Los Rios Profundos-V Ciclo
Los Rios Profundos-V Ciclo
Los Rios Profundos-V Ciclo
MERCEDINO 2023
V Ciclo-Nivel Primario
Los ríos fueron siempre míos, recordaba el valle de los Molinos, ahí había Rondinel un interno de contextura delgada, hueso puro, sus ojos hundidos
cinco molinos que eran movidos por el agua de un rio pequeño, en esa muy pequeños, causaban lastima estaban rodeadas de pestañas gruesas,
quebrada viví abandonado durante varios meses por ello los días domingos me desafío a una pelea, Tú crees ya leer mucho me dijo, crees también que
salía precipitadamente del colegio a recorrer los campos y aturdirme con el eres un gran maestro del zumbayllu, ¡Eres un indiecito, aunque pareces
fuego del valle. blanco! ¡Un indiecito no más! Lo apoyaba Lleras. Valle un alumno del que
había sentido respeto porque era el único lector del colegio, habló con
Yo no sabía si amaba más al puente o al rio. Pero ambos despejaban mi Rondinel, y le dijo que dado a las características de ambos el tenia las
alma. Debía ser como el gran rio, cruzar las tierra cortar las rocas, pasar probabilidades de derrotarme, lo mío solamente era una situación honrosa,
indetenible y tranquilo, entre los bosques y montañas y entrar al mar. entonces me recordé y me encomendé al “Apu K´arwarasu”. Y le hablé a él
como se encomendaban los escolares de mi aldea nativa, cuando tenían
VI. ZUMBAYLLU. que luchar o competir en carreras y en pruebas de valor.
Yllu representa en una de sus formas la música que producen las pequeñas
alas en el vuelo. Illa nombra a cierta especie de luz, y a los monstros que El Lleras había hablado con la demente, y tenía que venir, y me dirigí al patio
nacieron heridos por los rayos de la Luna. interior porque estaba seguro que algo ocurriría, cuando estábamos
hablando de un momento a otro apareció la demente pegada a la pared,
rechoncha, bajita entró a la vereda de los excusados, no había caminado ni
dos metros cuando el “Peluca” salto sobre ella y la derribó, en ese momento Antero me encontró y me dijo que el padre, reprimió a todos en el Colegio,
aparecieron el Lleras y el “Añuco”, y le amarraron algo en la espalda del pero antes me presentó a Salvinia, la niña la reina de sus ojos y su
“Peluca”, y se fueron, posteriormente nos dimos cuenta que en la espalda el pensamiento, llegamos a la puerta del Colegio me abrazó y me dijo: no sé
peluca tenía un montón de arañas que con tranquilidad los mató a pisotones. por qué contigo se abre mi pensamiento, se desata mi lengua, es que no
eres de acá, los anaquinos no son de confiar, mañana de busco, ¡te llevo tu
A la mañana siguiente ya en la madrugada, me dirigí al patio de tierra, me zumbayllu! ¡Del winco, hermano del winco brujo! ¡Ahora mismo lo hago!
lavé la cabeza con el agua del pozo e hice bailar mi zumbayllu, el trompo dio
un salto armonioso, bajó casi lentamente, cantando por todos sus ojos. Una VIII. QUEBRADA HONDA.
gran felicidad fresca y pura iluminó mi vida. El Padre Director me llevó a la capilla y me azotó por seguir a la indiada, dijo,
al día siguiente me llevó rumbo a Patibamba, allí dio un sermón y los indios
VII. EL MOTIN. y las indias, de la hacienda se arrodillaron y lloraron yo también hice lo
Antero busco al Flaco Rondinel y le explicó, que tampoco yo quería pelear mismo, luego me envió de regreso al Colegio en el anca de un caballo, lo
entonces amistamos e hicimos bailar el zumbayllu, ante la sorpresa de guiaba un mayordomo, me comento que venía la tropa, para dar un
todos. A las doce una multitud de mujeres protestan contra el robo de la sal, escarmiento a todas las que habían asaltado la Salinera.
