DE Presidencia 56/2022 Poder Judicial de La Nacion

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CONTESTA DEMANDA

JUZGADO FEDERAL DE TUCUMAN N°1 –SECRETARIA DE EJECUCION FISCAL.


JUICIO: DIAZ QUESADA, OSCAR ANTONIO c/ ANSES s/ REAJUSTES VARIOS
EXPTE. N°8943/2022.

SEÑOR JUEZ:

ROBLEDO ALBA NOEMI, abogado (T° 98 F° 78 CPACF), por la


ADMINISTRACIÓN NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL (ANSES), constituyendo domicilio
procesal en calle Córdoba N°498, piso 1°, de esta Ciudad, y electrónico en la Identificación
Electrónica Judicial (IEJ) N° 27-18034595-2, en los autos caratulados “DIAZ QUESADA, OSCAR
ANTONIO c/ ANSES s/ REAJUSTES VARIOS" (Expte. N° 8943/2022), a V.S. me presento y
digo:

I. PERSONERÍA
Me encuentro facultado para ejercer la representación de ANSES en las causas
en las que, como en la presente, corresponda su intervención, en virtud de la Resolución DE
PRESIDENCIA 56/2022 PODER JUDICIAL DE LA NACION sobre cuya autenticidad y
vigencia presto juramento.

II. OBJETO
Siguiendo expresas instrucciones de mi mandante, vengo en legal tiempo y forma
a contestar demanda, solicitando el rechazo de todos los planteos formulados por la parte actora,
en razón de las consideraciones de hecho y de derecho que seguidamente se exponen.

PRESTO CAUCIÓN JURATORIA.

En el marco del cumplimiento de los Art. 26 y 27 de la Ley 6059 asumo en éste acto la
responsabilidad por el cumplimiento de la misma, prestando caución juratoria.

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III. OPONE PRESCRIPCIÓN ART. 82 LEY N° 18.037
Reiterando los términos de la resolución impugnada, se deja opuesta a todo
evento la prescripción liberatoria prevista en el art. 82, parr. 3°, de la Ley N° 18.037 (t.o. 1976),
ratificada por el art. 168 de la Ley N° 24.241. La ley establece que prescribe a los dos años la
obligación de pagar los haberes devengados con posterioridad al otorgamiento del beneficio,
resultando incontestable, en caso de prosperar la acción intentada en autos, que el crédito cuyo
reconocimiento se persigue queda comprendido en el concepto de haberes previsionales
generados con posterioridad al otorgamiento del beneficio.

IV. NEGATIVAS
Por imperio procesal niego todos y cada uno de los hechos que no sean objeto de
expreso reconocimiento en este responde. Específicamente:
NIEGO que la prestación que percibe el actor deba guardar relación con el salario
del personal en actividad y/o con la renta presuntamente percibida por un afiliado de la misma
categoría autónoma y por el cual hubiere efectuado aportes previsionales correspondientes.
NIEGO que la categoría laboral en que revistaba la parte actora a la fecha de su
cese se compadezca con las características que se presentan en la actualidad bajo la misma o
análoga denominación.
NIEGO que resulte procedente recalcular el haber inicial determinado en sede
administrativa.
NIEGO que la jubilación se traduzca en una mera consecuencia de la
remuneración.
NIEGO que en la especie se encuentre afectado el carácter de irrenunciable e
integral de las prestaciones de la seguridad social.
NIEGO que medie menoscabo a los derechos constitucionales de la propiedad,
igualdad y movilidad de las jubilaciones.
NIEGO la confiscatoriedad aludida por la actora.
NIEGO que los precedentes jurisprudenciales que invoca la parte actora sean
aplicables al caso.
NIEGO la pretendida inconstitucionalidad de las leyes 18.037, 23.928, 24.130,
24.241, 24.463, 25.344, 26.417, 27.426, 27.541, 27.609 y sus respectivos decretos
reglamentarios.
DESCONOZCO la documental acompañada, que no emane de mi mandante, por

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no constarme su veracidad, como así también niego la procedencia de la liquidación practicada
por la parte actora por resultar a todas luces inconducente en ésta instancia y por no ajustarse la
misma a la normativa aplicable respecto de la liquidación de su haber previsional.

V. DETERMINACION DEL HABER INICIAL Y MOVILIDAD


V.1.Ley aplicada y fecha de alta:
Como primer punto es dable destacar que el beneficio del accionante fue otorgado
bajo las pautas establecidas en la Ley N° 24.241, tal como surge de la pantalla que se copia más
abajo.

Haciendo notar que el accionante obtuvo su beneficio con FAD posterior al 1° de


marzo de 2018, motivo éste por el cual la actualización de sus remuneraciones fue realizada bajo

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los lineamientos establecidos en la Ley N° 27.426, Decreto N° 110/2018 y la Resolución SSS N°
2-E/2018.

V.2 Determinación del haber inicial. Componentes: PBU. PC. PAP.


Improcedencia de la actualización. Contesta impugnación del accionante a la metodología
utilizada a efectos de calcular su haber inicial.

V.2. 1.Respecto del recalculo de la prestación básica universal (PBU):


En cuanto al planteo formulado por la contraria a efectos de que se ordene el
recálculo de su P.B.U., argumentando que dicho componente no ha sido actualizado hasta el
momento del otorgamiento del beneficio, tal y como fuera resuelto en el precedente “Quiroga
Carlos Alberto c/Anses s/Reajustes varios”, destaco que dicho análisis difiere de la realidad de los
hechos acaecidos en autos ya que a consecuencia de que el accionante obtuvo su beneficio con
posterioridad al 1 de marzo del 2009 (ver art. 5 de la Resolución SSS N° 6/2009), el monto de su
P.B.U. se fijó en $ 326 en un todo de acuerdo al art. 4 de la Ley N° 26.417 y se actualizó hasta la
fecha del otorgamiento del beneficio según dicha norma y sus posteriores modificaciones.
A más ahondar en el tema destaco que en el fallo “Quiroga Carlos Alberto c/Anses
s/Reajustes varios” nuestro Máximo Tribunal abaló expresamente en su conisderando (6°) el
método introducido por la Ley N° 26.417 para el cálculo de la P.B.U., lo cual demuestra lo erróneo
del planteo en traslado e impone en consecuencia su rechazo.
Lo manifestado además se evidencia en virtud que los precedentes invocados
tales como “Quiroga” y “Bruzzo”, los cuales se circunscriben a beneficios cuya fecha de adquisición
de derecho fue en vigencia del art. 20 de la Ley 24241 sin la modificación operada por la ley 26.417
(03/2009), es decir, beneficios acordados entre 07/1994 y 02/2009.
En efecto, en ambos se ha discutido la ausencia de incrementos o movilidad en el
valor del AMPO/MOPRE, unidad de medida sobre la que se calculaba la PBU y que fue derogada
por la ley 26.417. Debe destacarse que la fecha de adquisición del derecho de la parte actora es
posterior a marzo del año 2009, obteniendo la PBU una movilidad dispuesta por ley,
resultando en consecuencia inaplicable la actualización solicitada en dichos precedentes.
Así lo ha declarado la CFSS, Sala I, en el fallo “Mavestiti Oscar Carlos c/ ANSES
s/ reajustes varios”, en el cual expresa que: “Respecto del agravio vertido por la parte demandada
en relación al reajuste de la PBU, cabe realizar la siguiente reflexión: El actor adquirió el beneficio
previsional el 14/10/2010, es decir con posterioridad a la vigencia de la ley 26.417. Dicha norma

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legal, en su artículo cuarto, sustituyó el art. 20 de la ley 24.241 y sus modificatorias, además de
establecer un nuevo sistema de cálculo móvil para esa prestación (ver art. 6). Por lo tanto, nos
hallamos frente a un nuevo método legal fijado por el legislador para calcular esta prestación, con
carácter móvil en el contexto de la ley 26.417 y en ese marco no resulta demostrado que conculque
derecho constitucional alguno, por lo que corresponde dejar sin efecto el planteo efectuado.”.
En igual sentido, la Sala III de la CFSS, en autos “Hlace Olga Noemí c/ ANSES s/
reajustes varios”, ha dicho: “No procede el recalculo de haber inicial de la Prestación Básica
Universal de la actora ni el reajuste de aquélla, atento que dichos aspectos encuentran suficiente
resguardo en el sistema instituido por la Ley 26.417, por lo que corresponde desestimar el agravio
de la actora sobre el particular.”
En consecuencia, solicito se rechace el planteo de la actora en este punto por
improcedente.

V.2.3. Improcedencia del recalculo de la prestación compensatoria (PC)


y de la prestación adicional por permanencia (PAP):

En su escrito de demanda la contraria impugna la forma utilizada por mi mandante


a efectos de calcular su haber previsional, solicitando su inaplicabilidad y peticionando que las
remuneraciones aportadas, sean actualizadas desde el momento en que fueron realizadas y hasta
el 1 de marzo del 2.009 por el índice de salarios básicos de la industria y la construcción (I.S.B.I.C.),
lo cual –según su parcial interpretación - determinó la Corte Suprema de Justicia en el precedente
“Elliff Alberto c/ ANSES s/ reajustes varios”.

a) Determinación del haber inicial conforme los índices previstos en la


Ley N° 27.426
Cabe considerar como dato esencial a los efectos de la resolución de la presente
causa que el actor obtuvo el beneficio previsional con FAD 01/08/2019 fecha en la cual ya se
encontraba plenamente vigente la ley 27.426.
Y tal como ya fue reconocido por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en
el precedente Blanco (341:1924), “(14)… la facultad de elegir el indicador para la
actualización de los salarios computables fue reasumida por el legislador al sancionar la
ley 26.417 en el año 2008”
Mediante la sanción de la ley 27.426- en concordancia con lo señalado por

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la Corte Suprema de Justicia de la Nación – el legislador dispone el índice –combinado- por
el cual se deben actualizar las remuneraciones a los efectos del haber inicial.
En consecuencia, respecto a las remuneraciones consideradas para calcular
la P.C. y la P.A.P., de los beneficios previsionales de aquellos que cesaran o solicitaran sus
beneficios desde el 01/03/2018, las mismas fueron actualizadas en virtud de los índices dispuestos
por la Ley N° 27.426 de la siguiente manera:
(i) hasta el 31 de marzo de 1995 por el Índice Nivel General del (INGR);
(ii) del 1 de abril de 1995 al 30 de junio de 2008 por el índice RIPTE;
(iii) desde el 1 de julio del 2008 al 28 de diciembre del 2017 por las variaciones resultantes de las
movilidades establecidas por la Ley N° 26.417 y
(iv) desde el 29 de diciembre del 2017 a la fecha del otorgamiento del beneficio, por el índice
establecido por la Remuneración Promedio de los Trabajadores Estables.
De esta manera se implementó un mecanismo de actualización para las
remuneraciones históricas que abarca la totalidad de los períodos reclamados por la parte actora
y que contempla la evolución de los salarios de todos los sectores de trabajadores, según los
índices dispuestos por el Congreso de la Nación Argentina por la Ley N° 27.426 y en un todo de
acuerdo a lo prescripto por nuestro Máximo Tribunal en el precedente “Blanco Lucio Orlando c/
ANSeS s/ Reajustes varios” que en su parte pertinente determinó que la elección de los índices
de actualización es “…una potestad de exclusivo resorte del Poder Legislativo Nacional, ejecutada
por ese departamento del Estado desde el año 2008 en dos oportunidades (leyes 26.417 y
27.426)…es el Congreso Nacional en su carácter de órgano representativo de la voluntad popular,
el que deberá establecer, conforme las facultades conferidas por la Constitución Nacional, el índice
para la actualización de los salarios computables para el cálculo del haber inicial…toda vez que
se trata de un componente decisivo para asegurar la vigencia de los derechos consagrados en el
art. 14 bis de la Ley Fundamental…”.
Como se puede observar, desde la sanción de la ley 27.426, se actualizan la
totalidad de las remuneraciones, de conformidad con leyes de movilidad dictadas por el Congreso
de la Nación creándose a partir de su dictado un nuevo motor de actualización (fórmula de ley)
derogando en consecuencia cualquier otro esquema de actualización o movilidad creado por leyes
anteriores o por vía jurisprudencial.
En el precedente arriba citado (341:1924), la CSJN destaca “la regla básica
republicana según la cual cada poder del Estado Federal debe actuar dentro de su ámbito de
competencia, siendo respetuoso del ejercicio que los otros pudieran hacer de los poderes que la

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Constitución les atribuye.”
Esta situación pretende ser desconocida por la parte actora solicitando la
aplicación del criterio del precedente Elliff, lo cual resulta improcedente atento que la totalidad de
sus remuneraciones ya fueron actualizadas de acuerdo a la normativa aplicable.

Cabe señalar que en sentido se ha expedido con fecha 5 de agosto de 2021 la


Cámara Federal de Salta en los autos “TOLABA, CARLOS ALBERTO c/ ANSES s/REAJUSTE DE
HABERES”, Expte. N°18673/2019 expresando como argumento central de la sentencia en este
punto que:
“Ceñidos al análisis de los agravios referidos a la actualización del haber
inicial, cabe adelantar que el mismo tendrá acogida, toda vez que el derecho al beneficio
del actor fue adquirido en vigencia de la ley 27.426 promulgada a partir del 28/12/2017, de
modo que aplicar pautas de redeterminación que se extienden a períodos anteriores a la
fecha de liquidación de la remuneración computable más antigua, es todo un dispendio
absurdo.
Cabe poner de relieve que a partir de la ley 27.426, rige además un criterio
‘legal’ de actualización de las remuneraciones, utilizable para el establecimiento del
promedio base de cálculo del haber inicial, que ya cumple el estándar que propugnó la CSJN
en “Blanco Lucio”.
“…En consecuencia, toda vez que la actualización de las remuneraciones
para la determinación del haber inicial se hizo con ajuste al procedimiento de actualización
que tiene base legal y no ha sido cuestionado en cuanto a su corrección o ajuste, no
corresponde en este caso disponer una redeterminación del cálculo.”
En igual sentido se ha pronunciado el Juzgado Federal N° 4 de la Seguridad
Social -sentencia de fecha 26/08/21-mediante la cual rechaza la pretensión de la actora de
recálculo de su haber inicial, respecto de los servicios en relación de dependencia.
Para así decidir, sostuvo la magistrada interviniente: “En cuanto a lo peticionado
en relación a la actualización de las remuneraciones para el cálculo de la PC y PAP fijado en el
art. 24 de la ley 24.241, un nuevo estudio de la cuestión, considerando la fecha de
adquisición del derecho al beneficio, me lleva a disponer la aplicación de los índices
previstos en la ley 27.426, sus modificatorias y sucesivas reglamentaciones. Ello por cuanto
es resorte exclusivo del Poder Legislativo Nacional, la elección de los índices de
actualización de los salarios computables para el cálculo del haber inicial de conformidad

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con lo dispuesto por el Máximo Tribunal in re: ‘Blanco, Lucio Orlando c/ Anses s/ Reajustes
varios’ (conf. pto. 3 la parte resolutiva)”.
Agregando que “el Alto Tribunal, en la causa referida (considerando 9º) sostuvo
que ‘la autoridad legislativa en materia de seguridad social ha sido reconocida por esta
Corte desde antiguo (Fallos; 170:12; 173:5; 179:394; 326:1431 ̧328:1602 y 329:3089), en el
entendimiento de que son facultades propias de la competencia funcional de ese poder con
el fin de cumplir con el objetivo establecido en el Preámbulo de ‘promover el bienestar
general’”.
En igual sentido, la Cámara Federal de Mar del Plata en autos “LOPEZ, JULIO
ADRIAN c/ ANSES s/REAJUSTE DE HABERES, Expte Nº 45598/2018”,- sentencia del
13/08/2021 -ha dicho que “ Ingresando concretamente en el examen del primer planteo traído
a debate, cabe aclarar primeramente que el Sr. López ha adquirido su beneficio previsional
con fecha 22/03/2018, conforme surge del Detalle de Beneficio obrante en las actuaciones
administrativas Nº 024-20-16251437-8-005-000002, con ello tengo por acreditado que el
beneficio previsional, le fue otorgado bajo la vigencia de la ley 27.426, que sustituyó el
artículo 2º de la ley 26.417, el cual quedó redactado de la siguiente forma: “Artículo 2º: A fin
de practicar la actualización de las remuneraciones a las que se refiere el artículo 24, inciso
a) y las mencionadas en el artículo 97 de la ley 24.241 y sus modificaciones, se aplicará un
índice combinado entre el previsto en el inciso b) del apartado I del artículo 5° de la ley
27.260 y su modificatorio y el índice establecido por la Remuneración Promedio de los
Trabajadores Estables.” (Textual de la normativa citada). –
Con lo que, comprendo correcto el razonamiento al que ha arribado el A quo.
Nótese que los agravios expresados por el apelante, refieren a la pretendida aplicación al
caso de marras, del precedente dictado por la CSJN en los Autos “Blanco, Lucio Orlando
c/ANSeS s/ Reajustes Varios” frente a la supuesta aplicación del índice establecido en el
decreto 807/16 al momento de calcular el haber inicial del actor. ---
En el decisorio citado, la Corte declaró la inconstitucionalidad de las
Resoluciones de ANSeS N°56/2018 y de la Secretaría de Seguridad Social N° 1/2018, al
entender que “Es el Congreso Nacional en su carácter de órgano representativo de la
voluntad popular, el que deberá establecer, conforme a las facultades conferidas por la
Constitución Nacional, el índice para la actualización de los salarios computables para el
cálculo del haber inicial en el período en juego, toda vez que se trata de un componente
decisivo para asegurar la vigencia de los derechos consagrados en el art. 14 bis de la Ley

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Fundamental.” (Fallo 341:1924 - Cons. 21, el resaltado es propio). -
Sin embargo, el caso de Autos se legitima de diverso modo, al poseer base
legal, ya se encuentra comprendido dentro de las disposiciones de la ley 27.426, por lo que
este supuesto en concreto no se ajusta a las pretensiones articuladas por el apelante. -
Con ello, concluyo que no se ha evidenciado aquí, ni aún probado, el
perjuicio alegado por el recurrente, ya que ha sido el Congreso de la Nación, quien ha
dispuesto a partir del dictado de la ley 27.426 cuál será el índice que ha de aplicarse a los
beneficios otorgados con posterioridad al mes de marzo de 2018, siendo concordante con
ello la solución que ha brindado en autos el Juez de grado.”
Como se puede observar, los precedentes citados- con razonamientos jurídicos
precisos y concordante con los lineamientos dictados por la CSJN en “Blanco Lucio” (341:1924)-
rechazan la pretensión de actualización de la parte actora en materia de remuneraciones, lo cual
consideramos debe ser replicado en igual manera.

d) En los beneficios cuyos titulares hayan cesado o solicitado sus beneficios


desde el 01/03/2021:
Recientemente, se dicta la ley 27.609, publicada en boletín oficial el 04/01/21,
-la cual también dispone los índices a aplicarse en todos los períodos – expresando en su
Capítulo II que - Índice de Actualización de las Remuneraciones- Artículo 4º-: “Sustitúyese el
artículo 2º de la ley 26.417 y su modificatoria, el que quedará redactado de la siguiente forma:”
Artículo 2º: “A fin de practicar la actualización trimestral de las remuneraciones a
las que se refiere el artículo 24, inciso a) y las mencionadas en el artículo 97 de la ley 24.241 y
sus modificaciones, se aplicará un índice combinado entre el previsto en el inciso b) del apartado
I del artículo 5° de la ley 27.260 y sus modificatorias y el índice establecido por la Remuneración
Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE) que elabora la Secretaría de Seguridad
Social del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social o quien en el futuro lo sustituya.”
A los efectos de su reglamentación y operatividad. con fecha 19/02/21 se dicta la
Resolución S.S.S. 3/2021 RESOL-2021-3-APN-SSS#MT , la cual en su Artículo 1° expresa que
las disposiciones contenidas en la Ley Nº 27.609 serán de aplicación a partir del 1º de marzo de
2021, para todas las prestaciones previsionales a cargo de la ADMINISTRACIÓN NACIONAL DE
LA SEGURIDAD SOCIAL (ANSES), otorgadas en virtud de la Ley N° 24.241, sus modificatorias y
complementarias, de regímenes nacionales generales anteriores a la misma y sus modificatorias,
de regímenes especiales derogados, o de las ex cajas o institutos provinciales y municipales de

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previsión cuyos regímenes fueron transferidos a la Nación.

Nótese que el referido artículo es idéntico al art. 2 de la ley 27.426 citado en el punto
anterior razón por la cual replicamos los argumentos en favor de su procedencia en este período.

De esta manera se implementó un mecanismo de actualización para las


remuneraciones históricas que abarca la totalidad de los períodos reclamados por la parte actora
y que contempla la evolución de los salarios de todos los sectores de trabajadores, según los
índices dispuestos por el Congreso de la Nación Argentina por la Ley N° 27.426 y en un todo de
acuerdo a lo prescripto por nuestro Máximo Tribunal en el precedente “Blanco Lucio Orlando c/
ANSeS s/ Reajustes varios” que en su parte pertinente determinó que la elección de los índices
de actualización es “…una potestad de exclusivo resorte del Poder Legislativo Nacional, ejecutada
por ese departamento del Estado desde el año 2008 en dos oportunidades (leyes 26.417 y
27.426)…es el Congreso Nacional en su carácter de órgano representativo de la voluntad popular,
el que deberá establecer, conforme las facultades conferidas por la Constitución Nacional, el índice
para la actualización de los salarios computables para el cálculo del haber inicial…toda vez que
se trata de un componente decisivo para asegurar la vigencia de los derechos consagrados en el
art. 14 bis de la Ley Fundamental…”.
En el precedente arriba citado (341:1924), la CSJN destaca “la regla básica
republicana según la cual cada poder del Estado Federal debe actuar dentro de su ámbito
de competencia, siendo respetuoso del ejercicio que los otros pudieran hacer de los
poderes que la Constitución les atribuye.”
Esta situación pretende ser desconocida por la parte actora solicitando la
aplicación del criterio del precedente Elliff, sin haber apreciado que la totalidad de sus
remuneraciones ya fueron actualizadas de acuerdo a la normativa aplicable.
En virtud de lo manifestado mi mandante considera que la petición de la actora en
este punto debe ser rechazada y pido que así se resuelva.

V.3.-Movilidad. Contesta impugnación del accionante a la metodología


utilizada a efectos de calcular su movilidad.
Respecto de la movilidad del haber previsional de la parte actora cabe indicar que
por la fecha de adquisición del beneficio el mismo ha sido actualizado por aplicación de las leyes
de movilidad vigentes desde marzo de 2.009- ley 26.417 y modificatorias- razón por la cual no
corresponde aplicar pautas jurisprudenciales en la materia.

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En efecto la última pauta dictada por la Corte Suprema de Justicia de la
Nación ha sido referenciada en el precedente ¨Badaro, Adolfo Valentín¨ no correspondiendo
su aplicación al caso de autos toda vez que por la fecha de alta del beneficio (01/10/2019),
excede el límite temporal (31/12/2006) considerado por el más Alto Tribunal.
Cabe recordar que la propia Corte Suprema de Justicia de la Nación en el fallo
¨Badaro¨ de fecha 8/8/06 ha dicho: ¨... Que la misión más delicada de la Justicia es la de saberse
mantener dentro del ámbito de su jurisdicción, sin menoscabar las funciones que incumben a los
otros poderes ni suplir las decisiones que deben adoptar para solucionar el problema y dar
acabado cumplimiento a las disposiciones del art. 14 bis de la Constitución Nacional.¨
(Considerando 18)
De la misma manera en el precedente “Blanco” señala que “(21) “…Reasumida la
facultad por el Congreso, será en el marco de la tarea legislativa -a través del diálogo de las dos
cámaras que deben confluir en la sanción de una ley- que se establecerán las pautas adecuadas
para hacer efectivo el mandato del artículo 14 bis de establecer "jubilaciones y pensiones móviles"
Siendo entonces que los fallos del Alto Tribunal desde siempre han reconocido la
facultad del Poder Legislativo para organizar el sistema de jubilaciones y pensiones y habiendo
retomado el legislador a partir de la ley 26.417, la facultad de fijar el contenido concreto de la
movilidad- aplicada ya en el ámbito administrativo del accionar de mi mandante- no corresponde
tampoco hacer lugar a la pretensión de la parte actora en este punto.
En efecto, a partir de marzo de 2.009, los haberes previsionales obtuvieron en un
principio la movilidad ordenada en la Ley N° 26.417, norma que generó un mayor incremento en
el monto de las prestaciones del régimen previsional público.
Posteriormente la Ley N° 27.426 sustituyó dicha metodología desde el
01/03/2018, aplicándose a partir de aquel momento un índice combinado compuesto en un 70%
por la evolución de la inflación y en un 30% por la de los salarios (RIPTE).
En virtud de la declaración de emergencia previsional dictada por la ley 27.541- y
ante la situación excepcional de la pandemia mundial,- el congreso suspende la movilidad
dispuesta en la ley 27.426 y delega en el Poder Ejecutivo la facultad de disponer la misma durante
el término de dicha suspensión, dictándose en consecuencia los decretos 163/20, 495/20 , 692/20
y 899/20.
Finalmente, con fecha 04/01/21, el Congreso de la Nación dicta la ley 27.609, la
cual se encuentra en plena vigencia restableciendo pautas de movilidad similares a las dispuestas
en la ley 26.417 y aplicando como índice para la actualización- ahora trimestral - de los haberes

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previsionales una fórmula combinada atendiendo a la variación de los recursos tributarios (50%)
y a la variación del índice general de salarios (ISAL) o a la remuneración imponible promedio de
los trabajadores estables (RIPTE) (50%) , la que resulte mayor.
Respecto de la movilidad del haber previsional de la parte actora, en virtud de la
fecha de adquisición de su derecho, ya obtuvo las movilidades por aplicación de las leyes a las
cuales se hizo referencia supra, dictadas por el poder jurisdiccional competente en orden a lo
dispuesto por la Constitución Nacional, solicitamos sea considerada como una cuestión abstracta
y excluida de pautas de ajuste judicial.

VI. CONSTITUCIONALIDAD DE LAS NORMAS ATACADAS

La declaración de inconstitucionalidad de una ley es un acto de suma gravedad


institucional que debe ser considerado como última ratio del orden jurídico. Por ello, quien alega
la inconstitucionalidad de una norma le corresponde demostrar claramente de qué manera ésta
contraría la Constitución Nacional, causándole de ese modo un gravamen, y para ello es menester
que precise y pruebe fehacientemente el perjuicio que aquélla le origina (Fallos 301:962; 302:457;
484:1149; 307:1656 y 310:211).
La demanda en responde no satisface tal recaudo exigido por el Máximo Tribunal,
motivo por el cual se solicita se rechace el pedido de inconstitucionalidad de las Leyes N° 24.241,
24.463, 23.928, 21.864, 26.198, 26.417, 27.260, 27.426 y 27.541 y Decretos reglamentarios.
Sobre este asunto destaco lo expuesto por la C.S.J.N. con fecha 26 de marzo del
2019 en los autos “Garcia María Isabel c/AFIP s/acción meramente declarativa de
inconstitucionalidad” en donde declaró que: “…El mero hecho de que consideremos que el Estado
no ha hecho por los jubilados lo que cada uno de nosotros desearía no puede convertirse en un
argumento para fulminar con la inconstitucionalidad de un régimen que necesariamente depende
de valoraciones, hechos, estrategias y criterios de oportunidad cuya articulación corresponde
primariamente al Congreso de la Nación. No debemos olvidar que vivimos en una democracia y
que las razones que nos convencen a cada uno de nosotros no se convierten, por ello, en derecho
vigente…”
Sin perjuicio de ello y en virtud al principio de economía procesal, se realizarán
sucintas argumentaciones – sobre las normas más relevantes – por medio de las cuales se
demostrará lo improcedente del pedido de la contraria

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VI.1 CONSTITUCIONALIDAD DE LA LEY N° 24.463

La Ley N° 24.463 se encuentra justificada plenamente por hallarse orientada a


resolver el déficit estructural del sistema que ha puesto en peligro la solvencia y existencia misma
del régimen de reparto previsto en el sistema integrado de jubilaciones y pensiones, restableciendo
el principio de solidaridad que lo fundamenta a fin de lograr el equilibrio de las finanzas públicas
que a su turno genere condiciones favorables para la inversión y desarrollo económico que permita
a la comunidad cumplir con los pasivos.
La ley cuestionada resulta indiscutiblemente de orden público, no sólo por el
carácter que le ha dado el legislador, sino por la materia que regula.
En modo alguno el legislador ha vedado la posibilidad de acceder a un incremento
de haberes, sino que ha dispuesto dentro de la configuración presupuestaria, la movilidad de la
prestación, tendiendo a mejorar a los beneficiarios de menores ingresos dentro del marco solidario
del régimen.
La Ley de Solidaridad Previsional ha venido a cubrir el enorme vacío que
significaba el recurso establecido por el art. 8 de la Ley N° 23.473.
En efecto, antes de la sanción de la ley que por esta razón ataca el recurrente, la
ANSES no tenía oportunidad procesal de solicitar a la Cámara de Apelaciones de la Seguridad
Social, ni ésta tampoco lo requería, que se produjeran las pruebas documentales y periciales que
avalasen la petición de la actora. Simplemente el referido tribunal se limitaba a conocer en grado
de revisión sobre las resoluciones dictadas por mi mandante.
La parte actora ensaya un agravio basado en la violación de "su" derecho de
defensa en juicio, cuando en realidad el sistema que hoy se encuentra vigente por la sanción de
la Ley N° 24.463 no hace más que garantizar, con todos los instrumentos procesales disponibles
para ambas partes, que las sentencias a dictarse en el futuro lo serán en el marco del verdadero
respeto por el principio que establece el art. 18 de la CN.
Por último, la igualdad ante la ley justifica la existencia de una norma siempre que
la misma no fuere sectaria o beneficie o perjudique a un grupo específico de personas en forma
incausada, siendo saludables para la comunidad e idóneas para el derecho, las decisiones que se
tomen a nivel gubernamental con miras al bien común.
En tal sentido, "la garantía de igualdad importa el derecho de todos a que no se
establezcan privilegios o excepciones que excluyan a unos de los que se concede a otros en
iguales circunstancias..." (CS, dic. 27-1990 - "GODOY Oscar c/ Universidad Nacional de La

13
Plata”).Debe tenerse en cuenta que una reforma general y reconstructiva de las finanzas del
sistema no puede reducirse a rebajar los emolumentos a acordar, dejando incólumes los ya
acordados, a fin de no romper la igualdad, la armonía y equidad que debe existir en la distribución
de los beneficios entre sus integrantes.
Tan acreedores al sistema son los primeros afiliados como los que les suceden, y
si para salvar la solvencia del régimen se rebajan los emolumentos de unos, debe imponerse igual
sacrificio a los otros.
El interés personal de la actora no resulta apto para consagrar la
inconstitucionalidad de la ley, si con dicha postura persigue una declaración de ilegitimidad cuyos
efectos no se limitarían a los actos relacionados en el caso concreto sino que se proyectarían a
todos los supuestos, otorgando al pronunciamiento el carácter de una norma general.
En cuanto al planteo de inconstitucionalidad formulado por la actora al art. 7,
último párrafo de la Ley N° 24.463, el cual establece que la movilidad "en ningún caso...podrá
consistir en una determinada proporción entre el haber de retiro y las remuneraciones de los
activos", corresponde su rechazo.
En este sentido, el Dr. Fayt en su voto en el precedente “Chocobar” ha sostenido,
que “El art. 14 bis de la Constitución Nacional no establece ningún sistema o técnica especial de
movilidad. Lo que exige la Constitución es que las jubilaciones y pensiones sean móviles, por lo
que deben considerarse prematuras las impugnaciones constitucionales desplegadas contra la
validez del art. 7, inc. 2º de la ley 24.463, en cuanto establece que a partir de su vigencia ‘todas
las prestaciones de los sistemas públicos de previsión tendrán la movilidad que determine la ley
de presupuesto’. La sola incertidumbre acerca del modo en que se concretará la movilidad en el
futuro revela el carácter conjetural del agravio y la inexistencia de un gravamen actual, lo cual
cancela la competencia de la Corte en este sentido...” “En tales condiciones, lo establecido por el
art. 7, inc. 2º, apartado segundo, en el sentido de que en ningún caso la movilidad que establezca
la ley de presupuesto ‘podrá consistir en una determinada proporción entre el haber de retiro y las
remuneraciones de los activos’, significa que el Congreso se ha fijado para sí una directiva a
cumplir sobre el modo de reglar el derecho constitucional respectivo. Empero –al igual de lo
expresado en el considerando anterior- ello no representa para la actora un perjuicio concreto y
actual que suscite la intervención de la Corte, la que se habilitará en el caso en que la modalidad
adoptada signifique una abrasión al carácter sustitutivo de la prestación previsional.” (Fallos
319:3241)
Posteriormente en el caso “Heit Rupp” (Fallos 322:2226) quedó expresamente

14
establecido que “...esta Corte ha afirmado las atribuciones con que cuenta el Congreso de la
Nación para reglamentar el art. 14 bis de la Constitución Nacional y, en particular, para establecer
el modo de hacer efectivo ese derecho a partir de la vigencia de la ley 24.463, que remite a las
disposiciones de la ley de presupuesto, por lo que ha rechazado los planteos de invalidez del
citado art. 7, inc. 2, basados en agravios conjeturales que no alcanzaban a demostrar el perjuicio
concreto ocasionado por dicho sistema a los interesados. En cuanto al artículo 21, las razones que
esgrime la actora para tachar dicha disposición de inconstitucional, bien pueden servir para
sostener su validez. Las circunstancias y características del objeto del proceso y de las partes
involucradas en él, justifican plenamente la procedencia de dicha regulación en cuanto a las costas
del proceso. Las resoluciones emanadas de la ANSES, como órgano de aplicación del régimen
jubilatorio, se encuentran sometidas a la justicia al sólo efecto de juzgar la legalidad del acto
administrativo que se ha dictado en razón de su específica competencia, por lo que cabe destacar
que, en autos, no se defiende un interés propio, sino el interés general de la comunidad pasiva,
integrando necesariamente la estructura propia del derecho de seguridad social, ajeno a los
requisitos y responsabilidades procesales ordinariamente impuestos a los litigantes, por lo que
corresponde el rechazo de la inconstitucionalidad planteada. En este sentido la Corte Suprema de
Justicia de la Nación ha sostenido reiteradamente que “Cuando el legislador ha querido establecer
una excepción a las disposiciones contenidas en la ley de solidaridad previsional lo ha hecho de
modo expreso, por lo que el art. 21 de la ley 24.463 debe ser interpretado en el sentido amplio que
resulta de sus términos y comprensivo - en principio - de la diversidad de procesos y jurisdicciones
en que debe actuar la ANSeS.” Autos: Vago, Alicia Sara c/ ANSeS s/ amparo por mora de la
administración. Tomo: 320 Folio: 2781 Ref.: Costas. Seguridad social. Amparo por mora de la
administración. Administración Nacional de la Seguridad Social. Mayoría: Nazareno, Moliné
O'Connor, Fayt, Belluscio, Petracchi, Boggiano, López, Bossert, Vázquez. Disidencia: Abstención:
10/12/1997, Autos: Arisa, Angel Umberto c/ ANSeS s/ haberes jubilatorios y nulidad de acto admin.
Tomo: 324 Ref.: Interpretación de la ley. Administración Nacional de la Seguridad Social. Mayoría:
Nazareno, Moliné O'connor, López, Bossert, Vázquez. Disidencia: Fayt, Belluscio, Petracchi,
Boggiano.
Igual rechazo merece la inconstitucionalidad del art. 22 de la Ley N° 24.463. En
este punto la actora formula una afirmación puramente dogmática, referida a la ausencia de control
en el organigrama de pago de sentencias, que no acredita ni intenta probar. Cabe recordar que
los actos de la Administración son públicos y están sujetos a los controles de los organismos
pertinentes, y, en consecuencia, todo ciudadano tiene acceso a esa información. La norma en

15
cuestión fue modificada por Ley N° 26.153 promulgada el 25/10/2006 en la que se dispone en su
artículo 2ª modificar el art. 22 estableciendo que las sentencias condenatorias contra la
Administración Nacional de la Seguridad Social serán cumplidas dentro del plazo de CIENTO
VEINTE (120) días hábiles contados a partir de la recepción efectiva del expediente administrativo
correspondiente. Si durante la ejecución presupuestaria se agotará la partida para el cumplimiento
de dichas sentencias, el jefe de Gabinete de Ministerios podrá disponer ampliaciones o
reestructuraciones presupuestarias con el objeto de asegurar el pago en el plazo indicado.
Podrá apreciar V.S. que el mantenimiento de la situación existente con
anterioridad al dictado de la Ley N° 24.463 hubiese importado el colapso del sistema previsional,
e, independientemente de ello, una situación límite dentro del sistema general económico de
nuestra Nación.

VI.2 . CONSTITUCIONALIDAD DE LA LEY N° 24.241

Los reclamos contra la ANSES o el Estado Nacional, que tuvieren por causa cobro
de reajustes de las prestaciones basadas en la impugnación de la determinación del haber, su
movilidad, el tope máximo, o la actualización o repotencialización de la deuda o de las
mensualidades de las diferencias resultantes, han quedado regulados por la Ley N° 24.463. El
régimen previsional público es un régimen de reparto asistido, basado en el principio de
solidaridad. Sus prestaciones son financiadas con los recursos enumerados en el art. 18 de la Ley
N° 24.241, modificada por la Ley N° 24.463 y por Ley N° 26.417..
Que la movilidad de las prestaciones se ajustarán de acuerdo al índice combinado
previsto en el art. 32 de la Ley N° 24.241. La movilidad de las prestaciones previsionales de los
sistemas públicos de previsión de carácter nacional, por períodos anteriores a la promulgación de
la Ley N° 24.463, se hallan normados por su art. 7 y reglamentado por los apartados I y II del
decreto 525/95 (BO 3/10/95).En ningún caso esta movilidad podrá consistir en una determinada
proporción entre el haber de retiro y las remuneraciones de los activos (art. 7, in fine, ley 24.463).A
las prestaciones que se otorguen después de la sanción de la Ley N° 24.463, y en virtud de las
leyes anteriores a la Ley N° 24.241, que no tengan tope en la ley respectiva, se les aplicará el
límite máximo que establece el apartado 3 del art. 9 de la norma citada. La CSJN ha establecido
que el principio de que las prestaciones previsionales se incorporan como derecho adquirido al
patrimonio de los beneficiarios, no reviste el carácter de absoluto, "toda vez que de mediar razones
de orden público o de beneficio general, las prestaciones son pasibles de reducción, sin que ello

16
implique violar la garantía constitucional de propiedad" (Fallos 192:359; 242:44; 234:718 y 258:14,
entre otros).
Al estar debidamente observada en la determinación del haber que percibe el
titular y su movilidad las prescripciones de la ley que le eran aplicables, se encuentra cumplido el
principio de movilidad de las prestaciones consagrado por el art. 14 bis, y no existe violación al
derecho de propiedad garantizado por el art.17, ambos de la Constitución Nacional.

VI.3 CONSTITUCIONALIDAD DE LA LEY N° 27.426

VI.3.a - Respecto del planteo de inconstitucionalidad del art. 2 de la ley 27.426.

(precedente “Fernández Pastor”).


El actor solicita la declaración de inconstitucionalidad del art. 2 de le ley 27.426, basándose
en los argumentos plasmados por la Sala III de la CFSS en la causa “Fernández Pastor”- sentencia
del 5 de julio de 2018-, la cual se expide considerando que corresponde que el mensual marzo de
2018 se liquide conforme a la movilidad determinada por la ley 26.417, sin tachar expresamente
en este caso concreto de inconstitucional al art. 2 de la ley 27.426.

Apartándose del derecho aplicable al caso (i.e. artículo 7º del Código Civil y Comercial de
la Nación) el Tribunal considera: (i) otorgarle ultra actividad a una norma que perdió vigencia (ley
26.417), y (ii) negarle por contrario sensu la plena operatividad a la que la reemplazó (ley 27.426).

El nudo gordiano es, en el caso, determinar la vigencia temporal de dos disposiciones: la


ley 26.417 y la ley 27.426.

El artículo 7º, párrafo 1º, del Código Civil y Comercial de la Nación establece que: “A partir
de su entrada en vigencia, las leyes se aplican a las consecuencias de las relaciones y situaciones
jurídicas existentes […]”.

Es decir, las normas son aplicables de forma automática a todas las consecuencias y
efectos aún no producidos al momento de su entrada en vigencia.

En el caso, la ley 26.417 (régimen anterior) establecía: (i) en su artículo 6° que


“[e]l índice de movilidad se obtendrá conforme la fórmula que se aprueba en el Anexo de la
presente ley”, y (ii) en su Anexo que “[e]l ajuste de los haberes se realizará semestralmente,
aplicándose el valor de ‘m’ para los haberes que se devenguen en los meses de marzo y
septiembre. Para establecer la movilidad se utilizará el valor de ‘m’ calculado conforme el siguiente
detalle: enero-junio para el ajuste de septiembre del mismo año y julio-diciembre para el ajuste a

17
aplicar en marzo del año siguiente”.

Según el Anexo citado, dos eran los momentos previstos para el ajuste de los haberes: (i)
marzo y (ii) septiembre de cada año. En esas fechas (y no antes) la movilidad se devengaba y
otorgaba. En consecuencia, la norma no preveía devengamientos mensuales.

No obstante, el precedente citado ya ha sido superado por nuevos pronunciamientos de


la Cámara Federal de la Seguridad.

Precisamente, los argumentos expresados en los párrafos previos han sido receptados
por la Cámara Federal de la Seguridad Social la cual ya ha modificado el criterio expresado en el
precedente “Fernandez Pastor”.

Así en autos: “PINTO CARMEN BEATRIZ c/ ANSES s/REAJUSTES VARIOS” Expte. Nº


121531/2017, Sentencia Definitiva de fecha 30/07/2020, la sala I de la CFSS se ha expedido
expresando que:

“IX. Con respecto al planteo de inconstitucionalidad de la Ley 27.426, cabe considerar que
en nuestro ordenamiento jurídico no existe prohibición de aplicar las leyes en forma retroactiva,
salvo que su dictado violente derechos amparados por garantías constitucionales. Así el art. 7 del
Código Civil y Comercial de la Nación dispone que a partir de su entrada en vigencia, las leyes se
aplican a las consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas existentes. Agrega la norma
que las leyes no tienen efecto retroactivo, sean o no de orden público, excepto disposición en
contrario y que la retroactividad establecida por la ley no puede afectar derechos amparados por
garantías constitucionales. Analizando los términos tanto de la ley 26.417 y su reglamentación
(Res. S.S.N. nr. 06/09), como de la ley 27.426, se advierte que a la fecha de entrada en vigencia
de esta última, ya habían transcurrido los meses de julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre
y parte de ddiciembre de 2017, cuyos índices debían ser considerados a los fines del cálculo de
la fórmula prevista por la primera de las leyes citadas -ley nº 26.417- para otorgar el incremento
semestral a aplicar a los haberes previsionales devengados en el mes de marzo de 2018, por lo
que fácilmente puede deducirse que la ley 27.426, al modificar tales índices y aplicarlos sobre
meses y días ya transcurridos (julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre y buena parte de
diciembre de 2017), legisla retroactivamente en tanto que modifica índices correspondientes a
períodos ya transcurridos. Sin embargo y de conformidad a lo dispuesto en el art. 7 del Código
Civil y Comercial de la Nación, tal aplicación no afecta derechos amparos por garantías
constitucionales, tal como el de propiedad sobre el que la parte actora formula agravio. Que ello
es así en tanto que el derecho del actor –como el de todo beneficiario previsional- a ver

18
incrementado el haber con tales índices, hubiese quedado incorporado a su patrimonio recién en
el corriente mes de marzo de 2018, fecha ésta en la que la ley 27.426 ya se encuentra vigente, en
tanto que el derecho a la movilidad con los índices de los transcurridos meses de julio, agosto,
septiembre, octubre, noviembre y diciembre de 2017, recién se hubiese determinado, otorgado y
abonado con los haberes del mes de marzo de 2018 y no antes, impide coincidir con el
demandante de que la movilidad devengó en tales meses (julio, agosto, septiembre, octubre,
noviembre y diciembre de 2017) ingresando a su patrimonio en esas fechas. En efecto, la ley
26.417 claramente estipulaba dos momentos para otorgar el incremento por movilidad: en los
meses de marzo y septiembre de cada año, por lo que no era sino en esas fechas en que la
movilidad se otorgaba y devengaba, sin que dicha ley determinara que la movilidad se devengaba
mes a mes aun cuando su pago se realizara semestralmente. La circunstancia de que el legislador
determinara que el monto de la movilidad a otorgar semestralmente sería el resultado de una
fórmula en la que se consideraban determinados índices correspondientes a los meses de enero
a junio y de julio a diciembre, (a abonar en septiembre y marzo de cada año respectivamente), no
es sinónimo de un hipotético devengamiento mensual. Por ende, toda vez que la reforma que el
actor cuestiona entró en vigencia con anterioridad al devengamiento de la movilidad otorgada por
la ley 26.417, fecha ésta en la cual tal derecho hubiese ingresado definitivamente a su patrimonio,
no existe en el caso violación alguna del derecho de propiedad del actor susceptible de invalidar
la norma retroactiva, así como ningún otro derecho amparado por garantías constitucionales en la
actualidad, conforme surge de los considerandos que anteceden.”

La pacífica jurisprudencia del fuero ha convalidado entonces la constitucionalidad


del art. 2 de la ley 27.426, por ello corresponde el rechazo de lo solicitado por la parte actora en
este punto y solicito así sea resuelto.

VI.4 CONSTITUCIONALIDAD DE LA LEY N° 27.541 Y DECRETOS N°


163/2020 Y N° 495/2020

Sobre la impugnación formulada a la Ley de Solidaridad Social y Reactivación


Productiva N° 27.541, vengo a solicitar su rechazo por los motivos que más abajo paso a exponer.
La Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en el marco de la
Emergencia Pública N° 27.541, en cuanto aquí interesa:
(i) declara la emergencia pública en materia económica, financiera, fiscal,
administrativa, previsional, tarifaria, energética, sanitaria y social, hasta el 31 de diciembre de

19
2020 (art. 1°);
(ii) suspende por 180 días la aplicación del artículo 32 de la Ley N° 24.241, sus
complementarias y modificatorias, a los fines de atender en forma prioritaria y en el corto plazo a
los sectores de más bajos ingresos (art. 55, párr. 1°);
(iii) delega durante dicho plazo en el Poder Ejecutivo Nacional, la facultad de fijar
trimestralmente el incremento de los haberes previsionales correspondientes al régimen general
de la Ley N° 24.241, atendiendo prioritariamente a los beneficiarios de más bajos ingresos (arts.
1° y 55, párr. 2°);
(iv) establece a tal fin, como base de dicha delegación, el fortalecimiento del
carácter redistributivo y solidario de los haberes previsionales considerando los distintos
regímenes que lo integran como un sistema único, con la finalidad de mejorar el poder adquisitivo
de aquellos que perciben los menores ingresos (art. 2°, inc. e); y
(v) durante el mismo plazo de 180 días, el Poder Ejecutivo Nacional convocará
una comisión integrada por representantes del Ministerio de Economía, del Ministerio de Trabajo,
Empleo y Seguridad Social y miembros de las comisiones del Congreso de la Nación competentes
en la materia, que “proponga un proyecto de ley de movilidad de los haberes previsionales que
garantice una adecuada participación de los ingresos de los beneficiarios del sistema en la riqueza
de la Nación, de acuerdo con los principios de solidaridad y redistribución” (art. 55, párr. 3°).
En cuanto a la emergencia decretada conviene recordar que la doctrina de la
emergencia no es tema novedoso en la jurisprudencia del Máximo Tribunal. Sin embargo, cabe
atribuir características particulares y de inusitada gravedad a la crisis que afectó a los sectores
más vulnerables y produjo, entre otras consecuencias, la declaración legal del estado de
emergencia pública en materia económica, financiera, fiscal, administrativa, previsional, tarifaria,
energética, sanitaria y social, mediante la ley cuestionada por la actora.
El contexto económico y social que rodea a las medidas cuya inconstitucionalidad
solicita la actora no puede ser soslayado, pues se corre el peligro cierto de encontrar soluciones
abstractas, y por lo mismo, desvinculadas de la realidad nacional.
Es un hecho de público y notorio conocimiento que nuestro país está enfrentando
el impacto de una crisis de lamentables consecuencias sobre el bienestar del conjunto de la
población, particularmente aquellos que perciben menores ingresos.
La legislación de emergencia responde al intento de conjurar o atenuar los efectos
de situaciones anómalas, ya sean económicas, sociales o de otra naturaleza, y constituye la
expresión jurídica de un estado de necesidad generalizado, cuya existencia y gravedad

20
corresponde apreciar al legislador sin que los órganos judiciales puedan revisar su decisión ni la
oportunidad de las medidas que escoja para remediar aquellas circunstancias, siempre, claro está,
que los medios arbitrados resulten razonables y no respondan a móviles discriminatorios o de
persecución contra grupos o individuos.
Mal podría alegarse válidamente la violación al derecho de propiedad consagrado
en el artículo 17 de la Constitución Nacional -como lo hace falazmente la contraparte en el escrito
en traslado- cuando por razones de necesidad se sanciona una norma que no priva a los
particulares de los beneficios patrimoniales legítimamente reconocidos, ni les niega su propiedad
y sólo limita temporalmente la percepción de tales beneficios o restringe el uso que pueda hacerse
de esa propiedad.
Antes bien, hay una limitación impuesta por la necesidad de atenuar o superar
una situación de crisis que, paradojalmente, también está destinada a proteger los derechos
presuntamente afectados que corrían el riesgo de convertirse en ilusorios por un proceso de
desarticulación del sistema económico y financiero.
Nuestra jurisprudencia ha entendido que: “Cuando una situación de crisis o de
necesidad pública exige la adopción de medidas tendientes a salvaguardar los intereses
generales, se puede sin violar ni suprimir las garantías que protegen los derechos patrimoniales,
postergar, dentro de límites razonables, el cumplimiento de obligaciones emanadas de derechos
adquiridos. No se trata de reconocer grados de omnipotencia al legislador ni de excluirlo del control
de constitucionalidad, sino de no privar al Estado de las medidas de gobierno que conceptualice
útiles para llevar un alivio a la comunidad. En esencia se trata de hacer posible el ejercicio de
facultades indispensables para armonizar los derechos y garantías individuales con las
conveniencias generales, de manera de impedir que los derechos amparados por esas garantías,
además de correr el riesgo de convertirse en ilusorios por un proceso de desarticulación de la
economía estatal, puedan alcanzar un grado de perturbación social acumulada, con capacidad
suficiente para dañar a la comunidad nacional.
“Cuando por razones de necesidad se sanciona una norma que no priva a los
particulares de los beneficios patrimoniales legítimamente reconocidos, ni les niega su propiedad
y sólo limita temporalmente la percepción de tales beneficios o restringe el uso que puede hacerse
de esa propiedad, no hay violación del art. 17 de la Constitución Nacional, sino una limitación
impuesta por la necesidad de atenuar o superar una situación de crisis. En el sistema constitucional
argentino, no hay derechos absolutos y todos están subordinados a las leyes que reglamenten su
ejercicio” (“Peralta, Luis A. y otro c/ E.N y otros”, L.L., 1991-C, pág. 158).

21
Cabe mencionar que el fundamento de las leyes de emergencia es la necesidad
de poner fin o remediar situaciones de gravedad que obligan a intervenir en el orden patrimonial,
fijando plazos, concediendo esperas, como una forma de hacer posible el cumplimiento de las
obligaciones, a la vez que atenuar su gravitación negativa sobre el orden económico e institucional
y la sociedad en su conjunto.
En situaciones de emergencia o con motivo de ponerles fin, se ha reconocido la
constitucionalidad de las leyes que suspenden temporalmente los efectos de los contratos
libremente convenidos por las partes, como de las sentencias firmes, siempre que no se altere la
sustancia de unos y otras, a fin de proteger el interés público en presencia de desastres o graves
perturbaciones de carácter físico, económico o de otra índole.
Pues bien, en el sub examine la Ley N° 27.541 sólo suspende temporalmente la
aplicación del artículo 32 de la Ley N° 24.241, sus complementarias y modificatorias, a los fines
de atender en forma prioritaria y en el corto plazo a los sectores de más bajos ingresos.
Pero delega en el Poder Ejecutivo Nacional, durante los 180 días que rige la
suspensión, la facultad de fijar el incremento de los haberes previsionales correspondientes al
régimen general de la Ley N° 24.241, atendiendo prioritariamente a los beneficiarios de más bajos
ingresos.
Ello con el objetivo de fortalecer el carácter redistributivo y solidario de los haberes
previsionales considerando los distintos regímenes que lo integran como un sistema único, con la
finalidad de mejorar el poder adquisitivo de aquellos que perciben los menores ingresos.
Dicha delegación legislativa en el Poder Ejecutivo Nacional cumple con las pautas
establecidas en el artículo 76 de la Constitución Nacional1, que la exceptúan de la prohibición
general, en tanto se efectúa en el marco de una emergencia pública declarada por ley, con un
plazo fijado para su ejercicio y estableciendo las bases de la misma.
Por último, es dable señalar que -de conformidad con la jurisprudencia de la Corte
Suprema- la declaración del estado de emergencia por parte del Congreso no es susceptible de
control judicial.
Al respecto, el Máximo Tribunal ha sostenido que “[l]a legislación de emergencia
responde al intento de conjurar o atenuar los efectos de situaciones anómalas, ya sean
económicas, sociales o de otra naturaleza, y constituye la expresión jurídica de un estado de

1
Artículo 76 Constitución Nacional - Se prohíbe la delegación legislativa en el Poder Ejecutivo, salvo en materias
determinadas de administración o de emergencia pública, con plazo fijado para su ejercicio y dentro de las bases de la
delegación que el Congreso establezca.

22
necesidad generalizado, cuya existencia y gravedad corresponde apreciar al legislador sin que los
órganos judiciales puedan revisar su decisión ni la oportunidad de las medidas que escoja para
remediar aquellas circunstancias, siempre que los medios arbitrados resulten razonables y no
respondan a móviles discriminatorios o de persecución contra grupos o individuos” (cfr. CSJN,
Fallos 327:4495 y 328:690).
Como se puede apreciar, es competencia exclusiva del Congreso determinar si
existen circunstancias que motiven la declaración del estado de emergencia, no pudiendo el Poder
Judicial controlar la oportunidad o conveniencia de dicha decisión.
En definitiva, la situación de emergencia debe ser definida por el Congreso,
circunstancia que en la especie aparece cumplida.
En ese aspecto, se ha dicho en el voto del juez Belluscio en la causa “Videla
Cuello”, de Fallos: 313:1638: “8º) Que […] en situaciones de emergencia como las que ha dado
sustento a la medida cuestionada, la imperiosa necesidad de afrontar sus consecuencias justifica
una interpretación más amplia de las facultades atribuidas constitucionalmente al legislador. En
tales condiciones, medios o procedimientos que en circunstancias normales podrían parecer
inválidos, suelen resistir el cotejo con la Ley Suprema. Ello es así pues si bien, en rigor, la
emergencia no crea poderes inexistentes, ni disminuye las restricciones impuestas a los atribuidos
anteriormente, permite encontrar una razón para ejercer aquellos existentes (Home Building &
Loan Association v. Blaisell, 290 U.S. 398, 440/48 [1934]), de modo tal que, ante acontecimientos
extraordinarios, el ejercicio del poder de policía atribuido constitucionalmente al Congreso permita
satisfacer las necesidades de una comunidad hondamente perturbada y que, en caso de no ser
atendidas, comprometerían la paz social y el interés general cuya custodia constituye uno de los
fines esenciales del Estado Moderno.”
Los jueces están llamados a juzgar, no a administrar, ni a fijar, ni revisar la política
económica de los poderes políticos, pues lo contrario implicaría desvirtuar el régimen democrático
sustituyéndolo por el gobierno del Poder Judicial, que impediría el desarrollo de cualquier
programa de gobierno coherente, máxime frente a una emergencia que los jueces no están en
capacidad para encauzar.
Las leyes y demás normas respectivas son susceptibles de cuestionamiento
constitucional cuando resultan irrazonables o sea, cuando los medios que arbitran no se adecuan
a los fines cuya realización procuran o cuando consagran una manifiesta iniquidad, y el principio
de razonabilidad debe cuidar especialmente que las normas legales mantengan coherencia con
las reglas constitucionales durante el lapso que dure su vigencia en el tiempo, de suerte que su

23
aplicación concreta no resulte contradictoria con lo establecido en la Ley Fundamental (Fallos:
307:906; 243:504; 243: 470; 299:428; 310:2845; 311:394; 312:435; 315:142 y 2804; 319:2151 y
2215), de allí que el cuestionamiento constitucional del artículo 55 de la Ley N° 27.541 no proceda,
dado que en el caso de marras el mismo resulta razonable, los medios se adecuan a los fines
perseguidos por la norma y mantiene coherencia con las normas constitucionales. Además, tiene
dicho la CSJN que no le corresponde expedirse sobre cuestiones de política económica que son
privativas de los otros poderes del Estado (Fallos: 315:1820).
En el marco de la emergencia pública declarada por ley, en cumplimiento del
mandato legal, dentro del plazo fijado para su ejercicio y con ajuste a las bases de delegación y
principios de la Ley N° 27.541, el Poder Ejecutivo Nacional dictó los Decretos N° 163/2020 y
495/2020.
Dichos decretos han sido dictados por el Poder Ejecutivo Nacional en virtud a la
expresa delegación efectuada por el Congreso Nacional en el art. 55 de la Ley N° 27.541.
Dicha encomienda fue realizada a fin de cumplir -hasta tanto se dicte una nueva
ley de movilidad- con la obligación de establecida en el art. 14 bis de la C.N. de jubilaciones
móviles, atendiendo en forma prioritaria y en el corto plazo, dado el contexto de emergencia en el
que nos encontramos, a los beneficiarios de más bajos ingresos.
Asimismo destaco lo manifestado en la exposición de motivos del proyecto de la
Ley N° 26.417 efectuada el 29 de julio del 2008 en donde en la parte pertinente estableció que
“…No es una situación de emergencia económica y social, la oportunidad más propicia para
establecer un régimen de movilidad de las prestaciones previsionales que debe ser aplicado en
épocas de normalidad, ya que es sabido que la emergencia exige para su superación, la adopción
de medidas que implican la postergación o una reglamentación más severa a los derechos de
contenido patrimonial. Es en cambio…cuando las consecuencias sumas graves de la crisis se han
ido superando…el momento en que debe fijarse la movilidad de las prestaciones previsionales
como un sistema permanente y normal, que garantice tanto la efectividad de la tutela constitucional
prevista en el artículo 14 bis, como la sustentabilidad futura de Sistema Integrado de Jubilaciones
y Pensiones, haciendo realidad el pacto intergeneracional que lo precede…”.
Por lo dicho, y no pudiendo demostrar la contraria la invalidez constitucional de la
ley de emergencia y los decretos dictados en su consecuencia, es que solicito a V.S. su rechazo.

VII. -CONTESTA PLANTEO DE INCONSTITUCIONALIDAD DE LA LEY N°


27.541 Y DE LOS DECRETOS N° 163/2020, N° 495/2020 Y N° 692/2020

24
VII. 1. PRELIMINAR

En forma liminar, corresponde poner de relieve que la actora ha estructurado su


planteo de inconstitucionalidad partiendo de un marco de normalidad que obviamente no
es el que precedió a la sanción de la Ley N° 27.541 (B.O. 23-12-2019), ni al dictado de los
Decretos N° 163/2020 (B.O. 19-02-2020), N° 495/2020 (B.O. 27-05-2020) y N° 692/2020 (B.O.
25-08-2020).

Como es sabido, la Ley N° 27.541 declaró la emergencia pública en materia


económica, financiera, fiscal, administrativa, previsional, tarifaria, energética, sanitaria y
social, delegando en el PEN las facultades comprendidas en dicha ley en los términos del artículo
76 de la Constitución Nacional, con arreglo a las bases de delegación establecidas en su artículo
2°, hasta el 31 de diciembre de 2020 (v. art. 1°).

En lo que interesa, el artículo 2°, inciso e), fijó las siguientes bases de delegación
en materia previsional: “[...] fortalecer el carácter redistributivo y solidario de los haberes
previsionales considerando los distintos regímenes que lo integran como un sistema único,
con la finalidad de mejorar el poder adquisitivo de aquellos que perciben los menores
ingresos [...]”.

Resulta paradójico que la accionante no haya efectuado análisis alguno en orden


a la emergencia declarada por la Ley N° 27.541, máxime que aquélla no sólo comprende la materia
previsional, sino que abarca otros ámbitos públicos.

Por lo demás, también ha omitido ponderar los efectos de la crisis económica


que se ha suscitado en todo el mundo y en nuestro país en particular, a partir de la pandemia
provocada por el COVID-19 y el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) que
necesariamente debieron exigir las autoridades nacionales y locales a la población desde
comienzo del año. Tal análisis resultaba imprescindible por el notable agravamiento que
produjo la pandemia respecto de la crisis general del país que motivo la sanción de la Ley
N° 27.541.

Reitero que la demanda se apoya en fundamentos y precedentes judiciales


previstos para épocas de normalidad que no resultan aptos para valorar las normas
cuestionadas; en especial los decretos fueron dictados en el marco de una delegación
realizada por una ley de emergencia. Ello sin perjuicio de que algunos de los fallos son
igualmente inaplicables al caso de autos.

25
Resulta también paradójico que la accionante no haya referido -y relacionado con
las peculiares circunstancias de la causa- las pautas de la Corte Suprema en materia de
constitucionalidad de los actos estatales, de emergencia y las vinculadas a la delegación
legislativa.

Por lo demás, tampoco ha meritado debidamente la actora el carácter


transitorio de las disposiciones, más allá de que -por el agravamiento de la crisis económica
general provocada por la pandemia y las demás razones explicitadas en el Decreto de Necesidad
y Urgencia N° 542/2020 (B.O. 18-06-2020)- se haya prorrogado la vigencia de la normativa
impugnada.

VII. 2. PRESUNCIÓN DE CONSTITUCIONALIDAD DE LA LEY N° 27.541 Y DE


LOS DECRETOS N° 163/2020, N° 495/2020 Y N° 692/2020

2.1. En las presentes actuaciones la actora ha impugnado la Ley N° 27.541 y los


Decretos N° 163/2020, N° 495/2020 y N° 692/2020, por considerarlos contrarios a la Constitución
Nacional. Sin embargo, en su presentación no ha logrado desvirtuar en modo alguno la presunción
de constitucionalidad de que gozan dichas normas, conforme las pautas señaladas por nuestro
más Alto Tribunal.

Como V.S. advertirá, la demanda sólo contiene una serie de citas normativas
nacionales e internacionales y afirmaciones dogmáticas que no conmueven la mentada
presunción. Los dichos y argumentos de la actora solamente reflejan su disconformidad con la
decisión adoptada por el Congreso Nacional y el Poder Ejecutivo Nacional.
No se ha acreditado objetivamente ninguna irregularidad en orden a la
delegación efectuada por la Ley N° 27.541, ni respecto a los decretos delegados. Concretamente,
además, como se verá más adelante en forma separada, no se ha probado que se hayan
soslayado las disposiciones establecidas por el artículo 76 de la Constitución Nacional o por la Ley
N° 26.122.
Por lo demás, reitero, la accionante omitió ponderar la emergencia -que es el
marco en el que se dictaron las normas impugnadas- y la razonabilidad de sus disposiciones.

2.2. Corresponde recordar que la separación de los poderes gubernativos, base


del constitucionalismo desde su formulación por MONTESQUIEU, y el recíproco respeto
institucional que cada uno de los órganos titulares de cada uno de los tres Poderes debe a los
otros, imponen que se reconozca una presunción a favor de la constitucionalidad de toda
decisión de los restantes poderes del Estado, que únicamente puede ceder ante una prueba clara
y precisa de la incompatibilidad entre la norma y la Constitución en cuanto Ley Suprema del país.

26
Señala, con todo acierto, LINARES QUINTANA (“Tratado de Interpretación
Constitucional”, págs. 583 y ss., ed. Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1998) que la norma inferior
no puede ser declarada inconstitucional en tanto y en cuanto haya en el ánimo del juzgador
una duda razonable acerca de su invalidez; ya que para que proceda la declaración de
inconstitucionalidad debe aparecer claramente una discordancia sustancial con la
Constitución, y aun en los casos de duda entre la validez y la invalidez, ha de estarse
siempre a favor de la constitucionalidad.

No puede suponerse, por parte de los titulares de los Poderes del gobierno, un
propósito preconcebido de ejecutar actos contrarios a la Ley Suprema del país. Los tribunales
deben, en principio, presumir su constitucionalidad mientras no se compruebe clara y
fehacientemente lo contrario; o bien no haya una demostración concluyente en contrario
(v. Fallos 100:323, “The River Plate Fresh Meat Co. L. c/ Provincia de Buenos Aires” -1904-).

Asimismo, se ha sostenido que: para decretar la invalidez de una ley, deben


mediar motivos reales que así lo impongan, por su discordancia sustancial con los preceptos
de la Constitución […] Aún en los casos de duda, ha dicho con razón esta Corte, entre la
validez o la invalidez, ha de estarse siempre por la legalidad (Fallos 171:87, “Carlos Sardi y
otros v. Provincia de Mendoza” -1934-).

En similar sentido, se ha expresado el Alto Tribunal en otros reconocidos


pronunciamientos judiciales, a los cuales corresponde remitir en honor a la brevedad (v. Fallos
14:425, 105:22; 112:63; 182:317; Fallos 207:249, “M. Pereyra Iraola v. Provincia de Córdoba” -
1947-; Fallos 242:84, “Félix Antonio Degó” -1958-; Fallos 247:135, “Cine Callao” -1960-; Fallos
260:154, “Haydeé María del Carmen”, -1964-; reiterado, entre muchos otros, en Fallos 304:849,
892, 1069; 307:531, 1656; 311:395; 312:122, 435, 1437, 1681).

Al resolver la causa “Reynaldo B. A. Bignone” (1984), la Corte Suprema expresó


que tratándose de leyes debidamente sancionadas y promulgadas, esto es, dictadas con
los mecanismos previstos en la Ley Fundamental, la presunción de legitimidad de que
gozan opera plenamente, correspondiendo, en consecuencia, pronunciarse a favor de su
validez, aun en aquellos supuestos en que medie una duda razonable acerca de ellas (Fallos
68:38; 242:73; LL, 1984-C-266).

Por otra parte, nuestro más Alto Tribunal ratificando una larga cuanto pacífica
jurisprudencia, en el caso “Sara García de Machado v. Caja de Jubilaciones, Pensiones y Retiros
de la Provincia de Córdoba”, decidido en 1989, remarcó que el control de constitucionalidad que

27
compete a los tribunales de justicia no incluye el examen de la conveniencia o acierto del
criterio adoptado por el legislador (Fallos 308: 1631, entre otros).

La actora en los hechos pretende que el Poder Judicial se pronuncie sobre la


política adoptada por el Congreso Nacional y el Poder Ejecutivo Nacional, en el marco de la
emergencia decretada por la Ley N° 27.541, lo cual resulta inadmisible y contrario a la doctrina
sentada por el Alto Tribunal.

Destaca BIDEGAIN que la Corte mantiene una actitud prudente en el uso de su


atribución: Ha establecido como regla general la presunción de constitucionalidad de los actos de
los poderes públicos, siempre que mediante una interpretación razonable puedan ser armonizados
con la Constitución, pues no puede suponerse el propósito deliberado de las autoridades
públicas de apartarse de la Constitución. La Corte considera obligación primaria de los jueces
cumplir con las leyes, siendo necesario que se compruebe una oposición clara e ineludible
con la Constitución para que se admita lo contrario (Fallos 14-432, 112-63, 200-180, 209-337,
220-1458, 234-229, 235-548, 242-73, 244-309, 245-552, 306-655, etc.). “Sólo así se mantiene el
equilibrio de los poderes y no se quiebra por la absorción del poder judicial en desmedro
de los otros” (Fallos 251:455) (BIDEGAIN Carlos María, “Curso de Derecho Constitucional”,
Tomo I, págs. 132/133, Ed. Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1994).

En sentencia del 17 de marzo de 1998, emitida en la causa “Lavandera de Rizzi,


Silvia c/ Instituto Provincial de la Vivienda”, expuso la Corte Suprema que La misión más delicada
que compete al Poder Judicial es la de saber mantenerse dentro de la órbita de su
jurisdicción sin menoscabar las funciones que incumben a los otros poderes o
jurisdicciones, toda vez que es el judicial el llamado por la ley para sostener la observancia
de la Constitución Nacional, y de ahí que un avance de este poder en desmedro de las
facultades de los demás revestiría la mayor gravedad para la armonía constitucional y el
orden público. Se añadió en votos concurrentes que: Es el Congreso como depositario de la
soberanía popular y único órgano del gobierno habilitado para reglamentar en primer grado
los derechos constitucionales, el que debe declarar el estado de emergencia, y cuyo juicio
cabe en principio aceptar, salvo supuestos de un claro desconocimiento de circunstancias
públicas y notorias, en grado tal que dispense en su análisis de mayores consideraciones
según la común valoración de la sociedad. El principio de separación de poderes y el necesario
auto respeto por parte de los tribunales de los límites constitucionales y legales de su
competencia impone que, en las causas donde se impugnan actos que otros poderes han

28
cumplido en el ámbito de las facultades que le son privativas con arreglo a lo prescripto en la
Constitución Nacional, la función jurisdiccional de los jueces no alcance a interferir con el
ejercicio de tales atribuciones, puesto que si así fuera se haría manifiesta la invasión del campo
de las potestades propias de las demás autoridades de la Nación (voto de Moliné O'Connor y
López).

La competencia del Poder Judicial debe ser ejercida con la profundidad y energía
que mejor respondan a los mandatos de la Constitución Nacional y las leyes, como que una de
sus misiones más delicadas: es saberse mantener dentro de la órbita de su jurisdicción, sin
menoscabo de las facultades que incumben a otros poderes o jurisdicciones. Lo atinente
al gobierno, administración de la hacienda y patrimonios públicos, y las políticas
respectivas, son materia propia de los poderes Ejecutivo y Legislativo. Mientras que al Poder
Judicial le compete, en punto a los actos dictados en esas materias, decidir en casos judiciales
acerca de su legalidad, especialmente en cuanto concierne a su confrontación con la Constitución
Nacional, pero no de su acierto, oportunidad y conveniencia (también voto de Moliné O'Connor
y López en la misma causa).

En el mismo sentido: La Corte no puede imponer su criterio de conveniencia


o eficacia económica o social a la del Congreso, para pronunciarse sobre la validez
constitucional de las leyes (Fallos 311:1565).

También ha sostenido que: Existiendo la facultad de legislar en el Congreso,


corresponde a éste apreciar las ventajas o inconvenientes de las leyes que dictare, siendo todo lo
referente a la discreción con que hubiere obrado el cuerpo legislativo ajeno al Poder Judicial, que
no tiene misión sino para pronunciarse de conformidad a lo establecido por la ley, y aún en la
hipótesis de que se arguyera o pretendiera que la ley es dura o injusta. El principio de separación
de los poderes -fundamental en el sistema republicano de gobierno adoptado por la Constitución
Nacional - no consiente a los jueces el poder de prescindir de lo dispuesto expresamente por la
ley respecto al caso, so color de su posible injusticia o desacierto (Fallos 318: 785, “Indo S.A”).

Asimismo, ha dicho que: En las causas en que se impugnan actos cumplidos por
otros poderes en el ámbito de las facultades que les son privativas, la función jurisdiccional no
alcanza al modo del ejercicio de tales atribuciones, en cuanto de otra manera se haría manifiesta
la invasión del ámbito de las facultades propias de las otras autoridades de la Nación (Fallos
320:2851, “Rodríguez, Jorge”).

Corresponde al Congreso mantener el equilibrio que armonice las garantías

29
individuales con las conveniencias generales, y no incumbe a los jueces sustituir a los otros
poderes del Estado en las funciones que le son propias (Fallos 326:417, “San Luis, Provincia
de”).

El ingente papel que en la interpretación y sistematización de las normas


infraconstitucionales incumbe a los jueces no llega hasta la facultad de instituir la ley misma,
o de suplir en la decisión e implementación de la política energética al Poder Ejecutivo
Nacional, siendo entonces la misión más delicada de la justicia la de saberse mantener dentro del
ámbito de su jurisdicción, sin menoscabar las funciones que le incumben a los otros poderes
(Fallos 339:1077, “Centro de Estudios para la Promoción de la Igualdad y la Solidaridad y otros c
/ Ministerio de Energía y Minería s / amparo colectivo”).

Más recientemente, en el año 2019, la Corte Suprema ha establecido como titular


del Departamento Judicial del Gobierno Federal, que sus altas responsabilidades le imponen
considerar las respuestas institucionales aprobadas por los otros Poderes de la Nación en el
ámbito de sus atribuciones respectivas, dado que la obligación de dar respuesta jurisdiccional
razonablemente fundada a las partes no puede llevar al juez a sustituir con su criterio u
opinión la voluntad de los poderes representativos pues, en todo Estado soberano el poder
legislativo es el depositario de la mayor suma de poder y es, a la vez, el representante más
inmediato de la soberanía (Fallos 342:917, sentencia del 06/04/2019, “Barrick Exploraciones
Argentinas SA y otro c/ Estado Nacional s/ acción declarativa de inconstitucionalidad”).

La Ley N° 27.541 solamente establece una suspensión temporal de la


movilidad establecida por la ley.

Tal proceder ya fue reconocido por la Corte Suprema de Justicia de la


Nación, en el conocido precedente “Peralta”, donde se reconoció la constitucionalidad de una
norma de emergencia.

En dicha causa se expresó que: Cuando una situación de crisis o de necesidad


pública exige la adopción de medidas tendientes a salvaguardar los intereses generales, se
puede, sin violar ni suprimir las garantías que protegen los derechos patrimoniales,
postergar, dentro de límites razonables, el cumplimiento de obligaciones emanadas de
derechos adquiridos.

Cuando por razones de necesidad se sanciona una norma que no priva a los
particulares de los beneficios patrimoniales legítimamente reconocidos, ni les niega la propiedad

30
y sólo limita temporalmente la percepción de tales beneficios o restringe el uso que puede
hacerse de esa propiedad, no hay violación del art. 17 de la Constitución Nacional, sino una
limitación impuesta por la necesidad de atenuar o superar una situación de crisis.

El fundamento de las leyes de emergencia es la necesidad de poner fin o


remediar situaciones de gravedad que obligan a intervenir en el orden patrimonial, fijando
plazos, concediendo esperas, como una forma de hacer posible el cumplimiento de las
obligaciones a la vez que atenuar su gravitación negativa sobre el orden económico e institucional
y la sociedad en su conjunto.

Si el Estado tiene poder para suspender temporalmente la aplicación de los


contratos en presencia de desastres debidos a causas físicas, como terremotos, etc., no puede
darse por inexistente ese poder cuando una urgente necesidad pública que requiere el alivio
es producida por causas de otra índole, como las económicas.

En momentos de perturbación social y económica, y en otras situaciones


semejantes de emergencia y ante la urgencia en atender a la solución de los problemas que crean,
es posible el ejercicio del poder del Estado en forma más enérgica que la admisible en
períodos de sosiego y normalidad (Fallos 313:1513).

Es evidente que la restricción al derecho de propiedad que produjo el Decreto Nº


36/1990, fue igual o mayor que las ocasionadas por las disposiciones aquí atacadas, ello sin
perjuicio de que la actual crisis económico-financiera del país sea mucho más profunda.

En cualquier caso, se adecuan a la magnitud de la crisis. Existe una


proporcionalidad entre la limitación de los derechos y la magnitud de los problemas que se
deben enfrentar y solucionar. Como declaró la Corte Suprema: acontecimientos
extraordinarios justifican remedios extraordinarios (Fallos 238:76).

En suma, la Corte Suprema de Justicia ha considerado que la constitucionalidad


de disposiciones como las que aquí se impugnan, está sujeta a que exista una situación de
emergencia y que las medidas adoptadas para paliar dicha situación resulten razonables,
orientadas a la satisfacción de un interés general, limitadas en el tiempo, y no alteren la sustancia
del derecho al que se refieren.

De este modo, el Alto Tribunal estableció que: una legislación de esta especie
sería inconstitucional si la emergencia no la justificara o si pretendiese remediar sus
consecuencias mediante una alteración arbitraria de los derechos adquiridos que importe

31
afectación de la sustancia misma de la propiedad (Fallos 209:407). Situación que claramente
no se halla presente en el caso de autos.

2.3. Doctrina tradicional de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en


materia de emergencia

El análisis de los fallos sobre emergencia económica que la Corte Suprema ha


dictado desde 1920 en adelante, revela que salvo excepciones, el Alto Tribunal ha admitido la
razonabilidad de las restricciones impuestas.

Dentro de las materias que han sido objeto de tratamiento favorable por el Alto
Tribunal, pueden mencionarse las siguientes: 1. Reducción y congelamiento de alquileres
pactados (Fallos 136:170; 204: 95); 2. Prórroga legal de las locaciones urbanas (Fallos 136:161;
199:466; 200: 158; 206:158); 3. Moratoria hipotecaria (Fallos 172:21 y 291; 263:83); 4. Reducción
de los intereses pactados entre acreedores y deudores hipotecarios (Fallos 172:21); 5. Suspensión
de ejecución de sentencias y paralización de procesos judiciales de desalojo (Fallos 144: 220; 204:
95; 235: 171 y 512; 243:467); 6. Fijación de precios máximos para la venta de ciertos productos
(Fallos 200:450; 205:386); 7. Disminución de haberes jubilatorios ya acordados (Fallos 173:5;
179:394). 8; Obligación de contratar e imposición de aportes forzosos a ciertos empresarios (Fallos
177:147); 9. Obligación de las salas de cine de contratar “números vivos” (Fallos 247:121); y 10.
Devolución de depósitos en el sistema financiero en bonos con garantía estatal (Fallos 313:1513).

Las sentencias más representativas de esta serie jurisprudencial (“Ercolano c.


Lanteri de Renshaw” (Fallos 136: 161 -1922-), “Avico c. De la Pesa” (Fallos 172:21 -1934-),
“Inchauspe c. Junta Nacional de Carnes” (Fallos 199:483 -1944-), “Russo c. Delle Donne” (Fallos
243:467 -1959-), “Cine Callao” (Fallos 247:121 -1960-), “Fernández Orquín c. Ripoll” (Fallos
264:416 -1966-), y “Peralta c. Estado Nacional” (Fallos 313:1513 -1990-), demuestran que las
medidas involucradas en dichos procesos siempre superaron holgadamente el test de
constitucionalidad.

En forma singular, la doctrina del precedente “Peralta” (Fallos 313:1513) citado


anteriormente, resulta enteramente aplicable al caso de autos. En lo que interesa remarcar aquí -
pues en dicha causa se trataba de un reglamento de necesidad y urgencia que, en el marco de la
emergencia, había dispuesto la retención de los depósitos a plazo fijo y su posterior devolución en
Bonex serie 1989-, el voto mayoritario sostuvo que no son inconstitucionales las normas que
por razones de necesidad no privan a los particulares de los beneficios patrimoniales
legítimamente reconocidos ni les niega su propiedad, sino que limitan temporalmente la

32
percepción de tales beneficios o restringen el uso que puede hacerse de esa propiedad. Ello
responde a una limitación impuesta por la necesidad de atenuar o superar una situación de
crisis, debiéndose tener en cuenta que en el sistema constitucional argentino no hay derechos
absolutos y todos están supeditados a las leyes que reglamentan su ejercicio (v.
considerandos 38º a 46º, donde se repite la jurisprudencia ya sentada por la CSJN en 1934 en
“Avico c/ De la Pesa”, Fallos 172:21).

La jurisprudencia de la Corte Suprema referida, permite formular algunos


principios fundamentales que deben ser tenidos en cuenta al momento de efectuar el control de
constitucionalidad de los actos estatales en un marco de emergencia, como ocurre en este caso
a partir de la sanción de la Ley N° 27.541 y de los decretos delegados: 1. La situación de
emergencia económica es un supuesto idóneo para poner en funcionamiento el poder de
policía de emergencia (Fallos 172:21; 199:466; 238:76; 243:472); 2. La situación de
emergencia, debe ser declarada por ley del Congreso (Fallos 172:21; 173:65; 238:76); por
aplicación estricta del artículo 14 de la Constitución, el Congreso Nacional es el único órgano de
gobierno habilitado para reglamentar en primer grado los derechos constitucionales; ello obliga a
exigir, como requisito de validez de cualquier restricción de derechos, producida como
consecuencia de una situación de emergencia, que sea el órgano en el cual se encuentra
representada la soberanía del pueblo quien decida acerca de las medidas a tomar, sin perjuicio,
por supuesto, de las delegaciones que, válidamente puedan ser efectuadas, conforme a reiterada
jurisprudencia del Tribunal; 3. La declaración de emergencia debe perseguir un fin público
que consulte los superiores y generales intereses del país (Fallos 172:21; 199:466; 202:456;
238:76.); 4. Las restricciones excepcionales de derechos deben ser transitorias, nunca
permanentes (Fallos 136:170; 144:220; 200:450.); 5. Los medios elegidos por el legislador
para superar la emergencia deben ser adecuadamente proporcionados al fin perseguido
(Fallos 172:21; 243:472); 6. Las garantías constitucionales no quedan suspendidas en su
totalidad, sino sólo en cuanto su ejercicio resulte incompatible con el poder de policía
(Fallos 243:467 -1959-); y 7. Las restricciones no pueden afectar a personas individuales o a
grupos determinados de ellas, deben ser generales e indeterminadas.

Como notará V.S. dichos principios han sido respetados por las normas
impugnadas por lo que resultan plenamente legítimas.

2.4. La emergencia pública en materia previsional (Ley N° 27.541)

2.4.1. La Ley N° 27.541 (B.O. 23-12-2019), denominada “de Solidaridad Social y

33
Reactivación Productiva en el marco de la Emergencia Pública”, fue sancionada en el marco de la
grave crisis económica y financiera que padece el país desde hace tiempo, con el objetivo de
acompañar y cuidar a los sectores más vulnerables y necesitados de la sociedad.

Dicha norma -en su artículo 1°- declaró “la emergencia pública en materia
económica, financiera, fiscal, administrativa, previsional, tarifaria, energética, sanitaria y
social”, y delegó en el Poder Ejecutivo Nacional las facultades comprendidas en la ley en los
términos del artículo 76 de la Constitución Nacional, con arreglo a las bases de delegación
establecidas en su artículo 2°, hasta el 31 de diciembre de 2020.

Resulta indudable que la ley busca fortalecer el carácter redistributivo y


solidario de los haberes previsionales, considerando los distintos regímenes que lo integran
como un sistema único, con la finalidad de mejorar el poder adquisitivo de aquellos que
perciben menores ingresos.

Esta legislación de emergencia comprende distintas realidades de la vida social y


cotidiana de las personas que habitan nuestro país, respondiendo al intento de atenuar los efectos
de situaciones anómalas, ya sean económicas, sociales o de otra naturaleza.

La norma legal en cuestión refleja un estado de necesidad generalizado, cuya


existencia y gravedad corresponde apreciar al legislador. En tal sentido, es sabido que la justicia
no puede revisar la decisión del Congreso Nacional que declara la emergencia, ni la oportunidad
de las medidas que aquel elija para remediar aquellas circunstancias, siempre que los medios
arbitrados, como en este caso, resulten razonables y no respondan a móviles discriminatorios
o de persecución contra grupos o individuos. Más allá de su razonabilidad, es evidente que
tales móviles no se hallan presentes en la norma legal que se cuestiona en esta causa.

2.4.2. Cabe insistir en que las medidas cuestionadas deben ser analizadas en
el contexto de una crisis de magnitud como la que motivó la sanción de la Ley N° 27.541,
que se vio luego profundamente agravada a poco de iniciado el año 2020 por la pandemia
del COVID-19.

Sobre el particular existen estimaciones de la Comisión Económica de las


Naciones Unidas para América Latina y el Caribe en el sentido que el PIB de la región
experimentará, a raíz de la crisis que se verifica a nivel planetario, una caída no inferior al 5,3%,
lo que permite predecir que la economía de esta parte del continente se enfrentará a la peor
contracción desde la gran depresión de 1930 (fuente: news.un.org/es/story/ 2020/04/1473192).En

34
ese contexto, la Comisión estima que los ingresos por exportaciones desde la región disminuirán
no menos del 23%, siendo este el peor indicador durante los últimos ochenta años (fuente:
news.un.org/es/story/2020/08/1478502).
Ese escenario mundial explica la crisis que se ha proyectado a nuestro país, la
que ha tenido por efecto caídas de magnitud en la recaudación tributaria y previsional.

Así, a título de ejemplo, en el mes de abril del año en curso la recaudación


tributaria ajustada por inflación se retrajo 23,7% año contra año, caída que se explica por el
freno en la actividad económica.

La recaudación del Impuesto a las Ganancias se retrajo 30,9%, la de IVA


25,9% y la de los recursos de la Seguridad Social 24,7%; los recursos del comercio exterior,
por su parte, retrocedieron 15,2% (fuente: Oficina de Presupuesto del Congreso,
opc.gob.ar/informes/recaudación-tributaria-abril2020-opc/).

Si bien en meses posteriores esa caída se ha desacelerado, es notorio que en


tanto se prolonguen los efectos de la pandemia, aún no superada, subsistirá la situación de
emergencia que dio lugar a la sanción de la Ley N° 27.541 y al dictado del DNU N° 260/2020.

No puede pasar desapercibido tampoco que, aún en este contexto emergencial,


el Gobierno Federal ha adoptado diversas medidas tendientes a sostener la actividad económica
interna y las condiciones mínimas de subsistencia de los sectores más vulnerables de la sociedad.

Medidas, todas ellas, de alto impacto sobre el gasto público. A título de ejemplo,
y sin que esta mención agote la referencia a esas decisiones: el subsidio extraordinario previsto
por el Decreto N° 309/2020; el Ingreso Familiar de Emergencia instituido por el Decreto N°
310/2020; los estímulos destinados al personal que presta servicios en el campo de la salud,
establecidos por el Decreto N° 315/2020; el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y
la Producción para empleadores/as y trabajadores/as afectados/as por la emergencia, creado por
el Decreto N° 332/2020, el que entre otras medidas destinadas a evitar el cierre de actividades
económicas contempla, en lo que aquí interesa, la postergación o reducción de los aportes al
sistema previsional.

En un escenario de crisis tan profunda como el que vive el país, análogo al


que experimenta la economía a nivel mundial, incluida la de los países más desarrollados,
nadie puede esgrimir, desde una posición autista, un derecho adquirido a que el Estado le
asegure la intangibilidad de su situación económico-financiera.

35
La sociedad en su conjunto está sometida a sacrificios y pérdidas; distintos
sectores de la actividad económica están expuestos a la disminución de puestos laborales, con la
consiguiente desfinanciación del sistema previsional, y allí ha acudido el Estado con distintos
programas de asistencia.

Y a pesar de ese dramático cuadro de situación, a través de los decretos


cuestionados en estos autos ha dispuesto incrementos en los haberes de pasividad que
preservan, fundamentalmente, la situación de quienes perciben los ingresos más bajos del
sistema previsional; y que constituyen el sector cuantitativamente más importante del
universo de beneficiarios.

2.4.3. Como se ha visto en la reseña efectuada en los puntos anteriores, la Corte


Suprema ha sostenido desde antaño que los derechos declarados por la Constitución Nacional no
son absolutos y están sujetos, en tanto no se los altere sustancialmente, a las leyes que
reglamenten su ejercicio (art. 28 CN). Asimismo, ha sostenido que dichas restricciones pueden ser
mayores en épocas de emergencia, como sucede en la actualidad, a fin de encauzar la crisis y de
encontrar soluciones posibles a los hechos que la determinaron.

Cabe también recordar que la jurisprudencia del Alto Tribunal también ha


convalidado la suspensión de los derechos personales como recurso propio del poder de
policía, a fin de proteger el interés público en presencia de desastres o graves
perturbaciones de carácter físico, económico o de otra índole, siempre exigiendo que no se
altere la sustancia de tales derechos.

En este sentido, la Corte ha reconocido que el Congreso Nacional está facultado


para sancionar las leyes que considere convenientes, siempre que sean razonables y no
desconozcan las garantías o las restricciones que impone la Constitución. Ello, pues no debe darse
a las limitaciones constitucionales una extensión que trabe el ejercicio eficaz de los poderes del
Estado, toda vez que acontecimientos extraordinarios justifican remedios extraordinarios.

Puntualmente, en lo que hace al derecho de propiedad, corresponde recordar que


-de acuerdo al criterio explicitado por la CSJN en numerosos precedentes- no hay violación del
artículo 17 de la Constitución Nacional cuando por razones de necesidad -como la que motivó
claramente la sanción de la Ley N° 27.541 y el dictado de los decretos aquí impugnados-, se
sanciona una norma que no priva a los particulares de los beneficios patrimoniales legítimamente
reconocidos ni les niega su propiedad, sino que sólo limita temporalmente la percepción de
tales beneficios o restringe el uso que pueda hacerse de esa propiedad. Es que hay limitaciones

36
impuestas por la necesidad de atenuar o superar una situación de crisis que,
paradójicamente, también están destinadas a proteger los derechos presuntamente
afectados, que existe el riesgo de que se conviertan en ilusorios ante procesos de desarticulación
del sistema económico y financiero (Fallos 313:1513, consid. 56, pág. 1554).

Partiendo también de la reseña de fallos realizada en el punto anterior, es posible


afirmar que la Ley N° 27.541 -en tanto norma de emergencia- reúne los requisitos que ha
establecido la Corte a los fines de avalar su procedencia.

Por otra parte, debe ponderarse que la Ley N° 27.541, en su artículo 2°, fijó entre
otras finalidades la de fortalecer el carácter redistributivo y solidario de los haberes
previsionales, considerando los distintos regímenes que lo integran como un sistema único, con
la finalidad de mejorar el poder adquisitivo de aquellos que perciben los menores ingresos.
Ello es así, por cuanto constituye una de las exigencias que establece la Constitución Nacional y
las normas internacionales de rango constitucional. El legislador, no puede soslayar la
consideración de ellos por cuanto se inspiran en los principios jurídicos que informan la seguridad
social.

Resulta claro que el texto del artículo 55 de la Ley N° 27.541, armoniza con el
objetivo diseñado en el inciso e) del artículo 2°, al establecer una suspensión temporaria
de la aplicación del artículo 32 de la Ley N° 24.241, sus complementarias y modificatorias,
a los fines de atender en forma prioritaria y en el corto plazo a los sectores de más bajos
ingresos.

La circunstancia de que el plazo de suspensión de 180 días -establecido


originalmente por el artículo 55- haya sido prorrogado hasta el 31 de diciembre de 2020 (cfr.
Decreto de Necesidad y Urgencia N° 542/2020, B.O. 18-06-2020), fecha de finalización de la
emergencia declarada por la Ley N° 27.541 (v. art. 1°), no altera en modo alguno el mentado
carácter transitorio de la disposición.

Sin perjuicio de ello, dicha norma justifica de manera pormenorizada las razones
que llevaron a su dictado. En sus considerandos se destacan las principales medidas tomadas por
el PEN para morigerar los efectos causados por la pandemia del COVID-19 (v. considerandos,
párrafo décimo). Es evidente que dicha pandemia, repotenció negativamente la entidad de la crisis
económico y financiera preexistente. Partiendo de tal circunstancia, no puede valorarse la
razonabilidad de la suspensión de la movilidad, ni la prórroga dispuesta en el DNU citado,
sin tener en consideración el conjunto de medidas y el esfuerzo realizado por todos los

37
sectores de la sociedad, en pos del interés superior.

Concretamente, se debe contemplar que la limitación a la circulación de personas


y al desarrollo de gran parte de las actividades, ocasionó un sensible impacto económico sobre
las empresas, el comercio minorista, los servicios y el ejercicio de oficios y profesiones liberales.
Ello provocó a su vez, un efecto negativo en la recaudación de los recursos nacionales y
de la seguridad social en particular.

Todas esas circunstancias, sumado a otras de igual importancia, se encuentran


claramente explicitadas en los referidos considerandos, a las cuales nos remitimos por razones de
brevedad. No obstante ello, corresponde destacar lo expresado en los párrafos 18 a 26: “[...] ante
la realidad impuesta por la pandemia de ‘COVID-19’, se torna sumamente difícil, ya no solo
construir una fórmula de movilidad seria, razonable y perdurable, sino prever o predecir
cómo se comportarán las variables económicas en los próximos meses, de modo tal de
determinar, a priori, pautas serias para fundamentar técnica, económica y políticamente, los
ajustes trimestrales indicados por la citada Ley N° 27.541”; “[…] Las políticas de la Seguridad
Social deben adecuarse a las necesidades sociales así como también a las restricciones
que impone el entorno económico en cada país”; “[…] en las circunstancias señaladas, se
estima razonable y necesario posponer la toma de decisiones respecto de la movilidad de
las prestaciones del régimen previsional general […]”; “[…] en la reunión constitutiva de la
Comisión mixta a la que aluden los artículos 55 y 56 de la Ley N° 27.541 […], se concluyó que:
‘Respecto al pedido de prórroga de los artículos 55 y 56, […] no es el ámbito de esta Comisión
en la que debe resolverse el tema, el que deberá ser propiciado por el Poder Ejecutivo por la
vía institucional que estime pertinente, […] existiendo coincidencia en la necesidad de
prorrogar los plazos hasta que la estabilidad de los indicadores económicos permitan
proponer una fórmula de movilidad coherente, razonable y sustentable […]”; “[…] el 26 de
mayo de 2020, por dictamen de mayoría, la Comisión Mixta resolvió expresamente solicitar al
PODER EJECUTIVO NACIONAL y a las Presidencias de las CÁMARAS […] la prórroga de los
plazos y funciones encomendadas en los artículos 55 y 56 de la Ley N° 27.541 hasta el 31
de diciembre de 2020, por la situación de crisis que diera lugar a la sanción de la referida
Ley, la que se ha visto agravada por la pandemia de ‘COVID-19’ […]”; “Que, en atención a ello,
manteniéndose vigentes las causas por las que se dispuso la suspensión de la aplicación de la
fórmula de movilidad previsional y ante el inminente cumplimiento de los plazos establecidos
en los artículos 55 y 56 de la Ley N° 27.541, se propone la prórroga de los mismos” [cabe

38
poner de resalto que con el fin de cumplir con dicho propósito, el PEN remitió a consideración del
Congreso Nacional un Proyecto de Ley (INLEG-2020-35874628-APN-PTE), acompañado por el
Mensaje (MENSJ-2020-34-APN-PTE) del 2 de junio de 2020, sin que hasta la fecha haya tenido
trámite parlamentario (v. considerandos, párr. 23)]; “Que por la inminencia del vencimiento de
los plazos citados deviene imposible seguir los trámites ordinarios para la sanción de las
leyes […]”; y “Que las medidas que se establecen en el presente decreto son temporarias y
resultan necesarias, razonables y proporcionadas con relación a la situación que se atiende y
los derechos que se preservan”.

En síntesis, el plazo establecido por la norma delegante, es el tiempo dentro del


cual el PEN puede ejercer la delegación. En el supuesto de la Ley N° 27.541, se fijó en 180 días
y en dicho plazo fueron emitidos los Decretos N° 163/2020 y N° 495/2020. Posteriormente, por las
serias razones analizadas, aquel plazo fue prorrogado hasta el 31 de diciembre de 2020 por el
DNU N° 542/2020, norma que goza de fuerza legislativa al no existir pronunciamiento adverso del
Congreso Nacional.

Queda claro, en función de las circunstancias apuntadas, que tanto la Ley N°


27.541 como la prórroga dispuesta por el DNU N° 542/2020, resultan plenamente legítimos como
así también razonables sus disposiciones, en el marco de la emergencia general del país y en
particular en materia previsional.
2.5. Legitimidad de la Ley N° 27.541 y de los Decretos N° 163/2020, N°
495/2020, N° 692/2020 Y 899/20 en el marco de la delegación legislativa

2.5.1. La Ley N° 27.541 y los Decretos N° 163/2020, N° 495/2020, N° 692/2020


Y 899/20, resultan también legítimos en cuanto disposiciones dictadas en el marco de los artículos
76 y 100 de la Constitución Nacional, esto es, como norma delegante y decretos delegados.

Al respecto, corresponde recordar en forma liminar que la Ley N° 27.426 (B.O.


28-02-2017), por su artículo 1°, sustituyó el artículo 32 de la Ley N° 24.241 (B.O. 18-10-1993) y
sus modificaciones, el que quedó redactado de la siguiente forma: “Artículo 32: Movilidad de las
prestaciones. Las prestaciones mencionadas en los incisos a), b), c), d), e) y f) del artículo 17 de
la ley 24.241 y sus modificaciones, serán móviles. La movilidad se basará en un setenta por ciento
(70%) en las variaciones del Nivel General del Índice de Precios al Consumidor Nacional elaborado
por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) y en un treinta por ciento (30%) por el
coeficiente que surja de la variación de la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores
Estables (RIPTE), conforme la fórmula que se aprueba en el Anexo de la presente ley, y se aplicará

39
trimestralmente en los meses de marzo, junio, septiembre y diciembre de cada año calendario. En
ningún caso la aplicación de dicho índice podrá producir la disminución del haber que percibe el
beneficiario. Por su artículo 2° se determinó que “La primera actualización en base a la movilidad
dispuesta en el artículo 1° de la presente, se hará efectiva a partir del 1° de marzo de 2018”.

La Ley N° 27.541 (“Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en el


marco de la Emergencia Pública”), en su artículo 55, suspendió la movilidad prevista en la Ley N°
24.241, a fines de atender en forma prioritaria y en el corto plazo a los sectores de más bajos
ingresos. Además, delegó en el PEN el deber de fijar trimestralmente el incremento de
haberes previsionales atendiendo a los sectores antes indicados. Así en cumplimiento de la
manda legal, el PEN dictó los Decretos N° 136/2020, N° 495/2020 y N° 692/2020.

De acuerdo a la normativa constitucional (arts. 76 y 100, inciso 12, CN), los


decretos delegados se encuentran sometidos a cuatro recaudos: 1) deben limitarse a materias
determinadas de administración o emergencia pública; 2) deben dictarse dentro del plazo fijado
para su ejercicio; 3) deben mantenerse dentro de las bases de la delegación que el Congreso
Nacional establezca; y 4) deben ser refrendados por el Jefe de Gabinete de Ministros y sometidos
al control de la Comisión Bicameral Permanente del Congreso de la Nación.

Como se demostrará seguidamente los decretos delegados que se impugnan han


respetado dichos requisitos.

En el caso, no hay duda que los decretos regulan materias determinadas de


administración y emergencia pública; fueron dictados dentro del plazo fijado para su ejercicio por
la Ley N° 27.541 y el DNU N° 542/2020; han respetado las “bases de la delegación” establecida
por la Ley N° 27.541, de acuerdo a lo exigido por el artículo 76 de la Constitución Nacional y el
artículo 11 de la Ley N° 26.122 (B.O. 28-07-2006), que regula el “Régimen Legal de los Decretos
de Necesidad y Urgencia, de Delegación Legislativa y de Promulgación Parcial de Leyes”; y dichos
decretos han seguido el procedimiento especial previsto por dicho Régimen Legal en tanto el Jefe
de Gabinete de Ministros los refrendó y remitió al Congreso en legal tiempo y forma (v. art. 12).

Dichas bases fueron establecidas por el Congreso Nacional en total conformidad


con las pautas señaladas por la Constitución en su artículo 76.

Concretamente, el artículo 2° de la Ley N° 27.541, indicó las siguientes bases de


la delegación, en lo que hace a la materia previsional: […] e) Fortalecer el carácter redistributivo
y solidario de los haberes previsionales considerando los distintos regímenes que lo integran

40
como un sistema único, con la finalidad de mejorar el poder adquisitivo de aquellos que
perciben los menores ingresos […].

La doctrina especializada ha precisado que la norma delegada debe encuadrarse


dentro de las “bases de la delegación (la inteligible política legislativa de los norteamericanos) que
establezca el Congreso. En este caso es más amplia ya que si se consolida la jurisprudencia de
la Corte Sup. en la causa Cocchia v. Estado Nacional y si se la considerase vigente luego de la
reforma constitucional, la delegación que está admitiendo el art. 76 importa la transferencia
misma de la competencia legislativa, lo que no era admisible en el sistema anterior" (cfr. BARRA
Rodolfo C., “El jefe de gabinete en la Constitución Nacional”, pág. 33, nota 21, Ed. Abeledo Perrot,
Bs. As., 1995, en cita de BIANCHI A., “La delegación legislativa luego de la reforma constitucional
de 1994”, Asociación Argentina de Derecho Constitucional, Boletín Informativo, Año XIII N° 128,
Buenos Aires, diciembre de 1996).

En nuestro caso, los tres decretos fueron dictados dentro de dichas bases y
además se siguió con el procedimiento especial previsto por la Ley N° 26.122, pues el Jefe
de Gabinete de Ministros los remitió al Congreso.

El Congreso dictó las pautas inteligibles dentro de las que debe actuar el PEN y
así lo hizo este último a través de los Decretos N° 163/2020, N° 495/2020 y N° 692/2020.

En el caso es manifiesta la “necesidad” del momento (emergencia), pero como el


Congreso Nacional estaba sesionando con normalidad, el legislador eligió dotar al PEN de esas
facultades legislativas dentro de los límites por el mismo consagrados y de forma transitoria.

En tal sentido, se ha dicho: “En la delegación, el Presidente goza de una amplia


discrecionalidad, casi tanta como la que hubiera disfrutado el Congreso si él mismo hubiese
sancionado la ley con un ‘régimen completo y terminado’. Casi pero no igual, ya que el Congreso
encuentra sus ‘bases’ en la Constitución, mientras que el Presidente, además de estas, debe
guiarse por las que el Congreso establezca. Así, las ‘bases de la delegación’ son al Presidente
lo que los derechos y garantías de la Constitución son al legislador: límites abiertos que
dejan un amplio espacio que puede ser ocupado con una gran cuota de discrecionalidad”
(conf. BARRA R. - LYCHT M., op. cit.)

Debe ponderarse que dichas disposiciones han respetado también las pautas
elaboradas por la Corte Suprema de Justicia de la Nación a través del tiempo.

En tal sentido, la doctrina especializada ha expresado […] hacia fines de la década

41
de 1920, la Corte estableció los dos principios mediante los cuales llevó a cabo, en las décadas
siguientes, el test de validez de las leyes delegantes y el de los reglamentos delegados. A
las primeras las juzgó mediante la regla establecida en “A.M. Delfino”; a los segundos les
aplicó la creada en “Chadwick”. Así, mientras la ley delegante debía contener una clara
“política legislativa” (“Delfino”), el reglamento delegado podía modificar las expresiones
verbales de la ley, pero no podía apartarse del “espíritu” de la misma (“Chadwick”) (v.
BIANCHI Alberto, “La delegación legislativa: evolución y estado actual”, Forum. Anuario del Centro
de Derecho Constitucional, 3. Disponible en: http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/ revistas/
delegacion-legislativa-evolucion-estado.pdf).

La Corte Suprema ha fijado las pautas fundamentales y generales en materia de


delegación legislativa, con posterioridad a 1994, en algunos pronunciamientos. Entre ellos, se
destaca el fallo recaído en la causa “Colegio Público de Abogados de Capital Federal c/ Estado
Nacional (Poder Ejecutivo Nacional - Decreto Nº 1.204/2001)” (Fallos 331:2406 -2008-).

En dicha causa, la Corte, con apoyo en el Artículo 76 de la Constitución sostuvo


que (a) toda delegación debe tener “bases” claras, entendiendo por ello una “política
legislativa” claramente definida; y (b) cuando las bases de la delegación son demasiado
genéricas e indeterminadas, la legislación delegada será convalidada por los tribunales si puede
demostrarse que la misma constituye una concreción de la política legislativa establecida por el
Congreso. (v. BIANCHI, ob. cit.).

En suma, se ha dicho que Todas las sofisticaciones jurídicas que quieran


introducirse en relación con la delegación legislativa no pueden evitar que su centro neurálgico
radique en que (a) la “política legislativa” esté concretamente enunciada en la ley delegante
y (b) el órgano delegado no sobrepase esos límites. Estos principios nacen de la separación
de poderes, ya habían sido elaborados antes de 1994 y son los jueces a quienes les corresponde
decidir, en cada caso, si han sido respetados o no lo han sido. Todo lo demás es secundario (v.
BIANCHI, ob. cit.).
Resulta claro que en el caso -tanto la norma legal delegante como los decretos
delegados-, han respetado las disposiciones constituciones y legales aplicables, ajustándose
además a las pautas jurisprudenciales establecidas por la Corte Suprema.

2.5.2. La constitucionalidad y razonabilidad de la delegación en el contexto


de la emergencia pública

42
Contrariamente a lo que parece surgir de la demanda, el PEN no ha ejercido
atribuciones que no le correspondan, ni ha avanzado en materias propias de otro poder estatal.
La delegación legislativa, además de estar contemplada expresamente en la Constitución, está
sometida al control legislativo (Ley N° 26.122) y obviamente al judicial dentro de los límites fijados
por la propia jurisprudencia.
La demanda propone que V.S. sustituya el criterio de los poderes políticos, que
en ejercicio de sus atribuciones constitucionales, han implementado las medidas aquí
cuestionadas por medio de la Ley N° 27.541 y de los Decretos N° 163/2020, N° 495/2020 y N°
692/2020.

La accionante omite que el control del mérito de tales decisiones se encuentra


reservado al H. Congreso de la Nación, a través de la Comisión Bicameral creada por la Ley N°
26.122 y conforme al procedimiento establecido en ese cuerpo normativo.

No debe perderse de vista la doctrina de nuestro máximo Tribunal de Justicia, en


el sentido que el Congreso de la Nación es el “[…] órgano de representación directa del pueblo de
la Nación y de los estados locales, dado que en su seno resguarda el principio democrático y el
sistema federal. Nuestra Constitución Nacional trata, en primer lugar entre los poderes del Estado
que conforman el gobierno federal, del Poder Legislativo. Una razonable justificación de la
ubicación del Legislativo se encuentra en su carácter de más directo representante de la voluntad
popular, toda vez que es el Congreso el órgano representativo por naturaleza, quien refleja más
fielmente a la sociedad política y el ámbito de elaboración de la ‘voluntad general’ que se expresa
en la Ley como el acto de gobierno por antonomasia en el Estado de Derecho”.

Y en ese orden de ideas, la Corte ha señalado que los estándares de


autolimitación “[…] jurisdiccional, más allá de las vicisitudes y disquisiciones en cuanto a la
oportunidad de su aplicación en casos concretos, fueron mantenidos a lo largo de la historia y se
ordenan coherentemente a preservar el principio republicano que adoptó el Estado Argentino en
el artículo liminar de la Constitución Nacional. En efecto, esta Corte explicó que auto restringir
su revisión sobre las decisiones privativas de otros Poderes evita un avance de su poder
en desmedro de los demás, preserva la delicada armonía que debe gobernar la división de
poderes, aparece como una exigencia de la regla más elemental de nuestro derecho público por
la ‘que cada uno de los tres altos poderes que forman el Gobierno de la Nación, aplica e interpreta
la Constitución por sí mismo, cuando ejercita las facultades que ella les confiere’, y evita ‘la
imposición de un criterio político sobre otro’ (caso ‘Cullen’, Fallos 53:420 y caso ‘Zaratiegui’, Fallos

43
311:2580 respectivamente, criterio mantenido en los casos ‘Prodelco’, Fallos 321:1252 y
‘Verbitsky’, Fallos 328:1146, entre muchos otros).

Más recientemente, en el caso ‘Thomas’ en 2010, esta Corte […] tuvo presente la
repetida advertencia expuesta en su jurisprudencia según la cual ‘la misión más delicada de la
justicia es la de saber mantenerse dentro de la órbita de su jurisdicción, sin menoscabar las
funciones que incumben a los demás poderes […]’ (Fallos 333:1023)” (Autos CSJ 353/2020/CS1,
“Fernández de Kirchner”, 24 de abril de 2020).

En este caso puntual, es indudable que las normas delegadas además de regular
cuestiones que hacen a las materias permitidas de delegación, se sustentan en la grave situación
de emergencia pública declara por la Ley N° 27.541, con el notorio agravante de las consecuencias
de todo tipo producidas por la pandemia del COVID-19.

La doctrina ha indicado que “El Congreso acude a la delegación cuando


reconociendo la existencia de un problema, duda en cuanto a la forma de enfrentarlo. Por medio
de la delegación los asuntos candentes pueden pasarse a otras manos (ver La Constitución
Americana, T:E:A:, 1965, pág. 235)” (cfr. QUIROGA LAVIÉ Humberto, “Constitución de la Nación
Argentina comentada”, pág. 536, 3ra. Ed., Ed. Zavalía).

En el caso de la delegación analizada, lo candente no es otra cosa que la propia


emergencia pública declarada (Ley N° 27.541, artículo 1°) y la necesidad de hacer frente a
determinadas situaciones extremas originadas por aquélla y agravadas por la pandemia.

Cabe recordar que el Decreto delegado N° 163/2020 se dictó en el marco de la


emergencia ya mencionada y que el 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud
(OMS) declaró al brote del nuevo coronavirus “COVID-19” como una pandemia.

La Ley N° 27.541, sancionada en el mes de diciembre de 2019, declaró -en lo que


interesa- la emergencia pública en materia previsional, suspendiendo por 180 días la aplicación
del artículo 32 de la Ley N° 24.241.

Por ello, y teniendo en cuenta lo ordenado por el artículo 55, y considerando el


precepto constitucional de movilidad de las prestaciones, como así también a los principios
cardinales de solidaridad, redistribución y sustentabilidad del Sistema Previsional, el PEN emitió
los Decretos N° 163/2020, N° 495/2020 y N° 692/2020, para dar prioridad a los beneficiarios y
beneficiarias de más bajos ingresos, en el contexto de emergencia pública y de pandemia.

En cuanto a la emergencia pública, el legislador detalló los elementos que

44
permiten verificar su existencia y además precisó las circunstancias de tiempo y lugar que tornaron
indispensable acudir a la delegación legislativa.

Ello es así, por cuanto resulta incuestionable que para analizar la


constitucionalidad de una norma, basada en la emergencia, es primordial tener en consideración
-además del texto constitucional- la realidad que precedió a su dictado. Sin perjuicio de ello, debe
considerarse en cuanto al control de las normas de emergencia y de delegación que “La
determinación de la emergencia pública por el Congreso, es un acto político no susceptible
de revisión judicial […] Por ende, la ley disponiendo la emergencia y consecuente
delegación, solamente podría ser cuestionada judicialmente si no se ha dado cumplimiento
al procedimiento establecido por la Constitución para la sanción de dichas normas, o si la
delegación supera los límites fijados a ella por la norma fundamental” (v. BADENI Gregorio,
“Límites de la delegación legislativa”, La Ley, 2001-E, 913).

La delegación efectuada por la Ley N° 27.541 cumplió con las pautas de la


Constitución Nacional y los decretos fueron dictados en el marco de los límites de la delegación.

Al respecto, se ha dicho que: “Cuando el Poder Ejecutivo asume el papel del


legislador -al sancionar decretos de necesidad y urgencia y decretos delegados, o al vetar una
ley, o al promulgarla parcialmente- goza casi del mismo grado de discrecionalidad que el
legislador. Está claro que se encuentra constreñido por los límites de la ley de delegación; sin
embargo, es fácil advertir que todos los mencionados expresan límites extremos” (v. BARRA
Rodolfo - LICHT Miguel, “Los decretos delegados”, 08/06/2016, La Ley, 2016-C, 1157).

Reafirmando la razonabilidad del Decreto N° 163/2020 corresponde destacar que


en sus considerandos se consignan los sectores vulnerados que la medida busca acompañar y
cuidar (vgr. titulares de prestaciones previsionales del Sistema Integrado Previsional Argentino -
SIPA-, beneficiarios y beneficiarias de la Pensión Universal para el Adulto Mayor, etc.).

Además, corresponde subrayar que -debido a las circunstancias excepcionales


que precedieron a su dictado y que se agravaran por la pandemia-, el PEN dispuso una gran
cantidad de medidas para morigerar el impacto de la restricción de las actividades económicas y
la circulación de personas en el marco de la emergencia sanitaria con la finalidad de preservar los
ingresos de los trabajadores, las fuentes y los puestos de trabajo, y de brindar una cobertura a los
sectores sociales más vulnerables. Dichas circunstancias, como ya se dijo, resultan también
relevantes a los efectos de valorar la razonabilidad de las disposiciones aquí atacadas, siendo
absolutamente improcedente el análisis en abstracto que realizó la actora en su demanda.

45
Tratamiento, que prescinde de cualquier ponderación en torno a la emergencia, como así también
en cuanto a su agravamiento por el COVID-19.

Por tales razones, el Congreso Nacional suspendió los efectos de la movilidad tal
como venía efectuándose, encomendando al PEN que atendiera en forma prioritaria y en el corto
plazo a los sectores de más bajos ingresos, fijando el incremento pertinente.

El legislador, al sancionar la Ley N° 27.541, por mandato constitucional determinó


la existencia de un interés público en el entramado de las relaciones sociales y le ordenó
jurídicamente a la Administración que sea satisfecho. Si bien suspendió la movilidad en la forma
prevista por el artículo 32 de la Ley N° 24.241, no la eliminó, pues permitió al PEN
transitoriamente establecerla dentro de otros parámetros razonables y por un plazo; e
indicó que se forme una comisión para analizar un nuevo proyecto de movilidad.

El interés público de protección a los jubilados y pensionados, previsto por la


norma originaria, la Ley N° 24.241, por mandato legal debe ser integrado con el interés público de
los sectores de menores ingresos, conforme lo dispuesto por otra norma de igual jerarquía (Ley
N° 27.541), a través de la cual se efectuó la delegación legislativa. Es evidente que en el caso no
hay supresión de derechos, sino que transitoriamente se suspendió la movilidad en los términos
del artículo 32 de la Ley N° 24.241 y se ordenó al PEN fijar trimestralmente el incremento de
haberes previsionales y convocar una comisión para proyectar una modificación normativa en
relación a la movilidad.

La solidaridad es un principio rector de la seguridad social. Surge de la idea


de que el hombre de manera individual y personal no puede, en modo alguno, atender y solucionar
la gran mayoría de las contingencias que lo afecten durante su vida. Siempre se necesitará ayuda
(conf. PAYÁ Fernando H. (h) y MARTÍN YAÑEZ María Teresa, “Régimen de Jubilaciones y
Pensiones - Análisis crítico del Sistema Integrado Previsional Argentino (leyes 24.241 y 26.425) y
regímenes especiales”, tomo I, pág. 18, cuarta edición ampliada y actualizada, Ed. Abeledo Perrot,
Buenos Aires, 2012).

La solidaridad es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el


bien común, es decir, por el bien de todos y de cada uno, para que todos seamos verdaderamente
responsables de todos; y por ello este principio se encuentra respaldado por la ética social y la
dignidad humana, creando el deber de auxiliar a una persona, afectada por eventos que le
generan necesidades (conf. CHIRINOS Bernabé, “Tratado de la Seguridad Social”, tomo I, pág.
46/47, Ed. La Ley, Buenos Aires, 2009).

46
Existe en el caso, un deber de tolerar la suspensión y modificación
transitoria, atento la emergencia pública general declarada por la Ley N° 27.541, pero
también en función de la grave situación ocasionada por la pandemia que atraviesa nuestro
país y el mundo, que requiere de los ciudadanos solidaridad y distribución de las cargas.
Ello se funda en la igualdad con que las cargas deben distribuirse. La sociedad en su conjunto
colabora con su aporte ante esta nueva realidad.

La suspensión y aplicación provisoria de una pauta de movilidad por otra,


no importa un sacrificio desigual al que realiza la sociedad toda en el actual contexto de
gravísima emergencia económica.

No puede analizarse, como lo hace la actora, la razonabilidad de la medida de


suspensión de la movilidad, sin tener en consideración la emergencia y su agravamiento hasta la
actualidad, sumado al conjunto de medidas y esfuerzo realizado por todos los sectores de la
sociedad, en pos del bien común. En cualquier caso, resulta pertinente recordar que “[…] todos
los derechos están limitados por las leyes reglamentarias que, sin desnaturalizarlo, dictare
el legislador. Su restricción debe ser razonable, limitada en el tiempo, un remedio y no una
mutación en la substancia o esencia del derecho adquirido […]” (Fallos 243:467) [Fallos
313:1513 cons. 43]; “[…] Ningún derecho reconocido por la Constitución tiene carácter
absoluto. La limitación de los derechos individuales es una necesidad derivada de la
convivencia social. Se trata en realidad de la regulación legislativa de los derechos
establecidos en la Constitución, su uso y disposición en armonía con los intereses de la
sociedad (Villegas Basavilbaso, Benjamín, “Derecho Administrativo”, t. V, págs. 73 y sigts.,
Buenos Aires, 1954; Fallos: 172:21)” [Fallos 313:1513, cons. 45]; “[…] en momentos de
perturbación social y económica y en otras situaciones semejantes de emergencia y ante
la urgencia en atender a la solución de los problemas que crean, es posible el ejercicio del
poder del Estado en forma más enérgica que la admisible en períodos de sosiego y
normalidad (Fallos: 200:450)” [Fallos 313:1513, cons. 46].

En definitiva, las medidas que aquí se impugnan son temporarias y resultan


necesarias, razonables y proporcionadas con relación a la situación que se atiende y los
derechos que se preservan.

2.6- JURISPRUDENCIA QUE RECONOCE LA CONSTITUCIONALIDAD Y


RAZONABILIDAD DE LA SUSPENSIÓN DE LA LEY 27.541 Y LOS DECRETOS
REGLAMENTARIOS 163/20,495/20692/20 Y 899/20

47
La Cámara Federal de Mar del Plata, en autos "CABRERA OSVALDO
ATANASIO c/ ANSES s/REAJUSTE DE HABERES” (Expte N°. 21077049 / 2008”) Sentencia del
15/10/2020, expresa que en esta primera etapa de emergencia se ha visto retaceada la garantía
constitucional de la movilidad al haberse suspendido la aplicación del art. 32 de la ley 24.241, pero
ello encuentra por ahora, justificación en el contexto de emergencia en el que nos hallamos
inmersos, siempre que la limitación dentro de este escenario, permanezca por un tiempo
razonable, o al menos por el plazo taxativamente establecido por el Poder Legislativo al efectuar
la delegación en cuestión (31 de diciembre del 2020, según lo dispone el Art. 1 de la Ley 27.451).
Rechaza expresamente el planteo de inconstitucionalidad de la ley 27.546 y del decreto 163/20.

La Cámara Federal de la Seguridad Social (CABA),SALA I, especialista en la


materia previsional, el 03/05/2021 se expide en los autos "BARROS Mario Rafael c/ ANSES s/
reajustes varios" (Expte. N° 1953/2015). Sentencia del 03/05/2021 en la cual desestimó los
agravios del actor dirigidos a cuestionar la validez constitucional de las normas de emergencia
(Ley N° 27.541 y decretos delegados) y la consecuente modificación de las fórmulas de movilidad
originales previstas en las Leyes N° 24.241, 26.417, 27.426 y cc. La declaración de emergencia
corresponde ser analizada y declarada por el legislador sin que los órganos judiciales puedan
revisar su decisión.

Asimismo la Sala 2 de la misma cámara (CFSS), en autos "TORTEROLA


Jorge Nicolás c/ ANSES s/ amparos y sumarísimos" (Expte. N° 10.543/2020), sentencia del
08/06/2021, considera que el análisis de la cuestión no puede efectuarse aisladamente sino dentro
del marco de la emergencia económica y sanitaria originada por la pandemia mundial no
resultando la movilidad dispuesta por los decretos desproporcionada y repugnante a la C.N.

Finalmente afirma que tampoco se evidencia una cabal demostración de que


se haya configurado en autos el extremo de confiscatoriedad que afecte sus derechos de
raigambre constitucional en los términos de la doctrina resultante del precedente de la Excma.
C.S.J.N. in re: “Actis Caporale”, rechazando de esta manera el recurso de apelación del actor

La Sala 3 de la Cámara, (CFSS) , en autos “CARNECHIA Ricardo Antonio


c/ ANSES s/ amparos y sumarísimos” (Expte. N° 16.347/2020) Sentencia del 03/06/2021,
confirmó el rechazo de la acción de amparo por considerar que existen vías judiciales más idóneas
para dar respuesta útil a la pretensión procesal del actor, sumado a la necesidad de una mayor
amplitud de debate y prueba que obstaculiza la vía intentada.

El Juzgado Federal de Mercedes en los autos “COSTANTINO, VILMA ADELA

48
c/ ADMINISTRACION NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL s/AMPARO LEY 16.986”,
Expte. nº 37646/2020, sentencia de julio de 2021, expresa que “….al estándar aplicado por la
Corte, para que la normativa de emergencia cuente con sustento constitucional, debe estar atada
al cumplimiento de cuatro requisitos: a) situación de emergencia definida por el Congreso de la
Nación; b) persecución de un fin público que “consulte los superiores y generales intereses del
país”; c) transitoriedad de la regulación excepcional; d) razonabilidad del medio elegido –en
términos de adecuación de medios y fines– y respeto del “límite infranqueable” fijado por el art. 28
de la C.N. (Fallos: 243:467 (1959); 313:1513 (1991), En igual sentido, CSJN, Fallos, 318:1887
(1995); 321:1984 (1998); 325:28 (2002); Fallos, 330:3002; entre muchos otros). “

Bajo tales premisas y analizado el contexto fáctico expuesto y acreditado por las
partes, encuentro que todos dichos recaudos aparecen como cumplidos.

En efecto, existe una situación de emergencia cuidadosamente definida por el


Congreso Nacional con el dictado de la Ley 27.541.

Por su parte, surge de la propia normativa en estudio que persigue un fin público
superior y general.

A su vez, la situación de excepcionalidad se encuentra limitada temporalmente.


Esto es, un plazo de ciento ochenta días –más una prórroga por igual tiempo, justificada en la
misma emergencia–.

Asimismo, considero que, los incrementos otorgados por los decretos 163/2020,
495/2020, 692/2020 y 899/2020, constituyen en su conjunto, el mecanismo de compensación
dispuesto por la norma, para morigerar el impacto de la suspensión de la fórmula de movilidad. De
modo que, en este punto, cabe concluir que el medio elegido resulta razonable al no verse
disminuidos ni congelados los haberes previsionales.

XI.- En las tales condiciones y bajo el contexto de situación de emergencia


suscitada por la pandemia COVID 19 de público conocimiento, considero que no ha sido probada
la violación de garantías constitucionales, por lo que corresponde no hacer lugar a la demanda y,
en consecuencia, desestimar el planteo de inconstitucionalidad del art. 55 de la ley 27.541.”

El juzgado Federal N°1 de Rosario, “MAMUD DIAZ, ALBERTO


BARTOLOME c/ ANSeS s/ ACCION MERAMENTE DECLARATIVA DE
INCONSTITUCIONALIDAD”, Expediente Nro. FRO 10815/2020 se dictó sentencia de primera
instancia en la cual se resuelve RECHAZAR la acción meramente declarativa interpuesta por el

49
actor contra el Dec. 163/20 y art. 55 de la ley 27541. Para así decidir, el fallo expresa que “ en un
todo de acuerdo a los argumentos hasta aquí expuestos, advierto que no se ha logrado demostrar
la arbitrariedad en el dictado del artículo 55 de la ley 27.541, sumado a que el ejecutivo en ejercicio
de las facultades delegadas por la normativa citada dicto los decretos 163/2020, 495/2020,
692/2020 y 899/2020, tendientes a cumplir con el mandato constitucional previsto en el art. 14 bis
de la C.N. Así, cito por compartir la parte pertinente del voto de la Dra. Nora Carmen Dorado dentro
de los autos: “TORTEROLA JORGE NICOLAS C/ ANSES S/ AMPAROS Y SUMARISIMOS” expte.
Nº 10543/2020 Sentencia de fecha 08/06/2021, “En tales condiciones, se señala que con los
elementos aportados no se logra demostrar la arbitrariedad o ilegalidad manifiesta del art. 55 de
la ley 27541, pues no se evidencia un gravamen actual al accionante que violente derechos y
garantías de índole constitucional. Ello así pues, con el dictado de los Decretos 163/2020,
495/2020, 692/2020 y 899/2020 se establecieron diversos incrementos de modo de no verse
disminuidos ni congelados los haberes previsionales, sino solo temporalmente suspendida la
fórmula de movilidad”.

En este sentido, no puedo soslayar que no existe un derecho adquirido a


mantener en el tiempo una determinada fórmula de movilidad jubilatoria, toda vez que ésta puede
mutar de conformidad con la evolución de diversas variables coyunturales (CSJN Casella, Carolina
c/ANSES S/ REAJUSTES 24/04/03; BROCHETTA Rafael c/ ANSES s/ Reajuste 8/11/05), siempre
que ese cambio no implique confiscatoriedad y regresión de derechos, situación no demostrada
en autos.”

Por lo expuesto, habré de rechazar la pretensión meramente declarativa


solicitada por el actor.”

Reiterada jurisprudencia del fuero ha convalidado entonces la constitucionalidad


del art.55 de la ley 27.541 y los decretos reglamentarios 163/20,495/20,692/20 y 899/20,
correspondiendo por ello el rechazo de lo solicitado por la parte actora en este punto y solicito así
sea resuelto.

VII.3. CONTESTA PLANTEO DE INCONSTITUCIONALIDAD DE LA LEY N°


27.609

a) El planteo de la actora resulta conjetural e hipotético


El planteo formulado por la actora se circunscribe a la existencia de un mero riesgo
conjetural e hipotético de que el cálculo de la movilidad se modificaría en detrimento de los haberes
de los beneficiarios, suposición que -a menos de un mes de la primera actualización sobre la base

50
de la movilidad dispuesta en el art. 1° de la Ley N° 27.609- resulta aventurada y carece de todo
fundamento técnico y jurídico.
b) Inexistencia de derechos adquiridos
La sustitución de un mecanismo de movilidad por otro de diferente naturaleza no
irroga agravio constitucional alguno, pues no existe un derecho adquirido al mantenimiento de las
leyes o reglamentaciones.
En efecto, la movilidad es un derecho constitucional, pero no existe un derecho
adquirido a una fórmula preestablecida de actualización. Su aplicación no se encuentra
consolidada, ni es inmutable.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha señalado al respecto:
- En el fallo “ARRÚES Abraham David Segismundo c/ ANSES s/ acción
declarativa - medida cautelar” de fecha 30/05/2006, en su considerando 12°, sostuvo que “no
existen derechos adquiridos a que el monto del haber siga siendo calculado por las mismas reglas
vigentes a la fecha del cese en actividad, de modo que a partir del 1° de diciembre de 2002 es
atribución del Congreso disponer las pautas adecuadas para hacer efectiva la movilidad que
consagra el art. 14 bis de la Constitución Nacional con respecto a las jubilaciones y pensiones”
(Fallos 329:2146).
- En el fallo “VERÓN Antenor Benedicto s/ jubilación por invalidez”, confirmó la sentencia de la
Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, sala 4ta, la cual dispuso que “…la modificación del
ordenamiento jurídico que determina el cálculo de la movilidad del haber no puede considerarse
violatorio de la garantía de inviolabilidad de la propiedad privada, y menos aún que se hubiesen
afectado derechos adquiridos, sino que en la especie la ley nueva se aplica a las consecuencias
de relaciones y situaciones jurídicas existentes, lo cual no es incompatible con el principio de
irretroactividad que el mismo código contempla, en tanto no se ha vulnerado ninguna garantía
constitucional, ya que la movilidad y adecuación futura del haber configura una expectativa, y por
tanto no había ingresado en el patrimonio del recurrente bien alguno fundado en las normas
reemplazadas…”
- En el fallo “PERCIVALE de COLOMBI Adela” (Fallo 307:1108), de fecha
04/07/1985, estableció que “…Los agravios vinculados con la aplicación del nuevo régimen de
jubilatorio (…) resultan ineficaces para habilitar la vía extraordinaria, pues no existen derechos
adquiridos a un determinado sistema de movilidad de los haberes de jubilaciones y pensiones
(…)”.

- En el fallo “CIEZA de RORRÍGUEZ Ilda c/ Estado Nacional s/ personal militar y

51
civil de las FFAA y de Seg.”, de fecha 16/12/1997, reiteró su doctrina que establece que “…en esta
materia el derecho adquirido lo es a que se respete la situación de jubilado o retirado, y no a que
el haber siga siendo determinado por las mismas reglas vigentes al tiempo de concederse el
beneficio. Y ello es así, ya que nadie tiene un derecho adquirido al mantenimiento de las leyes o
reglamentaciones o a la inmovilidad normativa…”.

- En el fallo “BADARO” aceptó “[…] la validez constitucional de los cambios de los


regímenes de movilidad, esto es, el reemplazo de un método de determinación de incrementos
por otro, realizado a fin de lograr una mejor administración o dar mayor previsibilidad financiera al
sistema de seguridad social (Fallos: 255:262; 295:694; 308:199; 311:1213; 318:1327) […]”.

- En el fallo “CHOCOBAR” afirmó que “…además de que no existe un derecho


adquirido al mantenimiento de leyes o reglamentaciones […] la impugnación de
inconstitucionalidad no es pertinente cuando el fin con que se la persigue no es la inaplicabilidad
del texto objetado -ley de solidaridad previsional- sino el restablecimiento de un régimen normativo
derogado, lo cual es de incumbencia del legislador”.

c) Índices utilizados por la ley para dar efectividad al art. 14 bis de la


Constitución Nacional

Sobre el particular resulta competencia privativa del Poder Legislativo en


representación del pueblo que lo ha votado democráticamente, el establecer cuáles son los índices
más adecuados para la determinación de la fórmula de movilidad; esta potestad del órgano
legislativo fue confirmada por la CSJN quien ha dejado librada a la prudencia legislativa la
determinación del método para hacer efectiva la garantía del art. 14 bis de la CN (Fallos 295:694
y 300:194), así en la causa “SÁNCHEZ María del Carmen c/ ANSES s/ reajustes varios” (Fallo
328:2833) expuso que “…La Constitución Nacional exige que las jubilaciones y pensiones sean
móviles, aunque no establece un sistema o mecanismo especial para hacer efectiva dicha
exigencia, por lo que es atribución y deber del legislador fijar el contenido concreto de esa
garantía…”; recordando que si bien la Constitución Nacional garantiza “jubilaciones y pensiones
móviles”, la reglamentación de dicho derecho es facultad del poder legislativo.

Así también sostuvo la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que escapa a la


revisión de los jueces el examen de la conveniencia o del acierto del criterio legislativo adoptado
en el ámbito propio de sus atribuciones (Fallos: 157:127) y que no constituye cuestión
constitucional concreta [l]a bondad y procedencia del contenido de la ley (Fallos: 161:409), así
como que no le compete a los jueces resolver cuestiones que son privativas de los otros Poderes

52
del Estado (Fallos: 315:1820), ni pronunciarse sobre el acierto, el error, el mérito o la conveniencia
de las soluciones legislativas (Fallos: 314:424).

Agregando el mencionado Tribunal que un sistema válido de movilidad, es aquel


que acompañe a las prestaciones en el transcurso del tiempo para reforzarlas a medida que
decaiga su valor con relación a los salarios de actividad (Fallos: 307:2366).

A más ahondar en el tema, el Tribunal Supremo enfáticamente rechazó que la


movilidad de las prestaciones acompañe a la inflación, así en la causa “BADARO Adolfo Valentín
c/ ANSES s/ reajustes varios” expuso que “…la movilidad de que se trata no es un reajuste por
inflación como pretende el actor, sino que es una previsión con profundo contenido social referente
a la índole sustitutiva de la prestación jubilatoria, para la cual es menester que su cuantía, que
puede ser establecida de modo diferente según las épocas, mantenga una proporción razonable
con los ingresos de los trabajadores (Fallos: 293:551; 295:674; 297:146; 300:616; 304:180;
305:611, 770, 953; 308:1848 y 310:2212)…”.

d) Razonabilidad del nuevo mecanismo de movilidad

Sin perjuicio de los argumentos vertidos por la contraria (los cuales aclaro que no
tienen sustento en prueba alguna), es necesario recordar que el principio de razonabilidad se
encuentra incluido en el art. 28 de la Carta Magna, habiendo sido claramente delineado por el
Tribunal Cimero en el conocido precedente “Cine Callao”, que en su Considerando 13 reza: “Como
quedó dicho, y por aplicación de la doctrina sentada en Fallos, t. 199, p. 483, el análisis del mérito
o eficacia de los medios arbitrados para alcanzar los fines propuestos, la cuestión de saber si
debieron elegirse los de la ley 14.226 u otros procedimientos, son ajenos a la competencia de esta
Corte, a la que sólo incumbe pronunciarse acerca de la razonabilidad de los medios elegidos por
el Congreso, es decir, que sólo debe examinar si son o no proporcionados a los fines que el
legislador se propuso conseguir y en consecuencia decidir si es o no admisible la consiguiente
restricción de los derechos individuales afectados. Pues, como se afirmó en Fallos, t. 171, p. 348
y se recordó en Fallos, t. 199, p. 483, el tribunal nunca ha entendido que pueda sustituir su criterio
de conveniencia o eficacia económica o social al del Congreso de la Nación, para pronunciarse
sobre la validez constitucional de las leyes, sea de las que regulan trabajos, comercios o industrias
con fines de policía, sea de las que establecen impuestos o tasas (Fallos, t. 98, p. 20; t. 147, p.
402; t. 150, p. 89; t. 160, p. 247). El examen y el pronunciamiento judicial, deben radicar sin duda
en la conformidad que, de acuerdo con los arts. 28 y 31 de la Constitución Nacional, deben guardar
con ella las leyes de la Nación, porque, como lo ha destacado la Suprema Corte de Estados Unidos

53
en 193 US 197, 350, refiriéndose a la distribución de poderes, establecidos en la Constitución,
‘...esta Corte no tiene deber superior que el de dar vigencia, mediante sus fallos, a la voluntad del
Departamento Legislativo del Gobierno, tal como se expresa en la ley, salvo en aquellos casos en
que la ley sea evidente e indubitablemente violatoria de la Constitución, pues si la ley excede los
poderes constitucionales del Congreso, la Corte dejaría de cumplir un deber solemne si así no lo
declarase’. Esta atribución, por tanto, sólo debe ser ejercida cuando la repugnancia con la cláusula
constitucional que se invoca es manifiesta y la incompatibilidad inconciliable, debiendo resolverse
cualquier duda a favor de la constitucionalidad, máxime si ello es posible sin violencia de los textos
(doctrina de la Suprema Corte de los Estados Unidos en 106 US 629, 635 [1883]; 155 US 648,
657 [1895]; 123 US 142, 147 [1927] y otros. Igualmente doctrina de esta Corte en Fallos, t. 14, p.
432; t. 112, p. 63; t. 200, p. 180; t. 209, p. 337; t. 234, p. 229; t. 235, p. 548; t. 242, p. 73 y
especialmente t. 244, p. 309).”

Es decir, que no incumbe al Poder Judicial analizar si debía mantenerse el anterior


mecanismo de movilidad o elegirse otro procedimiento distinto al escogido por el Congreso, pues
ello importaría sustituir el criterio de oportunidad, mérito o conveniencia del legislador, violentando
así el principio de división de poderes.

Dicho esto, la Ley N° 27.609 al establecer como una de las variables los aumentos
salariales otorgados a los trabajadores estables, logra trasladar a los pasivos con mayor precisión
y eficiencia los aumentos que obtienen los trabajadores activos.

Por otra parte, al tener en cuenta los recursos tributarios de ANSES como la otra
variable de ajuste, la formula consigue una mayor estabilidad financiera del sistema previsional.

En este orden de ideas, la Corte ha aceptado la validez constitucional de los


cambios de los regímenes de movilidad, esto es, el reemplazo de un método de determinación de
incrementos por otro, realizado a fin de lograr una mejor administración o dar mayor previsibilidad
financiera al sistema de seguridad social (Fallos: 255:262; 295:694; 308:199; 311:1213; 318:1327)

e) Mecanismos de movilidad según la Corte Suprema de Justicia de la


Nación

Como se dijo más arriba, la CSJN ha dejado librada a la prudencia legislativa la


determinación del método para hacer efectiva la garantía del art. 14 bis de la CN (Fallos: 295:694,
300:194), así en la causa “SÁNCHEZ María del Carmen c/ ANSES s/ reajustes varios” (Fallo
328:2833) expuso que “…La Constitución Nacional exige que las jubilaciones y pensiones sean

54
móviles, aunque no establece un sistema o mecanismo especial para hacer efectiva dicha
exigencia, por lo que es atribución y deber del legislador fijar el contenido concreto de esa
garantía…”; recordando que si bien la Constitución Nacional garantiza “jubilaciones y pensiones
móviles”, la reglamentación de dicho derecho es facultad del poder legislativo.

En el mismo sentido, también expresó que “el art. 14 bis de la Constitución


Nacional garantiza la movilidad de las jubilaciones dejando librada a la prudencia legislativa la
determinación del método” (Fallos 329:3089). A lo cual debe agregarse que nadie tiene un derecho
adquirido al mantenimiento de leyes y reglamentaciones, como fue sostenido por la Corte Suprema
de Justicia de la Nación en repetidas oportunidades (Fallos 340-257; 338-757; 330-2206;329-1586;
329-976; 328-867; 327-5496; 327-5002; 327-2293; 327-2111; 321-1888; Fallos 315-839; 308:199;
267:247, entre otros.)

f) La Ley N° 27.609 es una versión superadora de la Ley N° 26.417

Así también V.S. podrá advertir que la Ley N° 27.609 resulta ser una versión
superadora de la Ley N° 26.417, la cual destaco que a lo largo de su vigencia no ha recibido tacha
de inconstitucionalidad alguna.
En este sendero expositivo, la Ley N° 27.609 mejora a su predecesora Ley N°
26.417 al actualizar trimestralmente los haberes de los beneficiarios del sistema, reiterando que si
pacíficamente los tribunales han rechazado la impugnación constitucional de aquélla, más aún
debe ser desechado el planteo de inconstitucionalidad en traslado de la nueva normativa.

g).LEY 27.609. PRINCIPIO DE LA PROGRESIÓN DE LOS DERECHOS.


ARTICULO 26 DEL PACTO DE SAN JOSÉ DE COSTA RICA. CORTE INTERAMERICANA DE
DERECHOS HUMANOS.

El actor solicita en su demanda la “inaplicabilidad del índice de movilidad jubilatoria


regulada por la ley 27.609 argumentando que dicha norma viola el Principio de
Progresividad de los Derechos de la Seguridad Social afectado los principios de
integralidad y sustitutividad.
El principio de progresividad de los derechos económicos, sociales y culturales se
encuentra contemplado en el artículo 26.º de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
y en el artículo del 2.1 del Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales.
En efecto, el artículo 2.1 del Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y

55
Culturales (PIDESC), establece que: “(…) cada uno de los estados Partes en el presente Pacto se
compromete a adoptar medidas, tanto por separado como mediante la asistencia y la cooperación
internacionales, especialmente económicas y técnicas, hasta el máximo de los recursos de que
disponga, para lograr progresivamente, por todos los medios apropiados, inclusive en particular la
adopción de medidas legislativas, la plena efectividad de los derechos aquí reconocidos”
Por su parte, el artículo 26 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos prevé
que: “Artículo 26. Desarrollo Progresivo. Los Estados Partes se comprometen a adoptar
providencias, tanto a nivel interno como mediante la cooperación internacional, especialmente
económica y técnica, para lograr progresivamente la plena efectividad de los derechos que se
derivan de las normas económicas, sociales y sobre educación, ciencia y cultura, contenidas en
la Carta de la Organización de los Estados Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos
Aires, en la medida de los recursos disponibles, por vía legislativa u otros medios apropiados”
Así la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en el precedente “Giroldi” ha dicho que los
Tribunales locales al aplicar los tratados internacionales de derechos humanos deber seguir las
pautas interpretativas dadas por los órganos internacionales a cargo de su aplicación a los fines
de evitar que el Estado vea comprometida su responsabilidad frente a la comunidad internacional,
deber que les cabe a todos los poderes del Estado (y no sólo al Poder Ejecutivo).
El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas, creado
por el Consejo Económico y Social de la Naciones Unidas, en su Observación General N.º 3 (“La
índole de las obligaciones de los Estados Partes, pár. 1 del art. 2° del Pacto”, 5to. Período de
Sesiones, 14/1290), estableció que “el concepto de progresividad efectiva constituye un
reconocimiento del hecho de que la plena efectividad de los derechos económicos, sociales y
culturales en general, no podrá lograrse en un breve período de tiempo. Sin embargo, [...] [l]a frase
[progresividad] debe interpretarse a la luz del objetivo general [...], que es establecer claras
obligaciones para los Estados Partes con respecto a la plena efectividad de los derechos de que
se trata. Este impone así una obligación de proceder lo más expedita y eficazmente posible con
miras a lograr ese objetivo.
Además señala que “todas las medidas de carácter deliberadamente retroactivo en este
aspecto requerirán la consideración más cuidadosa y deberán justificarse plenamente por
referencia a la totalidad de los derechos previstos en el Pacto y en el contexto del aprovechamiento
pleno del máximo de los recursos de que se disponga” (subrayado agregado).
Esta afirmación del Comité permite sostener que el concepto de progresividad no supone
absoluta imposibilidad de regresión en los avances efectuados por el Estado en materia de

56
derechos sociales, en la medida en que ello quede plenamente justificado en atención a la totalidad
de los recursos de los que disponga el Estado y siempre que existan razones de interés social que
así lo impongan.
Pero además, el concepto de progresividad constituye un concepto netamente objetivo y
no subjetivo, motivo por el cual el análisis de las eventuales regresiones que en materia de
seguridad social realice el Estado Nacional no pueden ser analizadas a la luz de un grupo de
actores no representativos de la situación que afronta el Estado en dicha materia.
En consecuencia el supuesto comportamiento regresivo en materia de seguridad social
no puede ser restrictivo y sesgado atendiendo sólo a los cálculos matemáticos que surgen de un
beneficio jubilatorio sino que la misma surge de un accionar objetivo e integral tendiente a una
mayor cobertura de derechos (y no sólo de su contenido económico) .
En consecuencia, la regresividad en materia de movilidad sólo podría ser alegada en tanto
que las leyes que la contengan dispongan una reducción grosera e injustificada.
Tal fue el criterio de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Cinco
Pensionistas, cuando negó la existencia de una vulneración al artículo 26° de la Convención,
señalando que el desarrollo progresivo de los derechos sociales “se debe medir (...) en función de
la creciente cobertura de (tales) derechos (...) en general, y del derecho a la seguridad social y a
la pensión en particular, sobre el conjunto de la población, teniendo presentes los imperativos de
la equidad social, y no en función de las circunstancias de un muy limitado grupo de pensionistas
no necesariamente reprepresentativos de la situación general prevaleciente”
En este sentido se ha pronunciado también la Corte Suprema de Justicia de la
Nación en el precedente “Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores e/ Poder
Ejecutivo Nacional y otro s/ acción de amparo-“ CSJ 906/2012 (48-R)/CS1 RECURSO DE HECHO-
, expresando que “el principio de progresividad o no regresividad que veda al legislador la
posibilidad de adoptar injustificadamente medidas regresivas, no sólo es principio arquitectónico
del Derecho Internacional de Derechos Humanos sino también una regla que emerge de nuestro
propio texto constitucional en la materia”.
Como puede observarse, la CSJN , máxime interprete de nuestro sistema legal,
al utilizar en su expresión el adverbio “injustificadamente” está condicionando la aplicación del
Principio, aceptando que el mismo puede exceptuarse en situaciones en las cuales esté justificado.
Cabe asimismo recordar que cualquier análisis de regresividad debe ser
contextualizado dentro del marco de emergencia sanitaria por el cual está atravesando nuestro
país y el mundo con motivo de la pandemia Mundial.

57
De esta manera, La Cámara Federal de la Seguridad Social (CABA), SALA I,
especialista en la materia previsional, el 03/05/2021 se expide en los autos "BARROS Mario
Rafael c/ ANSES s/ reajustes varios" (Expte. N° 1953/2015), sentencia del 03/05/2021 en la
cual desestimó los agravios del actor dirigidos a cuestionar la validez constitucional de las normas
de emergencia (Ley N° 27.541 y decretos delegados) y la consecuente modificación de las
fórmulas de movilidad originales previstas en las Leyes N° 24.241, 26.417, 27.426 y cc.
Expresando que “ La declaración de emergencia corresponde ser analizada y declarada por el
legislador sin que los órganos judiciales puedan revisar su decisión.”
Asimismo, la Sala 2 de la misma cámara (CFSS), en autos "TORTEROLA Jorge
Nicolás c/ ANSES s/ amparos y sumarísimos" (Expte. N° 10.543/2020), sentencia
del08/06/2021, considera que el análisis de la cuestión no puede efectuarse aisladamente sino
dentro del marco de la emergencia económica y sanitaria originada por la pandemia mundial no
resultando la movilidad dispuesta por los decretos - 163/20,495/20,962/20 y 899/20-
desproporcionada y repugnante a la Constitución Nacional.
Así retomando el Artículo 26, -Desarrollo Progresivo.- el mismo expresa que “ Los
Estados Partes se comprometen a adoptar providencias, tanto a nivel interno como mediante la
cooperación internacional, especialmente económica y técnica, para lograr progresivamente la
plena efectividad de los derechos que se derivan de las normas económicas, sociales y sobre
educación, ciencia y cultura, contenidas en la Carta de la Organización de los Estados Americanos,
reformada por el Protocolo de Buenos Aires, en la medida de los recursos disponibles, por vía
legislativa u otros medios apropiados”
En el contexto de la presente acción , no hay ningún argumento esgrimido por el
actor que pueda llevar a concluir por la inconstitucionalidad de ley 27.609 desde el punto de la
regresividad dado que como lo señala el art. 26 de Convención americana, es una “medida” que
se ha establecido por vía legislativa, y tiene directa vinculación y proporción con los recursos de
la seguridad social, siendo uno de los componentes de la fórmula que define su operatividad.
De esta manera creemos que el alegado principio de desarrollo progresivo debe
ser correctamente interpretado por los tribunales evitando caer en oscilaciones que terminen
apartándose del espíritu del legislador de la Convención Americana . Así en “La tutela de los
derechos económicos, sociales y culturales en el artículo 26 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos”. Abril de 2007. Estud. Socio-Jurid., Bogotá (Colombia), 9 (Número especial):
34-53 - Rossi y Abramovich- señalan que “en la lectura del artículo 26 hemos oscilado entre
aquellas posiciones que históricamente han considerado a esta norma como no operativa,

58
limitándola a una simple expresión de objetivos programáticos, pero no obligaciones vinculantes,
ni derechos justiciables, a nuevas posiciones doctrinarias, que, a partir de un uso extensivo del
principio pro homine y una inferencia rápida de derechos en el texto de la Carta de la OEA,
pretenden convertirla en una varilla mágica para abrir abruptamente la Convención a una suerte
de justiciabilidad plena de los derechos económicos, sociales y culturales”.
De esta manera el actor equivoca su fundamento al expresar que del hipotético
análisis subjetivo, numérico y económico se puede concluir la regresividad de las normas
señaladas. Esto merece un análisis objetivo, integral, vinculado con los recursos del Estado y la
situación socio económica por la cual atraviesa nuestro país.
Por todo lo argumentado, deben ser rechazados los planteos de inaplicabilidad o
inconstitucionalidad efectuados por el actor y pido que así se resuelva.

g) Bono extraordinario Decreto N° 218/2021

Con el objetivo de continuar acompañando y cuidando a los sectores más


vulnerables y más necesitados de la sociedad ante la situación de emergencia pública en materia
sanitaria, declarada por la Ley N° 27.541 (ampliada y prorrogada por los Decretos N° 260/2020 y
N° 167/2021), el Estado Nacional otorgó, a través del Decreto N° 218/2021, un subsidio
extraordinario -por única vez- destinado a los titulares de prestaciones previsionales del Sistema
Integrado Previsional Argentino (SIPA), a los beneficiarios de la Pensión Universal para el Adulto
Mayor (PUAM), a los beneficiarios de las pensiones no contributivas por vejez, invalidez y madres
de siete hijos o hijas o más y demás pensiones no contributivas y pensiones graciables cuyo pago
se encuentra a cargo de ANSES.

En materia de prestaciones previsionales, el subsidio extraordinario será


liquidado, por titular, por un monto máximo de PESOS MIL QUINIENTOS ($1.500) que se abonará
en los meses de abril y mayo de 2021, siempre que los beneficios se encuentren en curso de pago
en el mismo mensual en que se liquidará dicho subsidio.

Para aquellos titulares que, por la suma de los haberes de todas sus prestaciones
vigentes, perciban un monto equivalente de hasta PESOS TREINTA MIL OCHOCIENTOS
CINCUENTA Y SIETE CON DIECISÉIS CENTAVOS ($30.857,16), el subsidio extraordinario será
equivalente a PESOS MIL QUINIENTOS ($1.500) y para aquellos y aquellas titulares que, por la
suma de todas sus prestaciones vigentes perciban un importe superior al precitado monto, el
subsidio extraordinario será igual a la cantidad necesaria hasta alcanzar la suma de PESOS

59
TREINTA Y DOS MIL TRESCIENTOS CINCUENTA Y SIETE CON DIECISÉIS CENTAVOS
($32.357,16).

El subsidio extraordinario que se otorga por dicho decreto no será susceptible de


descuento alguno, ni computable para ningún otro concepto.

VIII. CUESTIÓN POLÍTICA NO JUSTICIABLE

Tal y como se anticipara en los diversos pasajes del presente líbelo, existen
cuestiones que resultan privativas de cada uno de los poderes del estado y deben resguardarse
del debate judicial precisamente para no convertir a este último poder -valga la redundancia- en
un supra poder (esto sin perjuicio del control de constitucionalidad que le ha sido reservado).

En tal sentido, la Corte Suprema, en una de sus decisiones pretorianas que


alcanzó primera notoriedad (“Cullen vs. Llerena”, Fallos 53:420), resolvió que en nuestro derecho
hay cuestiones que resultan ser ajenas a toda posibilidad de juzgamiento. Son las llamadas
“cuestiones políticas no justiciables”.

Al respecto, se ha sostenido que “es la naturaleza del asunto lo que impide a los
jueces controlar las razones que han tenido los poderes políticos para adoptar determinadas
decisiones”. Estas cuestiones “son políticas por naturaleza en la medida en que la toma de decisión
depende de una apreciación de la realidad -de su conveniencia y oportunidad- por parte del
Congreso o del Presidente, que los tribunales no pueden revisar” (Bianchi, Alberto, op. cit., t. 2, p.
274).

La regla general en esta materia consiste en que -en virtud del principio de división
de poderes-, a los jueces no les compete sustituir al legislador (Fallos 320:1692-1976, 321:1888,
entre muchos otros). Es común, entonces, leer en los precedentes del Máximo Tribunal Nacional
que “la misión más delicada que compete al Poder Judicial es la de saberse mantener dentro de
la órbita de su jurisdicción sin menoscabar las funciones que incumben a otros poderes, pues un
avance en desmedro de las facultades de los demás poderes revestiría la mayor gravedad para la
armonía constitucional” (Fallos 322:1988, entre muchos otros).

En consonancia con lo expuesto, resulta coincidente, pacífica y contundente, la


jurisprudencia del Superior Tribunal de la Nación al establecer que “[l]as decisiones adoptadas
sobre la base de criterios de oportunidad, mérito o conveniencia tenidos en cuenta al momento de
su dictado no son susceptibles de revisión judicial y sólo corresponde a los jueces controlar la
legitimidad del obrar de las autoridades administrativas, no estando facultados para sustituirse a

60
ellas en la valoración de las circunstancias ajenas al campo de lo jurídico […]” (CSJN, autos
“Rodríguez, Rafael Antonio y otros c/ Consejo Nacional de Educación Técnica s/ empleo público”
sentencia del 2/04/1998, Fallos t. 321, p. 663; Fallos: 98:20; 147:403; 150:89; 160:247; 238:60;
247:121; 251:21; 275:218; 295:814; 301:341; 302:457; 303:1029; 308:2246; 321:1252; 325:28,
entre muchos otros).

Estableciendo en un criterio superador de lo expuesto que “[n]o incumbe al Poder


Judicial juzgar sobre la oportunidad, el mérito o la conveniencia de las decisiones de los otros
poderes del Estado, sino que, antes bien, es misión de los jueces, en cumplimiento de su
ministerio, como órgano de aplicación del derecho, coadyuvar en la legítima gestión de aquéllos”
(voto de los Dres. José Severo Caballero y Augusto César Belluscio y Carlos S. Fayt, “Camps,
Ramón Juan Alberto y otros”, sentencia del 22/06/1987, t. 310, p. 1162).

En sentido similar ha dicho que “el acierto o el error, el mérito o la conveniencia


de las soluciones legislativas no son puntos sobre los que el Poder Judicial deba pronunciarse,
por lo que la declaración de inconstitucionalidad de una ley -acto de suma gravedad institucional-
no puede fundarse en apreciaciones de tal naturaleza, sino que requiere que la repugnancia de la
norma con la cláusula constitucional sea manifiesta, clara e ineludible” (Fallos 320:1166).

Estas pautas han sido enfáticamente reiteradas por la Corte Suprema en el caso
“Grupo Clarin” (Fallos 336:1774), donde sostuvo que el Poder Judicial no puede indagar si existían
otros medios alternativos al adoptado por el legislador, igualmente idóneos para alcanzar el fin
buscado, en tanto ello implicaría ingresar en un ámbito de exclusiva discrecionalidad legislativa.
Asimismo, sostuvo: “[c]abe recordar que los jueces no deben decidir sobre la conveniencia o
acierto del criterio adoptado por el legislador en el ámbito propio de sus funciones, ni pronunciarse
sobre la oportunidad o discreción en el ejercicio de aquéllas, ni imponer su criterio de eficacia
económica o social al Congreso de la Nación; y que el control de constitucionalidad no autoriza a
la Corte Suprema a sustituir en su función a los otros poderes del gobierno” (Fallos: 328:690 y sus
citas, voto de los jueces Highton de Nolasco y Maqueda).

