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CAPÍTULO 4

CRONOLOGÍA DE ENOS
1997-1998
Con el fin de establecer una visión objetiva de la evolu-
ción del fenómeno ENOS 1997-98, se consultaron y adapta-
ron partes de la publicación denominada Boletín Climático,
contribución de la Sección de Meteorología del Departamen-
to de Geofísica de la Universidad de Chile, de diciembre de
1996 (año 2, número 12) a junio de 1998 (año 4, número
6). Posteriormente se hizo una revisión en orden cronológico
de los episodios informados en la página "Reliefweb"1 de la

El gráfico adjunto muestra las anomalías provocadas en el Pacífico por El Niño


1997-98, en comparación con el evento de 1982-83.
1 http://wwwnotes.reliefweb.int

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FENÓMENO EL NIÑO

Internet. Para facilitar la vinculación entre los aspectos climáticos y sus impactos, se
procedió a resaltar estos últimos en letra cursiva. Los datos que no se encuentran
en el Boletín Climático llevan una referencia específica.
Las primeras predicciones de ENOS 1997-98 aparecieron en el
número de diciembre de 1996 del Experimental Long-Lead
Forecast Bulletin (NWS/NMC/CAC): en su mayoría anunciaban
que durante 1997 se produciría una transición hacia un Niño cáli-
do de intensidad débil a moderada. Sin embargo, no había
demasiada coherencia entre ellas respecto al momento en que se
produciría la transición y eso hizo particularmente difícil pronosti-
car qué anomalías climáticas serían las dominantes durante los
meses siguientes.
Tal como lo adelantaron algunos modelos de pronóstico, en
febrero de 1997 se registró lo que parecía ser un rápido proceso
de normalización de las anomalías de la temperatura superficial
del mar (TSM) en el Pacífico ecuatorial (que venían siendo
negativas).
Hacia el mes de mayo, las anomalías observadas en la intensidad
de los vientos alisios (anormalmente débiles) hicieron suponer la
persistencia y posible intensificación de las anomalías positivas de
la TSM.
En junio, las diversas variables atmosféricas y oceánicas indicaban
conjunta y coherentemente el inicio de un nuevo fenómeno El
Niño. En tal sentido, la transición a un episodio cálido estaba ocu-
rriendo de modo mucho más abrupto y temprano que lo previsto
en la mayoría de los pronósticos. Para entonces no era posible
aún precisar las características específicas que revestiría el fenóme-
no, a pesar de que la magnitud de las anomalías atmosféricas y
oceánicas registradas indicaban que su intensidad sería considerable.

Desde fines de mayo hasta el 22 de junio una serie de sistemas


frontales afectó a Chile dejando a 87.000 damnificados, de los cua-
les 10.000 debieron ser albergados. Importantes daños se concen-
traron en las regiones III a X afectando los sectores de vivienda,
infraestructura educativa, salud, red vial y pesca. Las precipitaciones

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CAPÍTULO 4

acumuladas hasta junio superaron significativamente el valor medio


climatológico2.
En julio de 1997 la mayoría de los modelos indicaban que segui-
rían presentándose las condiciones típicas de ENOS durante los
meses siguientes y que la tasa de incremento de las anomalías en
el Pacífico superaba la observada en fenómenos ENOS anteriores,
incluyendo el de 1982-1983.
En este mismo mes el pronóstico oficial del Climate Prediction
Center (NCEP-NOAA [National Oceanic and Atmospheric
Administration], USA), difundido el 14-VIII-1997, señalaba que las
anomalías positivas de la temperatura superficial del mar persisti-
rán hasta los primeros meses de 1998.
En agosto de 1997 se intensificaron los cambios ya descriptos
creando condiciones favorables para que hubiera precipitaciones
intensas en el centro de Chile.
Diversos modelos de pronóstico (según resultados publicados en
el Experimental Long-Lead Forecast Bulletin del NCEP-NOAA) indi-
caron en octubre que El Niño alcanzaría su máximo desarrollo en
los meses finales de 1997 o a comienzos de 1998. Respecto a la
tasa de declinación posterior, los modelos diferían significativa-
mente, de modo que no era posible predecir con certeza cuál
sería el estado del sistema durante el próximo invierno austral
(mediados de 1998).

