Guía Dengue
Guía Dengue
Guía Dengue
Asunción- Paraguay
2012
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Autoridades
INTRODUCCION
El dengue es una sola enfermedad, con diferentes presentaciones clínicas y con evolución clínica
impredecible. La infección es causada por un arbovirus, el virus del dengue, con cuatro serotipos
denominados 1, 2, 3 y 4. Cada uno de los serotipos puede causar infección en una misma persona. La
infección por un serotipo deja inmunidad de por vida contra ese serotipo, pero solo por algunos meses
contra los demás serotipos.
El virus es transmitido por la picadura de la mosquito hembra Aedes aegypti, el cual a su vez se infecta
tras picar a una persona que está cursando el periodo virémico de la enfermedad (habitualmente los
primeros 5 dias desde el inicio de la fiebre). Tras un periodo de incubación de 10-12 días en el intestino de
la mosquita, el virus aparece en la saliva de la misma y a partir de ese momento puede transmitir la
enfermedad a los seres humanos.
En los seres humanos, el virus produce un amplio espectro de enfermedad. La mayoría de las infecciones
son asintomáticas o subclínicas pero en algunos casos pueden ser graves, especialmente en presencia de
factores de riesgo, como una segunda infección por el virus del dengue, edad, raza, y comorbilidades
(asma, diabetes meliitus, inmunosupresión entre otras). Además, los niños tienen mayor riesgo de
desarrollar escape severo de plasma y evolucionar al choque por dengue.
I. FASES DE LA ENFERMEDAD
El dengue es una enfermedad de amplio espectro clínico incluyendo desde cuadros inaparentes hasta
cuadros graves, que pueden evolucionar a la muerte, por lo tanto debe ser vista como una sola
enfermedad que puede evolucionar de múltiples formas. Entre las formas graves se destaca la hepatitis, la
insuficiencia hepática, encefalopatía, miocarditis, hemorragias severas y choque.
El dengue es una enfermedad muy dinámica, a pesar de ser de corta duración (no más de una semana en
casi el 90% de los casos). Su expresión puede modificarse con el paso de los días y puede también
agravarse de manera súbita; por lo cual el enfermo necesita que el médico realice el seguimiento
del mismo, preferentemente en forma diaria.
Después del período de incubación de 4 a 10 días, la enfermedad comienza abruptamente y pasa por tres
fases (figura 1):
Fase febril
Fase crítica
Fase de recuperación.
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Fase febril
Es de inicio brusco
Usualmente dura 2-7 días
Se acompaña de enrojecimiento facial, eritema generalizado, mialgias difusas, artralgias, cefalea.
Algunos pacientes tienen dolor y enrojecimiento faríngeo.
Son comunes las nauseas, vómitos y a veces diarreas.
La clínica es parecida a otras virosis.
La prueba del lazo o test del torniquete positivo aumenta la posibilidad del diagnóstico de dengue.
Puede ocurrir sangrado de encías, epistaxis o petequias, sangrado vaginal o gastrointestinal
masivos no son comunes, pero posibles en esta fase.
El hígado puede ser palpable y es frecuente la caída temprana del recuento de leucocitos.
En esta fase debe monitorearse estrictamente por la defervescencia (determinar con precisión la
fecha de inicio de la fiebre) y para detectar precozmente la aparición de los signos de alarma, que
son cruciales para reconocer la progresión a la fase crítica
Fase crítica
El escape de líquido dura aproximadamente 24–48 h. Una caída rápida de los leucocitos y las
plaquetas suele preceder al escape de líquidos. El grado de aumento del hematocrito refleja
fielmente la importancia del escape plasmático y sirve como guía para la reposición de
fluidos. En esta fase puede demostrarse derrame pleural y ascitis según la severidad del escape
de líquido y el volumen del reemplazo de fluidos durante el tratamiento del paciente.
Se considera que un paciente está en choque si la presión del pulso (es decir, la diferencia entre
las presiones sistólica y diastólica) es de 20 mm Hg o menor, o si hay signos de mala perfusión
capilar (extremidades frías, llenado capilar lento o pulso rápido y débil) en niños y en adultos.
Debe tenerse en cuenta que en los adultos la presión de pulso de 20 mm Hg o menor puede
indicar un choque más grave. La hipotensión suele asociarse con choque prolongado, que a
menudo se complica por sangrado importante.
El cuadro evoluciona finalmente hacia el choque hipovolémico con hipoperfusión tisular, daño
orgánico múltiple, acidosis metabólica y CID con hemorragias masivas. El sangrado masivo causa
además mayor hipotensión y leucocitosis (con caída brusca del hematocrito).
Existen formas graves de dengue en el cual algunos pacientes pueden desarrollar falla grave de
órganos (hepatitis, encefalitis, miocarditis), en ausencia de escape de plasma.
Algunos pacientes pasan de la fase febril a la crítica sin defervescencia y en estos pacientes debe
usarse el recuento de leucocitos, plaquetas y el hematocrito como parámetros de diagnóstico de la
fase crítica.
Fase de recuperación
En los pacientes con signos de alarma o dengue grave que sobreviven tras las 24-48 h de la fase
crítica van a reabsorber en forma gradual, en las siguientes 48-72 h, el liquido escurrido al
compartimiento extravascular y este fenómeno se acompaña de una sensación de bienestar,
recuperación del apetito, desaparición de las molestias gastrointestinales, estabilización de los
signos vitales y aumento de la diuresis.
Choque
Sangrados
El paciente con Dengue puede presentar diversos problemas clínicos durante las diferentes fases de la
enfermedad que se resumen a continuación en la tabla 1.
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1. Escape importante de
fluidos
Sin Con signos
signos de de alarma 2. Hemorragia grave
alama
3. Daño importante de
órganos
En los niños, puede haber pocos síntomas y la enfermedad puede manifestarse como un "síndrome febril
inespecífico". La presencia de otros casos confirmados en el medio al cual pertenece el niño febril, es
determinante para sospechar el diagnóstico clínico de dengue.
Dolor abdominal intenso y continuo: debido a la gran cantidad de líquido extravasado hacia las zonas
pararrenales y perirrenales, que irrita los plexos nerviosos presentes en la región retroperitoneal.
La extravasación ocurre también en la pared de las asas intestinales, que aumentan bruscamente de
volumen por el líquido acumulado debajo de la capa serosa, lo cual provoca dolor abdominal de cualquier
localización. Este dolor puede ser tan intenso como para simular cuadros de abdomen agudo (colecistitis,
colelitiasis, apendicitis, pancreatitis, embarazo ectópico o infarto intestinal).
Vómitos persistentes: tres o más episodios en una hora, o cinco o más en seis horas. Impiden una
adecuada hidratación oral y contribuyen a la hipovolemia. El vómito frecuente constituye un signo clínico
de gravedad.
Acumulación de líquidos: puede manifestarse por derrame pleural, ascitis o derrame pericárdico y se
detecta clínicamente, por radiología o por ultrasonido, sin que se asocie a dificultad respiratoria ni a
compromiso hemodinámico, en cuyo caso se clasifica como dengue grave.
Sangrado de mucosas: puede presentarse en encías, nariz, vagina, aparato digestivo (hematemesis,
melena) o riñón (hematuria).
Hepatomegalia: el borde hepático se palpa más de 2 cm por debajo del margen costal.
Aumento progresivo del hematocrito: es concomitante con la disminución progresiva de las plaquetas,
al menos, en dos mediciones, durante el seguimiento del paciente.
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Dengue grave
Las formas graves de dengue se definen por uno o más de los siguientes criterios:
- choque por extravasación del plasma, acumulación de líquido con dificultad respiratoria, o ambas;
- sangrado profuso que sea considerado clínicamente importante por los médicos tratantes, o
- compromiso grave de órganos.
El médico puede obtener en la medición una presión sistólica normal y subestimar la situación crítica del
enfermo. Los pacientes en estado de choque por dengue a menudo permanecen conscientes y lúcidos. Si
se mantiene la hipovolemia, la presión sistólica desciende y la presión diastólica se mantiene, lo que
resulta en disminución de la presión del pulso y de la presión arterial media.
En estadios más avanzados, ambas descienden hasta desaparecer de modo abrupto. El choque y la
hipoxia prolongada pueden conducir a insuficiencia orgánica múltiple y a un curso clínico muy difícil.
