Las Malas Compañias

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LAS MALAS COMPAÑIAS

¿Qué Son las Malas Compañías?

Las malas compañías son aquellas que despiertan en nosotros cualidades negativas, nos influencian, de
manera consciente o inconsciente a actuar de forma perjudicial hacia nosotros y posiblemente hacia el
entorno. Son aquellas amistades que logran sacar de nosotros la peor versión. Su compañía generalmente
produce estados mentales negativos, malos hábitos y adicción a los placeres efímeros de la vida. Para, de
manera gradual, limitar la vida y conducirla al sufrimiento. En realidad, las malas compañías se van
generando con el tiempo; no es que alguien siempre haya sido una mala compañía. En un principio, cierto
círculo de amigos puede considerarse cómo un grupo con una amistad sana y sólida. Esto cambia al momento
que los deseos por experimentar placer inmediato invaden la mente humana.

Elijamos bien nuestras compañías

13 El ejemplo de Dina, la hija de Jacob, ilustra los peligros de las malas compañías. El relato de Génesis
señala que solía frecuentar a las muchachas cananeas que vivían cerca de su familia. Sin embargo, los
habitantes de Canaán no compartían las altas normas morales de los siervos de Jehová. Todo lo contrario.
Según testimonios arqueológicos, terminaron llenando su país de idolatría, inmoralidad, violencia y
depravados ritos sexuales (Éxo. 23:23; Lev. 18:2-25; Deu. 18:9-12). ¿En qué acabó la amistad de Dina con
aquellas jóvenes?

14 Siquem, un cananeo que, según el relato, era “el más honorable de toda la casa de su padre”, la tomó,
“se acostó con ella y la violó” (Gén. 34:1, 2, 19). ¡Qué tragedia! ¿Cree usted que Dina se imaginaba que podría
ocurrirle algo así? Lo más probable es que solo le interesara la amistad de los jóvenes de la región y que los
considerara inofensivos. Sin embargo, no podía estar más equivocada.

15 Este pasaje nos enseña una lección importante: es poco realista esperar que no pase nada malo si
hacemos vida social con no creyentes. Como advierten las Escrituras, “las malas compañías echan a perder
los hábitos útiles” (1 Cor. 15:33). En cambio, es una protección relacionarse con quienes aman a Jehová y
comparten nuestras creencias y normas morales. Ellos siempre nos animarán a actuar con sabiduría (Pro.
13:20).

La raíz del asunto que ‘acarreó extrañamiento’ a Jacob fue que Dina hizo amistad con gente que no amaba
a Jehová. Seamos, pues, prudentes al elegir a nuestros amigos.

CÓMO INTENTA SATANÁS CORROMPERNOS EL CORAZÓN


6. ¿Qué quiere conseguir Satanás, y cómo trata de lograrlo?
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Satanás es un rebelde egoísta que desobedece las normas de Jehová y quiere conseguir que pensemos
y actuemos como él. Como no puede obligarnos a hacerlo, trata de lograrlo de otras formas. Por ejemplo,
nos rodea de personas a las que ya ha logrado corromper (1 Juan 5:19). Quiere que decidamos pasar
tiempo con ellas, aunque sabemos que las malas compañías“echan a perder” o corrompen nuestra
manera de pensar y actuar (1 Cor. 15:33; nota). Este método le dio resultado con el rey Salomón, quien se
casó con muchas mujeres que no adoraban a Dios. Ellas tuvieron una fuerte influencia en él y “poco a
poco” hicieron que su “corazón” se alejara de Jehová (1 Rey. 11:3)
SALOMÓN
7 Por desgracia, Salomón terminó abandonando la senda de la fidelidad. La Biblia dice: “Al tiempo en que
envejeció Salomón aconteció que sus esposas mismas habían inclinado el corazón de él a seguir a otros
dioses; y su corazón no resultó completo para con Jehová su Dios como el corazón de David su padre. [...]
Salomón empezó a hacer lo que era malo a los ojos de Jehová” (1 Rey. 11:4-6).

