Resumen de Final para Semiologio Catedra Di Stefano
Resumen de Final para Semiologio Catedra Di Stefano
Resumen de Final para Semiologio Catedra Di Stefano
Resumen Semiología
SAUSSURE - POSITIVISMO
Para explicar su modo de concebir el lenguaje, recurre a analogías, a metáforas y a una adjetivación poco técnica. El
pensamiento es una masa amorfa; el lenguaje es multiforme y heteróclito.
Considera a la lengua un sistema de signos arbitrarios, es decir, signos que unen de manera inmotivada un
significado (idea, concepto, por ejemplo, rosa) y un significante (imagen acústica, la sucesión de sonidos) y que se
relacionan diferencialmente unos con otros. El concepto de arbitrariedad es central en la teoría.
Presupone el sistema en el elemento o signo, es decir que lo fundamental de esta teoría es la concepción de la
lengua como sistema en el que los elementos no tienen ninguna realidad tomados de manera independiente de su
relación con el resto de los que componen el sistema o la estructura.
En consonancia con la consideración de la lengua como sistema se halla la noción de valor, que se puede
comprender como el producto de la relación de unos signos con otros, y también como el método con el que se
demuestra que la lengua es un sistema. Los signos lingüísticos se asocian en la memoria y también se combinan unos
con otros para construir sintagmas.
Lo esencial es fundar lo arbitrario del signo, en mostrar que la lengua es un sistema de valores constituido por
diferencias. Saussure ofrece una interpretación de la lengua que la coloca decididamente del lado de la abstracción.
Signo: algo que representa o significa algo (concepto, mensaje, objeto). Porta sentido. No es material, lo que
significa que es ausente, pero está en la lógica de las personas. Es una convención social aunque es ajeno a la
voluntad individual o social. Está constituido por una combinación entre en SDO y el STE.
Significado: concepto, idea, conjunto de rasgos. (SDO)
Significante: imagen acústica, huella psíquica. Sonido grabado en nuestra mente. (STE)
Sentido: se construye y es evocado por el signo, aunque no está dentro, no está presente en él, es decir que está
oculto o connotado.
- Hecho social
- El individuo lo registra pasivamente
- Código
HABLA
- Objeto heterogéneo
- Fenómenos psíquico, fisiológico y psíquico
- Hecho individual
- Acto de la voluntad
- Uso individual del código
Lengua:
Será el objeto de estudio de la lingüística. Es un sistema de signos.
Saussure afirma que el lenguaje no puede ser objeto de estudio por ser multiforme y heterogéneo. El lenguaje es un
fenómeno físico, fisiológico, psíquico, que pertenece al dominio social y al dominio individual, no es posible
clasificarlo.
Mientras que el lenguaje es heterogéneo, la lengua así delimitada es de naturaleza homogénea: es un sistema de
signos en el que sólo es esencial la unión del sentido y de la imagen acústica, y donde las dos partes del signo son
igualmente psíquicas. Es una totalidad en sí y un principio de clasificación.
Es un objeto bien definido en el conjunto heteróclito de los hechos de lenguaje, la lengua es la parte social del
lenguaje, es producto social de la facultad del lenguaje y un conjunto de convenciones necesarias adoptadas por el
cuerpo social para permitir el ejercicio de esa facultad en los individuos, aunque exterior al individuo, que por sí solo
no puede ni crearla ni modificarla; no existe más que en virtud de una especie de contrato establecido entre los
miembros de la comunidad. El individuo tiene necesidad de un aprendizaje para conocer su funcionamiento una
cosa distinta, que un hombre privado del uso del habla conserva la lengua con tal que comprenda los signos vocales
que oye. En cuanto le damos el primer lugar entre los hechos de lenguaje, introducimos un orden natural en un
conjunto que no se presta a ninguna otra clasificación.
A este principio de clasificación se podría objetar que el ejercicio del lenguaje se apoya en una facultad que nos da la
naturaleza, mientras que la lengua es cosa adquirida y convencional que debería quedar subordinada al instinto
natural en lugar de anteponérsele.
Proponía además que en la lengua al pronunciarse una palabra, esta puede ser considerada como sonido, expresión
de una idea y como correspondencia a su latín. Aunque también decía que no se podía reducir a la lengua al sonido
ya que no era más que el instrumento del pensamiento y no existía por sí mismo.
Aunque la lengua, distinta del habla, es un objeto que se puede estudiar separadamente, ambos son un objeto de
naturaleza concreta. Los signos lingüísticos no por ser esencialmente psíquicos son abstracciones; las asociaciones
ratificadas por el consenso colectivo, y cuyo conjunto constituye la lengua, son realidades que tienen su asiento en el
cerebro. Es una convención y la naturaleza del signo en que se conviene es indiferente, sistema de signos distintos
que corresponden a ideas distintas.
Además, mientras que los signos de la lengua son (por así decirlo tangibles), sería imposible fotografiar en todos sus
detalles los actos del habla. En la lengua, por el contrario, no hay más que la imagen acústica, y ésta se puede
traducir en una imagen visual constante. Esta posibilidad de fijar las cosas relativas a la lengua es la que hace que un
diccionario y una gramática puedan ser su representación fiel, pues la lengua es el depósito de las imágenes
acústicas y la escritura la forma tangible de esas imágenes.
