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Bloque Ii Léxico Científico

Este documento presenta una clasificación de los procesos neológicos del léxico científico, dividiéndolos en adopción y creación de términos. En la adopción se incluyen la terminologización, trasvases, extranjerismos y cultismos. La creación implica mecanismos morfemáticos como sufijación, prefijación y composición, y no morfemáticos. El léxico científico se forma a través de estos procesos lexicogenésicos que siguen patrones del griego y
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Bloque Ii Léxico Científico

Este documento presenta una clasificación de los procesos neológicos del léxico científico, dividiéndolos en adopción y creación de términos. En la adopción se incluyen la terminologización, trasvases, extranjerismos y cultismos. La creación implica mecanismos morfemáticos como sufijación, prefijación y composición, y no morfemáticos. El léxico científico se forma a través de estos procesos lexicogenésicos que siguen patrones del griego y
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MÁSTER UNIVERSITARIO EN EL

MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

EL LÉXICO CIENTÍFICO Y TÉCNICO DE ORIGEN GRECOLATINO

BLOQUE II (TEMAS 5-8)

ALUMNA: NAIARA DÍAZ-GUERRA CASTILLO


PROFESOR: DRA. ROSA MARÍA DEL ROSARIO PEDRERO SANCHO
CURSO 2021-2022
INDICE

1. LOS PROCESOS NEOLÓGICOS DEL LÉXICO CIENTÍFICO. ESBOZO DE CLASIFICACIÓN ............ 1

2. NEOLOGISMOS ....................................................................................................................... 6

3. EL LÉXICO CULTO Y CIENTÍFICO GRIEGO Y LATINO Y SU PASO A LAS LENGUAS DE EUROPA 7

4. EL ESTUDIO DEL LÉXICO: PERSPECTIVAS METODOLÓGICAS Y DISCIPLINAS RELACIONADAS.


LÉXICO CIENTÍFICO-TÉCNICO ...................................................................................................... 17

6. LOS HELENISMOS DEL ESPAÑOL: LA APORTACIÓN DEL GRIEGO ANTIGUO A LA FORMACIÓN


DE PALABRAS .............................................................................................................................. 26

7. FORMACIÓN DE PALABRAS EN EL ESPAÑOL ACTUAL: PERSPECTIVAS METODOLÓGICAS .... 30


MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

1. LOS PROCESOS NEOLÓGICOS DEL LÉXICO CIENTÍFICO. ESBOZO DE


CLASIFICACIÓN

El léxico científico se forma a través de una serie de fuentes y procesos


lexicogenésicos. Cada parte de la ciencia tiene preferencias por alguna que otra estrategia
de formación de léxico, pero lo que está claro es que los mecanismos se repiten por igual
en todas y cada una de ellas, estableciendo, asimismo, lo que se puede considerar como
la base neológica del vocabulario científico. En este caso se pretende hacer una
clasificación de las estrategias usadas en la creación del léxico científico. Estas estrategias
se pueden diferenciar en dos bloques: adopción frente a creación.

1. ADOPCIÓN DE TÉRMINOS

Una gran parte del vocabulario científico tiene su origen en aquellas palabras que
la ciencia acoge o de otros campos léxicos de la misma lengua o de otras lenguas.
Atendiendo a esto, pueden distinguirse cuatro fenómenos diferentes: terminologización,
trasvases, extranjerismos y cultismos.

TERMINOLOGIZACIÓN

Un proceso que se usa con frecuencia para nombras aquellas realidades que va
descubriendo la investigación científica es el de otorgarle un significado nuevo a una
palabra del léxico común, un significado que además es más conciso y específico que el
original. Es bastante frecuente en los comienzos de las ciencias, pues, de hecho, el
vocabulario científico nació a partir de este, ya que los primeros científicos griegos
tuvieron que recurrir a palabras del léxico común para nombrar los diferentes resultados
de sus indagaciones: así, vocablos como cometa, peroné o esperma se acomodaron a partir
de palabras que significaban “cabellera”, “clavija” y “semilla”. En efecto, lo que permite
que se pase del léxico común al especializado es la metáfora, ya que se pueden reconocer
diversas similitudes entre lo nombrado en la lengua común y el concepto científico al que
se quiere hacer referencia.

TRASVASES

El fenómeno de adoptar un término de otra disciplina es casi igual al proceso


anterior. Sin embargo, la diferencia primordial que existe es que en el trasvase la palabra

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como tal ya forma aparte del léxico científico, por lo que se hace un préstamo de un
mismo código general, como en este caso es el científico.

Algunos ejemplos de este proceso son los siguientes: polo, usado en geometría
para nombrar los diferentes ejes de la tierra, se usa también en física para hacer referencia
a terminales de un circuito eléctrico y en geografía para señalar los puntos de intersección
del eje de rotación de la Tierra. Lo que está claro es que este préstamo que se hace dentro
de la propia lengua constituye un proceso metafórico como en el fenómeno anterior.

EXTRANJERISMOS

Uno de los principios básicos del léxico científico es el acogimiento de términos


creados en otros idiomas, fenómeno producido como consecuencia natural de la
expansión de los hallazgos y avances de la ciencia. El trabajo científico es una muestra
de la globalización que existe en el mundo actual, y esto, a su vez, hace entender que cada
vez es más frecuente que un término proceda de una lengua extranjera. Esto se ve en
ejemplos como asepsia, isobara o catatonia, que, aunque podrían interpretarse como
términos españoles, lo cierto es que tienen su origen en otras lenguas.

De igual modo, el parecido que tienen algunos términos en diversos idiomas se


puede deber no solo a formaciones paralelas, sino a la adopción de términos creados en
otras lenguas. Para resolver esta cuestión es necesario investigar el origen de cada
palabra, sobre todo teniendo en cuenta que hay términos que no surgen a partir de
procesos morfológicos, sino que son extranjerismos. Sea de la forma que sea, las formas
extranjeras se introducen en la lengua receptora de la misma forma que en el ámbito
común. Esto es de la siguiente forma: como barbarismos no adaptados ni gráfica ni
fonéticamente (big bang); como préstamos acomodados a los modelos fónico-gráficos de
la lengua de origen (estrés); como calcos semánticos (bioquímica).

CULTISMOS

Muchas palabras llegan al léxico científico a través de las lenguas clásicas, sin
pasar anteriormente por el caudal común. Estos son ciertamente términos de origen
grecolatino, aunque sí que es cierto que en su origen no todos pertenecían al vocabulario
científico, por eso es necesario distinguir dos tipos.

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De una parte, están aquellos a los que se conoce como heredados, y que se han
añadido al vocabulario científico moderno con la misma referencia que tenían en latín o
en griego, donde eran precisamente términos. Los vocablos que pertenecen a este grupo
son innumerables, algo lógico teniendo en cuenta que la ciencia moderna es la
continuación de la originada en la Antigüedad clásica. Algunos ejemplos de términos
heredados son: apoplejía, asma, edema, epidemia (medicina); arteria, cerebro,
esqueleto, glándula (anatomía), etc.

Frente a los términos heredados se encuentran los adaptados, es decir, los que se
forman a partir de vocablos latinos o griegos que no tienen relación con el léxico científico
mediante un cambio semántico que se da sobre un proceso de analogía basado en la
percepción de similitudes entre la realidad científica que se quiere nombrar y la clásica,
es decir, la metáfora. Algunos ejemplos se pueden ver en: axis (lat. axis ‘eje), agnosia
(gr. αγνωσια ‘desconocimiento’), ameba (gr. αμοιβη ‘cambio’), etc.

2. CREACIÓN DE TÉRMINOS

El segundo punto más importante de la neología científica es la creación de


palabras a través de los mecanismos lexicogenésicos que tiene el idioma. Dichos procesos
se dividen en dos bloques teniendo en cuenta su modo de actuar: de una parte, los que
atienden a los elementos morfológicos de las palabras (morfemáticos) y de otra, aquellos
que no se fijan en el componente morfológico (no morfemáticos).

Lo cierto es que en ambos casos, estos procesos siguen en el ámbito científico los
mismos modelos que en el léxico común. A esto hay que añadir que la creación de
palabras a través de elementos tomados de la lengua griega y de la lengua latina se da de
manera más frecuente en el léxico científico que en el común. Mientras que el vocabulario
científico goza de formas como adenoma bursitis (raíz + sufijo grecolatinos), anoxia,
endocardio (prefijo + raíz grecolatina), en el léxico común estas formas son escasas:
bibliófilo.

2.1 MECANISMOS MORFEMÁTICOS

Estos permiten crear palabras nuevas a partir de la unión de morfemas, sean raíces
o afijos. Tanto en el léxico corriente como en el científico se clasifican según la forma de
enlace de los morfemas, a saber: sufijación, prefijación, composición y parasíntesis. No

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obstante, en el ámbito científico se da la particularidad de que los elementos que


interceden en ellos son más variados que en el léxico común.

Cabe distinguir tres clases de unidades: a) Morfemas del léxico común: pueden
mantener su significado o adquirir otro diferente, llegando también a mostrar uno cercano
al léxico común; b) Morfemas especiales del léxico científico, al que han llegado
mediante diferentes vías; c) Morfemas acogidos del latín y del griego que se emplean en
la creación de términos científicos o, cuando menos, especializados.

SUFIJACIÓN

La creación de palabras mediante el empleo de sufijos es un proceso muy


fructífero en el ámbito científico. En el corpus utilizado se muestran todas las
combinaciones posibles, aunque se puede intuir que sus regularidades resultan ser muy
variables: sufijos del léxico general (con raíces del léxico común - articulación, científico
– bastoncillo, grecolatinas – adiposo); sufijos del léxico científico (con raíces del léxico
común – cafeína, científico – carbonato, grecolatinas - barita); y sufijos grecolatinos
(con raíces del léxico común – acidosis, científico – apendicitis y grecolatinas –
artrosis). Estos ejemplos muestran la unión directa de sufijos a raíces, aunque también
aparecen unidos a bases que anteriormente han experimentado otro proceso morfológico:
esferoide (sufijación) > esferoidal.

PREFIJACIÓN

Los prefijos se usan con una frecuencia menor que los sufijos en el ámbito
científico. Con respecto a las combinaciones, se puede decir que solo aparecen prefijos
del léxico general y grecolatino: prefijos del léxico común (con raíces del léxico común
– infrasonido, científico – anticiclón y grecolatinas – antisepsia); prefijos grecolatinos
(con raíces del léxico común – hiperactivo, científico – exoesqueleto, grecolatinas –
alófono)

Igual que en el proceso de sufijación, aquí tenemos prefijos que se añaden a bases
que han pasado por un proceso morfológico previo: atómico (sufijación) > subatómico.

COMPOSICIÓN

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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

La composición es el proceso con más utilidad en la neología científica. Esta la


conforman raíces de diferentes clases, aunque en su mayoría son de origen grecolatino.
Se pueden distinguir tres clases de términos: a) compuestos formados por raíces
grecolatinas (dos palabras griegas – andrógeno; dos latinas – acuífero; cada una de una
lengua – audífono; b) compuestos híbridos (raíz grecolatina + raíz léxico común –
calorífugo, o vocabulario científico – alergógeno); compuestos con unión de raíces de
léxico general y científico – arterioesclerosis.