(En efecto, sabemos ahora que en el invierno austral de 1998 hubo


impactos del Niño en varios países.)
México: El 9 de octubre de 1997 los estados de Oaxaca y Guerrero
fueron afectados por el huracán Pauline3, con una intensidad de
grado 4 y velocidades que por momentos superaron los 500
km/hora. Se informó 4 de 15 muertos, 22 desaparecidos y 41.100

2 República de Chile, Ministerio del Interior, Oficina Nacional de Emergencias, Informe consolidado: temporales junio
1997, 30 de julio de 1997.
3 Organización Panamericana de la Salud, Informe de situación huracán Pauline, México, “Reliefweb”, 13 de octubre
de 1997.
4 UN Department of Humanitarian Affairs (DHA), México: Hurricane Pauline, Situation Report No. 1, DHAGVA -
97/0531, 12 de octubre de 1997.

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FENÓMENO EL NIÑO

personas afectadas en el estado de Oaxaca. En algunas zonas que-


daron interrumpidos el suministro de electricidad y de agua potable
y las redes de comunicaciones. Doce puentes resultaron dañados.
Al desbordarse el río Los Perros causó inundaciones en 50 munici-
pios. En el estado de Guerrero hubo 123 muertos y 3 desapareci-
dos.
Colombia: El déficit pluviométrico en este país, asociado al fenóme-
no ENOS 97-98, tuvo un significativo impacto en la actividad agro-
pecuaria, con efectos negativos sobre muchos cultivos y sobre la
producción ganadera y la industria lechera. Particularmente severo
ha sido el impacto sobre la producción de café. Las autoridades
estudiaron y dispusieron diversas medidas de mitigación de los
impactos negativos sobre el sector agropecuario: disposiciones tribu-
tarias y financieras, tarifas preferenciales de energía, planes de
empleo en zonas de alto riesgo y aplicación del seguro agrícola. Por
otra parte, el fuerte déficit pluviométrico impuesto por El Niño causó
una drástica disminución de los caudales, al punto de que el río
Magdalena dejó de ser navegable en algunos tramos, y la seque-
dad ambiental favoreció la propagación de grandes incendios fores-
tales.
Sur del Brasil: Estudios recientes han documentado la existencia de
una significativa relación entre la Oscilación del Sur y la variabilidad
interanual de las lluvias en los estados del sur del Brasil (Grimm,
1997). Según ese trabajo, durante ENOS suelen registrarse precipita-
ciones más abundantes que lo corriente en la primavera austral. Por
otra parte, en el Estado de Rio Grande do Sul y en el norte de la
República Oriental del Uruguay las lluvias en el bimestre octubre-
noviembre son las más predecibles estacionalmente (Montecinos et
al., 1997) si se utiliza como elemento de pronóstico la TSM en el
Pacífico tropical. Sobre la base de este último estudio, y con una
probabilidad del 60%, se preveía que la precipitación acumulada en
el bimestre octubre-noviembre de 1998 correspondiese al tercer ter-
cil de la distribución probabilística (es decir que fuese superior a lo
normal), expectativa coherente con la situación esperada en
Uruguay.

