Entman - 1993 - Español
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La idea de "encuadrar" ofrece un estudio de caso del tipo de conceptualización dispersa que
he identificado. A pesar de su omnipresencia en las ciencias sociales y las humanidades, en
ninguna parte hay una declaración general de la teoría del Encuadre que muestre exactamente
cómo los frames se insertan y se manifiestan en un texto, o cómo el encuadre influye en el
pensamiento. El análisis de este concepto sugiere de qué modos la disciplina de la
comunicación puede aportar algo único: sintetizar los usos dispares de un concepto clave,
mostrar cómo invariablemente involucran la comunicación y construir una teoría coherente a
partir de ellos.
De encuadres y encuadrar
Los frames, entonces, definen problemas —determinan qué está haciendo un agente causal
con qué costos y beneficios, usualmente medidos en términos de valores culturales comunes–;
diagnostican causas –identifican las fuerzas que crean los problemas– emiten juicios morales –
evalúan a los agentes causales y sus efectos– y sugieren soluciones –ofrecen y justifican
tratamientos para el problema y predicen sus efectos más probables–. Una simple oración
puede desempeñar más de una de estas cuatro funciones del framing, aunque varias oraciones
en un texto puedan no desempeñar ninguna de ellas. Y un frame en un texto particular no
necesariamente incluye las cuatro funciones.
El ejemplo de la guerra fría también sugiere que los encuadres tienen al menos cuatro
localizaciones en el proceso comunicativo: el comunicador, el texto, el receptor y la cultura.
Los comunicadores hacen juicios –conscientes o inconscientes– al decidir qué decir, guiados
por frames (a menudo llamados esquemas) que organizan sus sistemas de creencias. El texto
contiene encuadres, que se manifiestan por la presencia o ausencia de ciertas palabras clave,
frases hechas, imágenes estereotipadas, fuentes de información y oraciones que proporcionan
grupos temáticos de hechos o juicios. Los encuadres que guían el pensamiento y las
conclusiones del receptor pueden o no reflejar los encuadres el texto y la intención de
encuadre del comunicador. La cultura es el stock de encuadres comúnmente invocados; de
hecho, la cultura podría definirse como el conjunto empíricamente demostrable de encuadres
comunes exhibidos en el discurso y el pensamiento de la mayoría de las personas en un grupo
social. El encuadre en las cuatro ubicaciones incluye funciones similares: selección y resaltado
y uso de los elementos destacados para construir un argumento acerca de los problemas y sus
causas, evaluaciones y /o solución.
Los textos pueden hacer que ciertos fragmentos de información sean más prominentes
mediante la ubicación o repetición, o asociándolos con símbolos culturalmente familiares. Sin
embargo, incluso una sola apariencia no ilustrada de una noción en una parte oscura del texto
puede ser muy destacada, si concuerda con los esquemas existentes en los sistemas de
creencias de un receptor. De la misma manera, una idea enfatizada en un texto puede ser
difícil de percibir, interpretar o recordar por los receptores debido a sus esquemas existentes.
Para nuestros propósitos, los esquemas y los conceptos estrechamente relacionados con ellos,
como categorías, narraciones o estereotipos, connotan grupos de ideas almacenadas
mentalmente que guían el procesamiento de la información por parte de los individuos (véase,
por ejemplo, Graber, 1988). Debido a que la prominencia es un producto de la interacción de
textos y receptores, la presencia de encuadres en el texto, según lo detectado por los
investigadores, no garantiza su influencia en el pensamiento de la audiencia (Entman, 1989;
Graber, 1988).
Kahneman y Tversky (1984) ofrecen, quizás, el ejemplo reciente más citado del poder del
encuadre y la forma en que opera seleccionando y resaltando algunas características de la
realidad mientras omite otras. Los autores preguntaron a sujetos experimentales lo siguiente:
Imagine que los Estados Unidos están preparándose para hacer frente al brote de una
enfermedad asiática poco común que se prevé que matará a 600 personas. Se proponen dos
programas alternativos para combatirla. Suponga que los cálculos científicos exactos son los
siguientes: si se elige el programa A, se salvarán 200 personas. Si se elige el programa B, hay
una probabilidad de un tercio de que se salven 600 personas y una probabilidad de dos tercios
de que no se salve ninguna ¿Cuál de los dos programas elegiría? (1984, p. 343).
En este experimento, el 72 por ciento de los sujetos eligió el Programa A; el 28 por ciento eligió
el Programa B. En el siguiente experimento, se ofrecieron opciones idénticas para tratar la
misma situación descrita, pero enmarcadas en términos de muertes probables en lugar de
vidas probables: "Si se adopta el Programa C, 400 personas morirán. Si se adopta el Programa
D, hay un tercio de probabilidad de que nadie muera y dos tercios de probabilidad de que 600
personas mueran"(Kahneman y Tversky, 1984, p. 343). Los porcentajes que eligen las opciones
fueron revertidos por el encuadre. El Programa C fue elegido en un 22 por ciento de las
oportunidades, aunque su Programa gemelo A fue seleccionado en un 72 por ciento; y el
Programa D obtuvo el 78 por ciento, mientras que el Programa B idéntico recibió solo el 28 por
ciento.
Como ilustra vívidamente este ejemplo, el encuadre determina si la mayoría de las personas se
dan cuenta y cómo entienden y recuerdan un problema, así como también cómo lo evalúan y
eligen actuar de acuerdo con él. La noción de encuadre implica, por lo tanto, que el marco
tiene un efecto común en grandes porciones de la audiencia receptora, aunque no es probable
que tenga un efecto universal en todos.
Los experimentos de Kahneman y Tversky demuestran que los encuadres seleccionan y llaman
la atención sobre aspectos particulares de la realidad descrita, lo que lógicamente significa, al
mismo tiempo, desvían la atención de otros aspectos. La mayoría de los frames se definen
tanto por lo que omiten como por lo que incluyen, y las omisiones de posibles definiciones de
problemas, explicaciones, evaluaciones y recomendaciones pueden ser tan críticas para guiar a
las audiencias como las que se incluyen.
Edelman subraya la forma en que los encuadres ejercen su poder a través de la descripción y la
omisión selectivas de las características de una situación:
El carácter, las causas y las consecuencias de cualquier fenómeno se vuelven radicalmente
diferentes a medida que se realizan cambios en lo que se muestra prominentemente, lo que
se reprime y especialmente en cómo se clasifican las observaciones. ... El mundo social es…
un caleidoscopio de realidades potenciales, cualquiera de las cuales puede evocarse
fácilmente al alterar las formas en que las observaciones se enmarcan y categorizan (1993,
p. 232).
Las respuestas de los receptores se ven claramente afectadas si éstos perciben y procesan la
información acerca de una interpretación y poseen muy pocos o inconmensurable cantidad de
datos acerca de las otras alternativas. Esta es la razón por la cual la exclusión de las
interpretaciones por parte de los encuadres es tan significativa para los resultados como la
inclusión.
Sniderman, Brody y Tetlock (1991) proporcionan una instancia clara del poder de presencia y
ausencia en el Framing:
El efecto del encuadre consiste en privilegiar valores de modo diferencial, estableciendo la
prominencia de uno u otro. [Por lo tanto]… la mayor parte del público apoya los derechos de
las personas con SIDA cuando el tema se encuadra [en una pregunta de una encuesta] de
modo que acentúa consideraciones de libertades civiles y apoya ... análisis de sangre
obligatorios cuando el tema se encuadra poniendo el acento en consideraciones de salud
pública (p. 52).
Este retrato del encuadre tiene implicaciones importantes para la comunicación política. Los
encuadres llaman la atención sobre algunos aspectos de la realidad a la vez que oscurecen
otros elementos, que pueden conducir a que el público tenga reacciones diferentes. Los
políticos en busca de apoyo se ven obligados a competir entre sí y con los periodistas sobre los
encuadres de las noticias (Entman, 1989; Riker, 1986).
El framing, en este sentido, juega un rol central en el ejercicio del poder político y el frame en
un texto noticioso es realmente la huella del poder –registra la identidad de los actores o de
los intereses que compiten por dominar el texto–.
Reflejando el juego de poder y los límites del discurso acerca de un tema, muchos textos
noticiosos presentan un encuadre homogéneo en un nivel de análisis, pero frames en
competencia en otro. Así, en el debate previo a la guerra sobre la política de Estados Unidos en
relación con Iraq, hubo un consenso tácito entre las élites estadounidenses de no argumentar
a favor de opciones como la negociación entre Iraq y Kuwait. El encuadre noticioso incluía solo
dos remedios: la guerra ahora o sanciones ahora con (probable) guerra más tarde, mientras
que las definiciones de los problemas, los análisis causales y las evaluaciones morales eran
homogéneas. Entre los remedios seleccionados, sin embargo, el encuadre fue impugnado por
las élites, y la cobertura de las noticias arrojó diferentes conjuntos de hechos y evaluaciones. El
ejemplo de Iraq revela que el poder de los encuadres de las noticias puede reforzarse a sí
mismo.
