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Alberto Oteo Pérez. Fundación Gaspar Casal. Instituto Bonger de Criminología.

Universidad de
DOCUMENTOS Amsterdam.

9 Tendencias en el consumo de drogas en


la juventud española y efectos sobre su
salud.
La juventud se encuentra inmersa en una sociedad en cambio constante, donde los patrones de
consumo definen en parte la identidad del individuo. El consumo de drogas no es diferente en este
aspecto. La situación actual se caracteriza por el policonsumo de sustancias ligado a las situaciones de
ocio. El abuso de todas estas sustancias tiene consecuencias para la salud, tanto física como
psicosocial, siendo un inicio temprano en el consumo de drogas un predictor de posteriores problemas
psicosociales y de abuso de sustancias. El alcohol sigue siendo, con diferencia, la droga más consumida
por los jóvenes, siendo característico de esta generación un consumo en grandes cantidades durante
los fines de semana. Le siguen el tabaco y el cannabis. La proporción de estudiantes que ha tomado
tranquilizantes ha aumentado. El uso del resto de sustancias (cocaína, éxtasis, alucinógenos,
anfetaminas, sustancias volátiles, heroína) está mucho menos extendido, Parece que las prevalencias de
consumo de la mayoría de sustancias se están estabilizando aunque sus consumos en España están a la
cabeza de los países occidentales.

Palabras clave: juventud, drogas, salud, epidemiología, España, consumo,


abuso.

Introducción
La sociedad actual se caracteriza por un estado de cambio constante. Es
más notable el cambio tecnológico, pero a su vez, y en gran medida
potenciados por éste, se dan cambios en la sociedad que no se asimilan
fácilmente. El acceso instantáneo a todo tipo de información a través de
Internet, la capacidad de acceder en todo momento y en todo lugar a las
redes sociales, los cambios económicos, los grandes movimientos
migratorios, que tienen tanto origen como consecuencias a lo largo de todo
el mundo. Todos estos fenómenos tienen un carácter global, pero afectan a
la representación del mundo y de sí mismo que hace cada joven, así como a
su vida social y a sus patrones de consumo.

En las últimas décadas se han producido cambios en la familia que afectan a


la visión del mundo de los jóvenes y su situación en él. Estos cambios se
resumen en una reducción del número de miembros de la familia debido al
descenso de la natalidad. Aunque también están normalizándose otros
modelos de parentesco. Por otra parte, los hijos conviven durante más años
con los padres, pero las relaciones familiares cotidianas son menos
frecuentes al realizarse muchas actividades de los miembros de la familia
fuera de casa. Además, durante el tiempo que se pasa en casa, las relaciones
entre los miembros de la familia están obstaculizadas por el uso de las
nuevas tecnologías y la televisión. Por último, la función socializadora de la
familia se comparte con otras instancias, como la escuela y el grupo de

La salud mental de las personas jóvenes en España 155


iguales. Esta función socializadora de la familia es esencial para el desarrollo
saludable de los niños y para el desarrollo de un autoconcepto positivo y el
aprendizaje de patrones de consumo adecuados, así como para un
comportamiento responsable ante las drogas.

Ya se han observado cambios en los patrones de consumo en los jóvenes en


las dos últimas décadas, el más notable es el cambio de un consumo de
alcohol regular pero más comedido y de bebidas de baja gradación, a un
consumo en grandes cantidades, de bebidas de alta gradación, durante el fin
de semana. Otro cambio observado en los patrones de consumo juveniles es
el del policonsumo de sustancias.

Sin embargo, parece que las prevalencias de consumo de la mayoría de


sustancias se están estabilizando o incluso reduciendo. Este cambio es más
acusado en el caso del tabaco, y de las drogas ilegales más extendidas, cuyo
consumo había crecido más en los últimos años, el cannabis y la cocaína. De
modo que no hay motivo para la alarma social, pero tampoco para
entusiasmarse, ya que el consumo de drogas en España sigue estando a la
cabeza de Europa.

Para la realización de este artículo tomaremos como referencia la Encuesta


Estatal sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias (ESTUDES) 2006,
enmarcada en la serie de encuestas que vienen desarrollándose en España
de forma bienal desde 1994, dirigidas a los estudiantes de 14-18 años que
cursan Enseñanzas Secundarias (1) . Esta encuesta sólo recoge información
de una parte de la juventud, pero a falta de encuestas comparables sobre
jóvenes de edades mayores, será nuestro punto de referencia. Otra fuente
importante para este análisis es la Encuesta Domiciliarias sobre Alcohol y
Drogas en España (EDADES). Es un programa bienal de encuestas
domiciliarias sobre consumo de drogas, promovido por la Delegación del
Gobierno para el Plan Nacional Sobre Drogas (PNSD), y que viene dándose
desde 1995 hasta 2005 (2). Los principales resultados de estas encuestas
están recogidas en el Informe 2007 del Observatorio Español Sobre Drogas
(3).

En 2006 las drogas más consumidas por los estudiantes de 14 a 18 años


seguían siendo el alcohol, el tabaco y el cannabis. El alcohol sigue sacando
una gran diferencia a las demás drogas. Un 79,6% había tomado bebidas
alcohólicas alguna vez en la vida, un 46,1% tabaco y un 36,2% cannabis. La
proporción de consumidores de estas sustancias en los 30 días previos a la
encuesta fue de 58% para alcohol, 27,8% para tabaco y 20,1% para cannabis.
La proporción de estudiantes que había tomado alguna vez en la vida
tranquilizantes fue de un 12,6%. La proporción de los que los han tomado sin
receta alguna vez en la vida ha ido aumentando ligeramente en los últimos
años, situándose en un 7,6%, manteniéndose estable este tipo de consumo
en el último año y en el último mes. El uso del resto de sustancias (cocaína,
éxtasis, alucinógenos, anfetaminas, sustancias volátiles, heroína) está mucho
menos extendido, situándose la prevalencia alguna vez en la vida entre el 1%
y el 5,7% y la prevalencia en los últimos 30 días entre el 0,5% y el 2,3% (Tabla
1). Si tomamos como referencia las edades comprendidas entre los 15 y 34
años y entre 35 y 64 en 2005, observamos que los jóvenes y los adultos
jóvenes tienen mayores prevalencias de consumo que los mayores para
todas las sustancias excepto para los hipnosedantes (Figura 1). La edad
media de iniciación de tratamiento por primera vez se situó en 29,2 años en
2005 (3).

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Los principales rasgos que caracterizan la situación actual son el
policonsumo de sustancias y los consumos recreativos ligados al ocio. Por
ejemplo, existe una estrecha asociación entre el consumo de alcohol, tabaco
y cannabis. En 2006 un 95,7% de los que habían consumido tabaco en el
último año había consumido en el mismo periodo alcohol y un 67,6%
cannabis. También existe asociación entre el consumo de los distintos
psicoestimulantes (cocaína, éxtasis, anfetaminas) y los alucinógenos (3).
Estas características de la juventud española no son muy distintas de las de
la población europea y norteamericana.

Edad media de inicio en el consumo


Una edad temprana de inicio es un factor precursor específicamente
importante (y potencialmente prevenible) de problemas posteriores con el
alcohol. Esto ha sido demostrado de forma más consistente en adultos (4,5),
pero también es relevante cara al uso y abuso en la adolescencia (6,7). De
hecho, se ha demostrado que la iniciación al alcohol es un mediador clave en
la conexión entre la influencia parental, escolar y de los iguales y el abuso de
alcohol posteriormente (8).

Parece que ciertas características de la iniciación al alcohol (como beber en


reuniones familiares y sentirse ebrio/a) y ciertas formas de beber (consumo
orientado a la ebriedad) son particularmente predictivos de problemas
posteriores con el alcohol (9,10,11). Hay también cierta preocupación sobre
hasta qué punto un comienzo temprano de uso de alcohol sirve como
puente hacia el uso de otras sustancias (12).

En 2006 las sustancias que se empezaban a consumir más tempranamente


eran el tabaco, las sustancias volátiles y el alcohol, cuyas edades medias de
inicio se situaron entre los 13 y los 14 años. Le siguen los tranquilizantes y el
cannabis (14,2 y 14,6 años, respectivamente). La cocaína, el éxtasis, los
alucinógenos y las anfetaminas fueron las que se empezaron consumir a una
edad más tardía (15,4, 15,5, 15,5 y 15,6 años, respectivamente). No se
observaron variaciones importantes de la edad de inicio por sexo ni con
respecto a años anteriores, si bien en 2006 para hipnosedantes, cocaína y
sustancias volátiles se ha adelantado algo, y para heroína se ha retrasado
(tabla 2).

Los mayores incrementos en el consumo de alcohol, tabaco y cannabis se


producen entre los 14 y los 16 años. En cambio, para los psicoestimulantes
(éxtasis, cocaína o anfetaminas), se produce entre los 16 y los 18 años. Ello,
como es lógico, tiene que ver con la edad en que se comienza a consumir,
muy posterior en estas últimas sustancias (3)

El uso regular entre los muy jóvenes todavía es raro. Según el Observatorio
Europeo sobre Drogas y las Toxicomanías (OEDT), la información a nivel
europeo sugiere que el uso de drogas ilícitas entre gente muy joven (menos
de 15 años) está confinada a una pequeña minoría. Entre los que comienzan
a consumir sustancias a una edad temprana, la evidencia sugiere que la
experimentación temprana con sustancias psicoactivas, incluidos el alcohol y
el tabaco, se asocian con un mayor riesgo de desarrollar problemas más
adelante en la vida.

El uso regular entre los menores de 15 años se encuentra más a menudo en


un grupo de la población altamente problemático, en el que el uso de
sustancias está asociado con otros trastornos psicológicos y sociales

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concurrentes o precedentes, y a menudo pueden ser indicadores de
problemas sociales o de trastornos neuronales o del comportamiento (13).
Por ejemplo, una gran encuesta a jóvenes de 17 años en Francia encontró
que dos tercios de los encuestados que habían usado cannabis antes de los
12 años eran fumadores diarios de cannabis a los 17, mientras que aquellos
que no empezaron a usar cannabis antes de la edad de 16-17 eran en su
mayoría fumadores ocasionales (14).

Diferencias entre chicos y chicas en el consumo de drogas


Estas diferencias no deben verse sólo desde el punto de vista social, sino
también desde el punto de vista fisiológico, ya que los efectos que tienen las
drogas no son los mismos en los hombres que en las mujeres. Por ejemplo, una
menor cantidad de alcohol afecta en mayor medida a las mujeres, debido a su
constitución física, con un mayor contenido en grasa y menor de agua. Esto
hace que tanto la ebriedad como las consecuencias negativas del consumo de
alcohol se den antes en mujeres que abusan del alcohol que en hombres.

En cuanto al tabaco, las mujeres empiezan a fumar un poco más tarde,


menos cigarrillos y prefieren el tabaco con menos nicotina y alquitrán. Sin
embargo, los efectos del tabaco son también en su mayoría peores para las
mujeres que para los hombres, siendo los más graves los daños en el sistema
cardiovascular y los relacionados con el embarazo y la lactancia. Aunque en
el caso de las mujeres jóvenes lo más preocupante pueda ser unos mayores
daños en la piel y la boca (15). Además, según el National Institute on Drug
Addiction (NIDA), es más difícil para las mujeres iniciar la abstinencia y, al
hacerlo, es más probable que sufran una recaída. Algunos factores que
pueden contribuir a estos hechos son la intensidad de los síntomas de
abstinencia y la preocupación por el aumento de peso después de dejar de
fumar, que pueden ser más severos en las mujeres y, por descontado, para
las chicas jóvenes (16)

Los chicos jóvenes consumen en mayor medida que las chicas todas las
drogas ilegales, y también consumen alcohol y tabaco más intensivamente,
aunque el consumo de éste último está más extendido entre las chicas y el
consumo de alcohol está igualmente extendido en ambos sexos. El consumo
de tranquilizantes sí es algo que está claramente más extendido entre las
chicas.

En el caso de las drogas ilegales, las diferencias en las prevalencias por sexo
son más acusadas a medida que el consumo es más frecuente o intensivo. Es
decir, la diferencia relativa es mayor para el consumo en los últimos 30 días
que para el consumo alguna vez en la vida.

Diferencias en el consumo de drogas por Comunidad


Autónoma
La encuesta ESTUDES no está diseñada para obtener estimaciones de la
prevalencia de consumo de las drogas menos extendidas con una precisión
aceptable para áreas pequeñas. Sin embargo, sí permite sacar algunas
conclusiones sobre las diferencias interautonómicas con respecto al
consumo de tabaco, alcohol o cannabis.

En 2006 se observan diferencias interautonómicas importantes en la


proporción de estudiantes que fumaban tabaco diariamente, variando las

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cifras entre 2,3% en Melilla y 22,2% en Aragón (14,8% para el conjunto de
España). Las comunidades con una proporción de fumadores diarios
significativamente superior a la estatal eran Aragón, Castilla y León,
Extremadura y La Rioja, y las que la tenían inferior: Ceuta, Melilla, Baleares,
Canarias y la Comunidad Valenciana.

También se aprecian ciertas diferencias con respecto a la proporción de


estudiantes que habían tomado bebidas alcohólicas alguna vez en los
últimos 30 días, variando las cifras entre 25,6% en Ceuta y 70,8% en el País
Vasco (58% en el conjunto de España). Las comunidades con una proporción
de bebedores en los últimos 30 días significativamente superior a la estatal
fueron: Aragón, Asturias, Cantabria, Cataluña, Castilla-La Mancha, Castilla y
León, Navarra, País Vasco y La Rioja, y las comunidades con una proporción
inferior: Ceuta, Melilla, Andalucía, Baleares, Canarias, y Madrid.

Con respecto a la proporción de estudiantes que habían consumido cannabis


alguna vez en los últimos12 meses, las cifras variaban entre un 7% en Ceuta y
un 39,9% en Navarra (29,8% en el conjunto de España). La mayoría de las
comunidades, no obstante, se situaban entre el 25% y el 35%. Las
comunidades con una proporción de consumidores significativamente
superior a la estatal en cualquier período de referencia fueron: Aragón,
Cataluña, Navarra, País Vasco y La Rioja, y las comunidades con cifras
significativamente inferiores, Ceuta, Melilla, Andalucía y Canarias (3).

