07 Rodriguez de Verger

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 12

http://dx.doi.org/10.12795/Habis.1973.i04.

07

FRONTON Y LA SEGUNDA SOFISTICA

Antonio Ramírez de Verger

1. Marco Cornelio Frontón, el retórico latino más característi-


co del s. II d. C. junto con Apuleyo, ha sido objeto de pocos estudios '.
Por su parte, los manuales clásicos de Literatura Latina han pro-
fundizado poco en el significado de su obra 2, limitándose a exponer
sus rasgos más significativos sin intentar razonarlos; se quedan, en
suma, a mitad de camino. La otra mitad supondría indagar las cau-
sas de los gustos de Frontón, especialmente el arcaizante, denomi-
nador común de los escritores del s. II. Los hechos, por otra parte,
pueden demostrar algo más que el mero enunciado de un gusto por
lo arcaico.
1.1. El siglo II, poco prolífico en figuras que pudieran hacer
sombra a los grandes escritores precedentes, presenta un ambiente
intelectual no delimitado por fronteras: lo griego y lo romano mar-
chan al unísono en este aspecto. Por parte griega, destacan Dión
de Prusa, Elio Aristides, Luciano de Samósata, Herodes Ático, etc.,
y por parte latina, Frontón, Aulo Gelio y Apuleyo, fundamental-
mente. De ahí que al estudiar a los autores latinos o griegos de esta
época no se puede olvidar que el ambiente en que se desenvuelven
es único y que las directrices que marcan el pensamiento del s. II
sirven tanto para los escritores griegos como latinos. A estos últi-
mos no es posible entenderlos aisladamente, sino que es necesario
1. Para la bibliografía de Frontón, cf. Haines, The Correspondance of Marcus Cornelius
Fronto, London, 1962, 3.. reimp. de la ed. de 1919, pp. XLIII-LI; R. Marache, Mots nouveaux et
mots archaiques chez Fronton et Aulu-Gelle, Rennes, 1957, pp. 285-286, y Lustrum, 1965, pp.
213-225.
2. Cf. Schanz-Hosius, Geschichte der riimischen Literatur, München, 1969, III, pp. 88-100;
A. Rostagni, Storia della Letteratura Latina, Torino, 1964, III, pp. 300-312.

115
ANTONIO RAMÍREZ DE VERGER

encuadrarlos dentro de la Segunda Sofística 3, corriente intelectual


en la que participaron en no poca medida los autores latinos. Inten-
tar demostrar este aserto será el objeto del presente estudio. Para
ello, me basaré en algunos puntos relevantes de la obra frontonia-
na: las laudes, las historias fabulosas de Arión y Polícrates, y el
gusto arcaizante que adorna toda su obra.

2. Laudes Fumi et Pulueris y Laudes Neglegentiae 4.


Estas laudes parecen no tener explicación lógica. Sin embargo
temas parecidos eran bastante frecuentes en los escritores de la Se-
gunda Sofística. La temática de los encomios había sufrido un cam-
bio profundo. Aunque se siguió cultivando la tendencia tradicional
de componer alabanzas en honor de dioses, ciudades o personajes
importantes 6, los retóricos pasan ahora a ensalzar también cosas
que nos resultan extrañas : la cabellera, la mosca, el loro, el humo y
el polvo, etc. El cambio temático se nota con claridad partiendo de
los encomios griegos de la Segunda Sofística y examinando poste-