El choque es netamente hipovolémico, al menos en su fase inicial.
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Se considera que un paciente está en choque si la presión del pulso (es decir, la diferencia entre las
presiones sistólica y diastólica) es de 20 mm Hg o menor, o si hay signos de mala perfusión capilar
(extremidades frías, llenado capilar lento o pulso rápido y débil) en niños y en adultos. Debemos tener en
cuenta que en los adultos la presión de pulso de 20 mm Hg o menor puede indicar un choque más grave.
La hipotensión suele asociarse con choque prolongado, que a menudo se complica por sangrado
importante. También, es útil el seguimiento de la presión arterial media para determinar la hipotensión. En
el adulto se considera normal cuando es de 70 a 95 mm Hg. Una presión arterial media por debajo de 70
mm Hg se considera hipotensión.
Las hemorragias graves son de causalidad múltiple: factores vasculares, desequilibrio entre coagulación y
fibrinólisis, y trombocitopenia, entre otros, son causa de las mismas. En el dengue grave puede haber
alteraciones de la coagulación, pero éstas no suelen ser suficientes para causar hemorragias graves.
Cuando se produce un sangrado mayor, casi siempre se asocia a un choque profundo, en combinación
con hipoxia y acidosis, que pueden conducir a falla orgánica múltiple y coagulopatía de consumo. Puede
ocurrir hemorragia masiva sin choque prolongado y ese sangrado masivo puede ser criterio de dengue
grave si el médico tratante lo considera así. Ese tipo de hemorragia se presenta también cuando se
administra ácido acetilsalicilico, AINE o corticosteroides.
Hepatitis grave por dengue: el paciente puede presentar ictericia (signo que no es frecuente en la
enfermedad dengue), aumento exagerado de las enzimas, trastornos de la coagulación (particularmente,
prolongación del tiempo de protrombina) y manifestaciones neurológicas.
Compromiso grave del sistema nervioso central: se manifiesta principalmente por convulsiones y
trastornos de la conciencia.
Sin embargo, la mayoría de las muertes por dengue ocurren en pacientes con choque profundo y, a veces,
la situación se complica debido a sobrecarga de líquidos.
El PCR identifica ARN viral en 24–48h pero requiere de equipos y reactivos costosos además de personal
altamente entrenado.
Los kits de reactivos para antígeno viral (NS1) dan resultados en pocas horas. Tienen sensibilidad variable
según las marcas comerciales.
Momento de
la toma de
Métodos de Diagnóstico Tiempo de muestra
Espécimen
diagnóstico de Infección resultados desde el
inicio de
síntomas
Detección de ARN Sangre completa,
Confirmado 1 – 2 semanas 1 – 5 días
por PCR suero, tejidos
Aislamiento viral e
Sangre completa,
identificación del Confirmado 1 – 2 semanas 1 – 5 días
suero, tejidos
serotipo
No determinado
1 día Suero 1 – 6 días
Detección de
Antígeno (NS1) Tejido para
Confirmado 1 día No aplicable
inmunoquímica
IgM ELISA
1 – 2 días
Sangre completa,
Probable Después de 5 días
IgM test rápido suero, plasma
30 minutos
Suero agudo, 1 –
IgG pareado por
Sangre completa, 5 días
ELISA, IH o test Confirmado 7 o más días
suero, plasma Convalecencia
de neutralización
luego de 15 días
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Varios cuadros infecciosos y no infecciosos plantean el diagnóstico diferencial del dengue tanto en fase
epidémica como en fase interepidémica.
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El componente esencial de este proceso es la prestación de buenos servicios clínicos en todos los niveles
de atención, desde el primero hasta el tercero. La mayoría de los pacientes con dengue se recuperan sin
requerir hospitalización, mientras que otros pueden progresar a una enfermedad grave. Los principios de
triage y las decisiones de manejo aplicadas en los niveles de atención primario y secundario, donde los
pacientes son vistos y evaluados por primera vez, permiten identificar aquellos que se encuentran en
riesgo de desarrollar dengue grave y necesitan atención hospitalaria. Esto debe complementarse con un
oportuno y apropiado tratamiento del dengue grave en los centros de referencia.
Al inicio de la fase febril, con frecuencia no es posible predecir clínicamente si un paciente con dengue
progresará a dengue grave. Se pueden desarrollar diversas manifestaciones graves a medida que
progresa la enfermedad hasta la fase crítica, pero los signos de alarma son buenos indicadores de un
mayor riesgo de dengue grave. Por ello, los pacientes con manejo ambulatorio deben evaluarse
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Es importante brindar educación al paciente y a los familiares sobre los signos de alarma y gravedad de la
enfermedad, para que al identificarlos acudan inmediatamente al centro de salud más cercano.
Los trabajadores de salud en el primer nivel de atención deben aplicar un enfoque escalonado, como se
sugiere en la tabla 6.
CENTROS DE HOSPITALIZACION
Los centros de hospitalización que reciben pacientes con dengue, gravemente enfermos, deben ser
capaces de proporcionar una atención rápida a los casos remitidos.
Deben garantizar camas para los pacientes con criterios de hospitalización remitidos desde otros centros.
Ante una contingencia, todos los hospitales deben tener un área o unidad asignada para el tratamiento de
pacientes con dengue. Estas unidades deben contar con personal médico y de enfermería entrenados
para reconocer pacientes de alto riesgo y para implementar el seguimiento y tratamiento apropiados.
Además, estas unidades deben contar con los insumas y el apoyo diagnóstico adecuado.
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Anamnesis
La anamnesis debe incluir:
• Fecha del inicio de la fiebre o enfermedad
• Cantidad de ingestión por vía oral
• Búsqueda de signos de alarma (página 11)
• Evacuaciones líquidas
• Cambios en el estado de conciencia: irritabilidad, somnolencia, letargia, lipotimias, mareos,
convulsiones y vértigo,
• Diuresis (frecuencia, volumen y hora de la última micción)
• Determinar si hay familiares con dengue o dengue en la comunidad o historia de viajes recientes a
áreas endémicas de dengue
• Condiciones coexistentes tales como lactantes menores, adultos mayores de 60 años, embarazo,
obesidad, asma, diabetes mellitus, hipertensión, etc.
• Caminatas en áreas boscosas o baños en corrientes o caídas de agua (considerar el diagnóstico
diferencial de leptospirosis, tifus, malaria, fiebre amarilla, fiebre tifoidea)
• Comportamiento sexual desprotegido reciente, drogadicción (considerar el síndrome de
seroconversión por VIH).
Examen físico
• Evaluar el estado mental con la escala de Glasgow
• Evaluar el estado de hidratación
• Evaluar el estado hemodinámico. Tomar el pulso y la presión arterial. Determinar la presión arterial
media y la presión del pulso o presión diferencial.
• Evaluar la presencia de derrames pleurales, taquipnea, respiración de Kussmaul
• Comprobar la presencia de dolor abdominal, ascitis, hepatomegalia
• Buscar la presencia de exantema, petequias o signo de Herman "mar rojo con islas blancas"
• Buscar manifestaciones hemorrágicas espontáneas o provocadas
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• Prueba del torniquete (repetir si previamente fue negativa). Frecuentemente es negativa en las
personas obesas y durante el choque (ANEXO 7).
Laboratorio
En los pacientes con fiebre en los que se considere la posibilidad de dengue como diagnóstico, los
estudios de laboratorio deben incluir lo siguiente:
• Estudios adicionales (en casos de presencia de signos de alarma, comorbilidad o casos graves):
- Pruebas de funcionamiento hepático
- Glucemia
- Albúmina
- Electrolitos séricos
- Urea y creatinina séricos
- Bicarbonato o lactato séricos
- Enzimas cardiacas
- Examen parcial de orina o, en su defecto, densidad urinaria
• Las pruebas de laboratorio para confirmar el diagnóstico: no son necesarias para el manejo clínico de
los pacientes en etapa de epidemia pero sí en fase interepidémica
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A partir de la anamnesis, el examen físico y los resultados de laboratorio (Hemograma y hematocrito), los
médicos deben ser capaces de responder las siguientes preguntas:
- ¿Es dengue?
- ¿Qué fase del dengue? (febril/crítica/recuperación)
- ¿Hay signos de alarma? ¿Hay comorbilidad?
- ¿Cuál es el estado hemodinámico y de hidratación? ¿Está en choque?
