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estudio analiza un total de 19 composiciones68 que –en su conjunto– cubren los años de
las diferentes piezas que forman el universo de análisis, se identifican ocho (08) rasgos
comunes característicos –musemas– que componen el sonido Márquez Talledo, los que se
exponen a continuación:
ingresa a la nueva atmósfera armónica a través de una tensión permitida del acorde, que
resuelve por grado conjunto en una nota cordal. Este musema aparece en 18 de los 19 temas
analizados, los cuales son Vivir sin ser amado, Alma de mi alma, Ventanita, Serenata en el
barrio, ¿Para qué?, Mi primera elegía, Callao (Puerto mío), Rosas de mi jardín, Dulce
prisión, Te vi una vez, Nube gris, Dame una ilusión, Vivir y soñar, Desconsuelo, Me tienes en
68
En la medida que - a la fecha - no han llegado transcripciones completas de la obra de Eduardo Márquez Talledo,
la presente investigación centra su atención principalmente en registros fonográficos, integrando archivos
históricos de partituras en tanto sea posible. Las versiones para el análisis se seleccionan atendiendo
principalmente a los siguientes factores: a) proximidad del año de grabación con el año de composición de la
pieza, b) Inteligibilidad auditiva de la grabación fonográfica, c) representatividad del conjunto de etapas al interior
de la obra del compositor. Para la selección de las piezas que integran el universo de análisis, el factor popularidad
de la misma ante la gran audiencia será tomado en cuenta, pero no será determinante. Por el contrario, se valorarán
factores como carácter histórico de la pieza, riqueza del uso del lenguaje, presencia de innovaciones musicales,
originalidad, entre otros.
69
Las composiciones en mención son escogidas siguiendo criterios que procuren la representatividad del bagaje
compositivo del autor según la época, temática y etapas de mayor tasa de productividad compositiva. En ese
sentido, la muestra analizada procura recoger al menos una composición por cada periodo identificado en el
acápite anterior, a saber, de 1919 a 1927, de 1928 a 1935, de 1936 a 1944, de 1945 a 1953, de 1954 a 1962, y de
1963 a 1972. Asimismo, esta selección prioriza el análisis de transcripciones sintonizadas de sus composiciones
grabadas en fechas cercanas a su año de composición y/o de piezas cuyas partituras realizadas por la Editorial La
Rosa Hermanos se encuentran en existencia en calidad de archivos históricos en la Biblioteca Nacional o
colecciones particulares. Un aspecto importante para destacar es que –a la fecha- persiste la dificultad de ubicar
fijaciones fonográficas y/o transcripciones en partituras disponibles de la obra de Márquez Talledo. El análisis
conjunto de las fuentes estudiadas indica que, en la actualidad, no se contaría con más 40 piezas musicales
adecuadamente fijadas en algún medio material. Ello, a la luz de las 346 composiciones identificadas, representa
una gran pérdida de la integridad de su obra.
76
sintetiza su aparición típica para cada uno de los temas mencionados, en el orden antes
Figura Nº170 – Musema # 1: Ingresos a nueva unidad armónica por bordadura superior en los valses de
70
En la medida que todas las figuras incluidas en el presente acápite corresponden a recortes de compases
específicos en las partituras analizadas, estos pueden no contener de manera explícita la clave que corresponde al
pentagrama y/o sistema reseñado. En ese sentido, para todas las figuras en las que únicamente aparezcan compases
de un sistema, se debe de asumir que la clave que otorga sentido a dicho compás es la clave de sol. En cambio,
para todas aquellas figuras que presenten conjuntos de pares de sistemas que se leen de manera vertical entre sí,
se debe de asumir que estamos refiriéndonos a una partitura de piano en la que el sistema superior implica una
clave de sol, mientras que el sistema inferior alude a la clave de fa.
77
2. Afirmación armónica por intervalos descendentes: Esta es la aseveración de la
armonía desde la melodía, a través de un intervalo descendente (de tercera o cuarta) del
primer al segundo tiempo del compás. Este signo distintivo aparece en 13 de los 19 temas
analizados, a saber: Vivir sin ser amado, Alma de mi alma, Ventanita, Serenata en el barrio,
¿Para qué?, Mi primera elegía, Callao (Puerto mío), Rosas de mi jardín, Dulce prisión, Te vi
una vez, Vivir y soñar, Desconsuelo, y Yo no niego. Su presencia típica en las diferentes
Figura Nº2 – Musema # 2: Afirmación de la armonía por intervalo descendente, de tercera o cuarta,
78
3. Saltos melódicos de sexta ascendente: Es un impulso melódico ascendente
usado con el propósito de generar sensación de movimiento. Esta característica está presente
barrio, Mi primera elegía, Callao (Puerto mío), Rosas de mi jardín, Dulce prisión, Nube gris,
7ma y 8va: Orquídea blanca, Me tienes en la luna (7ma y 8va), y Yo no niego (8va). Su uso
Figura Nº3 – Musema # 3: Saltos melódicos de sexta ascendente con el propósito de generar
79
4. Juegos de bordaduras que resaltan la nota principal: Consta de una
ornamenta una nota principal con el propósito de reforzarla auditivamente ante el oyente.
Este musema aparece en 11 de 19 temas analizados, a saber: Vivir sin ser amado, Alma de mi
alma, Ventanita, Rosas de mi jardín, Dulce prisión, Nube gris, Te vi una vez, Vivir y soñar,
descendente por grado contiguo, como aparece en Alma de mi alma, Rosas de mi jardín (de
manera explícita), y Vivir y soñar (de manera parcial). Su presencia típica en las diferentes
Figura Nº4 – Musema # 4: Juegos de bordaduras que buscan reforzar auditivamente, ante el oyente,
80
5. Énfasis melódico de alteraciones permitidas desde la armonía: Este es el uso
deliberado en la melodía de alteraciones que no son propias de la tonalidad, pero que sí están
permitidas en el contexto del acorde que está sonando en ese compás. El rasgo mencionado
está presente en 7 de los 19 temas analizados: ¿Para qué?, Mi primera elegía, Callao (Puerto
mío), Dulce prisión, Vivir y soñar, Orquídea blanca, y Cuando se pierde un amor. Es
especialmente notoria de manera posterior al año 1938, lo que despierta la presunción de que
81
6. Estructuración melódica por escalas y arpegios (fórmula escala-arpegio): Este
musema, que aparece en 6 de 19 temas, es un elemento estructural del perfil melódico que no
se mantiene inalterable a lo largo del tiempo. Por eso, se presenta de dos formas: a)De
haciendo así uso de estos elementos estructurales en la misma pieza, pero en diferentes
Figura Nº6 – Musema # 6: Fórmula escala-arpegio, con su consecuente derivación en el uso extensivo
82
7. Anticipación de cambio de atmósfera armónica desde la melodía: Este
musema implica una decisión consciente por parte del compositor de avisar al oyente que se
está por entrar a un nuevo terreno armónico. Así pues, hace un uso deliberado de alteraciones
propias de la tonalidad de destino en el inicio de las frases musicales que dan pie a esa
sección. También suele aparecer como cierre melódico de la sección que está por finalizar y –
por lo general- apuesta por resaltar el tercer grado de la nueva tonalidad. Aparece en 6 de los
19 temas analizados, pero cabe destacar que dicha cifra representa la totalidad de piezas
musicales que incorporan una modulación: Ventanita, Rosal marchito, Callao (Puerto mío),
Figura Nº7 – Musema # 7: Transiciones de tonalidad sugeridas desde la melodía, las que anticipan en
83
8. Énfasis de sonoridades cromáticas: Este musema se presenta a través de la
incorporación de una o más notas de enlace de carácter cromático (sonidos intermedios) con
la finalidad de unir dos notas contiguas de carácter principal en la melodía. Este rasgo
distintivo está presente en 4 de las 19 piezas analizadas. Aparece bajo la forma de una o dos
notas de enlace contiguas, tanto en sentido ascendente como descendente, en los temas Dulce
prisión, Te vi una vez, Nube gris y Me tienes en la luna. Su uso típico en las diferentes
Nº8).
Figura Nº8 – Musema # 8: Uso de enlaces cromáticos para unir dos notas contiguas de carácter principal
en la melodía
84
3.3. Análisis detallado de musemas y su presentación en los valses
Con letra de Jorge Castro, esta composición representa a un joven Eduardo Márquez Talledo
El presente valse cuenta con forma binaria la que –en la versión grabada por el Dúo
Inga Segovia– se inicia con una introducción en modo menor de 32 compases (16 compases
con barra de repetición), una sección A de 28 compases y una sección B que comprende 24.
Luego de 32 compases de interludio, la pieza repite sus secciones A y B con diferente letra en
la estrofa y el mismo coro. En esta composición, no se produce cambio de modo entre una
sección y otra.
La melodía tiene un rango de 10 notas van de Eb3 a F4, siendo esta una composición
que no tiene cumbre, pero en su lugar cuenta con sima. En la sección A, la melodía se inicia
con una anacrusa de negra y su movimiento melódico –en su mayoría– se produce por grados
conjuntos o saltos de tercera, destacando como mayor movimiento un arpegio sobre el acorde
En esta sección se detectan algunos rasgos que se perfilan como los primeros motivos
través de una melodía cuyo primer tiempo del compás contiene una bordadura superior, la
que resuelve en grado conjunto descendente hacia una nota propia del acorde en el segundo
tiempo del compás en cuestión; ello sucede en los compases 22, 26 y 34 (Figura Nº9).
85
Figura Nº9 – Vivir sin ser amado: Ingresos a nueva unidad armónica por bordadura superior en
Fuente: Transcripción en partitura del valse Vivir sin ser amado. Elaboración propia
a Sol3) en el compás 30, el que refuerza la tercera del acorde de dicho compás (Eb) en el
Figura Nº10 – Vivir sin ser amado: Afirmación de la armonía por intervalo descendente de primer
Fuente: Transcripción en partitura del valse Vivir sin ser amado. Elaboración propia
bordaduras de segunda (mayor o menor, según la armonía del compás) que contribuyen al
refuerzo auditivo de la nota principal que se busca destacar, en este caso Fa471 (Figura
Nº11).