Habla:
Es el uso articulado sonoro del lenguaje. Es un sistema gramatical que existe en el cerebro de cada persona ya que es
un acto a voluntad y de inteligencia, crean combinaciones de códigos para expresar pensamientos personales y a
través de un mecanismo psicofísico se externalizan estas combinaciones. Igualmente no es completa se forma
individual, sino que existe mediante una masa hablante, es decir que es constituida por un lazo social.
En síntesis:
En el lenguaje encontramos dos factores, la lengua y el habla. La lengua es para nosotros el lenguaje menos el habla.
La lengua en su aspecto individual es el conjunto de los hábitos lingüísticos que permiten a un sujeto comprender y
hacerse comprender. En su aspecto social, hace falta una masa parlante para que haya una lengua. En su aspecto
histórico, como el signo lingüístico es arbitrario, parecería que la lengua, así definida, es un sistema libre, organizable
a voluntad, dependiente únicamente de un principio racional. Su carácter social, considerado en sí mismo, no se
opone precisamente a este punto de vista. Sin embargo, lo que nos impide ver la lengua como una simple
convención, modificable a voluntad de los interesados: es la acción del tiempo, que se combina con la de la fuerza
social; fuera del tiempo, la realidad lingüística no es completa y ninguna conclusión es posible.
Si se tomara la lengua en el tiempo, sin la masa hablante probablemente no se registraría ninguna alteración; el
tiempo no actuaría sobre ella. Inversamente, si se considerara la masa parlante sin el tiempo no se vería el efecto de
fuerzas sociales que obran en la lengua. La lengua no es libre, porque el tiempo permitirá a las fuerzas sociales que
actúan en ella desarrollar sus efectos.
Valor:
Concebir la lengua como un sistema de valores. Su función es intermediar los pensamientos (ideas: masa amorfa e
indistinta) y los sonidos (substancia fónica: materia plástica que se divide en partes para suministrar el STE).
Los elementos que la integran no poseen una identidad en sí mismos, sino que sólo pueden ser caracterizados a
partir de relaciones con los otros elementos del sistema. El valor es la relación de oposición de estos elementos de la
lengua con los otros que los rodean, de modo que los elementos “ son lo que los otros no son”, toma al signo como
un todo. La lengua entonces, implica un sistema de diferencias.
Por lo tanto podemos decir que el valor es lo que explica el funcionamiento de la lengua y está presente en la
combinación entre el SDO y el STE el cual es un lazo arbitrario, toma la forma que uno le de y no es sustancia
(materialidad). “La lengua es forma, no sustancia”
- Plano conceptual: SDO
Esta constituido por al menos la diferencia de un rasgo del significado. La forma de los signos vecinos a otros
delimitan y diferencian a cada uno dándole un determinado lugar, por lo tanto depende de lo que esta fuera y
alrededor de el. Su mas exacta característica es de “ser lo que no son”: mamá no es lo que es papá
- Plano material: STE
Esta dado por al menos la diferencia de un sonido (fonemas). Fijan valor con las diferencias que separan su imagen
acústica de todas las demás. Ser lo que no son: T no es lo que es S
Lo que importa en las palabras no es el sonido en sí mismo, sino las diferencias fónicas que permiten distinguir una
palabra de todas las otras.
Relaciones lingüísticas:
Las relaciones en la lengua se pueden dar en dos planos, el del uso donde se presentan las relaciones sintagmáticas,
y el del sistema donde se presentan las relaciones asociativas.
Relaciones sintagmáticas: los elementos se relacionan encadenándose uno tras otro en la cadena de habla,
formando sintagmas, que se compone siempre de dos o más unidades consecutivas con un orden fijo y un
número definido de elementos. En estos sintagmas un término solo adquiere valor porque se opone al que
precede o al que le sigue. En el dominio del sintagma no hay límite entre el hecho de la lengua y el del habla.
Poseen un carácter lineal de la lengua y son entabladas por elementos coopresentes en el discurso.
Relaciones asociativas: los elementos o las palabras que ofrecen algo de común se asocian en la memoria, son
coordinaciones. Creamos estas relaciones en nuestra mente por signos que significan o suenan parecido, se une
el concepto con la imagen acústica. Se compone de elementos que no están coopresentes en el discurso, a partir
de un elemento presente en el discurso, asociamos en la mente otros elementos ausentes que tengan una
analogía en el significado o en el significante del signo que estemos asociando.
PEIRCE – PRAGMATISMO
Estudia la semiótica a través de la corriente del pragmatismo: va a los hechos, se basa en experiencias humanas y
tiene una idea hacia el futuro (los signos generan algo para más adelante). “Siempre que llegamos a conocer un
hecho es porque se nos resiste”
¿Cómo conocemos el mudo? A través de los signos.
Semiosis infinita: conocimiento de los signo a través de los signos infinitos.
Los individuos, en el momento de leer un signo, lo interpretan a partir de lo que ya tienen formado en su mente. A
partir de allí se van generando nuevas configuraciones. Es este proceso el que da lugar a una “semiosis infinita", es
decir, a una continua sucesión de producción de signos mediante la cual los sujetos van pensando la verdad de las
cosas y del mundo.