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CAPÍTULO 4

En noviembre de 1997 se mantenían las condiciones necesarias


para que las anomalías atmosféricas y oceánicas siguieran intensi-
ficándose. El análisis de los episodios ENOS desde 1950 muestra
que en la mayoría de los casos la anomalía máxima de la TSM en
la Región Niño 3 se alcanzó en los meses de diciembre o enero.
Los modelos de pronóstico de la TSM en el Pacífico desarrollados
por el NCEP preveían que El Niño 1997-98 seguiría intensificán-
dose hasta marzo-abril de 1998.
En esos meses se informaba de lluvias anómalas sobre la costa del
Ecuador y del norte del Perú. El Comité Nacional ERFEN del
Ecuador informó en su Boletín No. 17 que la precipitación acumula-
da hasta entonces en la costa del Ecuador excedía significativamen-
te la media climatológica. Como ejemplos de este comportamiento
anómalo, en las estaciones de Esmeraldas, Guayaquil y Puerto
Bolívar se habían registrado totales acumulados de 47,7 mm, 190,5
mm y 125,0 mm, respectivamente, cuando los valores medios cli-
matológicos eran de solo 16,0 mm, 2,9 mm y 8,1 mm, respectiva-
mente. Esto se relaciona con la gran magnitud alcanzada por las
anomalías de la TSM frente a la costa sudamericana del Pacífico y
con el desplazamiento hacia el sur de la banda de convergencia
intertropical.
En Ecuador se informó de deslizamientos en el piedemonte y en la
región interandina ocasionados por las fuertes lluvias, la saturación
de los suelos y la desforestación. También se registraron grandes
marejadas que devastaron las comunidades costeras. Las zonas más
afectadas fueron las provincias de Bolívar, Cotopaxi, El Oro,
Esmeraldas, Guayas, Los Ríos y Manabi. Se informó un total de 23
muertos en octubre de 1997, y en noviembre de 1997 aproximada-
mente 7.000 familias (cerca de 35.000 personas) resultaron afecta-
das, de las cuales 1.200 (es decir, unas 6.000 personas) perdieron
sus hogares o requieren asistencia especial. Cerca de 5.500 perso-
nas fueron evacuadas a alojamientos temporarios en Guayas, El Oro
y Esmeraldas5.

5 DHA, Ecuador: El Niño Floods, Situation Report No. 2, 25 de noviembre de 1997.

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FENÓMENO EL NIÑO

El 18 de noviembre se creó en Ginebra un grupo interorganizacio-


nes de las Naciones Unidas para afrontar las consecuencias de
ENOS.

En diciembre de 1997 los resultados del análisis de la evolución


de las variables oceánicas y atmosféricas en el Pacífico ecuatorial
indicaban que El Niño estaba llegando a su fase de máximo desa-
rrollo, con una magnitud comparable a la registrada durante El
Niño 1982-83.

La FAO informa:6 “La producción agrícola en América Latina es espe-


cialmente vulnerable a los efectos del Niño. Las primeras manifesta-
ciones del fenómeno en 1997 han afectado a los cultivos de
cereales y frijoles de la primera campaña en casi todos los países de
América Central y del Caribe. Las pérdidas en las cosechas de 1997
de la subregión se estiman entre un 15 y un 20% aproximadamen-
te, como promedio, en comparación con el año anterior, pero en
varios países han sido considerablemente más altas. Las cosechas de
la segunda campaña, que se están recogiendo actualmente, se han
visto afectadas primero por las excesivas lluvias caídas en septiembre,
típicas de la estación de los huracanes, y desde entonces por el
tiempo excepcionalmente seco asociado con El Niño. Las perspecti-
vas de recuperación de las pérdidas sufridas con anterioridad son
casi nulas en la mayor parte de los países. Además, la plantación de
los cultivos de cereales de la primera campaña de 1998, que se ini-
ciará en marzo, correría un grave riesgo si la sequía se prolongara
hasta marzo/abril. Además de las pérdidas de las cosechas de maíz
de la primera campaña de 1997-98 causadas por los efectos inicia-
les del Niño, se han registrado también daños considerables en las
cosechas de arroz y frijoles. Durante el período vegetativo el tiempo
ha sido predominantemente seco para las cosechas de la segunda
campaña de 1997-98, y se prevé que en los meses venideros el
clima será más seco de lo habitual, en particular en los países de
América Central, lo cual podría representar un grave peligro para la

6 Food and Agriculture Organization (FAO), “Efectos del Niño sobre la producción agrícola en América Latina”, 25 de
noviembre de 1997.

