Pasito A Paso - La Honestidad
Pasito A Paso - La Honestidad
Pasito A Paso - La Honestidad
El trampolín . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
El reloj de Emilia . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
La almohada de plumas . . . . . . . . . . . 11
Ejercita la memoria . . . . . . . . . . . . . . . . 14
Laberinto de la verdad . . . . . . . . . . . . . 15
La tortuga parlanchina . . . . . . . . . . . . . 16
Un mensaje que da vueltas . . . . . . . . 17
Piensa… . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
?
como un pájaro enjaulado. El engaño es como una coraza que destruye la confianza, mientras que la
verdad libera y nos une cada vez más estrechamente.
¿
¿Por qué a aquel muchachito le resultaba tan difícil decir la verdad?
¿A qué conclusión llegó?
¿Cómo se sintió al decir la verdad?
Intenta ponerte en el lugar de su papá. ¿Cómo te hubieras sentido si el muchachito te
hubiera confesado su error? ¿Cómo te hubieras sentido si hubiese intentado esconderlo y
te hubiese mentido para no meterse en líos?
¿Alguna vez rompiste algo y no quisiste contárselo a nadie? ¿Qué terminaste haciendo?
¿Qué sucedió?
¿Qué ventajas tiene ser honesto, aunque cueste?
6 La honestidad
El reloj de Emilia
El siguiente relato ocurrió allí por la década del cincuenta, cuando aún no
existían los relojes automáticos. Había que darles cuerda para que funcionaran, y
como no eran herméticos tampoco se los podía sumergir.
Nada complica más las cosas que tratar de encubrir un problema y hacer de
cuenta que ya pasó.
Emilia descubrió que el silencio y las mentiras pueden llegar a empeorar las
cosas.
Lo que pasa es que Emilia era incapaz de admitir que se había equivocado. Por
el contrario: se inventaba cualquier cuento con tal de encubrir sus errores. Y claro,
nunca le daba resultado. Su mamá siempre la descubría. Por muchas mentiras
que dijera Emilia, la verdad siempre salía a flote.
A pesar de que Emilia ya había inventado cantidad de cuentos y la habían
descubierto decenas de veces, seguía contando mentiras. Y eso que siempre se
ganaba una reprimenda. Un día, sin embargo, pasó algo que lo cambió todo.
Era el cumpleaños de Emilia, y su papá y su mamá le habían comprado algo
muy especial: ¡el relojito más lindo que se hubiera visto! Su alegría era tal que se
quedó sin palabras. Jamás hubiera podido imaginarse que le regalarían algo tan
precioso.
Emilia se puso el reloj en la muñeca y se pasó el día admirándolo. Pensar que
era un reloj de verdad, que daba la hora de verdad, y no un reloj de juguete como
los que había tenido hasta ese día.
Su mamá y su papá le pidieron que tuviera mucho cuidado con tan costoso
regalo. Debía darle cuerda despacito, y nunca pasarse de rosca. Debía quitárselo
antes de meter las manos en el agua, y por supuesto, antes de ducharse o
bañarse.
—Si cuidas bien tu reloj nuevo —le dijo su padre— te durará mucho, mucho
tiempo.
—¡Claro que lo voy a cuidar! —respondió Emilia—. ¡Por nada del mundo dejaré
que le pase algo! Es la cosa más hermosa que he tenido jamás.
Más o menos un mes después, por la noche, Emilia se dio un baño. Ya se
había enjuagado el pelo y se había lavado todita cuando de repente se dio cuenta
de que tenía puesto su tan preciado reloj. Emilia entró en pánico y salió de un salto
de la bañera. Se quitó el reloj a toda prisa y se lo acercó al oído. ¡Se había parado!
La honestidad 7
—¡Ayyyyyyyyy! —se lamentó—. ¡Mi reloj querido! ¡Lo arruiné, lo arruiné!
Enseguida se dio cuenta del dilema que se le presentaba: «¿Les cuento a papá
y mamá lo que sucedió? ¿O se enojarán conmigo?» De pronto tuvo miedo de
decirles la verdad. Aunque eran muy cariñosos y comprensivos, simplemente no
tenía el valor para contarles lo que había pasado.
¿Qué podía hacer? Si no se ponía el reloj, de todas maneras les parecería raro.
Si se lo ponía y se daban cuenta de que se había parado, le preguntarían qué
había pasado. Decidió inventar un cuento sobre lo que había pasado para que
nunca llegaran a enterarse de la verdad.
Pasaron los días, y Emilia seguía guardando su secreto. Pero una mañana,
durante el desayuno, su padre le preguntó la hora.
—No estoy segura —dijo—, y se sonrojó un poquito. Me temo que mi reloj se ha
parado.
—¿Parado? —preguntó el padre—. ¿Se te olvidó darle cuerda anoche?
—No, no. Claro que le di cuerda, pero… no sé, se ha parado.
—Déjame verlo —le respondió su padre.
Emilia se lo quitó y se lo dio.
—Qué raro, hay un poco de humedad debajo del cristal. ¿Qué la habrá
provocado?
—No lo sé, justo me preguntaba lo mismo —mintió Emilia—. A lo mejor se me
mojó anoche, cuando me agarró la lluvia. No sabía que la lluvia podía filtrarse así.
—Yo tampoco —comentó el papá—. Le echaré otro vistazo esta noche cuando
vuelva a casa.
Emilia sintió alivió cuando su padre se fue. Pero a los pocos minutos su madre
le pidió el reloj para mirarlo. Ella también advirtió que había humedad bajo el
cristal.
—Qué raro, —dijo—. Tiene unas gotitas de agua adentro. Emilia, ¿estás segura de
que tenías el reloj puesto bajo la lluvia?
—Sí, sí, mamá, claro que sí. Y llovía muy fuerte.
—Pero anoche no llovió —insistió la madre, que comenzaba a sospechar—.
Anoche no llovió para nada.
—Entonces debe haber sido anteanoche —replicó Emilia— sonrojándose todavía
más.
Su mamá la miró a los ojos y le preguntó:
—Emilia, ¿estás segura de que el agua de tu reloj es agua de lluvia?
—Sí, claro que sí… no, bueno… quiero decir… no, no estoy muy segura —
La honestidad 9
balbuceó Emilia—, que comenzaba a temblar por dentro.
—Dime la verdad, Emilia. ¿Te metiste en la bañera con el reloj puesto?
Emilia se dio cuenta de que ya no valía la pena seguir tratando de engañar a su
madre.
—Sí —admitió— se me olvidó quitármelo.
—Entonces, ¿por qué me dijiste que lo llevabas puesto bajo la lluvia?
—Porque me daba miedo que tú y papá se enojaran conmigo.
—¿Y cuándo fue que sucedió?
—La semana pasada, creo que fue el lunes por la noche.
—¿Hace tanto tiempo? Pero, ¡qué pena que no me lo dijiste enseguida!
—¿Por qué?
—Porque si me lo hubieras dicho enseguida, se lo habría llevado de inmediato
al relojero. Lo hubiera podido secar enseguida y no le habría pasado nada. Ahora
debe estar todo oxidado por dentro, y probablemente no tenga arreglo.
—¿No funcionará nunca más? —sollozaba la pobre Emilia—. ¡Te hubiera dicho la
verdad enseguida! ¿Por qué te mentí? Ahora he perdido mi reloj para siempre.
Ese día Emilia aprendió una gran lección, una lección que jamás olvidó. Pero
me alegra poder contarles que escarmentó. A partir de aquel momento, cada vez
que sentía la tentación de encubrir un error con una mentira, Emilia se acordaba
de lo que le había pasado a su precioso reloj. Entonces, optaba siempre por decir
la verdad de inmediato.
¿
¿Qué consecuencias tiene decir mentiras?
¿Cómo habrían sido las cosas si Emilia hubiera dicho la verdad?
¿Qué hubieras hecho tú en el lugar de Emilia?
Comenta algo que, de ser cierto, te costaría mucho admitir, y explica qué ventajas
tendría decir la verdad por difícil que fuera.
?
10 La honestidad
La almohada de plumas
Había una vez una mujer que estaba muy enfadada con su hermano. Tal
era su enojo, que dondequiera que fuera, sembraba calumnias y habladurías
sobre él. Se propuso volver a todo el pueblo en contra de su hermano, y lo
hizo propagando chismes y mentiras terribles. Pero cuanto más lo hacía, peor
se sentía. Hasta que por fin se puso tan infeliz que comenzó a lamentar todas
las mentiras que había dicho.
Arrepentida, la mujer se fue a ver a su hermano para pedirle que la
perdonara.
—He dicho cosas muy feas acerca de ti —le confesó—. Te ruego que me
perdones.
Su hermano tardó un buen rato en responderle. Se quedó allí parado,
pensando. Y por fin le dijo:
—Te perdonaré, pero primero quiero que hagas algo por mí.
—¿Qué quieres que haga? —le preguntó ella, un poco sorprendida.
—Acompáñame hasta allá —le pidió, señalando un edificio alto que se veía
desde la ventana—. Subiremos hasta el último piso y allí te explicaré lo que
quiero que hagas —explicó—. Pero antes debo ir a mi habitación a buscar algo.
Su hermano regresó cargando una gran almohada de plumas bajo el
brazo. A ella le costó disimular su sorpresa y la curiosidad que sentía. Estaba
tan aturdida que tuvo que morderse la lengua para no preguntarle para qué
era esa almohada y por qué estaban subiendo hasta la azotea del edificio.