MUNDO SIGNO CONOCIMIENTO
No existe la realidad si no hay conocimiento.
La cosa es cosa porque alguien la conoce.
No hay acceso directo a las cosas, hay interpretaciones de lo que en realidad son.
Para conocer el mundo ya forma en que actuamos en él, Peirce sostiene que cualquier cosa, si comunica algo para
alguien, es un signo y este desencadena un proceso que implica una relación entre tres elementos vinculados con
los niveles de experiencia.
R 1° R: representamen
O: objeto
I : interpretante
2° O I 3°
Un primero (R) que se encuentra en un segundo (O) que es tomado por un tercero (I) que da cuenta de SIGNO.
Representamen: representación de algo, expresión que muestra una cosa, una realidad teórica y mental del signo.
Elemento inicial y soporte material.
Objeto: Sostiene el contenido del Representamen. Hace referencia al representamen. Relación que da cuenta de
realidad, de algo del mundo
Interpretante: es lo que produce el representamen en la mente de una persona, la idea del signo. La captación del
SDO. La relación entre R y O
SIGNO: representamen que es algo para alguien
R O I
BENVENISTE - ENUNCIACIÓN
¿Cómo se genera el significado en el discurso?
La lingüística de la enunciación logra distinguir en la lengua una doble significancia:
Significancia semiótica: es la que adquieren los signos en el sistema. Estudia a los signos, su estructura y como se da
la relación del STE y el SDO de ellos. Analiza la presencia que tienen en la sociedad y aborda la interpretación y la
producción de sentido. Consiste en una significancia cerrada, cuyas unidades significantes son binarias, se oponen
unas a otras en el seno del sistema (diferencial) y requieren ser reconocidas por el sujeto.
Significancia semántica: engendrada por el discurso en el cual el sentido, la comprensión, de las unidades se
actualiza en el enunciado. Se identifica en el mundo de la enunciación y el universo del discurso. Consiste en una
significancia abierta que se modifica por el uso ya que sus signos del sistema se encuentran en uso. Al estar
engendrada en el discurso posee un contexto, en su determinado tiempo y espacio.
La lengua, concluye Benveniste, es el único sistema que posee esta doble significancia semiótica y semántica, y la
lingüística de la enunciación es la que debe proveer las categorías para estudiarla.
La búsqueda del sentido, “significar” constituye un principio interno del lenguaje. Benveniste busca mostrar cómo el
aparato formal de la lengua hace posible no solamente nombrar los objetos y las situaciones, sino sobre todo
“generar” discursos con significaciones originales.
Enunciación: puesta en funcionamiento de la lengua por un acto individual de utilización, de uso de la lengua le
permite al hombre comunicar su subjetividad. La enunciación es una actividad realizada entre dos protagonistas, el
enunciador y el enunciatario, por medio de la cual se sitúan en relación y se posicionan respecto del mundo y los
enunciados anteriores.
Factores:
Acto de la lengua
Sujeto Da sentido a lo que se enuncia,
Tiempo y lo sitúa en un contexto.
Espacio
Subjetividad:
Capacidad del locutor de plantearse como sujeto. El lenguaje es un instrumento de comunicación y el discurso es ese
lenguaje puesto en acción. Es en y por el lenguaje que el hombre es el sujeto. La emergencia del ser en el lenguaje
hace que el hombre nunca pueda ser separado del lenguaje, cada locutor se pone como sujeto y remite a sí mismo
como Yo en su discurso. Cuando el locutor se designa como Yo, se “apropia” de la lengua.
Polaridad de personas: el Yo plantea a otra persona como Tu (poronombres).
Enunciación y deixis
Enunciación: acto o proceso de la lengua por parte de un sujeto hacia otro en el marco de un espacio y un tiempo.
Acto o proceso: producto de enunciado o discurso.
Sujeto: enunciador (locutor) y enunciatario (alocutario)
Deixis: Función de algunos elementos lingüísticos que consiste en señalar o mostrar una persona, un lugar o un
tiempo exteriores al discurso u otros elementos del discurso o presentes solo en la memoria.
Deícticos: son las palabras que se interpretan en relación con la situación de comunicación, necesitan que se
muestre de algún modo a qué se refieren. Es una palabra o frase como yo o aquí, que no pueden entenderse
completamente sin más información contextual; son la identidad del hablante y su ubicación, respectivamente.
- Personales
- Temporales
- Espaciales
Apelativos: termino del léxico empleado en el discurso para mencionar a una persona.
- 1° persona: locutivos se señala a uno mismo (enunciador)
- 2° persona: vocativos se señala a otros (enunciatario)
- 3° persona: dilocutivos se señala a la “no-persona”
Todo apelativo:
Carácter deíctico: permite la identificación de un referente, con la ayuda de todas las indicaciones que puede
aportar la situación.
Carácter predicativo: permite efectuar una segunda predicación, sobreentendida, que remite a la relación
social del locutor con la persona designada.
Manifiesta las relaciones sociales: permite efectuar una segunda predicación, sobreentendida, que remite a la
relación social del locutor con la persona designada.
Modalidades:
Son términos tomados de la lógica, son las actitudes del hablante con respecto a su enunciado, matices del
pensamiento, etcétera. La modalidad es la forma lingüística que un sujeto pensante expresa lo que quiere enunciar,
es la forma que adopta el enunciado en según la manifestación de subjetividad de la persona que emite el mensaje,
es decir, que el hablante expresa una cierta actitud frente a lo que está diciendo.
Enunciación: (suponela existencia del enunciador y enunciatario, y su relación)
- Declarativa (afirma)
- Interrogativa
- Exclamativa (enfatiza)
- Imperativa (orden)
Enunciado:
- Lógicas (veradad y falsedad, lo probable, lo dudable y lo que no)
- Apreciativas
Mensaje: (alteración de la forma clásica de escribir una oración)
- Tema o rema
- Pasivación Punto de vista de la oración, enfatiza que queremos decir.
- Nominalización
El concepto de enunciación, a mi entender, es uno de los elementos fundamentales que ha permitido explicitar,
articular esta intuición: que de un signo se reenvía a otro signo, pero la operación de reenviar de un signo a otro es,
en sí misma, una operación semiótica. La idea fundamental de la enunciación es que en textos semióticos de distinto
tipo hay simulacros de interacción inscritos en el propio texto mediante procesos de enunciación.
El sistema pronominal, por ejemplo, en la lengua, es un modo de inscribir en el discurso dos simulacros, yo, emisor
empírico, y ustedes, receptores empíricos. Ambos son activos y pasivos: el ustedes está en la escucha y en el
esfuerzo por entender; por otro lado, el yo habla y da informaciones. Todo esto en sentido activo, pero el yo filtra
una serie de informaciones sobre si mismo que el ustedes supone pero el yo no controla. De modo que son emisor y
receptos activo, tanto como pasivos.
En el lenguaje no sólo hay representaciones conceptuales, ni tampoco sólo representaciones de acciones y pasiones:
en el lenguaje interviene una instancia de enunciación muy variable, inscrita en el texto, que transforma los relatos
en discursos. Es una representación de muchos estados del mundo. Si hablamos específicamente del texto podemos
decir que lleva inscritas, en forma de sistema enunciativo, las representaciones de cómo quiere ser considerado
dicho texto. Y sobre la imagen, que siempre es la misma, que la forma de interpelación es inmutable pero puede
generar varias reacciones distintas. La imagen interpela al observador (busca incluirlo) desde lo visual y lo lingüístico,
la imagen se organiza en relación a una instancia de enunciación.
Toda imagen presupone frente a ella un punto de vista, un lugar desde donde se la mira. A este lugar lo llamaremos
Observador, entendiendo que este Observador es una posición abstracta. Toda imagen es una imagen para un
Observador.
La perspectiva es una interacción entre una posición de observación simulada y una cierta organización de lo que es
observado. Consiste en una organización espacial de la imagen hecha y las relaciones entre figuras, en función del
Observador. Por eso podemos afirmar que a perspectiva es deixis, el espacio de la imagen (espacio del enunciado) y
el del espectador (espacio de la enunciación) se conectan el uno con el otro, dentro del enunciado. Conecta el
espacio significado por la imagen con el espacio del Observador.
Otro factor muy importante en el punto de vista, el lugar del espectador que es el que queda determinado desde la
imagen, por la imagen. La imagen en perspectiva construye su propio Observador. Existen muchos métodos y
técnicas para la representación perspectiva: la superposición parcial de figuras, la diferencia de tamaño entre figuras
y la diferencia entre sus bases con respecto a la superficie.
Perspectiva geométrica: también llamada perspectiva artificial. Este sistema se presenta como un método
geométrico de proyección de figuras tridimensionales sobre una superficie bidimensional, de manera que la imagen
parezca coincidir con lo que ofrece la visión directa. Funciona como una ‘ventana’, a través de la cual nos parece
estar viendo el espacio en el que aparecen las formas y es transformado en un mero ‘plano figurativo’.
Para la semiótica de la imagen, la perspectiva no se reduce a la perspectiva geométrica. Existen diversos modos en
que el espacio significado por la imagen se conecta con el espacio de la enunciación. La perspectiva, en este sentido,
no implica necesariamente que el lugar del Observador se reduzca a un único punto.
En conclusión, la perspectiva en la imagen, sea del tipo que sea, realiza una deixis espacial en tanto organiza,
tomando en cuenta el lugar del Observador frente a sí, el espacio enunciado en direcciones, lugares y posiciones
relativas al espacio de la enunciación. La perspectiva le permite a la imagen «hablar» de «aquí», «allá», «cerca»,
«lejos», tomando siempre como referencia al Observador.
El objetivo de esta teoría del análisis del Discurso busca pensar el dispositivo de enunciación que enlaza una
organización textual y un lugar determinado. Entrama los textos y posicionamientos sociales.
La retórica clásica entendía el discurso como la exposición cuidadosa de un asunto determinado pronunciada ante
un público con el fin de convencerlo. La retórica es la facultad, de conocer los mecanismos y recursos retóricos que
pueden persuadir. Puede conocer, respecto de un asunto propuesto lo que es apto para persuadir. No posee un
conjunto de reglas referidas a géneros propios y determinados.
