M1 Derechp
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La política es un aspecto inmanente a la condición humana y comprende distintas actividades de las personas que
intentan influir en otras y tomar decisiones o llegar a acuerdos. Veremos 4 ámbitos de desarrollo de la política:
Micropolítica, mesopolítica, macropolítica y megapolítica.
Nos focalizaremos también en 3 aspectos: La política como arte, como técnica y como ciencia.
La idea de política
Durante esta unidad desarrollaremos el concepto de política: Su etimología y las distintas perspectivas teóricas que la
estudiaron a lo largo de la historia. En esta instancia, tomaremos definiciones de Aristóteles,Maquiavelo, Parsons, y otras
más actuales. Empezaremos también a definir las relaciones entre el Estado y la sociedad, lo público y lo privado, el poder
y la religión. También definiremos sus funciones y haremos una catalogación de la política según los diferentes ámbitos en
los que nos encontramos y se manifiesta.
Es tan natural como legítimo que el estudiante, a la hora de enfrentarse con el desarrollo de una nueva asignatura,
interrogue acerca de su contenido, su extensión, utilidad y sobre las herramientas que permiten el abordaje de la nueva
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disciplina.
Probablemente, sea el interrogante sobre el contenido —llevado por el impulso natural de acotar lo más posible el objeto
de estudio— el que prevalezca entre aquellas reacciones iniciales que, casi inevitablemente, el contacto con una nueva
disciplina suscita.
El título de este manual, Teoría del Estado y Derecho Político —aunque debería denominarse Elementos dela Ciencia
Política, como lo consigna el subtítulo—, no solamente prefigura su contenido, sino que para quienes no han sido
iniciados en el conocimiento científico de los fenómenos políticos, abre un ancho abanico de expectativas y despierta
ilusiones. Los primeros escarceos alrededor de las cuestiones fundamentales de la Ciencia Política suelen provocar un
derrumbe de aquellas expectativas e ilusiones.
El concepto de política es amplio y no existe consenso acerca de su idea y definición. Lo mismo sucede con varias áreas
de las ciencias sociales. Esta pluralidad de interpretaciones y las vicisitudes que históricamente ha atravesado el estudio
de la política, contribuyen a ensanchar nuestro objeto de estudio y a dotarla de dinamismo. Por lo tanto, a la hora de
responder a la pregunta sobre qué estudia la ciencia política, es inevitable hacer esta aclaración sobre la enorme diversidad
de enfoques y matices con que los propios científicos y pensadores de la política abordan la problemática del objeto de
estudio.
La tarea de desentrañar el significado de este término, teniendo en cuenta al mismo tiempo que con su delimitación
conceptual estamos prefigurando el objeto de nuestra materia, no es fácil. Ciertamente, poco nos aporta el saber que la
palabra política, tal como la conocemos en nuestra lengua, proviene del vocablo griego polis, que significa ciudad. Es
necesario conocer, además, qué tipo de realidad describe el vocablo polis y en qué contexto lo hace. Como punto de
partida diremos que la polis griega era la comunidad integrada por un conjunto de hombres que residían en un territorio
delimitado con una entidad política autosuficiente y regida por un gobierno autónomo.
El origen de la palabra política se sitúa en la antigüedad clásica, y no solo desde el punto de vista etimológico, sino
también desde el histórico. Con esa palabra, los griegos designaban todo aquello perteneciente o relativo a la polis y, de
algún modo, hacían también referencia a los asuntos que eran de la incumbencia de aquella colectividad: Los asuntos
públicos.
La Real Academia de la Lengua Española nos dice que política es el arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados,
como la actividad que rigen o aspiran a regir los asuntos públicos, como también la actividad del ciudadano cuando interviene en los
asuntos públicos con su opinión, su voto o de cualquier otro modo. Para el diccionario, política significa también cortesía y buen modo
de portarse. Por extensión de las dos primeras acepciones, también con esta palabra se alude al arte o con que se conduce un asunto
o se emplean los medios para alcanzar un fin determinado. Por último, se hace referencia a orientaciones o directrices que rigen la
actuación de una persona o entidad en un asunto o campo determinado.
