Entregable 2 DH y Proteccion Constitucional
Entregable 2 DH y Proteccion Constitucional
Entregable 2 DH y Proteccion Constitucional
Caso Atenco.
12/04/2022
Indice
Abstract 2
Introducción 3
Caso Atenco 4
I. Marco Histórico 4
Conclusiones 22
Fuentes 23
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Abstract
En los últimos años nuestro país ha estado inmerso en distintas controversias que han llegado a la
Corte Interamericana de derechos Humanos, uno de los más emblemáticos es sin duda el caso de
las mujeres víctimas de violencia sexual en San Salvador Atenco.
En un ambiente donde las mujeres son violentadas sistemáticamente por las autoridades y sus
derechos humanos no son respetados es francamente escandaloso que las víctimas tengan que
recurrir a Organismos de justicia internacional pues la impunidad rampante en su propio país las ha
dejado sin protección.
Tras la Reforma en materia de derechos humanos en 2011 la situación de defensa y garantía de los
mismos ha avanzado lentamente, esto en parte es gracias a la alta tasa de impunidad que existe en
nuestro país que va de la mano con la corrupción rampante que ha permeado a todos los estratos
de la población desde los gobernantes hasta la ciudadanía.
La forma en que la Corte Interamericana ha subsanado las faltas del Estado Mexicano en la materia
no solo es una afrenta a las víctimas, también es una falta al Estado de Derecho y al Pacto federal,
día con día se debe de trabajar en mejorar la situación actual de nuestro país y de esta manera
lograremos que la defensa de los derechos fundamentales sea la norma y evitaremos que los
Órganos internacionales tengan que funcionar como subsidiarias del poder judicial nacional.
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Introducción.
En el paradigma de un mundo cada vez más global y donde las diferencias entre países son cada vez
menos la comunidad internacional se muestra cada día más propensa a la integración que a la
segregación, en este escenario el Derecho internacional cobra cada día mayor relevancia, por ello
nuestra nación no puede volver a estrategias políticas provincianas enfocadas en el aislamiento en
aras de defender una supuesta soberanía que responde más a una ideología de los grupos de poder
que a la verdadera voz del ciudadano.
Dentro de esta globalización ha surgido un tema que se debe poner en el centro de cualquier política
pública y este es la defensa y protección de los Derechos humanos. El presente trabajo tiene como
objetivo analizar la sentencia de la Corte Interamericana de los Derechos humanos en el caso de las
mujeres víctimas de violencia y tortura sexual de San Salvador Atenco, coloquialmente conocido
como “Caso Atenco”. La metodología para realizar este objetivo es la investigación documental,
basándonos en textos especializados publicados por destacados juristas a fin de correlacionar,
comparar y concatenar argumentos que nos lleven a dimensionar la verdadera magnitud de esta
resolución, así como la importancia de contar con un Órgano como La Corte Interamericana cuyas
resoluciones son vinculantes al Estado Mexicano.
La primera parte está enfocada en brindar una remembranza histórica a fin de poner al lector en
sintonía sobre los acontecimientos que llevaron este caso ante la Corte. La segunda arte busca
brindar una base conceptual sólida a fin de que el análisis parta con conceptos claros y se logre una
mejor comprensión del tema. La tercera parte enmarca la investigación en la Constitución y las
disposiciones aplicadas por la Corte para la resolución del caso concreto para evitar que la
sobresaturación de información diluya el objetivo del trabajo ya que incluir los cerca de 80 Tratados
en materia de DH es muy complicado y desembocaría en confusión y un texto pesado para su
lectura. Finalmente, la cuarta parte entra de lleno al análisis de los alegatos, los resolutivos y las
excepciones incoadas por las partes durante el proceso.
3
CASO ATENCO
I. Marco histórico
El 3 y 4 de mayo de 2006 en los municipios mexiquenses de Texcoco y San Salvador Atenco un total
de 2515 agentes de seguridad pública de los cuales 700 eran elementos de la hoy extinta Policía
Federal y el resto miembros de las fuerzas estatales y municipales efectuaron un operativo policiaco
en el pueblo de Atenco.
En días anteriores autoridades municipales habían llevado a cabo pláticas con un grupo de
vendedores informales de flores para reubicarlos y que pudieran continuar con su labor. No
obstante, un grupo de comerciantes se negaron a ser reubicados y continuaron vendiendo sus
productos en las ahora zonas prohibidas para el comercio informal.
La fecha del conflicto es importante ya que las celebraciones de la "Santa Cruz" son una importante
oportunidad para los comerciantes de flores por lo que ante la negativa de algunos vendedores para
reubicarse fue que el día 2 de mayo representantes de los comerciantes y del "Frente de Pueblos en
Defensa de la Tierra" (en adelante FPDT) se reunieron con autoridades municipales "en dónde se
accedió a la solicitud realizada por los líderes mencionados, en el sentido que al día siguiente se
retirará la fuerza pública de las inmediaciones del mercado Belisario Domínguez" (crónica Atenco).
Cómo resultado de esta acción estatal se desató la violencia en el poblado de Atenco durante los
días 3 y 4 de mayo de 2006, la policía con la encomienda de restaurar el orden social perpetró un
operativo policiaco dónde el exceso de violencia y las detenciones arbitrarias fueron la norma.
