H. A. Moderno Semana I
H. A. Moderno Semana I
H. A. Moderno Semana I
EJERCICIO: SEMANA 1
PRODUCCIÓN DE ENSAYO
el desarrollo de un gusto por lo pintoresco y por lo sublime (como el gusto por las
ruinas, las pinturas de Giovanni Paolo Panini y de Hubert Robert, o los grabados de
Giovanni Battista Piranesi adquiridos por los franceses o de los que informaban los
viajeros).
la práctica del viaje a Italia de los arquitectos, al contacto con las ruinas antiguas y con
los edificios de la arquitectura renacentista de Palladio, Rafael o Vignola.
Los primeros edificios neoclásicos fueron construidos en tiempos de Luis XV por Ange-
Jacques Gabriel y Jacques-Germain Soufflot, bajo el impulso del marqués de Marigny,
director general de los Edificios del Rey (Bâtiments du roi), desde 1751 a 1773. Sus
principales realizaciones fueron la Escuela Militar (1751-1756), el palacio de
Compiègne, reconstruido a partir de 1751, la plaza Luis XV (1755-1775), el Petit
Trianon (1762-1768), el proyecto de reconstrucción del château de Versalles entre
1772 y 1775, el Hôtel-Dieu de Lyon (1741-1764) y la iglesia de Santa Genoveva de París
(1764-1790).
Iglesia de San Sulpicio (1646-1870), París
Surgió en reacción al estilo barroco que predominó en la década de 1720 y que era
sensual, superficial y basado en las pasiones.
Alcanzó gran difusión con el fenómeno del Grand Tour que consistió en un viaje
estudiantil por sitios arqueológicos de Europa para jóvenes de la aristocracia.
Consistió en un arte objetivo y realista que, a través del uso de la razón, podía
comprender el progreso de la sociedad a lo largo de la historia.
Exigió una rigurosa formación intelectual por parte de los artistas neoclásicos
Fuente: https://humanidades.com/arte-neoclasico/#ixzz81tiIhk5Y
Por último, la llamada “doble revolución”, es decir, la revolución industrial que estaba
modificando los modos de producción y organización social, y la revolución francesa,
que proclamaba igualdad, libertad y fraternidad.
Hacia finales del siglo XVII y la primera mitad del siglo XVIII, en Europa dominaba el
arte barroco. En Francia, particularmente, dominaba el rococó en la corte. Inspirados
por los valores de la Ilustración, surgieron detractores de tales estilos, pues los
consideraban excesivos, confusos y recargados. Además, los relacionaban al fanatismo
religioso y a la corrupción aristocrática.