Durante el debate previo a la guerra, cualquier crítica que trascendiera los remedios dentro del
encuadre (guerra pronto versus más tiempo para sanciones) traspasó los límites del discurso
aceptable, por lo que era poco probable que influyera en la política. Según los estándares
periodísticos convencionales, estos puntos de vista no eran de interés periodístico (Entman y
Page, en prensa). Sin publicidad, los puntos de vista podían ganar pocos adeptos y generar
poco efecto percibido o real en la opinión pública, lo que significaba que las élites no sentían
ninguna presión para expandir el encuadre, de modo que se incluyeran otros tratamientos
para la agresión iraquí, como la negociación. Relacionado con ello, Gamson (1992) observa que
un marco puede ejercer un gran poder social cuando es codificado en un término como acción
afirmativa. Una vez que un término es ampliamente aceptado, utilizar otro es arriesgarse a
que el público objetivo perciba que el comunicador carece de credibilidad, o que incluso no
comprenda de qué está hablando. Por lo tanto, el poder de un marco puede ser tan grande
como el del lenguaje mismo.
Beneficios de un concepto de Framing consistente
Un paradigma de encuadre advierte a los investigadores que no deben tomar los componentes
fugitivos del mensaje y mostrar cómo se pueden interpretar de manera que se opongan al
significado dominante. Si el encuadre del texto enfatiza en una variedad de maneras que se
refuerzan mutuamente que el vaso está medio lleno, la evidencia de las ciencias sociales
sugiere que relativamente pocos integrantes del público concluirán en que está medio vacío.
Para argumentar que las propiedades polisémicas del mensaje conducen a tal contra-
encuadre, los investigadores deben demostrar que las audiencias del mundo real re-encuadran
el mensaje, y que este re-encuadre no es un subproducto de las condiciones de investigación –
por ejemplo, una discusión de grupo focal en la cual un participante puede conducir al resto o
un protocolo de entrevista altamente sugerente (Budd, Entman y Steinman, 1990)–.
Ciertamente, las personas pueden recordar sus propios hechos, forjar vínculos que no
aparecen explícitamente en el texto, o recuperar de la memoria una explicación causal o
solución que está completamente ausente del texto. En esencia, esto es justo lo que los
profesores animan a sus alumnos a hacer habitualmente. Pero Zaller (1992), Kahneman y
Tversky (1984) e Iyengar (1991), entre otros, sugieren que en la mayoría de los asuntos de
interés social o político, las personas no están generalmente tan bien informadas y
cognitivamente activas y que el encuadre, por lo tanto, influye mucho en sus respuestas a las
comunicaciones, aunque Gamson (1992) describe las condiciones que pueden mitigar esta
influencia.
3. Análisis de contenido. La principal tarea en la determinación del significado textual debe ser
la de identificar y describir los encuadres. El análisis de contenido informado por una teoría del
Encuadre evitaría tratar todos los términos o enunciados negativos o positivos como
igualmente sobresalientes e influyentes. A menudo, los codificadores simplemente recogen
todos los mensajes que juzgan como positivos y negativos y sacan conclusiones sobre los
significados dominantes. Se niegan a medir la relevancia de los elementos en el texto y fallan
en estimar las relaciones de los grupos más sobresalientes de mensajes –los frames– con los
esquemas de la audiencia. Sin guiarse por un paradigma de Encuadre, el análisis de contenido
a menudo puede arrojar datos que malinterpretan los mensajes de los medios que la mayoría
de los miembros de la audiencia realmente están recogiendo.
Supongamos que hay tres formas de enmarcar un asunto y uno genera un 40 por ciento de
aprobación, los otros un 50 por ciento y un 60 por ciento, respectivamente. Aprobar la opción
con un 60 por ciento de apoyo no es axiomáticamente la respuesta más democrática debido al
problema de la mayoría cíclica (Riker, 1986), que hace que la mayoría gobierne entre varias
opciones complejas matemáticamente imposibles. Igualmente importante, intentar
determinar cuál de las opiniones encuadradas de modos diferentes es la más cercana a los
sentimientos "reales" del público parece inútil, porque requeriría un acuerdo entre élites
contendientes y ciudadanos sobre qué frame era más preciso, justo, completo, etc. Un
paradigma de Encuadre puede iluminar, si no resolver, tales enigmas centrales en la teoría
democrática normativa.
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