Aristóteles se encargó de indagar el modo en que los discursos buscan convencer y persuadir a sus destinatarios.
Logos que son las estrategias discursivas empleadas para informar y argumentar con el fin de convences al otro
sobre un punto de vista.
Hay una persuasión mediante el discurso cuando se demuestra lo verosímil, verdadero sobre la base de lo que en
cada caso es apto para persuadir. Se refieren al discurso, a lo que demuestre o parezca que demuestra. Discurso
producido por orador, desarrollo de argumentos para hacerlo demostrativo para activar emoción en el pathos.
Ethos: hoy en día se trata de la cara que busca presentar el orador al público y las cualidades que procura exhibirle,
crea una imagen que sea valorada por el público que funciona como índice o verdad de lo que se quiere comunicar.
Busca obtener del destinatario confianza y credibilidad a través de la puesta en escena de una imagen adecuada del
que habla. Son los atributos del orador, los rasgos de carácter que el orador quiere mostrar al auditado (no es
relevante su sinceridad) para causar una impresión favorable. Se trata de una psicología imaginaria, tengo que
significar lo que quiero ser para el otro. Es una connotación, el orador enuncia una información y al mismo tiempo se
construye así mismo, es decir que hay una un ethos previo (reputación) y ethos discursivo (construcción discursiva).
También existe una distinción entre lo que el orador dice de sí mismo y la imagen que deriva, ethos dicho y ethos
mostrado.
En la retórica aristotélica el ethos debe ser efecto del discurso y no de las ideas preconcebidas sobre la calidad
humana del que habla, el orador debe tener tres cualidades: prudencia (phronesis), virtud (areté) y benevolencia
(Eunoia). Debía ser capaz de tener esos tres atributos y de combinar la moralidad, a inteligencia y la dulzura o el
afecto en un sentimiento único de confianza que inspira la sinceridad. También se caracteriza por ser
intracomunicario, porque busca convencer apoyándose en la autoridad de los valores.
Carácter moral del orador: persuasión cuando se pronuncia el discurso de determinada manera, que le de
credibilidad al orador. Polo del orador, relaciones dimensionales extraverbales. Se le cree más a las personas buenas
y con mayor rapidez, en todos los asuntos y particularmente en lo que no hay evidencia, sino una opinión dudosa.
Pathos: no busca conmover a través de la interpelación de sentimientos. Su objetivo el movilizar a los sujetos, busca
desencadenar pasiones en el destinatario con el fin de hacerlo reaccionar. Produce un efecto emocional para lograr
la persuasión.
Se persuade mediante la disposición de los oyentes: cuando fueron conmovidos por el discurso, se habla de
pasiones. Se habla del destinatario y su movilización emocional.
DISCURSO
Síntoma de una modificación en nuestra manera de concebir el lenguaje. Encadenamiento de frases con sentido
global en relación al sentido del discurso (Captar globalidad de lo dicho, la globalidad remite a la adopción de formas
genéricas, géneros discursivos). Se someten a reglas de organización en relación a determinado grupo social.
Moviliza estructuras de otro orden, que las de la frase.
El discurso produce sentido. Es una producción verbal compleja, implica producir lo producido. Hay una actividad
verbal, por ende, habrá un sujeto (el decir es un hacer, va más allá de cualquier actividad). Todos los discursos son
diferentes (Irrepetible, algo nuevo, acontecimiento de habla único).
Está orientado. Busca convencer a alguien de algo o genera que el oyente llegue a una conclusión. Se concibe en
función de un objetivo del locutor y se desarrolla en el tiempo, de manera lineal. Se constituye en función de un fin,
se supone que va a alguna parte. Puede desviarse a mitad de camino, volver a su dirección inicial, cambiar de
dirección, etc. Su linealidad se manifiesta a menudo por un juego de anticipaciones y retornos. Todo esto constituye
un verdadero guiado de su habla por el locutor.
Es interactivo. Hay una instancia con las personas, lo obliga a actuar de cierta manera. Esta actividad verbal es una
interactividad que compromete a dos personas, marcadas en los enunciados por los pronombres YO- TÚ, co-
enunciadores (designa a dos intervinientes en el discurso). Existe una interacción verbal en donde sos signos tienen
la propiedad de fijar representaciones en el mundo, y pueden adquirir diversos sentidos, no hay un único significado
en correspondencia con único significante, sino que diferentes sentidos en disputa. El signo es un terreno de lucha
ideológicas, por ejemplo, en un discurso podrían usarse las mismas palabras pero con distintos sentidos
dependiendo del contexto en que se presentan.
Está contextualizado. El contexto se trata de una situación verbal, de orden extra verbal. Regula comunicación y
situación discursiva, definidas por el contexto. El discurso consta de un texto y su contexto. No se puede asignar
verdaderamente un sentido a un enunciado fuera de contexto. Contribuye a definir su contexto, que puede
modificar en el curso de la enunciación.