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CAPÍTULO 4

plantación de los cultivos de cereales de la primera campaña de


1998.
”En América del Sur se ha iniciado la plantación de los cultivos de la
campaña principal de 1998 en los países andinos. Se había recogi-
do ya la mayor parte de las cosechas de cereales de 1997 cuando
se dejaron sentir los primeros efectos del Niño. Sin embargo, en las
zonas del sur de la subregión la superficie plantada de trigo en
1997 se redujo considerablemente en los principales países produc-
tores a causa de las lluvias excesivas. Se está procediendo actual-
mente a la recolección, al tiempo que se ha iniciado la siembra de
los cultivos de maíz de 1998. En el conjunto de la subregión predo-
minan las precipitaciones y temperaturas anómalas, que constituyen
una amenaza para los cultivos. La evolución del fenómeno El Niño,
cuyo impacto más fuerte está previsto para los próximos meses,
determinará en gran medida los resultados.”

Durante la segunda mitad de diciembre de 1997 y los primeros


días de enero de 1998 se anunció que, dada la gran magnitud
del meteoro, aunque más adelante comenzara a declinar, se
esperaba que su impacto sobre el clima de distintas partes del
mundo seguiría siendo muy fuerte en los meses siguientes.

En Brasil se ha informado de inundaciones y fuertes vientos causa-


dos por El Niño, que han afectado el Estado de Rio Grande do Sul
desde fines de noviembre. Cuatro personas murieron y aproximada-
mente 12.700 perdieron sus viviendas, siendo Itaquí la municipali-
dad más afectada.7
En Perú se informó de intensas lluvias durante diciembre, que cau-
saron inundaciones y deslizamientos en los departamentos de
Tumbes y Pasco afectando aproximadamente a 4.786 personas. Se
publicaron los primeros totales nacionales mencionando a 9 víctimas
fatales, 9.279 personas damnificadas, cerca de 1.390 casas averia-
das y 160 destruidas, además de la pérdida total de 2.763 hectáreas

7 DHAGVA - 97/0865, Brazil: El Niño Preparedness Measures, Situation Report No. 2, 4 de diciembre de 1997.

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FENÓMENO EL NIÑO

de cultivos de banano y de arroz. Asimismo resultaron destruidos 24


kilómetros de caminos y 8 puentes.8
En Paraguay, lluvias intensas hicieron desbordar el río homónimo
causando inundaciones en la zona urbana de Asunción, así como
en Alberdi, San Pedro, Presidente Hayes, Alto Paraguay, y en
Concepción, situada al norte. El Comité Nacional de Emergencia
informó que cerca de 13.000 familias (unas 60.000 personas) resul-
taron afectadas por las inundaciones, de las cuales 7.900 (35.000
personas) fueron evacuadas y 1.500 (6.700 personas) permanecían
aisladas por las aguas 9.

En enero de 1998 se mantenía la declinación del Niño, pero no


se podía aún predecir con certeza si a mediados o a fines de
1998 se desarrollaría un episodio de La Niña.

En Paraguay persistieron las lluvias y a fines de diciembre de 1997


se agravaron las inundaciones en la provincia de Asunción, la
región de Alberdi y la provincia de Neembucú, en el sur del país,
cuya capital, Pilar, quedó rodeada por los ríos Paraguay y
Neembucú, cuyas aguas crecieron 8 metros sobre los niveles
usuales.10
La Universidad de Piura, en el norte del Perú, informó que durante
ese tiempo las condiciones atmosféricas y oceánicas en el norte del
país habían sido excepcionales: en la estación de Miraflores (Piura)
se registraron 777,3 mm, en tanto que durante ENOS 1982-83 en
las mismas fechas se habían registrado 324,5 mm. Al respecto, el
NCEP-USA indicó que durante enero de 1998 se habían registrado
en Piura máximos pluviométricos.
Sobre Pasco, en la parte central del Perú, cayeron lluvias intensas a
principios de enero de 1998, demostrando que ENOS 97-98 tendría
un comportamiento distinto del de 1982-83.