PARASÍNTESIS

Este proceso no tiene demasiada utilidad en el léxico científico, pero se pueden


encontrar algunos ejemplos de él: con raíces grecolatinas (antipirético), del vocabulario
científico (avitaminosis); casos de parasíntesis por la unión de dos raíces y un sufijo
(bilirrubina – bilis, rubio e -ina)

2.2 MECANISMOS NO MORFEMÁTICOS

Son procesos que o no tienen en cuenta la estructura morfémica de las palabras o


no usan morfemas para la creación de nuevas palabras. Estos forman un conjunto de
recursos que no aportan mucha funcionalidad a la creación del léxico científico.

SIGLACIÓN

La transformación de un sintagma en una palabra que se compone de varias letras


iniciales de ese mismo sintagma no es algo muy habitual en la neología científica. Sin
embargo, en otras lenguas este proceso cobra mucha más fuerza, como denotan los
innumerables extranjerismos que nos llegan al español: láser, radar, sónar…

ABREVIATURA

La abreviatura es el reemplazo de una palabra o expresión a través de sus primeras


letras (señor < Sr.). No es más que un recurso gráfico que no se emplea como tal para la
creación de nuevas palabras.

ACRONIMIA

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Este proceso se encarga de combinar las partes de dos palabras o de una palabra y
parte de otra para construir una palabra derivada con un significado que resulta de la
adición de los significados de ambas palabras: cantautor < cant[ante] + autor. A veces
se utiliza en la creación de vocablos científicos, aunque la mayoría de las veces las formas
localizables en español proceden de otras lenguas.

NOMBRES PROPIOS

El uso de nombres propios para nombras algunos objetos, conceptos y unidades


con los que trabajan las diferentes disciplinas es el recurso que, sin duda, goza de más
utilidad en el vocabulario científico. Dichos nombres se presentan: sin modificación
(atlas); con la terminación -io acorde al léxico científico (amperio); con sufijo del ámbito
científico (baquelita); como parte de compuesto sintagmático (aparato de Golgi) dándose
también la elipsis del primer término del compuesto (enfermedad de Alzheimer –
alzheimer). Los nombres que se emplean en este proceso pueden tener varias
procedencias: algunos hacen referencia a científicos e investigadores (alzheimer < A.
Alzheimer); otros responden al reconocimiento de los méritos de científicos celebres
(amperio < alude a A.M Ampère); algunos son nombres de personajes mitológicos que
se identifican por algún motivo con el concepto designado (atlas < del gigante Atlas que
sujetaba el mundo); por último, también hay nombres que hacen referencia al lugar en el
que se descubre el objeto (bauxita – mineral descubierto en Baux, Francia).

2. NEOLOGISMOS

Según el DRAE, se entiende como neologismo a aquel término, significado o giro


nuevo en una lengua. Algo normal en nuestro mundo es la gran necesidad del hombre de
ampliar el caudal léxico al considerar que aquel del que disponemos no es suficiente para
expresar todos los conceptos que se desean. Habitualmente un neologismo surge a partir
del “esnobismo” literario; otras, en cambio, no es más que una hipersensibilidad léxica
que no se contenta con el caudal existente. No obstante, lo más normal es que el
neologismo surja en el ámbito científico, sobre todo cuando el autor tiene que hablar de
ideas u objetos nuevos para los que es conveniente crear un nombre nuevo.

En cualquier caso, existen varios procedimientos para hacer neologismos: el


primero consiste en ampliar el significado de las palabras ya conocidas, pero con
acepciones nuevas; el segundo, por su parte, consiste en acoger palabras extranjeras, bien
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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

porque se hayan utilizado anteriormente en otros territorios o porque resulte más


interesante tomar una palabra para designar algo antes que buscar un equivalente en
castellano. Hay un ingente caudal del neologismos de base moderna que con el tiempo
han ido prosperando e introduciéndose en nuestra lengua de manera ordenada. No
obstante, si tenemos en cuenta que las lenguas clásicas y sobre todo la lengua griega
resultan indispensables para la creación de nuevos términos, se puede decir entonces que
los neologismos de base clásica han ido aumentando poco a poco.

Por otro lado, hay una serie de principios que el neologista debe seguir con
respecto a la creación de nuevos términos, a saber: en primer lugar, este será considerado
neologista cuando no se puedan expresar según qué ideas con el material que se tenga; en
segundo lugar, no se permitirá el hibridismo, es decir, los dos compuestos del término
deberán ser de origen griego o latino, pero no de ambos; en tercer lugar, el nuevo término
deberá de ser claro y, por lo tanto, entenderse; otro requisito indispensable es que el se
sigan las pertinentes reglas de transcripción fonética, algo de gran importancia cuando el
término se traduce de la lengua griega, del mismo modo deben respetarse las normas
morfológicas de formación de derivados y compuestos. También es importante cumplir
con las reglas de acentuación que procedan del griego y del latín. El neologista deberá
limitarse a formar las nuevas palabras a través del griego o del latín, sin hacer uso de
extranjerismos que puedan dar lugar a confusiones, sobre todo con los acentos.

3. EL LÉXICO CULTO Y CIENTÍFICO GRIEGO Y LATINO Y SU PASO A LAS

LENGUAS DE EUROPA

Todas las lenguas como tal se caracterizan por contar con una parte gramatical y
lexical, aunque entre estos dos aspectos hay ciertas zonas de transición: hay palabras que
se usan para marcar categorías o funciones gramaticales, nombres tanto de seres humanos
como de animales que permiten marcar el género, así como preposiciones que indican
aspectos que en otras lenguas se marcan con casos, o la creación de formas perifrásticas
que forman parte de la conjugación del verbo. Se puede decir de manera general que el
léxico es la parte más original y viva de una lengua y más susceptible de acoger préstamos
de otras lenguas, o cambios formales y de sentido dentro de una misma.

El léxico científico y culto tiene una serie de precedentes, sobre todo en conocidas
clasificaciones de, por ejemplo, animales y plantas que en su origen tienen un significado

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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

fijo e inmutable. No obstante, teniendo en cuenta que el origen de todo está situado en las
lenguas indoeuropeas, se puede llegar a reconstruir un léxico indoeuropeo a partir de otros
tipos de indoeuropeo. El tipo de indoeuropeo más influyente es el III, considerado como
el punto de partida de nuestras lenguas, además del más práctico a la hora de presentar
tanto sus raíces como su vocabulario desde el punto de vista semántico. Para ello es
necesario acudir a la Introduction de Meillet. En esta se encuentran nombres de
parentesco, animales, vegetales y árboles, así como sus derivados; también nombres de
las partes del cuerpo humano; los numerales; adjetivos que significan color; adverbios y
preposiciones. Con respecto a los verbos, se encuentran raíces cuyo significado es el de
fabricar, hacer, hilar, etc.

Todo este léxico hace entender que presenta una característica común, y es que se
usa para hacer referencia a las relaciones principales del hombre, a su entorno habitual,
sus acciones habituales, a su trabajo y actividades, etc. Todo esto coincide con el léxico
patrimonial de las lenguas indoeuropeas, medievales…, que es el que ha permitido la
evolución fonética de cada lengua y ha conservado generalmente su antiguo significado.
Con todo esto se puede decir que el léxico culto ha sido considerado como un léxico
evolucionado interiormente o de origen externo: su último origen, la lengua griega. El
modelo clásico ha sido fundamental en el desarrollo del léxico de las lenguas
indoeuropeas y no indoeuropeas. La lengua griega sobre todo ha sido vital para crear un
amplísimo vocabulario que sea capaz de expresar la realidad. De hecho, el griego culto y
científico creció mucho a lo largo de los siglos, hasta el punto de ser el más influyente no
solo en el latín, sino en nuestras lenguas.

También es cierto que el léxico del griego antiguo les llegaba a los griegos a través
de las lenguas europeas, lo que hace pensar que, como se ha mencionado en otras
ocasiones, las lenguas europeas son, en definitiva, una especie de semigriego o
criptogriego, ya que hacen uso de términos que tienen base griega o latina, así como de
calcos, como ocurre en griego moderno. Se puede decir, por lo tanto, que tanto el léxico
culto griego como el latino ha contribuido a que nazca una lengua culta y científica
europea.

LA CREACIÓN Y EL DESARROLLO DEL LÉXICO CULTO Y CIENTÍFICO GRIEGO:

GRECIA ARCAICA Y CLÁSICA

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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

Sobre las bases indoeuropeas hay una serie de precedentes que pueden encontrarse
en Homero, Hesíodo y diversidad de poetas, pero la parte racional y científica del
pensamiento griego y en general del léxico griego surge a partir de los presocráticos y de
los médicos jonios, del s. VI y V a.C. A estos hay que añadir a Heródoto y a los sofistas
Sócrates y Tucídides.

La novedad llegó con la creación de vocabulario abstracto, de multitud de


derivados adjetivales del nombre, o del aumento de periodicidad de la derivación de
verbos a raíz de nombres. En definitiva, de la creación de un amplísimo léxico
conformado por nombres, verbos, adjetivos, adverbios relacionados y derivados de una
misma raíz. Como se ha mencionado anteriormente, detrás de las bases indoeuropeas hay
precedentes de este léxico en griego antiguo: tanto de nombres abstractos como de los
sufijos. No obstante, en las épocas más antiguas, lo que se conocía por vocablos abstractos
no eran más que elementos considerados como entidades independientes, restos divinos
o semidivinos.

El vocablo φύσις, por ejemplo, que se traduce por ‘naturaleza’ en un pasaje de la


Odisea, no es más que una fuerza que hace crecer una planta. Esto ha sido objeto de
estudio por numerosos autores, que acaban llegando a la conclusión de que se trata
simplemente de “entidades esenciales”. Estas son las que para nosotros son entidades
naturales, como Γαῖα ‘la Tierra’ en autores como Hesíodo (entidad natural y diosa), o lo
que calificamos como abstractos, como Ἥβη ‘la Juventud’ en Píndaro. Se consideran aun
semidivinos algunos “principios” de los presocráticos. Aquí se encuentra, por lo tanto, el
origen de los vocablos abstractos griegos. De hecho, en griego arcaico y clásico, se
conformó un sistema de abstractos que servía para completar, como una forma de léxico,
el sistema gramatical griego.

Otro punto importante en este sentido es que además de las nuevas creaciones que
se van aportando al léxico, se empiezan a divulgar cada vez más dentro del griego las
formas con sentido filosófico, así como los elementos formativos iniciales y finales. De
hecho, según el diccionario inverso de Buck-Petersen, en griego antiguo se dan al menos
unas 7.200 apariciones de sufijos como -κός, -ικός, -τικός. En Homero hay muy pocas
palabras que contengan estos sufijos. Asimismo, la creación de nuevos términos, sean de
uso filosófico, técnico o pertenezcan a ámbitos como la medicina, se ha hecho común
entre varios pensadores como: los presocráticos, Hipócrates y los hipocráticos o Sócrates

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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

y la prosa jónico-ática. A continuación se muestran algunas generalidades lexicales de


estos pensadores:

➢ Presocráticos: a) uso filosófico-técnico de vocablos de Homero – θεῶν γένεσιν


‘origen de los dioses’ procede γένεσις en Parménides, etc; b) De πέρας, ἄπειρος,
ἀπείρων “límite” material de entidad física en Homero y Hesíodo, Anaximandro creó
ἄπειρον (indefinido como primer principio); c) Φιλότης y Νεῖκος ‘Amor’ y ‘Odio’ en
Homero - principios cósmicos en Empédocles; d) Creación de términos nuevos para
unificar todo: τὰ ὄντα ‘los seres’

➢ Hipócrates y los hipócraticos: a) Léxico renovado de la nueva medicina; uso nuevo


a un vocablo anterior: Hom. θεραπεύω ‘cuidar, servir’ tomó el sentido de ‘tratar
médicamente’; b) Palabras jónicas en Heródoto como πάθη, πάθημα tomaron el
sentido de ‘afección’ ‘enfermedad’; c) Derivados con sentido médico de nombres
corriente - καρνῖκος ‘cangrejo’ ‘cáncer’, πολύπους ‘el pulpo’ ‘los pólipos nasales’;
d) Uso de prefijos y sufijos: prefijos como δυσ-, ἀ, περι-, pero sobre todo sufijos
expresando enfermedades (-αίνα, -ία, -μα/-ωμα, -σις) y enfermos (-ικός, ώδης).

➢ Sócrates y la prosa jónica y ática: a) Nuevo léxico filosófico – vocabulario


socrático en Aristófanes - φωοντίς ‘pensamiento’, γνῶμη ‘opinión’; b) Introducción
de verbos propios como ἐπιμέλομαι’, ‘θεραπεύω’ - ‘cuidarse de’, ‘cultivar’; c)
Impulsor de léxico griego de campos como la gramática (σημαντικόκ/ἐπίθετον), la
lógica (συλλογισμός, πρότασις), de la teología y teoría del movimiento (κίνησις,
ἐντελέχεια), la literatura y retórica (ἀναγνώρισις)

Esto no son más que especializaciones que parten del léxico del griego común, así
como de los sufijos y algunos elementos formativos del griego. Todo esto se usó como
una especie de léxico especializado que en ocasiones acabó convirtiéndose en normal en
el griego, así como en otras lenguas del mundo. Sobre los escritores de la poesía ática, se
puede decir que Gorgias introdujo en la lengua abstractos nuevos (ἀγνόημα) o adjetivos
(ἀβίωτος), o incluso hizo que entraran en la prosa con palabras del jonio o de la tragedia
(ἀμοθία, νόσημα). Del mismo modo, llegó a crear nuevos sentidos figurados (δυνάστης
‘poderoso’ υνιδο a λόγος). Otro de estos escritores, Trasímaco, insertó adjetivos nuevos
(ἀναίσθητος) y nuevos empleos de la pasiva y las sustantivaciones.

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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

EL LÉXICO GRIEGO DE LAS EDADES HELENÍSTICA Y ROMANA

Aunque el léxico griego ha ido proliferando considerablemente a lo largo de los


siglos, la mayor difusión de todas se encuentra en la prosa de la época helenística y
romana. De hecho, es sabido que en estas edades cualquier persona podía crear nuevas
palabras griegas o con nuevos sentidos de las ya existentes. No obstante, es difícil dar una
fecha exacta de la aparición de esas nuevas palabras y nuevos sentidos, aunque sí que es
cierto que cada vez crece más el número de palabras nuevas.

Por otro lado, atendiendo a los diferentes niveles del griego, hay que decir que el
griego vulgar, junto con su léxico, es bastante poco conocido. De hecho, este léxico solo
puede verse en algunos papiros y en otros textos, pero de forma muy aislada. Al final, el
léxico que más ha llegado a prosperar ha sido el técnico, que se ha ido tomando de
tradiciones anteriores o creándose asiduamente en la actualidad. Sobre este se han ido
haciendo numerosos estudios, llegando a estudiar exhaustivamente el léxico de la
botánica, de la zoología, la geometría, etc. Estos términos han sido y son la base de los
que se han ido empleando hasta día de hoy. Sin embargo, este estudio no llega a ser
suficiente, pues ya a partir de Aristóteles empezó a crecer el léxico filosófico, el legal y
el administrativo según las necesidades de cada tiempo.

Lo que está claro en este sentido es que la ciencia moderna llegó a encontrar en
los griegos lo esencial del léxico necesario. Incluso el cristianismo ha ido adoptando con
el tiempo una ingente cantidad de léxico griego para hacer referencia a sus diferentes
disciplinas. Esto nos hace entender la gran importancia y difusión que tuvo este léxico en
numerosas épocas, donde se ha ido ampliando el vocabulario gracias a, por ejemplo, la
creación de palabras basadas en un verbo, o mediante derivados, compuestos, así como
por la proliferación de prefijos y sobre todo de sufijos que permiten que se crean
abstractos y derivados.

DEL LÉXICO GRIEGO AL LATINO

Es en la Edad Moderna cuando empieza a resultar normal que deriven palabras


directamente del griego antiguo a las lenguas modernas. Este ha entrado en ellas
particularmente a través del latín, del antiguo y preliterario, del literario, del tomado en

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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

préstamo por el latín vulgar e incluso del latín eclesiástico y medieval. La influencia del
léxico griego en latin fue de gran importancia, ya que fue aceptado tanto en la lengua
hablada, como en la culta, transcrito e incluso con ayuda de calcos. No obstante, la
influencia de este léxico no puede entenderse sin la influencia de su literatura, bien debido
a la traducción o imitación de esta. Tampoco puede entenderse este influjo sin el
bilingüismo, ya que, las clases más culturas de Roma eran bilingües. De hecho, para ellos
el griego era casi tan importante como hoy en día lo es el inglés.

En efecto, el aluvión de helenismos se debe a los contactos de los romanos ya


desde el s. VII a.C, cuando el alfabeto penetró en Roma, bien con los griegos del sur de
Italia o con los etruscos helenizados. Resulta bastante notable en los helenismos más
antiguos las características ortográficas propias del latín de esa época, como la
transcripción de las sordas aspiradas como sordas normales (purpura, ampulla). También
aparecen adaptaciones o alteraciones de palabras griegas, así como derivaciones latinas.
Adaptaciones como la -a de la primera declinación masculina (nauta) o las derivadas de
la tercera pasadas a la primera (sporta). El latín podía también incluir derivaciones
propias de palabras griegas: paedicare de τὰ παιδικά. Todo esto demuestra que el
vocabulario griego se asimiló al latino perfectamente. También se encuentran helenismos
en la literatura latina más antigua, algunos de carácter literario o musical, y otros no, como
se ve en Livio Andrónico (cothurnus), en Nervio (barbarus) o, de entre otros, en Plauto
(basilica). Dichos términos se acabaron incorporando al latín hablado normal, hasta llegar
a nuestras lenguas. También tenemos autores que fueron introduciendo muchos términos
nuevos, llegando a sustituirlos en ocasiones por calcos (conscientia por συνείδησις).

Sobre la helenización del latín hay que hacer consideraciones tales como que en
el vocabulario científico-técnico y en el cristiano, de los que ya se ha hablado
anteriormente, ha entrado una ingente cantidad de términos griegos que el latín ha ido
adoptando. No obstante, aquí también entra el latín vulgar, donde hay presencia de
numerosos helenismos, bien sean tendencias de adaptación, variantes fonéticas o palabras
nuevas que se han ido introduciendo, como ocurre con colaphus ‘bofetada’. En definitiva,
esto nos hace ver que el latín, fuera en el nivel que fuera o en sus diversas
especializaciones, fue adoptando un gran caudal léxico griego.

PASO DEL LÉXICO LATINO Y GRIEGO A LAS LENGUAS DE EUROPA

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El latín fue el encargado de velar por las necesidades de las lenguas europeas, ya
que les proporcionaba el léxico que no tenían, y todo esto porque Europa era una nación
bilingüe a la que pertenecían diversas lenguas habladas que empezaron a escribirse ya
desde el s. IX d.C. Estas lenguas habladas incorporaban desde antaño numerosos
latinismos que eran de origen griego, y que por supuesto fueron creciendo cada vez más.
No obstante, en Oriente la situación era distinta, ya que en el griego entraron latinismos
ya desde el Imperio bizantino, e incluso desde la conquista de Constantinopla. A esto se
añadía la entrada en Occidente de un léxico griego bizantino por vía eclesiástica o por
relaciones comerciales. Por tanto, tanto ese latín como ese griego que entraban por
diferentes vías, ayudaban a la unificación de todo ese léxico de las lenguas de Europa.

PRÉSTAMOS LATINOS Y GRECOLATINOS EN OCCIDENTE ROMÁNICO

Las lenguas románicas se empezaron a escribir a partir del IX d.C. Mientras que
lenguas como el francés lo hicieron a partir de los “Juramentos de Estrasburgo” del 842,
en España el mozárabe entró en las moaxajas desde el XI d.C, del mismo modo las glosas
Silenses y emilianenses, que son de la misma fecha. En todos estos textos empiezan a
aparecer palabras latinas de las que no se saben, la mayoría de las veces, desde cuándo
estaban adscritas a la lengua hablada. Teniendo en cuenta la aparición de semicultismos,
que crean un duelo entre formas patrimoniales y cultas latinas, se puede decir que en
ocasiones hubo una continuidad desde el latín tardío, vulgar o eclesiástico, aunque es
difícil fechar mucho de los latinismos presentes. Asimismo, a partir del movimiento
cultural por parte de Carlomagno que tuvo su influjo en España e Italia, empezaron a
escribirse las lenguas romances. De hecho, se escribían textos nuevos en latín y se hacían
gramáticas y léxicos. Entraban palabras latinas que, o se hacían patrimoniales o
semicultas por influjo de la Iglesia.

Por otro lado, a partir del s. XIII resultó de gran importancia la admisión de
numerosos latinismos. Pues lo cierto es que ya en cualquier manual o estudio se citan una
serie de latinismos, como pasa en Berceo y Alfonso el Sabio. Estos proceden de textos
latinos escritos, algunos más antiguos y otros medievales. Frecuentemente son
helenismos: en Berceo encontramos abysso, evanquelistero, epistolero, mientras que en
Alfonso X teatro, comedia, himno, etc. Como se puede observar, este es un léxico
especial, culto o científico, que en ocasiones se romancea, como ocurría ya con las

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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

palabras de textos legales de la Península Ibérica, que también pasaban por este proceso.
Un ejemplo de romanceo es el vocablo idolería. En esta época también empezaron a
difundirse los dobletes de términos romances y latinos: artejo/artículo,
santiguar/santificar. Los más frecuentes son los que a una palabra patrimonial se opone
un adjetivo latino, como en hierro/férreo. Ciertamente los latinismos empezaron a crecer
en los s. XIV y XV, cuando surgieron corrientes como el Renacimiento y el Humanismo.
En los siglos posteriores siguieron entrando latinismos y helenismos latinizados, llegando
así a surgir numerosos términos técnicos, aunque con cierta moderación. También es
importante saber que ya a partir del s. XVI se llegó a extender la moda de darle forma
latina a las palabras patrimoniales, incluso a las que derivaran de esta lengua. Esto se ve
en el español sino, que empezó a escribirse (y pronunciarse) signo.

LOS PRÉSTAMOS LATINOS Y GRECOLATINOS EN OTRAS LENGUAS EUROPEAS

En las lenguas no románicas llegaron a entrar préstamos latinos que podían tener
su origen en el griego. Los romanos estuvieron también en contacto desde bien pronto
con otros pueblos de Europa, como los etruscos, los oscos, umbros, etc. También entraron
en contacto con celtas y germanos, lo que resultó ser la base de la entrada en latín de
algún que otro vocabulario celta, así como un gran número de términos germánicos. Estos
germanos, aun con excepciones, se latinizaban y aceptaban la cultura latina: de hecho, los
visigodos escribían sus leyes en latín (la Lex romana visigotorum). Estos se cristianizaban
y aceptaban generalmente las lenguas romances. No obstante, cuando las lenguas
germánicas empezaron a escribirse, esto se hacía en latín, como en el resto de Europa.
Por ello, los latinismos empezaron a incrementarse con el tiempo. A esto hay que decir
que se encuentran latinismos, a veces de origen griego, cristianos en el alto alemán hacia
el 1000 d.C, igual que en el antiguo inglés, donde hay nombres y calcos parecidos. En
cambio, donde hay términos más antiguos, es en unas y otras lenguas germánicas:
términos culturales latinos, como ocurre en: Al. Wein, ingl. wine de vinum.

Esto llegó también a las lenguas nórdicas, donde hay términos correspondientes
tomados de los mercaderes romanos (danés kobe ‘comprar’, vin ‘vino’). Todo esto
continuó durante la Edad Media, cuando el mundo germánico la lengua de cultura era el
latín, ya que en ella escribían los sabios. En Inglaterra también entraron multitud de
palabras latinas, sobre todo a partir del s. XIV, tomadas estas del francés y retocadas para

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hacerlas más “latinas”. En el mismo s. XIV Chaucer está repleto de latinismos y


helenismos: doctour, physic, naturel, pacient, etc. Sin duda lo más notable fue la
introducción de prefijos y sufijos de origen latino y griego, que empezaron a coexistir con
los ingleses (un-, ge-, of-). A este respecto también se añaden lenguas como el alemán
(bajo alemán), en nórdico, en las eslavas, e incluso en algunas como el vasco, el címbrico
y el bretón.

HELENISMOS LLEGADOS A TRAVÉS DEL ÁRABE

El léxico griego entró en Europa también gracias al árabe, y también llegó el


griego bizantino, pero esto fue a través de varios intermediarios. La vía árabe dio lugar a
la entrada de numerosas palabras. Hay que tener en cuenta que estos conquistaron lugares
de gran importancia como Damaso en el 536 o Jerusalén y Antioquía en el 638. También
conquistaron parte de África, por lo que, ante el desconocimiento del mundo vegetal o
animal, hubo que tomar mucho vocabulario del griego. Dicho vocabulario pasó a algunas
lenguas europeas como el español y el portugués. Sin embargo, al vocabulario árabe que
se transmitió por vía oral hay que añadir una serie de términos procedentes de la ciencia
árabe por vía escrita.

Generalmente estos términos derivaban del griego a través de las traducciones del
griego al árabe que se hicieron en las cortes de algunos califas de Bagdad o Al Mansur
desde el s. VIII y el IX. También hubo traducciones del árabe al latín y al castellano. Los
préstamos del árabe a los que se hace referencia son bastante numerosos. De hecho,
muchas palabras son de origen griego, aunque no todas, ya que hay algunas propiamente
árabes, del mismo modo que el árabe tiene préstamos de las lenguas orientales.
Generalmente estas palabras son nombres de plantas, frutos, animales y minerales, de
comida y vestido, de la vida comercial, etc, y raramente se hace alusión a los abstractos.
Lo cierto es que en las lenguas modernas estos han tornado en palabras patrimoniales,
habiendo excepciones de cultismos. También hay que tener en cuenta que la España
musulmana era en su mayoría bilingüe y que fueron los mozárabes los encargados de
introducir arabismos en las diferentes lenguas. El español es sin duda la que presenta el
mayor número de arabismos (acelga – σικελός; adelfa – δάφνη; albérchigo – περσικόν;
jibia – σηπία, también sepia a través del latín; escarlata – σιγιλλᾶτος, del latín). En
portugués también hay multitud de arabismos (química, alambique, etc.).

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ELEMENTOS DEL GRIEGO BIZANTINO

El vocabulario bizantino llegó a la Europa occidental de diferentes formas.


Algunos términos resultan ser eclesiásticos, aunque, por ejemplo, no está claro si el
vocablo σύνοδος ‘reunión de obispos’, que llegó a todas las lenguas, es bizantino o
anterior a este. Esto también ocurre con términos griegos como βούτυρον, que derivan en
inlg. butter. Sin embargo, las cosas se ven mejor cuando se da el fenómeno de iotacismo,
como ocurre en περγαμνή, con -i en todas las lenguas occidentales (esp. pergamino, fr.
parchemin), ἐλεημοσύνη (limosna). También hay que decir que algunos términos
bizantinos son la continuación de términos antiguos, pero con un cambio semántico.
Otros, sin embargo, vinieron por la vía del latín, como de κανονικός, canonicus (esp-
canónigo, cat. calonge); otras a partir de nuevas situaciones históricas (σκλάβος
‘esclavo’); muchos proceden de la vida religiosa y eclesiástica; otros de la económica, la
comercial, etc. Estos incluso han llegado a través de las diferentes ciudades de Italia que
tenían un contacto estrecho con Bizancio, o incluso del italiano en general. Por ejemplo,
hay términos que entraron a través de Venecia (κοντούα ‘barca de cola corta’, ‘góndola’.

También llegaron al español palabras grecobizantinas a través del francés, como


‘cisne’, ‘monje’, ‘page’ (παιδίον). Por la vía latina llegaron helenismos bizantinos a las
lenguas germánicas. Incluso el inglés presenta una variedad de términos religiosos,
muchos de ellos bizantinos, que llegaron a través del francés (charity, parish).

LOS PRÉSTAMOS ENTRE LAS LENGUAS DE EUROPA

Tras el continuo contacto con los celtas en el s. IV a.C, se tomaron una serie de
préstamos de las lenguas célticas en latín, aunque no muchos. Estos no fueron más que
otras palabras latinas que dejaron huella en algunas lenguas: en el léxico común o en la
toponimia. En esta se pueden encontrar huellas de palabras celtas como briga ‘ciudad,
fortaleza’, etc. A través del latín también han llegado a varias lenguas algunas palabras
celtas de vehículos, arados, vasijas (esp. carro, ingl. car, fr. char, fr. soj ‘reja del arado’),
animales, prendas de vestir, etc.

Las lenguas germánicas, por su parte, también dejaron préstamos en latín, sobre
todo en las lenguas románicas y otras no germánicas. Todo esto surge a partir del contacto
entre los germanos y los romanos, con las lenguas romances y con otras. Desde épocas

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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

muy antiguas entraron en latín germanismos que pasaron posteriormente a las lenguas
románicas: ganta ‘ganso’ (fr. ant. jante, cat. ganta ‘cigüeña’). Los préstamos que se
adquieren de las lenguas germánicas también han favorecido la homogeneización de las
lenguas europeas. Esto se puede ver, por ejemplo, en series en las que el francés y el
italiano acompañan al germánico, y el castellano al latín: fr. guérir/it. guarire (esp. sanar,
curar). Hay ocasiones en las que el germanismo solo está en una lengua: fr. affreux (it.
orribile, esp. horrible). Sin embargo, otras veces sí que está en las tres lenguas. esp. rico,
fr. rich, it. ricco. Puede ocurrir también que un vocablo germánico introducido en las
lenguas románicas se conserve también en las germánicas modernas.

Por otro lado, se puede decir que hay préstamos de otras lenguas, como los de las
lenguas románicas entre sí y en las germánicas. Desde el s. XII el francés y el provenzal
tuvieron un gran influjo en Europa. En español entraron multitud de términos, pero el
francés, por ejemplo, adoptó términos del provenzal, del italiano del s. XIV, que llegaron
también al español. También hay que decir que en la Península Ibérica se dieron
préstamos de unas lenguas a partir de otras, especialmente del castellano. Había lenguas
que tomaban préstamos de las lenguas románicas, como se hacía del latín. Desde los ss
XIV y XV se extienden los préstamos del francés en alemán y en todas las lenguas
europeas. A todo esto se pueden añadir también aquellas palabras que proceden de las
lenguas indígenas de América, de donde surgen tantos términos exóticos: canoa, coca,
cacique.

4. EL ESTUDIO DEL LÉXICO: PERSPECTIVAS METODOLÓGICAS Y DISCIPLINAS


RELACIONADAS. LÉXICO CIENTÍFICO-TÉCNICO

Los lingüistas encajan al lenguaje en el ámbito de una teoría general del


conocimiento, que forma parte, además de la psicología cognitiva, y consideran que este
es un sistema paralelo a otros sistemas de conocimiento. Los temas claves del estudio
lingüístico, que están relacionados entre sí, son la estructura, la adquisición y el uso del
lenguaje.

LEXICOLOGÍA

La lexicología es la encargada de estudiar las palabras, el léxico, aunque estas no


son fáciles de definir ni de delimitar, teniendo en cuenta las características e

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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

irregularidades de todas ellas. La lingüística sostiene que la palabra es una unidad de


forma, de significado, así como de distribución y funcional. La unidad léxica es, tanto un
elemento fonológico, como un componente estructural y ordenado de una serie de
morfemas que tienen una disposición determinada. Esta es, en el plano semántico, una
unidad dotada de significado, mientras que en el plano funcional, es una unidad de
distribución que aparece en algunos puntos de la cadena sintagmática y que, por lo tanto,
demanda un entorno lingüístico señalado cuando se hace uso de ella en una frase.

La lexicología estudia las unidades léxicas, su naturaleza, su formación, sus


estructuras, su uso, etc. Se estudia la lengua desde un punto de vista diferente a cómo la
estudia la fonética y la fonología, o la morfología gramatical y la sintaxis, aunque es
imprescindible conocer bien estos estadios para no llegar a confundir las estructuras
léxicas y las gramaticales. Al analizar las unidades léxicas lo que se determina es el
sentido, que está formado por semas o rasgos no presentes de manera simultánea, pero sí
compatibles. Lo cierto es que cada unidad léxica posee un núcleo último de sentido que
resulta común a todos sus usos, aunque esto varía dependiendo de las oposiciones que se
den en cada caso en la cadena hablada.

