Basso - Análisis de Las Migraciones Internas en Argentina en El Período 2005-2010

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Análisis de las migraciones internas en Argentina en el período 2005-2010

Analysis of internal migrations in Argentina in the period 2005-2010

Martin Basso
https://orcid.org/0000-0001-6274-3983
Centro de Investigaciones en Ciencias Económicas
(grupo vinculado al Centro de Investigaciones y Estudios en Cultura y Sociedad,
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
y Universidad Nacional de Córdoba)
[email protected]

Fecha de envío: 5 de octubre de 2021. Fecha de dictamen: 10 de diciembre de 2021. Fecha de


aceptación: 29 de diciembre de 2021.

Resumen

En el presente trabajo, se analizan factores asociados con las migraciones internas de


Argentina. Se presenta una discusión teórica de las distintas perspectivas migratorias
distinguiendo entre enfoques de carácter individual-económico y aquellos
estructurales-sociales. Utilizando la matriz de migraciones para las 24 jurisdicciones,
obtenida con Redatam correspondiente a datos censales de 2010, se calcularon
indicadores de migraciones (tasas de migración neta y bruta e índice de eficacia
migratoria, entre otros). También se desarrolló un script para realizar novedosos
diagramas circulares que resumen visualmente los flujos migratorios constituyendo un
vistoso y útil instrumento para tener un panorama más completo y rápido que la
tradicional matriz. Se identificaron los principales flujos migratorios entre provincias.
Las tasas netas de migración fueron positivas en la Patagonia y negativas en el norte
argentino y notablemente en Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). En la región
pampeana, los flujos son elevados y las tasas migratorias son bajas. Posteriormente
se efectuó un análisis más detallado utilizando la Encuesta Anual de Hogares Urbanos
del mismo año, la cual posee datos a nivel individual y variables adicionales para

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realizar un análisis más profundo. Se identificaron factores de atracción y expulsión;
entre las principales conclusiones, el ingreso es un factor importante de atracción de
migrantes, como indica la teoría neoclásica, pero también se consideraron factores
sociodemográficos como educación. En general, las migraciones están asociadas con
ingresos más altos, aunque con tasas de desocupación mayores, lo cual puede
deberse a dificultades para conseguir empleo en el nuevo destino.

Abstract

In this article, factors associated with the internal migrations of Argentina are analyzed.
A theoretical discussion of the different migratory perspectives is presented,
distinguishing between individual-economic and structural-social approaches. Using
the migration matrix for the 24 districts, obtained with Redatam corresponding to
census 2010, migration indicators (gross and net migration rates, and migration
efficiency index, among others) were calculated. A script was also developed to make
new circular diagrams that visually summarize migratory flows, constituting a colorful
and useful instrument to have a more complete and faster panorama than the
traditional matrix. The main migratory flows between provinces were identified. Net
migration rates were positive in Patagonia, negative in northern Argentina and notably
in Buenos Aires City (CABA). In the Pampeana region, flows are high and migration
rates were lower. Subsequently, a more detailed analysis was carried out using the
Annual Survey of Urban Households of the same year, which has data at the individual
level and additional variables to carry out a more in-depth analysis. Attraction and
expulsion factors were identified, among the main conclusions income is an important
factor for attracting migrants, as indicated by neoclassical theory, but
sociodemographic factors such as education were also considered. In general,
migrations are associated with higher incomes, but also higher unemployment rates,
which may be due to difficulties in finding employment in the new destination.

Palabras clave: migraciones internas; diagrama circular migratorio; indicadores


migratorios; factores asociados con migraciones.
Keywords: internal migrations; circular migration plot; migration indicators; factors
associated with internal migrations.

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Introducción

En el mundo se estima que hay 1.000 millones de migrantes, aproximadamente, y de


ese total, cuatro quintos son migrantes internos (Bell y Muhidin, 2009). Aun así, la
literatura es mucho más abundante en el estudio de las migraciones internacionales.
Las migraciones se pueden definir como los desplazamientos de personas en
forma temporal o permanente hacia otro lugar de destino, involucrando algún cambio
de jurisdicción. La migración puede ser interna si es dentro de las fronteras de un país,
o internacional si el desplazamiento es entre países. Dentro de la ecuación
compensadora, las migraciones entran como un componente fundamental para
descomponer los cambios poblacionales. En particular, explican las variaciones en el
total de la población más allá del crecimiento natural.
Como se ha comentado, las investigaciones suelen concentrarse en el estudio
de las migraciones internacionales, generando una escasez absoluta y relativa de
estudios tanto teóricos como metodológicos y empíricos en materia de migraciones
internas. Ello es paradójico y a la vez sorprendente, ya que las migraciones internas
son mucho más cuantiosas. En principio, las teorías y metodologías utilizadas en el
estudio de migraciones internacionales son aplicables también a las migraciones
internas. No obstante, estas últimas tienen características propias y particularidades
que deben ser atendidas con especial detalle y cuidado.
Argentina no está exenta de esta carencia de investigaciones y trabajos en el
área de migraciones internas, dando lugar a un vacío intelectual que es necesario
cubrir, al estar concentrada la literatura en el análisis de las migraciones
internacionales. Puesto que las migraciones internas tienen profundas consecuencias
tanto a nivel personal y familiar como económico y social, la falta de estudios genera
problemas al momento de analizar qué políticas públicas son necesarias y cuáles son
sus impactos y beneficios para la comunidad.
En este contexto, el objetivo general del presente trabajo es describir y explicar
las migraciones internas en Argentina. Como objetivos específicos se pretende
identificar trayectorias migratorias de origen y destino, cuantificar los flujos migratorios
interprovinciales y determinar factores asociados con las migraciones internas.
Asimismo, se busca caracterizar a la población migrante en sus dimensiones
sociodemográficas y económicas.
¿Por qué las personas migran internamente en Argentina? ¿Cuáles provincias
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son atractoras y cuáles expulsoras en la actualidad? ¿Qué factores son determinantes
para explicar las migraciones internas? Preguntas como estas son las que se tratarán
de responder.
El estudio de las migraciones es complejo y multidisciplinario, interviniendo
factores no sólo demográficos sino también sociales, económicos y culturales, dando
lugar a diversas corrientes de pensamiento que abordan el análisis desde distintas
perspectivas. Por ello se presenta una revisión del cuerpo teórico distinguiendo los
enfoques de agencia que enfatizan la decisión de migrar como un proceso individual
de aquellos estructurales que se centran en las presiones culturales, históricas y
sociales que dan lugar a las migraciones. Ambas aproximaciones son muy valiosas
por su finalidad explicativa y por su capacidad para identificar relaciones esenciales
entre los flujos migratorios y los factores de atracción y expulsión subyacentes.
Posteriormente se presenta una revisión de los antecedentes, procurando
resaltar los aspectos estudiados y las metodologías empleadas, como aquellos en los
que el vacío es mayor y requieren una profundización. Tanto la metodología como las
fuentes de datos utilizadas son comentadas en detalle, para posteriormente presentar
un análisis de los hallazgos obtenidos, conjuntamente con un resumen y discusión de
las principales conclusiones y resultados.

Marco teórico: teorías migratorias

Las primeras teorías sobre migraciones se remontan a Ravenstein (1885 y 1889),


quien es uno de los precursores en su estudio. Según este autor, las migraciones son
voluntarias y forman parte de un proceso de desarrollo económico, social y cultural.
Estableció un conjunto de leyes y principios que son el primer antecedente teórico,
utilizando datos de fines del siglo XIX.
En el marco de la transición demográfica, Zelinsky (1971) propuso la teoría de
la transición de la movilidad, donde una sociedad avanzaría por cinco etapas. La
primera, llamada sociedad tradicional, no presenta migraciones. La segunda,
transición temprana, se caracteriza por las migraciones del campo a la ciudad. En la
tercera, denominada transición tardía, disminuye la migración rural-urbana, surgiendo
ahora migraciones entre áreas urbanas. En la cuarta etapa, sociedad avanzada,
continua el proceso anterior de desplazamientos urbanos, apareciendo una red de
ciudades con distintos tamaños y jerarquías, en donde hay nuevas formas de
movilidad: de ciudades grandes a intermedias, y a los suburbios. En la quinta etapa,
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conocida como futura sociedad súper avanzada, la movilidad es íntegramente urbana-
urbana.
Un debate tradicional pero vigente se encuentra entre las teorías neoclásicas y
los enfoques histórico-estructurales. Un resumen se puede encontrar en Massey,
Arango, Hugo, Kouaouci, Pellegrino y Taylor (1993). Muchas corrientes, especialmente
las económicas, aceptan que los procesos migratorios, tanto a nivel internacional
como doméstico, están ligados al desarrollo económico. En el enfoque neoclásico, las
diferencias salariales son uno de los principales factores que explican las migraciones,
así como también las condiciones laborales, particularmente la tasa de desocupación y
la distancia entre la región de origen y destino. Asimismo, este enfoque es de carácter
más bien macroeconómico, y como consecuencia de las migraciones, en las zonas
más pobres, al haber emigración, los salarios aumentan, mientras que en las regiones
receptoras los salarios tienden a disminuir, haciendo que la brecha salarial entre
regiones disminuya y se logre un equilibrio.
En particular se puede mencionar el modelo de Harris-Todaro (1970), cuya
tesis principal es que un individuo decidirá migrar si el salario esperado en la región de
destino es más alto que el salario en la región de origen. Este proceso migratorio
ocurre mientras el diferencial de salarios exista, y es muy utilizado para estudiar
situaciones de migraciones rural-urbano, aunque se adapta a otros contextos.
Los modelos anteriores son de equilibrio general, pero dentro de la migración
neoclásica también se destacan los enfoques microeconómicos, en donde el concepto
de capital humano cobra importancia. En estos modelos, la decisión de migrar se
considera análoga a la inversión en capital humano. Los flujos de capital humano
responden a diferencias entre índices de beneficios, que a su vez generan diferentes
patrones de migración. Es decir, la decisión de invertir en educación o migrar, ambas
aumentan el capital humano. La decisión de migrar se entiende entonces como una
inversión en capital humano.
El agente migrante sopesa costos y beneficios de relocalizarse mediante un
proceso de maximizar el beneficio esperado, y se muda al lugar donde tiene mejores
perspectivas. Como existe incertidumbre de conseguir empleo en el destino, el
indicador para efectuar la comparación no es solo el salario que se conseguiría allí,
sino también la probabilidad de conseguir dicho puesto. Así, no es suficiente un mayor
salario en la región de destino, este a su vez tiene que compensar la menor
probabilidad de obtener empleo.

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Los procesos migratorios, entonces, están ligados a las condiciones laborales.
Los mercados de trabajo son los mecanismos primarios por los que los flujos
migratorios se ven influenciados. Por ejemplo, en China, según Zhao (2004), las
migraciones desde el campo a la ciudad que generalmente se restringían, se pasan a
permitir y hasta fomentar en períodos donde la demanda urbana de trabajo crece. En
este sentido, es importante destacar que los gobiernos establecen marcos regulatorios
para las migraciones, tanto internas como internacionales, dependiendo de cada país
y situación. La teoría institucionalista aborda estas cuestiones.
Otra cuestión a analizar refiere a las amenidades locales, como un mejor clima
o mayor acceso a servicios de educación, salud, etc., que pueden ser determinantes e
influir en las migraciones. En este contexto, se pueden mencionar los denominados
factores de atracción (mejor acceso a la educación, mayores salarios, mejores
condiciones de vida, acceso a salud) y de expulsión (alto desempleo, salarios bajos,
condiciones de vida pobres, falta de acceso a educación y otros servicios, mal clima,
desastres naturales) que son determinantes de las migraciones más allá de los
factores puramente económicos. Asimismo, la nueva teoría económica se diferencia
de la teoría neoclásica, tanto de la versión macroeconómica como microeconómica, al
considerar la migración como un proceso que abarca a toda la familia o el hogar, en
lugar de ser una decisión individual.
Obviamente, la teoría neoclásica tiene sus detractores, ya que supone
mercados que funcionan perfectamente, cuando en la realidad existen imperfecciones.
Asimismo, la decisión de migrar se considera individual, ignorando factores culturales
o históricos que están presentes y que operan a nivel de la sociedad. Existen otros
enfoques, como el histórico estructural, que considera que las migraciones proveen
mano de obra barata para complementar con el capital en los procesos productivos.
Son una reminiscencia de la época colonial, las guerras mundiales y de las
desigualdades que surgieron como consecuencia de ellas. A diferencia de las
corrientes neoclásicas, que minimizan las causas históricas, las corrientes
estructuralistas se concentran en la migración como un factor más social, dejando de
lado las motivaciones individuales.
Asimismo, las predicciones de convergencia y desarrollo regional que promete
el modelo neoclásico no siempre ocurren. De hecho, como indica Busso (2007), puede
ser que incluso las asimetrías se profundicen con las migraciones internas y el paso
del tiempo. Por otra parte, aun desapareciendo las causas originales de las

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migraciones, puede ser que estas persistan en el tiempo, como sostienen las teorías
de redes, sistemas o causalidad acumulativa, entre otras (Massey et al., 1993).
Lacomba (2001), por ejemplo, explica que las primeras corrientes migratorias en
Europa, a partir de mediados de la década de 1960, se debieron a cuestiones
económicas, mientras que, posteriormente, los lazos y las relaciones sociales que
enfatizan las teorías de redes pasaron a tener una importancia mayor y fueron
necesarios otros enfoques para explicar por qué las migraciones se perpetuaban en el
tiempo.
En resumen, los enfoques teóricos de tipo neoclásico se concentran en el
individuo, y la decisión de migrar es por conveniencia individual. Los desplazamientos
tienden a generar equilibrio, y el proceso migratorio se analiza como una suma de
personas que deciden individualmente. Las teorías estructuralistas, por el contrario,
enfatizan el carácter colectivo de las migraciones, y profundizan desequilibrios
existentes. Asimismo, en estos enfoques las transformaciones sociales obligan a
migrar, no siendo ya una decisión personal de maximizar utilidad. Si en el modelo
neoclásico se trata de un individuo hiposocializado, en el enfoque estructural es un
individuo hipersocializado, donde las migraciones son un fenómeno colectivo.
Wood (1982) compara las perspectivas de equilibrio e histórico-estructural
sobre movimientos poblacionales, identificando las fuentes de estas divergencias y
explorando las implicancias teóricas y metodológicas de los paradigmas antagónicos
de desarrollo socioeconómico en las cuales cada perspectiva está imbuida. Las
principales limitaciones de la investigación en migración son: falta de resultados
empíricos, explicaciones ad hoc para ciertas anomalías, generalizaciones triviales,
confianza excesiva en perspectivas reduccionistas que imposibilitan el análisis de un
cambio macroestructural, falta de relevancia directa de políticas y carencia de un
vínculo entre los hallazgos generados por la investigación y las transformaciones
políticas y socioeconómicas implementadas en las sociedades en desarrollo.
La perspectiva de equilibrio se ha desarrollado básicamente en Estados
Unidos. La unidad de análisis es el individuo y, por ende, es de corte microeconómico,
donde el cálculo racional del agente se supone que alcanza un equilibrio de la
distribución espacial de los recursos productivos a través de la movilidad geográfica
del trabajo. En la visión histórico-estructural, la unidad de análisis es la estructura, no
tiene una visión microeconómica, sino que está en línea con el materialismo histórico y
ha sido formulada por teóricos de Latinoamérica y África respondiendo a los

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problemas presentados por el enfoque microeconómico de la migración. No ve la
decisión de migrar como la de un individuo aislado, atomizado, sino que considera el
contexto de análisis histórico al cual esta persona pertenece y las transformaciones
estructurales más amplias que conllevaron a la formación de una sociedad particular.
La perspectiva histórico-estructural, por lo tanto, asume que la explicación para los
movimientos poblacionales está en las presiones y contrapresiones tanto internas
como internacionales a una economía que generan los cambios en la organización de
la producción.
Las diferencias entre ambos enfoques residen en la unidad de análisis, la
especificidad histórica de la investigación y la metodología empleadas. También
reconoce que tales diferencias son la manifestación de paradigmas contrastantes de
desarrollo socioeconómico en los que cada perspectiva está imbuida. Para no
quedarse en este debate indefinidamente, Wood (1982) propone un tercer abordaje
basado en el hogar como unidad de análisis. En esta última perspectiva, el hogar es la
unidad de análisis, entendido como un grupo de personas que comparten ingresos y
gastos. El hogar debe llevar a cabo estrategias de sostenimiento que permitan igualar
gastos e ingresos. La idea fundamental es que si los ingresos son menores que los
gastos, las estrategias de sostén han sido insuficientes y es probable que alguien del
hogar deba migrar temporal o permanentemente. En caso contrario, si las estrategias
de sostén del hogar fueron exitosas y las fuentes de ingresos alcanzaron a financiar
los gastos, no es probable que exista migración.
Haas (2010) discute los vaivenes en el debate de migración y desarrollo entre
optimismo (décadas de 1950 a 1970), pesimismo (fines de los 70 y década del 80) y
un nuevo optimismo (en la década de los 90 y comienzos del siglo XXI). El trabajo
sostiene que ese debate de migración y desarrollo es parte de un debate más general
de teoría social y de desarrollo, a saber, las ramas funcionalista y estructuralista de la
teoría social, o dentro de la teoría del desarrollo la corriente de crecimiento equilibrado
frente a la de crecimiento asimétrico. Las corrientes optimistas son desarrollistas por
que los flujos de capital y conocimiento se transfieren a través de los migrantes
beneficiando a los países en desarrollo. El optimismo más reciente pondera el rol de
las remesas, brain gain que concibe la actividad científica como una práctica colectiva
o de redes que la migración favorecería. Por otra parte, las corrientes pesimistas son
escépticas de las promesas de crecimiento y desarrollo que produciría el proceso
migratorio, creyendo que profundiza las desigualdades ya existentes, solo fomenta la

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dependencia y el brain drain o fuga de cerebros. Este se diferencia del brain gain en
que concibe al proceso científico como una actividad del sujeto individual, por lo que la
migración generaría una “pérdida” del capital humano incorporado en el emigrante del
país de origen.

Antecedentes

Existen diversos estudios que analizan las migraciones, tanto internacionales como
internas, con distintas metodologías y enfoques. A continuación, se presentan las
conclusiones de diversos estudios relevantes.
En primer lugar, Clark, Hatton y Williamson (2003) intentan responder
interrogantes sobre la migración transfronteriza en América Latina y sus causas,
comparando con corrientes migratorias de Asia o África. Distinguen varias olas de los
flujos migratorios hacia y desde el continente americano. La tasa neta de migración
pasó de ser históricamente positiva (receptora de migrantes) a ser en las últimas
décadas negativa (expulsora de migrantes). Además, la región de destino impone
fuertes restricciones y hay un aumento de la migración intrarregional dentro de
América Latina.
El artículo utiliza una metodología de panel con efectos aleatorios para
entender los factores que afectan la decisión de migrar para una muestra de 81 países
con destino hacia Norteamérica. Las variables explicativas son ingresos, coeficiente de
Gini (indicador de distribución del ingreso), proporción de población entre 15-29 años
de la población de origen, inmigrantes de años previos, salida al mar, educación,
distancia y dominio de la lengua inglesa, entre otras.
Entre los principales resultados de Clark et al. (2003), la población inmigrante
hacia Estados Unidos está en sus años activos laboralmente, aumentando la
proporción de este grupo en el país de destino y disminuyendo en los países de
origen. En cuanto a los coeficientes de la regresión estimada, para explicar la tasa de
inmigración hacia Estados Unidos, el coeficiente de ingresos es negativo y significativo
como sería de esperar. Es decir, si aumenta el ratio de ingreso en origen (en relación
al del país de destino), cae la tasa de inmigración hacia Estados Unidos.
Particularmente, un aumento del ingreso de Estados Unidos de un 10 por ciento en
relación con un país de origen (o una caída del ingreso en la región expulsora)
provoca un aumento de un 15 por ciento en la inmigración desde dicho país. Esta
variable debe ser deflactada por nivel de habilidad, utilizando el número de años de
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educación promedio a tal fin. Asimismo, el número de años de educación para
migrantes de 15 años y más presenta una relación inversa con la tasa de inmigración.
Keuntae y Cohen (2010), mediante un enfoque de potencial de población,
explican las migraciones internacionales con una metodología también aplicable a
migraciones internas. Realizan un análisis longitudinal, considerando como variable
dependiente el logaritmo de la población migrante residiendo en la entidad “i”
proveniente de la entidad “j”, y toman como factores causales tres categorías:
demográficos, geográficos y socio-históricos. Concluyen que el modelo propuesto
tiene un gran poder explicativo para predecir las migraciones.
Bell y Muhidin (2009) proponen una metodología y un conjunto de indicadores
para poder efectuar comparaciones internacionales de las migraciones internas en
diferentes dimensiones. Parten de la información proporcionada por la base de datos
IPUMS, la cual consiste en una muestra de los censos realizados por distintos países.
Antes de efectuar el análisis, destacan que los censos en cada país abordan la
cuestión migratoria con distintas preguntas, por lo que deben efectuar una
homogeneización de los datos. Entre las principales conclusiones, las migraciones
internas están en baja en la mayoría de los países, con excepción de China.
Asimismo, destacan que las migraciones son mayores entre personas jóvenes, con un
alto nivel educativo y concentradas en ciertas industrias. Estos patrones se observan
en todos los países, pero con diferencias importantes, especialmente en el pico de la
edad migratoria.
Molloy, Smith y Wozniak (2011) realizan un análisis de las migraciones internas
para el caso de Estados Unidos. El trabajo utiliza datos censales y también de
encuestas de hogares (CPS). Las migraciones internas eran tradicionalmente altas en
Estados Unidos, pero están decreciendo en las últimas décadas. Una explicación
económica a este hecho proviene de la crisis inmobiliaria sufrida por este país. Las
familias que habían adquirido viviendas antes de la crisis se ven impedidas de
venderlas posteriormente para mudarse a otra ciudad. Es importante destacar que
este efecto si bien es explicativo, no es exhaustivo.
En relación con la evidencia sobre el tema, Zhao (2004) efectúa una revisión de
numerosos estudios y trata de explicar las causas de las migraciones desde el campo
a la ciudad, así como también el efecto de la migración sobre el mercado laboral,
efectuando una revisión muy completa de la literatura para China. Su investigación
resalta que las causas de migración se agrupan en factores de expulsión y atracción,