8 UN Department of Humanitarian Affairs (DHA) DHAGVA -97/0877, Peru: El Niño Floods, Situation Report No. 2,
“ReliefWeb”, 23 de diciembre de 1997.
9 UN Department of Humanitarian Affairs (DHA) DHAGVA -97/0877, Paraguay: El Niño Floods, Situation Report No.
1, “ReliefWeb”, 30 de diciembre de 1997.
10UN Department of Humanitarian Affairs (DHA) DHAGVA -97/0877, Paraguay: El Niño Floods, Situation Report No.
2, “ReliefWeb”, 30 de diciembre de 1997.

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CAPÍTULO 4

Los últimos días de enero y el comienzo de febrero resultaron críti-


cos también para Ica, al sur de Lima. Huaycos (aluviones) que se
produjeron a través del río Ica causaron serios daños. No hay regis-
tros de episodios similares en anteriores meteoros ENOS.

Ya en febrero de 1998 se advirtió una disminución de las anoma-


lías positivas de la temperatura superficial del Pacífico ecuatorial,
iniciada en diciembre de 1997 y en correspondencia con lo pre-
visto en la mayoría de los modelos de pronóstico.

Las lluvias de enero de 1998 en Piura (Perú) fueron excepcionales.


En el litoral del norte peruano la frecuencia de las lluvias en febrero
y la primera mitad de marzo fue en aumento, pero con intensidad
moderada, aunque ocasionalmente se registraron lluvias fuertes. En
Piura llovieron 412,2 mm en febrero. En zonas al este de la ciudad,
la lluvia ha superado los 1.000 mm en ese período. Eso originó
aumentos excepcionales en el caudal del río Piura (que solo trae
agua en ocasiones del Niño), superiores a los registrados durante El
Niño de 1982-1983. Específicamente, el caudal máximo observado
fue de 4.424 m 3/s el 12 de marzo. En 1983 el máximo había sido
de 2.300 m 3/segundo. Las avenidas producidas han causado serias
dificultades por la destrucción de obras viales (caminos y puentes) y
la inundación de zonas habitadas, peores que las vividas en 1983.
A principios de febrero ENOS hizo estragos en Bolivia, al norte de La
Paz: las lluvias torrenciales en un breve lapso originaron una riada o
aluvión en una zona de explotación minera causando por lo menos
65 muertos y 125 heridos.11 Simultáneamente, en la región de los
altos valles y parte del altiplano más de 300.000 personas fueron
damnificadas por la sequía y siguen estándolo en su mayoría. Esto
incide, obviamente, en primer lugar en la disminución del agua
para consumo, seguida por la falta de agua para los animales y los
cultivos, situación que impulsa en muchos casos la migración a las
ciudades.

11Sarmiento, J.P. “Impacto de ENSO en Bolivia - Análisis del evento”, USAID/OFDA, febrero de 1998.

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FENÓMENO EL NIÑO

En marzo de 1998 diversos indicadores mostraron que El Niño


estaba declinando en intensidad en forma parecida a la del
meteoro de 1982-83. Los modelos de pronóstico indicaban que
ese proceso continuaría en los meses siguientes, aunque no coin-
cidían en la tasa de declinación, con lo cual subsistía la incerti-
dumbre sobre las condiciones que iban a predominar durante el
próximo invierno austral.

