados por el poeta y con frecuencia van más allá de lo que las palabras
pueden expresar.
El compositor emplea magistralmente la modulación (transición de una to-
nalidad a otra) para tener en cuenta los cambios de afecto, ambiente o carácter
de los personajes, tal como aquellos se manifiestan en el poema. Un recurso
central lo constituye el cambio entre los modos mayor (diríamos luminoso)
y menor (diríamos oscuro o sombrío) de una misma tonalidad con el fin de
reflejar o acentuar los aspectos expresivos del texto.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 59


Mucha sorpresa causó en su tiempo el uso de novedosos recursos armó-
nicos por parte del compositor. A veces modulaba para terminar en una to-
nalidad diferente a la inicial, contrariando las expectativas del oyente. Este
recurso, conocido como de tonalidad progresiva, sólo se volvería común más
tarde en compositores como Liszt y Wagner.
Schubert tenía tonalidades preferidas según el carácter del poema, tal como
lo indica el ya citado John Reed. Mencionamos algunas: do mayor: claridad,
de la identificación con la naturaleza; do menor: siniestra, de lo sobrenatural;
re menor: dramática, de la muerte; mi mayor: inocencia y alegría; mi menor:
melancolía, depresión, nostalgia.
De otra parte, el compositor estaba dotado de una capacidad melódica sin
par y de una gran habilidad para transformar melódicamente la esencia del
poema, fuera éste de simple texto, de fuertes acentos líricos o de concentrado
efecto teatral. Pero si la dureza del poema lo exigía, Schubert estaba dispuesto
a sacrificar lo que podríamos considerar una bella melodía o tonada, lo cual
llevó a un exagerado comentario de Berlioz. Dijo que valoraba la música del
compositor porque no contenía nada de lo que cierta gente llama melodía.

El idioma alemán y el canto

Terminamos señalando la fuerte asociación entre la voz y el idioma ale-


mán en Schubert, lo que hace desconfiar de las versiones que se cantan en
otras lenguas, aunque por supuesto es indispensable conocer lo que dice la
letra respectiva. Los acentos musicales previstos por el compositor pueden
no caer sobre las palabras apropiadas en la otra lengua. De otra parte, existe
la creencia de que el alemán es un idioma áspero que no se presta para el
canto, lo cual queda desvirtuado con los Lieder de Schubert y también con la
ópera alemana (el “Singspiel” o representación con canto) a partir de ejem-
plos tan magistrales como “El rapto en el serrallo” y “La flauta encantada”,
de Mozart.

60 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


La canción de la tierra 1

Darío Valencia-Restrepo

E
l año 1907 fue trágico en la vida de Gustav Mahler. Mu-
rió su hija mayor, perdió su posición como director de la
Ópera de Viena y se le diagnosticó una afección cardía-
ca que lo llevaría pocos años después a la tumba. Sin duda, los
acontecimientos cambiaron en forma radical la vida y el quehacer
artístico del compositor.
Mahler esboza la que denominó sinfonía para contralto, tenor
y orquesta “La Canción de la Tierra” durante una estadía en la be-
lla región austríaca del Tirol, poco después de la muerte de su hija
Maria. Compone la mayor parte de la obra al año siguiente cuan-
do se encuentra en un retiro veraniego de las montañas dolomitas.
El compositor había nacido en 1860, en Bohemia, entonces
parte del imperio austríaco. Sus padres judíos pertenecían a la mi-
noría germanoparlante que vivía entre la población checa. Aun-
que su obra no mereció mayor atención durante largas décadas,
hoy día muchos la consideran anticipadora de los drásticos cam-
bios de la música en el siglo XX. Mahler puede verse como uno
de los últimos herederos de la tradición romántica en el cambio
de siglo, y como un compositor que expandió la concepción sin-
fónica y la enriqueció al combinarla con la canción.
1. Publicado en el libro Viaje del tiempo 1 (columnas de prensa hasta 2004) del mismo
autor (2004).

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 61


Alejado de los convencionalismos y afanes de la vida cotidiana, persiguió
siempre un ideal musical que expresase su espíritu atormentado, la lucha por
entender el sentido de la vida y su actitud frente a la muerte. Por eso, para él su
música tiene el carácter de “programa”, es decir, expresa experiencias vividas
por el artista y puede ser descrita en término de significados concretos.
Cuenta Alma Mahler, su esposa, que un viejo y destructivo amigo le mos-
tró al compositor un libro de poemas chinos con el título “La Flauta China”,
en traducción al alemán por Hans Bethge. La obra se relaciona con versos de
poetas chinos del siglo VIII, entre ellos el famoso Li Tai-Po. El mismo Bethge
reconoció que no se trataba de “traducciones” (algo imposible si se refiere a
poesía, y más si ella proviene del idioma chino de la corte imperial), sino de
versiones libres cuyo origen no siempre puede atribuirse con certeza a los poe-
tas allí citados.
Gustav Mahler tomó siete textos de la colección mencionada y los reunió en
seis partes para ser cantadas con participación orquestal, cada una de las cuales
dio origen a un movimiento de la sinfonía que compuso para dos voces y or-
questa. Las partes 3 y 4 tienen un carácter amable, la 5 inclusive es jocosa, todo
lo cual contrasta con el espíritu sombrío y pesimista que por lo general envuelve
las otras tres partes que les sirven de marco a aquellas.
En “La Canción de la Tierra” el compositor desarrolla al máximo las posi-
bilidades sinfónicas de la canción (“Lied” en alemán). La interacción de voz y
orquesta, fundida en una arquitectura sinfónica de gran aliento, es tal vez la obra
más alta de Mahler y casi podría verse como una despedida del romanticismo.
El autor de estas líneas presenta a continuación su versión libre de los
textos de “La Canción de la Tierra”, a partir de la versión alemana de Bethge.

La Canción de la Tierra

A partir del texto en alemán de Hans Bethge “La Flauta China”

1. Canción y Vino de las Miserias Terrenales

Ya el vino está servido en la copa dorada;


pero no bebáis todavía, primero os cantaré una canción.

62 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


La canción de la tristeza sonará graciosa en vuestras almas.
Cuando la tristeza se acerque, desiertos yacerán los jardines del alma,
marchitos y muertos el canto y la alegría.
Sombría es la vida, sombría es la muerte.

¡Señor de esta casa!


¡La bodega oculta la abundancia de tus vinos dorados!
¡Aquí me apropio de este laúd!
Tocar el laúd y vaciar los vasos,
son dos cosas que se acompañan bien.
Una copa rebosante de vino en el momento propicio
¡vale más que todas las riquezas de esta Tierra!
Sombría es la vida, sombría es la muerte.

Siempre azul el firmamento,


duradera la Tierra y floreciendo en primavera.
Pero tú, hombre, ¿cuánto tiempo vivirás?
¡Ni siquiera cien años podrás disfrutar
las corruptas banalidades de esta Tierra!

¡Mirad allá abajo! A la luz de la luna sobre las tumbas


se acuclilla una figura salvaje y fantasmal.
¡Es un simio! ¡Escuchad cómo sus aullidos
resuenan entre los dulces aromas de la vida!
¡Ahora tomad el vino! ¡Ha llegado el momento, compañeros!
¡Vaciad vuestras copas doradas hasta el fondo!
Sombría es la vida, sombría es la muerte.

2. El Solitario en otoño

Las nieblas del otoño flotan azulmente sobre el lago;


la escarcha cubre todas las briznas de hierba;

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 63


como si un artista hubiese arrojado trozos de jade
sobre las delicadas flores del campo.

El suave perfume de las flores ya se ha ido


y un viento frío encorva sus tallos.
Pronto los lotos flotarán sobre las aguas
con sus dorados y marchitos pétalos.

Mi corazón está cansado. Mi pequeña lámpara


se extinguió con un crujido que me invita al sueño.
Vengo hacia ti, amado lugar de reposo.
Sí, dame un descanso, necesito que me reconfortes.

Lloro sin cesar en esta soledad.


El otoño de mi corazón ha sido ya muy largo.
Sol amoroso, ¿no volverás a brillar
para dulcemente enjugar mis lágrimas amargas?

3. De la Juventud

En medio del pequeño estanque


surge un pabellón de verdes
y blancas porcelanas.

Como si fuera la espalda de un tigre


se arquea el puente de jade
que cruza hasta el pabellón.

Sentados en la pequeña casa, ricamente vestidos,


los amigos conversan y beben;
algunos escriben versos.

64 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Sus mangas de seda se deslizan
por la espalda, con donosura sobre sus cuellos
caen las gorras de seda.

En las tranquilas aguas del pequeño estanque


se reflejan todas las cosas
como en un espejo maravilloso:

Todo se sostiene sobre la cabeza


en el pabellón de verdes
y blancas porcelanas.

Con su arco invertido,


el puente se yergue como una media luna.
Ricamente vestidos, los amigos beben y conversan.

4. De la Belleza

Las muchachas recogen flores


y también lotos en las orillas.
Sentadas entre hojas y arbustos,
juntan flores en sus regazos
al mismo tiempo que ríen y bromean.

El sol dorado brilla sobre los cuerpos


y refleja sus formas en el agua clara.

El sol refleja los finos miembros


al igual que sus dulces ojos.
La brisa eleva suavemente los vestidos
y llena el aire con sus perfumes juveniles.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 65


¡Mirad! ¿Quiénes son esos bellos jóvenes
que corren por la ribera en sus briosos corceles?
Centellean a lo lejos como rayos de sol:
¡Felices trotan entre los verdes pastos!
Relincha un caballo con alegría,
se encabrita luego y parte al galope.
Sus cascos resuenan sobre yerbas y ramas,
como una ráfaga pisotea las caídas flores.
¡Ah! ¡Cómo vuelan en el vértigo sus crines
y sopla el cálido aliento de sus ollares!

El sol dorado brilla sobre los cuerpos


y refleja sus formas en el agua clara.

Y la más bella de las muchachas


lanza al joven miradas anhelantes.
Su orgulloso ademán es solo disimulo:
en el destello de sus grandes ojos,
en la oscuridad de sus ardorosas miradas
todavía con ansia su corazón palpita.

El Borracho en primavera

Si la vida es sueño,
¿por qué entonces fatiga y pena?
Beberé hasta no poder más
¡todo el santo día!

Y cuando beber no pueda más,


saciados ya cuerpo y alma,
tambaleando llegaré a mi puerta
a dormir de maravilla.

66 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


¿Qué oigo al despertarme? ¡Escuchad!
Un pájaro canta en el árbol.
Le pregunto si ha llegado la primavera,
pues me parece que sueño.

El pájaro trina: ¡Sí! La primavera


está aquí, ¡vino en la noche!
Con profunda atención lo escucho,
en tanto el pájaro canta y ríe.

Lleno de nuevo mi copa


y la vacío hasta el fondo.
Y canto hasta que la luna brille
en el negro firmamento.

Y cuando no pueda más cantar,


me volveré a dormir.
¿Qué tengo yo que ver con la primavera?
¡Dejadme emborrachar!

La Despedida

El sol se oculta tras las montañas.


Sobre todos los valles cae la tarde
con sus sombras de frescura plenas.

Mirad cómo la luna parece un barco de plata


que flota sobre el azul del mar celestial.
¡Siento que sopla una tenue brisa
detrás de los pinos sombríos!

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 67


Cantando el arroyo atraviesa la oscuridad.
Palidecen las flores en la luz crepuscular.
La Tierra duerme y respira descanso.
Todas las ansias se convertirán en sueño.
Las gentes fatigadas vuelven a casa
a rememorar en el sueño
olvidadas dichas y pasadas juventudes.
Los pájaros se acurrucan en sus ramas.

Duerme el mundo...
La brisa es fresca a la sombra de mis pinos.
Allí espero a mi amigo;
lo espero para una última despedida.
¡Amigo! Cuánto añoro estar a tu lado
en la belleza de este anochecer.
¿Dónde estás? ¡Hace tanto que me dejaste solo!

Errabundo voy con mi laúd


por los senderos de suaves hierbas.
¡Oh, belleza! ¡Oh, mundo, por siempre ebrio de amor y de vida!

Se baja del caballo y le extiende la copa del adiós.


Él le pregunta hacia dónde va
y también si así debe ser.
Con voz velada, le responde:
Ay, amigo
¡esquiva me ha sido la fortuna en este mundo!
¿Hacia dónde voy? Vagaré por las montañas,
busco descanso para mi solitario corazón.
Me encaminaré hacia mi patria, vuelvo a mi terruño.

68 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Nunca más los lejanos horizontes.
Mi corazón está tranquilo y aguarda su hora.

¡Doquiera la amorosa Tierra renueva su verdor en primavera!


¡Doquiera y por siempre los horizontes serán luminosos!
Por siempre... por siempre... por siempre…

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 69


Períodos históricos
de la música en el siglo XX 1

Darío Valencia-Restrepo

El arte exige que no permanezcamos quietos.


Beethoven

Si la palabra música es sagrada y reservada


para instrumentos de los siglos XVIII y XIX,
entonces podemos emplear una expresión
con mayor sentido: organización del sonido.
Cage

A
l decir que se va a dividir un siglo en períodos es indis-
pensable reconocer que, al igual que ocurre con muchas
clasificaciones, incurriremos en cierto grado de arbitra-
riedad y no pretenderemos creer en la existencia de rupturas cla-
ras entre períodos consecutivos. Más bien se intenta establecer
algún orden o esquema que tal vez ayude a entender una realidad
compleja. Además, dada la diversidad de tendencias y estilos,
nos ocuparemos solo de compositores y obras centrales.
Vamos a considerar los siguientes cuatro períodos de la músi-
ca de Occidente en el siglo XX:
1. Publicado en el suplemento Palabra & Obra del periódico El Mundo, de Medellín, el
13 de febrero de 2009.

70 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


1. La nueva música (1900-1920)
2. Neoclasicismo, estilos nacionales (1920-1945)
3. Serialismo, aleatoriedad, música electrónica (1945-1975)
4. Posmodernismo (1975-2000)
Pero antes de comentar sobre cada una de esas divisiones, puede ser
importante que nos refiramos, así sea someramente, a la cuestión de la to-
nalidad.

La tonalidad

Si se toca una nota Do del teclado de un piano, podrá observarse que por
simpatía vibrarán espontáneamente las cuerdas del interior del instrumento
correspondientes a otras notas, denominadas los armónicos de aquella. En
este caso, los primeros armónicos distintos al propio Do serán las notas Sol
y Mi. Si las teclas correspondientes a estas tres notas se tocan al tiempo, lo
que constituye un acorde, escucharemos un sonido luminoso y muy agrada-
ble, lo cual nos lleva a pensar que nuestro oído aprecia una consonancia que
proviene de la naturaleza.
Todos estamos familiarizados con la escala de siete notas que va de Do
a Si, llamadas notas naturales, fácilmente localizable en siete teclas blan-
cas consecutivas del piano si empezamos con una nota Do (observemos
que entre esas siete teclas blancas existen otras cinco de color negro que
corresponden a alteraciones, sostenidos o bemoles, de las anteriores). Se
trata de la escala denominada Do Mayor, o tonalidad de Do Mayor o escala
diatónica del Do, y existen otras escalas o tonalidades, cada una de las cua-
les consta también de siete notas principales. La música tonal, con respecto
a la melodía y la armonía (sonido simultáneo de notas), tiene preferencia
por escalas de siete notas, como las mencionadas, aunque también emplea
ocasionalmente notas diferentes a las dichas siete. En esas escalas existe
una cierta jerarquía pues la primera nota se constituye en un centro tonal
de primera importancia, en tanto que la nota llamada dominante, el Sol del
ejemplo precedente, tiene una relación significativa con aquella. El empleo
de la tonalidad dominó la composición hasta los cambios de que hablaremos
más adelante.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 71


La sucesión completa de 12 notas que incluye notas naturales y alteracio-
nes constituye la llamada escala cromática, y cuando una composición tonal
emplea muchas notas distintas a las siete principales de la escala correspon-
diente se dice que la composición es muy cromática.

1. LA NUEVA MÚSICA (1900-1920)

Desde la segunda mitad del siglo XIX se insinúa un cambio en la música


alemana cuando el Romanticismo muestra signos de agotamiento. En las ópe-
ras “Tristán e Isolda” (1865) y “Parsifal” (1882), de Wagner, el cromatismo
ya parece desempeñar una función que vas más allá de su uso anterior en
la tonalidad, en tanto que la disonancia no necesita resolverse de inmediato
como era lo usual. Por su parte, puede pensarse que Mahler refleja el aporte
wagneriano al fundir la tradición sinfónica con el Lied (canción alemana) y el
desarrollo dramático. Hacia 1900 la atonalidad empieza a aparecer en obras
de Busoni, Scriabin y Satie, al igual que en las primeras óperas de Strauss,
“Salomé” (1905) y “Electra” (1909). Pero es en las ciudades de París y Viena
donde tienen lugar unos cambios que merecen nuestra atención.

París

Es bien sabida la importancia de París como centro intelectual hacia fines


del siglo XIX y principios del siguiente. Un género operístico de carácter con-
servador era de mucha acogida, en tanto que los géneros sinfónico y de cámara
permanecían apegados a la tradición, hasta cuando se sienten con fuerza la
influencia wagneriana y los aires renovadores de las artes visuales, como en el
caso del impresionismo en pintura, y de la literatura. Surge entonces la figura
de Debussy, no interesado en el discurso musical típico de la tonalidad, con va-
riaciones y desarrollos impulsados por el ritmo. Para él lo importante es que los
sonidos y sus relaciones inmediatas creen una atmósfera sensual, podríamos
agregar un cierto color, que nos proporcione una belleza momentánea. Valdría
la pena mencionar obras como “Preludio a la siesta de un fauno” (1894), para
algunos una obra inaugural del siglo XX, y la ópera “Pelléas et Mélisande”
(1902) que pone de presente una clara ruptura con la tradición tonal.

72 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Pero son muchos los que sostienen que la música de nuestro tiempo se
inicia con “La consagración de la primavera” (1913), la tercera composición de
Stravinski destinada a los famosos “Ballets Russes” del empresario Diaghilev,
los cuales transformaron la concepción del ballet y tanto contribuyeron a la
vida musical de París hacia principios del Siglo XX y a la difusión de una
música que como la mencionada se apartaba de la tradición establecida en
el siglo XIX. Las novedades de La consagración causaron en su estreno un
escándalo sin precedentes en la historia de la música. Más que la melodía
y la organización armónica típicas de la música tonal, son la extraordinaria
exaltación del ritmo, el peculiar empleo de la acentuación y la poderosa
evocación de un rito pagano primitivo los atributos que dominan el desarrollo
de la obra.

Viena

Por esos mismos años aparece la gran figura de Schoenberg, quien emplea
con intensidad el cromatismo hasta que en 1909 se aparta totalmente del sis-
tema tonal mediante el desarrollo de la atonalidad, lo cual le valió una gran
hostilidad pero a la vez un decidido apoyo de sus seguidores. Crea más tarde
el dodecafonismo, o sea, el uso de la escala completa de las doce notas (pasó
entonces de la escala diatónica a la escala cromática). Ahora las doce notas
estarán en pie de igualdad y no existirá el centro tonal, la llamada tónica, ni la
dominante, etc. de la escala tradicional. Con sus discípulos, entre los cuales
Berg y Webern son los principales, integra la denominada Segunda Escuela
de Viena.

2. NEOCLASICISMO, ESTILOS NACIONALES (1920-


1945)

Las corrientes de cambio que recorrían el mundo musical en esos pri-


meros años del pasado siglo, en algún grado respuesta a los excesos del
Romanticismo, estaban relacionados con un mundo que desaparecía en Eu-
ropa, llamado la Belle Époque, el cual empezaba a ser sustituido por la
Modernidad. Las tensiones de la transición fueron puestas de presente por
graves acontecimientos como la primera guerra mundial, la revolución rusa

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 73


y la caída de los imperios. Habría que agregar los avances de la ciencia y la
tecnología, para lo cual bastaría citar la teoría de la relatividad, completada
por Einstein en 1915, y la regularización de las transmisiones radiales en
los años veinte.
Surgieron dos tendencias divergentes, una seguida por Schoenberg y sus
discípulos, y otra denominada Neoclasicismo. Esta última significaba una
vuelta al pasado anterior al Romanticismo mediante el aprovechamiento de
formas y estilos de los siglos XVII y XVIII pero con un lenguaje moder-
no. El principal exponente del movimiento fue el mismo Stravinski con
obras como el ballet “Pulcinella” (1920) y la ópera “La carrera del libertino”
(1951). Sin embargo, es bueno mencionar dos antecedentes: la “Sinfonía
clásica” (1918), de Prokofiev, y “Ariadna en Naxos” (1912), de Strauss.

Bartok

De otra parte, en países de Europa del Este, Escandinavia, el Mediterrá-


neo y más tarde América, entre otros, surgió un interés por la música y la
danza folclóricas, cuya naturalidad pero a la vez riqueza permitía su apro-
vechamiento en géneros cultos gracias al trabajo de elaboración y expansión
por parte de grandes compositores. Los estilos nacionales resultantes cons-
tituyeron una tendencia que se oponía a la atonalidad y el dodecafonismo
de Schoenberg, tal vez con mayor fuerza que el Neoclasicismo, y contribu-
yeron también a revitalizar la música del siglo XX. Podríamos citar muchos
compositores de este nacionalismo en música, pero nos limitaremos al más
grande de todos, Bartok. Conocedor profundo del folclor de pueblos del Da-
nubio, en especial Hungría y Rumania, Bartok desarrolla una nueva gramá-
tica musical que incluye disonancias, bitonalidad, repetición insistente de
melodías y ritmos, utilización estructural de la ornamentación, repeticiones
con variación. Vale la pena señalar que emplea en sus composiciones patro-
nes de acentuación y entonación que se relacionan con la lengua húngara,
algo parecido a lo que con anterioridad había hecho Debussy con respecto a
la lengua francesa. Pero además de reflejar un estilo nacional, Bartok fue un
compositor universal en la mejor tradición de la música occidental y junto
con Stravinski y Schoenberg constituye el trío estelar y más influyente de la
música del siglo XX.

74 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


3. SERIALISMO, ALEATORIEDAD, MÚSICA
ELECTRÓNICA (1945-1975)

A partir del dodecafonismo de Schoenberg, es posible dar un paso adicio-


nal si se define una serie con las 12 notas de la escala cromática en cualquier
orden y la composición se desarrolla respetando ese orden o manipulando la
serie de una manera establecida. Se trata del serialismo, ya muy alejado de los
conceptos tonales de melodía, armonía y ritmo. Fue Webern quien extendió
el concepto serial a otros atributos como el timbre (sonido peculiar de un ins-
trumento), el ritmo y la dinámica. Más tarde, Messiaen, en 1944, incluyó en
el mismo concepto la duración de las notas. Pero hacia fines del período que
se comenta, algunos compositores consideraron que el serialismo se había
convertido en un sistema rígido y limitante de la actividad creadora.

Boulez, Cage y Stockhausen

Para Boulez, que en 1951 sentenció “Schoenberg ha muerto”, los fines


del serialismo podían también obtenerse con el aprovechamiento de eventos
aleatorios y los nuevos sonidos proporcionados por los medios electrónicos.
Cage, por su parte, reconoce la acción experimental como un proceso de re-
sultados impredecibles, que otorga a los sonidos (no necesariamente musica-
les) una entidad propia, sin permitir que ellos sean manipulados para expresar
sentimientos o representar un orden.
Aparece la composición tal vez más importante de la música electrónica,
“Canción del joven” (1955-56) de Stockhausen, en la cual las ondas sinusoi-
dales y los pulsos generados electrónicamente interactúan con la voz soprano
de un muchacho. Finalmente, es de interés el concepto de obra abierta, cuyas
finalidades son permitir al ejecutante que participe en el proceso creador y
aceptar elementos de indeterminación y azar.

4. POSMODERNISMO (1975-2000)

Se empieza a hablar en el último cuarto del siglo de un agotamiento de las


vanguardias que lleva al denominado posmodernismo en música, caracteri-

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 75


zado por un resurgimiento de la tonalidad y la regularidad rítmica, inclusión
de lo culto y lo popular sin la tradicional distinción entre estos diferentes tipos
de música, empleo de multimedia, realización de “performances” o “happe-
nings”, todo ello en una variedad de estilos y puntos de vista.
Esta especie de nueva música se ha visto estimulada por la gran expan-
sión de recientes medios electrónicos de grabación (discos compactos, discos
audiovisuales, MP3), el empleo del computador y los instrumentos electroa-
cústicos, la vinculación de los compositores a la música en el cine y el teatro,
y la multiplicidad de espacios que van más allá de las salas de concierto y de
ópera. Habría que agregar la importancia de la fusión que permite incorporar
a un determinado estilo musical elementos de jazz, pop, rock o música no
occidental.

Coda

A pesar del interés que la música del siglo XX despierta en ciertos círculos,
es necesario reconocer que ella no ha alcanzado el favor de los aficionados en
general. Es importante acercarnos a dicha música con una actitud más abierta
y menos apegada a lo que ya conocemos, y estar dispuestos a escuchar varias
veces una obra hasta adquirir cierta familiaridad. Pero no nos tiene que gustar
todo. Si especulamos un poco, es bien posible que algunas composiciones del
pasado siglo, consideradas importantes por uno que otro crítico, no resistan la
prueba del tiempo ni sean consideradas clásicas por la posteridad.

ALGUNAS OBRAS DE INTERÉS

Debussy: Preludio a la siesta de un fauno


Stravinski: La consagración de la primavera
Mahler: La canción de la Tierra
Strauss: Salomé
Schoenberg: Pierrot Lunaire
Berg: Wozzeck

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Webern: Cantata No. 2
Bartok: El mandarín maravilloso
Prokofiev: Sinfonía clásica
Shostakovich: Concierto para violín y orquesta
Messiaen: Cuarteto para el fin de los tiempos
Boulez: Improvisación sobre Mallarmé
Stockhausen: Gruppen
Cage: Amores for Prepared Piano

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 77


Antonio-María Valencia 1

Darío Valencia-Restrepo

C
on múltiples impresiones y cierta tristeza se termina de
leer el primer tomo del libro “Imagen y obra de Antonio
María Valencia”, una monumental biografía escrita por
Mario Gómez-Vignes sobre el destacado compositor vallecauca-
no, a la vez intérprete del piano y pedagogo de primer orden. Un
libro de gran formato que se lee con asombro y deleite pues es el
resultado de un inmenso trabajo que está a la altura de las mejores
biografías de los grandes compositores de la música occidental.
Un texto analítico, minucioso y documentado, tan ameno como
una buena novela, bien escrito y no exento de pasajes con fino
sentido de humor.
Puede hablarse de tristeza porque después de conocer la im-
presionante acogida del maestro en París, claro reconocimiento a
su talento y personalidad, la narración pone de presente los alti-
bajos de su vida en Colombia hasta su declive final, producto de
incomprensiones, ignorancia y maldad. Y producto de una per-
sonalidad que no pudo superar unos sobrevalorados sentimien-
tos por su familia y su departamento, pero asimismo resultado
de un altruismo sin límites que lo llevó a sacrificar una carrera
de concertista en Europa y de compositor más prolífico, con el

1. Publicado en el periódico El Mundo, de Medellín, el 23 de mayo de 2012.

78 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


fin de consagrarse a propiciar el desarrollo de la música y la institucionali-
zación de su enseñanza en el medio nacional.
De las más de 500 páginas de ese primer tomo emerge con fuerza la fi-
gura de Antonio María y en ellas palpita la vida musical de las ciudades en
las cuales él residió o estuvo de visita. De particular interés es su brillante
trayectoria como estudiante en la Schola Cantorum de París bajo los cuida-
dos y el aprecio de los reputados profesores Vincent d’Indy y Paul Braud,
y su paso por el poco antes fundado conservatorio de Cali en donde como
director y docente impulsó la actividad coral y sinfónica, a la vez que la
difusión musical por medio de la radio.
La biografía es un hilo conductor para ocuparse no solo de análisis mu-
sicales y sobre la personalidad del biografiado, sino también para describir
y criticar con agudeza ambientes sociales, culturales, periodísticos y sobre
todo educativos, relacionados con la música. Además, muchas lecciones de
importancia para la vida musical y cultural del país se desprenden de un
relato enriquecido por comentarios y observaciones todavía vigentes.
El libro, publicado en Cali por la Corporación para la Cultura y con bello
prólogo de Otto de Greiff, tiene una innovación que le da particular fluidez
a la narración. Las abundantes citas aparecen por lo general incorporadas
al cuerpo del texto, de modo que el lector no es obligado a suspender la
lectura o a ignorar citas que aparecen como pie de página o en apartados
posteriores.
El segundo tomo, también de más de 500 páginas y del mismo formato,
publica por primera vez la partitura de más de 60 de las 80 obras del com-
positor, en buena hora catalogadas con los números de opus establecidos
por el autor (C.G-V). La difícil recuperación de composiciones completas
e incompletas, los doctos y pormenorizados análisis de cada obra y las par-
tituras constituyen un aporte invaluable a la difusión de la obra del maestro
en los géneros vocal, coral religioso y profano, orquestal, de cámara y para
teclado.
El grupo de investigación audiovisual de la Universidad Nacional de
Colombia en Medellín, INTERDÍS, produjo el documental “Claroscuro”,
dirigido por Galina Likosova y Hernán Humberto Restrepo, sobre la vida y
obra de Antonio María Valencia. Se trata de una contribución más del grupo
al rescate de nuestro patrimonio musical.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 79


Es posible que el Fondo Editorial Universidad EAFIT auspicie una se-
gunda edición de la magna obra de Gómez-Vignes, distinguido compositor,
profesor universitario y crítico nacido en Chile y ya muy colombiano. Sería
un justo reconocimiento a quien con este libro y la ingente labor cultural
entre nosotros enaltece sus dos patrias.

80 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


La música en
León y Otto De Greiff 1

Darío Valencia-Restrepo

C
omo fundamental fue la relación de León de Greiff y
Otto de Greiff con la música, se intentará a continuación
un esbozo del significado y alcance de dicha relación
con base principalmente en sus escritos y también en el recorri-
do vital de tan distinguidos hermanos.

Sus trayectorias en la Universidad Nacional

Para empezar, señalemos que León de Greiff estudia inge-


niería durante varios años en la antigua Escuela de Minas, de
Medellín; con posterioridad, a partir de 1940 y por un período
de casi tres años se desempeña como profesor de literatura y re-
dacción en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional
en Bogotá; y luego, en 1946 es nombrado profesor de historia
de la música en el conservatorio de dicha universidad, posición
que mantendría por más de tres años. Después de su muerte,
el Consejo Superior Universitario expidió una declaración de
encomio al maestro y tuvo el acierto de designar con su nombre

1. Libreto para una sesión del programa “Tertulia divertimento”, del profesor Alberto
González, y emitido por la emisora cultural de la Universidad Nacional de Colombia-Sede
Medellín, FM 100.4. (2006).

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 81


el auditorio central de la Universidad Nacional en Bogotá, auditorio que se
ha convertido en una importante sala de conciertos para la capital.
Por su parte, muy estrecha fue la relación de Otto de Greiff con la mencio-
nada universidad pues se graduó como ingeniero de la Escuela de Minas en
la década de los años veinte, y más tarde fue secretario general, rector encar-
gado, decano y profesor en diversas Facultades, especialmente en el campo
de la matemática, y en el Conservatorio de Música. Completó entonces una
extraordinaria vinculación de más de cincuenta años a la Institución si inclui-
mos sus años como estudiante.

La saga de los De Greiff

Si nos remontamos lo suficiente, la saga de los De Greiff nos lleva a Suecia


en donde encontraremos un mayor de Upsala y un barón imperial, caballeros
de la espada y varios coroneles que sirvieron en las guerras emprendidas por
los soberanos de dicho país. Y nos toparemos con un antepasado de nombre
Juan Luis Bogislao que tuvo el honor de salvar la vida del rey Gustavo IV y
por ende impedir la anarquía y la guerra civil en Suecia, según lo señalado por
el propio rey en sus memorias. Y aquí encontramos una interesante relación
musical pues el mencionado rey fue hijo del Gustavo III asesinado en un baile
de máscaras, fundamento histórico para la famosa ópera de Verdi.
Precisamente el dicho Juan Luis Bogislao fue el padre de Carlos Segis-
mundo de Greiff, iniciador de la presencia del apellido en Colombia. En 1825,
nuestro país firma un empréstito con banqueros ingleses y a ellos se les ofrece
la explotación de yacimientos auríferos de minas abandonadas por los espa-
ñoles, así como la localización de nuevas explotaciones. Entre los ingenie-
ros europeos que se desplazaron estaban el mencionado Carlos Segismundo,
Tyrrel Moore y Jean Baptiste Boussingault, todos los cuales contribuyeron a
la modernización del trabajo minero y enriquecieron el conocimiento cientí-
fico y técnico de Colombia en campos como la mineralogía, la geología, la
hidráulica, la metalurgia...
Uno de los hijos de Carlos Segismundo, de nombre Oscar, fue el padre de
Luis de Greiff Obregón, senador de la república, amigo personal del general
Rafael Uribe y padre de los hermanos León y Otto, a quienes nos referimos
en este texto.

82 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


¿Cuál era el músico y cuál el poeta?

Para muchos colombianos, en especial de las dos últimas generaciones, el


nombre de León ha estado íntimamente asociado solo con la poesía, en tanto
que el de Otto lo ha estado solo con la musicología. Pero esta percepción cam-
bió en forma sustancial en razón de dos acontecimientos editoriales ocurridos
en los primeros años del naciente siglo XXI y ambos a cargo de la Editorial de la
Universidad de Antioquia. Que el Alma Máter del departamento se haya encar-
gado de lo anterior es un hecho pleno de connotaciones pues ambos hermanos
son entrañablemente antioqueños y ambos nacieron en Medellín: don León en
1895 y don Otto en 1903.
En efecto, en el año 2001 aparece el libro Grafismos del grifo grumete, una
recopilación de la obra poética de Otto de Greiff que se debe al cuidado y esme-
ro de su hija Ilse de Greiff. Pocos antecedentes esporádicos se conocían al res-
pecto, pero esta descendiente tuvo la feliz idea de escudriñar los voluminosos
y diversos archivos de su padre hasta encontrar en unos olvidados cajones unos
cuadernos que recogían la obra poética del joven Otto. Al aplaudir su publica-
ción, Germán Arciniegas dijo: “Los poemas que se publican ahora descubren un
poeta escondido durante medio siglo, que va a sorprender por su originalidad y
la aproximación a la belleza lírica como en ningún otro poeta anterior o de su
tiempo se conoció en Colombia”. Es bien posible que como el campo ya estaba
señeramente ocupado por León, su hermano hubiese decidido guardar un dis-
creto silencio.
Al respecto, se conoce una bella anécdota sobre los dos personajes. Como
el insigne poeta Rubén Darío nació en la ciudad de Metapa y falleció en la de
León, ambas poblaciones de Nicaragua, don Otto aprovechó con gran sentido
del humor estas circunstancias para firmar con el siguiente seudónimo la pre-
sentación de un trabajo sobre tan distinguido poeta: “León Metapa”.
De otra parte, en el año 2003 sale a la luz pública el libro de León de Greiff
titulado Escritos sobre música, que recoge una porción significativa, aunque
mínima, de los textos del poeta para programas musicales que se transmitieron
semanalmente por la Radiodifusora Nacional de Colombia durante toda una dé-
cada, hacia mediados del pasado siglo. No debe olvidarse que el maestro León
hizo parte del grupo de intelectuales y artistas que fundara dicha emisora el 1º.
de febrero de 1940. Incluye el libro los libretos para las series “Mil noches y
una noche”, “Poesía y canción”, “Música de cámara” y “Varios”. Sobre esta pu-

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 83


blicación dijo el comentarista musical Rafael Vega en su columna del periódico
El Colombiano: “Su lectura será beneficiosa para los aficionados, pero lo más
importante es que se lee con especial deleite debido a su magnífica y exquisita
prosa, lo cual no es de extrañar pues proviene del gran poeta que maneja el
idioma deliciosamente y con profundidad de conceptos”. A continuación, don
Rafael elogia las versiones de poemas que sirven de base a varios Lieder, o
canciones alemanas, versiones en las cuales colabora también Otto de Greiff.

Escritos sobre música

Escritos sobre música fue posible gracias a la insomne labor de Hjalmar


de Greiff, hijo del maestro León, quien con especial devoción y cuidado se ha
convertido en guardián y rescatador de la inmensa obra de su padre, y quien
también es un reconocido musicólogo en especial por su importante labor al
frente de la Radiodifusora Nacional y por las doctas y documentadas notas que
escribiera para los programas de la Orquesta Sinfónica de Colombia.
Como el maestro León dirigiera en la década del 40 la revista Música, órga-
no de la Orquesta Sinfónica Nacional, vale la pena citar lo que aquel dice con
respecto a los propósitos de la revista, sin duda similares a los que animaron
su participación en los programas de la Radiodifusora Nacional: “Se pretende
crearle a la música, a LA MÚSICA (no a determinada música) un mayor am-
biente... Informar acerca del movimiento musical universal, especialmente en
el continente americano, y –de preferencia- en su porción indo-latina. Difun-
dir conocimientos generales sobre las obras máximas y aun sobre las menores,
así como presentar pequeñas monografías y resúmenes biográficos de grandes
compositores, conductores y ejecutantes... Para todo ello, el director de la revis-
ta no es –ni poco- el más indicado. Pero pondrá su entusiasmo melómano –que
no es discutible- al servicio de ella. Con ese entusiasmo y con la cooperación
de los sí sabedores, quizá sea posible hacer algo en beneficio de un mejor cono-
cimiento y de una mayor difusión, entre nosotros, del milagro de los sonidos”.

Poesía y música

En la revista Al margen, que dirigen Mario Arrubla, Bernardo Correa y


Guillermo Mina, apareció en su número de marzo de 2006 un artículo con

84 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


la transcripción de un ciclo de tres conferencias pronunciadas en 1974 por
Estanislao Zuleta, en la Universidad de Antioquia, con el título “La poesía
de León de Greiff”. De allí extractamos estas bellas palabras: “La verdadera
poesía, como lo han mostrado los grandes analistas de la poesía moderna, del
llamado verso libre, en realidad nunca es tan libre. Toda poesía es música, es
empleo musical del lenguaje, aparte de otras cosas. Su sonoridad puede ser
con rima o sin rima, con una métrica clásica o sin ella. Pero la construcción
sonora nunca está ausente. Lo que ocurre es que en el mundo moderno a veces
se confunde la poesía en verso libre con la fantochada; es decir, con una mala
prosa cortada en pretendidos versos... Probablemente es más difícil satisfacer
en verso libre que en verso clásico las exigencias musicales consubstanciales
a la poesía; plantea mayores exigencias –de composición y lectura- un poema
como el “Relato de Claudio Monteflavo” que otro más tradicional, como “Ra-
món Antigua”. Pero el verso libre produce una ilusión de facilidad, y con ello
una abundancia de versificadores: Esto está como fácil; démosle por aquí.”
Corroboraríamos lo anterior con una certera máxima de un escritor francés del
siglo XIX: “La ciencia es para los que aprenden, la poesía para los que saben”.
No resistimos la tentación de publicar una divertida y diciente anécdota del
maestro, contada por su hijo Boris: el compositor y cantante Leonardo visitó
en alguna ocasión al poeta con el fin de mostrarle la musicalización que había
hecho de varios de sus poemas, a lo cual el poeta le replicó: “No seas pendejo,
Leonardo, que mi poesía ya tiene música”.
Las significativas relaciones de la poesía de León de Greiff con la música
han sido estudiadas por un buen número de autores. Para esta breve presenta-
ción, han sido valiosas las siguientes dos obras:
La música en la poesía de León de Greiff, una tesis para la maestría en
literatura colombiana de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de
Antioquia, presentada en 1998 por Margarita María Velásquez y dirigida por
Gustavo Yepes Londoño. A propósito, vale la pena mencionar que el maestro
Yepes ha compuesto bellas canciones tanto para solista como para coro con
base en textos poéticos de don León y de don Otto.
Y con el mismo título ya mencionado, un libro de Hernando Caro Mendo-
za publicado en diciembre de 2005 con el auspicio del Ministerio de Cultura
y la Asociación Nacional de Música Sinfónica.
Para empezar, debe destacarse las referencias al mundo musical y el apro-
vechamiento de su lenguaje y su terminología en la obra del maestro León.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 85


Hay frecuentes menciones y resonancias de compositores, obras, formas
musicales, instrumentos y aspectos dinámicos de la interpretación, tal como
ello aparece en determinados poemas desde el mismo título o en los propios
versos.

La tesis de Margarita María Velásquez

Escribe con mucha propiedad Margarita María Velásquez en la tesis men-


cionada:
“Formas estructuradas tales como la fuga y la sonata que se basan en el
contrapunto o contraposición temática, la primera, y el bitematismo, la se-
gunda, permiten al poeta expresarse en torno a temas trascendentales como lo
paradójico y contradictorio del amor y las ambivalencias propias de la natu-
raleza humana; formas más libres como el nocturno, la fantasía y la romanza
hacen posible la expresión del ensueño, la magia, la fantasía y la pasión. El
scherzo, forma musical de carácter burlesco y juguetón, hace posible la ma-
nifestación de la ironía ante la dualidad vida-muerte; el ritornello y el rondó,
basados en la reiteración por medio de la utilización del estribillo, realzan la
intensidad de la pasión y el poder embrujador de la música. El tema con varia-
ciones y la suite, formas musicales compuestas por piezas de distinto carácter
alrededor de una propuesta, facilitan la expresión de la naturaleza cambiante
del ser humano y su permanente girar alrededor de distintas concepciones del
mundo. Términos propios de la expresión musical tales como adagio, andan-
te y lento, que hacen referencia a diversas indicaciones de tiempo relaciona-
das con el carácter o estado de ánimo que sugiere una pieza, son utilizados
hábil y adecuadamente por el poeta y es así como están íntimamente ligados
al sentido del poema.”

Sonoridad y sintaxis

Una propiedad muy distintiva tiene que ver con la musicalidad de los ver-
sos greiffianos que se deriva de la sonoridad de sus palabras y peculiar sin-
taxis. Escuchemos las dos primeras estrofas de la “Fanfarria en Sol mayor”
(Odecilla estival):

86 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Oh Bolombolo, país exótico y no nada utópico
en absoluto! Enjalbegado de trópicos
hasta donde no más! Oh Bolombolo de cacofónico
o de ecolálico nombre onomatopéyico y suave y retumbante, oh Bolombolo!

Por aquí se atedia, en éste se atedia por modo


violento la fantasía: monótono
país de sol sonoro, de excesivas palmeras, de animalillos zumbadores,
de lagartijas vivaces, de salamandras y camaleones,
cigarras estridulantes, verdinegros sapos rugosos, y melados escorpiones.

Lo anterior ha llevado a Stephen Mohler a afirmar que la musicalidad del


poeta nacional supera la de los simbolistas franceses, en particular Verlaine,
y que ha llevado esa cualidad hasta sus últimas posibilidades, en buena me-
dida, podría agregarse, por su profundo conocimiento de la música clásica.
Dice también dicho autor que “Así como la música es un importante elemento
temático en la poesía de León de Greiff, y desempeña un papel principal en
determinar la estructura interior y exterior del poema, es además su modo
principal de imaginería”.
A De Greiff lo atrae el lenguaje musical por su poder de sugerir sin nom-
brar y por su capacidad de expresar los afectos o las pasiones. De ahí las
impresiones, efectos y emociones que el poeta logra en el oyente mediante
analogías o imágenes musicales de diverso orden.

Instrumentos musicales

Un primer aspecto específico que indicaremos se refiere a un tratamiento


del verso que hace evocar en el oyente el timbre o color de algún instrumento
musical. Son muy numerosas las asociaciones con instrumentos de cuerda,
madera, metal, teclado y percusión, algunos de ellos bien antiguos. También
está presente la voz humana. El carácter del instrumento viene evocado por

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 87


cierta sonoridad de la poesía, expresada por el ritmo, la rima, el empleo de
determinadas consonante y vocales, la acentuación, la aliteración...
Un representativo ejemplo lo encontramos en este fragmento inicial de la
“Sonatina para flauta y piano en Sol menor”:

El tañedor de flauta
-como es la noche indiferente-
presta al silencio espacio, si no le roba oídos,
para esparcir la discontinua seda
de su felpada melodía.

Se afila,
titila,
cintila:
-destila
frágiles notas,
donde el cegado ruiseñor ensaya
fundir claros acordes y destacar silbantes
sollozos cristalinos.

Mención de compositores

Un segundo aspecto específico tiene que ver con la mención y evocación


sonora de compositores y obras, principalmente de la cultura alemana. Aun-
que el más citado es Wagner, quien parece haber ejercido mayor influencia,
y desde la temprana edad del poeta, es Beethoven, tal como bien lo sustenta
Caro Mendoza en el libro citado. Otros compositores que aparecen con mayor
frecuencia son Schubert, explicable como en el caso de Wagner por la crítica
relación entre texto y música, Bach y Debussy. En la quinta estrofa de la “Ba-
lada trivial de los 13 panidas” dice el poeta:

88 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Y orquestaciones wagneristas,
-trompas y tubas y trompetas-,
o serenatas mozartistas
y sinfonías y retretas
de los maestros exorcistas,
beethovenianos, -si os parece-,
que en el Salón (bombos o arpistas)
los Panidas éramos trece!

Formas, texturas y tiempos

Un tercer aspecto específico que mencionaremos tiene que ver con la uti-
lización por parte de don León de formas, texturas y tiempos musicales para
definir la estructura, el tono, el ritmo de sus poemas. Como se sabe, desde
la Grecia clásica se había establecido una correspondencia entre los ritmos
prosódico y musical. Hoy día, al comparar literatura y música, se suele esta-
blecer cierta identidad entre sílaba y sonido, entre palabra y motivo, entre las
frases en una y otra, entre oración y período musical, etc. Así encontramos
en los títulos o la organización de ciertos poemas configuraciones musicales
como sonatas y sonatinas, baladas, scherzos, nocturnos, rapsodias, fantasías,
preludios..., a veces con indicación de los correspondientes tempi o tiempos.
Como se trata de un destacado ejemplo, nos referiremos a la “Fantasía
cuasi una sonata”, un poema que De Greiff asocia con la sonata para piano
No. 14 de Beethoven.
Empieza así el preludio del poema, en el cual destacamos la mención de
la Noche, y de las teclas negras del piano que son importantes en la tonalidad
do sostenido menor de la sonata:

Noche, piano de ébano:


pulsan tus teclas negras, como garfios, los dedos rígidos de mi pena,
Noche, Noche Morena,

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 89


oh Noche, oh piano en que Beethoven sollozara un arioso dolente,
si no un adagio sostenuto!

Pulsan, punzan mis dedos tu teclado impasible,


tu teclado morboso, hipersensible,
-con el deseo absurdo, con el propósito imposible
de trocar en sortílego, inasible
tejido de armonías
perdurables, la haza acerval de trastocadas fantasías
que se embarullan en el caos diminuto de mi mente
oh noche, oh piano en que Beethoven sollozara un arioso dolente,
si no un adagio sostenuto!

Don Otto

Este escrito continúa ahora con referencias sucintas a la figura múltiple de


don Otto de Greiff con el fin de primordial de resaltar sus extensas y firmes
relaciones de diverso orden con la música. Poeta, traductor de escritos pro-
venientes del inglés, el francés, el italiano, el sueco y muy en especial el ale-
mán, profesor universitario de varias disciplinas, ensayista, gran aficionado al
ajedrez, coleccionista, botánico por afición y, sobre todo, un melómano que
compartió noblemente con sus semejantes la emoción y el conocimiento que
se derivaban de su gran amor por la música. Hombre de vasta y alta cultura,
parece encarnar entre nosotros el ideal renacentista en la Colombia del siglo
XX. Su rectitud, sencillez y calidad humana, su discreción y fino humor lo
convirtieron en una figura querida y respetada por todos los que estuvieron
cerca de su persona o de su obra.
Con pocas interrupciones y a partir de mediados de la década de 1950,
don Otto sostuvo hasta 1995 en el periódico El Tiempo un registro de las ac-
tividades musicales de la capital, pero sus notas al respecto venían de mucho
tiempo atrás. Aquella columna del diario capitalino se constituyó en un au-
téntico magisterio público encaminado a educar a los asistentes a conciertos

90 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


y al público en general mediante información, análisis, comentarios críticos y
reseñas sobre las obras, autores e intérpretes. Con amplia visión, se ocupó de
todos los períodos de la música y de nuestros propios compositores, tales los
casos de Antonio María Valencia, Uribe Holguín y Pineda Duque. Se opuso
al acento conservador que casi todos llevamos dentro y que pocas veces nos
permite avanzar más allá de Brahms o de Mahler.
De otra parte, muchos afortunados recordamos su “Curso de apreciación
musical” y muy en especial su “Historia ilustrada de la música”, grabada por
él mismo para la Radiodifusora Nacional y posteriormente publicada en ca-
torce volúmenes de cuatro casetes cada uno.

Dos folletos

Entre las publicaciones del maestro Otto de Greiff podemos destacar dos
asociadas con sendos acontecimientos musicales en la vida nacional, aquellas
y estos auspiciados por la benemérita Sociedad de los Amigos de la Música.
El primero es un folleto que se titula “Las sonatas para piano de Beethoven”
y que contiene notas informativas y transcripción de autorizados juicios sobre
las 32 sonatas que interpretaría el extraordinario pianista Wilhelm Backhaus
en el Bogotá de 1951.
El segundo folleto de don Otto es “Los cuartetos de cuerdas de Beetho-
ven”, editado como preparación al ciclo de los 17 cuartetos que interpretara
en Bogotá en 1948 el Cuarteto de cuerdas húngaro, acontecimiento musical
calificado por De Greiff como el mayor ocurrido en Colombia.
Se trata de una bellísima e ilustrativa guía que introduce y orienta al aficio-
nado al presentarle un conjunto de obras que han sido consideradas como ca-
pitales en la historia de la composición. En sus páginas el maestro nos lleva de
la mano a lo largo de cada movimiento de cada uno de los cuartetos mediante
la discusión de estilos, formas, influencias, temas, relaciones y circunstancias.
Para su cabal aprovechamiento, el lector sólo debe poseer conocimientos bá-
sicos de la terminología musical y de la lectura de partituras.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 91


Grafismos del grifo grumete

Pero también está presente en la poesía de don Otto una clara relación
con la música como puede verse en el libro antes mencionado, Grafismos del
grifo grumete. Hay frecuentes asociaciones con formas musicales y con la
organización por movimientos con su correspondiente tempo, al igual que se
recrea poéticamente la voz de diferentes compositores y se mencionan algu-
nas obras. Ya en 1928 el distinguido poeta Eduardo Carranza diría: “Otto de
Greiff posee una agudísima sensibilidad melódica y una vasta cultura musical,
elementos que, trasladados a su poesía, la bañan de una hechizante atmósfera,
de un extraño ritmo cristalino. Allí en cada penumbra, un piano relata fabulo-
sas odiseas por el sueño o por la sangre o por las lejanas islas encantadas. En
cada esquina del poema un violín canta como si alguien pulsara la luna. Y las
flautas inventan una ‘letra para la música de las estrellas’.”
Como muestra mínima de estos poemas asociados con la música, oiga-
mos un aparte del “Tríptico de Tristán” cuando el autor describe elementos y
símbolos centrales presentes al comienzo del primer acto de la que Wagner
denominara acción musical “Tristán e Isolda”:

Todo es fulgor en la nave;


mas ninguna lumbre sabe
cegar el nonato amor.
-Pedid, señora!- demanda
a la flor azul de Irlanda
el caballero Tristán.
Cómo eternamente es nuevo
el símil del medioevo:
torre es él de firme piedra,
y es Isolda dócil hiedra
que sumisamente medra,
urgida de ignoto afán,
en torno de la armadura
92 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)
de donde esplende y fulgura
tu gloria pura, ¡Tristán!

¡Tristán, enhiesto y gallardo!


Isolda, herida del dardo
del amor, y sin sabello,
trema, se inflama y palpita,
y es toda angustia infinita.
Tristán es solo destello.
Gime, se tuerce y se agita.
Tristán es solo arrogancia.
Ella es fuego que crepita,
inmóvil movilidad,
constancia de la inconstancia.

El traductor

Finalmente, queremos señalar en forma muy resumida la importante tarea


cumplida por Otto de Greiff en el campo de la traducción de textos y de las
versiones al español de poesía proveniente de otras lenguas, pero concentran-
do nuestra atención en aquella relacionada con la música. En esas versiones
no se ha perseguido la ingenua correspondencia palabra por palabra, sino que
se ha querido conservar el sentido lírico del poema, mostrar una constante
preocupación por respetar o imitar dentro de lo posible la forma original de
los versos, sin dejar de lado su esencia. Se evita así aquello que el mismo don
Otto criticaba: “Hoy, en cambio, esta preocupación se echa por la borda y se
vierte literalmente en prosaica prosa de la lengua traducida lo que el otro dijo
poéticamente.”
Aunque don Otto se ocupó de traducir diferentes poetas, mostró una pre-
dilección por Goethe, tal como lo testimonia el libro editado por El áncora
editores en 1998 con el título Goethe – Poemas y canciones. Como son tantas

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 93


las canciones que han utilizado los textos de dicho autor, tenemos aquí una
clara relación con la música, especialmente cuando pensamos en esa cumbre
del Lied, o canción alemana, que fue Franz Schubert. En el mencionado libro
aparecen versiones de canciones de este compositor tan importantes como
“Ganímedes”, “El rey de los elfos” y “Margarita en la rueca”. De interés es
señalar, como lo ha hecho el maestro Rodolfo Pérez, que las versiones de De
Greiff respetan en la traducción los acentos musicales que el compositor hizo
recaer sobre determinadas palabras.
Como ilustración presentaremos la versión que don Otto hace del poema
“Margarita en la rueca”.

De mi corazón
huyó la paz;
no puedo encontrarla
ya nunca más.

Donde estoy sin él


La tumba está;
el mundo entero
pavor me da.

Mi pobre sér
enloqueció,
mi pobre espíritu
se destrozó.

De mi corazón
huyó la paz;
no puedo encontrarla
ya nunca más.

94 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Sólo por él
salgo al balcón,
y por las calles
tras él voy.

Su altivo paso,
su noble ademán,
sus labios sonrientes,
su arrogante mirar.

De sus palabras
el manantial,
su mano franca,
y ¡ay, su besar!

De mi corazón
huyó la paz;
no puedo encontrarla
ya nunca más.

Por él se oprime
de amor el pecho;
ah, si pudiera
siempre tenerlo,

siempre besarlo,
y así feliz,

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 95


entre sus besos
¡de amor morir!

Con respecto a las traducciones que venimos comentando, vale la pena


contar a los oyentes una información que nos proporcionara el maestro Boris
de Greiff. Don Otto hizo versiones de la poesía de Stefan Zweig y a propósito
podría recordarse la sobresaliente “El paisaje remoto”. El propio Zweig le
envió al traductor una carta en la que le dice que sabe suficiente español para
afirmar que sus versiones son muy apropiadas.

Dos valiosos legados para Medellín

Terminamos esta breve introducción a las relaciones de León de Greiff y


Otto de Greiff con la música, informando o recordando a los aficionados y a
los estudiosos que al buen cuidado de la Biblioteca Pública Piloto se encuen-
tran dos tesoros generosamente donados a la institución por los descendientes
directos de los hermanos De Greiff. De una parte, está la importante biblioteca
personal de don León, de un enorme valor si se tiene en cuenta la erudición y
gran cultura del maestro; y, de otra parte, se tiene allí el Fondo Otto de Greiff
con más de siete mil discos de música clásica, miles de libros, 800 partituras,
y abundantes artículos, recortes y programas de mano con análisis e informa-
ción sobre compositores, obras e intérpretes.

96 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Homenaje a Ernesto Sábato 1

Darío Valencia-Restrepo

H
ace casi cuarenta años, el antiguo estudiante de matemá-
tica y física, y por entonces investigador científico, hace
el tránsito de esa clara ciudad de las torres donde reinan
la seguridad y el orden hacia un continente lleno de peligros don-
de reina la conjetura.
Es época de desgarramiento en el orden mundial y de grandes
cambios en su propio país. La nueva opción es la salida al con-
traste entre un espíritu caótico y contradictorio, como él se des-
cribe a sí mismo, y la armonía de las estructuras y los sistemas.
Como también lo ha dicho, es el triunfo del doctor Jekyll sobre el
señor Hyde, para usar los paradigmas del gran escocés.
Es la decisión de un hombre preocupado por el devenir de la
cultura occidental y el futuro de América Latina, angustiado por
la crisis total de la especie. Quiere ser testigo de una época y dar
su testimonio. Para ello cuenta con una tremenda conciencia y
una terrible lógica. Escoge la literatura como salvación porque si
la literatura es profunda es testimonio. Se decide por la palabra
escrita porque “yo no he escrito para ganar dinero ni adquirir re-

1. Palabras del rector de la Universidad de Antioquia al entregar al escritor Ernesto Sábato


la distinción de Profesor Honoris Causa de la Institución (1984). Publicado en el suplemento
Palabra & Obra del periódico El Mundo, de Medellín, el 11 de junio de 2011.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 97


nombre ni para obtener premios. He escrito para salvarme, para encontrarme
a mí mismo, o sea, para encontrar al prójimo”.
Y esta búsqueda y retrato de la personalidad total del hombre y su mente
encuentra en la novela la forma literaria óptima porque la novela expresa la
realidad más cabal del hombre y su circunstancia. Por ello, si la novela es au-
téntica constituye el más completo testimonio de la condición humana puesto
que “entre el yo y el mundo hay un comercio perpetuo y sutil, e indagar el yo
es indagar al mundo, y es totalmente absurdo y abstracto separar el mundo
interior del universo externo”.
Nos congregamos esta tarde para manifestar nuestro respeto y admiración
por un escritor que honra las letras de América Latina y el mundo, para se-
ñalar públicamente que esta casa de estudios, el alma mater de Antioquia,
considera a Ernesto Sábato digno de regentar la más alta cátedra y por ello lo
declara Profesor Honoris Causa de la Institución. Para decirle que nos sobre-
cogen y estremecen su independencia y su larga lucha en pro de la libertad y
la justicia.
Es ésta también una ocasión propicia para exaltar al intelectual comprome-
tido con su tiempo, comprometido con la nación argentina y con el destino de
los pueblos latinoamericanos. Al intelectual que retoma los viejos y vigentes
ideales bolivarianos del congreso anfictiónico de Panamá para buscar aquella
utopía, hoy urgente necesidad, de la unidad en la diversidad, como lo expre-
sara recientemente en Bogotá.
Y cómo no referirnos a la dura y terrible tarea que este hombre ha cargado
sobre sus hombros al presidir la comisión sobre personas desaparecidas en su
país, para escuchar e indagar sobre la larga y cruenta noche argentina. Es el
servicio máximo que puede prestar a su nación quien tanto ha batallado por
los derechos humanos y el imperio de la justicia.
El homenaje que la Universidad de Antioquia rinde a Ernesto Sábato está
cargado de otros sentidos y significados que se precipitan en esta reunión y
que nos hacen percibir más de cerca el corazón de su patria. Al hacer esta
exaltación, parecería que establecemos un contacto con una formidable gene-
ración de escritores argentinos y sentimos viva la presencia de quien con su
reciente muerte nos ha disminuido a todos.
El homenaje cobra mayor sentido en momentos en que el pueblo argen-
tino se encuentra con sus hermanos latinoamericanos y descubre unos lazos

98 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


ocultos pero latentes a raíz de la tragedia de las islas Malvinas. Cobra también
mayor sentido en momentos en que el país del sur se ha puesto en marcha para
restaurar la democracia y la vigencia del Estado de derecho.
Maestro Ernesto Sábato: en nombre de la Universidad de Antioquia, per-
mítame entregarle la resolución rectoral cuyo texto es el siguiente.

La mesa de honor en el Paraninfo estuvo presidida por el escritor Ernesto Sábato, el gobernador de
Antioquia Rodrigo Uribe Echavarría y el rector de la Universidad de Antioquia, Darío Valencia Restrepo.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 99


Homenaje a Gerardo Molina 1

Darío Valencia-Restrepo

E
n momentos críticos de la vida nacional, muchos ocurri-
dos en el pasado siglo, se alzó la voz de Gerardo Molina
para analizar los acontecimientos, ocuparse de sus causas,
arrojar luces históricas y proponer caminos de cambio siempre
basados en la democracia, la libertad y la justicia social. Dada
la trascendencia de la política, su aproximación siempre estuvo
signada por un fundamento en la teoría y el pensamiento político.
Pero como además era un hombre de acción, con frecuencia una
práctica política lo llevó a diversos escenarios de lucha por sus
principios e ideas.
El panorama actual en el mundo nos muestra un completo
descrédito de la política, los políticos y los partidos, así como
una pérdida de confianza en la democracia. Pero para el maes-
tro Molina solo existía el camino de los movimientos políticos
para promover la superación de unas estructuras y unas condicio-
nes de vida intolerables para la mayoría del pueblo colombiano.
Situación esta que no ha cambiado en nuestro tiempo, y antes
podríamos decir que se ha agravado cuando, como nunca antes,
las gentes son más conscientes de sus derechos y los exigen con
continuadas formas de protesta. Lo vemos hoy cuando jóvenes
1. Discurso inaugural de la primera versión de la Cátedra Nacional Gerardo Molina, de la
Universidad Nacional de Colombia (segundo semestre de 2021).