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enfatizando que para el caso del país asiático el principal factor es el superávit laboral.
Otros factores que también influyen son edad, género, educación, estado civil,
asignación individual de la tierra y redes de migrantes. La unidad de análisis es la
persona, con algunas excepciones a nivel de hogar, y los datos están disponibles a
nivel provincial. La metodología es la de elección binaria y multinomial utilizando
también análisis de duración, regresión por cuantiles y el modelo Tobit. En cuanto a la
edad como determinante de la migración, hay quienes encuentran una relación inversa
como cabría de esperar ya que se supone que los jóvenes migrarían más que los de
avanzada edad, aunque otros trabajos encuentran una relación directa. Considerando
el rol de la educación sobre la migración, los hallazgos son mixtos.
Borjas (1987) analiza las migraciones hacia Estados Unidos considerando las
diferencias de ingresos con la población nativa debido al posible problema de
autoselección de la migración. Utiliza diversas técnicas estadísticas para realizar
estimaciones logarítmicas del ingreso, y concluye que hay diferencias en los ingresos
de personas con las mismas habilidades pero provenientes de países con condiciones
sociales, políticas y económicas distintas. Con un enfoque y metodología similar, pero
focalizado en las migraciones internas, Borjas, Bronars y Trejo (1992) estudian el
mercado laboral y el nivel educativo de la población migrante interna utilizando
encuestas de hogares. Concluyen que las personas con diferencias de ingresos en
relación a lo ofrecido en su lugar de residencia para el nivel de capacitación que tienen
son más propensas a migrar a otra región dentro del país que ofrece mejores
perspectivas laborales.
Parikh y Van Leuvensteijn (2002 y 2003) examinan los determinantes de las
migraciones internas en Alemania en el período posterior a la reunificación de 1989.
Comentan que en el período inmediato a la reunificación hubo un pico migratorio que
tendió a estabilizarse a partir de 1993; por ello utilizan como período de análisis los
años posteriores a 1993. Asimismo, destacan que la convergencia de salarios ha sido
mucho mayor que la convergencia en las tasas de desocupación luego de la
reunificación. Los datos de flujos migratorios son a nivel estatal y provienen de las
oficinas de Estadísticas, mientras que la información de salarios y empleo provienen
de anuarios. La técnica estadística es datos de panel (análisis longitudinal)
considerando el período 1993-1995 de tiempo, y como unidad espacial de análisis
tomaron cada estado federado. Concluyen que las diferencias en las tasas de
desocupación y en los salarios entre regiones son factores importantes en la

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determinación de la migración interna. Asimismo, la distancia entre la región de origen
y destino, el tipo de empleo y el nivel educativo también son factores que explican las
migraciones internas en Alemania.
Finalmente, se mencionan algunos antecedentes sobre migraciones internas
para América Latina. Rodríguez Vignoli (2017) analiza las migraciones internas en
América Latina y el Caribe, concluyendo que están disminuyendo en la región,
particularmente los flujos hacia las grandes ciudades. Al estudiar las migraciones
internas en Chile utilizando datos de los censos de 1982, 1992, 2002 y 2017, “la
principal conclusión del estudio es que el panorama migratorio del período 2012 difiere
significativamente del observado durante buena parte de la segunda mitad del siglo
XX, aunque en algunos aspectos muestra continuidad” (Rodríguez Vignoli, 2019: 37).
Pinto da Cunha y Baeninger (2007) analizan las migraciones internas en Brasil
utilizando censos correspondientes a 1980, 1991 y 2000, y la encuesta de hogares
PNAD. Concluyen que si bien algunas tendencias históricas se han mantenido, como
la migración hacia la próspera región sudeste y hacia las grandes ciudades, también
ha habido cambios en cuanto a sus características, destacándose el aumento de la
movilidad interregional e interestadual.
Para Argentina, Busso (2007) realiza un análisis de las migraciones internas
considerando diversos aspectos con datos censales de 2001. Por un lado, estudia si
fomentan el desarrollo regional, es decir si contribuyen a disminuir la pobreza y la
desigualdad, y a aumentar la productividad y la competitividad, tratando de que sea
sostenible desde un punto de vista ambiental. La conclusión no es optimista, dado que
la migración interna pareciera que acentúa las divergencias existentes, advirtiendo que
hay conflictos no solo entre los objetivos, sino también entre los distintos niveles
jurisdiccionales. Asimismo, identifica provincias atractoras y expulsoras de población, y
aquellas que han presentado cambios. Se destacan La Rioja, Catamarca, San Luis y
San Juan, que han tenido cambios de signos en la tasa neta de migración,
atribuyéndose este a la industrialización de los 80. Otra provincia que tuvo cambios en
el período que analizó, pero en sentido opuesto, fue Río Negro, por efectos negativos
del turismo y del sector frutihortícola.
Por otro lado, cuantifica impactos sociodemográficos. Si bien el análisis es
complejo, sostiene que la migración interna cambia la estructura por edad de la
población aumentando la edad promedio en las provincias expulsoras debido a que el
rango etario de la población migrante oscila entre los 15 y los 30 años, siendo opuesto

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el efecto en las receptoras. La migración interna contribuye a aumentar los años
promedios de educación, y en relación con las carencias del hogar medidas a través
de las necesidades básicas insatisfechas (NBI) señala que la población migrante tiene
valores levemente menores, aunque presentándose cierta heterogeneidad al analizar
cada provincia. Por último, en cuanto a la generación de empleo, en la década del 90,
el sector servicios constituyó la principal fuente de atracción de población migrante por
cuestiones laborales.