Los policías agredieron y detuvieron a todas las personas que podían, por lo que las
víctimas de los abusos eran personas que pertenecían al grupo de floristas, al FPDT, a
otros movimientos sociales de diferentes partes del país y a las personas extranjeras que
se solidarizaron con la problemática, así como personas que no tenían ningún vínculo
con el conflicto político (Organización Mundial Contra la Tortura, 2006)
4
Al terminar el enfrentamiento el saldo que se registró fue el de 2 personas muertas y 217 detenidos
entre ellos 47 mujeres que sufrieron abuso y tortura sexual a manos de los policías que participaron
en el operativo.
No debemos caer en el error de suponer que un simple operativo en contra de vendedores de flores
se salió de control y llevo a las autoridades a responder con casi 2000 efectivos policiacos, este
conflicto puede rastrearse hasta el año 2001 siendo los eventos de Atenco el punto de mayor
violencia en esta historia.
El conflicto social original de este caso se configura por una disputa por la tenencia de la tierra. En
2001 se conformó el FPDT "para oponerse a la expropiación federal de tierras campesinas en el
municipio de Atenco, dónde el gobierno pretendía construir un aeropuerto" (Brewer, 2019)
Tras casi un año de movilizaciones y enfrentamientos con las autoridades, el FPDT logró la
suspensión del proyecto aeroportuario empero sus actividades de lucha social no terminaron ahí,
pues como parte de su filosofía y objetivo social buscaron apoyar a otros movimientos que buscarán
la justicia social y la defensa de los intereses de los más necesitados.
Es dentro de este contexto que el conflicto de Atenco adquiere una mayor dimensión ya que
tenemos a autoridades estatales que reprimieron con exceso de violencia una manifestación
legítima al tener que el conflicto escalara como sucedió en 2001.
Desgraciadamente las 47 mujeres detenidas fueron víctimas de abuso sexual en el interior de las
unidades policiacas dónde eran trasladadas.
El centro de Derechos Humanos Agustín Pro (2021) documenta que los policías tomaron rutas
alternas hacia el centro de detención y aprovechando la situación de incomunicación de las
detenidas perpetraron violaciones sexuales por vía oral, anal y vaginal, así como diversas conductas
de abuso sexual tales como tocamientos, golpes y amenazas. 26 mujeres denunciaron ante la
Comisión Nacional de los Derechos Humanos (en adelante CNDH) no obstante el número real de
víctimas incluye al total de detenidas, solo que el resto no denunció por temor a las represalias de
la autoridad municipal.
Los casos de tortura y abuso sexual fueron debidamente documentados por la CNDH y el Colectivo
Contra la Tortura y la Impunidad (en adelante CCTI), empero, las denuncias no acarrearon
consecuencias mayores para los implicados.
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Solo 21 policías fueron consignados por el delito menor de abuso de autoridad y todos fueron
absueltos; un policía más fue absuelto por el cargo de actos libidinosos. Ante este panorama de
injusticia e impunidad es que 11 de las mujeres denunciantes decidieron acudir ante la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (en adelante CIDH).
"El 29 de abril de 2008 el Centro de los Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez A.C. (PRODH)
y el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) presentaron la petición inicial (de
admisibilidad ante la CIDH) en representación de las once mujeres" (Mujeres Víctimas de Violencia
Sexual en Atenco VS. México, 2018).
La CIDH emite una recomendación el 28 de octubre de 2015 dónde conmina al estado mexicano a
realizar una investigación penal efectiva "dentro de un plazo razonable", que se esclarecieran los
hechos y que se identificará y sancionara a los responsables con sus diferentes grados de
responsabilidad que abarcarían desde la participación material hasta la intelectual sin menoscabo
de la omisiones y encubrimientos que surgieran de dicha investigación.
"También pidió disponer las medidas correspondientes frente a las acciones u omisiones de los
funcionarios estatales que contribuyeron a la delegación de justicia en este caso y aquellas
necesarias para evitar la repetición de violaciones de derechos humanos como las cometidas en este
caso, además de pedir la reparación integral a favor de las víctimas" (Centro de Derechos Humanos
Miguel Agustín Pro Juárez A.C., 2021).
Sin embargo, a pesar de que se le dio a México un plazo de dos meses para informar sobre el
cumplimiento de las recomendaciones y le brindo hasta cuatro prórrogas para mostrar avances en
el cumplimiento de las mismas, nuestro país no mostró compromiso para cumplir sus obligaciones
internacionales por lo que el 17 de septiembre de 2016 la CIDH llevó este caso a la Corte
Interamericana de Derechos Humanos para que:
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En aras de comprender mejor los conceptos que se utilizaran en el presente trabajo se deben hacer
varias precisiones conceptuales, iniciando con la diferenciación entre derechos Humanos y derechos
Fundamentales.
No necesariamente estos conceptos son sinónimos, y para identificarlos primero debemos tener
clara la definición de derecho, García Máynez consideraba al derecho como el elemento que regula
el proceder de los hombres en sociedad y esta conducta está asentada sobre preceptos jurídicos
que pueden surgir de normas establecidas de observancia obligatoria o bien de exigencias
consuetudinarias en tanto gozan de validez absoluta pero su inobservancia no acarrea
consecuencias jurídicas (González, 2018).
Una vez que revisamos a distintos autores como Kant, Ferrajoli, Carnelutti o Calamandrei
observamos que si bien su concepción de lo que es un derecho cambia conforme a su propio
acercamiento a la disciplina jurídica tienen como punto en común que mediante estos se regula la
conducta humana, a la vez que a cada derecho corresponde una obligación de dar, hacer o no hacer
que busca reforzar la conducta regulada.
Desde esta óptica, queda claro que cada derecho es una norma como principio regulador de
conducta, de tal forma que el respeto y observancia de dichas normas desemboca en una sociedad
que cuenta con una convivencia de individuos regulada por estos preceptos los cuales pueden ser
de índole jurídica, moral, religiosa, sexual etc.
