Una Mirada A La Condición de Extraedad Escolar Dentro de La Jornada Regular en La
Una Mirada A La Condición de Extraedad Escolar Dentro de La Jornada Regular en La
Una Mirada A La Condición de Extraedad Escolar Dentro de La Jornada Regular en La
UMZ 23
Participantes
Asesor:
Doctor en Educación
Sabaneta 2019
Contenido
1.1.6 Objetivos...................................................................................................................... 18
I. Artículo Grupal ¿Se gesta la exclusión en la escuela? ¿Son estigmatizados los estudiantes en
condición de extraedad .............................................................................................................. 59
1. RESUMEN TÉCNICO
1.1.2 Antecedentes
En el 2001 1,8 millones de niños y jóvenes entre 5 y 17 año (16% del total) estaban por
fuera del sistema escolar. De éstos, 970 mil (12%), eran de zonas urbanas y 889 mil (25%) de
zonas rurales. La misma situación tenían 20 de cada 100 niños entre 5 y 6 años y el 75% de la
población entre 18 y 24 años potencialmente demandante de educación superior (DNP, p. 166).
De otro lado, se evidencia que una de las causas de la inasistencia es la falta de interés
contemplada en 21%. Esta cifra indica la necesidad de revisar la pertinencia de la formación en
secundaria, así como las metodologías empleadas (DNP, p. 168).
1.1.4 Justificación
Dado que en la actualidad no son muchos los referentes teóricos, conceptuales,
académicos y las investigaciones de carácter social y cualitativo (a nivel nacional) que se
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ésta; así mismo, una función académica que permita que lo aprendido pueda legitimarse en una
sociedad que está en constante búsqueda de conceptos nuevos para permitir espacios de
aprendizaje desde la multiculturalidad.
Y es precisamente esa diversidad cultural la que permite hacer visibles poblaciones con
algún tipo de vulnerabilidad como son los estudiantes que ya no están en el rango de edad
estimado para un determinado grado escolar y que aun así permanecen en el aula esperando que
ésta provea saberes nuevos.
Con el fin de fortalecer la pregunta de investigación, se realizó un rastreo de estudios e
investigaciones a nivel local, regional, nacional e internacional, desde el año 2006 hasta el 2017
a través de bases de datos, centros de documentación y repositorios físicos y digitales de
diferentes universidades. Para dicha búsqueda se estableció como categoría preliminar: la
extraedad en básica secundaria. Los hallazgos con estas características fueron mínimos, sólo se
encontraron cinco investigaciones de contexto nacional y una de contexto internacional debido a
que la gran mayoría apuntaba a estudios sobre deserción escolar, exclusión, educación inclusiva
y repitencia escolar. Aunque estas categorías tenían cierto grado de pertinencia, los estudios
fueron descartados porque no apuntaban al objeto de investigación.
Las seis investigaciones halladas fueron pertinentes, pero no se ajustaron por completo a
la categoría preliminar, debido a que algunas aun teniendo por objeto de investigación la
extraedad, limitaban su campo de estudio a la básica primaria, y otras considerando brevemente
la extraedad, estaban más enfocadas al funcionamiento y articulación del Programa de
Aceleración del Aprendizaje.
La primera investigación, de contexto internacional, “La extraedad como factor de
segregación y exclusión escolar” realizada por Ruiz y Pachano (2006), estudió la extraedad en
las dos primeras etapas de Educación Básica en el municipio Pampanito del estado Trujillo en
Venezuela, y buscó analizar las causas y consecuencias de este fenómeno social. Las autoras
tomaron la etnografía como marco metodológico buscando describir e interpretar la realidad
cultural de la población de estudio tomada, y utilizaron la observación participante, las notas y
diario de campo y las entrevistas para lograr dicho cometido.
El estudio a través de una descripción contextual expuso que el Municipio de Pampanito
a pesar de contar con servicios adecuados, tenía calles donde se observaban signos de pobreza y
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marginalidad, y que dentro las escuelas la labor docente estaba limitada a un modelo tradicional
de enseñanza donde debido a la ubicación rural, los profesores eran temporales, con cargos
provisionales, y poco supervisados.
Recurriendo a los relatos escolares, las autoras evidenciaron cómo los discursos de la
escuela y la familia establecían repercusiones importantes con valores de verdad para dar ciertas
características a los niños “y la forma en que las diferencias eran utilizadas “para marcar y
reforzar lo «normal» y las «desviaciones” (p. 57). Encontraron que cuando los estudiantes no se
ajustaban a los moldes de homogenización, la escuela insistía en considerarlos como casos de
patología o anormalidad; que la escuela desconocía profundamente las capacidades y habilidades
particulares de los estudiantes, e insistía en trasladar la responsabilidad a la familia.
En el ejercicio de caracterizar a ésta población estudiantil, describieron que la extraedad
podía estar ligado al ingreso tardío o a la repitencia escolar; que los estudiantes en ésta condición
académica eran sujetos ligados “al espacio del aula, pero en un estado de segregación o exclusión
silenciado y atado al poder de la misma” (p. 64); que si la extraedad se debía al ingreso tardío,
podrían haber factores de pobreza e ideales de un tener inmediato que la escuela no podía
satisfacer; que si las familias eran pobres, y los padres tenían un nivel de escolaridad bajo, no
veían la necesidad de que sus hijos se educaran y los niños podían introyectar esos discursos;
que cuando las familias cambiaban de residencia constantemente y los niños eran incorporados al
trabajo, esta situación se agravaba.
Las autoras concluyen la investigación expresando que lejos de aplicar pedagogías
recuperativas, para entender y transformar el fenómeno social y escolar de la extraedad, es
necesario repensar la familia, los docentes y la escuela.
escolar, han tenido experiencias de fracaso escolar y repitencia, algunos han desertado del
proceso educativo, sus historias pueden estar marcadas por conflicto armado, desplazamiento
forzado, desmovilización, trabajo infantil; dentro del aula hay procesos de diferenciación,
conductas agresivas, discriminación y estigmatización hacia ellos.
Se enumeran tres pilares mediante los cuales el Programa de Aceleración busca que los
estudiantes superen la experiencia del fracaso escolar: “Fortalecimiento de la autoestima de los
estudiantes, desarrollo de su capacidad de resiliencia y orientación para la construcción de sus
proyectos de vida” (p. 119).
Finalmente, la autora aboga por la necesidad empoderar el modelo, fortalecer la
formación de los docentes, dinamizar las estrategias de apoyo psicosocial, involucrar a las
familias y alentar los procesos de comunicación permanente entre directivos y profesionales para
identificar las características respectivas de los estudiantes.
1.1.6 Objetivos
necesario hablar en términos de una gestión inclusiva que tenga en cuenta a poblaciones diversas
eliminando las barreras en el aprendizaje y que posibilite el acceso al contexto formativo. 1
1 Las categorías mencionadas a continuación serán trabajadas en mayor detalle en los artículos de reflexión que
acompañan este informe.
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1.2.2 Concepción
(…) hacer uso de ese conjunto de ideas coordinadas e imágenes coherentes, explicativas,
utilizadas por las personas que aprenden para razonar frente a situaciones problema. Ideas
que traducen una estructura mental subyacente responsable de manifestaciones
contextuales que sirven de elemento motor en la construcción de un saber, permitiendo
incluso las transformaciones necesarias, acordes con la evolución cultural, científica y
tecnológica, partiendo de ese conocimiento personal que es la base de las concepciones.
Estas concepciones, construyen en parte el mundo que nos rodea, incluso la forma como
se produce el desarrollo individual y social y los problemas con que se encuentra el
individuo (p. 2).
Los docentes son parte fundamental de este proyecto, ya que son ellos quienes con sus
intereses particulares, su formación profesional y una actitud abierta frente a la concepción de
extraedad lideraran un proceso más incluyente en el desarrollo formativo de estos estudiantes.
1.2.3 Extraedad
1.2.4 Equidad
(…) de la mano de los últimos informes del Fondo de las Naciones Unidas para la
Infancia, UNICEF, y del Instituto de Estadísticas de la Agencia de Naciones Unidas para la
Ciencia, la Educación y la Cultura, UNESCO, 22 millones de los cerca de 117 millones de
jóvenes de Latinoamérica y el Caribe no se encuentran estudiando, o están en riesgo de dejar la
escuela. De los 22,1 millones de niños y adolescentes que están en riesgo de dejar la escuela, 6,5
millones no asisten y 15,6 millones sí lo hacen pero con dificultades (Molano, 2013, p. 1).
Cuando se investiga acerca de un fenómeno social deberá tenerse en cuenta que el objeto
de investigación develará en su proceso de interacción una serie de características que subyacen
de su experiencia propia influenciada por agentes externos como pares relacionales o del
ambiente: “La investigación de un fenómeno enfatiza los aspectos individuales y subjetivos de la
experiencia”, exponiendo que de acuerdo a Tesch (1990):
Este enfoque se hace más relevante y pertinente en la medida que retoma los elementos
metodológicos de la fenomenología hermenéutica propuesta por Manen, la cual se interesa
“primordialmente por el estudio del significado esencial de los fenómenos así como por el
sentido y la importancia que éstos tienen” (Ayala, 2008, p. 411) y
(...) estudia el mundo de la vida mediante métodos de reflexión y escritura que acceden
tanto a las dimensiones prácticas como lógicas del conocimiento (…) es necesario destacar que
desde este enfoque no se plantean “problemas a resolver” sino interrogantes acerca del
significado y sentido de determinada experiencia. En efecto, el investigador pretende dar
respuesta a cuestiones como: ¿Cómo es vivida esta experiencia por los niños? ¿Cómo viven los
educadores esta experiencia? ¿Cuál es la naturaleza esencial de ser/experimentar/vivir…?
(Ayala, 2008, p. 413)
Dentro de la investigación cualitativa además, “el estudio de casos ofrece, con carácter
holístico (…) un análisis en profundidad de segmentos de la realidad social o, en otras palabras,
es una investigación intensiva de los procesos sociales (personas y hechos) en sus contextos
específicos” (Saéz & Carretero, 1994, p.166). Bajo este postulado se pretende estudiar un
fenómeno que caracteriza a una población y que genera una situación particular dentro de una
comunidad.
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En sus hogares las madres por lo general son cabeza de familia, sus empleos son de
carácter informal o desempeñan labores como empleadas domésticas. Los estudiantes están entre
las edades en promedio de los 5 años y a los 19 años, tienen distintas características según la
edad en que se encuentran: niñez, adolescencia y juventud. El diagnóstico se realizó mediante
observación directa de directivos y docentes.
interactúan con sus pares, sus niveles de tolerancia frente al otro o aspectos que tengan que ver
con el desarrollo de su autonomía. Según Hurtado (2000), “la observación constituye un proceso
de atención, recopilación y registro de información, para el cual el investigador se apoya en sus
sentidos (vista, oído, sentidos kinestésicos y cenestésicos, olfato, tacto…)” (p. 449). Ver Anexo
No 3.
personas, aprender y compartir con sus docentes quienes les dedican tiempo extra para que ellos
aprendan y son un referente importante en su proceso de aprendizaje, les enseñan buenos
modales, como comportasen y cómo prepararse para la vida.
La buena disposición de los docentes para colaborar a los estudiantes es reflejada en un
aparte de la siguiente entrevista:
De los docentes me gusta la amabilidad, cuando yo no entiendo, yo les pido ayuda
después de clase, y son muy cortes ellos se pueden quedar después de su horario
cotidiano, se pueden quedar solamente para explicarnos (Estudiante entrevistado #1).
Si bien es cierto que los estudiantes encuentran en la institución un lugar confortable y
acogedor en el que se sienten cómodos, expresan que les gustaría que se abrieran otros espacios
para el arte, el baile y actividades culturales ya que necesitan tiempo de lúdica y esparcimiento:
Lo único que me gustaría que le colocaran, sería como: hacer obras de teatro, que hicieran
actos cívicos y culturales más seguidos, cursos no sé cómo de música, baile, arte, para los
jóvenes que no tienen nada para hacer en la tarde, me gustaría eso (Estudiante
entrevistado #1).
En la institución se sienten como sujetos que aprenden a defenderse por medio de su voz,
que son escuchados y que como seres sociales se proyectan a una sociedad por medio de la
educación ya que es un lugar de oportunidades.
Todos los estudiantes entrevistados afirman que la institución ha mejorado notablemente
y que no es de “gamines” como lo consideran algunos adultos del sector, los alumnos están en
las aulas, obedecen a sus docentes y la relación entre pares es cordial ya que las dificultades
surgidas de algún conflicto son abordadas en el tiempo establecido.
Sus apreciaciones al respecto son:
Esta institución siempre ha tenido fama de “gamín”, porque algunos estudiantes al lado
de la institución fuman, toman, pero no sé, nunca me ha parecido mala (Estudiante
entrevistado #1).
(…) Pues por lo que aquí reciben gente de todo tipo de pensamiento, algunas personas no
lo han visto de buena forma, pero como esas personas no han metido a sus hijos acá, ni
han llegado a venir a observar la institución, ni el comportamiento de los docentes y el
resto, entonces no lo ven de buena manera, entonces dicen que es una institución de
gamines, o que aquí todo es malo, que solamente hay marihuaneros, pero como ellos no
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vienen acá a mirar esas cosas, no se dan cuenta que la institución ha mejorado mucho en
eso ya los estudiantes no son tan gamines como eran antes (Estudiante entrevistado #2).
(…) Que acá es donde aceptan a todos los que no reciben en los otros colegios
(Estudiante entrevistado #3).
Que es una gaminería, porque permiten todo, que hay veces que no vienen con el
uniforme, que vienen con la ropa que quieren; a mí no me afecta eso, que digan tantas
cosas, pues más exigencia con el uniforme no me afecta, uno trata de hacer las cosas bien,
pero finalmente el uniforme es lo de menos (Estudiante entrevistado #4).
(…) Cuando yo me iba a venir a estudiar a acá, encontré dos versiones. una de la gente
que estudiaba acá y me decía que es buena, que enseñan bien, y a otros les escuchaba
decir que allá hay mucho vicioso (Estudiante entrevistado #6).
(…) dice que hay muchos gamines, pero uno no debe pensar en eso, sino en lo que
enseñan y aquí enseñan mucho (Estudiante entrevistado #7).
(…) Es como que uno está en una parte en donde no debería estar para la edad que uno
tiene ¿cierto?, debería estar uno más adelante (Estudiante entrevistado #3).
(…) Es atrasado en los años escolares (Estudiante entrevistado #5).
A su vez piensan que se ven raro ya que ellos tienen otras costumbres, sus ritmos de
estudio son diferentes.
(…) Pues, es maluco porque uno en un grado y la otra gente más pequeña va pasando, y
uno todavía ahí en ese grado, uno tan bien viejo y la gente más pequeña que uno, como si
uno fuera el papa de todos (Estudiante entrevistado #4).
Algunos de los estudiantes en condición de extraedad cuando no comprenden un tema no
le piden ayuda a los profesores porque les da pena, entonces recurren a sus compañeros; lo cual
les permite un intercambio de experiencias y una enseñanza recíproca.
La mayoría de los estudiantes entrevistados se sienten cómodos, no sienten rechazo por
su edad y por el contrario consideran que ayudan a los más pequeños a resolver sus dificultades
por medio del diálogo ya que ellos comprenden que todo se soluciona hablando, y que la
estrategia de separar los pequeños y los grandes por aulas es más beneficioso para la convivencia
y para las relaciones interpersonales, así lo manifiesta un estudiante:
(…) Acá obviamente se ven pequeños y grandes, pero en el colegio separan a los más
pequeños en un grupo y los más grandes en otro. (…) en el patio no dejan que los niños
se acerquen a los grandes porque los grandes empiezan a fastidiarlos, intentan evitar eso.
(…), además siempre hay un profesor que está cuidando (Estudiante entrevistado #6).
En cuanto al ámbito familiar, de acuerdo con la Sentencia del 11 de julio de 2013 del
Consejo de Estado, se define como:
(…) una estructura social que se construye a partir de un proceso que genera vínculos de
consanguinidad o afinidad entre sus miembros. Por tanto, si bien la familia puede surgir
como un fenómeno natural producto de la decisión libre de dos personas, lo cierto es que
son las manifestaciones de solidaridad, fraternidad, apoyo, cariño y amor; lo que
estructuran y le brindan cohesión a la institución (citado en Ministerio de Salud, 2017, p
12).
Los estudiantes pierden el grado escolar debido a múltiples situaciones como una familia
disruptiva, los niveles de pobreza, la apatía a contenidos y métodos de enseñanza, las malas
relaciones con docentes, el desacomodo en la institución y sus dinámicas, situaciones de maltrato
escolar entre pares mal resueltas.
Ellos sienten que lastiman a sus familias cuando deben reiniciar el grado escolar, es un
sentimiento colectivo de frustración porque sus padres se decepcionan y en algunos casos son
ellos mismos quienes deben encontrar otra opción en una nueva institución educativa y entre sus
compañeros porque quienes han aprobado el año escolar los dejan atrás generando en ellos una
sensación de desarraigo social. Algunos de los que le han hecho frente a esta situación expresan:
(…) mis padres ya estaban cansados y decepcionados de darme las cosas y no valorarlas,
uno no hacía nada, entonces, me dijeron que consiguiera colegio y que hiciera las cosas
por mí mismo y yo me puse a buscar y encontré este colegio y ahí empecé a cambiar
(Estudiante entrevistado #4).
(…) Conflictos con mi mamá, cuando perdía años ella se ponía mal y se enojaba, esto
llevaba a regaños, peleas, pero peleas feas, si a ella no le gustaba. Aun así, ella me decía:
“dele con ganas para que no se quede muy atrás”. Cuando ya me pasaron para octavo
(aceleración) se puso feliz, mejor feliz que triste, ya que no en todos los colegios hacen
grupos de aceleración (Estudiante entrevistado #6).
Encuentran en su Institución un espacio que los invita a ser mejores, al aprovechamiento
del tiempo, a permanecer en el sistema educativo y a reconciliarse con sus familias ya que la
dinámica familiar y el nivel de confianza mejora cuando son promovidos al siguiente grado:
(…) Sí, mi papá se ha sorprendido conmigo porque he cambiado demasiado; cambié
mucho en el estudio, en la forma de ser (Estudiante entrevistado #4).
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Los primeros son estudiantes que manifiestan deseo de aprender pero presentan
dificultades sociales o familiares, con ellos el proceso educativo es eficiente y productivo,
por el contrario otros estudiantes en condiciones sociales o económicas que se consideran
dentro de lo normal pero que están en situaciones de drogadicción, desplazamiento,
delincuencial, entre otras, para los cuales el proceso educativo es más complejo ya que
tienen otros intereses particulares y su desmotivación es evidente; sus procesos no
permanecen en el tiempo e interrumpen en periodos hasta de cinco años y no continúan
estudiando (Docente entrevistado #1).
36
La labor docente siempre debe estar encaminada a la inclusión, independiente del área
que dicte o la formación profesional que se tenga, pese a que no hay las suficientes herramientas
con contenido para atender a este tipo de población, los docentes deben prepararse y adaptar el
conocimiento generando oportunidades y espacios pedagógicos para que los estudiantes no
deserten de las escuelas.
La Institución Educativa sin dejar de lado los procesos disciplinarios abre un espacio en
el cual docentes, directivos y estudiantes establecen diálogos formativos en cualquier espacio de
su planta física en el día a día, lo que permite acercamientos informales que fortalecen las
relaciones interpersonales:
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(…) pienso que hay una gran ventaja, y es que es un ambiente muy familiar porque como
el colegio es tan pequeño, se logran unos vínculos que facilitan a los estudiantes ser
escuchados y sienten que están pendiente de ellos pero en el buen sentido. Eso ha servido
mucho; es un ambiente favorable para ellos (Docente entrevistado #1).
Además, ha sido una política de la institución, recibir a los estudiantes en cualquier tipo
de condición, que sea de ellos mismos, del aprovechamiento del tiempo y el espacio educativo
que dependa su permanencia. La Institución con el objetivo de dar continuidad a los procesos
educativos tiene contemplado en el P.E.I. (Proyecto Educativo Institucional) procesos de
inclusión, atención a la diversidad y pluralismo, en los aspectos pedagógicos y de convivencia, lo
cual les permite prestar un servicio educativo a todos los niños, niñas y jóvenes con diferentes
características físicas, cognitivas, emocionales y de sus elecciones personales e ideológicas;
igualmente admiten atender los diferentes ritmos de aprendizaje y desarrolla procesos de
nivelación y promoción con estudiantes extraedad. Así mismo analiza las circunstancias y
condiciones del ambiente escolar que inciden en el estudiante (Plan Educativo Institucional
Álvaro Marín Velasco 2017).
Los docentes han recibido algunas capacitaciones frente al tema de inclusión, pero de
carácter muy general, las cuales no han sido significativas ya que no están ajustadas al contexto y
a la realidad institucional, ha sido fundamental la motivación que han tenido docentes y
directivos para darle una mirada a la población en esta condición, y entender sus dinámicas
familiares y la forma de relacionarse con los otros.
Si bien es cierto que existen reconocimientos a las prácticas exitosas como el antes
mencionado algunas instituciones que también tienen experiencias significativas han sido
invisibilizadas, a pesar de la contención social que realizan en el entorno, a los esfuerzos para
que los estudiantes tengan acceso, cobertura, permanencia y promoción, los docentes sienten que
no son reconocidos, que dentro de las políticas de ciudad siempre se reconocen a las mismas
instituciones, por lo tanto ellos y los estudiantes se desmotivan frente a los proyectos que
emprenden y que son significativos en su contexto.
Es necesario reevaluar algunos aspectos como el límite en los rangos de edad porque
algunas actividades no han funcionado con estudiantes de 19 o 20 años, los cuales ya podrían
ingresar a los CLEI (Ciclos Lectivos Especiales Integrados) y algunos tienen problemas de
adicción por lo que no les genera la misma motivación que a un estudiante de menos edad y sin
problemas familiares o como los antes mencionados.
