Intensificación de La Enseñanza - Documento de Apoyo

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INTENSIFICACIÓN DE LA ENSEÑANZA

DOCUMENTO DE APOYO

La escuela secundaria, que históricamente era para algunos con una intención claramente
selectiva es, desde hace un tiempo, una escuela para todas y todos. Esta situación nos presenta
el desafío y la tarea constante de encontrar las múltiples y diversas maneras de que todas/os
aprendan.

Una escuela así requiere pensar distintos tiempos, propuestas y modos de enseñar que
convoquen desde el deseo y la pasión por aprender. Necesitamos ofrecer en cada una de las
escuelas de la Provincia, experiencias educativas que promuevan protagonismos, participación y
colaboración mutua, que inviten a preguntar, crear, inventar; propuestas que provoquen que las y
los adolescentes y jóvenes vuelquen sus potenciales vitales, intelectivos y socioafectivos en
realizar la tarea para la cual son convocadas/os.

Es ineludible que no a todas y todos se las/os puede convocar de la misma manera. Se


requiere de múltiples formas de generar el encuentro con el saber. La escuela pone en
funcionamiento una y mil veces las estrategias necesarias para resolver las dificultades, barreras,
limitaciones que se van presentando en el trayecto de construcción del saber. De muchas formas
distintas, las y los docentes, directoras/es, preceptoras/es, invitan a trabajar, a realizar nuevos
procesos de construcción de saberes, que convoquen al encuentro consigo mismo, con la cultura
y la sociedad, con las riquezas y miserias de nuestro pasado y con los desafíos del tiempo
presente, con las preguntas existenciales, con el arte, con la capacidad de expresarse, con el
crecer, amar, sentir, decir, participar, ser.

La escuela secundaria que vamos construyendo intenta complejizar la perspectiva y sumar


al acento puesto casi con exclusividad en la responsabilidad y el cumplimiento de las/os
estudiantes (sin desmerecer esto que es fundamental en todo proceso de formación), las
posibilidades y oportunidades que podemos ofrecer al enriquecer nuestras propuestas de
enseñanza.

Por eso, en cada escuela, las y los docentes, los equipos directivos, las y los
preceptoras/es, los equipos de orientación, y demás actores de la institución, se proponen plasmar
en acciones concretas la responsabilidad -compartida por todas y todos- con respecto al derecho
de las y los estudiantes de aprender. Para esto es necesario pensar, proponer y conducir:

● el acompañamiento de las trayectorias educativas como política institucional integral;

● la previsión de actividades variadas; (ofreciendo diversidad de estrategias y formatos


para la enseñanza, para el aprendizaje y para las instancias evaluativas);

● la flexibilización de los tiempos, los espacios y agrupamientos para la enseñanza;

● la diversificación de estrategias áulicas comunitarias, colaborativas, solidarias, de


apoyo mutuo e integración conjunta en la construcción de saberes;

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● el reordenamiento curricular en función de saberes previos, intereses, posibilidades
mayores de aprendizajes, proyectos integrados, proyectos con la comunidad, etc;
pasando de la mirada centrada sobre los contenidos aislados y fragmentados, a una
mirada integral sobre los saberes;

● el ingreso de múltiples actores para enriquecer las trayectorias educativas de todas,


todas y cada una y uno, acordando y articulando con ellas y ellos según las
necesidades: articulación con organizaciones de la sociedad civil, instituciones de
salud, referentes barriales, egresadas/os, referentes del mundo del trabajo, etc.;

● la consideración de las y los estudiantes como estudiantes de todas y todos las y los
integrantes del equipo educativo en su conjunto.

Por tanto, la intensificación de los procesos de enseñanza hace a un modo de entender


la cultura institucional (se aprende todo el tiempo, de múltiples maneras), a un modo de vivir la
diversidad dentro de las aulas (que es riqueza cuando se pone al servicio de trabajos en equipos,
cuando se prestan ayudas y apoyos mutuos, cuando hay distintos tiempos y propuestas para
distintos sujetos, etc.), y a un modo de planificar las actividades docentes que permitan
aprendizajes significativos a todas y todos.

Esta manera de entender el proceso de enseñanza como construcción continua nos llevó a
hablar de trayectorias educativas: es decir, la necesidad de mirar, pensar, entender, mediar y
planificar caminos plurales que implican instancias de intensificación y profundización de la
enseñanza. La trayectoria educativa escolar refiere al recorrido de las/los estudiantes por el
sistema educativo formal, tomando cada nivel como un tramo de la escolaridad obligatoria. Es
importante distinguir entre lo que el sistema educativo propone como trayectoria teórica, que
expresa el modo en que los sujetos deberían recorrer la escolaridad según una progresión lineal
de contenidos prevista en tiempos marcados por la periodización del sistema educativo (niveles,
ciclos, años, períodos), y las trayectorias reales, que presentan modos heterogéneos, variables
y contingentes de transitar la escolaridad. Un conjunto complejo de factores incide en las
diversas maneras que tienen las/los estudiantes de atravesar este recorrido, que no siempre se
condicen con el itinerario teórico.

El seguimiento y acompañamiento de las trayectorias educativas de las y los estudiantes


es una tarea imprescindible para nuestro trabajo, de manera de ir alcanzando lo previsto y
desplegar las distintas acciones de intensificación y profundización, para con las y los
estudiantes que lo vayan requiriendo a lo largo del año escolar.

La intensificación es parte constitutiva e inherente al proceso de enseñanza. No


puede ser concebida como un fenómeno aislado. Intensificar es enseñar. Es por ello que se
propone que en cada cuatrimestre las y los estudiantes puedan tener diversas propuestas en el
marco del desarrollo de los contenidos de la propia materia para lograr aprender aquello que no
ha sido posible. Aprobar es consecuencia del aprender y aprender requiere de insistencia,
esfuerzo pero también de que se puedan presentar desde la enseñanza diversas formas de
acceder al conocimiento y también de dar cuenta de ello. Participar de la intensificación es
estudiar más en propuestas que cada docente va planificando mientras diseña su planificación y
se va desplegando en una trayectoria educativa. Toca a los equipos directivos, equipos de

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orientación, equipos de preceptores y tutores, ir señalando sobre estas necesidades de intensificar
algunos puntos del proceso de enseñanza, y acompañar colaborativamente en el diseño y puesta
en marcha de dichas propuestas.

La intensificación de la enseñanza refiere a procesos que implican destinar más tiempo,


espacio y recursos al trabajo y estudio sobre algunos contenidos, saberes y producciones
escolares: más, en relación a una planeación inicial que es siempre provisoria y estimada. Hace
alusión a la ampliación del tiempo de trabajo durante el año escolar -con diversos formatos de
enseñanza- que brinden oportunidades de aprendizaje adicionales a las/os estudiantes sin
resignar de forma alguna el esfuerzo y la responsabilidad que ello exige. Estas prácticas
educativas contextualizadas de intensificación de la enseñanza están configuradas desde vínculos
afectivos que tienden puentes, acercan, acrecientan la dinámica de reconocimientos mutuos
positivos y convocan desde promover el deseo de aprender, buscar, conocer, crecer. La
intensificación de la enseñanza sucede en distintos momentos del calendario escolar, y por lo
tanto, adquieren distintas formas según la intencionalidad:

- al comienzo del nivel secundario;


- al comienzo de cada año del nivel secundario;
- durante el año;
- al finalizar el año;
- al finalizar un ciclo o el nivel;
- estudiantes que requieren de intensificación permanente de la enseñanza;

Hay períodos de intensificación de la enseñanza que se fijan por calendario escolar, y


períodos y estrategias que planifica cada docente y grupo de docentes, en función de su
planificación de la enseñanza y de la realidad del grupo clase.