En este punto debemos aclarar que, si bien toda Ley es una norma, no toda norma es ley, el
diccionario define Ley como:
…toda norma jurídica reguladora de los actos y las relaciones humanas aplicable en determinado
tiempo y lugar. Dentro de esa idea, sería ley todo precepto dictado por autoridad competente
mandando o prohibiendo una cosa en consonancia con la justicia y para el bien de los gobernados
(Ossorio, 2015).
Ahora bien, cuando hablamos de Derechos Humanos estamos ante “normas que reconocen y
protegen la dignidad de todos los seres humanos. Estos derechos rigen la manera en que los
individuos viven en sociedad y se relacionan entre sí, al igual que sus relaciones con el Estado y las
obligaciones del Estado hacia ellos” (UNICEF, 2022).
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En efecto, los Derechos Humanos son también normas, pero tiene como particularidad que
protegen la dignidad humana, es decir, a diferencia de las normas comunes que protegen un bien
jurídico a la vez y puedes vulnerar uno sin que por ello los otros se vean afectados en este caso si a
causa de una conducta se vulnera un derecho humano, por su propia naturaleza se estarían
afectando en mayor o menor medida todos los demás.
Esta interacción entre Derechos Humanos radica en su propia naturaleza ya que estos son
Universales, inalienables, indivisibles, interdependientes e interrelacionados. Por ello, aun cuando
exista un listado de Derechos humanos y puedan clasificarse en derechos económicos, sociales,
políticos etcétera no debemos de perder de vista que cuando nos referimos a ellos se tienen que
observar como un todo ya que el pleno goce y ejercicio de estos radica precisamente en el respeto
de todos sin distinción.
Una vez que conocemos la naturaleza de los derechos humanos es menester aclarar que la violación
a estos solo puede provenir de una autoridad estatal, un particular no viola los derechos humanos
de otro particular, ya que por definición no es obligación de los gobernados velar y proteger estos,
esa es una obligación del Estado así que en el supuesto que un ciudadano incurra en una conducta
que atente contra los derechos humanos de otra persona, este sería acreedor a una sanción pero
quien estaría violando los DH de la víctima sería el Estado al fallar en su mandamiento de protección
a los mismos.
Ante todo, los derechos humanos cumplen una finalidad que es sancionar las arbitrariedades de las
autoridades hacia los gobernados. Es decir, que cuando una autoridad abusa de su poder en
perjudico de un individuo, es donde se observa una clara vulneración a los derechos humanos, así
mismo, tienen como finalidad salvaguardad la integridad humana de la persona y que ésta no se vea
menoscabada (González, 2018).
En cuanto a los Derechos fundamentales estos provienen precisamente de los Derechos Humanos
ya que no puede existir un derecho fundamental si no tiene detrás un derecho humano. Su
distinción va de la mano con lo que marca el sistema normativo de un territorio en concreto. Los
derechos humanos son Universales y así están reconocidos en la Declaración Universal de los
Derechos Humanos (1948), empero no todas las naciones son respetuosas de esta Declaración e
incluso algunos que son adherentes a la misma no tienen en su normatividad interna el
reconocimiento de los mismos.
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Para Miguel Carbonell (2004) “los Derechos Fundamentales son Derechos Humanos
constitucionalizados” y consideramos que esta afirmación es verdadera pues al trasladarnos a los
países de tradición islámica o socialista podemos constatar que aun cuando todos los estados
miembros de la ONU han firmado por lo menos un Tratado Internacional sobre Derechos Humanos,
no forzosamente estos derechos son trasladados a la constitución y por ende no cuentan con la
protección que brinda estar en la ley suprema del país, por ejemplo la igualdad ante la ley de
hombres y mujeres no se da en la mayoría de países islámicos, mientras en los países socialistas no
se respeta la libertad de asociación ni de expresión si esta cae fuera de la concepción ideológica del
régimen.
Estados Unidos, Japón, China entre otros vulneran el derecho a la vida al tener instaurada la pena
de muerte en su territorio, por ello podemos afirmar que, si bien todo derecho fundamental es un
derecho humano, no todo derecho humano es un derecho fundamental, en tanto no estén
contenidos en una constitución.
Ahora en el momento en que se suscitaron los hechos aún no se había realizado la Reforma en
Materia de Derechos humanos, por ello, la discusión durante la causa penal de los implicados giró
en torno a la violación de las llamadas “garantías individuales”.
La CPEUM siempre fue considerada una de las más progresistas entre todas las naciones, la
incorporación de derechos fundamentales en su texto, denominadas “garantías individuales”,
protegían derechos políticos, sociales e individuales de los mexicanos. Estas conformaban la parte
principal de la dogmática constitucional y funcionaban como Derechos Fundamentales que se
tenían que fomentar y proteger por parte del Estado mexicano.
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Sin embargo, debemos considerar que, al estar delimitadas a las expresamente señaladas en el texto
legal, quedaban fuera de su protección numerosos derechos humanos que no eran considerados
derechos fundamentales al no estar contenidos en el ordenamiento, lo que es más importante es
que el texto que enmarcaba las garantías individuales prácticamente no se reformó desde su
promulgación allá en 1917.
En este sentido, conforme se desarrolla la teoría del Neo Constitucionalismo, que pugna por colocar
a los Derechos Humanos en el centro de los sistemas jurídicos nacionales, la Constitución Mexicana
y sus garantías individuales van quedando poco a poco rebasadas por la realidad y comienza a ser
más evidente que mientras el universo de DH va ampliándose cada vez las garantías individuales
comienzan a ser insuficientes para una eficiente protección de estos.
