Disnea Completo
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Disnea Completo
Disnea
La respiración está controlada por un conjunto de mecanismos centrales y periféricos que
ajustan la ventilación en base al aumento de las necesidades metabólicas que se produce durante la
actividad física y en situaciones como la angustia y el miedo. Una persona normal en reposo no percibe
su respiración, y aunque puede percatarse del acto de respirar durante el ejercicio leve o moderado, no
experimenta ninguna molestia. Sin embargo, durante un ejercicio intenso y después de practicado,
puede darse cuenta de una forma desagradable de su respiración, aunque se sienta relativamente
segura de que la sensación será transitoria y de que es adecuada para su grado de ejercicio.
Veamos entonces ¿Que es la disnea?
Para poder comprender como se puede generar este síntoma, haremos a continuación una breve
síntesis de la fisiología de la respiración.
Se realiza a través de tres elementos básicos: El centro respiratorio, los sensores, y los efectores.
El centro respiratorio está ubicado a nivel del tronco encefálico (bulbo, protuberancia) y es el
principal responsable de la actividad ventilatoria no voluntaria. Está compuesto por el grupo
respiratorio dorsal, el ventral y el neurotáxico. Durante la respiración tranquila la regulación depende
de los grupos dorsal y neurotáxico. Cuando hay que aumentar la ventilación interviene el núcleo ventral.
A continuación, vamos a ver cuáles son los mecanismos a través de los cuales se puede producir
la disnea.
Fisiopatología de la disnea
¿Qué mecanismos pueden estar involucrados en la producción de disnea?
Son varios los mecanismos que operan en diferentes grados en las distintas situaciones clínicas
que la producir.
La disnea se presenta siempre que el esfuerzo de la respiración sea excesivo. Es necesaria una
mayor fuerza de los músculos respiratorios para producir un cambio de volumen particular si las
paredes torácicas o los pulmones tienen menos distensibilidad o es mayor la resistencia al flujo de aire.
El mayor trabajo respiratorio se produce también cuando la ventilación es excesiva para el grado de
actividad.
Se ha sugerido que siempre que la fuerza que los músculos generan realmente durante la
respiración se acerque a un determinado porcentaje de su capacidad máxima de generar esfuerzo, la
cual puede variar entre los diferentes individuos, se produce disnea por transducción de los estímulos
mecánicos, en nerviosos. En general, a pesar de las variaciones interindividuales descritas, existe una
correlación razonable entre la intensidad de la disnea y la magnitud de las alteraciones de las funciones
cardiopulmonares que la originan.
Vemos entonces que hay distintas circunstancias que pueden generar disnea: Una puede ser la
estimulación de los receptores de las vías respiratorias superiores. Otra puede ser a partir de receptores
pulmonares, de las vías respiratorias, músculos respiratorios, pared torácica o alguna combinación de
estas estructuras.
En uno y otros casos, la disnea se caracteriza por activación excesiva o anormal del centro
respiratorio.
Ahora vamos a ver ¿Cuáles son las causas que determinan la aparición de disnea?
Son distintos los órganos, aparatos o sistemas que, al estar alterados, pueden determinar su
aparición, así como cambios que se dan a nivel del aire inspirado.
Respiratorias
La disnea se puede producir por diversos cuadros respiratorios, pueden ser obstructivos, como
los que se producen a nivel de la tráquea o bronquios por aspiración de cuerpos extraños o presencia
de tumores, así como a nivel de las pequeñas vías aéreas en las obstrucciones por broncoconstricción
como la producida en el asma bronquial. Otras patologías como las que afectan el parénquima pulmonar
tal es el caso de las neumopatías, o cuando hay compromiso de las arterias pulmonares que se obstruyen
por émbolos provenientes de miembros inferiores o pelvis como ocurre en el tromboembolismo de
pulmón. Las patologías de la caja torácica como la cifoescoliosis que dificultan la ventilación o patologías
neuromusculares que dan debilidad en los músculos respiratorios.
Cardíacas
Es la manifestación más importante de la insuficiencia cardíaca izquierda. Es característico de
ella el carácter de progresivo, primero aparece con grandes esfuerzos y con el tiempo aún con los
mínimos hasta llegar a ser de reposo. La falla ventricular izquierda determina un aumento retrógrado
de la presión hidrostática a nivel del lecho vascular pulmonar, lo que determina la salida de líquido al
espacio intersticial del pulmón lo que interfiere el intercambio gaseoso entre el alveolo y el capilar. La
reducción de la elasticidad estimula los receptores yuxtacapilares (receptores J) que envía estímulos al
centro respiratorio a través del vago produciendo disnea.
La progresión del cuadro de insuficiencia cardíaca determina mayor presión en los vasos
pulmonares con salida de líquido del intersticio al alveolo lo que dificulta aún más el intercambio
gaseoso produciendo por acción de las fuerzas de la gravedad disnea en decúbito, que obliga al paciente
a levantarse (ortopnea) cuadro que se conoce como disnea paroxística nocturna. El cuadro extremo de
esta insuficiencia cardíaca izquierda productor de disnea se conoce como edema agudo de pulmón.
Causa Hemática
La presencia de anemia, y la consecuente reducción de hemoglobina para transportar oxígeno a
los tejidos puede determinar su aparición.
Causa metabólica
Pacientes con cuadro de acidosis metabólica como la ocurrida en la insuficiencia renal y la
cetoacidosis diabética presentan habitualmente este síntoma.
Psicógena
Los pacientes neuróticos suelen referir “el aire no me entra en los pulmones todo lo que quiero”
como manifestación de su cuadro de ansiedad, apareciendo en situaciones de conflicto y es frecuente
que relaten que desaparece al realizar actividad física.
Algunos sujetos con enfermedades pulmonares o cardíacas pueden tener una capacidad
cardiorrespiratoria reducida, pero debido a la existencia de otra enfermedad (p. ej., insuficiencia
vascular periférica o artrosis grave de caderas y rodillas) pueden no presentar disnea de esfuerzo por
no poder llegar al grado de esfuerzo necesario para desencadenarla.
Algunas formas de disnea no guardan relación directa con el esfuerzo físico. Cuadros súbitos e
inesperados de disnea en reposo pueden provenir de embolias pulmonares, neumotórax espontáneo y
de hipercapnia por contener la respiración o por ansiedad.
Una correcta anamnesis nos determina que lo referido por el paciente realmente es disnea, su
forma de presentación y evolución nos orienta hacia una etiología probable, lo que determina la
utilización de exámenes complementarios de una manera más eficiente.
Cianosis
Es la coloración azulada de la piel, mucosas y lechos ungueales, debida a la existencia de
hemoglobina reducida en la sangre capilar sistémica por encima de 5 gr. %
Fisiología:
• Hemoglobina 15 gr. Por 100 ml de sangre
• Saturación de la hg. En sangre arterial 97%: esto es cuando pasó por los pulmones y se produjo
el intercambio gaseoso.
o Cuando por alguna condición anormal esta sangre arterial se desnaturaliza, se reduce,
pierde oxígeno: genera (cuando llega un valor de 5 gr % de hemoglobina reducida de
sangre arterial) se produce la cianosis.
• Saturación de la hg. En sangre venosa 74%: cuando los tejidos periféricos extrajeron oxigeno y
desnaturalizaron a la hemoglobina.
Central: llega hemoglobina con menor cantidad de O2 (insaturada) al capilar sistémico por mala
hematosis a nivel pulmonar producto de enfermedades cardíacas o respiratorias.
Central:
• Enfermedades cardíacas congénitas con cortocircuitos de derecha a izquierda (ejemplo:
tetralogía de Fallot)
• Enfermedad pulmonar aguda (neumonía, T.E.P-atelectasia) crónica (EPOC)
Periférica:
• Reducción del gasto cardíaco, obstrucción arterial, obstrucción venosa, exposición al frío en
sujetos sensibles (vasoconstricción y éxtasis).