Jóvenes y las distintas drogas

Consumo de tabaco

El tabaco es, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) todavía la


primera causa de muerte prevenible en el mundo (17). En el año 2000 se le
atribuyeron 4,83 millones de muertes prematuras en el mundo (18). Su
consumo está directamente relacionado con la aparición de 29
enfermedades (de las cuales 10 son diferentes tipos de cáncer) y es la
principal causa de buena parte de muertes por cáncer de pulmón y de más
del 50% de las enfermedades cardiovasculares (19).

El tabaco aún mantiene una imagen atractiva entre gran parte de la


juventud, que sigue siendo un objetivo prioritario de las campañas de
promoción de su consumo. Los y las adolescentes informan de funciones
positivas de fumar, como el control del peso o de estados de ánimo
negativos y la adopción de una imagen de madurez y seguridad (20). Sin
embargo, se pueden notar varios efectos indeseables de su consumo al poco
tiempo de empezar a fumar, como arrugas prematuras y rostro amarillento,
manchas en los dientes y caries dentales, mal aliento y mal olor corporal y
manchas amarillentas en uñas y dedos. Efectos sobre la imagen corporal,
que tanto preocupa a los adolescentes. Además de éstos, se han
documentado varios efectos a corto plazo en la salud de los jóvenes, como
una función pulmonar reducida, un agravamiento del estado físico, un
aumento en los problemas de astma, un aumento de la tos y falta de aliento
(21). También existe evidencia de una relación positiva entre el uso de
cigarrillos y el subsiguiente uso de alcohol y cannabis (22).

Según datos de 2006, el consumo de tabaco entre los jóvenes está bajando
(3). Así, la prevalencia de consumo diario descendió desde un 21,5% en 2004
a un 14,8% en 2006, siendo, como ya se ha apuntado, algo mayor ésta en las

La salud mental de las personas jóvenes en España 159


chicas que en los chicos (Figura 2). La edad media se ha mantenido en los 13
años, pero la edad media en la que se consume diariamente ha aumentado
un año, y además, se consume menos cantidad, lo que es un avance en la
prevención del consumo de tabaco en adolescentes.

La gran mayoría de los estudiantes que fumaban se habían planteado dejar


de fumar en alguna ocasión, siendo mayor el porcentaje de chicas que se lo
han planteado (76,6%) que en los chicos (67,8%), y siendo también mayor
entre ellas el porcentaje de quienes lo han intentado realmente (41% frente al
35,4%).

En cuanto a su rol como fumadores pasivos, a casi la mitad de los


estudiantes (48,2%) les molestaba mucho o bastante que fumaran en lugares
cerrados estando ellos presentes. También es de resaltar que en 2006 un
10% menos de los estudiantes convivía con alguna persona que fumase
diariamente en su hogar, en comparación con 2004.

Consumo de bebidas alcohólicas

Las investigaciones desarrolladas en los últimos treinta años, han


demostrado que el consumo excesivo de alcohol puede provocar graves
trastornos físicos, psicológicos y del comportamiento. El riesgo de padecer
estos trastornos a lo largo de la vida es mayor cuando este consumo se
inicia en la adolescencia. El alcohol es la sustancia cuyo consumo está más
extendido en 2006 entre los estudiantes de 14 a 18 años. El 79,6% de los
jóvenes en 2006 había probado el alcohol alguna vez, un 80% lo había
consumido en el último año y casi el 60% en el último mes, aumentando este
porcentaje de estudiantes que habían bebido alcohol a medida que avanza la
edad, llegando a un 76,5% en los estudiantes de 18 años (3).

La población juvenil rara vez presenta cirrosis hepática u otros trastornos,


que se suelen presentar en los adultos tras varios años de abusar del alcohol.
Sin embargo las últimas investigaciones científicas han demostrado que el
consumo de alcohol en la adolescencia, y especialmente el consumo “en
atracón”, puede afectar al sistema nervioso central a distintos niveles,
interfiriendo con el desarrollo del cerebro, que en esta etapa es crítico. Este
tipo de consumo de alcohol afecta al hipocampo, una parte del sistema
nervioso responsable de la memoria y el aprendizaje. El consumo abusivo
produce alteraciones de las relaciones personales, del rendimiento escolar,
comportamientos violentos y conductas peligrosas para la salud, como
prácticas sexuales de riesgo o conducir bajo sus efectos. Además, los
bebedores frecuentes sufren de peor salud subjetiva y general, y producen
un mayor número de estancias nocturnas en el hospital que los bebedores
poco frecuentes o los no bebedores (23).

El consumo de alcohol durante los fines de semana, sobre todo entre los
jóvenes, se ha convertido en un problema de salud pública. Esto a pesar de
que el consumo de alcohol entre los estudiantes ha descendido
considerablemente desde las dos últimas encuestas de ESTUDES, tanto en el
consumo en los últimos 12 meses como en los últimos 30 días. Sin embargo,
la frecuencia de borracheras en los últimos 30 días entre los que habían
consumido alcohol en ese periodo aumentó ligeramente con respecto a
2004, continuando la tendencia ascendente observada desde 1994 (figura
3). Por lo tanto, aunque se reduce la extensión del consumo de alcohol, sigue
aumentando la práctica de esta conducta de riesgo, cuyos daños

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neurológicos potenciales se han apuntado, por parte de la juventud. Otro
riesgo de estas conductos para los jóvenes inexpertos es el de la
intoxicación etílica, que puede producir un estado de coma e incluso la
muerte.

En 2006 un 55,3% de los estudiantes de 14-18 años se había emborrachado


alguna vez en la vida y el 25,6% lo había hecho en el último mes. Por edad, la
prevalencia de borracheras durante el último mes variaba desde el 10,3% a
los 14 años hasta el 40,3% a los 18 años.

Los lugares preferidos por los estudiantes para beber siguen siendo los
bares, los espacios abiertos, como calles, plazas o parques, y las discotecas.
Globalmente, la bebida que más consumen son las copas o combinados,
aunque en días laborables prefieren la cerveza. Los lugares donde los
estudiantes conseguían con más frecuencia bebidas alcohólicas eran bares o
pubs (70,8%), discotecas (59,2%), supermercados (51,8%) e hipermercados
(37%).

Finalmente, otro aspecto asociado al consumo de bebidas alcohólicas por


los jóvenes, y quizás el más peligroso, es el de la conducción de vehículos.
En 2006 más del 20% de los estudiantes de 14-18 años (34,3% de los de 18)
reconocía haber sido pasajero en los últimos 12 meses en vehículos
conducidos bajo los efectos del alcohol. Además, casi un 10% de los
estudiantes de 14-18 años declaraba haber conducido en los últimos 12
meses un vehículo (coche, moto) bajo los efectos del alcohol, cifra que
ascendía a un 14,9% en los estudiantes de 18 años (3).

Cannabis

El cannabis es la primera droga ilegal consumida en España, así como en la


Unión Europea, con un aumento significativo del uso desde los años noventa.
También es la droga ilegal más consumida por los estudiantes de 14 a 18
años con bastante diferencia sobre las demás. La mayor parte de admisiones
a tratamiento en menores de 18 años se dan a causa de esta sustancia (3).

