El Perú Entre Dictaduras y Democracia - Lectura

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 14

EL PERÚ ENTRE DICTADURAS Y DEMOCRACIA

Definiendo a la democracia
La democracia es una forma de gobierno del Estado donde el poder es ejercido por el
pueblo, mediante mecanismos legítimos de participación en la toma de decisiones políticas.
Etimológicamente, la palabra proviene del griego δημοκρατία (democratía), que se compone de
los términos δῆμος (démos), que significa ‘pueblo’, y κράτος (krátos), que significa ‘poder’. Así, la
democracia es el gobierno del pueblo.
El término democracia es extensivo a las comunidades o grupos organizados donde todos los
individuos tienen el derecho de participar en la toma de decisiones con igualdad ante la ley.
El mecanismo fundamental de participación de la ciudadanía es el sufragio universal, libre y
secreto, a través del cual se elige a los representantes para un período determinado. Las
elecciones se llevan a cabo por los sistemas de mayoría, representación proporcional o la
combinación de ambos.
Sin embargo, la existencia de elecciones no es indicador suficiente para afirmar que un
gobierno o régimen es democrático. Se hace necesario que se conjuguen otras características.
Revisemos algunas de ellas.

PRINCIPIOS Y CARACTERÍSTICAS DE LA DEMOCRACIA


La democracia puede ser entendida como una doctrina política y como una forma de
organización social. Entre muchas de sus características, podemos mencionar las siguientes:

EL PRINCIPIO DE SOBERANÍA POPULAR


En los sistemas democráticos el poder se deriva del consentimiento del pueblo. Son los
ciudadanos a través del voto universal, libre y secreto quienes eligen a sus representantes
para llevar a cabo las funciones de gobierno.

EL ESTADO DE DERECHO
Se acatan las normas consagradas en la constitución. Asimismo, rige el precepto de igualdad
de todos los ciudadanos ante las leyes.

LIBERTADES INDIVIDUALES Y SOCIALES


La libertad de prensa y opinión son fundamentales, así como también la libertad de las
personas para crear asociaciones cívicas, económicas, culturales o partidos políticos.

DIVISIÓN DE PODERES
Las democracias contemplan la separación de poderes en órganos legislativos, ejecutivos y
judiciales para evitar la concentración de la autoridad en un individuo o en pequeños grupos
de personas.

RESPETO POR LOS DERECHOS HUMANOS


Los gobiernos democráticos defienden los principios expresados en la Declaración Universal
de Derechos Humanos de la ONU. Además, se comprometen a garantizar representación a
las minorías, así como a grupos e ideologías disidentes.
Adaptación a distintas formas de organización del Estado
Ejemplos de esto son:
 El sistema republicano: la administración pública recae sobre la ciudadanía y esta
elige un presidente para ejercer el poder ejecutivo.
 Las monarquías parlamentarias: se mantiene la figura del rey como cabeza de
Estado. No obstante, entre los parlamentarios se escoge el primer ministro con
atribuciones semejantes a las de un presidente.

DIFUSIÓN DE LA DEMOCRACIA EN EL MUNDO


A lo largo del siglo XX, el número de países en los que la democracia avanzó como sistema
político aumentó. Los dos momentos más importantes para la difusión de la democracia
acontecieron después de la Segunda Guerra Mundial y luego de la caída del Muro de
Berlín.

En el primer caso, las potencias europeas como Francia e Inglaterra se vieron forzadas a
dar libertad a sus colonias en África y Asia. En muchos de estos nuevos países se
constituyeron repúblicas y regímenes parlamentarios que promovieron la creación de
instituciones participativas.

Si bien muchas de las democracias surgidas entonces han sido calificadas como
defectuosas, existió la inclinación por favorecer a la democracia como ideal de gobierno en
los países del tercer mundo.

En el segundo caso, la desintegración del bloque comunista en la década de 1990 permitió


que numerosos países de Europa del Este adoptaran un modelo democrático con
participación amplia de partidos políticos. Varios de esos países actualmente forman parte
de la Unión Europea.

TIPOS DE DEMOCRACIA
A continuación se presentan los tipos de democracia según el nivel de injerencia ciudadana
en asuntos públicos y según las corrientes políticas más populares de las últimas décadas.