8 Disgustado, Jehová le dijo: “Por motivo de que [...] no has guardado mi pacto y mis estatutos que te impuse
como mandato, sin falta arrancaré el reino de sobre ti, y ciertamente lo daré a tu siervo” (1 Rey. 11:11). ¡Qué
lástima! Aunque Salomón había tenido éxito en muchos sentidos, acabó decepcionando a Jehová. Le falló
en el aspecto más importante, el de serle fiel. Cada uno de nosotros puede preguntarse: “¿Estoy decidido a
aprender de la experiencia de Salomón para triunfar en la vida?”.

10 Como en el caso de Salomón, una de las mayores amenazas para nuestra espiritualidad es la amistad con
los que no entienden o no respetan las normas de Jehová. Puede que algunos de ellos sean miembros de la
congregación que están débiles espiritualmente. También podrían ser familiares, vecinos o compañeros de
trabajo o escuela que no sirven a Dios. En cualquier caso, si nuestros amigos no respetan las normas divinas,
con el tiempo podríamos arruinar nuestra amistad con Jehová.

11 (Lea 1 Corintios 15:33). La mayoría de la gente tiene buenas cualidades, y no todos los que no son Testigos
están haciendo siempre cosas malas. Si tenemos amigos así, ¿quiere decir eso que su amistad es inofensiva?
Debemos preguntarnos si estar con ellos hace que nuestra relación con Jehová sea mejor. Pensemos en qué
tienen en el corazón. Por ejemplo, ¿hablan casi siempre sobre moda, entretenimiento, dinero, dispositivos
electrónicos u otras cosas materiales? ¿Les gusta criticar a otros o contar chistes sucios? Jesús dio esta
oportuna advertencia: “De la abundancia del corazón habla la boca” (Mat. 12:34). Así pues, si nos damos
cuenta de que relacionarnos con alguien supone un peligro para nuestra amistad con Jehová, actuemos con
decisión y limitemos el tiempo que pasamos con esa persona o, si es necesario, rompamos la amistad con
ella (Prov. 13:20).

5, 6. a) ¿Qué tipo de compañías debemos evitar? b) ¿Por qué debemos evitar ese tipo de compañías?
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Para no perder nuestras buenas costumbres, debemos evitar las malas compañías, fuera y también
dentro de la congregación. No debemos juntarnos con los miembros de la congregación que deciden
desobedecer a Jehová. De hecho, si un cristiano comete un pecado grave y no se arrepiente, cortamos
toda relación con él (Rom. 16:17, 18).
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Si tenemos amistad estrecha con gente que no sirve a Jehová, es posible que terminemos haciendo lo
mismo que ellos a fin de que nos acepten. Por ejemplo, si nos juntamos con personas que pasan por alto
las normas de Dios sobre la sexualidad, nosotros también podríamos terminar cometiendo inmoralidad.
A algunos les ha ocurrido eso y han tenido que ser expulsados de la congregación (1 Cor. 5:11-13). Y si
no regresan a Jehová, puede pasarles lo que dijo el apóstol Pedro en 2 Pedro 2:20-22(léalo).

ELIASIB (sumo sacerdote)


(Lea Nehemías 13:4-9.) No es fácil mantenerse santo en medio de tantas malas influencias. Pensemos en el
caso de Eliasib y Tobías. Eliasib era el sumo sacerdote. Tobías era ammonita y, probablemente, un
representante de bajo rango del gobierno persa en Judea. Anteriormente, Tobías y sus socios se habían
opuesto a que Nehemías reconstruyera las murallas de Jerusalén (Neh. 2:10). Además, los ammonitas tenían
prohibida la entrada al recinto del templo (Deut. 23:3). Entonces, ¿por qué le reservó el sumo sacerdote un
comedor allí a un hombre como Tobías?