Algunos de los docentes entrevistados consideran que no se deben recibir estudiantes por
recibir y aumentar los porcentajes de la población, se debe dotar y mejorar los espacios para los
estudiantes que ya están en la institución, motivarlos a mejorar su capacidad cognitiva y
articularse a los procesos formativos de ciudad. Además, se debe mejorar en la caracterización o
registro de los estudiantes con algunas necesidades específicas ya sea educativas,
comportamentales o sociales para que los docentes puedan abordar estas situaciones teniendo en
cuenta el contexto y la comunidad circundante de la institución y poder mejorar las prácticas
pedagógicas desde las aulas:
(…) Para nosotros los docentes es importante conocer las situaciones particulares de los
estudiantes que nos lo hagan saber, porque muchas veces uno tiene en el salón de clase
39
estudiantes que tienen dificultades y uno los identifica, pero no sabe realmente qué tipo
de dificultad tiene, para uno así poder trabajar con ellos (Docente entrevistado #2).
Entrevistas a directivos
Puesto que hay cosas que se le salen de las manos, por más que la institución sea
completamente incluyente hay asuntos que ya no dependen de ella sino de otras entidades
del gobierno y esas otras entidades del gobierno ya están saturadas. Entonces cuando
nosotros como institución incluyente hacemos por ejemplo: diagnósticos de estudiantes,
remisiones de estudiantes, pues esa remisión llega a la entidad y esa entidad que ya está
saturada no la puede recibir o simplemente no la puede procesar, esto frena los procesos
internos porque nosotros necesitamos ayudas externas y no la podemos tener.
Contemplando que la inclusión que se hace es más de índole social que académica
(Directivo Docente entrevistado #2).
Es necesario apropiar la didáctica de los docentes puesto que estos estudiantes están
cansados de trabajar las temáticas de la misma manera, por lo que se hace necesario establecer
otras estrategias para generar interés en ellos.
genera confianza en sí mismos porque comprenden que si pueden aprender y mejoran sus
relaciones sociales y la forma de expresarse ante otras personas.
Para el Año 2015 la institución contaba con 90 estudiantes en condición de extraedad, el índice
más alto en la ciudad de Medellín.
Considerando todo lo anterior es relevante que el Estado intervenga con políticas que
permanezcan en el tiempo y generen en estos estudiantes nuevas posibilidades de adaptación a la
sociedad por medio de la educación, que han sido reducidas por múltiples factores entre ellos el
abandono familiar, la violencia, el abuso sexual, las adicciones.
41
2.6 Conclusiones
En primer lugar, el abandono familiar, los malos hábitos de crianza, las condiciones de
pobreza, favorecen el escenario para que los niños abandonen a temprana edad la escuela,
ingresando así a los altos índices de estudiantes en condición de extraedad. Esto genera baja
autoestima, desconfianza con el sistema educativo y malas relaciones familiares ya que sus
cuidadores se agotan por la pérdida escolar.
Los padres de familia consideran que pese a la mala fama que tiene la institución
educativa Álvaro Marín Velasco en el entorno, han encontrado en esta, un lugar de acogida para
sus hijos, donde se respeta la diferencia y se potencializan las habilidades de los estudiantes.
Por otro lado, las dinámicas fragmentadas de la escuela inmersa en un sistema económico
que no advierte en su plataforma educativa estudiantes de poblaciones flotantes que van y vienen
por diversos factores sociales, no están en una línea regular, los cuales necesitan una razón
adicional para permanecer, sugieren otras posibles formas y adecuaciones para adaptarse, debe
visionar las posibilidades a las que estos estudiantes se verán enfrentados al salir tarde de
undécimo.
Se encontró además que el cuerpo docente no está preparado para atender los altos
índices de población diversa desde la academia, ya que la heterogeneidad en cuanto a las edades
conlleva a múltiples requerimientos que no son posibles desde las condiciones de la planta física,
la cual es pequeña, sino que generan además una alta demanda en cuanto a adaptaciones
curriculares y recursos didácticos y pedagógicos que al ser insuficientes se ven reflejados en las
múltiples repitencias de estos estudiantes, lo cual conlleva a pensar que la educación
convencional no es exitosa en éstos casos. No obstante, en la Institución Educativa no han
titubeado en realizar transformaciones, que les han permitido crear una propuesta de atención
desde la vocación de los docentes y directivos que le dan relevancia a la permanencia del
estudiante en territorios de paz y entornos protectores para mejorar sus procesos de convivencia.
3. PRODUCTOS GENERADOS
3.1. Publicaciones
Se presentan 1 artículo grupal y dos artículos individuales.
1. Artículo Grupal: ¿Se Gesta la Exclusión en la Escuela? ¿Son estigmatizados los
estudiantes en condición de extraedad
2. Artículo Individual: “La Extraedad en Colombia: Consecuencias de un Estado
Insuficiente”
3. Artículo Individual: “La Autoestima en los estudiantes en condición de extraedad”
3.2. Diseminación.
La socialización se realizó en CINDE en convenio con la Universidad de Manizales con
los estudiantes de la Maestría en Educación y Desarrollo Humano de la UMZ - ---- el día 24 de
noviembre y en la Institución Álvaro Marín Velasco con la comunidad educativa realizada el día
27 de noviembre de 2018.
Nuestra ponencia: “UNA MIRADA A LA CONDICIÓN DE EXTRAEDAD ESCOLAR
DENTRO DE LA JORNADA REGULAR EN LA INSTITUCIÓN EDUCATIVA ÁLVARO
MARÍN VELASCO DE LA CIUDAD DE MEDELLÍN: Línea de Investigación: Ambientes
Educativos.
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http://www.elcolombiano.com/historico/extraedad_no_es_una_traba_para_estudiar-
AWEC_280303.
ANEXOS
El equipo de investigación conformado por María Patricia Gómez Duque con c.c.
43´533.134 de Medellín y Astrid Lopera Vásquez con c.c. 43´832.675 de Itagüí pertenecientes al
proyecto de Investigación: "Una mirada a la condición de extraedad escolar dentro de la
jornada regular en la Institución Educativa Álvaro Marín Velasco de la ciudad de
Medellín”. La cual se realizará parar optar al Título en la Maestría en Educación y Desarrollo
Humano convenio CINDE – Universidad de Manizales.
La cual tiene como propósito indagar en la Institución Álvaro Marín Velasco acerca de la
condición de extraedad, entendiéndose esta como el desfase entre la edad cronológica y el grado
que cursan algunos estudiantes, con subjetividades y particularidades complejas desde el punto
de vista académico, comportamental, social y con los cuales se requiere implementar estrategias
pedagógicas de inclusión, resocialización y mejoramiento académico con la finalidad de aportar
herramientas que les permita fortalecer su proyecto de vida.
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Anexo 2 Entrevista
2.1 Estudiantes
10. ¿Usted sabe que significa el término “extraedad” y qué implicaciones tiene esto?
11. ¿Cómo es concebida la Institución por fuera, cómo es vista por el entorno?
4. ¿Usted cree que los estudiantes en condición de extraedad, cambian las dinámicas
de la Institución? ¿Por qué? ¿Cómo?
6. ¿Qué elementos considera que debe tener un docente que atienda a población en
condición de extraedad?
3. ¿Considera que esta Institución debería seleccionar a los estudiantes que ingresan
a ella?
6. ¿Considera usted y porque, que la diferencia de edades dentro del aula, puede
generar dificultades?
7. ¿Considera usted que la diferencia de edades dentro del aula, puede generar
oportunidades?
8. ¿Cómo considera usted que esta Institución atiende esta situación en las aulas?
55
Visita
Objetivo Lugar Situación Observación
No
Se observa que los estudiantes en
condición de extraedad, interactúan
tanto con los estudiantes más
grandes, como con los pequeños,
Aunque el
Observar el muestran una gran predilección por
descanso se puede
comportamiento estar con los grandes, son cuidadores
llevar a cabo en
de los de los más pequeños, al contrario de
varios escenarios
estudiantes en los niños más pequeños ya no se ven
de la Institución
1 condición de Descanso. inmersos en juegos bruscos.
Educativa, la
extraedad, en el Respetan el turno en la fila de la
mayoría de los
lugar donde tienda.
estudiantes
convergen todos Utilizan los apodos, apellidos para
convergen en el
los estudiantes. llamarse entre ellos. Se involucran en
patio.
juegos de contacto como futbol,
baloncesto y voleibol.
Pocos se quedan inmersos en el uso
de sus celulares.
A través de la observación de los
Observar las estudiantes en clase, se evidencia el
interacciones respeto de unos a otros, en cuanto a
que tienen los la participación se puede preguntar
Trabajo en clase
2 estudiantes en Aula de clase. todo sin temor hacer ridiculizados, se
de Matemáticas.
condición de nota que el docente no tiene que
extraedad en el hacer un esfuerzo mayor para
aula de clase. mantener la atención y cohesión
con el grupo.
56
Observar las
En el acto cívico, se puede observar
actitudes de los
cómo los estudiantes en condición de
estudiantes en
extraedad son participativos, su
condición de Patio de la Acto Cívico
comportamiento no es diferente al de
3 extraedad, en un Institución Conmemoración
otros estudiantes en condición
acto regulado Educativa 20 de Julio
escolar regular, además acorde con la
por la
edad.
Institución
Acatan normas.
Educativa
Este ambiente de clase de educación
física en lugar abierto (cancha) es
propicio para que haya mayor
interacción.
Observar como
Se nota el goce y disfrute de todos
proceden los
Cancha de la Trabajo en clase los estudiantes, se crea un ambiente
estudiantes en
4 Institución de Educación de competitividad, se nota con mayor
condición de
Educativa Física facilidad la cercanía que hay entre
extraedad en un
pares.
espacio abierto
La solidaridad con quien se le
dificulta realizar alguna de las
actividades propuesta por el docente
no se hace esperar.
57
Artículo grupal:
Resumen
Cuando hablamos de educación, son muchos los panoramas que se abren para considerar los
retos enfocados a una educación integral que atienda la dimensión física, cognitiva, y emocional
de los estudiantes desde la diversidad. Pareciera que en las escuelas hay un compromiso
constante con la homogenización, pues se busca estandarizar la diferencia de muchas maneras; se
imponen etiquetas y estigmas para aquellos estudiantes que se salen de los moldes del orden
escolar. Este artículo trata de dar cuenta de la manera en que las dinámicas de clasificación y
categorización dentro del aula, producen relaciones sociales conflictivas. A partir de la hipótesis
de la extraedad como un factor de exclusión escolar, se realiza una conceptualización acerca de
aquello que es entendido como normal/anormal en nuestra sociedad para, hacer transversales
dichos conceptos al orden escolar y, profundizar teóricamente en aquellas prácticas de
clasificación que se desarrollan dentro de las aulas. En ese acercamiento, se analizarán aquellos
procesos de categorización y etiquetaje que hacen del aula un lugar en el que hay que sobrevivir,
tomando aproximaciones puntuales al fenómeno de la extraedad y el estigma presente hacia su
población estudiantil. Al final, se expone la necesidad de que los educadores tengan tacto en la
enseñanza y se invita a repensar el orden social, el sistema educativo y la calidad de los docentes
como agentes y medios que deben posibilitar el desarrollo efectivo de la diversidad.