el que la guía es una chichera famosa, gorda, la multitud de mujeres
coreaban en quechua: ¡Manan! ¡Kunankamallam suark´aku…! Decía. (¡No! Me dejó en la puerta del Colegio y me recibió el hermano Miguel lo abracé y
¡Solo hasta hoy robaron la sal!), hace su aparición el padre director, me dijo que cuando volviera el Padre Director, también lo abrace, Antero
escoltado por dos frailes y se abren paso entre la multitud. El padre trata de llego, y lo dejo pasar, y trajo el zumbayllu ¡winku y layk´a! nunca antes visto
calmarlas pero no se puede protestan porque se había vendido la sal para de color gris oscuro, con resplandores rojos, lo hicimos bailar, el hermano
las vacas de la hacienda, y el pueblo estaba primero, entonces toda la Miguel estaba sorprendido, Antero me regalo el zumbayllu y me dijo que lo
multitud se dirige a la oficina del estanco de la sal, Antero y yo lo seguimos, guardara que lo haríamos llorar en el campo o sobre una piedra grande del
sacan instantáneamente cuarenta costales de sal al patio y empiezan a rio.
repartirlo con suma tranquilidad y orden, “para los pobres de Patibamba tres
sacos” dijeron. En el patio encontraron también cuarenta mulas cargados Lleras había ofendido al Hermano Miguel, ¡negro de mierdas! Le dijo,
con costales de sal, las mujeres cantaban de alegría. Entonces nos dirigimos entonces el Hermano no se contuvo y le dio un puñetazo en la cara, y salió
a Patibamba y entramos a la Hacienda donde estaban los colonos y sangre por lo que le ordenó que se pusiera de rodillas a Lleras y al Añuco, y
repartieron la sal a las mujeres y niños todas las mujeres se acercaron al los hizo avanzar rumbo a la Capilla de sus rodilla manaba abundante sangre.
sitio de reparto. Entró entonces el Padre Director y ordeno que el Hermano entrara en su
celda y se llevó al Lleras a la dirección, luego nos reunió en la capilla a todos
Yo no pude ver estaba sumergido en un sopor tenaz e invencible, eso era a los internos, y nos hizo reflexionar, sin lugar a dudas el sermón que dio frente
causa del cansancio, me despertó una señora de hermosos ojos azules peló a los indios de Patibamba era diferente como más condescendiente con los
una naranja y me hizo comer, me trató con amabilidad. De regreso ya en el internos.
barrio de Huanupata, estaban mestizos e indios tomando chicha, celebraba
el asalto a la salinera, por las mujeres especialmente Doña Felipa, y Escuchamos noticias que el ejército estaba entrando por el puente de
empezaron a cantar. Pachachaca, las tiendas estaban cerradas y las indias habían huido, y se
ocultaban en sus casas. Apareció el Padre Director y nos hizo formar como
para ir a Misa por orden de estatura con mirada a la Dirección, entonces
llamo al Lleras y le dijo que se pida perdón del Hermano Miguel que estaba maridos. ¿Y doña Felipa? Pregunte, dice que ha huido de noche, luego el
en su frente, salió corriendo ¡ese es un negro! ¡Un negro! Diciendo estas amigo del “Iño” se fue.
palabras se ocultó en uno de los cuartos.
Pero supimos que los persecutores de la Felipa, encontraron una de las
Mientras el “Añuco” se arrodilló frente al Hermano, y le pidió perdón lo siguió mulas tumbada en medio del puente de Pachachaca, la habían matado,
Palacitos, también de rodillas besándole las manos, entre sollozos el degollado y habían tendido sus entrañas a lo ancho del puente,
Hermano lo levantó, lo abrazo contra su pecho, lo beso en la cara y en los posteriormente encontraron los dos fusiles colgados sobre un árbol de molle.
ojos. El Añuco saltaba de alegría. El rebozo de doña Felipa, sigue colgado en la cruz del puente, dicen que el
rio y el puente asustan a quienes intenten sacarlo.
