Neogótico Cap7

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En Neogótico latinoamericano en la literatura escrita por mujeres.

Estudios críticos de obras


representativas del siglo XXI. Berenice Romano Hurtado (coord.). México: Editora Nómada, 2023.
DOI: 10.47377/neogoticolat
https://doi.org/10.47377/neogoticolat-cap7

La ciencia ficción y el neogótico,


el caso de Ansibles, perfiladores y
otras máquinas de ingenio de Andrea
Chapela: decadencia y desamparo
Laura Judith Becerril Nava

En una entrevista a Andrea Chapela en 2020 para la revista Letras libres,1


la escritora mexicana afirma que la ciencia ficción se ha constituido
como uno de los géneros más recurrentes para hablar sobre el contexto
actual, ese que muestra a la ciudad, el hombre moderno, la distopía y
los temas apocalípticos del siglo XXI, no como elementos de un futuro
cercano, sino como piezas de un momento histórico en el que el ser
humano se encuentra inmerso y experimenta su propia decadencia, ya
que el contexto está gobernado por diversos tipos de ficciones en los que
domina la “siniestra tecnología” (Letras libres, 2020).
Así, la ciencia ficción no realiza una función proyectiva, sino una
crítica, una reflexión, una revisión del contexto latinoamericano con-
temporáneo desde una mirada femenina. Esta misma actualiza también
la esencia de lo gótico, convirtiéndolo en una nueva postura estética
más compleja y crítica, con base en personajes, espacios, temas y moti-
vos que responden a lo propiamente latinoamericano, enmarcados en
temas como la violencia, la corrupción, el deterioro ambiental, el creci-
miento de las ciudades.

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Revista digital e impresa editada en México y España.

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Laura Judith Becerril Nava

Al respecto, en el presente trabajo retomo siete cuentos de Ansibles,


perfiladores y otras máquinas de ingenio de Chapela –“90% real”, “Ahora
lo sientes”, “Calculando, recalculando”, “Como quien oye llover”,
“Perfilada”, “En el pensamiento” y “En proceso”–con el fin de resaltar
la hibridación genérica que realiza la autora entre el llamado neogótico
literario y la ciencia ficción, mezcla de estéticas que proyecta realidades
ambiguas por la creación de distopías urbanas con personajes cotidia-
nos renovados.
Para iniciar, el gótico, estilo artístico del siglo XVIII, durante mucho
tiempo fue considerado como una estética bárbara o con connotaciones
negativas, puesto que quebrantaba los estándares de belleza clásicos en
los que dominaba la tríada artística aristotélica; sin embargo, y con el
paso del tiempo, la estética de lo gótico –que se proponía en contex-
tos ordinarios, primitivos, de mal gusto–, fue retomada en la literatura
durante el romanticismo alemán e inglés2 (a finales del siglo XVIII), y se
relacionó con temas más complejos como el vampirismo, el ocultismo,
lo sobrenatural, con personajes decadentes, trágicos, en ambientes lúgu-
bres, misteriosos u ocultos; asimismo, en este nuevo enfoque literario
dominaban el miedo u horror, muchas veces exacerbados en terror.
Es en este momento histórico en que surge un fuerte cuestiona-
miento acerca de la muerte, el “más allá” y el significado de la realidad,
mismos que trataron de socavarse con el esoterismo o cultos prohi-
bidos que procuraban brindar una respuesta alterna a lo propuesto
por la razón: “el renacimiento del gótico fue la expresión emocional,

2
Considérese la marcada distinción estética entre el Romanticismo alemán e inglés y
el Romanticismo español, debido a los diferentes tratamientos de los temas, el entorno, los
símbolos, el mundo en general y la mujer en particular. En el español, las creaciones poéticas
exaltan el nacionalismo y la identidad a causa de dos sucesos importantes: la Revolución
francesa y el auge de la religión en Occidente. Los temas esenciales son la importancia de los
sentimientos, el gusto por la soledad, la nostalgia y el aislamiento, y la presencia inevitable del
amor cortés o platónico por una mujer bella y buena. Este influyó en el Romanticismo hispa-
noamericano con autores como Ignacio Manuel Altamirano. Mientras que el Romanticismo
alemán e inglés fue representado sobre todo por escritores como Hölderlin, Blake, Schlegel,
Jean-Paul, Novalis, Nerval, poetas revolucionarios que innovaron en la literatura por la in-
serción de temas como la ironía, la crítica, la transgresión social, el erotismo, la ambigüedad,
la imaginación, la ruptura, la orfandad, la caída; es decir, la concepción trágica del mundo
(Paz, 2014: 301-442).

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estética y filosófica de la reacción contra el pensamiento dominante de