3. Philost., Vit. Sophist., 1, 481: fi 81 p.E.r' Ixdvnv, lv oind véav, amara Tap, Scv,répav Si plalov
ttpoapyréev. El nombre, como se ve, fue acuñado por Filóstrato.
4. Edición de Haines, op. cit., I, pp. 38-49; en adelante citaré los pasajes de Frontón si-
guiendo esta edición inglesa.
5. Laus es la traducción de la palabra griega épubutov, que, como pieza retórica, fue usado
a lo largo de toda la literatura griega tanto en verso como en prosa. Citemos, por ejemplo, los
famosos encomios de Semónides de Cros (Encomio a los luchadores de las Termópilas, transmi-
tido por Diodoro Sículo, XI, 11, 6), de Píndaro (frags. 118-128, Sne11 3 ), de Gorgias (frag. 11, Unter-
steiner), de Isócrates (Orationes, IX, X y XI) y de Teócrito (Syxt:Intov Et5 171-ro1.quaov). Por otra
parte, en la época helenística comienza a quedar relegada a un segundo plano la elocuencia
judicial y destaca, por el contrario, la epidíctica, que invade todos los aspectos de la vida inte-
lectual. Marrou (Historia de la educación de la antigüedad, Buenos Aires, 1965, p. 248) señala que
la oratoria helenística vuelve la espalda a la vida real; se componen discursos ficticios de asun-
tos conocidos o fantásticos, que servían para agudizar el espíritu dialéctico de los retóricos. Pre-
cisamente ésta sería la característica que destacaría más tarde en los retóricos de la Segunda
Sofística. El origen, pues, de los temas de «salón», esto es, de los ficticios o raros aparece ya
en la época helenística e incluso en tiempos de Isócrates se rastrean temas similares, aunque en
estado todavía embrionario (cf. Isocr., Helena, 12, 210).
El encomio, tal como había sido delineado por los griegos, fue cultivado profusamente en
Roma, sea por medio de los elogia, de las laudationes funebres o de las laudes. Rostagni (op.
cit., I, p. 45) piensa que estas laudes ya se encontraban en los carmina convivalia de los inicios
de la literatura romana.
M. Durry (Eloge funébre d'une matrone romaine, Paris, 1960, «Les Belles Lettres», Introd.,
pp. XI-XLIII) ha diferenciado claramente estos géneros que se prestan a confusión: la laudatio
furzebris, la consolatio, el epitafio, el panegírico y el encomio o taus.
6. Cf. Apul., Florid., IX y XVII; Frontón, Ad M. Caesarem, I, 6, 2 (Haines, I, 156); E. Arist.,
Oral., XXVI, XXVII, LIII, etc. El panegírico había seguido gozando de gran favor hasta llegar
a los grandes panegiristas del s. IV (cf. Rostagni, op. cit., III, p. 543).

116
FRONTON Y LA SEGUNDA SOFISTICA

riormente los de Frontón en especial; las semejanzas son sorpren-


dentemente mayores de las que cabría esperar.

2.1. Entre los encomios griegos, destacan los de Dión de Prusa,


Favorino y Luciano. Dión escribió diversos encomios, de los que sólo
se conservan restos gracias a referencias de escritores posteriores,
cultivando tanto el tradicional como el de nueva temática. En efec-
to, Filóstrato nos da noticias de un elogio que compuso Dión al
loro: Th SI EISOoácc xcd, "CtiV -co9 t4n-r-ca,x4 Encavov xeci, Crrcócra, ola intlp
I.J.Eyákcov lano8cconcet TC15 Aíunn., Ilt.xpere álkez cropianxec,
aupt,a-roü ye.cp -r xcd nIp -rot,oírnav anouSgstv 7.
Asimismo, a través de Sinesio conocemos otros dos encomios
de Dión: el XCWW7C0; g nalvoÇ o elogio del mosquito 8 y el xópax
lyxcl>p.t.ov o encomio de la cabellera, conservados fragmentariamente
en el encomio de la calvicie del mismo Sinesio 9 . Del elogio de Dión
quedan dos páginas, de las que la segunda está dedicada a conti-
nuas citas de Homero para demostrar la importancia que tenía
la cabellera entre los dioses y héroes troyanos.
Por las citas de Filóstrato y Sinesio, y por el estilo de los restos
del xót_vr); lyXWIJ.LOV parece que Dión continúa la línea tradicional de
los encomios como ejercicios retóricos. No obstante, como indica
la expresión de Sinesio xcz. T& nculyvta, es muy difícil en esta época
hacer una separación tajante entre el encomio como ejercicio re-
tórico y el encomio como simple diversión o juego.