Figura Nº11 – Vivir sin ser amado: Juegos de bordaduras que buscan enfatizar nota principal en
compases 33 a 34 (Sección A)
Fuente: Transcripción en partitura del valse Vivir sin ser amado. Elaboración propia
71
Cabe destacar que -en el compás 33- Fa4 representa la sétima de dominante del acorde G7, mientras que en el
compás 34 representa una tensión de oncena que resuelve por grado conjunto descendente (segunda mayor) a Eb4,
que es la tercera del acorde Cm que se establece en este compás.
86
Dichos motivos rítmico-melódicos vuelven a presentarse en la sección B, apareciendo
así resoluciones melódicas de segunda descendente al ingresar a una nueva unidad armónica,
del compás, hacia una nota del acorde en el segundo tiempo en los compases 44, 48, 52, 56 y
58 (Figura Nº12). Por lo demás –en líneas generales– la melodía de la presente sección
mantiene su movimiento por grados conjuntos o saltos de tercera, destacando la aparición del
Eb3 como sima que concluye la melodía del tema en el compás 56.
Figura Nº12 – Vivir sin ser amado: Ingresos a nueva unidad armónica por bordadura superior en
Fuente: Transcripción en partitura del valse Vivir sin ser amado. Elaboración propia
La presente pieza forma parte de las obras tempranas de Eduardo Márquez Talledo y
es, a su vez, uno de sus éxitos más significativos y de mayor arraigo popular. Compuesta en
el año 1927, el presente análisis toma como referencia la versión en partitura impresa por
El presente valse cuenta con forma binaria y –en la versión analizada– se inicia con
una introducción en modo menor de 24 compases, la que enlaza hacia una sección A. Dicha
87
compases cada uno, añadiendo como característica la repetición de los últimos 8 compases
del segundo periodo a modo de cierre. Ella lleva a una sección B de 34 compases de
duración, que en su interior alberga también dos periodos musicales de 16 compases que se
repiten, terminando en una cadencia V-I que duplica la longitud de la cadencia final de dos a
con diferente letra en la estrofa y el mismo coro, manteniendo el modo menor a lo largo de
toda la pieza.
La melodía tiene un rango de 11 notas que van de B3 a E4, siendo estas la sima y la
principalmente con dos rasgos distintivos. El primero de ellos es que, en la frase a del primer
periodo, la melodía presenta dos semi-frases contiguas de cuatro compases cada una que –a
través de dos bordaduras inferiores que corresponden a una nota del acorde y una nota de
paso– buscan resaltar las notas principales de cada semi-frase, las que a su vez se mueven
entre sí por grado conjunto descendente. En este caso, dichas notas principales se encuentran
en el primer tiempo de cada compás y son E4, D4 y C4 para los compases 25 al 27, y A4, G4
Figura Nº13 – Alma de mi alma: Juegos de bordaduras que buscan enfatizar nota principal en
compases 25 al 27 y 29 al 31 respectivamente
Fuente: Partitura del valse Alma de mi alma, Editorial La Rosa Hermanos. Archivos históricos de la
88
En contraste con dicho movimiento por grados conjuntos, la melodía cambia su
fundamental del acorde– se inicia como escala y resuelve ascendentemente como arpegio72
Figura Nº14 – Alma de mi alma: Fórmula escala-arpegio ascendente en compás 33, al interior de
Fuente: Partitura del valse Alma de mi alma, Editorial La Rosa Hermanos. Archivos históricos de la
desde la melodía– afirma la fundamental del acorde de E7 que aparece en el compás 38,
característica presente de manera similar en la composición Vivir sin ser amado (Figura
Nº15).
Figura Nº15 – Alma de mi alma: Afirmación de la armonía por intervalo descendente de primer a
Fuente: Partitura del valse Alma de mi alma, Editorial La Rosa Hermanos. Archivos históricos de la
72
A esta fórmula rítmico-melódica llamaremos, en adelante y a fines del presente análisis, fórmula escala-arpegio.
A ello se añadirá el adjetivo ascendente o descendente dependiendo de la direccionalidad de su movimiento.
89
Cabe destacar que las características mencionadas se presentan de la misma manera
sección, una de las características que más resalta es que las frases musicales que integran el
tiempo débil de un acorde (segundo tiempo del compás) y terminan en el tiempo fuerte de
90
Un rasgo que destaca en esta sección es la aparición de una característica previamente
encontrada en el valse Vivir sin ser amado; ella es que en los compases 59, 61, 63, 65, 67 y
69, la melodía ingresa a una nueva unidad armónica por bordadura superior y resuelve por
grado conjunto descendente a una nota cordal del compás en cuestión (Figura Nº17).
Figura Nº17 – Alma de mi alma: Ingresos a nueva unidad armónica por bordadura superior en c. 59, 61,
Fuente: Partitura del valse Alma de mi alma, Editorial La Rosa Hermanos. Archivos históricos de la Biblioteca
ya sea al inicio de las frases musicales o en determinados compases, donde –a razón del
texto– se busque crear un énfasis adicional y/o sensación de movimiento, tal como sucede en
91
Figura Nº18 – Alma de mi alma: Saltos melódicos de sexta ascendente en los c. 58, 66 y 68
respectivamente
Fuente: Partitura del valse Alma de mi alma, Editorial La Rosa Hermanos. Archivos históricos de la
Esta composición cuenta con forma estrófica y –en la versión tomada como
referencia, que corresponde a la grabación del trío Los Morochucos– se inicia con 37
compases de introducción en modo menor, de los cuales los tres primeros son ad-libitum.
Este enlaza con una primera exposición de la sección A en modo menor de 24 compases de
la frase musical b para cerrar la estrofa, recurso similar a como se presentó en el valse Alma
de mi alma.
través de la cual se re-expone la sección A con características muy similares –en términos
modo mayor se mantiene únicamente para la frase a’ mientras que la frase b –y su respectiva
92
repetición– evidencia un retorno al modo menor original de la canción. Seguidamente, la
versión analizada presenta 28 compases de intermedio, los que se enlazan con una repetición
de ambas estrofas con diferente letra y finaliza en una coda con ritardando de 5 compases.
La melodía tiene un rango de 10 notas que van el Eb3 al F4, sin cumbre y sima ya que
líneas generales, el movimiento melódico se caracteriza por frases musicales que se inician
con un salto ascendente, el que enlaza con un movimiento por grado conjunto por segundas
ascendentes o descendentes para finalizar la frase con escalas o arpegios sobre la armonía de
dicho compás.73
37 con una anacrusa de negra y corchea que hacen entre sí un salto ascendente de sexta (en
este caso, de G a Eb), característica que aparece de manera previa en la pieza Alma de mi
alma. Este recurso aparece también en los alzares de los compases 42, 50, 60, 68 y 76,
Figura Nº19 – Ventanita: Saltos melódicos de sexta ascendente en los alzares de los c. 42, 50, 60, 68 y
76 respectivamente
73
En referencia al uso de escalas o arpegios descendentes para la finalización de las frases, conviene revisar los
compases 39 a 40, 43 a 44, 51 a 52, 69 a 70, y 77 a 78.
93
Es interesante anotar que en esta composición aparecen también los recursos
identificados anteriormente en Alma de mi alma y Vivir sin ser amado. De esta manera, en
Ventanita se pueden encontrar al menos 7 ingresos por bordadura superior a una nueva
tiempo del compás, las que aparecen –a lo largo de la estrofa y su re-exposición antes del
intermedio– en los compases 38, 42, 43, 48, 58, 66 y 74 (Figura Nº20).
Figura Nº20 – Ventanita: Ingresos a nueva unidad armónica por bordadura superior en c. 38, 42, 43,
tiempo del compás a través de un intervalo de tercera descendente en la melodía, las que se
Figura Nº21 – Ventanita: Afirmación de la armonía por intervalo descendente de primer a segundo
94
De manera adicional, destaca la presencia de bordaduras ascendentes y descendentes
en torno a una nota que se busca destacar dentro de la melodía para afirmar su sonoridad ante
el oyente y volverla eje principal de dicho segmento. Este recurso aparece, por ejemplo, en el
ella– se mueve por segundas para ir primero a una bordadura inferior, retornar a la nota
principal, ir a una bordadura superior, un nuevo retorno a la nota principal, y concluir en una
segunda descendente que lleva hacia la finalización de la frase por escala descendente. Esta
Figura Nº22 – Ventanita: Juegos de bordaduras que buscan enfatizar nota principal en compases 38 a
Un aspecto llamativo –y que aparece por primera vez entre los temas analizados– es
cómo se producen las transiciones de un modo menor a mayor (o viceversa) desde la melodía
en la obra de Márquez Talledo. Para ello, es preciso prestar especial atención a los compases
54 a 56 y 63 a 64. El análisis conjunto de dichos compases permite concluir que, para generar
una transición a otro modo, Márquez Talledo opta por adelantar de manera evidente las
alteraciones propias del nuevo modo al que desea llegar74 valiéndose de una anacrusa y/o
74
Haciendo la salvedad que, en algunos casos, usa de manera preferente la tercera del primer grado de la nueva
tonalidad a la que desea arribar.