la Ilustración, según el cual la humanidad podía alcanzar, mediante el
razonamiento adecuado, el conocimiento verdadero y la síntesis armo-
niosa, obteniendo así felicidad y virtud perfectas” (Solaz, 2003).
En este contexto, grandes son las obras literarias que surgieron como
síntesis del entorno romántico y el gótico decadente, entre las que sobre-
salen El castillo de Otranto (1764) de Horacio Walpole, que le da forma
definitiva a la literatura macabra e inaugura la estética gótica; Los mis-
terios de Udolfo (1794) de Ann Radcliffe, cuyas famosas novelas pusie-
ron de moda el terror y el suspenso; El monje (1796) de Mathew Lewis,
obra que se inclinó hacia los componentes terroríficos en unas formas
mucho más violentas y que resultó en una obra maestra de verdadera
pesadilla; y Melmoth, el vagabundo (1820) de Charles Maturin, en la que
la fábula gótica alcanza las alturas del más “puro espanto espiritual” no
conocido hasta ese entonces (Mora, 2000: 120 y ss.). A todas ellas debe
añadirse, de Mary Shelley, Frankenstein o el moderno Prometeo (1817),
que de forma magistral conjunta la estética de lo gótico con la ciencia
ficción, innovadora para la época si se considera que sienta las bases de
esa nueva forma de narrativa que une a la ciencia con la literatura.
En estos textos, el horror3 es producido por los fenómenos sobrena-
turales, que inquietan o afectan al lector por los nuevos tipos de esce-
narios, de personajes y de incidentes, dominados por la hechicería, la
magia, el ocultismo, el misterio, mitos y leyendas propios de la época,
imágenes contradictorias, y prácticas supersticiosas y macabras. De
acuerdo con H. P. Lovecraft, los textos góticos incluyen:

al tiránico y malévolo hidalgo en el papel del malo; la santa, largamente per-


seguida y generalmente insípida heroína, que sufre los mayores terrores y
sirve de catalizador de la simpatía de los lectores; el valiente e inmaculado

3
Entendido aquí como el hondo sentimiento de espanto que se produce en el espectador
con mente sensible ante lo sobrenatural, lo macabro, lo mórbido o lo desconocido, por lo ge-
neral en relación con el mal, el ocultismo o “el más allá”, que rompe las leyes de la naturaleza
y que le provoca cierto grado de confusión psíquica y social al no poder comprender a lo que
se enfrenta y si implica o no una amenaza o riesgo a su persona. Para ahondar en la diferencia
entre terror y horror puede consultarse el texto de Inés Ordiz Alonso, Manifestaciones ficcio-
nales del terror. El gótico contemporáneo de las Américas, Universidad de León, 2014.

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héroe, siempre de alta alcurnia, pero a menudo presentado bajo un humilde


disfraz; el rasgo convencional de unos apellidos altisonantes […] en cuanto
a los personajes, y toda una serie infinita de cortinajes y elementos escénicos
que incluyen unas luces extrañas, unas puertas levadizas enmohecidas, unas
lámparas que se apagan, unos raros manuscritos carcomidos, los goznes chi-
rriantes, las estremecedoras tapicerías… (Lovecraft, 2002: 21-22)

En este sentido, una de las principales características del gótico en la


literatura es la ambigüedad4 del tratamiento peculiar sobre la belleza, el
mal, la muerte, la mujer, el horror, el vampiro y el monstruo, muchas
veces relacionados con el subconsciente y, a su vez, como reflejo de los
“miedos culturales anclados a unos grupos sociales cada vez más muda-
bles” (Ordiz, 2014: 20).
Estas formas sombrías de la historia en el gótico tenían la función de
criticar a la sociedad e inquietar al lector, de tal forma que propiciaban
una reflexión del contexto actual respecto de las circunstancias socia-
les y culturales del espacio preciso del texto, que muchas veces podía
ampliarse a espacios globales; así, el gótico recreaba las preocupaciones
humanas mediante el miedo a lo desconocido, la muerte, el dolor, el mal.
Con el paso del tiempo –y sin perder de vista la huella invaluable
de la producción gótica– surge una propuesta de actualización marcada
por la presencia de nuevos escenarios y anécdotas: el neogótico, que se
crea a partir de un impulso renovador en cuanto a la hibridación gené-
rica que el gótico manifestó al mezclarse con otras estéticas. De acuerdo
con Inés Ordiz Alonso, “el gótico crece y se expande, se modela al deve-
nir de la historia y se adapta a sus sociedades, sin renunciar a su pro-
pósito evocador de los miedos humanos [...] la versatilidad del gótico

4
La ambigüedad implica que los relatos pueden interpretarse a partir de las leyes de lo
fantástico o de la razón. De acuerdo con Todorov, se entiende que lo fantástico ocurre cuando
“los acontecimientos que se producen no pueden explicarse por las leyes de un mundo fami-
liar. Quien percibe los acontecimientos debe optar por una de las dos soluciones posibles: o
bien se trata de una ilusión de los sentidos, de un producto de la imaginación, y las leyes del
mundo siguen siendo lo que son; o bien, el acontecimiento tuvo lugar realmente, es una parte
integrante de la realidad, pero entonces esta realidad está regida por leyes que no nos son
conocidas”. Lo fantástico implica que el lector acepte el pacto de verosimilitud con el narra-
dor, a fin de creer que todo lo que sucede en el cuento fue verdadero, provocando en él cierta
incertidumbre y perplejidad ante los acontecimientos (Todorov, 2006: 26 y ss.).