El cannabis actúa sobre el sistema cannabinoide, que desempeña un papel


fundamental en las funciones de la memoria, la atención y la percepción, así
como la actividad motora. De este modo al consumir cannabis todas estas
funciones se ven alteradas es más difícil mantener la atención y recordar
eventos y la percepción de la realidad se ve alterada, siendo también difícil la
estimación del paso del tiempo. Se produce también una disminución de la
actividad y mayor dificultad en la coordinación de movimientos.

El consumo habitual de cannabis produce una serie daños físicos y


psicológicos: 1) Los cigarrillos de cannabis o porros (la forma de consumo
más extendida) suelen fumarse sin filtro, lo que favorece la aparición de
enfermedades pulmonares, como la bronquitis crónica, el enfisema pulmonar
o el cáncer de pulmón; 2) Un efecto característico del cannabis es que
provoca taquicardias, por lo que puede empeorar el estado de personas con
hipertensión o insuficiencia cardíaca; 3) Hay indicios de que el consumo
crónico puede haber contribuido al aumento de la incidencia de depresiones
y psicosis.

Los efectos más visibles en los jóvenes son los relacionados con el
aprendizaje, ya que aumenta las dificultades para estudiar, prestar atención,
concentrarse y memorizar. Esto hace que los jóvenes consumidores regulares

La salud mental de las personas jóvenes en España 161


de cannabis obtengan peores resultados académicos. También hay cada vez
más evidencia de sus efectos negativos sobre la conducción de vehículos,
sobre todo en combinación con el alcohol (19).

España se sitúa a la cabeza de los países europeos en cuanto a consumo


regular de cannabis entre jóvenes. Existe preocupación por su uso por varias
razones. Se han documentado consecuencias negativas para la salud (2,3),
así como las relaciones entre uso de cannabis y el aumento del riesgo de
tener dificultades psicosociales (24,25,26).

Algunos autores apuntan a que el consumo de cannabis es un fenómeno de


la adolescencia independiente del uso de otras sustancias (27), otros han
informado de que el uso temprano de cannabis es predictor de un posterior
ajuste psico-social problemático (26) y un aumento de la dependencia a
dicha sustancia en la edad adulta (29).

Según ESTUDES 2006 un 36,2% de los estudiantes españoles lo habían


consumido alguna vez en la vida, un 29,8% en el último año y un 20,1% en los
últimos 30 días. El consumo estaba más extendido en los chicos en todos los
indicadores, si bien esta diferencia no era tan acusada como para otras
drogas ilegales, aunque las diferencias aumentaban al hacerlo la frecuencia o
la intensidad del consumo. La prevalencia de consumo diario era de un 3,2%
(4,2% en chicos y 2,2% en chicas).

El cannabis era también la droga ilegal que se empezaba a consumir a una


edad más temprana. La edad media de inicio en el consumo entre los
estudiantes de Secundaria era de 14,6 años, siendo similar en ambos sexos y
no mostrando variaciones significativas respecto a años anteriores. La
extensión y la frecuencia de consumo de cannabis se va incrementando con
la edad, desde los 14 a los 18 años. El mayor incremento tiene lugar entre los
14 y 15 años. En 2006 a los 18 años un tercio de los estudiantes había
consumido cannabis en el último mes y un 11,9% lo había hecho más de 10
días en ese período.

En el 2006 se ha observado un importante descenso del consumo después


de muchos años de aumento continuado. De hecho, han descendido con
respecto a 2004 tanto la prevalencia de consumo alguna vez en la vida,
como la prevalencia de consumo reciente o actual (figura 4), y el descenso
afecta a todas las edades y tanto a hombres como a mujeres. Esto ha
ocurrido después de más de una década de aumento en todos los
indicadores. Este hecho probablemente está relacionado con el aumento del
riesgo percibido por parte de los estudiantes (3).

Un aspecto que suele provocar alarma es el aumento del consumo en


edades tempranas. El OEDT compara este tipo de tendencias en el consumo.
Los países que registran estos datos de uso informan de aumentos en la
prevalencia del uso de cannabis alguna vez en la vida en la adolescencia
temprana – la fase de la vida en la que es más probable que se experimente
con drogas (14). En todos los países se dan grandes aumentos entre las
edades de 11-12 y 15-16. Desde 1995, los mayores incrementos a estas edades
(4% o más) se han dado en los nuevos países miembros (República Checa,
Estonia, Eslovenia y Eslovaquia) (Figura 5). España está entre los países
europeos con un mayor porcentaje de menores de 15 años que han
consumido cannabis en alguna ocasión, sólo superada por Suiza y Gales.
Canadá se sitúa por delante de los países europeos y los Estados Unidos
casi al mismo nivel que España.

162 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 09 | nº 84


Consumo de cocaína

La cocaína es, después del cannabis, la droga ilegal cuyo consumo está más
extendido entre los estudiantes, y en la actualidad (desde 2005) es la droga
que genera más demandas de tratamiento, por encima de la heroína y el
cannabis, si bien su consumo entre la juventud ha tenido un descenso
notable en la última encuesta ESTUDES 2006 (3).

Su uso tiene fundamentalmente una intención recreativa. Al igual que ocurre


con las anfetaminas, es utilizada con frecuencia para aguantar sin dormir las
noches de fiesta y/o para equilibrar los efectos depresores del alcohol.
Además esta droga tiene el efecto a corto plazo de reforzar el autoconcepto.
Estas características hacen que la cocaína atraiga a muchos jóvenes en sus
momentos de ocio. También produce un aumento inicial de la capacidad de
atención y de la concentración. La adicción a esta sustancia se produce tras
el consumo repetido durante cierto tiempo, y su síndrome de abstinencia no
se manifiesta claramente de forma física, sino más bien a través de un fuerte
deseo. Esto hace que muchos consumidores tengan a menudo una falsa
sensación de control, pero los deseos de repetir el consumo son muy
fuertes, y la abstinencia puede provocar depresiones e irritabilidad. Además,
el consumo de cocaína provoca una gran tolerancia, es decir, son necesarias
cantidades mucho mayores para conseguir el mismo efecto.

Las contrapartidas más inmediatas de esta sustancia son los cambios


emocionales, que unidos al aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria
pueden dar lugar a crisis de ansiedad y a pensamientos paranoides (19). A
largo plazo, el consumo continuado de cocaína produce un aumento de la
tensión arterial y la aparición de enfermedades cardíacas, pero también
trastornos cerebrovasculares y neurológicos, enfermedades respiratorias,
tanto trastornos agudos (edema pulmonar, infarto pulmonar, hemoptosis)
como crónicos (hipertensión pulmonar). Cada vía de consumo presenta sus
propias complicaciones. El consumo por vía nasal puede provocar pérdida
de olfato, hemorragias nasales, ronquera o incluso la perforación del tabique
nasal; en el caso de inyectarse puede provocar reacciones alérgicas a la
propia droga o a algunos de los componentes con los que se adultera, así
como enfermedades infecciosas asociadas a la vía endovenosa (VIH,
hepatitis, etc.). El consumo de cocaína base produce grandes daños
pulmonares (29).

El consumo de los estudiantes es fundamentalmente esporádico. En 2006 un


5,7% había consumido cocaína alguna vez en la vida, un 4,1% en los últimos
12 meses y un 2,3% en el último mes. De hecho, más de la mitad de los que
lo habían consumido en el último mes lo habían hecho uno o dos días.