Esto se debe a que “mientras los derechos del hombre son ideas generales y abstractas, las
garantías, que son su medida, son ideas individuales y concretas” (Carpizo, 1979). Como podemos
observar, esta delimitación existente en las garantías individuales vigentes hasta 2011 restringen la
protección que el Estado debe procurar y ejercer en favor de los Derechos Humanos, concretamente
el Pacto de San José que en su artículo 2 obliga a los países firmante a:
Por ello la concepción de Carpizo, que era la de muchos otros juristas, es errada ya que la necesidad
de tutela de los Derechos Humanos es una exigencia de la persona en tanto existe y es sujeto de
derecho, por ende, no se puede escudar la omisión del Estado en sus obligaciones como garante de
los mismos en lo abstractas que dichas normas sean y tampoco en el hecho que no se encuentren
reconocidos en el Derecho Positivo.
Si bien México Ratifica el pacto de San José en 1981, y aceptó la competencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en 1998 en la práctica tardo 30 años en dar cumplimiento a
lo establecido en el referido artículo 2 de dicho instrumento.
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El paradigma cambió en el año 2004 concretamente tras las sentencias de la Corte en contra de
México por los casos “Campo Algodonero” y “Radilla Pacheco”, en estas sentencias se condenó al
Estado mexicano a admitir la falta sistemática en la protección de los Derechos Humanos pero
también en sus resolutivos señala la obligación del Poder Judicial para realizar un control de
convencionalidad ex officio:
…el Poder Judicial debe ejercer un “control de convencionalidad” ex officio entre las
normas internas y la Convención Americana, evidentemente en el marco de sus
respectivas competencias y de las regulaciones procesales correspondientes. En esta
tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado, sino también la
interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la
Convención Americana (Corte Interamericana de los Derechos Humanos, 2009)
En este sentido en 2011 se realiza la que hasta la fecha es la Reforma Constitucional mas importante
de los últimos tiempos, en ella se elevan A rango constitucional los Derechos Humanos contenidos
en los Tratados Internacionales que México ha firmado y ratificado. La reforma al artículo 1º
reconoce expresamente la protección de los derechos humanos y eleva al mismo nivel jerárquico
que la constitución a los Tratados Internacionales en materia de Derechos Humanos.
Este cambio en el texto constitucional no es menor, ya que por principio dota a los juzgadores de
una serie de herramientas procesales y de interpretación que garanticen la óptima aplicación de
los Derechos Humanos en nuestra nación, al elevar a rango constitucional y por ende se convierten
en Derechos Fundamentales a la totalidad de Derechos Humanos reconocidos por el Estado en el
Sistema Internacional de Derechos Humanos, así se termina con la era de las garantías individuales
para pasar a la era de los Derechos Humanos.
En segundo lugar, se establece de manera expresa que ante un conflicto de leyes entre el derecho
interno y un Tratado internacional prevalecerá aquella norma que otorgue una protección más
amplia a los Derechos Humanos, la única excepción a esta regla es la propia Constitución ya que
como Ley Suprema del Estado no podrá subordinarse a ninguna norma de carácter internacional.
En materia jurisdiccional, la reforma toca el quehacer de los jueces primero al facultarlos para
cumplir con lo establecido en la Constitución, las leyes del congreso y los tratados internacionales
en el artículo 133. Por su parte el artículo 103 fracción I de la CPEUM prevé la procedencia del Juicio
de Amparo por violaciones a los Derechos Humanos contenidos en la Constitución y los tratados.
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En este contexto de importantes cambios constitucionales cabe hacer referencia a la
decisión de la Suprema Corte en el EV 912/2010, en el cual se decidió el cumplimiento
de la sentencia de la Corte Interamericana en el caso Radilla Pacheco. Esta decisión
permitió introducir el control difuso de constitucionalidad y convencionalidad, y
estableció las pautas para la aplicación del principio pro persona (González P. , 2021)
En este sentido, las decisiones de la CIDH se vuelven vinculantes en aquellos casos donde México
haya sido parte y en los casos en que no fuese así, los criterios tendrán naturaleza orientadora para
la toma de decisiones.
En el contexto del presente trabajo debemos tener en cuenta que la base de la sentencia de la Corte
está sustentada en Tratados Internacionales firmados y ratificados por el Estado mexicano, es de
partícular relevancia la Convención Americana sobre Derechos Humanos sobre la cual se abundará
en el apartado siguiente.
También se deberá analizar lo establecido por la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos (en adelante CPEUM) sobretodo lo pertinente a la protección de los derechos humanos,
el principio pro persona y el principio de certeza jurídica.
En efecto, el eje sobre el que descansa el Estado es la legalidad y está a su vez está garantizada por
la Ley suprema dado que en nuestro sistema jurídico la soberanía está reflejada en la misma.
Es menester aclarar que aún cuando los hechos base del caso se llevaron a cabo antes de la reforma
en derechos humanos de 2011 debemos tener presente que en virtud del principio pro persona
opera lo que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (en adelante SCJN) ha llamado retroactividad
de las normas constitucionales.
Suprema Corte de Justicia de la Nación
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Tipo: Aislada
RETROACTIVIDAD DE LAS NORMAS CONSTITUCIONALES, NO ATENTA CONTRA EL
PRINCIPIO DE SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL.
La no aplicación retroactiva de la ley es una garantía de seguridad jurídica que tiene por
objeto limitar la actividad del poder público para evitar un perjuicio derivado del cambio
en la normatividad, con transgresión a la esfera jurídica del particular; no obstante,
cuando la norma que produce efectos sobre actos ocurridos antes de su entrada en vigor
se encuentra contenida en la Constitución Federal, por regla general, no puede
considerarse que se trate de una aplicación retroactiva (en estricto sentido) que atente
contra el principio de seguridad jurídica. Tal conclusión deriva de que la Constitución es
una unidad coherente y homogénea, que se ubica en el origen del sistema jurídico y
ocupa la posición suprema en su estructura jerárquica, en función de lo cual establece la
relación jerárquica y material entre las normas del sistema y determina su significado, de
manera que, por lo general, las modificaciones en su contenido no afectan su identidad
pues ésta permanece a pesar de los cambios. En ese tenor, en el caso de la Constitución,
no es posible hablar de derechos adquiridos, tanto porque el procedimiento de reforma
regulado en su artículo 135 no prevé límites materiales, sino en su caso, solamente
formales, como porque los medios de control constitucional que prevé no le son
aplicables a sí misma por un principio de coherencia. Así, acorde con la jerarquía de la
Carta Fundamental, las normas constitucionales "originales", como creadoras y
conformadoras del sistema jurídico, por un lado, determinan el significado de las demás
y, por otro, tienen la capacidad de regular y modificar de manera permanente o temporal
actos o situaciones jurídicas que ocurrieron previamente a su entrada en vigor, por
disposición expresa, ya sea en su texto o en los artículos transitorios; en tanto que sus
"reformas" pueden operar sobre hechos o situaciones ocurridos hacia el pasado no sólo
por disposición expresa del órgano reformador, sino incluso por interpretación, de modo
que su operatividad temporal no solamente es especial, sino que depende de diversas
circunstancias, con independencia de que puede atribuir efectos retroactivos a sus
normas de manera explícita (por disposición del Constituyente o del órgano reformador),
o bien, implícita, a través de la jurisprudencia en el caso de normas que amplíen la esfera
de derechos de los particulares, sin que ello se traduzca en una transgresión al principio
de irretroactividad de la ley.
Amparo directo en revisión 1046/2012. Araceli Margarita Fernández Marín, por propio
derecho y como albacea de la sucesión a bienes de María Marín Vázquez o Cristina Marín
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Vázquez. 16 de abril de 2015. Unanimidad de once votos de los Ministros Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena, José Ramón Cossío Díaz, Margarita Beatriz Luna Ramos, José
Fernando Franco González Salas, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, Jorge Mario Pardo
Rebolledo, Juan N. Silva Meza, Eduardo Medina Mora I., Olga Sánchez Cordero de García
Villegas, Alberto Pérez Dayán y Luis María Aguilar Morales. Ponente: José Ramón Cossío
Díaz. Secretaria: Mireya Meléndez Almaraz.
El Tribunal Pleno, el siete de julio en curso, aprobó, con el número VIII/2015 (10a.), la
tesis aislada que antecede. México, Distrito Federal, a siete de julio de dos mil quince.
Esta tesis se publicó el viernes 28 de agosto de 2015 a las 10:30 horas en el Semanario
Judicial de la Federación.
En este sentido debemos pues considerar lo establecido en la CPEUM vigente ya que en beneficio
de los gobernados impera la supremacía constitucional.
La Corte es competente para conocer el presente caso, en los términos del artículo 62.3
de la Convención, en razón de que México es Estado Parte de la Convención desde el 24
de marzo de 1981 y reconoció la competencia contenciosa de este Tribunal el 16 de
diciembre de 1998. Asimismo, el Estado depositó los instrumentos de ratificación de la
Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura el 22 de junio de 1987
y de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
contra la Mujer el 12 de noviembre de 1998 (Mujeres Víctimas de Violencia Sexual en
Atenco VS. México, 2018).
Los representantes de las víctimas PRODH y CEJIL al presentar su escrito de solicitud, argumentos y
pruebas solicitaron a la Corte que se declare la responsabilidad del estado mexicano por la violación
de los artículos 8.1 y 25.1 de la Convención Americana de los Derechos Humanos en relación con el
artículo 1.1 del mismo instrumento. Adicionalmente también se denunció el incumplimiento del
artículo 2 de la Convención.
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Cabe aclarar que el estado mexicano a diferencia de lo ocurrido en los casos Radilla y Campo
algodonero no manifestó la incompetencia de la Corte pues en los casos referidos la Corte consideró
como improcedente dicha excepción.
Así pues, en esta ocasión el estado mexicano busco interponer una excepción preliminar alegando
que se vulneró el derecho de defensa, así como los principios de equidad procesal, seguridad jurídica
y complementariedad.
Está excepción estaba basada en un alegado error de la CIDH al no ceñirse al principio de
complementariedad que le ordena la Convención Americana pues al someter el caso a la Corte hizo
caso omiso a las medidas de reparación que, alegó, estaban en curso así como negó el derecho del
estado a qué se le otorgarán prórrogas a fin de "cumplir recomendaciones encaminadas a producir
transformaciones estructurales" (Mujeres Víctimas de Violencia Sexual en Atenco VS. México,
2018).
La intención de esta excepción preliminar no era otra que convertir el caso Atenco en inadmisible
para la Corte ya que las violaciones a estos principios se consideran graves.
En una respuesta obvia tanto los representantes de las víctimas como la CIDH manifestaron que
México tuvo suficientes prórrogas para atender las recomendaciones de la Comisión y al no
presentar avances sustanciales para el cumplimiento de las mismas violó los tratados
internacionales que lo hacen sujeto de obligación internacional.
En este mismo sentido la Corte dictaminó que la excepción esgrimida por el estado era
improcedente ya que no se manifestó fehacientemente el perjuicio del cual era víctima el Estado y
los argumentos expuestos manifestaban más una discrepancia en cuanto a la valoración que la
Comisión realizó respecto de los supuestos avances realizados por el Estado para cumplir las
recomendaciones de la CIDH.
En efecto México reconoció parcialmente su responsabilidad puesto que "no cuestiona ni pone en
duda las violaciones a los derechos humanos cometidas en contra de las víctimas" (Mujeres Víctimas
de Violencia Sexual en Atenco VS. México, 2018).
A continuación se transcriben las violaciones aceptadas por nuestro país en su contestación ante la
Corte
a) Violación al derecho a la libertad personal y garantías judiciales, reconocidos en los
artículos 7.1, 7.2, 7.3, 7.4, 8.2 b), 8.2 d) y 8.2 e) de la Convención, por la privación de su
libertad que se acompañó de una falta de notificación de las razones de su detención y
de una defensa adecuada.
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b) Violación al derecho a la integridad personal, a la vida privada, autonomía y dignidad,
a la igualdad y no discriminación, reconocidos en los artículos 5.1, 5.2, 11 y 24 en relación
con el artículo 1.1 de la Convención; al derecho a no ser torturadas, reconocido en los
artículos 1 y 630 de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura
(en adelante “Convención Interamericana contra la Tortura”), y al derecho a vivir una
vida libre de violencia, reconocido en el artículo 7 de la Convención Interamericana para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (en adelante “Convención de
Belém do Pará”), por la “violación física, psicológica y sexual, incluyendo actos de tortura
sexual”, así como tratos denigrantes e invasión de su vida privada, la falta de atención
médica adecuada y la afectación a su salud.
c) Violación a las garantías judiciales y protección judicial e igualdad ante la ley,
reconocidos en los artículos 8, 24 y 25 en relación con el 1.1 de la Convención, y al deber
de investigar la violencia contra la mujer, reconocido en los artículos 1, 6 y 8 de la
Convención Interamericana contra la Tortura y el artículo 7 de la Convención de Belém
do Pará, debido a la falta de investigación ex officio en un inicio y una vez acontecidos
los hechos, encaminada a esclarecer los hechos e identificar a los responsables, así como
por la indebida tipificación de los delitos realizada en un inicio. El Estado subrayó que,
“sin perjuicio de lo anterior, [...] las investigaciones conducidas por la Procuraduría
General de la República (PGR) en el ámbito federal, fueron implementadas de forma
diligente y sin
dilación, por lo cual el Estado no reconoce ninguna supuesta violación argumentada en
torno a las investigaciones conducidas a nivel federal”.
d) Violación a su obligación de adoptar disposiciones de derecho interno para hacer
efectivo el ejercicio de los derechos y libertades reconocidos en la Convención, la
Convención Interamericana contra la Tortura y la Convención de Belém do Pará,
reconocida en los artículos 1.1 y 2 de la Convención, los artículos 1, 6 y 8 de la Convención
Interamericana contra la Tortura y los artículos 7 c), 7 e) y 7 h) de la Convención de Belém
do Pará, por la falta de un marco normativo interno en materia de uso de la fuerza y
tortura al momento de los hechos (Mujeres Víctimas de Violencia Sexual en Atenco VS.
México, 2018).
En cuanto a los hechos existe concordancia entre las partes, cabe aclarar que la Corte desestimó
hechos que los representantes de las víctimas querían agregar al caso y que no formaban parte del
informe de la CIDH, estos hechos no entraban en los supuestos para ser considerados
supervenientes por lo que quedaron fuera de análisis de fondo.
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Por su parte, el estado reconoció los hechos, pero limitados al contenido de la investigación de la
SCJN por lo que la Corte determinó que como base para el estudio del caso se tomaría el informe
de la Comisión.
En sus alegatos la CIDH hace referencia a los testimonios de las víctimas y los registros médicos del
centro de detención dónde se tiene constancia de las lesiones físicas de las víctimas, así como del
reiterado abuso sexual que fue cometido por los policías que las trasladaban a dicho CEPRESO. La
comisión concluyó que estos actos son constitutivos de tortura, más allá de sus implicaciones
penales como delitos de índole sexual:
i) los actos se realizaron de manera intencional y deliberada por parte de los agentes del
Estado; ii) en el caso de las mujeres que fueron violadas sexualmente, la severidad de la
afectación se considera inherente; iii) en el caso de quienes no declararon haber sido
víctimas de violación sexual, se acreditó la intensidad del sufrimiento físico o mental, por
cuanto todas fueron severamente golpeadas y sometidas a otras formas de violencia
sexual y; iv) la violencia se cometió con el fin de degradar, humillar y castigar a las
mujeres por supuestamente participar en las protestas reprimidas mediante los
operativos (Mujeres Víctimas de Violencia Sexual en Atenco VS. México, 2018).
Los alegatos de los representantes de las víctimas agregaron un carácter discriminatorio a la
conducta de los agentes estatales ya que la tortura y violencia sexual a la que fueron sometidas
tenía como fin ulterior denigrarlas y atentar contra su derecho al libre ejercicio de la autonomía e
intimidad sexual. También se menciona la revictimización que sufrieron las mujeres denunciantes al
ser expuestas en los medios de comunicación.