2.2. Favorino de Arlés compuso un elogio a las fiebres cuarta-


nas según noticias de Aulo Gelio 10 . Las palabras transmitidas por
Gelio son muy significativas para entender estos escritos: Infames
materias, sive quis mavult dicere inopinabiles, quas Graeci .1,861oln
incoDácsaÇ appellant, et veteres adorti sunt, non sophistae solum, sed
philosophi quoque, et noster Favorinus oppido quam libens in eas
materias <se> deiciebat, vel ingenio expergificando ratus idoneas

7. Vit. Sophist., 1, 7, 484; cf. también Synes., Dio, 38 B; Apul., Florid., XII: se trata de
un elogio al loro —psittacus—, aunque se conserva sin título. Nos queda la duda de si imitaría
p Dión de Prusa o sería mera coincidencia, habida cuenta que Apuleyo, magnífico retórico, par-
ticipaba también de las corrientes intelectuales de la Segunda Sofística.
8. Synes., Dio, 41 C: EL Se jtotS/EL, icaL 6 TOG )(.4.)VCIMOÇ ETectLyov ecricouSarrh yap TrZi kv saL Ttc
iccorraxog Ocret xpwp.evtp • set mis ay anteretrael al5-ra Cdreik etyat ecapacrxeu% -re set

Suyaget.n.
9. Dionis Prusaensis opera, ed. de J. Arnim, Berolini, MCMLXXII, II, pp. 307-308.
10. Noct. Att., 17, 12, 1-2.

117
ANTONIO RAMIREZ DE VERGER

vel exercendis argutiis vel edomandis usu difficultatibus".


De estas palabras podemos deducir: a) que los temas eran vul-
gares y chocantes —infames, inopinabiles 12—, sorprendentes y difí-
ciles de explicar. Filóstrato puxpec 1) .y(bi1lacc— incluso los consi-
dera como no insignificantes ; y b) que eran ejercicio retóricos, cuya
utilidad estribaba en despertar la imaginación, agudizar la sagaci-
dad y habituarse a resolver dificultades.

2.3. De Luciano se conservan tres encomios. Dos, ricerp16oÇ lyxfb-


plov y álutoo-Dévoug lyxWptLov, de autencidad dudosa, siguen la línea
tradicional. El tercero, en cambio, está dedicado a la mosca, MvíaÇ
éyxchillov 13, y realmente sorprende por la descripción tan detallista
como acertada del díptero, dando la impresión de haber sido ela-
borado con los mismos moldes con que se componían los dirigidos
a personajes famosos. Lo que parece claro es que Luciano difiere
del punto de vista de Dión y Favorino, pues mientras que éstos to-
man muy en serio la composición de elogios de temas fútiles, Lu-
ciano ironiza sobre ello. Las palabras finales de su encomio son elo-
cuentes al respecto: IloXXá S' gv, Exwv EtTCEEV xceranatína -r6v kóyov
xct 86b) =Tez. -My notpupdav IXécpccv-rec 1x ptulaÇ 7CoLEUV 14,

2.4. En la línea de los encomios griegos aludidos anteriormente


están las laudes de Frontón 15. El primer encomio, Laudes Fumi et
Pulveris, tiene un comienzo sorprendente, porque previene a los
lectores sobre lo desusado de esta clase de composiciones: Plerique
legentium forsan de titulo contemnant, nihil <enim> serium po-
tuisse fieri de fumo et pulvere. El mismo parecer sustentan Gelio,
Filóstrato y Sinesio en los textos aducidos anteriormente, escritores
posteriores a Frontón, lo cual parece indicar que se trataba de un
nuevo repertorio de temas, distintos de los encomios tradicionales.

11. Ibidem.
12. Irwpinabiles es un neologismo creado por Aulo Gelio, según R. Marache, op. cit., p. 137:
«Les trois fois le mot est employé pour rendre une notion qu'il n'était facile d'exprimer autre-
ment. II est posible qu'il ait fait partie du vocabulaire des intellectuels». Palabra atestiguada
posteriormente, cf. Thes. Ling. Lat., VII, 1, c, 1.748.
13. Traducción castellana de A. Tovar, Luciano, Barcelona, 1949, pp. 25 ss.
14. Musc. enc., 12.
15. Compuso también dos panegíricos en honor de Antonino Pío; cf. Eumenio, Panegyricus
Constantii, 14; Ad Antoninum Pium, 2 (Haines, I, 126) y Ad M. Caesarem, I, 6, 2-6 (Haines, I,
156-162).