El que recibe al discurso adhiere a lo que se dice. Para el mantenimiento de la orientación debe tener desarrollo
lineal. Tiene un objetivo, quiere lograr algo. No necesariamente se relaciona a lo que quiera quien lo da, con la
intención (Dicotomía entre sujeto empírico- Sujeto de Enunciación). El objetivo del locutor, es la orientación. El
desarrollo lineal se despliega en condiciones diferentes según el enunciado que esté sostenido, monologal (por un
solo enunciador que lo controla completamente) o dialogal (en interacción donde pueda ser interrumpido o
derivado por el interlocutor). Es asumido por un sujeto.
Tiene un carácter dialógico, toda secuencia lingüística pronunciada por un hablante concreto en circunstancias
concretas. Consiste en la orientación del discurso a otros discursos, hacia uno anterior, hacia a respuesta que solicita
y sobre la que se anticipa, y por ultimo a sí mismo.
Es una forma de acción. Hablar es una forma de acción sobre el otro. Tiene efectos más allá de los semánticos. El
discurso es acción, termina haciendo otra cosa. Todo enunciado constituye un acto que apunta a modificar una
situación. Estos actos elementales se integran ellos mismos en discursos de un género determinado, que apunta a
producir una modificación sobre los destinatarios. La actividad verbal misma esta en relación con las actividades no
verbales.
Es interdisciplinario, toma en cuenta y está en contacto con otras disciplinas lingüísticas. Se torna en
un interdiscurso. Sólo adquiere sentido en el interior de un universo que contiene a otros discursos, a través del cual
se abre. Para entender el menor enunciado hay que ponerlo en relación a otros. Cada género discursivo tiene su
forma de gestionar la multiplicidad de relaciones interdiscursivas. Ordenar al discurso en un género implica que se lo
relacione con el conjunto ilimitado de discursos de un mismo género. Relación con la polifonía y la heteroglosia.
Interrelación de discursos. Múltiples posiciones subjetivas del discurso.
Todo lo referido a la actividad humana se relaciona con el uso de la lengua. El uso de la lengua se lleva a cabo en
forma de enunciados (orales o escritos) concretos y singulares.
Estos enunciados reflejan las condiciones específicas y el objeto de cada una de las esferas por:
Su contenido (temático)
Estilo verbal (selección de léxicos)
Está relacionado con los tipos de vinculaciones entre el hablante y los otros participantes de la comunicación
discursiva.
Composición o estructuración
Los tres momentos están vinculados en todo el enunciado. Cada enunciado es individual y cada esfera elabora sus
propios enunciados llamados géneros discursivos. La cantidad de géneros discursivos es muy amplia porque en cada
esfera hay muchos géneros que se diferencian y crecen a medida que se desarrolla y complica la misma esfera. Se
podría creer que la diversidad funcional convierte los rasgos comunes de los GD en algo abstracto y vacío de
significado. Esta heterogeneidad concluye en la dificultad de definición de la naturaleza común de los enunciados,
también lleva al formalismo y a la abstracción excesiva lo cual desvirtúa su carácter histórico de investigación y
debilitan el vínculo con el lenguaje de la vida. La vida participa del lenguaje a través de los enunciados, y viceversa, el
enunciado es el núcleo problemático.
Hay que prestar atención a la diferencia, sumamente importante, entre géneros discursivos primarios (simples) y
secundarios (complejos); tal diferencia no es funcional. Los géneros discursivos secundarios (complejos) –novelas,
dramas, investigaciones científicas de toda clase, grandes géneros periodísticos, etc. surgen en condiciones de la
comunicación cultural más compleja, relativamente más desarrollada y organizada. En el proceso de su formación
estos géneros absorben y reelaboran diversos géneros primarios (simples) constituidos en la comunicación discursiva
inmediata. Los géneros primarios que forman parte de los géneros complejos se transforman dentro de estos
últimos y adquieren un carácter especial: pierden su relación inmediata con la realidad y con los enunciados reales
de otros.
Además, no todos los GD absorben un estilo individual. En diferentes géneros pueden aparecer diferentes estratos y
aspectos de personalidad, un, un estilo individual puede relacionarse de diferentes maneras con la lengua nacional.
El problema mismo de lo nacional y lo individual en la lengua es el problema del enunciado.
Otro problema es el del vínculo indisoluble entre el estilo y el género. En cualquier esfera existen y se aplican sus
propios géneros, que corresponden a las condiciones específicas de una esfera cada, a los géneros les corresponden
diferentes estilos. Tomando en cuanta eso la comunicación discursiva genera determinados géneros temáticos,
composicionales y estilísticos de enunciados relativamente estables. El estilo esta indisolublemente vinculado a
unidades temáticas y unidades composicionales, y entra como elemento en la unidad genérica del enunciado. Su
debilidad es que no existe una clasificación generalmente reconocida de los estilos de la lengua, y todo esto resulta
de una falta de comprensión de la naturaleza genérica de los estilos.
Como ya dijimos donde existe un estilo, existe un género y la variedad de los géneros discursivos se determina por,
la situación discursiva, posición social y relaciones entre participantes de la comunicación (cada uno con sus tonos
expresivos y formas elevadas, familiares o íntimas). La transición de un estilo de un género a otro, no solo cambia la
entonación del estilo, sino que destruye o renueva en género en sí mismo.