Estás violaciones ya en sí mismas graves van concatenadas a la violación al derecho de manifestación
consagrado en los artículos 13 y 15 de la Convención.
Por lo anterior los representantes manifestaron que el Estado mantiene "un marco normativo que
facilita el uso excesivo de la fuerza y la violación de derechos humanos en contextos de protesta
social" (Ibidem).
Finalmente, en cuanto a los alegatos, el Estado reconoce los hechos y las violaciones a los derechos
de integridad personal, el derecho a no ser torturado y a vivir una vida libre de violencia. Empero en
ningún momento reconoce que las autoridades estatales hubiesen girado órdenes directas para
agredir a los manifestantes; también destacó que el operativo policiaco estuvo apegado a derecho
y que las violaciones reconocidas fueron realizadas al margen de las órdenes originales para
mantener y restaurar el orden ante la escalada de violencia durante las manifestaciones.
En efecto, la Corte concluyó que el estado mexicano incumplió distintas obligaciones:
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• Adoptar disposiciones de derecho interno para regular adecuadamente el uso de la fuerza
• Capacitar y entrenar a los cuerpos de seguridad sobre los principios y normas de protección
de los derechos humanos en el manejo y uso de la fuerza.
• Establecer mecanismos adecuados para controlar adecuadamente la legitimidad del uso de
la fuerza.
Estás violaciones van de la mano con el incumplimiento a garantizar y proteger los derechos
humanos de las víctimas y en el caso de las mujeres denunciantes la naturaleza de las transgresiones
y la ausencia de un comportamiento que justificarse el uso de la violencia los actos de las
autoridades carecen de legitimidad.
Asimismo, la Corte considero que las 11 mujeres fueron víctimas de abuso sexual mientras siete de
ellas también fueron víctimas de violación; todas fueron víctimas de "tortura por el conjunto de
abusos y agresiones sufrida incluyendo pero no limitan 12 a las violaciones sexuales debido a la
intencionalidad y severidad de sufrimiento infringido así como el propósito de humillación y castigo
desplegado por los agentes policiales al momento de llevarlo a cabo(Ibidem).
Cabe mencionar que la Corte también estimo que estás violaciones formaron parte de una forma
de control social, además estos tratos tuvieron un objetivo discriminatorio y velatorio mientras el
comportamiento de los médicos en el centro de detención constituyó un elemento adicional de
trato cruel y degradante.
Así pues, la corte concluyó que México violó los derechos a la integridad personal, a la vida privada
y a no ser sometido a tortura consagrados en los artículos 5.1 5.2 y 11 de la Convención en relación
con las obligaciones de respetar y garantizar dichos derechos.
La base de las violaciones a los derechos mencionados parte de la ilegalidad de las detenciones ya
que estás no cumplieron con los requisitos establecidos en la CPEUM en su artículo 16 vigente al
momento de los hechos
Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones sino
en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la
causa legal del procedimiento […]
En los casos de delito flagrante, cualquier persona puede detener al indiciado poniéndolo
sin demora a disposición de la autoridad inmediata y ésta, con la misma prontitud, a la
del
Ministerio Público.
Sólo en casos urgentes, cuando se trate de delito grave así calificado por la ley y ante el
riesgo fundado de que el indiciado pueda sustraerse a la acción de la justicia, siempre y
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cuando no se pueda ocurrir ante la autoridad judicial por razón de la hora, lugar o
circunstancia, el Ministerio Público podrá, bajo su responsabilidad, ordenar su detención,
fundando y expresando los indicios que motiven su proceder […] (Constitución política
de Los estados Unidos Mexicanos, 1917)
Cabe aclarar que como mencionamos el artículo 16 posterior a la reforma de 2011 también es
aplicable en virtud del principio pro persona y la retroactividad de los principios constitucionales.
Tampoco es aplicable el criterio de flagrancia contenido en el artículo 142 del Código de
Procedimientos penales del Estado de México vigente en el momento de los hechos por lo que las
detenciones no fueron legales y los hechos acontecidos después de estas aun cuando
hipotéticamente no hubiesen Sido violatorias de derechos humanos tampoco habrían Sido legales.
En cuanto a las reparaciones con base en lo dispuesto en el artículo 63.1 de la convención americana
de Derechos Humanos la corte indica que las violaciones de la obligación internacional que hayan
producido daño a estos derechos comporta el deber de repararlo. A su vez esta disposición proviene
de una norma consuetudinaria que constituye uno de los principios fundamentales del derecho
internacional sobre la responsabilidad de un estado llamada la plena restitución o restitutio in
integrum.
Entonces como medio de reparación la comisión ha solicitado que el estado continúe con las
investigaciones de manera efectiva para que dentro de un plazo razonable se esclarezcan en forma
integral los hechos violatorios de la convención americana incluyendo las que se derivan de las
distintas violaciones a la cadena de mando y la forma de participación de los cuerpos de seguridad
en los hechos violentos y de represión de movimientos sociales.
Asimismo, el estado deberá deslindar las eventuales responsabilidades de funcionarios públicos que
contribuyeron con su acción u omisión a la comisión de actos de revictimización en perjuicio de las
víctimas; así como efectuar las distintas órdenes de captura e iniciar con las acciones penales
correspondientes de los responsables ya identificados al momento que se emitió la presente
resolución.
Cómo la corte logró constatar las afectaciones a la integridad personal que sufrieron las 11 víctimas
y sus familiares se condena al estado mexicano a que brinde una medida de reparación que
contenga un adecuado tratamiento a los padecimientos físicos psicológicos y psiquiátricos que
sufrieron las víctimas y sus familiares.