118
FRONTON Y LA SEGUNDA SOFISTICA

2.5. El elogio de Frontón se compone fundamentalmente de


dos partes:

A.-Teoría retórica sobre los encomios (parágrafos 2-5):


Los términos que utiliza Frontón en esta parte son claramente
retóricos y ampliamente atestiguados en Cicerón y Quintiliano.
Según Frontón, para redactar escritos de este tipo son precisas
las siguientes condiciones : a) crebras sententias; Cicerón alaba el
uso de las mismas: quid autem subtilius quam crebrae acutae que
sententiae? 16. Quintiliano, por su parte, dedica un capítulo a expo-
ner el origen, las clases y los efectos de las sentencias 17, pero no
es partidario de abusar de ellas: in hoc genere custodiendum est et
id, quod ubique, ne creb rae sint 18 frente a la opinión de Cicerón, a
quien Frontón sigue en este caso; b) aliquid luminis o imagina-
ción 19. Cicerón relaciona lumina con los crxt lana griegos (Brutus,
79, 275 y Orator, 54, 181); c) suavitas 70, porque non capitis defen-
dendi nec suadendae legis nec inflamandae contionis scribitur, sed
facetiarum et voluptatis 21 ; d) adseveratio, término no usado por Ci-
cerón y poco por la Rethorica ad Herennium 22 y Quintiliano 23 , Aña-
de Frontón que se han de insertar fabulae heroum, versos congruen-
tes, proverbios apropiados e incluso mentiras elaboradas con gra-
cia; e) ordo: ut sit ordo rite connexus, término que aparece igual-
mente en Cicerón 24 y Quin tiliano 23.
Tras estos postulados retóricos de Frontón, la pregunta no se
deja esperar: ¿Qué pretende Frontón al teorizar sobre los enco-

16. De orar., 2, 8, 34 y 3, 52, 201; Brutus, 78, 272 y 95, 325.


17. Inst. Oral., 8, 5.
18. Ibidem, 8, 5, 7; 8, 5, 30; 10, 1, 60y 11, 3, 120.
19. Plat., Phaedr., 236 a: habla de la tOpecn; o imaginación y la aálTecrLI o exposición para esta
clase de escritos; cf. Cje., De orat., 3, 52, 201; 3, 53, 206; 2, 27, 119; Brutus, 17, 66; 66, 233; 79,
275; Orator, 20, 67; 25, 85; 36, 125; 39, 134 y 54, 181; Quint., Inst. Orat., 8, 5, 29; 8, 5, 34; 8, 6, 7;
9, 1, 25; 9, I, 38; 9, 2, 2; 9, 2, 102; 12, 10,49 y 12, 10, 62.
20. Para el concepto de suavitas, cf. Cje., Part. Orar., 9, 32: Suavis autem narrarlo est quae
haber admirationes expectationes exitus inopinatos, interpositos motus animorum, conloquia per-
sonarum, dolores iracundias metus laetitias cupiditates.
21. Cje., De orar., 1, 43, 193; 1, 55, 234; 2, 4, 16; 2, 29, 126; 3, 7, 28; 3, 11, 42; 3, 15, 56;
3, 22, 82; Brutus, 9, 38; 10, 40; 11, 44; 31, 120; 48, 147; 66, 235; 74, 259; Quint., Inst, Orat.,
4, 2, 107; 11, 3, 170; 1, 5, 33; 1, 8, 2; 10, 1,83; 11, 3, 154; 11, 3, 16.
22. 1, 3, 4.
23. Inst. Orat., 11, 3, 2; 4, 2, 94.
24. Cje., De orat., 2, 87, 357; Brutas, 52, 193; 80, 276.
25. Quint., lnst. Oral., 7, 11 y passim.

119
ANTONIO RAMIREZ DE VERGER

mios de esta época? Pienso que simplemente intenta aplicar una


teoría literaria o retórica, a través de unos puntos esenciales de
probada tradición retórica, a unas composiciones de corte nuevo,
al menos formalmente; por ello adapta términos elevados a escri-
tos que por su temática parecen triviales, aunque ello no signifi-
que que dichos temas tengan poca importancia para los sofistas
del s. II.