No es hasta mediados del s. XX cuando se da la distinción entre la ‘ciencia’ de la


lexicología y la ‘técnica’ lexicográfica, que al parecer es anterior a la lexicología. Pero en
nuestra lengua, debido a la vacilación en la designación de los estudios sobre el léxico, se
ha optado por llamar ‘semántica’ a todos ellos de manera general, dejando el término de
‘lexicología’ para los estudios de descripción. Mientras la lexicología es una entidad que
se encuentra en pleno desarrollo, la lexicografía ha quedado reducida a la técnica de hacer
diccionarios. Estas disciplinas se consideran complementarias.

PERSPECTIVAS METODOLÓGICAS

El latín presenta numerosas dificultades en el estudio de su léxico, ya que no es


una lengua que ofrezca la seguridad que ofrece la competencia lingüística de una lengua
hablada, por lo que se encuentra bastante limitada al disponer únicamente de una serie de
textos que se nos han ido transmitiendo. Sin embargo, la investigación en la lingüística
latina no es muy diferente de los modelos teóricos que se han usado en la lingüística
general, ya que son globales, con la diferencia de que no todos se adecúan a cualquier
lengua, como la latina, que no tiene hablantes activos. Aun así, el modelo lingüístico que

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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

más ha prosperado a la hora de analizar las unidades lingüísticas ha sido el


estructuralismo. La Lingüística Estructural se encarga entonces de estudiar la lengua
como una estructura meramente funcional de los medios de expresión.

ETIMOLOGÍA TRADICIONAL

Teniendo en cuenta que el significado ha sido desde siempre un problema de la


lengua, los griegos consideraban que el estudio del lenguaje era un problema meramente
filosófico, estaba inmerso en la teoría del conocimiento, la relación entre concepto y
palabra, así como si el signo era arbitrario o no. El estudio del léxico se realizaba en la
Antigüedad mediante dos perspectivas diferentes: por un lado la etimológica, que
consideraba que el significado iba unido al origen de la palabra, pues en un principio no
se sabía nada de la historia de la palabra, por lo que el estudio de la etimología quedaba
reducido a la verificación de las palabras no considerando los elementos por separado;
por otro lado, frente a esta concepción, de verifica una más escéptica de los que
consideran que para entender el significado de las palabras se puede prescindir de la
etimología.

LEXICOLOGÍA HISTÓRICA

En el s. XIX la etimología tradicional cambia radicalmente, y el origen de la


palabra no se vuelve tan interesante como su historia. De hecho, para encontrar el
significado de las palabras, así como para exponer su historia semántica hay que partir
del análisis etimológico. Un aspecto innovador en este caso es la etimología estructural,
que considera el cambio dentro de una complicada red de agrupaciones no solo en el nivel
de la forma, sino en el del contenido. El origen de la investigación lexicológica, con
respecto al estudio de la formación de palabras o la investigación semántica, se puede
hallar en la lingüística histórica, que trabaja desde un punto de vista diacrónico y que ha
permanecido en la semántica hasta la llegada de las corrientes estructuralistas. De hecho,
desde hace tiempo se han ido descubriendo diversas estructuras en el léxico, llegando a
establecer, además, su tipología.

Saussure dio paso a un nuevo pensamiento sobre la semántica, pasando de la


consideración de ‘palabra aislada’ a la de ‘palabra en el sistema’. Su forma de entender
el lenguaje como un sistema cerrado de signos está en todos los cimientos de las
investigaciones lingüísticas de siglos posteriores. Este, como fundador del

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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

estructuralismo, insiste en que el significado y las significaciones son elementos


principales y de carácter social, puesto que es la comunidad la que determina los valores
para cada significante.

LEXICOLOGÍA ESTRUCTURAL

El sistema lingüístico es difícil de tratar teniendo en cuenta lo complicado que es


el signo lingüístico. La diferencia entre aspectos lingüísticos como significado,
significante y designado tiene sus precedentes en la Antigüedad y se puede encontrar en
los estoicos y en San Agustín. La semántica tradicional entendía el signo lingüístico de
dos formas, como significante y significado, dejando fuera del dominio lingüístico al
designado y encuadrándolo en el ámbito del significado. Frente a esto, la semántica
estructural entiende esto de tres formas, teniendo en cuenta al designado y diferenciado
las relaciones de designación y significación. Tomar una u otra postura acabará teniendo
consecuencias tan importantes como disolver el concepto de semántica.

La consideración del vocabulario como un grupo dispuesto para la estructuración


supone también un problema a la hora de estudiar el léxico. Los procedimientos más
usuales para sistematizar el vocabulario prosperaron en diversos grupos sistemáticos del
vocabulario, según los tipos de relaciones existentes entre los compuestos léxicos de una
lengua. Aparte se establecieron estructuras a raíz de características morfológicas como la
homografía, la homofonía, la paronimia, etc. Tanto la homonimia, como la polisemia, la
sinonimia y la antonimia son las relaciones léxicas que más interés han suscitado entre
muchos especialistas. Frente a la concepción etimológica, la lexemática se centra en el
conocimiento y la descripción de las estructuras sintagmática, acogiéndose a la
organización de los lexemas, la formación de palabras y las uniones léxicas.

Atendiendo a la evolución de la lexicología y de sus estudios, se hace notable el


interés que esta muestra por desarrollar la teoría del campo sintagmático, y generalmente
la del campo conceptual. Desde ese punto de vista estructural, el interés se pone en el
concepto de ‘campo léxico’ o ‘campo semántico’, un descubrimiento productivo y
prometedor de la lexicología actual. El campo léxico es de dominio lingüístico, mientras
que el conceptual es de dominio extralingüístico. Algunos estudiosos consideran el campo
semántico como una estructura cerrada, que atiende a la idea de límite, de oposición y

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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

rasgo mínimo de significación. Esto permite centrarse en un estudio descriptivo-


sincrónico de la colocación y las relaciones de los significados.

SEMÁNTICA Y SINTAXIS

El comportamiento de las unidades léxicas en una frase o en un texto ha sido


estudiado por la sintaxis, que hoy ha avanzado mucho gracias al modelo de gramática
funcional iniciado por Dik en Holanda, y que Pinkster (1995) aplicó a la lengua latina.
Los estudiosos de la sintaxis han despreciado durante mucho tiempo el léxico, ya que
consideraron que este era un elemento secundario que resultaba útil en situaciones
determinadas. Pero el funcionalismo hace ver la imposibilidad de que la sintaxis dé por
sí misma explicación a todos los problemas presentes en la lengua, por lo que es necesario
estudiar la morfología y el significado léxico para dar solución a diversos fenómenos
gramaticales.

LÉXICO CIENTÍFICO-TÉCNICO

No todo el léxico de una lengua se puede estructurar, ya que la mayor parte de ese
léxico es designativo y la única forma de estructuración en ese caso es la enumeración.
Esto sucede con las terminologías que no forman parte del lenguaje de la misma forma
que el ‘léxico común’ estructurado por la lengua. Estas terminologías son elementos
metalingüísticos de las ciencias y las técnicas, en las que se da una identificación entre la
designación y el significado. El objeto de la terminología es propiamente el concepto y la
definición. Actualmente está en pleno auge el ‘modelo lexemático funcional’, que ha
gozado de gran aceptación para las terminologías. Este no era más que la integración de
la lexemática de Coseriu y la gramática funcional de Dik, con el objetivo de desarrollar
el elemento léxico de la teoría gramatical.

El vocabulario técnico en latín está siempre relacionado con la lengua griega, ya


que es el resultado del esfuerzo por designar realidades, que generalmente se expresan en
griego y se adaptan a la propia tradición lingüística mediante diversos procedimientos.
Dentro de este léxico hay términos antiguos o de gran raigambre latina, como los
específicos de la agricultura. Para algunas designaciones la lengua latina ha acudido a
préstamos léxicos del griego, que al integrarse en el sistema lingüístico latino, sufren

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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

evoluciones de modificación, desarrollo y composición. También se traducen términos


griegos al latín, por lo que entendemos entonces que el léxico está en una continua
formación y evolución. Esto lo revela, por ejemplo, el lenguaje de la medicina, donde hay
muchas designaciones diferentes para una misma patología.

CONSTRUCCIONES LÉXICAS COMPLEJAS

En las construcciones léxicas complejas es difícil discernir entre sintagmas


lexicalizados o idiomáticos, lexías complejas y compuestos propiamente dichos, que
forman unidades de significado que se componen de varios lexemas y que están asentados
en una relación formal y significativa. Hay estados intermedios entre las composiciones
y los compuestos sintagmáticos, que denotan la evolución de la lengua. Desde la
perspectiva sintáctica, el compuesto fijado no es más que una agrupación que actúa como
una unidad léxica, aunque sus componentes estén en el léxico de una lengua. Algunos
compuestos se acercan más a la palabra (manumittere ‘manumitir’) y otros más al
sintagma (supremum uale dicere, ‘dar el último adiós’), aunque también hay grados
intermedios.

Cuando el compuesto está bien fijado, la explicación semántica se da por medio


de un concepto unitario que nombra una realidad específica nueva. Pero también se dan
compuestos lexicalizados que están fijados desde las primeras obras literarias y son
empleados en todos los géneros, como es el caso de aes alienum ‘deuda’ y compuestos
sintagmáticos que están vigentes desde antaño, que además forman parte de un género
literario en concreto, como ocurre con el leuis armatura ‘infantería ligera’, que es muy
frecuente en los historiadores desde César hasta el s. IV-V, y que no se encuentra en otros
géneros.

CONTINUIDAD DEL VOCABULARIO TÉCNICO LATINO EN LAS LENGUAS

MODERNAS

La ingente cantidad de términos de origen griego o latino que se usan en el ámbito


de la medicina contemporánea forman precisamente la nomenclatura moderna de la
medicina occidental, persistiendo incluso cuando los conceptos también. También en
otros campos, como en el de la historiografía y el del poder político se puede apreciar esa

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pervivencia lexical en verbos y sustantivos. Para expresar la llegada a cargos civiles y


eclesiásticos, además de usar verbos clásicos, ya en la Antigüedad Tardía se usan verbos
con innovaciones semánticas. Unos muestran el acceso a cargos civiles y eclesiásticos y
otros a cargos de la administración civil o a órdenes eclesiásticas. Dichas innovaciones
han tenido un gran éxito en las lenguas europeas después de la fragmentación del Imperio
Romano.

También hay sustantivos que están documentados desde la época clásica pero que
adquieren sentidos específicos que permanecen en las lenguas modernas. Estos son
neologismos semánticos que denominan encargos o puestos de la corte como dux o
comes. Los vocablos españoles procedentes de los latinos mantienen la acepción que
tienen en la Antigüedad Tardía, adquiriendo en ocasiones otras nuevas. Se da el caso,
además, de neologismos que se usan en la lengua de los primeros cristianos y de la Biblia,
como maior domus, que aparece en autores clásicos del s. IV; en la Antigüedad Tardía se
crean designaciones que dan nombre a títulos o cargos de creación nueva, como
camerarius; por último, gracias a los vocablos con que se nombra al gobernante se puede
comprobar que muchos términos latinos continúan en vigor y siguen siendo efectivos en
las lenguas modernas en las que se siguen utilizando para designar al soberano de un
estado en época antigua además de a monarcas de épocas más modernas.