95
cierre de frase. De esta manera, el compositor genera deliberadamente una nueva atmósfera
auditiva desde lo melódico, la que anticipa al oyente del cambio de modo que está por
56 y 63 a 64
a 1944), que coincide con los años en los que integra el plantel de músicos estables de
Esta pieza cuenta con forma binaria y –en la versión interpretada por Los Trovadores
del Perú– se inicia con una introducción que en sus primeros 18 compases está en modo
menor por 8 compases adicionales para concluir la introducción. Ella enlaza con una sección
pieza genera una transición hacia una sección B en modo mayor que prolonga la duración de
96
la presente versión retoma el tema da capo para realizar una repetición de la introducción,
estrofa con diferente letra y el coro, tras los cuales finaliza en una coda con ritardando de 9
compases. 75La melodía tiene un rango de 10 notas que va de E3 a G4, siendo esta una pieza
que no cuenta con cumbre, pero sí con sima. En líneas generales, el perfil melódico de la
pieza privilegia el uso de escalas, arpegios y saltos interválicos ascendentes (de 4ta a 6ta) que
brindan la sensación sonora de movimiento continuo. La sección A se inicia con una anacrusa
de un tiempo, en la que dos corcheas hacen un intervalo de sexta ascendente entre sí. De esta
análisis de los temas precedentes y que –en la sección A– aparece en los alzares de los
Figura Nº24 – Rosal marchito: Saltos melódicos de sexta ascendente en c. 27, 31, y 35 (sección A) y c. 46 a
47 y 54 a 55 (sección B) respectivamente
75
Es importante anotar que, según lo verificado en el archivo manuscrito del compositor en custodia por su familia,
se verifica que la presente grabación no respeta la letra original propuesta por el autor.
97
Otro rasgo que aparece en la pieza, previamente identificado en otros temas, es la
transición del modo menor a mayor a través de la inclusión de una alteración propia de la
nueva tonalidad –ya sea en una anacrusa o cierre de frase– con la intención de anticipar en
el oyente la nueva atmósfera sonora a la que transitará la pieza. En el caso analizado, esto
Figura Nº25 – Rosal marchito: Transiciones de tonalidad sugeridas desde la melodía en compases 41 a
42
compositor; cuenta con forma binaria y –en la versión grabada por Eva Ayllón y Óscar
Avilés– empieza con 15 compases de introducción en modo menor. Ella enlaza con una
sección A que se prolonga por 32 compases, en cuyo interior se compone por 2 periodos de
16 compases cada uno. De manera consecutiva, se inicia una sección B que guarda
literalmente la introducción, estrofa y coro, tras los cuales finaliza en una coda de 8
compases.
La melodía tiene un rango de 11 notas que va de a F#3 a B4, siendo esta última nota la
cumbre del tema. En lo que respecta a su movimiento interno, destaca que –en líneas
98
cordales con bajo uso de tensiones permitidas, lo que contribuye a brindar una mayor
sensación de estabilidad.
predominantemente por grados conjuntos o saltos de tercera, salvo en los inicios de frase y en
algunos compases específicos donde se busca generar mayor énfasis a través de, por ejemplo,
un arpegio descendente (c. 27) o un salto ascendente de quinta (c. 45). En contraste, la
motivos melódicos ascendentes o descendentes que abarcan intervalos de 5ta o 6ta entre su
nota inicial y final, como por ejemplo los compases 56 a 57, 59 a 62, o 69 a 70.
empieza la melodía para la sección A, la que se inicia con una anacrusa de corchea y realiza
un salto de sexta de B a G que termina en una corchea en el primer tiempo del siguiente
compás (c. 15 a 16) y se repite de forma literal entre los compases 31 a 32 (Figura Nº26).
31 a 32
armónica, las que resuelven en grado conjunto descendente a una nota cordal en el segundo
de dicha manera, o reducida, en los compases 21, 40, 48, 50, 52, 64, 66, y 68 (Figura Nº27).
99
Figura Nº27 – Serenata en el barrio: Ingresos a nueva unidad armónica por bordadura superior en c. 21,
un salto melódico descendente –en este caso de cuarta, de E a B– en los compases 58 y 74,
existencia de ciertos rasgos similares entre ellas. Esta composición tiene forma binaria y –en
la versión grabada por Los Romanceros Criollos– se inicia cuatro compases ad-libitum en los
que se presenta la melodía de la sección A, estableciendo el tempo del tema hacia el quinto
100
compás. La sección A está en menor y es conformada por 40 compases, entre los cuales se
puede distinguir la existencia de dos periodos musicales. Ellos albergan en su interior dos
frases de 8 compases cada una, con la salvedad de que el último periodo cuenta a su vez con
una repetición literal de sus últimos ocho compases (alzar del c.34 al 40) a manera de cierre
consta de 24 compases que se inician con un alzar al c.42. Está integrada por un periodo
musical de 16 compases en cuyo interior se identifican dos frases de 8 compases cada una, a
los que se añade una repetición literal de la última frase a modo de cierre de sección.
La melodía tiene un rango de 10 notas, que abarca desde el Bb3 al C4, siendo esta
última la cumbre del tema. Al igual que en la pieza anterior, la melodía de esta composición
permitidas. No obstante, destaca que en algunos pasajes la melodía visibiliza –de manera más
explícita que en las piezas anteriores– ciertas notas cordales que son alteraciones respecto a la
tonalidad principal (en este caso, Gm) pero que son parte integrante del acorde que suena en
ese compás, contribuyendo así a visibilizar ante el oyente un escenario armónico que se va
76
Si bien esta característica se encuentra presente de manera embrionaria en las piezas precedentes, esta
composición es importante dentro de la obra de Márquez Talledo porque implicaría un giro y complejización en
la manera de construir sus melodías.
101
Figura Nº29 – ¿Para qué?: Incorporación en la melodía de alteraciones ajenas a la tonalidad, pero
Tanto la sección A como la B se inician con una anacrusa de dos corcheas y presentan
largo de toda la pieza– el salto interválico más amplio no excede el rango de una 4ta. En lo
que respecta a los rasgos comunes con las piezas precedentes, en esta composición se
puede encontrar básicamente dos. Por un lado, la existencia de ingresos a una unidad
armónica por segunda descendente (c. 6, c. 22 y c34 de manera reducida) (Figura Nº30).
melodía en el segundo tiempo del compás, tal como sucede en los compases 12, 28, 36, 44
y 60 (Figura Nº31).
102
Figura Nº30 – ¿Para qué?: Ingresos a nueva unidad armónica por bordadura superior en c. 6, c. 22 y
Figura Nº31 – ¿Para qué?: Afirmación de la armonía por intervalo descendente de primer a segundo
composición central dentro del legado musical de Eduardo Márquez Talledo. Ello se debe a –
entre otras razones– su extensa difusión por ser la composición elegida como ganadora en el
concurso de obras en homenaje a Felipe Pinglo Alva realizado en el año 194077 (Cuba &
77
A lo largo de las diferentes entrevistas e indagaciones realizadas, el común de los testimonios afirma que el
presente tema se compuso de manera especial para el concurso en mención dado durante el año 1940. No obstante,
en el cuaderno manuscrito del archivo en custodia familiar este tema figura con fecha de 1938, por lo que a efectos
de la presente investigación se privilegia este dato formulado por puño y letra del compositor.
103
Esta pieza cuenta con forma binaria y –en la versión grabada por Jesús Vásquez y
Víctor Dávalos– se inicia con 16 compases de introducción en modo menor que llevan a un
cierre en dos compases, tras los cuales comienza la melodía de la sección A con un compás
con una duración de 32 compases, conteniendo en su interior dos periodos musicales (con
respuesta), a las cuales se añade una repetición literal del periodo en el mismo sentido a fin de
La sección B, por su parte, se inicia también en un compás acéfalo con las mismas
interior, se dibujan dos periodos musicales los que –de manera conjunta– presentan una
estructura de tipo m, m’, n, y n’ para las frases musicales que las conforman. Seguidamente,
esta versión cuenta con 16 compases de intermedio y dos de cierre, los que llevan a una
ritardando.
caracteriza por privilegiar el uso de escalas, arpegios y saltos interválicos de quinta o sexta
los que –conjugándolos con frases en movimiento conjunto– brindan una amplia sensación de
movimiento en la melodía.
En relación a las características estudiadas, estas se hacen presentes desde el inicio del
inicio de las frases y/o semi-frases, como sucede por ejemplo en el compás acéfalo inicial de
la sección A en el compás 13, donde el salto se produce de D4 a Bb4. Ello sucede de manera
104
Figura Nº32 – Mi primera elegía: Saltos melódicos de sexta ascendente en compases 13, 17, 27 y su alzar,
29, 31 y 39
ingreso por bordadura superior a una nueva unidad armónica y su correspondiente resolución
en nota propia del acorde en el segundo tiempo del compás. Este recurso es el que aparece
con mayor recurrencia y –en específico en este tema– está mayormente ligado a los finales de
frases o semi-frases en los compases 16, 24, 26, 32, 36, 38, 40, 46, 48, 54 y 56 (Figura Nº33).
Figura Nº33 – Mi primera elegía: Ingresos a nueva unidad armónica por bordadura superior en c. 16,
24, 26, 32, 36, 38, 40, 46, 48, 54 y 56, respectivamente
105
De la misma manera, la pieza en análisis presenta una definición de armonía a través
de una cuarta descendente en la melodía en el compás 34, la que –en este caso– va de G a D y
Nº34).
Figura Nº34 – Mi primera elegía: Afirmación de la armonía por intervalo descendente de primer
a segundo tiempo, en c. 34
valse se evidencia el uso intencional de alteraciones ajenas a la tonalidad, pero permitidas por
el acorde del compás, lo que se da de manera explícita en los compases 27 y 41, pero también
en los compases 26, 33, 47 y 55 (Figura Nº35). Esta presencia reiterativa sugiere el
106
3.3.8. Callao (Puerto mío) (1938)
productividad del compositor, y corresponde al mismo año que las precedentes. Esta pieza es
de forma binaria y –en la versión interpretada por Toti Márquez– se inicia con una
En lo que respecta a la sección A, ella cuenta con dos periodos musicales que, en
conjunto, se repiten desde el inicio (c.10) con diferente letra para cada repetición, generando
así dos estrofas diferentes. Esta sección se enlaza con la siguiente a través de dos compases
de conexión, con los cuales transita hacia la tonalidad homónima mayor y facilita al oyente la
cuenta con dos frases musicales en su interior las que– en conjunto– se estructuran
intermedio de 8 compases en modo mayor y 1 de cierre, tras los cuales la pieza retoma la
La melodía tiene un rango de 10 notas que va de G3 a B4, siendo esta una pieza que
no cuenta con cumbre ni sima ya que ambas notas se repiten dos veces a lo largo de la pieza.