2 Artículo de reflexión grupal producto de la investigación “Una Mirada a la Condición de Extraedad Escolar dentro
de la Jornada Regular en la Institución Educativa Álvaro Marín Velasco de la Ciudad de Medellín”
59
Palabras clave: Orden social, normalidad, homogeneidad orden escolar, exclusión, estigma.
Abstract
When we talk about education, there are many scenarios that are open to consider the challenges
focused on a comprehensive education that addresses the physical, cognitive and emotional
dimension of students from diversity. It seems that in schools there is a constant commitment to
homogenization, since the objective is to standardize the difference in many ways; labels and
stigmas are imposed for those students who abandon the molds of school order. This article tries
to account for the way in which the dynamics of classification and categorization within the
classroom, produces relationships conflicting. From the hypothesis of the extra school age as a
factor of school exclusion, a conceptualization is made about what is understood as normal /
abnormal in our society, to make these concepts cross the school order and, theoretically, to
deepen those practices of classification that take place inside the classrooms. In this approach,
the processes of categorization and labeling that make the classroom a place in which to survive
must be analyzed, adopting specific approaches to the phenomenon of extra age and the present
stigma towards its student population. In the end, the need for educators to have tact in teaching
and an invitation to rethink the social order, the educational system and the quality of teachers as
agents and means that should allow the effective development of diversity is exposed.
1. Introducción
Dentro del aula de clase se gestan unas dinámicas complejas y específicas hacia quienes
allí son considerados “diferentes”. La escuela como una institución pedagógica de secuestro, que
según Foucault (1978) “se desarrolla en el siglo XIX alrededor de la institución judicial (…) para
permitirle asumir la función de control sobre la peligrosidad de los individuos” (p. 102) y tiene
por objetivo explotar todo el tiempo, controlar los cuerpos de los individuos, e instalar un poder
que él llama “polimorfo y polivalente”, termina normalizando las prácticas de exclusión que
aparecen en su interior constantemente. Se impone una disciplina administrada por el miedo, y
los estudiantes obedecen, o al menos, intentan comportarse acorde a las exigencias de lo
“normal”, debido a que “tienen mucho miedo a hacer el ridículo o a ser humillados delante de
sus compañeros” (Manen, 1998, p .204).
Los estudiantes en situación de extraedad escolar son el blanco de una extensa serie de
estigmatizaciones debido a que en muchas ocasiones, después de negarse a renunciar al proceso
en el aula regular para ingresar a programas de aceleración conocidos en Colombia como “Ciclos
Lectivos Especiales Integrados” (CLEI), deben establecer relaciones sociales que resultan
conflictivas con sus pares y sus docentes, debido a que los primeros en su mayoría tendrán
61
edades regulares con su año lectivo y comportamientos y concepciones distintas por su edad , y
los segundos, poseerán unos imaginarios particulares hacia esta población estudiantil
caracterizada por la repitencia.
Específicamente los grupos escolares en los que confluyen estudiantes con características
diferenciadas (…) viven una dinámica de grupo en el que las miradas, los gestos, las
palabras y acciones representan un marco dinámico para la intersubjetividad en la que
todos son afectados (p. 58).
Para analizar las dinámicas de exclusión y segregación que les son impuestas a los
estudiantes en extraedad, previamente debemos reflexionar acerca de aquello que es entendido
en la sociedad y en la escuela por normal y anormal. En ese ejercicio, resulta imprescindible
además, caracterizar aquella institución de secuestro para rastrear allí los mecanismos y procesos
mediante los cuales se les introyecta a los niños y jóvenes, concepciones específicas y
categorizadas de todo aquello que los rodea.
62
(…) la anormalidad no repele o se siente como una amenaza porque sea inferior
de modo inherente, sino porque colisiona con el orden establecido para satisfacer
las necesidades, los hábitos y las expectativas de lo “normal”, es decir, de la
mayoría. En resumidas cuentas, la discriminación contra lo “anormal (…) es una
acción destinada a defender y a preservar el orden, la creación sociocultural
(Bauman, 2013, p. 88).
Pues, se ve mal porque, pues si, a mi experiencia ver a alguien mayor que yo en el mismo
grupo que yo estoy, simplemente se ve raro simplemente porque uno es pequeño, y ellos
tienen otras costumbres, pueden ser vagos. (Estudiante entrevistado #1)
La escuela, como una institución de secuestro que vigila, controla, marca, clasifica y
“corrige”, comienza a reproducir exclusiones hacia aquellos niños, niñas y jóvenes que no
cumplen las expectativas del sistema. Aquellos que no logran permanecer en quietud y silencio
en el puesto que se les ha asignado, o que no alcanzan los logros escolares y reprueban las
asignaturas empiezan a ser observados por sus pares y por sus profesores, después se les
comienza a etiquetar, aparecen los apodos: rebelde, indisciplinado, vago, holgazán. Como
exponen Gaviria y Ospina (2009):
Las niñas, los niños y los jóvenes acogidos por el sistema presentan manifestaciones de
exclusión educativa, que se materializan, principalmente en las fallas cualitativas de los
procesos mismos de la educación: marginalización, estigmatización, homogenización,
fracaso escolar, prácticas divisorias, diferencias vistas como deficiencias, silenciamientos
y opresión (p. 9).
El año pasado que yo estaba en sexto habían solo 6-1 y 6-2 de solo niños, usted los veía
todos chiquiticos, pero 6-3 y 6-4 ya si eran los de los más grandes. Cada cual este con lo
suyo la manzana con la manzana y la pera con la pera. Pero no la manzana con la pera.
(Estudiante entrevistado # 6)
El sistema educativo cada día está más permeado por las políticas, ideologías, y prácticas
del sistema económico, como afirman Gaviria y Ospina (2009): “El modelo posee elementos
estructurales no sólo de orden económico capitalista, sino también con respecto a la manera en
que logra redefinir las relaciones sociales centrándolas en el individualismo y la competencia”
(p. 9).
Las aulas se convierten en un lugar hostil, hay demarcaciones de los “buenos” y de los
“malos” académicamente hablando, clasificaciones de los “normales” y los “anormales”; todavía
no se han podido superar esas toscas maneras de visualizar el mundo más allá de las dicotomías
que trajo aparejadas la modernidad. Esas estructuras de categorización empiezan a adoctrinar a
los niños, niñas y jóvenes, bajo las lógicas del orden social establecido. Las aulas son un lugar en
el que hay que sobrevivir. “(…) supervivencia es el nombre del juego de la convivencia humana
y (…) la apuesta máxima de la supervivencia consiste en sobrevivir a los demás” (Bauman,
2005, p. 169).
Sobrevivir a los demás dentro del aula es resignarse a ser clasificado de una u otra manera
sin poner objeción. Nadie puede sublevarse y librarse de la etiqueta que le ha sido asignada. El
sistema educativo se auto legitima cuando argumenta que los fracasos de los niños se deben a sus
incapacidades naturales, negando que es el propio sistema el que falla, cuando trata de establecer
un orden escolar de homogenización que desconoce las potencialidades que tiene cada individuo
como un ser único. Gaviria y Ospina (2009) exponen que:
65
(…) la institución educativa, logra convencer fácilmente a los excluidos de que deben su
destino escolar y social a su falta de capacidades o méritos cuanto mayor sea su
desposesión. Esta operación de naturalización de lo social, es decir, convertir
desigualdades sociales en desigualdades naturales de inteligencia o de cultura, le permite
cumplir su función de legitimación (p. 13).
Para los estudiantes, sobrevivir en el aula es resistir las etiquetas que les son impuestas
por sus pares y profesores como consecuencia de un sistema de educación mediado por un
sistema económico, que trata de reproducir sus lógicas de clasificación y exclusión en todas las
esferas sociales que asedia.
Aquellos estudiantes que rebosan las categorías de homogeneidad dentro del aula debido
a sus comportamientos o condiciones físicas, adquieren etiquetas. Como expone Ruiz (2007): “El
sujeto es clasificado de diversas formas como “objeto” para otros, en tanto hiperactivo, lento,
perezoso, agresivo. El aula es un espacio en el que hay que separar lo bueno y lo malo, lo normal
y lo desviado” (p. 97). Esas etiquetas no sólo surgen de los comportamientos y resultados
académicos, a los estudiantes también los catalogan por sus características somáticas.
El último caso trae aparejadas ciertas prácticas dentro del aula donde los estudiantes en
extraedad se ven segregados y excluidos al tiempo que sienten vergüenza de su condición. Si
consideramos que, durante la pubertad y la adolescencia, los chicos pueden alcanzar estaturas
elevadas, y las chicas tienen un desarrollo notable de las mamas (Healthy Children, 2014), y hay
además cambios en el tono vocal, los estudiantes en extraedad que están en esta etapa que
comparten el aula con niños, se convierten en un foco de atención. Como señalan Ruiz y
Pachano (2006): “Su situación espacial dentro del aula es una representación de sí mismos con
relación a los demás (ocupan los asientos posteriores, se encorvan para esconder sus cuerpos,
juegan en grupos cerrados)” (p. 64).
Según Goffman (2006), el estigma hace referencia a un atributo que él mismo domina
“profundamente desacreditador”. Cuando un estudiante es expuesto por sus pares o por sus
profesores como un repitente, se empieza a generar un estigma por su atributo. Como señala el
autor:
En los múltiples casos en que la estigmatización del individuo se asocia con su ingreso a
una institución de vigilancia, (…) gran parte de lo que aprende acerca de su estigma le
será trasmitido a lo largo de estrechos y prolongados contactos con aquellos que se
67
(...) El estigma de "repitente" influye en el desempeño de los estudiantes (…), puesto que
al ser el estigma una condición existente que incluye elementos de nivelación,
estereotipos, separación, perdida de estatus y discriminación, que se da de forma conjunta
en una situación de poder que los facilita, produce entre la población un tipo de influencia
social (Pajón & Jiménez, 2010, p. 22).
(...) El fracaso o la exclusión educativa guardan una relación estrecha con un determinado
orden escolar y con los discursos que lo constituyen. Opera sometiendo a los estudiantes a
determinadas operaciones de etiquetaje y clasificación, así como a un sistema de
atribuciones y responsabilidades según el cual el fracaso se debe, básicamente, a sujetos
«incapaces» de lograr el éxito (Escudero, González & Martínez, 2009, p. 52).
68
Los estudiantes en extraedad no logran desarrollar todas sus potencialidades dentro del
aula por temor a ser expuestos por sus pares y por sus profesores. No hay un ambiente seguro
para arriesgarse a aprender porque el estigma no cesa en ningún momento. “Los estudiantes
aprenden mejor, están dispuestos a esforzarse y arriesgarse, en un medio educativo que
encuentran seguro y estable” (Manen, 1998, p. 72).
