Alfaro Rme
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PRESENTADO POR
LIMA – PERÚ
2020
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PROFESIONAL DE ABOGADA
CÓDIGO: 2013104508
INDICE GENERAL
1.1.1. Petitorio:
El 06 de Setiembre del año 2010, el Sr. Feliciano Rivera Alcarraz interpone demanda de
prescripción adquisitiva de dominio contra la sucesión del Sr. Carlos Sánchez Manrique,
solicitando que se le declare propietario del inmueble ubicado en el Jr. Yanahuanca, Mz. B,
Lote 08 de la Tercera Zona Lotización Villa Baja, distrito de Chorrillos, provincia y
departamento de Lima, que se encuentra dentro un área de mayor extensión inscrito en la
ficha N°317300 del Registro de Predios de Lima.
Afirma que tomó posesión del inmueble el 15 de marzo del año 1987, por haber celebrado un
contrato de transferencia de lote de terreno con su anterior posesionario, acreditando a partir
de ese momento una posesión continua, pacífica, pública y como propietario por más de diez
años.
Asimismo, menciona que en el año 1990 se dio inicio a un proceso judicial de Inspección
Ocular efectuada en el año siguiente, que tuvo como propósito constatar las instalaciones del
inmueble, así como la posesión que venía ejerciendo, donde se pudo verificar que contaba
con áreas destinadas al uso de vivienda, además, era utilizado como centro de crianza de
animales porcinos, acreditando esto último con el certificado de inscripción de Registros de
Productores Pecuarios expedido por el Ministerio de Agricultura en el año 1987 y el Acta de
compromiso sanitario del año 2004.
Asimismo, señala que cuenta con un suministro de energía eléctrica desde el año 1996, lo
cual acredita con dos cartas emitidas por Luz del Sur, la primera del año 1996 y la segunda
del año 2010.
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Por último, presenta los recaudos sobre el bien inmueble materia de usucapión, siendo los
siguientes:
• Copias legalizadas y originales del HR, PU y recibos por pago del impuesto predial de
los años 1986, 1987, 1994 hasta el 2010.
• Copia legalizada del contrato de transferencia de lote de terreno del año 1987.
• Copias legalizadas y originales de las cartas de fechas 08 de enero del año 1996, y 31
de mayo del 2010, respectivamente, emitidas por Luz del Sur.
• Copias legalizadas de las boletas de venta de Luz del Sur, por el pago de la instalación
del suministro del año 1996, y de los pagos correspondientes a los años 1997 y 1998.
• Copia del Documento Nacional de Identidad con fecha de emisión del año 2009, en
donde figura la dirección del inmueble.
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• Sobre cerrado que contienen el pliego interrogatorio que deberán absolver los tres
testigos.
Por otro lado, afirma que el demandante no cumpliría con acreditar la posesión pacífica,
puesto que el 02 de febrero del año 2006, el demandado interpuso una demanda de desalojo
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por ocupante precario para que se le restituya la posesión del inmueble materia de litis, la
misma que quedó archivada sin pronunciamiento sobre el fondo.
Posteriormente, el 11 de junio del año 2010, la sucesión del demandado interpuso la segunda
demanda de desalojo, la cual ha sido admitida y notificada al demandante.
Asimismo, menciona que el demandante tampoco cumpliría con el requisito de “poseer como
propietario” por las siguientes razones:
• Según las declaraciones juradas de autoevalúo de los años 1995 hasta el 2005, han
sido recién presentadas y pagadas en la Municipalidad en este último año, lo que demostraría
que hasta el año 2004 no se comportaba como propietario del bien, más aún si los
demandados en su condición de propietarios han cumplido con pagar los prediales y arbitrios
desde el año 1983 hasta el 2004.
• Copia de los pagos de los impuestos prediales desde el año 1983 hasta el 2004.
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Los requisitos que exige nuestro ordenamiento para adquirir un bien inmueble por
prescripción adquisitiva se encuentran previstos en el artículo 950° del Código Civil, el cual
establece que: “La propiedad inmueble se adquiere por prescripción mediante la posesión
continua, pacífica, pública y como propietario durante diez años. Se adquiere a los cinco años
cuando median justo título y buena fe.”