La sección A comienza de manera acéfala con una melodía de 5 corcheas, lo que establece
una de las características más importantes del tema: todos los inicios de frase –y,
consecuentemente, de sección– traen consigo este mismo carácter acéfalo por la misma
duración.
107
En líneas generales, la melodía de la parte A va preferentemente por grado conjunto.
De esta manera, fuera del impulso melódico al inicio de la frase inicial y su respectiva
repetición, el tema cuenta con un perfil melódico que privilegia las notas cercanas entre sí,
introduciendo sólo de manera ocasional saltos de tercera o cuarta. Este carácter de la melodía
cambia hacia la sección B; en ella se presenta un movimiento melódico que enfatiza el uso de
escalas ascendentes al inicio de los periodos, frases o semi-frases, las que conectan con
descensos melódicos por grado conjunto o saltos de tercera. Ello, en su conjunto, brinda al
oyente la sensación de una melodía que se mueve de manera continua dentro de esta sección.
El análisis específico de rasgos comunes entre este tema y los previamente abordados
indica que la primera característica resaltante es la aparición del intervalo de sexta ascendente
(Figura Nº36).
Fuente: Transcripción en partitura del valse Callao (Puerto mío). Elaboración propia
ascendente en un E en el compás 29, que antecede el inicio del coro, estableciendo así la
108
Figura Nº37 – Callao (Puerto mío): Transiciones de tonalidad sugeridas desde
la melodía en compases 28 a 30
Fuente: Transcripción en partitura del valse Callao (Puerto mío). Elaboración propia
Asimismo, se identifica que esta pieza presenta también una afirmación de la armonía
segundo tiempo del compás 16 (Figura Nº38). En lo que respecta al uso de alteraciones
ajenas a la tonalidad, pero permitidas por el acorde del compás, aparece como un recurso
Figura Nº38 – Callao (Puerto mío): Afirmación de la armonía por intervalo descendente de
Fuente: Transcripción en partitura del valse Callao (Puerto mío). Elaboración propia
Figura Nº39 – Callao (Puerto mío): Incorporación en la melodía de alteraciones ajenas a la tonalidad,
Fuente: Transcripción en partitura del valse Callao (Puerto mío). Elaboración propia
109
Finalmente, cabe destacar que el rasgo común que aparece de manera más frecuente
en este tema es el ingreso a una nueva unidad armónica a través de una melodía que resalta
una bordadura superior en el primer tiempo del compás, las que resuelven en grado conjunto
a una nota cordal en el segundo tiempo. Esta característica aparece 11 veces en la pieza
analizada, ubicándose en los compases 10, 12, 14, 18, 20, 21, 27, 33, 41, 43 y 49 (Figura
Nº40).
Figura Nº40 – Callao (Puerto mío): Ingresos a nueva unidad armónica por bordadura superior en c.
Fuente: Transcripción en partitura del valse Callao (Puerto mío). Elaboración propia
compositivo del autor, siendo fechada en el mismo año que las piezas precedentes. La
versión grabada por Las Criollitas, con la estructura propuesta por Adolfo Zelada 78– se inicia
78
No obstante esta propuesta de estructura del tema no se encuentra grabada, es consistente con las otras versiones
de la canción que cuentan con fijación fonográfica, a saber: a) Versión de Las Criollitas: 8 compases de
introducción, sección A de 32 compases, sin transición de tonalidad, sección B de 32 compases, da capo a fine;
110
con 16 compases de introducción en modo mayor. Ella se enlaza a una sección A de 40
compases en el mismo modo, que en su interior contiene dos periodos de 16 compases (dos
estrofas) a los que se añade la repetición de los últimos 8 compases del último periodo, a
para la sección B.79 Dicha sección –también entendida como el coro– cuenta con 40
sección. Acto seguido, el tema retoma un intermedio de 16 compases, tras los cuales se repite
cumbre o sima ya que ambas notas se repiten en la melodía en más de una oportunidad. La
preferente de notas largas (blancas) en los primeros tiempos del compás que se mueven por
grado conjunto. Ello es así salvo en los inicios de periodos, frases o semi-frases, donde el
melódico es más ágil –con corcheas y/o negras– que priorizan la construcción de motivos
musicales a través del uso combinado de escalas y/o arpegios ascendentes que resuelven de la
111
En lo que respecta a los rasgos comunes con relación a sus antecesoras, destaca en
primer lugar la aparición de saltos de sexta ascendente los que –de manera idéntica a las
ocasiones anteriores– se sitúan en los inicios de periodos, frases o semi-frases de las estrofas,
Figura Nº41 – Rosas de mi jardín: Saltos melódicos de sexta ascendente en compases 11, 19 y 27
respectivamente
armónica por una nota en la melodía que –siendo una tensión permitida– desciende por grado
conjunto hacia una nota cordal en el segundo tiempo, tal como sucede en los compases 12,
Figura Nº42 – Rosas de mi jardín: Ingresos a nueva unidad armónica por bordadura superior en
112
Es importante destacar que, aunque en menor medida, la presente pieza también
afirmación armónica a través de la melodía, la que en este caso se produce por intermedio de
(Figura Nº43).
Figura Nº43 – Rosas de mi jardín: Afirmación de la armonía por intervalo descendente de primer
a segundo tiempo, en c. 20
por juegos de bordaduras ascendentes y descendentes con el propósito de destacar una nota
17 los primeros tiempos de cada uno de ellos forman entre sí un descenso por grado conjunto,
tal como se identificó de manera previa en los valses Alma de mi alma y Rosal marchito.
(Figura Nº44).
Figura Nº44 – Rosas de mi jardín: Juegos de bordaduras que buscan enfatizar nota principal en
compases 15 al 17 y 23 al 25 respectivamente
Finalmente, una característica que no había vuelto a aparecer desde el valse Alma de
mi alma es la construcción de una estructura melódica que se inicia como escala y resuelve
113
Figura Nº45 – Rosas de mi jardín: Fórmula escala-arpegio ascendente en c. 57 y 65
Este tema es una de las primeras composiciones de Márquez Talledo para la década de
194080. Este valse cuenta con una estructura binaria que –en la versión interpretada en vivo
por Carlos Castillo y Renzo Gil, tomada como referencia para el análisis– se inicia con una
introducción de 16 compases en modo menor que cierra con un ritardando, tras los cuales se
añade un compás donde la voz presenta el primer motivo del tema de forma ad-libitum.
Una vez finalizada dicha propuesta libre, el tema retoma el motivo inicial de la
melodía a tempo, dando pie al inicio de una sección A que –en el mismo modo– prolonga su
cada uno. De manera sucesiva, enlaza con la sección B que mantiene el modo propuesto
desde el inicio de la composición. Esta cuenta con 36 compases, los que se dividen en un
intérpretes, la reiteración del periodo y una coda de tres compases con los cuales finaliza el
tema.
La melodía tiene un rango de 13 notas, que va de B2 a G4, siendo este un tema que no
cuenta con cumbre, pero sí con sima. En lo que respecta al perfil melódico general de la
80
Es importante anotar que, si bien en principio esta esta pieza no se ubica en los registros de Apdayc ni en los
manuscritos del compositor, se incorpora dentro del bagaje de obras de Márquez Talledo siguiendo los
testimonios de maestros de música tradicional, como Adolfo Zelada. El análisis que esta investigación realiza
sobre la obra permite afirmar válidamente que, en efecto, esta es una pieza propia del compositor, en la medida
que –desde una perspectiva meramente musical- demuestra semejanzas claras con las características,
vocabulario y uso de recursos musicales que permean la obra del compositor y que están presentes en otras
obras de la misma década, anteriores y posteriores.
114
pieza, esta tiene un carácter mixto tanto en la sección A y B, ya que –si bien existe un uso
Respecto a las similitudes que guarda el presente tema en relación a los anteriores,
3ras descendentes, las que se presentan del primer al segundo tiempo del compás o de manera
Figura Nº46 – Dulce prisión: Afirmación de la armonía por intervalo descendente de primer a segundo
Además, este valse incorpora el recurso melódico de ingresar a una nueva unidad
armónica a través de una bordadura superior que –desde el primer tiempo– resuelve en una
nota cordal en el segundo tiempo del compás. Dicha característica se puede ubicar en los
compases 25, 34, y alzar del 52 (Figura Nº47). De la misma manera, en esta pieza se puede
encontrar dos saltos de sexta ascendente, con la salvedad de que –a diferencia de las piezas
anteriores– estos saltos no se encuentran necesariamente en los inicios de frases (c. 35 y 53)
(Figura Nº48).
115
Figura Nº47 – Dulce prisión: Ingresos a nueva unidad armónica por bordadura superior en c. 25, 34, y
buscan enfatizar una nota principal. Así pues, ello sucede en los compases 40 a 42, 48 a 49, y
56 (que es alzar que da pie a una repetición de frase en bordadura) (Figura Nº49).
Figura Nº49 – Dulce prisión: Juegos de bordaduras que buscan enfatizar nota principal en c. 31,
40 a 42, 48 a 49 y 56
116
Una característica que aparece por primera vez es el uso de enlaces cromáticos para
unir dos notas contiguas, las que tienen un carácter principal en la melodía. En este caso, se
presenta en el compás 31, donde se produce un descenso cromático en el que dos bordaduras
consecutivas de segunda menor buscan unir y resaltar dos notas principales del acorde, C y
Tal vez una de las características más notorias de la presente pieza –y que guarda
ajenas a la tonalidad, pero permitidas por el acorde del compás, lo que aparece en diferentes
segmentos de la pieza como por ejemplo en el alzar del compás 25, 29 a 30 y su respectivo
alzar, compás 35, 44, 47, 53 y 57 (Figura Nº51). El análisis conjunto de la presente
información y su aparición previa en valses como ¿Para qué? y Callao (Puerto mío) permite
confirmar que nos encontramos frente a un nuevo recurso constitutivo de la obra del
compositor.