Las problemáticas dentro del aula no se reducen únicamente a los estudiantes que por
miedo a la burla no logran desarrollar plenamente sus facultades. Dentro del aula se empiezan a
generar enfrentamientos constantes entre los profesores y aquellos estudiantes considerados
“molestos”; hay llamados de atención regulares y persistentes, y en algunas ocasiones, bajo la
excusa de la indisciplina y actitudes que no permiten que las clases se desarrollen con
normalidad, los profesores tienden a ridiculizar a los estudiantes en frente de todos sus
compañeros.
Esa interacción dialógica, lejos de ser una ridiculización pública o un sermón de críticas
destructivas, está enfocada a establecer lazos de respeto y comprensión entre el docente y el
estudiante, considerando que en muchos casos de la población en extraedad hay alumnos con
antecedentes de desintegración y violencia familiar, y otros factores que influyen en la
69
Los docentes deben ser conscientes de la inmensa responsabilidad que poseen al enseñar
a niños, niñas y jóvenes que se verán permeados e influenciados por sus prácticas y actitudes. La
pedagogía pierde en absoluto su sentido, cuando un docente sólo se percata de sus estudiantes
para exponerlos y ridiculizarlos frente a toda la clase; la docencia, más allá de necesitar
profesores con amplios y especializados perfiles y currículos, requiere de maestros y educadores
que comprendan y apliquen lo que Manen (1998) denomina “tacto en la enseñanza”.
El tacto trata de evitar que las cosas se rompan, e intenta recomponer lo que se ha
roto. Un niño que se siente traicionado, frustrado o dolido no sólo cree que algo se
ha roto en su vida sino que, lo que es más importante, experimenta sentimientos
de frustración, traición y dolor por esta causa. Cuando uno se siente traicionado o
enfadado con alguien, la relación con esa persona ya no es completa (Manen,
1998, p. 174).
El tacto en la enseñanza consiste en que el educador, más allá de enseñar al niño, niña y
joven lo que dictan los currículos escolares, se percate de que cada uno es un ser único,
irrepetible y especial; y que su función como pedagogo es hacer que cada uno de sus estudiantes,
desarrolle al máximo sus capacidades y facultades mientras está envuelto por un ambiente de
amor y comprensión que respeta y ampara todas sus particularidades y diferencias. Como indica
Manen (1998):
Por supuesto, todos los niños no son iguales en temperamento, habilidad ni antecedentes.
Preocuparse por la igualdad entre los niños todavía puede significar que uno es capaz de
ver la singularidad y la diferencia entre ellos. El tacto pedagógico sabe cómo discernir y
evaluar la singularidad. El tacto pedagógico pretende realzar la diferencia, esa
«diferencia» que marca en un niño el crecimiento personal y la evolución (p. 177).
Hacer del aula un lugar al que no hubiese que sobrevivir, hace parte del tacto en la
enseñanza de los educadores. La escuela debería ser un lugar seguro donde los niños pudieran
expresarse y desarrollarse plena y libremente, sin miedo a ser calificados y etiquetados. Los
profesores deben propiciar ambientes donde los niños se sientan protegidos y respetados. El tacto
consiste en que los educadores puedan comprender, acoger, proteger y ayudar a cada niño que
llega a sus aulas, para “darles la fuerza necesaria para que puedan dar forma con decisión a las
contingencias de su vida” (Manen, 1998, p. 19).
El tacto en la enseñanza demanda que el educador trate a los niños, niñas y jóvenes, con
paciencia, amabilidad y comprensión. “Una acción con tacto es solícita, consciente, reflexiva”
(Manen, 1998, p. 139). El educador, el pedagogo, y el maestro tienen tacto a través de las
palabras, saben escuchar y saben dar consejo; por eso son como poetas. De esta manera, Mèlich
(2002) señala que:
(…) todo maestro es, de alguna manera, un poeta, porque (...) el educador (el maestro) es
alguien que “trata con la palabra”, que se da en sus palabras y que acoge las palabras de
los otros, que sabe escucharlas. Sin esta sensibilidad para las palabras, propia de los
poetas, no puede concebirse, a mi entender, el arte de educar (p. 52).
Hay docentes con tacto en la enseñanza, que piensan que el elemento imprescindible para
atender a la población en condición de extraedad es el respeto:
Eso es fundamental: que el profesor trate bien al estudiante. De hecho, casi todos los
profes que se han ido de la institución que no han sido capaz con esos procesos es
precisamente porque entran en un choque con estudiante, es decir, el estudiante me trató
mal y lo trato mal, el estudiante me habló duro, yo le hablo duro. Una de las mejores
formas que he encontrado, yo no sé otros profes, para desarmar a estos estudiantes, es el
buen trato, creo que es fundamental (Docente entrevistado #1).
71
La escuela, un lugar al que todos deberían tener acceso cuando la educación se manifiesta
como un Derecho fundamental3, termina reproduciendo prácticas de exclusión y segregación.
Vulnerar el derecho a la educación de un estudiante no consiste solamente en la negación de un
cupo escolar; atenderlo en condiciones que no sean aptas para propiciarle ambientes de
aprendizaje, es otra forma de transgredirlo. Repensar la educación a la que nuestros niños, niñas
y jóvenes están accediendo, necesariamente debe cuestionar las formas cautelosas en que el
orden social extiende su idiosincrasia de selección y clasificación al interior de las aulas. Citando
a Dubet, un excelso sociólogo francés, Ramos (2014) asegura que: “la paradoja de la escuela de
la igualdad de oportunidades obedece a que sus ambiciones y su apertura hacen que ella misma
se convierta en agente de exclusión” (p. 158).
Repensar la educación a la que están teniendo acceso nuestros niños, niñas y jóvenes,
necesariamente debe hacer que cuestionemos la ruptura que se genera en los procesos de
aprendizaje cuando el sistema trata de homogenizar a individuos heterogéneos. Las políticas de
normalización del sistema de educación dejaron de ser efectivas desde el mismo momento en que
se crearon, porque los estudiantes no pueden aprender y desarrollarse íntegramente en un
ambiente adverso que constantemente los clasifica y califica. Cuando dentro del aula es
constante la amenaza de las etiquetas y los estigmas por los resultados académicos, por las
características físicas, por la historia o la procedencia, la educación al contrario de convertirse en
una herramienta de emancipación, se trasforma en un medio para reproducir la opresión social y
la frustración.
3
La educación es declarada derecho fundamental en el Artículo 44 de la constitución Política de Colombia y en el
artículo 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
72
Repensar la diferencia en el aula, más allá de encontrar formas para tolerarla y adaptarla a
una homogeneidad curricular, debe considerar que aceptar y proteger la diversidad, es una
oportunidad para favorecer la inclusión social en un mundo con oportunidades tan desiguales.
Estamos ante la necesidad de que el escenario educativo se estructure para todos, y que sus
propuestas vayan dirigidas a dar las respuestas apropiadas a una amplia gama de necesidades de
aprendizaje. Ese escenario debe reconocer la diversidad y generar espacios en donde esta sea
compartida y singularizada en el sentido de dar a cada estudiante su lugar desde la tolerancia y el
respeto. La educación incluyente no funciona cuando es impartida por escuelas excluyentes.
Referencias bibliográficas
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Magazine, 6-11. Recuperado de https://www.healthychildren.org/Spanish/tips-tools/e-
magazine/Documents/HC%20Adolescents%202014_Spanish_FNL_NEW.pdf
Bolívar, C. (2015). Las aulas de Aceleración del aprendizaje desde la óptica de sus
protagonistas. (Tesis de Maestría). Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá.
Recuperado de
http://repositorio.pedagogica.edu.co/bitstream/handle/20.500.12209/853/TO-
18930.pdf?sequence=1&isAllowed=y
Ruiz, D. & Pachano, L. (2006). La extraedad como factor de segregación y exclusión escolar.
Revista de Pedagogía, 27 (78), 33-69.
Participante:
Resumen
La extraedad se entiende como el desfase entre la edad y el grado de escolaridad y ocurre cuando
un niño o joven tiene dos o tres años más, por encima de la edad promedio, esperada para cursar
un determinado grado. Este artículo pretende exponer los factores externos e intrínsecos al
sistema educativo, que conllevan a los estudiantes a la repetición de cursos, perdida de logros y a
la inminente alerta de incorporación de esta población a la condición de extraedad. Además de
aportar contenido teórico a un fenómeno tan poco estudiado, este escrito procura evidenciar las
dificultades y paradojas que encierra el sistema educativo colombiano, las cuales se encuentran
relacionadas con problemáticas de carácter social y económico. El análisis parte de una
descripción introductoria a la realidad de los estudiantes en extraedad, y luego profundiza en tres
puntos relevantes: primero, la desigualdad y la pobreza como obstáculos para educarse, segundo,
los antecedentes de los estudiantes en extraedad puntualizados en la pobreza, deserción escolar
por necesidades económicas, falta de acompañamiento, repitencia y un sistema educativo
deficiente; tercero, el sistema educativo colombiano sin lineamientos para la extraedad.
4 Artículo de reflexión individual producto de la investigación “Una Mirada a la Condición de Extraedad Escolar
dentro de la Jornada Regular en la Institución Educativa Álvaro Marín Velasco de la Ciudad de Medellín”
5
Artículo presentado para optar al título de Magister en Educación y Desarrollo Humano Convenio Fundación
Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano CINDE- Universidad de Manizales, 2018. Asesor: Andrés
Klaus Runge Peña
76
Abstract
Extra school age is understood as the gap between age and the level of schooling and occurs
when a child or young person is two or three years older, above the average age, expected to
attend a certain grade. This article intends to expose the external and intrinsic factors to the
educational system, which lead the students to the repetition of courses, loss of achievements and
the imminent alert of incorporation of this population to the extra-age condition. In addition to
providing theoretical content to a phenomenon so little studied, this paper seeks to highlight the
difficulties and paradoxes that surround the Colombian educational system, which are related to
problems of a social and economic nature. The analysis starts from an introductory description of
the reality of extra-aged students, and then delves into three relevant points: first, inequality and
poverty as obstacles to education, second, the background of extra-aged students punctuated in
poverty, school dropout for economic needs, lack of accompaniment, repetition and a deficient
educational system; third, the Colombian educational system without guidelines for extra school
age.
1. Introducción
La situación de extraedad escolar aparece asociada a dos aspectos básicos dentro del
sistema educativo: primero, el ingreso tardío al sistema educativo, considerado deficiente
para América Latina según el Banco Mundial; y como segundo se indican las altas tasas
de repitencia (Pachano & Ruiz, 2006, p. 35).
Esa repitencia, constituida como uno de los principales antecedentes de los estudiantes en
condición de extraedad, está intrínsecamente relacionada a un modelo educativo que no funciona
porque tiene unos métodos que como afirma Alba (2004): “no responden a cómo aprenden los
niños” (p. 193).
Es ilógico pensar que aquellas familias a las que el Estado ha negado oportunidades
mínimas de vida digna, tengan herramientas o medios para enviar a los niños, niñas y jóvenes a
las escuelas, o en caso de lograr hacerlo, mantenerlos en el proceso educativo. No se trata sólo de
que la educación sea un derecho gratuito, es necesario que se garanticen otros principios y
condiciones que hagan posible ese acceso y permanencia. En Julio de 2016, a través del informe
No dejar a nadie atrás: ¿Cuánto falta para la educación primaria y secundaria universal?, la
UNESCO anunció que, según el Panel de Indicadores de Innovación Europeo (IUS), había “263
millones de niños y jóvenes no escolarizados desde la enseñanza primaria hasta el segundo ciclo
de la enseñanza secundaria” (p. 1), y que la pobreza y los conflictos armados se erguían como las
6
Según el DANE (2012), hay dos formas de calcular la pobreza en Colombia: la
primera de ellas, y la más conocida, es el cálculo a partir de los ingresos monetarios de los hogares, conocida como
pobreza monetaria. La segunda de ellas es el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM)
que evalúa 5 dimensiones donde los hogares colombianos podrían estar en privación (p. 1).
7
Según la ONU (2010): La “pobreza extrema” o “indigencia” se entiende (..) como la situación en que no se dispone
de los recursos que permitan satisfacer al menos las necesidades básicas de alimentación. (p. 25)
80
barreras más excelsas para acceder a la educación. Señalan además García, Rodríguez, Sánchez
& Bedoya (2015), en La lotería de la cuna: La movilidad social a través de la educación en los
municipios de Colombia, un estudio que analizó el estado de la movilidad social a través de la
educación en Colombia para ese año, que:
Yo creo que hay como dos casos: o sea, está el estudiante extra edad, que por dificultades
sociales o familiares, no ha llevado como su proceso académico, pues acorde, pero que
tiene ganas, entonces con ese estudiante se trabaja y el proceso es muy bueno; hay otro
frente que es con el estudiante extra edad que ha tenido unas condiciones sociales o
económicas dentro de lo normal, ha tenido otros procesos que no lo han permitido
estudiar, como por ejemplo el caso de las drogas (Docente entrevistado #1).
Según Rodríguez (2015): “Son estudiantes repitentes, los que nunca terminan un grado
(..). Adolescentes que han quedado sin tutela de sus progenitoras, porque se marcharon en busca
de trabajo” (p. 66). Esa repitencia está influenciada por factores sociales, económicos y
81
educativos que impiden a los niños, niñas y jóvenes tener un proceso de aprendizaje regular; su
condición de extraedad sólo es la cristalización de las dinámicas particulares que se articulan
alrededor de:
A. La Pobreza
Hay niños, niñas y jóvenes que se encuentran en familias que atraviesan condiciones
materiales y económicas tan deplorables, que su estabilidad en el proceso educativo es
prácticamente una hazaña. Como informó, citando a Vargas, Blanco & Vargas, la Estrategia
Nacional de Atención Integral a la Primera Infancia De Cero a Siempre a través de su primer
boletín:
Existe una fuerte asociación entre pobreza y desnutrición, mortalidad, abandono escolar,
soledad, trabajo infantil, exposición a situaciones de riesgo, y otras circunstancias que
constituyen obstáculos para el bienestar y el desarrollo de los niños y las niñas en sus
primeros años (p. 13).
Como expone Rodríguez (2015) de acuerdo a Richard Jessor, Profesor de Ciencias del
Comportamiento en la Universidad de Colorado:
(...) la pobreza es un factor de riesgo en el medio social para los adolescentes. Es decir, la
pobreza constituye la forma extrema de exclusión de éstos, de sus familias, de la
integración social y del acceso a múltiples bienes, servicios y oportunidades. Por lo tanto,
el fenómeno de la pobreza tiene efectos destructivos: lesiona a los adolescentes no sólo
por las carencias materiales que implica, sino también porque les impide desarrollar todas
sus capacidades y potencialidades humanas (p. 50).
Psicología Eduardo Cairo Valcárcel y Dr. en Finanzas Públicas y en Ciencias Filosóficas José
Félix García Rodríguez – encontró a través de un modelo matemático que: “sólo el nivel de
pobreza es importante en la descripción de la probabilidad de la violencia familiar”(p. 31). Según
Allende, Narciso, Cairo & García (s.f): “La violencia familiar psicológica es cada vez más
frecuente e intensa. Ella se agrava con la pobreza y su secuela de hambre y necesidad. Esto
conforma un problema social, pues transciende la problemática personal” (p. 2).
“La deserción es un fenómeno escolar que está atravesado por las dimensiones sociales
(…)” (Triviño, 2004, p. 185). Algunos niños, niñas y jóvenes, dejan de asistir a la escuela porque
no existe una solvencia económica en sus hogares que mínimamente pueda garantizar la
alimentación o los servicios públicos; muchos desertan de la escuela para trabajar, y algunos de
los que deciden volver luego, llegan en edades superiores a las concebidas para los grados
escolares que deben cursar. Hay algunos que debido a la situación económica, deciden por sí
mismos abandonar el proceso educativo, y hay otros que son explotados por los adultos que los
obligan a trabajar. Según el comunicado de prensa emitido el 20 de febrero de 2018 por la
Directora del ICBF, 357.000 niños son víctimas de trabajo infantil en Colombia.
Hay otros que no abandonan la escuela, pero que a la par interactúan con bandas
delincuenciales; las responsabilidades a ellos encomendadas como, cuidar determinados espacios
territoriales, cobro de vacunas y extorsiones, venta y expendio de estupefacientes, dejan a las
escuelas y colegios como lugares para el “descanso” o la mera socialización. Estos estudiantes
empiezan a tener un rendimiento académico muy bajo y, con una alta probabilidad de convertirse
en repitentes, su condición como estudiantes en extraedad es inminente.
C. Falta de acompañamiento
En otros casos los progenitores, que generalmente se reducen a madres cabeza de familia,
deben salir a trabajar principalmente en labores mal remuneradas y con jornadas laborales
extensas donde no hay posibilidad de un acompañamiento en el proceso educativo de los
estudiantes; por otro lado, hay quienes le hacen el quite al acompañamiento de éstos por
desinterés, irresponsabilidad o como una consecuencia de la maternidad/paternidad precoz.
Burbano (2017) señala que:
En Colombia (…) seguimos dando “palos de ciego” y cada vez estamos más confundidos
a nivel curricular: se trabajan más de quince asignaturas por año, atomizadas y con
contenidos en general impertinentes. En formación hemos asumido la ruta más costosa y
la que menos impacto genera: enviar a los docentes a tomar maestrías, cuando todos los
estudios han ratificado una y otra vez que esto no impacta la calidad en la educación
básica. Y pensando de manera fragmentada, hemos iniciado la jornada única sin cambios
en el currículo ni en la formación de docentes.
Aunque se han incrementado los niveles de acceso a la educación, todavía hay miles de
niños que no tienen oportunidad de ingresar al sistema educativo; y otra gran cantidad que
después del incorporarse al mismo, no logran terminar el bachillerato. Como postuló la revista
Semana (2018):
Las prácticas de aula utilizadas aún por algunos docentes tienen un criterio
homogenizador de calificación, no hay un reconocimiento y aceptación de la diferencia porque a
85
todos los estudiantes se les califica bajo los mismos parámetros; existe un modelo único para
calificar a seres bastante distintos y particulares. Esa homogeneidad no es un asunto de igualdad,
es un sutil medio para auspiciar la discriminación y la exclusión.
E. Repitencia
Los estudiantes en extraedad tienen un historial de repitencia y fracaso escolar del que no
son los únicos responsables; hay otros actores y entidades que tienen incidencias importantes
sobre este fenómeno educativo según lo expuesto anteriormente: los padres, los docentes, las
instituciones educativas y el Estado.
En primer lugar, la falta de acompañamiento de los padres crea sesgos en los procesos de
aprendizaje. Cuando los padres no acompañan el proceso educativo desde el hogar es probable
que los estudiantes comiencen a tener un mal rendimiento académico y terminen expuestos a
factores de riesgo como la repitencia, que puede llevar a que en algunas situaciones haya
86
deserción escolar. Desvincularse del sistema educativo trae consecuencias nefastas para los
niños, niñas y jóvenes. Rincón (2004) expone:
Tercero, las instituciones educativas por naturaleza tienen una rigidez estructural y un
modelo “talla única” para educar a un cumulo de seres excesivamente heterogéneos y diversos.
La repitencia es una de las muchas consecuencias de dicho modelo, y en este punto se encuentra
asociada a estudiantes con capacidades diferenciadas que no logran adaptarse a una planeación
curricular inflexible.
desnutridos tienen una mayor probabilidad de contraer enfermedades hace que estos se
incorporen tardíamente al sistema educativo y registren un mayor ausentismo escolar, con
lo cual aumenta la probabilidad de repetición de cursos y deserción (p.22).
Dentro de un aula, puede haber estudiantes que tienen un proceso de aprendizaje regular,
es decir que han cursado todos los años lectivos en el tiempo cronológico habitual, y estudiantes
en condición de extraedad que por diferentes razones, como las expuestas anteriormente, se
encuentran en un desfase con los años lectivos al tener una edad por encima de la que es
considerada común. El sistema falla, cuando desde un método normalizador y homogenizador,
hace que el docente, primero, califique de acuerdo a los mismos parámetros a todos los
estudiantes, cuando todos tienen ritmos de aprendizaje diferentes y poseen, de acuerdo a Gardner
(1983), inteligencias múltiples, que son según él siete:
(…) las inteligencias lingüística y lógico matemática que de tantos privilegios gozan en
las escuelas hoy en día; la inteligencia musical; la inteligencia espacial; la inteligencia
cinestésico corporal; y dos formas de inteligencia personal, una que se dirige hacia los
demás y otra que apunta hacia la propia persona (p. 5).
88
Segundo, enseñe a una población estudiantil en condición de extraedad para la que, desde
la academia, no se le ha preparado.
La falta de herramientas pedagógicas que tienen los docentes en Colombia para atender a
los estudiantes en condición de extraedad, están ligadas a capacitaciones fortuitas que ofrece el
Ministerio de Educación y las secretarías de educación de los diferentes entes territoriales que
además no tienen un acercamiento real a dicha población, y que giran en torno a temas vagos e
imprecisos de inclusión, sin que se les suministre realmente a los docentes y directivos, las
herramientas y consideraciones necesarias para trabajar óptimamente con esta población
estudiantil. Cómo señaló un directivo de la Institución Educativa Álvaro Marín Velasco, cuando
se le preguntó por los elementos necesarios para la atención a los estudiantes en condición de
extraedad:
Cuando uno va a trabajar con estudiantes en extraedad ellos tienen otros ritmos diferentes
de acuerdo con su edad, con sus mínimas necesidades. Uno tendría que tener capacitación
mínimamente para poder comprender, entender y hacer unos diagnósticos al respecto de
eso, y eso es en el sector educativo un poco complejo porque los docentes están
capacitados para dentro de los términos de homogenización, por decirlo de alguna
manera, tratar los estudiantes que son medianamente homogéneos; pero cuando ya todos
son tan diversos, tan heterogéneos (…), entonces ahí se necesita capacitación (Directivo
docente entrevistado #2).
5. Consideraciones finales
Se concluye que, alrededor de los estudiantes en condición de extraedad giran una serie
de estigmatizaciones que terminan calificándolos como un “problema”; al hacerlo, se desconoce
un síntoma de una sociedad que no ha proporcionado el ambiente necesario para que sean
protegidos los derechos de los niños, niñas y adolescentes. La condición de extraedad, es la
cristalización educativa de un Estado insuficiente, que por muchas décadas ha mantenido brechas
de desigualdad abismalmente amplias. Mientras esas brechas no se reduzcan, y millones de
personas sigan viviendo en situaciones tan precarias, la extraedad, y otros fenómenos educativos
y sociales, tenderán a comparecer.
Por lo tanto, se requiere que escuela y territorio formen una dupla, como espacio único de
articulación de las múltiples dimensiones de la vida, económica, social, cultural, productiva,
ambiental; la educación parametrizada, homogeneizada y uniforme no es conveniente, ya que no
logra articularse, ni dar cuenta de las complejidades con las que cargan los actores de los
contextos, que a la vez son los mismos niños, niñas y jóvenes que arriban a la escuela, con
marcas y huellas particulares. Como afirma Manen (1998):
Los niños no son contenedores vacíos que vienen a la escuela para que viertan sobre ellos
los contenidos curriculares mediante una serie de métodos de instrucción especiales.
Además, los niños que vienen a la escuela, vienen también de algún sitio. Los profesores
deben tener alguna indicación de lo que los niños traen con ellos, de lo que define su
forma de comprensión, su predisposición, su estado emocional y su preparación para
abordar la asignatura y el mundo escolar (p. 23).
Como expone Triviño (2004): “La escuela comparte con su entorno en la dinámica social
los problemas de violencia intrafamiliar, la desintegración de la familia, promiscuidad, violencia
callejera, pandillas, drogadicción, desempleo y delincuencia juvenil” (p. 188).
En efecto, es bien sabido que gran parte de las instituciones educativas no cuentan con las
suficientes y bien logradas adaptaciones curriculares, que permitan dar cuenta de que quienes lo
requieren, están siendo incluidos y atendidos de manera pertinente. Termina haciéndose evidente
90
que la escuela colombiana aún dista de tener una perspectiva relacional con los contextos, porque
allí todavía no se evidencia la dimensión territorial de las prácticas educativas.
Finalmente, es necesario abogar por una escuela inclusiva que reconozca la diferencia, la
respete y realice las acciones pertinentes para que esta se viva sin pretensiones de homogeneidad.
Se debe involucrar verdaderamente a los estudiantes en condición de extraedad, y más que
considerarlos como una carga para el sistema educativo que en ocasiones los ha discriminado y
excluido, se deben buscar los medios para articularlos a este.
91
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Participante:
Resumen
Este artículo intenta evidenciar los procesos de modificación del autoconcepto y la autoestima de
los estudiantes en extraedad que suscitan debido a las consideraciones y juicios que emiten
aquellos que los rodean. Partiendo de una descripción general de la forma en que los niños, niñas
y jóvenes comprometen los conceptos que tienen sobre sí mismos a partir de lo que reciben de
otros, se procede a aclarar el concepto de autoestima mediante su relación y diferenciación con el
autoconcepto, la autoimagen y la autoconfianza. Después de clarificar estos conceptos, se realiza
una aproximación especial a la manera en que la autoestima y el autoconcepto se ven
deformados y trasformados en los estudiantes en extraedad a partir de las relaciones que éstos
establecen con sus agentes sociales inmediatos: los padres de familia, los docentes y los pares.
Para concluir, se expone la necesidad de que los currículos escolares dejen de restringirse a un
conocimiento científico, e incluyan herramientas y procesos a través de los cuales se forme a los
niños, niñas y jóvenes en educación emocional.
8 Artículo de reflexión individual producto de la investigación “Una Mirada a la Condición de Extraedad Escolar
dentro de la Jornada Regular en la Institución Educativa Álvaro Marín Velasco de la Ciudad de Medellín”
9
Artículo presentado para optar al título de Magister en Educación y Desarrollo Humano Convenio Fundación
Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano CINDE- Universidad de Manizales, 2018. Asesor: Andrés
Klaus Runge Peña
96
Abstract
This article tries to show the processes of modification of the self-concept and the self-esteem
of the students in extra-age that raise due to the considerations and judgments that those around
them issue. Based on a general description of how children and youth commit to the concepts
they have about themselves, based on what they receive from others, the concept of self-esteem
is clarified through differentiation and connection of it with self-concept, self-image and self-
confidence. After clarifying these concepts, a special approach is made to the way in which self-
esteem and self-concept are distorted and transformed in Extra-aged students because of the
relationships established with their immediate social agents: parents, teachers and classmates. To
conclude, is explained the need for school curricula to stop being restricted to scientific
knowledge and include tools and processes through which they train children and young people
in emotional education.
1. Introducción
Los niños, niñas y jóvenes se ven expuestos todos los días de su vida a múltiples
dinámicas sociales y culturales que terminan repercutiendo significativamente en su conducta y
en su autoconcepto. Todas aquellas experiencias y relaciones sociales en las que deben mediar,
además de marcarles el presente de su existencia, trascienden al futuro. Aquello que marcó a un
niño o a una niña de manera positiva o negativa en sus primeros años, difícilmente puede
desaparecer cuando entre a la adolescencia, y luego en la vida adulta; las personas no viven las
etapas de desarrollo humano como fases independientes, al contrario, a medida que van
avanzando y rebasando esos ciclos, edifican un proyecto sucesivo e ininterrumpido que tiende a
construirse sobre el pasado; según Bolívar (2015):
La biografía es parte constitutiva del ser, en la medida que se ha construido por medio de
experiencias que se han adquirido desde la infancia, las cuales han estado siempre en
relación con “otro” (...). La experiencia inmediata se constituye en parte de la vida,
afectando de una u otra manera su historia y su futuro, la manera como es aprehendida
depende en gran medida de lo vivido, de lo que existe en la memoria interna, de allí que
se suman distintas actitudes frente algunas experiencias o personas. Cuando un ser
humano se enfrenta a una determinada situación, hace uso del repositorio de
conocimiento disponible, en el cual se ha realizado un almacenamiento pasivo de
experiencias que pueden ser traídas al “aquí y ahora” para construir una nueva
experiencia inmediata, fortaleciendo la biografía (p. 52).
éstos en un proceso natural, son superados con el tiempo. Sin embargo, en estas etapas se
desarrollan algunos factores y dinámicas que se erigen como situaciones de alto riesgo debido a
que dejan de ser características transitorias en el tiempo y tienden a permanecer.
Los niños, las niñas y los jóvenes que estando en una condición de extrema
vulnerabilidad por su edad, crecen en medio de ambientes hostiles, violentos y desfavorables
para su condición física, psíquica y emocional, tienden a sufrir las fatídicas consecuencias toda
su vida.
Para comprender por qué la extraedad es un fenómeno escolar que se agrava con el
tiempo, debemos ubicar y analizar aquellas situaciones y circunstancias en que los agentes
encargados de influir en sus procesos de socialización y aprendizaje, terminan gestando en éstos
estudiantes profundos sentimientos de frustración que agravan su situación académica y social.
Entender cómo y por qué las concepciones y comportamientos hacia está población estudiantil
tienen repercusiones significativas en su vida, abre un horizonte de discusión importante sobre la
necesidad de educar en las emociones más allá del intelecto. Los padres, los maestros y los pares,
al contrario de posibilitar en los niños y jóvenes en condición de extraedad procesos de
integración y reconocimiento que influyan positivamente en sus esfuerzos y conductas para
superarse a sí mismos, propician la estigmatización y la exclusión social de esta población
estudiantil que termina debilitando la autoestima y la autoconfianza y se sume en una insondable
inseguridad. Citando al MEN, Echeverry (2015) señala respecto a la caracterización de los
alumnos en extraedad que inician el Programa de Aceleración del Aprendizaje que “parecen
99
“Se puede definir la autoestima como «la valoración positiva o negativa que el sujeto
hace de su autoconcepto, valoración que se acompaña de sentimientos de valía personal y auto
aceptación»” (Gonzáles, 1999, p. 217). La autoestima está íntimamente relacionada con otros
conceptos como la autoimagen, la autoconfianza y el autoconcepto, sin que esto llegue a
significar que sean análogas. Según Gamboa y García (1997) estos cuatros conceptos pueden ser
una base importante para construirnos como personas fuertes, y por esa relación tan cercana, con
el defecto que se presente en cualquiera de ellos, la autoestima se manifestará débil. De acuerdo
a las autoras, el autoconcepto es aquello que pensamos sobre nosotros mismos, la autoestima es
la cuantía de lo que nos queremos, la autoimagen de qué tanto nos gustamos, y la autoconfianza,
de cuanta confianza tenemos sobre nosotros. Gonzáles (1999) reafirma la construcción
conceptual de Gamboa y García (1997) al entenderla la autoestima como “la valoración que el
sujeto hace de su autoconcepto, de aquello que conoce de sí mismo. (…) como un aspecto del
autoconcepto (Berk, 1998) o cómo un componente del autoconcepto (Burns, 1990)” (p. 220).
100
La autoestima que construyen los niños y las niñas, pero sobretodo los jóvenes, está
bastante influenciada por las opiniones y comentarios que manifiestan los otros; esas
concepciones tienen una influencia directa en el autoconcepto, y las modificaciones en ese
autoconcepto, generan en el individuo una alteración de la autoestima. El autoconcepto en estas
etapas de la niñez y la adolescencia, está mayoritariamente compuesto por los conceptos que los
demás tienen sobre el individuo, que por el propio concepto que el individuo tiene sobre sí.
Santibáñez (2009) expone que de acuerdo a Harter y a Cooley, los interaccionistas simbólicos:
“la principal fuente de la autoestima del sujeto es la valoración recibida de los otros (…)” (p. 99).
(…) la valoración recibida desde los demás, los éxitos o fracasos juzgados con referencia
a criterios de valor para el alumno de diez a doce años, la comparación social y las
atribuciones acerca de las causas de la conducta hacia los demás (p. 100).
La familia al ser la célula social a través de la cual las personas tienen su primer
acercamiento al mundo, establece unos marcos de referencia importantes a partir de los cuales se
proyectarán ciertos aspectos emocionales y comportamentales que influirán significativamente
en la vida de los individuos. Goleman (1995) asegura que:
10
Martínez et al, 2008; Mestrei, Tur, Samper, Nacher & Cortez, 2007; Ortiz, Apodaca, Etxebarria & Fuentes, 2008
102
Esas influencias sociales y emocionales que tiene la familia a pesar de producirse durante
toda la existencia de los individuos, se hacen más significativas en los primeros años, debido a
que es en este período donde se edifican las bases que condicionarán las experiencias futuras. La
escuela, en todos sus niveles y grados, neuróticamente preocupada por el rendimiento escolar y
el conocimiento técnico y científico, marca un periodo decisivo donde además de los pares y los
docentes, los padres establecen unas prácticas y unas alocuciones que definitivamente
repercutirán en la forma en que los niños, niñas y jóvenes afrontan el proceso educativo, las
maneras como este los califica, descalifica, normaliza, estigmatiza, y los incluye en sus
instituciones para excluirlos dentro de sus aulas.
(…) es importante que los padres sean capaces de estar en sintonía con las emociones de
sus hijos, pues la manera en que los padres manejen sus propias emociones y reacciones
ante las de sus hijos, determinará en gran medida las competencias emocionales futuras
de sus hijos (p. 10).
La escuela tiende a ser la segunda célula social, después de la familia, donde los niños y
niñas se relacionan, y los vínculos que establecen con sus pares y maestros, ejercen, según Cava
y Musitu (2001): “una poderosa influencia tanto en su interés y motivación por la escuela como
su ajuste personal y social” (p. 297). En su afán de normalizar y homogenizar a una cantidad de
estudiantes completamente distintos, la escuela comienza a ejercer prácticas de segregación y
exclusión hacía aquellos estudiantes que se encuentran por fuera del modelo de lo deseado; los
estudiantes en extraedad se encuentran en ese grupo de excluidos. A partir de las experiencias
académicas –sociales, emocionales, e intelectuales-, los estudiantes comienzan a elaborar juicios
sobre sí mismos; como argumenta Santibáñez (2009):
Las percepciones e imágenes que tiene el alumno de sí mismo, que incrementan el sentido
de la identidad y repercuten en la autoestima, resultan influidas por la popularidad entre
los compañeros, los logros y los fracasos en la vida académica, deportiva y social (p. 97).
(…) es maluco porque uno en un grado y la otra gente más pequeña va pasando, y uno
todavía ahí en ese grado, uno tan bien viejo y la gente más pequeña que uno, como si uno
fuera el papa de todos (Estudiante entrevistado #4)
aquellos que no logran adherirse al currículo y aquellos que lo hacen. Los estudiantes en
extraedad hacen parte de la primera categoría, y su condición de repitencia hace que algunos de
los pares y los maestros elaboren juicios de desacreditación de sus capacidades y competencias.
Esas dinámicas de exclusión y señalamiento producen en los niños, niñas y jóvenes, unos
puntos relevantes sobre los cuales replantean el concepto que tienen sobre sí mismos y su
autoestima disminuye. “El rendimiento escolar constituye el principal sector de la ejecución del
niño y el marco fundamental desde el que los adultos y él mismo configuran un juicio acerca de
sus capacidades” (Frías & Mestre, 1996, p. 281). Los resultados académicos, además de las
relaciones sociales conflictivas, se convierten en la fuente de descalificación de aquellos
“inadaptados escolares”, y de ella emanan los juicios y concepciones heterónomas que terminan
desfigurando y reconfigurando el autoconcepto del individuo; pierden la confianza en sí mismos
y en el sistema escolar que no se preocupa por acogerlos, la seguridad para participar en los
procesos del aula y la esperanza de recuperar una situación académica regular. En el estudiante
en condición de extraedad, el fracaso académico se extiende a la estigmatización y exclusión
social, que terminan sumiéndolo en una profunda desilusión desde la cual se conciben como
sujetos incapaces, perpetuando así un círculo vicioso alrededor de la frustración que propenderá
a mantener y agravar su condición de repitentes.
Con respecto a la menor autoestima académica de los niños con problemas de integración
social, se ha señalado que los niños rechazados tienen más problemas de ajuste escolar y un
rendimiento académico inferior al de sus compañeros (Kupersmidt y cols., 1990; Wentzel y
Asher, 1995, Wentzel, 1998) (Cava & Musitu, 2000, p. 331).
En ocasiones las relaciones sociales de los estudiantes en condición de extraedad, con sus
pares implican situaciones conflictivas en las que se terminan desarrollando dinámicas de
victimización y maltrato, que están referidas a un acoso escolar dirigido mayoritariamente a
prácticas verbales de descalificación y estigma hacia esta población estudiantil. La manera en
que sus pares se refieren a los estudiantes en extraedad, las concepciones que tienen sobre su
105
(…) la victimización hacia los pares tiene una consecuencia negativa para los jóvenes en
su rendimiento académico y en su autoconcepto. Se afecta la autoeficacia académica por
recibir mensajes negativos de sí mismos de parte de los pares afectando su
autoevaluación, extendiéndose a su autoeficacia académica y su autoestima (p. 102).
Las concepciones de los pares, afectan profundamente la autoestima de los niños, niñas y
jóvenes. Los estudiantes pueden opacar grandes virtudes y capacidades que poseen, porque se les
hacen más importantes las concepciones y opiniones que tienen los demás sobre ellos. Se
convierten en un tipo de esponja que absorbe todo lo que se les dice, especialmente lo negativo,
y lo mantienen dentro; después, de acuerdo al autoconcepto que han generado sobre la opinión
de otros, comienzan a enjuiciarse y reprocharse a sí mimos inclementemente. Aparece lo que
Nasio (2011), de acuerdo a la teoría freudiana, describe como el superyó del adolescente, que
más allá de ser una cosa o un ser, es: “la facultad propiamente humana de hablarse y de juzgarse
a sí mismo” (p. 103); en el adolescente es “su rumor moral, su enemigo interior que lo agobia
con autocríticas y lo mina” (p. 103).
Los docentes dentro el aula, al igual que los pares, influye significativamente en la
autoestima y autoconcepto de los alumnos. Constantemente están predispuestos con aquellos
estudiantes que poseen dinámicas complejas de integración al interior del aula, dentro de los
cuales están incluidos los estudiantes en extraedad. El estigma de repitientes lleva a que en
ocasiones estén asociados a concepciones de vagancia, holgazanería, pereza, rebeldía e
indisciplina sobre estos alumnos. En algunos casos, pueden anunciar y hacer evidente frente a
toda la clase, esos juicios de estigma que poseen hacia alguno de esos estudiantes, que por el
106
motivo más mínimo compromete la naturalidad y serenidad de la clase. Cava y Musitu (2000)
exponen pertinentemente que:
(…) las principales características de los niños con problemas de integración social en el
aula son una autoestima académica y social inferior a la de sus compañeros bien
adaptados socialmente, una percepción algo menos favorable del clima escolar y,
fundamentalmente, una percepción menos favorable de estos niños por el profesor (p.
332).
Los estudiantes que son expuestos por los profesores frente a sus pares, además de sentir
frustración y decepción por las actitudes del docente, extienden esos penosos sentimientos a sí
mismos y comienzan a germinar en su interior ciertas dudas sobre sus habilidades y cualidades
que terminan debilitando su autoestima. Cuando los profesores al contrario de ser un pilar de
protección y de apoyo para los alumnos, se establecen dentro del aula como enemigos de los
cuales hay que esconderse y protegerse, la pedagogía y la educación dejan de tener un
significado efectivo.
(…) se ha constatado que aquellos alumnos que perciben un mayor grado de apoyo de sus
profesores e iguales manifiestan también una mayor motivación e interés por las actividades
escolares, son más proclives al cumplimiento de las normas que regulan el funcionamiento del
aula, se implican más activamente en metas prosociales y su autoestima es más positiva
(Wentzel, 1998) (Cava & Musitu, 2001, p. 297).
una reivindicación en los currículos escolares, para brindar la oportunidad de que los niños, niñas
y jóvenes pueden vivir su proceso escolar con bienestar y tranquilidad.
Hace falta una educación de las emociones. Pero esto sólo es transmitido por el que lo
vive y en esto hay pocos “maestros”. En el aprendizaje del arte de las relaciones humanas es
preciso tener en cuenta la idea que lanza Antonio Blay, de que hemos venido al mundo a
actualizar nuestras potencialidades de energía, amor y conocimiento. La verdadera educación,
según Montagu y Erich Fromm, tiene que tender más que al aprendizaje de cosas al de modos de
convivencia (Bizkarra, 2005, p. 166).
Mientras nos sentamos a esperar que el sistema educativo cambie sus currículos de
enseñanza, debe ser iniciativa de los padres y los maestros -más allá de docentes y profesores-,
educar en emociones a los niños y jóvenes. Y educar en las emociones, significa enseñarles a los
hijos y a los estudiantes que son especiales e invaluables, motivarlos de todas las formas posibles
para que se esfuercen en el proceso de aprendizaje y producir lazos de confianza estrechos y
fuertes donde puedan encontrar consejo y guía.
Educar en las emociones implica que tanto padres como maestros, desde el amor y el
respeto, reconozcan en todos los niños facultades y capacidades especiales y diversas, que los
sitúan dentro del aula y el hogar, como individuos inimitables. Educar desde el amor significa
educar desde la palabra, que se extiende con delicadeza y cautela para no herir las
susceptibilidades de niños y jóvenes que pueden quedar marcados para siempre. Cuando se
educa con amor, se hace posible que los niños y los jóvenes sean clasificados, al contrario de lo
que expone Kremenchutzky (1995), más en función de las posibilidades y potencialidades que de
los déficits y las dificultades. El amor es comprensivo y afable, y educar consiste en eso... en
amar.
108
El amor es la emoción central en la historia evolutiva humana desde su inicio, y toda ella
se da como una historia en la que la conservación de un modo de vida en el que el amor,
la aceptación del otro como un legítimo otro en la convivencia, es una condición
necesaria para el desarrollo físico, conductual, psíquico, social y espiritual normal del
niño, así como para la conservación de la salud física, conductual, psíquica, social y
espiritual del adulto.
4. Consideraciones finales
Se ha dicho, de acuerdo a Echeverry (2015), Bolívar (2015), Montoya & Tamayo (2014),
que para los estudiantes en extraedad, los programas de aceleración de Aprendizaje han sido
pensados y están dirigidos a un proceso de fortalecimiento de la autoestima y a una
resignificación del aula y del proceso como un medio de resiliencia por parte de esta población.
Sin embargo, al momento de observar los procesos y las dinámicas que se gestan dentro y fuera
del aula regular cuando confluyen estudiantes en extraedad con estudiantes sin ninguna
anormalidad académica, el panorama es distinto.
Mientras que la educación en el aula regular siga estando construida bajo esos pilares,
difícilmente los estudiantes en extraedad, y los estudiantes en general, podrán encontrar allí un
medio de resiliencia sobre el cual construir un proyecto de vida. Sin embargo, no hay que
desconocer que falta mucho tiempo para que haya una trasformación social y cultural que
reconstruya y renueve esos pilares; no podemos quedarnos con los brazos cruzados mientras
vemos como muchos niños y jóvenes desisten del sistema y estamos llamados como agentes
inmediatos, padres, madres o maestros, a encontrar estrategias y métodos para hacer que estos
niños permanezcan en las escuelas y en medio de las más profundas contradicciones logren ver
allí una oportunidad para cambiar la realidad social en medio de la cual les ha tocado vivir. Esas
estrategias para hacer que los niños permanezcan, están necesariamente vinculadas a fortalecer y
estimular la autoestima.
La intención de este estímulo le permite al infante y adolescente, para este caso, quererse,
valorarse, respetarse, es algo que se construye o reconstruye al interior del Ser, pero bajo la
consideración que no solo es el compromiso de los actores institucionales, como docentes y
directores sino que es condición sine qua non un adecuado ambiente familiar y social que genere
mecanismo de inclusión y estímulo para el aprendiz (Montoya y Tamayo, 2014, p. 45).
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