B. —Encomio propiamente dicho (parágrafos 6-7):

Estima Frontón que se deben componer laudes en honor de los


dioses y hombres más abandonados de alabanzas —verum conqui-
ret deos et homines a ceterorum laudibus relictissimos ibique sig-
num benignitatis expromet—. De ahí que elija como objeto de su
elogio a deos infrequentes quidem a laudibus, Fumum et Pulverem.
Destaca, en primer lugar, la importancia de que gozan el humo y
el polvo, sine quis neque asae 26 neque foci nec viae, quod volgo aiunt,
nec semitae usurpantur. En segundo lugar, considera al humo y al
polvo como dioses, de igual forma que son considerados como dio-
ses el viento, la niebla y las nubes 27 • Para demostrar esta aseveración
se vale de un razonamiento curioso y, a la vez, de cierta gracia:
quod <que> unice divinae naturae proprium est, nec fumum manu
prehendere nec solem queas, neque vincire neque verberare neque
detinere neque vel minimum rirnae si dehiscat, excludere...".

2.6. El segundo encomio de Frontón, Laudes Neglegentiae, es


un ejercicio retórico de poco alcance. Está resumido en unas cortas
líneas de gran belleza estilística: Hisce argumentis neglegentia bono
genere nata, dis accepta, sapientibus probata, virtutum particeps,
indulgentiae magistra, tuta ab insidiis grata que benefactis, excusata
in erratis, et ad postremum aurea declarata 29•
Frontón no hace sino aplicar los principios teóricos que había
expuesto en la laus anterior.

26. Cf. Macr., Sat., III, 2.


27. Laudes Fumi et Pulveris, 7 (Haines, I, 44): la deducción es propia de Frontón; cf. Arist..
Nub., 252-3, 316, 329, 423-4; para la niebla, cf. verso 814.
28. En excludere queda cortado el texto.
29. Laudes Neglegentiae, 3 (Haines, 1, pp. 46 y 48).

120
FRONTON Y LA SEGUNDA SOFISTICA

2.7. Una vez esbozados los encomios más significativos de la


Segunda Sofística, parece llegado el momento oportuno de dar
una posible explicación de los mismos. Ante todo, resulta claro que
los encomios griegos y latinos siguen una misma línea de innova-
ción temática. Los encomios constituían ejercicios retóricos 3° es-
pecializados en un género. La línea tradicional de meros ejercicios o
crnouSclowx-ra fue imitada en la forma, pero no en el fondo: los mol-
des de los encomios fueron los mismos, pero cambió su materia. A
esto hay que añadir que unos sofistas se tomaban muy en serio
el componer encomios a cosas raras, mientras que otros lo hacían
simplemente por diversión o para causar placer.
Para entender este cambio, hay que partir de Gorgias, que había
terminado el Encomio a Helena con unas sintomáticas palabras:
-rpeulice. Tóv kóyov `EkávrK v xc.uovIptciv SI Tcallyvtov ".
Escritos que llevaran el título de Ilcdrn.a abundaron en la época
helenística, destacando los de Crates de Tebas, filósofo cínico 32, y
Filitas de Cos. Una postura semejante adoptaron también autores
latinos como Levio Manilio 33, quien continuó los naírna alejandri-
nos en su obra Erotopaegnia. Catulo consideró su obra como una
bagatela 34 , e incluso Frontón utilizó el término nugalia en el mismo
sentido 35 . Con este vocablo se da a entender que se trata de escritos
para entretenerse o divertirse en el arte del discurso. No debe extra-
ñar, por tanto, que los encomios versaran sobre temas imaginarios,
hecho que gozaba de larga tradición entre los retóricos.
Mas la decisión de los sofistas de explotar temas imaginarios
indica, entre otras cosas, un volver la espalda a la realidad circun-
dante o un intento de buscar apoyos no ya idealistas, sino imawina-
rios y fuera de toda lógica. ¿Cuál es la causa de esta actitud? Según
C. Miralles 36, la parodia y los juegos son propios de lo que él llama
una «contracultura». En realidad, la aparente falta de espíritu crí-