• Anamnesis:
o Central:
▪ Enfermedad cardíaca: antecedentes de cianosis, disnea, sincope.
▪ Enfermedad pulmonar: tos, expectoración, infecciones respiratorias recurrentes.
o Periférica:
▪ Débito cardíaco disminuido, obstrucciones arteriales y venosas, exposición al frio.
• Examen físico:
o Iluminación natural para que no haya distorsión de los colores
o Tegumentos mas delgados y vascularizados: labios, alas de la nariz, pabellones
auriculares, lechos ungueales
o Mucosas calientes (lengua y conjuntiva palpebral)
▪ Coloración azulada de piel y mucosas en piel caliente es CENTRAL
▪ Coloración azulada de piel en zonas periféricas (manos, orejas, nariz, pies) la piel
es fría, desaparece al frotar o calentar es PERIFÉRICA
▪ Estertores, sibilancias, percusión anómala PULMONAR
▪ Soplo cardíaco, ingurgitación yugular, hepatomegalia CARDÍACA
Palidez
Color blanquecino de la piel y mucosas.
Tegumentarias
• Constitucional
• Falta de exposición solar
• Ausencia de melanina (albinismo)
• Aumento del grosor cutáneo (hipotiroidismo)
• Pérdida de fibras elásticas (vejez)
Vasculares (vasoconstricción):
• Fisiológicas: miedo, emoción (transitorias)
• Patológicas: insuficiencia cardíaca
• Shock – insuficiencia renal crónica
Hemática: anemia
Inspección
• Piel, mucosas, lecho ungueal y palma de las manos.
Rubicundez
Es la coloración rojiza de la piel y/o mucosas
Causas:
• Tegumentarias (piel fina constitucional)
• Vasculares (vasodilatación)
• Hemáticas (aumento de los eritrocitos)
Clasificación
Fisiológica: se presenta en personas que trabajan permanentemente en el sol o con altas temperaturas.
Patológicas:
• Localizada: procesos inflamatorios
• Generalizadas:
o Vascular
▪ Fiebre
o Hemática:
▪ Policitemias
Mecanismos de adaptación:
• Taquicardia
• Taquipnea
• Vasoconstricción
Hipoxemia:
• Cefalea
• Angina de pecho
• Calambres musculares
ICTERICIA
Introducción
Dentro de los síntomas y signos de las afecciones hepáticas, la ictericia tiene un peso específico
notable que supera a cualquier otra manifestación patológica de las enfermedades del hígado. Si esto es
verdad veamos cómo, desde el punto de vista semiológico, la presencia de ictericia nos puede ayudar
en el diagnóstico y caracterización de una hepatopatía.
En primer lugar, se separa la globina del grupo hem. La globina, a su vez, se desdobla en sus
aminoácidos componentes, que van al pool de aminoácidos. El hem pierde el hierro y queda reducido a
sus cuatro grupos pirrólicos unidos en ciclo. Posteriormente el ciclo se abre y los grupos pirrólicos
quedan alineados. Por transformaciones sucesivas del compuesto se forma verde hemocromogeno,
luego biliverdina y por último bilirrubina.
¿Como hace el hígado para que la bilirrubina ingrese al hepatocito y como maneja este órgano
la bilirrubina que recibe?
En el polo sinusoidal del hepatocito la bilirrubina es captada por dos proteínas aceptadoras, con
alta afinidad por la misma. Estas proteínas reciben el nombre de proteínas Y y Z. En el interior del
hepatocito la bilirrubina se desplaza hasta los microsomas del sistema retículoendoplásmico liso,
donde, en presencia de glucoronil transferasa, se conjuga con dos moléculas de ácido glucurónico.
Posteriormente es transportada hacia el polo biliar del hepatocito donde, mediante transporte activo,
se la excreta hacia el canalículo biliar, lográndose concentraciones varios miles de veces (hasta un
millón de veces) mayores que las del plasma, con gran gasto de energía celular.