Como se puede apreciar, el aspecto no justiciable de una cuestión surge,


precisamente, del hecho de que la misma ha sido decidida por el órgano legislativo o bien el
ejecutivo dentro del ámbito de sus facultades propias, resultando de ello que los motivos que han
tenido para fijar una determinada política, o para elegir entre varios opciones, todas igualmente
válidas, y la oportunidad y conveniencia de todo ello, se trata de un ámbito esencialmente
discrecional, y cuya apreciación está excluida del control judicial.

61
En virtud de lo hasta aquí expuesto, y sin perjuicio de los motivos que he brindado
para sustentar el rechazo de la petición en traslado que en mi criterio se impone, siquiera amerita
la temática debatida la introducción en el debate de la pertinencia o no de la finalidad de la
normativa atacada por el pretendiente, toda vez que como se ha sostenido a lo largo de toda la
presentación y en especial en el presente acápite, el sistema republicano de gobierno consagrado
por la Carta Magna y resguardado por la copiosa jurisprudencia del Tribunal Cimero que se citó
en forma antecedente, llevan indudablemente a concluir que por tratarse la pretensión vertida por
el accionante erigida contra decisiones adoptadas por el Poder Legislativo en ejercicio de sus
facultades privativas, resultando las mismas decisiones de oportunidad, mérito y conveniencia, no
constituyen de modo alguno una cuestión que deba o pueda ser sometida a litigio alguno o revisión
judicial.

Debe destacarse que la argumentación esgrimida por la accionante resulta una


suerte de evaluación integral y previa de la nueva legislación, más cercana a un ensayo
tendencioso y académico de la norma que al concreto perjuicio que pretende invocar.

Pues lo que aquí se intenta es transpolar a nuestro sistema jurídico una suerte de
recurso previo a la ejecución de la ley, tal y como ocurre en países como España o Francia, donde
la existencia de un Tribunal Constitucional, permite la evaluación en abstracto de la norma.

Como se explicó y no escapa al elevado criterio de V.S., por el contrario, el sistema


de control de constitucionalidad difuso que rige en nuestro país, impide que aquel sea ejercido
ante la ausencia de caso y de un perjuicio concreto y tangible.

Pues como lo ha explicado hasta el hartazgo el Superior Tribunal de la Nación, la


declaración de inconstitucionalidad de una norma, es la última ratio del sistema y no puede
pretenderse livianamente sin una evaluación seria y concreta del caso particular.

El sistema republicano de gobierno consagrado por la Carta Magna y resguardado


-reitero- por la copiosa jurisprudencia del Cimero Tribunal que se citó en forma antecedente,
persuaden acerca de interpretar que por tratarse la queja vertida por la accionante erigida contra
decisiones privativas de las prerrogativas del Poder Legislativo, en el ejercicio de la representación
del pueblo que lo ha votado democráticamente, resultando las mismas decisiones de oportunidad,
mérito y conveniencia, no constituye por lo tanto de modo alguno una cuestión que deba o pueda
ser sometida a litigio alguno o revisión judicial.

Debe destacarse que conforme lo expresa el artículo 22 de la Constitución

62
Nacional, “[e]l pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes” y la acción
que aquí se ejerce no es otra cosa que la pretensa vulneración de lo que la mayoría representada
ha decidido.

La democracia no constituye sino lo que ha ocurrido con ésta y con todas las leyes
donde cada fuerza política expone sus proyectos, los somete a la votación de la mayoría y el Poder
Ejecutivo ejerciendo su rol promulga la ley.

La mera disconformidad pertenece en lo concreto a la retórica y escapa al ámbito


de la judicialización.

Todo lo expuesto pone en evidencia que hacer lugar a la pretensión planteada por
la actora implicaría una violación flagrante de la división de poderes, a todas luces inadmisible en
nuestro sistema constitucional.

Por los motivos expuestos, el rechazo del planteo esgrimido se impone, en


resguardo del ejercicio democrático del sistema republicano de gobierno.

IX. La validez constitucional de los topes

1 . Función redistributiva y de equidad

La fijación de topes a los haberes previsionales, se basa en el principio de


solidaridad, en tanto tienden a asegurar una más justa y equitativa distribución de los ingresos,
priorizando la situación de aquellos que se encuentran en desventaja, al asegurarles un haber
mínimo garantizado.

Entonces, los principios de proporcionalidad, sustitutividad y movilidad se hallan


limitados razonablemente por el de solidaridad.

Por otro lado, si el sistema garantiza prestaciones hasta un cierto monto (máximo
haber jubilatorio), también es coherente establecer en forma correlativa, un tope en los aportes
personales que realizan los trabajadores (art. 9 Ley N° 24241). De manera que quien efectuó
aportes hasta el mencionado tope, no puede pretender un haber que se desligue del esfuerzo
personal realizado durante la vida activa, pues se ha beneficiado con una menor deducción, que
le ha significado menores retenciones, y un mayor salario de bolsillo.

2. Defensa del precedente Villanustre - Su aplicación

El criterio de la Corte en este fallo lo encontramos categóricamente sintetizado

63
cuando sostiene que, sin perjuicio de remitir a un precedente en el cual se ordenó el reajuste por
índices (“Seta, Sara s/Jubilación”), “… a fin de evitar desfases que desvirtúen en la práctica los
objetivos del sistema previsional, corresponde destacar que las diferencias a abonarse en favor
del interesado no podrán exceder en ningún caso los porcentajes establecidos por las leyes de
fondo”, poniendo así un claro límite a la pretensión del actor.

En efecto, la aplicación de índices tanto para la actualización de remuneraciones


como para pauta de movilidad provoca desfases, que pueden llevar a que los haberes
previsionales reajustados mediante ellos superen el salario que percibiría el beneficiario de
continuar en actividad, lo cual no sólo desvirtúa los objetivos de un sistema previsional, sino que
importa imponer una gravísima carga para los activos, los pasivos y el sistema previsional en su
conjunto.

En resumen, el criterio que surge categórico del precedente en análisis, consiste


en la lisa y llana afirmación de que: Ningún haber reajustado judicialmente por aplicación de índices
puede resultar superior al porcentaje correspondiente del salario que hubiese percibido el
beneficiario de continuar en actividad. Ello, so pena de desvirtuar los objetivos del sistema
previsional.

Como corolario de lo expuesto, la aplicación del criterio del fallo “Villanustre” se


torna indispensable cuando los topes legales -que otorgan previsibilidad al sistema en cuanto a
montos máximos abonables y limitan eventualmente los desfases provocados por la utilización de
índices- son declarados inconstitucionales en el marco de un proceso judicial.

3. Los topes en particular y la alegada confiscatoriedad

3.1. Tope intrínseco (aplicable al afiliado en actividad): El art. 9 de la ley 24.241


viene a introducir una modificación sustancial respecto de su antecesora, a partir de la noción de
tope intrínseco como un límite por encima del cual no hay derecho, despejando así la noción de
tope como quita.

Es un tope al importe de las remuneraciones, en tanto estableció un máximo


imponible para los aportes y contribuciones sobre la nómina salarial para los trabajadores en
relación de dependencia, equivalente a una cantidad de MOPRES, que ahora se ajusta
semestralmente en función de lo establecido por el art. 10 de la ley 26417 y art. 32 de la ley 24241.

Se trata de lo que hemos denominado "salario previsional". No importa cuál sea

64
el salario real del trabajador, definido en el art. 6 de la ley 24241, a los efectos previsionales
siempre se tendrá en cuenta el máximo imponible al que refiere el art. 9 de la citada ley 24241.

Una persona durante su vida laboral no aporta al Sistema por encima de este tope
intrínseco.

3.2. Tope extrínseco (aplicable al afiliado en pasividad): Como consecuencia


del tope intrínseco, la Ley 24463 en su art. 9 vino a establecer el tope extrínseco, que se traduce
justamente en el máximo de las prestaciones previsionales.

Si bien el criterio de tope, como quita, fue antiguamente receptado por la CSJN
respecto del cual introdujo la noción de confiscatoriedad para liberar su aplicación - situación
pretendida por la parte actora-, a partir de la ley 24.241 no existe noción de confiscatoriedad en el
tope intrínseco, toda vez que limita al monto imponible, no al monto de la prestación, resultando el
tope extrínseco del art. 9 de la Ley 24463 sólo una consecuencia del primero.

A partir de la interpretación armónica de estas normas, podemos afirmar sin lugar


a dudas que las leyes 24.241 y 24.463 han eliminado la noción de confiscatoriedad.

Por otra parte, tampoco resulta coherente considerar confiscatorio el tope


extrínseco del art. 9 de la Ley 24.463, cuando el tope intrínseco (art. 9 de la Ley 24.241) fue
consentido al momento de realizar los aportes previsionales.

A mayor abundamiento cabe señalar en cuanto a la validez constitucional del art.


24 y 26 de la ley 24241, que el sistema previsional creado por el sistema normativo cuestionado
no establece una relación directa entre el haber previsional y la retribución percibida por el
beneficiario en actividad.

Es menester comprender que nos hallamos frente a un sistema de reparto


asistido, por lo que los topes dispuestos no hacen más que garantizar una adecuada cobertura
para los sectores de más bajos recursos. Siendo que estamos en un sistema redistributivo de la
renta, lo que surge de las mismas bases de creación del sistema moderno de previsión social,
cuyo fundamento radica en la solidaridad.

3.3 Artículo 9 de la Ley N° 24.463

3.3.1. Inciso N° 2. Resolución 06/09: Los haberes previsionales mensuales


correspondientes a las prestaciones otorgadas en virtud de leyes anteriores a la Ley 24.241 que

65
no tuvieren otro haber máximo menor, en la suma equivalente al ochenta y dos por ciento (82 %)
del monto máximo de la remuneración sujeta a aportes y contribuciones, prevista en el segundo
párrafo del artículo 13 de la Ley 18.037, modificado por el artículo 158 apartado 1 de la Ley 24.241,
estarán sujetos a la escala de deducción. Si al reajustar el haber, el mismo superase el máximo
fijado, no cabe duda de que procede efectuarle la deducción que establece la escala prevista en
el artículo 9 de la Ley 24.463 reglamentado por el art. 3 del Decreto 525/95, resultando tal
disposición de inexcusable aplicación para este Organismo.

A su vez a partir del 01/03/09, si el haber supera el monto del haber máximo,
corresponde la deducción del 15% sobre el excedente de dicho importe máximo, conforme la Res.
06/09 reglamentaria de la Ley 26.417.

En efecto, esta Administración, en su carácter de organismo estatal, se encuentra


sujeta en su accionar al Principio de Legalidad. En virtud de él, está compelida a cumplir las leyes,
máxime cuando se trata de la aplicación de Leyes de Orden Público.

La Corte Suprema de Justicia estableció que el principio de que las prestaciones


previsionales se incorporan como derecho adquirido al patrimonio de los beneficiarios no reviste
el carácter de absoluto, "toda vez que de mediar razones de orden público o de beneficio general,
las prestaciones son pasibles de reducción sin que ello implique violar la garantía constitucional
de propiedad" (Fallos 192-359; 242-44; 234-718 y 258-14 entre otros).

3.3.2. Inciso N° 3: La fijación de haberes máximos de jubilaciones y pensiones


ha sido convalidada por la Corte desde su establecimiento por vía legal y reglamentaria, en el
precedente “Chocobar”, pues se ponderó que la previsibilidad de las erogaciones máximas
constituye un valor inherente a la eficacia del sistema previsional instaurado, circunstancia que
torna razonable entender incluida la movilidad dentro de los máximos que establezca el Poder
Legislativo para los haberes jubilatorio, permitiendo alcanzar una distribución justa y general de
los beneficios previsionales con resultados eficaces (Fallos 292.312-La Ley 1975 A,135).

De las consideraciones expuestas, se concluye que los topes establecidos en los


arts. 9, 24, 25 y 26 de la ley 24241 y 9 de la ley 24463, han sido fijados por razones de solidaridad
y equidad, con la finalidad de lograr una mejor distribución de los recursos con los que cuenta el
sistema previsional. En consecuencia, dado el carácter eminentemente público de dichas normas,
en tanto tienden a una más justa y equitativa cobertura (cuantitativa y cualitativa), y que constituye
una política pública que ha sido delineada por el poder legislador en aras del bienestar general,
cabe concluir que no existe violación alguna de las garantías constitucionales; motivo por el cual

66
solicito el rechazo de la declaración de inconstitucionalidad pretendida.

X. COSTAS - CONSTITUCIONALIDAD ART. 21 LEY N° 24.463

Solicito que las costas sean impuestas en el orden causado (art. 21 Ley N°
24.463).

El Alto Tribunal ha dicho que “la circunstancia de que el art. 21 de la ley 24.463 -
solidaridad previsional- disponga que las costas se abonen en el orden causado, no trae aparejada
una lesión a las garantías de igualdad y propiedad, pues el régimen favorece a ambas partes por
igual, no advirtiéndose que la circunstancia de abonar sus trabajos a un profesional implique la
confiscación de los bienes del obligado” (“Flagello, Vicente” Fallos 331:1873).

En consecuencia solicito el rechazo de las impugnaciones del actor al art. 21 de


la ley 24463 por no verificarse lesión a las garantías constitucionales invocadas (cfr. “Boggero,
Carlos”, Fallos 320:2792).

XI. RETENCIÓN POR IMPUESTO A LAS GANANCIAS

En cuanto al planteo efectuado sobre el impuesto a las ganancias solicito su


rechazo por los motivos que mas abajo paso a exponer:

Falta de competencia: En primer lugar hago notar que, V.S. carece de la


competencia a efectos de dictaminar sobre esta cuestión, la cual es de carácter eminente tributario,
siendo por ello incumbencia exclusiva del fuero en lo Contencioso Administrativo Federal el
tratamiento y resolución del mismo.

Motivo por el cual solicito a S.S. se declare incompetente a efectos de tratar lo


solicitado por la contraria.

Falta de legitimación pasiva: Asimismo debe observarse que al ser mi parte un


mero agente de retención, carece de la legitimación pasiva para intervenir en el presente, debiendo
la contraria - de así considerarlo - demandar a la A.F.I.P. único legitimado a efectos de intervenir
a efectos de la controversia planteada en el presente punto, tal y como lo expuso nuestro Máximo

67
Tribunal con fecha 26 de marzo del 2019 en la causa “Garcia María Isabel c/AFIP s/acción
meramente declarativa de inconstitucionalidad”.

Necesario debate con el ente fiscal: Asimismo debe observar V.S. que es
imprescindible contar con la intervención de la A.F.I.P. a efectos de resolver el presente punto, ya
que tal y como en el voto del Dr. Carlos Fernando Rosenkrantz dijo en el fallo citado “…En el año
2017, los recursos provenientes de tributos representaron el 27,8% del total de recursos corrientes
y de capital de la ANSeS (fuente: ANSeS Datos Abiertos Financiero, disponible en:
https://www.anses.gob.ar/informacion/datosabiertos- financiero, último acceso 21 de marzo de
2019), lo que demuestra la relevancia que tienen los recursos tributarios en el financiamiento y
sustentabilidad del sistema nacional de previsión social argentino. Por lo tanto, el impuesto a las
ganancias responde a motivos de interés general y a las exigencias de la justicia distributiva ya
que los recursos que mediante este impuesto se obtienen son destinados, por imperativo
constitucional, a la promoción del bienestar general (Preámbulo, arts. 4 y 75, inc. 2°, 18 y 19,
Constitución Nacional) lo que incluye el pago de los beneficios concedidos por el sistema de
seguridad social…“.

Motivo este por el cual siendo la financiación del sistema uno de los pilares básicos
de cualquier decisión judicial en materia previsional claramente es necesario la participación del
Departamento del Estado encargado de hacer efectiva la garantía establecida en el art. 14 bis de
la C.N. a efectos de resolver sobre el presente.

Errónea interpretación sobre la integralidad del beneficio jubilatorio Sin perjuicio


de lo dicho por la contraria en el punto en conteste, en el voto del Dr. Carlos Fernando Rosenkrantz
en la causa “Garcia María Isabel c/AFIP s/acción meramente declarativa de inconstitucionalidad”
revierte este concepto al establecer que ”…La "integralidad" de los beneficios de la seguridad
social que la Constitución garantiza en modo alguno implica que dichos beneficios no puedan ser
gravados. Esa "integralidad" a la que se refiere la Constitución, tal como surge del debate en la
Convención Constituyente del año 1957, no implica ni tiene que ver con la imposibilidad de que
las jubilaciones sean objeto de gravámenes —la no-gravabilidad—, como dogmáticamente
sostiene la sentencia recurrida. Por el contrario, la noción de "integralidad" expresa la convicción
del constituyente de que la seguridad social debe abarcar muchos otros beneficios diferentes a La
jubilación amparando a los habitantes de la Nación de contingencias diversas.…En efecto, es
jurisprudencia consolidada que las garantías del art. 14 bis de la Constitución Nacional no impiden
que, en ciertas circunstancias, los haberes previsionales sean reducidos. En este sentido, esta

68
Corte ha decidido reiteradamente que las reducciones en los montos de las jubilaciones están
constitucionalmente justificadas cuando: 1) fueran impuestas por ley; 2) respondieran al interés
público; y 3) no fueran confiscatorias ni padecieran de una arbitraria desproporcionalidad (Fallos:
278:232; 300:616; 303:1155;321:2181; entre otros)….”.

Incorrecta doble imposición alegada: Así también este argumento se da de


bruces con lo decidido en el voto del Dr. Carlos Fernando Rosenkrantz en autos “Garcia” en donde
decretó que: “…la afirmación que realiza el tribunal a quo en el sentido de que el cobro del
impuesto a las ganancias a los jubilados configuraría un supuesto de doble imposición desconoce
que el impuesto a las ganancias que se paga en actividad y el que se paga por recibir beneficios
jubilatorios responden a hechos imponibles distintos que gravan distintas manifestaciones de
riqueza. Así, el impuesto a las ganancias que se paga sobre la remuneración obtenida en actividad
grava los ingresos que son fruto del trabajo. En cambio, el impuesto a las ganancias que se paga
sobre los beneficios jubilatorios grava los beneficios que el jubilado obtiene del sistema nacional
de seguridad social, beneficios que, en un sistema de reparto asistido, no se conforman solo con
los aportes realizados por el jubilado cuando se encontraba en actividad…”

Falta de acreditación de vulnerabilidad económica del actor: En autos la


contraria no demuestra la vulnerabilidad económica a fin de realizar la petición en conteste, en
este sentido en el fallo “Garcia” expresamente se estableció que la “…la sola capacidad
contributiva como parámetro para el establecimiento de tributos a los jubilados, pensionados,
retirados o subsidiados, resulta insuficiente si no se pondera la vulnerabilidad vital del colectivo
concernido. La falta de consideración de esta circunstancia como pauta de diferenciación tributaria
supone igualar a los vulnerables con quienes no lo son, desconociendo la incidencia económica
que la carga fiscal genera en la formulación del presupuesto de gastos que la fragilidad irroga,
colocando al colectivo considerado en una situación de notoria e injusta desventaja…en ese orden
argumentativo, el análisis integral de la capacidad contributiva implica que la equiparación de un
jubilado en condiciones de mayor vulnerabilidad con otro que no se encuentra en esa situación,
pasa por alto el hecho evidente de que el mismo ingreso no impactará de igual manera en un caso
que en otro, insumiendo más gastos en el primero que en el segundo. Dicho de otro modo: la
misma capacidad económica -convertida sin más por el legislador en capacidad contributiva- está
destinada a rendir en ambos casos de manera diferente, desigualando en la realidad lo que el
legislador igualó… Es probable que la falta de percepción fina respecto de la subcategorización
de los jubilados, incorporando los elementos relevantes de la vulnerabilidad a la capacidad

69
económica inicial, se explique por la reiteración de un standard patrimonial escogido varias
décadas atrás en las que era tecnológicamente imposible distinguir -dentro del universo rotulado
como "jubilados"- entre quienes son vulnerables en mayor o menor medida. Hoy esta
diferenciación puede extraerse -cuanto menos en sus trazos más notorios, que es lo que busca el
legislador- a partir de la propia información registral en poder del Estado…”.

Por todo lo expuesto es que solicito se rechace el planteo en conteste, solicitando


se cite como tercero interesado en el presente proceso (según lo establecido por el art. 94 del
C.P.C.C.N.) a la Administración Federal de Ingresos Públicos con domicilio en Av. Hipólito
Yrigoyen 430 de esta Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a fin de que tome la intervención que le
corresponda, ya que la controversia en debate es común a consecuencia de ser exclusiva
responsable suya, el cobro del impuesto tratado en el presente punto.

XII. PRUEBA

Ofrezco la siguiente, que hace al derecho de mi mandante:

DOCUMENTAL:
Constancias del sistema informático de las cuales surge la ley y metodología
aplicada al beneficio previsional objeto de reclamo.

Expediente administrativo de la actora, que será remitido oportunamente


mediante el sistema BUZZ JUS.

XIII. DERECHO

Fundo el derecho que asiste a mi parte en las Leyes N° 18.037, 23.928, 24.241,
24.283, 24.463, 25.344, 25.565, 26.417 y 27.426, Resolución N° 63/1994, 140/1995 y 56/2018,
Ley N° 27.260 jurisprudencia y doctrina aplicables al caso.

XIV. CASO FEDERAL

Encontrándose cuestionada la validez de leyes federales de orden público, a todo


evento, formulo reserva del caso federal, que autoriza el art. 14 de la Ley N° 48.

XV. PETITORIO

Por todo lo expuesto, a V.S. solicito:

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1°) Se me tenga por presentado, por parte en el carácter invocado y por
constituido los domicilios procesal y electrónico.

2°) Se tenga por contestada la demanda en legal tiempo y forma.

3°) Se tengan por contestados los planteos de inconstitucionalidad formulados por


la actora.

4°) Se tenga por opuesta la prescripción del art. 82, parr. 3°, de la Ley N° 18.037
(t.o. 1976), ratificado por el art. 168 de la Ley N° 24.241.

5°) Oportunamente, se rechace la demanda en traslado en todas sus partes.

6°) Se tenga presente la reserva del caso federal.

7°) Se tenga presente a los fines de las costas lo dispuesto por el art. 21 de la Ley
N° 24.463.

Proveer de conformidad,

SERÁ JUSTICIA.

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ROBLEDO 71
Date: 2023.02.17 14:00:37 ART

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