Asimismo, como medida de satisfacción la corte condenó al estado mexicano publicar y difundir la
sentencia emitida por la corte también a realizar un acto de reconocimiento de responsabilidad y
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disculpas públicas, a otorgar becas de estudio a los familiares de las víctimas, así como a las mujeres
que no pudieron continuar con sus carreras académicas debido a las afectaciones que les generaron
los actos de violencia.
Por supuesto la corte no puede dejar sin atender la garantía de no repiten o repetición ordenando
al estado mexicano sensibilizar los cuerpos policiales en asuntos de género y la creación de
mecanismos para que se mida la efectividad en las instituciones y políticas implementadas por el
estado para regular y monitorizar el uso legítimo de la fuerza. De esta manera la corte también
reconoce la facultad del Estado para hacer uso legítimo de la fuerza en los casos que la paz social o
la estabilidad del estado y de sus ciudadanos este amenazada, estos supuestos evidentemente No
estuvieron presentes en las manifestaciones de Atenco.
Así pues, como se puede observar nuevamente el estado mexicano resultó culpable de sistemáticas
violaciones a los derechos humanos de ciudadanos mexicanos, al igual que en otros casos
emblemáticos como el “Radilla Pacheco” o el del llamado “Campo Algodonero” la Corte
Interamericana de los Derechos Humanos ha condenado al gobierno mexicano a establecer los
mecanismos para que el estado de derecho sea parte integral del sistema jurídico nacional.
Una vez analizado el caso concreto podemos observar que durante el proceso ante la Corte,
el estado mexicano busco mediante una excepción procesal perentoria desestimar el caso
para no enfrentar las consecuencias de su omisión al no contar con un efectivo sistema de
protección a las víctimas.
En cuanto a la actuación de las autoridades, la ilegalidad en las detenciones es la primera
de las violaciones a los derechos humanos de las víctimas. Desde su promulgación en 1917,
el artículo 16 de la CPEUM ha sido considerado uno de los más importantes, funcionando
conjuntamente con el artículo 14 estos regulan los llamados “actos de Molestia y de
privación”.
La esencia del primer párrafo del artículo 16 ha permanecido prácticamente inalterada
desde 1857. “Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o
posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde
y motive la causa legal del procedimiento” (Constitución política de Los estados Unidos
Mexicanos, 1917).
Ahora bien, cuando la Constitución habla de “nadie” esta haciendo clara referencia a
cualquier persona que tenga una interacción con las autoridades nacionales, así como con
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otros ciudadanos. Por supuesto esto incluye a las personas jurídicas más allá de las personas
físicas.
En cuanto al objeto de protección de los derechos contenidos en el primer párrafo del
artículo 16 constitucional, debemos mencionar que se refiere únicamente a los actos de
molestia, aunque nuestros tribunales han establecido que en relación con actos de
privación también debe cumplirse con los requisitos del artículo 16. En este sentido, con
independencia que el texto pareciera distinguir la materia de los actos de molestia y de
los de privación, estableciendo que los primeros estarían dirigidos a la preservación de
la libertad, de las propiedades, posesiones o derechos y los segundos a la afectación de
la persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, en realidad, y a efecto de darle
congruencia al sistema constitucional de facultades de la autoridad para limitar derechos
de los sujetos destinatarios de su actuación, la distinción entre unos y otros se basa en
la diferenciación de la temporalidad de los efectos del acto y no en las materias o casos
que enumeran uno y otro artículo. (Pérez, 2013)
Por ello cuando las víctimas fueron detenidas en medio de un operativo policiaco donde el
objetivo del mismo era restaurar el orden se violaron los derechos humanos contenidos en
este artículo, cuanto mas que el acto de privación de la libertad no estaba fundado y
motivado, por lo tanto, es evidente que las violaciones estuvieron presentes desde el primer
momento de la detención.
En efecto las violaciones a los derechos humanos de las victimas fueron aceptadas
parcialmente por el Estado y cuando la Corte realizó el estudio del caso incluyendo las
pruebas aportadas por los representantes de las víctimas, así como el informe de la CIDH se
acreditaron formalmente dichas transgresiones.
Para finalizar no podemos sino mostrar nuestro apoyo a las consideraciones de la Corte en
el sentido que México ha fracasado en transformar el sistema jurídico de impartición de
Justicia para evitar la impunidad, así como es evidente también el fracaso de la autoridad
para crear protocolos de actuación en el legítimo ejercicio de la fuerza por ello día con día
se presentan operativos de naturaleza similar donde los derechos humanos son
sistemáticamente violados.
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Conclusiones
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Fuentes
Brewer, S. (2019). Violencia contra las Mujeres. Uso de la Fuerza. Deber de Investigar Corte IDH,
Caso Atenco. Debates Sobre Derechos Humanos, 169-179.
Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez A.C. (11 de 04 de 2021). Mujeres de Atenco.
Obtenido de Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez A.C.:
https://centroprodh.org.mx/casos-3/mujeres-de-atenco/
Convención Americana sobre Derechos humanos. (1969). San José de Costa Rica.
Corte Interamericana de los Derechos Humanos. (23 de noviembre de 2009). Caso Radilla Pacheco
vs Estados Unidos Mexicanos sentencia 23 de noviembre de 2009.
Mujeres Víctimas de Violencia Sexual en Atenco VS. México (Corte Interamericana de Derechos
Humanos 28 de noviembre de 2018).
Organización Mundial Contra la Tortura. (2006). Violencia de Estado contra las Mujeres en México;
El Caso San Salvador Atenco. México: OMCT.
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