• Fíjese bien en este dato. La diferencia con todos los pasos anteriores es el gasto de energía.
En ese sentido, el único proceso del metabolismo de la bilirrubina que involucra gasto de energía
es este último paso de excreción, y por ello se justifica la alta concentración de mitocondrias en el polo
biliar de la célula hepática. Por otra parte, este paso es el más vulnerable, ya que ante cualquier
enfermedad que sufra el hepatocito lo primero que se compromete es la producción de energía y, por
lo tanto, la excreción por transporte activo, de bilirrubina.
• Acá se dan las bases para la clasificación de la bilirrubina en sus diversos tipos. Preste
atención
La bilirrubina que no haya sido conjugada, vale decir la bilirrubina libre, es liposoluble y no
atraviesa las membranas biológicas, como las de filtración glomerular y, por lo tanto, no aparece en la
orina. Por otra parte, la bilirrubina conjugada es hidrosoluble y atraviesa las membranas de filtración.
Existe una reacción química, la reacción de Van der Berg, que permite diferenciar los dos tipos de
bilirrubina. Se utiliza el diazoreactivo de Ehrlich, que modifica su color (vira al rojo) cuando se pone en
contacto con bilirrubina conjugada, pero que necesita del agregado de alcohol para reaccionar y
cambiar de color cuando hay bilirrubina libre o no conjugada.
En el primer caso, la reacción se produce directamente y por ello, a ese tipo de bilirrubina se la
llama bilirrubina directa.
En el segundo caso, sin embargo, la reacción se produce recién luego del agregado de alcohol, es
decir se produce indirectamente y a esa bilirrubina se la denomina bilirrubina de reacción indirecta
o simplemente indirecta.
Cuando llegan estímulos, por lo general provenientes de las primeras porciones del duodeno y
del estómago, se produce el vaciamiento del contenido vesicular en el duodeno. La bilirrubina, por
acción de la flora intestinal se desconjuga y se convierte en estercobilinógeno. El estercobilinógeno es
el responsable del color normal de la materia fecal.
Cuando analizamos el metabolismo de la bilirrubina, vimos que éste era muy complejo y se
realizaba en muchas etapas sucesivas. La alteración del metabolismo, en cualquier etapa, puede dar
lugar a una ictericia. Por ello, con el conocimiento del metabolismo es factible realizar una clasificación
fisiopatológica. Si se toma en cuenta el momento de la conjugación podemos dividir a las ictericias en
premicrosomomales y postmicrosomales según que la causa de la ictericia esté antes o después de
la conjugación glucurónica. En las primeras hay aumento de la bilirrubina indirecta; en las segundas
hay aumento de la bilirrubina conjugada.
ICTERICIAS PREMICROSOMALES
Por aumento del aporte pigmentario
Básicamente hemolíticas, aunque también se ven, raramente ictericias de shunt tanto rápidas
como ultrarapidas. Aumenta la bilirrubina indirecta. Hay distintos tipos, de los que veremos algunos.
Por alteración del transporte plasmático de bilirrubina: Se ven cuando alguna sustancia con
mayor afinidad por la albúmina desplaza de esta a la bilirrubina (sobre todo en recién nacidos a los que
se medica con salicilatos o sulfamidas.
Por alteración de la capitación hepática: por cambio en la cantidad o calidad de las proteínas
captadoras Y y Z. Todos aquellos procesos que lesionan al hepatocito se acompañan de una reducción
en la capacidad de captación (hepatitis, cirrosis, hígado congestivo)
Ictericia fisiológica del recién nacido: sobre todo en los prematuros, se debe a inmadurez de
los sistemas enzimáticos del hígado.