En Perú, en marzo se estimaban 600 kilómetros de vías perdidas,


más de 4 kilómetros de puentes destruidos, con muchas zonas del
país aisladas. Los departamentos más afectados son Tumbes, Piura,
Lambayeque, La Libertad, Cajamarca, Cusco y Lima. Al mismo tiem-
po se produjo uno de los cambios geográficos más interesantes rela-
cionados con ENOS: la creación de un nuevo lago, el segundo en
extensión después del Titicaca, en medio del desierto de Sechura
(1.100 kilómetros al norte de Lima).12 Se estimó que el nuevo lago
perduraría cerca de un año.
Paradójicamente, también en marzo se iniciaba un incendio devas-
tador en el estado brasileño de Roraima, que exigió una gran movi-
lización nacional e internacional 13; simultáneamente, en Guyana se
identificó a un grupo de 15.000 indígenas que enfrentaban una crí-
tica situación de falta de alimentos, originada en una marcada dis-
minución de las lluvias atribuida al Niño.14
En abril, el nordeste de Argentina fue azotado por fuertes tormentas
e intensas lluvias, que castigaron especialmente las provincias de
Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Misiones, Chaco y Formosa causan-
do serios daños a la agricultura y las comunicaciones terrestres y
obligando a evacuar a miles de personas. Hubo cinco muertos y se
calcula que 32.800 personas fueron evacuadas. En la Provincia del
Chaco, cerca de 100.000 personas quedaron aisladas por las aguas.

12Department of Humanitarian Affairs (DHA), OCHA/GVA - 98, Perú: El Niño Floods, OCHA Situation Report No. 7,
“ReliefWeb”, 6 de marzo de 1998.
13 UN Office for the Coordination of Humanitarian Affairs (OCHA), OCHA/GVA - 98/0176, Brazil: El Niño Forest Fires,
OCHA Situation Report No. 1, “ReliefWeb”, 27 de marzo de 1998.
14UNDP, Drought in Guyana draws inter national response, “ReliefWeb”, 30 de marzo de 1998.

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CAPÍTULO 4

En total se estimó en unas 290.000 la cantidad de personas damni-


ficadas por las inundaciones. 15
También en abril, Uruguay anunció graves inundaciones en diferen-
tes partes del país, comparables solo con las ocurridas en 1959. Se
atribuyeron a las constantes crecidas de los ríos Paraguay, Paraná y
Uruguay. Se calcula que hubo 8.000 damnificados en las ciudades
de Artigas, Bella Unión, Salto, Paysandú, Rivera, Mercedes, Villa
Soriano, Durazno, Treinta y Tres, Vergara y Melo. Solo en la región
del Río Olimar y Cebollati, 1.300 personas tuvieron que ser evacua-
das, y se perdió casi el 10% de la producción de arroz, sin contar los
daños informados en viviendas, vías y puentes.16

El modelo dinámico del NCEP-NOAA suponía que, por el lento


decaimiento del fenómeno, en los meses siguientes iban a persis-
tir las anomalías positivas de la TSM en el Pacífico ecuatorial, aun-
que de magnitud relativamente pequeña.
Para mayo de 1998 distintos modelos de pronósticos preveían
una evolución en el sentido de un meteoro La Niña que se desa-
rrollaría en el segundo semestre de ese año.

La República de Paraguay siguió recibiendo en mayo lluvias torren-


ciales y sufriendo la creciente del río Paraná, que inundó el sur del
país. En la provincia de Neembucú las aguas afectaron a más de
15.000 personas. En las regiones de Presidente Hayes, Boquerón y
Alto Paraguay hubo más de 30.000 personas afectadas por las inun-
daciones. En Asunción, unas 20.000 personas fueron evacuadas a
84 campamentos. Se calcula que en todo Paraguay había 75.000
personas distribuidas en 84 alojamientos temporarios. Hubo pérdi-
das en la producción lechera y en los cultivos de maní, algodón y
sorgo.17
Entre tanto, en América Central, Costa Rica, que había padecido

15UN Office for the Coordination of Humanitarian Affairs (OCHA), OCHA/GVA - 98/0198, Argentina: El Niño Floods,
OCHA Situation Report No. 1, “ReliefWeb”, 22 de abril de 1998.
16UN Office for the Coordination of Humanitarian Affairs (OCHA), Uruguay: El Niño Floods, OCHA Situation Report
No. 1, OCHAGVA - 98/0192, 30 de abril de 1998.
17UN Office for the Coordination of Humanitarian Affairs (OCHA), Paraguay: El Niño Floods, OCHA Situation Report
No. 4, OCHAGVA - 98/0198, 7 de mayo de 1998.