Yo le mostré el winku layk´a al Añuco, y todos lo hicimos bailar, todos en una
alegría desbordante, entonces el Añuco: ¿me dijo me lo regalas?, ¿me lo Con el Markask´a fuimos siempre a la alameda y nos encontramos con
regalas? Es tuyo Añuco le dije alegremente. Salvinia y Alcira, me despedí y volví, pase por el cuartel, luego entré a las
chicherías, pregunte a un soldado borracho por doña Felipa, y me dijo que
IX. CAL Y CANTO. la habían matado, poco después una mestiza los desmintió, luego fui por el
¡Mueran las chicheras! ¡La machorra doña Felipa! ¡Viva el Coronel! ¡El camino hacia el rio, vi al Padre Augusto que bajaba la cuesta por la otra
glorioso regimiento!, escuchamos. banda montado sobre una mula muy cerca al rio, me oculte tras de un árbol,
el Padre cruzó el puente, al paso lento de la bestia, luego descubrí a la
El Padre abrió la puerta avanzó rápidamente hacia donde estábamos los demente que corría ente los arbustos, divise en ese instante, el rebozo de
internos, le pregunte por doña Felipa, y me dijo. “la prenderán esta noche”, doña Felipa, sobre la cruz de piedra del puente, el viento la sacudió era de
conversamos y me dio a conocer que mi padre ya no se encontraba en color anaranjado, desde la cima de una piedra vi que el Padre Augusto se
Chalhuanca, si no se había ido a Coracora, a cien leguas más allá. Me hizo detenía en el camino y llamaba con la mano a la demente, ella también lo
saber que mi padre había mandado dinero, y que me daría permiso el llamaba. El Padre espoleo a la mula y abandono a la opa, enseguida subió
sábado en la tarde más una buena propina. Sonaron los cohetes de al releje trepo la cruz, y sacó el rebozo, mugiendo siempre bajita y
arranque nuevamente el mismo vocerío, ¡mueran las chicheras! ¡Mueran! rechoncha. Me acerque al puente en donde varias golondrinas se divertían
Gritaron en la calle. cruzando, volando sobre las aguas y encima del releje, de cal y canto,
alejándose y volviendo. Regresé al Colegio, incluso antes que el Padre y la
opa, vi que el ejército se retiraba, regresé al internado, el portero dijo:
El “Añuco” no vino más, los Padres se reunieron. Romerito tocó el rondín, se
mañana temprano se va el Hermano al Cuzco, con el niño “Añuco” ya están
unió a nosotros Palacitos, mientras tocábamos apareció la opa, enseguida
los caballos listos.
el “Peluca” que la quiso meter a los excusados para abusarla, y ella se
resistía, Romero lo amenazo, ¡te vas “Peluca” o te rompo la crisma! La mujer
desapareció en el pasadizo. X. YAWAR MAYU.
Palacitos pregunto al Padre Carpena: ¿se va el Hermano?, ¿se va el
“Añuco”? No sé nada le contesto secamente el Padre. La luna menguante
El “Añuco” no bajó al patio, en la mañana se llevaron su catre, su baúl y un
alumbraba el patio. Dos caballos ensillados esperaban en la escalera. Un
pequeño cajón donde guardaba insectos secos. Llegó un amigo del “Iño”
hombre le toma de la brida. Salió de su cuarto el Hermano y la luna iluminó
Villegas y dijo que estaban zurrando a las chicheras en la cárcel, han chillado
el hábito blanco, salió después el “Añuco”. El Hermano me tocó la cabeza
duro, como alborotando, dice que les fuetearon el trasero delante de sus
con las manos y me besó, cuando llegó el “Añuco” y la claridad de la luna
iluminó sus ojos hundidos, no pude contener el llanto “adiós” me dijo, y me
dio la mano. Bajó las gradas, montaron. El “Añuco” partió primero, se volvió pregunte al guardia haciéndome pasar como su ahijado, “no se nada me
y nos hizo una señal de adiós. Palacitos lloró. contesto”. Luego me fui al colegio y me encontré con el “Peluca”, luego miré
a la opa que estaba en lo alto de la torre observando a la banda de músicos
La retreta cambió a la ciudad. En la misa el Padre pronunció un sermón largo y a toda la gente atiborrada.