ICTERICIA POSMICROSOMAL
Ictericias por alteraciones en la excreción
Ya habíamos visto que cualquier problema que dañe la integridad funcional o estructural del
hepatocito daña, al mismo tiempo y fundamentalmente, la producción de energía, lo que en buen
romance significa alteración de todos los procesos que requieren de energía para cumplirse. La
excreción de bilirrubina es un proceso altamente dependiente de energía, desde el momento que la
bilirrubina se concentra en el capilar biliar hasta un millón de veces más que en la célula hepática. En
este tipo de ictericias la causa más frecuente es la hepatitis viral, pero repito, cualquier proceso que
dañe al hepatocito la produce.
Ictericias por colestasis: El síndrome colestásico está integrado por un triple juego de
elementos: 1) cuadro clínico con ictericia, prurito, coluria y acolia o hipocolia. 2) un cuadro de
laboratorio con aumento de la bilirrubina directa, de la fosfatasa alcalina y del colesterol y 3) un cuadro
histológico con impregnación del hígado por pigmentos biliares, sobre todo trombos de bilirrubina.
Estas ictericias pueden ser intrahepáticas o extrahepáticas. Las intrahepáticas presentan
precipitación de bilirrubina con formación de trombos, por perdida del equilibrio coloidal de la bilis.
Acá existe un problema de excreción de ácidos biliares que lleva a obstrucción del flujo de bilis. En la
cirrosis biliar primaria, sin embargo, el mecanismo es distinto. Se produce un acumulación de linfocitos
y ataque inmunológico de los conductos biliares de pequeño tamaño.
En las ictericias colestásicas extrahepáticas las causas son cálculos biliares alojados en las vías
biliares, tumores de ampolla de Vater o de colédoco y cáncer de cabeza de páncreas. El mecanismo es
sencillo, la obstrucción mecánica y aumento de la presión que el hepatocito no puede vencer (doble
esfuerzo: gradiente de concentración + gradiente de presión) El resultado es inversión del polo biliar y
regurgitación de bilirrubina hacia la sangre.
Otras entidades que producen ictericia por alteraciones de la excreción son dos enfermedades
congénitas de alguna manera relacionadas: la enfermedad de Dubin Johnson y la enfermedad de Rotor
Pero a pesar de que la clasificación fisiopatológica es la que permite una comprensión más a
fondo del mecanismo de producción de bilirrubina en la práctica la que más se utiliza es la
clasificación clínica
Una clasificación muy útil y clásica es la que divide a las ictericias en:
A. hemolíticas o prehepáticas.
B. hepáticas o hepatocelulares.
C. obstructivas o posthepáticas.
Las ictericias hemolíticas o prehepáticas son producidas por una excesiva destrucción de
glóbulos rojos (hemólisis) y una oferta exagerada de bilirrubina indirecta al hígado, que ve sobrepasada
su capacidad de captación y conjugación. Por ese motivo se acumula bilirrubina libre (indirecta) en
sangre. Al mismo tiempo, por la hemólisis, el paciente está anémico y por ello se dice que es más pálido
que ictérico. Como se trata de bilirrubina libre no aparece en la orina, y al haber gran cantidad de
estercobilinógeno, la materia fecal es muy coloreada (hipercolia).
Las ictericias hepáticas o hepatocelulares son producidas por enfermedades que afectan
directamente la célula hepática. Ya se dijo que en esos casos lo primero que se compromete es la
producción de energía, vale decir que se altera la excreción, por transporte activo, en el polo biliar del
hepatocito. También se alteran, aunque en menor medida, otros procesos del metabolismo de la
bilirrubina que dependen del hepatocito, como la captación y la conjugación, y es por eso que aumenta,
no sólo la bilirrubina directa (por falla en la excreción), sino que también se ve incrementada, aunque
no tanto, la bilirrubina indirecta (por falla en la captación y la conjugación).
Se deben, como su nombre lo indica, a obstrucción al flujo de bilis en las vías biliares de mayor
calibre. La obstrucción se produce por la presencia de cálculos, tumores de vía biliar o de la cabeza del
páncreas, o por lesión accidental de la vía biliar en el curso de una operación.