- ¿El paciente requiere hospitalización?
Paso 3. Tratamiento
Los pacientes ambulatorios deben evaluarse diariamente y se les debe hacer un hemograma, al
menos, cada 48 horas, para observar la progresión de la enfermedad hasta por 24 a 48 horas
después del descenso de la fiebre y cuando baje la fiebre, se deben buscar signos de alarma.
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Observación: se debe tener precaución con el uso de agua sola, ya que puede causar desequilibrio hidro-
electrolítico.
3. Paracetamol:
Adultos: 500 a 1.000 mg por vía oral. No administrar antes de seis horas. Dosis máxima diaria de 4
gramos.
Niños: dosis de 10 a 15 mg/kg/por vez, hasta cada seis horas. Utilizar además medios físicos.
En casos de niños con antecedente de convulsión febril o extremo disconfor por la fiebre:
Dipirona – 10-15 mg/kg/dosis (en adultos 500 mg/dosis) hasta cada 6 horas
Recomendaciones: buscar y eliminar los criaderos de mosquitos en la casa y sus alrededores. Uso de
mosquiteros (pabellones, toldos) en pacientes enfermos. Siempre debe ser vigilado por un adulto
entrenado en cuidados de dengue.
Orientar al paciente sobre los signos de alarma y recomendar que consulte inmediatamente ante la
aparición de signos de alarma.
Medicaciones sintomáticas
Domperidona:
0.3 mg/kg/dosis (una gota/kg/dosis). Dosis en adultos: 10 mg
Metoclopramida
Antieméticos
Absolutamente contraindicada en niños menores de 1 año
No utilizar en niños y adolescentes menores de 18 años. Mayor frecuencia de
reacciones extrapiramidales entre los 1 y 18 años
Dosis en adultos: 10 mg/dosis hasta 3-4 veces al día
El prurito en el dengue suele durar entre 36 a 72 horas. La respuesta a la
Anti-pruriginosos terapéutica antipruriginosa suele no ser satisfactoria y puede enmascarar los
signos neurológicos. Por tanto, más que antihistamínicos se recomienda
medidas locales como baño esponjas frías para alivio del prurito.
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- Signos de alarma.
- Riesgo social: vive solo o vive lejos de donde puede recibir atención médica, falta de transporte,
pobreza extrema.
Evaluar lo siguiente:
B2. Pacientes con dengue con signos de alarma y signos iniciales de shock
compensado
Nivel de atención: Hospitales, regionales o de referencia (pero el tratamiento se inicia donde el
paciente entre en contacto con el sistema de salud)
- Oxígeno, 2-3 litros, por cánula nasal, en pacientes con signos tempranos de choque.
- Administre líquidos IV: Lactato de Ringer o Solución Salina Isotónica: pasar una carga de 10
ml/kg/hora por 2 horas. RE-EVALUAR.
- Obtener un 2do hematocrito (en el paciente estable a las 6 hs y si no se constata mejoría luego a las 2
horas):
– Hto igual o en descenso: Hidratación de mantenimiento
– Hto en ascenso: Nueva carga de Suero Fisiológico a 10ml/kp en una hora
- Laboratorio:
– Hto y Hb al ingreso, después de reemplazar de fluidos y luego c/6-12 hs o antes si fuera
necesario
– Plaquetas c/24h o antes según sangrado moderado o grave persistente (incluir crasis
sanguínea)
– Tipificación
– Urea, creatinina
– GOT, GPT
– Gasometría
– Acido láctico
– Electrolitos
– Proteínas-albúmina
– Proteína C reactiva
– Orina simple si es necesario
– Ecografía tóraco-abdominal
– Radiografía de tórax seriada según indicación clínica
– Valorar ecocardiografía
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Los pacientes con signos de alarma deben ser controlados hasta que el riesgo pase (hasta 48 horas
después de que la fiebre desaparezca). Debe mantenerse un adecuado balance de líquidos y electrolitos.