Estrategias metodológicas y fuentes de datos

Para el estudio de las migraciones se disponen de diversas encuestas y censos. En


este aspecto hay que tener presente que tanto los censos de población como las
encuestas de hogares, si bien poseen preguntas sobre desplazamientos, no están
diseñadas específicamente para el estudio de migraciones, y por ello puede haber
limitantes.
Es importante mencionar que, en el contexto del censo nacional de población,
hogares y viviendas de 2001, se realizaron tres encuestas complementarias, una de
ellas relacionada con migraciones: la encuesta complementaria de migraciones
internacionales (ECMI). No obstante, esta encuesta no cubre migraciones internas y
ya tiene muchos años desde su relevamiento, así que no es posible utilizarla para el
presente trabajo.
Luego, la información que se utilizará proviene de dos fuentes:
* Encuesta anual de Hogares Urbanos (EAHU), tercer trimestre de 2010.
* Censo nacional de población, hogares y viviendas (CNPHV), de 2010.
El censo 2010 es la fuente censal más reciente, por ello se recurrió a ella.
Dispone del cuestionario básico y el ampliado, el primero aplicado a toda la población
y el segundo mediante muestreo.
La EAHU es realizada en forma conjunta por el Instituto Nacional de Estadística
y Censos (INDEC) y las Direcciones Provinciales de Estadística (DPE). Tiene un
formato muy similar a la encuesta permanente de hogares (EPH), y además están
disponibles los microdatos, lo cual es una ventaja importante ya que se dispone de
datos a nivel de cada individuo u hogar. Se realizó entre 2010 y 2014, y
posteriormente entre 2016 y 2019. Comparada con la EPH, tiene módulos adicionales
y una mayor cobertura, ya que es representativa de la totalidad de la población
urbana.
124
En relación con esta encuesta, se trabajó con el tercer trimestre de 2010 para
que coincidiera con la fecha del censo, y de esta forma poder efectuar comparaciones.
En ambos casos se utilizó como referencia el lugar de residencia hace cinco años para
indicar si una persona es migrante o no, aunque también existe la posibilidad de
considerar el lugar de nacimiento. La primera categoría se suele llamar migrante
reciente, mientras que la segunda migrante de toda la vida. La ventaja de trabajar con
la migración reciente es que se dispone de un indicador temporal al conocer la
cantidad de años desde la migración.
Para cuantificar los flujos migratorios se partió de la matriz de migraciones, que
se obtiene a partir de los datos censales de 2010 del cuestionario ampliado luego de
ser procesados con Redatam. Las variables que se consideran para efectuar los
cruces son provincia de residencia habitual y provincia donde vivía hace cinco años.
Se obtiene entonces la mencionada matriz de migraciones, en donde, por columnas,
se dispone la residencia hace cinco años por jurisdicción, en el caso del presente
trabajo las 24 jurisdicciones. En filas se presenta la jurisdicción de residencia actual,
que son las mismas que por columnas. Calculando el total por columnas, se obtiene la
población de hace cinco años en cada jurisdicción y sumando por filas se obtiene la
población actual de cada lugar. En la diagonal principal de la matriz están las personas
que no migraron, es decir aquellas que hace cinco años vivían en la misma localidad
que en el presente.
Para calcular el total de personas que emigraron de una provincia a otra, se
puede agregar una fila al final de la tabla. Para cada columna, las personas
emigrantes de la provincia representada se obtienen como la suma total menos el
valor correspondiente al elemento de diagonal principal, que como ya se ha
comentado representa el número de personas que no migraron. Similarmente, si se
efectúa el mismo procedimiento por filas se obtiene el total de personas que
inmigraron a cada provincia. La migración neta se define como la diferencia entre
inmigrantes menos emigrantes y la migración bruta es la suma de ambas magnitudes.
Para analizar estos datos se efectuaron diversos gráficos, en particular es muy
interesante el diagrama circular propuesto por Sander, Abel, Bauer y Schmidt (2014).
Para realizar los gráficos se utilizó un script programado en R Project (R Core Team,
2021). En el exterior se encuentra cada jurisdicción, en este caso las 24 jurisdicciones.
Los segmentos del círculo representan el origen y destino (flujos de inmigración y
emigración) de cada jurisdicción.

125
El volumen de las migraciones se representa por el grosor de los segmentos
que unen cada par de regiones. La dirección del flujo se determina por el color, las
inmigraciones de una provincia son del mismo color que el color asignado a dicha
provincia. Por ejemplo, si Córdoba tiene el color celeste, luego las llegadas a Córdoba
(inmigraciones) están en celeste; mientras que los flujos de salidas están en otros
colores (los respectivos colores de cada provincia de destino). Finalmente, se puede
especificar algún ordenamiento de las provincias —en el presente trabajo se utilizaron
simplemente los códigos asignados por INDEC a cada provincia.
Con la matriz de migraciones, también se calculan e interpretan sus
indicadores derivados: tasa de migración bruta y neta e índice de eficacia migratoria.
Las tasas brutas de inmigración y emigración se obtienen dividiendo las inmigraciones
y emigraciones por la población media (es decir, la suma de la población en el
momento actual y hace cinco años, dividido por dos), respectivamente. La tasa neta de
migración se obtiene como diferencia entre la tasa bruta de inmigración menos la tasa
bruta de emigración, mientras que la tasa bruta de migración es la suma de las dos
anteriores. Todas estas tasas se expresan cada mil habitantes. Finalmente, se obtiene
el índice de eficacia migratoria, definido como migraciones netas en valor absoluto
sobre migraciones brutas, multiplicado por 100, puesto que se trata de un índice. Estos
indicadores y procedimientos se pueden consultar en Faura Martínez y Gómez García
(2002).
Para caracterizar la población migrante, se utilizaron pirámides poblacionales
distinguiendo entre migrantes y no migrantes. Además, se calcularon las tasas de
actividad, empleo y desocupación, según las definiciones de INDEC (2011). También
se consideró la categoría ocupacional (patrón/a, cuenta propia, en relación de
dependencia, trabajo familiar) y el nivel educativo (sin instrucción, primario,
secundario, universitario, tanto completo como incompleto) mediante un análisis
descriptivo-gráfico. Se distinguió asimismo entre migrantes interprovinciales e
intraprovinciales, en lo que se refiere a mercado laboral y nivel educativo para, de esta
forma, detectar posibles diferencias en las trayectorias intraprovinciales e
interprovinciales. La información se obtuvo de la EAHU y se procesaron los datos
mediante R Project.
Finalmente se propuso un caso de aplicación, en donde, mediante un diagrama
de dispersión y un modelo de regresión, se estimó la asociación entre la tasa neta de
migración y los ingresos de cada provincia con la siguiente especificación:

126
donde la variable dependiente “y” es la tasa neta de migración; la variable
independiente “x” es el ingreso; y el término de error ε cumple con las propiedades
estadísticas habituales de normalidad, homoscedasticidad e independencia. Según la
teoría neoclásica, se tendría como hipótesis que el coeficiente β1 sea distinto de cero
y, concretamente, que tenga un signo positivo. Ello está indicando que las provincias
receptoras de población, con tasas netas de migración positiva, estén asociadas con
mayores ingresos. Los datos de ingresos provienen de la EAHU del tercer trimestre de
2010. Se consideró el ingreso total utilizando la base individual para aquellos casos
con un valor estrictamente positivo y tomando la mediana como medida de posición,
ya que se sabe que el ingreso suele presentar una marcada asimetría derecha,
generando que la media aritmética sea poco representativa como medida de posición.
Recuérdese que la selección del tercer trimestre se debe a que coincide con la fecha
de realización del censo. El procesamiento de la encuesta y el análisis estadístico se
realizó con R Project. Las tasas netas de migración por provincia se obtuvieron
mediante el procedimiento explicado anteriormente a partir de datos censales de 2010
procesados con Redatam.

