Monográfico: "Naciones y Nacionalismo".
Monográfico: "Naciones y Nacionalismo".
Monográfico: "Naciones y Nacionalismo".
Monográfico:
“Naciones y nacionalismo”.
Coord. Ignacio de la Rasilla del Moral
REVISTA INTERNACIONAL DE PENSAMIENTO POLÍTICO · I ÉPOCA · VOL. 2 · 2006 · [265-289] · ISSN 1885-589X
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500 preguntas al Nacionalismo Español
Oriol Vidal, Ediciones Martínez Roca, 2006, pp. 303
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Esta estructuración textual conlleva un cierto sistentemente en convertirlos en patrimonio
tono demagógico en la mayor parte de las pá- único de éste. Para alcanzar este objetivo,
ginas del libro que conduce, de forma casi in- entre otras herramientas ideológicas, utiliza
evitable, a la atribución en exclusiva de todos un concepto de historia marcadamente me-
los rasgos negativos al nacionalismo español. tafísico que le permite, al mismo tiempo, ha-
Pueden bastar como muestra representativa cer interpretaciones interesadas de la misma.
tres ejemplos. En primer lugar, tras haber Cuando la historia aparece, como el caso de
apelado continuamente a un concepto tan la lengua, como elemento legitimador de un
iusnaturalista como el de pueblo para legiti- uso común, se expone una visión malévola,
mar el derecho de autodeterminación, Oriol tergiversadora de la misma, achacándole que
acaba denunciando la falacia de afirmar que haya conducido a la lengua castellana a una
el principio de unidad de España sea « una situación privilegiada. Pero, al mismo tiempo,
condición de naturaleza inmutable » (87). En la historia es el principal factor legitimador de
pocas palabras, en tanto que iusnaturalista, la identidad de pueblos como el vasco o el
no es aceptable la defensa de la unidad, pero catalán que son naciones fundamentalmente
sí que es posible apelar a razones igualmente por razones históricas. En gran medida, estas
iusnaturalistas para justificar y afianzar el con- dos caras metafísico/morales de la historia
cepto de identidad de un pueblo como base crean una cierta esquizofrenia conceptual
de su derecho a la autodeterminación. En se- que resulta teóricamente insostenible: por un
gundo lugar, a la hora de aceptar la movilidad lado, la historia como fuente de perversión
de la historia, el autor nos habla tan sólo de en todo lo referente a la unidad de España
un nacionalismo español estático, incapaz y, al mismo tiempo, esa misma historia como
de admitir el cambio, como si fuera el úni- fuente de legitimidad en todo lo referente a la
co existente. Mientras que, por el contrario, identidad de las naciones que la componen.
atribuye, en todo momento, un carácter di-
námico a los nacionalismos periféricos, como No obstante, en un libro con intención de
si en ellos no existieran también elementos y crear polémica el tono demagógico puede
sectores tan estatistas como en el nacionalis- entenderse como prácticamente inevitable y
mo español. Por último, critica duramente los no merma los aspectos valiosos del mismo
intentos españolistas de establecer mecanis- que, sin duda, posee. Desde un punto de
mos coercitivos para obligar a los ciudadanos vista teórico, los dos principales son, a mi en-
a respetar ciertos símbolos identitarios, sin tender, la denuncia del nacionalismo español
señalar que esos procedimientos también se radical y la defensa del derecho de autodeter-
han llevado a cabo en otros ámbitos no esta- minación. Y, por otro lado, desde la perspec-
tales. En gran medida, el autor va atribuyen- tiva de la divulgación, su capacidad, como se
do, de forma exclusiva, errores y fallos en el señala en la contraportada de la obra, de pro-
nacionalismo español que no son propiedad vocar en el lector la reflexión y el debate.
inherente del mismo, sino de cualquier na-
cionalismo radical, por más que intente in- José Cepedello Boiso*
*
Doctor en Filosofía y Licenciado en Derecho. Profesor Asociado de Filosofía del Derecho
y Filosofía Política de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.
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Ethnicity, Nationalism and Minority Rights
Stephen May, Tariq Modood and Judith Squires (Ed.) Cambridge
University Press, 2004, p.261
n los últimos años, una amplia li- La primera parte del libro está compues-
teratura académica centrada en ta por cuatro capítulos en torno a los con-
conflictos étnicos, reivindicaciones ceptos de etnicidad y grupos étnicos. El
de minorías y globalización ha surgido en punto de partida de los dos primeros, a
diversas disciplinas en materia de etnici- cargo, respectivamente, de J.N. Pieterse
dad y nacionalismo. Muchos de estos es- y R. Brubaker, es la dificultad de realizar
tudios adoptan una perspectiva uni-disci- análisis breves e imparciales de los conflic-
plinar ignorando asuntos de fundamental tos étnicos debido al probable surgimiento
importancia para otras disciplinas y para de divergencias, no solamente respecto de
la explicación de los aspectos contradic- los términos a utilizar sino, como señala J.