30. Philost., Vit. Sophist., I, 7, 484; Synes., Dio, 41 C; Macr., Sat., 7, 3,; A. Gel!., Noct.
Att., 17, 12, 1-2.
31. Frag. 11, 21, Untersteiner.
32. Diog. Laert., VI, 85.
33. Rostagni, op. cit., I, pp. 408-413.
34. Catull., 1, 5. Este aspecto imitado por los poetas velrrepot de los alejandrinos ha sido
puesto de relieve por M. Dolg, Los «novi poetae»: su vinculación con la literatura nacional, en
tIctas del II Congreso Español de Estudios Clásicos, Madrid, 1964, p. 358.
35. Vellem autem tantum mihi vigoris aut studii adesse, quantum adfuit quom illa olim
fiugalia conscripsi, Laudem Fumi et Pulveris (De Feriis Alsiensibus, 3, 7 [Haines, II, 12]).
36. Los cínicos, una contracultura, en Est. Clás., LXI (1970) 355-356.

121
ANTONIO RAMIREZ DE VERGER

tico, el alejamiento de la realidad, la falta de originalidad y la bús-


queda de temas raros constituyen, aunque pueda parecer contra-
dictorio, una forma peculiar de crítica, dado que el desentenderse
de una realidad entraña una postura inhibicionista y despectiva ha-
cia un mundo con el que no se está de acuerdo o que no satisface
plenamente, actitud, que aun siendo negativa, no por ello deja de
ser una forma de crítica tácita.

3. Las historias fabulosas de Arión y Polícrates constituyen el


segundo punto de mi intento de poner en relación a Frontón con la
Segunda Sofística.

3.1. La historia de Arión 37.


Como se sabe, esta leyenda no es original de este autor ni fue el
único 38 que la utilizó para imitarla o traducirla. Es original de He-
ródoto; en el s. II la recogieron, además de Frontón, Gelio 39 , Apu-
leyo 40, Dión de Prusa 41 y Luciano 42•
Tras sopesar yuxtalinealmente los textos de Frontón y Gelio con
el de Heródoto, se deduce que no se trata de una traducción literal,
tal como actualmente se entiende el término, sino más bien de una
traducción de ideas que de palabras.
Luciano, a diferencia de Frontón y Gelio, no copia literalmente
a Heródoto, sino que resume la leyenda y la critica con el espíritu
satírico que caracteriza la mayor parte de su obra, ridiculizándola
en pocas líneas ".
¿Cuáles son los motivos que impulsaron a Frontón a traducir
este pasaje de Heródoto? Según Haines 45 se trataría de un modelo
37. Haines, I, pp. 54-58.
38. De época anterior, cf. Ovid., Fas(., 2, 91-118.
39. Noct. Att., 16, 19, 1-23.
40. Florid., 17, 15; Metam., 6, 29.
41. Orat. XXXII, 61.
42. Ver. hist., 2, 15; Navig., 19; Dial. mar., 8, 1-2.
43. No estamos ante una imitación, como afirma Haines (I, 55, nota 2); Norden (Die antike
Kunstprosa, Stuttgart, 1968, I, p. 366, nota 3), en cambio, da un paso más al creer que esta com-
posición constituye una g xcppaol; o descripción, a la vez que una npoIctl.tit o discurso de estilo un
poco ampuloso y de tono ingenioso.
44. Dial. mar., 8, 2, 14 ss. La ironía lucianesca queda reflejada en las palabras que pone
en boca de Posidón: 'Etrettvib < cre wik cpclopcourritc5 • alcov yicp sóv i88v áno5lScuxec6 ccinCei
bcpcdottal.
45. Op. cit., I, p. 55, nota 2.

122
FRONTON Y LA SEGUNDA SOFISTICA

de redacción que Frontón habría hecho para Marco Aurelio, de


quien era preceptor En este sentido no debe olvidarse que Fron-
tón es ante todo un sofista y que el conocimiento de los historiado-
res constituía parte importante de la educación de un retórico 47.
Heródoto, por otra parte, era un autor escolar.

3.2. La historia de Polícrates.


Del ario 162 data el opúsculo de bello Parthico 48 , escrito por
Frontón con la finalidad de consolar a Marco Aurelio del desastre
sufrido por Roma en Armenia, donde el ejército romano fue destro-
zado por los partos. Para conseguir su objetivo, Frontón expone la
historia de Polícrates 49 , el famoso tirano de Samos, mediante una
digresión muy del gusto de los retóricos.
La exposición de esta historia, también tomada de Heródoto
le sirve a nuestro autor para ejemplificar la volubilidad de la for-
tuna.
Frontón termina la historia, como Heródoto: tratando la idea
central de la digresión, de que la extrema felicidad de Polícrates acabó
en la última desgracia: Huiusmodi exorsus <felices-ha>bent <exi-
tum> interdum <infaustum> 51 , traducción de IloIuxpeerEo
IXl nokXal Eitruxlm, ç -rolíTo 1-rElEín1]crav 52.

