Unidad 2
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Unidad 2
UNIDAD DIDÁCTICA 2
DIAGNÓSTICO CLÍNICO EN LA PSICOLOGÍA FORENSE
INTRODUCCIÓN
El quehacer del psicólogo forense es muy específico en cuanto a las áreas en las
que se le pide su valoración. En este sentido el peritaje psicológico es diferente
de la evaluación psicológica en contenidos y procesos. Reconocer las diferencias
y características de la labor pericial es fundamental para establecer un trabajo
adecuado a las demandas legales.
Así mismo, es de suma importancia reconocer las demandas del peritaje según
las áreas de trabajo requerido: penal, civil, laboral. La especificación del
requerimiento legal orientará el tipo de trabajo a realizar en el proceso pericial.
Esto incluye el análisis del expediente asociado a la persona o personas a ser
evaluadas; la estructuración de la entrevista pericial, el planteamiento de la
hipótesis diagnóstica, la planificación de la aplicación de técnicas e instrumentos
adecuados y la elaboración del informe final.
OBJETIVO DE LA UNIDAD:
Contenido
La conducta normal/anormal
A nivel de la víctima:
• Victimología: Evaluación de secuelas psicológicas de la víctima, daño moral
o credibilidad de testimonio de la víctima
▪ Violencia doméstica
▪ Violencia de género
▪ Evaluación de abuso, agresión y acoso sexual
▪ Mal moral y consecuencias psicológicas
▪ Secuelas psíquicas
▪ Credibilidad del testimonio
▪ Autopsia psicológica
• Menores: Elaboración de informes periciales psicológicos relacionados con
menores dentro del ámbito judicial:
▪ Credibilidad de testimonio en supuesto abuso sexual infantil
▪ Bullying/ciberbullying
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MÓDULO IV: DIAGNÓSTICO CLÍNICO Y TRASTORNOS PSICOPATOLÓGICOS
• Incapacidad e invalidez
• Mobbing o mal psicológico (acoso laboral)
• Secuelas psicológicas por accidentes laborales
• Psicopatologías laborales
• Acoso sexual en el trabajo
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MÓDULO IV: DIAGNÓSTICO CLÍNICO Y TRASTORNOS PSICOPATOLÓGICOS
PERITAJE PSICOLÓGICO
Concepto
esta entrevista al caso concreto. El protocolo propio sirve también de guía cuando
la entrevista, por causa del perito, de la persona evaluada o de la naturaleza del
asunto, se desvía en exceso de su objetivo y el perito no experto necesita
reconducirla en un momento dado.
1. Composición familiar:
• Relación entre los miembros de la familia de origen, y si existe, relación
entre los miembros de la familia adquirida.
2. Nivel de estudios
3. Profesión
4. Antecedentes médicos, psicológicos, psiquiátricos familiares y personales y
cualesquiera otros que puedan estar relacionados con el conflicto judicial
actual.
5. Si la persona informada está en la cárcel: nivel de apoyo familiar y social extra-
carcelario. Si la persona entrevistada está en la cárcel grado de apoyo e
implicación familiar en el conflicto actual.
6. Fecha y lugar de nacimiento y desarrollo psicoevolutivo:
• Infancia: Primera y segunda infancia, escolarización, relación con padres,
hermanos e iguales.
• Adolescencia: relaciones con pares, posibles conflictos, toxicomanías,
posibles primeras conductas delincuenciales, adaptación escolar.
7. Vida laboral. Adaptación.
8. Relaciones de pareja. - Historia del matrimonio (si el conflicto es matrimonial,
de custodia o malos tratos). En casos de familia habrá que indagar en este
ámbito de manera especial:
• Historia del emparejamiento, convivencia, roles, llegada de los hijos,
implicación en su cuidado, desarrollo de los menores, explicaciones sobre
la ruptura, pautas de interacción entre los progenitores y los hijos tras la
separación, grado de hostilidad-cooperación entre aquellos.
9. Historia de toxicomanía.
10. Historia delincuencial
11. Vivencia subjetiva de los hechos, locus de control, síntomas relacionados con
el delito si los hay.
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En el caso de que los resultados obtenidos en las pruebas sean del todo contrarias
a la hipótesis inicial y no interpretables desde hipótesis alternativas, es necesario
replantear un reinicio de intervención, revisión de la información, ampliación de
ésta, nuevas entrevistas o nuevas pruebas psicodiagnósticas, ya que no se pudo
recabar suficiente información para probar ninguna hipótesis capaz de dar
respuesta a la pregunta pericial. En algunos casos aislados, se puede concluir la
imposibilidad de llegar a obtener suficiente información para validar ninguna
hipótesis. Esto puede deberse a diversas causas: simulación, sobresimulación y
disimulación son los tres artefactos más frecuentes, aunque no los únicos.
Aunque no resulta tan fácil disfrazar los datos de realidad dentro de una
intervención realizada con cautela y método, en ocasiones se puede llegar a
resultados tan contradictorios que, incluso teniendo la certeza personal sobre un
asunto, se carece de forma de demostrarlo o prueba. Hay que tener en cuenta
que una convicción o una opinión no son relevantes dentro del peritaje, no son
opiniones expertas porque las emita un perito. El perito tiene que basar siempre
sus conclusiones, para que sean válidas, en elementos de realidad que pueda
demostrar dentro del peritaje.
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El perito debe delimitar aquellos datos que va a recoger en su peritaje. Por ello
incluirá en el informe primordialmente los datos exigidos por el Tribunal en el
momento de la ratificación. Igualmente, dentro del peritaje, se proporciona los
datos dentro de un orden, con coherencia y comprensibilidad, desde los datos
más objetivos como el sexo o a la edad, pasando por los datos de observación
clínica, hasta llegar a las conclusiones, donde en base a estos datos realizamos
unas afirmaciones siempre fundadas en los datos descritos anteriormente dentro
del propio informe.
Los peritajes siempre siguen una línea de diversos apartados fijos, que se adaptan
a las Leyes de Enjuiciamiento Civil y Penal. Estos son, en resumen:
5. Resultados.
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El informe se redactará en forma clara. Las frases deben ser cortas, al igual que
los ----párrafos. Se huirá de términos técnicos e interminables citas bibliográficas.
Se explicará el significado y alcance de los términos psicológicos que se utilicen.
En la redacción del informe siempre tenemos en consideración a quién va
dirigido y en consecuencia observar que el destinatario no tiene por qué conocer
o puede malinterpretar la jerga psicológica.
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La demanda de ayuda terapéutica típica del contexto clínico suele implicar una
actitud colaboradora por parte del evaluado ante la intervención profesional, sin
perjuicio de la instrumentalización creciente observada del dictamen clínico en el
contexto judicial. Por el contrario, las características del contexto forense facilitan
la distorsión y la manipulación de la información aportada por los evaluados, lo
que lleva a la necesidad de un entrenamiento especializado del perito en el
control de la simulación/disimulación y en la detección del engaño. Esta
diferencia junto con la ausencia de confidencialidad en la evaluación forense,
fundamental para el establecimiento de la relación terapéutica, hace
incompatibles la función clínica-asistencial y la pericial (Echeburúa, 2002).
Tanto la Psicología Forense como la Psicología Clínica tienen en común que uno
de los instrumentos de evaluación que más utilizan son los autoinformes y las
entrevistas estructuradas.