En esos casos aumenta la bilirrubina de tipo directo y otras sustancias que normalmente se
excretan con la bilis, como la fosfatasa alcalina y el colesterol. La orina es colúrica y la materia fecal es
acólica. Muchas veces estos pacientes presentan en el interrogatorio el antecedente de un cólico biliar.
De las ictericias hepatocelulares las más frecuentes son las producidas por hepatitis, y en esos
casos es frecuente encontrar un síndrome pseudogripal (astenia, fiebre, anorexia, artralgias, mialgias,
etc.).
Y en el caso de los ictéricos obstructivos, ya se nombró el cuadro de cólico biliar que presentan
algunos pacientes, dolor cólico en hipocondrio derecho tras la ingestión de ciertos alimentos
especialmente grasas, fritos o condimentos, huevos o chocolate. El dolor generalmente se inicia en el
epigastrio y se propaga al hipocondrio derecho, al dorso y a la escápula del mismo lado, su intensidad
aumenta rápidamente hasta hacerse intolerable, acompañándose de náuseas y vómitos alimentarios y
biliosos. El paciente señala a menudo el punto de máxime intensidad en la región vesicular.
En el examen físico hay que observar el color de la piel, el color de la orina y de la materia fecal
y el examen del abdomen.
Color de la piel Más pálido que ictérico Rubínica: ictericia Verdínica: color verde
sobre fondo de amarillento por gran
vasodilatación. acumulación de
pigmentos
Estos factores deben ser tenidos en cuenta al realizar el examen físico general y en particular
cuando se realiza el estudio de las facies, puesto que nos pueden orientar hacia la presencia de posibles
procesos patológicos.
Vamos a estudiar 4 signos clínicos, considerando en qué consisten, los mecanismos involucrados
en su producción y las implicancias que pueden tener para el odontólogo la presencia de ellos.
Palidez: Es la coloración blanquecina de piel y mucosas; Se puede producir por cambios en alguno
de los tres factores mencionados:
La presencia de palidez tiene que poner en alerta al odontólogo sobre la presencia de un estado
agudo como puede ser un cuadro de alteración hemodinámica (pre sincope), sangrado agudo o bien
crónico como presencia de anemia crónica que puede tener relación con una patología de base que
deteriora al paciente desde el punto de vista funcional de otros órganos (tal es el caso de las leucemias).
Se puede producir por disminución del espesor dérmico como ocurre constitucionalmente en
algunos pacientes, por vasodilatación que puede ser fisiológica y transitoria como ocurre por pudor
(vergüenza), utilización de medicamentos con efecto vasodilatador o patológica y persistente como se
da en personas que trabajan expuestas al sol (campesinos) alcohólicos, etc.; Otra causa que la puede
determinar es cuando aumenta la cantidad glóbulos rojos como ocurre en las poliglobulias.
Uno de los aspectos que determina que se dé importancia cuando se presenta desde el punto de
vista del odontólogo, es que constituye uno de los elementos diagnósticos de los procesos localizados
como las inflamaciones (gingivitis, glositis, abscesos, etc.) o generalizados como la que se presenta en
los pacientes que cursan un síndrome febril.
Esta coloración se produce por aumento de la hemoglobina reducida en sangre por encima de 5
gr %. El valor total de la hemoglobina es de 15 gr %, siendo la saturación de oxígeno a nivel capilar de
aproximadamente un 99 %. En situaciones patológicas como ocurre cuando hay una patología
respiratoria grave que dificulta la hematosis o una enfermedad cardíaca como ocurre en la insuficiencia
cardiaca izquierda o cuando se mezcla sangre venosa con arterial en las enfermedades congénitas como
es el caso de una comunicación interauricular, se produce una instauración de la sangre arterial
llegando en estos casos reducida (la cantidad de oxígeno que transportan los glóbulos rojos es menor)
lo que constituye una cianosis de tipo central.