Pero en tanto de la misma raíz griega, el castellano recoge la palabra política con las diferentes acepciones y significados
que acabamos de ver, en el inglés (idioma en el que se han desarrollado los principales estudios politológicos
contemporáneos) la raíz griega ha derivado en tres palabras diferentes:
PO LI TI C PO LI C PO LI TE
S Y
Referida a la actividad del gobierno, de los miembros de las organizaciones legislativas o de las personas que intentan
influenciar sobre el poder. Este vocablo designa también al trabajo que supone mantener una posición de poder en el
gobierno. Por otro lado, con la palabra politics se alude al estudio de las formas en que un país es gobernado. Pero
también la politics de una persona son sus opiniones acerca de cómo debe ser gobernado un país. Al igual que lo que
sucede en castellano, por extensión, politics también designa a las relaciones que se establecen dentro de un grupo
particular o de una organización en los que se permite a determinadas personas detentar poder sobre las otras.
PO LI TI C PO LI C Y PO LI TE
S
Es lo que se entiende como un conjunto de ideas o un plan de acción para situaciones particulares que han sido acordadas
oficialmente por un grupo de personas, una organización de negocios, un gobierno o un partido político. Otro significado
de esta palabra es equivalente al español póliza, ya que se refiere al documento en el que se recoge un acuerdo alcanzado
con una compañía de seguros. Este último giro no es relevante para nuestro objeto de estudio.
PO LI TI C PO LI C Y PO LI TE
S
Se refiere al comportamiento que es considerado socialmente correcto y que demuestra preocupación y cuidado por los
sentimientos ajenos. Al mismo tiempo, cuando se habla de polite society o polite company, se está haciendo referencia
a la clase de personas que se consideran a sí mismas como mejores que otras.
La primera conclusión que arroja la comparación entre el significado primigenio de la palabra política y sus diversos
significados actuales, es la constatación de la riqueza y variedad de la fenomenología que gira alrededor del concepto.
Claro que aún nos movemos en el terreno de los significados más usuales y corrientes de política y más adelante será
necesario contrastar estas conclusiones con las que formulan los científicos de la política cuando intentan precisar el
objeto de nuestra disciplina. Pero es innegable el hechode que aquella carga de ambigüedad que pesa sobre la definición
de la política en términos corrientes, se ha trasladado también al campo del conocimiento científico, dificultando el
ejercicio de los especialistas a la hora de determinar el concepto.
Hasta aquí se destacan algunas ideas que pueden extraerse para comenzar a construir un concepto de la política: Es
aquella que refiere, por ejemplo, a los asuntos públicos, al gobierno, a las comunidades o los grupos, así como a las ideas
de acción y de actividad.
Para seguir construyendo el concepto, será necesario repasar brevemente las principales diferencias y analogías entre la
política clásica y la política en su sentido más moderno.
La idea de política
Como dijimos, el origen de la palabra política se sitúa en la antigüedad clásica, y no solo desde el punto de vista
etimológico, sino también desde el histórico. En el siguiente video veremos qué consideraba Aristóteles como política.
Les proponemos las siguientes preguntas para reflexionar:
10:54
Marcel Prelot (1961) afirmó que para los antiguos, la política pragmática era el estudio de la vida en común de los
hombres según la estructura esencial de esta vida, que es la constitución de la ciudad. Esta afirmación no solamente
ilustra la amplitud del término política, como lo utilizaban los clásicos, sino que también demuestra que en la antigüedad
no era posible dividir los conceptos de Estado y sociedad civil. La política era todo aquello referido a la vida en común
de los hombres en el ámbito de la ciudad y comprendía tanto lo social como lo político. Luego, Aristóteles sugirió el
hombre es un animal político condenado a vivir en sociedad con otros hombres. En modo alguno, esto supone el
desdoblamiento entre las esferas de lo político y de lo social.
Aristóteles y Maquiavelo en El Príncipe (1513) también quisieron responder la pregunta sobre qué es la política. Talcott
Parsons (1937) realizó un modelo tricotómico en el que distinguió tres planos de la política:
Tanto Aristóteles como Maquiavelo no dudaron en ubicar a la política en el plano de la realidad humana que, por situar al
hombre en el tiempo y el espacio, es también una realidad histórica. A este plano pertenece la realidad política.
Aristóteles lo sostuvo con su famosa frase: El hombre es un zoon politikón, un animal político, un ser político en el sentido
de que históricamente siempre ha sido miembro de un sistema político, llámese este polis, civitas, regnum, imperio,
principado o Estado Nación. De no ser así, este sería un ser inferior, una bestia, perteneciente al plano de la realidad
natural; o bien un ser superior, un Dios, situado en el plano de la realidad transhumana.
No toda actividad del hombre, para la Grecia antigua, era actividad política. Sin embargo, siempre formaba parte de un
sistema político, cualquiera sea su grado de participación en él. Las reflexiones aristotélicas sobre la política como
naturaleza del hombre, son más que un estudio sobre las formas de organización. Estas constituyen una especulación
sobre el hombre mismo, una verdadera antropología al tratar el comportamiento del hombre como miembro de una
comunidad o de una sociedad. En otras palabras, la reflexión aristotélica supone más una definición del hombre que una
definición de la política.
Es porque el hombre vive en la polis y porque la polis vive en él, que el hombre se realiza completamente como tal. Con
la idea de animal político se expresaba la concepción griega de la vida. Una concepción que hacía de la polis la unidad
constitutiva y la dimensión completa de la existencia. Por lo tanto, en el vivir político y en lo político, no se veía una parte
o un aspecto de la vida, sino el todo y la esencia. Por el contrario, el hombre no político era un ser defectuoso, un ídion, un
ser carente cuya insuficiencia estaba en haber perdido o en no haber adquirido la dimensión y la plenitud de la simbiosis
con la propia polis. Aristóteles decía que el hombre vive en la polis y para la polis y que solo una bestia o un dios puede
vivir fuera de ella. Ese animal político de la concepción griega, el polites, no se distinguía en modo alguno de un animal
social. El vivir político en la polis era, al mismo tiempo, el vivir colectivo, el vivir asociado y en comunión o comunidad.
Por lo tanto, no sería correcto afirmar que Aristóteles fundió lo social en lo político, ya que para él ambos términos
significaban las dos cosas a la vez. De hecho, la palabra social no es griega, sino latina, y sus traductores y comentaristas
medievales se la atribuyeron a Aristóteles. Con este razonamiento se deja a la posteridad no solo la imagen de un animal
político, sino también la de un animal social. Estas dos esferas de lo político y lo social caracterizan el debate hasta
nuestro tiempo.
Polis
–
La ciudad Estado, el recinto urbano, la comarca y también la reunión de ciudadanos que forman la ciudad.
Politeia
–
El Estado, la Constitución, el régimen político, la República, la ciudadanía (en el sentido de derecho de los ciudadanos).
Política
–
Plural neutro de políticos, las cosas políticas, las cosas cívicas, todo lo concerniente al Estado, la Constitución, el
régimen político, la República, la soberanía.
Politiké (techné)
–
El arte de la política.
El título griego de la obra de Platón, conocida por nosotros como la República (370 a.C.), era Politéia, que significaba
cosa común, cosa de la comunidad. Si bien Cicerón toma directamente del griego la palabra politéia para designar
la república, el latín clásico no utiliza la palabra politicus más que como adjetivo, usando para designar el conocimiento
político palabras como civilis scientia o rerum civilium scientia.
Las relaciones verticales entre los hombres no siempre fueron identificadas con la palabra política. Se las expresaba de
diferentes formas hasta el siglo XVII mediante términos como principatus, regnum, dominium,gubernaculum y por sobre
todo potestas e imperium. Si hay un término que simboliza más que ningún otro elenfoque vertical, el discurso que
llamaríamos característicamente político, ese término era príncipe. No por azar El Príncipe (1513) fue el título elegido por
Maquiavelo para su obra más trascendental.
Como vimos, la política de Aristóteles era una antropología ligada al espacio de la polis. Una vez caída la polis, “lo
político” se atenúa, diluyéndose en diferentes formas o transformándose en otra cosa. Por un lado, la política se hace más
jurídica, desarrollándose en la dirección indicada por el pensamiento romano. Por otro lado, la política se teologiza,
primero adaptándose a la visión cristiana del mundo, después con respecto a la lucha entre el papado y el imperio, y
finalmente en función de la ruptura entre el catolicismo y el protestantismo. En todo caso, el discurso sobre política se
configura, comenzando por Platón, con un discurso que es al tiempo e indisolublemente ético y político. La ética en
cuestión puede ser naturalista o psicologista, teológica o jurídica y debate el problema del bien en nombre de lo justo y de
iguales leyes. La doctrina del derecho natural, en sus sucesivas fases y versiones, resume esta normativa jurídica y moral.
La caída de la polis inaugura una compleja idea de política. De alguna forma, lo político se atenúa y se diluye frente a
diferentes influencias. Así, la política se juridiza, desarrollándose en la dirección indicada por el pensamiento romano.
Más tarde, la política se teologiza, adaptándose primero a la visión cristiana del mundo, luego a las complejas y a veces
turbulentas relaciones entre el papado y el imperio y, por último, a las consecuencias de la ruptura entre el catolicismo y
el protestantismo. De esta forma, aquel significado clásico de la política, integrado a un discurso de corte ético político
que comienza con Platón, fue matizándose al compás de la evolución del pensamiento y de las formas políticas, sin
perder aquel su perfil ético y prescriptivo. Las ideas sobre lo bueno y lo justo (que expresan las aspiraciones de la ética
naturalista, la ética teológica y la ética jurídica) planean sobre la reflexión política posclásica y alcanzan su punto de
perfección en el desarrollo de la doctrina del Derecho natural que resume esta amalgama entre normativa jurídica y
normativa moral.
La vida plenamente humana se da en la comunidad política. Así lo vio Aristóteles en la polis griega y tambiénSanto Tomás
de Aquino al considerar dicha comunidad política como sociedad perfecta en el ordentemporal. El sentido clásico de lo
político perduró hasta la Edad Media, cuando autores como Lentini postularon que la política comprende generalmente
todas las artes que ocupan la comunidad humana.
¿Significa que en la vida humana todo es política? He aquí una cuestión fundamental que requiere una respuesta clara. Su
búsqueda nos lleva a efectuar una distinción no siempre formulada entre la política y lo
político.
La política se da en el plano de la acción humana, constituyendo una actividad que realiza el hombre. Al respecto señala
Julien Freund (1965):
Es preciso insistir constantemente sobre este punto: la política es una actividad circunstancial, casual y variable en sus
formas y orientación, al servicio de la organización práctica y de la cohesión de la sociedad. Esto significa la
inteligencia, voluntad y libertad del hombre. Es ella la que da a la sociedad sus estructuras, sus formas; es ella la que
crea las convenciones, las instituciones, las leyes y los reglamentos; la que modifica las situaciones y permite al
hombre adaptarse a las condiciones variables según el espacio y el tiempo
En consecuencia, podemos responder que en la vida humana no todo es política, como lo pone de manifiesto la apatía
política comprobada por numerosos análisis políticos existente en los sistemas políticos modernos.
Si toda la actividad del hombre no es política, entonces ¿por qué el pensamiento reflexivo lo ha caracterizadocomo un ser
político (zoon politikón)? Porque siempre se lo encuentra como miembro de un sistema político, cualquiera sea su grado
de participación en él. Pero existe una razón más profunda y más esencial: Lo político es una esencia, específica, natural
y de algún modo “innata” del hombre. Pero lo político no es la única esencia. Existen otras como la religión, la economía,
el arte, el conocimiento, la moral, etcétera. De modo que, como señala Freund (1965): “Cada esencia obedece a sus
propios presupuestos y posee su fin
específico: tiene, por tanto, una jurisdicción que se extiende a un sector delimitado de la vida humana”. Es necesario
precisar la distinción entre la política y lo político como esencia. Lo político es una potencia de la sociedad que la política
traduce en actos concretos y contingentes de organización.
Ese carácter de esencia originaria que reviste lo político es lo que impide su reducción a otras esencias, otorgándole su
propia identidad que la hace distinta a la moral y la religión, como lo mostrará Maquiavelo. Luego, se pudo demostrar su
diferenciación respecto de lo económico y de lo social. La confusión entre (o la imposibilidad de aislar) las ideas de
política, antropología, moral y derecho es, precisamente, la nota distintiva del concepto clásico de política. El primer
intento de separar estos campos y de emancipar a la política de la influencia de otras actividades humanas fue una de las
tareas de Maquiavelo (1469-1527). Para el pensador florentino, tanto la moralidad como la religión son componentes
fundamentales de la política, pero a título instrumental. No son, pues, la política misma. El autor postula que la política
tiene sus leyes propias, leyes que ya poco tienen que ver con los mandatos prescriptivos de la moral, la religión o el
derecho. Quizá sea esta última reflexión, la contribución más importante del autor a la consolidación de la autonomía de
la política como terreno de reflexión y especulación teórica. Es ciertamente este autor quien inaugura la moderna visión
de la política, caracterizada por la distinción cada vez más nítida y acentuada, entre política y moral, entre política y
economía, entre política y derecho.
El Capital de Marx (1867) hace de la economía la base o infraestructura social, negando la esencia de lo político, de
manera que la política queda relegada a la superestructura. Más aún, llega a predecir su desaparición y la del Estado para
ser sustituida por la simple administración de las cosas, una vez que la humanidad alcanzara el estadio más evolucionado
de una sociedad sin clases. En la realidad histórica jamás se ha cumplido esta predicción teórica del marxismo,
absolutamente antitética del pensamiento realista que expresó Aristóteles al ver en el hombre un ser político y que precisó
Maquiavelo al describir la política como actividad tal cual como es y no como debe ser. Por eso es distinta de la moral y de
la religión y, en consecuencia, autónoma.
Hoy estamos habituados a distinguir entre lo político y lo social, entre el Estado y la sociedad. Pero estas son distinciones y
contraposiciones que se consolidaron por el impulso de los economistas clásicos preconizadores del librecambio en los
siglos XVIII y XIX que, circunscribiendo la acción del Estado, separaron la economía de la política. Queda entonces
planteada la cuestión de la relación entre el Estado y la sociedad, de la que se desprende la dicotomía público/privado,
uno de los presupuestos de la esencia de lo político
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Ha de entenderse esta autonomía, no en sentido absoluto sino en sentido relativo. Al respecto podemos decir que la
política es:
Independiente: Porque sigue leyes propias, instaurándose literalmente como ley de sí misma.
Una causa primera: Una causa generadora no solo de sí misma, sino también de todo el restodada su
supremacía.
Afirmar que la política es diferente equivale a poner una condición necesaria, no todavía una condición suficiente de la
autonomía. ¿Diferente de qué? ¿De qué modo? ¿Hasta qué punto? Con Maquiavelo la política se diferencia de la moral y
de la religión. Es esta una primera y nítida separación y diferenciación. La moralidad y la religión son ingredientes
fundamentales de la política, pero a título de instrumentos. Maquiavelo no se limitó a señalar la diferencia entre la
política y la moral. Llegó a proclamar una vigorosa afirmación de su autonomía: La política tiene sus leyes, leyes que el
político debe aplicar. En este sentido es Maquiavelo y no Aristóteles quien descubre la política. ¿Por qué él? ¿Por qué
motivo? Maquiavelo no fue filósofo, y precisamente por ello pudo alcanzar una visión directa de la realidad.
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La política no es solamente diferente de la moral, tal como hemos visto. Es también distinta de la economía y no incluye
dentro de sí misma al sistema social. El exitoso intento por perfilar la identidad de la política fue la ruptura de los vínculos
entre política y derecho, en el sentido de que un sistema político ya no se comprende como un sistema jurídico. La
política aparece como distinta de todo, lo que obliga a preguntarsequé es la política en sí misma.
Paradójicamente, la palabra política cae en desuso durante casi dos milenios. Cuando la reencontramos aisladamente —
como en la expresión dominium politicum— el vocablo es utilizado para caracterizar un pequeño espacio, un fenómeno
puramente marginal. Entre los siglos XVI y XVIII la palabra política se utilizó de diversas formas, que no son sino
desviaciones semánticas de su sentido original: policie para el francés, policey en alemán y policy en el inglés. Lo
auténticamente paradójico, sin embargo, es que durante aquel tiempo se ha seguido pensando siempre en política, porque
como telón de fondo generalmente ha existido la preocupación por mitigar y regular el dominio del hombre sobre el
hombre.
No siempre ha resultado tarea sencilla diferenciar aquellos comportamientos humanos de naturaleza ética, religiosa o
económica de los comportamientos específicamente políticos. Los contornos más difusos de estos últimos hacen que, a la
hora de diferenciar la política de otros comportamientos o funciones sociales del hombre, el camino más corto consista en
aprovechar la marcada identidad de los impulsos económicos, morales y religiosos del ser humano.
Es posible decir que el criterio que guía los comportamientos económicos es el de la maximización del beneficio al
menor costo posible. La satisfacción de las necesidades elementales de los seres humanos es una actividad que teje el
sistema de interrelación social, dentro del cual las conductas paradigmáticas son aquellas que responden al impulso de
maximización del beneficio. A pesar de que el funcionamiento del sistema económico condiciona los procesos políticos,
los comportamientos políticos del ser humano no aparecen guiados ni por el apetito de ganancia ni son explicados dentro
de la lógica de satisfacción de las necesidades de adaptación de la especie al medio ambiente natural. Y si bien economía
y política aparecen o funcionan como una dialéctica indisoluble, lo cierto es que ambas dimensiones de la naturaleza
humana son diferentes: La primera atiende a las necesidades fundamentales de supervivencia corporal, en tanto que la
segunda responde a las necesidades organizativas de los individuos que, al reunirse en comunidades, precisan de una
dirección para asegurar la convivencia y el respeto de sus normas. Entre economía y política no pueden establecerse
relaciones de supremacía o subordinación, sino circunstancialmente. Ambas generan conjuntamente condiciones
conflictivas en el interior de los grupos sociales y ambas han desarrollado mecanismos propios de gestión y resolución de
aquellos conflictos. La complejidad creciente de la vida social moderna hace que aquellos conflictos se resuelvan
mediante la interacción recíproca de estas dos grandes esferas de influencia y de poder. El criterio económico le da la
utilidad: Maximizar los beneficios al menor costo posible. El criterio de los comportamientos éticos es el bien, la acción
moral es la acción debida. Pero, ¿cuál es el criterio o la categoría de los comportamientos políticos? Debemos
preguntarnos cómo se han ido diferenciando y organizando estructuralmente las colectividades humanas. Los
denominados comportamientos políticos son comportamientos calificables en la misma medida que todos los
comportamientos no morales, es decir, calificables en función de aquellos que se adscriben al ámbito del sistema político.
El interrogante se convierte entonces en qué es lo que denotan los términos política y sistema político con respecto a
sistema social y sistema económico.
La moral no ha de ser confundida tampoco con la política, muy a pesar de que la moral aparezca frecuentemente —y ello
es deseable— como un componente central de la acción política. El criterio que guía los comportamientos éticos es el del
bien. La acción moral es la acción debida. La acción política es una acción dirigida a establecer un orden de convivencia
humana a través de la utilización del poder. Es cierto que muchas veces aquel orden de convivencia habrá de
estructurarse alrededor de valores y de principios, pero la política en sí misma, como categoría científica, prescinde de
cualquier ejercicio valorativo. Por estos motivos, a veces resulta sumamente difícil separar ambas actitudes humanas y es
de esperar que política ymoral continúen implicándose y sirviéndose recíprocamente.
Quizá resulte un poco menos dificultosa la tarea de distinguir entre política y religión. Si entendemos a la religión como
un conjunto de conductas específicamente humanas que derivan de su incapacidad para
comprender ciertos aspectos de la realidad que nos rodea, podemos advertir que la política apunta en una dirección
bastante diferente. Pero en todas las épocas, el temor a lo desconocido y la incapacidad humana para elaborar
explicaciones sobre determinados aspectos de la vida, ha estado atravesado por el ejercicio del poder en el seno de la
sociedad. Muchas veces la política ha sido un instrumento al servicio de la religión y otras ha sido la religión la que ha
servido a los propósitos de la política. Las diferencias religiosas han sido utilizadas para alentar propósitos de hegemonía
y, al mismo tiempo, los poderes políticos han sostenido posiciones religiosas o teológicas.
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Podemos entender a la política como aquella actividad humana mediante la cual alguna/s persona/s trata/n de influir en el
comportamiento de otros u otras. Así, la política puede empezar a ser definida como una actividad, entendida como un
conjunto de operaciones o tareas propias de una persona o entidad. Este concepto de actividad ya nos está advirtiendo que
hablamos de una actividad humana, sea en su faz individual o sea en su faz colectiva.
El concepto de actividad supone que aquellas operaciones y tareas propias de una persona o una entidad se hallen
encaminadas hacia un fin. La existencia de un fin concreto supone que quienes desarrollen aquella actividad empleen
determinadas herramientas, instrumentos o medios para alcanzar tal fin. Por tanto, un buen paso en la elaboración de la
definición de política consistirá en averiguar qué se proponen los hombres y sus organizaciones cuando despliegan su
actividad política y cuáles son los medios que emplean para conseguir esos propósitos.
Hay quienes entienden la política como una actividad caracterizada por la lucha por el poder. Más apropiadoque hablar de
lucha es hablar de competencia, que en condiciones de normalidad debe ser pacífica y reglada. Pero también es política la
actividad que desarrollan quienes ya detentan el poder y lo ejercen sin necesidad alguna de competir por él con otros
hombres.
Otro enfoque es aquel que alude a la política como el arte de lo posible, expresión que se atribuye a Otto vonBismarck.
Quienes combaten esta visión suelen decir que si algo es posible no habrá de necesitar de la política para poder
concretarse, por lo que invirtiendo los términos de la frase postulan que es más adecuado pensar a la política como el arte
de lo imposible, ya que la política como actividad humana no reglada ni sujeta a normas jurídicas con un amplio margen
de libertad es, por tanto, acción creadora, fuente de cambio, impulso de lo nuevo y de lo imprevisto. Así como el hombre
usa sus manos para modificar la naturaleza y crear cultura, encuentra en la política la única y formidable herramienta para
transformar la realidad.
Otros han llegado a emparentar la política con la guerra y eso, de alguna manera, corresponde a desnaturalizarla. Si la
guerra es la política hecha con otros medios, a la inversa, la política podrá ser entendida como la guerra encarada también
con medios diferentes, y ello corresponde a una exageración notable. Lo cierto es que las relaciones entre la política y la
guerra soslayan el hecho de que la política es, esencialmente, una actividad tendente a construir los consensos que
permiten el establecimiento de un orden social para la convivencia de los hombres en sociedad.
Por otra parte, no debe circunscribírsela solamente al ámbito estatal, ya que la política está presente prácticamente en
todos los campos de la actividad del hombre. Los politólogos Marsh y Stoker (1997) afirman que la política es una
actividad generalizada que tiene lugar en todos aquellos ámbitos en los que los seres humanos se ocupan de producir y
reproducir sus vidas. Esta actividad puede entrañar tanto enfrentamiento como cooperación, de forma que los problemas
se presentan y resuelven a través de decisiones tomadas colectivamente.
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¿Dentro de qué ámbitos se despliega la actividad política? En este sentido, podemos hablar de:
Micropolítica: Ámbito en donde las relaciones de poder se manifiestan a nivel individual o grupal,
generalmente el grupo, cara a cara o grupo de encuentro (por ejemplo, en la familia, en el barrio, en el
club, etcétera).
Macropolítica: En donde la política alcanza su máxima expresión y comprende las relaciones políticas de
alcance nacional que sirven para definir y explicar en profundidad la vida política completa de un país.
Megapolítica: Trata de la política existente por encima de las naciones y es materia de estudio de las
Relaciones Internacionales.
La actividad política suele concretarse en decisiones y estas decisiones, tienen la particularidad distintiva de ser
vinculantes. Es decir, obligan a todos los integrantes de una comunidad al efectivo cumplimiento de sus mandatos sin que
exista para ellos ninguna forma de ignorarlas o desobedecerlas, ya que está siempre presente la amenaza de la sanción.
De todas las comunidades, la que más ha perfeccionado este mecanismo de obediencia es el Estado, que se ha reservado
para sí la coacción, que consiste en usar en legítimamente la violencia en última instancia para asegurarse el
acatamiento a sus decisiones.
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Para que un hecho o fenómeno pueda ser cualificado como político y distinguirse de otros hechos o fenómenos que
conforman la realidad humana, deberá poseer características singulares. De esta manera, Schmitt (1933) plantea que:
Se puede llegar a una definición conceptual de lo político solo mediante el descubrimiento y la fijación de las categorías
específicamente políticas. Lo político tiene, en efecto, sus propios criterios que actúan de manera peculiar frente a
diversas áreas concretas, relativamente independientes, del pensamiento y de la acción humana, en especial del sector
moral, estético y económico. Lo político debe por esto conteneralguna distinción de fondo a la cual pueda ser remitido
todo el actuar político en sentido específico. Admitamos que en el plano moral las distinciones de fondo son bueno y
malo; en el estético, belleza y fealdad; en el económico, útil y dañino o bien rentable y no rentable. El problema es
entonces si existe un simple criterio de lo político y dónde reside; una distinción específica, aunque no del mismo tipo
que las distinciones precedentes, sino más bien independiente de ellas, autónoma y válida de por sí.
En la búsqueda de esta puntualización se han establecido tres categorías en las cuales es posible encontrar la esencia de lo
político:
La segunda categoría es una distinción entre lo público y lo privado. Con ella se trata de establecer la distinción
entre lo que pertenece genéricamente a la sociedad global y lo que pertenece a sus miembros considerados
individualmente. Existe una supremacía de lo público sobre lo privado. La esfera pública se caracteriza por relaciones
de subordinación entre gobernantes y gobernados, que son relaciones entre desiguales, mientras que en el ámbito
privado estas relaciones son entre iguales. En el campo jurídico esta distinción se traduce en que el derecho público
es tal en cuanto es impuesto por la autoridad política y asume la forma específica de ley (norma general de carácter
obligatorio reforzada por la coacción), mientras que el derecho de los privados es un conjunto de normas que los
sujetos establecenpara regular sus relaciones patrimoniales y cuya fuerza vinculante reside en el principio de la
reciprocidad, asumiendo la forma específica del contrato. En el plano de la justicia, esta dicotomía público/privado se
manifiesta en la diferenciación entre justicia conmutativa, que tiene lugar entre las
partes, opera en la sociedad de iguales y regula los intercambios apuntando a que estos sean entre cosas de igual valor
a fin de que puedan ser considerados “justos” (por ejemplo, en una compraventa fijarel precio justo, en un contrato de
trabajo establecer un salario justo, ante un daño establecer una indemnización justa o frente a la consumación de un
delito establecer una pena justa para el culpable) yjusticia distributiva que tiene lugar entre el todo y las partes y regula
la sociedad de desiguales. En ella se inspira la autoridad pública para la distribución de honores y gravámenes,
apuntando a que a cada uno lesea dado lo que le corresponde según su mérito, su necesidad o su trabajo.
La tercera distinción es entre amigo/enemigo y sostiene que lo político puede encontrar su fuerza en los más diversos
sectores de la vida humana, en las contraposiciones económicas, religiosas o de otro tipo, no indicando un sector
particular concreto, sino solo el grado de intensidad de una asociación o disolución de hombres, creando la dialéctica
del conflicto y la lucha con el enemigo público. Es ella la que da a los actos y a los motivos humanos sentido público y
a ella se refieren todas las acciones y motivos políticos. Pero esta manera de entender a lo político no es enemistad
pura y simple, sino la posibilidad de distinguir entre el amigo y el enemigo y poder presuponerlos. Como sostiene
Delgado Parra de la Universidad Nacional Autónoma de México en su trabajo El criterio amigo/enemigo en Carl
Schmitt, es una expresión de la necesidad de diferenciación que conlleva un sentido de afirmación de sí mismo
(nosotros), frente al otro (ellos). Así, es posible observar el contenido positivo de la relación amigo/enemigo como
conciencia de la igualdad y de la otredad, la cual se define marcando al grupo entre los que se distinguen de los otros
con base en ciertos referentes. La diferencia nosotros/ellos establecen un principio de oposición y
complementariedad. La percepción que un grupo desarrolla de sí mismo en relación con los otros es un elemento que,
al mismo tiempo que lo cohesiona, lo distingue. La posibilidad de reconocer al enemigo implica la identificación de
un proyecto político que genera un sentimiento de pertenencia. Pero ni la identificación del enemigo, ni el
sentimiento de pertenencia, ni la misma posibilidad de la guerra que le dan vida a la relación son inmutables. Se
encuentran sometidos a variaciones continuas. Al enemigo político se lo distingue porque es el otro, el extranjero. La
tensión específicamente política de esta separación se manifiesta en la posibilidad extrema de la guerra. Plantea la
problemática de la relación y organización internacionales.
Las dos primeras categorías se manifiestan en el plano interno de la realidad política y la tercera, en el plano externo.
9 20
La actividad humana política tiene una esencial dimensión teleológica y como tal está orientada hacia un fin, que es el
realizar un orden de convivencia humana y crear un orden social deseable. Pero no toda actividad que se pronuncie
por un orden de convivencia puede considerarse actividad política en sentido estricto. El orden de convivencia que la
actividad política se propone realizar y que afecta a la comunidad entera, ha de ser libre y voluntariamente admitido. Los
medios con que cuenta la política para alcanzar estos fines y que habrán de adecuarse a tal pretensión, se manifiestan a
través del poder.
En el devenir de la política cotidiana la actividad se desarrolla en diferentes dimensiones, que a los finesanalíticos podemos
diferenciar entre:
LA PO LÍ TI C A C O M O A RTE LA PO LