La Reforma de La Constitución de Jujuy: Novedades y Polémicas
La Reforma de La Constitución de Jujuy: Novedades y Polémicas
La Reforma de La Constitución de Jujuy: Novedades y Polémicas
Autor:
Gil Domínguez, Andrés
Cita: RC D 223/2023
Encabezado:
La Convención Constituyente de la Provincia de Jujuy juró la reforma parcial de la Constitución local que fue
sancionada el 16 de junio de 2023 por 40 de los 48 Convencionales electos, y su texto final fue publicado en el
Boletín Oficial de la Provincia de Jujuy el 21 de junio de 2023. Si bien se trató de una reforma parcial, la misma
abarcó numerosos temas en distintas áreas, lo cual la ubica en la dimensión de una modificación constitucional
integral de la Constitución provincial. A partir de ello, el autor analiza el nuevo texto constitucional.
En el texto anterior, el procedimiento de reforma constitucional estaba regulado por los artículos 96 a 102 en un
capítulo único (el cual se mantiene en su totalidad con una nueva numeración de los artículos que va del art. 119
al art. 125). Requiere, para el ejercicio del Poder Constituyente reformador, la conformación de una Convención
Constituyente elegida por el pueblo que actuará en el marco dispuesto por una ley de necesidad de la reforma,
sancionada por los dos tercios de la totalidad de los miembros de la Legislatura y en el plazo dispuesto por esta,
bajo apercibimiento de caducidad de los mandatos de los Convencionales Constituyentes.
El procedimiento previsto por la norma constitucional local se cumplió en su totalidad sin ninguna clase de
objeción, por ende, desde la perspectiva formal, la reforma constitucional de la Provincia de Jujuy es válida.
Desde un enfoque sustancial, la reforma de una constitución provincial, para ser válida, debe respetar el piso
mínimo impuesto por la Constitución argentina y los Instrumentos Internacionales sobre derechos humanos que
tienen jerarquía constitucional. En este punto, es posible ampliar derechos y garantías, pero nunca desconocer
regresivamente los contenidos constitucionales y convencionales dispuestos por la regla de reconocimiento
constitucional argentina.
La reforma incorporó una serie de derechos adoptando como fuente la Constitución argentina, los tratados sobre
derechos humanos, las constituciones provinciales y la demanda emergente de nuevos temas de impacto social.
* Protección de los animales no humanos desde una óptica enfocada exclusivamente en el bienestar animal.
* Democratización del conocimiento con inclusión digital.
* Derecho a la biotecnología.
* Derecho de acceder a mejoras tecnológicas.
* Derecho a utilizar sistemas de inteligencia artificial o no humana, basados en métodos computarizados de
algoritmos, datos y modelos que imitan el comportamiento humano y automatizan procesos complejos, así como
otros futuros desarrollos que surjan en este campo.
* Acción de hábeas data digital.
* Principio de neutralidad religiosa.
* Protección de la diversidad cultural.
1/4
* Límite a la reelección indefinida de los legisladores.
* Juicio por jurados.
* Oralidad en los procesos judiciales.
* Autonomía orgánica del Ministerio Público,
* Consejo de la Magistratura con la integración taxativamente establecida.
En el ámbito de la dimensión sustancial, dos cuestiones generaron severos cuestionamientos jurídicos, políticos y
sociales. La primera, relacionada con la tutela efectiva de la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que
tradicionalmente ocupan los pueblos indígenas argentinos y la entrega de otras aptas para el desarrollo humano
en los términos previstos por el art. 75, inciso 17 de la Constitución argentina. La segunda, vinculada con la
regulación del derecho a la protesta respetando los estándares emergentes de las interpretaciones realizadas por
los órganos de aplicación de los Instrumentos Internacionales sobre derechos humanos (especialmente, los
estándares interamericanos construidos por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte
Interamericana de Derechos Humanos).
Al regular el derecho de propiedad en el art. 36, la reforma dispuso lo siguiente: a) Las leyes procesales de la
Provincia deben incorporar mecanismos y vías rápidas y expeditivas que protejan la propiedad privada y
restablezcan cualquier alteración en la posesión, uso y goce de los bienes a favor de su titular (inciso 4); b) Será
considerada grave violación al derecho de propiedad la ocupación no consentida por parte de una o varias
personas que impida al titular de la propiedad ejercer los derechos que le asisten según esta Constitución y la
ley. Una ley especial determinará las condiciones para el desalojo, y para que el o los titulares del derecho
afectado estén en condiciones de ejercer de manera inmediata sus derechos, aun cuando los autores de la
ocupación no consentida se atribuyan la representación o los derechos del pueblo (inciso 5).
Al regular los derechos y garantías de las comunidades de los pueblos indígenas, en el art. 50, estableció lo
siguiente: a) El Estado es el encargado de reconocer tanto la personería jurídica de las comunidades dentro del
territorio provincial como la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocupan, con el
fin de garantizar y reafirmar la integridad territorial de la Provincia en la Nación (inciso 2); b) El Estado promueve
la entrega de otras tierras aptas y suficientes para el desarrollo humano (inciso 4.3).