Ahora bien, en primera instancia se menciona que los requisitos que exige el artículo en
comentario, deben cumplirse hasta antes de la interposición de la demanda de prescripción
adquisitiva, siendo la sentencia “constitutiva”. Sin embargo, para la Sala Superior esta sería
declarativa y, por último, para la Corte Suprema, constitutiva.
Así, el debate se centra en determinar desde cuándo el poseedor adquiere la propiedad por
usucapión. Es decir, si se requiere intervención judicial para que mediante la sentencia se
adquiera la propiedad o, de lo contrario, si con el simple cumplimiento de los requisitos
exigidos por ley por el tiempo determinado se convertiría en propietario.
Sobre este particular, Gonzáles (2017) refiere que la Doctrina Procesal clasifica a las
sentencias en declarativas, de condena y ejecución:
Las primeras se limitan a reconocer una situación jurídica, sin que produzcan
modificación alguna en el mundo de los hechos (…). Las segundas tienen como
finalidad la alteración de la situación fáctica (…).
La sentencia de prescripción adquisitiva tiene naturaleza “declarativa”, pues se limita
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Además, vemos que el artículo 952° del Código Civil nos da una pauta para establecer la
naturaleza de la sentencia, ya que establece lo siguiente: “Quien adquiere un bien por
prescripción puede entablar un juicio para que se le declare propietario”.
En ese sentido, podemos afirmar que es una opción del prescribiente, ya que al haber
transcurrido el tiempo exigido por ley, junto con los requisitos establecidos se convertiría en
propietario, acudiendo al sistema judicial para cancelar el asiento del antiguo dueño, otorgar
oponibilidad y publicidad, y no para que recién surtan los efectos de la institución.
Asimismo, el Cuarto Pleno Casatorio Civil deja abierta la posibilidad que en el caso que se
presente una demanda de desalojo y el demandado alegue haber adquirido el bien por
prescripción adquisitiva, el Juez deberá valorar las pruebas incorporadas al proceso y si le
genera convicción que es propietario del bien, declarará infundada la demanda, quedando la
posibilidad de que en otro proceso pueda demandar la usucapión.
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Ninamanco (2017), menciona que este pleno nos da una pauta para poder establecer que la
sentencia que declara la usucapión es declarativa “Esto quiere decir que la usucapión opera
de pleno derecho, por el solo cumplimiento de los requisitos previstos en el artículo 950° del
Código Civil”. (pág. 235)
En efecto, vemos que existen varias pautas para establecer la naturaleza de la sentencia de la
usucapión, no obstante, al no haber un criterio vinculante sobre cuándo operarían sus efectos,
genera graves problemas jurídicos como el presente caso materia de análisis.
En primera instancia se afirmó que la demanda de desalojo interpuesta en el año 2006 afectó
el requisito de pacificidad, fundamentando su decisión de la siguiente manera:
El artículo 950 del Código Civil señala que para que la posesión continua permita
acceder al derecho de propiedad, debe ser fundamentalmente pacífica, lo que significa
que debe transcurrir sin generar ningún conflicto con los derechos de los demás,
precepto que no cumple el demandante por cuando antes de la presentación de la
demanda (…), con fecha dos de febrero del 2006, interpusieron contra el actor una
demanda de desalojo por ocupante precario.