torios de estos complejos fenómenos. El N. Pieterse, sobre el objeto mismo del con-
propósito de esta obra es ofrecer una am- flicto. Al reflexionar sobre los límites de la
plia presentación inter-disciplinar combi- potencial explicación del concepto, tanto
nando, para ello, perspectivas y aproxima- N.J.Pieterse como R.Brubaker definen la
ciones metodológicas propias tanto de la etnicidad como “proceso” y, por ello, como
ciencias sociales como de la ciencia polí- concepto relacional y dinámico. J.N.Pieterse
tica. Muy rico en ideas, el libro ofrece una ofrece claros esquemas sobre la variedad
cuidada reflexión sobre conceptos clave de la étnicidad en términos de prominen-
y fenómenos como el “nuevo racismo” o cia, intensidad y significado. R.Brubaker,
el “nuevo nacionalismo”, avanzando una por su parte, analiza en detalle el concepto
metodología que podrá resultar de inspi- de “grupo” (al que considera menos apro-
ración a una nueva línea de investigación piado que el de “agrupamiento”: más di-
en esta sede. La claridad de la exposición námico y temporalmente circunscrito) pro-
introductoria de los editores y su útil sín- porcionando, así, una alternativa ejemplar
tesis de la evolución de la aproximación a las simplificaciones y a los estereotipos
conceptual de ambas disciplinas a la de la pertenencia estadística al grupo que
materia, hace del capítulo introductorio abundan en los análisis sobre la materia.
no sólo una excelente sección del libro, Los dos instructivos capítulos siguientes se
sino también un material de lectura inte- centran en estudios empíricos relacionados
resante para los alumnos. Tres cuestiones con la capacidad explicativa del concepto
estructuran el conjunto de la obra: ¿Cómo de etnicidad. Así, el capítulo a cargo de
analizar la realidad social desde el con- T.H.Eriksen considera las enseñanzas que
cepto de etnicidad? ¿Cómo analizar las proporciona la revuelta en Mauritania en
reivindicaciones de las minorías existen- 1999 y defiende un análisis basado en el
tes? ¿Cómo las políticas estatales integran concepto de “clase” en sentido amplio que
esta dimensión social?. incorpora tanto el dominio simbólico como
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el poder económico. Esta posición reafirma dichas reivindicaciones son principalmente
el ya mencionado argumento avanzado por valoradas en términos de justicia para con
N.J. Pieterse. El capítulo de P.H.Collins, la mayoría y la minoría, mientras que en
por su parte, analiza el “nuevo racismo” Europa Central y del Este la valoración se
en Estados Unidos que opera mediante la realiza en términos de seguridad conecta-
curiosa combinación de una abolición de la da con la integridad territorial del Estado.
segregación estructuralmente incompleta Este capítulo contiene una variada gama de
sumada a una ideología de inclusividad no excelentes y mesuradas observaciones, in-
discriminatoria por motivos de raza. Es de cluyendo algunas propuestas a adoptar por
destacar que la autora defiende una per- las organizaciones occidentales para des-
cepción del nacionalismo negro como sis- segurizar estos debates en aras de la pro-
tema de referencia para la elaboración de tección de las minorías. I.M. Young, por su
respuestas a este fenómeno. Su valoración parte, propone un interesante análisis del
permite concluir que el concepto de etni- principio de auto-determinación en dere-
cidad captura adecuadamente la situación cho internacional en el que sostiene que la
social estadounidense al tiempo que marca interpretación clásica de la soberanía y del
los límites del “análisis” realizado en esta principio de no intervención ignora la rela-
primera parte temática. ción de interdependencia de los pueblos,
especialmente en el sistema económico
La segunda parte del libro, a cargo de po- global. En este sentido, la autora defiende
litólogos, analiza la relación real entre el convincentemente un concepto de auto-
Estado y las minorías. En su muy estimu- determinación relacional. La tercera parte
lante contribución, T.K. Oommen propone de la obra nos introduce en el debate en
una tipología de los nuevos nacionalismos las políticas a adoptar frente a las minorías.
afrontando las tendencias políticas en Es- B.Parekh señala la necesidad de que exis-
tados multinacionales y la progresiva dife- tan tanto políticas de redistribución como
renciación entre la identidad del grupo y el de reconocimiento mientras que N.Yuval-
territorio. Las reivindicaciones de las mino- Davis estudia la conexión entre las políticas
rías pueden ser clasificadas como centrí- de pertenencia y la noción de fronteras de
petas o centrífugas en relación al Estado, seguridad en el caso de Gran Bretaña. Es-
lo que condiciona la reacción del mismo tos capítulos proporcionan una perspectiva
respecto de ellas. T.K. Oommen proporcio- sobre la complejidad necesaria de las polí-
na, así, el marco analítico a esta segunda ticas públicas. Sin embargo, las más intere-
parte temática. El siguiente capítulo, escri- santes aportaciones de fondo en esta sede
to por W.Kymlicka, analiza críticamente las temática se encuentran en el capítulo de
diferencias en las reacciones políticas a las C.Calhoun. En respuesta a las preocupacio-
reivindicaciones de las minorías en Europa nes post-nacionales, C.Calhoun presenta el
Occidental y del Este mediante la explora- cosmopolitanismo como frontera social en
ción del papel de la elección de criterios a el sentido empleado por Bourdieu. 1 La con-
este respecto. Señala que, en Occidente, clusión de Calhoun, según la cual estamos
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aún lejos de trascender las pertenencias
nacionales y étnicas de la organización so-
cial y el cálculo de la diferencia individual,
constituye una oportuna contribución a los
debates sobre la constelación post-nacio-
nal de Habermas2 y completa la visión, de
orden fundamentalmente individualista, de
los teóricos del cosmopolitismo.
Veselina Tzankova*
Trad. I.R.M
*
Doctoranda y “Attaché Temporaire d’Enseignement et de Recherche” (ATER) en Derecho Comunitario del C.E.R.I.C.