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La ciencia ficción y el neogótico, el caso de Ansibles, perfiladores y otras máquinas...

es, por un lado, consecuencia de su empeño en incorporar a sus formas


elementos de otras tradiciones y, por otro, la razón de su capacidad de
adaptación a diversos contextos históricos” (Ordiz, 2014: 29).
Esta nueva propuesta estética se posiciona en un contexto moderni-
zado con elementos góticos complejos; es decir, se retoman la atmósfera,
algunos temas, motivos, pero con personajes reinventados en espacios
y sociedades modernas en ruinas, decadentes, perdidas, sin referentes.
De esta forma, a lo sobrenatural, horroroso, fantástico y ambiguo del
gótico, se añaden trascendentes herramientas literarias como lo gro-
tesco, el miedo ante lo desconocido, la violencia, la amenaza, la locura,
el erotismo, la ciencia ficción, lo policial, entre muchas otras que con-
forman al neogótico como una manifestación artística híbrida de interés
para la academia del siglo XXI.
De acuerdo con Carlos Calderón Fajardo, el neogótico es un estilo
narrativo propio de América Latina, que retoma elementos de lo gótico
romántico para actualizarlos. Añade, además, la postura crítica con
respecto a las sociedades presentes, denunciando totalitarismos y abe-
rraciones propias de la época moderna (Tapia, 2014: 33-35). En este sen-
tido, el neogótico reconfigura estereotipos de una forma más compleja
e interesante en nuevos escenarios –urbanos, sobre todo– y en épocas y
contextos diferentes.
Una de las formas híbridas del gótico es la unión con la ciencia fic-
ción, al posicionarse como una “narrativa cuestionadora de todo dogma
totalizador, que asume el desarrollo humano solamente vinculado
al desarrollo tecnológico, pero en relación con la literatura de terror”
(Tapia, 2014: 33-35). Esta relación con la ciencia ficción no es novedosa;
muestra de esa vinculación es Frankenstein, obra en la que se conjuga
la atmósfera gótica con una postura cientificista de los personajes en la
creación de un nuevo ser.
Al respecto, la teoría del gótico resalta también esta relación. De
acuerdo con Fernando Ángel Moreno: “Science fiction is the search
for a definition of mankind and his status in the universe which will
stand in our advanced but confused state of knowledge (science), and

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is characteristically cast in the Gothic or post-Gothic mode”5 (Moreno,


2010: 101-123).
De esta forma, el neogótico, apoyándose de la ciencia ficción, per-
mite proyectar a una América Latina que responde a su propia proble-
mática social, cultural, económica, política y humana. Ejemplo de ello
es Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio de Andrea Chapela,
mexicana estudiante de química y escritura creativa, quien se ha posi-
cionado entre las principales escritoras de ciencia ficción latinoameri-
canas contemporáneas.
Chapela ha sido acreedora al Premio Nacional de Literatura de
Cuentos “Gilberto Owen”, el Premio Nacional de Literatura “Juan José
Arreola” y el Premio Nacional de Ensayo Joven “José Luis Martínez”,
por su interesante, innovadora y talentosa producción literaria, entre
la que destaca la tetralogía de fantasía juvenil Vâudïz: La heredera, El
creador, La cuentista y El cuento, publicados entre 2009 y 2015. Además,
sobresale la antología de relatos Un año de servicio a la habitación (2019)
y Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio (2020). Este último
es una colección de cuentos de ciencia ficción en el que los persona-
jes femeninos están relacionados con la tecnología más avanzada del
momento. La creación de diversos futuros hipotéticos subraya entornos
que podrían parecer alejados de nuestra realidad, pero que, mediante
un efecto crítico, intenta demostrar que el futuro no es una proyección,
sino que se va concretando en el presente de las historias.
De esta manera, el lector que se interna en los universos de Chapela
se cuestiona qué pasaría si los demás supieran lo que estoy pensando,
me gustaría tener una copia virtual de mis recuerdos y “modificarlos”
según me convenga o, más interesante aún, poder conocer las probabi-
lidades de que una relación amorosa funcione.
Los diversos mundos posibles del texto corresponden a diez histo-
rias de mujeres relacionadas con ansibles, perfiladores y otras máqui-
nas de ingenio en entornos cotidianos y urbanos, principalmente de la

5
“La ciencia ficción es la búsqueda de una definición de la humanidad y su estatus en
el universo, que estará en nuestro avanzado, pero confuso estado de conocimiento (ciencia),
y es característicamente trabajado en el modo gótico o pos-gótico”. La traducción es mía.

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La ciencia ficción y el neogótico, el caso de Ansibles, perfiladores y otras máquinas...

Ciudad de México. En estas historias, Chapela parece indicar que el pre-


sente está cambiando y que el lector, de la misma manera; así, el futuro
tecnologizado no es lejano, es más, parece que ha llegado, y la ciencia
ficción “es el mejor género para escribir sobre el presente, porque de
alguna manera ya estamos viviendo en un mundo que parece de ciencia
ficción” (Letras libres, 2020), según señala la autora.
De acuerdo con la teoría de la ciencia ficción, estética con más de
cien años de tradición, esta incluye elementos que no existen en nuestro
mundo empírico, pero que se proyectan en él, de tal manera que se crea
un pacto de ficción que permite creer que lo relatado es posible. Estos
elementos se han denominado novum,6 configurados como un “ade-
lanto humanístico que aparece en el argumento de una obra literaria; se
usan para extrapolar una idea o una inquietud. Puede ser un adelanto
social, científico, político” (Moreno, 2008: 65-93). En Ansibles, perfila-
dores y otras máquinas de ingenio son, justamente, todos los elementos
que incluye el título de la obra.
Aunado a este dispositivo, la ciencia ficción hace énfasis en la rea-
lidad, de tal manera que los textos que se integran en este género no
implican una evasión, sino una relación directa con ella, un “pensa-
miento lateral”, como lo denomina Chapela: “La ciencia ficción pretende
que el lector jamás olvide que todo lo desarrollado tiene que ver con la
parte más cruda y profunda de la realidad” (Moreno, 2010: 105). En este
sentido, realidad y aparato prodigioso tienen la función de brindar una
explicación social, antropológica, cultural del comportamiento humano
en un entorno determinado.
En Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio se plantea la
existencia de una sociedad futura a la que el lector accede por medio
de la imaginación, el pacto de ficción y la ciencia específica de cada
relato. Así, y con apego al texto, el tiempo en los cuentos de Chapela se
ve enmarcado por el discurso de uno de sus personajes, con lo que deja
en claro que el siglo XXI se vuelve obsoleto: “Rivera se acuclilló frente al

6
En Introducción a la literatura fantástica, Todorov denomina gadgets a los adelantos
técnicos irrealizables, pero perfectamente posibles en el contexto del texto, pertenecientes a
lo “maravilloso instrumental” (Todorov, 2006: 56).