Descripción y análisis de los flujos migratorios entre provincias

En la figura 1, se presenta un gráfico circular del flujo migratorio, muy informativo,


como se explicó detalladamente en la metodología. La Provincia de Buenos Aires y
CABA son las jurisdicciones de mayor flujo migratorio, tanto de entrada como de
salida. Particularmente, es muy importante el flujo migratorio entre ambas. Esto se
debe a que la Provincia de Buenos Aires es el distrito más poblado del país, con
mucha diferencia en relación al resto, y CABA también tiene una población muy
numerosa.
Adicionalmente, el aglomerado Gran Buenos Aires, que incluye según INDEC
(2003) a CABA y 24 partidos de la Provincia de Buenos Aires, no es una jurisdicción
en sí misma, pero a los fines prácticos funciona como una misma entidad generando
muchos casos que, en realidad, no deberían entrar en la categoría de migrantes, o
bien requieren de un análisis de distinta índole. Por ejemplo, muchas personas de
CABA migran a los partidos del Gran Buenos Aires en busca de amenidades,
comodidades, más espacio y naturaleza.

127
Figura 1. Diagrama circular, migraciones internas en Argentina

Fuente: elaboración propia mediante R Project en base a CNPHV 2010.

Por estos motivos, en la figura 2 se presenta el diagrama circular de migraciones,


excluyendo CABA y la Provincia de Buenos Aires para poder analizar mejor los flujos
migratorios en el resto de las provincias argentinas. Se puede observar que las
provincias de Córdoba y Santa Fe son las que mayor flujo de migraciones tienen, lo
cual se debe también a que son las más pobladas. Ambas, en neto, tienen una
migración positiva, y también el flujo entre ambas es importante.
Asimismo, hay flujos destacables entre otras provincias, como Río Negro y
Neuquén, posiblemente explicado por la cercanía y por el hecho de que la

128
aglomeración urbana de la ciudad de Neuquén se extiende también por Río Negro.
Similar situación ocurre entre Misiones y Corrientes, o también entre Salta y Jujuy. Los
menores flujos brutos se corresponden con Tierra del Fuego, La Pampa y Catamarca,
que también son las provincias menos pobladas.

Figura 2. Diagrama circular de migraciones internas en Argentina,


excluyendo Provincia de Buenos Aires y CABA

Fuente: elaboración propia mediante R Project en base a CNPHV 2010.

Del análisis de las figuras 1 y 2, se puede concluir que la distancia y el tamaño


poblacional son factores importantes para explicar las migraciones internas. En
particular, entidades fronterizas presentan flujos migratorios muy importantes, como
CABA y la Provincia de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, o también Neuquén y Río

129
Negro, por mencionar algunas.
En la figura 3 del panel izquierdo se muestran las tasas brutas de inmigración y
emigración mediante un diagrama de dispersión. En el eje de las abscisas se
representa la tasa bruta de emigración, y en el eje de las ordenadas la tasa bruta de
inmigración. La línea diagonal de 45° indica un punto de quiebre: aquellas provincias
por encima presentan mayores tasas de inmigración que de emigración, y viceversa.
Los puntos sobre la línea indican que ambas tasas son prácticamente iguales. De su
análisis, se aprecia que las provincias patagónicas y CABA tienen las mayores tasas
de inmigración, y también altas tasas de emigración.
Asimismo, puntos alejados de los ejes indican tasas altas (ya sea de
emigración o inmigración), mientras que cuando se acercan a cada eje las tasas
tienden a ser bajas. Para las provincias de la Patagonia la tasa neta de migración es
positiva, pero en CABA es negativa. Es importante destacar que en la Patagonia se
presentan altas tasas brutas de inmigración, pero también altas de emigración, siendo
el neto positivo. Por otra parte, la situación es inversa en CABA. En el caso de las
provincias del Norte o Mesopotamia, como Formosa, Corrientes y Misiones, tienen una
elevada tasa bruta de emigración, siendo provincias en neto expulsoras. Las
provincias de Córdoba y Santa Fe también se ubican por encima de la línea diagonal,
presentando tasas netas de migración positivas.

130
Figura 3. Tasas brutas de inmigración y emigración por provincia.
Argentina, 2005-2010

Fuente: elaboración propia en base a CNPHV 2010 (cuestionario ampliado).

Códigos de provincias: Ciudad Autónoma de Buenos Aires (2); Buenos Aires (6); Catamarca
(10); Córdoba (14); Corrientes (18); Chaco (22); Chubut (26); Entre Ríos (30); Formosa (34);
Jujuy (38); La Pampa (42); La Rioja (46); Mendoza (50); Misiones (54); Neuquén (58); Río
Negro (62); Salta (66); San Juan (70); San Luis (74); Santa Cruz (78); Santa Fe (82); Santiago
del Estero (86); Tucumán (90); Tierra del Fuego (94).

La figura 3 (en el panel derecho) muestra la tasa neta de migración por provincia.
Aproximadamente, la mitad de las provincias presenta una migración positiva mientras
que el resto tiene una tasa de migración negativa. Las provincias mesopotámicas, el
norte del país, Cuyo y CABA tienen tasas netas de migración negativa, significando
que son expulsoras de población. En cambio, las provincias del sur y la región
pampeana son receptoras netas. Tierra del Fuego, Santa Cruz y Chubut son las
provincias con mayor tasa neta de migración. Finalmente, provincias como Entre Ríos,
Mendoza, Tucumán y La Pampa tienen una tasa cercana a cero, indicando que
aproximadamente hay el mismo número de inmigrantes que de emigrantes, o bien que
la movilidad territorial es muy baja.
En la figura 4 se muestra el índice de eficacia migratoria. Las provincias de
Formosa, Santa Cruz, Tierra del Fuego y Chaco son las que presentan mayor
intensidad migratoria, con un valor superior a 30. Cabe destacar que Chaco y Formosa
son provincias con una fuerte emigración, mientras que Tierra del Fuego y Santa Cruz
131
tienen una fuerte inmigración. La intensidad de migraciones es casi nula en Entre
Ríos, La Pampa y Mendoza, lo cual se debe a que estas provincias tienen una tasa
neta de migración prácticamente nula.

Figura 4. Índice de eficacia migratoria, Argentina 2010

Fuente: elaboración propia en base a CNPHV 2010 (cuestionario ampliado).

Caracterización de la población migrante

En esta sección se caracterizará la población migrante mediante diversos aspectos


socioeconómicos y demográficos para identificar factores asociados con las
migraciones. Como se comentó, en el enfoque neoclásico las diferencias salariales
son un componente importante para explicar las causas de las migraciones, pero
también se derivan hipótesis acerca de otros determinantes de atracción y expulsión.
En esta sección se estudiarán y analizarán varios de estos factores que explican las
migraciones internas en Argentina.
En primer lugar, se analizan las pirámides poblacionales para migrantes y no
migrantes que se presentan en la figura 5. Las personas no migrantes hace cinco años
residían en la misma localidad que al momento de la entrevista; mientras que las
personas migrantes residían hace cinco años en otra localidad de la misma provincia o
en otra provincia distinta de la que residen actualmente. Se observa que existen
diferencias importantes entre ambas pirámides, especialmente para las edades de 20-
132
24 años, y en general hasta los 40 años, en donde hay muchas más personas
migrantes que no migrantes. Ello puede estar reflejando que las migraciones internas
se explican por motivos de estudio universitario o de trabajo. Estas cuestiones se
analizarán con más detalle en los próximos apartados.

Figura 5. Pirámides poblacionales migrantes (izquierda) y no migrantes (derecha)

Fuente: elaboración propia en base a EAHU 2010 (procesado con Redatam)

Para analizar la situación laboral de la población migrante, en el cuadro 1 se muestra


la situación ocupacional de las personas que hace cinco años vivían en otra provincia.
La condición laboral de migrantes es peor, ya que el porcentaje de desocupación es
mayor (casi el doble); mientras que la ocupación es levemente mayor, 49,14 por ciento
para no migrantes, siendo 48,03 por ciento para migrantes. El porcentaje de
inactividad es también levemente mayor para no migrantes.