Democracia representativa o indirecta


La democracia representativa, también llamada indirecta, es aquella donde los ciudadanos
ejercen el poder político a través de sus representantes, elegidos mediante el voto, en
elecciones libres y periódicas.

De este modo, el ejercicio de los poderes del Estado y la toma de decisiones deberá
expresar la voluntad política que los ciudadanos han hecho recaer sobre sus dirigentes.

La democracia representativa es el sistema más practicado en el mundo, como en México,


por ejemplo. Las democracias liberales, como la de los Estados Unidos de América, suelen
funcionar dentro del sistema representativo.

Vea también Democracia representativa.

Democracia directa
La democracia directa fue el modelo original de la democracia, practicado por los
atenienses en la Antigüedad. Se dice que existe una democracia directa o pura cuando son
los mismos ciudadanos, sin intermediación de representantes, los que participan en la
toma de decisiones de carácter político.

Dicha participación se ejerce a través del voto directo, el plebiscito, el referéndum y la


iniciativa popular, entre otros. Hoy en día, este tipo de democracia luce inviable como
sistema nacional debido a la masificación de la sociedad.

Sin embargo, este modelo inspira el funcionamiento de pequeñas organizaciones


comunitarias como parte de una realidad local y puntual. Por ejemplo, asambleas vecinales
o ciudadanas.

Democracia participativa
La democracia participativa es un modelo de organización política que pretende otorgar a
los ciudadanos una mayor, más activa y más directa capacidad de intervención e influencia
en la toma de decisiones de carácter público mediante mecanismos adicionales al voto.

Al menos teóricamente, la democracia participativa, se considera una variante de la


democracia directa. Pretende incorporar al ciudadano en la vigilancia y control de la
aplicación de las políticas públicas y procura que los ciudadanos estén organizados y
preparados tanto para proponer iniciativas como para expresarse a favor o en contra de
una medida.

Vea también Democracia participativa.

Democracia liberal
La democracia liberal se respalda en modelos de gobierno representativo que aspiran a
seguir los principios del liberalismo clásico. Por ello enaltece el respeto de las libertades
individuales, la libertad económica y el poder limitado del gobierno.

Las democracias liberales procuran establecer equilibrios entre los poderes del Estado y la
ciudadanía, así como también otorgan protección a las minorías ante el poder de las
mayorías.

Socialdemocracia
La socialdemocracia propone la búsqueda de mayor equidad económica y social entre
ciudadanos respetando las instituciones del Estado democrático, sin destruir el
funcionamiento de la economía capitalista. Por tanto, persigue cambios graduales
mediante la regulación del mercado, el cobro de impuestos y la creación de programas
públicos que ayuden a distribuir de la riqueza.

En su origen estuvo emparentada con el marxismo. Sin embargo, los socialdemócratas


deseaban instaurar el socialismo a través de una transición pacífica y no revolucionaria.
Después de la segunda mitad del siglo XX, estos se hicieron más moderados y su intención
ahora se relaciona con el funcionamiento eficiente del Estado de bienestar.

Democracia cristiana
La democracia cristiana mezcla valores tradicionales del cristianismo con ideas
democráticas modernas. En el aspecto social, defiende valores sociales conservadores,
como la prevalencia de la unidad familiar.
Por otra parte, aunque la democracia cristiana cree en el derecho a la propiedad privada y
su postura es contraria a las revoluciones de izquierdas, aboga por el bienestar económico
a través de una robusta regulación del mercado y de las relaciones laborales.

Ventajas y desventajas de la democracia


La democracia ha existido desde el pasado como un medio para darle poder a la voz de las personas y tomar
decisiones importantes que deciden el rumbo de muchos. Las sociedades actuales tienen principios y valores
basados en esta ideología, por lo que es suficiente con voltear a ver cualquier país para ver sus efectos.
El detalle está en que los resultados no siempre pueden ser positivos, ya que al final se sigue una regla donde
la mayoría es la que manda y mucha gente queda inconforme con su situación. A pesar de todo, muchas de las
cosas que tenemos en la actualidad se deben a esta forma de decidir, por lo que es importante conocer las
cosas buenas y malas que traen consigo estas ideas.
Ventajas de la democracia.
El pueblo elige.
Una de las principales características es el poder que se le da a la gente para escoger a sus
representantes en cualquier nivel gubernamental, desde alcaldes hasta ministros o
presidentes. De igual forma, se da la posibilidad de elegir en otros asuntos económicos,
ambientales o sociales relevantes para ellos.
Sucesión de poder.
El hecho de que se elija periódicamente a los políticos impide que éstos se queden
demasiado tiempo en su cargo, por lo que siempre habrá una transición que da garantías
para realizar un ejercicio democrático justo.
Oportunidades.
Para muchos el mundo de la política parece algo inalcanzable o que está reservado para
unos cuantos, pero gracias a este sistema cualquier persona tiene una oportunidad. En
algunos casos se puede tener más apoyo cuando la gente ve que su próximo representante
podría ser alguien con quien se pueden identificar.
Promueve la igualdad.
El derecho a votar lo tienen todos, siempre y cuando se cumpla con la mayoría de edad, por
lo que no hay distinciones ni preferencias de ningún tipo y la igualdad entre los ciudadanos
prevalece.
Desventajas de la democracia.
Corrupción.
Lamentablemente también le abre las puertas a personas sin principios ni valores para
ocupar cargos con una enorme responsabilidad y presupuestos enormes que usarían para
su beneficio personal y no para el bienestar de la gente.
División.
Este sistema se da por mayorías, de modo que siempre se generará una división entre las
sociedades al pensar de forma distinta. Además, hay casos donde la elección es muy cerrada
y una gran parte de la población queda inconforme con el resultado. Por esta razón, no se
puede considerar como un sistema infalible, ya que definitivamente se ignora la opinión de
las minorías.
Votantes sin educación.
Muchas personas que no se informan o toman a la ligera una elección también participan
en ésta, ya que como todos, tienen el derecho a hacerlo. El detalle aquí es que suelen ser
manipulados para cambiar sus preferencias y debido a la poca información que investigan
por su cuenta, prácticamente regalan su voz y su voto.
Malas decisiones.
Es normal que la decisión tomada no resulte ser la indicada pero una vez que se tiene el
resultado es difícil cambiarlo porque se busca respetar la opinión de la mayoría. Al final,
esto no se le debe atribuir tanto a la democracia, pero es algo que sucederá constantemente
con este sistema.

