El Espíritu Santo Está Aquí, Gaston Espinoza
El Espíritu Santo Está Aquí, Gaston Espinoza
El Espíritu Santo Está Aquí, Gaston Espinoza
Primavera 2006
"Mientras yo me restregaba los ojos para despertar, ella comenzó a hablar con rapidez
en una lengua que yo nunca había oído ... Entonces dejó de hablar y me dijo: 'Hijo,
acabo de tener la más gloriosa de las experiencias. Recibí el bautismo en el Espíritu
Santo y el don de lenguas'."
Muy tarde una noche de 1906 Susie Villa Valdez susurró estas palabras a Adolfo, su hijo
de diez años.
"Estamos en tiempos benditos, hijo", afirmó. "El Espíritu Santo está aquí, en la tierra,
como en el día de Pentecostés. Gracias a Dios, vivimos para ver el cumplimiento de las
promesas de la Biblia." 1
Los latinos ayudaron a alterar la composición del avivamiento y a transformar algo que
al principio había sido esencialmente una reunión de oración birracial, estadounidense y
en inglés en el 212 de la Calle Bonnie Brae, en un avivamiento multiétnico, multilingüe e
internacional en el 312 de la Calle Azusa. 5
Aunque la mayoría de los nombres de los latinos que participaron en el avivamiento han
caído en el olvido, sí conocemos los nombres de once de ellos que participaron en el
avivamiento de la Calle Azusa, y en algunos casos, contribuyeron a él: Abundio y Rosa
López, José Valdez, Susie Villa Valdez, A. C. Valdez, Brígido Pérez, Adolph Rosa, Juan
Martínez Navarro, Luis López, y posiblemente Jenaro y Ramonita Carvajal de
Valenzuela. 6
"En el interior, aquel lugar parecía un gran granero sin adorno alguno. La
mayoría de los asientos —tablones rústicos sobre barriles de madera para
clavos— estaban ya ocupados. Había tanta gente de color como blanca. Yo
no podía comprender por qué había buzones de correo de metal clavados a
las paredes.
"Cuando nos movíamos hacia un lugar libre en uno de los bancos de atrás,
sentí de repente un escalofrío. ¿Cómo era posible? No había frío alguno.
Entonces se me comenzó a erizar el pelo de los brazos, las piernas y la
cabeza. Sentía como si estuviera rodeado por Dios. Estaba temblando.
También mi madre temblaba, y todos los demás.
"Estaba pasando algo poco usual. En la mayoría de las iglesias, los niños
estarían corriendo por los pasillos, o retorciéndose y mirando hacia atrás en
sus asientos. Aquí los niños, sentados entre sus padres —aun los bebés que
estaban en los brazos de su madre— estaba callados. Pero no eran sus
padres los que los mantenían callados. Nadie susurraba siquiera. Todos los
adultos estaban orando con los ojos cerrados.
"De repente, la gente se puso de pie. Por todas partes, se extendieron los
brazos hacia el cielo. Los míos también se levantaron, y yo no había
tratado de hacerlo. Lo mismo sucedió con los brazos de los niños pequeños,
y aun con los brazos de los bebés que tenían cargados sus madres de color.
"Unos hombres grandes y fuertes comenzaron a llorar en voz alta, y después
los siguieron las mujeres. Yo también sentí ganas de llorar. No sabía por
qué. Sólo pude decir: 'Gracias, Dios mío, por dejarme estar aquí contigo'.
"Una oleada tras otra del Espíritu atravesó aquel salón, como una brisa
sobre un campo de maíz. De nuevo la multitud se acomodó en los asientos.
Y las plegarias se comenzaron a escuchar como un zumbido por todo el
lugar. Entonces aparecieron de repente lenguas de fuego sobre las
cabezas de algunas personas, y un hombre de color con el rostro
resplandeciente saltó para ponerse de pie. De su boca salieron unas palabras
en una lengua que yo nunca había escuchado. Comencé a temblar más
fuerte que antes.
"Cuando él terminó, otro hombre de color se puso de pie y nos dijo en inglés
lo que había dicho el otro hombre. Era una oración dirigida a Jesús.
"Entonces se tiró al pasillo y comenzó a danzar, con las palmas de las manos
abiertas y dirigidas hacia el cielo. 'Gracias, Padre. ¡Puedo ver, puedo ver!'