Bajtín critica a Saussure que deja de lado el habla. Los géneros discursivos prescriben formas de comportamiento,
estructuran una totalidad. A diferencia de Saussure (oyente = pasivo), Bajtín dice: El oyente se prepara para una
acción, completa el discurso, y la postura de respuesta del oyente esta en formación a lo largo de todo el proceso de
audición y comprensión desde el principio, toda comprensión del discurso tiene un carácter de respuesta, la cual no
tiene que ser siempre en voz alta, en el caso de una orden pude ser el cumplirla. También el hablante busca una
contestación. El momento de hacer comprensible su discurso es tan solo un momento abstracto. Todo hablante es
un contestatario, él no es un primer hablante, quien ha interrumpido por primera vez el eterno silencio del universo,
él cuenta con la presencia de enunciados anteriores, suyos y ajenos. Todo enunciado es un eslabón de la cadena de
otros eslabones (se apoya en ellos, problematiza o supone conocidos por su oyente).
El ethos retórico
El ethos no es más que una de las aplicaciones posibles de una noción que tiene vocación de ser transdisciplinaria. La
prueba por el ethos consiste en dar una imagen de si capaz de convencer al auditorio ganando su confianza y
moviliza todo lo que, en la enunciación discursiva, contribuye a emitir una imagen del orador con destino en el
auditorio. La cuestión de ethos está ligada a la construcción de una identidad. El tono de voz, la facilidad de palabra,
la elección de las palabras y de los argumentos, gestos, mímicas, mirada, postura, adornos, etc., son igualmente
signos, elocutorios y oratorios, de la vestimenta y simbólicos, por los cuales el orador da de sí mismo una imagen
psicológica y sociológica. Se trata de una forma dinámica, construida por el destinatario a través del movimiento
mismo de la palabra del locutor, implica una experiencia sensible del discurso, moviliza la afectividad del
destinatario. Se instruye por los argumentos; se mueve por las pasiones; se insinúa por las costumbres. El ethos
propiamente retórico está ligado a la enunciación misma, son los rasgos de carácter lo que el orador debe mostrar al
auditorio para hacer buena impresión. Su eficacia depende del hecho de que envuelve de algún modo la enunciación
sin ser explicitado en el enunciado.
La noción de ethos permite reflexionar sobre el proceso más general de la adhesión de los sujetos a cierto
posicionamiento.
El público construye también representaciones del ethos del enunciador antes incluso de que hable.
Distinción entre ethos discursivo y ethos pre discursivo
En la elaboración del ethos intervienen órdenes de hechos muy diversos: los índices sobre los que se apoya
el intérprete van de la elección del registro de lengua y de las palabras a la planificación textual. Se debería
poder delimitar lo que se releva en el discurso; pero es mucho más evidente en un texto escrito que en una
situación de interacción oral. Hay siempre elementos contingentes en un acto de comunicación, de los que
es difícil decir si forman parte del discurso o no, pero que influyen en la construcción del ethos por el
destinatario. El problema es mucho más delicado porque el ethos, por naturaleza, es un comportamiento.
Reenvía a cosas muy diferentes según se lo considere desde el punto de vista del locutor o desde el del
destinatario: el ethos ambicionado no es necesariamente el ethos producido.
El ethos es una noción discursiva, se construye a través del discurso, no es una “imagen” del locutor exterior
a la palabra
El ethos está profundamente ligado a un proceso interactivo de influencia sobre el otro
Es una noción híbrida (socio-discursiva), un comportamiento socialmente evaluado que no puede ser
aprehendido fuera de una situación de comunicación precisa, integrada ella misma en una coyuntura socio-
histórica determinada.
A través del ethos, el destinatario es convocado a un lugar inscripto en la escena de enunciación que implica el texto.
Esta “escena de enunciación” se analiza en tres escenas, que he propuesto llamar “escena englobante”, “escena
genérica” y “escenografía”.
Escenografía: No se impone por el género. Es construida por el texto mismo. Es la escena de habla que el discurso
presupone para poder ser enunciado y que debe validar mediante su enunciación misma. Es lo que la enunciación
instaura progresivamente como su propio dispositivo de habla. Implica un proceso circular: La palabra se transporta
por cierto ethos validado progresivamente a través de esa enunciación. Es lo que viene en el discurso y lo engendra,
legitima un enunciado que volviendo sobre ella, debe legitimarla y establecer que la escena en la que viene la
palabra es precisamente la escena que se requiere para enunciar en tal circunstancia. Son los contenidos
desarrollados por el discurso, los que permiten especificar y validar el ethos y su escenografía.
El ethos efectivo resulta de la interacción de las diversas instancias cuyos pesos respectivos varían según los géneros
del discurso. El ethos de un discurso es resultado de una interacción entre diversos factores: ethos pre discursivos,
ethos discursivos pero también los fragmentos del texto donde el enunciador evoca su propia enunciación (ethos
dicho) directa o indirectamente.