En la encuesta ESTUDES 2006 se preguntó por primera vez por separado


por el consumo de cocaína en polvo (clorhidrato de cocaína) y de cocaína
base (crack). Los números referentes a la segunda forma no son
significativos, pero esta distinción indica preocupación por una forma de
consumir cocaína mucho más dañina para la salud y más adictiva, y que es
probable que aumente significativamente en los próximos años entre los
consumidores más marginales. El aumento de esta vía de consumo puede
darse por un cambio en las preferencias de los usuarios problemáticos de
drogas, como los inyectores, que pueden ver en la vía inhalada una solución
a los problemas que acarrea la vía intravenosa. Esto a su vez puede dar lugar
a un cambio en el mercado, creando un espacio para la venta de cocaína
preparada en forma de base. Este cambio preocupa al OEDT, que ya alerta

La salud mental de las personas jóvenes en España 163


de este tipo de cambios en las grandes ciudades de otros países europeos,
como Inglaterra o los Países Bajos, aunque todavía existen muy pocos
estudios sobre esta población (30).

Los datos de 2006 nos muestran que ha habido un descenso acusado del
consumo de cocaína entre los estudiantes de 14 a 18 años, rompiendo con la
tendencia creciente de los últimos años. Este descenso se ha producido
sobre todo en los 17 y 18 años, edades en las que se había incrementado
mucho su consumo en 2004. Aun así, un informe del OEDT de 2007, revela
que el porcentaje de jóvenes entre los 19 y 35 años que la consumen en
España es el mayor de Europa, seguido por el Reino Unido (Inglaterra y
Gales), y mayor también que el de Canadá y EE.UU. (Figura 6).

Al analizar los datos por grupos de edades, los mayores incrementos desde
los años noventa se dieron en el grupo de entre 15 y 34 años, aunque en los
años recientes (desde 2001) este incremento sólo ha continuado entre los
jóvenes de 15 a 24 años. El mayor incremento se dio en los hombres, sobre
todo entre los años 1999 y 2001. En 2006 el consumo fue superior en
hombres que en mujeres en los tres indicadores de consumo, y en todas las
edades, a excepción de los 14 años que es similar en ambos sexos. La
expansión del consumo se produjo sobre todo a los 17-18 años. La edad
media de inicio en el consumo fue 15,4 años, un poco antes que en
encuestas precedentes (3).

Consumo de éxtasis

El éxtasis o MDMA es una droga químicamente similar a la anfetamina y al


alucinógeno mescalina, tiene efectos tales como estimulación mental,
emocional y motora, sensación de bienestar y de aumento de fuerza y
“aguante” durante horas (que facilita la realización de ejercicio físico y el
baile), así como un característico aumento de la percepción sensorial. Puede
resultar atractivo a la población juvenil debido a la desinhibición, sociabilidad
y sensaciones placenteras que provoca. Por otra parte en consumidores
susceptibles, puede producir deshidratación, hipertensión y fallo cardiaco, así
como ansiedad, agitación y comportamientos violentos o de riesgo. Durante
los días posteriores al consumo de éxtasis pueden producirse fallos de las
capacidades mentales como la memoria y la habilidad para procesar la
información. Los usuarios crónicos presentan este tipo de problemas de
forma permanente, y son más vulnerables a sufrir otros trastornos como
disminución de la libido y alteraciones psiquiátricas como ansiedad,
depresión, sintomatología obsesiva, ideación paranoide o trastornos del
sueño (19).

En comparación con otras sustancias psicoactivas (como el alcohol, el


cannabis o la cocaína en menor medida) el éxtasis es una droga de consumo
minoritario en España, y que provoca muy poca demanda de tratamiento
(1,3% del total de demandas) (3), aunque debido a la notoriedad que alcanza
en los medios de comunicación pudiera parecer lo contrario .

En los últimos años se ha detectado en el mercado español la presencia de


una nueva forma de presentación del éxtasis llamada “cristal”, término que
se utiliza para designar las sales cristalizadas de dicha sustancia. Se presenta
en forma de polvo o de pequeña roca, y se consume preferentemente por
vía oral, introduciéndolo en cápsulas o en un trozo de papel de fumar
(“bombitas”), aunque también puede fumarse, inhalarse o inyectarse. Esta

164 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 09 | nº 84


nueva forma de éxtasis pretende sustituir a las tradicionales pastillas, ya que
presenta ventajas de producción, comercialización y distribución para
productores y traficantes, y es más fácilmente adulterable. No debe
confundirse este “cristal” (éxtasis cristalizado) con el “crystal”
(metanfetamina cristalina), pues son drogas distintas con efectos diferentes.

En el 2006 la prevalencia de consumo de esta sustancia continuó


descendiendo suavemente, especialmente la prevalencia alguna vez en la
vida. El consumo actual (últimos 30 días) apenas varió con respecto a 2004,
observándose un ligero aumento entre los varones (2,1% en 2006 y 1,9% en
2004) (3).

Consumo de anfetaminas

Las anfetaminas son derivados químicos de la feniletilamina, siendo la más


común el sulfato de anfetamina. Actúan aumentando el nivel de adrenalina,
serotonina y dopamina en el cerebro. Esto tiene como efecto un aumento de
la energía y de la concentración. En dosis altas puede dar lugar a euforia,
labilidad emocional, taquilalia (hablar en exceso) y agresividad. Al igual que
la cocaína, las anfetaminas estimulan potentemente el sistema de
recompensa del cerebro, dando lugar a un gran potencial para crear adicción
psíquica, y también se desarrolla una rápida tolerancia a sus efectos (31). En
cuanto a los daños físicos que provoca su consumo continuado, el órgano
más afectado es el hígado, ya que es el que se encarga de filtrarlo. Por otra
parte, la pérdida de apetito que provoca puede dar lugar a una rápida
desnutrición en usuarios regulares, lo que puede sumarse a episodios de
insomnio, dando lugar a fatigas y falta de energía.

La metanfetamina es una sustancia estimulante derivada de la anfetamina con


efectos más potentes sobre el sistema nervioso. Provoca un aumento de la
actividad, una disminución del apetito y una sensación de bienestar, a través
de la liberación de grandes cantidades de dopamina en las áreas cerebrales
relacionadas con el control de la actividad motora, el aprendizaje y el
refuerzo. Inmediatamente después de ser fumada o inyectada por vía
intravenosa se produce una sensación intensa de placer, a la que se denomina
“flash”, que dura sólo unos minutos. La inhalación y la ingesta oral provocan
efectos de menor intensidad, más duraderos y de aparición algo más tardía
(de 3 a 5 minutos si se inhala y de 15 a 20 minutos si es por vía oral). La
metanfetamina produce tolerancia con mucha rapidez debido a que sus
efectos placenteros son de corta duración, aunque su eliminación de la sangre
es bastante lenta (12 horas). Al intentar mantener este efecto con el uso de
dosis repetidas, se potencia su toxicidad y el riesgo de sobredosis (19).