5. EL CALCO LÉXICO: UNA FRUCTÍFERA VÍA DE ACCESO DE HELENISMOS AL


ESPAÑOL

Los helenismos han sido estudiados con eficiencia desde varios puntos de vista.
En el ámbito de los hispanistas hay autores como Joan Corominas que hacen una gran
labor lexicográfica con su Diccionario etimológico, que completa posteriormente José
Antonio Pascual, pues esta es, sin duda, la obra de referencia. En el caso de los helenistas,
el trabajo más citado y más importantes es el de Fernández Galiano, que fue el que aportó
la primera visión diacrónica de la asimilación de helenismos en español. No obstante, a
lo que hay que prestar verdaderamente atención es a los casos de calco, donde la lengua
latina comenzó a traducir a su lengua el préstamos que acogía del griego, lo que acabó
convirtiendo el helenismo de préstamo directo en indirecto formalmente.

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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

En el ámbito del calco se pueden dar varias posibilidades. Puede ser que la lengua
que adapta el helenismo, en este caso la lengua latina, utilice un término que ya ha existido
en ella y lo dote de nuevo significado, derivando en lo que conocemos propiamente como
“calco semántico”. También se puede dar la creación de un neologismo, cuyo significado
puede variar con respecto a la lengua de origen. Este es un recurso léxico que se adecúa
a los vocabularios técnicos, por lo que en un principio las formaciones nuevas tienen un
valor particular, aunque luego puedan adquirir un uso más general. Si bien es cierto, en
ocasiones se recurre al calco por motivos de nacionalismo lingüístico.

HELENISMO INDIRECTO

Esto es sencillo: se trata de un término griego que se ha traducido al latín y de ahí


ha pasado directamente al español. Desde el punto de vista léxico puede ser que el nuevo
concepto gramatical haga uso de un término ya existente, o bien se cree un neologismo,
o el helenismo tenga el valor particular técnico de su origen, como recientemente se ha
mencionado. Un ejemplo de esto lo tenemos en el vocablo adverbio: a) el vocablo griego
ἐπίρρημα es un compuesto formado por la preposición ἐπί y el sustantivo ῥῆμα ‘palabra’.
Su significado era el de ‘lo que se dice después’ y se podía encontrar en la Comedia; b)
Quintiliano creó un neologismo para interpretar el concepto de adverbium (<ad +
uerbum), un calco del término griego; c) en español tenemos adverbio, en relación directa
con la forma latina.

HELENISMO DOBLE (DIRECTO/INDIRECTO) CON SINONIMIA

En español también puede darse la existencia simultánea de dos helenismos


sinónimos, con la salvedad de que ambos han recorrido un camino léxico distinto: en un
caso, un término es tomado directamente a partir del griego (directo); en otro, nos
encontramos con un calco (helenismo indirecto). No obstante, ambos son sinónimos. A
su vez, puede pasar que el helenismo directo sea antiguo y el indirecto moderno o al revés.
Un ejemplo está en el grupo antología/florilegio: a) el vocablo griego ἀνθολογία
significaba literalmente la ‘acción de recoger flores’. El empleo figurado (‘colección de
piezas elegidas de literatura, música…’) aparece con el término ἀνθολόγιον, que tiene su
primera documentación en la Suda, donde se utiliza como ‘colección de epigramas’; b)
en latín clásico solo existió florilegus con el sentido señalado en el vocablo griego. Ovidio

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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

habla de las abejas florilegae, donde se ve un nuevo ejemplo de calco sobre el griego
ἀνθόλογος, término certificado ya por Aristóteles y Meleagro; no obstante, no es hasta el
latín renacentista de Erasmo cuando aparece el término florilegium, donde se ve un calco
formal y semántico de ἀνθολόγιον.

HELENISMO DOBLE (DIRECTO/INDIRECTO) CON ACEPCIÓN SEMÁNTICA DISTINTA

Puede haber casos en los que los dobletes de helenismos no conserven la


sinonimia, sino que uno de ellos tenga un valor semántico concreto. En este sentido, el
helenismo indirecto mantiene su valor general y el directo se especializa.

Un ejemplo de esto lo tenemos en la pareja adjetivo/epíteto: a) el griego ἐπίθετον


es la sustantivación de un adjetivo compuesto con el sentido general de ‘puesto al lado,
añadido’. La reflexión gramatical hace uso de este término para el concepto del adjetivo
en cuanto a ‘algo añadido’ al nombre. Dionisio Tracio proporciona una definición que
posteriormente será el concepto moderno de ‘epíteto’; b) en latín se establece el
neologismo epitheton, un helenismo directo cuyo uso está restringido a la terminología
gramatical y que existe desde el s. I d.C en Quintiliano. Prisciano en el s. VI d.C establece
para este concepto el término adiectivum a partir del verbo adiicio (<ad + iacio),
formación léxica en la que se observa un calco del vocablo griego; en español tenemos el
término adjetivo, que debería tener su etimología en el vocablo latino adiectivum, tomado
del griego ἐπίθετον por calco semántico. También tenemos el vocablo epíteto, un
helenismo directo que se usa para nombrar un tipo de adjetivos específicos.

DOBLETE EN LAS LENGUAS CON PROGRESIVA ESPECIALIZACIÓN

Otro punto importante es la presencia de dobletes lexicales con una función


semántica muy cercana, pero que dentro del sistema se va especializando. Este fenómeno
se da en las tres lenguas (griego, latín y español), lo que hace ver el paralelismo que hay
entre ellas. Un ejemplo claro se ve en la pareja cópula/conjunción: a) Platón reflexiona
sobre la formación de ‘oración gramatical’ señalando que la realidad se alcanza con la
unión de nombres y verbos. Para designar este concepto de ‘unión’ se sirve del vocablo
συμπλοκή ‘entrelazar’. El término pasa entonces a denominar el componente gramatical
para entrelazar realidades lingüísticas. De otra parte, en época posterior se modela el
concepto de conjunción y se acude de nuevo a un término de la lengua común: σύνδεσμος.
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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

La especulación gramatical se hace más precisa y los gramáticos fijan algunos tipos de
conjunciones, según el matiz semántico que introduzcan. Dionisio Tracio precisa las
variantes de ‘copulativas, disyuntivas, condicionales, etc’. Para designar a las
conjunciones copulativas se hace uso del adjetivo συμπλεκτικός ‘que une’; b) en latín
está el término copula, que pertenece a la lengua común con el sentido de ‘ligadura’,
aunque en algún momento es adoptado por la terminología gramatical en diferentes usos.
Junto a este término, el latín dispone también del vocablo conjunción, que está formado
paralelamente al griego σύνδεσμος, por lo que estaríamos ante un caso de calco
semántico; c) en español encontramos este doblete, como un préstamo directo del latín,
pero siendo evidente la situación de calco a partir del griego: cópula y conjunción
mantienen los usos ya descritos en las dos lenguas anteriores.

HELENISMO INDIRECTO SIN FUNDAMENTO

A veces nos encontramos con que se crea un calco semántico para hacer referencia
a una realidad lingüística que no existe en las lenguas posteriores, pero sí es característica
de la griega. Existen dos posibilidades en este caso: ausencia parcial, cuando es el latín el
que carece de la realidad lingüística para la que se ha formado ese calco; o la ausencia
total, cuando el fenómeno se da en latín y en español. Un ejemplo de helenismo indirecto
es el vocablo artículo: a) el término ἄρθρον tiene un extenso campo semántico a partir de
su valor de ‘juntura’, que tiene la misma raíz del verbo ἀραρίσκω ‘ensamblar’. Su primer
uso fue como tecnicismo en la medicina, donde se generalizó el uso de ‘articulación’.
Posteriormente empezó a usarse en el vocabulario gramatical, donde, a partir del valor de
‘elemento conector’, se empleó para hacer referencia a lo que en lingüística se conoce
como artículo; b) en latín se da el caso de calco semántico en el término articulus,
derivado de artus y el sufijo -culus, nuevamente se ve un uso preferente como vocablo de
la medicina y de la gramática. En algún pasaje se ve su uso como referencia a la realidad
gramatical del ‘artículo’, aunque el latín carecía de esta categoría gramatical; c) en
español se consolida el término artículo para el uso originario en griego, pero a través del
latín, que carecía de él.

6. LOS HELENISMOS DEL ESPAÑOL: LA APORTACIÓN DEL GRIEGO ANTIGUO A


LA FORMACIÓN DE PALABRAS

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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

COMPOSICIÓN

La lengua griega muestra grandes dotes y gran facilidad para la composición. Pero
el latín, y por tanto, las lenguas romances, no tuvo ni llegó a tener esta facilidad, incluso
a pesar de los intentos de los romanos por imitar la lengua griega, abundante en
compuestos. No obstante, la multitud de helenismos compuestos que se han ido
transmitiendo a las lenguas europeas modernas ha acabado por generalizar en todas ellas
un tipo de composición que se adapta a las necesidades terminológicas de las ciencias. En
este punto son interesantes las raíces y lexemas de origen griego que se emplean en
español para formar compuestos que cumplen con los requisitos esenciales de la
composición. Sabiendo que hay casos en los que los elementos de un compuesto tienen
existencia autónoma en la lengua y otros en los que las raíces están ligadas y, por lo tanto,
no son autónomas, este es el motivo por el que los elementos griegos o latinos han
recibido nombres diferentes como seudosufijos, sufijoides, elementos semiautónomos,
etc. También esto explica las muchas discusiones sobre la naturaleza del proceso de
formación de palabras en español y en otras lenguas, que algunos consideran que está más
próximo a la afijación que a la composición.

Lo que está claro entonces es que muchos autores consideran que estos elementos
tienen más participación en la formación de compuestos que los afijos por motivos como
que estos pueden ir sufijados o prefijados o que normalmente se unen dos de ellos para
formar una palabra nueva, lo que nos hace entender aun más su cercanía a los formantes
de compuestos. No obstante, debido a su falta de independencia, hay autores que insisten
en darles diferentes denominaciones.

COMPUESTOS POR YUXTAPOSICIÓN

Los compuestos se pueden distinguir entre heterólogos, aquellos en los que el


compuesto pertenece a una categoría diferente de la del núcleo (que va en primer lugar
en los compuestos españoles), y homólogos, cuando no tiene por qué darse ese cambio
de categoría. Los compuestos heterólogos se dividen en: heterólogos de
complementación, en los que hay un elemento verbal (el más común es el de verbo +
sustantivo – quitanieves) y heterólogos de atribución, que no tienen verbo y el núcleo
suele ser un sustantivo, calificado normalmente por un adjetivo (pelirrojo); en el caso de
los homólogos, tenemos los determinativos, en los que hay una relación de dependencia

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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

determinativa, llegando a darse varias combinaciones como sustantivo + sustantivo


(bocacalle) sustantivo + adjetivo (nochebuena), etc, y los homólogos copulativos, en los
que existe una relación de coordinación entre los dos componentes, como en sordomudo.