(Aix-en-Provence); profesora ayudante de Derecho Público de la Universidad Pierre Mendès France de Grenoble.
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Géopolitique de L’Espagne
Barbara Loyer, Armand Colin, Paris, 2006, pp. 336
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desde Francia, España tiene un problema y las rutas de la inmigración.
grave respecto del País Vasco. Cataluña
influye en la organización del Estado y rei- En la segunda parte del libro se habla del
vindica una cierta función de vanguardia, destino común, de las particiones, divisio-
en tanto que motor económico. Andalu- nes y exigencias de compartir unos con
cía, por su extensión, su peso demográfico otros, y de la solidaridad y los intereses
y su historia, también merece ser tratada territoriales. La reforma del modelo territo-
aparte/ aparte, sobre todo en su relación rial no es más que una Nueva Transición,
con el Mare Nostrum. Galicia tiene su pro- puesto que desde 1975 (tras treinta y siete
pia lengua, perfectamente hablada por D. años de Dictadura) hasta nuestro momento
Manuel Fraga, y se considera “Comunidad actual van más de veinticinco años de de-
histórica”. Asturias y Cantabria, hacia los mocracia en régimen de Monarquía Parla-
mares del Norte; Navarra, con sus fueros, mentaria. Tener en cuenta la dialéctica en-
mitad mirando hacia el Norte, mitad miran- tre Régimen General y Régimen Foral; y la
do hacia el Sur; Valencia, entre catalanes reforma del Senado son temas a no sosla-
y castellanos; Murcia y la antigua Cartago; yar. Compartir las aguas como exigencia, el
Baleares, también bilingüe; Madrid; las Plan Hidrológico Nacional, y la necesidad
dos Castillas; Extremadura; Aragón. En ul- de una nueva cultura del agua, es capítulo
tramar: Islas Canarias, enclave estratégico importante. Quedan para el final: la inmi-
respecto del África Occidental; pero tam- gración (una revolución demográfica y, a la
bién Ceuta y Melilla, en El Magreb, frente vez, una dialéctica entre el Islam y el Ca-
por frente a las costas andaluzas. ¡Unidad tolicismo); y las relaciones internacionales
en la pluralidad! Bárbara Loyer reduce la con Marruecos, entre Occidente y el mun-
pluralidad a siete conjuntos: El País Vasco, do árabe, así como respecto de la zona de
Cataluña, Otras regiones bilingües (país tensiones mediterráneas y la interlocución
valenciano, Baleares y Galicia), la región con el mundo hispánico, latinoamericano.
andaluza; la España de poca densidad de En las conclusiones varias ideas: senti-
población (Aragón, Castilla-León y Castilla- mientos de una democracia joven; la rea-
La Mancha, Extremadura, y Castilla Atlán- lidad de España es complicada (ejemplos:
tica Norte: Cantabria y Asturias); la región problema vasco y el problema de aguas,
capital (Madrid); y Canarias, Ceuta y Melilla también de largas raíces); centralización
(“muro norte-sur”). La Rioja y Murcia son suena a dictadura, nacionalismo regional
tratadas en el tema del agua. Los mapas de a democracia; la derecha autoritaria no
esta primera parte son todos ellos muy su- encuentra audiencia política; pero el Plan
gerentes respecto a conjuntos geopolíticos, de Estado Libre Asociado del País Vasco se
zonas de influencia electoral, fuerzas políti- ha considerado como un desafío, cuando
cas, límites lingüísticos, amplitud de Anda- lo importante es que ETA abandone las ar-
lucía, situación de Aragón, correlación de mas; el poder local también es importante,
fuerzas derecha-izquierda, red de trenes al igual que la democracia urbana.España
de alta velocidad y el mapa sobre ultramar presenta diversos aspectos desde el punto
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de vista geopolítico: Nación unitaria; Na-
ción de naciones y Estado supranacional.
La estabilidad no es una noción simple.
Pero la precariedad de los equilibrios políti-
cos no es necesariamente un freno para el
desarrollo económico y social. La integra-
ción en la Unión Europea es un punto fun-
damental. La desestabilización podría venir
del Mediterráneo.
*
Doctor en Filosofía. Profesor Asociado de Filosofía de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.