6 Tobías tenía una estrecha relación con Eliasib. Tobías, al igual que su hijo Jehohanán, se había casado con
una mujer judía, y muchos judíos hablaban bien de él (Neh. 6:17-19). Además, un nieto de Eliasib estaba
casado con la hija de Sanbalat, gobernador de Samaria, que era uno de los colaboradores más estrechos de
Tobías (Neh. 13:28). Así pues, estos lazos quizás expliquen por qué el sumo sacerdote Eliasib se dejó influir
por un adversario pagano

Nunca olvidemos que “las malas compañías echan a perder los hábitos útiles” (1 Cor. 15:33). Algunos de
nuestros parientes podrían no ser una buena influencia en nuestra vida. Eliasib había dado un buen ejemplo
a los judíos al prestarle todo su apoyo a Nehemías en la reconstrucción de las murallas de Jerusalén (Neh.
3:1). Sin embargo, poco a poco se dejó influir por Tobías y otras personas, y terminó haciendo cosas que lo
contaminaron a la vista de Jehová.

, 4. ¿De qué trata de convencernos Satanás respecto a las normas de Dios?


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Si Satanás consiguió que dos humanos perfectos —y un número indeterminado de ángeles⁠— rechazaran
la autoridad divina, no hay duda de que también podría engañarnos a nosotros. Su estrategia, como
siempre, consiste en convencernos de que las normas de Dios son demasiado estrictas y hacen la vida
aburrida (1 Juan 5:3).
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Es triste decirlo, pero las malas influencias a veces pueden estar dentro de la congregación. Un cristiano
joven afirma: “Algunos de mis amigos salían con no Testigos. Con el tiempo me di cuenta de que, cuanto
más tiempo pasaba en su compañía, más me parecía a ellos. Me debilité espiritualmente: ya no disfrutaba
de las reuniones y apenas iba a predicar. Entonces comprendí que tenía que cambiar de amistades. Y así
lo hice”. En efecto, las compañías pueden influir mucho en nosotros. Veamos un ejemplo bíblico que lo
demuestra (Rom. 15:4).

JEHOÁS (rey de Judá)


¿Qué crees que hizo Jehoás a partir de entonces? ¿Escuchó a Jehoiadá e hizo lo que estaba bien?... Así fue:
mientras Jehoiadá vivió, Jehoás hizo lo correcto. Incluso se encargó de que el pueblo diera dinero para
reparar el templo de Dios, que tanto su padre como su abuelo Jehoram habían descuidado. Sin embargo,
veamos lo que pasó después que Jehoiadá murió (2 Reyes 12:1-16).

Para ese entonces, Jehoás tenía 40 años. Y en vez de hacerse amigo de personas que servían a Jehová, se
juntó con gente que adoraba a dioses falsos. Zacarías, el hijo de Jehoiadá, era el sacerdote de Jehová en ese
momento. Cuando se enteró de las cosas malas que Jehoás estaba haciendo, ¿qué crees que hizo?...

Zacarías dijo al rey y a todos los que se estaban comportando mal: “Porque ustedes han dejado a Jehová, él,
a su vez, los dejará a ustedes”. Enfurecido, Jehoás mandó que lo apedrearan. (2 Crónicas 24:1-3, 15-22.)

En vez de odiar a los demás, tenemos que amarlos, y no solo a nuestros hermanos cristianos, sino también
a nuestros enemigos, como mandó Jesús (Mateo 5:44; Juan 13:34, 35). Además, debemos recordar que
no hay que hacer lo que está bien solamente al principio, como hizo Jehoás. Tenemos que comportarnos
bien siempre. Y para lograrlo es muy importante que nuestros amigos sean personas que amen a Jehová y
nos animen a servirle.
17, 18. ¿Qué ayuda práctica pueden dar los padres a sus hijos además de prevenirles contra las malas
compañías?

17 Pero no basta con enseñar a los hijos a evitar las malas compañías. Hay que ayudarlos a hallar buenos
compañeros. Un padre dice: “Siempre buscábamos un sustitutivo. Cuando la escuela quiso que nuestro hijo
jugara en el equipo de fútbol, mi esposa y yo nos sentamos con él y le explicamos el peligro: las personas
con las que tendría que relacionarse. Pero entonces le dijimos que íbamos a llevarle con otros jóvenes de la
congregación al campo para jugar al fútbol. Y eso dio resultados”.