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casillero al fondo del cuarto y empujó la base falsa, para descubrir un


portafolio y un teléfono celular antiquísimo, de esos que sus abuelos
habrían usado a principios del siglo XXI” (Chapela, 2020: 30; las cursivas
son mías).7
Por su parte, el espacio es sumamente importante porque se ingresa
a entornos góticos por su configuración: ruinas citadinas, tenebrosas,
misteriosas, perdidas, desconocidas, en las que los personajes intentan
sobreponerse a caídas o pérdidas individuales relacionadas, sobre todo,
con el amor, crisis vocacionales, viajes al extranjero, relaciones familia-
res o amistades complejas; en este sentido, el espacio y los personajes
van de la mano en una constante búsqueda y mediación social, emocio-
nal y cultural.
Hay dos vertientes que dirigen el texto de Chapela: por un lado,
el espacio; por el otro, la irrupción de la era digital en las relaciones
interpersonales. Ambos sentidos conjuntan un panorama “apocalíptico,
digital, desvinculado, con relaciones humanas que aparentemente son
más cercanas que antes, pero que también nos hacen dudar de las nue-
vas formas de intimidad que podríamos experimentar” (Huerta, 2000).
Desde esta perspectiva, uno de los escenarios principales de Ansibles,
perfiladores y otras máquinas de ingenio es la urbe, específicamente, la
Ciudad de México. Mediante descripciones muy detalladas, Andrea
Chapela brinda un recorrido por las principales calles capitalinas, de
tal manera que el lector camina, viaja o transita junto a los personajes
por heladerías, museos, avenidas, parques y medios de transporte que
se han “velado” ante la percepción de caracteres que usan dispositivos
visuales y auditivos para “correr un tupido velo” y esconder la obsceni-
dad del entorno que se ha “ahogado” en el tiempo, el cambio climático
y el descuido cada vez más visible del ser humano. De acuerdo con Ana
de Anda, “situaciones actuales, como el auge y el declive que han tenido
las redes sociales durante las últimas décadas, son el antecedente de cada
una de las historias de Chapela. Los relatos que componen el libro parten

7
Recurro a la primera edición de Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio publi-
cada en 2020; por tal motivo, en adelante anotaré el número de página en el cuerpo del texto.

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de la realidad y llevan sus posibilidades al límite, varios parecen incluso


el paso lógico de muchos escenarios recurrentes hoy” (De Anda, 2020).
En el cuento “90% real”, la mujer del relato utiliza un telón que
re-crea la realidad mejorándola y perfeccionándola. Se trata de una his-
toria de transformación sensorial, en la que los personajes utilizan velos
para percibir un entorno pulcro, para transformar el caos en orden;
sin embargo, el sistema puede fallar y se producen los “días rotos”,
que implican la reconexión con la realidad, esa que es completamente
opuesta a lo que el telón presenta la mayor parte del tiempo, mientras
el sistema esté sincronizado, y que también debe aprovecharse por ser
una mezcla de eventualidades reales y ficcionales creada por el mismo
aparato prodigioso.
En este cuento, el personaje femenino explica cómo funciona la tec-
nología de ampliación de la realidad y, además, aclara constantemente
que, pese a ser un instrumento tecnologizado, sólo puede modificar las
percepciones, mas no los sentimientos y sensaciones de las personas.
Así, tras un glitch de la memoria, ella afirma: “otro recuerdo residual [de
Carlos, su exnovio], mi corazón late fuertemente” (27).
En la modificación sensorial, cuando el dispositivo falla y se pro-
duce el mínimo error, “La ciudad está sucia. En cuanto me doy cuenta
ya no puedo dejar de verlo. Hay basura en las coladeras, acumuladas
contra las paredes: vasos, papeles, pósteres políticos viejos y nuevos, res-
tos de comida a media descomposición. Con mis filtros caídos, la ciudad
pulcra a la que estoy acostumbrada desapareció y me encuentro mirando
el esmog por primera vez en años. No lo había extrañado ni tantito” (15;
las cursivas son mías).
La obscenidad de la ciudad se oculta con los filtros del sistema. Basta
una configuración del telón para percibir un entorno perfecto, bello,
diferente o, incluso, ficcional, ya que “pueden suceder cosas maravillosas
o terribles, es una apuesta. Puedes llegar a volar, ganarte la lotería, encon-
trar una puerta hacia un universo paralelo, pero chance te devora un
perro gigante o te capturan extraterrestres que sólo hablan francés” (17).
Así, en este cuento se enfatiza el puente tan grande que separa a las
clases sociales en la ciudad: aquellos que usan un filtro no ven la realidad