Ahora bien, podemos advertir que tanto en primera y segunda instancia se refieren al
requisito de “pacificidad”, sin embargo en doctrina y jurisprudencia ha quedado establecido
que la interposición de demandas en donde se discuta el derecho de propiedad, afecta el
requisito de continuidad, produciendo una interrupción civil, como desarrollaremos a
continuación:
Pasco (2017) dice que “El requisito de posesión pacífica está referido a que la posesión no
sea mantenida mediante violencia”. (pág. 109)
Como podemos apreciar, una posesión cumplirá con el requisito de pacificidad cuando esta
no se mantenga por la fuerza, y si bien es cierto, la posesión puede iniciarse de forma
violenta, véase el caso del usurpador, no obstante puede convertirse en pacífica cuando esta
cesa. Esto es porque: “La pacificidad no va de la mano con la forma en que uno accede al
bien materia de prescripción.” (Pasco 2017, pág. 108)
Por otro lado, respecto al requisito de continuidad, Gonzáles (2017) afirma que: “La
continuidad de la posesión implica que esta no se haya interrumpido durante el plazo legal
exigido para la usucapión”. (pág. 171)
Aunado a ello, Hernández (1987) señala: “La posesión no interrumpida quiere decir posesión
continuada, reiterada, mantenida (…)”. (pág. 406)
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Del mismo modo, el Segundo Pleno Casatorio Civil establece “(…) la posesión continua se
dará cuanto esta se ejerza a través de actos posesorios realizados en la cosa, sin contradictorio
alguno, durante el tiempo exigido por ley” (fundamento 44).
En estricto, no hay nada más pacífico que la remisión de cartas notariales o el inicio
de procesos judiciales; por lo tanto, la remisión de documentos solicitando la
desocupación del bien no constituye acto de violencia física o moral que suponga que
el inmueble se retiene por la fuerza (…). Tales actos, por tanto, no perjudican la
pacificidad; son, en cambio actos de interrupción, y así deben ser entendidos.
(Fundamento cuarto)
Dicho todo esto, podemos ver que el problema jurídico de identificar si es que la primera
demanda de desalojo del año 2006 afecta el requisito de pacificidad, gira en torno al carácter
declarativo o constitutivo de la sentencia de la usucapión. Así vemos que:
i) Si es que la sentencia tiene carácter declarativo, se tendría que acreditar los requisitos
exigidos, entre ellos, el de pacificidad, por el plazo de diez años.
ii) Por el contrario, si tiene carácter constitutivo, se tendría que acreditar los requisitos hasta
la demanda de prescripción adquisitiva.
La discusión acerca de establecer el inicio del plazo prescriptorio para contabilizar los diez
años de posesión y, así verificar si es que había adquirido por prescripción antes de la
demanda de desalojo del año 2006, se advirtió tanto en la primera y segunda sentencia que
emite la Sala Superior.
Del análisis de los medios probatorios ofrecidos por la parte demandante como son el
“Contrato de Transferencia de Lote de Terreno de fecha quince de marzo de mil
novecientos ochenta y siete (…) se concluye que la actora ha acreditado la posesión
del inmueble sub litis desde el año 1987.
(…) se aprecia que el demandante afirma en su demanda que empezó la posesión del
inmueble el 15 de marzo de 1987, lo que precisa acreditar con el contrato de
transferencia celebrado con el anterior poseedor; sin embargo, dicho documento
obrante a folio 18 y 19, en ningún punto refiere constituir una posesión inmediata del
inmueble a su suscripción.
Esta situación cambia con el pedido ante el Juez de Paz Letrado de Chorrillos (…) en
el que demandante peticiona reconocimiento como propietario del predio que venía
ocupando y que se verifica con el Acta de Inspección de fecha 07 de enero de 1991.
Esto ya fue aclarado en el Cuarto Pleno Casatorio, en el sentido que el poseedor inmediato no
puede prescribir un bien, ya que no estaría no tendría el “animus domini” al reconocer a un
poseedor superior.
En ese sentido, la demanda de desalojo del año 2006 no puede generar un perjuicio a la
posesión pacífica, ya que estrictamente afectaría el requisito de “continuidad”, sin embargo,
ya sea considerando como inicio del plazo prescriptorio, el contrato de transferencia del año
1987, o la inspección judicial del año 1991, en nada afecta a la usucapión del demandante,
pues en ambos casos, ya habían transcurridos los diez años de posesión antes de la demanda
de desalojo.