18 Los padres sensatos ayudan a sus hijos a hallar buenos amigos y a disfrutar de recreación sana con ellos.
Sin embargo, a muchos padres no les resulta fácil escoger la recreación.

CAUSAS DE LA REBELIÓN
7. ¿Cómo puede el ambiente satánico inducir a los jóvenes a la rebelión?

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Una de las causas principales de la rebelión es el ambiente del mundo satánico. “El mundo entero yace
en el poder del inicuo.” (1 Juan 5:19.) El mundo controlado por Satanás ha promovido una cultura
perjudicial, contra la que deben luchar los cristianos. (Juan 17:15.) Buena parte de esa cultura es hoy más
vulgar, más peligrosa y está repleta de más influencias negativas que en el pasado. (2 Timoteo 3:1-5, 13.)
Si los padres no educan, advierten y protegen a sus hijos, es fácil que los jóvenes se dejen influir por “el
espíritu que ahora opera en los hijos de la desobediencia”. (Efesios 2:2.) Y aquí entra la presión de
las malas compañías. La Biblia dice: “Al que está teniendo tratos con los estúpidos le irá mal”. (Proverbios
13:20.) De igual manera, el que busca la compañía de quienes están imbuidos del espíritu de este mundo
probablemente también reciba esa influencia. Los jóvenes necesitan que se les ayude con constancia a
entender que la obediencia a los principios piadosos es el fundamento del mejor modo de vivir. (Isaías
48:17, 18.)

-13. a) ¿Qué valiosas lecciones nos enseñan Salmo 26:4, Proverbios 13:20 y 1 Corintios 15:33 Rom. 15:4).? b) ¿Cómo
aplicaríamos estos principios bíblicos en nuestra vida?
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Como vemos, para conocer bien a Jehová es imprescindible estudiar la Biblia y reflexionar en lo que
leemos. Para ilustrarlo, analicemos varios versículos que contienen importantes principios sobre las
amistades. Salmo 26:4 dice: “No me he sentado con hombres de falsedad; ni entro con los que esconden
lo que son”. En Proverbios 13:20 leemos: “El que está andando con personas sabias se hará sabio, pero al
que está teniendo tratos con los estúpidos le irá mal”. Y 1 Corintios 15:33 afirma: “Las malas
compañías echan a perder los hábitos útiles”.

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Estos versículos nos enseñan lecciones muy valiosas. Primero, que Jehová quiere que elijamos bien
nuestros amigos, pues desea protegernos moral y espiritualmente. Y segundo, que es inevitable que
nuestras amistades influyan en nosotros, para bien o para mal. Por otro lado, la forma en que estos
pasajes están redactados revela que Jehová pretende apelar a nuestros sentimientos. ¿En qué sentido?
Notemos que no se trata de mandatos que nos dicen “No hagas esto o aquello”, sino de afirmaciones
directas que exponen claras verdades. Es como si Jehová nos dijera: “Las cosas son así y así.
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Además, gracias a que los versículos están redactados como dichos, o sentencias, son válidos en
cualquier época y para muchas situaciones. Por ejemplo, preguntémonos: “¿Cómo puedo evitar hacerme
amigo de ‘los que esconden lo que son’? ¿Qué situaciones me llevarían a relacionarme con ellos? (Pro.
3:32;6:12.) ¿Quiénes son las ‘personas sabias’ que Jehová me recomienda como amigos, y quiénes son
‘los estúpidos’? (Sal. 111:10; 112:1; Pro. 1:7.) ¿Cuáles son los ‘hábitos útiles’ que echaré a perder si me
junto con quien no debo? ¿Las malas compañías están únicamente en el mundo? (2 Ped. 2:1-3.)”.
Conviene que meditemos en las respuestas

Las buenas amistades nos animan a realizar actividades cristianas útiles, como leer la Biblia, asistir a las
reuniones y predicar las buenas nuevas. ¿Y verdad que a los familiares que nos animan a hacer la
voluntad de Dios les tenemos especial aprecio y cariño?

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