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Biografía
La joven María perdió a su madre a la edad de trece años, por lo que su padre llegó
a casarse dos veces más, y extendió la familia a 21 hijos. Maria fue una niña muy
brillante: a los cinco años hablaba francés perfectamente, como su italiano natal.
Unos pocos años más tarde, dominaba el latín, el griego, el hebreo y el español, y
ya desde una temprana edad, se preocupó por los derechos de la mujer y su acceso
a la educación. El ambiente familiar influyó muy positivamente en que pudiera
explotar todo su potencial intelectual. De hecho, una de sus hermanas, Maria Teresa
Agnesi Pinottini, fue una famosa compositora que deleitaba a las visitas tocando el
clavicémbalo.
Maria era una chica retraída y muy devota, deseaba entrar en un convento pero su
padre no se lo permitió. Cuando la madre de María muere durante el parto de su
octavo hijo, ella misma se hizo cargo de la casa y de sus hermanos, apartándose
de la vida pública. Sus deseos se redujeron a poder ir a misa siempre que quisiera,
vestir sencilla y humildemente, y no tener que asistir a bailes y fiestas.
Probablemente esta vida austera fuera el mejor derrotero para María, ya que su
padre pecaba de un afán exhibicionista con sus dos talentosas hijas, en un salón de
los más concurridos por los intelectuales de toda Italia.
A los doce años, María había sufrió una enfermedad que los médicos no fueron
capaces de diagnosticar. Sus convulsiones se achacaron al estudio excesivo, por lo
que se le indicó que se divertirse más y pasearse a caballo. Sin embargo, estos
remedios no resolvieron el problema y se le pidió que fuera moderada en todas sus
actividades.
María tuvo una excelente formación matemática; por ejemplo, a los catorce años ya
estudiaba balística y geometría. Tuvo tutores que la iniciaron en estos estudios
matemáticos, como el monje Ramiro Rampinelli, que había enseñado matemáticas
en Roma y en Bolonia, y fue quién la puso en contacto con los Ricatti. Su fama
matemática se consolidó con su obra “Instituzioni analítiche ad uso della gioventú
italiana”, publicada en Milán en 1748, y dedicada al análisis matemático. La obra
fue editada por ella misma, y adquirió rápidamente notoriedad entre los matemáticos
de la época, porque puede considerarse como el primer texto completo de Cálculo,
incluyendo el cálculo diferencial y el cálculo integral. Es un auténtico tour de
force con unas 1000 páginas repletas de ilustraciones y ejemplos.
La bruja de Agnesi
Hoy en día, María Gaetana es también recordada por su curva “embrujada”, pero
que no se trata de ningún hechizo, ni María era una bruja.
La historia por la que la curva recibió este nombre surge de la mala traducción del
término versiera, del latín vertere, que es un término naval, que identifica la cuerda
o cabo que hace girar la vela. John Colson, el traductor inglés, la confundió con la
palabra avversiera, que significa diablesa o bruja.
La magia de esta curva es que aunque su contorno sea infinito, el área encerrada
bajo la curva es finita y proporcional al área de un círculo; además, el volumen
engendrado por la revolución de esta curva alrededor de su asíntota es cuatro veces
su hipotético volumen.
Su padre Pietro Agnesi muere en 1752, y a partir de ese momento, María se siente
libre para atender a sus tendencias religiosas, dedicando mucho tiempo al estudio
de la Teología, especialmente de la Patrística. De hecho, María se desprendió de
gran parte de su fortuna en obras de caridad y ejerció, desde 1771, por designación
del arzobispo Tozzobonelli, el cargo de directora del Hospicio Trivulzio de Milán
donde se concentró en el cuidado de los menesterosos y enfermos, sobre todo
mujeres mayores, y donde ella misma muere el 9 de enero de 1799.
Bibliografía