A. C. VALDEZ, SR.
NOTAS
De A.C. Valdez con James F. Scheer, Fire on Azusa Street: An Ebye Witness
Account (Costa Mesa, Calif.: Gift Publications, 1980), 5-7.
Aquella sanidad dejó una impresión indeleble en Osterberg. Aquel suceso lo conmovió
tanto, que cerró su iglesia y se unió a la Misión de la Calle Azusa.12 También hubo
muchas otras sanidades en el avivamiento, en las cuales participaron mexicanos. La
primera edición de The Apostolic Faith describe a un indio mexicano pobre e inculto del
centro de México imponiéndole sus manos oscuras y callosas a la Sra. Knapp, una joven
blanca de habla inglesa. Este mexicano, cuyo nombre desconocemos, oró por la sanidad
de ella durante una de las reuniones del avivamiento, y se afirma que fue sanada. A. C.
Valdez afirmaba haber presenciado muchas sanidades en la misión, entre ellas la de su
propio padre. Abundio y Rosa López afirmaban también que la sanidad divina formaba
parte de su ministerio.13 Un escritor pentecostal del momento atribuía la receptividad de
los latinos a sus "tradiciones y creencias inmemoriales respecto a la sanidad divina", y
afirmaba que la cuarta parte de sus misiones del sur de California estaba formada por
"españoles y mexicanos, entre los cuales hay muchos lisiados y deformes". 14
Dejando esto a un lado, vemos que el número creciente y la importancia de los latinos
que asistían al avivamiento de la Calle Azusa llevó a William J. Seymour y a los líderes
del movimiento allí a publicar el testimonio de Abundio y Rosa López en inglés y en
español en el segundo número del periódico The Apostolic Faith (octubre de 1906). No
fue éste el caso con ninguna de las otras diecinueve nacionalidades que se afirma que
participaron en el avivamiento. Al describir el impacto del avivamiento en su vida,
Abundio y Rosa López escriben: "Testificamos del poder del Espíritu Santo en el perdón,
la santificación, y el bautismo con el Espíritu Santo y fuego. Damos gracias a Dios por
este don maravilloso que hemos recibido de Él, según su promesa. Damos gracias a Dios
por el Espíritu que nos llevó a la religión antigua de la Misión de la Calle Azusa, la Fe
Apostólica. Mi esposa y yo, el 28 de mayo pasado... vinimos buscando la santificación...
y damos gracias a Dios por el bautismo en el Espíritu Santo y fuego que yo recibí el 5 de
junio de 190[6]. No tenemos palabras para expresar la gratitud y acción de gracias que
sentimos en todo momento, por lo que Él ha hecho a nuestro favor, así que queremos
que nos use para la salvación y la sanidad, tanto de almas como de cuerpos. Soy testigo
de su maravillosa promesa y sus prodigiosos milagros por medio del Espíritu Santo, por
la fe en el Señor Jesucristo. Que Dios los bendiga a todos". 16
Abundio y Rosa López no fueron los únicos mexicanos que propagaron el mensaje de
avivamiento de la Calle Azusa. Un joven trabajador mexicano llamado Brígido Pérez
comenzó a asistir al avivamiento en el verano de 1906. En septiembre, se informa que
recibió el bautismo en el Espíritu Santo durante el notable aumento en la asistencia.
Como los López, Pérez se sintió llamado a entrar al ministerio. Su fe recién adquirida lo
llevó a San Diego, California, como misionero nacional, y allí escribió: "Por la gracia de
Dios Todopoderoso y la fe en Jesucristo, puedo testificar de la santificación y del
bautismo con el Espíritu Santo y fuego en mi corazón. ¡Cuán bueno ha sido Él conmigo!
El 3 de septiembre, mientras estaba orando, sentí en el corazón que Cristo, nuestro
Salvador, quería que yo testificara en su precioso nombre en diversos lugares del país".