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Estados, naciones y culturas
Will Kymlicka, (Traducción de Juan Jesús Mora; estudio preliminar de Ramón Soriano y
Juan Jesús Mora), Editorial Almuzara, Córdoba, pp.114
a obra recoge las dos conferen- una de sus mayores falacias, la de su pre-
cias magistrales impartidas por Will tendida neutralidad cultural. Lejos de ella,
Kymlicka en la Universidad de Ams- los Estados representan y son expresión de
terdam, en el marco de la famosas confe- una determinada cultura dominante. Los
rencias anuales conocidas con el nombre Estados pluralistas o “neutrales” cultural-
de Spinoza Lectures, a las que son invitados mente no existen o son un mito. Este mito
pensadores de prestigio para que expongan es desarmado en el discurso de la primera
públicamente sus ideas originales. El autor conferencia sobre la descripción de cómo
es hoy uno de los más influyentes teóricos los Estados occidentales, comenzando por
liberales, que se declara influenciado por EEUU, se han construido y apoyado en lo
su origen quebequés, lo cuál es de relevan- que el autor denomina una cultura socie-
cia considerable en el tema objeto de las tal que gira en torno a una lengua e ins-
conferencias. Las conocidas aspiraciones tituciones sociales comunes a las que va
de autogobierno en Québec, área francófo- ligada la posibilidad de un estilo de vida
na perteneciente al Estado de mayoría an- más exitoso y más fácil y que garantizan
glófona de Canadá, que por origen el autor la transmisión de la lengua, las tradicio-
conoce y valora positivamente, le ayudan a nes y las convenciones de una determi-
cuestionar toda una serie de prejuicios que nada cultura dominante en dicho Estado;
la mayoría de los teóricos liberales compar- en el caso de EEUU, como de Canadá, la
ten en relación con el nacionalismo y las anglosajona. Dicha cultura societal es de
minorías y a no prejuzgar como “negativo” “consistencia débil”, al excluir creencias
o “amenazante” a priori cualquiera de sus religiosas, tradiciones familiares y estilos
reivindicaciones. Su influencia francófona de vida personales, que quedarían en la
diría que se evidencia incluso en el bino- esfera de la elección individual. A siglos de
mismo constante con el cual estructura na- negación de esta evidencia, han seguido,
rrativamente su discurso. en las últimas décadas, nuevas demandas
étnico-culturales, así como estrategias gu-
Ambas conferencias son una síntesis del bernamentales que con distinto alcance
pensamiento del autor sobre como tratar y son puestas bajo la común denominación
considerar las demandas de las llamadas de políticas multiculturales, que para mu-
minorías dentro de la estructura del Esta- chos suscitan inquietantes interrogantes.
do-Nación y su encaje en los parámetros En segundo lugar, y de manera muy cer-
esenciales de la teoría liberal. En primer tera, Kymlicka pone en entredicho que
lugar, las conferencias nos sitúan como el valor por excelencia de la teoría liberal
punto de partida en el Estado liberal, va- tenga una acepción o registro exclusiva-
lorándolo pero también desenmascarando, mente individual; a saber, que la libertad
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ha de ser contextualizada en la cultura que valorando positivamente la llamada cultura
ha recibido la persona, ya que sólo desde societal promovida desde el Estado, y que
ella se piensa, adquieren significación y se en nuestra terminología podríamos equi-
materializan las opciones que conforman parar, con matices, a cultura nacional, ya
la propia libertad de cada uno, de ahí la que la considera consustancial al Estado
enorme importancia que para la teoría li- y al servicio de objetivos loables del mis-
beral y el Estado debería tener la cultura mo: cohesión, identidad común, economía
de las distintas comunidades humanas. global, etc; descartando expresamente que
la promoción de la misma desde el Estado
Tras señalar este punto de partida, la pri- pueda considerarse imperialismo cultural
mera conferencia continúa centrándose o perjuicio etnocéntrico, lo cual es, en mi
en las minorías nacionales, que son los punto de vista, cuanto menos, opinable.
pueblos circunscritos territorialmente con Otra puntualización crítica, en el discur-
aspiraciones de autogobierno dentro del so del autor, que en general comparto y
Estado en el que están insertos, incluyendo celebro, es la concepción central que la
referencias a Québec (las más abundan- lengua tiene en la cultura societal siendo,
tes), a Cataluña y al País Vasco. Para las expresándolo de modo breve, el marcador
demandas protagonizadas por las mismas “lengua” de superior valor al genérico de
el autor emplea el término nacionalismo li- “cultura”. Es correcto, entiendo, evidenciar
beral, que juzga juiciosa y favorablemente, que las políticas de los Estados están presi-
considerando al propio Estado el responsa- didas por ese enfoque, pero esa acepción
ble de la politización de las identidades de se expone sin objeción por el autor. Perso-
pueblos como los mencionados. El autor se nalmente, creo que debiera ser cuestio-
acerca, aún sin llegar a firmarlo categórica- nada. La cultura de los grupos humanos y
mente, a la idea de que es el Estado el que comunidades es un concepto más amplio
ha convertido durante siglos primero a la re- y comprensivo de numerosos marcadores
ligión (Estado Moderno) y luego a la cultura entre ellos la lengua. El enfoque del que se
(Estado Contemporáneo) en sus ejes legiti- parta no es baladí, ya que de él dependerá
mación y que el nacionalismo de las llama- reconocer o negar la condición de naciona-
das minorías nacionales no es más que un lismos a las aspiraciones de autogobierno
efecto especular, quizá no deseado, pero de pueblos que no tiene necesariamente
generado en buena medida por las políti- una lengua diferenciada, pero sí una evi-
cas del propio Estado. Augura así mismo el dente cultura propia. Las tímidas políticas
autor, que el nacionalismo es y será un ras- multiculturales que los Estados occiden-
go persistente de la modernidad, y que da- tales liberales comienzan a practicar en
dos los lazos permanentes entre Estado y los últimos años van desde luego general-
cultura, la cuestión no debiera ser por qué mente enfocadas o restringidas a aquellas
existe el nacionalismo, sino por qué no hay comunidades que tiene su propia lengua
más de los que hoy nos ocupan. No obs- diferenciada, lo cual puede constituir un
tante, su visión es comedida y ponderada, agravio para las restantes.
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La segunda de las conferencias se dedica de ambas, volviendo sobre las minorías
a las llamadas minorías étnicas, que son, nacionales y muy particularmente sobre el
por su parte, los colectivos de inmigración caso de Québec, reiterando su defensa de
llegados a los Estados occidentales más re- un federalismo asimétrico en los Estados
cientemente en el tiempo. Con respecto a multinacionales con minorías nacionales
ellas el autor expone su interpretación del en su territorio y para las mismas.