La intensificación de la enseñanza durante el año requiere la convicción de que todas y


todos pueden aprender; que importa menos el tiempo en que lo haga que el avance y el camino
que recorra; que importa menos la cantidad de veces que no lo logren que la vez que sí.
Intensificar la enseñanza durante el año supone pensar que enseñar y aprender es recomenzar
cada día; que nada es definitivo; que no hay destino predefinido, y que debemos garantizar la
justa proporción de esfuerzo requerido con oportunidades brindadas. Intensificar la enseñanza
durante el año es anticipación, es una pedagogía de la insistencia y persistencia. Implica una y un
docente que caminen el aula y vayan sugiriendo estrategias y propuestas para cada grupo
particular, y que va mediando la construcción de saberes de modos diferenciados. Intensificar
durante el año, es retomar lo no aprendido y ofrecerlo de un modo distinto al inicial, con otro
soporte, en otros lenguajes, para garantizar ese aprendizaje. Profundización de la enseñanza es
tomar, lo que haya sido aprendido, para re-significarlo, volver a interpretarlo o articularlo con otros
saberes.

En todo momento, la intensificación de la enseñanza es un acercamiento al


conocimiento, consolidación e integración de saberes, que requiere de su planificación didáctica
correspondiente. Es un ir y volver sobre lo enseñado y no aprendido, no consolidado, no
integrado. Todo esto nos lleva a poner el acento en el aprendizaje como proceso. Distintas
prácticas ayudan a crear esta forma de trabajo: el rito de comenzar una clase recuperando el

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cierre de la anterior; la finalización de cada clase preguntando y explicitando qué aprendimos hoy;
el rincón del pizarrón que registra saberes que se van trabajando; etc.

Implica un posicionamiento docente que hace preguntas y analiza las respuestas sin
juzgarlas rápidamente, sino más bien recuperándolas cómo hipótesis de trabajo. Conlleva
prácticas de trabajo tales como trabajar con las evaluaciones en las clases posteriores, hacer
revisiones grupales, debatir por qué hay respuestas más correctas que otras, más completas,
comparar la resolución de ejercicios desde distintas posibilidades. La intensificación de la
enseñanza requiere de una planificación dinámica, flexible que se repiensa y adapta a las
necesidades grupales. Esta planificación supone a la evaluación como parte del proceso de
enseñanza y no escindida de la misma. Los tiempos de la enseñanza planificada a priori deben
poder revisarse en la medida en que suceden. Es importante comprender que es necesario hacer
"pausas" en la presentación de conocimientos "nuevos" para dar posibilidad de apropiación,
integración y revisión de lo que se está trabajando. Estas "pausas" también suponen intensificar,
acompañar trayectorias diversas, proponer nuevas actividades, nuevas formas de acceder a los
contenidos.

Intensificar durante el año significa entonces comprender la enseñanza como proceso y a


la evaluación como parte del mismo. Es por esto mismo que los aprendizajes se pueden ir
apropiando y aprobando en el transcurso de la cursada. Intensificación no es más tarea para el
docente, un trámite de recuperación de notas aplazadas, un examen de recuperación, algunos
trabajos prácticos para los que faltaron o no aprobaron. Pensar la intensificación sólo como un
tiempo acotado en diciembre o febrero, es postergar lo que puede lograrse con más tiempo y más
estrategias durante el período de cursada. Intensificación implica más enseñanza; esto es, revisar
y volver sobre lo ya trabajado, articular e integrar los contenidos de una o distintas materias,
utilizar múltiples estrategias para ofrecer los saberes de maneras diversas.

Mientras podamos deconstruir ciertos sentidos y representaciones acotados o erróneos


sobre intensificación de la enseñanza y, con propuestas, diálogos e intercambios entre los
distintos actores del sistema educativo, instalar lo que sí es, seguiremos construyendo la escuela
secundaria para todas y todas, que augura una sociedad plural, democrática, justa.

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