La extensión del consumo de estos psicoestimulantes en 2006 fue similar a


la del éxtasis. Se trataba también de un consumo en su mayoría esporádico.
Un 3,4% de los estudiantes de 14 a 18 años las había consumido alguna vez
en la vida, un 2,6% en el último año y un 1,4% en el último mes. El consumo
también estaba más extendido en los varones, y se incrementaba con la
edad. El mayor aumento de la prevalencia de consumo se producía entre los
17 y los 18 años. La edad de inicio en el consumo se situó en los 15,6 años,
siendo similar en ambos sexos y estando mas o menos estabilizada en los
últimos años.

El consumo de anfetaminas también descendió en 2006, continuando la


tendencia iniciada en 2004. Este descenso se produjo en los tres

La salud mental de las personas jóvenes en España 165


indicadores, principalmente en los hombres, y en general a partir de los 16
años (3).

Aunque a escala mundial, en términos de producción y tráfico, la


metanfetamina tiene más relevancia que la anfetamina o el éxtasis, su
consumo en España es en la actualidad similar al de éxtasis (19). Sin
embargo la evolución del mercado de esta sustancia es algo a lo que prestar
atención, ya que esta droga en EEUU está tomando una gran relevancia
como sustituto de la cocaína en muchos estratos sociales y causando daños
considerables en su población, así como en el Sudeste asiático y Oceanía,
sobre todo en forma de metanfetamina (32). Un descenso de la oferta de
cocaína en España podría dar lugar a un aumento de estos estimulantes de
fácil síntesis.

Consumo de tranquilizantes

En este grupo de medicamentos se encuentran fármacos como los


antidepresivos, los barbitúricos y las benzodiacepinas. También se los
conoce como sedantes o ansiolíticos, ya que deprimen la actividad del
Sistema Nervioso, dando lugar a una sensación de relajación y de reducción
de la ansiedad. Como cualquier otra droga que actúa sobre el Sistema
Nervioso Central, pueden crear adicción, y la interrupción brusca de su
consumo puede dar lugar a un síndrome de abstinencia, con síntomas como
insomnio o ansiedad y sudores fríos, pudiendo llegar a provocar
convulsiones. Estas sustancias son especialmente peligrosas cuando su uso
se combina con el del alcohol, siendo ambas sustancias depresoras del SNS,
y por tanto potenciando los efectos nocivos de ambas, y pudiendo llegar en
último término a un coma y, en los casos más graves, parada respiratoria y
muerte.

Aunque su consumo regular no es alto ni ha aumentado significativamente


en los últimos años, la edad media de inicio de tranquilizantes sin receta es
la tercera más baja (14,4 años) después la del tabaco y el alcohol. También
se ha observado un aumento de la prevalencia de consumo alguna vez en la
vida con y sin receta. Esta evolución es similar para ambos sexos.

La prevalencia de consumo sin receta fue algo inferior en 2006 respecto a


2004, con cifras de 7,6% alguna vez en la vida, 4,8% el último año y 2,4% el
último mes. Como hemos señalado más arriba, al contrario de lo que ocurre
con las drogas ilegales, su consumo está más extendido entre las chicas que
entre los chicos.

Consumo de alucinógenos

Este grupo de drogas comprende el grupo de las drogas psiquedélicas,


disociativas y delirantes, y comprende sustancias como la LSD, la psilocibina
(setas psilócibes), la mescalina (peyote, San Pedro) o el DMT (ayahuasca).
También se incluye en este grupo a la Ketamina, un anestésico para animales
que ha ido ganando popularidad en los ambientes festivos en los últimos
años. Estas sustancias tienen en común que no sólo amplifican estados
mentales conocidos, como las otras drogas psicoactivas, sino que pueden
causar cambios en el pensamiento, las emociones y la percepción,
induciendo experiencias que son cualitativamente diferentes a las ordinarias.

El uso de estas sustancias es mayoritariamente esporádico. En 2006 un 4,1%


de estudiantes de Secundaria los había consumido alguna vez en la vida, un

166 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 09 | nº 84


2,8 % en el último año y un 1,3% en los últimos 30 días. El consumo estaba
mucho más extendido en los chicos llegando a duplicar al de las chicas.
Como ocurre con el resto de sustancias, la prevalencia de consumo
aumentaba con la edad. La tendencia del consumo en los últimos años
parece decreciente (3).

Estas sustancias no crean adicción, ya que el tipo de experiencia que


provocan hace difícil el consumo repetido. Sin embargo en Holanda, donde
la venta de setas psilócibes estaba permitida, se ha prohibido su
comercialización basándose en informes del aumento de las emergencias
provocadas por su consumo. La mayoría de éstas siendo ataques de pánico
a cargo de turistas jóvenes e inexpertos, (33,34).

Consumo de heroína

Esta droga, cuyas propiedades adictivas y su síndrome de abstinencia, muy


visible a nivel físico, son muy conocidas por la población general, ha dejado
de ser popular entre la juventud debido a su asociación con el contagio de
VIH-SIDA y la devaluación de su percepción social. La incidencia de nuevos
usuarios en la juventud descendió de forma pronunciada en los años 80
hasta estabilizarse en 1995 hasta hoy, teniendo un pequeño repunte en 2006.
Así, la entrada a tratamiento por primera vez en la vida pasó de 25,7 años en
1991 a 33,2 en 2005 (3).

La heroína es la droga menos consumida por los estudiantes de 14 a 18 años.


En 2006 un 1% la había consumido alguna vez en la vida, un 0,8% en el
último año y un 0,5% en el último mes, siendo el consumo de los chicos muy
superior al de las chicas.

Con respecto a la edad, las máximas prevalencias de consumo se observaron


a los 16 años. La edad media de inicio en el consumo se situó en los 14,6
años, un poco más tardía que la registrada en 2004 (14,4 años).

Aún es pronto para saber si este pequeño repunte en 2006 se trata de un


cambio de tendencia, pero habrá que prestar atención a su evolución. En su
Informe Anual 2008, el OEDT advierte de una posible amenaza al aumentar
la disponibilidad de esta droga en el mercado, causada entre otras cosas por
un aumento en la producción de opio en Afganistán, que ha llegado a su
récord en 2007. Este hecho junto con algunos aumentos en los indicadores
de consumo en Europa han hecho a su director, Wolfgan Götz pedir a los
estados miembros que tengan sus sistemas de información alerta y sean
capaces de responder de forma rápida. Aunque también aclara que -nada
parece indicar que se pueda dar una epidemia como la que experimentó
Europa en los 90- (35).

Consumo de inhalables volátiles

En este grupo se incluyen los poppers, colas, pegamentos, gasolina, nitritos y


disolventes. Los más consumidos dentro de este grupo son los poppers.
Estas drogas producen un efecto estimulante y vasodilatador que se percibe
a los pocos segundos de inhalar la sustancia, con sensación de euforia,
ligereza, aumento del deseo sexual, etc. Aunque estos efectos desaparecen
rápidamente y dan paso a una sensación de agotamiento. Los efectos
adversos producidos son enrojecimiento de la cara y el cuello, dolor de
cabeza, náuseas, vómitos, aumento de la frecuencia cardiaca e hipotensión.
Los poppers crean tolerancia, lo que unido a la breve duración de sus

La salud mental de las personas jóvenes en España 167


efectos, lo convierte en una droga peligrosa, con un elevado riesgo de
intoxicación por sobredosis (19).

En 2006 un 3% de los estudiantes los había consumido alguna vez en la vida,


un 1,8% en el último año y un 1,1% en el último mes. El consumo va creciendo
progresivamente con la edad, y son en su mayoría los chicos quienes los
consumen. Es un consumo generalmente esporádico, cuya edad de inicio en
el 2006 se situó en los 13,6 años, la edad más temprana de inicio en el
consumo de drogas después del tabaco. Además, esta edad había
descendido con respecto a los años 2004 y 2002 (14 y 14,3 años
respectivamente). La media de entrada a tratamiento por abuso de estas
sustancias es también la más baja de todas las drogas (20,5 años). Estos
fenómenos pueden tener relación con la llegada de inmigrantes de países
pobres, tanto de África como del sur y el centro de América, donde el
consumo de colas y otros productos de bajo precio está más extendido
entre la juventud. Otra explicación puede ser el aumento de la popularidad
de los poppers y su fácil accesibilidad en el ambiente festivo.

Percepción del riesgo y la disponibilidad


En 2006 aumentó la percepción del riesgo ante el consumo diario de tabaco
o alcohol (tanto en fin de semana como diariamente) y ante el consumo
habitual de cannabis, siendo las conductas asociadas a un menor riesgo
tomar 5 ó 6 cañas/copas de bebidas alcohólicas en fin de semana, tomar 1 ó
2 cañas/copas diariamente, y tomar tranquilizantes o somníferos
esporádicamente.

El riesgo percibido por las mujeres era superior al percibido por los hombres,
especialmente para el consumo de alcohol y el de cannabis.

En 2006 las drogas percibidas por los estudiantes como las más disponibles
eran las de comercio legal y el cannabis. En este sentido, un 91,2% de los
estudiantes pensaban que les sería fácil o muy fácil conseguir bebidas
alcohólicas si quisieran, un 58,9% tranquilizantes o somníferos, y un 66,8%
cannabis.

Por lo que respecta a la evolución temporal de la disponibilidad percibida de


drogas entre 2004 y 2006 se observa un descenso generalizado de la
disponibilidad percibida de todas las drogas.

En el caso de algunas drogas, como el cannabis y la cocaína, los descensos


son muy importantes y aparecen por primera vez tras un ascenso
continuado desde 1994. A pesar de los esfuerzos de las Comunidades
Autónomas por controlar la venta de alcohol a menores, el menor descenso
en la disponibilidad percibida es el referente al alcohol.

Consumo de drogas en el grupo de iguales


En la etapa adolescente, el grupo de amigos es un marco imprescindible
para consolidar la identidad individual y social de los jóvenes. El grupo les va
a permitir identificarse con aquellos y aquellas que están pasando por su
misma situación, pudiendo reconocerse a sí mismos en este entorno y
recibiendo apoyo desde esta comprensión mutua. A cambio de este apoyo,
el grupo les exige el seguimiento de unas normas, ejerciendo influencia en el
individuo. En la medida en que la familia y la escuela no tengan un peso
específico, el grupo aumentará su influencia y hará que éste dependa

168 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 09 | nº 84


excesivamente de él. De esta forma, el consumo o no de drogas por parte de
los amigos puede influir en el consumo propio. De hecho, en ESTUDES 2006
se puede observar que las prevalencias de consumo de drogas de los
estudiantes en que todos o la mayoría de sus amigos las consumían eran
muy superiores a las de los estudiantes en que sólo unos pocos amigos las
consumían.

En 2006 el alcohol, el tabaco y después el cannabis eran las sustancias que


una mayor proporción de estudiantes afirmaba que consumían todos o la
mayoría de sus amigos. Así, un 54,9% de los estudiantes afirmaba que todos
o la mayoría de sus amigos habían tomado bebidas alcohólicas en los
últimos 30 días, un 33,2% tabaco y un 14,7% cannabis (3).

Abordaje
El conocimiento de los jóvenes sobre las drogas y sus efectos ha aumentado
en los últimos años. En 2006 una amplia mayoría de los estudiantes (86,5%)
se consideraba suficiente o perfectamente informado sobre las drogas, sus
efectos y los problemas asociados, siendo las principales vías por las que
recibían información los padres, los medios de comunicación y los
profesores. La proporción de estudiantes que afirmaba haber recibido
información por parte de padres o hermanos ha aumentado bastante desde
2004 (3), lo que es una buena noticia desde el punto de vista de los
programas preventivos, que proponen un aumento de la comunicación entre
padres e hijos sobre estos temas.

En 2006 se han destinado 2.105.000 euros al campo de la prevención y la


sensibilización. Se han priorizado los programas de prevención del inicio en
el consumo de drogas, especialmente del alcohol y el cannabis, y de los
daños asociados a dichos consumos, dirigidos a jóvenes, así como los
programas comunitarios de prevención de las drogodependencias dirigidos
especialmente a jóvenes y familias en situación de riesgo o exclusión social.
También las acciones de sensibilización dirigidas a población juvenil en
contextos lúdicos y de ocio, acciones dirigidas a fortalecer la capacidad de
las familias para intervenir activamente en la prevención de las
drogodependencias y acciones innovadoras de comunicación destinadas a
aumentar la sensibilización sobre los problemas derivados del consumo de
drogas. Por último, se sigue dando cada vez más importancia a la prevención
en el ámbito laboral.

Es muy importante implicar en las actividades preventivas no sólo a la


comunidad educativa, sino también a los profesionales de la salud,
fundamentalmente, a los de Atención Primaria. Según el PNSD El sector
sanitario no ha tenido hasta la fecha una implicación suficiente en las tareas
preventivas. Por este motivo, el Plan de Acción 2005-2008 en el segundo de
sus ejes de actuación, prevención y sensibilización social, propone como uno
de los objetivos prioritarios la promoción de acciones que impliquen a este
importante sector de profesionales (35). Algo que no sólo piden los
profesionales, sino los propios jóvenes, ya que este es el colectivo del que
prefieren recibir información, seguido de charlas y cursos sobre el tema y de
personas que hayan estado en contacto con las drogas (3).

La salud mental de las personas jóvenes en España 169


Tabla 1. Evolución de las prevalencias de consumo de sustancias psicoactivas
entre estudiantes de Enseñanzas Secundarias de 14-18 años (porcentajes).
España, 1994-2006.

1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006


Prevalencia de consumo alguna vez en la vida
Tabaco 60,6 64,4 63,4 61,8 59,8 60,4 46,1
Alcohol 84,1 84,2 86,0 78,0 76,6 82,0 79,6
Hipnosedantes sin receta* 6,1 6,1 6,4 6,9 6,5 7,0 7,6
Cannabis 20,9 26,4 29,5 33,2 37,5 42,7 36,2
Éxtasis 3,6 5,5 3,6 6,2 6,4 5,0 3,3
Alucinógenos 5,1 6,8 5,5 5,8 4,4 4,7 4,1
Anfetaminas 4,2 5,3 4,3 4,5 5,5 4,8 3,4
Cocaína 2,5 3,4 5,4 6,5 7,7 9,0 5,7
Heroína 0,5 0,5 0,9 0,6 0,5 0,7 1,0
Inhalables volátiles 3,1 3,3 4,2 4,3 3,7 4,1 3,0
Prevalencia de consumo en los últimos 12 meses
Alcohol 82,7 82,4 83,8 77,3 75,6 81,0 74,9
Hipnosedantes sin receta* 4,4 4,5 4,7 5,0 4,5 4,7 4,8
Cannabis 18,2 23,4 25,7 28,8 32,8 36,6 29,8
Éxtasis 3,2 4,1 2,5 5,2 4,3 2,6 2,4
Alucinógenos 4,4 5,6 4,0 4,2 3,2 3,1 2,8
Anfetaminas 3,5 4,4 3,4 3,5 4,1 3,3 2,6
Cocaína 1,8 2,7 4,5 4,8 6,2 7,2 4,1
Heroína 0,3 0,4 0,6 0,4 0,3 0,4 0,8
Inhalables volátiles 1,9 2,0 2,6 2,5 2,2 2,2 1,8
Prevalencia de consumo en los últimos 30 días
Tabaco 31,1 32,5 31,9 32,1 29,4 37,4 27,8
Alcohol 75,1 66,7 68,1 60,2 56,0 65,6 58,0
Hipnosedantes sin receta* 2,6 2,2 2,3 2,5 2,4 2,4 2,4
Cannabis 12,4 15,7 17,2 20,8 22,5 25,1 20,1
Éxtasis 2,1 2,3 1,6 2,8 1,9 1,5 1,4
Alucinógenos 2,6 2,8 2,0 2,0 1,2 1,5 1,3
Anfetaminas 2,3 2,6 2,0 2,0 2,0 1,8 1,4
Cocaína 1,1 1,6 2,5 2,5 3,2 3,8 2,3
Heroína 0,2 0,3 0,4 0,3 0,2 0,4 0,5
Inhalables volátiles 1,1 1,2 1,8 1,5 1,1 1,1 1,1
* Tranquilizantes o pastillas para dormir sin receta médica
Nota: Los porcentajes están calculados sobre el número de casos con información
Fuente: DGPNSD. Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias (ESTUDES) 1994-
2006.

170 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 09 | nº 84


Figura 1. Proporción de la población de 15-34 y 35-64 años que ha usado drogas en
los últimos 12 meses (porcentajes). España, 2005.

Fuente: Encuesta Domiciliaria sobre Alcohol y Drogas en España (EDADES), 1995-2005.

La salud mental de las personas jóvenes en España 171


Tabla 2. Evolución de la edad media del inicio en el consumo de sustancias
psicoactivas entre estudiantes de enseñanzas secundarias de 14 a 18 años
(porcentajes). España, 1994-2006

1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006


Tabaco 13,9 13,3 13,2 13,1 13,1 13,2 13,1
Tabaco (consumo diario) - 14,6 14,5 14,4 14,4 14,5 14,2
Alcohol 13,5 13,7 13,8 13,6 13,6 13,7 13,8
Alcohol (consumo semanal) - 15,0 15,0 14,9 15,0 15,1 15,0
Hipnosedantes sin receta* 14,1 14,5 14,8 14,5 14,6 14,8 14,4
Cannabis 15,1 15,1 15,0 14,9 14,7 14,7 14,6
Cocaína 15,6 15,9 15,8 15,8 15,7 15,8 15,4
Heroína 14,3 14,7 14,4 15,4 14,9 14,4 14,7
Anfetaminas 15,5 15,7 15,6 15,6 15,6 15,7 15,6
Alucinógenos 15,4 15,6 15,4 15,5 15,5 15,8 15,5
Éxtasis 13,3 13,6 13,4 13,9 14,3 14,0 13,6
S. Volátiles 15,6 15,7 15,5 15,7 15,4 15,6 15,5
* Tranquilizantes o pastillas para dormir sin receta médica
Nota: Los porcentajes están calculados sobre el número de casos con información
Fuente: DGPNSD. Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias (ESTUDES) 1994-
2006.

Figura 2. Evolución de la prevalencia del consumo diario de tabaco entre estudiantes


de enseñanzas secundarias de 14-18 años (porcentajes). España 1994-2006

Fuente: DGPNSD. Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias (ESTUDES) 1994-
2006.

172 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 09 | nº 84


Figura 3 Proporción de estudiantes de Enseñanzas Secundarias de 14-18 años que
se han emborrachado en los últimos 30 días entre los que han consumido alcohol
en dicho periodo (porcentajes). España, 1994-2006.

Fuente: DGPNSD. Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias (ESTUDES)
1994-2006.

Figura 4. Prevalencia de consumo de cannabis (porcentajes) y edad media al inicio


del consumo entre estudiantes de Enseñanzas Secundarias de 14-18 años. España,
1994-2006.

Fuente: DGPNSD. Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias (ESTUDES)
1994-2006.

La salud mental de las personas jóvenes en España 173


Figura 5. Cambios entre 1995 y 2003 en uso de cannabis recordado a la edad
de 13 años o menos (puntos porcentuales) reportados por estudiantes de 15 a
16 años.

Nota: pequeños porcentajes y cambios deben tomarse con precaución


Para Bulgaria y Chipre los cambios se han calculado desde 1999 a 2003, en lugar de desde 1995 a 003.
Fuente: ESPAD

174 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 09 | nº 84


Figura 6. Prevalencia de consumo de cocaína alguna vez en la vida y en el último
mes de adultos jóvenes (19-35) en Europa, Australia, Canadá y los EE.UU.

NB: Countries have been ordered according to lifetime prevalence of cocaine use.
In the European contries, most surveys were conducted between 2001 and 2006, an the
standard age range is 15 to 34 years. (In some countries the lower may be 16 or 18 years).
The European average prevalence rate was calculated as the average of the national prevalence
rates weighted by national population of 15-to34-year-olds (2004, taken from Eurostat).
In the USA, the survey was conducted in 2005, and the age range is 16 to 34 years
(recalculated from original data).
In the Canada, the survey was conducted in 2004, and the age range is 15 to 34 years
(recalculated from original data).
For Australia, the survey was conducted in 2004, and the age range is 14 to 39 years
(recalculated from original data).
Variations in age ranges may slightly influence disparties between countries. See also table GPS-9
Sources: USA: SAMHSA, Office of Applied Studies, National Survey on Drug use and Health (2005)
(www.samhsa.gov and http://oas.samhsa.gov/nhsda.htm#NHSDAinfo)
Canada: Adlaf, E. M., Begin, P. and Sawka, E. (eds) (2005), Canadian Addiction Survey (CAS) -A
national survey of Canadians’ use of alcohol and other drugs-
Prevalence of use and related harms: detailed report. Ottawa: Canadian Centre of Substance
Abuse
Australia: Australian Institute of Health and Welfare (2005), 2004 National Drug Strategy
Household Survey -Detailed Findings. AIHW Cat. No PHE 66. Canberra: AIHW (Drug Statistics
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Europe: based on Retox national reports (2006).
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La salud mental de las personas jóvenes en España 175


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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en Enseñanzas Secundarias 2006-2007. Ministerio de Sanidad y Consumo. Madrid: Ministerio de
Sanidad y Consumo, 2008. http://www.pnsd.msc.es/Categoria2/observa/estudios/home.htm.

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Drogas en España 2005-2006. Ministerio de Sanidad y Consumo, 2008. Ministerio de Sanidad y
Consumo. http://www.pnsd.msc.es/Categoria2/observa/estudios/home.htm.

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