100 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


sin futuro han marchado por las calles de Colombia, a veces iracundos y a ve-
ces en bulliciosa protesta. Y la violencia que Molina atribuyó principalmente
al hambre, la miseria y el desamparo de tantos compatriotas, en especial en
el ámbito campesino, tiene hoy unas formas que causan espanto y parecen no
tener fin.
Cuando se tiene la oportunidad de leer tantas enseñanzas que nos legó ese
gran colombiano, vemos que señala una advertencia que tiene más de sesenta
años y que ha sido totalmente ignorada por el país. Se trata de un extracto de
la Misión de Economía y Humanismo en Colombia, publicada en 1958 y diri-
gida por el sacerdote francés Louis Joseph Lebret, extracto que con una gran
visión anticipatoria dice así:
El aspecto ético y el aspecto económico se conjugan, por tanto, para que
los dirigentes del país preparen una evolución de la estructura del ingreso.
El mantenimiento de la estructura actual no hará sino provocar a mediano
o largo plazo una agravación del malestar social que ya se puede percibir
en la nación y cuyas repercusiones antieconómicas serían considerables.
Al iniciar a partir de ahora citas documentadas de Gerardo Molina, es del
caso advertir que ellas deben ser consideradas en el contexto histórico del
momento respectivo, aunque es opinión de quien esto escribe que en general
esas citas conservan gran actualidad, sobre todo porque diferentes propuestas
del maestro siguen vigentes o exigen al menos un debate, y porque problemas
acuciantes por él considerados subsisten en nuestro tiempo, a veces con ma-
yor intensidad, y siguen pendientes de urgente atención.
Para empezar, en el ya lejano 1978, en un artículo publicado en la Revista
Estrategia Económica y Financiera, llamaba la atención de sus conciudada-
nos sobre una crisis de valores, hoy más profunda que entonces:
La clase política se conecta en cierto punto con la crisis moral que nos
aflige. Cuando Gaitán hacía objeto de su cólera aquella casta, lo hacía en
el convencimiento de que ella había creado una escala de valores, según la
cual los hombres no ascienden por el mérito, la eficiencia y la rectitud sino
por la destreza en transitar por los atajos de la corrupción y de la intriga.
La crisis moral que hace treinta años estaba en lo hondo de las cavilaciones
de Gaitán ha alcanzado hoy su plenitud por el desarrollo de un capitalismo
que toca los lindes malolientes del monopolio y por el avance espectacular
de la llamada clase emergente que esparce sin continencia sus dineros mal
habidos.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 101


Sabemos por la historia que de todas las formas de gobierno la democracia
es la que más fácilmente se desmorona, cuando dirigentes y dirigidos re-
nuncian a toda consideración ética.
Una intensa preocupación por la paz, tradicionalmente tan esquiva para los
colombianos y hoy muy difícil de alcanzar, así como su insistencia en la ne-
cesidad de una reforma agraria, todavía pendiente en la actualidad, llevaron al
senador Molina a expresar lo siguiente en la sesión del senado de la república
correspondiente al 24 de mayo de 1985:
Yo pondría en primer término la reforma agraria: sin ella no habrá paz: la
fuerza de la guerrilla reside precisamente en el respaldo que le ofrece la
masa rural; por eso está bien que los senadores de Antioquia nos hayan
recordado ahora la necesidad de ocuparnos de ese tema; está el país en el
deber de satisfacer la demanda ancestral del campesino a la tierra, no sólo
como manera de que él ascienda en la escala social, sino para satisfacer lo
que hoy en el mundo es una manifestación de la soberanía, la producción
de los alimentos necesarios para el sostenimiento de la población…
El inmovilismo de Colombia a este respecto parece inverosímil. Hace
cerca de 100 años, en su libro de 1927 titulado Problemas colombianos,
Alejandro López llamó la atención sobre un grave problema agrario: las
mejores tierras del país, o las más bien situadas, estaban dedicadas a la
ganadería. Hoy sabemos que 34 millones de hectáreas están dedicadas a
la ganadería y solo 7 a la agricultura, siendo estas más productivas que
aquellas, lo que nos obliga a importar el 30 % de los alimentos consumidos
por los colombianos.
Es un deleite leer los análisis históricos del maestro Molina, en atención
a la claridad de ideas y conceptos, la argumentación basada en los contextos
social y económico, las lecciones de grandes acontecimientos del pasado y
una prosa castiza, carente de retórica y de una fluidez narrativa que cautiva al
lector. Y, sobre todo, una narración no afectada por dogmatismos y siempre
abierta al debate de sus propias tesis.
Un buen ejemplo lo constituye una obra fundamental titulada Las ideas
liberales en Colombia, publicada en los años setenta en tres tomos y de gran
acogida por historiadores y público en general, que revela a un singular
pensador de la política nacional y que además contaba con una praxis que
sometía a prueba sus propios análisis y comentarios. Consideró que el
partido liberal podría impulsar grandes cambios, pues en varias ocasiones

102 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


su causa fue la del pueblo, y por ello durante un tiempo estuvo afiliado al
mismo y, muy en especial, se vinculó a la llamada “Revolución en marcha”,
encabezada por el presidente Alfonso López Pumarejo durante el período
1934-1938. Pero pensando que el verdadero cambio tendría que impulsarlo
un movimiento socialista que sustituyera el capitalismo.
Su desencanto posterior con dicho partido lo llevó a unas apreciaciones
incluidas en el capítulo “El socialismo posible” de uno de sus libros
fundamentales, Breviario de ideas políticas, publicado originalmente en
1981 y en buena hora rescatado recientemente por nuestra universidad en una
colección rectoral. Dicen así las apreciaciones:
El partido que hasta 1902 vertió la sangre en las guerras civiles en defensa
de los principios y que luego libró batallas inolvidables contra la legislación
liberticida, contra la pena de muerte y en favor de la justicia social, se volvió
una entidad burocratizada, amiga del orden autoritario, del Estado de sitio,
de la ampliación de las funciones del Ejecutivo y de las Fuerzas Armadas.
La rigidez de una organización económica con marcada concentración de la
riqueza y del ingreso, tenía que llevar a que por el liberalismo se tengan hoy
por subversivas las clases obreras, las clases medias, la juventud estudiosa
y los intelectuales. El ala socialista dentro de esa colectividad desapareció
del todo, y los pocos políticos liberales que hablan esporádicamente del
socialismo lo hacen en el exterior, o aquí después de renovar la adhesión a
los gobiernos del Frente Nacional y después de justificar las violaciones de
los derechos humanos, el Estatuto de Seguridad y todas las manifestaciones
del crecimiento del poder autoritario. (…)
Vemos entonces que en el mundo político actual hay espacio para
movimientos nuevos, necesariamente de inspiración socialista, cualquiera
sea el calificativo que se adopte. La experiencia universal prueba que
la tercera vía, el camino medio entre el capitalismo y el socialismo, el
ejercicio de andar por el filo de la navaja, no ha dado ni puede dar resultados
convincentes.
El magisterio político de Molina se expresó en la urgencia de promover
en Colombia un socialismo propio, de carácter democrático, que se apoyara
en el marxismo como método de análisis e interpretación de la historia, pero
que rechazase la dictadura del proletariado, la supresión de las libertades y la
existencia del partido único.
En efecto, su propuesta en el mencionado Breviario es la siguiente:

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 103


Ese socialismo tendrá su centro de gravedad en Colombia, lo que significa
que será auténticamente nacional, es decir, que su única fuente de inspiración
será la voluntad de nuestras gentes, con plena independencia de los grandes
y pequeños centros socialistas de poder del mundo contemporáneo. Si
hay algo que debe ser nacional es el modo como cada país debe buscar el
camino para edificar la sociedad que le conviene. Respetando las diversas
revoluciones que han implantado el socialismo a su manera, la que se efectúe
entre nosotros no debe ser calco de ninguna. El movimiento de renovación
que propugnamos será el producto de nuestra historia, de nuestra cultura, la
cristalización de tantos anhelos de liberación que se han intentado desde el
arribo de los españoles.
Y agrega algo que no puede olvidarse en nuestra crítica situación
actual:
En el caso de Colombia, de un pueblo que ha padecido la orgía de la
sangre desde la Conquista, es deseable que la transformación social se
efectúe por vía pacífica y con el mínimo posible de violencia.
Ese proceso liberador no puede ser obra de un solo partido y de una
sola clase. Son tantas y tan plurales las energías que hay necesidad de
movilizar, que solo un vasto frente social y político puede ser efectivo.
Hablar, por ejemplo, de dictadura del proletariado es un doble error,
porque la palabra dictadura, en cualquiera de sus usos, despierta entre
nosotros general repulsa; y la noción de proletariado, por el número tan
reducido de trabajadores que están en esa condición, no garantiza el
volumen de gentes indispensables para semejante mutación.
Podríamos afirmar que ese magisterio político fue entendido como la
necesidad de “elevar la conciencia democrática, la participación ciudadana
y la promoción de las más altas virtudes cívicas, y que además nos enseñó
con su ejemplo la práctica de la tolerancia en un medio en el que la vivencia
de lo político ha estado signada por la hostilidad y el sectarismo”, tal como
lo describe Darío Acevedo Carmona en la Presentación de su libro de 1992
titulado Gerardo Molina. El magisterio de la política.
En esa educación política desempeña una tarea central el Estado, opuesta
a una tendencia que busca su reducción, que le impide llevar a cabo una
acción social y que pregona las bondades del libre mercado de bienes y del
capital financiero. Vale la pena poner de presente que la actual pandemia ha
reivindicado la acción del Estado, y que una mirada desapasionada muestra

104 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


que el mercado no funciona cuando se trata de bienes meritorios como la
salud, el ambiente, la cultura, la ciencia… Además, basta observar que no
se cumplen las condiciones clásicas del mercado, pues la información no es
igual para las partes, los seres humanos no actúan siempre con racionalidad,
se descarta la colaboración en vez de la competencia y no se tiene en cuenta
un atributo tan importante como la confianza.
Ante esas tesis y sus posibilidades en la práctica, conviene referirse a
la socialdemocracia, que sin renunciar al capitalismo propicia la justicia
social y las políticas redistributivas. En varios países esa ideología condujo
al llamado Estado de Bienestar, el que ha permitido a sus habitantes el
disfrute durante décadas de una paz social y un decidido progreso. Se trata
de un Estado que tiene la capacidad de intervenir para que todos gocen
de una protección social. Esta alta función del Estado la estudia Gonzalo
Cataño en su ensayo “Gerardo Molina y el Estado providente” cuando
desde el comienzo trae a colación una cita muy diciente:
En el contexto del presente trabajo se entiende por Estado providente
–también conocido como asistencial o de bienestar– aquel Estado que
garantiza los patrones mínimos de ingreso, salud, alimentación, vivienda,
educación y trabajo, como derecho político y no como beneficencia.
La solidaridad del maestro Molina con los débiles y excluidos, su
acompañamiento a las luchas de la clase obrera, y su a veces pertenencia
a causas perdidas, obedecieron a una ilustre tradición humanista de
intelectuales e ideólogos de diferentes países que históricamente han
enfrentado la injusticia social. Y la fuerza de su humanismo, mencionado
en el título de esta intervención, tuvo un temprano desarrollo que se fue
afirmando al viajar de su población natal en Antioquia, el municipio de
Gómez Plata, a Medellín y luego a Bogotá, recorrido cuando pudo conocer
situaciones de miseria y abandono que le causaron una grande impresión.
Ya desde niño pudo observar en aquel municipio la injusta situación que
allí se vivía, pues ni siquiera se disponía de un médico y el único futuro
de sus habitantes eran las precarias situaciones del minero y el campesino
pobre. Más tarde en Medellín, se encontró con realidades que le llevaron a
tomar como ejemplo a la líder de los trabajadores, María Cano. En Bogotá,
a partir de 1929 encontró un ambiente más abierto que le permitió conocer
pensadores del exterior, especialmente socialistas franceses, y recibir la
influencia de Rafael Uribe Uribe.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 105


Para resaltar ese profundo arraigo humanista, es apropiado extraer unos
párrafos de las palabras que Carlos Gaviria Díaz pronunció cuando en 1981
la Universidad de Antioquia le concedió al profesor e investigador Molina el
título de Sociólogo Honoris Causa:
Me parece que el sentimiento originario que ha determinado el pensamiento
y la acción de Gerardo Molina, su ser y su quehacer, es la solidaridad con
el género humano. El amor al hombre, podría decirse en un lenguaje quizás
más llano, pero de connotación más problemática. Su punto de partida es,
pues, humanístico y a él hay que referir su vida y su obra para poderlas
interpretar cabalmente.
Consciente, como el que más, de que las verdades fundamentales sobre el
hombre las enseña la historia, ha hecho de ella el objeto básico de su trabajo
intelectual, permanente y fecundo.
Reflexionando sobre los fenómenos y escrutando los procesos históricos,
se ha percatado de que las causas generadoras de la miseria en que se halla
sumida una gran parte de la humanidad, son contingentes, removibles, y lo
ha pregonado en alta voz, porque el conocimiento de la verdad no se aviene
con el silencio.
Allí, justamente, en el desvelamiento de la verdad y su revelación,
considerados como unidad ética inescindible, podemos encontrar un primer
valor, incuestionable para la Universidad, como que constituye su esencia, e
inseparable de cualquier postura auténticamente humanista, y por añadidura
científica, como la asumida por el doctor Molina.
Era el sentido humanista del socialismo lo que más atraía al maestro, pues
su vigencia haría posible el desarrollo cabal del hombre, tal como aparece
en las conclusiones del citado ensayo “El socialismo posible”. En efecto, el
fin último del socialismo, como insistió siempre Marx según cita de Roger
Garaudy, es restituir al hombre la dimensión perdida, la dimensión fundamental
de su trabajo, la dimensión que lo lleva a realizar todas las posibilidades que
hay en él.
Ya terminando, un recuerdo personal. Durante los años setenta, el maestro
Molina ocupó la vicerrectoría académica de la Universidad Nacional de
Colombia durante la rectoría de Luis Carlos Pérez, momento en el cual
el autor de estas líneas ejercía la vicerrectoría de la institución en su Sede
Medellín. Me causaron una profunda impresión el señorío y la bondad del

106 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


maestro, su amor por la Universidad y su preocupación por el sentido nacional
de la misma. Siempre estuvo pendiente del progreso de las sedes de fuera de
Bogotá, una preocupación que lo acompañó durante sus años de rector en
nuestra universidad, entre 1944 y 1948, años en los cuales hizo posible la
creación de la hoy Sede Manizales.
Estamos, pues, ante un espíritu libre que permaneció fiel a sí mismo, que
centró su ideario en la necesidad de una democracia real y no una de ficción,
que aspiró a vivir en un suelo libre acompañado de un pueblo libre, tal como
bellamente lo expresara Fausto en el libro de Goethe. Esa fidelidad a unas
ideas y unos principios éticos, a lo largo de su vida, constituye uno de los
mayores legados para la juventud colombiana. Recordemos las palabras
que Shakespeare pone en boca de Polonio cuando despide a su hijo Laertes
que viaja a París: “Sé fiel a ti mismo.” Esta máxima entraña una condición
necesariamente humanista, cuyo cumplimiento nos permitiría afirmar que
podemos confiar en nosotros mismos.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 107


Homenaje a Rafael
Gutiérrez-Girardot 1

Darío Valencia-Restrepo

“E
l contacto con su obra ampliará nuestro horizonte y
nos abrirá a la esperanza. Nos hará conscientes de la
magnitud de la crisis por la que estamos atravesando
y nos proveerá de medios para reconocerla, para pensarla con
acierto y, eventualmente, superarla. Hoy, más que nunca, resulta
impostergable el sereno pero implacable ejercicio de la crítica,
sobre el cual se pronunciara Kant con absoluta radicalidad cuan-
do decía que la razón sólo concede su respeto a lo que puede so-
portar su examen público y libre.” Así concluye Rubén Jaramillo
Vélez un artículo dedicado a un ilustre colombiano fallecido hace
cinco años en Alemania. Rafael Gutiérrez Girardot deja una obra
que le permitió descollar internacionalmente en exigentes esce-
narios culturales e intelectuales, al punto de recibir la distinción
de profesor emérito de la Universidad de Bonn y de fundar allí
el departamento de hispanística. Estamos ante un estudioso serio
de las tradiciones y la cultura de la modernidad latinoamericana
y de sus relaciones con la literatura y el pensamiento filosófico
de Europa, en especial de Alemania; un crítico que destaca la
literatura como fuente de conocimiento y un ensayista de gran
aliento sobre temas filosóficos; un investigador que se apoya en
la sociología para interpretar fenómenos culturales y que procla-

1. Publicado en el periódico El Mundo, de Medellín, el 21 de abril de 2010.

108 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


ma la importancia del ensayo histórico con intención literaria para ocuparse
de acontecimientos y personajes; en suma, un “esprit fort”, como bellamente
lo llama André Stoll en otra nota necrológica.
Alejado de su país natal por largos años, mantuvo sin embargo una cons-
tante preocupación por los asuntos políticos y culturales de Colombia y, en
general, por el destino de Hispanoamérica. A este respecto, señalaba la res-
petable tradición intelectual que se desprende de figuras como Andrés Bello,
José Martí, González Prada, Pedro Henríquez Ureña, Alfonso Reyes, José
Luis Romero y Francisco Romero, entre muchos más.
Aunque apreciado en algunos ámbitos académicos e intelectuales de Co-
lombia, sorprende el relativo desconocimiento entre nosotros de este prolífico
autor. Su crítica implacable al dogmatismo, la simulación y la mediocridad le
granjeó enemigos en un país en donde prácticamente no existe la cultura de la
crítica, y en donde con frecuencia ésta es sustituida por los elogios mutuos, la
envidia o la “apología de clanes”. Inclinado a la polémica intelectual, Gutié-
rrez Girardot la ve como igual a refutación y señala que aquí no se atiende al
contrincante ni se lo reconoce o quiere comprender. Su honradez intelectual
lo llevó a poner en cuestión la obra de famosos personajes con argumentos
derivados de su lucidez conceptual y sus vastos conocimientos de infatigable
lector.
Lo anterior lleva a destacar la importancia de dos significativos home-
najes que se le han rendido en nuestro país a quien naciera en Sogamoso en
1928. La revista Aquelarre, del Centro Cultural de la Universidad del Tolima,
dedicó a Rafael Gutiérrez Girardot el número 8 del volumen 4 de 2005, en
el cual se incluyen algunos de sus textos de crítica literaria sobre autores co-
lombianos como Guillermo Valencia, León de Greiff y José Asunción Silva,
al igual que aparecen escritos del mencionado Rubén Jaramillo Vélez y José
Hernán Castilla, todo ello con el deseo de interesar a los lectores en un mayor
conocimiento de un extenso legado. De particular interés el artículo “Cómo
leer a Tomás Carrasquilla” en el cual destaca los valores del gran escritor y
concluye señalando que “El gozo y la fluidez de la prosa de Carrasquilla de-
ben mucho de estas virtudes al uso de sus regionalismos. La prosa castellana
gana en ritmo, esto es, en vida, en fuerza expresiva, sin dejar de ser castiza
y castellana”; así como el titulado “Carlos Arturo Torres y el pensamiento
contemporáneo”, referido al autor del importante libro “Idola fori”, a quien
denomina un defensor de la pureza de la razón que afirma incesantemente su

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 109


antidogmatismo, algo esencial para el pensamiento contemporáneo, y a quien
considera un anticipador de la modernidad en Colombia.
De otra parte, la revista Anthropos, editada en Barcelona y dirigida por
Ramon Gabarrós Cardona, consagró su número 226 del presente año (www.
anthropos-editorial.com/revista_anthropos.asp) a “un intelectual crítico y
creativo de las tradiciones hispanoamericanas”. Varios conocedores mani-
fiestan en sus páginas reconocimiento y admiración por el legado intelectual
de Gutiérrez Girardot, al mismo tiempo que se ocupan de su tratamiento de la
modernidad, la relación con la sociología alemana, el método sociológico en
su obra, el papel de las traducciones y su interés por la formulación de teoría
y desarrollo de conceptos.
La revista presenta también textos de Gutiérrez Girardot sobre literatu-
ra española e hispanoamericana, una antología de textos fundamentales que
revelan su magisterio, una selección de correspondencia con personalidades
como Alfonso Reyes y Luis Rosales, una cronología y una larga entrevista
editada por los colombianos José Hernán Castilla y Juan Guillermo Gómez
García. Este último, profesor de la Universidad de Antioquia, tuvo el honor
de ser el coordinador del número especial de Anthropos, y tanto él como el
primero de los nombrados contribuyeron con importantes artículos y con la
selección de textos del autor. Otro profesor de dicha institución, Edison Nei-
ra Palacio, escribe en la publicación sobre los aportes de Gutiérrez Girardot
a la historia social de la literatura colombiana, en tanto que Rafael Rubiano
y Germán Porras discuten su contribución a la sociología latinoamericana.
Debe destacarse finalmente que la cronología y la bibliografía selecta fueron
preparadas por estudiantes del grupo de investigación Estudio de Literatura
y Vida Intelectual Latinoamericana, también de la Universidad de Antioquia.

110 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Homenaje a Álvaro Mutis 1

Darío Valencia-Restrepo

¿ Quién convocó aquí estos personajes?


¿Con qué voz y palabras fueron citados?
¿Por qué se han permitido usar el tiempo
y la substancia de mi vida?
¿De dónde son y hacia dónde los orienta
el anónimo destino que los trae a desfilar frente a nosotros?

Que los acoja, Señor, el olvido.


Que en él encuentren la paz,
el deshacerse de su breve materia,
la quietud de sus cuitas impertinentes.

No sé, en verdad, quiénes son,


ni por qué acudieron a mí
para participar en el breve instante
de la página en blanco.
Vanas gentes estas,
dadas, además, a la mentira.
Su recuerdo, por fortuna,
comienza a esfumarse

1. Palabras del rector de la Universidad de Antioquia al entregar el Premio Nacional de


Poesía por Reconocimiento al poeta Álvaro Mutis (1983).

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 111


en la piadosa nada
que a todos habrá de alojarnos.
Así sea.
En uno de sus poemas en prosa, el poeta Álvaro Mutis habla de un tren que
desciende “por entre brumosas montañas sembradas íntegramente de eucalip-
tos” hasta llegar a la tierra templada donde comienzan “a aparecer las prime-
ras matas de plátano y los primeros cafetales”. En esta imagen se condensa, tal
vez, el sentido figurado de una poesía que une los extremos de una geografía
y concilia además los estremecimientos más íntimos de su humanidad y del
mundo.
Porque en su poesía hay la ambición de nombrar sin exclusión todas las
zonas de nuestra geografía y nuestros sentimientos con un lenguaje nuevo,
patético y denunciante que despierta relaciones que permanecían ocultas en
estas regiones innombradas. Allí aparecen, como singulares temas de nuestra
poesía, los cuartos de hoteles baratos
el espeso borboteo de la miel en el trapiche
la reposada energía de los grandes ríos de aguas pardas
los vastos potreros donde pacían hermosas reses de largos cuernos
el calor que rebota sobre el domo verde y brillante de los cafetales
la lluvia nocturna que cae sobre el zinc de los tejados, sobre los cámbulos
y sobre el enfermo tronco de los balsos gigantes
Este paisaje, en el cual se reconoce un pueblo por virtud de su palabra, nos
reconcilia y congrega a todos al encontrar para nuestro espíritu un punto de
unión no expresado antes. Su poesía nos habla a todos y revela nuestra inti-
midad por medio de la exaltación vital, el miedo, el asombro, la miseria, “la
ruina del tiempo y las costumbres”, la felicidad terrenal, la “ilusoria esperan-
za”, las nuevas residencias en los caravasares y hospitales de ultramar… en
fin, aquellas realidades que todos compartimos con una sensibilidad común,
y en esto reside la alta misión que solo la poesía puede cumplir. Porque ¿qué
sería de un pueblo que careciera de una imagen de sí mismo?
Por esta razón, la Universidad de Antioquia, al otorgar hoy el Premio Na-
cional de Poesía por Reconocimiento, cree cumplir una misión inherente a
su propia naturaleza: la de promover y relievar aquellos valores culturales
y sociales que son, al mismo tiempo, la causa y el fin de su existencia. Y

112 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


El poeta Álvaro Mutis recibe la felicitación del rector Darío Valencia-Restrepo y del alcalde de Medellín,
Juan-Felipe Gaviria-Gutiérrez

nada mejor, para esta ocasión, que el reconocimiento a un poeta como Álva-
ro Mutis, en quien se cifran con tanta eficacia los valores de una poesía con
una incidencia nacional incuestionable. Este reconocimiento, pues, señala una
importancia que todos compartimos y que la Universidad, en particular, se
complace este día en manifestarle al poeta.
Tal como comentaba uno de los jurados del V Premio Nacional de Poesía,
este año se ha presentado una coincidencia muy significativa que quiero men-
cionar de nuevo aquí: en el Premio por Reconocimiento, concedido al poeta
Álvaro Mutis, y en los dos premios por concurso, otorgados a los poetas Jaime
Jaramillo Escobar y Orlando Gallo, se ha premiado a tres generaciones dife-
rentes de poetas colombianos. En primer lugar a la generación de “Mito”, cu-
yos valores culturales continúan presentes en la actual literatura colombiana;
en segundo lugar, a la generación nadaísta, que ha celebrado recientemente
sus primeros 25 años de existencia; y, finalmente, a la joven poesía colombia-
na que comienza a manifestarse de manera original y vigorosa por medio de
un estudiante de esta Universidad.
Esta oportuna coincidencia contribuye aún más a resaltar el homenaje que
anualmente la Universidad de Antioquia rinde a la poesía colombiana. Y al
premiar a los poetas Álvaro Mutis, Jaime Jaramillo Escobar y Orlando Ga-
llo, la Institución tiene la certeza de haber cumplido a cabalidad esta quinta

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 113


versión del certamen, y se alegra de que las realizaciones de los tres galardo-
nados en este año se sumen a las doce obras que han sido ya editadas por la
Universidad; y se alegra también de constatar los frutos de este estímulo a la
creación artística y de la reivindicación del oficio poético. Pues cumplido el
primer lustro, el Premio Nacional de Poesía tiene una pequeña historia que
ha incorporado los nombres de Juan Manuel Roca, Víctor Gaviria, Rubén
Vélez, Anabel Torres, Jaime Alberto Vélez, Álvaro Miranda, Samuel Jarami-
llo, Alberto Vélez. Liana Mejía, Luis Vidales, Álvaro Mutis, Jaime Jaramillo
Escobar y Orlando Gallo.
En el recinto máximo del alma mater de Antioquia, enaltecido esta tarde
por la presencia viva de la poesía colombiana, renovamos nuestra fe en los
valores del espíritu, y expresamos nuestra convicción de que con estos reco-
nocimientos estamos exaltando lo mejor de nosotros mismos.

114 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Homenaje a Luis-Alberto
Álvarez 1

Darío Valencia-Restrepo

I
ch musst’ auch heute wandern vorbei in tiefer Nacht,
Da hab’ ich noch im Dunkel die Augen zugemacht.
Und seine Zweige rauschten, als riefen sie mir zu:
Komm her zu mir, Geselle, hier find’st du deine Ruh!

En la más profunda noche debo caminar hacia él,


en la oscuridad cerrar los ojos.
Y allí escuchar sus ramas rumorosas que me dicen:
acércate, compañero, aquí encontrarás tu descanso.

(De la canción El Tilo, perteneciente


al ciclo “Viaje de Invierno”,
con texto de Wilhelm Müller y
música de Franz Schubert.)

1. Publicado en el Suplemento Literario del periódico El Colombiano, de Medellín, el 6


de octubre de 1996.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 115


En este terrible viaje de invierno que lacera el corazón y
conturba nuestra condición, un hombre bueno justifica la
existencia.

Una decisión de fe señala su amor por la trascendencia, y


una opción por la belleza expresa otra sublime forma de
amor: compartir con los semejantes la emoción y el asombro
ante la obra de arte, y orientar a los jóvenes en la búsqueda
de los caminos del espíritu.

Dos lenguajes fueron su pasión: el más universal de todos,


la música; y el más representativo de nuestro tiempo, la
imagen en movimiento. Fuente son ellos de un magisterio
cultural que ilumina una sociedad desgarrada y sin
rumbo.

Cómo agradecer ese regalo de la naturaleza que fue su


amado Mozart. En este cercano entorno, cuánto tenemos
que hacer para merecer las enseñanzas y el ejemplo de
Luis Alberto Álvarez.

116 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Homenaje a Gabriel
Poveda-Ramos 1

Darío Valencia-Restrepo

L
a dedicación de una vida a la actividad científica y a la
búsqueda de un conocimiento que pudiera ser útil para
el progreso de Colombia constituye el rasgo central de
quien, desde la cátedra y su actividad profesional, sin pausa ni
descanso, se constituyó en un ejemplo para sus conciudadanos.
Una tradición establecida por nuestro primer científico, Francisco
José de Caldas, quien nunca vaciló en tratar de aplicar a la reali-
dad lo aprendido en medio de las más grandes dificultades.
Gabriel Poveda Ramos nació en el municipio de Sonsón,
Antioquia, el 6 de marzo de 1931, en el hogar formado por el
ingeniero Pío B. Poveda Narváez y doña Josefina Ramos Jaramillo,
y estuvo casado por 65 años con doña Fabiola Jaramillo Gaviria,
cuyos hijos fueron Germán, Edgar, David y Norma. Falleció el
22 de enero de 2022 en la ciudad de Medellín.

Un vasto magisterio académico

Desde la temprana edad de 19 años, en 1950, el profesor Poveda


Ramos tuvo muy claro que uno de los principales proyectos de
1. Artículo que será publicado en la Biblioteca Digital de Científicos de Antioquia
(https://www.accefyn.com/cientificos/).

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 117


su vida sería el ejercicio de la labor docente. Ello ocurre cuando cursaba el
tercer año de ingeniería química en la Universidad Pontificia Bolivariana de
Medellín y es convocado para dictar un curso de geometría en el primer año
de dicha carrera. Transcurridos 57 años de docencia, puede afirmarse que
diferentes universidades de Colombia dan fe del cabal cumplimiento de ese
propósito, algo que también atestiguamos sus más de 3.000 alumnos. Fue
esa vocación de compartir con los semejantes la pasión por el conocimiento
y de promover la creación de comunidades de profesores y estudiantes con
voluntad de saber, lo que hoy permite afirmar que honramos a quien fuera
maestro de juventudes y profesor de profesores.
Ha sido proverbial el atraso con el que suelen llegar a nuestro país los
nuevos descubrimientos, así como los desarrollos científicos y técnicos, atraso
hoy atenuado por el veloz avance de las comunicaciones. Debe entonces
agradecerse al profesor Poveda Ramos la introducción de asignaturas y temas
desconocidos o no enseñados en su momento por la universidad colombiana.
Por ejemplo, hacia fines de la década de los años cincuenta se ocupó de
cursos tan novedosos para el medio académico de entonces como Ecuaciones
Diferenciales Parciales, Transformaciones Integrales de Laplace y Fourier,
Ecuaciones en Diferencias Finitas, Teoría de Matrices y Análisis Dimensional.
En sus 16 años de fecunda labor en la Facultad de Minas, de la Sede Medellín
de la Universidad Nacional de Colombia, introdujo asignaturas con temas que
adquirían especial importancia en el mundo, tales los casos de Programación
Lineal, Investigación de Operaciones, Procesos Estocásticos, Análisis
Numérico, Ecuaciones en Derivadas Parciales y Matemáticas Especiales para
Ingenieros.
Este vasto magisterio fue complementado con la dirección de múltiples tesis
de pregrado y posgrado, así como con la escritura de libros de texto y de lectura
general relacionados con la matemática y la investigación de operaciones,
con la economía colombiana, la historia de la ciencia y la tecnología, tanto
en el mundo como en nuestro país, la historia de la ingeniería y la historia
económica de Colombia. A lo anterior tendría que agregarse su decisiva
participación en la creación y desarrollo de nuevas carreras, especialmente
de ingeniería; nuevas áreas académicas como el Departamento de Física
y Matemáticas de la Universidad del Valle y la Facultad de Estadística de
la Universidad de Medellín; y participación en un comité que proyectó la
organización académica de la futura Universidad Tecnológica de Pereira y
sus dos primeras carreras de ingeniería industrial e ingeniería eléctrica. De

118 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


otra parte, fue uno de los cofundadores de Colciencias, así como de entidades
gremiales relacionadas con la ingeniería química y la ingeniería eléctrica.

Un conocimiento al servicio del país

Un aspecto central, que sin duda constituye un aporte de enorme contenido


social, tuvo que ver con la necesidad de que la matemática y la ingeniería
nacional abordasen los problemas colombianos y tuviesen muy presente la
situación de las poblaciones marginadas y excluidas.
Su labor se centró con preferencia en la matemática teórica y aplicada,
campos en los cuales pudo presentar más de 20 inventos y descubrimientos,
originales y nuevos. Esa vocación también se expresó en una serie de
investigaciones teóricas y aplicadas en estadística, particularmente
relacionadas con demografía, censos de población, tres modelos aleatorios,
actuaría y algunos modelos para la economía colombiana.
Su patriótica preocupación por la suerte del país, lo condujo a estudiar
e investigar con tesón la historia política y económica de Colombia, con
frecuencia centrándose en aspectos del desarrollo industrial, al punto de que
es calificado como “el principal analista de la historia industrial del país” en
el No. 352 de la serie Archivos de Economía, una publicación auspiciada
por el Departamento Nacional de Planeación. Su familiaridad y conocimiento
del sector industrial proviene de sus largos años de trabajo en la Asociación
Nacional de Industriales (ANDI) y en la consultoría. En esta entidad conoció
a fondo todas las ramas industriales de Colombia, se ocupó de la adaptación
al país de las nuevas tecnologías industriales que surgían en el mundo y
contribuyó al planeamiento y evaluación de nuevas industrias y fábricas.
Su actividad como consultor lo llevó a asesorar a cuatro sucesivos gobiernos
nacionales en lo tocante a planes de desarrollo económico e industrial y a
realizar un estudio a fondo sobre la tecnología de la industria textil que tuvo
repercusiones internacionales en la CEPAL y la ONUDI, y que lo condujo a
realizar viajes para participar en reuniones internacionales del subsector. En
su labor de 20 años en dos firmas de consultoría y en sus columnas de prensa
continuó este trabajo afín con la industria, frecuentemente proponiendo
y sustentando la necesidad de nuevos emprendimientos industriales, en
particular relacionados con el aprovechamiento del carbón, con énfasis

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 119


en su utilización energética y en la industria carboquímica. Su profundo
conocimiento del desarrollo tecnológico e industrial lo condujo a ser asesor
de la OEA, la ONUDI y el Grupo Andino (hoy CAN), así como de numerosas
entidades estatales y privadas de Colombia.

Principales libros

Numerosas fueron sus publicaciones, entre las que se cuentan 35 libros, un


buen número de ellos relacionados con la matemática y la física. Vale la pena
mencionar en el párrafo siguiente algunos de ellos en forma breve, para luego
reseñar otros de especial significación.
Soluciones desconocidas a los problemas de Fermat-Torricelli, un antiguo
tema tratado en numerosas publicaciones internacionales, en especial mediante
procedimientos del análisis, pero que el autor trata con el brillante empleo del
instrumental geométrico; Bosquejo histórico de la moderna Álgebra de Mag-
nitudes, escrito conjuntamente con el inolvidable profesor de origen italiano
Carlo Federici Casa y que se refiere a un importante tema muy olvidado en
la actualidad; Modelo matemático y dimensional para el planeamiento óp-
timo de industrias de procesos, cuya originalidad estriba en proponer un
diseño óptimo para una planta industrial, solución que va más allá de los
diseños convencionales basados en la limitación financiera, en un tamaño que
permita dominar el mercado o en conjeturas intuitivas; La Química en Co-
lombia – Ciencia, Ingeniería, Industria e Historia, que sitúa dicho relato en
el contexto mundial, lo que permite comprender y valorar las acciones de
quienes actualizaron los programas universitarios y transformaron la industria
en el país; Vapores Fluviales en Colombia, ganador del Premio Nacional
de Ingeniería Diodoro Sánchez otorgado por la Sociedad Colombiana de
Ingenieros; Ruedas y turbinas hidráulicas en la historia, que hace parte de un
trabajo sobre la historia de la tecnología mundial y sobre la forma como ésta
llegó a Colombia y se incorporó a la vida del país; Dos siglos de electroquí-
mica, una aproximación a la electroquímica como ciencia y como tecnología,
cuya historia está lejos de haber recibido la atención de su pariente, la
química; e Ingenieros y Científicos Inmigrantes a Colombia (1760-1960),
con el cual rinde homenaje a científicos, ingenieros y técnicos que vinieron a
trabajar en Colombia y contribuyeron con “una cuota significativa de lo que
los colombianos sabemos y de lo que somos hoy.”

120 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


POLÍTICAS ECONÓMICAS, DESARROLLO INDUSTRIAL Y TEC-
NOLOGÍA EN COLOMBIA 1925 – 1975. Un libro cuyo contenido es una
importante contribución del Dr. Poveda Ramos a la elaboración de políticas
estatales que estimulen el cambio y desarrollo tecnológico, en el cual se
incluye un análisis histórico de la política científica y tecnológica de Colombia
y una visión retrospectiva del cambio tecnológico y las innovaciones. Fue
publicado por Colciencias e hizo parte de la serie Proyecto de Mecanismos
e Instrumentos de Política Científico-Tecnológica.
HISTORIA ECONÓMICA DE COLOMBIA EN EL SIGLO XX. Calificada
por el escritor y editor José Alvear Sanín como “monumental e imprescindible
para comprender la magnitud de nuestro crecimiento y para poder lamentar
el reciente retroceso social. (…) donde todas las afirmaciones tienen la más
escrupulosa sustentación, lo que permite a su autor llegar a conclusiones
siempre plausibles”. Por su parte, dice el presidente Belisario Betancur en
algunas frases del prólogo de la obra: “El denso libro que el lector tiene
en sus manos le ofrece esta visión de interrelaciones de los fenómenos
políticos, económicos y sociales, partiendo de la historia de la economía
colombiana a lo largo del siglo XX. (…) El autor se extiende en el recuento y
revisión de las transformaciones tecnológicas creadas por la electrificación,
la industrialización, el avance vial, el desarrollo petrolero. En el seno de
la propia sociedad, dice el profesor Poveda Ramos, ocurrieron cambios
profundísimos. (…) He aquí un trabajo que debe ser tenido en cuenta por
los analistas de uno cualquiera de los capítulos de la vida nacional durante
el siglo anterior. No importa si se disiente de algunas de las apreciaciones de
valoración del autor, el cual nunca adopta posiciones apodícticas”.
HISTORIA DE LAS MATEMÁTICAS EN COLOMBIA. Un libro en cuyas
más de 300 páginas se hace un recorrido, con frecuencia detallado, de
la historia de la matemática en el país desde la época de la colonización
hasta fines del pasado siglo. Describe los aportes de personajes ilustres,
colombianos y provenientes del exterior, tanto a la enseñanza como a las
aplicaciones y el desarrollo técnico. Sobresale la atención que se presta a
los docentes que se destacaron en los diferentes momentos de la historia.
Los esbozos biográficos constituyen en varios casos un auténtico rescate
de nombres olvidados o poco conocidos. Se ocupa de las circunstancias
históricas que dieron origen a instituciones de influencia decisiva en el
progreso de la matemática, tales como la Expedición Botánica, el Colegio
Militar de Ingeniería, la Facultad de Ingeniería y el Departamento de

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 121


Matemáticas de la Universidad Nacional de Colombia, y la Escuela de
Minas de Medellín.
Finalmente, nos referiremos a los siguientes libros: en la parte primera
del tomo IV de la Historia Social de la Ciencia en Colombia, patrocinada
por Colciencias, se encuentra el libro que lleva por título Ingeniería e His-
toria de las Técnicas, el cual presenta el desenvolvimiento de la ingeniería
en Colombia, y con ella el de las ciencias en que se fundamenta y que
utiliza dicha actividad; La electrificación en Colombia, donde se hace
patente la importancia que la industria eléctrica ha tenido en el crecimiento
y modernización del país; Antioquia y el ferrocarril de Antioquia, el cual
describe la situación del transporte en la región, antes de tan magna obra,
para luego narrar la historia de dicho ferrocarril; Minería en Colombia
1500-2011: una Aproximación Histórica, una publicación que se ocupa
de presentar lo ocurrido tanto en Colombia como en Antioquia mediante
series de tiempo y referencias, y en la cual señala el poco beneficio que
ha recibido el país de tan importante renglón de la economía; Carrileras y
locomotoras, destacado por la minuciosidad y el rigor en el tratamiento del
tema, por el acopio y análisis de una voluminosa información relacionada
con todas y cada una de las líneas férreas y por la forma convincente como
demuestra la trascendencia que para el país tuvo este medio de transporte;
Población y censos en Colombia, desde la Conquista hasta el siglo XX,
una relación de los recuentos o estimaciones, oficiales u ocasionales, de la
población de Colombia y de sus autores, un libro que incluye además un
importante documento que presenta un modelo paretiano de la distribución
de poblaciones de las ciudades de Colombia; y Pensamiento crítico: una
recopilación periodística, dos tomos que recogen todas las columnas de
opinión que el autor escribiera a lo largo de cuatro décadas en los periódicos
El Mundo y El Colombiano de Medellín.

Estudios y distinciones

Gabriel Poveda Ramos se graduó como ingeniero químico en la


Universidad Pontificia Bolivariana, ingeniero electricista de la Universidad
del Valle, tecnólogo textil del Instituto Textil de Lodz, Polonia, y Magíster
en Ingeniería con Especialidad en Matemáticas Aplicadas de la Facultad de
Minas de la Universidad Nacional de Colombia.

122 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Fue miembro honorario de la Academia Antioqueña de Historia y de la
Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, así como
miembro de número de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas y
presidente honorario de la Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitectos.
Hizo parte de la Mathematical Association of America de los Estados Unidos.
La Universidad Pontificia Bolivariana lo distinguió como doctor honoris
causa en ingeniería y la Universidad Autónoma Latinoamericana con el
doctorado honoris causa en ingeniería industrial. Obtuvo Mención Especial
de la OEA y en 2007 recibió el galardón El Colombiano Ejemplar, otorgado
por el periódico El Colombiano de Medellín. En 2006 recibió la Orden al
Mérito Julio Garavito en el grado de Gran Oficial, conferida por el Gobierno
Nacional, y en ese mismo año fue nombrado como miembro de número de la
Academia Colombiana de Historia de la Ingeniería. En 2008 recibió el premio
a la Vida y Obra de un científico colombiano, otorgado por la Asociación
Colombiana para el Avance de la Ciencia, ACAC.

Una nota personal

Unos estudiantes de ingeniería civil en la Facultad de Minas que cursábamos


los últimos años de la carrera, en los comienzos de la década de 1960, tuvimos
una gran sorpresa cuando, sin que hubiéramos sido advertidos, apareció un
profesor vestido en forma impecable, que avanzó lentamente hacia el tablero
y empezó a hablar en voz baja y en forma continua como si estuviera leyendo
un libro. A lo largo de esa primera clase vimos cómo el tablero se llenaba con
una hermosa y clara letra, al punto de que daba pena borrarlo al comienzo de
la siguiente clase en el mismo salón.
Pero la sorpresa continuó cuando se pudo observar que el nuevo profesor
respondía las preguntas e inquietudes de los estudiantes con atención y respeto,
siempre dirigiéndose a ellos con amabilidad y consideración. El señorío y la
dignidad que acababan de presenciar se convirtió para los asistentes en un
recuerdo imborrable.
Los mismos estudiantes fuimos partícipes de un cambio en las bases de
una ingeniería que todavía tenía mucho de arte en la Colombia de los años
50. Se trataba de la aparición de las ciencias de la ingeniería, tales los casos
de la mecánica de fluidos y la mecánica de suelos, que ahora proporcionaban
una fundamentación científica a la profesión. El profesor Poveda Ramos, al

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 123


igual que otros profesores como Alfonso Ramírez Rivera y Gabriel García
Moreno, bien aprovechaba la significativa preparación en matemáticas que
habíamos adquirido en los tres primeros años de la carrera. Podíamos afirmar
que fue el comienzo de un nuevo paradigma entre nosotros: la ingeniería con
base científica.
Para terminar, el autor de esta semblanza desea expresar su testimonio
de admiración y agradecimiento por los ejemplos que siempre recibió de
tan distinguida personalidad, tanto desde la academia como desde fuera de
ella. La seriedad, rigor y profundidad de sus clases, así como la rectitud de
su vida personal y profesional, han sido un modelo para su labor docente y
de dirección académica, para las tareas como consultor y para el trabajo de
columnista de prensa y colaborador de revistas culturales y técnicas.

124 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Alexander Von Humboldt y
la unidad del conocimiento 1

Darío Valencia-Restrepo

A
lexander von Humboldt construyó una enorme red de
colaboradores que incluía científicos, expedicionarios,
observadores y aficionados al conocimiento en dife-
rentes campos del saber. Tuvo también la amistad y correspon-
dencia con grandes poetas y humanistas de su tiempo. Ello le
permitió enriquecer considerablemente su trabajo y sus publi-
caciones, pues la información obtenida en sus viajes la com-
plementaba con imágenes o datos adicionales y, sobre todo, le
permitió su visión integradora de diferentes fenómenos.
Uno de los más importantes miembros de dicha red fue el
científico y filósofo británico William Whewell (1794-1896),
quien acuñó dos palabras, una de las cuales nos sorprende que
apareciera tan tardíamente: “científico”. La otra no recibió la
misma atención en años posteriores, pero ha cobrado vigencia
en las últimas décadas: “consiliencia”.
La consiliencia tiene un bello significado integrador, y de
llamado a la unidad, para quienes trabajan en diversos campos:
“saltemos juntos”. La palabra permanece como neologismo
pues no ha sido aceptada por el DRAE. Pero vamos a ver que

1. Publicado en el suplemento Palabra & Obra del periódico El Mundo, de Medellín, el 5


de mayo de 2019

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 125


Humboldt, al igual que Leonardo da Vinci, encarnó el profundo significado
de la consiliencia.

Humboldt es hijo de la Ilustración

Puede afirmarse que Humboldt es hijo de la Ilustración y de ese magno


trabajo que es la Encyclopédie. Pero él va más allá al considerar el po-
tencial de las disciplinas científicas para una interacción cuando se trata
de observar y analizar la naturaleza, acorde con su visión de unidad en la
diversidad y de las mutuas relaciones entre el mundo material y los seres
vivientes. Con ese trabajo interdisciplinario, el prusiano inaugura una nue-
va era en el desarrollo científico.
La visión sintética e interdisciplinaria de Humboldt es señalada por la
distinguida humboldtiana Sandra Rebok cuando afirma que el prusiano no
llevó a cabo un mero trabajo de análisis, sino que sintetizó sus elaboracio-
nes. Esta labor de síntesis la pudo realizar gracias al concepto interdiscipli-
nario que tenía de la ciencia. De hecho, el mérito de Humboldt no se debió
tanto a logros específicos en un determinado campo de la ciencia, sino a
su capacidad de detectar y analizar las conexiones entre los fenómenos.
Su significado está en su concepto científico holístico, su manera de crear
lazos entre las distintas disciplinas para comprender y representar el Nuevo
Mundo.
Humboldt consideraba que el planeta Tierra debía estudiarse con una
visión integradora y sistemática, para lo cual se requería una conjunción
de ciencias que se ocuparan de flora, fauna, clima, paisaje, corrientes oceá-
nicas y las diferentes culturas asentadas en ella. Esa novedosa concepción
lo muestra como precursor de lo que hoy llamaríamos ciencias de la tie-
rra o geociencias. El prusiano precede a Lovelock en la hipótesis Gaia al
concebir la Tierra como un conjunto natural animado en el cual todo está
entrelazado.
En una época que veía el surgimiento de disciplinas y profesiones se-
paradas y compartimentadas, tal como lo reconocemos hoy, Humboldt se
constituyó en un erudito con grandes conocimientos transversales en dife-
rentes campos, de modo que su punto de vista no era solo científico, sino
que incluía también política, historia, poesía, sociedad y arte.

126 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Humboldt es hijo del Romanticismo alemán

Pero como heredero también del Romanticismo alemán, Humboldt expresa


frente al paisaje no solo un interés científico sino un gran sentimiento que lo
lleva a una experiencia estética, tal como lo ponen de presente sus láminas al
respecto y la prosa que las acompaña, en especial cuando estudia la geografía
de las plantas. En su famosa y bella lámina conocida con la expresión alemana
Naturgemälde (Cuadro de la naturaleza), Humboldt muestra la variación de la
vegetación y de las especies animales no solo con la altitud, sino con toda clase
de variables relacionadas con el clima, la geología, los suelos, composición
del aire, la luz… Se puede observar entonces que Humboldt es autor de
representaciones que no solo son científicas sino también artísticas. Además,
el prusiano puede considerarse como creador de la moderna infografía.
Por otra parte, Francisco José de Caldas también nos ofrece un aspecto
artístico en algunas de sus láminas sobre los Andes del actual Ecuador. En
ellas se ve que no tienen ningún dato científico, al contrario de muchas otras
del mismo autor, pues solo presentan un bello paisaje que da gusto contemplar.

Arte en Humboldt

La distinguida artista colombiana Beatriz González comenta lo siguiente:


¿Por qué no figura Humboldt en las historias del arte? Según Hanno
Beck: «Sus propuestas sirvieron de orientación a los naturalistas y a los
artistas viajeros hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XIX. Estos
últimos crearon imágenes de gran claridad científica y considerable calidad
artística. Sin embargo, la crítica de arte alemana, muy conservadora, que
rechazaba la pintura al aire libre y la técnica de bocetos al óleo, apenas las
tuvo en cuenta. En contra de las esperanzas de Humboldt, pocos motivos
tropicales se incorporaron a la pintura paisajística europea». Si su nombre
no figura en la historia del arte europeo, en la de América debería ser un
capítulo imprescindible.
En la Introducción al libro Vistas de las cordilleras y monumentos de
los pueblos originarios de las Américas, Vera M. Kutzinski y Ottmar Ette
escriben:

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 127


Arte, naturaleza y ciencia se permean mutuamente en forma efectiva, en
el que sin duda es el libro de Humboldt más atrevido formalmente. En
vez de escribir una obra puramente ilustrativa o convencional sobre viajes,
el prusiano regresó a los principios estéticos presentes en la geografía de
las plantas, un trabajo en el cual se aproximó con diferentes medios de
expresión a la ciencia. Ello le permitió mezclar esos medios de expresión, a
la vez que establecer una interrelación entre texto e imagen. Fue una técnica
que hizo más atractivos los fenómenos naturales a la vista del lector.
Por otra parte, José Celestino Mutis, director de la Real Expedición
Botánica del Nuevo Reino de Granada, creó en Santafé de Bogotá una
escuela de pintores entre los cuales se encontraba Francisco Javier Matis,
considerado por Humboldt como el mejor pintor de flores del mundo. Quien
haya contemplado las láminas de dicha Expedición, observará que no solo
presentan en forma fidedigna las diferentes fases de determinada planta, sino
que lo hacen con una composición artística.

Humboldt como humanista

A pesar de su origen noble y sus relaciones con la corte prusiana, Humboldt


criticó el colonialismo y la esclavitud como uno de los mayores males
existentes. Además, llevó a Europa, después de su viaje americano de 1799
a 1804, una visión del Nuevo Mundo objetiva e ilustrada que disipó falsas
creencias y miradas despectivas a sus habitantes. Respetuoso y admirador de
culturas precolombinas, escribió este luminoso pasaje:
Este pueblo, que fundamentó sus festivales según el movimiento de las
estrellas y que grabó sus celebraciones sobre monumentos públicos,
alcanzo así un más alto nivel de civilización que el reconocido por Pauw,
Raynal e inclusive Robertson, el más juicioso de todos los historiadores
de las Américas. Estos autores miran como bárbaro cualquier estado de
humanidad que diverja de la noción de cultura que ellos han establecido,
basada en sus propias ideas sistemáticas. Nosotros simplemente no
podemos aceptar tal fuerte distinción entre bárbaros y gente civilizada.
Los dos autores antes mencionados también señalan que logos y mitos van
de la mano en el libro Vistas de las cordilleras y… A partir de sus contactos
e investigaciones relacionados con los pueblos de América, Humboldt se

128 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


vio frente a un gran número de mitos que describió en sus escritos. Ficción
e imaginación juegan un papel esencial en sus narraciones, desde el mito
fundacional de Tenochtitlán, hoy ciudad de México, hasta el mito de Bochica,
en lo que más tarde sería Colombia.
Su visión humanista lo llevó también a preocuparse por el futuro de
nuestro planeta. En su excursión de varios meses con su compañero Aimé
Bonpland por tierras de lo que hoy es Venezuela, observó en las cercanías
del lago Valencia el avance de la deforestación, algo común y celebrado en la
Europa de entonces. En forma acertada criticó esa destrucción de las selvas
tropicales, pues dedujo que esos cambios del paisaje perjudicaban el régimen
de las aguas y deterioraban el suelo. Sin duda un adelantado para su tiempo,
con nociones precursoras de la actual ecología.

La consiliencia

Este concepto ha recobrado vigencia gracias a los recientes v trabajos de


Edward O. Wilson, quien considera que las humanidades, como la filosofía,
la historia, la ética, la religión comparada o la interpretación de las artes, se
aproximarán cada vez más a las ciencias y en parte se fusionarán con ellas.
Dicho autor considera que los grandes problemas de nuestro tiempo, como los
conflictos étnicos, la escalada armamentística, la superpoblación, el aborto,
el medio ambiente o la pobreza endémica, no podrán resolverse sin antes
integrar conocimientos procedentes de las ciencias naturales con los de las
ciencias sociales y las humanidades. Sólo el flujo a través de las fronteras
proporcionará una clara visión del mundo tal y como es realmente, y no tal y
como se percibe desde las ideologías o los dogmas religiosos.
No se puede adquirir una perspectiva equilibrada estudiando las disciplinas
a retazos (sobre todo porque no hay tiempo material para ello), sino a través
de la búsqueda de la consiliencia entre ellas. Tal unificación es compleja,
según Wilson, pero es inevitable. En la medida en que las brechas entre las
grandes ramas del saber puedan reducirse, la diversidad y la profundidad del
conocimiento aumentarán.
Humboldt encarnó esa consiliencia, al igual que muchos años antes
Leonardo da Vinci. Podemos entonces decir que el prusiano fue el último de
los renacentistas.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 129


Una gran biografía de
Leonardo Da Vinci 1

Darío Valencia-Restrepo

U
n patrimonio mayor de la humanidad lo constituyen
once códices repartidos en cuadernos que alcanzan más
de 7.200 páginas, todo ello con la autoría de Leonardo
da Vinci. Es posible que solo se conserve una cuarta parte de lo
que en realidad existió. En forma con frecuencia abigarrada, las
páginas incluyen dibujos y textos con ideas que todavía causan
asombro, descripciones sobre lo realizado o en marcha, pautas de
trabajo personal, observación de los gestos y las emociones de las
personas, apuntes de la vida cotidiana… Los textos están escritos
con la mano izquierda, de derecha a izquierda, en lengua vulgar y
no en latín como era usual, y en forma especular, o sea, que cada
página puede leerse al ver su imagen en un espejo. El examen de
muchos de esos cuadernos fueron la base para que Walter Isaac-
son escribiera en inglés una gran biografía de Leonardo, de la
cual fue publicada en 2018 una versión al español. El autor era ya
bien conocido por una extraordinaria biografía de Einstein, en la
cual sortea con éxito una aproximación a los trabajos de uno de
los científicos más importantes de la historia.
Es asombroso el trabajo interdisciplinario de Leonardo, una
preparación que en buena medida adquirió en la corte del duque

1. Publicado en el periódico El Mundo (elmundo.com), de Medellín, el 24 de enero de


2019

130 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Ludovico Sforza, en Milán, donde pudo encontrarse con artistas, músicos,
poetas, ingenieros, políticos, arquitectos y mecánicos. Aunque en una soli-
citud de empleo al duque se presentó como ingeniero, civil y militar, para lo
cual no tenía experiencia, solo al final escribió que también era artista que
podía pintar como el mejor. No sorprende porque se supo en su tiempo que
no era muy amigo de tomar el pincel, a pesar de que había progresado mucho
en sus anteriores años formativos en Florencia, cuando trabajó en el taller de
Andrea del Verrocchio. Finalmente, se dedicó al entretenimiento de la corte
y a los espectáculos públicos mediante impresionantes montajes teatrales que
incluían escenografía, música, vestuario, decorados, mecanismos escénicos,
autómatas y artilugios, todo lo cual le interesaba. Se critica su dedicación a lo
anterior, pero es bien posible que esa experiencia le ayudase en su posterior
diseño de muchos ingenios.
El libro de Isaacson avanza en forma cronológica con la descripción de
aspectos biográficos y el análisis de obras de Leonardo. Conocemos pinturas
y dibujos del gran renacentista, pero pocas veces aprendemos a apreciar, como
en este caso, su impresionante técnica de las veladuras, el esfumado y el claro
oscuro, la elaboración y significado de los detalles, el conocimiento anatómico
de los gestos y la psicología de los retratados, la dinámica del movimiento y
la exactitud geológica y botánica de los paisajes de fondo. A lo dicho deben
añadirse sus estudios sobre la óptica, las sombras, la perspectiva, el color y la
luz, todo ello plasmado en cuadros de tanta trascendencia histórica como La
última cena.
Diseccionó muchos cadáveres para dibujar en forma exquisita músculos,
huesos, tendones y nervios, hasta cuando la descomposición de los cuerpos
le impedía seguir trabajando. Estudió tan a fondo los músculos que controlan
el movimiento de los labios, que se ha llegado a afirmar que ello le permitió
crear la enigmática sonrisa de la Mona Lisa que ha cautivado al mundo. Quien
haya estado en el Museo del Louvre, podrá observar el auténtico tumulto que
se forma ante dicho cuadro, no obstante que al salir de la sala correspondiente
el espectador encontrará nada menos que la Virgen de las rocas, con no tanto
favorecimiento del público.
Leonardo desarrolló una fascinación por las máquinas que transmitieran el
movimiento o que aprovecharan la energía para convertirla en un movimiento
útil, para lo cual introdujo la novedad de no solo presentar la máquina en su
integridad, sino efectuar su despiece y dibujar secciones de la misma. De

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 131


mucho interés fueron sus estudios sobre el vuelo de las aves y las obras
hidráulicas, siempre con base en dibujos más que en prototipos. Se ocupó de
máquinas de guerra y fortalezas, proyectó la desviación del río Arno y diseñó
ciudades ideales. Pero nada de lo anterior fue llevado a la práctica y menos a
la imprenta que ya existía. Por ejemplo, un libro sobre las máquinas, la certera
discusión sobre los movimientos del agua, así como su aprovechamiento, y
los dibujos anatómicos, publicado en su tiempo, habría adelantado el progreso
de ciencia, la tecnología y la medicina en años o en siglos.
Llaman la atención dos obras apenas iniciadas y no completadas: la
estatua ecuestre del padre del duque Ludovico, de siete metros de altura, y el
enorme mural para la batalla de Anghiari. Pero su sino fue el resultado de una
curiosidad insaciable, que saltaba de una idea a otra, sin aceptar o completar
encargos. Con razón, a pesar de ser autodidacta, Leonardo se consideraba
no solo artista sino científico e ingeniero que debía perseguir sus propios
intereses y no las demandas de la época.
Como este artículo está destinado a la sección Ciencia del periódico EL
MUNDO, conviene destacar algunos valiosos descubrimientos de Leonardo
en el campo científico, un maravilloso ejemplo de su estupenda visión
anticipatoria.
El ciclo hidrológico. Observemos este increíble texto procedente de uno
de los cuadernos: “El origen del mar se opone al de la sangre, porque el mar
recibe dentro de sí a todos los ríos, que son producidos por entero por el vapor
de agua que asciende por el aire.” Agregó que la cantidad de agua en la Tierra
permanece constante, solo que “circula y da vueltas de forma continua.”
El río y sus riberas. Con su poder de observación y medición, Leonardo
estableció correctamente que es máxima la velocidad del agua en el centro del
río y que es menor la del agua cercana a las riberas, ya que ésta se encuentra
afectada por la fricción en las orillas. Explicó la erosión originada por la
corriente de agua que arrastra tierra de las orillas. Comprobó que los estratos
de rocas a uno y otro lado del río son semejantes, lo cual permite deducir la
importancia del río en la creación del valle correspondiente.
El color del cielo. Algunos niños preguntan por qué el cielo es azul, pero
los adultos con frecuencia ignoramos la pregunta, a pesar de que grandes
científicos se han ocupado del asunto. Hoy se sabe que el azul se debe a la
llamada dispersión Rayleigh, pero Leonardo proporcionó una explicación

132 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


en la dirección correcta: “El aire adquiere el azul por los corpúsculos de la
humedad, que captan los rayos de luz del sol.” Esos corpúsculos eran para
él minúsculos e imperceptibles átomos originados en “la cálida humedad
evaporada”.
Fósiles en las montañas. Leonardo se preguntaba cómo los fósiles de
animales marinos habían ido a parar en varios estratos de las montañas.
Descartó un origen único para esos fósiles, en particular el diluvio universal,
y señaló que en efecto cada estrato con fósiles estuvo alguna vez en un fondo
marino que emergió para formar parte de la montaña. Se interesó en particular
en los Alpes, y un video reciente sobre esta cadena de montañas le rinde un
merecido homenaje por esa visión extraordinariamente científica y precursora
(https://www.youtube.com/watch?v=mJnf3eN5D-U).
Descubrimiento de la arteriosclerosis. En sus muchas disecciones de
cadáveres, en particular la de un anciano que había muerto a los cien años y la
de un niño, descubrió que con la edad las arterias se endurecían y ensanchaban
debido a la acumulación de sustancias parecidas a placas, y cómo las de un
niño eran flexibles y sin obstrucciones “contrario a todo lo que encontré en el
anciano”. Un distinguido cardiólogo e historiador de la medicina consideró
que era la primera descripción de la arteriosclerosis como un proceso en
función del tiempo.
La válvula aórtica. En sus estudios sobre el agua, Leonardo se interesó
mucho por los vórtices y los remolinos, así como los flujos en espiral. Sus
continuas analogías, en este caso entre los movimientos de la sangre y del agua,
lo llevaron a un sensacional descubrimiento, reivindicado 500 años después.
Con sus detallados estudios relacionados con el corazón pudo determinar que
el flujo de sangre que el corazón impulsa hacia arriba, en la raíz de la aorta,
no se devuelve en razón de una válvula que se cierra cuando la sangre trata de
devolverse, tal como se creyó durante mucho tiempo. Observó que el flujo en
espiral de la sangre, cuando atraviesa una parte de la aorta llamada senos de
Valsaba, crea turbulencias y remolinos que sirven para cerrar dicha válvula.
Un crucial experimento de 2014 en Oxford, que pudo estudiar la circulación
de la sangre en un ser humano vivo, demostró que Leonardo tenía razón y
concluyeron: “Confirmamos en un ser humano in vivo que la predicción de
Leonardo sobre los vórtices de flujo sistólico era acertada y que proporcionó
una representación asombrosamente exacta de estos vórtices en proporción
con la raíz aorta.”

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 133


Este artículo es apenas una aproximación mínima a un personaje muy
complejo. El interés primordial del texto es incitar a los lectores a acercarse a su
vida y obra. Un estudio a fondo exigiría una aproximación casi enciclopédica
que condujese a resaltar que estamos ante una de las mentes más brillantes
de la historia y frente al ser humano que mejor encarnó, en forma natural
y convincente, la estrecha relación entre ciencia y arte, no tan favorecida
después del Renacimiento y solo revivida en el siglo XIX por Alexander von
Humboldt.

Darío Valencia-Restrepo. Autorretrato

134 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Jorge-Alberto Naranjo y sus
Estudios para una historia de
la física 1

Darío Valencia-Restrepo

C
ultura es el sistema de ideas en cada tiempo.
El carácter catastrófico de la situación presente euro-
pea se debe a que el inglés medio, el francés medio, el
alemán medio son incultos, no poseen el sistema vital de ideas
sobre el mundo y el hombre correspondientes al tiempo. Ese
personaje medio es el nuevo bárbaro, retrasado con respecto
a su época, arcaico y primitivo en comparación con la terri-
ble actualidad y fecha de sus problemas. Este nuevo bárbaro
es principalmente el profesional, más sabio que nunca, pero
más inculto también -el ingeniero, el médico, el abogado, el
científico.
Por eso es ineludible crear de nuevo en la Universidad la en-
señanza de la cultura o sistema de ideas vivas que el tiempo
posee. Esa es la tarea universitaria radical. Eso tiene que ser
antes y más que ninguna cosa la Universidad.
Los anteriores párrafos son tomados del libro de José Ortega
y Gasset titulado Misión de la Universidad y publicado en 1930.
A pesar del largo tiempo transcurrido, la publicación conserva
vigencia, puesto que algunos problemas allí señalados siguen sin

1. Prólogo para el libro Estudios para una historia de la física, de Jorge-Alberto Naran-
jo-Mesa y publicado por la Editorial Universidad de Antioquia (2022).

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 135


resolverse y ciertas recomendaciones no han sido atendidas. Ha sido celebra-
da la definición de cultura que aparece al comienzo de la cita, aunque podría
complementarse con otra sugerida por Antonio Gramsci: cultura es todo lo
que eleve el nivel de conciencia.
Ante la recomendación de Ortega en el sentido de formar en la Universi-
dad egresados cultos, conviene ocuparse de una experiencia de la Facultad de
Minas, de la Sede Medellín de la Universidad Nacional de Colombia, durante
los años sesenta y setenta del siglo pasado. Se implantó en dicho centro un
exigente pensum de ciencias sociales y humanidades, acompañado de una
intensa actividad de extensión cultural que incluía conferencias semanales so-
bre grandes temas del momento, teatro, grupo coral, apreciación musical, cur-
so sobre historia y técnica del cine y un cine club. Un estudiante de aquellos
años, Jorge Alberto Naranjo, poseedor de una cultura humanística adquirida
en su vida familiar, encontró en aquel ambiente un estímulo para completar
su formación integral.
Las impresiones de Jorge Alberto sobre su paso por la Facultad de Minas
se publicaron en una novela suya que recrea el ambiente que allí encontraron
los estudiantes que protagonizan el relato. Su título es La estrella de cinco
picos. Una novela sobre la Facultad de Minas. En la parte central del libro se
reconstruyen sus años de aprendizaje, y en otro capítulo describe cómo surgió
su vocación por la ingeniería. Fue una época que el autor de la novela califica
de dorada para aquella Facultad.
Hoy puede afirmarse que Jorge Alberto Naranjo encarnó el paradigma del
hombre culto. A propósito, en el número 64 de la Revista de Extensión Cultural
de la Sede Medellín de la Universidad Nacional de Colombia, correspondiente
a junio de 2020 y dedicada a comentar por parte de varios autores la vida y
obra del Jorge Alberto Naranjo, el autor de este prólogo escribió:
No sorprende, entonces, que en su vida posterior el distinguido egresado
encarnara entre nosotros la tradición renacentista inaugurada por Leonar-
do da Vinci y exaltada, siglos después, por Alexander von Humboldt, dos
autores cuya obra mostró la fuerte relación que puede establecerse entre
ciencia y arte. “Ha sido una vida dedicada al conocimiento, la investiga-
ción y la escritura. Sus campos de trabajo son literalmente innumerables,
su curiosidad ha recorrido los senderos de las letras, las artes, las ciencias
y su historia”, diría Eufrasio Guzmán Mesa, profesor del Instituto de Fi-
losofía de la Universidad de Antioquia, en una columna del periódico El

136 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Espectador publicada el 9 de marzo de 2019 con motivo del fallecimiento
de Naranjo. A propósito de lo que aquí se narra, es oportuno señalar una
tradición que se remonta a los primeros años de funcionamiento de la anti-
gua Escuela de Minas: un cierto número de sus egresados, amén de haber
sido buenos ingenieros, han incursionado con éxito en otros campos tan
disímiles como economía, historia, literatura, política y creación o admi-
nistración de empresas.
La actividad académica de Jorge Alberto durante sus labores como profesor
en la Facultad de Minas fue muy fructífera. Con uno de sus logros principa-
les contribuyó a la fundamentación científica de la ingeniería, al superar la
tradición empírica de la hidráulica mediante un curso de mecánica de fluidos
dictado con el rigor propio de la física matemática. Sus aportes se expresaron
también en las prácticas de dicha asignatura, el laboratorio de hidráulica, al
afirmar la base teórica de las experiencias para permitir la necesaria interacción
entre teoría y práctica. Su legado es admirable en diferentes cursos, dirección
de tesis y trabajos de grado, textos, manuales y trabajos de investigación.
La multifacética actividad del personaje aquí esbozado se extendió, como
era previsible, más allá de su trabajo en ingeniería al incursionar en varios
campos, con frecuencia en calidad de docente investigador en varias univer-
sidades. Podría mencionarse centenares de artículos, libros y capítulos de li-
bro relacionados con filosofía, historia, antropología, psicoanálisis, literatura,
arte… que ponen de presente el testimonio de una especie poco frecuente: el
ingeniero humanista. Su discípulo y amigo de varias décadas, José Fernando
Jiménez, comenta en la publicación ya citada que su mismo maestro se refería
a un trabajo en cinco frentes: ciencias naturales, filosofía (e historia) de las
ciencias, literatura, filosofía del arte y filosofía política.
Muchos de sus amigos y seguidores tuvieron la fortuna de ser orientados
por Jorge Alberto hacia los caminos de la física, los caminos del arte… y,
sobre todo, hacia los caminos del espíritu. Esa alta y noble calidad de maestro
la describe Carlos Alberto Palacio en el mismo número de la mencionada
Revista de Extensión Cultural en los siguientes términos (el exdecano de la
Facultad de Ingeniería de la Universidad de Antioquia se refiere a la influen-
cia que recibió para su curso de Mecánica de Fluidos, la misma que recibiera
el autor de este prólogo):
Jorge Alberto no solo tenía la capacidad de entender una amplia variedad
de temas, sino que abarcaba el estado del arte de la mayoría de ellos y

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 137


avanzaba más allá. Pero su talento no se quedaba ahí. El maestro tenía la
magia de la divulgación a un público apenas iniciado, en el que sembró una
semilla que germinó en muchos de nosotros y nos llevó a dedicar nuestras
vidas a alguna de esas bellas ramas que nos enseñó: la física, la ingeniería,
la hidráulica, la termodinámica, la meteorología, la historia, la literatura,
el arte. Mis notas como profesor de Mecánica de Fluidos se encuentran
enmarcadas en las clases de Jorge Alberto, y algunas de sus anécdotas y
relatos hacen parte de mi repertorio semestral.
El libro de Jorge Alberto Naranjo que el lector tiene en sus manos, titulado
Estudios para una historia de la física, muestra el interés del autor, como ya
se señaló, por su frente de trabajo denominado historia de la ciencia. A conti-
nuación, el autor de este prólogo comenta algunos aspectos del contenido del
libro que muestran el rigor y la profundidad de los análisis de Naranjo.
“Prolegómenos epistemológicos para una historia de la física” es un artícu-
lo de la mayor importancia, pues el autor del texto, después de unos atrayen-
tes comentarios sobre física ingénita y física histórica, llama la atención con
respecto a un tema trascendental: la tensión que existe entre los historiadores
que se ocupan de la historia de la ciencia y los científicos que hacen historia
de la ciencia, pues con frecuencia unos y otros trabajan en forma separada. Es
fundamental una integración, tal como allí se recomienda, lo cual obedece a
la conjunción de saberes que pregona Edward O. Wilson cuando se ocupa de
la consiliencia, o sea, la unidad del conocimiento o al menos la integración
del conocimiento; ese mismo autor señala que las ciencias humanas deben
acercarse a las ciencias naturales. Algunos han considerado problemática di-
cha integración, ya que esta exige un lenguaje común, y bien se sabe que una
misma palabra puede tener significados distintos para estudiosos en diferentes
disciplinas.
El paso del Mito al Logos fue un momento estelar en la evolución del
pensamiento. Tales de Mileto, el primero de los filosos presocráticos de
la antigua Grecia, da ese paso cuando desestima explicaciones del mundo
basadas en designios o caprichos de supuestos dioses, y más bien opta por
una explicación a partir de la propia naturaleza. Señala que el origen de todo
está en el agua y desarrolla algunos argumentos para sustentar su hipótesis.
Poco importa cuál es el origen propuesto o que la sustentación sea verosí-
mil. Lo esencial es que Tales está adoptando una actitud científica al pasar
del Mito al Logos, o sea, de las explicaciones basadas en los mitos a aque-
llas que emplean la observación y la razón. Las enormes variaciones de la

138 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


naturaleza tienen un origen común: todo es uno. La búsqueda de esa especie
de principio fundacional ha tenido en tiempos recientes dos expresiones:
toda la realidad observable tuvo su origen en un evento único, la “Gran ex-
plosión” ocurrida hace casi 15.000 millones de años; y desde los esfuerzos
de Einstein hasta los trabajos actuales, se avanza para obtener la llamada
teoría del todo, un marco teórico único que integre las fuerzas fundamen-
tales de la naturaleza. Por ello cobra gran importancia el artículo del libro
titulado “Aguas milesias” (milesias o de Mileto, ciudad que se encontraba
en Anatolia, hoy parte de Turquía).
Nada se sabe directamente de Tales, solo informaciones de segunda mano
y no existe ningún texto de su autoría. Por fortuna, en la Metafísica de Aris-
tóteles se encuentra una descripción de la teoría del agua atribuida a Tales
(el Estagirita lo llama el iniciador) en los siguientes términos (tomado de la
Fundación Aquae):
La mayoría de los primeros filósofos consideró que los principios de todas
las cosas eran solo los que tienen aspecto material […] En cuanto al núme-
ro y a la forma de tal principio, no todos dicen lo mismo, sino que Tales, el
iniciador de este tipo de filosofía, afirma que es el agua, por lo que también
declaró que la tierra está sobre el agua. Concibió tal vez esta suposición por
ver que el alimento de todas las cosas es húmedo y porque de lo húmedo
nace el propio calor y por él vive. Y es que aquello de lo que nacen es el
principio de todas las cosas. Por eso concibió tal suposición, además de
porque las semillas de todas las cosas tienen naturaleza húmeda y el agua
es el principio de la naturaleza para las cosas húmedas.
En el artículo en cuestión, Jorge Alberto Naranjo construye un bello texto
como si de Mileto fuese, a partir principalmente de la anterior cita de Aristó-
teles, y lo presenta en el numeral 6 con el mismo título del artículo. Este inclu-
ye, además, una crítica del mayor interés sobre cómo Nietzsche se aproxima a
Tales en su estudio sobre la filosofía en la época trágica de los griegos, crítica
que en uno de sus apartes señala que sus posiciones al respecto
(…) son el fruto epistemológico de un descuido fatal. Nietzsche, como
hoy ya se reconoce en casi todas partes, careció de los elementos para jus-
tipreciar el valor de la ciencia. El gimnasio alemán, como bien sabemos,
enseñaba más sobre las sumas teológicas o poéticas que sobre la suma a
secas. Y luego, la deriva nietzscheana por la filología lo fue alejando más
y más de las ciencias naturales.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 139


El estudio que hace el autor al artículo “La carrera de Aquiles y la tor-
tuga” tiene un especial contenido pedagógico. Introduce al estudiante en el
concepto de límite, sobre todo para destacar que una serie con una suma de
un número infinito de términos puede tener un valor finito, con lo cual se
puede explicar la paradoja de Zenón. Además, el simple tratamiento cinemá-
tico resuelve el asunto, aunque no indique dónde está el sofisma. También
son elocuentes el tratamiento del problema con ayuda de la geometría analí-
tica y el buen empleo de las matemáticas. Finaliza con una aproximación a
la historia del problema, con el fin de destacar los enfoques de Michel Serres
y Gilles Deleuze.
“Marx y Epicuro” es uno de los ensayos de mayor enjundia y más penetra-
ción de Jorge Alberto. De entrada, es necesario destacar que el autor se ocupe
de Marx, personaje innombrable para muchas gentes que denuestan de él sin
haber leído una sola palabra de su obra. El ensayo reivindica el pensamiento
filosófico de Marx cuando estudia conjuntamente a Epicuro y Demócrito,
con el fin de señalar el pluralismo del primero, algo también comprendido
por Nietzsche, lo cual expresa “una política concertada contra los partidarios
del destino y la unilateralidad, los hombres de los juicios apodícticos, es de-
cir sobre todo, los moralistas y los déspotas.” A este respecto, dice Deleuze
que con Epicuro comienzan las noblezas del pluralismo en filosofía. Cautiva
el concepto de Epicuro sobre la presencia del azar y el indeterminismo, bien
diferente a la causalidad o necesidad; la física moderna acepta la existencia
de fenómenos no determinísticos, al igual que reconoce la validez del prin-
cipio de incertidumbre introducido por Heisenberg. Por su parte, Demócrito,
niega el azar y prefiere el determinismo de las causas, lo que obliga a buscar
una causa en cada cosa, un laberinto de causas. Pero este último tiene un
concepto sorprendente y correcto cuando afirma que el mundo sensible se
convierte en apariencia subjetiva. En efecto, los sentidos llevan al cerebro
una información que este convierte en una representación de la realidad. No
percibimos la realidad en sí, sino una apariencia que se forma en el cerebro,
la subjetividad de que habla Demócrito.
Quien haya leído con admiración De rerum natura, de Lucrecio, celebra-
rá la asociación que se hace con Galileo en el ensayo “Galileo y Lucrecio”,
incluso a costa del importante trabajo de Koyré sobre Galileo y la revolución
científica del siglo XVII. Este artículo de Naranjo Mesa abre unas perspecti-
vas de mucho interés para los historiadores que se ocupen de las contribucio-
nes de Galileo, algunas de ellas ahora iluminadas por ideas de Lucrecio.

140 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Cuando se conoce la prevalencia de la Physis señalada por Nietzsche, o
en términos más concretos la Physis como origen de la Psique misma, se dis-
frutará mucho el artículo “Physis y Psique”. Desde el principio, el autor del
artículo muestra su coincidencia con lo anterior, pues escribe “Psique mora
en Physis, Psique piensa en Physis. Physis da qué pensar a Psique.” Esta idea
es corroborada por la posición de una lista de ilustres personajes, ya que ella
retorna siempre en forma contradictoria: a veces molesta y a veces apacigua.
A continuación, muestra la imposibilidad de separar al hombre de la Physis,
así sea con el ánimo de espiritualizarlo o abstraerlo. Ya terminando, el autor
propone un objeto de investigación situado en una “tierra de nadie”, una re-
gión en la cual no puede saberse muy bien cómo distinguir a Physis de Psique,
lo cual es afirmado por un hermoso poema del mismo autor del artículo. El
ensayo incluye algunos ejercicios, una recomendación de lecturas para quie-
nes estén interesados en el Hombre-Natura, una amplia bibliografía y una
Nota sobre parientes de Jorge Alberto que encontraron un texto completo de
un proyectado curso que incluye el ensayo que se comenta. Hoy se acepta
plenamente que la especie humana es naturaleza, que surge de ella y que
establece una relación con ella. Y somos delegatarios de la naturaleza, como
alguna vez Jorge Alberto le expresara al autor de este prólogo, seguramente
pensando él que tenemos el encargo de reconocernos como parte de ella, de
comprenderla y de respetarla.
Para terminar los comentarios sobre el libro Estudios para una historia de
la física, vale la pena destacar la prosa castiza e impecable de los ensayos;
su contenido de carácter muy ilustrativo e importante para estudiosos de la
ciencia y de la historia; la narración no solo docta sino ágil que bien sirve a
los lectores; y una abundante bibliografía de gran utilidad para quienes deseen
continuar por los caminos trazados por Jorge Alberto Naranjo Mesa.

Medellín, noviembre de 2021.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 141


Historia de las matemáticas
en Colombia 1

Darío Valencia-Restrepo

A caba de aparecer un nuevo libro del prolífico autor Gabriel


Poveda Ramos, esta vez una excelente aproximación a la his-
toria de las matemáticas en Colombia. En sus más de 300 páginas,
el libro hace un recorrido por la historia de la matemática en el país
desde la época de la colonización hasta el pasado siglo. Describe
los aportes de personajes ilustres, colombianos y extranjeros, tan-
to a la enseñanza como a las aplicaciones y el desarrollo técnico.
Los esbozos biográficos constituyen en varios casos un auténtico
rescate de nombres olvidados o poco conocidos. Se ocupa con de-
talle de las circunstancias históricas que dieron origen a institucio-
nes de influencia decisiva en el progreso de la matemática, tales
como la Expedición Botánica, el Colegio Militar de Ingeniería, la
Facultad de Ingeniería y el Departamento de Matemáticas de la
Universidad Nacional, y la Escuela de Minas de Medellín.
Pero a la vez esta publicación ilustra los avances de la discipli-
na en cuestión mediante la presentación y discusión de planes de
estudio y libros de texto que se seguían en el país durante las dife-
rentes épocas, no pocas veces con discusión prolija de aquellos y
de estos más importantes. Se sabe que la mayor parte de los textos
utilizados para los estudios de matemáticas en Colombia, en el
siglo XIX y principios del XX, eran franceses. Vendría luego a

1. Publicado en el periódico El Mundo, de Medellín, el 7 de noviembre de 2012.

142 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


imponerse la influencia de los Estados Unidos, circunstancia que lleva al autor
a añorar la presencia culta y humanista de Francia.
De especial valor es la continua comparación con los avances científicos
y los principales textos de estudio de Europa, cuya conclusión es el gran re-
traso con el cual se conocían y se integraban a la educación en Colombia. El
rezago de largas décadas fue ostensible durante el siglo XIX, pero no es justo
extenderlo hasta épocas recientes, cuando se han acelerado los estudios en el
exterior, se realizan visitas de expertos, los libros y revistas se pueden conse-
guir con más facilidad que antaño, se crean grupos de investigación e internet
está cambiando radicalmente la difusión de los avances científicos y técnicos.
La importante relación entre ingeniería y matemáticas, en razón del papel
fundamental que éstas desempeñan en la formación de aquella, constituye un
Leitmotiv que recorre el texto. De tiempo atrás en el mundo las matemáticas
ocupaban un lugar central en la preparación de ingenieros militares y civiles,
al igual que en Colombia lo ocuparían a partir de 1848 en el Colegio Militar de
Ingeniería, gracias a la tradición que trajeron personalidades como don Lino de
Pombo, el coronel Joaquín Acosta y el coronel Agustín Codazzi.
Dos controversias internacionales animan el texto, la primera de las cuales
le permite al autor con buenas razones señalar la falta de criterio que llevó a
aplicar conceptos abstractos de la matemática, como la teoría de conjuntos,
hasta en niveles elementales de la educación. La segunda controversia tiene
relación con la necesidad, reiterada por el autor, de que los matemáticos pro-
fesionales se ocupen de aplicaciones de interés social para el país. Aunque la
observación tiene validez, es del caso reconocer que los actuales doctorados
en matemática tienen una línea de investigación dedicada a las aplicaciones y
que Colombia requiere de matemáticos interesados tanto en la teoría como en
las aplicaciones.
En sus últimas páginas, el libro enumera los significativos aportes de los
matemáticos al país y señala las tareas pendientes de los mismos.
El autor del libro tiene sobrada autoridad para escribir esta historia de la
matemática pues durante largas décadas se ha consagrado tanto al estudio y
docencia de esta disciplina como a la investigación de numerosos temas con
ella relacionados. Loa investigadores, conocedores y amantes de la matemática
deben agradecer a Poveda Ramos esta nueva contribución histórica y a Edi-
ciones UNAULA, de la Universidad Autónoma Latinoamericana, la cuidadosa
edición e impresión del libro.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 143


El Puente de Occidente y
la integración de Antioquia 1

Darío Valencia-Restrepo

E
n el artículo “Sobre la distribución y colocación de las
tierras baldías que se han concedido al Estado Soberano
de Antioquia”, publicado en el No. 103 del Boletín de la
Sociedad Geográfica de Colombia correspondiente a 1971, Car-
los Segismundo de Greiff con visión anticipatoria se ocupa del
estado de los caminos en dicho Estado hacia mediados del siglo
XIX. Señala que su mejora y mantenimiento son urgentes para
el progreso industrial del país; que su trazado no es el más con-
veniente ni siquiera para el presente; que es necesario tener en
cuenta que más adelante deberán transformarse en caminos de
carros y de hierro; y que como ningún camino se puede conser-
var sin población es del caso colocar en las vecindades de la vía
colonos laboriosos a quienes el Estado ceda terrenos baldíos y
les ofrezca ayuda inicial. Con un gran detalle geográfico, el ar-
tículo caracteriza los baldíos de interés para Antioquia, comenta
sobre lo caminos existentes, propone otros nuevos y señala dón-
de deben asentarse las poblaciones para el fin antes propuesto.
En el mismo Boletín mencionado se encuentra un sorpren-
dente y muy completo mapa de la provincia de Antioquia prepa-
rado por don Carlos Segismundo después de treinta años de ex-
1. Prólogo para el libro El Puente de Occidente y la integración de Antioquia, de Luis
Fernando Múnera López. (2018).

144 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


ploraciones mineras, al igual que del trazado y construcción de caminos, lo
que le permitió obtener un valioso conocimiento del territorio antioqueño
y del de los estados limítrofes. Después de tener en cuenta información
proporcionada por Agustín Codazzi, pudo ya publicar el mapa en París en
1857.
Un recuadro del mapa anterior incluye otro mapa que muestra la situación
de Antioquia con respecto a los dos mares, así como al istmo de Panamá.
Destaca en la provincia un río navegable como el Atrato y el golfo de
Urabá que también llama de Darién. Se observa la vecindad del Estado de
Panamá, en ese entonces parte de Colombia. Todo esto le permite a Carlos
Segismundo de Greiff referirse a seis rutas interoceánicas con el ánimo de
despertar interés en un posible canal, una de las cuales parte de las bocas
del Atrato, sigue el curso de los ríos Tarena, Paya y Yavisa para terminar
en el golfo de San Miguel, localizado en Panamá. Se sabía que los indios
aprovechaban lo anterior para pasar sus canoas de un mar al otro.
De mucho interés es entonces ocuparse de la situación de las vías de co-
municación en Antioquia después de unas tres décadas de lo descrito, como
con propiedad lo hace Luis Fernando Múnera López en el libro que el lector
tiene en sus manos. Se verá el interés que tuvieron para la posteridad las
recomendaciones e información cartográfica proporcionadas por el primer
De Greiff llegado a Colombia, origen de una familia que honra a Colombia
y que le ha prestado grandes servicios al país.
El puente de Occidente no era importante solamente por su magnitud como
obra de ingeniería. Lo era como un eslabón necesario en el proyecto de
comunicación del territorio antioqueño con el mar Caribe. Empresarios
y mandatarios que abrigaban esa idea se propusieron hacerla realidad y
para ello concibieron, estudiaron y emprendieron diferentes alternativas
del camino de Occidente, como se le llamaba en la época, llegando a pen-
sar, inclusive, en la posibilidad de construir un ferrocarril. Y de combinar
transporte terrestre con transporte fluvial.
Así se expresa el autor en la Introducción de su libro El puente de Occi-
dente y la integración de Antioquia, un texto que narra en forma ilustrada y
documentada lo que significaron los puentes sobre el río Cauca construidos
bajo la dirección de José María Villa, en especial el puente de Occidente, una
construcción internacionalmente sobresaliente para su época y hoy Monu-
mento Nacional de Colombia.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 145


El ingeniero Múnera López había mostrado ya sus dotes de historiador
en la excelente biografía titulada Fidel Cano - Su vida, su obra y su tiempo,
publicada por la Rectoría de la Universidad de Antioquia en 2005.
El libro que se reseña estudia con detalle el estado de las carreteras
en Antioquia en los últimos años del siglo XIX, unas muy pocas que
merecieran tal nombre, las demás apenas caminos de herradura. A pesar de
los obstáculos para construir nuevas vías, en buena parte por el quebrado
territorio de Antioquia, el libro incluye un mapa que muestra ya un cierto
número de caminos departamentales en 1894, según una Junta de Caminos
de la época. Se despliega la conformación radial de los mismos, centrada en
Medellín, una expresión del tradicional carácter centralista de dicha capital.
La comunicación del entonces Estado Soberano con el sur de país y
el mar Caribe enfrentaba la gran barrera del río Cauca, superada en ese
momento solo por garruchas, tarabitas y barcas cautivas que se volvían
peligrosas y sobre todo insuficientes ante el desarrollo de la región.
Necesario fue entonces construir cuatro puentes colgantes sobre dicho
río, cuyo diseño y dirección de construcción estuvo a cargo de José María
Villa. Los antecedentes, función y construcción de los mismos son descritos
detenidamente por el autor del libro. Solo sobrevive el puente de Occidente
y fueron los otros tres: La Iglesia, para el camino entre Fredonia y Jericó;
Pescadero, para facilitar un camino entre Yarumal e Ituango; y La Pintada,
para el camino entre la actual Caramanta y Santa Bárbara.
Se atribuye al ingeniero Villa un quinto puente sobre el río Piedras, en el
camino a Jericó, conocido como La Cabaña. El autor considera plausible lo
anterior pues en esa época él era la única persona en Antioquia con cono-
cimientos de la técnica de los puentes colgantes y que La Cabaña bien pudo
ser una especie de prototipo para demostrar la factibilidad de otros futuros
puentes mayores.
La importancia de los puentes sobre el río Cauca para la integración de
buena parte de Antioquia, así como para la comunicación de la provincia
con estados vecinos, es bien puesta de presente por un mapa original del
libro que muestra los caminos de Antioquia relacionados con los puentes
de José María Villa. En total, el libro contiene cinco mapas de gran valor
para la historia vial de Antioquia, todos ellos elaborados por el autor del
libro casi siempre a partir documentos que describen cada camino en pa-
labras.

146 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Don José María hizo estudios de Ingeniería Mecánica en el Stevens
Institute of Technology (SIT), de la ciudad de Hoboken en New Jersey, y
el mencionado libro cuenta la forma increíble como aquel obtuvo su título
gracias a una ingente tarea personal. Se vinculó como ingeniero auxiliar
a la construcción del puente de Brooklyn, terminado en 1883 y que fuera
el primer puente colgante del mundo construido con cables de acero. Una
experiencia que debió ser determinante para sus futuros trabajos en el río
Cauca.
Múnera López, al igual que otros autores, comenta que la tesis de Villa
fue laureada en el SIT, pero no ha sido posible obtener una fuente que lo
confirme. Este prologuista estuvo el año pasado en el SIT y, con la amable
colaboración de la biblioteca del mismo, pudo conocer los registros de ex-
alumnos que muestran que el personaje terminó estudios en 1878 con el
título de Ingeniero Mecánico y una tesis titulada On the Mechanical Theory
of Heat. Aquellos registros incluyen además solo el país de residencia y la
actividad del exalumno en algún momento. Sobre esto último, Villa informó
ser profesor de matemáticas en la Universidad Nacional de Colombia, algo
que no ha podido documentarse pero que tampoco puede descartarse. A
pesar de una buena búsqueda, en la biblioteca del SIT no pudo encontrarse
dicha tesis, de modo que es posible que su autor la trajese consigo a Me-
dellín, donde le sería muy útil para sus posteriores trabajos profesionales.
Como con anterioridad Villa se matriculó en 1870 en la Escuela de Ar-
tes y Oficios, de Medellín, y más tarde fue allí profesor, el autor del li-
bro aprovecha el hecho histórico para presentar un completo panorama que
muestra la alta calidad alcanzada por la Institución, al punto de considerar la
misma como antecedente importante de la futura Escuela de Minas. En efec-
to, se ha señalado que el “ideal de lo práctico”, definido por Frank Safford
en su famoso libro El ideal de lo práctico – El desafío de formar una élite
técnica y empresarial en Colombia, fue todo un programa de la dirigencia
antioqueña que se expresa en la Universidad de Antioquia, la Escuela Nor-
mal, la Escuela Nacional de Artes y Oficios, y la Escuela de Minas, siendo
ésta la que en forma más radical encarna dicho principio.
Del mayor interés es una necrología escrita por Alejandro López sobre
José María Villa el 4 de diciembre de 1913, precisamente al día siguiente
de la muerte del constructor de puentes, pues ambos se conocieron y López
profesaba gran admiración por Villa. Con trazos certeros, el autor del escri-
to describe el carácter del personaje y su raigambre antioqueña. No indica

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 147


que la anteriormente mencionada tesis fuera laureada pero sí proporciona un
dato notable: Villa sobresalió como profesor de matemáticas en el Stevens,
el instituto donde se graduó. Además, con respecto a la participación de Villa
en la construcción del puente de Brooklyn, señala: “El puente de Brooklyn, a
cuya construcción asiste el estudiante antioqueño, le inspira ideas grandiosas
que luego realiza en Antioquia con la construcción de los puentes suspendidos
sobre el río Cauca […]”.
Destaca el autor Múnera López las inmensas dificultades logísticas y
técnicas que enfrentó José María Villa debido al en su tiempo precario
desarrollo de las vías de comunicación y de las hoy llamadas ciencias de
la ingeniería, como mecánica de suelos, geotecnia y mecánica de fluidos.
De modo que era necesario apoyarse en la “acumulación de conocimientos
empíricos y prácticos, con soportes todavía muy someros en principios
matemáticos.” Sin embargo, la creatividad y la inventiva del ingeniero Villa
estuvieron acompañadas por la buena calidad de los artesanos y obreros que
trabajaron en la obra, así como por unos diseños tan precisos como lo permitía
el conocimiento del momento.
Con razón el autor considera el puente de Occidente como el umbral de la
ingeniería antioqueña. Es la primera de las grandes obras en el departamento,
cuyo enorme reto fue enfrentado con los precarios recursos de la época por
una ingeniería pionera que podría calificarse de heroica. El puente fue factor
de desarrollo al facilitar la integración de las subregiones de Occidente y de
Urabá con el resto de Antioquia y del país, introdujo novedades en diseño,
técnicas constructivas y manejo de materiales, capacitó mucho personal
auxiliar y, como dice el autor “Con él se manifestó, una vez más, el carácter
emprendedor, innovador, laborioso y honesto del hombre antioqueño.”
El ingeniero Múnera López se ocupa en detalle de las características de
cada puente, sus beneficios, gestores y concesionarios. Aprovecha su calidad
de ingeniero para describir con gran precisión las características técnicas
y los detalles constructivos de los puentes. Mención especial merece una
extraordinaria innovación introducida por Villa en el puente de Occidente,
bien explicada en el libro. Un puente puede colapsar si el período de la
vibración inducida por un viento en el mismo coincide con el período natural
de vibración del puente, un fenómeno conocido como resonancia; este tipo
de colapso ocurrió en 1940 con el puente de Tacoma en Estados Unidos.
Para prevenir tal fatalidad, Villa introdujo unas pérgolas inclinadas, entre los

148 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


cables y la base del puente, las cuales contribuyen a contrarrestar el efecto
del viento sobre el puente. Es una lástima que no se haya podido encontrar el
plano general del puente preparado por su constructor, aunque se comenta que
pudo existir uno de considerable longitud.
Mérito del libro lo constituye el número y la calidad de las fuentes emplea-
das, así como la transcripción de documentos históricos de la época, algunos
de los cuales se publican por primera vez. Entre estos últimos vale la pena
destacar dos: el relato del acto de inauguración del puente de Occidente por
el cronista Joaquín E. Yepes, con inclusión del discurso de Villa, lo que ha
servido para disipar dos leyendas que han hecho carrera sobre lo ocurrido en
dicha ocasión; y el informe del constructor del puente al Gobernador de An-
tioquia con recomendaciones para terminar lo faltante y con datos generales
de la obra.
Debe encomiarse las bellas e históricas imágenes que ilustran el libro, así
como es del caso celebrar también que el libro incluya un útil índice temático,
algo que suele omitirse en los libros colombianos sobre historia.
Ojalá se tenga en cuenta la propuesta del autor del libro según la cual es
bien posible aprovechar a cabalidad el carácter cultural, recreativo, turístico y
didáctico que tiene la obra, para lo cual debería suprimirse en forma definitiva
el paso de vehículos motorizados y conservar solo el uso peatonal del puente.
Como aspecto adicional, los lectores podrán conocer una corta biografía
escrita por Juan de Dios Higuita sobre su profesor, titulada José María Villa,
su vida, sus obras, la cual corresponde al Anexo 1 del libro y que se puede
encontrar también en internet.
Ante los difíciles días que corren en el mundo y en Colombia, esta mirada
de Luis Fernando Múnera López a un pasado más que centenario encierra
muchas lecciones para el presente. Puede concluirse este prólogo con palabras
de dicho autor:
José María Villa es ejemplo de una vida entregada al trabajo, capacidad de
análisis, sentido práctico, perseverancia y honradez a toda prueba, como
individuo y como ingeniero. Entre otras cosas ¿qué es todo esto si no una
síntesis del espíritu antioqueño? El de antes. ¿Podemos decir lo mismo del
de ahora?

Medellín, julio de 2017

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 149


Se detectan por fin las
ondas gravitacionales 1

Darío Valencia-Restrepo

C
uando Newton descubre la Ley de la Gravitación Univer-
sal, expresión de la fuerza de atracción que existe entre
los cuerpos del universo, surgieron varias graves pregun-
tas: ¿Por qué ocurre esta fuerza? ¿Cómo se transmite? Si el sol
atrae a la tierra con una fuerza que cumple dicha ley ¿lo hará en
forma instantánea y se tratará de una acción a distancia? Newton
escribe que no ha sido capaz de encontrar la causa de las propie-
dades de la gravedad a partir de fenómenos y agrega la famosa
frase: “Hypotheses non fingo” (Yo no construyo hipótesis).
Según la teoría de la relatividad general, publicada por
Einstein en 1915 y en gran medida dedicada a la gravedad, no hay
tal acción a distancia pues esa fuerza se debe transmitir mediante
unas ondas que viajan a la velocidad de la luz. Bien se sabe que
vemos el sol como era hace ocho minutos, tiempo que le toma a
la luz, a pesar de su enorme velocidad de 300.000 kilómetros por
segundo, para viajar del sol a la tierra. De igual modo, si el sol
explotara o chocara con un gran cuerpo, solo sentiríamos después
de ocho minutos la fuerte perturbación de la órbita terrestre.
Cada una de las cuatro fuerzas fundamentales de la naturale-
za, una de las cuales es la gravedad, es transmitida por medio de
1. Publicado como editorial del periódico El Mundo, de Medellín, el 13 de febrero de
2016.

150 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


una partícula elemental. Así, se ha postulado que la gravedad es transmitida
por una partícula llamada gravitón, pero no ha sido posible encontrarla en los
experimentos de la llamada física de partículas. Pero el pasado 11 de febrero
se anunció que por fin se había descubierto las mencionadas ondas gravitacio-
nales. Einstein predijo que esas ondulaciones serían extremadamente peque-
ñas y muy difíciles de detectar, pero los descubrimientos astronómicos y los
avances tecnológicos de los últimos años han permitido celebrar este triunfo
de la humanidad. Una confirmación más de la teoría de la relatividad, gra-
cias principalmente a científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts
(MIT) y el Instituto Californiano de Tecnología.
Los investigadores decodificaron la señal de la onda gravitacional y de-
terminaron su origen. Sus cálculos permitieron concluir que esa onda es el
resultado de la colisión entre dos gigantescos agujeros negros, tan lejanos
que a la luz proveniente de ellos le tomó 1.300 millones de años llegar hasta
la tierra. Fue posible reconocer el paso de unas vibraciones increíblemente
pequeñas de la onda gracias a un par de finísimos detectores. Las vibraciones
fueron convertidas en ondas de audio que permitieron escuchar el sonido de
dos agujeros negros rotando entre sí en una especie de espiral y fusionándose
finalmente en un único agujero negro.
Un comunicado del MIT señala que el análisis de la señal gravitacional
hizo posible rastrear los últimos milisegundos antes de la colisión de los agu-
jeros negros. Se determinó que dichos agujeros, tan masivos como 30 soles,
daban círculos uno alrededor del otro a la velocidad de la luz antes de fusio-
narse en una colisión que liberó una enorme cantidad de energía, equivalente
a tres masas solares. La equivalencia entre energía y masa puede calcularse a
partir de la ecuación más célebre de la historia, E=mc2.
Se pudo establecer que la mayor parte de la energía se liberó en apenas
unas pocas décimas de segundo y que las pequeñas ondulaciones de la gra-
vedad viajaron por el universo y causaron la deformación del espacio-tiempo
antes de pasar a través de la tierra como débiles trazas de su previo y violento
origen.
Rainer Weiss, profesor emérito del MIT, señaló: “Se trata de una señal
espectacular que muchos de nosotros deseábamos observar desde que el ex-
perimento se propuso. Pone de presente la dinámica de objetos en los más
fuertes campos gravitacionales que sea posible imaginar. Es un dominio en el
cual la gravedad de Newton no es aplicable y por lo tanto es necesario recurrir

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 151


a las ecuaciones de Einstein para obtener una explicación del fenómeno. Es
muy notable que la solución de estas ecuaciones coincide con la forma de la
onda que se ha medido. Einstein estaba en lo correcto en un campo en el cual
su teoría nunca había sido comprobada.”

152 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Alborada de la ciencia
en la Nueva Granada 1

Darío Valencia-Restrepo

E
n el año 1760 llega a la Nueva Granada, procedente de
España, el ilustrado José Celestino Mutis (1732-1808).
La calificación de ilustrado proviene de la Ilustración, un
movimiento intelectual y cultural que con las luces de la razón y
el conocimiento enfrentó la superstición, la ignorancia y el oscu-
rantismo. Señalaba la importancia de la observación, la experi-
mentación y la medición. Ocurrió en los siglos XVII y XVIII en
Europa, y con las limitaciones impuestas por una fuerte tradición
escolástica llegó a España y fue adoptada por la monarquía de los
Borbones. En ese ambiente se forma Mutis.
En el contexto atrasado y precientífico de ese virreinato, don
José Celestino introduce un cambio cultural, centrado en la cul-
tura científica. Establece formalmente una educación basada en
las matemáticas y la física newtoniana, educación que solo llega
a una élite. Y de mucho interés es saber que la Real Expedición
Botánica, dirigida por este mismo ilustrado, permite realizar una
práctica que afirma y complementa la mencionada educación
científica.
Se enuncian a continuación varios acontecimientos relaciona-
dos con Mutis que sustentan ese cambio cultural y que más adelan-

1. Publicado en la Revista Aleph No. 200 (2022).

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 153


te se discutirán con algún detalle: inauguración de una cátedra de matemáticas
con un discurso de excepcional vigencia (1762); publicación en 2009 de un
manuscrito inédito de Mutis en favor de Newton y contra los escolásticos
(1764); traducción parcial al español de la obra fundamental de Newton (c.
1770); terminación de la construcción de un observatorio astronómico en
Santafé de Bogotá (2003); y en una importante publicación internacional,
Mutis es considerado como el primero de los botánicos de la América tropical,
y el primer entomólogo del Nuevo Mundo por su estudio sobre las hormigas,
con lo cual la publicación concluye que su presencia en la Nueva Granada
significa el comienzo de la historia natural en el Nuevo Mundo.
Sobre ese cambio cultural, es pertinente una cita que advierte una salvedad:
A pesar de lo poco que sabemos hoy en día sobre las formas y modalidades
de la cultura intelectual de la sociedad colonial, sobre todo en relación con
sus dos primeros siglos, se puede decir, sin demasiada posibilidad de error,
que los enunciados y las formas de enunciación que entran a circular con
los discursos de José Celestino Mutis significaban localmente una novedad
radical, que aún estamos lejos de evaluar con alguna precisión. (Silva,
2005, p. 70).

Inauguración de una cátedra de matemáticas

En su discurso de 1762, Mutis establece en firme la necesidad de estudiar


las matemáticas, en razón de su estrecho lazo con las demás artes y ciencias,
su importancia al acompañar los descubrimientos de la física moderna, su
utilidad que justifica el estudio por todos y el error al considerar que ellas son
difíciles de aprender. Una argumentación que conserva su vigencia.
Conviene considerar la siguiente cita:
¿Y quién dudará que todo el aumento de la Física experimental le ha
venido por las observaciones, experimentos y la justa aplicación de las
matemáticas? Los matemáticos más insignes del pasado y presente siglo
han ilustrado la Física con las demostraciones y varios cómputos analíticos
propios a descubrir muchas verdades, que se hallaron después acordes con
las experiencias. (Universidad Nacional de Colombia, 2010, p. 29).
Aquí Mutis muestra su cabal conocimiento de la obra de Newton, al describir
atributos característicos del método científico: observación, experimentación,

154 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


medición, comprobación; y la base teórica que a la física proporcionan las
matemáticas, lo que significa la interacción entre teoría y práctica. Se trata, en
resumen, de una visión anticipatoria de lo que hoy se conoce como la física
matemática. También señala que, quien desee formar sólidamente su juicio,
debe ejercitarse en las demostraciones de las matemáticas…
Y a continuación otro pasaje notable:
En ninguna parte de las matemáticas se observa mejor este ajustado método
de proceder el entendimiento humano como la geometría. En unas verdades
tan sencillas y desnudas, que algunos las tienen por ridículas, están fundadas
las demostraciones de infinitas proposiciones, en que se contienen unas
verdades tan misteriosas, que sería casi imposible percibirlas sensiblemente
por otros medios. Un riguroso geómetra que entra al examen de las verdades
humanas no está expuesto a caer en los errores de entendimiento en que
frecuentemente incurren los demás hombres, poco o nada acostumbrados
a seguir tenazmente la serie de todas las ideas que deben preceder para
llegar al conocimiento de aquella última verdad que se busca. (Universidad
Nacional de Colombia, 2010, p. 27).
Se encuentra aquí una cabal comprensión del vigente significado que
se debe a los libros de Euclides. Es paradigmática la forma de proceder el
geómetra griego, pues sigue el método propio de las matemáticas en cualquier
tiempo: enunciado de axiomas o postulados, seguido de definiciones y reglas
de demostración para deducir las proposiciones válidas, conocidas como
teoremas. Así procedió también Peano a partir de sus axiomas para desarrollar
la teoría de los números enteros positivos. Es una lástima que en la actualidad
la geometría plana y del espacio esté desapareciendo de los currículos, pues
muchos profesores y estudiantes consideran que su estudio contribuye en
forma decisiva a intensificar el pensamiento lógico, la fuerza de la deducción y
la capacidad analítica. Y no sobra agregar que las aplicaciones de la geometría
son útiles en muchos campos, incluso en la vida diaria.

Se publica en 2009 manuscrito inédito de Mutis escrito


en 1764

Pero para empezar por fin, ilustrísimos oyentes, sería conveniente que
recordéis que la finalidad de la Filosofía natural no es otra que conocer, en la

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 155


medida en que pueden hacerlo los filósofos, las series de todos los fenómenos
y de los efectos naturales, describiendo las relaciones, investigando la
naturaleza de todos los cuerpos, la figura, el funcionamiento, las causas,
los movimientos, todos los efectos y, en fin, indagando la constitución de
todo el universo. (Ortiz-Valdivieso, et al., 2009, p. 94).
Con claridad meridiana, después de aspectos protocolarios y advertencias
consignados en el manuscrito, se ocupa Mutis del gran cambio que propone
al virreinato, mediante la definición de unos conceptos básicos que resumen
todo lo característico de una actividad científica.
El manuscrito autógrafo fue descubierto por los autores del libro Filosofía
natural mutisiana (Ortiz-Valdivieso, et al., 2009). Se encontraba en el Fondo
Camilo Torres y Tenorio del archivo histórico de la Pontificia Universidad
Javeriana y los análisis no dejan duda sobre la autoría de Mutis. Se trata de un
valiente ataque a la filosofía medieval, conocida como la de los escolásticos o
peripatéticos, que daban predominio a la fe sobre la razón, y otorgaban gran
importancia al argumento de autoridad en contra de la ciencia. Son famosas
algunas de las inútiles discusiones de aquellos tiempos.
El autor del escrito considera que el ejemplo de los peripatéticos perjudica la
educación de los jóvenes, al tiempo que manifiesta su extrañeza por sofismas y
juegos de palabras a los cuales se les da más importancia que a un experimento
sólido y constante. Esta última afirmación muestra una comprensión del
método científico, pues se sabe que la validez de un experimento depende de
que sea posible replicarlo por personas ajenas al primer experimentador y que
sigan el protocolo indicado por este.
De otro momento de la exposición, puede extraerse lo siguiente:
A vosotros os consta claramente cuáles hayan sido las causas de tanta
variedad de sectas y de tal variedad de opiniones, desde los tiempos más
remotos hasta nuestra edad. Considerad, entonces, ahora qué reformas haya
que hacer para educar a la juventud. Pienso que lo primero que hay que
hacer es disertar acerca de la nobilísima condición de la Filosofía natural;
luego de la inutilidad de las disputas de las Escuelas y finalmente acerca de
Newton, Príncipe de los Filósofos. (Ortiz-Valdivieso, et al., 2009, p. 98)
Aquella defensa de Newton debió causar fuerte impresión en los oyentes
y con seguridad rechazos, pues el reconocimiento de la obra del gran
científico implicaba la aceptación del heliocentrismo. Más tarde, Mutis

156 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


defendería abiertamente el sistema planetario de Copérnico, con lo cual se
vería implicado en una querella con padres dominicos de Santafé, quienes sin
éxito lo acusaron ante la Inquisición. Vale la pena reiterar el arrojo de Mutis
al expresar sus invectivas contra los escolásticos, como él mismo las llama,
porque sus palabras son pronunciadas ante altas autoridades encabezadas por
el virrey. En el escrito se concluye que es imprescindible estudiar en estos
tiempos la filosofía natural de Newton y que los escolásticos deben aprender
que la filosofía natural se fundamenta en las observaciones y los experimentos.
Como el discurso en cuestión se está refiriendo a la obra fundamental de
Newton Principios matemáticos de la filosofía natural, es bueno anotar que
Newton habla de filosofía natural, en realidad una ciencia, para establecer una
clara diferencia con la filosofía tradicional de su tiempo.

Traducción parcial al español de la obra fundamental de


Newton (c. 1770)

En un artículo de Luis Carlos Arboleda, citado en las referencias, se


encuentra un estudio muy completo de un manuscrito de Mutis que traduce
al castellano apartes de la gran obra de Newton titulada Philosophiæ natu-
ralis principia mathematica. En ese artículo aparecen los siguientes detalles
del manuscrito: el Libro I fue traducido a partir de una versión de la tercera
edición latina de 1726, revisada y actualizada por Newton; el libro III proviene
de alguna versión (probablemente ella misma fragmentaria) de la primera
edición latina de 1687; no existe traducción del Libro II y tal vez nunca fue
realizada; el manuscrito está muy bien conservado como documento, consta
de alrededor de 300 folios, escritos por ambas caras, con unas 160 mil palabras
y tamaño de 21 x 30 cm; y con excepción de una pequeña parte, tiene la
caligrafía de Mutis. Los interesados pueden buscar en internet el importante
artículo de Arboleda.
La obra fundamental de Newton está dividida en tres libros. Se indicó que
Mutis solo tradujo los libros primero y tercero, muy importantes porque en
ellos aparecen los principales resultados del trabajo de Newton. En efecto,
en el primer libro, titulado Axiomas y leyes del movimiento, se discuten las
tres leyes del movimiento. Y en el tercero, titulado Sobre el sistema del mun-
do, se encuentra la ley de la gravitación universal, y en él se deduce que las
órbitas de los planetas alrededor del sol son elipses, en uno de cuyos focos se

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 157


encuentra el sol. En este último libro, Newton hace una gran unificación de la
física: la ley de la gravitación rige tanto en los cielos como en la Tierra.
Para terminar este apartado, se destaca un comentario del artículo tantas
veces mencionado:
Así pues, Humboldt aparece en estas citaciones como uno de los viajeros
europeos más autorizados, que supo valorar desde bien temprano el mérito
histórico que le cupo a Mutis en la delicada empresa de casi medio siglo
tendiente a aclimatar la racionalidad científica newtoniana en la Nueva
Granada. A partir de entonces hasta nuestros días, este álgido capítulo de
nuestra historia cultural ha quedado reducido a un «hecho», y la conflictiva
actividad social de su principal protagonista apenas se evidencia en la
biografía civil del precursor. Sin embargo, ocurre a veces que nuevos
eventos insospechadamente arrojan luz sobre el pasado, restituyendo otros
que habían permanecido olvidados a lo largo del tiempo.
(Arboleda, 1987, p. 121).

Observatorio astronómico de Santafé de Bogotá

José Celestino Mutis fue designado Primer Astrónomo Real de Santa


Fe de Bogotá, un título bien merecido ya que ordenó la construcción de un
observatorio astronómico en la capital de la Nueva Granada, terminada en
1803. Francisco José de Caldas fue encargado de su dirección y desde las
nuevas instalaciones realizó numerosas observaciones astronómicas, así
como rigurosas mediciones climáticas. Esa construcción pone de presente la
importancia que don José Celestino otorgó a la astronomía como parte de la
Real Expedición Botánica.
Mucho se ha escrito para señalar que el mencionado observatorio construido
por iniciativa de Mutis fue el primero de las Américas.
Se sabe que existió un observatorio a partir de 1780, situado en Río de
Janeiro e impulsado por los astrónomos portugueses Sanches d›Orta y
Oliveira Barbosa. Ese observatorio cerró sus puertas en 1808 y su equipo fue
entregado a la Academia Real Militar. Otros observatorios de corta duración
y poca trascendencia, como el mencionado, ocurrieron en varias partes del
continente americano, incluso antes de 1780, así: en 1730, uno instalado por

158 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


jesuitas en Brasil; otro privado inaugurado en 1769 en el estado de Pensilvania,
Estados Unidos; y un tercero en el College of William and Mary, en el estado
de Virginia, Estados Unidos, contemporáneo del anterior, también de corta
vida y del cual se sabe que en 1789 permitió observar un eclipse lunar y el
tránsito de Mercurio.
Observatorios como los cuatro mencionados pueden considerarse como
antecedentes históricos, a veces llamados proto-observatorios, pero no suelen
compararse con aquellos con una construcción formal, así como de mayor
tradición y permanencia. Especial atención han merecido aquellos antiguos
que todavía subsisten, tal el caso del observatorio de Santafé de Bogotá
terminado en 1803 y que hoy hace parte de la Universidad Nacional de
Colombia.

Algunas fuentes corroboran la anterior prioridad

Una cronología de observatorios astronómicos que aparece en Wikipedia,


en la cual se señala que el observatorio de Santafé de Bogotá es el primero
de las Américas; es de interés observar que en este artículo la enciclopedia
mundial no exige revisión o eliminación de ambigüedades; y ninguno de los
cuatro observatorios citados antes aparece en la lista. El actual Observatorio
Astronómico Nacional de Colombia señala en su sitio de internet que es
el primero de América. Y un artículo de la Red Cultural del Banco de la
República ratifica esa primacía del observatorio de Santafé de Bogotá, en
atención a su construcción permanente y a que otros más antiguos tuvieron
carácter provisional.
Pero Unesco ha puesto punto final a la discusión al afirmar, en su “Portal to
the Heritage of Astronomy” que “Santa Fé de Bogotá Observatory is the first
astronomical observatory that was built on the American continent”.

Mutis: primer botánico de la américa tropical

Existe un libro de 2010 publicado por la editorial de la Universidad Johns


Hopkins y cuyo titulo traducido al español es José Celestino Mutis y la albo-
rada de la historia natural en el Nuevo Mundo, cuyos autores son Edward O.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 159


Wilson y José- María Gómez-Durán. Wilson es uno de los principales científicos
del mundo en la actualidad, tratadista de la evolución, iniciador de la llamada
sociobiología (estudio de los fundamentos biológicos del comportamiento
social), promotor de la consiliencia y la unidad del conocimiento y el mayor
experto mundial en hormigas. Y Gómez-Durán es miembro fundador de la
Asociación Ibérica de Mirmecología. Este último término es el nombre que se
da al estudio del comportamiento de las hormigas.
El libro sustenta que Mutis, en razón de la amplitud de sus logros científicos
y educativos, puede considerarse como el más importante de los pioneros
que sentaron las bases de la botánica de América tropical. Es un significativo
reconocimiento internacional a los logros del director de la Real Expedición
Botánica (1783-1816).

Mutis: primer entomólogo del Nuevo Mundo


por su estudio sobre las hormigas

El mencionado libro de Wilson y Gómez-Durán revela y detalla por


primera vez otra gran pasión de Mutis: el estudio del comportamiento y la
clasificación de las hormigas, una disciplina conocida hoy con la palabra
mirmecología y de la cual él fue pionero. Poco después de llegar a la Nueva
Granada en 1760, Mutis recibió una carta de Linneo, el célebre fundador del
sistema empleado universalmente para clasificar plantas y animales, en la cual
el célebre naturalista sueco le pedía que le enviara plantas del Nuevo Mundo
y que realizara una memoria sobre las hormigas americanas.
Una vez remontado el río Magdalena, don José Celestino llegó a Mariquita
y luego se internó en el bosque seco tropical, e inició un amplio programa
científico, nunca antes intentado, para estudiar esos insectos. Dice el libro que
los relatos de Mutis resisten el escrutinio actual, tan objetiva y perspicaz fue
su capacidad de observación de las hormigas y las termitas.
De la nada, Mutis se inventó una clasificación que muestra 12 especies,
cuyos nombres a veces eran los empleados por los lugareños: arriera sabanera,
arriera de la montaña, colorada, cazadora grande y cazadora pequeña, flechera.
Se sabe que don José Celestino escribió dos libros sobre sus observaciones,
los cuales se perdieron en alta mar. Pero el destacado historiador colombiano

160 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Guillermo Hernández de Alba identificó y organizó los diarios completos de
Mutis y los publicó. Como entre las 1.200 páginas de esta colección más de
100 incluyen los hallazgos de Mutis al respecto, fue posible que Wilson y
Gómez-Durán pudieran reconstruir en algún grado los textos perdidos.
Wilson y Gómez-Durán estuvieron en Colombia en 2007 y en las
vecindades de Mariquita recorrieron caminos tal vez seguidos por Mutis en
búsqueda de las hormigas. El libro de esos dos autores es muy bello y relata
con detalle la seriedad del trabajo de Mutis al respecto.
Así termina el libro que se ha venido comentando:
En lo más profundo de la historia, las hormigas arriera y pataloa han estado
presentes allí por más de 20 millones de años, con un trabajo que con
constante precisión impacta el ambiente. Si la humanidad no destruye todo
el planeta, ellas estarán allí millones de años más en el futuro. Mutis, el
primero en sondear sus misterios, será recordado por aquella presencia
durante mucho tiempo venidero. (Wilson y Gómez-Durán, 2010, p. 97).

Referencias

Arboleda, Luis C. (1987). Sobre una traducción inédita de los Principia al castellano he-
cha por Mutis en la Nueva Granada circa 1770. Revista Quipu, Vol. 4, No. 2, pp. 119-142.
Blom, Philipp. (2007). Encyclopédie. El triunfo de la razón en tiempos irracionales.
Anagrama, Barcelona.
Hernández de Alba, Guillermo. (1957-1958). Diario de observaciones de José Celes-
tino Mutis (1760-1790). Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, Editorial Minerva,
Bogotá.
Ortiz-Valdivieso, Pedro, Bernal-Villegas, Jaime y Gómez-Gutiérrez, Alberto. (2009).
Filosofía Natural Mutisiana. Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá.
Silva, Renán. (2005). La Ilustración en el virreinato de la Nueva Granada. La Carreta
Editores E. U., Medellín.
Soto-Arango, Diana. (2005). Mutis. Educador de la élite neogranadina. Rudecolom-
bia, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Tunja.
Universidad Nacional de Colombia. (2010). Los Ilustrados. Facultad de Ciencias Hu-
manas, Bogotá.
Wilson, Edward O. y Gómez-Durán, José M. (2010). José Celestino Mutis and the Dawn
of Natural History in the New World. The Johns Hopkins University Press, Baltimore.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 161


La cúpula de Brunelleschi 1

Darío Valencia-Restrepo

La naturaleza ha creado muchos hombres de apariencia


pequeña e insignificante pero que están dotados de espíritus
tan plenos de grandeza y corazones de tan ilimitado coraje
que no descansan hasta emprender y completar tareas
difíciles y casi imposibles, ante el asombro de quienes son
testigos de ellas.

C
on estas palabras comienza Vasari la biografía de Fili-
ppo Brunelleschi que aparece en su clásico libro Las vi-
das de los artistas. Nos referiremos más adelante a aquel
arquitecto e ingeniero del temprano Renacimiento Italiano en la
ciudad de Florencia, durante el Quattrocento o siglo XV, con el
objeto central de discutir su magna obra: la cúpula de la catedral
de Santa Maria del Fiore.

La plaza del duomo

Al llegar y recorrer a Florencia el visitante percibe la omni-


presencia de la cúpula de Brunelleschi que cubre el crucero de

1. Publicado en el suplemento Palabra & Obra del periódico El Mundo, de Medellín, el


31 de julio de 2009.

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la catedral mencionada y se alza con tal majestad que “las graciosas colinas
toscanas de los alrededores la reconocieron de inmediato como hermana”. La
plaza del duomo (catedral en italiano) alberga un hermoso conjunto compues-
to por la catedral de Santa María de la Flor y dos edificaciones separadas de
ella que son el campanile (campanario) y el baptisterio.
El campanile lleva el nombre de Giotto, el gran pintor que se encargara
de su diseño en 1334, y es una bella y airosa torre de planta cuadrada con 85
metros de altura, decorada en el exterior con mármoles de diversos colores y
dividida armónicamente en cinco elementos verticales, de los cuales los tres
superiores tienen ventanas ojivales típicas del estilo gótico. Por su parte, en
el antiguo baptisterio de San Juan de estilo románico se destacan su cúpula,
en el interior revestida de mosaicos, pero no visible desde el exterior como se
acostumbraba en el Trecento, y sus famosas tres puertas de bronce decoradas
con relieves, la segunda y la tercera por Lorenzo Ghiberti en el siglo XV (esta
tercera fue llamada por Miguel Ángel la “Puerta del Paraíso”) y la primera
realizada mucho antes por Andrea Pisano. Algunos elementos del baptisterio,
en especial la planta octogonal y la disposición de las nervaduras, fueron una
referencia para el domo de Brunelleschi. En este tercer edificio de la plaza
fueron bautizados muchos florentinos, el más notable de ellos Dante, quien
en el Canto XIX del “Infierno” en su Divina Comedia habla del mio bel San
Giovanni.

Santa María de la Flor

Durante el siglo XIII ocurrieron grandes cambios sociales en Florencia


y otras ciudades de Italia, pues la clase feudal estaba siendo superada por
grupos de mercaderes, banqueros y artesanos. El nuevo poder político quiso
reflejar también los cambios en la arquitectura mediante la construcción de
grandes edificios públicos como la catedral y el palacio de gobierno. Hacia
fines de dicho siglo, los dirigentes de la ciudad consideraron la restauración de
la vieja iglesia de Santa Reparata, pero luego se pensó en una nueva catedral
que sería “un más bello y honorable templo que cualquier otro en Toscana”.
La primera piedra fue puesta en 1296 y se decidió que Arnolfo di Cambio
fuera el primer arquitecto, para lo cual éste presentó un diseño que incluía una
fachada con mezcla de elementos gótico, románico y clásico.

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Grandes dificultades experimentó la construcción de la catedral hacia me-
diados del siglo XIV cuando se declaró la peste negra que cobró la vida de
cuatro quintas partes de la población florentina. Pero en 1366 la nave estaba
terminada y se planeaba entonces el extremo este de la iglesia que debía in-
cluir una cúpula. Por esa época no estaba claro si esta sería gótica apuntada o
hemisférica al estilo del panteón romano, ni tampoco si requeriría arbotantes
o más bien sólo se apoyaría en un muro de gran espesor, lo cual dio origen a
grandes disputas entre generaciones de arquitectos. Sin embargo, desde 1367
existió en la inconclusa catedral un muy respetado modelo con una cúpula
apuntada, que sería la más ancha y alta jamás construida, sin que nadie tuviera
la menor idea de cómo debía erigirse. Habría que señalar otros dos aspectos
problemáticos: la cúpula no se apoyaría sobre un muro o tambor cilíndrico
sino sobre uno de sección ortogonal que no tenía contrafuertes para resistir
empujes laterales; y la misma tampoco podría tener el soporte de los caracte-
rísticos arbotantes del gótico pues ello sería inaceptable desde el punto de vis-
ta visual y al parecer no se disponía de espacio para ponerlos. Correspondería
a Brunelleschi resolver genialmente todos los difíciles problemas al respecto.

Il capomaestro

Cuando la nueva catedral de Florencia llevaba más de un siglo de construc-


ción, el 19 de agosto de 1418 se anunció el siguiente concurso:
Quien desee presentar un modelo o diseño para la construcción de la cú-
pula principal de la catedral cuya construcción adelanta la Opera del duo-
mo –para armadura, andamio o cualquier otra cosa, o para dispositivo de
elevación de cargas con respecto a la construcción y perfeccionamiento de
la dicha cúpula- deberá hacerlo antes del fin del mes de septiembre. Si el
modelo es utilizado, el ganador tendrá derecho a recibir 200 florines de oro.
Filippo Brunelleschi fue uno de los concursantes. Había nacido en la misma
Florencia en 1377, recibido entrenamiento como orfebre y escultor, y en 1401
había sido designado maestro en el arte de la seda. No debe olvidarse que en
aquella época no existía la diferencia de hoy entre artista y artesano. En aquel
mismo año compitió con Ghiberti y otros cinco escultores para la realización
de los relieves de la segunda puerta del baptisterio, pero fue derrotado por Ghi-
berti a pesar de presentar un panel de gran fuerza sobre El Sacrificio de Isaac.
Decepcionado, decidió entonces consagrarse a la arquitectura. Como por aque-

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llos días existía un interés por la vuelta a los valores clásicos de la antigua
Roma, pero sin descuidar el aprovechamiento de tradiciones arquitectónicas
más recientes, es bien posible que Brunelleschi se dirigiera con su gran amigo
Donatello a dicha ciudad con el fin de estudiar lo que allí quedaba de su pasada
grandeza, en particular la ingeniería y arquitectura de señeras edificaciones
como el Panteón Romano.
Ya en agosto del año del concurso Filippo estaba construyendo con ayuda
de dos excepcionales escultores, Donatello y Nanni di Banco, un modelo en
ladrillo de la cúpula que llamó poderosamente la atención, pues era de tal ta-
maño que podía inspeccionarse caminando por su interior. Después de mucha
deliberación y consultas, se tomó una sorpresiva decisión ya que se designaron
dos arquitectos con el carácter de jefes (capomaestri): Brunelleschi y su viejo
rival Ghiberti que había presentado también una maqueta de ladrillo. No debió
ser una decisión que complaciera al héroe de nuestra historia, pero con el tiem-
po él se las ingenió para demostrar la falta de competencia de Ghiberti en esa
difícil obra y fue entonces nombrado como único capomaestro del domo en
construcción. Pero conviene recordar que a partir de 1425 Ghiberti se dedicaría
durante 27 años a la elaboración de la “Puerta del Paraíso”.

Una cúpula sin armazón

Lo que sorprendió a todo el mundo fue la propuesta de Filippo de cons-


truir una cúpula apuntada sin centrado o cimbra, o sea, sin una armazón que
soportara el peso de la cúpula durante la construcción, puesto que ella no
podría sostenerse por sí misma antes de la colocación de la clave en lo alto
de la estructura. Se consideraba obvio emplear una armazón de madera para
tal propósito, la cual debía apoyarse en el lejano suelo del crucero o sobre
una pila de tierra de considerable altura, procedimiento este último empleado
en la construcción de algunas cúpulas de estilo románico. Ya veremos cómo
Brunelleschi llevó a la práctica su propuesta.

Aspectos estructurales

Bien se sabe que las cúpulas hemisféricas tienden a aplanarse y a ejercer


un fuerte empuje lateral hacia afuera. Para disminuir este efecto, Brunelleschi

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escoge una cúpula apuntada, a la manera de los arcos de todo punto típicos del
estilo gótico, en la cual ocho nervaduras principales parten de cada uno de los
vértices de la base y confluyen en la clave, en este caso la base de una linterna
destinada a proporcionar luz al interior y que fuera diseñada por el mismo
capomaestro, pero que se erigiría después de su muerte. Dichas nervaduras
son visibles desde el exterior, tal como muestran imágenes de la cúpula, pero
no sobresalen en el interior de la iglesia.
Como el espesor del tambor era considerable, un domo macizo que arran-
cara hacia arriba con ese mismo espesor habría aumentado sustancialmente el
peso del mismo y tal vez llevado al colapso del tambor. Tuvo entonces Filippo
la idea extraordinaria y sin precedentes de disminuir el peso total mediante la
construcción de dos cascarones, uno interior más pesado y otro exterior que
tendría apoyos sobre el primero y contribuiría a contrarrestar en algún grado
el empuje hacia afuera del cascarón interior. Las ocho superficies alabeadas
de cada uno de los dos cascarones, situadas entre pares de nervaduras, estarían
unidas por estas mismas y por hileras de sillares.
De otra parte, el espesor de cada uno de los dos cascarones fue tal que per-
mitió inscribirles cada cierto tramo sendas circunferencias de ladrillo en esa
geometría ortogonal, de tal manera que se avanzó en la construcción como si
se tratara de cúpulas esféricas que, como se sabe, son autoportantes. Con el
fin de resistir el empuje lateral y mantener la mampostería en su sitio, a ciertos
intervalos se colocaron entre las hiladas de adobes grandes vigas de madera
amarradas con barras de hierro.
Con base en los aspectos anteriores, puede afirmarse que la estructura y la
forma de la cúpula de Brunelleschi constituyen una afortunada síntesis de los
estilos clásico y gótico.

La maquinaria

Uno de los problemas más serios en la construcción de estructuras de gran


altura como la cúpula se origina en la necesidad de elevar y colocar con exac-
titud bloques de piedra y mármol. El domo de la catedral tenía en su base 43
metros de diámetro y dicha base se encontraba a 55 metros del suelo. Por
ejemplo, Filippo se vio en la necesidad de subir hasta alturas semejantes cen-
tenares de bloques de arenisca, cada una con un peso de 1.700 libras inglesas,
para lo cual diseñó “máquinas no conocidas hasta entonces”.

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Entre las grúas y otros equipos diseñados para resolver el asunto, algunos
de los cuales serían de mucho interés posterior, se encuentran dos bien do-
cumentados: uno para colocar bloques denominado el Castelo, dibujado más
tarde por Leonardo da Vinci y erróneamente atribuido a él; y el otro una grúa
que podía ser accionada por un caballo.

Grandes obras de Brunelleschi

La más reconocida por la posteridad como un hito sin par en la historia de


la arquitectura y la ingeniería es la cúpula de la catedral de Florencia. Aunque
Filippo aceptó algunas sugerencias de Ghiberti y de otros concursantes, en
todo el proceso se siguió casi rigurosamente lo indicado por el modelo que
con ayuda de Donatello y Di Banco había presentado en aquel año de gracia
de 1418. La construcción se inició en 1420 y después de vencer numerosas
dificultades el domo fue terminado e inaugurado en 1436. Transcurrido más
de un siglo, un Miguel Ángel ya viejo subiría acompañado por dos asistentes
a inspeccionar la cúpula de Brunelleschi con el fin de buscar inspiración para
el diseño que haría de la cúpula de la basílica de San Pedro, en Roma, con
respecto a la cual ya había sido designado capomaestro.
Brunelleschi moriría en 1446 después de dejar otras importantes obras en
Florencia como el pórtico del Hospital de los Inocentes (Orfanato), considerada
por algunos como la primera obra de la arquitectura del Renacimiento y en el
que se destaca la mezcla de elementos tradicionales y originales; la sacristía
de la iglesia de San Lorenzo, en la cual aplicó principios de perspectiva que él
mismo había establecido; el proyecto para la basílica del Santo Spirito; y la di-
rección de los trabajos para la capilla de los Pazzi en el claustro de Santa Croce.

Conclusión

Aunque es discutible afirmar que Brunelleschi creó el estilo renacentista


en arquitectura, su contribución fue fundamental para que Florencia liderara
en Europa la transición de la Edad Media al Renacimiento. Además, fue el
primero en entender el sistema estructural de la antigüedad clásica y en adap-
tar sus principios a las necesidades de su tiempo.

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Conviene destacar que en la antigua Roma la arquitectura era considerada
una actividad menor y que en la Edad Media los constructores de las catedra-
les góticas permanecieron prácticamente en el anonimato. Por ello es impor-
tante señalar que Filippo elevó dichas actividades a una categoría superior y
a una estima social tal que la arquitectura empezó a ser reconocida como una
profesión liberal y noble que iba más allá de lo manual y mecánico, y que ya
empezaba a ocuparse de la organización del espacio urbano con una visión de
ciudad.
Pero no menos significativa fue su contribución al desarrollo de la ingenie-
ría, tanto civil como mecánica, gracias a su comprensión de las fuerzas, los
elementos estructurales y el proceso constructivo del domo de Florencia, así
como a los ingenios que diseñó para la elevación y colocación de cargas. En la
historia de la ingeniería se habla de los paradigmas que han ido configurando
la profesión como hoy la conocemos. Maestro Constructor es el nombre asig-
nado al primer paradigma y correspondería precisamente al capomaestro de
que hemos hablado. Puede entonces afirmarse que nadie encarna mejor este
paradigma que Filippo Brunelleschi.

168 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Situación y perspectivas de
la Inteligencia Artificial 1

Darío Valencia-Restrepo

N
o existe acuerdo entre los expertos sobre el futuro de
la Inteligencia Artificial (IA), aunque es un hecho que
ya se ha alcanzado una inteligencia restringida, como lo
prueba la victoria de Deep Blue en 1997 sobre uno de los grandes
en la historia del ajedrez, Garri Kasparov. Algunos consideran
que será posible lograr la Inteligencia Artificial General (IAG), o
sea, la capacidad de emular la inteligencia de los seres humanos,
e incluso se atreven a señalar más o menos cuándo, en tanto otros
conocedores dicen que esto es imposible. Si se alcanzase la IAG,
tal vez habría mayor acuerdo en que sería entonces ineludible el
rápido progreso para obtener la superinteligencia, una capacidad
superior al nivel humano.
La controversia se intensifica cuándo se discuten las bondades
o peligros futuros de esas máquinas, pero es indudable que en
la actualidad estas continuarán mejorando en forma significativa
su desempeño, después de décadas de esperanzas y promesas
incumplidas. Pero más importante que ocuparse de predicciones
de largo plazo, de lo bueno o malo que puede ocurrir, es urgente
analizar primero lo que ya está pasando, lo que ya es una realidad
con la IA. Luego, presentaremos algunos hitos históricos, los
1. Publicado en ALEPH Convergencia de saberes, un libro editado por Carlos-Enrique
Ruiz y publicado para conmemorar el número 200 de la Revista Aleph (2022).

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caminos que hoy se siguen en procura de avanzar la IA y opiniones sobre lo
que podría ocurrir en el futuro.

Una Inteligencia Artificial que vigila y decide por nosotros

Sin que tengamos cabal conciencia, la IA está afectando constantemente


nuestro comportamiento, pues su empleo se está generalizando y cada vez
son mayores sus aplicaciones, incluso en Colombia. Un ejemplo podría
ayudarnos. Existen máquinas que reconocen un conjunto de programas
(software) que les permiten realizar ciertas tareas, como por ejemplo guardar
datos, analizarlos, actualizarlos y descartar los incorrectos o innecesarios.
Los datos podrían referirse a la historia clínica de un gran número de personas
que han tenido enfermedades, han sido diagnosticadas y recibido uno u otro
tratamiento. Ante tantos casos médicos, la máquina tiene la capacidad de
descartar tratamientos que no han funcionado, actualizarse constantemente
con los mejores diagnósticos y tratamientos de determinadas enfermedades y
recomendar lo que debería hacer un médico, usuario de una de las máquinas,
cuando esté tratando un paciente específico. Estamos ante uno de los
caminos más promisorios de la IA, la máquina que “aprende” y que en este
caso colabora con el médico, cuya información es pequeña frente a la de
la máquina, antes de que él tome la decisión final. Ya existe en Londres el
primer proveedor de cuidados de salud con carácter digital, llamado Babylon
Health, cuya misión dice ser la siguiente: Poner a disposición de cualquier
persona en el mundo un servicio de salud accesible y de módico costo.
Agrega el fundador, Ali Parsa, que la mejor manera de cumplir lo anterior es
lograr que el paciente no necesite una cita médica. De mucho interés es saber
que, cuando la compañía empezó a aconsejar pacientes, la mitad de ellos
prescindieron de solicitar cita médica ya que se dieron cuenta de que no la
necesitaban. Sorprende saber que la primera de las aplicaciones de este tipo,
cuyo nombre se indicó anteriormente, está integrada al Servicio Nacional
de Salud del Reino Unido, tradicionalmente considerado como uno de los
mejores del mundo.
Cuando una máquina de las mencionadas sigue las instrucciones,
detalladas y explícitas que el software le proporciona, está aplicando un
algoritmo para resolver un asunto, y veremos cómo estamos invadidos en la
vida diaria de algoritmos. Muchas personas que aprovechan un computador

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para inscribirse en las redes sociales, en forma ingenua proporcionan
toda clase de información y de datos sobre sus actividades personales y
preferencias, todo lo cual es almacenado por la red respectiva para fines
ulteriores. Quienes navegan por internet para visitar diferentes sitios dejan
una huella que también queda registrada para ser usada posteriormente. Con
personas voluntarias, se han obtenido resultados sorprendentes a partir de
los clics sobre “Me gusta” de Facebook: con solo diez, la descripción de la
personalidad fue mejor que la estimada por los compañeros de trabajo; con
100, mejor que la familia; y con más de 230, mejor que la propia pareja.
Una empresa tristemente célebre, llamada Cambridge Analytica,
aprovechó las laxas restricciones de Facebook para apoderarse de los datos
personales de decenas de millones de estadounidenses a partir de sus cuentas
en dicha red social, de modo que pudo reunir entre 4.000 y 5.000 puntos de
datos asociados a cada ciudadano. Esos datos revelaron, en forma directa o
mediante algoritmos de análisis, atributos relacionados con ideas políticas,
comportamiento, estilo de vida, experiencias, motivación... Mediante
manipulación de aquellos ciudadanos, la empresa contribuyó en forma
decisiva a la victoria del Donald Trump en 2016. También se ha dicho que la
salida del Reino Unido de la Unión Europea ocurrió gracias a la intervención
de la misma Cambridge Analytica.
Un reciente estudio de la Universidad de Georgia partió de la base de que
nuestra vida cotidiana está regida por algoritmos, ya sea que, por ejemplo,
estemos comprando en forma virtual, decidiendo qué ver en la televisión o
reservando un vuelo, para luego indicar que esos algoritmos hacen parte de
alguna máquina con capacidad de IA. El estudio concluyó con un importante
resultado: cuando se trata de decisiones muy complejas, los seres humanos
están más inclinados a confiar en los algoritmos que en sus propias decisiones.
Esa confianza en los algoritmos que nos hacen recomendaciones o
sugerencias que son atendidas en forma casi automática, impide que los usuarios
empleen su capacidad de juicio y ausculten sus verdaderas inclinaciones o
actitudes, de modo que están dejando de lado el aprovechamiento de facultades
que nos hacen verdaderamente humanos. Se trata entonces de ignorar las
incertidumbres y dificultades que presenta la vida diaria, para atenerse a las
supuestas “verdades” de los propietarios de los algoritmos, cuya intención es
aprovechar cierta vulnerabilidad de las personas con el fin de homogenizar
las sociedades e inculcar en ellas comportamientos que favorecen intereses
políticos y económicos.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 171


Veamos lo que señala un destacado filósofo francés en un reciente libro
(Sadin, 2020, p. 17-18):
De ahora en adelante, la carga conferida a lo digital no consiste solamente
en permitir el almacenamiento, la indexación y la manipulación más
sencilla de corpus cifrados, textuales, sonoros e icónicos con vistas a
diferentes finalidades, sino en divulgar de modo automatizado el tenor
de situaciones de toda índole. Lo digital se erige como una potencia ale-
theica, una instancia consagrada a exponer la aletheia, la verdad, en el
sentido en que la definía la filosofía griega antigua, que la entendía como
develamiento, como la manifestación de la realidad de los fenómenos más
allá de sus apariencias. Lo digital se erige como un órgano habilitado para
peritar lo real de modo más fiable que nosotros mismos, así como para
revelarnos dimensiones hasta ahora ocultas a nuestra conciencia. Y en esto
asume la forma de un tecno-logos, una entidad artefactual dotada del poder
de enunciar siempre con más precisión y sin demora alguna, el supuesto
estado de las cosas.
En un artículo que se refiere a un nuevo paradigma educativo (Vallejo-
Gómez, 2019), propuesto por el libro La escuela de la vida, de Jean-Michel
Blanquer, el autor llama la atención sobre lo que viene ocurriendo con la
revolución digital y la globalización de algoritmos y programas para producir,
organizar y vender “información”, lo cual está dando origen a un cambio de
civilización y a la necesidad de una modificación de la metodología educativa
que tenga en cuenta el paradigma de la complejidad. Dicho artículo incluye
una grave advertencia y una propuesta (p. 32):
Pero la era digital ha relanzado la “democratización” de las fuentes diversas
de información y cierta “vulgarización” de conocimientos, que convierten
a la Red Digital en un mercado abierto del saber, donde reina el sofista, el
culebrero, el argumento oportunista y el ad hominem, el sexual, el violento
y el sanguinario. En esa Red, sin otra regulación cognitiva que la de la
inteligencia artificial, se impone la credulidad, la ingenuidad del “todo se
vale”, la opinión subjetiva y la mentalidad complotista, en suma, la Red
Digital se ha convertido en una Tiranía planetaria. Huelga con urgencia,
educar al manejo razonable de esa hidra digital.
Millones de internautas no creen en los principios racionales de la ciencia
experimental ni en los resultados comprobados de una teoría científica. Pululan
los médicos charlatanes y los sabios de pacotilla; redes de “falsos amigos”

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manipulan las elecciones y fragilizan el sistema democrático. La Red Digital
se ha convertido en una minería de datos donde solo importa acumular, de
manera amañada y ególatra: colores, gustos, imágenes, ejemplos de “grupos
de amigos” que reconfortan impresiones, sensaciones, sentimientos, creencias;
maraña perversa al servicio de la oferta y la demanda del mercado liberal.
La Red digital, la nueva “mano invisible” del capitalismo esquizofrénico.
Pocos ciudadanos, realmente ilustrados, utilizan la Red Digital como un
simple instrumento estratégico para organizar informaciones en función de lo
verídico y lo probable.
El empleo abusivo de los grandes volúmenes de datos personales está ya
conduciendo a distorsiones de valores y conductas. El Gran Hermano, de la
novela de George Orwell, 1984, adquiere una nueva forma en nuestro tiempo,
tal como se indica a continuación (Serrano, 2019):
Tu smart TV te observa. Pero también tu teléfono, tu coche, tu robot de
limpieza, tu asistente de Google y hasta esa pulserita que monitoriza el
número de pasos que das. Una pista: todos los productos que llevan la
palabra smart o incluyen la coletilla de ‹personalizado› ejercen de fieles
soldados al servicio del capitalismo de vigilancia. Así lo resume Shoshana
Zuboff, profesora emérita de la Harvard Business School y creadora del
concepto llamado a sepultar el capitalismo que hemos conocido hasta
ahora.
La cita anterior menciona a una autora cuyo libro sobre el capitalismo de
vigilancia ha merecido grandes elogios. Uno de sus apartes (Zuboff, 2020, p. 35):
Pese a la habilidad técnica y el talento informático de Google, el verdadero
mérito de su éxito corresponde a la imposición de unas relaciones sociales
radicales declaradas reales por la compañía, una imposición que comenzó
por el desprecio tanto por todas las fronteras de la experiencia humana
privada como por la integridad moral del individuo autónomo. En su lugar,
el capitalismo de la vigilancia afirmó su derecho a invadir a voluntad, a
usurpar los derechos de decisión individuales, en beneficio de la vigilancia
unilateral y de la extracción autoautorizada de la experiencia humana
para lucro de otros. Tan invasivas pretensiones fueron alimentadas por
la ausencia de una legislación que impidiera su materialización, por la
comunidad de intereses entre los capitalistas de la vigilancia en ciernes y
las agencias de inteligencia de los Estados, y por la tenacidad con la que la
corporación empresarial en cuestión defendió sus nuevos territorios.

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Hitos fundacionales

Un artículo sobre los orígenes de los computadores digitales (Randell,


1972, pp. 14-15) considera que la primera vez que en forma explícita se
habló de la posibilidad de almacenar instrucciones, es decir un programa,
en la memoria principal de una máquina, con el fin de que le permitiera a
esta llevar a cabo cierta tarea, fue en un informe de 1945 presentado por
John von Neumann, por lo cual este matemático de origen húngaro es
considerado el padre del computador moderno. En el mismo artículo se
analiza las implicaciones que al respecto tuvo un importante artículo de 1936
escrito por el inglés Alan Turing, pionero en las ciencias de la computación
y la informática. Turing también fue el primero en darse cuenta de que una
máquina como la antes descrita podría jugar al ajedrez, un paso fundacional
hacia la IA; en 1948 empezó a escribir un algoritmo para tal efecto, el cual
completó dos años después. Como apenas se estaban desarrollando los
computadores, asumió el papel de máquina para jugar una partida que en la
actualidad se conoce.
Fue el mismo Turing el primero en realizar una contribución substancial
a la IA. En una conferencia de 1947 en Londres, expresó: “Lo que queremos
es una máquina que pueda aprender a partir de la experiencia” y que “el
mecanismo que proporciona lo anterior es la posibilidad de permitir que
la máquina altere sus propias instrucciones.” En una copia del manuscrito
original de un informe (Turing, 1948) el autor empieza así:
Propongo investigar si es posible que una maquinaria muestre
comportamiento inteligente. Lo usual es suponer, sin argumentos, que
ello no es posible. Revelan esta actitud común algunos dichos: “actuando
como una máquina“ y “comportamiento puramente mecánico”. No es
difícil ver por qué han aparecido esas actitudes. Algunas de las razones
son:
La indisposición a admitir la posibilidad de que la humanidad pueda
tener rivales en cuanto el poder intelectual. (…)
La creencia religiosa de que se comete una suerte de irreverencia
prometeica al intentar construir tales máquinas.
El muy limitado carácter de la maquinaria que se ha utilizado hasta
tiempo reciente (es decir, hasta 1940). (…)

174 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


El mismo Von Neumann hizo una notable contribución al futuro de la
IA durante la preparación en 1956 de unas conferencias para la Universidad
de Yale, las cuales no pudo pronunciar ni terminar el manuscrito debido a
una enfermedad. Tan trascendental fue el contenido de dicho trabajo, que el
incompleto manuscrito fue publicado póstumamente en 1958 con el título The
Computer and the Brain, del cual existe un libro con una versión al español
(Von Neumann, 1999). Fue la primera vez que se hacía una indagación seria
sobre el cerebro humano desde la perspectiva de un matemático y un experto
en computadores, al establecer un puente entre los computadores digitales y
la neurociencia. Por ejemplo, anotó que la respuesta de las neuronas es digital,
ya que el axón se activa o no se activa; la forma como funcionan las neuronas
ha llevado mucho más tarde a la construcción de sistemas basados en el
modelo neuronal, tanto para el software como para el hardware. Se refirió
a la muy lenta respuesta del proceso neuronal, lo cual es compensado en el
cerebro con un proceso extraordinario de trabajo en paralelo. Bien se sabe
que los computadores se distinguen por la capacidad de llevar a cabo tareas
en paralelo. Von Neumann se ocupó de las diferencias entre el computador
y el cerebro humano, pero indicó que, a pesar de ellas, el computador puede
hacer algo similar, pues, en particular, los mecanismos análogos (no digitales)
del cerebro pueden ser emulados por mecanismos digitales con el grado de
precisión que se desee (Kurzweil, 2013, pp. 191-193).
Otro de los grandes de nuestra historia es Claude Shanon, quien
es considerado el fundador de la teoría de la información gracias a un
trascendental artículo (Shanon, 1948). Mostró que, si un canal transmite
información con algún error, este puede ser corregido repitiendo la
transmisión el número de veces que sea necesario hasta alcanzar la precisión
deseada. Este principio de redundancia que hoy parece casi obvio, fue un
hallazgo fundamental para la época. El mismo Shanon publicó en 1949 un
artículo titulado “Programar un computador para que juegue ajedrez”, en el
cual mostró que los computadores podían ir más allá de los simples cálculos
matemáticos, pues tenían el potencial de manipular la información en el
nivel de abstracción que fuere necesario para efectuar los movimientos del
llamado juego ciencia (Reese, 2020, pp. 34-35).
Para terminar este apretado recorrido histórico, a modo de recapitulación
señalemos que Turing mostró que las máquinas podían ser programadas,
Von Neumann averiguó cómo construir el hardware y Shanon mostró cómo
el software podía ir más allá de los cálculos matemáticos.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 175


Factibilidad y peligros de una Inteligencia Artificial
que emule la inteligencia humana

Para una eventual llegada a la IAG, son bien diversos los métodos de
trabajo que se han propuesto y las opiniones y argumentos para concluir si
es factible alcanzar o no dicha meta. Se discute, a veces con pasión, sobre
los peligros o las bondades de una eventual IAG. Mencionaremos al respecto
algunos autores cuyas publicaciones han sido recibidas con interés.
Objeciones teóricas. Podría mencionarse algunas: Husserl y Heidegger
se encontraron con una tarea inacabable cuando intentaron definir en forma
simbólica los conceptos humanos, algo que también enfrentaría la IA;
“entender” conceptos es diferente a la manipulación de símbolos; la actividad
motora debida a estímulos sensoriales y otras capacidades no obedecen a
procesos de pensamiento tales como los estudiados en la IA; el pensamiento
humano es holístico y no puede dividirse en subprocesos tal como lo hace la IA
al aproximarse al asunto; y el pensamiento humano con infinitas excepciones
y ambigüedades es muy complejo para los computadores. Lo anterior se
discute en un libro de interés (Jackson, 2019, pp. xix-xxi).
Agregaríamos una objeción adicional. Como nuestro cerebro está
compuesto de partículas elementales, puede deducirse que el estudio de sus
procesos mentales, en especial la conciencia, exige considerar fenómenos
subyacentes estudiados en la mecánica cuántica, algo muy difícil de tratar
y, llegado el caso, de modelar en la IA. Un obstáculo similar adujo quien
esto escribe para oponerse a lo expresado por Yuval Noah Harari, en su
libro Homo Deus, cuando afirmó que los seres humanos somos algoritmos
(Valencia-Restrepo, 2018).
Utopía y distopía. Los utópicos ven los albores de la IAG como la última
frontera de la prosperidad humana para expandir nuestra conciencia; un
futuro radical en el cual los seres humanos y las máquinas se fusionarán
por completo; la posibilidad de llevar nuestras mentes a la nube; hacia 2029
se tendrá la IAG y la superinteligencia se alcanzará hacia 2045, momento
denominado la singularidad; y la creación de la superinteligencia permitirá a
la civilización humana resolver problemas en la actualidad insolubles.
Pero los distópicos no se han callado e incluso se refieren a peligros ya
existentes: Elon Musk ha dicho de la superinteligencia que es el mayor riesgo

176 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


al que nos enfrentamos como civilización; Stephen Hawking se ha unido
a la corriente distópica, al señalar a la BBC que la IA augura el fin de la
raza humana; lo más preocupante es el problema del control o el problema
del alineamiento de valores; y la IA está ya contribuyendo al aumento del
desempleo, la mayor desigualdad y la pérdida de nuestra autonomía.
Algunos de los temas anteriores se discuten en un libro reciente (Kai-Fu
Lee, 2020, pp. 186-230), en el cual se encuentra una crítica de las predicciones
(p. 190):
El error de muchos pronósticos de la IAG es simplemente tomar el
rápido avance de la década pasada y extrapolarlo hacia fuera o lanzarlo
exponencialmente hacia arriba en una bola de nieve imparable de la
inteligencia informática. El aprendizaje profundo (de las máquinas)
representa una mejora importante en el aprendizaje automático, un
movimiento hacia un nuevo nivel con una variedad de usos en el mundo
real. Pero no hay pruebas de que este cambio alcista sea el comienzo de un
crecimiento exponencial en la carrera inevitable hacia la IAG, y luego la
superinteligencia, a un ritmo cada vez mayor.
La cuestión de las metas u objetivos. Es bien posible que un aspecto central
y más difícil de contemplar en la actual aguda controversia sobre el futuro
de la IA, tenga que ver con las metas. ¿Deben incorporarse metas en la IA y,
de ser así, cuáles? (Tegmark, 2018, pp. 249-280). De interés cómo el autor
describe el desarrollo de las metas: Física, el origen de las metas; Biología, la
evolución de las metas; Psicología, la búsqueda y rebelión contra las metas;
Ingeniería: tercería de las metas; IA amistosa, alineamiento de metas; y Ética,
la elección de metas. Pero ¿cuáles son las metas últimas? Una reflexión final
(p. 279):
(…) parece que los humanos somos un accidente histórico y no la solución
óptima de un bien definido problema de la Física. Ello sugiere que una IA
superinteligente con una meta definida rigorosamente será capaz de mejorar
su meta mediante nuestra eliminación. Esto significa que, para decidir con
sabiduría qué hacer con respecto al desarrollo de la IA, los humanos no solo
debemos confrontar los retos de la computación tradicional, sino también
las más obstinadas cuestiones en filosofía. Para programar los vehículos
sin conductor, debemos resolver el problema de a quien golpear durante
un accidente. Para programar una IA amistosa, necesitamos capturar el
significado de la vida. ¿Qué es “significado”? ¿Qué es “vida”? ¿Cuál es el

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 177


último imperativo ético? En otras palabras, deberíamos luchar para dar forma
al futuro de nuestro universo. Si cedemos el control a una superinteligencia
antes de responder en forma rigurosa las cuestiones anteriores, llegará una
respuesta que prescindirá de nosotros. Es entonces oportuno revivir los
debates clásicos de la filosofía y la ética, y añadir una nueva urgencia a la
conversación (la más importante de nuestro tiempo).
Un problema moral. Como parte del capítulo denominado La hora de la
verdad, en un libro se incluyen los siguientes comentarios (Bostrom, 2018,
pp. 260-261):
Ante la perspectiva de una explosión de inteligencia, los humanos somos
como niños pequeños jugando con una bomba. Tal es el desajuste entre el
poder del juguete y la inmadurez de nuestra conducta. (…)
La explosión de inteligencia todavía podría tardar muchas décadas en
llegar. Además, nos enfrentamos también al desafío de aferrarnos a nuestra
humanidad: mantener nuestras raíces, sentido común y jovial decencia
incluso en las fauces del problema más antinatural e inhumano. Tenemos
que poner todo nuestro ingenio humano a trabajar en su solución.
Sin embargo, no debemos perder de vista qué es universalmente
importante. Más allá de la niebla de trivialidades cotidianas, podemos
percibir -aunque sea débilmente- la tarea esencia de nuestra época. En este
libro hemos tratado de discernir los rasgos de lo que no deja de ser una
visión relativamente amorfa y negativamente definida -una que presenta
como nuestra prioridad moral principal (al menos desde el punto de vista
impersonal y secular) la reducción del riesgo existencial y el logro de una
trayectoria civilizatoria que conduzca a un uso compasivo y jubiloso de los
recursos cósmicos de la humanidad.
Imposible saber si se alcanzará la IAG. Se ha considerado que existen límites
para lo que los computadores pueden simular, los problemas que ellos pueden
resolver y los procedimientos que pueden llevar a cabo. Sin embargo, nuestro
conocimiento de estos límites y de la inteligencia natural no es suficiente para
determinar si la obtención de la Inteligencia Artificial General (IAG) está
dentro del ámbito de la habilidad computacional. Los investigadores del a IA
no tienen suficiente evidencia para decidir si se pueden fabricar máquinas tan
inteligentes como los seres humanos (Jackson, 2019, p. 62).
Imposibilidad de la IAG. Un gran físico y profesor de matemáticas en
la Universidad de Oxford, Roger Penrose, señala que nunca se obtendrá la

178 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


IAG. Considera que se carece de cruciales conocimientos de la física, sin los
cuales nunca comprenderemos la mente y sin los cuales tampoco se alcanzará
la llamada teoría del todo (un marco teórico que unifique el tratamiento de
las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza). Lo que ocurre en la mente
humana es muy diferente de las tareas que realiza cualquier computador
existente o imaginable, pues estos no pueden emular la conciencia, una
propiedad que depende de los efectos de la gravedad cuántica dentro de las
neuronas, no entre ellas, donde se encuentran unas estructuras moleculares
llamadas microtubos (una hipótesis compartida con el psicólogo Stuart
Hameroff).
Por otra parte, Penrose sostiene que, los teoremas referentes a la máquina
de Turing (no se puede asegurar que todo programa que se le someta terminará
en algún momento) y a lo obtenido por Kurt Gödel (en un sistema matemático
pueden existir proposiciones cuya veracidad o falsedad no pueda demostrarse),
implican que la inteligencia humana trasciende los computadores. Podríamos
recordar que Stephen Hawking concluyó que tal vez no es posible formular
la teoría del universo mediante un número finito de enunciados, y que ello
podría ser equivalente a lo indicado por Turing y Gödel. Entonces podemos
preguntar si tal vez algo análogo ocurriría en el intento de representar la mente.
Mucho de lo anterior se encuentra en uno de los libros más brillantes que
se hayan escrito en años recientes (Penrose, 2016).
Una predicción optimista. Cuando cumplía cien años, el creador de la
hipótesis Gaia y respetado ambientalista publicó un sorprendente libro
(Lovelock, 2019). Considera el autor que nos aproximamos al fin de la era
geológica conocida con el nombre de Antropoceno y está surgiendo una
nueva que él llama Novacene y que podríamos traducir con el neologismo
Novaceno, la cual se caracteriza por los crecientes avances de la IA, como la
del programa de computador AlphaGo que aprendió por sí mismo a jugar go,
mucho más complejo que el ajedrez, y derrotó al mejor jugador. La nueva era
se inició con la necesidad de emplear computadores que se diseñen y fabriquen
otros computadores, tal como la máquina que se enseñó a sí misma a jugar go,
y los mencionados avances de la IA llevarán a la aparición de nuevos entes
hiperinteligentes. Pero alejado de las visiones catastrofistas, Lovelock señala
que aquellos, como nosotros, necesitarán un planeta saludable y entonces
serán nuestros socios en la lucha contra las actuales amenazas del cambio
climático.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 179


Caminos hacia la superinteligencia

Existe la versión en español de un libro importante (Bostrom, 2018), cuyo


autor es profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad de Oxford.
Bien se sabe que las actuales máquinas están lejos de haber alcanzado las
capacidades del ser humano, o sea, lo que antes denominamos Inteligencia
Artificial General (IAG) pero de alcanzarse esta, parecería más despejado el
camino hacia la superinteligencia. El autor del libro mencionado señala los
actuales cinco caminos de investigación hacia la superinteligencia, entre los
cuales la IA es uno de ellos (pp. 22-51):
La IA, que requiere enorme capacidad de recursos computacionales
si se desea seguir el proceso evolutivo que condujo a la inteligencia de
nivel humano. Aquí se incluiría la promisoria máquina que aprende, muy
exitosa recientemente porque aprendió a jugar ajedrez y go cuando solo se
le suministraron las reglas básicas del juego; se comprobó que alcanzaron,
mediante el enfrentamiento de partidas contra sí misma, niveles sobrehumanos
de calidad.
Emulación completa del cerebro, la cual exigiría producir un software
inteligente a partir del escaneo y modelado minucioso de la estructura
computacional de un cerebro biológico. Sería como copiar la naturaleza.
Cognición biológica, que aspira a mejorar el funcionamiento de los
cerebros biológicos. Una posibilidad serían las mejoras biomédicas con
fármacos que se supone pueden mejorar la memoria, la concentración y la
energía mental.
Interfaces cerebro ordenador, una especie de alianza entre el ser humano
y el computador que, tal vez a partir de implantes, crearía un híbrido que
aprovecharía las ventajas del computador en cuanto a memoria enorme y
perfecta, cálculo rápido y preciso, y transmisión de datos por banda ancha.
Redes y organizaciones, con las cuales se considera la posibilidad de crear
superinteligencia mediante un sistema compuesto por redes y organizaciones
que unen las mentes humanas individuales entre sí y con artefactos y robots.
El llamado crowd computing (multitudes que computan) va en esta dirección;
se trata de distribuir el trabajo entre un gran número de seres humanos
conectados por internet, con el fin de realizar un trabajo prácticamente
prohibitivo para un solo computador.

180 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Considera el autor del libro que la IA y la emulación completa del cerebro
parecen ser las rutas que pueden llegar a la superinteligencia, aunque subsisten
problemas y obstáculos. El progreso de la segunda ruta permitiría una opción
más rápida hacia el punto de llegada: una IA con emulaciones parciales del
cerebro. Se destaca en el libro un aspecto amenazante. Empieza por referirse
al lento aumento de las máquinas hacia la inteligencia humana, algo que
algún día se alcanzará, aunque puede tomar mucho tiempo y es imposible
saber la fecha de ese acontecimiento. Pero, a partir de ahí, se puede iniciar
un proceso rapidísimo de las máquinas para llegar a la superinteligencia,
lo que significaría que un colectivo de ellas dominaría completamente a la
humanidad. Ese es el peligro y lo indicado es empezar a pensar desde ahora
cómo no perder el control de esos artefactos.
Con respecto a la colaboración ser humano máquina, dos coautores
tienen una visión amigable, sin nada que implique implantes en el cerebro o
cosas parecidas, que haría parte de lo que ahora empiezan a llamar la cuarta
revolución industrial (Daugherty y Wilson, 2018). En sus propias palabras (p.
209):
Hasta el momento, sin embargo, un pequeño número de compañías que
hemos encuestado han empezado a adquirir el potencial de fusionar
habilidades (entre el ser humano y la máquina), y al hacerlo se han
dado cuenta de cómo reimaginar sus negocios, modelos operacionales y
procesos de innovación. Esas firmas han reconocido que la IA no es la
típica inversión de capital, ya que su valor en realidad crece en el tiempo
e, igualmente, mejora el valor de la gente. Cuando se permite que los seres
humanos y las máquinas hagan lo que cada cual hace mejor, el resultado
es un círculo virtuoso que propicia un trabajo que lleva al aumento de
la productividad y de la satisfacción del trabajador, así como a mayores
innovaciones.
Otro autor (Minsky, 2007, pp. 22-30) ha propuesto una muy diferente línea
de trabajo para la emulación del cerebro, que parte de la siguiente hipótesis:
el cerebro humano posee un conjunto de partes o recursos, de modo que un
subconjunto de ellos es utilizado para el pensamiento y otro subconjunto
para las emociones. Ello quiere decir que, a pesar de que uno y otras parecen
radicalmente diferentes, obedecen a procesos similares de la actividad mental.
Para entender esos procesos, y eventualmente representarlos en una máquina,
es necesario reconocer cómo la actividad mental puede progresar desde niveles
básicos hasta niveles superiores, así: reacción instintiva, reacción aprendida,

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 181


deliberación, autorreflexión y autoconciencia. El primer nivel corresponde a
instintos básicos que se poseen desde el nacimiento, en tanto que los más altos
niveles corresponden a un cierto tipo de ideas que se adquieren más tarde y
que toman nombres como ética y valores. Y en los niveles intermedios se
encuentran los métodos con los cuales lidiamos toda suerte de problemas,
conflictos y metas; esto incluye mucho del pensamiento cotidiano del sentido
común. Cree entonces dicho autor que será posible construir una máquina
que simule emociones humanas. Sin embargo, después de analizar diferentes
artículos al respecto, creemos altamente improbable que se alcance dicha
meta por los medios sugeridos por Minsky.

Referencias

Bostrom, N. (2018). Superinteligencia, caminos, peligros, estrategias. Teell Edito-


rial, España.
Daugherty, P. y Wilson, H. J. (2018). Human + Machine. Reimagining Work in the
Age of IA. Harvard Business Review Press, Boston.
Jackson, P. (2019). Introduction to Artificial Intelligence. Dover Publications, Mineo-
la, New York.
Kai-Fu, L. (2020). Superpotencias de la inteligencia artificial. China, Silicon Valley
y el nuevo orden mundial. Editorial Planeta, Barcelona.
Kurzweil, R. (2013). How to Create a Mind. The Secret of Human Thought Revealed.
Penguin Books, New York City.
Lovelock, J. (2019). Novacene. The Coming Age of Hyperintelligence. The MT Press,
Cambridge, Massachusetts.
Minsky, M. (2007). The Emotion Machine. Commonsense Thinking, Artificial Inte-
lligence, and the Future of the Human Mind. Simon & Schuster Paperbacks, New York
City.
Neumann, J. von. (1999). El ordenador y el cerebro. Antoni Bosch editor, Barcelona.
Penrose, R (2016). The Emperor’s New Mind: Concerning Computers, Minds, and
the Laws of Physics. Oxford University Press, United Kingdom.
Randell, B. (1972). “On Alan Turing and the Origins of Digital Computers”, Machine
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Reese, B. (2020). The Fourth Age. Smart Robots, Conscious Computers, and the Fu-
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Sadin, E. (2020). La inteligencia artificial o el desafío del siglo. Anatomía de un an-
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ducto eres tú (y prefieres no saberlo)”. www.eleconomista.es

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co El Mundo, Medellín. (ver http://valenciad.com/files/201801.pdf).
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Revista Aleph, No. 191, pp. 30-39. Manizales.
Zuboff, S. (2020). La era del capitalismo de vigilancia. La lucha por un futuro huma-
no frente a las nuevas fronteras del poder. Editorial Planeta. Barcelona.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 183


Francisco-Antonio Zea en
el Real Jardín Botánico de
Madrid 1

Darío Valencia-Restrepo

E
l 4 de abril de 1804 Francisco Antonio Zea es nombra-
do primer profesor y encargado del gobierno y dirección
del Real Jardín Botánico de Madrid, posición esta última
que desempeñaría hasta 1808. La institución había sido creada
en 1755 durante el reinado de Fernando VI y a principios del
siglo XIX se había convertido en uno de los más importantes
jardines botánicos de Europa. Además, su colección de plantas se
ampliaría al recibir las provenientes de América, pues el Jardín
había participado en el desarrollo de expediciones científicas de
carácter botánico a la Nueva Granada, al virreinato del Perú y a
la Nueva España (México). ¿Cómo fue posible que un neograna-
dino nacido en Medellín en 1766 llegara a ocupar tan importante
posición en la España metropolitana?

El apoyo de dos naturalistas

Zea fue uno de los ilustrados formados por José Félix de Res-
trepo en el Colegio Seminario de Popayán durante la década de
1780, donde tuvo como condiscípulos a Camilo Torres y Fran-

1. Capítulo del libro Homenaje a Francisco Antonio Zea en el bicentenario de su muerte,


publicado por la Academia Antioqueña de Historia (2022).

184 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


cisco José de Caldas. Fue el gran educador quien le despertó el interés por
la ciencia y el estudio de la naturaleza, así como la aplicación de ese conoci-
miento a la entonces colonia. En efecto (Safford, 2014, p. 181):
Con apoyo vigoroso del rector del Colegio, un sacerdote secular interesado
por la medicina y la botánica, Restrepo enseñó “una física útil” en la dé-
cada de 1780 y en años posteriores. Cuando menos diez de sus estudiantes
desarrollaron un interés permanente por las ciencias; el más notable de
ellos fue Francisco José de Caldas, un activísimo e inventivo geógrafo,
meteorólogo, astrónomo y botánico; otro fue Francisco Antonio Zea, quien
con el tiempo llegó a ser director del Jardín Botánico de Madrid…
(…)
El curso de Restrepo no era muy avanzado, pero incluía nociones de arit-
mética, astronomía, mecánica, hidráulica, estática y óptica.
Con posterioridad, fue discípulo de José Celestino Mutis (1732-1808), di-
rector de la Real Expedición Botánica, lo cual le permitiría ser designado
en 1791, según solicitud del propio Mutis, como segundo agregado de dicha
Expedición y al año siguiente como subdirector de esta. Esa vinculación era
importante para impulsar el trabajo sobre la flora de Bogotá. La relación de
Zea con Mutis sería un primer elemento decisivo para sus posteriores estudios
en Francia y España, a la vez que para su nombramiento en el Real Jardín
Botánico. Al respecto, escribiría en 1805:
Debo a Mutis infinito agradecimiento, no solo por haber sido su discípulo
más querido, haber vivido en su casa sin separarme de su lado y haber
recibido de su mano continuos beneficios, sino también por los servicios
inmortales que ha hecho a todo el Nuevo reino de Granada. (Soto, 1995,
p. 170).
Se comprueba esa estrecha relación entre Mutis y Zea cuando en 1789
desde Madrid se exige resultados a la Expedición Botánica con respecto a
la flora de Bogotá y se ordena a Mutis retornar desde Mariquita a Santafé de
Bogotá. Mutis aprovecha ese cierto regaño para solicitar, con el fin de acelerar
el trabajo, una autorización para contratar cuatro naturalistas y cinco nuevos
pintores, lo cual le fue concedido. Entre los cuatro primeros estaba Zea, quien
sería el único en recibir un salario. (Bleichmar, 2016, p. 130).
Por organizar en 1789 la tertulia El arcano de la filantropía que coordi-
naría Antonio Nariño, así como por la traducción que este hiciera de los De-

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 185


rechos del hombre en el seno de la tertulia, Zea fue considerado, al igual que
otros, como subversivo y detenido en septiembre de 1794. Sale de Santafé en
noviembre del año siguiente con destino a Cádiz, en donde estuvo preso entre
1796 y 1799. En este último año sale libre en virtud de una Real Orden, en
la cual se señala que tiene derecho a restitución en sus estudios y profesión.
Desde la prisión inició una abundante correspondencia con Antonio José
Cavanilles (1745-1804), destacado naturalista español y director del Real Jar-
dín Botánico desde 1801 hasta su muerte. Esta asociación, propiciada por
Mutis, fue el segundo elemento decisivo para el éxito de Zea en sus estudios
y actividades en Francia y España. En efecto, el criollo neogranadino sucede
a Cavanilles en tan singular cargo.
Cabe preguntarse cómo desde la prisión Zea logra interesar a Cavanilles.
Un importante trabajo (Amaya y Rendón, 2017) nos proporciona una clave,
relacionada con la vinculación, ya mencionada, de Zea a las actividades sobre
la flora de Bogotá. Así se desprende de un pasaje de la primera carta que el
neogranadino enviara en 1798 al gran botánico:
Mientras no se escriba una obra fundamental sobre la botánica americana,
o se publique para modelo la Flora de Bogotá, serán inevitables los yerros
en la determinación de especies y variedades y aun en la de los géneros
algunas veces, por más hábil que sea el observador. Es necesario mucho
conocimiento de los diversos temperamentos de la América, de su varia
fecundidad y otras circunstancias locales que influyen en las plantas más
de lo que se cree, para no multiplicar especies que muchas veces no son
más que variedades. (Amaya y Rendón, 2017, p. 40).

En Francia

Zea estuvo una primera vez en París, adonde había sido enviado por
el Gobierno español en 1800 gracias a una sugerencia de Cavanilles, para
estudiar ciencias naturales y obtener libros e instrumentos; lo anterior también
fue facilitado por el apoyo económico de Mutis. Allí se hizo amigo de grandes
naturalistas de la época, en particular Jean-Baptiste Lamarck y Antoine-
Laurent de Jussieu, y se vinculó como estudiante al recientemente creado
Instituto Nacional de Francia, entidad cuya reputación académica sería
reconocida internacionalmente.

186 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Durante el tiempo que permaneció Zea en París estableció relaciones
también con círculos políticos y sociales, a la vez que se dedicó a estudiar
química, un cambio en sus planes iniciales ya que consideraba dicha disciplina
importante cuando regresara a difundirla en la Nueva Granada, como era su
deseo. Sobre este momento en la vida del neogranadino, comenta un autor de
Medellín que emplea un seudónimo:
A fines de 1800 obtuvo, con beneplácito del Rey de España, una
comisión ad honorem de la Secretaría de Estado para trasladarse a París
«a instruirse en el último estado de las ciencias naturales y recoger libros
e instrumentos». Como no abandonaba la idea de regresar algún día a
Colombia, para servirla con sus conocimientos, prefirió el estudio de la
química. Así lo comenta Mutis con quien mantenía correspondencia Zea:
“Zea se halla en París desde enero de este año, con licencia del Rey para
instruirse principalmente en la química, cuyos conocimientos nos son aquí
tan necesarios, y espero difundirá en esta capital según sus extraordinarios
talentos. Eligió para este estudio a M. Vauquelin, y me habla mucho del
amable Jussieu.” (Bronx, 1967, p. 146).
Zea regresa a Madrid a mediados de 1802, después de una muy útil para
su futuro estadía en París, en particular como estudiante, divulgador de la
obra de Cavanilles y Mutis, cercano a destacadas personalidades académicas
y defensor de la quina de Santafé, cuyas propiedades medicinales bien había
señalado Mutis. Como se había desatado una gran polémica frente a la
quina peruana, Zea logró que algunos profesores del mencionado Instituto
Nacional de Francia estudiaran el asunto. Los académicos concluyeron con el
reconocimiento de las virtudes curativas de la quina de Santafé, un triunfo de
gran significado medicinal y económico.

El periodista en España

El periodismo fue fundamental para que Zea se hiciera a una carrera como
científico, político y educador. Desde muy temprano mostró su interés al
respecto cuando en 1791 se publica un significativo texto suyo en el Papel Pe-
riódico de la ciudad de Santafé de Bogotá con el título Avisos de Hebephilo,
un artículo del cual nos ocuparemos posteriormente. Después de su regreso a
América en 1815, proveniente de Europa, vuelve al periodismo cuando años

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 187


más tarde es encargado por Simón Bolívar de la redacción del Correo del
Orinoco, sobre lo cual también nos ocuparemos más adelante.
Durante la ya mencionada estadía en París, el neogranadino se relaciona con
directores de periódicos y publica cortos textos sobre los botánicos Cavanilles,
Mutis y él mismo. Zea regresa a Madrid en 1802 y es nombrado por oposición
Segundo profesor de botánica del Real Jardín Botánico. Es a partir de ese momento
cuando se expresa su gran vocación periodística, pues es designado segundo
redactor de los periódicos El Mercurio y la Gaceta de Madrid; más tarde, siendo
ya director del Real Jardín Botánico, es designado en 1804 codirector del Se-
manario de Agricultura y Artes-Dirigido a los párrocos (1797-1808), mediante
el cual expresa sus ideas sobre la divulgación científica y el desarrollo de la
agricultura. Aquella publicación, apoyada por el poderoso ministro Manuel
Godoy, había sido creada con el fin de “extender los conocimientos útiles a los
labradores y artesanos por medio de los curas párrocos.”
En un artículo de la mayor importancia sobre esta faceta periodística
de Zea, aparece lo siguiente cuando la autora se refiere a los dos primeros
periódicos mencionados:
En este período la temática de los citados periódicos se caracteriza por las
noticias científicas de tendencia francesa; una mayor descripción de los
libros científicos; una relación de nuevos métodos de enseñanza; la creación
de escuelas y actividades de las Sociedades Económicas de Amigos del
País. Además, menciona todas las actividades académicas y publicaciones
de su protector Cavanilles y da a conocer cuanto libro aparece relacionado
con el comercio y la agricultura. (Soto, 1996, p. 129).
Los dos periódicos le permitieron a Zea construirse un nombre mediante
la expresión de su pensamiento científico y político, a la vez que en ellos
daba a conocer su inclinación hacia lo francés e insistía en la prioridad que
merecían las ciencias útiles. Elogia al mencionado Godoy, por considerar que
él apoyaba la ciencia y la educación, sin olvidar que alrededor del valido de
Carlos IV se agrupaba la tendencia francesa de la corte. También el Sema-
nario es aprovechado por Zea para difundir las políticas de Godoy, aunque
permanece en un silencio político cuando este cae en desgracia y es apresado
(Soto, 2000, p. 146).
Desde El Mercurio, Zea manifestó su admiración por los académicos
franceses, en especial aquellos que le había recomendado Cavanilles antes
de su viaje a París, y, en 1803, se declara abiertamente bonapartista en una

188 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


publicación de dicho periódico, algo que tendría consecuencias varias para
su futuro.

Director del Real Jardín Botánico

En enero de 1803 Zea había sido nombrado, según propuesta de Cavanilles,


como segundo director del Real Jardín Botánico (Gredilla, 1911, p. 317). Al
año siguiente, las conexiones políticas y sociales que el neogranadino había
establecido en París y Madrid, a la vez que el decidido apoyo del mismo
Cavanilles, facilitaron su designación como director del Real Jardín Botánico.
Tal designación no estuvo exenta de críticas, pues fue desconcertante que
un criollo de la Nueva Granada y expresidiario ocupara tan alta posición,
asunto que Zea y Mutis discutirían en diferentes documentos (Soto, 2000, p.
130). También en ese mismo año de 1804, ya nombrado para tan alto cargo,
Zea asume la codirección de los Anales de Historia Natural de Madrid, una
publicación para la cual en 1800 había escrito un artículo sobre la quina que
despertó gran polémica.
Sorprende que desde el primer momento, como director y primer profesor
del Jardín Botánico, Zea emprendiera una intensa actividad de alcance
nacional que recibió el apoyo del Gobierno, con el fin de institucionalizar
una nueva aproximación a la botánica de interés para la agricultura y el
comercio. Con anterioridad a su posesión como director del Jardín, Zea había
manifestado su apego a la ciencia útil cuando en 1802 presenta desde París
un «Luminoso plan reorgánico de la Real Expedición Botánica», en el cual
señala una limitación al trabajo dirigido por Mutis, ya que la botánica debía
ir más allá de la identificación y clasificación de las plantas, con el fin de
ocuparse de su utilidad.
Zea se interesa también en planes educativos relacionados con el desarrollo
de la agricultura, con la insistencia en una botánica aplicada. Considera él
que así se propiciaría la formación de una especie de “botánico ecónomo”,
encargado de aplicar los conocimientos botánicos a la agricultura y el
comercio, profesional para el cual las plantas del Nuevo Mundo debían ocupar
un puesto especial.
Siguiendo esa concepción de la botánica y la educación, desde la dirección
del periódico El Mercurio Zea propone la creación de 24 establecimientos

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 189


botánicos o jardines en el país, los cuales se encargarían de cultivar plantas
americanas en España con fines comerciales.

Figura 1. Portada del libro con el discurso Figura 2. Primera página de un borrador de Zea para
de Zea sobre utilidad de la botánica. De la un discurso que ensalza la historia natural y la botánica.
Biblioteca digital del Real Jardín Botánico RJB- Cortesía del Real Jardín Botánico. Signatura AJB, Div.
CSIC: https://bibdigital.rjb.csic.es/ III, 7, 1, 10

Al año siguiente de su posesión como director, Zea pronuncia el 17 de


abril de 1805 un discurso con el título “Acerca del mérito y la utilidad de
la botánica”, el cual es leído para dar principio a las lecciones públicas y
difundido el mismo año después de su impresión en la Imprenta Real de
Madrid. En la figura 1 se muestra una copia facsimilar de la portada del libro
publicado poco después de la lectura de dicho discurso (Zea, 1805). De la
Biblioteca Digital del Real Jardín Botánico (RJB-CSIC: https://bibdigital.
rjb.csic.es/) es posible descargar una copia facsimilar del libro mediante el
siguiente enlace:
https://tinyurl.com/DiscursoBotanica
En la figura 2 puede verse una copia facsimilar de la primera página del
borrador de un discurso de Zea en el cual ensalza los estudios de historia

190 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


natural y en especial los de botánica. El borrador del discurso (Zea, s.f. b)
puede obtenerse con ayuda del siguiente enlace:
https://tinyurl.com/BorradorDiscurso
Veamos ahora uno de los apartes del libro, en el cual el autor define las que
llama botánica conservadora y botánica conquistadora:
Tiene la Botánica dos ramos, que algún día formarán dos ciencias separadas,
porque esta subdivisión es tan ventajosa en la economía literaria como la
del trabajo en la política: el uno es la determinación de las plantas, y el otro
el descubrimiento de sus usos y virtudes. Concedamos por un momento
que este ramo, sin duda el más precioso, no llegue jamás a florecer; pero
por eso ¿ha de cortarse o abandonarse el otro que produce tantos frutos?
Aquella puede llamarse la Botánica conquistadora, ésta la conservadora;
cuyos nombres solos darán idea de la importancia de una y otra, y de su
eterna alianza. ¿De cuántas producciones útiles y preciosas, que a falta de
la Botánica conquistadora nos adquirieron en remotos siglos el acaso o la
necesidad, carecemos el día de hoy, porque aún no se había formado la
Botánica conservadora, que nos transmitiese su conocimiento? Los escritos
que nos han quedado de los antiguos naturalistas ¿son más que unos tristes
monumentos de las pérdidas que ha hecho la humanidad, no pudiéndose
determinar por sus descripciones arbitrarias las plantas de que nos dan tan
importantes y curiosas noticias? (Zea, 1805, pp. 20-22).
Vale la pena comentar que los trabajos de Francisco José de Caldas (1768-
1816) tuvieron relación con ambos tipos de botánica, pues como conservador
efectuó un gran estudio de la flora del actual Ecuador, cuyos resultados todavía
son objeto de estudio (Fernández, 2019; García, 2019) y como conquistador
se preocupó por la utilidad de las plantas para la medicina y los cultivos
destinados a la alimentación (Valencia, 2020, pp. 83 y 98).
Ya como director del Jardín, Zea reiteró la propuesta de los 24
establecimientos o jardines que había divulgado desde el periódico El
Mercurio, ahora indicando que ello ocurriría en los dominios europeos y
ultramarinos de España. Su interés era impulsar la agricultura con nuevas
instituciones y aclimatar plantas útiles procedentes de América; y la docencia
aprovecharía métodos de enseñanza provenientes del extranjero. Cada
establecimiento tendría un director que sería formado en una llamada Escuela
Particular, localizada en el propio Jardín y que sería dirigida por el profesor
Zea. Se comenta que aquella propuesta solo logró formar en el Jardín algunos

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 191


directores de aquellos establecimientos, pues su avance se vio impedido por
su alto costo y por no haber podido contar con el apoyo de las comunidades
religiosas, lo cual truncó un excelente plan de desarrollo económico y
educativo (Soto, 1998, pp. 47-48).
A pesar de lo anterior, en 1805 se pudo fundar en San Lúcar de Barrameda
un jardín experimental y de aclimatación que estuvo bajo el control del
director del Real Jardín Botánico, y al año siguiente se creó una cátedra de
agricultura mediante Real Orden dirigida a Zea. El jardín fue iniciativa del
ministro Godoy, pero su existencia resultó efímera ante la caída en desgracia
de este. Pero se considera que su productividad fue abundante, al punto de
que un inventario de 1809 indicó una lista de 25.000 árboles. La aclimatación
también se extendió a animales y se intentaron cruces con algún éxito; se
importaron vicuñas, alpacas y llamas del Perú, pero las contingencias del
viaje redujeron en forma drástica los animales que llegaron al Jardín.
Como hoy se ha vuelto un lugar común hablar de la imperiosa necesidad
de una soberanía alimentaria de los países, pensemos en la terrible situación
de hambre y desnutrición que campeaba a principios del siglo XIX tanto en
España como en sus colonias de América (veremos que Zea reviviría sus
propuestas en la Nueva Granada). Revestía entonces caracteres urgentes la
promoción de la agricultura y a partir de ello impulsar el comercio. Lo primero
obedecía a una visión humanista de Zea y lo segundo a una subsiguiente visión
crematística. Ello solo bastaría para reivindicar un pensamiento anticipatorio
del neogranadino en su lucha de tantos años. Sin olvidar que al mismo tiempo
preconizaba por intensificar la agricultura en las colonias, de modo que el
subsiguiente comercio facilitara la industrialización de la Península.
También desde su importante posición, continuó Zea su labor periodística
con el fin de divulgar y analizar obras botánicas que despertaran el interés
de los lectores. Así mismo, incluía informes, memorias, discursos, cartas,
decretos, métodos y traducciones. Como era de esperar, permaneció fiel al
ideario político-académico francés que había defendido en la Gaceta y El
Mercurio. El ya mencionado Semanario de Agricultura y Artes ahora servía
igualmente para difundir la política del ministro Godoy (Soto, 1996, p. 131).
Mientras se desempeñaba en la dirección del Jardín, Zea ingresó en 1807
a la Academia Nacional de Medicina mediante una disertación botánica sobre
un nuevo gremio de gramíneas y al año siguiente fue nombrado Caballero
de la Orden Real de España. Con posterioridad, en 1811, solicita afiliación

192 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


a la Sociedad Económica de Amigos del País, de Madrid, y es aceptado
prontamente.
Existe disparidad en algunas fuentes con respecto al período de Zea en
el Real Jardín Botánico. Pero ya vimos que fue nombrado en abril de 1804
y veremos que estuvo en el cargo hasta 1808. En efecto, un suplemento de
la Gazeta de Madrid, correspondiente al 5 de abril de 1808, empieza de la
siguiente manera en el apartado que nos interesa: «Con fecha de 2 del corriente
se ha comunicado por el Excmo. Sr. D. Pedro Cevallos, primer secretario de
estado y del despacho, la real orden siguiente a D. Francisco Antonio Zea,
jefe y primer profesor del real jardín botánico.” La orden se refiere, entre otros
aspectos, a las condiciones que deben reunir los estudiantes para matricularse
en el Jardín, en especial relacionadas con una sólida preparación en agricultura
y buenos fundamentos científicos. (Gazeta de Madrid, 1808, pp. 343 y 344).

Zea se retira del Jardín Botánico

En 1808, año de la invasión napoleónica a España, Zea se retira del Jardín y


en su reemplazo es nombrado su amigo Claudio Boutelou (1774-1842), quien
se dedica a proteger el Jardín de un ejército francés que pensaba destinarlo
a una fortificación. Con motivo del comienzo de la ocupación francesa, se
presenta una circunstancia favorable para los llamados afrancesados, aunque
una parte minoritaria del país no está controlada por el nuevo emperador, José
Bonaparte.
Zea acepta el Gobierno de ocupación y, como diputado de la Capitanía
General de Guatemala, participa a mediados de 1808, junto con Ignacio de
Tejada, en unas reducidas Cortes de España que se reunieron en la ciudad
francesa de Bayona; y es escogido para hablar en nombre de las colonias
españolas de América. Los mencionados neogranadinos estaban satisfechos
con las concesiones de Napoleón y aceptaron una “constitución” redactada
por los franceses, basada en la idea del pacto entre el rey el pueblo. (Melo,
2017, p. 99). Zea es uno de quienes firman la Constitución el 7 de junio de
1808.
En 1808 Zea es acusado de afrancesado y sus bienes decomisados. Es
posible conocer el contenido de su biblioteca privada, pues esta fue llevada al
Real Colegio de Medicina y Cirugía de Cádiz, en donde un inventario arrojó

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 193


unos 1.350 volúmenes, entre los cuales las materias más representadas eran
botánica, historia natural y medicina. La detallada lista puede consultarse en
un prolijo artículo (Del Olmo y Rodríguez, 2020).
En 1810 es nombrado jefe de la Segunda División del Ministerio del
Interior, y dos años más tarde, prefecto de Málaga. Pero, con motivo de la
expulsión de los franceses en 1813, Zea acompaña a José Bonaparte en su
retirada hacia Burgos, vive como exiliado en París y más tarde viaja a Londres.
De esta ciudad parte en 1815 hacia América.

La Misión Zea: un homenaje póstumo al científico

Sea lo primero transcribir lo que escribe un distinguido investigador del


Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas
(CSIC), de España, al referirse a Zea y elogiar un libro de Diana Soto Arango,
muy importante para nuestro trabajo:
Si algún personaje ejemplifica el ascenso social de un científico criollo
en la metrópoli ese es sin duda Francisco Antonio Zea, motivo por el que
hace unos años le propuse la investigación de su biografía a Diana E. Soto
Arango, autora de este brillante estudio. Hasta ahora los trabajos sobre Zea
eran escasos o cargados de prejuicios que se repetían interminablemente en
el tiempo. Se le valoraba levemente como discípulo de Mutis, era el director
del Real Jardín Botánico de Madrid más olvidado y su labor posterior era
desconocida en España y vilipendiada en Colombia por su poco estudiada
actuación en los primeros empréstitos del gobierno de Bolívar.
(…)
Creemos que se hace justicia al que se llamó el Franklin de Colombia, tras
su muerte en Inglaterra en 1822. (Puig-Samper, 2000, pp. 11 y 15).
Un año después de la muerte de Zea en noviembre de 1822, tuvo lugar
un homenaje que reconoció sus méritos como científico, a pesar de los
muchos ataques que por aquellos años criticaban sus gestiones diplomáticas y
financieras en Europa. A propósito de esto último:
Solo en 1969, a los 147 años de su muerte, el Director de la Casa de
Moneda de Bogotá, Barriga Villalba, dio a conocer los detalles del famoso
empréstito, donde se relaciona hasta el último penique y los problemas que

194 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


le tocó resolver para lograr sacar en alto el nombre de la Gran Colombia
frente a la soberbia europea. (Córdoba, 2007, p. 285).
El libro al que se refiere la cita anterior es (Barriga, 1969).
Contrastando con la anterior cita, así se expresaba en 1883 Marco Fidel
Suárez (1855-1927) al referirse a las mencionadas gestiones de Zea en
Europa:
Pero no se tuvieron en cuenta al hacer recaer en él tan delicado cargo, los
defectos de su carácter y hasta los excesos de sus mismas prendas; Zea
carecía de dotes diplomáticas, pues era sumamente candoroso y demasiado
franco; el disimulo y la sagacidad no podían coexistir con su entusiasmo
y desmedidas esperanzas; por otra parte, no era versado en asuntos de
hacienda y comercio. De esta manera, haciéndose cargo de una empresa
que no se adaptaba a sus facultades, preparaba la ruina de su gran
reputación y hasta se condenaba a morir lejos de su patria. (Suárez, 2020,
p. 94).
Ante todo, se propuso obtener que la Metrópoli reconociese la separación
de la colonia colombiana y su carácter de nación. A este efecto pasó
a Madrid; pero a poco las sospechas de los palaciegos de Fernando
VII lo hicieron expulsar de la Corte. Más tarde propuso al Duque de
Frías, ministro de España en Inglaterra, que se reconociese por parte del
gabinete de Madrid la independencia de Colombia, mediante condición
de que ésta y las otras naciones hispanoamericanas del sur formarían
una vasta confederación cuyo jefe seria el Rey de España. Tal propuesta
fue desechada, y ya se ve que el proyecto hubo de ser improbado en
Colombia, pues propendía a truncar la independencia y a hacer casi vanos
los esfuerzos hasta allí empeñados para conseguirla. (Suárez, 2020, p. 95)
El empréstito de Zea no solo sirvió para pagos en Inglaterra de la deuda
externa de la Gran Colombia, sino también para pagos de deuda interna,
ya que, por ejemplo, “… los caraqueños lograron finalmente el pago de las
órdenes de pago emitidas por Soublette en 1822 con base en el empréstito de
Zea.” (Hernández, et al. 1983, p. 100). Mucha polémica despertaron pagos
dudosos de deuda interna que tuvieron lugar durante los años de la Gran
Colombia.
Lograda la independencia de Colombia, hubo un intento por revivir la Real
Expedición Botánica por parte del presidente Francisco de Paula Santander,

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 195


quien tanto hizo por la educación. Creó La Comisión Científica Permanente,
la cual fue conocida como Misión Zea. Aquella estaba compuesta por cuatro
naturalistas franceses y uno peruano, entre los que se encontraba Jean-Baptiste
Boussingault (1801-1887), cuya presencia fue muy beneficiosa para el naciente
país. (Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, 2021,
p. 23). Boussingault tuvo a su cargo cátedras de mineralogía y química, a
la vez que obtuvo en el Observatorio Astronómico datos astronómicos y de
interés químico y agronómico.
Al respecto, escribe un distinguido científico colombiano cuando, al
referirse a la mencionada Misión Zea, señala sus ambiciosos planes y se
refiere a los ideales de la Real Expedición Botánica, a la cual perteneció
Zea, y a la Universidad Central, antecedente de la Universidad Nacional de
Colombia y creada por Santander junto a sendas universidades en Caracas
y Quito:
Esta empresa debía trabajar en armonía con la recién creada Universidad
Central. Para lograr una verdadera eficiencia, los centros universitarios
debían contar con el apoyo de institutos de investigación y para cumplir
ese propósito se buscó estimular el desarrollo científico retomando los
ideales de la Expedición Botánica; para ello se puso en marcha la Misión
que tenía como finalidad la de contratar en Europa varios científicos para
que estableciesen en el país un museo de ciencias naturales y una escuela
de minas; paralelamente debían organizar las cátedras de mineralogía,
geología, química general, química aplicada, anatomía comparada,
zoología, botánica, agricultura, dibujo, matemáticas, física y astronomía.
(Díaz, 2012, p. 18).
Hasta los últimos meses de su vida, se ocupó Zea del desarrollo científico
del país, muy menoscabado por la terrible ejecución de una primera generación
de científicos, a la vez que propendió por el impulso a la agricultura, tal como
había sido su preocupación en el Real Jardín Botánico de Madrid. En mayo del
año de su muerte, 1822, Zea se dirige en París al barón Cuvier y otras figura
como Humboldt con el fin de que lo apoyaran en una misión científica que
en Colombia facilitara la creación de establecimientos dedicados al estudio
de la naturaleza. Zea había propuesto un contrato “para el adelantamiento de
la agricultura del país, sus artes y comercio que son las fuentes productoras
de la felicidad de los pueblos.” El contrato fue aprobado a mediados de 1823
mediante una ley. (Bateman, 1956, p. 1).

196 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Discurso previo a la juventud

Tal como comentamos antes, Francisco Antonio Zea se inició


tempranamente en el periodismo cuando publica en el Papel Periódico
de la ciudad de Santafé de Bogotá un discurso bajo el título Avisos de
Hebephilo (Zea, 1791). Se trataba de un artículo destinado a la juventud
para señalar la inutilidad de los estudios presentes en ese momento, signados
por su carácter escolástico, y la necesidad de una renovación que se venía
propiciando desde décadas atrás. En efecto, ya lo había propuesto con
meridiana claridad José Celestino Mutis, cuando en un discurso identificado
recientemente proponía en 1764 la aceptación de los principios de Newton y
Copérnico (Valencia, 2022, pp. 20-22). La fuerte la crítica de Zea levantó las
protestas de los tradicionalistas, al punto de que un autor, después de hacer
una cita particularmente acre del discurso, informa que el periódico decidió
no publicar la segunda parte de los Avisos. (Restrepo, 1988, p. 374).
Pero el discurso iba más allá de aquella crítica, pues su autor lamentaba
también que no se hubiese implantado la ciencia útil, culpando de ello también
a Mutis, como se desprende de este pasaje de un artículo sobre la formación
de Zea como naturalista:
Aparecieron dos entregas, el 1.º y el 8 de abril de 1791, en Papel Periódico de
la Ciudad de Santafé de Bogotá. Criticaban a un pequeño y aparentemente
ilustrado sector de la administración que habiendo identificado los medios
para contribuir al enriquecimiento del país prefería mantenerlos en silencio.
Según el novel autor, la universidad, lejos de preparar a la juventud para
el progreso, proponía una enseñanza oscurantista. Era la distancia entre un
gobierno informado e indiferente y una juventud inteligente y abandonada
a la ignorancia, lo que exasperaba al autor y lo reafirmaba en la convicción
de que el autodidactismo era la única vía para despertar a los jóvenes e
imponerse allí donde los mayores —entre los cuales citaba a Mutis— no
habían tenido el coraje de fundar o regentar duraderamente cátedras de
ciencias útiles. (Amaya y Rendón, 2016, pp. 112-113).
Tal como insistiría con posterioridad, según lo hemos mostrado, Zea se
refiere a bosques llenos de plantas aromáticas y medicinales, así como de
bálsamos, gomas y aceites, apenas aprovechados por una mano inculta; se
queja de cómo los antecesores descuidaron el estudio de la agricultura, cuya
consecuencia ha sido la práctica de una grosera agricultura. Un estudio muy

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 197


completo del discurso se encuentra en (Arboleda, 1993). Veamos dos apartes
de este importante trabajo:
La carrera de Zea se divide en tres períodos. En una etapa inicial
comprendida entre 1791 y 1795, se forma en un sistema de valores que
constituía el proyecto intelectual y político de la élite de criollos a la cual
pertenecía, y para quienes el conocimiento natural es funcional a sus fines
de ascenso social. A este período pertenece el documento a cuyo análisis
se consagra este trabajo. A diferencia de otros eruditos criollos que como
Caldas, Lozano, Cabal y Carbonell asumieron directamente tal proyecto
en las luchas por la independencia política, Zea lo haría en condiciones
diferentes en la etapa de construcción de la república. En el interregno, o
por lo menos en los años que precedieron su compromiso con Bonaparte,
su carrera fulgurante como científico y hombre público sirvió como acicate
a sus compañeros americanos en la prosecución de sus fines. (Arboleda,
1993, p. 333).
Los acontecimientos posteriores seguirán comprobando que Zea no se
amilanaba ante ningún obstáculo, con tal de realizar los proyectos que
constituían sus afanes y sus prioridades como naturalista, hombre político,
estadista o diplomático. Este empeño constante en las circunstancias más
variables de los tres períodos de su vida parece haberse erigido en valores
culturales que supo precisar de manera admirable en su Discurso de 1791.
(Arboleda, 1993, p. 354).
En la figura 3 puede verse una copia facsimilar de la primera página de un
borrador autógrafo de Zea que tiene como título Discurso previo dirigido a la
juventud, según se observa en el comienzo de dicha página. El borrador (Zea,
s.f. a) puede obtenerse con ayuda del siguiente enlace:
https://tinyurl.com/BorradorDiscursoJuventud
Zea debió preparar este borrador muchos años antes de su posesión como
director del Real Jardín Botánico (1804), pues el discurso fue publicado en
1791. Como este borrador se encuentra en dicha institución, es bien posible
que su autor lo tuviera entre unos papeles personales que llevó consigo al
Jardín.

198 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Figura 3. Copia del manuscrito autógrafo de Zea que Figura 4. Copia facsimilar del comienzo del
contiene la primera página del borrador de su discurso discurso de Zea para la juventud, según la pu-
para la juventud. blicación en los números 8 y 9 (1791) del
Papel Periódico de la ciudad de Santafé de
Cortesía del Real Jardín Botánico. Signatura AJB, Bogotá.
Div. I, 13, 10 Hoja 43

En la figura 4 se muestra una copia facsimilar del comienzo del “Discurso


previo a la juventud”, tal como fue publicado por el Papel Periódico de la
ciudad de Santafé de Bogotá (Zea, 1791). El artículo completo se encuentra
en la Biblioteca Digital del Banco de la República, y con ayuda del siguiente
enlace se pueden obtener los números 8 y 9 (1791) del Papel Periódico en los
que se encuentra el dicho artículo:
https://tinyurl.com/DiscursoJuventud

El Correo del Orinoco

Como dijimos antes, Zea vuelve al periodismo a su regreso a Venezuela,


cuando años después, en 1818, Simón Bolívar decreta la publicación de
un periódico semanal con el título Correo del Orinoco, y encarga a Zea de
su redacción. Este era un “…escritor elocuente al mismo tiempo que puro

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 199


y elegante; desde el principio dio su pluma una gran celebridad a aquel
periódico…”. (Restrepo, 2009, p. 963). Tal encomio a Zea por parte de José
Manuel Restrepo en su monumental obra sobre la revolución en Colombia
contrastaría con sus posteriores y acerbas críticas a las gestiones diplomáticas
y financieras de aquel en Europa.
El semanario se extiende desde 1818 hasta 1822, pero Zea solo dirige los
doce primeros números. En la figura 5 puede verse la primera página del
número 1, publicado con fecha 27 de junio de 1818 desde Angostura (hoy
Ciudad Bolívar), Venezuela.

Figura 5. Primera página del primer número del semanario Correo del
Orinoco. Archivo de Wikimedia Commons, un depósito de contenido
libre hospedado por la Fundación Wikimedia.

De mucho interés, incluso internacional, fue la publicación por parte de


Zea, a instancias de Bolívar, de un artículo titulado “Mediación entre España
y América”, en el cual deja como constancia “Que la América, justamente
resentida con la España, solicitó por los medios más decorosos y eficaces una
reconciliación franca, cordial y generosa, con su implacable madrastra.” Y
agrega algo que con el tiempo sería reconocido, pues el oro y la plata de América

200 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


sirvieron para sustentar la monarquía de los Austrias, pero tuvieron efectos
negativos sobre el desarrollo de España: “Que en las presentes circunstancias la
independencia de la América continental no sólo es ventajosa sino necesaria a
la salud de la misma España, y sus consecuencias en favor del género humano
son incalculables.” Zea llevó a Europa en 1820 una versión diferente titulada
“El Plan de reconciliación entre España y América” que no tuvo éxito.
En un apartado de la Mediación, Zea se refiere a un antecedente importante,
la propuesta de reconciliación que Venezuela hiciera a España en 1810, año
en el cual España sufría la ocupación francesa:
Como Venezuela fue el primer país que en este continente reclamó sus
derechos naturales y se colocó, por decirlo así, a la vanguardia de la
revolución, Venezuela fue también la que por un sentimiento noble y
generoso se acercó a solicitar de la España una reconciliación amigable,
sacrificándole sus más preciosos intereses y los títulos mismos de su
independencia. Valióse al efecto de la alta mediación del gobierno
británico, a quien debía la España su existencia política; y sin embargo,
de tan poderosa intercesión y del estado deplorable de la Península en
aquellas circunstancias, ni siquiera pudo obtenerse entrar en negociación.
(Zea, 1935, pp. 196-197).
El Correo del Orinoco se constituyó en una publicación muy importante
para promover la independencia. Contó con un buen número de colaboradores
y circuló ampliamente por el continente americano y Europa. Incluía noticias
de la guerra y artículos de gacetas extranjeras sobre el conflicto por la
emancipación (Torres, 2015, p. 48).

Agradecimiento

El autor del presente artículo expresa su agradecimiento al Real Jardín


Botánico, de Madrid, por la amable atención recibida por parte de doña
Esther García Guillén, Jefa de la Unidad Archivo Histórico, y de don Félix
Alonso Sánchez, Jefe Unidad Biblioteca. Ello hizo posible la autorización
para publicar dos manuscritos autógrafos de Francisco Antonio Zea y un
libro de su Biblioteca Digital. La signatura de cada uno de los manuscritos
y el crédito correspondiente al libro digital se indican en la bibliografía y en
los pies de imagen del artículo.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 201


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204 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Una conversación con
Rodolfo Llinás 1

Darío Valencia-Restrepo

La transcripción y publicación de la conversación


se hizo con autorización escrita del Dr. Llinás.

D
urante una cena que en honor del doctor Rodolfo Llinás
ofreció el Capítulo de Antioquia de la Academia Colom-
biana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, el 17 de
septiembre de 2018 en Medellín, tuvo lugar una conversación
con el destacado neurofisiólogo colombiano, algunos de cuyos
apartes se incluyen en el presente artículo. Durante la tarde de
ese mismo día, el doctor Llinás había pronunciado en el Parque
Explora una conferencia con el título “La vida es inevitable. Evo-
lución de la cognición”.
Al llegar al homenaje, el Dr. Llinás fue muy amable al salu-
dar a cada uno de los investigadores presentes. Al conversar con
algunos de ellos, se interesó por el trabajo que venían realizando.

La religiosidad del pueblo antioqueño

Inicialmente, el doctor Llinás manifestó su preocupación por


no haber mencionado a Dios en su conferencia, algo que podría
1. La conversación tuvo lugar en Medellín el 17 de septiembre de 2018.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 205


ir en contra de la tradicional religiosidad de los antioqueños. Le dijimos que
eso era cosa del pasado, pues la religión había perdido peso en la vida del de-
partamento y que lo probaba un hecho reciente. En efecto, en las ciudades de
Bogotá, Medellín y Cali había tenido lugar un respetuoso diálogo entre el gran
biólogo y ateo militante Richard Dawkins y el reconocido teólogo Gerardo
Remolina. No se presentó ningún incidente en un diálogo que décadas atrás
habría sido imposible o dado lugar a un grave rechazo.

Un primer comentario sobre el cerebro

Del diálogo anterior citamos un argumento del teólogo Remolina cuan-


do señala que la existencia de Dios no es un problema de la razón sino del
sentimiento y la intuición, lo cual provocó una respuesta tajante del Dr. Lli-
nás: “No, uno es uno”. Como insistimos en la posibilidad de que el cerebro
tuviera varias funciones, con igual énfasis el interlocutor repitió la misma
frase.

Francisco José de Caldas

El diálogo derivó hacia la figura del neogranadino, sobre el cual el Dr.


Llinás no mencionó nada particular, salvo el siguiente diálogo:
-¿De dónde salió?
-De Popayán.
-No ¿de dónde salió?
-Entiendo. Cuando joven, su profesor José Félix de Restrepo le abrió la
mente a la ciencia.
-Esa era la respuesta que esperaba.
Enseguida le comentamos que Caldas y Alexander von Humboldt podían
considerarse como codescubridores de la geografía de las plantas en los An-
des equinocciales.

206 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Schubert

Uno de los comensales pidió una trucha. Dijimos que ojalá fuera acompa-
ñada por una interpretación del quinteto “La trucha” de Schubert. Agregamos
que también existía una de las más de 600 canciones del compositor que tam-
bién llevaba el mismo título, en alemán “Die Forelle”. Entonces el Dr. Llinás
empezó a tararear la canción.

Harari y un segundo comentario sobre el cerebro

Quisimos apartarnos de un concepto de un libro de Yuval Noah Harari en


el cual señala que los seres humanos somos algoritmos, los cuales son res-
ponsables de controlar el trabajo humano mediante sensaciones, emociones y
pensamientos. Agregamos que eso no es posible pues el algoritmo exige hacer
explícita la serie de tareas o acciones a realizar, algo fácil de refutar con el
caso de la conciencia. En efecto, dado que nuestro cerebro está formado por
átomos y moléculas, los fenómenos cerebrales que hoy describimos obedecen
a fenómenos subyacentes de mecánica cuántica, fenómenos muy difíciles de
entender y menos de expresar en un algoritmo. Es tan contraintuitivo lo que
conocemos de dicha rama de la física que el gran científico Richard Feynman
dijo en alguna ocasión que si alguien dice que entiende la mecánica cuántica
se debe a que no la conoce. El Dr. Llinás no hizo ningún comentario al res-
pecto.

El origen del universo

Como introducción, quisimos recordar la respuesta atribuida a Laplace


cuando Napoleón I le pregunta que dónde está Dios en su trabajo relacionado
con la mecánica celeste: “Señor, no tuve necesidad de esa hipótesis”. Stephen
Hawking da una respuesta similar en su libro El gran diseño, pues señala que
él no requiere la existencia de Dios para explicar el surgimiento del universo,
es decir, el Big Bang. Y agregamos la extraordinaria frase que impresionó

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 207


mucho al doctor Llinás: “El universo pudo surgir de la nada porque la nada es
un estado inestable.”

Matrimonio

La anécdota es conocida, pero es un privilegio escucharla en la voz de


uno de los protagonistas. Se encontraba el Dr. Llinás en un congreso que se
realizaba en Camberra, Australia, al cual también asistía una dama con la cual
entabló conversación. Y conversaron, conversaron, conversaron… hasta que
se dijeron: “Bueno, si estamos hablando tanto ¿por qué no nos casamos?” Y
se casaron.

208 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Las dos culturas 1

Darío Valencia-Restrepo

E
sta ceremonia es propicia para referirme a un aspecto fun-
damental de la formación universitaria. Hace varias dé-
cadas, la Facultad de Minas adoptó un plan de estudios
de humanidades que, con seriedad y profundidad, debía comple-
mentar la formación básica y técnica que recibían tradicional-
mente los estudiantes de ingeniería. Se reconocía así la necesidad
de que el futuro profesional fuera consciente en algún grado del
contexto político, económico y social que propiciaría o restringi-
ría su acción; de la importancia de orientar y aplicar sus conoci-
mientos al servicio de su país y de su región; en suma, del deber
institucional de entregar a la sociedad ciudadanos responsables.
Se trataba de volver a principios fundacionales de la antigua
Escuela de Minas, cuyos egresados tanto contribuyeron a la in-
dustrialización y el desarrollo de la infraestructura de Antioquia
y de Colombia en los comienzos del pasado siglo. Así lo han
puesto de presente Alberto Mayor Mora en su libro Ética, trabajo
y productividad en Antioquia, y Peter Santa María en Origen,
desarrollo y realizaciones de la Escuela de Minas de Medellín.
Decía, en efecto, su rector Tulio Ospina, a partir del lema
“Trabajo y Rectitud”: “Porque en la vida práctica de todos los
1. Intervención al recibir el Doctorado Honoris-causa de la Universidad Nacional de
Colombia en 2009.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 209


hombres y especialmente de los ingenieros del tipo que aquí nos proponemos
formar, el carácter desempeña un papel más importante que la ciencia. La
aspiración de la Escuela Nacional de Minas es que los alumnos que en ella
coronen su carrera habrán de ser los hombres a quienes se confíen los más
valiosos intereses públicos y privados.”
Por esos mismos años, Rafael Uribe Uribe escribía: “Remedio contra todo
sólo conozco uno: educación, educación del carácter sobre todo. Nuestra
crisis es esencialmente moral y no desaparecerá sino reeducando a las genera-
ciones actuales y dando a las nuevas una educación nueva”.
Hoy más que nunca tiene vigencia la necesidad de ese tipo de formación,
no solo para estudiantes de ingeniería, cuando observamos los problemas éti-
cos del mundo y de nuestro país. La globalización nos ha traído una crisis
financiera que no sólo es consecuencia de la falta de regulación sino tam-
bién resultado de la codicia de banqueros y especuladores. Y también cuando
observamos que los esfuerzos por construir un destino nacional se ven obs-
taculizados por unos conflictos violentos que no terminan, por el deterioro
institucional, por el avance de la corrupción y por la anomia de sectores co-
lombianos que no reaccionan con entereza ante graves acontecimientos polí-
ticos y de orden público.
Aquella preocupación de la Facultad de Minas por una interacción entre
diversas disciplinas tenía un ilustre antecedente. Hace 50 años el científico y
novelista C. P. Snow pronunció en Londres una histórica conferencia con el
título “Las dos culturas y la revolución científica”. Decía el expositor que en
las sociedades avanzadas del mundo occidental no podía hablarse de la exis-
tencia de una cultura común, pues no existía comunicación, a veces inclusive
había más bien hostilidad, entre los científicos y los intelectuales de letras,
y que esa situación podría impedir el empleo de la tecnología para resolver
problemas básicos del mundo.
Agregó Snow que esta incomunicación tenía graves consecuencias polí-
ticas ya que “nos lleva a interpretar erróneamente el pasado, a juzgar mal el
presente y a negar nuestras esperanzas sobre el futuro”. También consideró
inaceptable que el término intelectual se aplicara solo a los letrados y se des-
conociese la existencia de una intelectualidad científica, y que los primeros
tuvieran tanta influencia en las decisiones sociales en detrimento y descono-
cimiento de las contribuciones de científicos y técnicos al bienestar de las
gentes después de la Revolución Industrial.

210 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Las articuladas y vehementes tesis de Snow crearon las condiciones para
un debate internacional que todavía no termina. Para muchos era notorio que
existían por doquier dos grupos fácilmente identificables: los humanistas y
artistas, de una parte, los científicos y técnicos, de la otra, y que el diálogo
entre ambos era inexistente.
La oposición entre ciencia y humanidades es un fenómeno relativamente
reciente y tiene su origen cuando aparece una creciente especialización y pro-
fesionalización de las ciencias durante el siglo XIX. Si Descartes y Bacon en
el siglo XVII toman partido por el conocimiento útil y se oponen a la filosofía
especulativa y estéril, es porque también desean que esta disciplina supere
la escolástica medieval, se vuelva rigurosa y busque un fundamento común
con los nuevos saberes. Para confirmar lo anterior, basta tener en cuenta que
unos años después Newton titula su magna obra Principios matemáticos de
la filosofía natural.
Es lamentable que los humanistas ignoren el desarrollo científico y téc-
nico, pero igual lo es que científicos y técnicos estén de espaldas al arte, la
historia, la literatura, la filosofía. Las dos culturas de que se habla constituyen
formas complementarias de conocimiento y de crítica. La rígida separación
entre las diversas disciplinas y profesiones que por lo general está presente en
el proceso educativo constituye un empobrecimiento intelectual, es fuente de
incomprensiones e impide la visión integradora que es necesaria para la solu-
ción de los serios problemas de nuestro tiempo. Y la complejidad de la especie
exige una cultura o un cultivo común que estimule “el desarrollo armonio-
so de aquellas cualidades y facultades que caracterizan nuestra humanidad”
como bellamente lo dijera Samuel T. Coleridge.
Transcurrido medio siglo después de la conferencia de Snow, ciertas ten-
dencias permiten afirmar que hoy existe mayor conciencia del problema de
las dos culturas y que en algunos casos puede estar cerrándose la brecha entre
las mismas, aunque a ello se opongan diversos intereses políticos, económi-
cos y académicos. Aquellas tendencias incluyen la interacción creciente entre
disciplinas y profesiones, sobre todo cuando se emprenden grandes proyec-
tos; el uso en algunas ciencias humanas de métodos y modelos antes reserva-
dos a las ciencias naturales; y la aparición de carreras académicas híbridas que
toman elementos de ambas culturas.
A propósito de los encuentros entre estas culturas, existe una anécdota de
los años cuarenta relacionada con el entonces rector Gerardo Molina. La relata

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 211


así el profesor Eduardo Umaña Luna: Como en el comedor de la universidad
había mesas para ocho o diez estudiantes, el maestro Molina dio dos instruc-
ciones: según la primera, estudiantes de una misma facultad no podían estar
en la misma mesa; y, de acuerdo con la segunda, estudiantes de la misma
región no podían estar en la misma mesa. Vislumbraba el ilustre rector la im-
portancia de estos acercamientos entre estudiantes de carreras bien distintas.
Pero los diálogos entre disciplinas no solo son necesarios sino que pueden
ser enriquecedores si pensamos en las múltiples relaciones entre ciencia y
arte. Podríamos extendernos en el caso de las estructuras formales y armó-
nicas que soportan la expresión musical de grandes obras, como por ejemplo
esas dos cumbres que son “La ofrenda musical” y las “Variaciones Goldberg”,
de Bach; o señalar las propiedades matemáticas ampliamente aprovechadas
para la organización del sonido en composiciones del siglo XX. Sin embargo,
me limitaré a una breve reflexión.
Bien se sabe que la matemática es un lenguaje fundamental para describir
modos de ser de la naturaleza, en términos de ecuaciones que con frecuencia
maravillan por su simplicidad y sus profundas implicaciones. Destacaríamos
la ecuación de Einstein que relaciona energía y masa, la de Planck-Einstein
para calcular la energía de un cuanto, y la de Shannon para medir la cantidad
de información contenida en un mensaje. Cada una de ellas establece una
igualdad que vincula apenas dos variables mediante sencillos términos a la
izquierda y a la derecha del signo igual.
Con frecuencia se ha señalado que para el matemático la estética es un
criterio de selección. En un atractivo libro titulado Debe ser bello, Graham
Farmelo dice que las grandes ecuaciones comparten con la más refinada poe-
sía un poder extraordinario, pues la poesía es la más concisa y densa forma
de lenguaje, en tanto que las grandes ecuaciones de la ciencia reflejan la más
sucinta forma de entender el aspecto de realidad física que se describe. El
intenso estudio de las grandes ecuaciones permite a los científicos ver cosas
que inicialmente no advirtieron, así como la repetida lectura de un gran poema
invariablemente despierta nuevas emociones y asociaciones, pues aquellas y
este son un estímulo para una imaginación preparada.
Podría señalarse que el científico dice lo que está ahí, mientras el artista
dice lo que no está. Pero ambos comparten la pasión y el rigor con que en-
frentan sus respectivos objetos, el estremecimiento que acompaña el descu-
brimiento o la creación, y la paciente búsqueda de lo desconocido o lo mis-

212 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


terioso que está por revelarse. Joseph Roux, en sus Meditaciones de un cura
de parroquia, de 1886, dice que la ciencia es para los que aprenden, la poesía
para los que saben. ¡Qué bella manera de ensalzar a ambas!
Esta relación entre ciencia y arte es igualmente compartida por Bertrand
Russell en un libro de 1919: “Si se considera en forma correcta, la matemática
posee no solo verdad sino suprema belleza –una belleza fría y austera, como
la de una escultura- que no apela a ninguna parte de nuestra más débil natura-
leza, que no posee la espléndida atracción de la pintura o la música, pero que
es de una pureza sublime, capaz de la severa perfección reservada al arte más
elevado. El auténtico espíritu de deleite, la exaltación, la sensación de una
grandeza superior al Hombre, que es la piedra de toque de la excelencia, se
encuentra en la matemática tan seguramente como lo está en la poesía.”
Concluiría estas reflexiones con el deseo de que nuestra universidad, que
ha venido impulsando el trabajo interdisciplinario con diferentes proyectos
y grupos de investigación, intensifique el acercamiento de las dos culturas y
propicie un mayor diálogo entre sus visiones complementarias del mundo y
de la especie. Ojalá podamos hacer realidad lo que dice Edgar Morin en un
documento de la Unesco: “El humano es a la vez físico, biológico, psíquico,
cultural, social, histórico. Es esta unidad compleja la que está completamente
desintegrada en la educación a través de las disciplinas y que imposibilita
aprender lo que significa ser humano. Hay que restaurar dicha unidad com-
pleja de tal manera que cada uno desde donde esté tome conciencia de su
identidad compleja y de su identidad común”.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 213


La Universidad y la paz 1

Darío Valencia-Restrepo

D
urante más de cincuenta años, Colombia ha intentado
alcanzar la paz mediante negociaciones con diferentes
grupos guerrilleros, con el ánimo de superar un ances-
tral conflicto armado. Como la última negociación ha dividido
en forma radical el país, es sorprendente que la búsqueda de la
paz no sea un proyecto conjunto de los ciudadanos, como sería
lo deseable. Y es notorio que, a pesar de este esfuerzo, continúa
en 2021 una violencia de enorme intensidad que sigue dejando
un gran número de víctimas en diferentes regiones y que causa
espanto en ámbitos internacionales.
La situación actual exige la participación de instituciones pú-
blicas, entidades de derecho privado y todos los ciudadanos de
buena voluntad, cada cual desde su lugar de acción por pequeño
que sea, en procura de una reconciliación nacional que haga todo
lo posible por parar el abrumador desangre. Ciertos desarrollos
recientes permiten albergar esperanza, como son la necesidad
de conocer la verdad, la recuperación de la memoria y, sobre
todo, el reconocimiento y atención preferencial que merecen las
muchas víctimas con respecto a verdad, justicia, reparación y no
repetición.
1. Artículo escrito en 2021 a propósito del libro Hacia la paz, publicado por la Unidad
Especial de Paz de la Universidad de Antioquia.

214 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


La universidad de origen estatal no ha estado ausente. Por ejemplo, la Uni-
versidad Nacional de Colombia creó en la década pasada un Grupo de Apoyo
y Seguimiento al Proceso de Negociación y de construcción de Paz, lo cual
ocurrió durante las conversaciones con las FARC. Se definió como un cen-
tro de pensamiento con el objeto de elaborar documentos de política pública
relacionados con la agenda de diálogo, tales los casos de desarrollo agrario e
integral, participación política, fin del conflicto, solución al problema de las
drogas ilícitas y víctimas y verdad; constituir espacios de reflexión y debate
que no solo convocaran a la academia, sino también a los diversos sectores de
la sociedad civil; y realizar un seguimiento a la negociación misma.
Por su parte, la Universidad de Antioquia creó en 2018 la Unidad Especial
de Paz, en la actualidad dirigida por Hugo Alberto Buitrago Montoya, con
la finalidad de generar propuestas encaminadas a mejorar las condiciones de
vida en los territorios que padecieron el conflicto armado. La nueva depen-
dencia “buscará gestionar, fortalecer, promover, articular y difundir las inicia-
tivas en docencia, investigación y extensión de la Universidad que aportan a
la construcción de paz en Antioquia y Colombia.”
La iniciativa anterior tuvo un hito en el mes de marzo de 2021, cuando
se publicó el libro titulado Hacia la paz. Ideas y conceptos para una discu-
sión urgente, el cual consta de las siguientes tres partes: “Friede. Una histo-
ria del concepto sociopolítico de paz”, del autor alemán Wilhelm Janssen;
“¿En doscientos años los colombianos solo hemos arado en el mar? Paz y
esperanza para una nueva Colombia”, de Juan Guillermo Gómez García;
y “La Universidad de Antioquia y la construcción de paz, en busca de un
horizonte de reflexión y acción institucional”, un documento de la propia
Unidad Especial de Paz. La introducción, traducción y edición del libro estuvo
a cargo de Luis Fernando Quiroz Jiménez.
La publicación tiene una bella y esperanzadora dedicatoria:
A las víctimas del conflicto armado colombiano
A quienes se esfuerzan por la paz, día a día
A quienes pronto también lo harán
En la primera parte del libro, el profesor Janssen se ocupa de estudiar
la historia de la palabra Friede (paz en alemán) mediante un riguroso y
documentado recorrido que muestra su empleo y significado en diversos
momentos y ámbitos, al igual que su correspondencia en otras lenguas, muy

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 215


en especial con la voz latina pax. Bien expresiva es la cercanía etimológica de
ese sustantivo con las palabras frei (libre) y Freund (amigo). Hacia el final, el
autor se ocupa del panorama actual para destacar el encomio que de la guerra
hicieron algunos Estados como una afirmación de sentido nacionalista, lo
que sería un componente del fascismo en el siglo XX; fue inicialmente una
guerra interestatal que no cuestionaba el valor de la paz intraestatal para la
guarda de la tranquilidad y seguridad públicas, pero que luego aparecería la
violencia como parte de una lucha interna que anuló el sentido del Estado
moderno como una unión incondicional de paz. Señala el libro que ese texto
proporciona un brillante ejemplo para que en la lengua española se haga lo
propio con un concepto que nos ha sido tan esquivo desde la Conquista.
El profesor Juan Guillermo Gómez García nos ofrece en la segunda parte
una visión histórica de los conflictos y los diferentes tipos de violencia que ha
padecido el país, desde las guerras civiles del siglo XIX hasta los conflictos
contemporáneos, tanto en Colombia como en Antioquia, todo ello con el fin
de colaborar en el entendimiento de la situación actual y en la construcción
de escenarios de futuro. Pone de presente aspectos ejemplares de Simón
Bolívar y la lucha por la Independencia, seguido de hitos trascendentales
que han venido configurado nuestros caminos de la guerra y de la paz. En
otros apartados centrales incluye comentarios sobre el desarrollo del acuerdo
de paz con las FARC, el crucial informe de memoria histórica ¡Basta ya! y
cómo los desgarradores testimonios de las víctimas, con su fuerza moral auto
reivindicativa, proporcionan aliento y esperanza para sostener el proceso de
paz. En los párrafos finales, el artículo secunda los esfuerzos de la Universidad
de Antioquia en su apuesta por la paz, en particular su empeño de apoyar los
Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación, en los cuales se
llevan a cabo actividades que facilitan la reincorporación de exguerrilleros
de las FARC y que pueden aportar a las comunidades aledañas. Considera
el profesor Gómez García que los compromisos de la Institución con la paz
muestran un poder espiritual posbélico y antibélico que debe ser una marca
del ethos universitario.
En la última parte del libro, la Unidad Especial de Paz se refiere a la
responsabilidad de la Institución en la construcción de la paz; a su deber de
propiciar diálogos y debates sobre este trascendental tema; y al imperativo
de que ella no puede ser ajena a las transformaciones urgentes que requieren
las comunidades más abandonadas y alejadas de nuestra vasta geografía.
A este respecto, se señala que es fundamental adoptar una perspectiva

216 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


territorial para acercarse a las víctimas del campo, para lo cual es oportuno
anotar que la Universidad cuenta con las sedes territoriales que ha venido
impulsando en los últimos años. Además, la Universidad tiene un Norte
a partir de su Plan de Acción Institucional 2018-2021, orientado hacia la
construcción de una Institución de excelencia para el desarrollo integral,
social y territorial.
En efecto, el conocimiento, los estudios, la capacidad intelectual y los
recursos de todo orden que posee o puede adquirir la Universidad de Antioquia
son fundamentales para entender nuestra historia, interpretar hechos,
esclarecer los problemas en la búsqueda de la paz, colaborar con soluciones
a los acuciantes problemas de muchas comunidades… A propósito, escribe
el rector de la Institución, John Jairo Arboleda Céspedes, en un informe
sobre la gestión de 2019, que la “…búsqueda constante de conocimiento es
la que nos lleva, a través de la investigación, a responder con soluciones a
los problemas que enfrentan la sociedad, sus individuos, comunidades y las
instituciones y empresas que día a día trabajan para promover el desarrollo
humano, productivo y social. En esas soluciones entregamos valiosos aportes
a la transformación de las realidades sociales, descubrimientos y avances en
las ciencias naturales, sociales y de la salud; en la ingeniería, las artes, las
humanidades, el derecho, la economía y los estudios regionales.”
Vale la pena una cita central de esta tercera parte: “Una paz territorial,
entonces, se construye en los territorios, con sus gentes, con sus conflictos;
en un proceso de sentidos que congregue al accionar y la participación
política a favor de la paz, a su vez que a la concentración de esfuerzos en
la transformación de condiciones objetivas implicadas en las causas y las
consecuencias de la guerra.” Aquí encontramos una auténtica dimensión de
la tercera misión de la Universidad, la extensión, no siempre a la altura de
las otras dos, docencia e investigación. Y conviene mencionar que se trata
de una tarea de doble vía, ya que los profesores y estudiantes aprenden del
saber y la realidad política y social de unas comunidades con las cuales están
ellos interactuando.
Por otro lado, es lamentable que haya hecho carrera una afirmación según
la cual la universidad es un reflejo de la sociedad. No puede ser así. Una
institución más antigua que el Estado-nación, con el poder del conocimiento
que se genera cuando se reúnen maestros y discípulos con voluntad de saber,
y con la fuerza espiritual que se deriva de la interacción de las ciencias, el

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 217


arte y las humanidades, debe ser más bien un faro que irradie su ethos a la
sociedad, que sea un ejemplo de convivencia e inclusión.
Para que la universidad pueda contribuir a la construcción de paz, es
necesario que propicie la paz en su interior. En un país que no cultiva la cultura
de la discusión argumentada, ni la cultura de la crítica, ni menos la cultura de
la autocrítica, la Institución debe dar el ejemplo de que es posible superar o
transformar los conflictos mediante el diálogo, aceptar la controversia en una
discusión ilustrada, reconocer que la crítica y la autocrítica son esenciales en
la búsqueda del conocimiento, eliminar los insultos y, sobre todo, rechazar el
empleo de la violencia.
Para terminar, una precisión sobre los tipos de conflicto que ha vivido
Colombia en las últimas décadas. Se indica con frecuencia, tanto nacional
como internacionalmente, que el país ha vivido una guerra civil, lo cual no es
cierto. Como su nombre lo indica, este tipo de guerra exige la participación
de la sociedad civil en un enfrentamiento en el cual una parte significativa de
la sociedad se enfrenta a otra parte significativa de la misma. En nuestro caso,
la participación de la sociedad civil ha sido principalmente como víctima.
Comparado con la población general, es mínimo el porcentaje de ciudadanos
que han tomado las armas o se han convertido en combatientes. Ejemplos al
respecto son la guerra civil o de secesión en Estados Unidos (1861-1865) y la
guerra civil en España (1936-1939).

218 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Anotaciones sobre el futuro
de la educación universitaria 1

Darío Valencia-Restrepo

L
a irrupción del mundo digital está cambiando en forma
acelerada las sociedades de nuestro tiempo. Las tecnolo-
gías de la información y la comunicación han propiciado
una globalización de los mercados y los sistemas financieros, la
difusión del conocimiento y cambios crecientes en los trabajos
tradicionales. Como consecuencia, la institución universitaria
enfrenta los retos y las presiones de la educación abierta; la
oferta de títulos a distancia; las demandas de formación que pri-
vilegian el éxito en los negocios y la administración; la supre-
sión o disminución de las humanidades, las ciencias sociales y
las artes, inducida por el actual capitalismo que no las considera
de utilidad para sus fines; y la transformación de los métodos
de enseñanza y aprendizaje gracias a la inteligencia artificial, la
realidad virtual y los grandes volúmenes de datos que exigirán
la interacción entre los seres humanos y las máquinas. Sin olvi-
dar la aparición social en el mundo de un malestar y una incerti-
dumbre cuyas consecuencias no están todavía claras.
¿Cómo será la universidad del futuro? ¿Será posible que una
institución tan conservadora se transforme para mantener su
vigencia, sin perder aquello esencial que le ha permitido so-
1. Publicado en el No. 01 de la quinta época de la Revista Universidad Nacional de Co-
lombia (2020)

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 219


brevivir durante cerca de un milenio? La universidad es más antigua que
el Estado nación, pero su misión futura está siendo cuestionada. En este
artículo se presentarán escenarios plausibles de futuro, algunos de ellos que
entrañan grave peligro y otros que exigirán grandes esfuerzos de cambio si
se desea que la universidad siga siendo útil para las nuevas sociedades. El
autor aprovechará algunos artículos que sobre esta temática ha escrito en el
pasado, con la debida actualización ante los nuevos contextos.

¿Qué debe conservar la universidad ante las presiones de


cambio?

Un reciente libro de ensayos advierte que en muchas partes las univer-


sidades están siendo obligadas a cambios impuestos por élites de poder, sin
que ello haya sido discutido y sin tener en cuenta qué se está perjudicando o
destruyendo (Izak et al., editores, 2017). Los cambios están afectando la natu-
raleza del trabajo académico, las experiencias de aprendizaje por parte de los
estudiantes, la investigación y el proceso para la adquisición de conocimiento,
así como la relación de la institución con lo social y los bienes públicos. He
aquí una cita del libro:
La misión cultural de la universidad es definida por Henry Giroux como
una obligación de reflexionar en forma constante y crítica sobre el ambien-
te sociocultural, e intervenir en la realidad para iniciar cambios en esta.
(…) la institución subsiste como un lugar único para preparar a los estu-
diantes tanto para entender como para influir sobre las más grandes fuerzas
que modelan la vida de las gentes. Se trata de un fragmento especial de
la esfera pública donde es posible combinar esperanza y responsabilidad
moral con la productividad del conocimiento como parte de un más amplio
discurso emancipador. La educación superior debe ser considerada como
un componente vital de una esfera pública plenamente desarrollada (Izak
et al., 2017, versión Kindle posición 321).
Por lo tanto, una cuestión central de la educación debería ser la formación
para la democracia y el ejercicio de una ciudadanía independiente, responsa-
ble e informada, consciente de los procesos sociales y partícipe en el debate
político.

220 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Educación abierta, títulos académicos y métodos de
enseñanza

En el año 2000 el Instituto Tecnológico de Massachusetts tomó la decisión


de aprovechar internet para extender su contribución a la educación y a la
difusión del conocimiento mediante la publicación en la red de su material de
enseñanza, todo ello sin costo para el usuario. Empezó con 50 cursos y hoy
está a disposición casi la totalidad de los mismos, tanto en pregrado como en
posgrado. Se incluyen allí notas de clase, problemas, exámenes y vídeos, con
numerosos cursos traducidos a otros idiomas, entre ellos el español (Valen-
cia-Restrepo, 2009). Veinte años después ha proliferado el empleo de internet
para la docencia a distancia y ya se ofrecen toda clase de títulos por parte de
muchas universidades, incluso de Colombia. Avanza la educación no formal y
los cursos cortos para el desarrollo de capacidades específicas. Hay un apro-
vechamiento de la flexibilidad para atender demandas concretas y respetar
el avance personal de cada estudiante. Se está ante una democratización del
conocimiento y de los estudios postsecundarios, algo de veras loable. Ante la
multitud de títulos y certificaciones que están apareciendo, algunos de ellos a
la carta, es posible que los títulos tradicionales de pregrado y los avanzados de
maestría y doctorado pierdan algo del aprecio de otros tiempos.
Otro atractivo aspecto que propician las nuevas tecnologías se relaciona
con las comunidades de aprendizaje sobre determinados temas, en las cuales
sus miembros no se limitan a seguir cursos, sino que se convierten en agentes
activos que comparten conocimientos y se hacen partícipes de la dinámica del
mencionado proceso de colaboración en equipo.
Ante unas tendencias crecientes e irreversibles, conviene que la universi-
dad aproveche con entusiasmo las facilidades del internet y las nuevas tecno-
logías, tal como lo viene haciendo en particular con la educación continua, las
especializaciones y los diplomados. Sin embargo, son varias las precauciones
que la institución debe adoptar.
En primer lugar, es fundamental garantizar la calidad de los títulos que
ofrezca a distancia; especialmente, tendrá que ser muy exigente con aque-
llos relacionados con estudios avanzados. Es deseable que dichos estudios se
combinen con algunos encuentros presenciales. La interacción directa entre
profesor y discípulo, al igual que la vida social y la convivencia que ofrece
el campus, no puede ser sustituida enteramente por las relaciones a distancia.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 221


Un gran esfuerzo será necesario para justificar ante la sociedad los gastos
que implica la formación avanzada, en especial con respecto al doctorado.
Tendrá que formar auténticos líderes de la investigación, capaces de formar
escuela entre sus estudiantes, de integrarse a la comunidad científica nacional
e internacional, de estudiar los grandes problemas del país y de establecer una
comunicación con su entorno social tan fluida como sea posible.
Suele ser muy aceptable señalar que la universidad debe atender las se-
ñales del mercado de trabajo. Pero es necesaria una cautela cuando se trata
de demandas muy específicas y de corto plazo, sobre todo ante el cambiante
mundo laboral. Es muy difícil que el mercado proporcione las señales de largo
plazo que deben ocupar, en gran medida, la formación en los claustros. Y ante
la frecuente obsolescencia del conocimiento, es necesario que la institución
haga énfasis en elementos básicos que suelen ser más estables, el trabajo en
equipo, la capacidad crítica, el aprendizaje autónomo y el estudio de los egre-
sados a lo largo de toda la vida.
Los métodos de enseñanza tradicionales, todavía empleados con increíble
persistencia, se han vuelto inútiles frente a las posibilidades de las nuevas
tecnologías y ante el rechazo de las nuevas generaciones que desean unos
estudios más ágiles y participativos. El profesor suele emplear la mayor parte
del tiempo proporcionando información básica, que puede encontrarse en si-
tios de calidad en internet o en libros y documentos, de modo que queda poco
tiempo para la discusión y la crítica. Es posible que el estudiante adquiera por
su cuenta dicha información básica, de modo que en la clase el profesor tenga
tiempo para calibrar lo comprendido por los estudiantes y se ocupe de temas
críticos, de las grandes síntesis del programa y, sobre todo, de dirigir una
discusión con sus alumnos que propicie una cultura del debate argumentado
y la crítica.
Es de interés un libro que se ocupa extensamente del progreso de la edu-
cación a partir de la tecnología abierta, el contenido abierto y el conocimiento
abierto. En su presentación señala:
(…) estamos a tiempo para explorar el potencial de la educación abierta
con el fin de transformar la economía y la ecología de la educación. (…) El
libro sostiene que no solo debemos desarrollar la competencia técnica, sino
también la capacidad intelectual para transformar el conocimiento tácito de
la pedagogía en un conocimiento que sea visible y utilizable en la práctica.
(Iiyosi y Kumar, 2008).

222 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Las humanidades, las ciencias sociales y las artes

Existe una tendencia internacional, incluso en Colombia, a debilitar o


suprimir la formación en humanidades, ciencias sociales y artes en el ám-
bito universitario, en razón de que ellas no se consideran rentables en un
mundo académico que cada vez se orienta más por las señales del mercado,
la competitividad en un mundo globalizado y la preparación para el éxito
en los negocios. Sin su concurso no será posible formar el ciudadano de
que antes se habló. La situación es particularmente preocupante en ciertas
disciplinas y profesiones, tal como lo señala una distinguida filósofa de
Estados Unidos:
… las materias de ciencia y tecnología se deben impartir con la mayor ca-
lidad, pero no debe olvidarse que con la formación en artes y humanidades
se pueden adquirir las capacidades de desarrollar un pensamiento crítico,
de trascender las lealtades nacionales y afrontar los problemas internacio-
nales como “ciudadanos del mundo” y de imaginar con compasión las di-
ficultades del prójimo (Nussbaum, 2010, pág. 26).
A este respecto, conviene también citar lo que escribió un profesor de
ciencias al observar la mencionada tendencia internacional:
Aprendí a pensar críticamente, analizar en profundidad y escribir con cla-
ridad en los cursos universitarios de humanidades, no en los cursos de
ciencias. Las humanidades fueron para mí lo más valioso de la escuela.
Aún hoy, ellas amplían mi pensamiento, me ayudan a hacer conexiones
y facilitan mi habilidad para la comunicación. (…) Debemos abandonar
las confortables torres de marfil de nuestros laboratorios y unirnos con
aquellos profesores o administradores que se oponen a la tiranía de los
mercados. (Petsko, 2010).
Por su parte, la formación artística estimula atributos básicos de utilidad
para la vida social y, en particular, también para las profesiones científicas,
tecnológicas y administrativas. El estudio y práctica de actividades como
música, danza, cine y teatro propicia el trabajo en equipo, la comunicación
con otros y las habilidades creativas y de innovación, todo ello transferible
y aplicable a otros campos. A su vez, los talleres de artes visuales permiten
entender realidades y relaciones no expresables cuantitativamente o en pa-
labras.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 223


El profesor y la investigación

Ha sido tradicional que la universidad esté centrada en la docencia, pero


hoy se acepta que la universidad debe estar centrada en la investigación. Al
respecto, ha hecho carrera una crítica según la cual ese énfasis en la investiga-
ción está perjudicando la docencia. Al contrario, esa labor del profesor tiene
entre sus fines el enriquecer la docencia. Aquellos profesores que dicen inte-
resarse solo por la docencia, tienen delante un espléndido campo de investiga-
ción: ocuparse de los métodos de enseñanza y aprendizaje, en particular como
tarea urgente estudiar el efecto de internet y las nuevas tecnologías sobre la
calidad de la educación. Es bien curioso que una tarea cotidiana del profesor
no reciba la atención que merece. Por todo lo anterior, no tiene sentido hablar
del profesor investigador y el profesor docente. El profesor así concebido
tiene como tarea adicional vincularse a la extensión, ese importante canal de
doble vida que lo comunica con el entorno externo a la institución, y le per-
mite difundir y aplicar sus conocimientos, al mismo tiempo que aprender de
esa sociedad a la cual debe servir y rendirle cuentas, sobre todo, en el caso de
la universidad pública.
De otra parte, no es aceptable que algunos profesores descarten el trabajo
docente porque su investigación es muy importante, o porque su deseo es solo
dictar clases en el posgrado. Los grandes maestros tendrían que vincularse a
los primeros semestres de la educación universitaria, cuando se deciden vo-
caciones y se puede inducir la pasión por el conocimiento y la investigación.
Finalmente, es cuestionable la idea sobre una investigación que solo es
objeto de la formación avanzada, en especial de los programas doctorales.
Aunque en todos los niveles de la educación hay que fomentar la curiosidad,
el estudio del entorno natural y construido, así como el amor por el conoci-
miento, es fundamental que lo anterior se intensifique en la universidad desde
los primeros semestres, de modo que en forma paulatina se vayan formando
los futuros investigadores.

La globalización de la universidad

Se viene acentuando el carácter internacional de la universidad contempo-


ránea, pues así se desprende de tendencias como las siguientes: hace pocos

224 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


años se señalaba que más de tres millones de estudiantes estaban registrados
en universidades fuera de su país de origen, un aumento considerable con
respecto a datos anteriores; otra información estima en más de 160 las sub-
sedes abiertas en diversas partes del mundo, sobre todo por grandes univer-
sidades; y crece la educación gratis por internet.
Ha aparecido lo que podría llamarse el capitalismo académico, en el cual
el mercado define la relación entre educación y empleo. Ya la educación no
se trata como un bien social colectivo sino como un bien individual para el
éxito económico personal y como una mercancía del mercado de la educa-
ción global. En ese nuevo capitalismo todo gira alrededor del lucro que pro-
porcionan las inversiones en capital humano. Se vislumbra ya la aparición
de la universidad trasnacional con sentido corporativo (Valencia-Restrepo,
2014).
A propósito, mucha resonancia tuvo la renuncia del profesor Marius Rei-
ser a su cátedra en la Universidad Johannes Gutenberg, en Maguncia, renun-
cia explicada en una carta de 2009 publicada por el periódico Frankfurter
Allgemeine y cuyo comienzo dice: “Había una vez una institución a la que
llamaban universidad”. Al analizar algunos documentos fundamentales del
conocido como Proceso Bolonia de la Unión Europea, Reiser señala que el
nuevo sistema se basa en estrategias de “marketing”, capacidad competiti-
va, “management” de las universidades y creación de un espacio económico
basado en el conocimiento; y que en ninguna parte se habla del espíritu que
exige en sí la formación, ni tampoco se reconoce que el conocimiento, el
saber y la inteligencia son valores amados y ansiados por sí mismos. Según
dicho profesor, la totalidad del proceso
…está atravesada por el espectro de un triste materialismo y utilitarismo.
El estudio es formación profesional: se aprende para un fin determinado, el
saber se debe pagar y todo lo demás es tontería esteticista: es esa la filoso-
fía, podríamos decir también, la dogmática, que regula ahora las universi-
dades” (Remolina-Vargas, 2015, pág. 22).

Bibliografía

Iiyoshi, T. y M. S. V. Kumar, eds. Opening up Education. Cambridge: Massachusetts


Institute of Technology (MIT), 2008.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 225


Izak, M. et al., eds. The Future of University Education. Cham, Suiza: Springer Na-
ture, 2017.
Nussbaum, M. C. Sin fines de lucro – Por qué la democracia necesita de las humani-
dades. Buenos Aires: Katz Editores, 2010.
Petsko, G. “Save university arts from the bean counters”. Nature, vol. 468, No. 1003,
2010.
https://www.nature.com/news/2010/101222/full/4681003a.html
Remolina-Vargas, G. “El docente universitario: profesor y maestro”. Revista de la
Universidad de la Salle, núm. 67, pp. 13-30, 2015.
https://ciencia.lasalle.edu.co/cgi/viewcontent.cgi?article=1443&context=ruls
Valencia-Restrepo, D. “La educación abierta”. Viaje del tiempo 2, pp. 188-189, 2009.
https://valenciad.com.co/wp-content/uploads/2022/03/Final_completo_Viaje_tiem-
po_2.pdf
Valencia-Restrepo, D. “La universidad frente a la globalización”. Viaje del tiempo 3,
pp. 146-147,
2014.
https://valenciad.com.co/wp-
content/uploads/2022/03/Final_completo_Viaje_tiempo_3.pdf

226 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


El desarrollo de las
matemáticas en la
Escuela Nacional de Minas 1

Darío Valencia-Restrepo

Resumen – Se presenta un panorama general sobre las mate-


máticas en las carreras de ingeniería de la Facultad de Minas
de la Sede Medellín de la Universidad Nacional de Colombia,
desde fines del siglo XIX y principios del XX hasta mediados
de la década de 1970, cuando dicha Facultad cede el área de
matemáticas con motivo de la creación de una Facultad de
Ciencias en dicha sede. Se mostrará que a lo largo de su his-
toria la Facultad de Minas cultivó siempre con interés y rigor
las matemáticas necesarias para el estudiante de ingeniería, de
modo que ocurrió una rica simbiosis entre la disciplina y la
profesión mencionadas.
Palabras clave: Matemáticas, ingeniería, historia, Medellín,
Colombia
Abstract – An overview is presented of mathematics in
the engineering curriculum of the Facultad de Minas of the
Medellin campus of the Universidad Nacional de Colombia,
from the late nineteenth and early twentieth century until
the mid-1970s, when that Facultad yielded the field of
mathematics to a Facultad de Ciencias created in that campus.
It will be shown that throughout its history the Facultad de
Minas always cultivated with interest and rigor the required
1. Capítulo del libro Desarrollo histórico de las matemáticas y la ingeniería en Colombia
en los siglos XIX y XX (2015), Luis Carlos Arboleda, editor, pp. 81-98. Publicado por la
Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 227


mathematics for the student of engineering, so that a rich symbiosis
occurred between the discipline and the profession mentioned.
Key words: Mathematics, engineering, history, Medellin, Colombia

Introducción

L
a Facultad de Minas es en realidad una facultad de ingeniería que con-
serva por razones históricas un nombre asociado a su inicial formación
en minería, y que hoy hace parte de la Sede Medellín de la Universidad
Nacional de Colombia.
El presente trabajo sobre el desarrollo de las matemáticas en dicha Insti-
tución se extiende desde los comienzos de la Facultad de Minas, hacia fines
del siglo XIX y principios del XX, cuando era conocida como Escuela de
Minas, hasta mediados de la década de 1970, cuando dicha Facultad cede su
área de matemáticas a una Facultad de Ciencias creada en esa sede en el año
1975.
Para la realización del trabajo sirvieron de apoyo principal los trabajos
de Gabriel Poveda Ramos (Poveda, 2012), Peter Santa-María Álvarez (San-
ta-María, 1994), Clara Helena Sánchez (Sánchez, 2005) y, en menor grado,
las publicaciones o notas personales de otros autores. Además, el autor del
presente trabajo, en su calidad de estudiante y profesor de la Facultad de
Minas, pudo ser testigo o participante de lo ocurrido en los últimos años del
período abarcado por el estudio.
El autor agradece las comunicaciones personales que le ayudaron a descri-
bir o caracterizar momentos históricos aquí narrados. Dichas comunicaciones
se solicitaron y se recibieron en 2013 y fueron sus autores Luis Fernando
Múnera, Roberto Navarro González, Antonio Vélez Montoya, Gabriel Pove-
da Ramos, Félix Moreno Posada y Jorge Julián Uribe.
Es fundamental señalar la histórica relación entre la ingeniería y las
matemáticas, dada la importancia de éstas en lo tocante a la formación del
futuro ingeniero. Esa estrecha relación proviene de las antiguas escuelas de
ingeniería militar y se extendió posteriormente a la ingeniería civil. Se ha
observado avances y profundización en los estudios matemáticos cuando la
ingeniería pasa de ser un arte u oficio muy especializado a convertirse en una

228 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


ingeniería con base científica, algo que se inicia en el mundo poco después de
la Segunda Guerra Mundial. En efecto, las llamadas ciencias de la ingeniería,
como hidráulica, materiales y estructuras, empiezan a utilizar un instrumental
matemático más fuerte que antes.
También debe mencionarse un hecho sobresaliente a este respecto. Como
durante muchos años sólo existían en Colombia las carreras de derecho, me-
dicina e ingeniería, amén por supuesto de la eclesiástica y la militar, los in-
clinados por las matemáticas no tenían otra opción que dirigirse a las carreras
de ingeniería. Un cierto número de ingenieros de Medellín y sobre todo de
Bogotá participó en la enseñanza y cultivo de las matemáticas, tal como esto
último puede verse en los artículos publicados en Bogotá por la revista Anales
de Ingeniería, de la Sociedad Colombiana de Ingenieros, y años más tarde en
Medellín por la revista Dyna, fundada en 1933 por Joaquín Vallejo Arbeláez
y otros estudiantes de la Facultad de Minas.

Los primeros años

La Facultad de Minas empieza actividades en 1887 pero por diversas cau-


sas su funcionamiento solo se consolida hacia principios del siglo pasado.
Surgió en aquellos primeros años, entre la Facultad de Minas y la Escuela de
Matemáticas e Ingeniería perteneciente a la Universidad Nacional de Colom-
bia en Bogotá, una instructiva controversia sobre el papel de las matemáticas
en las facultades de ingeniería. Afirma el profesor Alberto Mayor Mora que
en Medellín las matemáticas eran menos rigurosas y apenas un instrumental
para la formación ingenieril, en tanto que en Bogotá se hacía énfasis en una
matemática rigurosa (Mayor, 1985), al punto de que se habla del estudio de
las matemáticas llamadas “puras”.
Pero sí resulta claro que para el artífice de la Escuela de Minas, don Tulio
Ospina, lo importante era la “ciencia útil” y para Alejandro López, ilustre
profesor de aquellos años:
(…) las matemáticas son un medio y no un fin. Son parte integrante de
la ingeniería, pero no son la ingeniería. Cultivar las matemáticas como
recreación científica, como se cultiva el arte por el arte, es burlar las es-
peranzas del país, es desviar la educación técnica. La transformación que
sufre el estudiante a lo largo de su estudio completo de matemáticas es

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 229


algo irremplazable, algo absolutamente necesario, no por el conocimiento
concreto del modo como se hacen las calculaciones, sino por la profunda
transformación que el espíritu experimenta con ese estudio. (López, 1917,
pp. 122-126).
Según un comentario (Poveda, 2012, p. 168), López habría hecho esta
afirmación en respuesta a un concepto exagerado de Julio Garavito según el
cual un sólido dominio de las matemáticas bastaría para ser un ingeniero muy
competente.
Del anterior tema se ocupa un artículo (Sánchez, 2005, pp. 103-104) cuan-
do informa que en la revista Anales de Ingeniería, correspondiente a 1917,
se registra, como ya se vio, que dicha polémica enfrentaba a Julio Garavito y
Alejandro López, dos grandes del profesorado universitario de entonces.
Todavía en años recientes, el profesor Jorge Arias de Greiff revive la dis-
cusión. Garavito tenía un trabajo sobre el “juego de la aguja” (el cual permite
encontrar el valor del número π con base en probabilidades), calificado por
López como “demostraciones de juegos inocuos”, a lo cual replica Arias de
Greiff: “Otro desenfoque del notable ingeniero en su crítica a lo que él con-
sideraba un exceso de matemáticas en los planes de estudio bogotanos. El
embeleco de lo práctico.” (Arias, 2009, pp. 20-21).
Al ocuparse de dicha controversia, Gabriel Poveda Ramos, en su libro His-
toria de las Matemáticas en Colombia efectúa una estricta comparación de
los currículos y las asignaturas en ambas escuelas, al igual que de algunos
profesores, con el fin de concluir que no está de acuerdo con la afirmación de
Mayor Mora (Poveda, 2012, pp. 167-170). En efecto, a pesar del interés de
la Facultad de Minas por las aplicaciones de las matemáticas, en este caso a
la ingeniería, a lo largo de su historia ella ha propiciado el estudio riguroso y
exigente de dicha ciencia básica.
Según un importante trabajo de Clara Helena Sánchez (Sánchez, 2005, p.
103, nota 19 del pie de página), de la controversia se han ocupado también
Frank Safford (Safford, 1989) y Pamela Murray (Murray, 1999). Conviene
destacar que esta última autora escribió un libro sobre la Facultad de Minas
(Murray, 1997), traducido al español en 2012 por esta Facultad con motivo de
sus 125 años de funcionamiento, según puede verse en (Murray, 2012).
Con respecto a los planes de estudio y los textos de las asignaturas, es notoria
la influencia francesa hasta bien entrado el siglo XX, cuando después se hace

230 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


sentir la influencia de los Estados Unidos no solo en la literatura básica y pro-
fesional sino en la organización académica de las universidades y el desarrollo
del campus universitario. Sin embargo, como el mencionado Tulio Ospina y su
hermano Pedro Nel, también ligado a la naciente Escuela de Minas, habían
estudiado en Estados Unidos, fue apenas natural que inculcaran a la nueva
institución algunos de los principios y prácticas aprendidas en este país.
En un libro de gran importancia, Frank Safford señala cómo hacia media-
dos del siglo XIX empieza una tendencia de cierta élite colombiana a auspiciar
estudios de sus hijos fuera de Colombia, especialmente en Estados Unidos:
“(…) el motivo principal que los impulsaba a enviar a los jóvenes al exterior
era el de matricularlos en estudios técnicos o prácticos capaces de conver-
tirlos en empresarios, ingenieros o, de todos modos, hombres de provecho
económico.” (Safford, 1989, p. 13). Y agrega:
Este estudio examina los esfuerzos realizados por un segmento de la clase
alta colombiana para alterar los valores dominantes de su sociedad en los
años comprendidos entre 1760 y 1900. La Colombia del siglo XIX fue
gobernada por una clase alta cuyos valores eran en muchos aspectos acen-
tuadamente aristocráticos. (Safford, 1989, p. 22).
Lo anterior expresa un deseo de modernización, de separarse de una
herencia legalista y retórica que despreciaba el trabajo manual o práctico. Era
la aplicación del “ideal de lo práctico”.
Esta última expresión entre comillas fue introducida por Safford en el
título y desarrollo del libro citado. A propósito, debe destacarse una reciente
reedición del mismo libro que estuvo a cargo de la Universidad EAFIT
(Safford, 2014).
Para los autores de un artículo en un libro reciente (Echeverri y Zambrano,
2013), el “ideal de lo práctico” constituye todo un programa de la dirigencia
antioqueña que se expresa en la Universidad de Antioquia, la Escuela Normal,
la Escuela Nacional de Artes y Oficios, y la Escuela de Minas, siendo ésta
la que en forma más radical encarna dicho principio. Dicen los autores que
con dichas instituciones aquel ideal “espera fortalecerse en la sociedad civil
en proceso de construcción y hacer eficientes y ejemplarizantes, desde el
punto de vista moral, los procesos de construcción y trabajo.” (Echeverri
y Zambrano, 2013, p. 153). Más adelante, el republicanismo que encabeza
Carlos E. Restrepo, presidente entre 1910 y 1914, promueve la reconciliación
de los colombianos y un proyecto de Nación que tiene como divisa,

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 231


según la distinguida historiadora María Teresa Uribe citada por el artículo
ya mencionado, “formar más ciudadanos, útiles y productivos, menos
copartidarios, intolerantes y sobrepolitizados, para lo cual la educación se
convirtió en un proyecto estratégico.” (Echeverri y Zambrano, 2013, p. 158).
Todavía, hacia 1960, en la Facultad de Minas se empleaban textos en
francés, uno de los cuales tenía un autor que firmaba como Una Reunión de
Profesores y se seguía en las asignaturas Geometría Plana y Geometría del
Espacio; este texto fue famoso entre los estudiantes porque existía una clave
de los problemas por aquel planteados, pero dicha clave era tan sucinta en sus
sugerencias que los estudiantes sostenían que esa clave necesitaba otra clave.
Se conoce el primer plan de estudios de la Escuela de Minas, elaborado
por don Tulio Ospina y que seguía casi al pie de la letra el currículo de la
Escuela de Minas de la Universidad de California en Berkeley, donde él se
había graduado. Incluía Álgebra, Geometría, Trigonometría Rectilínea y Es-
férica, Geometría Analítica, Geometría Descriptiva y Nociones Elementales
de Cálculo Infinitesimal, Diferencial e Integral. También se menciona una
asignatura denominada Traducción del Inglés, Francés o Alemán (Poveda,
2012, pp. 130-132).
Por esos años, en el Álgebra y la Geometría se seguían unos textos de los
Hermanos Cristianos con un autor de nombre G. M. Bruño, bastante conoci-
do en Colombia durante largos años, pero para el Álgebra también se tenía
como referencia un libro del profesor francés Bourdon. Tanto para Geometría
Analítica como para Cálculo Infinitesimal se seguía un autor famoso en el
país: E. A. Bowser. Un conocido texto francés de la segunda mitad del siglo
XIX, de los autores Henri Sonnet y George Frontera, era el utilizado para la
Geometría Analítica, tanto plana como del espacio.
Vale la pena mencionar algunos textos de profesores de la Escuela de
Minas desde sus comienzos hasta bien entrado el siglo XX: Jorge Rodríguez
Lalinde con Lecciones de Estadística en 1922; Antonio Villa Carrasquilla con
Capítulos que se le olvidaron a Bowser en 1924; Juan de Dios Higuita con
Apuntes de Geometría descriptiva sobre el paraboloide hiperbólico en 1933;
y, posteriormente, Luis de Greiff Bravo con Geometría Analítica Plana y del
Espacio, Análisis Vectorial, Álgebra Superior y Análisis Trigonométrico.
Digno de destacarse es el mencionado Rodríguez Lalinde, creador en 1911 de
la primera cátedra de Estadística en el país. Un reconocido profesor de Cálcu-
lo Infinitesimal fue el ingeniero y humanista Francisco Rodríguez Moya, más

232 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


tarde destacado hombre de Estado, aunque no dejó libro sobre dicha materia;
era un distinguido poeta que además tradujo al español a Shakespeare y a Ra-
cine (se recuerda su buena traducción en verso de Hamlet).
Entre otros profesores sobresalientes de aquellos primeros años de la Es-
cuela de Minas pueden mencionarse: José María Villa, el constructor de los
puentes colgantes sobre el río Cauca, uno de los cuales sobrevive y se conoce
como el Puente de Occidente; José María Escobar, uno de los fundadores de
dicha Escuela y profesor largos años de Álgebra; Carlos Gartner de la Cuesta,
recordado por sus clases de Aritmética Superior; y Luis María Tisnés, profe-
sor de Trigonometría, Álgebra y Geometría.
Señala Poveda Ramos que los contenidos de varias asignaturas de matemáti-
ca hacia principios del siglo XX desconocían los significativos avances de
dicha ciencia en Europa durante el siglo XIX (Poveda, 2012, pp. 154). Afirma
que aquellos podrían tener hasta 50 años de retraso. De igual modo, agrega
que el importante teorema de Gödel, de 1931, permaneció ignorado hasta
mediados del siglo XX (Poveda, 2012, p. 157).

Mediados del siglo XX

Al revisar el plan de estudios de la Facultad de Minas hacia 1940, se


encuentran algunas novedades con respecto al ya mencionado primer plan
de estudios. Aparece la asignatura Aritmética Superior; Geometría tiene dos
semestres, seguramente correspondientes a plana y del espacio, situación que
se prolongaría por varias décadas; Cálculo Diferencial y Cálculo Integral
son ahora asignaturas separadas; se incluye una nueva materia denominada
Trigonometría Esférica y Cosmología, y otra con el nombre Astronomía
Práctica y Geodesia; Estadística hace parte del quinto semestre; y se observa
que ya existen asignaturas hoy consideradas como ciencias de la ingeniería,
aunque es probable que en aquel entonces tuvieran mucho carácter empírico
y poco uso de la matemática.
Es una lástima que la asignatura Geometría haya perdido importancia en
los currículos de ingeniería. Diría al respecto Jorge Alberto Naranjo muchos
años más tarde: “La Geometría era, en ese entonces, la primera prueba
académica del estudiante, la “piedra de toque” del estudiante de ingeniería
civil. Aprobarla significaba decirle a la comunidad de ingenieros: he aquí uno

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 233


que es capaz de pensar como vosotros.” (Naranjo, 1995, pp. 140-141). Podría
afirmarse que, si había una materia en la Facultad de Minas que obligara a
pensar y a desarrollar la capacidad de raciocinio, esa era Geometría, tal era el
brillante estilo de clase del profesor Gabriel Panesso Robledo. Dos estudiantes
de aquella época, Félix Moreno y Jorge Julián Uribe, recordaron en 2013 con
afecto a este profesor, y uno de ellos, Uribe, destaca cómo en sus clases, en las
que nunca escribía en el tablero, guiaba a los alumnos para que descubrieran
por sí mismos la solución a los problemas. Por su parte, Moreno señala que
lo más importante que estudió en su vida, con la excepción de la economía
política, fueron las matemáticas.
Significativos avances ocurrieron en el ámbito internacional durante la Se-
gunda Guerra Mundial, entre los cuales se podría citar lo relativo a investi-
gación de operaciones, programación lineal, teoría de la información, filas de
espera y teoría de juegos. Algunas de estas áreas se incorporaron con retraso
a los planes de estudio de las ingenierías. Por ejemplo, hacia 1960 se ini-
cian en la Facultad de Minas cursos que incluyen temas como Ecuaciones en
Derivadas Parciales, Análisis Numérico, Ecuaciones en Diferencias Finitas,
Programación Lineal y Matemáticas Especiales para Ingenieros, la mayoría
de ellos introducidos por el ingeniero Gabriel Poveda Ramos.
Comenta Santa-María Álvarez que durante la década de 1940 la Facultad
de Minas decidió mantener un año preparatorio, con lo cual la duración de las
carreras de ingeniería se extendía por seis años, en razón de la mala prepa-
ración con la que llegaban los bachilleres, una queja que subsiste hasta nues-
tros días (Santa-María, 1994, Tomo I, p. 178). Agrega que por la aparición
de asignaturas como Vías, Hidráulica, Estructuras e Ingeniería Sanitaria se
decidió incrementar el número de los cursos básicos, en especial para incluir
contenidos prácticos. El mismo autor se quejaba antes del gran número de
estudiantes que eran rechazados después del examen de admisión.
En el mismo libro citado, señala Santa-María Álvarez que en 1950 el Con-
sejo Directivo de la Universidad Nacional creó la Sección Matemáticas Ele-
mentales, como requisito para la iniciación de estudios en las carreras de ese
entonces en la Facultad Nacional de Minas: Ingeniería Civil, Ingeniería de
Minas e Ingeniería de Geología y Petróleos (Santa-María, 1994, Tomo I, pp.
186-187). Pero años más tarde, en 1954, en el gobierno militar del general
Gustavo Rojas Pinilla se dictó un decreto por medio del cual se derogaba otro
sobre cursos preparatorios y se establecía que para ingresar a la universidad

234 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


bastaba tener el título de bachiller, aprobar el respectivo examen de admisión
y haber definido su situación militar. La decisión fue adoptada años más tarde
por la Facultad de Minas; a este respecto conviene recordar la visión anticipa-
toria de quien fuera su decano, Luis de Greiff Bravo, cuando propone en carta
abierta al profesorado, en 1954, que la reducción a cinco años debería estar
acompañada por la creación de una Escuela de Graduados.
También se refiere Santa-María Álvarez a publicaciones de dicha Facul-
tad con el fin de mencionar, entre otras, Notas para un Curso de Aritmética
Superior, de Alejandro Delgado, y Notas para un Curso de Álgebra Superior,
Ejercicios de Mecánica Analítica y Notas de Geometría Analítica, de Luis de
Greiff; además, incluye una larga lista de artículos publicados en la revista
Dyna (Santa-María, 1994, Tomo II, pp. 693-696). Por su parte, Clara Helena
Sánchez presenta una lista de los 24 trabajos sobre matemáticas publicados
por dicha revista entre 1933 y 1950, entre cuyos autores aparecen Joaquín
Vallejo, Luis de Greiff, Jorge Rodríguez, Carlos Gartner de la Cuesta, Ale-
jandro Delgado, Lucio Chiquito, Juan Zapata y Juan Santa-María (Sánchez,
2002, p. 259).
Son de mucho interés los siguientes comentarios de la misma Sánchez
sobre la revista Dyna:
La revista, en sus comienzos, quería estimular el estudio de las matemáticas.
Para ello proponía problemas para ser resueltos por los alumnos y contenía
interesantes artículos de matemáticas entre los cuales voy a destacar
algunos, ya que en ellos se muestra cómo en Medellín, en la Escuela de
Minas, comenzaron antes que en Bogotá a salir del atraso matemático en
que nos encontrábamos. Me refiero esencialmente al trabajo de Joaquín
Vallejo titulado Geometría Axiomática, a las notas de Rodríguez Lalinde
sobre Números relativos y a las reflexiones de Juan Zapata sobre filosofía
de las matemáticas.
Vallejo, en el primer número de la revista Dyna, en 1933, hace un recuento
histórico de la geometría desde los Elementos de Euclides hasta los Funda-
mentos de la Geometría de Hilbert, pasando naturalmente por la aparición
de las geometrías no euclidianas. En contraste, en la Revista de la Acade-
mia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, en 1946, Jorge
Álvarez insiste en que Garavito no se equivocó al rechazar las geometrías
no euclidianas, pero permite la publicación de un interesante artículo del
venezolano Francisco J. Duarte sobre las geometrías no euclidianas en el

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 235


que muestra los errores de Garavito. Naturalmente, como era de suponer,
Álvarez, en nota de pie de página a este artículo, señala que en un número
posterior mostrará los errores de Duarte. Promesa que no cumplió.
En una serie de artículos sobre los números relativos, Rodríguez introduce
las nociones elementales de la estadística. Para esta época había publicado
su libro Lecciones de estadística (Sánchez, 2005, p. 105).

La agitada década de los años sesenta

Quienes por esos años cursábamos la carrera de ingeniería civil descu-


brimos con algo de desilusión que, después de una formación exigente en
matemáticas (con reconocidos profesores como Francisco de Paula Mira
en Álgebra, Gabriel Panesso Robledo en Geometría, Bernardo Jiménez en
Aritmética, Jorge Mejía Ramírez en cálculos, Luis de Greiff en Geometría
Analítica y Jairo Murillo en Geometría Descriptiva, entre otros), los cursos
de años superiores, en especial aquellos ligados a la práctica profesional, no
utilizaban en forma decidida el instrumental matemático que poseíamos. Esta
situación cambió radicalmente cuando nuestro grupo se encontró con dos
profesores de últimos años que empleaban con intensidad las matemáticas.
Uno de ellos fue Alfonso Ramírez Rivera, quien en sus cursos de cálculo
estructural empleaba a fondo la teoría de matrices y el análisis vectorial; y el
otro fue Gabriel García Moreno, cuyos cursos de Elasticidad y Cascarones de
Doble Curvatura exigían muy buenos conocimientos de cálculo vectorial y
geometría diferencial.
La cohorte antes mencionada terminó estudios en 1962 y logró que las
autoridades de la Facultad de Minas permitieran el surgimiento de asignaturas
electivas, para terminar con los hasta entonces planes de estudio completa-
mente rígidos. Eso facilitó que varios estudiantes de dicha cohorte tuvieran
la oportunidad de recibir de Antonio Vélez Montoya un curso de Topología
General que despertó entre ellos mucho interés por las matemáticas. Cuando
para la realización de este trabajo se le preguntó a dicho importante profesor
por su percepción sobre las matemáticas en la Facultad de Minas, contestó lo
siguiente en una comunicación personal de 2013:
Sé muy poco de lo que ocurría en la Escuela de Minas en ese entonces
pues acababa de llegar de la Universidad del Valle, en donde estuve casi

236 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


cinco años. Lo que sí sé es que todavía no habían llegado a Medellín las
matemáticas modernas, es decir, las matemáticas para matemáticos; solo
se enseñaban las de ingeniería: geometría, álgebra, cálculos, ecuaciones
diferenciales. Creo que aún no se enseñaba ecuaciones en derivadas par-
ciales ni variable compleja. En la Universidad de Antioquia se hacía algo
parecido a lo de la Escuela de Minas, quizá con menos exigencias, así que
Minas era el epicentro matemático de la época.
Debe mencionarse la existencia en Medellín, durante la década del sesenta,
de la Sociedad Antioqueña de Matemáticas “Lino de Pombo”, la cual tenía
como miembros a varios profesores de la Facultad de Minas. Su presidente
era Luis de Greiff Bravo y su secretario el autor de estas notas. Es de interés
conocer algunas de las conferencias que allí tuvieron lugar junto con los res-
pectivos expositores: Luis de Greiff habló sobre funciones exponencial-cir-
culares; Gabriel García, elementos de geometría diferencial, superficies ala-
beadas y paraboloides hiperbólicos; Peter Santa-María, circuitos eléctricos;
Evelio Ramírez, ecuación diferencial de Euler de vigas y columnas; Iván Res-
trepo Lince, cálculo actuarial; Roberto Navarro González, integración de un
producto de una función potencial, una exponencial y una trigonométrica; Pa-
blo Tattay, bases teóricas del análisis numérico; Gabriel Poveda, transforma-
ciones de Laplace, cálculo operacional de Heaviside, aplicaciones de tensores
cartesianos a circuitos eléctricos, y procesos estocásticos; y José Nieto Si-
manca, de la Universidad Nacional en Bogotá, sobre funciones generalizadas
y teoría de distribuciones. En ese mismo espíritu, unos pocos años después y
a la manera de cursos cortos, Gabriel Poveda Ramos se ocupó de modelos de
inventarios y Darío Valencia Restrepo de teoría de decisión en condiciones
de riesgo. Los datos anteriores fueron tomados de una comunicación personal
de Poveda Ramos en 2013.
La sociedad mencionada en el párrafo precedente colaboró con la Sociedad
Colombiana de Matemáticas en la organización del III Congreso Nacional de
Matemáticas que en 1964 se llevó a cabo en la Facultad de Minas. Según na-
rra Santa-María, participaron, entre otros, Otto de Greiff, Carlo Federici, Yu
Takeuchi, Leopoldo Guerra, Erwin von der Walde, Peter Paul Konder, Jorge
Estrada, Alberto León Betancur, Gabriel Poveda, Darío Escobar e Iván Obre-
gón. (Santa-María, 1994, Tomo I, pp. 348-349)
El distinguido profesor español ya mencionado, Roberto Navarro Gonzá-
lez, presentó en dicho congreso el mismo trabajo que había expuesto antes en

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 237


aquella sociedad antioqueña de matemáticas. Posteriormente, en comunica-
ción personal de 2013, comentó lo siguiente con respecto a la orientación de
los cursos que dictaba por aquellos años:
De mis clases como profesor en la Facultad de Minas, puedo asegurarte
que traté de rehuir una exposición de la materia centrada solo en el aspecto
operativo, para fijar bien las bases conceptuales de las diversas ramas ma-
temáticas que había de abordar.
Bien se recuerda que a mediados del siglo XX llegaron a Colombia unos
textos que intentaban presentar toda la matemática a partir del formalismo de
la lógica, cuya autoría colectiva tenía el nombre de Bourbaki. No fue afortu-
nado que se insistiera en una presentación sintética y abstracta de la matemáti-
ca, aun en niveles inferiores de la enseñanza, pues para niños y jóvenes parece
más pedagógico realizar un enfoque del progreso diacrónico de la ciencia en
cuestión y apoyarse en las relaciones de la misma con la vida diaria. Pero
en la década tantas veces mencionada, durante la cual la Facultad de Minas
fue objeto de profundas transformaciones, un grupo de profesores jóvenes se
empeñó en, y logró, modernizar la enseñanza de la matemática, sobre todo
insistiendo en los fundamentos y una presentación más rigurosa de los temas,
empeño que enfrentó algunas dificultades con algunos pocos docentes. Lo
anterior fue en buena medida gracias a la aparición de los departamentos aca-
démicos en la Universidad Nacional de Colombia como consecuencia de la
llamada “Reforma Patiño”, entre los cuales se encontraba el de Matemáticas
y Física en la Facultad de Minas.
Señala al respecto Jorge Alberto Naranjo:
Sin embargo, en la Escuela estaba gestándose un fuerte movimiento para
elevar el nivel matemático de los estudios, El grupo de nuestros amigos
no alcanzó a sentir plenamente su influjo. Los estudiantes que iniciaron su
carrera un año más tarde tuvieron un énfasis todavía mayor en formación
básica en matemáticas, y de ellos surgió prácticamente el núcleo de alum-
nos inicial en la Carrera que se creó más adelante. (Naranjo, 1995, p. 276).
Entre los libros que se seguían como texto o referencia de los cursos de
aquellos años, puede citarse los siguientes: Análisis Trigonométrico, de Luis
de Greiff Bravo: Cours de Géométrie, de Une Réunion de Professeurs; Ele-
mentos de Geometría, de Francesco Severi; Géométrie Analytique, de Ro-
bert y Bertrand; Géométrie Descriptive, de Une Réunion de Professeurs, The
Algebra of Vectors and Matrices, de Thomas L. Wade; Elementary Diffe-

238 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


rential Equations, de Lyman M. Kells; Digital Computation and Numerical
Methods, de Southworth y Delleeuw; Numerical Methods and Computers,
de Shan S. Kuo; Advanced Engineering Mathematics, de Erwin Kreyszig; y
A Treatise on the Differential Geometry of Curves and Surfaces, de Luther
Pfahler Einsenhart.
Ya finalizando esta década de los años sesenta ocurrió un hecho singular
que puso de presente el gran interés de la Facultad de Minas por la matemá-
tica: tuvo lugar un programa de posgrado titulado Magíster en Ingeniería con
Especialización en Matemáticas Aplicadas. Como los títulos de maestría y
doctorado solo serían reglamentados por el Gobierno Nacional en 1980, fue
posible expedir aquel título en razón de la autonomía universitaria de que
goza la Universidad Nacional. Artífices de su creación fueron el decano Pe-
ter Santa-María y los profesores Gabriel Poveda Ramos y Alfonso Ramírez
Rivera. Participó en ese programa de posgrado un grupo de profesores de la
Facultad de Minas y se contó con la presencia de distinguidos profesores de la
sede Bogotá de la Universidad Nacional, tal como se presenta a continuación
con indicación de sus respectivos cursos: Carlo Federici, Teoría de Conjuntos
y Lógica Simbólica; Jairo Charris, Álgebra Moderna I; Yu Takeuchi, Aná-
lisis Matemático; Jaime Lesmes, Topología; Nello Allan, Álgebra Moderna
II; Alfonso Ramírez Rivera, Elasticidad; Ricardo Mejía, Programación Li-
neal; y Gabriel Poveda Ramos, Ecuaciones Diferenciales Parciales y Análisis
Numérico. El programa se inició en 1968, tuvo una inscripción inicial de 35
participantes, duró dos años y lamentablemente sólo tuvo una cohorte. Los
datos anteriores fueron tomados de (Poveda, 2012, pp. 232-233), quien fue
el primero en graduarse en la maestría, y de (Santa-María, 1994, Tomo I, pp.
350-351) y de recuerdos del autor de este trabajo, quien también completó
dicho programa.
Otra manifestación del interés de la Facultad de Minas por las matemáti-
cas, más allá del servicio de la misma a las diferentes carreras de pregrado en
ingeniería, es narrada por Santa-María cuando recuerda lo ocurrido en 1968
(Santa-María, 1994, Tomo I, pp. 351-352). Varios profesores de matemáticas
presentaron a consideración del Consejo Directivo el proyecto de creación
de la carrera de Matemáticas Aplicadas, lo cual fue aceptado, pues al año
siguiente empezó a funcionar un programa de Licenciatura en Matemáticas
Aplicadas. Las dos mencionadas experiencias de pregrado y posgrado de la
Facultad de Minas fueron de mucha importancia para los nuevos programas
de matemáticas en la Facultad de Ciencias que se crearía en 1975, tal como se

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 239


verá más adelante cuando se comente la ampliación del ámbito académico de
la Sede Medellín de la Universidad Nacional de Colombia.
Durante la misma década de los años sesenta, por primera vez en la histo-
ria de la Facultad de Minas algunos destacados licenciados en matemáticas
fueron designados como profesores en las carreras de ingeniería. La experien-
cia se extendió cuando surge el Departamento de Matemáticas y Física en la
mencionada Facultad con el fin de proporcionar la docencia en dichas áreas a
las diferentes carreras de la Universidad Nacional en Medellín (posteriormen-
te, aquel departamento daría origen a sendos departamentos en matemáticas
y física como resultado de la creación de la Facultad de Ciencias). Desde
aquellos días algunos han considerado que lo deseable es que los profesores
de matemáticas en las carreras de ingeniería sean ingenieros con un posgra-
do en matemáticas aplicadas, pero no debe descartarse la posibilidad de que
también puedan serlo licenciados en matemáticas con un posgrado en mate-
máticas aplicadas y orientadas a la solución de problemas de ingeniería. Algo
análogo puede decirse de egresados de la carrera de matemáticas que hayan
seguido una línea en matemáticas aplicadas o que sigan un posgrado en ma-
temáticas aplicadas, en ambos casos con cierta orientación hacia problemas
de ingeniería.

Los años setenta

Dice el profesor Poveda Ramos que “(…) es justo y oportuno, recordar los
nombres de algunos de los profesores universitarios que más se distinguieron
por la calidad de su enseñanza, por la duración de su labor y por su acción
formadora y estimulante sobre sus alumnos.” (Poveda, 2012, pp. 217-223).
El autor se está refiriendo a los años sesenta y setenta e incluye los siguien-
tes nombres relacionados con la Facultad de Minas: Luis de Greiff Bravo,
Antonio Vélez Montoya, Santiago Botero Ospina, Gabriel Panesso Robledo,
Alejandro Delgado Trillos, Yu Takeuchi, Jairo Charris Castañeda.
Vale la pena citar lo que con respecto a Luis de Greiff dice la profesora
Sánchez:
Ya para terminar es necesario destacar un nombre, el de Luis de Greiff
Bravo (1908–1967), sin duda el matemático colombiano más destacado
de la mitad del siglo XX. Quizás el primero en pertenecer a la American

240 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Mathematical Society. Él continuó con la tarea comenzada en el XIX de
publicar textos de matemáticas para los estudiantes universitarios, suspen-
dida en los primeros años del siglo XX, con la edición de los siguientes
textos: Curso medio de geometría analítica (1948), Análisis trigonométrico
y funciones exponencial–circulares (1960) y Cálculo vectorial (1962). Mu-
chos de sus numerosos artículos están recogidos en el libro Investigaciones
matemáticas selectas publicado en 1970 por la Sociedad Antioqueña de
Ingenieros. (Sánchez, 2005, p. 105).
El hoy ingeniero civil Luis Fernando Múnera López, quien también fue
profesor de la Facultad de Minas, tuvo la gentileza de contestar detenida-
mente una solicitud del autor de este trabajo y en su respuesta se refirió a
diferentes aspectos de interés, relacionados con su paso por dicha Facultad
como estudiante entre 1970 y 1975. Su escrito se encuentra en su totalidad
en (Múnera, 2013) y de él se extraen algunos apartes. Señala que en ninguno
de los cursos de matemáticas faltó el rigor, se hacía énfasis en los aspectos
conceptuales y con la lógica matemática aprendían a pensar en forma ordena-
da y coherente. Recuerda que cierto tipo de formación intuitiva y perceptiva
era una especie de hilo conductor de todos los cursos de matemáticas de la
Facultad. Al igual que la cohorte que terminó estudios en 1962, Múnera se
refiere a la dificultad que experimentaron en su grupo para entender y aceptar
que las materias más relacionadas con la profesión fuesen menos rigurosas y
menos exactas que las matemáticas. Continúa diciendo que los profesores de
matemáticas eran ingenieros que transmitían un “sabor ingenieril”, lo cual no
ocurriría con docentes graduados en matemáticas. Destaca que en los cursos
de matemáticas no se utilizaba ningún equipo o instrumento, diferente de la
regla de cálculo; aprender a manejar la regla de cálculo ayudó mucho en la
formación de la lógica. Y el no haber utilizado calculadoras o computadores
en esos cursos de matemáticas fortaleció el aprendizaje de los conceptos y de
los procesos. Finalmente, opina que Geometría fue quizás el curso más forma-
tivo que tuvo en toda la carrera, pues la resolución de problemas de geometría
le enseñó muchísimo.
Con respecto al profesorado, el mismo Múnera recuerda con gratitud a
docentes como Jorge Cuervo, en Cálculo 1; Hernán Vasco, en Álgebra y Tri-
gonometría; Benjamín Farbiarz, en Geometría; Juan Santa-María, en Cálculo
2; Jorge Ramírez, en Cálculo 3; Jorge Ignacio Paz, en Álgebra Lineal; y, sobre
todo, Gabriel Poveda, “maestro en todo el sentido de la palabra”, en Mate-
máticas Especiales. Con respecto a los textos indica lo siguiente: Cours de

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 241


Géométrie, de Une Réunion de Professeurs; Álgebra, de Paul K. Rees y Fred
W. Sparks; Notas de geometría, de Roberto Navarro (mimeografiadas); Teo-
ría de conjuntos y análisis de los conjuntos numéricos, de Bernardo Jiménez
V.; Plane Trigonometry, de A. Spitzbart y R. H. Bardell; Llinear Algebra, de
G. Hadley; Analytic Geometry: a Vector Approach, de Charles Wesler; Uu-
niversity Calculus with Analytic Geometry, de C. B. Morrey, Jr.; y Advanced
Engineering Mathematics, de Erwin Kreyszig.
En 1975, la sede Medellín de la Universidad Nacional de Colombia ex-
perimentó una gran transformación, pues de ser un centro en gran medida
tecnológico pasó a convertirse en un centro académico más completo con
la creación de las Facultades de Ciencias y de Ciencias Humanas. Debido a
estos cambios, la Facultad de Minas cedió su Departamento de Matemáticas
y Física, al igual que su programa de pregrado en matemáticas, a la nueva
Facultad de Ciencias.
Sobre estos cambios comenta con nostalgia el ingeniero y escritor
Naranjo:
Durante ese año de 1973 se concretaron severas transformaciones en la
estructura académica de la Escuela. Con base en los “Departamentos” de
“Física y Matemáticas” por una parte, y de “Humanidades”, que se crea-
ron a finales de la década de los sesenta en la Escuela de Minas y en la de
Arquitectura, respectivamente, se fundaron poco más adelante dos nuevas
Facultades, las de Ciencias y de Ciencias Humanas, en la Universidad Na-
cional Sede Medellín. Los laboratorios de Física, las oficinas de profesores
del ciclo básico de ingeniería, se trasladaron a los nuevos edificios levanta-
dos en terrenos de la Escuela de Agronomía. Se fueron Rafael Botero, Pe-
dro Vásquez, Darío Duque, Augusto Trujillo, el “peludo” Mejía; se fueron
los profesores de “Humanidades”, se fueron los primíparos. La Escuela se
quedó muy sola. (Naranjo, 1995, p. 315).
Por su parte, Sánchez concluye así el artículo varias veces citado:
He querido mostrar que bogotanos y antioqueños se alternaron en el desa-
rrollo de las matemáticas en nuestro país entre finales del XIX y la primera
mitad del XX. Sin duda los desarrollos en Bogotá influyeron sobre Me-
dellín, y aunque a veces pareciera que pertenecemos a mundos disyuntos,
desde el año pasado con Carlos Mejía y el beneplácito de nuestros Comités
Asesores y Directores de los respectivos departamentos académicos acor-
damos un programa muy similar para ambas sedes, de modo que todos sin

242 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


regionalismos contribuyamos armónicamente al desarrollo de las matemá-
ticas en Colombia. (Sánchez, 2005, p. 106).

Conclusiones

El anterior esbozo histórico permite concluir que en la Facultad de Mi-


nas las matemáticas han recibido tradicionalmente particular atención y rigor,
pues la Institución ha considerado que las mismas son de carácter fundamen-
tal para la formación de un buen ingeniero. Su empleo en los cursos superio-
res se ha intensificado después de la aparición en el mundo de las llamadas
ciencias de la ingeniería hacia mediados del siglo XX.
El desarrollo de las matemáticas en la Facultad de Minas, que además con-
dujo a la creación de sendos programas de pregrado y posgrado hacia fines del
período contemplado en este trabajo, fue un estímulo para el buen comienzo
del Departamento de Matemáticas en la Facultad de Ciencias creada en 1975
en la Sede Medellín de la Universidad Nacional de Colombia, y a la cual la
Facultad de Minas cedió sus recursos en dicha ciencia básica. Nuevos progra-
mas de pregrado y posgrado aparecieron prontamente en la Facultad de Cien-
cias con resultados tan exitosos que hoy, en el año 2014, la existente Escuela
de Matemáticas, perteneciente a dicha unidad académica, ofrece programas
de pregrado, especialización, maestría y doctorado.
Conviene resaltar la notable la relación histórica entre las matemáticas y la
ingeniería, al punto de que un buen número de ingenieros, sin haber cursado
ninguna carrera de matemáticas, se dedicó a su cultivo y docencia, sobre todo
en la primera mitad del siglo XX.
Como este trabajo solo se extendió hasta mediados de la década de 1970,
se deja por fuera lo ocurrido en las últimas cuatro décadas, en especial lo que
ha significado el desarrollo de los programas de posgrado, tanto de maestría
como de doctorado, cuyas exigencias matemáticas son por supuesto superio-
res. En efecto, la Facultad de Minas inició diferentes maestrías que culmina-
ron con la iniciación del primer programa doctoral de ingeniería en Colombia,
hacia mediados de los años noventa del pasado siglo.
Un cabal entendimiento del desarrollo de las matemáticas en la Facultad
de Minas exige un conocimiento de los avances de las mismas en los ámbi-
tos regional y nacional. Por esa razón, se remite de nuevo a los lectores a las

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 243


referencias (Poveda, 2012), (Sánchez, 2002) y (Sánchez, 2005), a la vez que
se les invita a considerar las nuevas referencias (Sánchez, 2001) y (Valencia,
2012), la última de las cuales puede leerse en su totalidad gracias al enlace de
internet que se proporciona.
Quedan entonces dos tareas pendientes: profundizar y complementar lo
descrito por el presente trabajo; y extender la visión histórica para incluir
el análisis de la formación matemática de los estudiantes de la Facultad de
Minas, tanto en el pregrado como en el posgrado, durante las cuatro últimas
décadas.

Referencias

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Recuperado de www.valenciad.com/files/PresentLibroHistMatem.pdf

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 245


Las humanidades, las
ciencias sociales y el arte en la
formación de los científicos 1

Darío Valencia-Restrepo

El humano es a la vez físico, biológico, síquico, cultural, social,


histórico. Es esta unidad compleja la que está completamente
desintegrada en la educación a través de las disciplinas y que
imposibilita aprender lo que significa ser humano. Hay que res-
taurar dicha unidad compleja de tal manera que cada uno desde
donde esté tome conciencia de su identidad compleja y de su
identidad común.
Edgar Morin (1999)

Veo cuatro roles para las humanidades en Colombia hoy en día.


El primero está encaminado a fomentar una cultura de pensa-
miento crítico y debate respetuoso, muy importante en una de-
mocracia que se esfuerza por superar profundas divisiones. Si
las personas siguen viendo el debate político como un encuentro
deportivo, donde el objetivo es derrotar al contrario, la paz está
en serios problemas.
Martha C. Nussbaum (2015)

La educación no es solo transmisión de conocimientos sino tam-


bién ―y fundamentalmente― el desarrollo y la liberación de
la conciencia individual y colectiva de los educandos […]. Es

1. Publicado en la Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y


Naturales, Vol. 46 Núm. 181 (2022).

246 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


decir, la plena dignificación del ser humano y el desencadenamiento de su
inteligencia, creatividad, afectividad, reflexibilidad, sensibilidad, vocacio-
nes, coraje, espiritualidad, capacidad de trascendencia y todos los demás
asombrosos atributos humanos.
Rubén Darío Utria (2016)

U
na cuestión central de la educación debería ser la formación para la
democracia y el ejercicio de una ciudadanía independiente, respon-
sable e informada, consciente de los procesos sociales y partícipe en
el debate político. Y con razón se ha dicho que en los cursos de humanidades
se puede adquirir un pensamiento crítico, así como la capacidad de comunicar
y escribir con claridad .

Las humanidades no son rentables

Existe una tendencia internacional, incluso en Colombia, a debilitar o su-


primir la formación en artes, humanidades y ciencias sociales en el ámbito
universitario, en razón de que ellas no se consideran rentables en una acade-
mia que cada vez se orienta más por las señales del mercado, la competitivi-
dad en un mundo globalizado y la preparación para los negocios.
Con propiedad señala Martha C. Nussbaum, en su libro Sin fines de lucro
– Por qué la democracia necesita de las humanidades, que las materias de
ciencia y tecnología se deben impartir con la mayor calidad, pero no debe
olvidarse que con la formación en artes y humanidades se pueden adquirir las
capacidades de desarrollar un pensamiento crítico, de trascender las lealtades
nacionales y afrontar los problemas internacionales como “ciudadanos del
mundo” y de imaginar con compasión las dificultades del prójimo.
Hoy más que nunca es indispensable el aporte de filósofos que no escriban
sólo para sus colegas y revistas especializadas, sino también para los seres
comunes y corrientes que intentan dar sentido a sus vidas y que buscan res-
puestas ante las incertidumbres y desastres del mundo actual.
Es fácil vislumbrar la importancia de un semestre de filosofía dedicado a
la discusión con los estudiantes por parte de un profesor que adopte el método
socrático para estimular la argumentación. Son muchos los temas vitales de

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 247


los tiempos actuales que podrían ser planteados como preguntas. Y sería tam-
bién una oportunidad para discutir el comportamiento ciudadano a la luz de la
ética, el Derecho y la cultura.
Recomendable es un curso de historia para dar contexto a las preguntas y a
las respuestas; conocer elementos de la trayectoria del propio país, de la región
y del mundo; tratar de entender y comparar críticamente culturas diferentes a
la propia; y asimilar las múltiples lecciones que encierra el relato y apreciación
de acontecimientos del pasado.

Las dos culturas

La expresión corresponde a un libro de C. P. Snow, científico y novelista a


la vez, basado en su conferencia del 7 de mayo de 1959 en la ciudad de Lon-
dres. Es bien posible que ninguno de los asistentes al acto pensara que iba a
escuchar unas palabras que desatarían una de las más intensas controversias
intelectuales en la historia de Occidente. Dijo el conferencista que en las so-
ciedades avanzadas del mundo occidental no podía hablarse de la existencia
de una cultura común, pues no existía comunicación, a veces inclusive había
más bien hostilidad, entre los científicos y los intelectuales de letras, y que esa
situación podría impedir el empleo de la tecnología para resolver problemas
básicos del mundo.
Agregó que esta incomunicación tenía graves consecuencias políticas ya
que “nos lleva a interpretar erróneamente el pasado, a juzgar mal el presente
y a negar nuestras esperanzas sobre el futuro”. Snow consideró inaceptable
que el término intelectual se aplicara solo a los letrados y se desconociese la
existencia de una intelectualidad científica, y que los primeros tuvieran tanta
influencia en las decisiones sociales en detrimento y desconocimiento de las
contribuciones de científicos y técnicos al bienestar de las gentes después de la
Revolución Industrial.
Pero un libro de 2009 titulado Las tres culturas. Ciencias naturales, cien-
cias sociales y las humanidades en el siglo XXI, de Jerome Kagan, señaló que
las culturas no eran dos sino tres, pues era indispensable incluir las ciencias
sociales en atención a la importancia que habían adquirido en la segunda mitad
del pasado siglo.

248 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Y podría agregarse que falta integrar una cuarta, la correspondiente al
arte, por la capacidad de esta manifestación para expresar lo inefable y,
además, por ser fuente potencial de conocimiento y de crítica. Por lo tanto,
las culturas son cuatro. Y entonces surge con facilidad el recuerdo de Ed-
ward O. Wilson, quien propone la consiliencia de saberes y la unidad del
conocimiento.
Si no se acepta plenamente la unidad del conocimiento, al menos debe
reconocerse que es fundamental una interacción entre las cuatro culturas.
En efecto, existe una tendencia creciente a considerar que todo problema,
proyecto o investigación de cierta envergadura requiere la mirada analítica
de múltiples disciplinas y profesiones, como paso previo a una necesaria
síntesis integradora que resuelva el asunto.
Es necesario insistir en la importancia de las humanidades, las ciencias
sociales y las artes en la vida académica y extraacadémica. Debe concederse
gran valor al estudio de la economía y de la economía política, y reconocer
que la formación artística estimula atributos básicos de utilidad para la vida
social y en particular también para las diferentes profesiones. El estudio y
práctica de actividades como música, danza, cine y teatro facilita el trabajo
en equipo, la comunicación con otros y las habilidades creativas y de inno-
vación, todo ello transferible y aplicable a otros campos. A su vez, los talleres
de artes visuales permiten entender realidades y relaciones no expresables
cuantitativamente o en palabras. Este último comentario lleva a evocar una
anécdota atribuida al gran director japonés de cine, Akira Kurosawa. Pregun-
tado por un periodista qué había querido decir con cierta película, contestó:
Si yo pudiera expresarle en palabras lo que quise decir con la película, enton-
ces no habría hecho la película.

La educación y el arte

En su obra “La República”, Platón se ocupa extensamente de la educación


y allí argumenta que el arte, en especial la música en razón de sus atributos
de ritmo y armonía, debe ser la base de la educación. Esta noción solo vino a
recibir un tratamiento de fondo en el libro ya clásico de Herbert Read “Edu-
cation Through Art” (1943). Mucho antes que Edgar Morin, Read propone
una educación que integre las diferentes disciplinas, y agrega que ella debe

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 249


contribuir a despertar, desarrollar e integrar dos atributos esenciales: percep-
ción y sensibilidad. Son los artistas quienes más han alcanzado este último
ideal y por ello tienen la capacidad de imaginar un más allá y de crear nuevas
realidades.
El autor del libro mencionado ve la educación como el cultivo de los
diferentes modos de expresión, de tal manera que niños y adultos aprendan
a bien expresarse en sonidos (músicos, poetas, oradores), en imágenes (pin-
tores, escultores), en movimientos (danzantes, obreros), en herramientas o
utensilios (artesanos). Todo lo anterior se relaciona con el arte, e incorpora
primordiales facultades (pensamiento, lógica, memoria, sensibilidad e inte-
lecto).
Por su parte, la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Na-
turales señala, al ocuparse de unas recomendaciones de la Misión de Sabios
2019, que la educación en artes debe ser el medio que permita crear, compar-
tir y divulgar el conocimiento integral con base en propósitos humanísticos,
éticos y democráticos. A propósito de lo anterior, vale la pena detallar la
histórica recomendación de la Misión en su informe final:
La práctica artística en diferentes niveles de educación debe ser nuclear
y fundamental, no complementaria o accesoria. Igualmente, la educación
estética no debe ser un compartimento separado de otras materias. Por el
contrario, toda la formación de nivel básico debe ser orientada con una
perspectiva estética, sin perjuicio de que existan espacios específicos para
el desarrollo de la expresión propiamente artística.
Se agrega más adelante que la educación artística debe ser área funda-
mental del currículo y obligatoria desde la primera infancia y a través de
todos los niveles y modalidades de la formación básica y media. Y pone de
presente que es importante que los contenidos de dicha educación procedan
de las diferentes regiones del país, especialmente de la propia región donde
tiene lugar el proceso de enseñanza aprendizaje.
Y recomienda crear un necesario Sistema Nacional de Educación y For-
mación Artística y Cultural, y una Política Nacional de Educación Artística y
Cultural. El Ministerio de Educación debe producir lineamientos para lograr
transformaciones curriculares, pedagógicas y evaluativas en primera infan-
cia, básica y media, desde una aproximación estética, es decir, que desarrolle
la percepción, la sensibilidad y la receptividad.

250 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Un gran ejemplo de integración

Durante 2017 ocurrió un hecho de innegable trascendencia y significado.


Se fusionaron dos organizaciones internacionales, una dedicada a la ciencia
y otra a las ciencias sociales. La primera fue fundada en 1932 y llevaba el
nombre de Consejo Internacional para la Ciencia, en tanto que la otra databa
de 1952 con el nombre Consejo Internacional de Ciencias Sociales.
Se creó entonces el Consejo Internacional de Ciencia, del cual hacen parte
40 organizaciones científicas de carácter internacional y 140 de carácter re-
gional que incluyen academias y consejos de investigación. Se está ante un re-
conocimiento de la necesidad de interacción entre las ciencias naturales y las
ciencias sociales, puesta de presente, por ejemplo, cuando se desea investigar
los efectos globales del cambio climático. En efecto, el Panel Internacional
sobre Cambio Climático debe integrar en sus estudios factores climáticos,
ecológicos y socio económicos. Un reconocimiento de los graves impactos de
la variabilidad climática sobre las poblaciones humanas.

Sobre la globalización y el Proceso Bolonia de la Unión


Europea

Una implicación importante de la globalización sobre la universidad es


la tendencia a los currículos y requisitos homogéneos, para lo cual es bueno
recordar lo ocurrido entre las concepciones alemana y estadounidense de la
universidad. En el siglo XIX, se concibió en Alemania una casa de estudios
que debía reunir al mismo tiempo la docencia y la investigación, un modelo
que fue replicado por la universidad de Estados Unidos con gran éxito en las
últimas décadas; pero ahora se revierte la tendencia pues es Alemania la que
intenta imitar lo ocurrido allende el Atlántico.
Muy ilustrativo sobre este intercambio de modelos es la renuncia del pro-
fesor Marius Reiser a su cátedra en la Universidad Johannes Gutenberg, en
Maguncia, renuncia explicada en una carta de 2009 publicada por el periódico
Frankfurter Allgemeine y cuyo comienzo dice: “Había una vez una institu-
ción a la que llamaban universidad”. Protesta allí por las consecuencias del
llamado Proceso Bolonia, un documento aprobado por diferentes instancias
de la Unión Europea con el fin, entre otros, de implementar herramientas

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 251


que faciliten el reconocimiento de grados y méritos académicos, movilidad
e intercambios entre instituciones universitarias. Y los grados se relacionan
con los bien conocidos Bachelor, Master y Doctor de las universidades de los
Estados Unidos.
Al analizar algunos documentos fundamentales del Proceso, Reiser señala
que el nuevo sistema se basa en estrategias de “marketing”, capacidad com-
petitiva, “management” de las universidades y creación de un espacio econó-
mico basado en el conocimiento; y que en ninguna parte se habla del espíritu
que exige en sí la formación, ni tampoco se reconoce que el conocimiento, el
saber y la inteligencia son valores amados y ansiados por sí mismos.
Se trata de un nuevo capitalismo académico, en el cual el mercado define
la relación entre educación y empleo. Ya la educación no se trata como un
bien social colectivo sino como un bien individual y una mercancía del mer-
cado de la educación global. En ese nuevo capitalismo todo gira alrededor del
lucro que proporcionan las inversiones en capital humano. Así se expresaba
en 2010 la publicación “Páginas sobre política internacional y alemana” del
mencionado periódico.

DOS ESTUDIOS DE CASO


Para ilustrar algunos aspectos de los escrito anteriormente, es de interés
considerar la situación actual de la ingeniería, al igual que una experiencia de
la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia-Sede Medellín.

Los paradigmas de la ingeniería

El desarrollo de la ingeniería en el mundo occidental se puede sintetizar en


tres grandes paradigmas, generalmente lineales o sucesivos, y a veces imbri-
cados. Son ellos: el Maestro constructor, la Ingeniería como arte y la Ingenie-
ría basada en la ciencia.
Como figura cimera del primer paradigma podría citarse a Filippo Brune-
lleschi, diseñador y constructor de la imponente cúpula de la basílica de Santa
María de la Flor, en Florencia. En este paradigma, el ingeniero y el arqui-
tecto se confundían en una sola persona que trabajaba en el sitio de la obra.
Este paradigma, el denominado Maestro constructor, ocurre cuando apenas

252 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


empezaban a perfilarse lo que serían las futuras profesiones de ingeniería y
arquitectura. Debe considerarse que en la antigüedad clásica este paradigma
también lo encarnó Vitrubio.
Debido a las exigencias de la Revolución Industrial, y gracias a la apari-
ción de las primeras escuelas de Ingeniería en Francia, primero de carácter
militar y luego civil, empieza a definirse la profesión como un arte, es decir,
como un oficio especializado que exigía destrezas y habilidades muy elabo-
radas, aunque debe anotarse que empezaba a afirmarse una fundamentación
científica de la profesión. Este segundo paradigma dura más o menos hasta
mediados del siglo XX. Es la Ingeniería como arte.
El tercer paradigma, la Ingeniería con base científica, aparece después de
la Segunda Guerra Mundial, cuando surgen las llamadas ciencias de la inge-
niería. Tal vez podría señalarse que este paradigma se instala plenamente en
el país hacia principios de la segunda mitad del siglo XX.
Se ha visto ya tres paradigmas en la historia de la ingeniería. Ahora, con
base en los atributos tradicionales que se deben conservar y los adicionales, se
propone un nuevo paradigma para el siglo XXI, el de “Maestro Integrador”.
Cuando se reconocen las diferentes dimensiones que ofrece un determina-
do problema relacionado con la profesión, es necesario, además del trabajo
analítico tradicional, el esfuerzo de una síntesis o integración que permita
llegar a soluciones que respondan a la visión multidimensional. O sea, separar
para analizar, y reunir para sintetizar o complejizar, de modo que el problema
aparezca en su contexto natural.
Este cuarto paradigma, que puede llamarse con el nombre de Maestro in-
tegrador, apenas empieza a desplegarse en algunas universidades. El cabal
desarrollo de este cuarto paradigma constituye todo un programa para las Fa-
cultades de ingeniería en los tiempos que corren, y es el que justifica la for-
mación integral del ingeniero, es decir, su aproximación a las humanidades,
las ciencias sociales y las artes.
La visión reduccionista, aquella que se concentra exclusivamente en una
tarea aislada, destruye la solidaridad y la responsabilidad. Podría decirse
entonces que el pensamiento sintético o complejo lleva consigo una misión
ética.
Esto exige trabajo interdisciplinario, en el cual el ingeniero puede tener
una posición de preponderancia en razón de ciertos atributos que le han sido

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 253


tradicionales y otros que le exige la nueva situación. Pero para ello es funda-
mental que la profesión establezca una diálogo fructífero con otras profesio-
nes y disciplinas, diálogo en el cual el punto de vista del nuevo ingeniero (por
ejemplo cuando habla de óptimos) puede ser uno de los más determinantes.
Es imperativo formar un nuevo tipo de ingeniero, más culto y más abierto
al mundo, con capacidad de crítica, de interpretación y síntesis, de adminis-
tración y comunicación. Un profesional preocupado por los atributos éticos
y estéticos de su trabajo. Se requiere una educación que integre las visiones
científicas y técnicas con las humanistas y artísticas. Un ingeniero cercano a
la literatura y el arte en general, manifestaciones éstas que además constitu-
yen otras formas de conocimiento y de crítica. Por supuesto que no todo lo
anterior exige asignaturas y seminarios, pues mucho puede obtenerse con ac-
tividades por fuera de los currículos y con un ambiente propicio en el campus.
El futuro de la profesión puede mirarse con optimismo si las facultades de
ingeniería acometen con urgencia una revisión de las prácticas actuales con
el fin de responder a las nuevas y crecientes exigencias de las comunidades.
El papel central de la ciencia y la tecnología en la actual vida social realza la
potencialidad de la profesión. Pero en esa nueva visión el ingeniero debe ser
muy consciente de las implicaciones políticas, sociales, económicas y am-
bientales de su acción; de la importancia de interactuar con otras profesiones
y disciplinas; de la necesidad de acercarse a otros tipos de conocimiento. Y,
muy en especial, es imperativa una visión crítica de los procesos sociales y de
la propia profesión.

Las humanidades en la Facultad de Minas

Durante la segunda decanatura de Peter Santa-María en los años sesenta,


no sin dificultad y con la importante participación de dos profesores vincula-
dos en esa década, Bernardo de Nalda y Daniel Ceballos Nieto, se aprobó un
plan de humanidades para sustituir una situación increíble: en ese momento
aquellas se reducían a un curso llamado Cultura general, para cuyo desarrollo
se invitaba a un intelectual de la ciudad con la obligación de inventar el pro-
grama respectivo según su leal saber y entender.
La idea central del plan era contar con un curso de humanidades cada se-
mestre de la carrera, con intensidad de dos horas por semana. El conjunto de

254 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


asignaturas se dividía en dos partes: una básica y obligatoria para los cinco
primeros semestres del pensum y luego una serie de cursos electivos que se
escogerían por los estudiantes a lo largo de los cinco restantes semestres.
El tronco básico incluía asignaturas como Lenguaje, Historia, Sociología,
Economía y Problemas del desarrollo, en tanto que en los cursos electivos
aparecían otras como Cine o Apreciación musical. Lo anterior se complemen-
taba con una nutrida programación extraacadémica que incluía un cine club,
grupo de teatro, coro, conciertos y, en particular, conferencias que reunieron a
connotadas personalidades de la época como Jorge Zalamea, Fernando Gon-
zález, Camilo Torres, Marta Traba, Hernando Salcedo Silva…
Todavía es posible encontrar alumnos de aquella época que agradecen esa
preparación que les proporcionaron dichos cursos y las actividades por fuera
del currículo. Es lamentable que haya desaparecido una experiencia pionera
en Colombia, encaminada hacia la formación integral de los ingenieros.
Para el autor de esta exposición fue aleccionador conocer personalmente,
dos décadas después, una discusión en el Instituto Tecnológico de Massa-
chusetts (MIT) que intentaba definir una formación complementaria como la
establecida por la Facultad de Minas para los estudios de ingeniería. Asistí a
algunas reuniones, pues me encontraba realizando una estadía de tres meses
por invitación del MIT. Me parece que es una de las pocas veces en que nos
anticipamos a resolver un problema que se discutiría años después en tan
prestigiosa universidad.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 255


Ingmar Bergman 1

Darío Valencia-Restrepo

D
urante los años cincuenta del siglo pasado, Alberto
Aguirre funda y posteriormente dirige por largo tiempo
el Cine Club de Medellín, un proyecto muy avanzado
para la ciudad de la época. Con una programación de gran cali-
dad, apoyada en la presentación previa y la discusión posterior de
las películas, se educó en la apreciación y gusto por el buen cine
a un significativo grupo de ciudadanos, y se crearon condiciones
favorables para la posterior aparición de otros clubes de cine, es-
pecialmente universitarios.
El mencionado proyecto consideraba que existía una pro-
ducción cinematográfica muy distinta a la que solía verse en las
carteleras locales, ya que éstas se centraban en la exhibición del
entretenimiento banal procedente de los grandes estudios de Ho-
llywood. En efecto, existían directores que tenían la capacidad de
convertirse en verdaderos autores de sus filmes, pues su prestigio
les hacía posible enfrentarse a la férula de los productores intere-
sados en el aspecto comercial. Eran directores que se ocupaban
de temas trascendentes y que intentaban seguir el camino de los
pioneros que en las primeras décadas del siglo XX buscaban una
autonomía del cine frente a las demás artes que le habían servido
de base o referencia. Y es bien posible que ningún otro direc-
1. Publicado en el periódico El Mundo, de Medellín, el 1º de agosto de 2007.

256 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


tor encarnara mejor lo descrito que el sueco Ingmar Bergman, tal como los
miembros del Cine Club de Medellín pudieron comprobarlo en las muchas
películas suyas que se presentaron en la década del sesenta.
Bergman acaba de morir a los 89 años en la isla sueca de Faro, a donde se
había retirado en sus últimos años.
Su cine se ha considerado, por excelencia, de carácter intelectual y muy
subjetivo, como lo confirma una obra que reflexiona constantemente sobre
los grandes aspectos de la condición humana; y que lo hace con profundidad
y escepticismo, con frecuencia en forma perturbadora y a veces con tanta
gravedad que sus películas pueden volverse pesadas. Heredero de figuras
tan distinguidas del romanticismo nórdico como Sjöström y Stiller, y del
naturalismo de Strindberg, Ingmar Bergman es en gran medida un hombre
de teatro que en su momento realiza unas dos películas por año, sin dejar su
actividad en las tablas y con el aprovechamiento de los mismos actores en
ambos medios.
En extractos que tomamos de un escrito titulado “En qué consiste hacer
películas”, aparecido en la revista Cahiers du Cinéma de julio de 1956, el gran
director habla del sentido de sus filmes en los siguientes términos: “Siento una
necesidad irreprimible de expresar en el cine lo que, siendo completamente
subjetivo, es parte de mi conciencia. En este caso no tengo otro objeto que
yo mismo, mi pan cotidiano, la diversión y el respeto del público, una suerte
de verdad que considero correcta en cierto momento particular... Quisiera ser
uno de los artistas de la catedral que se eleva en la explanada. Deseo ocupar-
me de esculpir en piedra la cabeza de un dragón, un ángel o un demonio, o
tal vez un santo; no importa; encontraré la misma alegría en cualquier caso.
Sea que soy creyente o no creyente, cristiano o pagano, trabajo con todo el
mundo para construir una catedral porque soy artista y artesano, y porque he
aprendido a conformar caras, miembros y cuerpos a partir de la piedra. Nunca
me preocuparé por el juicio de la posteridad o el de mis contemporáneos; mi
nombre no está esculpido en ninguna parte y desaparecerá conmigo. Pero una
pequeña parte de mi ser sobrevivirá en la totalidad anónima y triunfante. Un
dragón o un demonio, un santo tal vez ¡no importa!”
Bergman realizó alrededor de 50 películas en más de 40 años de actividad.
Su reputación internacional se estableció con filmes tan reconocidos como
Secretos de mujeres (1952), Un verano con Mónica (1952), Sonrisas de una
noche de verano (1955), El séptimo sello (1956), Las fresas salvajes (1957),

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 257


El manantial de la doncella (1959), El ojo del diablo (1960), A través de un
vidrio oscuro (1961), Luz de invierno (1962), Gritos y susurros (1972), Sona-
ta de otoño (1978), Fanny y Alexander (1983)...
La temática del director tiene alcances psicológicos y filosóficos, muy
centrada en las relaciones entre los seres humanas y en las de estos con Dios.
Una cierta angustia existencial recorre muchas de sus películas, expresada
en la incomunicación y la soledad, al igual que en la búsqueda casi obsesiva
del sentido de la vida y de la muerte. Es muy lúcido su acercamiento a la
feminidad y a la dificultad de las relaciones amorosas.
En 1987, el director publicó sus memorias con el título Linterna mágica y
en el año siguiente apareció una versión española de Tusquets Editores. En
forma franca y descarnada narra múltiples acontecimientos desde su infancia
y revela, por ejemplo, que se casó siete veces, que tuvo ocho hijos, que co-
noció el miedo desde temprana edad y que su padre, un pastor luterano, ejer-
ció una poderosa influencia sobre él. Cuenta sus avatares como realizador,
reflexiona sobre la amistad, menciona los encuentros con figuras célebres,
muchas de ellas asociadas con la música, y describe sus relaciones amorosas.
A propósito de la música, filmó una valiosa versión de la ópera “La flauta
mágica” que el director de orquesta Von Karajan le critica por haber hecho
unos cambios que la concepción orgánica de Mozart no permite, y que tam-
bién puede criticarse por emplear el lenguaje sueco y no el alemán del libreto
original.

258 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Momentos históricos
del ajedrez en Colombia 1

Darío Valencia-Restrepo

S
e encuentra ya en las librerías de la ciudad el nuevo libro
de Boris de Greiff titulado “Jaque al olvido”, un título muy
apropiado para una obra que recrea acontecimientos cen-
trales del ajedrez en nuestro país a lo largo de un período que se
inicia en 1938, cuando el denominado juego ciencia daba en Co-
lombia sus primeros pasos formales de competencia y organiza-
ción, y cuando también gozaba de una atención y un seguimiento
nacionales muy superiores a los actuales.
Nadie más preparado que el mencionado autor para revivir
en el lector aquellas grandes partidas de esa época temprana y
evocar con emoción personajes y circunstancias que rodearon
dichos encuentros y también el ambiente de los grandes torneos.
Pues como lo dice De Greiff al comienzo del libro: “Permitió el
destino que yo llegara a una edad provecta y por ello he sido tes-
tigo del acontecer de nuestro ajedrez durante cerca de 60 años.”
Pero no sólo testigo, agregaríamos nosotros, sino también actor
en su calidad de ex campeón nacional y representante de Colom-
bia en numerosas olimpiadas y certámenes, amén de dirigente,
árbitro, periodista y autor de un buen número de libros sobre el
juego.
1. Publicado en el periódico El Mundo, de Medellín, en la segunda quincena de enero
de 2005.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 259


Hace honor al libro el ilustre ex presidente Belisario Betancur con un be-
llo prólogo que describe su aproximación al juego en el ambiente del café
bogotano hacia fines de los años cuarenta, sus impresiones sobre campeones
del momento, los consejos que recibía del maestro De Greiff y las intermina-
bles partidas que disputaba con personalidades de la talla de Eddy Torres y la
luchadora María Cano, esta última tan expresivamente llamada “La flor del
trabajo”. Aparece también en este escrito introductorio la figura de otro distin-
guido aficionado, el expresidente Carlos Lleras Restrepo, quien “enloquecía a
la concurrencia con el humo de su implacable cigarrillo”.
Desde los Juegos Bolivarianos en 1938, competencia en la cual Colombia
obtiene su primera victoria internacional, hasta un certamen en la ciudad de
México durante 1979, describe el autor momentos históricos como la visita
del campeón mundial Alexander Alekhine a Bogotá, así como las de Miguel
Najdorf y Edward Lasker; los grandes logros de nuestros jugadores en des-
tacados certámenes del ajedrez internacional como Corpus Christi (Texas)
1947, Caracas 1943, Mar del Plata 1952 y 1953, zonales, interzonales y olim-
piadas; y los primeros campeonatos nacionales. La legendaria rivalidad entre
nuestros primeros campeones Miguel Cuéllar Gacharná y Luis Augusto Sán-
chez ocupa un lugar central en la publicación, así como están presentes otros
jugadores de primera línea que disputaban la supremacía con aquellos.
Con agilidad, afecto y a veces humor se narran hechos históricos y anéc-
dotas que rodearon las partidas seleccionadas, analizadas éstas en una forma
sintética y directa muy útil para los aficionados, y acompañadas de diagramas
que ilustran posiciones críticas de las mismas. Con el hermoso título “Antor-
chas contra el viento”, cierra el libro un capítulo que rescata las mejores par-
tidas de Miguel Cuéllar, Luis Augusto Sánchez y Boris de Greiff, pues fueron
ellos los primeros maestros internacionales del país, merecen el calificativo
de auténticos precursores del juego en nuestro medio y dejaron un valioso
delegado que abrió el camino a generaciones posteriores.
Este libro, aquí reseñado brevemente y que recomendamos a todos los
amantes del ajedrez, fue auspiciado por las compañías Seguros Bolívar y
EPM Bogotá.

260 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Errata histórica entre un
poema de M. Machado y una
pintura de Velázquez 1

Darío Valencia-Restrepo

A
pareció en 2014 una nueva edición en español de la obra
completa de Velázquez, de la editorial Taschen, en for-
mato de gran tamaño, hermosas reproducciones con el
empleo de alta tecnología, recientes atribuciones y textos muy
ilustrativos. En una presentación del libro se dice lo siguiente:
En palabras de Manet, Velázquez fue “el pintor más grande
de todos”. Picasso se sintió tan inspirado por su obra maestra,
Las Meninas, que creó 44 versiones distintas. Francis Bacon
pintó un estudio de su retrato del papa Inocencio X. Monet y
Renoir, Corot y Courbet, Degas y Dalí… para muchos gigan-
tes de la historia del arte de ayer y de hoy, el mayor referente
ha sido y sigue siendo Diego Rodríguez de Silva y Velázquez
(1599-1660).
En la página 92 de la mencionada publicación se reproduce un
cuadro de gran factura, pintado por Velázquez en 1628, en el cual
se muestra un personaje de cuerpo entero “siempre de negro hasta
los pies vestido”. Por su parte, Manuel Machado, hermano me-
nor del gran Antonio, compuso los siguientes cuatro tercetos que
parecen salidos del Siglo de Oro español y que fueron publicados
en su libro de 1938 titulado Horas de Oro, Devocionario Poético:

1. Actualización de una columna de prensa aparecida en el libro Viaje del tiempo 1 (2004).

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 261


Nadie más cortesano ni pulido
que nuestro Rey Felipe, que Dios guarde,
siempre de negro hasta los pies vestido.

Es pálida su tez, como la tarde,


cansado el oro de su pelo undoso,
y de sus ojos, el azul, cobarde.

Sobre su augusto pecho generoso


ni joyeles perturban, ni cadenas
el negro terciopelo silencioso.

Y en vez de cetro real, sostiene apenas,


con desmayo galán, un guante de ante
la blanca mano de azuladas venas.

Al observar los numerosos retratos que Velázquez hizo del rey Felipe IV
(el pintor llegó a ser amigo personal del rey y éste lo nombró aposentador
real), no se encuentra ninguno en que su majestad sostenga un guante, tal
como se menciona al terminar el poema. En uno realizado por el pintor antes
de su primer viaje a Italia, el rey aparece de cuerpo entero pero sosteniendo
un papel en su mano derecha, retrato que se encuentra en el Museo del Prado,
en Madrid, y existen otros similares en el Museo de Bellas Artes, en Boston,
y en el Museo Isabelle Stewart Gardner, también en Boston.
En el mencionado Museo del Prado también existe un retrato de cuerpo
entero pintado por el mismo Velázquez, que Julián Gállego, autor del catálo-
go de las históricas retrospectivas del pintor en Nueva York (1989) y Madrid
(1990), considera el más atractivo y elegante de la época llamada “grísea” del
pintor. En ese cuadro el personaje sí sostiene en su mano derecha un guante.
Pero no hace falta mucho esfuerzo para darse cuenta de que el personaje no
es Felipe IV, pues aunque aquel tiene el aire familiar (tal vez alguna tara) de
los austrias, es clara la diferencia con el rey. En efecto, se trata del infante Don
Carlos, segundo hijo varón de Felipe III y Margarita de Austria, quien moriría
a los 25 años, cuatro años después de ser retratado por Velázquez.

262 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


¿Cuál es, entonces, la explicación para esa confusión de Machado? Por
increíble que parezca, durante mucho tiempo el retrato del guante fue confun-
dido con un retrato del rey. Hasta que el pintor Federico Madrazo lo identificó
correctamente en 1872 con base en un grabado de Elías Wideman. Tampoco
se entiende que Machado escriba esos bellos tercetos sin sentarse con dete-
nimiento ante el retrato del infante, pues así podría haberse dado cuenta de
su error. A menos que el poeta necesitara ese final, sin importarle el gazapo.
¿Sacrificar un mundo para pulir dos versos?

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 263


Navegadores y Relatividad 1

Darío Valencia-Restrepo

U
n sorprendente y útil adelanto tecnológico permite que
los pasajeros de un vehículo se dirijan en forma segura
y ágil a su destino. Se trata de los llamados navegadores
que utilizan el sistema de posicionamiento global (GPS por su
sigla en inglés), desarrollado por la fuerza área de los Estados
Unidos hacia los años setenta del siglo pasado, y que en la actua-
lidad son de uso libre para fines civiles.
Cuando se alquila un carro en dicho país, es posible median-
te una modesta suma adicional incluir un pequeño aparato que
proporcionará instrucciones mediante voz y un mapa digital que
aparece y se desplaza en su pantalla. Basta introducir con ayuda
del teclado del aparato la dirección exacta del destino (número,
calle, ciudad y estado) para que de inmediato la voz proporcione
información sobre el comienzo de la ruta que debe seguirse, los
virajes necesarios para tomar calles y avenidas cuyos nombres se
señalan, la distancia hasta los mencionados virajes y, cuando se
trata de una autopista, la salida que debe tomarse y la distancia
hasta la misma.
Todo lo anterior es mencionado por la voz con anticipación
y reiterado cuando se acerca la novedad, a la vez que el mapa

1. Publicado en el periódico El Mundo, de Medellín, el 23 de marzo de 2009.

264 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


muestra el contorno de la ruta que se va siguiendo e indica claramente la
distancia hasta los virajes y salidas requeridos. Si usted omite una instruc-
ción, por ejemplo, la correcta salida de una autopista, a los pocos metros
del error la voz dice que va a recalcular, pues en ese momento el instru-
mento busca la mejor manera de llevarlo de nuevo a la ruta apropiada (de
lo cual se concluye que la precisión del navegador es del orden de metros).
El viajero en auto que haya intentado llegar a un sitio dentro de una gran
ciudad, con ayuda de mapas y señales, agradecerá las enormes ventajas del
aparato en cuestión.
De mucho interés es saber que dichos navegadores serían inútiles si no se
efectúan previamente correcciones con ayuda de la teoría de la relatividad. El
GPS requiere satélites que envían señales a la velocidad de la luz desde sus
respectivas órbitas y que son recibidas en un punto en tierra. El conocimiento
de las distancias de dicho punto a tres satélites y de las posiciones orbitales
de estos satélites permite mediante triangulación conocer la longitud, latitud
y altitud del punto.
Para medir las distancias, dado que se conoce la velocidad de la luz, es
del caso conocer el tiempo necesario para que la señal emitida por un satélite
llegue a tierra. Sendos relojes atómicos de enorme precisión, colocados en
el satélite y en el punto, permitirían conocer dicho tiempo pues el satélite
también indica el momento en que envía la señal. Pero resulta que el reloj del
satélite no se comporta como el reloj de tierra.
Según la teoría especial de la relatividad, como el satélite tiene un mo-
vimiento relativo mayor con respecto al punto en tierra, el reloj de aquel se
moverá más lentamente que el de éste. Y según la teoría general de la relati-
vidad, el reloj de tierra se moverá más lentamente que el del satélite ya que
se encuentra en un campo gravitatorio más fuerte que el correspondiente al
reloj del satélite (el punto en tierra está más cerca del centro del planeta que
el satélite). Al combinar los dos efectos relativistas, se encuentra que el reloj
del satélite se adelantará aproximadamente 38 microsegundos por día con
respecto al reloj de tierra. Se ha demostrado que si no se efectúa esa correc-
ción (y otras menores no mencionadas aquí), los datos del GPS conducirán
a errores crecientes en el tiempo que harían impráctico el navegador. Lo que
suele hacerse es alterar anticipadamente en tierra el reloj atómico del satélite,
de modo que se atrase en la cantidad anterior, para que luego en el satélite
marque igual tiempo que los relojes de tierra.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 265


Es de máxima importancia comentar que, si los relojes de tierra y del
satélite marcan el mismo tiempo, después de hacerse la corrección basada
en cálculos derivados de aplicar la teoría de la relatividad, estamos ante una
comprobación más de dicha teoría dentro de pequeños márgenes de error.
Así mismo, ha sido posible verificar un principio fundamental de la teoría de
la relatividad que señala la constancia de la velocidad de la luz para todos los
observadores: la velocidad de las señales enviadas por los diferentes satélites
es la misma desde todos los satélites hacia todas las estaciones de tierra, en
todo momento y en todas direcciones, dentro de un margen de error igual a
más o menos 12 metros por segundo (recuérdese que la velocidad de la luz
es aproximadamente igual a 300.000 kilómetros por segundo).
Algunos consideran que la teoría de la relatividad es algo ajeno a nuestra
vida, sin ningún efecto práctico, y solo útil para especulaciones de matemáti-
cos, físicos y cosmólogos interesados en el origen y evolución del universo.
Habría que comenzar por decir que cuando Einstein pone de presente que el
tiempo y el espacio no son absolutos, ni independientes entre sí, introduce
una revolución en nuestra visión del mundo de alcances similares a la coper-
nicana. Y es de esperar que los pragmáticos o los escépticos queden conven-
cidos de la vigencia y aplicación concreta de la teoría cuando se enteren de
la existencia y los resultados del maravilloso instrumento presentado aquí en
forma somera.

266 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Para que no se olvide 1

Darío Valencia-Restrepo

T
erminaron hace pocos días las representaciones del grupo
teatral “El Tablado” en el presente año, después de una in-
tensa actividad que incluyó una temporada con Antígona,
de Sófocles, funciones todos los sábados desde el mes de mayo
con la obra para niños El león enamorado, de Lauro Olmo, y
dos temporadas de Terror y miserias del Tercer Reich, de Bertolt
Brecht, precisamente la pieza que cerró el 2002 en la sede del
Pequeño Teatro.
El grupo mencionado inició actividades en 1983 bajo la
dirección de Mario Yepes y está integrado por estudiantes y
egresados de la carrera de teatro, aquellos después de haber
cursado la mitad del respectivo plan de estudios. De la mayor
importancia es el significado docente que anima la acción
colectiva de “El Tablado” en el contexto de la formación teatral.
Se parte de la base de que se aprende haciendo, inclusive desde
momentos tempranos, o, en otros términos, de que teoría y
práctica deben ir de la mano. La confrontación con la crítica,
inicialmente entre los propios integrantes y posteriormente frente
al público, constituye un elemento central del proceso académico
que no puede dejarse para muy tarde. Las lógicas limitaciones de

1. Publicado en el periódico El Mundo, de Medellín, el 3 de enero de 2003.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 267


un grupo que no puede ser profesional quedan compensadas en forma amplia
por los buenos momentos que con frecuencia se obtienen y por los beneficios
que reciben los miembros del mismo.
Durante su primera etapa culminada en 1993 y bajo la dirección de Mario
Yepes, el grupo puso en escena, entre otras producciones, El sol, el viento y
el frío, con base en un cuento ruso tradicional y con dramaturgia del propio
Yepes; El mesero mudo, de Harold Pinter; Hamlet, de Shakespeare; y la muy
recordada Abelardo y Eloísa, de Ronald Millar, presentada en sendas tem-
poradas durante 1987 y 1991. Al reconstituirse con una mayoría de nuevos
miembros en 2001, “El Tablado” realizó dos temporadas con cuatro obras
cortas y participó en el estreno de “Los papeles del infierno”, primera ópera
creada integralmente en el Taller de Teatro Musical de la Facultad de Artes de
la Universidad de Antioquia, con libreto de Mario Yepes basado en textos de
Enrique Buenaventura y con música de Gustavo Yepes.
Causa admiración que un grupo como el mencionado haya llevado a
cabo esta dilatada labor en un medio tan adverso como el nuestro. Como “El
Tablado” carece de una sede propia para ensayos y representaciones, así como
brilla por su ausencia el apoyo público o privado, se encuentra con el grave
escollo que aquí las instituciones no promueven el montaje de obras. Los
directores, y a veces los actores, deben convertirse en empresarios y deudores
para financiar la producción y correr con todos los riesgos.

Incorporación de la música

Una característica central de los montajes del grupo se relaciona con


la atención que recibe la música: ésta en lo posible debe ser original para
cada montaje o presentada en vivo. Para la obra dirigida por Thamer Arana
intitulada La mandrágora, de Maquiavelo, se empleó un coro y un conjunto
instrumental de estilo renacentista con el fin musicalizar textos que según
indicación del autor deben ser cantados. Para la representación de Hamlet,
Haydée Marín montó un repertorio con música isabelina y Andrés Posada
escribió una partitura original parcialmente basada en el tipo de música que
se acaba de mencionar. Un caso que también vale la pena recordar es el de la
música medieval y en ocasiones concreta que se empleó para la producción
de Abelardo y Eloísa. Se deja para más adelante la concepción que sobre este
punto se tuvo en Terror y miserias del Tercer Reich.

268 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Arte y política

La obra de Brecht nos obliga, una vez más, a hablar de la relación entre
arte y política o, en forma más específica, entre teatro y realidad social. Una
discusión que más de uno puede considerar agotada pero que cobra nuevos
acentos cuando con cierta frecuencia las tablas se convierten en un escenario
para saltimbanquis, o se utilizan para simbolismos gratuitos, metáforas in-
comprensibles, diálogos sin ton ni son o textos a los cuales no se les concede
ninguna importancia.
No se trata de volver a caer en esa etapa del teatro panfletario o de simples
consignas políticas, o con la idea aparente de que en el medio artístico todo
vale cuando supuestamente se está al servicio del pueblo. Se trata de reafirmar
que el teatro puede ser un poderoso medio de comunicación para plantear y
señalar realidades, elevar el nivel de conciencia del público y enriquecer las
relaciones entre los seres humanos. Pero que debe hacerlo con lo que le es
esencial: la representación que produce sentido y con un lenguaje elaborado
capaz de sacudir y emocionar al espectador. Se trataría de una forma de comu-
nicación estética, entendida ésta como aquella que proporciona conocimiento
y cultura mediante el aprovechamiento de la sensibilidad del espectador.
Bertolt Brecht fundamenta y elabora en forma ejemplar esa relación entre
teatro y realidad social por medio de obras heterodoxas y ya clásicas, algunas
de ellas objeto de gran controversia o rechazo en su momento. Para dicho
dramaturgo, a diferencia de las tendencias más convencionales, el teatro
no debe crear ilusiones sino convertir la obra en un foro para presentar y
reflexionar sobre asuntos sociales e ideológicos. Brecht no busca entretener
a los espectadores, más bien espera que éstos observen en forma crítica lo
planteado por el drama y que saquen sus propias conclusiones.

El montaje de la obra de Brecht

La obra Terror y miserias del Tercer Reich está compuesta por una se-
rie de 24 escenas escritas por Brecht entre 1935 y 1938 con la colaboración
de M. Steffin, en las cuales se muestra los terribles efectos del nazismo so-
bre diversos ámbitos de la vida alemana. El dramaturgo basó sus sketches o
bocetos de carácter documental en relatos de testigos y noticias aparecidas en

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 269


los periódicos de la época anterior a la Segunda Guerra Mundial. La versión
completa de la obra fue estrenada en Nueva York en 1941, en tanto que el
Deutsche Theater la representó en 1948 y el famoso Berliner Ensemble la
incorporó a su repertorio en 1957.
Vale la pena esbozar el proceso que “El Tablado” siguió para el montaje
que se comenta. Éste se inició en 1999 con dos seminarios a cargo de Yepes,
el uno sobre teatro y política, y el otro sobre la acción escénica. Luego se
trabajó con tres sketches para definir en forma clara el conflicto y enfrentar el
desarrollo de la acción. Los actores tuvieron parte muy activa en la creación de
la acción e inclusive tuvieron la posibilidad, mediante analogía, de presentar
el conflicto en otro contexto o esfera de la vida social. En forma paulatina se
pasó a ocho escenas, con acciones alternas que no traicionasen el sentido, a
12 escenas y finalmente a las 15 representadas en la última temporada. A estas
últimas se añadieron cinco poemas del mismo Brecht, uno al comienzo, otro
al final y los demás intercalados entre las 15 escenas.

Versión estremecedora

La versión de “El Tablado” estremece con frecuencia a un espectador que


contempla cómo el régimen de terror del partido nacional socialista se infil-
tra y permea los más diversos espacios de la vida alemana, incluso los más
cotidianos. La caracterización de personajes y el apremio de la acción alcanza
momentos culminantes en escenas como La mujer judía, El cajón, El soplón,
Enfermedad profesional, La hora del obrero... Algunos de los sketches alivian
en forma momentánea la tensión con cierto humor que sin embargo mantiene
la integridad temática. De mérito es una dirección escénica que sortea las
dificultades de unidad y continuidad que plantean los numerosos cambios de
ambiente y de personajes.
Era apenas lógico que el montaje de “El Tablado” que se comenta con-
cediese un papel de importancia a la música, pues bien se sabe, además, de la
estrecha relación de Brecht con teatro y música, aunque en la forma menos
wagneriana que sea posible imaginar. Así lo ponen de presente “La ópera de
los tres centavos” y “El ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny”, óperas
ambas realizadas con la colaboración musical de Kurt Weill. Terror y mise-
rias del Tercer Reich emplea grabaciones que muestran a la audiencia otra

270 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


cara de la cultura alemana mediante interludios musicales que se relacionan
con las escenas o los poemas. Se recuerda, en especial, los dos Lieder de
Schubert “Der Lindenbaum” (“El tilo”), asociado con uno de los poemas, y
“Erlkönig” (“El rey de los silfos”), que precede a la escena del soplón, así
como el Adagio molto e cantabile de la novena sinfonía de Beethoven que
cierra la obra cuando hace su entrada el cadáver de la niña.
Yepes decidió que en las funciones hacia el final de la temporada se
incluyese, previa advertencia, dos insertos ajenos a Brecht y atinentes a
situaciones actuales. Por medio de ellos se ayuda a comprender alusiones
históricas que puede ser conveniente aclarar y, de otra parte, también se
hace posible confrontar al público con aspectos contemporáneos que parecen
evocar situaciones del pasado.
No es posible ignorar esa terrible y estremecedora tragedia de la nación
alemana originada en el ascenso del nazismo al poder gracias al voto popular.
Hay que continuar recordando esos años terribles para que no se olvide hasta
dónde puede llegar la condición humana, para llamar la atención de aquellos
fanáticos que aún hoy añoran ese pasado de ignominia, y para que el día de
mañana un niño alemán o de otro país no diga, como contaba alguien: “Hitler
era un señor que hacía autopistas”.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 271


Las medallas Darwin-Wallace
y Humboldt-Caldas 1

Darío Valencia-Restrepo

E
l primero de julio de 1858 tuvo lugar en la Sociedad
Linneana de Londres una sesión que cambiaría en forma
radical la historia de la humanidad, al menos en una forma
tan trascendental como ocurrió con los paradigmas introducidos
por Newton y Einstein. Aunque para el secretario de dicha
sociedad en ese año no pasó nada importante para el desarrollo y
porvenir de la ciencia.
Durante la mencionada sesión se leyeron textos de Charles
Darwin y Alfred Russel Wallace que se referían a una teoría de
la evolución basada en la selección natural y a la cual ambos
habían llegado de modo independiente y con conclusiones pare-
cidas. Del primero se leyó un artículo, fundamentado en trabajos
que se remontaban a casi dos décadas atrás, con el título “Sobre
la variación de los seres orgánicos en estado natural; sobre los
medios naturales de selección; sobre la comparación de las razas
domesticadas y las especies verdaderas”. Y del segundo se leyó
un artículo titulado “Sobre la tendencia de variedades a apartarse
indefinidamente de su tipo original”, escrito en febrero de 1858
mientras su autor recolectaba especímenes en las islas del archi-
piélago malayo para sus estudios zoológicos y para la venta.

1. Publicado en el periódico digital El Mundo (elmundo.com) el 19 de diciembre de 2017.

272 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Darwin tuvo cierta reticencia para publicar sus ideas sobre la evolución,
preocupado seguramente por el impacto que las mismas tendrían sobre las
arraigadas tradiciones bíblicas del creacionismo. Pero se animó a hacerlo
prontamente cuando recibió una carta enviada por Wallace en marzo de 1858
que incluía la siguiente frase: la vida de los animales salvajes es una lucha por
la existencia, y siempre sucumbirán los más débiles y menos perfectamente
organizados. Darwin publicó entonces su libro al año siguiente con el título El
origen de las especies. Wallace nunca se preocupó por la prioridad en el es-
tablecimiento de la teoría y más adelante defendió los principios de ese libro.
Pero como bien sabemos que Darwin se llevó casi toda la gloria, la Socie-
dad Linneana de Londres decidió hacer justicia a Wallace mediante la acuña-
ción de una medalla en la cual cada cara muestra la efigie de uno de los dos
científicos. La medalla se entrega cada cincuenta años a biólogos distinguidos
y su primera versión ocurrió en 1908 cuando se cumplían 50 años de aquella
lectura histórica en la Sociedad. Como Wallace vivía en ese momento recibió
la medalla en oro, en tanto que otros seis recipientes fueron galardonados con
sendas medallas en plata.
Mutatis mutandis, entre nosotros ha ocurrido una situación con ribetes
parecidos. Tanto Alexander von Humboldt como Francisco José de Caldas
trabajaron en forma independiente la geografía de las plantas o fitogeografía,
una disciplina que estudia la variación de las plantas con el clima, básica-
mente con respecto a la altitud y la latitud. Antes de su encuentro en la locali-
dad de Ibarra, actual Ecuador, el último día de 1801, ambos naturalistas eran
conscientes del fenómeno, en particular Caldas gracias a una nivelación de
plantas efectuada nada menos que entre Santafé y Quito durante 1801 y años
anteriores. En tres de las cuatro láminas de esta nivelación se muestra la altura
superior y la altura inferior de la vegetación del trigo.
Como Humboldt publicó prontamente en 1805 una edición francesa en
París con el título Ensayo sobre la geografía de las plantas, es considerado el
fundador de esa nueva disciplina. Aunque Caldas había escrito una memoria
al respecto desde 1803, nunca la publicó en su Semanario del Nuevo Reino
de Granada, y más bien incluyó en este el trabajo de Humboldt en 1809, con
unas correcciones suyas que muestran al neogranadino como más conocedor
que el prusiano de las condiciones del trópico andino.
Considerando que podía existir una analogía con lo descrito a propósito
de Darwin y Wallace, pues bien se sabe que Humboldt se llevó prácticamen-

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 273


te toda la gloria, el distinguido investigador Alberto Gómez Gutiérrez,
director del Instituto de Genética Humana de la Pontificia Universidad
Javeriana, propuso durante el Congreso Internacional del Bicentenario de
Francisco José de Caldas realizado en 2016 que se acuñara una medalla
Humboldt-Caldas. Este columnista llevó la iniciativa a la Academia Colom-
biana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y allí fue acogida para que la
medalla sea entregada cada dos años a un destacado investigador en el cam-
po de la biogeografía, disciplina esta que incluye la distribución de los seres
vivos sobre la Tierra. Se tendrán en cuenta recientes trabajos desarrollados
en Colombia o en Ecuador (se incluye este país porque los años formativos
de Caldas como botánico ocurrieron en la antigua Real Audiencia de Quito)
y la medalla será entregada por primera vez cuando en 2018 se cumplen 250
años del nacimiento de Caldas.

Medalla Humboldt-Caldas
Fue entregada por primera vez al trabajo “BioModelos: un sistema colaborativo en línea para mapear
distribuciones de especies” de Jorge Velásquez-Tibatá, María H. Olaya-Rodríguez, Daniel López-Loza-
no, César Gutiérrez, Iván González y María C. Londoño-Murcia.

274 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Los límites
del planeta Tierra 1

Darío Valencia-Restrepo

D
urante los últimos 10.000 años, la época del período
cuaternario que los geólogos denominan holoceno, el
ambiente de nuestro planeta ha permanecido bastante
estable y propiciado el surgimiento y desarrollo de la civiliza-
ción humana. Pero desde la Revolución Industrial han aparecido
nuevas actividades humanas que se han convertido en un peligro
para dicha estabilidad ya que están impulsando un cambio climá-
tico global que, si no se enfrenta pronta y decididamente, puede
tener consecuencias catastróficas para buena parte del mundo.
El intenso empleo de combustibles fósiles y ciertas formas de
industrialización en la agricultura están afectando importantes
sistemas y procesos del planeta, a tal punto que la tendencia ac-
tual puede llevar aquel a un estado irreversible con eventuales
cambios ambientales tan abruptos que perjudicarían el carácter
habitable de la Tierra.
¿Cuáles son los sistemas o procesos fundamentales para man-
tener la estabilidad natural del holoceno? En la edición de la
importante revista Nature, correspondiente al volumen 461 del
pasado septiembre, Johan Rockström y otros tratan de identificar
nueve procesos planetarios para los cuales es necesario establecer

1. Publicado en el periódico El Mundo, de Medellín, el 18 de diciembre de 2009.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 275


límites o umbrales que de ser excedidos podrían generar inaceptables cam-
bios ambientales. Estas fronteras, que vienen definidas por un valor crítico
de una o más variables, delimitan un espacio que asegura el mantenimiento
de los procesos y sistemas biofísicos indispensables para la vida humana. Es
verdaderamente encomiable que se cuantifiquen esos límites con el fin de
proporcionar en forma concreta señales de alarma cuando se exceda o se esté
cerca de exceder dichos límites, aunque los autores reconocen la necesidad de
mayores estudios para mejorar el cálculo de algunos de ellos.
Los nueve procesos para los cuales es crucial definir límites planetarios
son: cambio climático, tasa de pérdida de biodiversidad terrestre y marina,
interferencia con los ciclos del nitrógeno y del fósforo, reducción del ozono
estratosférico, acidificación de los océanos, uso del agua dulce, cambio en el
uso del suelo, contaminación química y presencia de aerosol en la atmósfera.
Se considera que varios de estos complejos procesos o sistemas reaccionan
con gran sensibilidad cuando se encuentran en la vecindad de sus respecti-
vos umbrales, de modo que si éstos son excedidos ciertos eventos, como por
ejemplo el sistema de los monzones, pueden hacer la transición a un nuevo
estado con consecuencias deletéreas o potencialmente desastrosas. Además,
muchos de los límites están ligados entre sí a tal punto que el sobrepasar uno
de ellos tiene implicaciones sobre otros de una manera que todavía no se en-
tiende a cabalidad.
Según el mencionado artículo, se ha sobrepasado ya los siguientes tres de
los nueve límites: tasa de pérdida de biodiversidad, cambio climático e inter-
ferencia humana en el ciclo del nitrógeno. En el primer caso, la tasa natural
histórica está entre 0,1 y 1 extinciones por millón de especies y por año, pero
en la actualidad se estima que la tasa es entre 100 y 1.000 veces mayor; en
el segundo caso, una variable crítica es la concentración de dióxido de car-
bono en la atmósfera, hoy igual a 387 partes por millón en volumen cuando
el umbral estimado es 350; y en el último caso, como diferentes actividades
humanas capturan nitrógeno de la atmósfera y lo convierten en nitrógeno re-
activo que termina contaminando aguas, suelos y aire, los cálculos aproxima-
dos señalan que el flujo de nitrógeno reactivo se debería reducir a un 25% del
valor actual. Pero los autores también anuncian que nos estamos acercando a
los umbrales de otros procesos.
Con respecto a Colombia, en reciente publicación de Advances in
Geosciences, G. Poveda y K. Pineda, investigadores de la Escuela de

276 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Geociencias y Medio Ambiente de la Facultad de Minas, informan que ocho
glaciares tropicales del país desaparecieron durante el siglo XX, en tanto
que los remanentes seis muestran alarmantes tasas de deshielo en la última
década. Mediante la aplicación de modernas técnicas al análisis de imágenes
satelitales, los autores del artículo han encontrado que la cobertura de hielo de
estos últimos ha pasado de 60 kilómetros cuadrados en 2002 a 45 en 2007, lo
cual arroja una tasa promedia de 3 kilómetros cuadrados perdidos cada año.
De continuar esta tasa hacia el futuro, los seis glaciares habrán desaparecido
en 2022, aunque en el artículo se señala que diversos procesos físicos allí
discutidos pueden acelerar el retroceso del hielo. Unos importantes hallazgos
que reducen en forma drástica los plazos previstos en 2007 por el Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático.
Como consecuencia de la anterior situación se está poniendo en peligro la
provisión de agua para grandes ciudades y centenares de poblaciones rurales
a lo largo de los Andes colombianos, al igual que se puede afectar la genera-
ción hidroeléctrica, tan importante para el país. Pero también es preocupante
el futuro de los páramos, unos ecosistemas reconocidos por su fragilidad, y
de los bosques de niebla, lo cual contribuye a incrementar los actuales pro-
blemas ambientales y sociales de los Andes tropicales con los consiguientes
efectos negativos sobre una región bien apreciada por su biodiversidad. Ter-
minan Poveda y Pineda su trabajo con un llamado para el diseño de políticas
y estrategias para enfrentar estas amenazas, al mismo tiempo que recaban el
aprovechamiento del llamado “Fondo de Adaptación”, establecido en Kioto
en 1997 con el fin de ayudar a proteger las poblaciones más vulnerables a los
efectos adversos del cambio climático, tales como sequías, inundaciones y
fuertes tormentas.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 277


Un bel morir 1

Darío Valencia-Restrepo

U
n bel morir tutta la vita onora (Un bello morir honra
toda la vida). Así termina un soneto que Petrarca in-
cluye en uno de los fragmentos de su Rerum vulgarium
fragmenta, obra con título en latín pero con poemas escritos en
el dialecto toscano del siglo XIV. ¿La muerte como ratificadora
de un destino?
Alguna vez le escuché al maestro Pedro Nel Gómez, trabaja-
dor incansable, otro profundo pensamiento sobre la muerte, origi-
nado en una cita atribuida a Leonardo da Vinci: “Así como es tan
bueno dormir después de un día de trabajo, cómo lo será morir
después de toda una vida de trabajo.”
La concepción y sentido de la muerte constituye un rasgo
sobresaliente de toda cultura o religión. Podría citarse el Egipto
de los faraones, con el mito de Osiris sobre la inmortalidad y el
juicio que decidiría el destino del difunto, los antiguos pueblos
de Mesopotamia que veían el fallecimiento como resultado del
pecado, el hinduismo en el que los seres están predestinados a nu-
merosos renacimientos, hasta llegar a las tres grandes religiones
monoteístas con sus diferentes visiones al respecto.

1. Publicado en el periódico El Mundo, de Medellín, el 28 de diciembre de 2008.

278 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Interesa señalar cómo ha variado la aproximación a la muerte, y al murien-
do, en la cultura occidental. Es posible que en siglos anteriores, en especial
durante una Edad Media signada por la omnipresencia de la religión cristiana,
se viera ese trance final con más aceptación y resignación que en los tiempos
presentes. Los avances de la medicina y la tecnología han emprendido una
lucha contra la muerte y como consecuencia una prolongación de la vida a
veces en condiciones indignas para el paciente. Parecería que ya no se ve ese
desenlace como algo natural sino como una derrota. Y se ha acentuado algo
que puede volverse peor que la muerte: el miedo a la muerte; aunque para
algunos no es miedo al fin de la existencia sino miedo al muriendo, a la pos-
tración en una cama en medio de agonía, delirio y el dolor de sus familiares y
amigos. Dijo Stravinski: “Gogol murió gritando y Diaghilev murió riéndose,
pero Ravel murió gradualmente. Ésta es la peor”.
La sinfonía No. 14 de Shostakovich se apoya en poemas de García Lor-
ca, Apollinaire, Küchelbeker y Rilke relacionados con el tema de la muerte.
El compositor consideraba el temor a la muerte como nuestro más profundo
sentimiento y agregaba; “La ironía estriba en el hecho que bajo la influencia
de ese temor la gente crea poesía, prosa y música; esto es, trata de fortalecer
sus lazos con los vivos y aumentar su influencia sobre ellos”. Pero lo anterior
también puede ser el resultado de una lucha contra el olvido ya que tal vez la
verdadera muerte ocurre cuando ya nadie recuerde a la persona desaparecida,
como es el caso del escritor cuando muere su último lector.
Como bien se sabe, la longevidad tiene su precio, uno de los cuales es el
anuncio de una enfermedad grave o terminal que afecta profundamente la
vida del paciente e impregna de angustia a sus seres queridos. Sin embargo,
algunos proporcionan cierto consuelo cuando describen las cinco etapas que
sigue el enfermo después de recibir tan ominosa noticia: pánico, rabia, lucha,
abatimiento y aceptación.
Importantes son las visiones que sobre la muerte ofrecen no solo la historia
sino también la literatura, las artes visuales y la música. Un libro reciente del
novelista inglés Julian Barnes, titulado Nothing to be frightened of (Nada de
que asustarse), reflexiona sobre el tema e incluye citas pertinentes de grandes
escritores.
Se ha presentado la muerte de Goethe, ocurrida cuando al final sufría un
dolor extremo, como plácida y precedida de la famosa frase Licht, mehr Licht
(Luz, más luz), pero el diario de su médico dice que el personaje falleció

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 279


“dominado por terrible temor y agitación”. Un contraste con aquello que
dijera Montaigne: “Filosofar es aprender a morir”; o con una frase de Flaubert:
“Todo debe ser aprendido, desde el leer hasta el morir”. Pero con ironía
comenta Barnes que tenemos poca oportunidad de practicar lo último, y por
tanto se muestra escéptico con respecto a muertes ejemplares caracterizadas
por dignidad, coraje y preocupación por los demás.
Arthur Koestler, a quien recordamos por obras tan notables como El cero y
el infinito y Los sonámbulos, escribió una obra titulada Diálogo con la Muer-
te, en la cual narra su experiencia como prisionero durante la Guerra civil
española. Cuenta que ningún prisionero, ni siquiera él mismo, creía en la po-
sibilidad de su propia muerte aun cuando escuchaba el sonido de los disparos
que mataban a sus amigos y camaradas pues “la negación de la muerte crece
en forma proporcional a su cercanía”. Corrobora lo escrito por Freud unos po-
cos años antes: “Efectivamente es imposible imaginar nuestra propia muerte;
y siempre que intentamos hacerlo, podemos percibir que de hecho estamos
presentes todavía como espectadores”.
Terminamos con una frase inmortal de ese gran maestro y escéptico que
fuera Bertrand Russell, pronunciada cuando unos amigos provocadores le
preguntaron qué haría si después de su muerte se diera cuenta de la existencia
del más allá y fuera enfrentado al ser supremo que siempre había negado: “Me
acercaría a Él y le diría: Usted no nos proporcionó suficiente evidencia”.

280 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


¿Por qué existe el mundo
y no más bien nada? 1

Darío Valencia-Restrepo

E
n su libro de 1740 “Principios de la naturaleza y la gracia
fundados en la razón”, Leibniz planteó la pregunta fun-
damental de la filosofía: “¿Por qué hay algo en lugar de
nada?” Casi doscientos años después, en 1929, Heidegger refor-
muló la pregunta en su libro “¿Qué es la metafísica?” de la si-
guiente manera: “¿Por qué en realidad existe el siendo y no más
bien nada?” Como la teoría vigente sobre el origen del universo
se basa en la Gran Explosión, una nueva versión de la pregunta
podría ser hoy: “Por qué hubo Gran Explosión y no más bien
ninguna explosión?” Cómo mucho se ha intentado responder esa
pregunta desde campos como la teología, la filosofía y la cien-
cia, cobra interés el reciente libro “¿Por qué existe el mundo?”,
en el cual su autor, Jim Holt, reflexiona sobre posibles respues-
tas con la ayuda de entrevistas a personalidades de diferentes
disciplinas.
En dos ocasiones el Vaticano ha aceptado la teoría de la Gran
Explosión, pero al mismo tiempo ha señalado que dicho evento
fue obra de Dios. Pío XII, al inaugurar una conferencia en 1951,
declaró que la nueva teoría era un testimonio del “Fiat lux” (Há-
gase la luz) y Juan Pablo II, según cuenta Stephen Hawking en su
1. Artículo basado en sendas columnas de prensa publicadas por el periódico El Mundo,
de Medellín, los días 3 y 17 de septiembre de 2012.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 281


libro “Una breve historia del tiempo”, se dirigió a una reunión de científicos
para decirles que estaba bien que se ocuparan de lo ocurrido después de dicha
explosión, pero que la explosión misma había sido responsabilidad de Dios.
Una forma original de tratar de conciliar religión y ciencia. Por su parte, Ri-
chard Swinburne, un filósofo de la religión entrevistado por Holt, no pretende
probar la existencia de Dios mediante deducciones lógicas, a la manera de
San Anselmo, Tomás de Aquino o Descartes, sino que considera la existencia
de Dios como la hipótesis más simple, y más probable que su negación, para
explicar el origen del mundo. Sólo Dios, declaró Leibniz, puede proporcionar
la solución última al misterio de la existencia.
En el campo de la filosofía, Hume y Kant tuvieron una coincidencia frente
a aquella pregunta crucial. Para el primero, cualquier respuesta a la cuestión
caería en el sofisma o en la ilusión puesto que nunca podría estar fundada en
la experiencia. Para Kant, un intento de explicar la totalidad de la existencia
llevaría consigo una ilegítima extensión de los conceptos que empleamos para
estructurar el mundo de nuestra experiencia –conceptos como causalidad y
tiempo– a una realidad que trasciende este mundo, la realidad de “las cosas
en sí mismas”.
Más tarde. Wittgenstein señaló que le parecía respetable la urgencia de
responder la pregunta pero que se trataba de un asunto sin sentido, fútil y que
–al igual que los valores éticos y el significado de la vida y la muerte– nos
conducía más allá de los límites del lenguaje. En años recientes han aparecido
científicos, entre ellos Roger Penrose, que vuelven a Platón al sostener que las
entidades matemáticas no son meros artefactos de la mente pues tienen una
existencia eterna, objetiva e inmutable, al punto de que no son inventadas sino
descubiertas. Ello querría decir que es imposible una nada total pues al menos
existirían dichas entidades.
En la “República” de Platón se habla metafóricamente de un Sol Ontoló-
gico, la Forma del Bien, cuyos rayos por una necesidad lógica otorgan exis-
tencia a las cosas, las Formas menores, las cuales a su vez arrojan un juego de
sombras que constituyen el mundo en que vivimos. Otro seguidor del plato-
nismo, el canadiense John Leslie, opina que Heidegger es muy oscuro cuando
trata de explicar la existencia. Pero Hans Küng piensa que para este autor la
palabra “Dios” es solo una etiqueta para designar el creativo principio ético
que dio origen al mundo. Una nueva confirmación de aquella sentencia: “Pla-
tón es el filósofo, los demás son comentaristas”.

282 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


La existencia de algo en lugar de nada es una cuestión que ha sido exami-
nada en diferentes disciplinas, entre ellas la física, aunque algunos consideran
que una explicación al respecto va más allá de la física. Sin embargo, el desta-
cado físico Steven Weinberg, entrevistado por Jim Holt para su libro ¿Por qué
existe el mundo?, dice que la cuestión hace parte de otra más grande: “¿Por
qué son las cosas del modo que son? Esto es lo que los científicos tratamos de
averiguar, en términos de leyes. No tenemos todavía lo que yo llamo la teoría
final. Cuando la tengamos, tal vez se arroje alguna luz sobre el porqué existe
algo. Las leyes de la naturaleza podrían exigir que tenga que haber ese algo.
Por ejemplo, tal vez esas leyes no permitan que el espacio vacío sea un estado
estable”.
Por su parte, el autor del libro The Fabric of the Reality, David Deutsch,
opina que una explicación última de la realidad no es posible, pero agrega
que, de encontrarse dicha explicación, quedaría pendiente un problema fi-
losófico insoluble: ¿Por qué sería esa la verdadera explicación o por qué la
realidad sería así y no de otra manera?
La teoría vigente sobre el origen del universo señala que todo empezó con
una Gran Explosión que inició la expansión del universo, la cual se acelera en
la actualidad, y fue responsable de la aparición del espacio y del tiempo. En
ese momento primigenio, toda la energía y toda la masa del cosmos se encon-
traban concentradas en un punto. Además, se ha considerado posible que en
aquellos primeros instantes pudiesen haber existido leyes físicas diferentes a
las actuales.
Entonces la mencionada cuestión fundamental podría hoy reducirse a otra
pregunta: ¿Por qué hubo esa explosión en lugar de ninguna explosión?
De interés es saber qué dice la teoría de la relatividad con relación al
origen del universo. Como las leyes de la relatividad general gobiernan la
evolución del cosmos, es posible devolver en el tiempo la aplicación de las
ecuaciones correspondientes con el fin de acercarse al comienzo del univer-
so. Se verá entonces que el contenido del universo se contraería y se calen-
taría cada vez más y que cuando el tiempo fuese igual a cero, el momento
de la Gran Explosión, la temperatura, la densidad y la curvatura del universo
serían infinitas, o sea, dichas ecuaciones dejan de tener sentido y aplicación.
Se habría llegado a una llamada singularidad que produjo la explosión, cuya
causa, de existir, trascendería el espacio-tiempo y, por tanto, parecería fuera
del alcance de la ciencia.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 283


En su libro “El gran diseño”, Stephen Hawking y el coautor Leonard Mlo-
dinow escriben que “Dado que existe una ley como la de la gravedad, el uni-
verso pudo crearse a sí mismo de la nada. La creación espontánea es la razón
de que exista algo en vez de nada, que exista el universo y que nosotros exis-
tamos. Ello no requiere invocar a Dios…” Ante las muchas reacciones que
suscitaron expresiones del libro como la anterior, con posterioridad el mismo
Hawking manifestó en una entrevista con Larry King de la cadena de televi-
sión CNN: “Dios podría existir, pero la ciencia puede explicar el universo sin
la necesidad de un creador”.
Finalmente, sorprende que el importante escritor John Updike, en su no-
vela de 1986 La versión de Roger, presente un personaje que explica cómo
el universo pudo surgir de la nada mediante una fluctuación cuántica. En la
actualidad, algunos físicos plantean escenarios que permiten, como se men-
cionó en el caso de Hawking, la emergencia espontánea de algo a partir de
nada gracias a las leyes de la mecánica cuántica. Pero entonces es del caso
enfrentar otros misterios: ¿De dónde provienen esas leyes? ¿Por qué serían
ellas aplicables al vacío?

284 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Darío Valencia-Restrepo
El maestro, el amigo

Marta Elena Bravo de Hermelin


Beatriz Londoño Vélez

E
xisten seres humanos que desde muy temprano nos
muestran que su paso por la tierra ha sido un transcurrir
vital como compromiso y búsqueda de su significado
profundo.
Muchas de las personas que conocemos a Darío Valencia
vislumbramos que debió mostrar desde muy joven un proyecto
personal de formación educativa y cultural muy sólido. Asimis-
mo, supimos que en ese proyecto la actividad del deporte iba a
ser fundamental.
Darío, como ya se ha dicho en esta publicación de Aleph,
cursó su bachillerato en el colegio de San José de Medellín y
sus estudios universitarios en la prestigiosa Facultad de Minas
de la Universidad Nacional de Colombia. En ambos claustros,
secundario y universitario, sobresalió por sus dotes intelectua-
les y por su dedicación a la formación integral. También Darío
mostró desde muy joven los atributos de un verdadero líder: ser
referente para muchos de sus compañeros y para jóvenes que
cursaban sus estudios en otros centros universitarios y señalar
caminos para seguir y entusiasmar a sus compañeros y colegas
a explorarlos.
Es precisamente en esos momentos de su formación cuando
Darío muestra su talante intelectual que lo ha caracterizado a

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 285


lo largo de su vida personal y profesional. Intuyó un aspecto fundamental
de la formación humana: la interacción entre ciencia y cultura como ele-
mento básico de un proyecto educativo. A la par que el buen estudiante
que fue, en su periodo de formación secundaria, y luego universitaria, Da-
río cada vez fue teniendo más claro el sentido de la educación como PRO-
CESO PERMANENTE de formación en esa articulación, cultura, ciencia,
técnica.
Ha sido Darío un cultor del espíritu en el sentido más profundo de la ex-
presión. Esa pedagogía que implica el concepto griego de PAIDEIA como
una dedicación de lleno a la formación personal se traduce en muchos tra-
bajos realizados por él, así como en muchos de sus escritos, en los cuales
ha sido muy prolífico. Además de su formación personal como ingeniero
civil, matemático y como ingeniero hidráulico, Darío Valencia ha sido un
gran cultor de las artes, se ha sumergido en temas culturales con dedicación
y con ahínco pues no deja por fuera el ejercicio de la sensibilidad y el delei-
te estético que la formación artística produce: la música el cine, la literatu-
ra, las artes plásticas, el teatro, los ha disfrutado. Pero ha ido más allá de los
placeres del arte también, así mismo ha estudiado y ha investigado aspectos
y nombres fundamentales de la Historia del Arte, de la Estética para produ-
cir un trabajo intelectual que sobresale por su dimensión y por la solidez de
sus conceptos, así como por su investigación rigurosa, sus análisis críticos,
característicos de un académico de tanta trayectoria como la suya.
Darío Valencia ha continuado el sendero que ha caracterizado la pro-
puesta de formación de la Facultad de Minas de Medellín, donde a la par
que destacados ingenieros, así mismo se han formado intelectuales que
honraron las artes en Colombia. Es necesario resaltar que preocupación de
Darío ha sido el ejercicio constante del pensamiento crítico para lo cual el
cultivo de las Ciencias Humanas y de las Ciencias Sociales así como de la
Estética permiten el enriquecimiento de este pensamiento, que tanto en la
Universidad Nacional Sede Medellín donde fue Vicerrector, y especial-
mente en la Facultad de Minas donde fue decano, también en su proyecto
universitario como rector general de la Universidad Nacional, 1990-1991,
y en la Universidad de Antioquia, 1983-1894, donde así mismo fue rector,
tienen la impronta de su paso por ellas y como producto fundamental la
construcción muy sólida de una política educativo cultural universitaria
para sustentar la formación en estos campos.

286 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Se había dicho en este perfil de Darío en otra parte de este texto que des-
de muy joven mostró otra faceta: la del deportista, no sólo como jugador de
tenis de mesa y de ajedrez también como organizador de eventos de orden
nacional e internacional. Encarna Darío la máxima de los clásicos: mens
sana in corpore sano.
Con ese marco de referencia queremos resaltar características amplias
de su bagaje universitario que han hecho que Darío Valencia se haya dis-
tinguido con sobrado reconocimiento en el medio académico de la univer-
sidad pública sobre todo tanto regional como nacional y que se le considere
como un verdadero Maestro.
Vamos a referirnos a algunos de estos aspectos:

Servicio público

En el compromiso con la salvaguardia de lo público Darío opta por el


examen de las circunstancias particulares de los entes públicos en función
de la calidad de los servicios que ofertan y de los resultados gerenciales
alejándose de posiciones radicales a favor de lo público por lo público. Por
ello ha sido un defensor del uso racional y con enfoque de interés social del
patrimonio público pronunciándose con argumentos técnicos en operacio-
nes de riesgo y de alto impacto para las finanzas públicas. Ejemplos de ello
son los artículos, publicados en medios de opinión como los periódicos El
Mundo y El Colombiano, sobre Orbitel, EPM, ISA, ISAGEN a propósito
de las privatizaciones en organizaciones del sector público y las dificulta-
des en la ejecución de proyectos de ingeniería responsables de la prestación
de servicios como el agua y la electricidad
En la crisis del proyecto de Hidroituango* manifestó su reconocimiento
a la labor de Empresas Públicas de Medellín como fuente de bienestar y
de calidad de vida aceptando la probabilidad de fallas durante el desarrollo
del proyecto e instando a la Empresa a un pronunciamiento transparente
sobre la obligada compensación a las comunidades quebrantadas por los
episodios acaecidos que son de conocimiento público.

*El profesor Darío Valencia Restrepo fue Gerente General de las Empresas Públicas de Medellín, 1987-
1988.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 287


Divulgador de la ciencia y la tecnología

El profesor Darío Valencia Restrepo se ha convertido en un difusor y


divulgador del conocimiento generado o relacionado con la ciencia y la
tecnología. Sus escritos manejan una prosa comprensible para un público
amplio, libre de artificios y tecnicismos, con claridad en las nociones y con-
ceptos, estimulante y de interés para los lectores. En sus textos demuestra
su calidad como investigador con las revisiones minuciosas de archivos, con
las referencias ilustrativas a los contextos políticos, sociales y culturales
de las realizaciones que reseña, con el empleo de una bibliografía amplia y
pertinente, con las ilustraciones en sus publicaciones que refrendan su alto
sentido de la estética.
Todo lo anterior convierten sus columnas y artículos en un insumo im-
portante para la enseñanza y para el proceso de continuar aprendiendo.
Su página web https://valenciad.com/ es un documento electrónico atrac-
tivo por sus imágenes y contenido y como tal un instrumento para la divul-
gación y difusión, depositaria de su producción en libros, documentos, artí-
culos de opinión sobre ciencia y tecnología, arte, música, deportes, política.
Conviene destacar su generoso impulso de jornadas de estudio y divul-
gación del pensamiento científico y sus contribuciones al conocimiento de
Alexander Von Humboldt naturalista prusiano con extraordinarias capaci-
dades de observación, análisis y síntesis a quien considera un hombre de la
Ilustración; del neogranadino Francisco José de Caldas y sus aportes a la
geografía de las plantas y a la cartografía, además quien fuera director de la
Escuela de Ingenieros Militares que inició labores en 1814 en el municipio
de Rionegro. Allí se dictó la que se estima como la primera cátedra magis-
tral de ingeniería en Colombia y la Escuela, a su vez, se considera la entrada
del país a la formación profesional de ingenieros; de Francisco Antonio Zea
periodista y encargado del gobierno y dirección del Real Jardín Botánico de
Madrid en 1804.
Su persistencia en la denuncia de las intrusiones de los sectores público
y privado sobre el ambiente que han significado tragedia, guerra y violencia
para el país como la contaminación y sedimentación de las fuentes de agua,
el crecimiento desbordado de las ciudades, la deforestación han sido otra de
sus preocupaciones constantes

288 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Esta tarea vigorosa y paciente ha sido enaltecida por la de la Academia
Antioqueña de Historia y la Academia Colombiana de Ciencias Exactas,
Físicas y Naturales de las cuales es Miembro honorario, además mereció el
reconocimiento como “Gran Maestro de la Ingeniería Antioqueña”, la más
alta condecoración otorgada por la Sociedad Antioqueña de Ingenieros SAI

Educación universitaria y la formación de ingenieros

Ha sido Darío un escritor fecundo con publicaciones en revistas de ca-


rácter académico y columnista de opinión, invitado frecuente a múltiples
foros y conversaciones sobre la educación y en especial sobre la educación
superior. Su conocimiento se ha nutrido de su reflexión intelectual y de su
amplia experiencia como docente, investigador y como persona que ha te-
nido los más altos cargos de la dirección universitaria como Decano, Rector
y Vicerrector de las Universidades Nacional de Colombia en su sede de
Medellín y como Rector de las universidades de Antioquia y Nacional de
Colombia.
En estos escenarios y textos ha argumentado, entre otros temas, sobre
el papel de la universidad, sobre la irrupción del mundo digital, la interna-
cionalización de la universidad, la calidad de la educación, la formación de
ingenieros, de los docentes, la investigación y la extensión y sobre los retos
que las instituciones universitarias deben enfrentar en el siglo XXI. Igual-
mente, ha propuesto acciones en la perspectiva de su mejoramiento. Basta-
ría referirnos a algunas manifestaciones públicas de sus ideas y realizacio-
nes para ejemplificar la firmeza de éstas. Por ejemplo, en el “Encuentro de
Antioquia por Colombia” convocado en 1983 por el entonces presidente
Belisario Betancur en una década infausta para Colombia, caracterizada
por la guerra contra el estado declarada por el narcotráfico y por el accionar
de los movimientos políticos armados y en calidad de la Rector de la Uni-
versidad de Antioquia se oyó la Universidad en la voz de Darío Valencia
Restrepo resaltando su deber ser:

Pero a diferencia de convocatorias similares, por primera vez se va a


escuchar la voz de la Universidad, que no puede ser otra que la voz de
la cultura. Independientemente de quien hoy por razones circunstancia-
les ejerce una representación intelectual, es necesario destacar que esta

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 289


presencia reivindica el puesto de los valores del espíritu en un contexto
social.
Y agrega en su intervención:
Pero nuestro deber y compromiso es que la Universidad funcione, aun
dentro de ese estado de convulsión. Que sea conciencia crítica de la so-
ciedad; promotora del conocimiento como vía hacia la independencia y
libertad colectivas; consciente del poder de las ideas y la fuerza del saber;
motor del progreso científico y tecnológico al servicio del país.
El texto completo de la intervención del Rector fue publicado en el pe-
riódico El Colombiano el 13 de julio de 1983
Durante su rectoría en la Universidad de Antioquia se publicó el do-
cumento: Hacia un Proyecto de Universidad como contribución al debate
sobre la Universidad de Antioquía y a las relaciones de la universidad con
la sociedad. Este texto fue difundido por el periódico El Mundo en 1983 en
el número 62 de su serie Documentos y aún hoy es referente obligado en-
tre quienes se ocupan del análisis del quehacer académico en la educación
superior.
En el texto Anotaciones sobre el Futuro de la Educación Universitaria
publicado en la Revista de la Universidad Nacional de Colombia quinta
época Edición 01 Volumen 1 de septiembre 2020 señaló acertadamente que
las tecnologías digitales han provocado un mundo de transformaciones que
cobija todas las esferas de la actividad humana, anotando como tendencia
y como desafío para la educación superior: la diversificación de la oferta
de titulaciones y certificaciones y la multitud de instituciones oferentes; las
nuevas modalidades de enseñanza, de ambientes y herramientas de apren-
dizaje motivadora y facilitadoras de la gestión educativa; la realidad virtual
y la inteligencia artificial, estimuladas por las condiciones de recogimiento
que impuso la pandemia del COVID 19- son tendencias que se afianzan e
instan a las instituciones a incorporarlas al quehacer académico abogando
por la interacción social y relaciones de convivencia que son provistas por
el campus de las instituciones.
Su pensamiento y convicción como demócrata, liberal y humanista des-
taca, en el mismo artículo, como un reto para la educación la formación de
seres libres, con capacidad para reflexionar y argumentar, educados para la
autonomía y que desplieguen una cultura democrática.

290 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Una de las inquietudes intelectuales del Profesor Darío sobre la for-
mación en el campo de las humanidades es la tendencia a la disminución
de las ciencias sociales, las humanidades y las artes en la formación de
los ingenieros y que sin duda es uno de los impedimentos para acceder a
distintas escuelas de pensamiento y a otras manifestaciones culturales que
facilitarían la comprensión crítica de las condiciones sociales, económicas,
políticas y culturales de los entornos local, regional, nacional y global que
exige un ejercicio profesional crítico y colaborativo.
En el artículo de opinión Las humanidades, las Ciencias Sociales y el arte
en la Formación de los Científicos publicado en la Revista 46 de octubre-di-
ciembre de 2022 de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas
y Naturales afirma:
Una cuestión central de la educación debería ser la formación para la
democracia y el ejercicio de una ciudadanía independiente, responsable
e informada, consciente de los procesos sociales y partícipe en el debate
político.
Su interés, más allá de las declaraciones sobre la importancia de las cien-
cias sociales y humanas, se cristalizó en uno de sus logros más destacados
durante su ejercicio como Vicerrector de la sede de Medellín de la Uni-
versidad Nacional de Colombia con la creación de la Facultad de Ciencias
Humanas -hoy Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, en 1975. Así
mismo en la creación de la dirección de Extensión Cultural de la Sede cuan-
do en el contexto general de las universidades eran pocas las dependencias
de esta naturaleza.
En armonía con la preocupación señalada, su convocatoria es insistente
sobre la urgencia de preparar a ingenieros de nuevo tipo, en sus palabras:
Es imperativo formar un nuevo tipo de ingeniero, más culto y abierto al
mundo, con capacidad de crítica, de interpretación y síntesis, de admi-
nistración y comunicación. Un profesional preocupado por los atributos
éticos y estéticos de su trabajo. Necesitamos una educación que integre
las visiones científicas y técnicas con las humanistas y artísticas.
Estas reflexiones fueron expresadas a propósito de los 120 años de crea-
ción de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia en el
artículo 120 años de Ingeniería publicado por el periódico el Mundo el 8 de
junio de 2007.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 291


La construcción de la paz

El Profesor Darío Valencia Restrepo, Doctor Honoris Causa, Profesor


Emérito, Profesor Titular, Profesor Honorario y Maestro Universitario de la
Universidad Nacional de Colombia ha tenido un compromiso decidido por
la paz que pasa por seguir senderos y destacar los que han construido por la
paz las universidades públicas de las cuales ha sido Rector. Como muchos
colombianos ha sido un defensor decidido de la solución negociada de los
conflictos que desde hace más de cincuenta años desangran este país.
En sus intervenciones ha convocado a la participación de las institucio-
nes públicas, organizaciones de derecho privado y ciudadanos a aportar des-
de su ámbito de acción en el largo proceso de la reconciliación.
Anota en la reseña sobre el libro Hacia la Paz-Ideas y Conceptos para una
Discusión Urgente, publicado por la Unidad Especial de Paz de la Univer-
sidad de Antioquia en 2021 sobre el quehacer de las universidades públicas
en su compromiso con la sociedad:
… es lamentable que haya hecho carrera una afirmación según la cual la
universidad es un reflejo de la sociedad. No puede ser así. Una institución
más antigua que el Estado-nación, con el poder del conocimiento que se
genera cuando se reúnen maestros y discípulos con voluntad de saber, y
con la fuerza espiritual que se deriva de la interacción de las ciencias, el
arte y las humanidades, debe ser más bien un faro que irradie su ethos a
la sociedad, que sea un ejemplo de convivencia e inclusión.

Darío Valencia, amigo

Hemos visto en este artículo y a lo largo de esta publicación el talante del


Profesor Darío Valencia Restrepo como un verdadero MAESTRO, un ser
académico excepcional. Darío ha iluminado, orientado y dirigido un pro-
yecto grande de universidad sobre todo a través de su paso por las dos uni-
versidades publicas más representativas del país: la Universidad Nacional
de Colombia y la de Antioquia quizá es el único académico que ha tenido
este honor. Como hemos dicho ha dirigido y en ellas ha abierto caminos, ha
apoyado proyectos académicos y rutas para construir centros de excelencia

292 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


y sobre todo de compromiso con una sociedad que requiere de estos faros
que la orienten.
Pero no podemos hablar de Darío Valencia sin hablar de un ser mara-
villoso en la amistad, ese Darío amigo que sentimos cercano en la univer-
sidad, y a quien queremos agradecer la construcción académica que supo
realizar y de la cual por fortuna nos tocó participar. Así mismo queremos
resaltar otro aspecto que siempre nos queda sonando en nuestra relación con
este destacado académico…:
CODA: Saber-Ser-Amigo: estamos frente a un excelente académico que
durante su larga trayectoria vital le ha dado lo mejor de sí mismo a la Uni-
versidad pública: La Nacional y la de Antioquia y sobre todo le ha dado lo
mejor de sus valores humanos. Se ve en esta Revista Aleph, que en buena
hora le dedica un número total al profesor Valencia, y que recoge bue-
na parte de su trayectoria académica. Pero queremos destacar también a la
persona que es Darío y al Darío de ese otro perfil, ese amigo cercano, ese
ser que sabe “estar ahí” cuando se necesita, cuando su acompañamiento
afectivo para el amigo se expresa para estar a su lado y para hacer sentir cer-
canía. A ese ser humano nos queremos referir también para agradecerle su
amistad, para expresarle nuestra admiración y retribuirle el afecto brindado.
Darío ha comprendido muy bien que no solo la universidad es un proyecto
académico, es ante todo un proyecto humano que nos permite expresar afec-
tos, solidaridades, empatías. Darío Valencia ese ser cercano y respetuoso
es también un ser generoso con su saber y con su saber vivir, es el amigo
con quien dialogar, controvertir, pero también con quien asentir, con quien
disfrutar los logros y enfrentar las dificultades.
Darío el gran Maestro y el gran amigo con el que se pasan horas mara-
villosas de conversación que nos enriquecen. Con él podemos seguir los
senderos de la vida académica y compartir nuestras vivencias que nos dicen
que la educación, la cultura y la ciencia son caminos que forjan nuestra
humanidad. Todo ello nos compromete, aún en nuestra vida de jubilación,
porque son parte de nuestro arraigo humano que nos dice que vale la pena
haber vivido la experiencia universitaria, que vale la pena haber entendido
que fue una búsqueda del saber, pero no solo de eso, una construcción del
ser, una formación de la sensibilidad y una vivencia hermosa del afecto y
de la amistad, todo esto lo hemos podido vivir con Darío el amigo, Darío El
Maestro.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 293


Darío Valencia-Restrepo.
Vida y obra consilientes

Germán Poveda-Jaramillo

H
e tenido el privilegio de conocer la vida y obra del profe-
sor Darío Valencia Restrepo desde mi infancia, dado que
mi padre fue su profesor de varios cursos como estudian-
te de Ingeniería Civil y de la Maestría en Matemática Aplicada,
ambos en la en la Facultad de Minas de la Universidad Nacional
de Colombia, Sede Medellín. Desde esas épocas, mi padre y Da-
río compartieron una cercana amistad que perduró por más de
seis décadas, hasta su fallecimiento en enero de 2022. En lo per-
sonal, Darío fue decisivo en mi elección del área de Aguas como
el foco de los cursos electivos de mi carrera de Ingeniería Civil en
la misma Facultad. Fue mi profesor de los cursos de Hidrología
Estocástica y de Planificación de Recursos Hidráulicos. De esos
cursos surgió mi interés por desarrollar mi Tesis de Grado bajo
la supervisión de Darío, titulada “Técnicas para la Reconstruc-
ción de Registros Hidrológicos”, la cual recibió la mención de
Meritoria por parte de la Facultad de Minas. Más adelante, Darío
también fue mi profesor en cursos del Posgrado en Aprovecha-
miento de Recursos Hidráulicos (PARH) de la misma Facultad,
programa del cual fue fundador y líder por muchos años, y que
dio origen al primer doctorado en ingeniería en Colombia, del
cual fui su primer egresado. Su carta de recomendación fue cru-
cial para mi admisión en la Universidad de California, Davis, a
donde fui a realizar estudios de doctorado. Con el paso de los

294 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


años, también he tenido el privilegio de contar con la amistad y de aprender
de la amplitud y profundidad de los muchos conocimientos y de la decencia,
sensatez, coherencia y rigor intelectual de Darío.
Las clases de Darío eran magistrales en cuanto a su rigor, orden y lógica,
cualidades que, aunadas a su dominio de la estrategia y la táctica, le permi-
tieron convertirse en un ajedrecista de muy alto nivel. En su relación con
sus estudiantes y colegas, Darío siempre se caracterizó por su trato decente,
amable y respetuoso. Su inteligencia y su amplia cultura siguen invitando más
a la reflexión constructiva que a la confrontación dialéctica de los extremos.
Creo no equivocarme al definir la vida, la obra y el legado de Darío como
una búsqueda de la Consiliencia, a la manera del libro del del sociobiólogo
Edward O. Wilson, que compartimos en el año 2009. Para Wilson, así como
antes para P. Snow en su libro Las Dos Culturas y la Revolución Científica,
es necesario renovar la búsqueda iniciada en la época de la Ilustración de la
unidad del conocimiento, sin separación entre las ciencias naturales, las cien-
cias sociales y las humanidades. Darío ha desarrollado una amplia y profunda
carrera profesional académica y científica consilientes. Sus conocimientos y
aportes en ingeniería, matemáticas, estadística, procesos estocásticos, investi-
gación de operaciones, y optimización matemática, entre muchos otros, riva-
lizan con aquellos sobre filosofía, historia, arte, música, cine y literatura, y su
dedicación y pasión por el ajedrez y por el tenis de mesa de alta competencia.
Uno de los principales aportes de Darío como humanista, por formación per-
sonal y por compromiso, fue pensar a la Universidad Nacional de Colombia
como centro de ciencia y tecnología y también como centro de cultura, pensa-
miento que se concretó en programas, planes e iniciativas pioneros durante su
labor como Decano de la Facultad de Minas, Vicerrector de la Sede Medellín
y rector de la misma universidad. Para mencionar un solo ejemplo, Darío
lideró el proyecto de creación de las Facultades de Ciencias y de Ciencias
Humanas y Económicas de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Me-
dellín. Ello le dio un extraordinario impulso a la investigación y el trabajo
científico y humanístico en una Sede caracterizada tradicionalmente por el
énfasis tecnológico.
Por sus extraordinarios aportes profesionales y científicos, Darío ha reci-
bido múltiples premios y distinciones de parte del mundo académico. Entre
ellos, destaco el haber sido nombrado como Profesor Emérito y Doctor Hono-
ris Causa por parte de la Universidad Nacional de Colombia en el año 2009,

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 295


así como su designación como Miembro Honorario de la Academia Colom-
biana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales en 2016, y como Miembro
Honorario de la Academia Antioqueña de Historia en 2019.
Darío sigue siendo un investigador y académico muy activo, cuyos re-
sultados siguen siendo publicados en revistas especializadas y en magnífi-
cos libros. Recientemente ha hecho aportes fundamentales al demostrar que
Francisco José de Caldas fue tan precursor de la Biogeografía como el mismo
Alexander von Humboldt. De sus recientes libros destaco su bellísimo Co-
mentarios sobre la vida y obra de Johann Sebastian Bach, y toda su obra
como divulgador, comentarista y crítico musical, particularmente sobre la
vida y obra de compositores como Schubert, Shostakovich, Mahler y Mozart.
Darío ha sido una persona y un profesional que ha conjugado altas calida-
des personales y humanas, con una extensa y profunda labor como académico
integral, con aportes fundamentales a la ciencia, a la tecnología y a la cultu-
ra. Su vida y obra admirables son para todos nosotros fuente permanente de
ejemplo e inspiración. ¡Muchas gracias, Darío!

296 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Perfil de un humanista

Mario Yepes-Londoño

Y
a en 2004, Darío Valencia Restrepo había recogido en
un primer volumen con ese título sus columnas en los
diarios EL MUNDO, EL ESPECTADOR, EL TIEMPO
y EL COLOMBIANO, así como en los semanarios LA HOJA
DE MEDELLÍN y CAMBIO. Ahora, a fines de 2020, publica dos
volúmenes más con sus colaboraciones en el primer periódico
citado, en circulación cerrada; en los tres tomos hay una adver-
tencia: “Este es un libro para los familiares, amigos y conocidos.
No tiene la intención ni menos la pretensión de que su circula-
ción trascienda ese ámbito.” Es decir, la circulación amplia ya
fue garantizada para la libre elección de anónimos lectores por
la inserción en diarios de diversa proyección; ahora, la selecta
muestra de los escritos escogida por el autor, va dirigida a preci-
sos afectos y a una variada colección de lectores: gentes de muy
diferentes walks of life, pero seguramente todos con una curiosi-
dad por asomarse a otras disciplinas como las que estos libros les
ofrecen, reunidas.
Hasta aquí ya aparecen dos rasgos que caracterizan a Darío
Valencia, sin que agoten la complejidad del ser humano y del
ciudadano íntegro que muchos conocemos: la discreción en todo
lo que vive y emprende, y la asombrosa pluralidad y rigor de sus
intereses intelectuales. Ya está claro lo primero desde el párrafo
de arriba y quienes hemos tenido la fortuna de alternar con él sa-

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 297


bemos que su existencia pública jamás ha sido abrumadora para nadie: Darío
aparece ante tal o cual persona, círculo o circunstancia voluntaria u obligada
por aquello que lo compromete, y enseguida desaparece para sumergirse en
su soledad acompañada de todo lo que nos revela en sus escritos, o en futuros
encuentros; en éstos, la afabilidad en el trato, la gracia de su charla que no
oculta la riqueza de la erudición que despliega sin alardes; siempre consciente
del foro en el que se encuentra, en la reunión de amigos se contiene en los
temas posibles para todos. Cuando escribe informa, comenta y razona con un
lenguaje rico y ameno que revela el saber y el detenimiento de su indagación
sobre el tema escogido; y la clara fuente de su afición por la literatura y las
artes, rasgo que nos recuerda una tradición ilustre de su Alma Mater: de
ingenieros humanistas, escritores y artistas.
Ingeniero de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional Sede
Medellín, seccional de la cual fue Vicerrector, Darío Valencia tiene títulos
de postgrado en matemáticas de la misma universidad, y en recursos de agua
de MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts). Docente de hidrología
y recursos hidráulicos. Rector de la Universidad de Antioquia, donde dejó
un documento que debería ser de vigencia permanente: Hacia un Proyecto
de Universidad. Rector de la Universidad Nacional de Colombia de la cual
es Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Galardonado por el gobierno
nacional con la Gran Cruz de la Orden al Mérito Julio Garavito. Miembro
Honorario de la Academia Antioqueña de Historia; y de la Academia
Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, en cuyo carácter viene
estudiando y difundiendo la obra de Francisco José de Caldas y de Alexander
von Humboldt.
En el carácter de ingeniero que ha constituido su labor profesional, es
notable cómo Darío Valencia ha entendido con claridad que ha marcado su
acción pública la convicción de que no es posible adelantarla sin la consciencia
de ser ciudadano, es decir persona interesada, informada e ilustrada en la
política. En el más alto concepto de la disciplina, y con propósitos de servicio
a la comunidad, sin ambiciones personales de participar en el juego siempre
ambiguo y equívoco de la lucha por el poder burocrático o la imposición
de ideologías. Por un lado, lo hemos visto, siempre discreto pero franco en
sus posturas, participando en movimientos progresistas sin ser el militante a
ultranza, acrítico y oportunista, sino el que sabe cuándo acompañar y cuándo
marginarse sin estruendo. Por otro, el de la acción requerida por su prestigio,
en la gerencia general de Empresas Públicas de Medellín y en la gestión de la

298 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


rectoría académica. Siempre vuelve a su labor de asesor en Colombia y donde
lo requieren.
Sin ser un profesional de este arte, Darío Valencia Restrepo es un melómano
erudito en la historia y en las formas de la música occidental, con una
dedicación que le lleva, para su propio regocijo y el de su entorno, a producir
sus propias traducciones de obras como los poemas de Wilhelm Müller para el
ciclo de lieder Viaje de Invierno de Schubert y los textos orientales de La Can-
ción de la Tierra de Gustav Mahler, presentados en un formato audiovisual
de cuidadosa factura y en versiones musicales admirables. Y si hablamos de
sus aficiones artísticas, hay otra que ha cultivado con vasta información y
deleite, el cual en buena medida resulta de compartirla: el Cine; en la década
de 1960 participó en el sostenimiento y en la pedagogía del Cine Club de
Medellín, con Alberto Aguirre, Orlando Mora, Álvaro Sanín y otros amigos:
para nuestra generación la primera entrada a ese arte en el entendimiento
de que la diversión es consecuencia del conocimiento de su estructura y de
los lenguajes que lo sustentan; en el clima dominante entonces de la Guerra
Fría, la orientación era la apertura mental al cine (y a las artes todas) de muy
diversas culturas e ideologías.
En el tomo de 2004, bastaría mirar los siete grandes encabezados
para las disciplinas tratadas: Música, Artes y Letras, Ciencia y Técnica,
Universidad, Viajes, Deporte, Política. En el campo del deporte, no hay que
olvidar la consagrada labor de práctica personal, de estímulo, divulgación y
administración voluntaria del Ajedrez y del Tenis de Mesa en el Departamento
de Antioquia, con proyección nacional e internacional, hasta el punto de
proponer y dirigir la organización de un campeonato internacional femenino
de ajedrez en Medellín, o asistir a uno mundial en Londres, o participar con
la delegación colombiana a otro de tenis de mesa en Pekín. Tres artículos
sucesivos dedica a sus notas tras una visita a China en 1973, y su interés
por esa cultura y en particular por aquel momento que marcó a fuego la
política mundial tras el encuentro Mao – Kissinger-Nixon del año anterior;
Darío Valencia haría parte de la Asociación de Amistad Colombo-China. Y
en cuanto se refiere al Teatro, no puedo pasar adelante sin mencionar que en
el segundo, Artes y Letras, le debo a Darío Valencia un grato recuerdo de su
reseña, generosa y detallada, de la puesta en escena de un buen número de
sketches de Terror y miserias del Tercer Reich, de Bertolt Brecht, que dirigí
en 2002 para la temporada en el Pequeño Teatro de Medellín. Además de
reconocer allí mismo la trayectoria de nuestro grupo El Tablado, para el cual

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 299


gestionó ante la Alcaldía de Medellín la cesión en comodato de una sede que
le permitió la estabilidad de producción y proyección durante varios años.
Perdóneme el lector que traiga a cuento una anécdota: Muy cercano a la
familia del Maestro León De Greiff y de su hermano Don Otto (también notable
poeta de su propia obra y de sus traducciones, y por su parte crítico de música y
musicólogo, matemático, ingeniero), Darío Valencia cultivó la amistad de dos
hijos del primero: el ya desaparecido Boris, maestro internacional de ajedrez,
y Hjalmar, devoto y riguroso divulgador de la obra de su padre León. Por
encargo de Hjalmar, Darío Valencia asumió la labor de editor de un libro que
debía imprimir la Editorial de la Universidad de Antioquia: la selección que
hizo el primero de los Escritos sobre Música (para sus programas en la Radio
Nacional de Colombia) en los cuales el grandísimo poeta demostró no sólo
su refinada afición por la música clásica sino el asombroso conocimiento del
repertorio y de la historia de la música; digo asombroso, aunque cualquier
lector cuidadoso de su poesía reconoce no sólo el juego recurrente de trasladar
las formas occidentales de la música a las del verso, ya las canónicas, ya las
libérrimas de su invención, y en toda su obra, con el resultado mágico de
producir su propia música en palabras. Pues bien, trabajé parcialmente en ese
empeño al lado de Darío Valencia (el mérito final siempre fue suyo) hasta
entregar el texto definitivo ordenado y corregido minuciosamente para preservar
lo entregado por Hjalmar De Greiff. Pese a esas dos garantías extremas, un
día nos enfrentamos con la sorpresa de que el “corrector de estilo” (¡!) de la
Editorial había resuelto corregirle la plana a León De Greiff: al lenguaje de
arcaísmos, alusiones literarias e históricas que él no comprendía, a la ortografía
impecable pero por supuesto ajena a las supuestas normas (llámese modas y
usos arbitrarios aceptados pero nunca impuestos por la Academia -¡nunca lo
hace!-), hasta el punto de volver irreconocible, estandarizado, aséptico, un texto
admirable del escritor de quien se puede predicar, como de nadie en Colombia,
que es dueño de un estilo. Esta desventura fue subsanada por la intervención
del director Luis Fernando Macías, pero fue Darío quien retomó la ímproba
tarea de hacerle justicia al autor, letra por letra.
También ha sido su amigo Jorge Arias De Greiff, ingeniero, astrónomo,
director durante varios años del Observatorio de la Universidad Nacional y
melómano.
La vastedad y pluralidad de los temas tratados por Darío Valencia en los
dos nuevos tomos (2005 – 2011/ 2012 – 2019) de Viaje del Tiempo, no caben

300 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


en una reseña como esta. Pienso que la voluntaria renuncia del autor a una
difusión impresa de mayores alcances, algún día deberá ser reconsiderada; los
estudiantes de hoy que no han conocido a este paradigma de la ambición de
saber para servir, y los de las últimas décadas que en muchos casos fueron sus
alumnos, y los que vendrán, deberían tener la oportunidad de asomarse a su
memoria por los medios que hoy en día les fascinan.
Ahora quedamos a la espera del libro que nos ha anunciado: sobre la obra
de Juan Sebastián Bach.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 301


Darío Valencia-Restrepo,
un maestro

Óscar Mesa-Sánchez

D
esde mi perspectiva personal presento algunos de los
significativos aportes académicos del profesor Valencia.
No hay la intención de cubrir todas las múltiples
dimensiones de su riqueza intelectual, no mencionaré sus trabajos
en historia, su participación en la administración pública o en los
cargos de dirección académica o su interés en la relación entre la
ciencia y las humanidades o mucho otros que seguramente serán
objeto de otros trabajos. Sin entrar en tecnicismos quiero resaltar
lo que considero esencial de sus aportes a la hidrología y a la
planificación de los recursos hidráulicos.

Hidrología Estocástica

En mis últimos años de la carrera de Ingeniería Civil en


la Facultad de Minas de la Universidad Nacional tomé por
recomendación de mis amigos la electiva con el nombre de esta
sección dictada por el profesor Valencia. Estamos hablando de
fines de la década de los 70 del siglo pasado. Esa materia cambio
mi acercamiento a la ingeniería. Para la época, y creo que aun
hoy era un curso innovador. Herramientas probabilísticas para
tratar un asunto tratado tradicionalmente desde una perspectiva

302 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


determinista. Ideas modernas, traídas de sus posgrados en el MIT, una de las
mejores universidades del mundo en ingeniería.
Para empezar, la idea de simulación hidrológica ya era una novedad.
Es posible generar múltiples realizaciones de los caudales de un río
reproduciendo sus principales características estadísticas, trazas que simulan
las observaciones y son herramienta útil para estudiar aprovechamiento de
recursos hidráulicos, la energía firme de un proyecto hidroeléctrico, por
ejemplo, es decir, la que se puede garantizar con una muy alta probabilidad.
Introdujo conceptos como el de persistencia, la tendencia a que meses o
años más secos sean seguidos por meses o años más secos, igualmente con los
húmedos. En relación con esto mencionó el fenómeno de Hurst, algo que en
ese momento no entendí muy bien y que aún hoy, aunque comprendo de qué
se trata no tengo explicación satisfactoria (Mesa et al., 2012). Esta mención a
un problema abierto cumple un papel muy importante en la motivación de los
estudiantes. Como lo menciona Feynman (1985), un profesor de bachillerato
del que aprendió la mecánica newtoniana le decía que había una manera más
elegante de tratar el tema. Si el rigor de lo que había aprendido lo cautivaba,
ese comentario de que había algo mejor lo orientó a estudiar física.
Ocupaba un papel central en el curso su modelo de desagregación (Valencia
y Schaake, 1973). Es útil para pasar por ejemplo de series anuales a mensuales.
Engloba los modelos clásicos y es general. Algunos le dicen el modelo lineal
general. A pesar de que en los cursos básicos en la Facultad se enseñaba bien
probabilidad y estadística, por un lado, y algebra lineal, era la primera vez que
las encontraba juntas, con rigor y aplicadas. En esa época había un divorcio
grande entre los cursos básicos de matemáticas y física, muy rigurosos, y los
cursos aplicados de la ingeniería, más pragmáticos y algunas veces empíricos,
que si acaso usaban el cálculo.
Otro comentario al margen del profesor Valencia me quedó sonando.
Mencionó otro colombiano, también egresado de la Facultad, que tenía
aportes importantes sobre el tema de los modelos hidrológicos y el fenómeno
de Hurst (Mejía et al., 1974). No entró en detalles, pero dejó claro que la
mejor manera era usar este último modelo a nivel anual y el de desagregación
para pasar a la escala mensual.
Sin embargo, la aplicación operativa de la probabilidad y estadística no
era totalmente satisfactoria. Yo quería llegar a raíz de su uso en la hidrología,
explicaciones, no sólo descripciones o predicciones. En los cursos de física

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 303


habían mencionado el principio de incertidumbre de la mecánica cuántica,
pero sin aplicarlo. Quedaba el misterio de cómo tal indeterminación, a esa
escala, se volvía determinista, a escala macroscópica, la de la hidrología.
La motivación fue suficiente para guiarme a buscar posgrado en hidrología.
Por casualidad me había encontrado en mi trabajo como auxiliar de ingeniería
con David Dawdy, uno de los coautores del trabajo ya mencionado de José
Manuel Mejía. Dawdy me presentó a quien sería mi asesor y otro de mis
maestros, Vijay Gupta. Más adelante tuve el gusto de publicar conjuntamente
con ambos (Gupta et al., 1994). Honor que tengo de también ser coautor con
el profesor Valencia (Smith et al., 2000).

Posgrado en Aprovechamiento de Recursos Hidráulicos

Al regreso de mis estudios de posgrado tuve la fortuna de trabajar con


el profesor Valencia como colega. La Facultad inició en 1984 la maestría
en Aprovechamiento de Recursos Hidráulicos, bajo la dirección de Darío.
Aunque contaba con un buen elenco de profesores, mi formación encajó con
las necesidades, en particular recuerdo que la primera promoción iniciaba sus
trabajos de tesis y había necesidad de apoyar en la dirección de los trabajos
de investigación.
El programa fue formulado por el profesor Valencia, aprobado por la
Universidad y contaba con el apoyo del programa ICFES-BID de fomento
de la capacidad de investigación en Colombia. Los recursos hidráulicos son
una de nuestras principales riquezas, por las abundantes lluvias tropicales, el
relieve y la geología. De hecho, la hidroelectricidad abastece más del 70%
de la demanda eléctrica del país. La necesidad de profesionales, especialistas
e investigadores en los temas de los recursos hidráulicos era clara. Muchos
de los estudiantes eran funcionarios de las empresas del sector eléctrico,
ISA, EPM, ISAGEN y otras. La visión y liderazgo del profesor Valencia fue
determinante para este importante aporte de la Universidad a las necesidades
del país.
En su libro Valencia (1983) recoge muy bien el núcleo del posgrado, la
simulación y optimización de sistemas de recursos hidráulicos.
Con el privilegio de conocer la evolución de los recursos hidráulicos en
Colombia, es posible mirar hacia atrás y apreciar fortalezas y debilidades.

304 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


El enfoque inicial estaba enmarcado en lo que podemos llamar planificación
centralizada de un sistema público. Aunque había empresas municipales
o departamentales, la planificación de la expansión y operación del sector
eléctrico era centralizada. Escenario totalmente adecuado para los temas
académicos de la simulación y optimización de los recursos hidráulicos.
Sin duda había una estrecha correspondencia entre lo que enseñaba en el
posgrado y se aplicaba en el sector eléctrico. Simulación hidrológica usando
las herramientas de la hidrología estocástica, optimización de la operación
usando programación dinámica estocástica, planeamiento de la expansión
usando optimización.
Pero en 1992 Colombia entró en racionamiento eléctrico de casi un año de
duración y varias horas al día. La causa inmediata fue la sequía en los ríos que
alimentan los embalses, resultado de lo que se conoce como el Fenómeno de El
Niño. Para la época, esa oscilación macro-climática no era conocida entre los
ingenieros encargados del sector eléctrico y tampoco era objeto de enseñanza
o investigación en el posgrado, aunque sí conocida entre climatólogos. Pero
esa no fue la única causa, hubo retraso de grandes proyectos hidroeléctricos
y baja disponibilidad del parque térmico, llamado a servir de respaldo en
condiciones de hidrología crítica. ¿Cómo se explica tal crisis si la práctica
estaba alineada con la teoría de la optimización? ¿Había fallas en la teoría,
o en la aplicación, o en ambas? Las respuestas no son elementales, para
efecto de lo que nos interesa en este escrito se van a señalar dos elementos:
Primero, la hidrología estocástica necesitaba más base física, la oscilación
interanual del clima tropical no estaba capturada por los modelos estocásticos,
que sólo reproducían las características estadísticas de primero y segundo
orden, medias, varianzas y coeficientes de correlación. Segundo, el modelo
de planificación centralizado no funcionó, manifestado en la indisponibilidad
de las térmicas y los retrasos en la entrada de proyectos.
Rápidamente el posgrado reacciona al tema hidrológico, se establecen los
contactos internacionales con las comunidades académicas meteorológicas,
climáticas y oceanográficas, lo que se refleja en el contenido curricular, las
investigaciones y publicaciones.
El sector eléctrico respondió a la crisis con las reformas asociadas a las
leyes de servicios públicos y de electricidad de 1994. Ambas en el marco
del pacto social de la nueva Constitución de 1991. Se abrió el sector a la
competencia, con participación privada, sin limitar la pública, se crearon

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 305


instituciones independientes de regulación, planeación y control y se definió
una política social de subsidios independiente de la estructura tarifaria. El
sector pasó de ser una carga para el Estado a una fuente de tributos y hasta hoy
a superado exitosamente las sequías con un abastecimiento pleno.
Los temas de planificación y optimización en el posgrado evolucionaron de
un sistema público centralizado a un ambiente descentralizado de competencia
y planeación indicativa.

Maestro

La lista de alumnos y colegas en los que el profesor Valencia ha dejado una


impronta sería muy larga. Considero que el testimonio acá consignado es una
demostración de su legado.

Referencias

R. P. Feynman. “Surely You’re Joking Mr. Feynman!” Adventures of a Curious


Character. WW. Norton Company, 1985.
V. K. Gupta, O. J. Mesa, and D. R. Dawdy. Multiscaling theory of flood peaks:
Regional quantile analysis. Water Resources Research, 30(12):3405–3421, 1994.
J. M. Mejia, D. R. Dawdy, and C. F. Nordin. Streamflow simulation: 3. the broken
line process and operational hydrology. Water Resources Research, 10(2):242–245, 1974.
O. J. Mesa, V. Gupta, y P. O’Connell. Dynamical system exploration of the hurst
phenomenon in simple climate models. Complexity and Extreme Events in Geoscience,
AGU Geophysical Monograph Series, 2012.
R. A. Smith, O. J. Mesa, I. Dyner, P. Jaramillo, G. Poveda, D. Valencia. Decisiones
con múltiples objetivos e incertidumbre. 2a ed. Medellín, Universidad Nacional de
Colombia (sede Medellín). Facultad de Minas. 354 p. 2000.
D. Valencia. Optimización y simulación en sistemas de recursos hidráulicos. CIDIAT,
Universidad de los Andes, Mérida Venezuela. 162 p. 1983
D. Valencia y J. C. Schaake Jr. Disaggregation processes in stochastic hydrology.
Water Resources Research, 9(3):580–585, 1973.

306 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Darío Valencia-Restrepo,
académico

Enrique Forero G.

“U
na gran alegría estar alrededor de personas así”
dije yo en algún momento, pero en referencia a un
tenor lírico, Bernardo Sánchez Cardona, después
de leer una hermosa semblanza escrita por el Dr. Carlos-Enrique
Ruiz. Ahora quiero aplicar la misma expresión a mis vivencias
con el Dr. Darío Valencia Restrepo. No hay duda de que, traji-
nando en los ambientes de la academia sensu lato, todos tenemos
la oportunidad de conocer, aprender y disfrutar de la compañía
y de los conocimientos de un buen número de personas. Pero
cuando nos trasladamos al ámbito de una Academia de Ciencias,
podemos vivir experiencias muy especiales y sentir la “gran ale-
gría de estar alrededor de personas” tan extraordinarias.
Este es mi caso, en lo que tiene que ver con el Dr. Valen-
cia-Restrepo. Yo no lo conocía, a menos que lo haya encontrado
en los pasillos de la Universidad Nacional de Colombia en Bo-
gotá, o en la Universidad de Antioquia en Medellín cuando él era
Rector de una de las dos y yo un profesor “común y corriente”
de la Nacional. El destino y mis deseos de fomentar la ciencia
nacional me llevaron un día del año 2013 a ser presidente de la
Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
Estar en ese cargo me depararía la grata oportunidad de conocer
personalmente, ahí sí, al Dr. Valencia-Restrepo.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 307


Él aceptó la invitación del Grupo de Historia y Filosofía de la Ciencia de
la Academia, coordinado por el Dr. Luis Carlos Arboleda, para participar en
el simposio sobre el desarrollo histórico de las matemáticas y la ingeniería
en Colombia en los siglos XIX y XX. En esa ocasión el Dr. Valencia dictó
una conferencia sobre “El desarrollo de las matemáticas en la Facultad de
Minas de Medellín” (Valencia-Restrepo, Darío, 2016). Erudita, clara, ex-
celente. Y esta fue la introducción a lo que se convirtió en una fructífera
colaboración que se ha extendido hasta el presente.
Después vinieron las jornadas de conmemoración de los 200 años del
fallecimiento y de celebración de los 250 años del nacimiento de Francisco
José de Caldas, las jornadas sobre el Barón Alexander von Humboldt, el
reconocimiento basado en evidencias de la co-autoría de Humboldt y Cal-
das de la ciencia de la biogeografía, y la materialización de este hito en la
medalla Humboldt-Caldas propuesta a la Academia por el Dr. Valencia y
que otorgan cada dos años en forma conjunta la Academia Colombiana de
Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y la Embajada de la República Fe-
deral de Alemania. Este premio sirve para resaltar la mejor publicación en
biogeografía basada en estudios realizados en Colombia y Ecuador, los dos
países protagonistas de las interacciones de los dos científicos.
Por otra parte, la Academia acostumbra entregar su máximo reconoci-
miento, la exaltación a la categoría de Miembro Honorario, a ilustres co-
lombianos o extranjeros que posean los más altos estándares científicos y
académicos en cualquier área del conocimiento. Mejor aún si, además de
su espíritu humanista e ilustrado, son excelentes seres humanos en todo el
sentido de la expresión. Eso y más es lo que representa el Dr. Darío Valen-
cia-Restrepo, y por eso la Academia lo eligió como Miembro Honorario
en el año 2016; yo tuve el privilegio de posesionarlo, en mi calidad de pre-
sidente de la institución. ¡Qué gran honor! Nunca dejaré de admirar y de
resaltar las calidades humanas y académicas de quien constituye el porqué
de esta edición especial de la Revista Aleph. Agradezco sinceramente al
Dr. Carlos-Enrique Ruiz, también Miembro Honorario de la Academia, el
haberme invitado a contribuir en este ejercicio tan placentero de exaltar la
vida y la obra del Dr. Darío Valencia Restrepo.

308 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Referencia:

Valencia Restrepo, Darío 2016. El desarrollo de las matemáticas en la Facultad de


Minas de Medellín, p. 81-98. En: Arboleda, L. C., ed., Desarrollo histórico de las mate-
máticas y la ingeniería en Colombia en los siglos XIX y XX. Colección Memorias No. 14,
218 pp. Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Bogotá.

Bogotá D.C., 13 de marzo de 2023

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 309


Darío Valencia-Restrepo:
el hombre práctico

Álvaro Lobo-Urquijo

E
ntré en contacto con las ideas de Darío Valencia Restre-
po en 1983 cuando concluía mis estudios de pregrado.
En ese momento, él era el rector de la Universidad de
Antioquia. Vivía la educación pública superior un momento
delicado y su futuro era incierto. Ante la habitual desidia del
gobierno central, las administraciones universitarias limitaban
buena parte de sus acciones a la búsqueda de recursos y a li-
diar con los paros estudiantiles rutinarios.
El ingreso de Valencia Restrepo a la rectoría significó un
cambio importante en la forma de responder a la difícil si-
tuación. Presentó una propuesta de reforma sin antecedentes.
Elaboró un documento titulado “Hacia un proyecto de Univer-
sidad” para promover la discusión. Sus conclusiones se divul-
garon y reprodujeron ampliamente en los diarios de la ciudad
y fueron objeto de debate entre los estudiantes, profesores y
trabajadores de la institución. Contrario al método tradicional
de imponer una visión, la propuesta rectoral convocaba a que
la misma comunidad señalara el modelo necesario y posible
sin desconocer las circunstancias sociales del país; al mismo
tiempo hacía una invitación a la «comunidad externa» para
que reflexionara y colaborara con sus aportes a los planes de
la reforma.

310 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Llamaba a realizar un esfuerzo para concebir una universidad que fun-
cionara dentro de las limitaciones y los traumatismos frecuentes. Instaba a
que con su trabajo y con la formación impartida a sus estudiantes hiciera
una contribución significativa al país. Reconocía su papel como «conciencia
crítica» de la sociedad, pero esa función debía ser ganada rompiendo con el
dogmatismo y abandonando las posturas políticas extremas.
En pocas palabras, la propuesta aspiraba hacer del alma mater de Antioquia
una entidad avanzada, moderna y progresista. Una universidad que funciona-
ra con eficacia, cuyos programas tuvieran continuidad, alto nivel académico
y realizara un aporte al bienestar general por sus investigaciones y la calidad
humana y profesional de sus egresados.
Este singular experimento de propiciar la controversia de todos los esta-
mentos en la búsqueda de un modelo institucional adecuado se truncó. La di-
námica política de la administración del departamento de Antioquia condujo
a un cambio de las autoridades universitarias y el proyecto de reforma se frus-
tró. Aun así, es una propuesta de origen democrático que conserva validez. A
juicio del maestro Mario Yepes Londoño, «el documento «Hacia un proyecto
de Universidad» debería ser de vigencia permanente.».1
Pasados los años, tuve la suerte de integrar un equipo de trabajo con Carlos
Londoño Yepes, Guillermo Beltrán y Darío Valencia Restrepo para coordinar
el grupo de estudio de la oficina de planeación que elaboró el plan de desarro-
llo de Antioquia de 1986.2 Este trabajo se benefició de los aportes de Valen-
cia Restrepo, especialmente en los lineamientos sobre la cultura, la política
educativa y sus contribuciones a la concepción del papel del Departamento
de Antioquia en la promoción del desarrollo de la región. Su conocimiento
en estos campos enriqueció los análisis y permitió realizar propuestas que
desbordaron las directrices habituales de estos estudios.
Si bien se reconocía el hecho evidente de que el departamento disponía
de una robusta infraestructura hidroeléctrica, creada a lo largo del siglo XX,
era preciso estudiar e identificar otras formas alternativas de energía. Esta
inquietud precisamente dio origen al Estudio Energético de Antioquia, di-
rigido por el propio Valencia Restrepo, con la colaboración de un grupo de

1. https://www.elespectador.com/el-magazin-cultural/viaje-al-tiempo-de-dario-valencia-restrepo-article/
2. Pérez L., D. Valencia, G. Beltrán, A. Lobo y C. Londoño. Comité de Dirección del Plan de Desarrollo de
Antioquia 1989-1993, publicación del Departamento Administrativo de Planeación, Gobernación de Antioquia,
Medellín, 1989.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 311


investigadores de la Universidad Nacional y otro de la oficina de Planeación
Departamental.3
En aquel tiempo tuve la oportunidad de realizar algunos proyectos estric-
tamente en el campo cultural con la generosa colaboración de Darío Valencia
Restrepo. Se había creado a finales del siglo una compañía de financiamiento
comercial —Dann Regional— a la cual estuve vinculado. En esa entidad nos
propusimos desarrollar, aparte de las tareas comerciales, algunas actividades
de apoyo a la cultura, con énfasis en la edición de libros de autores sin acceso
a las grandes editoriales del país.
La cercanía de Darío Valencia Restrepo con el maestro Rodolfo Pérez
González nos permitió editar la obra titulada Momentos olvidados de la histo-
ria de la música en el año 2002.4 Con la sabiduría y la gracia de su pluma, el
maestro Pérez nos entregó realmente momentos de un viaje por la música del
pasado, desconocidos para muchos de nosotros.
Posteriormente, se dio un periodo de gran fertilidad en la escritura del
maestro Pérez que culminó con la redacción de su excelente obra: Aproxima-
ción a Bach, libro que publicamos en la mencionada compañía. Este volumen
contó con un erudito estudio de Darío Valencia Restrepo. En él señala la apa-
rición de este libro como un verdadero acontecimiento de la vida cultural de
Colombia. Concluye con estas palabras que revelan su penetrante análisis y
su sensibilidad musical.
«Puede haber una tendencia a exagerar el fundamento intelectual o ma-
temático de las composiciones de Johann Sebastian Bach, así como una in-
sistencia en la elevación espiritual y casi metafísica de una música puesta al
servicio de Dios. Sin embargo, no es posible olvidar que esta misma música
apela también a lo sensual, que con frecuencia los cautivantes hallazgos me-
lódicos, los exultantes coros, el ritmo que se desprende de la partitura y la
dinámica que exige su interpretación, nos llenan de una emoción y un regocijo
bastante terrenales.»5 6

3. Valencia Darío. Prólogo del libro Aproximación a Bach, de Rodolfo Pérez González, Dann Regional,
Medellín, agosto de 2004.
4. Pérez, González Rodolfo, Momentos olvidados de la historia de la música, Dann Regional, Medellín,
agosto de 2002.
5. Valencia Darío. Prólogo del libro Aproximación a Bach, de Rodolfo Pérez González, Dann Regional,
Medellín, agosto de 2004.
6. https://editorialpi.net/presentacion-del-libroaproximacion-a-bach/

312 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


La trayectoria en la universidad, su destacado paso por el servicio público
y las experiencias cercanas al lado de Darío Valencia Restrepo me permitieron
conocer de primera mano sus altas cualidades intelectuales, su elevada cul-
tura, su exquisito gusto por la música y por las diversas expresiones del arte.
A su refinada apreciación estética suma una sincera preocupación por es-
tudiar y encontrar soluciones a delicados problemas del país en los ámbitos
de la educación, la ingeniería, los estudios históricos, etc. Es proverbial su
generosidad a la hora de apoyar actividades y proyectos en estos campos.
Sus escritos publicados en diarios del país en diferentes épocas se editaron
recientemente en tres volúmenes con el título Viaje del tiempo. La lectura de
estas columnas y crónicas nos deparan una reconfortante y refinada experien-
cia. Su autor nos lleva en su Viaje del tiempo por los más diversos lugares y
temas. Siempre encontramos una enseñanza, una reflexión y un formidable
estilo literario.
En el año 2021 conocimos su libro sobre la vida y la obra de Johann Se-
bastian Bach. Nos presenta un ilustrado comentario de cierto numero de obras
consideradas por el autor como representativas del gran músico alemán.7
Ante el desasosiego que por momentos nos invade en nuestro país, Darío
Valencia Restrepo emerge como una figura paradigmática. A sus amplios co-
nocimientos une una espléndida visión estética y un testimonio de vida sobre-
saliente. Es un colombiano excepcional que encarna al ciudadano ejemplar.
Es la síntesis del hombre práctico, en el sentido que señalaba Kant: Siempre
guiado por principios racionales, por mandamientos de la razón tallados en
su alma.

7. Valencia Darío Comentarios sobre la vida y obra de Johan Sebastian Bach. Medellín, 2021.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 313


Don Darío

Gustavo Restrepo-Villa*

E
n abril de 2002, luego de la asamblea de constitución de
la Corporación Fernando González - Otraparte, en la que
participaron varios integrantes del centro cultural Stultife-
ra Navis (1999-2005), empecé a oír con frecuencia el nombre de
«don Darío».
Lo mencionaban con admiración Sergio Restrepo y los demás
camaradas de «La Nave de los Locos», como también se le llamaba
a ese mágico lugar que operaba en una hermosa casona del barrio
Mesa en Envigado. A lado y lado del largo y colorido corredor
que la atravesaba había plantas, muebles antiguos, libros, patios y
habitaciones adecuadas para exposiciones, proyecciones de cine,
encuentros literarios, juegos y lecturas. Y al fondo el lugar de la
tertulia, un pequeño café en el rústico sótano con productos con
nombres tan hermosos como «Frida Kahlo», «Gandhi», «Débora
Arango» y, por supuesto, «Fernando González».
Si «en el Café de los Mokistas» los panidas eran trece, en
la Nave eran legión, y poco a poco me fui integrando a esta
entrañable cofradía de artistas, escritores, cineastas, músicos,
poetas y gestores culturales. En medio de todo ello el nombre de
don Darío se pronunciaba con respeto y cariño.

* Director Académico y Cultural de la Corporación Otraparte.

314 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Tuve la oportunidad de conocerlo durante el almuerzo que cada año se
organizaba en la Nave el 31 de diciembre. Don Darío era la figura central
de la amplia mesa y sus historias lideraban la conversación. Los sucesivos
encuentros forjaron una amistad que me enorgullece y de la cual resalto
algunos momentos:
5 de enero de 2006. Dedicamos el boletín n.º 39 de la Corporación Otraparte
a uno de sus grandes amigos, el artista plástico estadounidense Sol Levenson
(1910-2006), que había fallecido el día anterior. Don Darío lo explicó así
en su columna «Viaje del tiempo» en el periódico El Mundo: «A pesar de
su avanzada edad, el maestro Levenson se encontraba en sus últimos días
preparando con gran entusiasmo un viaje a Colombia en este mes de enero,
con el fin de dictar unos seminarios en la Casa Museo Otraparte y en la Escuela
de Artes Débora Arango, ambas de la ciudad de Envigado. El destino impidió
que pudiera cumplir esta nueva manifestación de su amor por el país».
4 de mayo de 2006. Tras la magnífica lectura de William Ospina en
Otraparte, don Darío organizó en su apartamento una velada en su honor, a la
que asistieron además Lucía González Duque, en ese entonces directora del
Museo de Antioquia, y otros amigos de Otraparte y de la Nave. Esa noche
empecé a comprender qué gran anfitrión es don Darío, y qué tan pulcro,
riguroso, organizado y generoso es en todo lo que emprende. Las tertulias en
su casa son una delicia, no sólo por el licor y las viandas, sino principalmente
por la riqueza de la conversación y de las dinámicas que propone: escuchar tal
pieza musical con atención, ver este video de tal gran concertista, ver aquel
sketch cómico, apreciar a León de Greiff en su propia voz…
25 de junio de 2009. Don Darío dedicó otra de sus columnas en El Mundo
a la defensa de la Corporación Otraparte en medio de una polémica pública
que por ese entonces sostenía la entidad con la Alcaldía de Envigado. Afirmó
allí: «Honra el espíritu de Fernando González que la Corporación Otraparte,
amén de estar cumpliendo a cabalidad el objeto central de sus estatutos,
organice talleres de literatura, arte, filosofía, música e historia, sesiones de
cine, encuentros con grandes escritores, lecturas, conciertos, conferencias
científicas y presentaciones teatrales, todo ello para beneficio de los miles de
asistentes que concurren cada año».
24 de octubre de 2016. Me encontré con don Darío en el funeral de la
maravillosa Aura López Posada (1933-2016), escritora, periodista, librera,
promotora de lectura y gestora cultural. Ese día don Darío no había llevado

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 315


su carro y con gusto me ofrecí a llevarlo a Envigado a él y a otros amigos,
uno de ellos «el joven Vasco» que menciona Fernando González en su último
libro, La tragicomedia del padre Elías y Martina la velera. Cuando nos
disponíamos a salir, vi que por el pasillo central se aproximaba con rapidez el
escritor Héctor Abad Faciolince, cuyo entusiasta, alegre y emocionado saludo
a don Darío me conmovió, pues sentí además la presencia de ese otro gran
humanista, el doctor Héctor Abad Gómez.
8 de julio de 2021. Don Darío ha participado como conferencista en la
agenda cultural de la Casa Museo Otraparte con exposiciones sobre Caldas,
Schubert y Bach, entre otros temas culturales y científicos. La más reciente
fue la presentación virtual de su excelente libro Comentarios sobre la vida y
obra de Johann Sebastian Bach, en la que participaron además Luis Fernando
Múnera, ingeniero, historiador y escritor, y Enrique Forero, presidente de
la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Dada la
rigurosidad ya mencionada del autor, y debido a que durante la presentación
combinaríamos conversación con videos, y además porque en una presentación
anterior se habían presentado algunos problemas técnicos, don Darío propuso
un ensayo previo completo en la plataforma de transmisión para mayor
tranquilidad, ejercicio que se desarrolló sin inconvenientes y, mejor aún, la
posterior transmisión en vivo uno o dos días después transcurrió con absoluta
normalidad, lo cual nos permitió esa noche un sueño agradable.
15 de diciembre de 2022. En acto público realizado en el nuevo teatro
del Parque Cultural y Ambiental Otraparte, la Corporación Otraparte y la
Universidad de Antioquia firmaron un convenio marco de cooperación para
«la realización de proyectos, intercambio de conocimientos y capacidades
en torno a la investigación, desarrollo de actividades culturales y artísticas,
diseño y desarrollo de estrategias pedagógicas, educativas, lúdicas, culturales,
editoriales y formativas». Don Darío, exrector del alma mater, era nuestro
invitado de honor, pero al no poder asistir debido a un compromiso adquirido
con anterioridad, envió una carta que se leyó públicamente y que en uno de
sus apartes dice: «Dada mi vinculación y cercanía con las actividades que
lleva a cabo la Corporación por medio de su Casa Museo, el Parque Cultural
y el Café, he podido admirar una constante y nutrida programación que
está contribuyendo a elevar la calidad de vida y el desarrollo intelectual del
numeroso público que acude a sus instalaciones en forma cotidiana. Además,
el intenso uso de las facilidades digitales ha permitido una irradiación que
alcanza a numeroso público de otras latitudes».

316 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


La Nave de los Locos cerró sus puertas en septiembre de 2005, pero
muchísimos de sus tripulantes anclaron en Otraparte, casa en la que don Darío
ha sido siempre una gratísima y admirada presencia que nos abraza con su
animada palabra y discreta sabiduría.

Pilar González-Gómez

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 317


ÉL

Carlos-Alberto Valencia R

SIEMPRE
El propósito integrador
La profundidad diáfana
Longitud y latitud exactas
Singularidad en el proceso
Pluralidad en el resultado

NUNCA
Una doble intención
Una maniobra indebida
Una carta ladina

AQUÍ Y AHORA
Presencia y aporte
Cimentación
Crecimiento
Consolidación

MÁS ALLÁ
Todo posibilidad
Todo esperanza
Todo transparencia

318 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Carátula Revista Aleph No. 1 (1966)

Notas

La Nueva Biblioteca de Alejandría ingleses...), la presencia árabe se afianzó


(por Darío Valencia-Restrepo. Ref.: desde el siglo VII de nuestra era. Hoy
Publicado en el libro “Viaje del tiem- día es el país más populoso del mundo
po”, Vol. 1 - Columnas de prensa hasta árabe, ejerce cierto liderazgo en la re-
2004). Es increíble saber que algo así gión y muestra, a diferencia de sus con-
como el 99% de la población de Egipto géneres, una clara apertura a Occidente
ocupa sólo entre el 4 y el 6% del terri- y a la modernidad.
torio, básicamente en franjas de ancho
variable que se extienden a lado y lado El Cairo es una ciudad enorme, con una
del río Nilo y, en especial, en el impor- población que no debe estar muy lejos de
tante delta de este río. Pocos habitantes los 20 millones de habitantes, ruidosa y
subsisten en oasis del desértico resto del congestionada, contaminada por el gran
país. En Egipto prácticamente no llueve, número de vehículos que transitan por
de modo que sería imposible sostener tan sus calles y por el polvo que proviene de
significativo número de habitantes sin los desiertos oriental y occidental, y con
ese don de la naturaleza que es el Nilo. un tráfico caótico en donde uno no debe
confiarse en aquello de que “tengo la
El país tiene más de 60 millones de ha- vía”. Entristece ver la pobreza que asoma
bitantes y una muy difícil situación so- por muchas partes, así como asombran la
cial que se relaciona con la mala distri- ciudad antigua, El Cairo islámico, la ciu-
bución de la riqueza, lo cual es evidente dadela de Saladino y las hermosas mez-
aun para el turista que muestre poco quitas cuya grandeza puede equipararse
interés al respecto. Aunque toda clase a las catedrales góticas, a pesar de las
de pueblos han pasado por las tierras del enormes diferencias de estilo.
país, por lo general guerreando y con-
quistando (...persas, griegos, romanos, Después de un viaje de unas tres horas
árabes, mamelucos, turcos, franceses, por tierra a lo largo del desierto, se llega

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 319


a Alejandría, la espléndida ciudad fun- La antigua biblioteca aspiraba a incor-
dada por Alejandro Magno y que rivali- porar toda la literatura griega y también
zara con Atenas en lo cultural, lo artís- traducciones al griego de documentos
tico y lo científico, amén de que poseía de otras partes del Mediterráneo, el Me-
ese gran tesoro que fuera su famosísima dio Oriente y la India. Pudo haber reu-
biblioteca. Casi no queda nada del vie- nido algo así como 700.000 manuscri-
jo esplendor de aquella población, sólo tos enrollados, con una organización y
una columna romana y unas catacumbas codificación que se asemejaría a nuestra
para el entierro de romanos que vivían actual clasificación de “libros”.
en la ciudad. Sin embargo, Alejandría
produce una grata sensación, diferente Aunque existe mucha especulación y le-
al turbión de El Cairo, con un clima más yenda sobre el incendio que destruyó la
moderado gracias al régimen del mar biblioteca, parece que aquel ocurrió du-
Mediterráneo y con una vida volcada rante una guerra civil que tuvo lugar ha-
hacia este mar. cia fines del tercer siglo de nuestra era.
Pero en todo caso podría decirse que lo
La antigua biblioteca. La biblioteca de ocurrido constituye las mayor catástrofe
Alejandría hacía parte del instituto de cultural de la historia.
investigación, conocido como el Mu-
seo (Mousein en griego, literalmente un La nueva biblioteca. Hace pocos años
templo dedicado a las musas), fundado se gestó un proyecto para construir una
por Tolomeo I, el primero de una dinas- nueva biblioteca que reviviera el espíri-
tía de gobernantes griegos que reinaron tu de la antigua. Para el diseño arquitec-
en Egipto, después de la muerte de Ale- tónico se abrió un concurso internacio-
jandro Magno, entre los años 323 y 30 nal en el cual participaron más de 700
antes de Cristo. Se trataba de un vasto firmas. Ganó una oficina poco conocida
proyecto intelectual y cultural destinado de arquitectos jóvenes de Noruega con
a convertirse en centro de reunión y diá- un diseño sobrecogedor, fielmente lle-
logo internacional para scholars, filó- vado a la práctica.
sofos, poetas, matemáticos, geógrafos,
físicos y médicos venidos de diferentes Difícil describir la sensación que se
partes del Mediterráneo. tiene al entrar a la inmensa sala prin-
cipal de lectura (unos 20.000 metros
Para dar una idea de los logros de aquel cuadrados) rodeada por paredes cur-
proyecto, basta citar que allí escribió vas; sostenida por bellas columnas
Euclides su monumental geometría, to- con estilizados capiteles en forma de
davía plenamente vigente, Eratóstenes flor de loto; cubierta por un techo con
mostró que la Tierra era esférica y mi- transparencia hacia el cielo; con sus
dió su circunferencia con un error me- pulidos acabados de piedra; y con sus
nor del 1% y Aristarco dijo, 18 siglos siete niveles que suben en cascada des-
antes de Copérnico, que era la Tierra de el primero, que se relaciona con la
la que giraba alrededor del Sol, y no al filosofía y las religiones, hasta el sép-
revés. timo, dedicado a la ciencia y la tecno-

320 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


logía. El inmenso techo inclinado de la Pero lo principal de la biblioteca no es
biblioteca simula un sol que se acerca la acumulación de libros. Su propósito es
a las aguas del mar, separado de éstas revivir el antiguo espíritu de tolerancia,
por un estanque. diálogo y racionalidad característico de
la antecesora clásica, por medio de la ex-
La biblioteca es en realidad un gran ploración y búsqueda a partir de la liber-
complejo cultural que incluye espacios tad de investigación y de palabra. El pue-
para acomodar entre siete y ocho mi- blo egipcio puede estar orgulloso de este
llones de libros, un centro de conexión regalo que hace al mundo, sobre todo
para internet, tres museos, cinco insti- en momentos en que los fundamentalis-
tutos de investigación, un planetario, mos se abren paso en diversas culturas
cuatro galerías de arte y un centro de y emprenden nuevas cruzadas, y cuando
conferencias que puede albergar 3.000 se hacen más necesarios que nunca los
personas. encuentros de cierto sentido ecuménico.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 321


Colaboradores
Pilar González-Gómez. Psicóloga clínica, dibujante/pintora y escritora colom-
bo-española, residente en Madrid (España). Ilustradora principal de la Revista
Aleph desde los años ochenta del siglo pasado. Para destacar su vida y su obra
se publicó edición monográfica identificada como la No. 194 (julio/septiembre,
2020).

Darío Valencia-Restrepo (n. 1938). Ingeniero Civil, con maestría en Matemá-


tica Aplicada, MSc y CE del MIT en Recursos del agua. Doctor h.c. de la UN.
Profesor/Investigador de la Universidad Nacional de Colombia, con todos los
honores. Rector de la Universidad de Antioquia y de la U.N. de Col. Profesor
Titular y Honorario de la UN, Miembro honorario de la Academia Colombiana
de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, también de la Academia Antioqueña
de Historia. Múltiples galardones, entre estos la Orden al Mérito Julio Garavito
Armero, en el grado de Gran Cruz, conferida por el gobierno nacional. Autor
de libros, entre los cuales están: Viaje del tiempo (3 volúmenes, con escritos
de prensa, 2004-2019), Comentarios sobre la vida y obra de Johann Sebastian
Bach (2021). Autor de estudios sobre Alexander von Humboldt, Francisco José
de Caldas, José-Celestino Mutis, Gabriel Poveda-Ramos, Gerardo Molina, Ro-
dolfo Pérez, entre otros. Su página de libre acceso: www.valenciad.com.co

Marta-Elena Bravo de Hermelin. Licenciada en Filosofía y Letras de la Uni-


versidad Pontificia Bolivariana. Estudios de posgrado en Política y Gestión
Cultural en Buenos Aires (Argentina), Londres (Reino Unido) y Caracas (Vene-
zuela). Profesora Honoraria de la Universidad Nacional de Colombia y Miem-
bro de la Orden Gerardo Molina. Fue Directora de Cultura del Departamento de
Antioquia, la primera Directora de la Revista de Extensión Cultural. Integrante
de varias juntas directivas y comités y asesora de instituciones culturales. Au-
tora y editora de numerosos artículos, columnas, capítulos de libros y libros.
Miembro de la Agrupación Coral Bravo-Márquez y del capítulo “Amigos” de la
Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

Beatriz Londoño-Vélez. Ingeniera electricista de la Universidad Bolivariana;


consultora, directiva universitaria. Docente jubilada de la Escuela de Minas
(UN-Medellín), Profesora emérita.

Germán Poveda-Jaramillo. Profesor Titular/Investigador de la Universidad


Nacional de Colombia, con aplicación en la sede Medellín. Ingeniero Civil;
MSc en Aprovechamiento de Recursos Hidráulicos; PhD en Recursos Hídricos.

322 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Miembro de Número de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas
y Naturales. Áreas de investigación: Ciencias Ambientales, Cambio Climático,
Sistemas dinámicos no lineales... Integrante del Comité Internacional de Di-
rección Científica del Programa sobre «Cambio Global y Salud Humana», del
Earth System Science Partnership (ESSP).

Mario Yepes-Londoño. Maestro en arte dramático. Magíster en ciencia polí-


tica de la Universidad de Antioquia. Profesor de historia del teatro y actuación,
Doctor honoris causa, fundador de la Escuela de Teatro y cofundador de la
Facultad de Artes de la misma universidad. Director de la Corporación Teatro
El Tablado. Director de varias obras y ha publicado ensayos en campos de su es-
pecialidad, por ejemplo sobre Shakespeare, la razón ilustradas, Bertolt Brecht.

Óscar Mesa-Sánchez. Ingeniero Civil, MSc y PhD. Profesor Titular e Inves-


tigador de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín. Áreas de in-
vestigación: Hidrología, Clima, Ciencias Ambientales, Oceanografía, Cambio
climático. Miembro Correspondiente de la Academia Colombiana de Ciencias
Exactas, Físicas y Naturales.

Enrique Forero-González. Profesor Titular/Investigador, Universidad Nacio-


nal de Colombia. Botánico, PhD. Áreas de investigación: Sistemática de plantas
vasculares, Flora neotrópica, Conservación de recursos naturales, Educación
ambiental… Miembro Honorario y exPresidente de la Academia Colombiana
de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

Álvaro Lobo-Urquijo. Economista de la Universidad de Antioquia, investiga-


dor y consultor. Gestor cultural y creador de la Editorial π, un sitio de internet
que publica libros y folletos sobre literatura, filosofía, arte, ética y ciencia.

Gustavo Restrepo-Villa. Antropólogo. Director de la Corporación Otraparte


que preserva y difunde la vida y la obra del escritor/pensador Fernando Gonzá-
lez, con sede en Envigado (Antioquia). Promotor cultural. Página web: https://
www.otraparte.org/fernando-gonzalez/vida/

Carlos-Alberto Valencia R. Ingeniero civil de la Universidad Nacional de Co-


lombia. MSc en gerencia de proyectos de la Universidad de Reading, Inglaterra.
Miembro honorario del staff académico e investigador visitante de esta última
universidad. Asesor de empresas en estrategia y gerencia de proyectos.

Revista Aleph No. 206. Año LVII (2023) 323


Patronato histórico de la Revista. Alfonso Carvajal-Escobar (‫)א‬, Marta Tra-
ba (‫)א‬, José-Félix Patiño R. (‫)א‬, Bernardo Trejos-Arcila (‫)א‬, Jorge Ramírez-Gi-
raldo (‫)א‬, Luciano Mora-Osejo (‫)א‬, Valentina Marulanda (‫)א‬, José-Fernando
Isaza D., Rubén Sierra-Mejía (‫)א‬, Jesús Mejía-Ossa (‫)א‬, Guillermo Botero-Gu-
tiérrez (‫)א‬, Mirta Negreira-Lucas (‫)א‬, Bernardo Ramírez (‫)א‬, Livia González,
Matilde Espinosa (‫)א‬, Maruja Vieira, Hugo Marulanda-López (‫)א‬, Antonio
Gallego-Uribe (‫)א‬, Santiago Moreno G., Rafael Gutiérrez-Girardot (‫)א‬, Án-
gela-María Botero, Eduardo López-Villegas, Carmelita Millán de Benavides,
León Duque-Orrego, Pilar González-Gómez, Graciela Maturo, Rodrigo Ra-
mírez-Cardona (‫)א‬, Norma Velásquez-Garcés (‫)א‬, Luis Eduardo Mora-Osejo
(‫)א‬, Carmenza Isaza D., Antanas Mockus S., Darío Valencia-Restrepo, Gui-
llermo Páramo-Rocha, Moisés Wasserman L., Carlos Gaviria-Díaz (‫)א‬, Hum-
berto Mora-Osejo (‫)א‬, Adela Londoño-Carvajal, Fernando Mejía-Fernández,
Álvaro Gutiérrez A., Juan-Luis Mejía A., Marta-Elena Bravo de H., Ninfa
Muñoz R., Amanda García M., Martha-Lucía Londoño de Maldonado, Jor-
ge-Eduardo Salazar T., Jaime Pinzón A., Luz-Marina Amézquita, Guillermo
Rendón G., Anielka Gelemur-Rendón (‫)א‬, Mario Spaggiari-Jaramillo (‫)א‬, Jor-
ge-Eduardo Hurtado G., Heriberto Santacruz-Ibarra, Mónica Jaramillo, Fabio
Rincón C., Gonzalo Duque-Escobar, Alberto Marulanda L., Daniel-Alberto
Arias T., José-Oscar Jaramillo J., Omar-Darío Cardona A., Jorge Maldonado
(‫)א‬, Maria-Leonor Villada S. (‫)א‬, Maria-Elena Villegas L., Constanza Mon-
toya R., Elsie Duque de Ramírez, Rafael Zambrano (‫)א‬, José-Gregorio Ro-
dríguez, Martha-Helena Barco V., Jesús Gómez L., Pedro Zapata P., Ángela
García M., David Puerta Z., Ignacio Ramírez (‫)א‬, Georges Lomné, Nelson
Vallejo-Gómez, Antonio García-Lozada, María-Dolores Jaramillo, Farid
Numa-Hernández, Albio Martínez-Simanca, Jorge Consuegra-Afanador (‫)א‬,
Consuelo Triviño-Anzola, Alba-Inés Arias F., Alejandro Dávila A.

324 Revista Aleph No. 206 Año LVII (2023)


Pilar González-Gómez
C
reo no equivocarme al definir la vida, la obra y el legado de
Darío Valencia-Restrepo como una búsqueda de la Consiliencia,
a la manera del libro del sociobiólogo Edward O. Wilson, que
compartimos en el año 2009. Para Wilson, así como antes para P. Snow
en su libro Las Dos Culturas y la Revolución Científica, es necesario
renovar la búsqueda iniciada en la época de la Ilustración de la unidad
del conocimiento, sin separación entre las ciencias naturales, las ciencias
sociales y las humanidades. Darío ha desarrollado una amplia y profunda
carrera profesional académica y científica consilientes. Sus conocimientos
y aportes en ingeniería, matemáticas, estadística, procesos estocásticos,
investigación de operaciones, y optimización matemática, entre muchos
otros, rivalizan con aquellos sobre filosofía, historia, arte, música, cine y
literatura, y su dedicación y pasión por el ajedrez y por el tenis de mesa de
alta competencia. Uno de los principales aportes de Darío como humanista,
por formación personal y por compromiso, fue pensar a la Universidad
Nacional de Colombia como centro de ciencia y tecnología y también como
centro de cultura, pensamiento que se concretó en programas, planes e
iniciativas pioneros durante su labor como Decano de la Facultad de Minas,
Vicerrector de la Sede Medellín y rector de la misma universidad.

Germán Poveda-Jaramillo

Revista Aleph No. 206 (julio/septiembre, 2023. ¡57 Años!)

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