En la azotea corría una suave brisa. Desde allí arriba se divisaba el
horizonte; el panorama llegaba hasta donde se abría el campo en las afueras
de la ciudad.
De repente, sin que mediara ninguna explicación, el hermano hizo un tajo
en la almohada y la sacudió, dejando volar todas las plumas desde la azotea.
Las suaves ráfagas recogieron las plumas y se las llevaron por todas
partes: hacia las otras azoteas, a las calles y las copas de los árboles; debajo
de los autos, a los tejados y a los patios donde jugaban los niños. ¡Las
desparramaron por todas partes! Había plumas hasta en la autopista y el
zoológico.
Desde la azotea, los hermanos se quedaron mirando cómo revoloteaban y
se alejaban las plumas. Por fin, el hermano se volvió hacia ella y le dijo:
La honestidad 11
—Lo que quiero que hagas es que recojas todas esas plumas y me las
traigas.
—¿Que yo recoja todas esas plumas? —balbuceó ella—. ¡Pero eso es
imposible!
—Sí, ya lo sé —le contestó él con tono apagado—. Esas plumas son como las
mentiras que has diseminado sobre mi persona. Eso que has desencadenado
ya no lo puedes parar, por mucho que lo lamentes. A lo mejor podrás
explicarle a algunas personas que lo que dijiste de mí era mentira, pero los
vientos del chisme han esparcido tus mentiras a todas partes. Podrás apagar
una cerilla, pero jamás lograrás extinguir el enorme incendio que un solo
fósforo es capaz de encender.
?
¿
¿Alguna vez dijiste una mentira sobre alguien que luego pasó de boca en boca hasta
que no pudiste pararla? Explica cómo es posible que suceda algo así.
Aunque su hermano la perdonó, ¿pudo ella deshacer el daño que le había hecho, y
curar la herida que le había provocado?
¿Alguna vez alguien dijo una mentira acerca de ti? ¿Cómo te sentiste?
En lugar de ponerse a decir mentiras y circular rumores, ¿qué pudo haber hecho la
hermana cuando se enfadó con su hermano?
Piensa en todos los problemas que son capaces de generar la deshonestidad y los
chismes sobre los demás.
12 La honestidad
Ejercita la memoria
Te perdono Jaime,
gracias por decirme la verdad.
14 La honestidad
¡Saca el lápiz!
Laberinto de la verdad
Sigue las líneas para descubrir cuál de los niños ha escogido el camino de la verdad.
L
A
V
E
R
D
A
D
Mensaje oculto
Colorea todas las casillas que tienen estrellas y descubrirás el mensaje oculto.
La honestidad 15
¡A desenredar las palabras!
La tortuga parlanchina
Busca en la caparazón de la tortuga las palabras que tienen que ver con la honestidad.
Las letras que están en negrita, debes copiarlas en los espacios en blanco para descubrir
lo que nos quiere decir Doña Tortuga.
¡Di la
_ _ _ _ _ _! I N CE
S R
I
U D I N
D
T T
R N OR E A
I O D
H G
V
D A D I R F
A R
Z E A
UQ N
VERDAD MENTIRA
La honestidad 17
18 La honestidad
Piensa…
La honestidad limpia el corazón y te convierte en una persona a quien la gente ama y
en quien confía. Si tuvieras un amigo o una amiga que siempre te miente acerca de todo,
¿confiarías en él o en ella? No lo creo.
¿Y qué pasaría si fueras tú la persona que siempre miente? ¿Crees que tu padre y tu
madre podrían confiarte responsabilidades importantes? Me parece que no.
A veces es difícil decir la verdad, pero es lo mejor que puedes hacer. Tienes que confiar
en que los demás te comprenderán. Si haces algo malo y luego mientes para que nadie
se entere, empiezas a sentirte muy mal por dentro, ¿no es así? Empiezas a ponerte triste,
y se te hace difícil hablar con la persona a la que le has dicho una mentira o sonreírle.
Por eso, di siempre la verdad, y así tu corazón siempre estará limpio y libre de mentiras y
encubrimientos.
Cada vez que te veas tentado a obrar mal o mentir, procura hacer lo que sabes que
tienes que hacer, aunque suponga un gran esfuerzo de tu parte. Tú quieres ser feliz,
¿verdad? Seguramente querrás también que tus amigos y la gente que aprecias confíen en
ti y se sientan contentos de ser amigos tuyos, ¿no es así? Pues entonces, ocúpate de que tu
corazón esté limpio y trata de decir siempre la verdad.
La honestidad 19
Curso para la formación de valores y el
desarrollo de la inteligencia emocional y social
de los niños, en 20 módulos.