DEFENDER LA DEMOCRACIA, RECUPERAR LA VIRTUD


Para luchar contra las derivas autoritarias que nos amenazan debemos actuar en dos
frentes: en las instituciones, reforzando el respeto a la Constitución; en la ciudadanía,
frenando la injusta desigualdad
Nadie ignora que estamos insertos en una crisis global de la democracia y que se hace más
necesario que nunca defenderla de sus enemigos. Las impactantes imágenes del descabellado
asalto al Capitolio, corazón democrático de la primera potencia, y los reiterados intentos de
Donald Trump por permanecer a toda costa en el poder nos trasladan a momentos pretéritos
que creíamos enterrados y, sobre todo, a posibles repeticiones de momentos futuribles que
arrojan más incertidumbre si cabe a nuestro h...
Memoria, verdad y justicia para defender la democracia
Hoy 24 de marzo, en conmemoración del Día Internacional del Derecho a la Verdad y a 47 años
del golpe cívico militar de Argentina, la Unidad Temática de Derechos Humanos y Migraciones
de Mercociudades expresa la importancia de una sociedad inclusiva, con justicia social, con
participación política plena y de desarrollo soberano. Lea a continuación el comunicado.
“Desde la Unidad Temática de Derechos Humanos y Migraciones reafirmamos nuestro
compromiso en la vigencia de la Memoria, la Verdad y Justicia al conmemorarse los 40 años de
recuperación democrática en Argentina.
30.000 compañeras y compañeros desaparecidos PRESENTES, ahora y siempre.
Este 24 de marzo se cumplen 40 años de recuperación democrática en Argentina, luego que las
Fuerzas Armadas perpetraran en 1976 un golpe de Estado contra el gobierno
constitucionalmente elegido, dando inicio a la época más oscura de su historia.
La intencionalidad de la Dictadura fue imponer a sangre y fuego un modelo de país que
desterrara la búsqueda de una sociedad inclusiva, con justicia social, con participación política
plena y de desarrollo soberano. Para conseguir esos objetivos el terrorismo de Estado
implementó un sistema represivo de persecución, prohibición de toda actividad política,
secuestros, torturas, desapariciones, asesinatos y apropiaciones, endeudamiento externo,
privatización de los bienes nacionales y un feroz recorte de derechos de los trabajadores.
En ese marco, las ciudades fueron los principales territorios donde operó el Plan Cóndor, un
plan represivo de coordinación de las dictaduras del Cono Sur. El golpe de Estado en Argentina
pero también los que se sucedieron en Chile, Paraguay, Bolivia, Brasil y Uruguay formaron
parte del esquema regional que se utilizó con el objetivo de disciplinar a las sociedades e
instaurar un modelo económico de revalorización financiera.
El compromiso y lucha de los organismos de DDHH -Madres y Abuelas de Plaza de Mayo,
HIJOS, Familiares y sobrevivientes-, permitió que esas banderas de Memoria, Verdad y Justicia
se fueran concretando en la Argentina. Desde la condena a las Juntas Militares, la
implementación de los juicios por la Verdad, y las políticas de profundización de derechos
humanos implementadas desde 2003, nos han permitido avanzar en el camino de la
restauración plena de una sociedad democrática.
En Argentina, 47 años después del Golpe, continúan los juicios contra genocidas y cómplices
civiles por los crímenes cometidos entonces. Convencidos de que estos juicios, en nuestra
región constituyen una deuda social, y que el actual crecimiento de los discursos de odio, la
proscripción política de dirigentes por parte de los sectores judiciales y la escalada de violencia
política constituyen un peligro para nuestras democracias, desde la Unidad Temática de
Derechos Humanos y Migraciones, renovamos nuestro compromiso de continuar impulsando
los juicios contra los delitos de lesa humanidad en la región y en promover políticas que
garanticen el cumplimiento de los derechos al trabajo, la salud, la educación, la vivienda, los
cuales siguen estando pendientes de su plena concreción”.

GOBIERNO DICTATORIAL
Te explicamos qué es un gobierno dictatorial y cuáles son sus causas y consecuencias. Además,
sus características, clasificación y ejemplos.

Los gobiernos dictatoriales silencian cualquier voz crítica en su contra.

¿Qué es un gobierno dictatorial?


Un gobierno es dictatorial cuando el poder es ejercido arbitrariamente por un grupo
reducido y despótico, a cargo un único individuo (el dictador), o la cabecilla de un partido,
o una élite de alguna otra naturaleza (generalmente militar). Suele coartar los derechos
individuales y colectivos, por lo que no suele haber participación ciudadana, ni pluralismo
político.

Los gobiernos dictatoriales pueden ser de diverso signo ideológico y actuar en


representación de distintas clases sociales, al menos en teoría. Imponen reglas políticas,
económicas y sociales a los ciudadanos de una nación. Silencian, a menudo de la peor
manera, cualquier voz crítica o disidente que pudiera actuar en su contra.

Se trata un método de gobierno no democrático. Su perduración en el poder se da a


través de métodos no electorales, no populares, no constitucionales, o sea, de facto o por
la fuerza. Además, suelen perpetuarse indefinidamente en el tiempo, acaparando los
recursos nacionales durante años e incluso décadas.
Los gobiernos dictatoriales utilizan el mismo razonamiento para legitimarse, a pesar de
imponerse sobre otras instituciones y tomar medidas extremas innecesarias.

CLASIFICACIÓN DE LOS GOBIERNOS DICTATORIALES


Los gobiernos dictatoriales pueden clasificarse en base a su forma de organizar el poder
autoritario:
Los gobiernos dictatoriales pueden clasificarse en base a su forma de organizar el poder
autoritario:

MILITARES. Se caracterizan por ser regidos por una élite militar que administra el
mando del país, decide quién ocupará el poder ejecutivo e interviene constantemente en
la política, empleando el aparato represivo del Estado abiertamente contra su pueblo.
DE PARTIDO ÚNICO. En estos regímenes un único partido político conquista y controla
todas las instituciones del Estado, ejerciendo un monopolio sobre la participación política.
Impide que otras facciones representativas alcancen posiciones de poder real, aunque a
menudo se les permita existir y se tolere su participación electoral.
Personalistas. Se trata de gobiernos enteramente controlados por un único individuo y
sus allegados de confianza, que suelen ser amigos o familiares del dictador. Este último
puede ser un funcionario militar o un representante político de alto nivel. Las
instituciones del Estado se subordinan abiertamente a su comando, participando del culto
a su personalidad.
MONÁRQUICOS. Semejantes a los personalistas, con la diferencia de que el dictador es
miembro de una casta real y ha ascendido al poder político a partir del trono, acumulando
en sí mismo todo el poder político.
HÍBRIDOS. Formas de gobierno dictatorial difíciles de clasificar, que combinan aspectos de
varias de las anteriores, como personalistas/de partido único o personalistas/militares.

¿CÓMO IDENTIFICAR LOS GOBIERNOS DICTATORIALES?


Las ciencias políticas se dedican al estudio de las dictaduras y los totalitarismos como
formas extremas y antidemocráticas de gobierno. Permiten su análisis, comprensión y
clasificación en categorías, a partir de indicadores como Freedom House, Polity IV y
Democracy-Dictatorship Index.

Según algunos de estos estudios, se puede emplear un criterio mínimo de distinción entre
gobiernos dictatoriales y democráticos: la existencia de elecciones libres y competitivas
en que la oposición tenga reales chances de acceder al poder político, señalan la
existencia de una democracia.

Según otros estudios, las elecciones libres no es criterio suficiente para considerar que se
trata de un gobierno democrático. Además, debe estar presente el respeto a los Derechos
Humanos, la libertad de prensa y el Estado de Derecho (igualdad ante la ley).
Las dictaduras pueden darse en gobiernos con altos niveles de corrupción.
¿Cuáles son las causas de un gobierno
dictatorial?
A lo largo de la historia, los gobiernos dictatoriales han surgido en los más variados de los
contextos. Cuando existe una situación social o política que se perciben como
desordenada, corrupta o anárquica, los grupos afines a los gobiernos dictatoriales justifican
la idea de que “hace falta orden”.

A partir de esa legitimación, algún sector, generalmente el militar, aparece dispuesto a


imponer el orden, incluso si eso significa derrocar una democracia legítima. Escenarios
ideales para ello son:

 Democracias débiles (pocos aliados políticos y económicos)


 Gobiernos de altos niveles de corrupción
 Gobiernos de pobre institucionalidad (las instituciones que acompañan el poder
político no existen o funcionan de forma deficiente)
 Períodos de guerra civil o polarización extrema en la política.
Otra causa posible tiene que ver con la intromisión de potencias extranjeras. Por ejemplo,
a lo largo de la Guerra Fría EEUU y la URSS financiaron y promovieron regímenes brutales
en los países del Tercer Mundo, con tal de que favorecieran sus intereses.
Entre sus consecuencias están millones de asesinatos, torturas y desapariciones.
Las consecuencias de la instauración de un gobierno dictatorial son impredecibles.
Habitualmente estos gobiernos son responsables de la pérdida masiva de vidas, la
persecución, tortura y silenciamiento. Incluso en los casos menos graves se ha observado
la reducción de las libertades individuales y colectivas.
Además, al carecer de contralorías y de contrapesos, suelen ser regímenes corruptos e
injustos. Así, enriquecen al sector en el poder en detrimento del resto de la población.
A su término, si los gobiernos dictatoriales dejan países más o menos ordenados, eso se
debe a que el debate político se vio totalmente silenciado. En su lugar, suelen quedar
profundas heridas y rencores.
En el mejor de los casos, estas heridas exigen al siguiente gobierno el juicio a los
represores y la compensación de las víctimas históricas. En el peor, pueden conducir a
dictaduras del signo político contrario o a enfrentamientos entre herederos de víctimas y
victimarios de la dictadura pasada.