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pobre, cruda, sucia a la que se enfrenta la mayor parte de la población


todos los días en las calles. Sólo la operación sensorial, ese “voltear para
otro lado”, limpia las percepciones, pero no las desaparece, allí están en
la realidad que los personajes no quieren ver. De acuerdo con Alberto
Chimal, en Ciudad de historias, los cuentos de mundos intrincados de
Chapela “intensifican experiencias de la vida en la ciudad y crean narra-
ciones en las que pasa lo habitual, sí, pero también todo lo demás [...]
qué se siente vivir en la ciudad, y cómo en ella están nuestros movi-
mientos y deseos de siempre, pero también nuestros sueños y nuestras
pesadillas” (2019).
La proyección de la realidad apocalíptica también aparece en “Como
quien oye llover”, pero configurada como perdida, desolada, en la que el
lector presencia un proceso de gentrificación. Se proyecta la existencia
de una ciudad-lago que ha sucumbido por los diluvios, los terremotos
y, sobre todo, por la gran irresponsabilidad del hombre ante el cuidado
ambiental y el bien común: en esencia, Chapela muestra una fuerte crí-
tica a la violencia ambiental exacerbada en el presente siglo.
“Como quien oye llover” cuenta la historia de la ciudad que vuelve
a ser lago, esa que fue configurada como el espacio de la moderni-
zación, pero cedió a las inclemencias del hombre respecto al uso del
suelo, el calentamiento global y la contaminación. Cada detalle de este
espacio caído se presenta a cargo de dos personajes femeninos, Nesmi
y Axóchitl, quienes se dan cita en el lago, y recorren las principales
avenidas, los edificios emblemáticos y llegan a Bellas Artes para sellar
el encuentro.
Ante la ruptura del espacio, la historia de amor de las dos chicas
parece ser el aliciente, puesto que se reconfigura la esperanza, como un
intento de reconstrucción, de forma simbólica: en donde parece ya no
haber vida, porque se trata de una ciudad ahogada, en realidad se dan
los inicios de un amor adolescente y proyectos de reconstrucción basa-
dos en un pasado que resultó fructífero en la historia mexicana.
En este cuento se plantea la necesidad de recuperar a la Ciudad de
los Palacios, y dejar atrás a la ciudad moribunda donde se asoma “un
ángel negro. El palacio se llamaba Bellas Artes y antes la gente hacía

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largas colas para entrar a ver exhibiciones de los pintores más importan-
tes del mundo” (76). En este cuento, el aparato prodigioso es un tatuaje
inteligente y un coloreador que puede guardar cualquier tonalidad de
la naturaleza. Estos instrumentos de la ciencia ficción no determinan la
anécdota –como sí lo hace el telón sensorial en “90% real”–, pero for-
man parte importante en el desarrollo de los acontecimientos, si se con-
sidera que el movimiento del tatuaje de bugambilia por el cuerpo de la
protagonista tiene relación directa con sus emociones y con el deterioro
de la ciudad.
En “90% real” y en “Como quien oye llover” se proyecta y critica
una decadencia del entorno que nace de la decadencia humana. Hay una
fuerte crítica de la autora ante el actuar del hombre moderno, quien no
sólo ejerce violencia física, sino ambiental y, por ende, individual. Lo
más fácil para este hombre moderno parece ser usar filtros, “hacer como
que no se ve”; sin embargo, la antigua metrópoli es el recuerdo de lo que
alguna vez fue la ciudad que se encuentra en ruinas, distante, ausente:
“El lago cubre las antiguas avenidas y calles, pero los edificios con más
de cinco pisos se asoman por encima del agua. Cerca de la orilla son
figuras oscuras, abandonadas y silenciosas” (69).
El final de estos dos cuentos parece esperanzador, o al menos se
concibe un intento por restablecer los referentes perdidos: la decadencia
se reintegra con el amor, específicamente para estos dos relatos, no así
para la totalidad de la narrativa de Chapela ni para las obras del neogó-
tico. En “90% real” la chica, enamorada de Carlos, se vuelve consciente
de que la ruptura amorosa no tiene vuelta atrás, está sola, pero estará
bien; por su parte, en “Como quien oye llover”, Nesmi y Axóchitl deben
separarse por la búsqueda de un mejor porvenir en el extranjero, pero al
final se afirma: “Dicen que las noches secas están llenas de posibilidades
y que aquellos que escriben sus nombres [en Bellas Artes] volverán a
encontrarse” (78). A la par de la ruptura amorosa, el escenario también
se presenta roto, desolado, distópico, progresivamente destruido por la
modernización, la sobrepoblación y la inconsciencia social, pero con
la esperanza de una reconstrucción en lo que parece ser una catástrofe
completamente posible.

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Aunado al filtro sensorial de “90% real”, en el cuento “Ahora lo sien-


tes” aparece otro novum, que es la “reconexión cognitiva” que modifica
ya no el exterior, sino, y más horroroso aún, los pensamientos, senti-
mientos, emociones de los personajes; y en el camino se pierde el remor-
dimiento, la culpa, la pena.
La historia versa sobre Rivera, una agente de la empresa Ibsen que
manipula la mente de las personas, sobre todo de aquellas que han oca-
sionado algún daño o que desean borrar, incluso, su propia consciencia.
Para este personaje femenino, experto en su área, lo importante no sólo
era modificar mentes, pasados, hechos, sino, además, no dejar eviden-
cias del trabajo que realizaba en la consciencia de los demás personajes.
Rivera representa la corrupción de la época y la violencia institu-
cional, pues en ella se resalta la idea, tan enraizada en la sociedad lati-
noamericana, del “todo se puede” aunque sea inmoral o ilegal, incluso,
afirma Chapela, borrar huellas, testigos, pensamientos y delitos como el
sexting, el robo o la infidelidad.
El novum en este cuento es la alteración de la intencionalidad humana,
ya no sólo borrar de la memoria el recuerdo, sino la culpa, el motivo, la
presencia. En este cuento se altera el recuerdo como hoy se manipulan las
pruebas de un acto delictivo: “Rivera había modificado mentes, pasados,
intenciones; había cambiado personas permanentemente sin dejar huella
[...] [esta vez debía realizar] limpieza interna [...] el trabajo no era solo
de cambio de hechos, sino de intencionalidad [...] No puedes dejar ras-
tro, tiene que pasar el escrutinio policial” (31-33).
La tecnología aparece en los cuentos ya citados como una herra-
mienta al servicio del hombre, cada uno decide de qué forma usarla, ya
que, “la responsabilidad de su uso es humana y sus consecuencias tie-
nen que ver con lo humano. Exageran nuestros peores y nuestros mejo-
res impulsos” (Chapela, Letras libres, 2020).
Por otra parte, y sin dejar de lado el entorno distópico, Andrea
Chapela hace un recorrido por las diferentes relaciones interpersona-
les en las que media la tecnología: enamorados, heterosexuales, homo-
sexuales, clases alta y baja, amigas, la relación madre e hija, patrona
y empleada, la sociedad en general que se ha adaptado a un contexto

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futurista y que se relaciona con la tecnología de forma cotidiana; es


decir, todos se han acostumbrado a ello, sin embargo, se ha perdido la
capacidad de asombro, la cercanía e, inclusive, la intimidad en las rela-
ciones y en la individualidad.
En “Calculando, recalculando”, la aplicación LifeCoaching realiza
proyecciones para determinar las probabilidades de vida en pareja. Ya
no hay destino, azar, idealismo o esperanza en las relaciones interper-
sonales, sino que se pierden las emociones y se decide racionalmente de
acuerdo con una aplicación digital de escenarios posibles.
En este texto la protagonista recurre a una aplicación en el teléfono
móvil para saber el porcentaje de afinidad que tendrá en una cita amo-
rosa y, mediante un diálogo virtual, conoce la especulación automati-
zada que la app ha previsto para ella: tiempo juntos, proyectos laborales,
disgustos, nuevas amistades, encuentros sexuales, infidelidades y ruptu-
ras son calculados y recalculados con base en el carácter de los persona-
jes, anteriores relaciones amorosas, estándares de belleza, prioridades y
afinidad profesional. Cabe resaltar que, en este cuento, Chapela muestra
a una mujer moderna que rompe con estereotipos culturales tradiciona-
les: “¿Considerarías dejar tu trabajo? Respuesta negativa. Esto es consis-
tente con tus prioridades en las que señalaste tu crecimiento profesional
sobre el personal o romántico” (58).
Las determinaciones se toman por lo que el dispositivo detecta,
no por la emoción, la intuición o el sentimiento. De acuerdo con este
cuento, las relaciones dependerán de la “percepción” que se tenga del
perfil o de la red social que se consulte. De esta manera, la aceptación o
el rechazo obedecen a las fotografías y filtros, los lugares visitados, los
gustos compartidos y lo interesante o no que resulte el perfil, mas no la
persona en sí. Chapela resalta que en nuestra sociedad actual hay una
búsqueda constante de máscaras digitales que permitan la aceptación, y
por las que se renuncia completamente a la privacidad, aunque sea sólo
fingida, la mayoría de las veces, en espera de una respuesta del receptor.
Al final, el personaje tiene el poder de decisión sobre sus acciones,
pero se basa significativamente en los porcentajes que la máquina reco-
mienda: “Parámetros actuales [...] Álex te llama desde la sala. Respiras

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Laura Judith Becerril Nava

profundamente seis veces. Se detectó una nueva pregunta. La compatibi-


lidad es del 95%. Se detectan cambios en la microgestualidad. Se genera
una decisión. Recalculando escenarios posibles” (59).
El desamparo de estos cuentos remite al significado etimológico de
la idea, “sin refugio”, fuera de protección. Así parecen vivir los persona-
jes en Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio, en un mundo
abierto, sin sistemas de seguridad más que los que ellos mismos eligen
activar en la configuración digital. Ejemplo de la carencia de filtros o
contraseñas es “Perfilada”, por el robo de identidad que sufre Catalina
en el mundo digital, sobre lo que ella misma comenta: “Fue una tontería
creer que abandonar el perfilador y vivir una vida fuera de la nube la
protegería más que todos los programas de seguridad que su mamá le
compró desde niña. Si algo ha aprendido en estos dos años es que no hay
forma de protegerse de un desdoblamiento” (79).
Este relato muestra uno de los delitos más comunes en el mundo
moderno, pues la usurpación de la identidad, mediante la apropia-
ción de datos personales sin autorización para cometer un delito, es la
forma en que se produce un desdoblamiento virtual con fines ilícitos.
En “Perfilada” el giro que presenta Chapela, y que lo convierte en una
historia horrorosa, es que el desdoblamiento se apropia de los recuerdos
de la protagonista, no sólo de datos, sino de una consciencia, un pasado,
una memoria.
La advertencia de cuidar los datos personales y usar los programas
de seguridad sólo existe como una idea de los padres, pero no de los
jóvenes. Resulta tan grave la falsificación que no sólo es un problema
legal, sino también íntimo, porque la “copia de tus recuerdos, junto con
todo lo que ello conlleva” (87) está a merced de alguien más. El perfila-
dor, que Andrea Chapela describe como un cubo pequeño conectado a
la cabeza y que realiza una copia de los recuerdos cada noche (Youtube,
2020), se convierte en el instrumento inseparable de las personas, con él
se re-viven las experiencias, los sabores, los olores, las sensaciones: “era
como volver a vivir partes de tu vida, pero como espectador” (87).
Además de mostrar las consecuencias del robo de identidad en el
mundo moderno, la escritora mexicana recurre a la ciencia ficción para