y felicito al Coronel Prefecto. A la salida del templo, bajo el sol radiante, la
banda de músicos, tocó una marcha. Vi a Valle paseando muy orondo, XI. LOS COLONOS.
escoltando una fila de señoritas. Entretanto dos jóvenes que no había visto A doña Felipa no la pudieron encontrar los guardias que la buscaban se
nunca, se acercaron al grupo de muchachas donde se encontraba Salvinia. extraviaron, con datos falsos que daba la gente. Se marchó el regimiento de
“Soy hijo del Comandante” llegué ayer lo escuche decir. Y tomó del brazo a la ciudad. Yo no pude comprender como muchas de las señoritas que vi en
Salvinia. Antero montó en cólera enfrentó al joven quien huyó hacia el el parque durante la retreta lloraban por los militares. No lo comprendía, me
parque. causaba sufrimiento. Recordé a la opa trepando a la cruz sacando el rebozo
de doña Felipa, en el puente de Pachachaca. ¿Para que servían los
Palacios reconoce a Prudencio un paisano suyo que hace muchos años se militares? Reflexioné. Palacios se alegró porque venía su papá a visitarlo.
fue a ser soldado y ahora tocaba en la banda de músicos del ejército. Luego Antero se alejó de mí. Se hizo amigo de Gerardo hijo del comandante se
me dirigí a las chicherías, entre a la de doña Felipa, una de la mozas me convirtió en su héroe recién llegado. Pablo el hermano de Gerardo se hizo
trajo un vaso grande de chicha, el arpista era el Oblitas el “papacha” que amigo de Valle. En el extremo del patio oscuro cave con mis dedos un hueco,
afinaba su instrumento para tocar, de pronto ingresan cuatro soldados y uno con un vidrio fino me ayude para ahondarlo, y allí enterré el zumbayllu que
de ellos que era cabo fastidia a la moza. El arpista Oblitas comienza a tocar fue regalo de Antero. Lo tire al fondo, palpándolo con mis dedos y lo sepulté.
y cantar una canción triste y melodiosa que solamente sale de lo profundo Apisone bien la tierra. Me sentí aliviado.
de sus sentimientos relacionado a los ríos y al vivir cotidiano de los indios.
¿Por qué en los ríos profundos en estos abismos de rocas, de arbustos, y El “Chipro” dijo con voz temblorosa que en la banda de enfrente en la
sol, el tono de las canciones era dulce, siendo bravo, el torrente poderoso hacienda Ninabamba, están muriendo, ¡algo sucede! Preguntamos al padre
de las aguas teniendo los precipicios ese semblante aterrador? pero nos negó la respuesta. Sabíamos que era el tifus, que se propagó
rápidamente matando a los pobres indios. Descubrí que sobre unos pellejos
El maestro Oblitas tocaba dulces huaynos de Abancay. El cabo y el soldado descansaba el cuerpo de la opa. Me acerque. La opa agonizaba, la cocinera
bailaban entre sí, una mestiza comienza a cantar y las letras hacen alusión rezó el padrenuestro, en quechua yo me arrodillé. Me fui a avisar al Padre.
a doña Felipa favoreciendo todas las acciones anteriormente hechas. El La opa Marcelina ha muerto, ¡de tifus Padre! ¡Hágala sacar del colegio!, salí
rostro de los soldados parecía enfriarse, a pesar de su abatimiento, vi que corriendo volví a la opa palideció y murió. Le pedí perdón en nombre de
en sus ojos bullía un sentimiento confuso. Un guardia civil entro a la chichería todos los alumnos. Llegó el Padre me llevó me sacó a empujones, el portero
hizo callar la música y cesar la danza. Llevó preso al maestro Oblitas, todos me limpió el cuerpo y me llevó a la celda deshabitada del Hermano Miguel.
huyeron yo también me fui, encontré a la banda militar marchando hacia la El Padre me interrogó: ¿entraste a su cama?, me cubrí el rostro con la
plaza, seguida por una parvada de chicos, “señoritos” y mestizos, marché a frazada, ¡Padrecito! Le dije, no me ensucie. Los ríos lo pueden arrastrar
un costado de la banda, cerca de los grandes, reconocí a Palacitos, iba casi están conmigo. Me cubrí la cabeza con las frazadas y no pude contener el
junto al Prudencio. Y descubrí a Antero que venía con el hijo del Comandante llanto. Un llanto feliz como si había escapado de un riesgo de contaminación
al cual me presento, “mucho gusto” le dije. Su nombre era Gerardo. Lugo se con el demonio. Salté de la cama, me vi desnudo y me cubrí con una frazada.
fueron rápidamente alcanzaron a una fila de muchachas y aquietaron el Como probando mis fuerzas. “¡yo no tengo fiebre!” voy a escapar. El portero
paso. Me retiré a la plaza y tomé una decisión que parecía alocada y que sin vino a mi cuarto y me confesó que tenía fiebre y que se había metido a la
embargo me cautivó, ir a la cárcel y preguntar por el papacha Oblitas. Le cama de la opa Marcelina. Y que se iba a su tierra para morir. El Padre me
despertó al amanecer y me dijo que el “Peluca” había perdido la razón y
había sido sacado del Internado. No me dejaron salir del dormitorio
pensaban que tenía la fiebre. Palacitos se despidió mediante una nota y
cerca de mi celda me dijo: ¡Adiós! Y salió corriendo me dejo dos monedas
de oro de una libra. El martes a mediodía el Padre Director abrió la puerta
del dormitorio se acercó a mi cama apresuradamente. Te vas a la hacienda
de tu tío Manuel Jesús. Tengo la autorización de tu padre. Está a dos días
de camino. ¡Iras a pie! “¡el reloj despertador sonará a las cuatro de la mañana
y hace hora te iras!”. Le he prometido a tu padre. Al día siguiente corrí rumbo
al camino de Patibamba unos guardias lo custodiaban y no me permitieron
pasar, entonces regresé y vi que las puertas de las chicherías se
encontraban cerradas. Los colonos estaban pasando por las oroyas pues se
estaban muriendo de la peste, venían a solicitar una misa grande al padre,
pues decían que sin misa se iban a condenar. Los colonos subían como una
mancha de carneros, todos se dirigían a Abancay. Luego fui al encuentro del
padre y me encomendó para tocar las campanas anunciando la misa. A la
media noche repicaron tres veces las campanas. Fue una misa corta de
media hora los colonos rezaban y cantaban. Al día siguiente salí del colegio
fui por la quebrada para llegar a la cordillera. Por el puente colgante de
Auquibamba, pasaría el rio, en la tarde la fiebre tal vez había sido aniquilado
por los colonos y puestos sobre una rama de chachacomo o de retama o
flotando sobre los montes de flores del pisonay, que estos ríos profundos
cargan siempre.
Análisis]
«El lado subjetivo de Los ríos profundos está centrado en el empeño del
protagonista por comprender el mundo que lo rodea y, por insertarse en
él como en una totalidad viviente», continua diciendo Cornejo. Y finaliza
así: «Los ríos profundos no es la obra más importante de Arguedas; es,
sí, sin duda, la más hermosa y perfecta».