Argentina en El Sistema Mundial TP N°6
Argentina en El Sistema Mundial TP N°6
Argentina en El Sistema Mundial TP N°6
Todo progreso argentino daña alguna partícula de la hegemonía inglesa. Toda industria
argentina desplaza una industria similar inglesa o de alguno de sus satélites, con cuyos
productos ella comercia. El zapato o el traje confeccionado en la Argentina, disminuye la
ganancia de una tejeduría inglesa, de una compañía naviera y de una empresa ferroviaria. Si
se descubriese y explotase algún gran yacimiento metalífero, miles de desocupados irían a
engrosar las legiones parasitarias de los sin trabajo, muchos altos hornos se extinguirían,
muchos buques navegarían en lastre. Mantener inactivos esos yacimientos sería, en ese caso,
la lógica de la política inglesa.
ACTIVIDAD DE ACOMPAÑAMIENTO PEDAGÓGICO 4to año ESRN 105 2020
El instrumento más poderoso de la hegemonía inglesa para lograr sus propósitos entre
nosotros es el ferrocarril. El arma del ferrocarril es la tarifa. Las tarifas juegan un papel
preponderante en la vida de un pueblo. Con ellas se pueden impedir industrias, crear zonas de
privilegio, fomentar regiones, estimular cultivos especiales y hasta destruir ciudades
florecientes. Es un arma artera, silenciosa.
Así, tenemos, por ejemplo, que la bolsa de harina remitida por vía Central Argentino
desde Rosario a Mendoza, con 814 kilómetros, paga $ m/n $ 26,26, y en cambio remitida
desde Córdoba con 715 kilómetros, paga $ m/n 32,67. La bolsa de harina cargada en Buenos
Aires con destino a Salta paga $ m/n 2,06 por 1.600 kilómetros. Enviada desde Córdoba paga $
m/n 2,53 por 882 kilómetros. Naturalmente los molinos de Córdoba debieron cerrar, salvo los
que estaban en combinación con los mismos ferrocarriles, y el salteño tiene forzosamente que
alimentarse con harina molida en Buenos Aires. Análogas cosas ocurren con la cal, granito,
mármoles, etc., cuyas canteras han debido cerrarse en su mayor parte, mientras se introducen
al país mármoles y cementos que compiten ventajosamente con aquellos.
Relatamos entonces algunos ejemplos de elaboraciones elementales, no de verdaderas
industrias. Si algún provinciano emprendedor quiere utilizar la valiosa mano de obra de su
Provincia, como una maldición caen sobre él las tarifas ferroviarias. Es imposible fabricar
cigarrillos en los centros tabacaleros, hilar y tejer en los centros laneros, destilar maderas en
las zonas boscosas. El imperativo de primitivismo y aniquilamiento cierra todos los horizontes a
la actividad humana. En la provincia de Corrientes, por ejemplo, cuya población fue
particularmente diestra para la tejeduría, ya no se puede ni lavar la lana que se envía a los
centros consumidores. Ahora los cargamentos de lana deben embarcarse tal como se esquilan.
Porque si se lava en Corrientes, el aumento de flete para la lana lavada supera en mucho el
incremento del precio del producto.
En conclusión, el ferrocarril extranjero extendió el área comercialmente cultivable con
cereales y el perímetro de las praderas aprovechables para la cría del ganado, pero impidió
sistemáticamente el comercio interior y las industrializaciones locales. El ferrocarril fue el arma
primordial de que se valieron los extranjeros para sofocar todo progreso que de alguna manera
pudiera hacer vacilar su hegemonía. Fueron, los nuestros, ferrocarriles coloniales destinados a
mantenernos en la rutina sin salida del primitivismo agropecuario. Tal es la triste consecuencia
que se deduce de nuestra historia ferroviaria, y tal fue la misión para la cual fueron construidos.
El poder financiero interno de las empresas ferroviarias, es decir, la suma de caudales
que anualmente manejaban, ha sido apenas ligeramente inferior a los caudales de que
disponían los gobiernos.
Los fondos que los ferrocarriles extraían anualmente de la economía argentina carecían de
todo control y fiscalización, tanto en su percepción como en su inversión; por eso el poder de
corrupción de los ferrocarriles era prácticamente inconmensurable.
A partir de la lectura del texto y de los mapas que aparecen a continuación, responde las
siguientes consignas: