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APUNTE

EVALUACIÓN Y ACOMPAÑAMIENTO
PARA LA MEJORA DE LAS PRÁCTICAS
PEDAGÓGICAS

Muñoz, M. (2017) Evaluación y acompañamiento para la


mejora de las prácticas pedagógicas. [Apunte] Universidad
Andrés Bello. Santiago de Chile.
De acuerdo con lo estudiado en semanas previas, la Evaluación Moderna con sus funciones
propias encaminadas a la toma de decisiones para el mejoramiento, viene a constituirse en
el componente esencial de todo proceso de evaluación del desempeño y de planificación
de acciones de mejora para la gestión pedagógica docente. Es decir, una organización
educacional moderna que se precie de considerar los principios actuales de la evaluación,
no puede concretar estos aspectos solo en el ámbito de los aprendizajes y sus participantes
directos, como los estudiantes. Debe también expresar las consideraciones propias de la
evaluación moderna en todas las esferas del quehacer educativo.

En este sentido, evaluar el desempeño de cada uno de los integrantes de una organización
educacional es muy valioso y constructivo para la mejora institucional, sobre todo porque
redundará en la razón de ser de todo centro educativo, que es lograr aprendizajes de
calidad en sus estudiantes.

Un ámbito fundamental, por lo tanto, es la evaluación del desempeño docente. En


consideración a lo anterior, cuando se evalúa el ejercicio de los docentes desde la
misma organización educacional, esta debe considerar obligatoriamente las funciones
y características modernas de la evaluación: política (retroalimentación), conocimiento,
desarrollo de capacidades y mejoramiento (toma de decisiones). Esto implica, en
consecuencia, desplegar capacidades y competencias técnicas por parte de los líderes
que evalúan a sus docentes, para que con las acciones que se implementen, estos puedan
revertir cualquier tipo de debilidad que incida en sus prácticas pedagógicas y, por tanto,
en su desempeño profesional.

Es frecuente que muchas acciones para la mejora docente sean de carácter aislado o estén
sujetas a una evaluación que no se expresa con ayuda, retroalimentación y decisiones
para la mejora, sino como sinónimo de solo cumplimiento o supervisión.

Dado lo anterior, el llamado Acompañamiento Docente viene a constituirse en un plan


intencionado y comprometido con el mejoramiento de las prácticas pedagógicas, con
componentes, características, objetivos y acciones que expresan los principios modernos
de la evaluación y que deben ser siempre articulados por los líderes de la organización
educacional.

Existen muchas estrategias que se pueden desplegar en un Plan de Acompañamiento


docente. Existen también distintos componentes y formatos de planes. Por lo general,
un Plan de Acompañamiento puede tener como tiempo de implementación periodos
semestrales o anuales. Se sugiere no superar los periodos anuales, para tener la
oportunidad de contar con resultados de mejora a mediano plazo y construir anualmente
nuevos planes en base a lo avanzado en los periodos anteriores. Solo si el objetivo a mejorar
es de una envergadura que requiere mayor esfuerzo y acciones para su cumplimiento, se
pueden plantear a mayor plazo como objetivos que siempre se mantengan en los planes
anuales de acompañamiento.

Como recomendación general, se espera que un buen Plan de Acompañamiento para


el mejoramiento de las prácticas pedagógicas y la toma de decisiones, considere en su
formulación definitiva los siguientes aspectos:

1. Abordar distintas dimensiones del quehacer pedagógico y no solo lo que se ejecuta en


el aula (aspectos administrativos pedagógicos, relaciones profesionales, desempeño
en el aula, entre otras).
2. Debe plantear objetivos para la mejora que impliquen una constante monitorización
y evaluación del proceso.
3. Debe permitir entregar información permanente y actualizada para analizarla,
interpretarla y decidir objetivamente sobre acciones de mejoramiento.
4. La información que arroje el desarrollo de un plan debe ser objetiva y con sistemas de
registro ordenados, claros y por todos conocidos.
5. Todo plan en su formulación y desarrollo debe recurrir a evidencias concretas
cuantitativas y cualitativas que permitan sustentar las decisiones para la mejora.
6. Debe considerar variedad de acciones internas donde se exprese el trabajo
colaborativo entre docentes y líderes pedagógicos.
7. Debe incluir una formulación participativa de acciones de los mismos docentes que
se beneficiarán del plan.
8. Todo Plan de Acompañamiento debe expresar la responsabilidad de los líderes de la
organización.
9. Todo plan debe considerar como mínimo etapas de diagnóstico de necesidades (con
los mismos docentes); sensibilización a los docentes (difusión de las oportunidades del
plan); diseño y formulación (con la participación de líderes y docentes); implementación
y evaluación (con acciones conocidas y programadas cronológicamente, y registros
establecidos, procesos de monitorización y evaluación permanente).
10. Todo Plan de Acompañamiento debe considerar los aspectos propios de la Evaluación
Moderna en cuanto a sus funciones, componentes y ámbitos.
Respecto de la variedad de acciones para la mejora que se pueden plantear, encontramos:

• Jornadas de capacitación.
• Análisis de experiencias pedagógicas exitosas.
• Jornadas de trabajo colaborativo entre docentes por nivel, internivel, por disciplina e
interdisciplinas.
• Trabajo colaborativo entre docentes nóveles y expertos.
• Ejecución de mentorías.
• Entrevistas de retroalimentación particular entre docentes y líderes.
• Formulación de planes específicos de superación profesional.
• Observación de clases por pares y líderes.
• Planificación de clases por niveles, grupos y/o ciclos.
• Creación de sistemas de registros consensuados.

Para diseñar e implementar efectivos Planes de Acompañamiento, indudablemente


es fundamental el rol del líder de la organización educacional. Es en el desarrollo de
todas las etapas de este proceso de acompañamiento (diagnóstico, diseño, formulación,
implementación y evaluación) donde deben expresarse las cualidades del líder para la
toma de decisiones y que se sustentan en la experiencia, el buen juicio, la creatividad y el
despliegue de variadas competencias técnicas, como la del dominio efectivo del registro,
análisis e interpretación de la información cuantitativa.

Es decir, un proceso de acompañamiento requiere de un líder pedagógico que motive,


estimule y sensibilice a los docentes, y, sobre todo, que guíe y participe activamente en
las distintas acciones formuladas en el plan. Incluso, todo plan debiera incluir acciones de
evaluación de la labor desplegada por los mismos líderes en su ejecución y cumplimento.

Es en la definición y desarrollo de estos Planes de Acompañamiento, donde se despliega la


función de mejora de capacidades que posee la Evaluación Moderna, en el sentido de que
no cualquier persona puede liderar un proceso de evaluación; se requiere del dominio de
distintos dispositivos técnicos para llevar a cabo el cumplimiento de sus otras funciones:
conocimiento, política (retroalimentación, toma de decisiones) y mejoramiento.

En síntesis, la modernidad evaluativa ha venido a fortalecer la profesión docente y el


ejercicio del liderazgo pedagógico, en el marco de procesos de evaluación del desempeño
que permitan una toma de decisiones efectiva encaminada al mejoramiento docente.
Por tanto, las organizaciones educacionales, preocupadas por la calidad del servicio
educativo que entregan, deben formular e instalar correctos Planes de Acompañamiento,
sustentados en los principios modernos de la Evaluación Educacional, para contribuir
desde esta acción institucional al logro del mejoramiento educativo.

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