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La Corte Suprema declaró nula la primera sentencia de vista, a pesar que el pedido recursal
interpuesto por la parte demandada fue “revocatorio”, señalando en los últimos
considerandos de su fundamentación, el hecho de la vulneración a la tutela jurisdiccional
efectiva, el debido proceso y la falta de motivación de las resoluciones judiciales reconocidos
en los incisos 3 y 4 del artículo 139° de la Constitución Política del Perú, por parte de la Sala
Superior.
En estricto, afirma que la Sala no realizó una interpretación sistemática y armoniosa de los
siguientes artículos:
- 2°, inciso 16 y 70° de la Constitución Política del Perú, que protegen el derecho de la
propiedad.
Ahora bien, podemos ver que existe una serie de principios de orden procesal que deben
llevarse a cabo desde el inicio hasta la culminación del proceso para garantizar el correcto
desempeño de la función jurisdiccional de la cual se servirán las partes para la dilucidación
de sus controversias de incertidumbres, ambas con relevancia jurídica, siendo uno de esos
principios el referente al juez y el derecho, es decir, el contenido en el artículo VII del Título
Preliminar del Código Procesal Civil, mismo que indica que el Juez debe aplicar el derecho
que corresponda al proceso “aunque no haya sido invocado por las partes o lo haya sido
erróneamente. Sin embargo, no puede ir más allá del petitorio ni fundar su decisión en hechos
diversos de los que han sido alegados por las partes”.
Así, Monroy (2020) afirma “lo que las partes piden no puede ser modificado por el juez en
aplicación del aforismo iura novit curia”. (pág. 47)
partes. Aquí tenemos la expresión de dos principios del orden procesal: el iura novit curia y
el principio de congruencia procesal. Ambos fundamentales para entender el rol del juez en
el proceso promovido por las partes.
Sin embargo, frente a esto existe la nulidad de oficio, que, conforme al tercer párrafo del
artículo 176°: “Los Jueces sólo declararán de oficio las nulidades insubsanables, mediante
resolución motivada”.
Esto quiere decir que solamente procederá la nulidad de oficio, cuando el Juez advierta que el
acto procesal contiene un vicio insubsanable, debiendo motivar debidamente su decisión.
Como vemos, a pesar que el proceso debe según las alegaciones de las partes, también
debemos advertir que el Juez es director del proceso, y en la medida que éste pueda advertir
una nulidad insubsanable, podrá declararla, siempre que se realice como una excepción,
estrictamente en los casos que lo amerite, ya que lo que se quiere es preservar los actos
procesales, rigiéndonos por principios y reglas establecidas en nuestro ordenamiento, como
los principios de legalidad, trascendencia, finalidad, etc.
Esta facultad del órgano jurisdiccional para vigilar de oficio la regularidad del proceso
encuentra su fundamentación, desde un punto de vista general, en el marcado carácter
de orden público que tienen las normas procesales, que las hace de obligado
cumplimiento, de modo que su quebrantamiento provoca la nulidad de los actos
procesales afectados; nulidad que los tribunales deben declarar tan pronto como lo
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Ahora bien, el tercer párrafo del artículo 172° del Código Procesal Civil establece que
“Existe convalidación tácita cuando el facultado para plantear la nulidad no formula su
pedido en la primera oportunidad que tuviera para hacerlo”.
Si bien es cierto el artículo II del Título Preliminar del Código Procesal Civil,
establece que el Juez es el director del proceso, ello no invalida que la naturaleza
esencial del proceso civil es de ser dispositivo, y por lo tanto, “el Colegiado no puede
sustituirse en el lugar de una de las partes y anular actos procesales que han sido
consentidos por ésta, máxime si en autos dicho sujeto procesal no ha sufrido
indefección (sic), porque ello implicaría vulnerar el principio de igualdad entre las
partes”.
Como bien señala el referido autor, en la práctica se dan muchas situaciones donde las Salas
revisoras, por no querer pronunciarse sobre el fondo del asunto, declaran la nulidad de una
sentencia, por advertir una “motivación aparente” en la resolución que se impugna.
La Corte Suprema, como recurso extraordinario, debe pronunciarse sobre los aspectos de
forma denunciados por las partes. En el presente caso se denunció la “interpretación
incorrecta del artículo 950° del Código Civil”, el cual se encuentra relacionado a un error de
juicio. Sin embargo, la Corte advirtió una afectación al derecho de debido proceso declarando
nula la sentencia de vista.
Como hemos visto en el primer análisis, los artículos 950° y 952° del Código Civil, nos dan
una pauta para establecer que la naturaleza de la sentencia de usucapión es declarativa.
Ahora, respecto al artículo 927°1 del mismo ordenamiento, sabemos que hasta que no se
declare en vía judicial, notarial o administrativa la usucapión, existen acciones a favor del
titular registral para que se le restituya la propiedad, como por ejemplo, la acción de desalojo,
reivindicación, etc.; no obstante, estos siempre se van a desvirtuar si es que el poseedor ya
había cumplido con los requisitos del Código Civil, dependiendo si es una prescripción
ordinaria o extraordinaria.
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Artículo 927: La acción reivindicatoria es imprescriptible. No procede contra aquel que adquirió por
prescripción.
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Asimismo, según el artículo 70° de nuestra Carta Magna “El derecho de propiedad es
inviolable. El Estado lo Garantiza. Se ejerce en armonía con el bien común y dentro de los
límites de la ley (…)”.
Esta función social explica la doble dimensión del derecho de propiedad y determina
que, además del compromiso del Estado de proteger la propiedad privada y las
actuaciones legítimas que de ella se deriven, pueda exigir también un conjunto de
deberes y obligaciones concernientes a su ejercicio, en atención a los intereses
colectivos de la Nación. (Fundamento 79)
En ese sentido, si bien la Corte Suprema señaló que hubo una motivación aparente porque la
Sala no interpretó los artículos que regulan a la usucapión conjuntamente con el derecho de
propiedad, lo único que demuestra es que no comparte el criterio invocado, lo cual no puede
dar lugar a una nulidad de oficio, advirtiéndose un grave problema jurídico para ambas partes
en el proceso, ya que generó más dilaciones innecesarias.
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Considero que el criterio asumido por el A quo es erróneo, pues en el caso que se presenten
demandas de desalojo o cualquiera en la que se discuta la propiedad del bien afecta
únicamente el requisito de continuidad, produciendo una interrupción civil, regulada en el
inciso 3) del artículo 1996° del Código Civil, que si bien es cierto, este se refiere a los
supuestos de prescripción extintiva, no obstante la doctrina y jurisprudencia mayoritaria se
inclinan por aplicar por analogía este supuesto.
Esto es, porque para interponer la demanda de desalojo no se utiliza la violencia, más aún si
se está recurriendo ante una autoridad judicial o administrativa para que resuelva un conflicto
de intereses conforme al derecho, como se menciona en la Casación N°1064-2015-Lima.
Ahora, respecto al artículo III del Título Preliminar del Código Civil, este se refiere a que
nuestro ordenamiento se rige por la teoría de los hechos cumplidos, más conocida como la
aplicación inmediata de la norma. Asimismo, según lo dispuesto por el artículo 103° de
nuestra Carta Magna2, la ley desde su entrada en vigencia, se aplica a las consecuencias de las
relaciones y situaciones jurídicas existentes y no tiene fuerza ni efectos retroactivos.
En ese sentido, considero que el A quo aplicó incorrectamente la norma para fundamentar su
decisión del efecto “constitutivo” de la sentencia de la usucapión.
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Artículo 103: Pueden expedirse leyes especiales porque así lo exige la naturaleza de las cosas, pero no
por razón de las diferencias de las personas. La ley, desde su entrada en vigencia, se aplica a las consecuencias
de las relaciones y situaciones jurídicas existentes y no tiene fuerza ni efectos retroactivos (…).