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Llenado capilar Vigoroso (<2 segundos) Prolongado (2 Muy prolongado, piel
segundos) jaspeada
Presión arterial Normal para la edad PAS normal, pero PAD Estrechamiento de la
Pulso normal para la elevada presión del pulso (<20
edad Estrechamiento de la mm Hg)
presión diferencial Hipotensión
Hipotensión postural Presión arterial no
medible
– Nivel de atención: Terciario, en hospitales con UTI. Tener en reserva Glóbulos Rojos
Concentrados (GRC), Plaquetas y Plasma Fresco Congelado (PFC).
– Iniciar el tratamiento en el lugar de primera atención del paciente
– Oxígeno a alto flujo. Considerar uso de CPAP nasal, siempre que no haya datos de sobrecarga
(Grado de Evidencia B).
– Administre líquidos IV: Ringer lactato o solución salina a 20 ml/kg/bolo (en 3 a 5 minutos), puede
repetirse c/20 minutos hasta un volumen de 60 ml/kg/h o más y refiera a hospitales de referencia
– Estabilice al paciente, en el lugar del diagnóstico y durante el traslado
– Hospitalizar en UTI
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• Ecografía tóraco-abdominal
• Ecocardiografía precoz
• Orina simple si es necesario
• Inicie el tratamiento en el primer lugar de atención
• Obtener un hematocrito al ingreso
El paciente con dengue con choque debe ser monitorizado permanentemente durante el periodo
crítico. Debe realizarse un balance detallado de ingresos y egresos. Los parámetros a evaluarse incluyen
los signos vitales y la perfusión periférica cada 15-30 min hasta que el paciente este fuera del
choque y luego cada 1-2 horas. En general cuanto más requerimiento de líquidos necesite el paciente, el
monitoreo debe ser más estricto para evitar la sobrecarga de líquidos mientras se asegura un reemplazo
adecuado de líquidos.
La diuresis debe ser monitorizada regularmente (cada hora hasta que el paciente este fuera del
choque). Puede requerirse colocar al paciente sonda vesical. Una diuresis aceptable es 0.5 ml/kp/hora
como mínimo. Como se mencionó anteriormente el Hematocrito debe controlarse antes de la
expansión (si no se puede controlar no debe ser impedimento para la hidratación del paciente),
luego de la expansión y luego cada 4-6 hs según evolución. En la medida que el paciente se estabilice
los controles pueden espaciarse.
Importante
Conceptos generales de importancia en el manejo de casos de dengue
‒ La corrección del shock Hipovolémico en el shock por Dengue tiene 2 fases. La 1ª FASE
apunta a revertir el shock con la rápida restauración del volumen circulación efectivo. Escenario 3
= Grupo C
‒ La 2º Fase de Terapia Fluídica: Es necesaria para mantener la normovolemia intentando igualar
las pérdidas continuas. O sea el escape capilar continuo. Un específico problema que se presenta en
este estadio es la tendencia a la sobrecarga de líquidos. En esta fase, el objetivo es tener un
volumen circulatorio aceptable.
‒ Por ello es importante:
‒ Aportar el mínimo de fluidos IV necesario para mantener una buena perfusión y diuresis de por lo
menos 1 ml/kg/hr
‒ Si se constata un ritmo diurético de más de 3 ml/kp/hr ello puede ser un marcador temprano de
sobrecarga hídrica.
‒ A partir de 2 ml/kp/hr de diuresis se puede ir disminuyendo la infusión de líquidos, para evitar la
sobrecarga.
‒ Habitualmente los fluidos IV son necesarios por solamente 24 – 48 hr
‒ Reducir los fluidos IV gradualmente cuando la severidad del escape de fluidos disminuye, cerca del
final de la fase crítica indicado por:
‒ La diuresis y/o la ingesta oral de fluidos son adecuadas
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El cálculo de los líquidos para mantenimiento en pacientes con peso normal aparece en el ANEXO 3 y,
para los pacientes obesos con sobrepeso, aparece en el ANEXO 4; el peso corporal ideal (PCI) para
pacientes obesos o con sobrepeso se muestra en el ANEXO 5.
En el momento en que se produzca una disminución súbita del hematocrito, que no esté acompañada de
mejoría del paciente, se debe pensar que alguna hemorragia importante ha ocurrido y se debe considerar
la necesidad de practicar una prueba cruzada y transfundir glóbulos rojos empaquetados (5 a 10 ml/kg),
cuyos volúmenes pueden repetirse según la evolución del paciente.