3.3. La historia de Polícrates, como ejemplo de que el hombre


no debe confiar desmesuradamente en su felicidad, tuvo amplio eco
en los escritores de la Segunda Sofística. Dión de Prusa escribió
tres discursos sobre la fortuna, IIEpl. -nírri; y en el discurso LXIV, 1,
aparece una referencia a Polícrates. Pero es en el discurso XVII o
IIEpL Tcl,EovEl¿ccc en donde resume la historia de este tirano 53 . La his-
toria aparece también en Luciano ", Pausanias " y Apuleyo ".
46. Marc. Aur., Solil., I, 11.
47. Los teóricos de la Retórica habían hecho hincapié en este aspecto pedagógico; cf. Cic.,
De orat., 1, 34, 138, y Quint., lnst. Orat., 10, 1, 46-131 y especialmente 2, 4, 2.
48. Haines, II, pp. 20-30.
49. De bello Parthico, 4-6 (Haines, II, pp. 22 y ss.).
50. 3, 39-43: historia del anillo; 3, 124-12.5: sueño de la hija de Polícrates y muerte de éste.
51. De bello Parthico, 6 (Haines, II, p. 26).
52. Heród., loc. cit.
53. Dio, Oral., XVII, 15: xat sév Ilolvxpérniv cpacrtv, geel ;lb Elci.Lov p4v,15 kxEv, eli8at.p.ové-
¿ala
erra-ny alechnfAV yevécrbaL • ... évécncoXontertévra flapOápou Stacp0apfrvin. Tat-ca pkv, tv' napa.-
.8Ebryzeta My.
54. Cher., 14: resume concisamente la historia; Nekyom., 16 y 17; Salt., 54.
55. Pausan., I, 2, 3 y VIII, 14, 8.
56. Florid., 15, 6 y 11.
. 123
ANTONIO RAMIREZ DE VERGER

Pienso que esta historia tan utilizada por los escritores de esta
época tiene un trasfondo estoico para ellos : la ¿citechace ante cual-
quier suceso de la vida, sea próspero o adverso.

3.4. Con esto se observa otro punto más de conexión entre te-
mas tratados por Frontón y los autores griegos de la Segunda So-
fística. Las historias fabulosas pueden considerarse como hermo-
sas digresiones propias de los retóricos, pero no es menos cierto
que responden a un gusto general de la época por lo maravilloso 57,
que desemboca en el s. II en un extraordinario auge de la novela
grecolatina. Parece claro que la Segunda Sofística influyó honda-
mente en Aquiles Tacio, Longo, Jámblico, Heliodoro y Apuleyo 58.

4. Por último voy a plantear un punto polémico, que hasta


ahora no ha sido ni mucho menos esclarecido en toda su dimensión.
Me refiero al gusto arcaizante de los escritores latinos del s. II en
general y de Frontón en particular. Únicamente pretendo exponer
el problema, porque se necesitan estudios más detenidos para llegar
a una comprensión satisfactoria de la cuestión. Toda la proble-
mática que encierra el uso de los arcaísmos en el s. II y sus moti-
vaciones parece que resulta clara para estudiosos que se han ocu-
pado del tema 59, pero no ha sido razonada en toda su complejidad.

4.1. Deben existir razones que expliquen este hecho singular.


Me voy a limitar 6° a exponer algunas causas que me parecen lógicas:
1) El pueblo romano siempre se distinguió por un gusto espe-
cial hacia todo lo que tuviera sabor tradicional 61.
2) Los arcaísmos forman parte del sermo retórico. Quintili ano
afirmaba: sermo constat ratione, vetustate, auctoritate, consuetu-
dine 62.