La escena englobante es la que corresponde al tipo de discurso, hay que ubicarse sobre qué escena englobante hay
que ubicarse para interpretarlo, de qué manera interpela a su lector, en función de qué finalidad está organizado. El
marco escénico del texto es quien define el espacio estable en cuyo interior el enunciado adquiere sentido, el del
tipo y el género discursivo.
Escenografía difusa es aquella que remite a un conjunto vago de escenografías posibles de orden científico y
didáctico y no a un género discursivo específico.
Una escenografía puede apoyarse en escenas de habla que se llamarán validadas, es decir, ya instaladas en la
memoria colectiva, ya sea a manera de contraste o de modelo valorizado. El repertorio de las escenas disponibles
varía en función del grupo enfocado por el discurso. Si hablamos de «escena validada» y no de «escenografía
validada», es porque la «escena validada» no es un discurso, hablando con propiedad, sino un estereotipo
autonomizado, descontextualizado, disponible para reinvestiduras en otros textos. Se fija con facilidad en
representaciones arquetípicas popularizadas por los medios.
EL ETHOS – MAINGUENEAU
Garante e incorporación
Toda habla viene de un enunciador encarnado. El ethos a través de la enunciación se muestra la personalidad del
enunciador. Son los rasgos de carácter que el orador debe mostrar al auditorio (poco importa su sinceridad) para
causar buena impresión: es su aspecto. El orador enuncia una información y al mismo tiempo dice: yo soy esto, no
soy aquello. Se trata de la apariencia que le confieren la elocución, la entonación, calurosa o severa, la elección de
las palabras, de los argumentos que hacen aceptable o repulsiva esa enunciación. El ethos vale para todo discurso,
incluso escrito, todos poseen un tono que da autoridad a lo que se dice que permite que el lector construya una
representación del cuerpo del enunciador, la lectura hace emerger una instancia subjetiva que desempeña el papel
de garante de lo que se dice.
Carácter y corporalidad
El carácter corresponde a un haz de rasgos psicológicos. En cuanto a la corporalidad, está asociada a una complexión
corporal, pero también a una manera de vestirse y de moverse en el espacio social. En efecto, el ethos implica una
disciplina del cuerpo captado a través de un comportamiento global.
El universo de sentido se impone tanto por el ethos como por las ideas que transmite a través de una manera de
decir que remite a una manera de ser. La calidad del ethos remite a la figura de ese garante que, a través de su
habla, se da una identidad a la medida del mundo que supuestamente hace surgir en su enunciado. Es a través de su
propio enunciado como el garante debe legitimar su manera de decir.
La incorporación
Es la acción sobre el co-enunciador:
- la enunciación lleva al co-enunciador a conferir un ethos a un garante, le da cuerpo.
- el co-enunciador incorpora, asimila así un conjunto de esquemas que definen para un sujeto.
Si el logos concierne a las estrategias discursivas en cuanto tales y el ethos a la imagen del locutor, el pathos se
relaciona directamente con el auditorio, actúa por medio de la palabra para lograr la convicción. Analiza lo que
puede conmover, qué sentimientos el alocutario accede particularmente de acuerdo a su status, su edad. Este saber
es necesario para el orador, tiene interés de conocer para actuar eficazmente en las almas bajo tres aspectos
principales: en qué estado del alma se los experimenta, hacia qué clases de personas, y por qué motivos. Importa
saber en qué disposiciones afectivas se encuentran los auditores a quienes uno se dirige para saber conducirlos a las
disposiciones convenientes puesto que la pasión es lo que, al modificarnos, produce diferencias en nuestros juicios.
Las teorías de la argumentación contra las pasiones: El intento de llevar al auditorio a una posición determinada es
concebida en efecto como una obra que se efectúa por vías racionales, que excluyen todo tipo de recurso al
sentimiento, que es considerado como irracional. La argumentación es una actividad de la razón, de reflexionar
acerca del tema. El argumentador trata de mostrar que es posible dar cuenta racionalmente de su posición en la
materia. Cuando la gente propone argumentos sitúa sus consideraciones en el reino de la razón. Las emociones y las
pasiones, por su naturaleza misma, pueden cobrar una dimensión tal que dominan completamente las capacidades
racionales. Así, la apelación a la emoción se vuelve falaz cuando lo moviliza al punto de poner trabas a la capacidad
de razonar. En conclusión hay que utilizar las emociones en el discurso con prudencia porque también pueden ser
utilizadas falazmente. La apelación a los valores, que es uno de los resortes de la argumentación democrática,
moviliza los afectos profundamente.
Argumentar la emoción: Los mismos hechos pueden suscitar sentimientos diferentes y funcionar como argumentos
para conclusiones divergentes. La argumentación contribuye a legitimar la emoción y a fundar el sentimiento en
cuestión.
Rechazar la emoción: La emoción del alocutario no debe suscitarse solamente de manera tácita o argumentada; a
menudo debe presentarse como la reacción que debe sustituir a la emoción experimentada por el alocutario. Un
sentimiento que es dado por seguro es desmentido y refutado por el narrador, por medio de la ficción, el “yo”
rechaza la emoción que habría podido desencadenar. Para efectuar de manera eficaz esta refutación es importante
argumentar este rechazo, y fundamentarlo.