Además, es necesario evaluar la función de la coagulación del paciente (tiempo de protrombina (TP),
tiempo parcial de tromboplastina activada (TPTa) y fibrinógeno). Si el fibrinógeno es menor de 100 mg/ dI,
se debe priorizar la transfusión de crioprecipitados (1 u/lO kg). Si el fibrinógeno es mayor de 100 mg y la
TP, TPTa es mayor de 1,5 veces el valor normal del control, se debe considerar la transfusión de plasma
fresco congelado (10 ml/kg) en 30 minutos.
Sobrecarga de fluidos
Una de las complicaciones más riesgosas para el paciente con dengue grave es la sobrecarga de fluidos,
debido a un exceso en la reposición de líquidos durante la resucitación y/o la reabsorción masiva de
grandes volúmenes de fluidos extravasados durante la fase crítica. Las complicaciones asociadas a la
sobrecarga hídrica son el distrés respiratorio, la ICCG y el edema agudo de pulmón.
1. En los pacientes con hemodinamia estable y que ya han pasado la fase crítica (>48h de la
defervescencia) debe suspenderse la administración de fluidos. De ser necesario, dar furosemida VO
o IV (0,1-05 mg/kg/dosis) cada 12-24 h o una infusión continua de furosemida de 0.1 mg/kg/hora.
Se considera que un paciente ya salió de la fase crítica (escape de fluidos) si presenta los siguientes
datos:
– PA estable, llenado capilar normal, pulso lleno
– El Hto disminuye en presencia de un buen volumen del pulso
– Está afebril por más de 24–48 h (sin uso de antipiréticos);
– Los síntomas intestinales resolvieron
– La diuresis mejoró
3. Si el paciente está aún en choque, con hematocrito normal o bajo, y muestra signos de sobrecarga,
debe sospecharse hemorragia importante.
- El aporte de más fluidos empeora el pronóstico. Debe transfundirse sangre completa,
fresca, a la brevedad posible. Si el paciente permanece en choque y el hematocrito se eleva, considerar
bolos de coloides, en las dosis antes indicadas.
Criterios de alta
Deben estar presentes todos los siguientes:
- Afebril 24 – 48 h
- Mejoría del estado clínico (bienestar general, apetito, hemodinamia estable, buena diuresis, no
distrés respiratorio)
- Tendencia al aumento de plaquetas (usualmente precedido por el aumento de leucocitos)
- Hematocrito estable sin fluidos intravenosos
Por lo general, el sangrado mejora rápidamente durante la fase de recuperación. En los casos de
trombocitopenia profunda, se debe ordenar reposo estricto en cama y medidas de protección contra
traumatismos, para reducir el riesgo de sangrado. No se deben aplicar inyecciones intramusculares, para
evitar hematomas.
Cuando existen alteraciones hemolíticas, se corre el riesgo de hemólisis aguda con hemoglobinuria y se
puede requerir transfusión de sangre.
La transfusión de sangre salva vidas y debe indicarse tan pronto como se sospeche o se compruebe una
hemorragia grave. Sin embargo, la transfusión de sangre debe hacerse con cuidado porque existe el
riesgo de sobrecarga de líquidos. No espere a que el hematocrito caiga a niveles peligrosos antes de
decidir sobre las transfusiones de sangre. Tenga en cuenta que la recomendación de las Guías de
campaña para la supervivencia a la sepsis 31, de considerar un hematocrito menor de 30% como
indicación inmediata de transfusión sanguínea, no es aplicable en los casos graves de dengue. La razón
de esto es que, en el dengue, generalmente, la hemorragia se presenta después de un período de choque
prolongado, precedida
Otras complicaciones
- El dengue puede complicarse tanto con hiperglicemia como con hipoglicemia (especialmente en los
niños), aún en ausencia de diabetes. Son comunes los desbalances electrolíticos y ácido-básicos
relacionados a los vómitos, diarreas o al uso de soluciones hipotónicas durante la resucitación.
30
- Deben corregirse los desbalances del sodio, potasio, cloro y la acidosis metabólica. NO se recomienda
el uso de bicarbonato con ≥ 7.15)
- Las sobrecargas intratables pueden ser tratadas con la hemofiltración venovenosa (CVVH).