57. García Gual, Los orígenes de la novela, Madrid, 1972, pp. 63 ss.
58. Ibídem, pp. 203, 243-246, 265, 285 y 367-396.
59. Los arcaísmos de Frontón y A. Gelio han sido estudiados detenidamente por R. Marache,
op. cit.
60. Espero en próximos estudios profundizar en este aspecto de los escritores latinos del
s. II, porque quizá nos llevaría a comprender el pensamiento de dichos autores.
61. A. Ruiz de Elvira, Humanismo y Sobrehumanismo, Madrid, 1955, p. 277.
62. lnst. Oral., 1, 6, 1; 1, 6, 39, 41 y 42; 8, 3, 24 y 25; cf. Cje., De amicitia, 1, 4.

124
FRONTON Y LA SEGUNDA SOFISTICA

3) Los arcaísmos pueden constituir un medio de expresión es-


tilística 63.
4) El estar bebiendo continuamente en las fuentes arcaicas de-
nota falta de originalidad; había un vacío que tenía que ser llenado
de alguna manera. En efecto, el s. II en general se caracteriza por
su falta de espíritu creador 64, razón por la que se tiene que recu-
rrir a otros caminos.
5) Los escritores latinos del s. II, entre ellos lógicamente Fron-
tón, siguieron en su tendencia arcaizante las directrices de la Se-
gunda Sofística, fenómeno cultural que siempre se aplica —creo
que equivocadamente— a los escritores griegos. Al igual que éstos
escribían en un ático del s. IV a. C., que ya no se hablaba, de la
misma forma los escritores latinos volvieron su mirada a los auto-
res arcaicos de la literatura nacional. Ya E. Norden 64, al analizar
el estilo de Frontón, señaló que éste se halla en estrecha relación
con las tendencias más puramente aticistas de la prosa contem-
poránea griega. R. Marache, en cambio, en dos obras sobre este
tema 65 se muestra contrario a la apreciación de Norden. En la pri-
mera obra, La critique littéraire..., Marache, tras mostrar las ten-
dencias artísticas arcaizantes que surgieron a partir de Adriano
(pp. 83 ss.) y la vuelta al clasicismo de los escritores griegos
(pp. 98 ss.), aparece incongruente en su juicio sobre Frontón
(p. 117): «En effect s'il est incontestable que les lettrés du temps
regoivent leur culture dans les deux langues, si Fronton peut pa-
raitre avoir tenu á Rome le róle que tinrent les sophistes en Gréce,
si les exercises auxquels il se livre comme l'Eloge de la Fumée et
de la Poussiére, celui de la Negligence, rappellent les plaidoyers des
sophistes grecs, il n'en demeure pas moins vrai qu'il y a au He siécle
une separation trés marquée entre le grec et le latin... Mais en
outre qui est latiniste, n'est pas helléniste». Estas palabras parecen
en cierto modo contradecir los postulados que él defiende en la pri-
63. Cf. Marouzeau, Traité de Stilistique Latine, Paris, 19462 , pp. 178 ss.; Adrados, Sobre el
movimiento aticista, en Est. Clds., LXI (1970) 445.
64. Op. cit., 1, pp. 361 ss. Debemos hacer notar que no todo son defectos en esta lite-
ratura del s. II, de la que Frontón es un representante distinguido. Por el contrario, posee tam-
bién aciertos ya señalados por Adrados (art. cit., p. 450): •constituye la base de la literatura
cristiana y ha contribuido en no poca medida a conservar un patrimonio literario que se había
perdido».
65. La critique littéraire de langue latine et le développement du gout archdisant au silcle
de notre ére, Rennes, 1952, y Mots nouveaux et tnots archaiques chez Fronton et Autu-Gelle,
Rennes, 1957.

125
mera parte del libro (esp. pp. 83 - 111) respecto a los dos puntos
expuestos más arriba. No comprendo que el gusto por lo arcaico
surja aisladamente y fuera del entorno intelectual en que estaban
envueltos Frontón, Gelio y Apuleyo, que no es otro que el de la
Segunda Sofística.

5. Con los datos sucintamente expuestos, podemos llegar a la


conclusión, ya apuntada al comienzo de este trabajo, de que la Se-
gunda Sofística fue un fenómeno cultural que influyó tanto en los
autores griegos como latinos, con algunas peculiaridades propias,
pero estrechamente relacionados unos y otros.

126

También podría gustarte