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Y, respecto al artículo 1992°, concuerdo con que el Juez no puede declarar de oficio la
prescripción, pues, siempre tiene que ser invocada, ya que en el caso de la usucapión uno de
los efectos jurídicos que se produce con la sentencia es cancelar el asiento del antiguo dueño,
siendo evidente que, para eliminar un derecho de propiedad reconocido en el artículo 70° de
nuestra Carta Magna, requiere que el demandante tenga interés en que se reconozca que es
propietario, lo cual tiene que ser necesariamente un pedido de parte.
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Artículo II.- La dirección del proceso está a cargo del Juez, quien la ejerce de acuerdo a lo dispuesto
en
este Código. (…).
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Sin embargo, la Corte Suprema vulnera principios y derechos de los justiciables, pues no
puede alegar que existe una "motivación aparente" por discrepar de la interpretación que
realiza la Sala Superior, lo correcto sería indicar cuál es la interpretación correcta del artículo
950° del Código Civil, el cual fue un pedido "in iudicando", por lo tanto, correspondería la
revocación de la sentencia de vista y no su nulidad, afectando el principio de congruencia
procesal, celeridad procesal y derecho al debido proceso.
Esto es, porque claramente con la declaración de nulidad, que solo debería realizarse en casos
excepcionales, crea una incertidumbre jurídica acerca de la solución del conflicto en
concreto, alargando el proceso.
Considero que no, ya que en principio no hubo ninguno vulneración de los derechos de tutela
jurisdiccional efectiva y debido proceso, en estricto, debida motivación, por parte de la Sala
Superior, pues a pesar que hubo un error de concepto respecto al requisito de pacificidad y
continuidad, no obstante ello, cumplió con todos los estándares establecidos por ley y
desarrolló correctamente sus fundamentos de derecho, realizando una interpretación conjunta
y no aislada, como señala la Corte, de los artículos 927°, 950° y 952° del Código Civil, ya
que el sentido correcto es el efecto declarativo que tiene una sentencia de prescripción
adquisitiva, lo cual no contradice lo dispuesto por los artículos en los cuales fundamenta su
decisión la Corte.
La propiedad es un derecho constitucional que debe ser respetado por todos los ciudadanos,
ya que esta es inviolable, sin embargo cuando el propietario no demuestra interés durante el
lapso de cinco o diez años, se le castiga con la pérdida de la propiedad y de acuerdo a esto
podemos ver el “fin social” de la propiedad, lo cual no es tomado en cuenta por la Corte
Suprema.
En efecto, nuestro Código Civil ha ido cambiando a lo largo del tiempo, pues en nuestro
ordenamiento anterior del año 1936, se señalaba un plazo mayor para declarar el derecho de
propiedad mediante el proceso de prescripción adquisitiva de dominio, no obstante, debido al
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reconocimiento de sus fines y a la importancia que tiene esta institución, se optó por reducir
el plazo establecido, otorgando una mayor facilidad a los poseedores que se consideran
propietarios y cumplen con los requisitos exigidos.
Por otro lado, la Corte nos da a entender que el Juzgado no tomó en cuenta el proceso de
desalojo, sin embargo, sí lo hace, pues señala que, a la interposición de la demanda, el
demandante ya había cumplido con ejercer la posesión durante el plazo establecido por ley,
cumpliendo con todos los requisitos exigidos. Incluso, este proceso enriquece más la teoría
declarativa de la prescripción, debido a que si se interponen demandas en donde se discuta el
derecho de propiedad, en nada afecta a la prescripción ya ganada, ya que el juez solo realiza
una constatación de una situación jurídica preexistente.
En consecuencia, considero que la Corte Suprema no debió declarar nula la sentencia, ya que
ni fue un pedido recursal interpuesto por el recurrente, ni tampoco se evidenció un error de
procedimiento que afecte la tutela jurisdiccional efectiva, debido proceso y motivación de las
resoluciones judiciales. Y, por el contrario, su decisión afecta estos mismos, ya que
naturalmente, generó más dilaciones al presente.
Por otro lado, ¿qué es lo que realmente quiere decir la Corte con la interpretación del artículo
950° y 952° del Código Civil?