ANEXO 1
Recursos necesarios
En la detección y tratamiento del dengue se necesitan recursos para proporcionar buena atención médica
en todos los niveles. Incluyen los siguientes:
Recursos humanos: El recurso más importante es el humano: médicos y enfermeras capacitados. Debe
asignarse al primer nivel de atención personal entrenado para el triage y el tratamiento de la emergencia.
Si es posible, las unidades de dengue que cuenten con personal experimentado podrían ser transformadas
en un centro de remisión para recibir pacientes durante los brotes de dengue.
Áreas especiales: se debe asignar un área bien equipada y con personal entrenado para proporcionar
atención médica inmediata y transitoria a los pacientes que requieran terapia hídrica intravenosa hasta que
puedan ser remitidos.
Recursos de laboratorio: debe haber posibilidad de hacer un cuadro hemático y hematocrito en, al
menos, dos horas.
Medicamentos: existencia suficiente de paracetamol y sales de hidratación oral (carro rojo o caja de
soporte vital).
Materiales y equipos: tensiómetros (adecuados para la circunferencia del brazo del paciente),
termómetros, estetoscopios, balanzas, etc.
32
ANEXO 2
Criterios de Hospitalización
ANEXO 3
El requerimiento normal de fluidos para mantenimiento por hora puede ser calculado en
base a la siguiente formula * (Equivalente a la fórmula de Halliday – Segar):
* Para pacientes con sobrepeso/obesos calcular el mantenimiento normal de fluidos sobre la base del peso
ideal (IBW)
El peso ideal (IBW) para adultos con sobrepeso u obesos puede ser
estimado en base a la siguiente fórmula:
ANEXO 4
150 45.5 50
160 52 57
170 61.5 66
180 70 75
35
ANEXO 5
ANEXO 6
ANEXO 7
1. Dibujar un cuadro de 2,5 cms X 2,5 cms en el antebrazo del paciente y verificar la presión arterial.
2. Calcular presión arterial media (la mitad de la presión arterial sistólica y diastólica).
3. Insuflar nuevamente el manguito hasta la presión arterial media y mantener a ese nivel insuflado
por 5 minutos en adultos (3 minutos en niños) o hasta que aparezcan petequias o equimosis.
ANEXO 8.
La trombocitopenia que frecuentemente aparece en el cuadro clínico del dengue hemorrágico se debe a
una coagulopatía de consumo, determinada por el virus, y la presencia de anticuerpos antiplaquetarios.
Estos anticuerpos surgen probablemente como resultado de una reacción cruzada entre antígenos virales
y antígenos presentes en las plaquetas. Por eso, la transfusión profiláctica de plaquetas no está
indicada para el dengue hemorrágico.
Poco después de la transfusión, las plaquetas son destruidas rápidamente por los anticuerpos
antiplaquetarios o consumidas en un proceso semejante al que se produce en la coagulación intravascular
diseminada. No circulan, no aumentan el recuento de plaquetas y, por consiguiente, no alcanzan el
objetivo de prevenir hemorragias.
El procedimiento que recomendamos para la transfusión de plaquetas en esta situación clínica consiste en
transfundir concentrados de plaquetas, en la dosis de 1 unidad por cada 7 kg de peso del paciente,
siempre que el recuento de plaquetas sea inferior a 50.000/ml con hemorragia activa.
Esta transfusión puede repetirse cada 8 o 12 horas hasta que se logre controlar la hemorragia. Sólo
excepcionalmente estará indicado transfundir plaquetas durante más de un día; en general una dosis o
como máximo dos son suficientes. No es necesario efectuar un recuento de plaquetas después de la
transfusión para determinar la eficacia de la transfusión; en el dengue hemorrágico, esta eficacia se mide
por la respuesta clínica es decir por la disminución o interrupción de la hemorragia.
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Referencia
1. Dengue: Tratamiento, Prevención y control. Nueva Edición 2009. A joint publication of the World
Health Organization (WHO) and the Special Programme for Research and Training in Tropical
Diseases (TDR)
3. Guía de Atención Clínica Integral del Paciente con Dengue. Instituto Nacional de Salud.
Organización Panamericana de la Salud OPS/OMS. 2010.