117
Figura Nº51 – Dulce prisión: Incorporación en la melodía de alteraciones ajenas a la tonalidad, permitidas
por acorde en c. 20 a 21, 24 a 25, alzar del 29 a 30, 35, 44, 47, 53 y 57
conformada por Eduardo Márquez Talledo y Serafina Quinteras. Este valse cuenta con una
estructura binaria y –en la versión grabada por Abraham Valdelomar Prada– se inicia con una
introducción de 16 compases en modo menor. Ella se enlaza con la sección A que está
conformada por 24 compases de duración en el mismo modo; en su interior, esta sección está
conformada por un periodo musical de 16 compases que contiene dos frases musicales a y b,
a los que se añade la repetición de los últimos ocho compases (b’) a modo de cierre de
añade la repetición de los últimos ocho compases del periodo final a modo de cierre de la
118
canción, estructurando sus frases formalmente de la siguiente manera: m, n, m’, o, o.
Seguidamente, la versión retoma el tema da capo a fine con una letra diferente en la sección
La melodía tiene un rango de 12 notas que va de C#3 A F#4, siendo estas notas la
corchea, la que articula todos los inicios de semi-frases de esta sección, y sus sonidos
sección B, con la salvedad de que existe una tendencia a prolongar la duración de los sonidos
a través de negras o blancas en los finales de frase o motivos. De esta manera, ambas
de toda la pieza.
En lo que respecta a las similitudes que presenta este tema con los previamente
analizados, aquel que más destaca es la existencia de frases musicales estructuradas a través
resaltar. En ese sentido, este recurso aparece múltiples veces a lo largo de la pieza, resaltando
su presencia en los compases 12 a 13, 16 a 17, 20, 22, 24, 28, 30, 32, 38, 40 a 41, 54 y 58 con
Nº52).
119
Figura Nº52 – Te vi una vez: Juegos de bordaduras que buscan enfatizar nota principal en c. 12 a 13, 16 a
17, 20, 22, 24, 28, 30, 32, 38, 40 a 41, 54 y 58 con alzar
De manera similar al tema Dulce prisión, en esta pieza vuelve a aparecer el unir dos
En específico, este rasgo aparece en los compases 36 a 37 y 52 a 53, donde los sonidos
Nº53).
c. 36 a 37 y 52 a 53
120
Otra similitud altamente recurrente es la definición de la armonía a través de
incorporar en la melodía saltos descendentes –del primer al segundo tiempo del compás– de
tercera o cuarta. En ese sentido, se puede ubicar este recurso en los compases 21, 22, 29, 31,
Figura Nº54 – Te vi una vez: Afirmación de la armonía por intervalo descendente de primer a segundo
tiempo, en c. 21, 22, 29, 31, 33, 39, 47, 55, 63, 65 y 66 y 69
ingreso a una nueva unidad armónica a través de una bordadura superior en el primer tiempo
del compás, con su consecuente resolución en nota cordal en el segundo tiempo. Esta
(donde aparece de manera estricta) y en el alzar del compás 43 de manera anticipada (Figura
Nº55).
Figura Nº55 – Te vi una vez: Ingresos a nueva unidad armónica por bordadura superior en c. 14,
18 y alzar c.43
121
Asimismo, en esta composición también se puede encontrar la utilización del recurso
(Figura Nº56)
la melodía en compases 34 a 36
mayor éxito comercial y difusión tanto en el plano nacional como internacional. Cuenta con
estructura binaria y –en la versión en partitura impresa por Editorial Lagos, Argentina–
cuenta con una introducción de 17 compases en modo mayor siendo uno de ellos acéfalo y
compases de duración, consta de un solo periodo compuesto por dos frases musicales que
mantienen el modo mayor. Esta sección se enlaza con una B de 33 compases, que no es otra
cosa que un mismo periodo musical de 16 compases –con dos frases internas– que se repite a
sí mismo y termina con una variación de sus dos últimos compases y una coda de un compás
a modo de cierre.
composición que no cuenta con sima, pero sí con cumbre. El perfil melódico de la sección A
se inicia en el compás acéfalo de cinco corcheas (c.17), destacando que cada semi-frase se
122
construye a través de la conjunción de saltos interválicos de tercera o cuarta que se unen a un
que conecta hacia la semi-frase final de dicha sección. Por su parte, la sección B se estructura
a través de movimientos cercanos de tipo conjunto o por intervalos cortos de terceras, salvo el
clímax de la canción (alzar del c. 45) donde se produce un salto interválico amplio.
En relación con la similitud en el uso de recursos que se puede encontrar entre esta
pieza y anteriores, destaca el ingreso a una nueva unidad armónica a través de una bordadura
superior en el primer tiempo del compás, con su consecuente resolución en nota cordal en el
segundo tiempo. Ello está presente, específicamente, en los compases 20, 24, 28 y 44 (Figura
Nº57).
Figura Nº57 – Nube gris: Ingresos a nueva unidad armónica por bordadura superior en c. 20, 24, 28 y
44 respectivamente
Fuente: Partitura del valse Nube Gris, Editorial Laos, Argentina. Archivos Familiar “Eduardo Márquez
Talledo”.
bordaduras para enfatizar la nota principal. Ello sucede de manera especial en los compases
123
Figura Nº58 – Nube gris: Juegos de bordaduras que buscan enfatizar nota principal en compases
Fuente: Partitura del valse Nube Gris, Editorial Laos, Argentina. Archivos Familiar “Eduardo Márquez
Talledo”.
recurso de salto de sexta como una forma intencional de generar movimiento melódico. En
124
Figura Nº59 – Nube gris: Saltos melódicos de sexta ascendente en c. 30
Fuente: Partitura del valse Nube Gris, Editorial Laos, Argentina. Archivos Familiar “Eduardo Márquez
Talledo”.
(Coro), donde se evidencia un extensivo uso de los enlaces cromáticos como una forma de
unir dos notas contiguas que son de carácter principal para la obra. Ello se puede encontrar en
los inicios de semi-frase, que tienen un carácter acéfalo o anacrúsico y van en sentido
ascendente, en los compases 33 a 34, 35 a 36, 37 a 38, y 39 a 40. Por su parte, también se
consigna un enlace por dos sonidos cromáticos descendentes –como se presentó en el valse
125
Figura Nº60 – Nube gris: Enlaces cromáticos entre notas principales en compases 33 a 34, 35 a 36, 37 a 38,
39 a 40 y 47
Fuente: Partitura del valse Nube Gris, Editorial Laos, Argentina. Archivos Familiar “Eduardo Márquez
Talledo”.
Talledo, tanto por su labor en los circuitos de radiodifusión como por su labor compositiva.81
Este valse presenta características formales diferentes a sus antecesores al ser de forma
ternaria (A-B-C) y–en la versión grabada por Las Criollitas– se inicia con una introducción
81
Cabe recordar que es contemporáneo a la época en la que, de acuerdo con la información recopilada, fue elegido
como compositor favorito del año través de un escrutinio popular por la Revista Altavoz.
126
de 16 compases en modo menor. Ello conecta con una sección A de 40 compases en modo
repetición de los últimos 8 compases del periodo final a modo de cierre de sección,
configurando una relación interna entre sus frases de tipo a, b, a’, c y c’.
Este implica una transición hacia la tonalidad relativa mayor y tiene 8 compases de duración.
Seguidamente, el tema genera una transición de retorno a la tonalidad original para dar lugar
La melodía tiene un rango de 13 notas, que va desde A#3 a E5, siendo este un tema
que no cuenta con cumbre, pero sí son sima. El perfil melódico general de la sección A
Por su parte, el estribillo presenta un ritmo ágil a base de corcheas las que, aunadas a
una configuración sonora que discurre por grados conjuntos o saltos de tercera, promueve en
algunas blancas) que se estructuran entre sí a través de arpegios y saltos de intervalos de 4tas
a 6tas.
127
En lo que respecta a los rasgos comunes, resalta el que en esta pieza existe un uso
extensivo del recurso de saltos de sexta ascendente como una manera de generar movimiento
melódico. Como es usual en los temas analizados, este salto se suele presentar de manera
especial en las anacrusas e inicios de periodos, frases y semi-frases, lo que se evidencia en los
Figura Nº61 – Dame una ilusión: Saltos melódicos de sexta ascendente en compases 16 a 17, 20 a 21, 32 a
33, 53 a 54, 78 a 79 y 83 a 84
Fuente: Transcripción en partitura del valse “Dame una ilusión. Elaboración propia
armónica por una nota en la melodía que desciende por grado conjunto hacia una nota cordal
en el segundo tiempo, tal como sucede en los compases 17, 22, 27, 33, 43, 51, 66, 68 y 76
(Figura Nº62).
128
Figura Nº62 – Dame una ilusión: Ingresos a nueva unidad armónica por bordadura superior en c. 17,
Fuente: Transcripción en partitura del valse Dame una ilusión. Elaboración propia
Un aspecto que llama la atención es la gran similitud que presenta la sección A con la
concepción motívica del valse Rosal marchito, como por ejemplo en el alzar del compás 27 al
anacrusa las que –luego de generar un amplio salto de intervalo entre ellas– anteceden a una
blanca en el primer tiempo del siguiente compás, como sucede desde el alzar del compás 17
al 19 de esta pieza. En este sentido, ambos temas apuestan por construir una sensación
Figura Nº63 – Dame una ilusión: Similitud en la concepción motívica entre este valse (c.17 al 19) y Rosal
Fuente: Transcripción en partitura de los valses Dame una ilusión y Rosal marchito. Elaboración propia
129
3.3.14. Vivir y soñar (s/f) (mediados de la década de 1940)
Márquez Talledo. No obstante, en atención a que la versión fonográfica recogida para este
estudio corresponde a la grabación realizada por Las Criollitas –de quienes se sabe que
grabaron sus discos antes del año 1945– se puede asumir válidamente que este valse tiene ese
Esta composición cuenta con una estructura formal de tipo ternario, que asemeja a la
encontrada en el valse Dame una ilusión. En la versión de referencia la pieza se inicia con 16
compases de introducción que parten en modo mayor pero que –hacia el compás ocho–
transitan hacia su tonalidad relativa menor, tras los cuales comienza la sección A (estrofa).