Pues, si verificamos la primera parte de su conclusión, diríamos que bastaría que el poseedor
acredite que ha cumplido con los requisitos exigidos por el plazo establecido por ley, siendo
necesario una declaración judicial solo para verificar que los requisitos se hayan cumplido.
Lo cual, es totalmente correcto, sin embargo, luego señala que, “a partir de la sentencia se
genera una nueva situación jurídica” tanto para el titular registral y demandante de la
prescripción.
Considero que es dudosa dicha afirmación, pues si partimos de la definición que nos alcanza
Marcial (1996) “Por situación jurídica entendemos el haz de atribuciones, derechos, deberes,
obligaciones y calificaciones jurídicas, que recibe una persona al adoptar un status
determinado frente al derecho”. (pág. 63) Podemos establecer que, “la nueva situación
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jurídica” no se genera con la sentencia, pues, desde que el prescribiente cumple con todos los
requisitos ya es propietario, cambiando su situación jurídica de poseedor a propietario.
Asimismo, debemos recordar que a veces el registro no concuerda con la realidad, y este es
un claro ejemplo, pues el titular registral ya no es propietario, faltando solo la sentencia para
cancelar su asiento registral.
Entonces, la interpretación que realiza la Corte es vaga y sin fundamento legal, ya que solo
por ley se puede establecer una formalidad para que determinada situación jurídica pueda
producir efectos jurídicos, un claro ejemplo es la formalidad que se establece en los contratos
de donación, exigiendo la concreción del título a través de una escritura pública. Mientras
que, en la transferencia de bienes inmuebles solo basta la simple voluntad de enajenación y
adquisición por las partes, y no hay ley que establezca una formalidad que cumplir para que
dicho acto surta efectos.
De igual manera, en la usucapión, cuando se den los elementos y la persona esté apta para
usucapir, se convierte en propietario.
Por último, tampoco se estaría vulnerando lo dispuesto en el artículo 927° del Código Civil,
ya que, si el demandante ya había cumplido con todos los requisitos exigidos por el tiempo
establecido, no podría oponerse “el propietario” a un derecho ya ganado.
No estoy a favor de lo indicado por la Corte Superior, respecto a la valoración de las pruebas
para establecer el inicio de la posesión del demandante y contabilizar el plazo prescriptorio de
los diez años.
Considero que es necesario que se haga una valoración conjunta de los medios probatorios
aportados por las partes, además de establecer la causa posesoria, es decir, ¿cómo entró el
demandante en posesión del bien? Precepto recogido por Gunther (2017), para determinar el
inicio de la posesión a efectos de contabilizar los diez años de posesión.
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En ese sentido, si bien es cierto el contrato de transferencia del lote de terreno del año 1987
no tiene fecha cierta, no obstante de una valoración conjunta podemos establecer que la
posesión comenzó en ese año, como veremos a continuación:
i. Mediante solicitud dirigida al Ministerio de Agricultura del año 1987, se verifica que el
demandante consignó como domicilio el inmueble materia de usucapión.
ii. De acuerdo a los HR, PU y pago del impuesto predial de los años 1986 y 1987, éste estaba
consignado como contribuyente en la Municipalidad.
Además, la inspección judicial llevada a cabo en el año 1991, sí tuvo como propósito
acreditar la posesión que tenía éste, pues, se verificó que había realizado construcciones
menores como “cercar” el terreno, construir viviendas independientes; como se señala
expresamente “en el tercer y cuarto ambiente se encuentra destinado a dormitorio”.
4. CONCLUSIONES
• Finalmente, es un derecho de los particulares que todas las sentencias cumplan con
garantizar el derecho de tutela jurisdiccional efectiva, debido proceso y motivación de las
resoluciones judiciales. En ese sentido, el Juez sí puede declarar la nulidad de oficio si
advierte que existe un vicio insubsanable en el acto procesal que afecte los derechos antes
señalados, teniendo en cuenta que debe realizarse en los casos estrictamente necesarios,
privilegiando la finalidad del acto y la conservación de este mismo.
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6. ANEXOS
anexos.