Los líderes de la Calle Azusa siguieron su ministerio en San Diego y más tarde
afirmaron: "El Espíritu Santo resplandece desde el corazón de este hermano". 18
Una de las claves del buen éxito de los primeros evangelistas pentecostales latinos fue su
decisión de unir el evangelismo con la sanidad y el ministerio social. Ellos creían que
Dios quería sanar el cuerpo, la mente y el espíritu. Aunque estos primeros pentecostales
latinos no eran partidarios de la teología del evangelio social de Walter Rauschenbusch,
realizaron una obra espiritual y social directa en sus comunidades. Por ejemplo, Susie
Villa Valdez trabajó durante muchos años con prostitutas, alcohólicos, madres solteras y
otros inmigrantes mexicanos marginados de Los Ángeles. Ella y la Sra de Louis
Osterberg se unieron para predicar en los campamentos de trabajo migratorios de las
granjas en Riverside y San Bernardino, California. Valdez también trabajó en el Hogar
Pisgah, del Dr. Finis Yoakum, una misión en un barrio bajo de Los Ángeles. Recordando
el ministerio laico de su madre, A. C. Valdez escribe: "La recuerdo (a Susie Valdez) como
si fuera hoy, en su duro pero gratificante trabajo espiritual y social con prostitutas y
alcohólicos de los peores barrios, hecho en el nombre del Señor en los Hogares Pisgah...
A medianoche, la policía recogía a los borrachos y los dejaba en el Hogar Pisgah, en vez
de llevarlos a la cárcel... Por las noches, cuando el Dr. Yoakum no la necesitaba, mi
madre visitaba los tugurios, tocando la guitarra y cantando cánticos sagrados en sus
calles mal iluminadas, para todo el que la quisiera escuchar. Sin temor alguno, porque
iba armada con el Señor, oía las tribulaciones de muchas personas solitarias y
deprimidas, y las solía llevar a los pies de Cristo. Alrededor de la medianoche, caminaba
largo tiempo hasta casa, y muchas veces llegaba hasta a las dos de la madrugada". 23
Aunque hubo mujeres mexicanas que ministraron de manera activa en la Calle Azusa,
no hay evidencias de que Valdez, López o ninguna otra de ellas haya sido ordenada
jamás. 24
Una de las principales razones de que los expertos hayan pasado por alto la
participación de los mexicanos en el avivamiento, y su contribución a él, es que éstos no
fueron líderes. Esto sólo es cierto si la idea del liderazgo se limita al comité de
ordenación y al personal pastoral oficial de la Misión de la Calle Azusa. En cambio, si se
amplía la idea de liderazgo para incluir a los líderes, tanto ordenados como laicos,
entonces sí hubo latinos que se condujeron como líderes. Fueron pastores, evangelistas,
misioneros nacionales, trabajadores sociales, y líderes laicos que oraban con las
personas en el altar durante los cultos de avivamiento.
Aunque Bartleman no explica por qué Seymour rehusaba dejar que testificaran los
mexicanos, compara su actitud con la de "asesinar al Espíritu de Dios". 28
Cualquiera que fuera la causa de que comenzara el conflicto, éste tuvo por consecuencia
la expulsión de hecho del contingente mexicano de la Misión de la Calle Azusa entre los
años 1909 y 1910. Este suceso fue el que dio nacimiento al movimiento pentecostal
latino. Entre 1909 y 1913, el autor calcula que unos doscientos mexicanos comenzaron a
asistir a la Misión del Aposento Alto, la Misión de la Calle Séptima, ya Misión Apostólica
Hispana, la Misión del Hogar Pisgah, y muchas otras misiones pentecostales más
pequeñas de Los Ángeles. Aunque muchos se unieron a congregaciones blancas y negras
de habla inglesa ya existentes, otros decidieron formar sus propias iglesias
independientes.29 Alrededor del año 1912, un mexicano llamado Jenaro Valenzuela
organizó la Misión Hispana de Fe Apostólica en Los Ángeles. Hubo personas que habían
participado en el avivamiento de la Calle Azusa, como George y Carrie Judd
Montgomery, que influyeron sobre futuros evangelistas precursores pentecostales, como
Valenzuela, Juan Lugo, y Francisco Olazábal, quienes extendieron el movimiento
pentecostal. Lugo propagó el fuego pentecostal en Puerto Rico en 1916 y en la ciudad de
Nueva York en 1931. Olazábal celebró grandes campañas evangelísticas de sanidad en
Los Ángeles, San Antonio, El Paso, Houston, Chicago, la ciudad de Nueva York, Ciudad
de México, y San Juan, Puerto Rico. En su labor precursora en los Estados Unidos y
Puerto Rico se les unieron A. C. Y Susie Villa Valdez, Abundio y Rosa López, Brígido
Pérez, Francisco Llorente, Juan Martínez Navarro, Luis López, Antonio Castañeda Nava,
Jenaro y Ramonita Carvajal Valenzuela, Rodolfo Orozco, Demetrio y Nellie Bazán,
Francisco Ortiz y su hijo Frank, Salomón y Dionisia Feliciano, Jeannie Mishler, Clarissa
Nuzum, H. C. Ball, Alice E. Luce, Frank y Aura Finkenbinder y muchos otros.
En 1915, Ball, Luce y Orozco organizaron la obra de las Asambleas de Dios entre los
latinos. En 1916, Llorente, Marcial de la Cruz, y Navarro organizaron la Asamblea
Apostólica de la Fe en Cristo Jesús, Inc., con el PAW. En 1923, Francisco Olazábal fundó
el Concilio Latinoamericano de Iglesias Cristianas. Estos precursores, junto con sus
convertidos y muchos otros, han ayudado a su vez a propagar el movimiento pentecostal
por toda la América Latina. 30
CONCLUSIÓN
Durante su época de apogeo (1906-1090), hubo latinos como Susie Villa Valdez, y
Abundio y Rosa López, que participaron en el avivamiento de la Calle Azusa, en Los
Ángeles. Participaron en la primera manifestación sobrenatural del Espíritu Santo, la
primera vez que hubo una sanidad divina, contribuyeron a imprimirle su sabor
internacional y multilingüe, fueron reconocidos como líderes, llevaron a cabo obra
evangelística y social, y participaron en un conflicto que según se informa, fue el que
acabó con la espontaneidad guiada por el Espíritu que había en las reuniones, y marcó
su decadencia. Los latinos ayudaron a alterar las cifras del avivamiento y a transformar
algo que al principio era una reunión de oración esencialmente birracial estadounidense
en idioma inglés, en el 212 de la Calle Bonnie Brae, en un avivamiento multiétnico,
multilingüe e internacional en el 312 de la Calle Azusa.
El espíritu del avivamiento de la Calle Azusa sigue vivo y operante hoy en la comunidad
latina. El movimiento pentecostal y carismático latino ha crecido desde el puñado de
latinos que lo componían en 1906 hasta más de ciento cincuenta millones de hombres,
mujeres y niños hispanos de toda la América Latina (ciento cuarenta y un millones, el
veintisiete por ciento) y los Estados Unidos (nueve millones, el veintiocho por ciento) en
2004. En los Estados Unidos hay ocho millones de latinos entre protestantes y otros
cristianos. El sesenta y dos por ciento de todos los protestantes latinos de los Estados
Unidos se identifican a sí mismos como pentecostales, carismáticos, llenos del Espíritu o
miembros de una denominación pentecostal. En total, nueve millones de latinos de los
Estados Unidos (el veintiocho por ciento de todos los cristianos latinos) son protestantes
pentecostales (3,8 millones) o católicos carismáticos (5,4 millones). Las Asambleas de
Dios son la denominación pentecostal que sirve al mayor número de latinos en los
Estados Unidos, con más de 2.092 congregaciones y misiones que sirven a latinos, y
770.000 afiliadas latinas. 31 Casi cien años después del inicio del avivamiento de la Calle
Azusa y su manifestación en el escenario de la historia mundial, millones de latinos que
viven por todos los Estados Unidos y en América Latina siguen proclamando que "el
Espíritu Santo está aquí, en la tierra, como en el día de Pentecostés". 32
2. Ibíd.
6. Mientras que la familia Valdez era católica romana, los López, Brígido
Pérez, Adolph Rosa y Luis López ya tenían raíces en el protestantismo antes
de asistir a la Misión de Fe Apostólica. Espinosa, "Borderland Religion", pp.
117-140.
8. Ibíd.
9. Ibíd.
11. Nickel sostiene que el pie deforme de este hombre mexicano había
quedado "totalmente corregido". Nickel, p. 13, citado por Espinosa en
"Borderland Religion", p. 138.