Dicha sección –establecida en este caso en Bm– cuenta con 24 compases de duración y está
composición cambia de tonalidad hacia la relativa mayor (D) en el estribillo, el que dura 16
El inicio de la sección C (coro) marca el retorno a la tonalidad menor (Bm) y –al igual
que su antecesora– cuenta con 16 compases de duración y consta de una frase musical, de
tipo “n” con repetición a modo de finalización de sección. Tras ello –y luego de un compás
La melodía tiene un rango de 14 notas, que va desde A3 a F#5, siendo este un tema
que no cuenta con sima o cumbre ya que ambas notas aparecen en más de una oportunidad a
tética– está generalmente articulado a través de grados conjuntos a excepción de los finales
de frase, donde el compositor opta por construir ascensos por escalas (c. 22 a 23) o arpegios
130
Figura Nº64 - Vivir y soñar: Escalas y arpegios en finales de frases c. 22 a 23 y c.29
por grupos de terceras, produciendo en el oyente una sensación sonora fluida y de mucha
movilidad. Por su parte, la melodía de la sección C presenta un carácter mixto en el que –bajo
del primer al segundo tiempo del compás, el cual aparece en los c.30, 52, 54, 60 y 62 (Figura
Nº65).
Figura Nº65 – Vivir y soñar: Afirmación de la armonía por intervalo descendente de primer a
131
Asimismo, otra característica frecuente es el ingreso por bordadura superior a una
segundo tiempo del compás. Ello se puede ubicar en los compases 19, 25 y el 42 (Figura
Nº66).
bordaduras con el propósito de afirmar una nota principal, como por ejemplo aquellas
Figura Nº67 – Vivir y soñar: Juegos de bordaduras que buscan enfatizar nota principal en compases 17 a
19, 25 a 26 y 36 a 37
empieza como escala y resuelve como arpegio, el que aparece previamente en Alma de mi
132
alma y Rosas de mi jardín, y que en este caso tiene como estructura 1-2-3-5-7 (c.39 y c.47) y
ajenas a la tonalidad, pero permitidas por el acorde del compás, lo que aparece en diferentes
Figura Nº69 – Vivir y soñar: Incorporación en la melodía de alteraciones ajenas a la tonalidad, pero
Este valse es uno de los que mayor difusión y arraigo popular obtuvo a lo largo del
consolidado en el medio musical de Lima y Callao. Esta composición cuenta con forma
binaria y –en la versión en partitura publicada por Editorial La Rosa Hermanos– cuenta con
una introducción de 17 compases (1 acéfalo) en modo menor que enlazan con el inicio de la
sección A, conservando el modo propuesto. Esta sección representa una estrofa de corta
133
duración que –a lo largo de sus 28 compases– contiene un periodo con tres frases musicales
de tipo a, b y b’.
se delimitan dos periodos musicales de 16 y 24 compases cada una que se relacionan entre
ellas de la siguiente manera: m, n, m’, o, y o’ a manera de cierre de sección. Tras ello, el tema
va da capo a fine.
La melodía tiene un rango de 11 notas que va desde B3 hasta E5, siendo esta una
composición que no cuenta con cumbre, pero sí con sima. El perfil melódico de la sección A
–el que se inicia con una anacrusa de negra– se construye privilegiando la conducción de los
sonidos a través de escalas o arpegios, tanto ascendentes como descendentes. Ello introduce
al oyente en una atmósfera sonora que evoca una gran movilidad. Por el contrario, en la
sección B la relación entre sonidos al interior de las frases musicales cuenta con un carácter
mixto ya que –si bien en su núcleo las alturas de los sonidos guardan una relación más
estrecha entre sí– son los inicios y finales de frase los que denotan un movimiento más
En relación a la similitud en el uso de recursos que se puede encontrar entre esta pieza
y las antecesoras, destaca de manera especial el ingreso a una nueva unidad armónica a través
de una bordadura superior en el primer tiempo del compás, con su consecuente resolución en
134
Figura Nº70 – Desconsuelo: Ingresos a nueva unidad armónica por bordadura superior en c. 24, 32, 34,
58 y 66 respectivamente
Fuente: Partitura del valse Desconsuelo, Editorial La Rosa Hermanos. Archivos históricos de la Biblioteca
desde la melodía a través de 4tas o 3ras descendentes, las que se presentan del primer al
segundo tiempo del compás, en los compases 20, 38, 42, 46, 50 y 54 (Figura Nº71).
Fuente: Partitura del valse Desconsuelo, Editorial La Rosa Hermanos. Archivos históricos de la
135
De la misma forma, esta composición incorpora el recurso de saltos de sexta
ascendente como una manera de introducir movimiento melódico los que –como en las
c. 35 a 36 y 51 a 52 respectivamente
tonalidad de destino. En este caso, el compositor opta por finalizar la frase melódica de la
del cambio que se realizará entre la tonalidad Am a A (compases 34 a 36) (Figura Nº73).
melodía en compases 34 a 36
136
Finalmente, una de las características más resaltantes del presente tema es la inclusión
de frases que se construyen a través de bordaduras para enfatizar la nota principal. Este
rasgo es especialmente importante ya que –un análisis detallado de las mismas– permite
confirmar que este recurso se presenta tal como se dio en el valse Alma de mi alma, en el
que –además de las bordaduras– los primeros tiempos guardan una relación de ir por grado
conjunto descendente entre sí (alzar del compás 44 al primer tiempo del compás 51)
(Figura Nº74).
Figura Nº74 – Desconsuelo: Juegos de bordaduras que buscan enfatizar nota principal en
La presente pieza forma parte de una de las épocas menos exploradas del legado
través de registros fonográficos que hayan llegado a nuestro tiempo vía radiodifusión o
82
Misma suerte corren composiciones como Argentina (1959), Luisa de Sabogal (1952) y Échale mi negra linda
(1960), todas ellas piezas cuyas partituras han sido ubicadas como parte de la recopilación y validación de
información para la presente investigación.
137
Esta composición cuenta con forma binaria y –en la versión en partitura publicada por
Editorial La Rosa Hermanos– se inicia con un compás acéfalo que va de frente a la melodía
de la sección A. Dicha sección (estrofa 1 y 2), establecida en modo mayor, cuenta con 32
cada uno, cuyas frases musicales guardan entre sí una relación de tipo a, b, a’, c.
Seguidamente, el valse presenta la sección B (coro) que prolonga su duración únicamente por
La melodía tiene un rango de 12 notas, que abarca de A3 a E5, siendo esta una
composición que no cuenta con cumbre o sima ya que ambas notas se presentan en más de
últimos tantos ascendentes como descendentes. En ese sentido, esta composición brinda al
analizadas, destaca que en este valse existen ingresos frecuentes por bordadura superior a una
segundo tiempo del compás. Ello sucede en los compases 3, 4, 11, 12, 20 y 25 (Figura Nº75).
138
Figura Nº75 – Me tienes en la luna: Ingresos a nueva unidad armónica por bordadura superior
Por otro lado, en esta composición también se hacen presentes las frases musicales
cuyas notas se encuentran articuladas a través de bordaduras con el propósito de resaltar una
Figura Nº76 – Me tienes en la luna: Juegos de bordaduras que buscan enfatizar nota principal en
compases 7 y 18 respectivamente
139
Por su parte, en el compás 23, 33 a 34 y 37 a 38, aparece nuevamente el recurso de
unir dos notas principales a través de enlaces cromáticos (Figura N°77). Este rasgo, que se ha
presentado previamente en Te vi una vez, Dulce prisión y especialmente Nube gris, afirma la
Figura Nº77 – Me tienes en la luna: Enlaces cromáticos entre notas principales, c. 23, 33 a 34 y c.37 a
38 respectivamente
Un aspecto muy importante para resaltar es que en este valse se hace un uso de
previa. Esto es particularmente notorio en los inicios de periodos, frases y semi-frases de las
(Figura Nº78)– constituyen una apuesta clara del compositor por crear un fuerte contraste no
sólo con la sección previa sino también con las creaciones de años anteriores.
140
Figura Nº78 – Me tienes en la luna: Escalas y arpegios en inicios de periodos, frases y semi-frases c. 1 a 2,
5 a 6, 9 a 10, 17 a 18, 21 a 22 y 33 a 40
salto ascendente de 7ma (c. 31) y un salto de octava (c. 43 a 44). (Figura Nº79)
141
Figura Nº79 – Me tienes en la luna: Saltos melódicos de sétima y octava ascendente en los c. 31 y
43 a 44 respectivamente
mencionadas83 puede apuntar a que este valse representaría un punto de inflexión importante
Este valse, al igual que el reseñado en el acápite anterior, corresponde también a una
accesible a través de los archivos históricos de la Biblioteca Nacional del Perú. Del análisis
de la partitura publicada por Editorial La Rosa Hermanos, se desprende que esta composición
cuenta con una estructura binaria de tipo AB, en la que cada sección cuenta con un total de 24
compases. A nivel de estructura, la sección A (estrofa) está conformada por un periodo con 2
frases musicales de 8 compases y una de 4, que son de tipo a, b y c. Situación similar ocurre
con la sección B (coro), en la que –con el mismo número y tipo de frases– se presenta una
estructura m, n y o.