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FENÓMENO EL NIÑO

una disminución de la precipitación durante la temporada de lluvias


(mayo a noviembre de 1997), sufría luego una temporada especial-
mente seca (diciembre de 1997 a abril de 1998), con altas tempera-
turas. Todo ello afectó negativamente el suministro de agua potable,
la agricultura, la ganadería, la pesca, la generación y suministro de
electricidad, e incluso el turismo.18

La abrupta transición a la fase de La Niña en mayo de 1998


muestra el grado de acierto de los modelos que previeron tal evo-
lución basándose en observaciones realizadas a principios de ese
año.

Desde enero de 1998 se informó de incendios forestales en México,


Guatemala, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Costa Rica. En junio
cobraron tal magnitud que se movilizó la comunidad internacional,
pero solo en julio pudieron dominarse. Las estimaciones de la canti-
dad de hectáreas quemadas en esos países alcanzan a 2.927.92719,
equivalentes al 60% de todo el territorio costarricense.
También el Estado norteamericano de la Florida sufrió los estragos
de incendios forestales en junio. Los cálculos iniciales hablan de
unas 200.000 hectáreas incendiadas.

A comienzos de julio de 1998 los modelos estadísticos y dinámi-


cos pronosticaban un aumento de las anomalías negativas de la
TSM durante el resto del año (Experimental Long-Lead Forecast
Bulletin). Esto, sumado a la evidencia de los cambios observados
en los dos meses anteriores, tendía a confirmar que a partir de la
segunda mitad de 1998 se presentarían anomalías climáticas típi-
cas de un fenómeno La Niña. Aunque este último tipo de meteo-
ro ha sido menos estudiado, se mencionan intensas lluvias en
México, América Central y el norte de América del Sur, con un
incremento de la cantidad e intensidad de huracanes en la región
del Caribe.

18UN Office for the Coordination of Humanitarian Affairs (OCHA), Costa Rica: El Niño Drought, OCHA Situation
Report No. 1, OCHAGVA - 98/0201, 20 de mayo de 1998.
19US Agency for International Development (USAID) OFDA Situation Report 1-20:Mexico & Central America - Fires,
1998.

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CAPÍTULO 4

Este despliegue en paralelo de las interpretaciones y predicciones científicas


sobre ENOS 1997-98 y la realidad observada en todo el continente americano
permite vislumbrar las dificultades existentes en la aplicación de los pronósticos
climáticos.
Para tener una referencia del comportamiento observado en las anomalías de
la TSM durante ENOS 1982-83 (noviembre de 1981 a junio de 1983) y 1997-98
(noviembre de 1996 a junio de 1998) en la Región Niño 3.4, se preparó el
siguiente gráfico con las series de datos suministradas por NOAA/OGP.

Anomalías TSM. ENOS 82/83 y ENOS 97/98.

Durante ENOS 1997-98 se presentaron otros fenómenos no relacionados con


los cambios climáticos, que causaron severos impactos en el continente america-
no; entre ellos cabe resaltar los siguientes:
• El 14 de octubre de 1997 se produjo un sismo de intensidad 6 en la escala
de Richter en la región norteña de Coquimbo, Chile, que dejó un saldo de
ocho muertos, 55 heridos y severos daños en vivienda e infraestructura.20
• El 22 de mayo de 1998, a las 0:39, se registró un sismo de intensidad 6,8
en la escala de Richter, que se sintió en el 70 por ciento del territorio bolivia-
no. Horas después se confirmó la muerte de 71 personas en las localidades

20Organización Panamericana de la Salud (OPS), Terremoto de Chile, Informe de Situación No. 1, “ReliefWeb”, 14 de
octubre de 1997.