PROBLEMA ESTRUCTURALES QUE SUFRE EL PUEBLO PERUANO


(Ver causas de un gobierno dictatorial)
Problemas más importantes que afectan a Perú
según la opinión pública en 2023

Porcentaje de latinoamericanos que opina que más de la mitad o todos los políticos de su país son
corruptos en 2021, por país
En 2023, la opinión pública peruana consideró que los tres principales problemas que afectaban
a la sociedad eran la corrupción, la delincuencia y la situación económica del país. Así, se hace
patente la inseguridad generalizada en relación a diferentes ámbitos, como la economía o el
orden público, y a su vez la desconfianza hacia la integridad los políticos, que deberían ser
principales encargados de corregir la situación.

Corrupción en América Latina- Datos estadísticos


La victoria de Lula en las elecciones de Brasil del 30 de octubre de 2022 estuvo marcada por
las sospechas de fraude electoral, alimentadas por el expresidente Bolsonaro y parte de su
militancia. Esta situación viene precedida por un creciente clima de desconfianza hacia las
instituciones públicas, que no solo se limita a la nación amazónica, sino a toda Latinoamérica.
A los grandes escándalos internacionales de cohecho se suma la implicación de grandes figuras
políticas en tramas criminales. Sin ir más lejos, el ganador de los comicios, Lula, estuvo
encarcelado por su implicación en la Operación Lava Jato, si bien la sentencia fue anulada casi
dos años después por no haberse respetado sus derechos durante el proceso. De esta forma,
los sucesivos casos conocidos han propiciado un gran desánimo respecto a la integridad de los
representantes de la ciudadanía en las diversas administraciones, incentivando en algunos
países la opinión de que la mayoría de los políticos son corruptos.
“EL EXPERIMENTO DEMOCRÁTICO: REFLEXIONES SOBRE TEORÍA POLÍTICA Y ÉTICA CÍVICA”
Cuando pensábamos que habíamos conseguido cierto margen de
equilibrio ético-político en nuestra sociedad, la naturaleza nos recordó una
vez más que nuestro mundo se edifica sobre la contingencia y la
incertidumbre. La pandemia por COVID-19 y los estallidos sociales en
diversos países de América Latina son evidencia de una amplia variedad de
conflictos -políticos, sociales, sanitarios que demandan ser resueltos en el
espacio público. El Perú no es ajeno a estas circunstancias. Habiendo
cumplido doscientos años como República, celebra su bicentenario con
una sociedad escindida en dos facciones políticas radicalmente opuestas,
caldos de cultivo del más nefasto integrismo ideológico. En El experimento
democrático, Gamio predice acertadamente la emergencia de ‘ofertas
autoritarias’ que son sumamente convincentes para un sector de la
población que aun cree en la ‘mano dura’ como solución.
frente a la inseguridad y desconfianza que imperan en el sistema político
peruano. En esta situación, la extrema derecha y extrema izquierda
peruanas comparten una “concepción autoritaria del poder político” (p.
79) que socava los cimientos de una genuina democracia liberal. En virtud
de estas circunstancias, Gamio nos exhorta a reconocernos situados en el
abismo en el que impera el conflicto y nos recomienda asumir una
postura crítica y vigilante. Para el autor, la experiencia del conflicto y la
disposición a participar en él son vitales para desarrollar la capacidad de
discernimiento y el carácter. Se trata, por tanto, de un llamado a ejercer
la ciudadanía en lo cotidiano. Ello requiere de un compromiso auténtico
con la edificación de un aparato político democrático y liberal que exige
de nuestra participación activa en la esfera pública. De ahí que una
democracia liberal sólida requiera de “(…) estructuras sociales justas e
instituciones políticas fuertes, pero también exige el compromiso
irrestricto con la cultura de la deliberación como expresión de la
intervención de los ciudadanos en la vida pública” (p.5). Como puede
observarse, este libro apuesta por el liberalismo político como una
doctrina fundada en el reconocimiento de los ciudadanos como agentes
libres e iguales. Sin embargo, este modelo de liberalismo dista mucho de
su común identificación con la doctrina del mercado, con la acción de un
capitalismo salvaje que pretende tiranizar a todas las esferas de la vida.
De hecho, Gamio subraya las graves consecuencias de la intromisión de la
lógica del mercado en las instituciones de la sociedad civil, con especial
énfasis en la Universidad como institución que forja el sentido
democrático de ciudadanía activa a través de la formación en
pensamiento crítico. Más bien, el filósofo presenta un liberalismo que
defiende los derechos civiles y que se funda en el derecho a la
participación como principal mecanismo para construir una democracia
sólida a través de la deliberación cívica. En un sistema político liberal, “la
legitimidad del poder constituido debe residir en el consentimiento de los
ciudadanos comprendidos como titulares de derecho y como actores
políticos” (p. 124). Así concebidos, los ciudadanos son agentes que
actúan políticamente a través del autogobierno. Los dieciséis ensayos que
componen este libro exploran y evalúan críticamente los principales
conflictos aún vigentes en la realidad social y política peruana. La
corrupción, el integrismo religioso e ideológico, el terrorismo, el repliegue
de los ciudadanos hacia la vida privada, el deterioro y rechazo al trabajo
de las ideas en el espacio público se establecen como fenómenos que
experimentamos de primera mano y que exigen de nosotros una
respuesta. Ciertamente, esta compleja imagen del contexto práctico
peruano deja entrever la necesidad de recuperar el ejercicio de una ciudadanía
atenta y responsable para defender a la democracia. La pregunta: ¿Cómo ejercer
la ciudadanía en una democracia liberal? se mantiene presente en cada uno
de los ensayos y se responde siempre en clave fenomenológico-hermenéutica y
pragmatista. Si tuviésemos que describir la lógica que articula los argumentos de
cada ensayo en relación con la trama general del libro, diríamos que se hace
evidente un primer argumento en el que el Gamio realiza una enérgica defensa de
la deliberació
n como actividad fundamental de la acción política. Para el autor, la deliberación es
la actividad por excelencia de la razón práctica (noús praktikós), a través de la cual
evaluamos críticamente los cursos de acción y los modos de vida que nos permiten
edificar una vida plena en el ámbito público y el privado. Es a través de la
deliberación que devenimos agentes, es decir, seres capaces de elegir y justificar
las acciones que juzgamos correctas y que les otorgan sentido a nuestras vidas. En
este horizonte de reflexión ética, la agencia política se establece como la
disposición a actuar junto con otros en el espacio público a través de un
intercambio dialógico de argumentos. Los escenarios de este tipo de agencia
pueden ubicarse, por una parte, en el Estado y los partidos políticos. Por otra, en
las organizaciones de la sociedad civil (universidades, sindicatos, iglesias, colegios
profesionales, entre otros). Para ejercitarla, es necesaria la voluntad explicita de
participar en el espacio público “formulando argumentos que fortalezcan una
cultura ética en la sociedad, generando políticas de vigilancia y denunciando con
coraje, lucidez e información las faltas a la probidad y a la transparencia de las
instituciones privadas y públicas” (p. 29). La capacidad de agencia es fundamental
para toda ética cívica, y se desarrolla a partir de lo que Gamio denomina
pedagogía deliberativa. Para el filósofo, la práctica de la deliberación requiere de
un tipo de educación que dista mucho de la clásica ‘educación en valores’ que
pretende establecer dogmáticamente un catálogo de valores como brújula moral.
En concreto, la pedagogía deliberativa se fundamenta en un modelo educativo que
forma el intelecto y la actitud para ejercitar la razón práctica en situaciones de
conflicto práctico. Este tipo de situaciones exigen que elijamos, no sólo entre el
bien y el mal, sino también entre el bien y el bien o el mal y el mal. Ellas demandan
que justifiquemos argumentativamente tales elecciones. Por lo tanto, el desarrollo
de la agencia es tarea de la pedagogía deliberativa, centrada en el discernimiento,
el diálogo y la asunción de un espíritu crítico frente a la diversidad de formas de
pensar y de actuar. Este tipo de pedagogía centra su atención en el ejercicio de la
agencia en el espacio público como escenario de debate, el cual nos enfrenta,
muchas veces, a puntos de vista radicalmente distintos a los nuestros.
El debate público es fundamental para el desarrollo de la democracia liberal. Sin
embargo, encontrarnos con las opiniones, creencias y perspectivas contrarias a las
nuestras puede ser especialmente difícil de admitir. Muchos prefieren evitar el
debate y afirmar su posición como la mejor explicación u opción posible,
inhibiendo toda posibilidad de diálogo. No obstante, el ejercicio de la agencia