La melodía tiene un rango de 10 notas, el que va desde F#3 a G#4, las que son a su
83
A saber: consolidación del recurso de ascenso / descenso cromático, utilización de escalas y arpegios a nivel
extenso, y saltos superiores a la sexta introducidos como una manera de promover el movimiento melódico.
142
movimiento melódico –que se inicia con tres corcheas en anacrusa– es altamente fluido tanto
para la sección A y B, ya que ambas cuentan con un uso extensivo de escalas, arpegios y
En lo que respecta a los rasgos comunes entre esta composición y sus antecesoras, lo
primero que destaca es la presencia frecuente de ingresos por bordadura superior a una nueva
tiempo del compás. Esta característica se puede ubicar de manera especial en los compases 1,
Figura Nº80 – Orquídea blanca: Ingresos a nueva unidad armónica por bordadura superior en c.
motivo articulado a través de bordaduras para destacar una nota principal (c.1) (Figura
143
Figura Nº81 y Nº82 – Orquídea blanca: Saltos melódicos de sexta ascendente en anacrusa a la
su respectivo alzar
Otro de los rasgos comunes previamente identificado en otras piezas del compositor
están permitidas por el acorde de dicho compás. Este recurso aparece de manera especial en
la sección A, de manera específica en los segmentos comprendidos entre el alzar del compás
144
Figura Nº84 – Orquídea blanca: Incorporación en la melodía de alteraciones ajenas a la tonalidad, pero
fluida y de alta movilidad. Ello se puede encontrar en el c. 2, 6, alzar del c. 21 al 23, alzar del
c. 25 a 26 y c. 34 (Figura Nº85).
145
Figura Nº85 – Orquídea blanca: Escalas y arpegios c. 2, 6, alzar del c. 21 al 23, alzar del c. 25 a 26 y c.
34
llegando a conformar uno de sus últimos grandes éxitos. Cuenta con forma binaria y en la
manera: Una sección A con dos periodos (estrofa 1 y estrofa 2), y B (Coro). Luego de 16
sección está conformado por 16 compases que contienen 2 frases musicales de 8 compases,
las que presentan una estructura de tipo a y b. De manera inmediata se inicia el siguiente
periodo, que contiene el mismo número de frases musicales y compases, pero con una
146
estructura de tipo a y c. Seguidamente aparece la sección B, la que prolonga su duración por
un total de 24 compases y que cuenta con una estructura de tipo m, n, y n’. Al finalizar esta
sección, la presente versión retoma el tema da capo para finalizar en una coda.
sima y la cumbre de manera respectiva. El perfil melódico de la pieza –que se inicia con una
anacrusa de dos corcheas– prioriza el movimiento entre sonidos a través de grados conjuntos,
En relación a los rasgos comunes que presenta esta pieza con las analizadas
anteriormente, destaca la constante presencia de ingresos por bordadura superior a una nueva
tiempo del compás. Estos se pueden ubicar de manera especial en los compases 20, 22, 28,
Figura Nº86 – Yo no niego: Ingresos a nueva unidad armónica por bordadura superior en c. 20, 22, 28,
147
En la misma línea, otro recurso ampliamente acogido en este tema es la definición
armónica sugerida desde la melodía, a través de 4tas o 3ras descendentes, tal como se
presenta del primer al segundo tiempo en los compases 26, 34, 43, 46, 47, 62, 66 y 72 (Figura
Nº87).
Figura Nº87 – Yo no niego: Afirmación de la armonía por intervalo descendente de primer a segundo
melodía. De esta manera, es importante recalcar que este recurso se utiliza de manera
invertida a la forma usual ya que –si bien se ubica en los lugares usuales– se utiliza ahora en
148
Finalmente es muy importante destacar que, si bien aquí no aparecen los saltos de
sexta ascendente, en su lugar se pueden encontrar saltos de octava. Ellos aparecen en las
mismas ubicaciones usuales donde se presenta su rasgo antecesor: los inicios de frase y en
forma de anacrusa. De esta manera, este recurso se puede ubicar entre el compás 17 al 18, y
21 al 22 (Figura Nº89).
si bien no cuenta con fijaciones fonográficas de la época– ha llegado al día de hoy a través
Esta composición cuenta con forma binaria y –en la versión utilizada como referencia
para este análisis, que corresponde a una presentación en vivo de Renzo Gil para el programa
a su estructura, cada sección (estrofa y coro, respectivamente) consta de dos frases musicales
La melodía tiene un rango de 12 notas, los que van de A#2 a E4, siendo este un tema
que cuenta con sima, pero no con cumbre. El perfil melódico de la sección A se estructura
84
Dentro de ellos, es pertinente destacar la especial dedicación de Renzo Gil y Carlos Hidalgo -investigadores y
recopiladores de música criolla- a la obra de Eduardo Márquez Talledo.
85
Y que consta únicamente de la segunda parte de la pieza, es decir, la segunda estrofa y coro.
149
principalmente a través de movimiento por grados conjuntos, con escasos saltos que
trasciendan el ámbito de una tercera. La sección B, en líneas generales, mantiene este mismo
carácter con la salvedad de integrar algunos intervalos de mayor amplitud y arpegios con la
En lo que respecta a los rasgos comunes entre este tema y los previamente analizados,
con el propósito de dar realce a una nota principal; estos se pueden ubicar en los compases 12
Figura Nº90 – Cuando se pierde un amor: Juegos de bordaduras que buscan enfatizar nota principal
Fuente: Transcripción en partitura del valse Cuando se pierde un amor. Elaboración propia
nueva unidad armónica a través de una bordadura superior que –desde el primer tiempo–
resuelve en una nota cordal en el segundo tiempo del compás; ello sucede en los compases 29
y 33 (Figura Nº91).
150
Figura Nº91 – Cuando se pierde un amor: Ingresos a nueva unidad armónica por bordadura superior
en c. 29 y 33
Fuente: Transcripción en partitura del valse Cuando se pierde un amor. Elaboración propia
propias de la tonalidad, pero son permitidas por el acorde (en este caso, los acordes) de dicho
tiempo del compás 39 (Figura Nº92), donde el compositor opta por conducir la melodía
(fundamental de Bm), sonidos que a su vez evocan al recurso de ascenso cromático visto
previamente.
Fuente: Transcripción en partitura del valse Cuando se pierde un amor. Elaboración propia
151
CONCLUSIONES
solamente conciliar, contrastar e integrar las diversas fuentes y avances previos en torno al
compositivo.
músico” en el tiempo
que permite brindar claridad respecto a la ruta creativa y desarrollo de su obra. En dicha
entendiendo por ello las personas que conoció, los espacios que frecuentó, las vivencias que
XX.
primer grupo de referencia: la familia. De esta manera, sus primeras exploraciones musicales
desarrollo de su musicalidad estuvo ligado, en una primera etapa, al universo sonoro que
152
discurría dentro de su hogar. Hacia la adolescencia y juventud, cobran especial importancia
los grupos de pares con los que el joven compositor compartía espacios y vivencias, siendo
exploraciones musicales.
Por otro lado, una tercera característica que se puede resaltar sobre el desarrollo de la
Márquez Talledo inicia su vida como compositor en el año 1919, con la musicalización del
valse Vivir sin ser amado, lo que es significativo ya que explicita que para este entonces –a
los 17 años– contaba ya con los suficientes recursos para tentar la búsqueda de una voz
dedicarse exclusivamente a la música, sino que también potenció su acceso hacia los circuitos
de radiodifusión limeña. Con ello, Márquez Talledo tuvo entrada a nuevos espacios y a
experiencia musical. Destaca en este proceso el desarrollo de su faceta como director coral,
tanto para el Coro de los Bohemios (1936) como para el Coro de las Alondras (1938), y su
contratación como director musical para el segmento criollo de Radio Goycochea (1937),
La alianza compositiva que tuvo con Serafina Quinteras (1938-1943) fue sumamente
dupla compositora deja un total de 29 composiciones, dentro de las que destacan sonados
éxitos como Mi primera elegía (1938), Te vi una vez (1940) y –según las declaraciones
153
Asimismo, se constata que otras personalidades con especial cercanía –y que de
alguna manera fueron el círculo de referencia que dio cobijo a su propio desarrollo artístico–
fueron Filomeño Ormeño, Lucho de la Cuba, los Trovadores del Perú, Teresita Velázquez,
Alicia Lizárraga, Delia Vallejos, Eloísa Angulo, Rosita Passano, Jesús Vásquez, y de manera
posterior Pablo Casas, Luis Abelardo Núñez, Manuel Acosta Ojeda, entre otros.
Es importante destacar que, si bien se alude en la memoria popular que el valse Nube
característica del desarrollo de su musicalidad– que este hecho no fue la causa sino más bien
la consecuencia de un proceso iniciado muchos años atrás. Este surge desde la incorporación
de sus temas Rosas de mi jardín, Doña Mariquita, Ventanita y Mi primera elegía en sendas
Este proceso, a su vez, se consolida con el inicio de las fijaciones discográficas de autores e
intérpretes peruanos que se dio en Argentina desde mediados a fines de la misma década.
diversos procesos de consolidación de una incipiente industria musical entre las décadas de
creativa durante dichas décadas. Ello se extiende hasta su fallecimiento en el año 1975.
consonancia con los vestigios materiales que este proceso creativo dejó– es especialmente
relevante resaltar el papel gravitante que tuvo la publicación conocida como El Método de
músico-cognitivos con los que generó sentido a su acción musical. Ello permite afirmar,
procesos conscientes y la búsqueda del sentido lógico para expresarse en términos musicales.