COMPUESTOS SINTAGMÁTICOS Y PREPOSICIONALES

Estos son un segundo grupo de compuestos, en los que se incluyen algunos como
fuego fatuo, llave inglesa, orden del día, etc. Es muy poco lo que se puede incluir aquí,
sobre todo si se prescinde del fenómeno de calco. Pero aun así se podrían incluir palabras
como hipopótamo, que no tiene su origen en un compuesto griego, sino en el sintagma,
formado por sustantivo + adjetivo (ἱππος ποτάμος – caballo de río); con respecto a los
compuestos preposicionales, se pueden incluir términos musicales como diapente o
diapasón, que resultan de sintagmas preposicionales griegos – de ἡ διὰ πέντε.

COMPOSICIÓN GRIEGA ANTIGUA Y COMPOSICIÓN MODERNA

Las lenguas modernas como el español no solo han cogido préstamos del griego,
sino que a partir ya del s. XVIII, se han adscrito a la composición a partir de temas o
combinemas griegos, pero también latinos como un proceso más de la lengua. No
obstante, no se debe olvidar que los términos acuñados recientemente forman parte de
otras lenguas que no son el griego antiguo, por lo que no resulta extraño que puedan
encontrarse diferentes anomalías con respecto a las normas de composición propias del
griego. Ciertamente hay ocasiones en los que los compuestos modernos se alejan de esas
reglas de composición griegas. Ocurre esto en los que tienen un elemento verbal
(heterólogos de complementación), ya que en los helenismos modernos el elemento
verbal aparece en segundo lugar (semá-foro); también en los compuestos con filo ocurre
que en griego dicha raíz era común en los sustantivos, pero también podía tener valor
adjetival (φίλος > φιλέω, que es un denominativo; los compuestos más antiguos eran de
tipo posesivo – φιλόξεινος). No obstante, ese primer elemento se acabó sintiendo como
un tema verbal. En griego hay muchos compuestos con φιλο- en primera posición. En las
lenguas modernas, de hecho, aunque el griego se decantara por el tipo de filósofo, se
prefería el tipo inverso (bibliófilo).

Con respecto a la vocal de unión, en griego lo habitual es que fuera la /o/, aunque
no se excluían otras posibilidades. Sin embargo, los compuestos modernos han
normalizado la situación de utilizar la /o/ para los temas griegos (incluidos los híbridos –

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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

filmoteca) y la /i/ para los latinos (altímetro); también hay anomalías en la evitación de
hiatos en los compuestos, donde el griego era mucho más estricto, mientras que en las
lenguas modernas suele preocupar más la trasparencia del compuesto que el contacto
entre vocales (protohistoria – por protistoria); de gran importancia es también la elección
de la forma d ellos temas griegos, como en el caso de los heteróclitos en -μα, -ματος, de
los que se ven vacilaciones, como en morfémico y morfemático, etc. También se pueden
ver vacilaciones entre la forma -ματ- y la simple (δερματο-φόρος/δερμό-πτερος). En
griego, de otra parte, se encuentran numerosos adjetivos compuestos de la misma raíz:
los compuestos en -γενής, podían tener dos sentidos, el de “nacido” (διογενής “nacido de
Zeus”) y el de “de tal clase” (ὁμογεμής “de la misma clase que”; de estos adjetivos
derivaban los sustantivos de cualidad en -γένεια (εὐγένεια). También estaban los
compuestos en -γονος, con dos sentidos diferentes, el de “nacido” y el activo de “que
engendra”. No obstante, con esto resulta bastante sorprendente la creación de helenismos
modernos como patógeno, teniendo en cuenta que los únicos compuestos que indican la
acción de “engendrar y producir” de manera activa son los terminados en -γονος.

SOBRE LA PARASÍNTESIS

La parasíntesis es la formación de una palabra mediante la prefijación y la


sufijación al mismo tiempo sobre una base ya existente. Si tenemos en cuenta el criterio
de parasíntesis defendido por diversos autores de que no exista la palabra previamente en
la lengua ni la forma prefijo + base, ni la base + sufijo, entonces entendemos que en este
proceso es bastante extraño en la formación de helenismos modernos en español. En
cambio, siguiendo un criterio más extenso de parasíntesis, hay casos en los que aparecen
involucradas bases, prefijos y sufijos de origen griego (anti-pirét-ico). De otro lado,
incluso en griego antiguo había una serie de adjetivos que se atenían al criterio de
parasíntesis ya mencionado. Estos son, sobre todo, los adjetivos de dos terminaciones en
-ής, -ες del tipo δυσγενής, ἀσεβής, que estaban formados con una raíz, un prefijo y un
sufijo.

ACORTAMIENTOS Y AMALGAMAS

El acortamiento léxico es la reducción del significante de una unidad léxica, pero


conservando el mismo significando y categoría gramatical. Si tenemos en cuenta la
longitud de muchos helenismos compuestos, no es de extrañar que este procedimiento

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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

afecte a categorías de palabras como auto(móvil), bici(cleta), cine(matógrafo), etc. La


amalgama, por su parte no es más que un procedimiento morfológico mediante el que se
forma una palabra a partir de dos unidades léxicas y que está representada, al menos una
de ellas, por una parte de su significante. Esto puede afectar también a bases de origen
griego, como en los acortamientos. Algunos ejemplos los vemos en informática
(información + matemática, que a su vez da lugar a una especie de sufijo grecoide -
mática: ofimática, telemática). No obstante, hay formaciones de las que resulta
complicado determinar el tipo de procedimiento ante el que estamos. Ocurre, por ejemplo,
con -narco (gr. ναρκόω “adormecer”, ναρκωτικός “que adormece”), ya que, si en narco-
tráfico parece que se trata de una amalgama (narcóticos + tráfico), en narco-dólares, el
primer elemento no significa “de narcóticos” sino “(conseguidos por medio del) tráfico
de narcóticos”.

CALCO DE FORMACIÓN

El calco comprende distintos tipos según la clasificación que proponen autores


como W. Betz (1949): 1) el calco de esquema, en el que se distinguen: a) el calco de
traducción, donde se traduce miembro a miembro el helenismo en cuestión., b) el “calco
libre”, la traducción y ordenación de los componentes de la palabra no es tan estricta., c)
la creación incluida, es una imitación libre de un modelo extranjero; 2) el calco semántico,
donde una palabra ya formada en una lengua adquiere un nuevo sentido por influencia de
una palabra extranjera; 3) el calco fraseológico, cuando se traduce una expresión o frase
hecha, y el sintáctico, cuando se copia una construcción propia de una lengua en cuestión.

7. FORMACIÓN DE PALABRAS EN EL ESPAÑOL ACTUAL: PERSPECTIVAS

METODOLÓGICAS

SITUACIÓN DE LOS ESTUDIOS DE FORMACIÓN DEL LÉXICO (LEXICOGENESIA) DEL


ESPAÑOL

En la lengua se pueden distinguir tres estratos: el fónico, el léxico y el sintáctico.


Para hacer un buen estudio sobre estos estratos, se han configurado las distintas
disciplinas gramaticales. Cada una es un microsistema que tiene sus preocupaciones y sus
magnitudes peculiares; la semántica envuelve los dos estratos superiores; así, los niveles
superiores, sin contar la semántica, han sido estudiados por la morfosintaxis; la

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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

morfología, de hecho, se incluye en el estrato léxico en cuanto lo caracteriza con las


variaciones formales que expresan categorías y relaciones gramaticales; al considerar el
aspecto funcional y categorial se ha incluido la morfología como parte de la
morfosintaxis; la lexicogenesia, por su parte, es el estudio metódico de los procedimientos
para enriquecer el fondo léxico del idioma.

LAS MAGNITUDES LEXICOGENÉSICAS

El fenómeno de la formación de palabras se trata ya desde las primeras gramáticas


del castellano; así, en el tratamiento de formación de palabras, la RAE establece varios
criterios metodológicos en la clasificación del material, estos son: a) criterio formal:
presencia o ausencia de partículas para caracterizar diferentes procedimientos; b) criterio
funcional: función de las palabras resultantes (derivación sustantiva, adjetiva…); c)
criterio semántico: diferentes valores de sufijos, prefijos y lexemas; d) criterio
etimológico: distinción entre sufijos y raíces eruditos o vulgares; e) criterio ortográfico:
en la escritura se unen las voces que designan una idea para expresar una nueva. La RAE,
además, no hace distinción entre elementos funcionales y lexicalizados: los sufijos -alla
(canalla); -ardo (bastardo). Los límites entre el rango morfológico y lexicogenésico no
aparecen con claridad en sufijos como -isa: poetisa, sacerdotisa. En el tratamiento final
de las magnitudes lexicogenésicas se consideran, en ocasiones, los alomorfos de un
mismo sufijo con sufijos diferentes: -sor, -tor, -or; -una, -dura, -tura.

Algunos trabajos de perspectiva estructural evidencia que para llevar a cabo un


estudio de la magnitudes lexicogenésicas y morfológicas es necesario partir de una
concepción de tres fases del signo lingüístico, en el que se pueden distinguir lo formal, lo
funcional y lo significativo; en el análisis descriptivo formal la formación de palabras no
es más que un proceso mediante el que los hablantes pueden formar signos nuevos a partir
de morfemas de base. En el interior de la palabra se puede distinguir entre los morfemas
de base y los elementos que al añadirse ayudan a incrementar el fondo léxico del sistema;
a nivel formal, los procesos lexicogenésicos suponen un gran número de normas
morfológicas; de otro lado, el análisis distribucional se enriquece con la noción de
transposición, fenómeno sintáctico que se traslada en el habla una parte del discurso a
otra. En este nivel, la relación que hay entre los constituyentes es sintáctica.

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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

Por otro lado, en la formación de palabras se pueden distinguir varias reglas: a)


fonéticas: manifiestan condicionamientos fonético para explicar variantes fónicas de los
elementos de una palabra; b) morfológicas y morfofonológicas: sirven para explicar las
variables de los alomorfos, pero se consideran además de los factores fonéticos, los rasgos
morfológicos, sintácticos y semánticos; reglas de vía: se utilizan para explicar morfemas
y palabras que, aun teniendo un origen en común, ya no tienen relación. Así pues, con
estas reglas se relacionan las formas que proceden de diversas etapas de la lengua,
semicultas o populares. Esto culmina entonces en que, en el ámbito de la formación de
palabras, la contribución principal de la lingüística generativa natural ha sido la de poner
de relieve los niveles fónico, morfológico y léxico.

PROBLEMAS RELEVANTES EN EL ANÁLISIS DE FORMACIÓN DE PALABRAS

La teoría de la formación de palabras se encarga de estudiar el análisis de los


procedimientos mediante los que se crean los elementos léxicos de una lengua. Algunos
aspectos de la morfología en este ámbito son: a) la combinación de palabras; b) la
combinación de subunidades de palabras; c) préstamos de otras lenguas; d) siglas y
abreviaturas; e) sustracción de partes de palabras existentes. Así pues, una forma de
acercarse más al estudio del léxico es mediante el enfoque histórico y el sincrónico.
Mientras que el histórico se esfuerza en aclarar el origen de las palabras o de sus
componentes léxicos (raíces griegas o latinas que sirven de base en el español), los
sincrónicos ponen su atención en las combinaciones de las unidades léxicas en los
vocablos, incluyendo tanto aspectos estructurales (forma fonológica, estructura
sintáctica…) como aspectos culturales (connotaciones, variaciones contextuales, etc).
Los instrumentos que recogen el contenido de los estudios sobre el léxico son los
diccionarios, aunque también las monografías que se centran en la formación de palabras.
Los diccionarios, de hecho, suelen prestar bastante atención a los aspectos culturales y
etimológicos, mientras que las monografías suelen enfocarse en la morfología teórica o
aplicada, cuyos estudios son bastante recientes dentro de la lingüística.

Cuando surgió la lingüística generativa a partir de los trabajos de Chomsky se


produjo un gran cambio en el tratamiento teórico de los procesos de construcción de
términos. Lo que suscitó mayor interés fue la descripción de la estructura oracional, donde
estaban inmersas las unidades léxicas, aunque la estructura interna de la palabra llegó a
suponer un problema. Fue entonces cuando la gramática generativa propuso el estudio de

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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

la descripción de la capacidad del nativo para entender y crear oraciones, existieran ya o


fueran nuevas. Así fue como la capacidad para crear vocablos diferentes se caracterizó
como una competencia léxica del hablante nativo. Con el influjo del predominio de la
sintaxis, los estudios generativistas sobre la estructura del léxico tenían como objetivo
aplicar el mismo parámetro de transformaciones sintácticas como un criterio de análisis
morfológico. Se entendía entonces que las palabras contenían estructuras sintácticas y
que se podían representar con una transformación desde una estructura oracional a una
léxica (ese hombre instala antenas … es antenista; ese hombre instala cortinas … es
cortinista (no se acepta). En este caso se ve que en ocasiones ese análisis morfológico
resulta insuficiente cuando quiere dar cuenta de la estructura del léxico.

LA MORFOLOGÍA Y LOS TIPOS DE FORMACIÓN DE PALABRAS

Las tipologías de formación de palabras que habitualmente se describían era la


composición y la derivación. La composición entendida como una combinación de
lexemas independientes; la derivación como la combinación de un lexema independiente
con uno o más no dependientes (saca + puntas – palabra compuesta; mort- al – derivación
– palabra simple + derivada). No obstante, estas representaciones de lo que son palabras
compuestas y derivadas presentan algunos vacíos: a) en aeronauta, los dos lexemas
básicos no existen de manera independiente en español; b) en náutico, la base /naut/ y el
sufijo derivado -ico no existen tampoco como independientes; c) sabelotodo, a tontas y a
locas, son estructuras léxicas con varias palabras, pero en ninguno de los casos se puede
hablar de un compuesto.

Una descripción fundamentada en términos de palabras simples y compuestas no


es adecuada para una representación formal de las unidades léxicas. Es decir, este modelo
es útil para la descripción preteórica del léxico de un idioma. Así es como muchas
monografías sobre morfología del español consideran que la descripción morfológica es
el recuento de las unidades mínimas y de las composiciones que se dan como vocablos
del idioma, tanto en textos de uso, diccionarios, etc. Para entender lo que es una unidad
mínima se ha recurrido a la noción de morfema, considerándose este como una unidad
mínima propia de la gramática, que tiene una forma y un contenido semántico
distinguibles. Desde otra perspectiva, el análisis morfémico hacía una distinción entre
morfemas bases y afijos. Los afijos, por su parte, se clasificaban como antepuestos a la
base, interpuestos o pospuestos (prefijos, infijos y sufijos). La acomodación de una teoría

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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

morfológica sustentada en una concepto morfémico de la estructura de las palabras ha


supuesto un gran problema en la teoría morfológica.

Por ejemplo en Aronoff 1976, se da una evidencia que pone en duda el valor que
tiene la disgregación de los términos en unidades morfémicas, sobre todo porque muchas
palabras tienen elementos que aparecen de manera reiterada y que no pueden asociarse
con un significado particular. En remitir o transmitir, por ejemplo, aparece el prefijo más
el formante /mitir/, que tiene un valor morfológico contradictorio a los criterios de
análisis: pues no es una base léxica independiente, tampoco un afijo o tipo de afijo, del
mismo modo que no tiene un significado constante e identificable para los términos en
los que aparece. Otro caso contradictorio al análisis morfémico es la existencia de
componentes fonológicos, como los términos acabaos en -a, -e, -o, como mesa, tabla o
monte y nave.

Otro problema que se da en el análisis morfémico es el de los principios que


regularizan el orden de los morfemas dentro de un término. Por ejemplo, se ha llegado a
decir que los afijos derivacionales (su contenido es una referencia semántica y no
gramatical) están más próximos a la base léxica que los afijos inflexionales (aquellos cuyo
contenido hace alusión a una noción gramatical). En la palabra racionalizaría, el sufijo
verbal -ía se añade después de los sufijos derivacionales -al, -iz.. Parece entonces cierto
que, de existir componentes léxicos que den cuenta de la noción de afijo, estos deben
tener una posición determinada con respecto a la base; otro aspecto a destacar con
respecto al análisis morfémico es el problema de concesión de un significado a cada
morfema: en España, sobre todo, algunos consideran que a partir de la base /explosión/
se puede formar el verbo /explosionar/, teniendo el mismo significado que el término
explotar en Hispanoamérica.

PRINCIPALES APORTES EN EL CAMPO DE LA MORFOLOGÍA TEÓRICA

La morfología como componente autónomo de la gramática se distingue en Halle


(1973) por primera vez. Los principios de esta están dedicados a la correcta formación de
las palabras. Halle plantea que los compuestos mínimos que se encuentran en la
representación sintáctica son palabras que están bien construidas, y no los morfemas
léxicos o gramaticales. Sin duda se considera a Halle como el primer intento de llevar a
cabo una teoría morfológica formal, donde la aptitud léxica del hablante nativo se

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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

representó como reglas de aplicación inexorables e integradas en el sistema global de su


competencia gramatical. Fruto del trabajo de Halle, la competencia léxica del hablante
nativo se puede ver como conocimiento que ayuda a saber los siguientes aspectos: a)
palabras que son de lengua y que no; b) qué palabras tienen estructura interna; c) qué
construcciones muestran el orden correcto de sus compuestos; d) qué palabras son
aceptables como vocablos reales de lengua; e) cuál es la forma fonológica correcta de los
vocablos.

Aparte de Halle, han sido muchos los estudios que han seguido con la preparación
de la teoría morfológica. Todos ellos intentan encontrar respuestas mejores a las
cuestiones técnicas de la doctrina, que ya están plasmadas en el trabajo de Halle y que
son las siguientes: a) las unidades morfológicas básicas son las palabras o morfemas; b)
cuáles son las propiedades correctas de los principios de formación de palabras; c) cuál
es la naturaleza del filtro que actúa entre formas abstractas y concretas; d) cuál es la
conveniencia de tener dos lexicones diferentes; e) cuál es el tipo de principios regulares
de la creación de palabras (¿sintácticos, semánticos, fonológicos?); f) cuáles son los
objetos del vocabulario o lexicón: los lexemas o las palabras. En cambio, en Aronoff
(1976) se llegó a criticar la propuesta de Halle sobre el valor de los morfemas como signos
mínimos de la lengua. Su estudio evidencia, por ejemplo, que en las secuencias de
palabras inglesas strawberry ‘fresa’, cranberry ‘fruta x’ y straw hat, el morfema straw
no tiene el mismo significado en los dos vocablos presentes, sobre todo teniendo en cuenta
que strawberry no significa ‘baya de paja’; a su vez, el morfema /cran/ no tiene
significado y, por lo tanto, no existe como morfema.

Por otro lado, con autores como Siegel (1974) y Allen (1978) se intenta atribuir
una serie de características estructurales a diferentes grupos de ítems léxicos (ej.
morfemas de nivel 1, 2, etc). Acorde a esto, muchos afijos que tenían características casi
similares se agruparon en un primer nivel de afijación, mientras que los demás quedaron
relegados a la segunda clase. El objetivo básico consistía en prever la forma y el orden de
los morfemas según el nivel o la clase a la que pertenecieran. Si atendemos, por ejemplo,
a los sufijos de la segunda clase, estos solo pueden añadirse a una base más afijos del
primer nivel. Tras esta propuesta, se originó la conocida “teoría de la fonología y
morfología léxica”, que se sustentó en la idea de agrupar los morfemas en grandes
conjuntos léxicos, llamados en ese caso estratos léxicos. Dicha teoría hizo posible que se
dispusiera la actuación de ciertas normas morfofonológicas de aplicación limitada a
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MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

pequeños conjuntos léxicos que difieren de las leyes fonológicas del nivel postléxico, un
nivel donde la estructura interna de las palabras no es adecuada como para que se puedan
aplicar algunas reglas de aplicación morfológicamente limitadas.

Como ejemplo de esto, se puede ver que en español las reglas de diptongación de
vocal tónica en la base verbal se distinguen de las reglas de aspiración de la /s/ en posición
final de sílaba, como ocurre en algunos dialectos. El diferente comportamiento de estas
reglas fonológicas se puede ver en los siguientes ejemplos: a) regla de diptongación –
puedo, cuezo (se aplica); podo, coso (no se aplica); b) regla de aspiración - /estos dos
amigos nuestros/ (unidades léxicas); /ehtoh dosamigoh nuehtroh/ (forma fonética
dialectal). En el primer ejemplo se ve que el aplicar la regla de diptongación de la vocal
acentuada del tema verbal está limitada a algunos ítems léxicos, mientras que en el
segundo, se puede ratificar que la aspiración de la /s/ no opera en ciertas unidades léxicas
determinadas, sino acorde al contexto fonológico creado después de agrupar las palabras
en frases.

Como conclusión a esto, se puede decir que la integración de aspectos semánticos


y sintácticos, así como fonológicos para el análisis de las secuencias léxicas parece que
ha sido el enfoque metodológico más productivo en la actualidad. Por otro lado, los
ámbitos de análisis estructural, sociocultural y lexicográficos han favorecido que se
esclarezcan las propiedades de las unidades léxicas, en cuanto a su organización en el
saber del hablante nativo sobre el vocabulario de su lengua. Asimismo, la lexicogenesia
descriptiva, la teoría morfológica y gramatical no son doctrinas que actualmente estén
desconectadas dentro del estudio científico del lenguaje. En cambio, todas ellas favorecen
la obtención de descripciones cada vez mucho más adecuadas en su rigurosidad científica
y adecuadas en su validez cultural que sirve para dar cuenta del enriquecimiento léxico
en una lengua.

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