política demanda el reconocimiento de nuestros interlocutores y de la profundidad
de sus argumentos, los cuales pueden ser incluso “más sólidos y perspicaces que
los nuestros” (p.8). Por lo tanto, Gamio nos indica que para ejercitar la política es
necesario que nos habituemos a revisar críticamente nuestras ideas. De ahí que el
falibilismo pragmático se constituya como el modo por excelencia para encarar el
debate público. A través del ejercicio de este hábito, el agente se reconoce como
capaz de defender su punto de vista con argumentos y también admite que, de
quedarse sin razones, puede abandonar su perspectiva inicial y cambiarla. De
acuerdo con el filósofo, esto implica que admitamos la posibilidad de estar
equivocados, manteniendo a raya a los dogmatismos. El segundo argumento del
libro se sitúa precisamente en el proceso de violencia que sucedió en el Perú
durante los años 1980 y 2000 desencadenado por el Partido Comunista del Perú,
‘Sendero Luminoso’, organización que declaró una supuesta “guerra popular”
contra el Estado peruano en 1980. Gamio subraya con especial énfasis el rol de la
Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) en el esclarecimiento de lo ocurrido
en el conflicto armado interno. La CVR asumió la tarea de reconstruir
públicamente la memoria histórica para establecer las responsabilidades de todos
los protagonistas del conflicto, identificar a las víctimas y plantear un Plan Integral
de Reparaciones para promover un proceso de reconciliación social. De acuerdo
con Gamio, el punto central del trabajo de la CVR radica en la recuperación de la
memoria como un “esfuerzo ético y político de gran importancia en el que se
ponen en juego los cimientos mismos de la democracia” (p. 45). De esta manera, la
verdad que se revela a través de la recuperación de la memoria es condición
fundamental para los procesos de justicia transicional y para la transformación de
la sociedad. En concreto, la reconstrucción pública de la memoria es una tarea que
requiere de deliberación cívica (p.50), pues se trata de una reflexión crítica y
conjunta acerca de lo que es significativo recordar como fuente de aprendizaje
moral para las personas y la sociedad. El tercer argumento que atraviesa el texto se
aloja en el vínculo entre la laicidad y el sentido profético en las democracias
liberales. Al respecto, Gamio explora los rasgos distintivos del Estado liberal laico
como entidad política neutral en materia de religión y cosmovisión. En este
sentido, el Estado laico protege la libertad religiosa y de conciencia de sus
ciudadanos. No obstante, en la reflexión acerca de la justicia, Gamio examina la
tradición religiosa judeocristiana y recupera de ella el sentido profético como un
cambio de perspectiva que nos exige centrar la atención en los débiles, en las
víctimas de los actos injustos. Gamio nos indica que la profecía, al concebir la
historia desde su reverso (i.e. desde la perspectiva de las víctimas) nos exige
explicitar cualquier tipo de injusticias. En otros términos, para ejercitar el sentido
profético es necesario cultivar la virtud de la parrhesía como “disposición a hablar
con libertad y coraje acerca de la injusticia ante una audiencia hostil” (p. 127). La
profecía en las democracias liberales persigue la metanoia como transformación
de nuestros modos de pensar y sentir a través de la disposición a hablar acerca de
lo justo y verdadero en circunstancias adversas. Por ende, la profecía así entendida
es una disposición ética que buenamente puede desarrollarse en espacios
seculares y enriquecer la acción cívica. El experimento democrático es una
metáfora que nos invita a explorar y examinar la experiencia democrática del Perú.
Para realizar este examen es necesario reconocernos como agentes encarnados en
la práctica y asiduos defensores de la democracia que tanto nos ha costado
construir. Por ello, las reflexiones ético-políticas del filósofo revelan los conflictos
implícitos en nuestras experiencias cotidianas, conflictos que debemos enfrentar
como ciudadanos críticos, solidarios, empáticos y responsables. Este libro ofrece
herramientas de reflexión útiles para pensarnos como ciudadanos y enfrentar los
conflictos e injusticias. Al interpelar nuestro descuido frente a los asuntos públicos,
nos advierte que: “sin participación ciudadana en la res pública, todo proyecto
democrático permanece inconcluso” (p. 155). Consideremos a esta advertencia
como una invitación a actuar como ciudadanos.

También podría gustarte