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FENÓMENO EL NIÑO

de Totora y Aiquile, a unos 400 kilómetros al sudeste de La Paz. También se


informó de unos 50 heridos y más de 16.800 damnificados. En Aiquile el
80% de las viviendas quedaron destruidas y en Totora el 40%21. Estas dos
poblaciones del departamento de Cochabamba, junto con Oruro y el norte
de Potosí, vienen sufriendo desde hace décadas una sequía acentuada por
ENOS 1997-98.
• El 4 de agosto de 1998 un sismo de 7,1 grados en la escala de Richter sacu-
dió la costa ecuatoriana en la provincia de Manabi, al norte de Bahía
Caráquez, causando 3 muertes y 40 lesionados; cerca de 1000 personas per-
dieron sus viviendas. Esta misma zona había sido severamente castigada
meses antes por las intensas lluvias del Niño. Una de las instalaciones que
más daños sufrió fue el Hospital de Bahía Caráquez, cuyos pacientes debie-
ron ser evacuados a Portoviejo, la capital de la provincia.22

Efectos del terremoto de Totora y Aiquile (Bolivia) en mayo de 1998.

21UN OCHA, Bolivia Earthquake, OCHA Situation Repor t No. 3, OCHAGVA -98/0209, 26 de mayo de 1998.
22UN OCHA, Ecuador Earthquake, OCHA Situation Report No. 2, OCHAGVA -98/0263, 6 de agosto de 1998.

40
CAPÍTULO 4

Efectos de las inundaciones en Ecuador.

Estos hechos obligan a mantener una actitud abierta y flexible hacia la gestión
de riesgos, previendo situaciones complejas en las que converjan diferentes ame-
nazas sobre comunidades con altos niveles de vulnerabilidad, que a su vez reflejan
un creciente déficit de desarrollo.

Impacto global de ENOS 1997-98


En la medida en que se vaya comprendiendo mejor este fenómeno climático
se descubrirán nuevas relaciones causales entre las alteraciones oceánicas y atmos-
féricas y los cambios en los regímenes de lluvias, temperaturas y vientos en distin-
tos lugares del planeta. Sin embargo, también se formulan algunos
cuestionamientos a quienes atribuyen a los fenómenos ENOS, señalando una
variada gama de posibles vínculos, todas las manifestaciones climáticas anómalas.
Con la intención de obtener datos más fidedignos del impacto global del
Niño 1997-98, NOAA (a través de su Oficina de Programa Globales) realizó una
investigación sobre la interacción clima-población. El resultado de este estudio,

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FENÓMENO EL NIÑO

Impacto global de ENOS 1997-98 en áreas específicas.

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CAPÍTULO 4

conocido como “Compendium of Climate Variability”, ofrece datos valiosos sobre


el impacto global y por regiones de este Niño, que pueden observarse en el
siguiente cuadro23:

Cuadro 1
Impacto global de ENOS 1997-98

Región Pérdidas Mortalidad Morbilidad Afectados Desplazados Acres


directas afectados
US$ (millones)
África 118 13.325 107.301 8.900.000 1.357.500 476.838
Asia 3.800 5.648 124.647 41.246.053 2.544.900 3.861.753
Asia-Pacífico 5.333 1.316 52.209 66.810.105 143.984 7.031.199
Centro y
Sudamérica 18.068 858 256.965 864.856 363.500 14.102.690
Total global 34.349 24.120 533.237 110.997.518 6.258.000 56.687.632

Al analizar estos datos se encuentra que América Central y América del Sur
aportan:
• en mortalidad, el 4,1% del total;
• en personas desplazadas y sin vivienda, el 5,8% del total;
• en personas afectadas, el 24,5% del total;
• en pérdidas económicas, el 54,4% del total.
Como ya se mencionó anteriormente, es interesante observar que en América
Central y en Sudamérica, a pesar de las altas pérdidas económicas, no hay una
relación directa con las cantidades de muertos, desplazados y afectados. Para Asia
y África las cifras son inversas: bajas pérdidas económicas pero con altísimos índi-
ces de mortalidad y de damnificados.

23Véase “The 1997-1998 El Niño Event: A Scientific and Technical Retrospective”. Geneva: World Meteorological
Organization, 1999, pág. 6.

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