Cuadro 1. Condición de actividad, migrantes recientes, porcentaje del total

Ocupado/a Desocupado/a Inactivo/a Total


No migrante 49,14 % 3,83 % 47,04 % 100,00 %
Migrante 48,03 % 6,30 % 45,67 % 100,00 %

Fuente: elaboración propia en base a EAHU 2010.

El cuadro 2 presenta la condición de actividad y el lugar de residencia hace cinco años


distinguiendo entre migrante interprovincial o intraprovincial. Una persona que vivía en
la misma localidad no sería migrante, mientras que aquella que nació en otra localidad
de la misma provincia sería "migrante dentro de la provincia", y una que vivía en otra
provincia es "migrante interprovincial".
133
La condición de actividad mostrada en el cuadro 2 tiene tres categorías:
ocupado/a; desocupado/a e inactivo/a. En el cálculo de la distribución mostrada se ha
dividido por la población total correspondiente a cada grupo. De esta forma, al ser muy
similar el porcentaje de inactividad entre población migrante y no migrante, se puede
controlar por estructura por edad al efectuar el análisis, haciendo de esta forma
comparable la tasa de desocupación entre población migrante y no migrante. Una
posible explicación de esta similaridad en los porcentajes de inactividad puede ser que
haya una proporción importante de población estudiantil de nivel superior que, si bien
está en edad de trabajar por su condición de estudiante, es población inactiva. Así, la
mayor tasa de desocupación de la población migrante no se debe a la estructura por
edad sino a la condición de migrante. A diferencia de este procedimiento, en el cuadro
3 se muestra la tradicional tasa de desocupación. Las personas inactivas no se
incluyen al efectuar el cálculo de la tasa de desocupación, que presenta el
mencionado cuadro 3, ya que esta se obtiene como el total de personas desocupadas
sobre la población económicamente activa (PEA).
Puesto que una misma provincia comparte numerosas características (sociales,
legales, culturales, etc.), una posible hipótesis es que la condición de actividad podría
ser más favorable para la persona que migra entre localidades de la misma provincia
en comparación con quien migra entre dos provincias diferentes. Este no parece ser el
caso, ya que los porcentajes de ocupación son similares, mientras que los porcentajes
de desocupación son claramente mayores para la población migrante. En resumen, a
partir del cuadro 2 se tiene que, si bien los porcentajes de personas ocupadas o
inactivas son similares para todas las categorías, las personas que no migraron
recientemente tienen una desocupación mayor, lo cual puede estar reflejando cierta
dificultad de adaptación de la población migrante. Asimismo, es posible que el análisis
de la movilidad entre una localidad menor de la misma provincia y su capital o ciudad
más importante podría arrojar resultados distintos, por lo que esto sería una línea de
investigación futura.

134
Cuadro 2. Distribución relativa de la condición de actividad de migrantes nacionales

Residencia hace cinco


Ocupado/a Desocupado/a Inactivo/a Total
años
En la misma localidad 49,14 % 3,83 % 47,04 % 100,00 %
En otra localidad de la
48,69 % 6,30 % 45,01 % 100,00 %
misma provincia
En otra provincia 47,26 % 6,29 % 46,45 % 100,00 %

Fuente: elaboración propia en base a EAHU 2010.

Complementariamente, el cuadro 3 muestra la tasa de desocupación, calculada como


el total de personas desocupadas sobre la población económicamente activa
(personas ocupadas más desocupadas), a diferencia del cuadro 2 que divide por la
población total. Según lo tratado previamente, las personas que migraron presentan
una tasa de desocupación más elevada, tanto si provienen de la misma provincia
como de otra, lo cual es una conclusión importante, ya que podría indicar que la
situación laboral de la población migrante es más precaria. Si bien el tiempo desde la
migración puede afectar la obtención de un empleo en el lugar de destino, al
considerarse un período de cinco años este efecto sería muy pequeño, ya que aun
contemplando casos tan extremos como el de personas que llegaron recientemente a
una nueva localidad frente a otras que hace cinco años que lo hicieron y considerando
más probable una situación de desocupación en el primer caso y de empleo en el
segundo, el periodo de tiempo promedio sería de dos años y medio, tiempo que suele
considerarse estándar para la inserción laboral. Así, hay evidencia entonces de una
mayor dificultad de la población migrante para integrarse laboralmente.

Cuadro 3. Tasa de desocupación de migrantes y no migrantes

Residencia hace cinco años Tasa de desocupación


En la misma localidad 7,23 %
En otra localidad de la
11,46 %
misma provincia
En otra provincia 11,75 %

Fuente: elaboración propia en base a EAHU 2010.

En relación a la categoría ocupacional, la EAUH distingue entre las siguientes

135
categorías: patrón, cuenta propia, obrero/a o empleado/a y trabajador familiar sin
remuneración. En el cuadro 4 se muestran estas categorías para la población migrante
y no migrante. Se concluye que la categoría obrero/a o empleado/a es la más alta.
Para la población migrante esta categoría representa un porcentaje mayor que para la
no migrante. Por otra parte, en patrón y cuenta propia se observa que la población no
migrante representa una proporción mayor que la migrante. Una posible hipótesis que
explicaría esta situación es que la población migrante busca más de un empleo,
indicando que las migraciones internas tienen un componente laboral importante.

Cuadro 4. Categoría ocupacional migrantes

Trabajador
Residencia hace Obrero/a o
Patrón Cuenta Propia familiar sin
cinco años empleado/a
remuneración
En la misma
4,79 % 18,48 % 75,69 % 1,05 %
localidad
En otra localidad
de la misma 4,35 % 16,54 % 78,73 % 0,38 %
provincia
En otra provincia 3,07 % 16,69 % 79,94 % 0,30 %

Fuente: elaboración propia en base a EAHU 2010.

En la figura 6 se presenta el nivel educativo para la población migrante y no migrante,


siempre considerando como migrante interno a aquella persona que hace cinco años
residía fuera de la localidad, pero dentro del país. Para controlar por la estructura por
edad se tomó a la población entre 30 y 59 años, ya que estas edades presentan más
estabilidad y hay pocas modificaciones en el nivel de estudio alcanzado (Busso, 2007).
Al comparar el nivel educativo de la población migrante y no migrante, se
puede observar que, para los niveles iniciales y especialmente medios, la población no
migrante presenta mayores porcentajes que la población migrante. Por otra parte, para
educación superior, claramente las personas que migraron representan un porcentaje
mayor. Ello puede reflejar la existencia de estudiantes que se trasladan a otras
provincias para realizar estudios universitarios. Particularmente, en la categoría
educación superior completa un 20 por ciento de las personas son no migrantes,
mientras que para la población migrante dicho valor es un 50 por ciento mayor. La

136
movilidad estudiantil, especialmente a nivel superior constituye entonces un factor
importante de atracción para ciertas provincias (Córdoba, Buenos Aires, CABA), que
captan estudiantes de otras provincias, del norte o de la Patagonia. Asimismo, la
población migrante parece contribuir a aumentar el nivel educativo en las regiones de
destino, resultado coincidente con los obtenidos por Busso (2007).

Figura 6. Nivel educativo y migraciones internas

Fuente: elaboración propia en base a EAHU 2010.

Ingresos y migraciones

El modelo neoclásico predice que un factor importante para explicar las migraciones
son los ingresos. Si una región o ciudad presenta ingresos más elevados se esperaría
que sea atractora, mientras es de esperar que aquellas áreas con menores ingresos
sean expulsoras. Por otra parte, es posible que la población migrante trabaje y se
esfuerce más, presentando ingresos más elevados.
Puesto que los ingresos son una variable numérica continua, y la tasa neta de
migración calculada anteriormente también lo es, se puede efectuar un análisis de
correlación para determinar si hay asociación lineal entre ambas. El valor obtenido es

137
0,82; es positivo y significativamente distinto de cero, lo que indica que hay una
asociación lineal directa entre ambas variables, como predice el modelo neoclásico.
Para complementar el análisis se efectuó una regresión lineal. Tomando como
variable dependiente la tasa neta de migración de cada provincia y como variable
regresora los ingresos de las personas residentes en cada provincia, se obtuvo un
coeficiente para el ingreso de 0,0288; resultó significativo al 1 por ciento. Este valor
tiene el signo esperado, ya que es positivo, y al ser distinto de cero indica que ante
aumentos en el ingreso se observan mayores tasas netas de migración.
En la figura 7 se muestra un diagrama de dispersión con la recta de ajuste
obtenida. Se observa una relación directamente proporcional entre ambas variables.
Algunos aparentes valores atípicos corresponden a CABA, Tierra del Fuego y Santa
Cruz. En el caso de CABA no debe sorprender mucho, ya que es posible que la tasa
neta de migración negativa se explique porque muchas personas en realidad viven en
partidos del Gran Buenos Aires, por lo tanto no entra en contradicción con el modelo
neoclásico. Quizá considerando el Gran Buenos Aires como entidad no se presenta
esta situación.

Figura 7. Análisis de regresión tasa neta de migración e ingresos, Argentina, 2010

Fuente: elaboración propia en base a CNPHV 2010 y ENHU 2010.

Por otra parte, los puntos correspondientes a Tierra del Fuego y Santa Cruz están

138
superpuestos arriba a la derecha. Estos casos, en realidad, parecen un poco alejados
de la nube de puntos, pero no presentan ninguna característica adicional. La Provincia
de Santa Cruz tiene ingresos muy altos y una tasa neta de migración muy elevada, lo
que está en línea con el modelo neoclásico. En Provincia de Tierra del Fuego se
presenta la misma situación, que puede deberse a que ha fomentado en las últimas
décadas la inmigración para su poblamiento y tiene ciertos beneficios fiscales.
Los hallazgos no varían significativamente si se omiten estas observaciones,
por lo que se puede concluir que los resultados son robustos. El coeficiente R2
obtenido es de 0,68 indicando que casi el 70 por ciento de la variabilidad puede ser
explicada. Desde este punto de vista, hay evidencia a favor del modelo neoclásico, en
el sentido de que mayores ingresos estarían incentivando la inmigración.

Conclusiones

En el presente trabajo, se analizaron y estudiaron las migraciones internas de


Argentina. Después de efectuar una revisión de la literatura y de las principales teorías
de migraciones, se calculó la matriz de migraciones para las 24 jurisdicciones,
utilizando los datos del censo 2010, y considerando como migrante a aquella persona
que cinco años atrás residía en otra localidad. Se calcularon diversos indicadores, a
saber: total de inmigrantes y emigrantes; tasas de inmigración, emigración y migración
neta; y el índice de eficacia migratoria; todo ello para cada jurisdicción. De esta forma
se identificaron los principales flujos migratorios.
En ese sentido, existen provincias con una tasa neta de migración muy alta,
como las de Patagonia (Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut, Río Negro), y otras con
una tasa neta de migración negativa ubicadas en el norte argentino (Formosa,
Corrientes, Chaco, Santiago del Estero) y notablemente CABA. Los flujos migratorios
también se representaron mediante diagramas circulares que permiten identificar las
principales corrientes desde una perspectiva más completa. De su análisis se concluyó
que la distancia también parece ser un factor de relevancia, ya que hay muchas
migraciones entre provincias limítrofes, como por ejemplo los pares Misiones-
Corrientes, Salta-Jujuy y Neuquén-Río Negro, entre otros. Por otra parte, Buenos Aires
recibe un flujo muy importante desde prácticamente todas las provincias. Córdoba
también tiene una afluencia importante de todas las provincias, destacándose el caso
de Santa Fe, que además es limítrofe.
Posteriormente se efectuó un análisis más detallado, sumando al censo la
139
EAHU, también de 2010, contando esta última con la ventaja de disponer de la base
de datos a nivel individual y muchas variables adicionales.
Asimismo, se identificaron factores de atracción y expulsión utilizando como
marco teórico de referencia el enfoque neoclásico. Entre las principales conclusiones,
se destaca que el ingreso es un factor importante de atracción de migrantes, como
indica la teoría neoclásica, pero también se consideraron otros factores. Mediante un
análisis de regresión entre tasa neta de migración e ingresos, se determinó que el
coeficiente tuvo el signo esperado, es decir, es positivo y significativamente distinto de
cero, por lo que se puede concluir que hay una relación lineal positiva entre dichas
variables. Luego, al aumentar el ingreso, la tasa neta de migración crece.
En general, mayores ingresos están asociados con mayor inmigración, pero
también la población migrante tiene una tasa de desocupación superior a la no
migrante, lo cual puede deberse a ciertas dificultades para conseguir empleo en el
nuevo destino. Al controlar por la edad, si bien la población migrante se concentra
entre 20 y 30 años, se halló que la población económicamente activa no es tan
diferente entre población migrante y no migrante, lo cual puede estar reflejando un
porcentaje importante de estudiantes en estos grupos de edades, que al migrar por
este motivo no forman parte de la población económicamente activa.
La pirámide poblacional de migrantes revela que está concentrada en las
edades de la población económicamente activa, especialmente los 20-24 años, lo que
puede estar reflejando un importante número de personas que migran por razones de
estudio, además de trabajo. Por otra parte, en las edades avanzadas o en la población
inactiva no se detectaron diferencias entre migrantes y no migrantes. Al trabajar con el
nivel educativo, se controló por edad tomando la población entre 30 y 59 años, ya que
en general este grupo presenta estabilidad y pocos cambios. Del análisis se identificó
que la educación superior universitaria es un factor importante para explicar las
migraciones; provincias como Córdoba son atractoras de migrantes por estudios de
nivel superior.
Responder a los interrogantes planteados sobre las migraciones internas
contemporáneas, especialmente en un contexto de transición demográfica concluida,
es un desafío abierto en el que se cuenta con pocos antecedentes para Argentina y
para el que se requieren estudios y trabajos adicionales. En el presente trabajo, se ha
tratado de contribuir aportando evidencia empírica y lineamientos teóricos. Como
rasgos más sobresalientes, las migraciones internas en Argentina en el período

140
analizado (2005-2010) presentan como regiones expulsoras de población a las
provincias del norte del país, mientras que las atractoras se ubican en las regiones
pampeana o patagónica. La población migrante está concentrada en edades
económicamente activas, especialmente en las edades de 20-24 años, y parecen estar
motivadas por cuestiones laborales, educativas y de cercanía geográfica.

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