Hay casos en los cuales la hematosis pulmonar y el estado funcional cardíaco pueden ser
normales, pero se dan condiciones a nivel de los tejidos periféricos que determinan su aparición;
habitualmente se produce disminución de la velocidad de la circulación en los tejidos con un tiempo de
exposición mayor entre la sangre y las células extrayendo estas mayor cantidad de oxígeno. Este
mecanismo de producción de la cianosis se denomina periférico. Se da en situaciones como las trombosis
venosas profundas en los miembros inferiores, el shock, insuficiencia cardiaca derecha.
Su presencia debe advertir al odontólogo que está en presencia de un paciente que puede ser
portador de una patología cardiaca, respiratoria o un cuadro hemodinámico grave conllevando un
mayor recaudo en la toma de decisiones terapéuticas. Por ejemplo, en el caso de las cardiopatías
congénitas la utilización de antibióticos profilácticos para evitar la producción de endocarditis
bacteriana de tener que realizar un procedimiento quirúrgico, o posponer un procedimiento si el
paciente está hemo dinámicamente inestable.
Su presencia está determinada por el aumento de la bilirrubina en sangre por encima de los 2 mg
%. Esta sustancia tiene un valor normal de 1 mg %. Los valores entre 1 y 2 mg % no llegan a producir
ictericia (hiperbilirrubinemia que no llega al umbral de la ictericia).
Los determinantes de su presencia pueden ser un exceso de producción como ocurre en los
cuadros que presentan destrucción anormal de los glóbulos rojos (hemólisis) por cuanto la bilirrubina
se produce a partir de la degradación de la hemoglobina que genera una bilirrubina llamada no
conjugada o indirecta que es liposoluble y no atraviesa las membranas celulares. Las heces son de color
oscuro (hipercólicas) por un exceso en la eliminación fecal de estercobilinógeno, producto que se forma
por degradación de la bilirrubina a nivel intestinal, que es el responsable del color marrón de las heces.
Por el mecanismo de producción de este tipo de ictericia estos pacientes son más pálidos que
ictéricos.
Estos pacientes clínicamente se encuentran con ictericia que les produce un color de amarillo
intenso a verde por los niveles exagerados de bilirrubina, la orina es colúrica y las materias fecales son
de color blanco amarillento (color masilla) por falta de estercobilinógeno (acólicas). Pueden tener
prurito por retención de sales biliares. El laboratorio muestra aumento de la bilirrubina a predominio
de la directa, aumento de los valores de colesterol y fosfatasa alcalina (FAL) que se ven dificultadas en
su eliminación por la bilis. El valor de las enzimas hepáticas es normal o está discretamente aumentado.
Color de la piel Más pálido Rubínica: ictericia sobre Verdínica: color verde
que ictérico fondo de vasodilatación amarillento por gran
acumulación de
pigmentos
Existen cambios en la coloración de la piel que dependen de otros factores como ser pacientes
con alteración en la formación de melanina, que puede ser de color pálido generalizado (albinismo) o
localizado (vitíligo). Lo opuesto, la hiperpigmentación de la piel puede ser generada por enfermedades
como la insuficiencia renal crónica (enfermedad de Addison) o por utilización de algunos fármacos
como el caso de la amiodarona, fenitoina, diuréticos tiazidicos, etc.
Otros pacientes presentan coloración amarilla de la piel y no de las mucosas, por consumo
abundante de beta carotenos contenidos en alimentos como zanahoria, zapallo, lo que induce a hacer
diagnostico diferencial con la ictericia.
La presencia de ictericia debe alertar al odontólogo sobre la posibilidad de tener un paciente con
un proceso infecto contagioso como es la hepatitis, y en evitar medicamentos con efecto toxico hepático
(antiinflamatorios AINES) y en las dosis de medicamentos con metabolización predominantemente a
nivel del hígado (algunos antibióticos). Además, en las hepatopatías agudas o crónicas graves se pueden
presentar trastornos hemorragíparos por deficiencia en la formación de factores de coagulación
dependientes de la vitamina K (protrombina).