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La ciencia ficción y el neogótico, el caso de Ansibles, perfiladores y otras máquinas...

exponer el rápido avance de la tecnología, mismo que se vuelve obsoleto


tan pronto como la novedad y la sorpresa se manifiestan. En este sen-
tido, no sólo cambian los aparatos, sino también las expectativas que de
ellos se tienen y, por tanto, las percepciones o máscaras que los usuarios
proyectan en ellos. Chapela afirma: “Se ignora todo beneficio de los per-
filadores, como si hubieran sido un capricho de una sociedad obsesionada
con vivir hacia afuera, ignorando la realidad” (84).
Ignorar la realidad por estar inmersos en el mundo virtual es justo
el contexto actual, en el que se ha perdido el contacto humano físico a
favor de una conexión digital permanente, en espacios cerrados, aisla-
dos-conectados, con una aparente comunicación que brinda experien-
cias sensoriales, porque “vivir a través de la nube era como vivir con un
velo sobre los sentidos” (91).
Como espectadora, Chapela plantea que se pueden conocer los pen-
samientos de las demás personas, siempre y cuando estén frecuencia-
dos (135), es decir, compartan un dispositivo prodigioso que permita
escuchar y tener pensamientos comunes con alguien más. En el cuento
“En el pensamiento” es interesante la conexión de ideas alternas de una
persona con otra, siempre y cuando no se tomen en cuenta las malas,
las íntimas, las privadas y las prohibidas. En este relato es fascinante la
violenta necesidad de los personajes de recurrir a este tipo de dispositi-
vos como elementos complementarios en el amor de pareja: la tecnolo-
gía, en este contexto, media entre una persona y otra, y es condición de
aceptación y vida compartida; aunque también muestra el lado humano
de los personajes en el mundo de la tecnología relacionados con el amor,
el sexo, el recuerdo y el olvido. Los personajes afirman:

Era un arma de doble filo porque, así como existe ese recuerdo [amoroso],
existen otros. Peleas que eran más complicadas porque él sabía qué pensaba.
Se arrojaban la culpa, discutiendo sobre cosas que sólo existían en la nube,
que tal vez ella hubiera preferido que él no supiera. Pensamientos fugaces,
como aquella vez durante el sexo en el que ella pensó en alguien más. Él se
enfadó; aunque a él también le pasaba a veces. (93)

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Laura Judith Becerril Nava

El desamparo de la sociedad modernizada no sólo implica que se


ha perdido la protección, el refugio, sino, más horroroso aún, que el
sustituto de ese refugio, de aparente bienestar, está en una pantalla, en
un dispositivo móvil o en una imagen digital de ti mismo que propor-
ciona satisfacción según el número de seguidores, los “me gusta” o los
comentarios que de ellos hagan. La ciencia ficción en estos dos relatos
–“Calculando, recalculando” y “Perfilada”– sobresale por la mediación
de los novum; sin embargo, no puede pasarse por alto la reflexión que
de ello propone Andrea Chapela: el auge y el declive que han tenido
las redes sociales durante las últimas décadas o la transformación de
una sociedad que, a pesar del desarrollo tecnológico, se encuentra en una
decadencia moral, emocional, social, humana en general. El desamparo,
ese refugio perdido, empaña el contexto de horror, ese horror de los
textos góticos que no sólo tiene que ver con lo sobrenatural, sino tam-
bién con lo individual, personal, interior y emocional en cada uno de
los personajes.
Específicamente en el texto de Chapela, la ciencia ficción es el ins-
trumento para mostrar una realidad decadente a la que los personajes
se han acostumbrado y ven con indiferencia. Hoy no existen los novum
que se mencionan en los relatos –filtros sensoriales, realidades imagi-
narias, circuito cerrado de obediencia, aplicaciones de compatibilidad–;
sin embargo, la era digital actual funciona de la misma manera con
distractores o refugios ante la complejidad de las relaciones persona-
les decadentes que están enmarcadas por corrupción, crisis climática,
irresponsabilidad social, descuido digital, inseguridad virtual; mismos
a los que bien se pueden añadir temas tan vigentes y trascendentes en
la sociedad como lo que implica ser mujer en el mundo globalizado;
el amor en “Como quien oye llover”; la amistad en “El último día de
mercado”; las relaciones de pareja abusivas en “90% real”; el acoso en
sus múltiples facetas en “Ahora lo sientes”. Así, “Ansibles, perfiladores
y otras máquinas de ingenio consigue actualizar tópicos recurrentes de
la ciencia ficción con problemáticas de género bien delimitadas” (De
Anda, 2020), que, afirma Chapela:

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La ciencia ficción y el neogótico, el caso de Ansibles, perfiladores y otras máquinas...

son cosas que están ahí en la superficie de la sociedad pero que no termi-
namos de ver porque estamos acostumbrados a ellas. La ciencia ficción es
muy interesante en el sentido de que nos hace ver estas cuestiones desde una
nueva perspectiva. Como si nos dijera “esto es real y sigue ahí”. A lo mejor en
unos años, tal vez no con estas tecnologías sino con otras, los mismos proble-
mas seguirán avanzando y tendrán otras consecuencias. Por esto creo que la
tecnología es neutra. Tampoco me imagino un futuro totalmente distópico.
Creo que el fin del mundo será parecido a lo que vivimos ahora: un final muy
lento al que nos vamos a acostumbrar, hasta que todo sea completamente
distinto y nos demos cuenta de que no pudimos detener la bola. Muchos de
estos cuentos suceden en etapas intermedias de esto, pero puede verse hacia
dónde nos dirigimos. (Letras libres, 2020)

Los grandes mundos de la imaginación de Andrea Chapela mues-


tran historias que obligan al lector a replantear sus referentes cultu-
rales, sociales, individuales; es decir, a problematizar la lectura que se
hace de la realidad. El resultado es la revisión crítica del mundo que,
siguiendo los postulados de la ciencia ficción, “no es mi mundo, pero
es mi mundo” (Moreno, 2008: 75-79), se parece tanto a él que puedo
considerarlo como exactamente igual.
Finalmente, me parece importante resaltar la visión femenina en
este libro, pues mediante el discurso de diferentes mujeres se proyecta
un lenguaje de poder sobre sus propias decisiones que alteran el con-
texto mismo; quienes también poseen la capacidad de actuar, de pen-
sar y de ser, solas o acompañadas. Estas mujeres, mucho más complejas
que las góticas, en Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio se
configuran como independientes, profesionistas, jóvenes con anhelos
de reconfigurar a la sociedad y de mostrar los vicios que la componen.
Desde esta perspectiva femenina, el cuento final de esta colec-
ción parece representar a las nueve mujeres anteriores y construirlas
mediante un proceso simbólico de cambio, devenir y renacimiento. Así,
en el relato “En proceso” se crea una forma de autoficción narrativa en
la que Chapela se re-construye como mujer y como escritora. En cada
resucitación, recreación y renacer, se va consolidando la imagen que de
ella misma se proyecta como mujer:

p 231 o
Laura Judith Becerril Nava

Mi nombre es Andrea Chapela. Estaba en el hospital esperando [...] una


Resurrección Asistida [...] Estoy en lo que llaman tránsito. Suspendida entre
un cuerpo y otro. Ahora mismo, en algún lugar del hospital, Andrea Chapela
está muriendo y Andrea Chapela está naciendo de nuevo y yo soy la Andrea
Chapela entre ambas. (166-167; las cursivas son mías)

Parecería, al final, que las mujeres de sus cuentos evolucionan y tras-


cienden el mundo posible; es decir, ya no es el mundo de ciencia ficción
en el que se crea a mujeres independientes, sino que son mundos reales,
en la ciudad, en la actualidad, con este tipo de personajes que reflejan
a la mamá, la hija, la enamorada, la novia, la decidida, la profesionista,
la estudiante, la mujer contemporánea latinoamericana que estudia y
trabaja, que ama y protege, que crece y recrea. El personaje de Chapela
afirma: “Soy una proyección de una conciencia en tránsito” (168).
La actualización de temas en el texto de Andrea Chapela se conjunta
con la actualización genérica; así, la conjunción entre el neogótico y la
ciencia ficción permite construir historias que dan muestra de una rea-
lidad latinoamericana ambigua en el contexto contemporáneo. Por un
lado, los personajes han evolucionado y se encuentran inmersos en
un mundo tecnologizado, nuevo, sorpresivo; pero, por el otro, se han
perdido los referentes, no hay cercanía física ni intentos por recons-
truirla, en su lugar se crean y utilizan dispositivos prodigiosos para sus-
tituir la necesidad de diálogo y comunicación.
A su vez, existe un ocaso moral, ambiental, social y cultural que
algunos personajes intentan mostrar y modificar, lo que implica que en
este mundo de decadencia aún existe la conciencia, la reflexión, el inte-
rés por construir un mejor porvenir, pese a que se “hace evidente el
mal funcionamiento de los sistemas de organización social actuales, así
como la imparable invasión de la tecnología en nuestras vidas diarias.
En esta ciencia ficción gótica, la incertidumbre del presente se proyecta
al futuro, y los fantasmas que amenazan la realidad no provienen de una
injusticia histórica, sino que son resultado de los errores contemporá-
neos” (Ordiz, 2014: 100).
La cita anterior de Inés Ordiz sirve para apuntalar y concluir que la
fusión del neogótico con la ciencia ficción permite dibujar escenarios

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La ciencia ficción y el neogótico, el caso de Ansibles, perfiladores y otras máquinas...

apocalípticos, de pesadilla, que proyectan los errores humanos, la socie-


dad inmersa en la tecnología y el decadentismo ecológico que afectan al
presente y que se convierten en los grandes horrores del futuro.
Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio se configura como
un texto crítico de su tiempo, de su sociedad y de la cultura en América
Latina, esa que ha observado el cambio, y que, ante las distopías en la era
digital cotidiana, ha encontrado nuevos refugios que resultan (aparente-
mente) satisfactorios, pues se ha acostumbrado a ellos y se ha adaptado.
La (des) esperanza –ambigüedad al final–, resalta la normalización ante
lo nuevo, lo desconocido; así como la adaptación de los personajes, y el
desconcierto de un lector identificado con el texto, que se vuelve cons-
ciente de escenarios perturbadores cercanos a él, en los que, sin querer,
ha visto su propia decadencia.

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