“resurgir” étnico que parecen protagonizar
en ciertos casos las minorías de inmigran- La obra tiene la virtud de ofrecer una sín-
tes. Examinando la que ha sido la tenden- tesis depurada del pensamiento del autor,
cia dominante de los grupos de inmigran- uno de los más influyentes en materia de
tes tradicionalmente y con anterioridad a filosofía política en la actualidad, presentán-
ese resurgir étnico, a saber, la integración, dose al lector en una excelente traducción y
considera que el mismo no busca sino una edición en castellano, rica en referencias bi-
cambio en los términos en los que ha de bliográficas que posibilitarán al lector/a inte-
producirse dicha integración, mostran- resado/a profundizar a partir de la misma.
do diversos ejemplos sobre como lejos de
excluirla, las demandas que integran ese Eloísa Díaz Muñoz*
resurgir étnico refuerzan la integración de
sus miembros en la sociedad de acogida.
Niega por su parte que los inmigrantes ten-
gan demandas nacionalistas, aunque en
algún punto reconoce que deberán pasar
algunas décadas para poder evaluar por
completo el alcance del resurgir étnico en
los mismos. La segunda conferencia expo-
ne, asimismo, en relación con los derechos
individuales, una de las posiciones más
difundidas y aceptadas del autor, según la
cual el multiculturalismo debe confirmar la
igualdad entre grupos y la libertad en los
grupos, es decir, no puede permitirse que
ningún grupo oprima a otro, ni tampoco que
ningún grupo oprima a sus propios miem-
bros, limitando sus derechos civiles y políti-
cos. Al igual que la primera conferencia fue
en parte dedicada por su autor a exponer el
punto de partida de las dos que conforman
el libro, la segunda de ellas es dedicada en
buena parte a las conclusiones, también,
*
Doctora en Derecho Europeo. Profesora Asociada de Filosofía del Derecho
en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.
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Memories of State: Politics, History, and Collective Identity in Modern Iraq
Eric Davis, University of California Press, 2005, pp.385
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entre las clases medias y bajas, el nacio- sectores de la populación. La reescritura
nalismo iraquí -con independencia de su del proyecto histórico tenía como objetivo
discurso inclusivo- fracasó en contener o incitar a todas las comunidades a asimilar
incluso asimilar a los intelectuales de otras una “auténtica” identidad secular árabe
ideologías.11 Los dos primeros años del ré- iraquí. Los tres capítulos finales estudian
gimen de Qasim estuvieron marcados por en profundidad como el creciente culto a la
ambiciosos intentos de re-escribir la histo- personalidad de Saddam Hussein, terminó,
ria en términos puramente iraquíes en de- irónicamente, por minar la fuerza original
trimento de la idea de una identidad árabe del proyecto ideológico del partido Baath.
común. A pesar de ello, tanto la todavía do- Este proceso se vería acelerado por el es-
minante clase alta sunni, como las clases tallido de la guerra entre Irán-Irak en sep-
medias permanecerían bajo el influjo de la tiembre de 1980 y la campaña Quadisiyat
euforia pan-árabe. El sexto capítulo exami- de Saddam que le describía como un mo-
na cómo el relativamente pequeño partido derno Sa’d Ibn Abi al-Waqqas (comandante
Baath, que disfrutaba inicialmente de esca- árabe que derrotó a las tropas de los infieles
so apoyo popular, fue capaz de controlar el Sasania en Qadasiya en el 637) . Entretan-
poder con tanta firmeza. La causa principal to, el propio partido Baath se había visto
debe atribuirse a un nivel de represión sin progresivamente debilitado y transformado
precedentes a cargo del aparato de seguri- en un “régimen de familia”, lo que conduci-
dad comandado por Saddam Hussein. Sin ría a un megalómano y paranoico Saddam
embargo, la represión, como destaca Davis a basar su poder sobre la combinación de
no es suficiente para explicar la calma polí- redes de dependencia, lazos tribales y re-
tica existente entre 1968 y 1979. La causa presión brutal.
hay que encontrarla en el aumento del ca-
pital proveniente del petróleo, que permitió Davis cierra su libro con la esperanza de
no sólo emplear a grandes partes de la po- que su estudio “demuestre la falacia de
blación en el sector público, sino también que los Estados pueden imponer una visión
incorporar a organizaciones sociales en el hegemónica de la política sobre la sociedad
Estado y en la estructura del partido Baath. mediante la captación financiera y la inti-
Así, en consonancia con el concepto gra- midación física”. La hegemonía sólo puede
msciano de hegemonía, Davis examina si tener éxito si enraíza sus orígenes en la so-
más allá de la coerción, la política cultural ciedad y no en el aparato estatal” (p.282)
de régimen Baath creó el consentimiento Sin embargo, al centrarse únicamente en
necesario entre la población árabe para con las elites políticas e intelectuales, el autor
su gobierno. Es de destacar que el partido descuida el análisis sistemático de las rela-
Baath no promovió una ideología pan-árabe ciones entre Estado y sociedad. Como con-
pura sino que recurriría al mesopotamismo secuencia de ello, el impacto concreto de
para crear una imagen de liderazgo políti- las diferentes políticas culturales sobre las
co en la unidad árabe apropiándose de la diversas fuerzas sociales resulta incomple-
cultura popular para alcanzar a grandes to. De hecho, analizado en los propios tér-
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minos gramscianos que utiliza el autor, ni
el nacionalismo árabe ni el estatal crearon
un liderazgo total en la sociedad civil. Otras
realidades culturales, sociales y conviccio-
nes existentes resistieron a ambas ideolo-
gías. En este sentido, resulta sorprendente
la poca atención que el libro presta al Islam,
los movimientos políticos chiítas, los movi-
mientos kurdos o incluso las políticas triba-
les. Por último, Davis no afronta los efectos
de la ideología pan-árabe en la propia for-
mación del Estado y en la capacidad de sus
instituciones de general políticas guberna-
mentales. A la postre, el nacionalismo ára-
be y el nacionalismo estatal podrían haber
fracasado en institucionalizarse por estar
basados en el concepto del estado burocrá-
tico occidental, que podría no encajar bien
en el “orden natural de las cosas” de las
sociedades de Medio Oriente.
Trad. I.R.M
*
Doctorando en Ciencia Política del Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales de Ginebra
y Asistente de Investigación del Geneva Centre for the Democratic Control of Armed Forces.
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Deep Mexico, Silent Mexico: An Anthropology of Nationalism
Lomnitz, Claudio (Public Worlds, number 9.) Minneapolis: University of Minnesota
Press. 2001. Pp. xxiii, 354
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Esta deuda resulta evidente, entre otros, en Si la historia del nacionalismo mejicano ha
el amplio uso de las fuentes en la compren- venido marcada por intensos períodos de
sión del nacionalismo. Por ejemplo, Lomnitz influencia exterior, la crónica mejicana ha
mantiene convincentemente que en los prin- sido por lo general conceptualizada como
cipales niveles de la historia mejicana, las narrativa propia de los intelectuales en los
fuerzas externas eran al menos tan críticas balcones de la república. Este libro fue es-
en su formación como las internas; así, en la crito en los lejanos y fríos inviernos de Chi-
descripción que Lomnitz realiza del nacio- cago y puede, por tanto, verse como ejem-
nalismo mejicano “el capitalismo global atra- plo de cómo el nacionalismo y la identidad
viesa por entero esa historia”.15 Por lo que nacional es generable desde el exterior.
a su surgimiento se refiere, Lomnitz sugiere Lomnitz es un mejicano que escribe desde
que el nacionalismo mejicano fue en gran fuera de Méjico, desde la elite universita-
parte una reacción al colonialismo español ria académica (entonces en Chicago ahora
(en el que el temor al declive y a la com- en New School) y varios de los capítulos,
petencia británica se manifestaron desde el escritos originalmente como compromisos
inicio en la forma particular adoptada por las con intelectuales nacionalistas mejicanos,
reformas administrativas mejicanas).16 Más ganaron una cierta notoriedad en Méjico.
recientemente, Lomnitz contempla varias En la misma línea, las secciones de la obra
formas y prácticas claves mejicanas como se hallan claramente escritas con la pre-
una respuesta, en gran medida, a la re-es- tensión de influir sobre el nacionalismo en
tructuración neo-liberal y a un intento par- su país de origen. A destacar, asimismo, el
cialmente fallido de modernización. Así, los gran número de intelectuales mejicanos re-
economistas que impusieron sus reformas sidentes en el extranjero que reconfiguran
en la economía mejicana en los años 80 y las crónicas nacionales desde los balcones
90 podían “atribuirse el haber dado a luz de las otras repúblicas. Además, el libro
una democracia mejicana”17 (xxi) no obs- constituye, por supuesto, parte del proceso
tante el hecho de que todos estos economis- más amplio de producción del nacionalis-
tas eran en su enorme mayoría mejicanos mo mejicano mediante las ciencias socia-
formados en un puñado de departamentos les, en especial a través de la antropología
de economía en estadounidense (sobre todo y la historia (cuyas variaciones locales se
Chicago, MIT y Yale). Dos “introducciones” han visto conformadas por el nacionalismo
conceptuales siguen a estos análisis del ca- mejicano). Como tan brillantemente ilustra-
pitalismo mejicano: la del encuentro colonial se Geertz en 1963,18 casi todas las nuevas
y un examen del capital transnacional y la naciones (aquellas nacidas en parte de la
re-estructuración económica liberal (Capí- descolonización) reflejan una interacción
tulos 1 y 5). Ambos sugieren, sin llegar a continua entre la demostración de la di-
proclamarlo, que la articulación del nacio- ferencia nacional (típicamente basada en
nalismo varía en función del contexto global. la tradición) y la de los modernos rasgos
Una gran parte de la teoría del nacionalismo comunes a cada nación. Así, el uso que
se halla articulada en ellos. las elites políticas mejicanas hacen del
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arielismo presenta “a los mejicanos como
consumidores de modernos productos que
retienen una esencia inalteradamente es-
piritual, una esencia encarnada en relacio-
nes específicas –no modernas- al nivel de
la organización de la familia, el clientelis-
mo, la organización empresarial y demás”.
Lomnitz mantiene que el papel de la iden-
tidad nacional mejicana (y el de los varios
“hábitos” nacionales asociados con ella)
ha cambiado dramáticamente a lo largo
del tiempo “pasando de ser un instrumento
para alcanzar la modernidad a ser un mar-
cador de su opuesto y una forma de pro-
testa contra la más reciente reorganización
de la producción capitalista” (111). Lomni-
tz describe esta situación como una crisis
del nacionalismo mejicano pero, en mi opi-
nión, se asemeja más una ampliación de la
antigua tensión en aquellos nacionalismos
surgidos del anti-colonialismo, entre la tra-
dición y la modernidad. En este caso, como
en innumerables países alrededor del mun-
do actual, esta tensión viene marcada por
una aparente elección entre la cultura local
y el capital transnacional.
Josh Kaplan*
Trad. I.R.M
*
Doctor en Antropología por la Universidad de Chicago.
Post-doctorando de la Universidad de Chicago.
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Secession. International Law Perspectives
Kohen, Marcelo, G., (Ed.) Cambridge University Press, 2006, xxxvi+510p
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determinación de un pueblo, que del de- ve, cuya solución dependerá en cada caso
recho de autodeterminación. Si se me per- concreto (p. 61 y ss) de la subjetividad in-
mite le expresión, el primero equivaldría ternacional que se reconozcan a grupos te-
a un acusativo de dirección, que prede- rroristas como actores fácticos, reales de la
termina a dónde se quiere llegar cuando escena internacional, tal y como defiende
se cumplan los requisitos reconocidos en el Comité contra el Terrorismo dentro del
el Derecho internacional – (pp. 23 y ss) marco de la resolución 1373 del Consejo
– para afirmar el derecho a la autodeter- de Seguridad de las Naciones Unidas. El
minación. Mientras que el segundo hace hecho de que el prof. Nolte no entre a ana-
hincapié en la existencia de tales requi- lizar la subjetividad de actores no estatales
sitos fácticos e indispensables para que no significa que carezcan de importancia,
se inicie el proceso de separación de una como lo reconoce el citado profesor (p.
parte de un Estado hasta llegar al fin del 65). De hecho, en el análisis de la prácti-
proceso, el nacimiento de uno nuevo y ca reciente en Indonesia se reconocen sus
su reconocimiento directo o indirecto por efectos positivos a partir del año 2000 (pp.
parte de los demás Estados de la comuni- 339-342). En cuanto a la génesis de un
dad internacional. nuevo Estados, en la contribución del prof.
Christakis se afirma que la creación de un
Población, territorio y organización del po- Estado es una cuestión fáctica “meta-jurí-
der son los requisitos sustantivos que confi- dica” que no puede ser explicada por las
guran la soberanía de todo Estado. El alcan- normas jurídicas del Derecho internacional,
ce del criterio población ha evolucionado al (p.138). A primera vista sorprende al lector
igual que el ordenamiento internacional. Sin tal afirmación, que a mi juicio se entiende
duda alguna se aplica a la situación colonial mejor, cuando el prof. Abi-Saab, en su con-
(p. 25) y a la autodeterminación de un pue- clusión (p. 470) , alude a que la efectivi-
blo que esté constituido por una pluralidad dad de los tres elementos constitutivos del
de pueblos, (pp. 418 y ss y 449); incluso se Estado corresponden al “primary act” (acto
llega a afirmar el criterio de población, ante primario) . A su juicio, el acto primario pre-
la existencia de un subgrupo (de población) cede al Derecho, que al ser reconocido por
en un determinado territorio, (p. 120). En la el Derecho se le atribuye atribuyendo status
actualidad no es pacífica la aceptación del y efectos jurídicos al (nuevo) Estado. Este
grupo étnico para el ejercicio del derecho acto jurídico se fundamenta en una reali-
a la autodeterminación- junto, lógicamente, dad cuya naturaleza demanda un trato de-
con los demás requisitos – como es el caso terminado, como es el reconocimiento de
de Chechenia, (p. 31).Cabe preguntarse si su efectividad. Esta realidad normativa se
acaso se están inmiscuyendo razonamien- demuestra en el análisis de la disolución de
tos de índole política para negar en este Checoslovaquia (pp. 361-373) y en el de
caso el derecho a la libre determinación, las consecuencias jurídicas que se derivan
con la excusa del terrorismo separatista. del caso de Québec (p. 446). Si el proce-
Aquí radica una cuestión problemática cla- so de nacimiento de un nuevo Estado se
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lleva a cabo de forma democrática – como
parece ser la tendencia del siglo XXI – y/o
es el resultado de la voluntad del pueblo
afectado (p. 473), el Estado que surja ga-
nará, sin duda alguna, en legitimidad políti-
ca, reforzando así su existencia legal y, por
tanto, facilitando su rápido reconocimiento
por terceros Estados. El caso de Montene-
gro no se hará esperar. Quedan en el tin-
tero muchas cuestiones, tratadas con igual
maestría y que confirman el gran acierto del
editor al compaginar la teoría y la práctica.
Se trata, en definitiva, de un libro suma-
mente atractivo y necesario, por la variedad
de situaciones regionales analizadas y por
la puesta al día de todas estas cuestiones,
que sin duda alguna beneficiará a los estu-
diosos del Derecho internacional.
Eugenia López-Jacoiste*
*
Doctora en Derecho. Profesora asociada de Derecho Internacional Público de la Universidad de Navarra.
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Sobre la Nacionalidad
Manzini, Pasquale Stanislao, (Edición de Antonio E. Pérez Luño), Trad. Manuel Carrera
Díaz, Editorial Tecnos, Madrid, 1985
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derecho como un deber jurídico. El prin- escritas, dictadas por “una naturaleza o
cipio de nacionalidad comprende la libre tradición” que no son otra cosa que la ex-
coexistencia de todas las naciones. Es por presión de estructuras de poder con nom-
ello, que se rechaza cualquier límite al in- bres y apellidos. El nacionalismo simplifica
justo desarrollo de una nación. Estas son la complejidad de la vida. La naturaliza-
algunas de las ideas fundamentales a la ción de elementos que son fruto de pro-
que Mancini dedica su estudio. Algunos cesos de construcción material (familia, la
expertos han querido ver en Mancini a un nación) son la expresión de una ideología
autor que se sitúa más allá del culto de las derechista que se pasea por la historia
peculiaridades nacionales por el mero de reciente de nuestro continente; desde la
hecho de serlo. Evidentemente es un pen- quema de libros por los Nazis, pasando
sador con una visión diferente a la de otros por las fosas comunes y la limpiezas étni-
tratadistas nacionalistas. No obstante, cas de Yugoslavia hasta el tiro en la nuca
Mancini sigue manteniendo que no puede en el País Vasco.
existir comunidad de derecho entre indivi-
duos de naciones diferentes, o que la raza, ¡Hay que hacer nación! Bien lo han sabido
como identidad de origen y de sangre, es los nacionalistas y así han actuado, cons-
un destacado elemento constitutivo de las cientes de que era un buen negocio para
naciones. Su concepción de nacionalidad que las oligarquías económicas o políticas
es una interesante aportación que contó se perpetuaran en el poder. Apelar a lo
con una destacada influencia en la política distinto como instrumento de segregación
de su tiempo. y separación, en vez de enriquecimiento y
comunicación es una estrategia rentable
En la actualidad el nacionalismo parece que consolida y perpetua en el poder a
continuar con una vigencia sorprendente. políticos autonómicos en nuestra España
Los nacionalismos en España, los discur- contemporánea. Es lamentable que el in-
sos nacionalistas de los neoconservadores teresante debate sobre los procesos cultu-
en EE.UU. o la exaltación de determina- rales y el respeto que muchas costumbres,
dos discursos nacionalistas en Europa son ideas, tradiciones y lenguas merecen esté
buena muestra de la pervivencia de una siendo influido por las concepciones deci-
idea burguesa y decimonónica. Su super- monónicas y trasnochadas de la ideología
vivencia es, a mi juicio, una noticia triste. nacionalista europea. La mala conciencia
El nacionalismo, en sus diversas gradacio- hacia los pueblos conquistados y el pa-
nes, es una de las más perniciosas ideolo- ternalismo supuestamente abandonado
gías que ha permeado la vida sociopolítica entiende los procesos culturales no occi-
de Europa. El nacionalismo nos enseña a dentales, en demasiadas ocasiones, como
quien tenemos que odiar y a quien amar. procesos cerrados y estáticos que hay que
Lo hace en función del nacimiento en un tomar tal cual, obviando o invisibilizando
espacio geográfico definido y de la fideli- las estructuras de dominación u opre-
dad a una serie de normas escritas o no sión que se encuentran en su seno y que
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han de ser removidas. Desgraciadamente
el nacionalismo goza de buena salud en
nuestros días. Ello coincide con una demo-
cracia con graves problemas...¿Relación o
mera coincidencia?
*
Profesor contratado doctor del Área de Filosofía del Derecho de la
Universidad Pablo Olavide de Sevilla.
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N o t a s
1
P. Bourdieu, Le sens pratique, éd. De Minuit, 16
Ibid.23.
Paris, 1980. 17
Ibid. xxi.
2
J.Habermas, The postnational consellation: 18
Geertz, Clifford, ed. Old Societies and New
political essays, Polity Press, Oxford, 2001. States: the Quest for Modernity in Asia and Africa.
3
Moore, Barrington, Social Origins of Dictatorship New York: Free Press,1963.
and Democracy. Boston: Beacon Press, 1966.
4
Skocpol, Theda. States and Social Revolutions:
A Comparative Analysis of France, Russia, and
China. Cambridge, London, New York, and
Melbourne: Cambridge University Press, 1979.
5
Batatu, Hanna, The Old Social Classes & the
Revolutionary Movements of Iraq. reprinted ed.
London: Saqi Books,2006.
6
Marr, Phebe. The Modern History of Iraq. 2nd
ed. Boulder: Westview Press, 2003.
7
7 Tripp, Charles. A History of Iraq. 2nd ed.
Cambridge: Cambridge University Press, 2002.
8
Farouk-Sluglett, Marion, and Peter Sluglett.
Iraq Since 1958: From Revolution to Dictaorship.
reprinted and revised ed. London and New York:
I.B. Tauris, 2003.
9
Dawisha, Adeed I. Arab Nationalism in the
Twentieth Century: From Triumph to Dispair.
Princeton: Princeton University Press,2003.
10
Gramsci, Antonio. Selections from the Prison
Notebooks of Antonio Gramsci. Translated by Q.
Hoare and G. Nowell Smith. Spring 2005 ed. New
York: International Publishers, 1971.
11
Sobre asimilación v. Gramsci Ibid. p.7-13.
12
V. Lomnitz, xix.
13
Véase: Chatterjee, Partha. Nationalist Thought
and the Colonial World: A Derivative Discourse.
Minneapolis: University of Minnesota Press,
1983. Tambien del mismo autor: The Nation
and Its Fragments: Colonial and Post-Colonial
Histories. Princeton: Princeton University Press,
1993. Véase asimismo : Geertz, Clifford, ed. Old
Societies and New States: the Quest for Modernity
in Asia and Africa. New York: Free Press,1963.
14
Trouillot, Michel-Rolph, Silencing the Past:
Power and the Production of History. Boston:
Beacon, 1995
15
V. Lomnitz, 19.
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