154
Así pues, esta investigación concluye que el denominar a la taquigrafía musical
en la constante construcción del propio ser como músico. Muy por el contrario, este
sistema musical occidental– evidencia un complejo y muy rico sistema lógico-práctico con el
relaciones y significados de este sistema es aún terreno que está a la espera de ser explorado.
manuscritos, los testimonios y el análisis de las piezas musicales– permiten concluir que,
lejos del mito de inspiración e iluminación del genio creador, Márquez Talledo fue un
compositor metódico y constante, recopilando así motivos melódicos, líricos e ideas literarias
a través de cuadernos personales, los que conjugaba continuamente bajo la forma de ensayo,
error y síntesis.
verificable del compositor asciende a 346 piezas musicales compuestas entre 1919 y 1972, lo
que evidencia 53 años de vida compositiva. Sobre este punto, es importante anotar que el
34.7% de dichas obras no cuentan con fecha de composición válida, lo que resta las
compositor.
No obstante, sobre la base de la data válida y en estricto diálogo con las características
musicales desde la melodía desarrolladas por el compositor (los que serán abordados en
155
de Eduardo Márquez Talledo a través de tres etapas fundamentales: a) Etapa temprana: de
consolidación: 1936 a 1953, que constituye el núcleo central de su legado que ha llegado
hasta nuestros días, y c) Etapa tardía: 1954 a 1972, que es el periodo menos explorado, a
En ellas existe una estrecha correlación tanto de auge de productividad como de las
características musicales y semejanzas que presentan entre sí –desde las melodías– las piezas
de dichos periodos.
importante el segmento de años comprendidos entre 1936 a 1944, ya que –según se infiere de
las características melódicas comunes de las obras y que coincide con el análisis estadístico
Márquez Talledo.
presente investigación confirma que la obra de Eduardo Márquez Talledo –si bien tiene un
–para el universo que constituyen las 303 composiciones con género declarado– el 63.04% de
las mismas corresponden a valses, mientras que el 21.78% y 15.18% restante corresponden a
género designado por el compositor como “canción”, el cual congrega al 8.25% del total de
composiciones con género musical consignado. Si bien –en estricto– este es un término
genérico que abarca a los demás, el análisis de fuentes consultadas permite inferir que –en la
156
mente del compositor– este término funcionó como categoría libre, lo que le permitió un
mayor espacio de exploración expresiva a través del uso de lenguajes musicales diferentes,
más libre y ecléctico. Asimismo, cabe destacar que –en esta misma categoría– el género
(191 composiciones, de las cuales sólo 124 cuentan con fecha consignada por el compositor),
el análisis estadístico de la presente investigación concluye que este género tuvo dos
piezas de este género, y b) 1960 a 1971: periodo que agrupa al 28.2% de la producción
materiales fidedignos recopilados para la presente investigación, sugiere que este último
base a las 182 composiciones cuya temática es accesible a través de la lectura de sus letras–
tres tipos de contenidos líricos: a) Mundo interno y afectivo del compositor (71.4% de las
En la misma línea, la presente investigación concluye que existe una relación aparente
entre principales contenidos líricos desarrollados y ruta creativa del compositor. En ese
sentido –de los 124 valses con lírica identificable– aquellos que aluden al mundo interno y
afectivo del autor parecen agruparse hacia el centro de la carrera compositiva de Márquez
Talledo, destacando que el 58.8% de la submuestra data de 1936 a 1953. Por su parte,
respecto a los valses con contenido lírico de tipo contextual, tradiciones y costumbres, la data
157
sugiere que esta temática tuvo un comportamiento más uniforme dentro del panorama
creativo del autor, existiendo dos momentos importantes: 1954 a 1962 (33.30%) y 1936 a
pensamiento social y político del compositor parecen agruparse hacia el final de su vida
constituye un núcleo importante que brinda una arista de investigación novedosa sobre la cual
sólo fue sensible a sus propias experiencias sino especialmente a las condiciones de su
tiempo, incorporando en ella alusiones a procesos políticos, sociales y económicos sobre los
Sobre la identidad del sonido Márquez Talledo y musemas melódicos que la definen
musicales como quién fue, con quiénes compartió o en qué espacios desarrolló su labor
musical, sino que tiene un asidero más profundo, Son sus propios elementos constitutivos –
presente investigación permite afirmar cuatro puntos centrales. El primero de ellos es que el
compositor tenía una predisposición favorable a construir melodías de rango vocal amplio,
destacando de manera especial aquellas comprendidas alrededor de las 12 notas (es decir,
entre 18 y 19 semitonos). Es importante considerar que –tal como se desprende del análisis
melódico realizado– esta característica no nace desde la concepción sonora primigenia del
158
compositor, sino se consolida a lo largo del tiempo y se establece hacia el año 1938 con el
mantuvo constante por el resto de su vida compositiva, ya que está presente en sus últimos
valses analizados (Yo no niego y Cuando se pierde un amor). Asimismo, cabe destacar que el
rango vocal más amplio modelado por el compositor se encuentra en las piezas Dulce prisión
y Vivir y Soñar. En dicha línea, cabe destacar que, si bien existen melodías cuyo inicio es de
manera tética o acéfala, el conjunto de los valses analizados en esta investigación presenta
manera clara que para Márquez Talledo melodía y armonía eran indesligables. En otras
palabras, existe evidencia suficiente –a través de los musemas #1, #2, #5, y #7– de que el
Por otro lado, en tercer lugar, destaca que –si bien importantes y presentes de manera
hablar de un “sonido Márquez Talledo” y que son ocho (08) los musemas que lo componen:
1. Musema #1: Ingreso a una unidad armónica nueva por bordadura superior. Esta
característica aparece en 18 de los 19 temas analizados, a saber: Vivir sin ser amado,
Callao (Puerto mío), Rosas de mi jardín, Dulce prisión, Te vi una vez, Nube gris,
Dame una ilusión, Vivir y soñar, Desconsuelo, Me tienes en la luna, Orquídea blanca,
aparece en 13 de los 19 temas analizados, a saber: Vivir sin ser amado, Alma de mi
159
alma, Ventanita, Serenata en el barrio, ¿Para qué?, Mi primera elegía, Callao
(Puerto mío), Rosas de mi jardín, Dulce prisión, Te vi una vez, Vivir y soñar,
Desconsuelo, y Yo no niego.
Dulce prisión, Nube gris, Dame una ilusión, Desconsuelo, Orquídea blanca, Me
4. Musema #3: Juegos de bordaduras que resaltan la nota principal. Esta característica
aparece en 11 de 19 temas analizados, a saber: Vivir sin ser amado, Alma de mi alma,
Ventanita, Rosas de mi jardín, Dulce prisión, Nube gris, Te vi una vez, Vivir y soñar,
melodía descendente por grado contiguo, como aparece en Alma de mi alma, Rosas de
primera elegía, Callao (Puerto mío), Dulce prisión, Vivir y soñar, Orquídea blanca, y
160
Vivir y soñar. De manera separada y preferentemente en sentido ascendente, haciendo
así uso de estos elementos estructurales en la misma pieza, pero en diferentes pasajes,
19 temas analizados, pero cabe destacar que dicha cifra representa la totalidad de
piezas musicales que incorporan una modulación: Ventanita, Rosal marchito, Callao
presente en 4 de las 19 piezas analizadas. Aparece bajo la forma de una o dos notas de
enlace contiguas, tanto en sentido ascendente como descendente, en los temas Dulce
similitudes de concepción motívica por parte del compositor. Por un lado, el recurso de juntar
corcheas con blancas –o, de manera invertida, blancas con corcheas– como una manera de
crear estructuras melódicas que brinden sensación de movimiento y descanso, ubicado en los
valses Rosal marchito y Dame una ilusión. Por otro lado, el motivo rítmico-melódico de
sesquiáltero– por grupos de dos compases, característica visible en los valses Vivir sin ser
amado, y Ventanita.
Reflexiones finales
Un aspecto importante –que no debe de ser pasado por alto– es que, como parte del
161
Talledo no excedería las 50 piezas musicales. Ello, a la luz de las 346 letras identificadas que
estrategias de salvaguarda que –de manera orgánica y articulada– prevengan que situaciones
de este tipo se reproduzcan con el legado de otros compositores de música popular peruana.
incorporar sus voces, conocimientos y deseos en las estrategias de salvaguarda de la obra del
compositor.
explorado aún es la relación que se establece entre los perfiles melódicos, musemas, lírica y
Asimismo, es necesario replicar este estudio en el análisis del legado musical de otros
medida estos musemas identificados constituyen –a su vez– parte de un universo sonoro más
162
Anexo Nº3: Partitura de Vivir sin ser amado (1919)
178
Anotación: Esta partitura tiene una corrección de letra realizada durante la 179
transcripción, con el propósito de que sea fidedigna con los manuscritos del compositor.
Anexo Nº4: Partitura de Alma de mi alma (1927)
180
181
Anexo Nº5: Partitura de Ventanita (1935)
182
183
Anexo Nº6: Partitura de Rosal marchito (1937)
184
Anotación: Esta partitura tiene una corrección de letra realizada durante la transcripción,
con el propósito de que sea fidedigna con los manuscritos del compositor .
185
Anexo Nº7: Partitura de Serenata en el barrio (1938)
186
187
Anexo Nº8: Partitura de ¿Para qué? (1938)
188
189
190
Anexo Nº9: Partitura de Mi primera elegía (1938)
191
192
Anexo Nº10: Partitura de Callao (Puerto mío) (1938)
193
194
195
196
197
Anexo Nº11: Partitura de Rosas de mi jardín (1938)
198
199
Anexo Nº12: Partitura de Dulce prisión (1940)
200
201
Anexo Nº13: Partitura de Te vi una vez (1940)
202
203
Anexo Nº14: Partitura de Nube gris (1940)
204
205
Anexo Nº15: Partitura de Dame una ilusión (1942)
206
207
Anexo Nº16: Partitura de Vivir y soñar (s/f) (década de 1940)
208
209
Anexo Nº17: Partitura de Desconsuelo (1947)
210
211
Anexo Nº18: Partitura de Me tienes en la luna (1955)
212
213
Anexo Nº19: Partitura de Orquídea blanca (1959)
214
215
Anexo Nº20: Partitura de Yo no niego (1961)
216
217
Anexo Nº21: Partitura de Cuando se pierde un amor (1968)
218