13. Mrs. Knapp. The Apostolic Faith (Los Ángeles), septiembre de 1906, p.
3; Valdez, Fire on Azusa Street , pp. 27, 34, y en especial, 39. López,
"Spanish Receive the Pentecost", The Apostolic Faith 1:2 (Los Ángeles),
octubre de 1906, p. 4.
14. "A Revival in Los Angeles", Pisgah (diciembre de 1910), p. 13; "The
Camp Meeting at Pisgah Gardens", Pisgah (diciembre de 1913), p. 7.
15. Jennie Moore, "Music from Heaven", The Apostolic Faith (Los Ángeles),
mayo de 1907, p. 3; Frank Bartleman, Azusa Street (Plainfield, N.J.: Bridge
Publishing Inc., 1980, publicado originalmente en 1925), p. 145.
18. "Preaching to the Spanish", The Apostolic Faith (Los Ángeles), noviembre
de 1906, p. 4.
20. Adolph Rosa, "A Portuguese Minister Receives His Pentecost", The
Apostolic Faith (Los Ángeles), octubre de 1906, p. 1; "Spreading the Full
Gospel", The Apostolic Faith (Los Ángeles), noviembre de 1906, p. 1.
28. William J. Seymour, "Receive Ye the Holy Spirit", The Apostolic Faith
(Los Ángeles), enero de 1907, p. 2. Para una explicación de las razones de
que estallara el conflicto, vea Espinosa, "Borderland Religion", pp. 128-131.
30. Los Angeles County City Directory (1912), p. 33.; p. 1552; William
McEuen, "A Survey of the Mexicans Living in Los Angeles" (tesis para la
Maestría en Artes, Universidad del Sur de California, 1914), p. 38; Clifton
Holland, The Religious Dimension of Hispanic Los Angeles (South Pasadena,
Calif.: William Carey Library, 1974), pp. 356, 357; Valdez y Scheer, Fire on
Azusa Street , pp. 41, 42; Nelson, "For Such a Time as This", p. 254;
Ernesto S. Cantú y José Ortega, editores, Historia de la Asamblea Apostólica
de la Fe en Cristo Jesús (Mentone, Calif.: Sal's Printing Press, 1966), p. 6;
Nellie Rangel, Historia de la Confederación Nacional de Sociedades Femeniles
"Dorcas", (Rancho Cucamonga, Calif.: Apostolic Assembly of the Faith in
Christ Jesus, 1986), pp. 23-26; Juan Lugo, Pentecostés en Puerto Rico o La
vida de un misionero (San Juan, Puerto Rico: Puerto Rico Gospel Publishing
House, 1951); David Ramos Torres, Historia de la Iglesia de Dios
Pentecostal, M. I. (Río Piedras, Puerto Rico: Editorial Pentecostal, 1992);
Espinosa, "Borderland Religion"; Gastón Espinosa, "El Azteca: Francisco
Olazábal and Latino Pentecostal Charisma, Power and Faith Healing in the
Borderlands", Journal of the American Academy of Religion 67:3 (septiembre
de 1999), pp. 597-616.
31. A menos que se indique algo diferente, todas las estadísticas han sido
redondeadas a los centenares de miles más cercanos para los números
superiores al millón, y a la decena de miles más cercana para los números
superiores a cien mil. Gastón Espinosa, Pneuma: The Journal of the Society
of Pentecostal Studies 26, n° 2 (2004): pp. 262-292; Gastón Espinosa,
"Changements Démographiques et Religieux Chez les Hispaniques des États-
Unis", Social Compass: International Journal of the Sociology of Religion, p.
51 (2004), pp. 303-320; Gastón Espinosa, Virgilio Elizondo y Jesse Miranda,
Hispanic Churches in American Public Life: Summary of Findings (Notre
Dame, Ind.: Institute for Latino Studies at the University of Notre Dame,
2003), p. 16; David Barrett, George Kurian y Todd M. Johnson, World
Christian Encyclopedia (Oxford University Press, 2001), p. 14. Datos
actuales de las Asambleas de Dios en el año 2005 (basados en el año 2004).
32. Quiero expresar mi agradecimiento a Glenn Gohr y Mel Robeck por sus
sugerencias sobre un borrador inicial de este ensayo.