Al regular las tierras fiscales, en el art. 74, determinó lo siguiente: La tierra es un bien de trabajo y de producción
(inciso 1); b) La ley regulará la administración, disposición y destino de las tierras fiscales susceptibles de
aprovechamiento productivo, estableciendo al efecto regímenes de fomento que promuevan el desarrollo
territorial y el interés socioeconómico de la Provincia (inciso 2).
El rechazo social de este conjunto de normas produjo un hecho anómalo para un proceso de reforma
constitucional: la Convención Constituyente, después de haber aprobado el nuevo texto y antes del acto de jura,
resolvió reelaborar los artículos 36 y 50 manteniendo la anterior redacción. Asimismo, sostuvo el artículo referido
a las tierras fiscales -renumerado como artículo 94-, dejando en este punto un objetivo cuestionamiento sobre la
validez constitucional y convencional de esta norma.
Al incorporar el derecho a la paz social y a la convivencia democrática pacífica, disponiendo que una ley
establecerá los mecanismos de tutela de este derecho a través de ciertos contenidos mínimos, incurrió en una
evidente contradicción al prohibir, por un lado, los "cortes de calles y cortes de rutas, así como toda otra
perturbación al derecho a la libre circulación de las personas" (inciso 4.2), y a la vez, disponer que "la ley deberá
ser clara, precisa, proporcional y respetar estándares internacionales de derechos humanos, evitando toda forma
de criminalización o estigmatización de quienes ejerzan el derecho a la manifestación, la que se considera vital
para la construcción de una sociedad más democrática, justa y equitativa" (inciso 5).
Como observamos, en un mismo artículo se determinó una regla de la cual surge una prevalencia jerárquica
absoluta del derecho a la libre circulación de las personas respecto del derecho a la protesta bajo cualquier
circunstancia y, a la vez, se invocó el respeto de los estándares internacionales de derechos humanos que
plantean todo lo contrario.
2/4
* El derecho a la protesta pacífica y sin armas engloba la libertad de expresión, el derecho de reunión, el derecho
de asociación, el derecho de petición, el derecho a la no discriminación, la libertad sindical y el derecho a la
huelga, el derecho a la participación política, los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, como
así también, está estrechamente vinculado a la promoción y defensa de la democracia.
* Los Estados están obligados a garantizar y facilitar el ejercicio de los derechos humanos que se ponen en juego
durante manifestaciones y protesta e implementar medidas y mecanismos para que estos puedan ejercerse en la
práctica, no como forma de obstaculizarlos.
* El ejercicio pleno del derecho a la protesta debe ser la regla general y las limitaciones a este derecho, la
excepción.
* Las restricciones y limitaciones deben ser proporcionales (esto es, respetar simultáneamente que estén
previstas en una ley, que garanticen objetivos legítimos expresamente previstos en la Convención Americana y
que sean necesarias en una sociedad democrática).
* Se puede elegir el contenido y los mensajes de la protesta, como así también el tiempo y el lugar de la
protesta.
* La protesta puede manifestarse de muy diversas formas, como cortes de ruta, cacerolazos, vigilias. Las
condiciones en las que se presentan muchas de estas manifestaciones y reivindicaciones son complejas y
requieren por parte de las autoridades respuestas adecuadas en materia de respeto y garantía de los derechos
humanos.
* Ante una posible colisión determinada por el modo de la protesta -cuando supone cortar u ocupar parte de una
calzada o ruta- entre el derecho de tránsito y el derecho de reunión, corresponde tener en cuenta que el derecho
a la libertad de expresión no es un derecho más, sino uno de los primeros y más importantes fundamentos de
toda la estructura democrática; por lo tanto, el socavamiento de la libertad de expresión afecta directamente al
nervio principal del sistema democrático.
* El Estado tiene el deber de no criminalizar a los líderes y participantes de las protestas pacíficas.
La regulación del derecho a la paz social y a la convivencia democrática pacífica, tal como quedó plasmado en el
artículo 67 del nuevo texto constitucional, en lo referente al derecho a la protesta, puede tener dos
interpretaciones posibles:
* Está prohibido cortar calles y rutas aplicándose exclusivamente los estándares emergentes de los tratados
sobre derechos humanos respecto de la no criminalización de las protestas distintas al corte de calles y rutas
(Interpretación A).
* Se aplican, en general, los estándares emergentes de los tratados sobre derechos humanos sobre el derecho a
la protesta y, en particular, respecto de la modalidad expresada a través de los cortes de calles y ruta
(Interpretación B).
3/4
Este es el único camino democrático posible que descarta de plano toda forma de violencia -enmascarada tras el
velo de la protesta social- contra una Convención Constituyente -que representa la máxima expresión de la
soberanía popular- que, a la vez, da lugar a la peor violencia posible: la que se configura a través del accionar
estatal delictivo.
[1] Relatoría especial para la libertad de expresión (RELE), "Protesta y derechos humanos. Estándares
sobre los derechos involucrados en la protesta social y las obligaciones que deben guiar la respuesta
estatal", Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 2019.
[2] Gil Domínguez, Andrés, "Protesta social, colisión de derechos y alternativas razonables de solución",
Rubinzal Online, www.rubinzalonline.com.ar, RC D 627/2022.
4/4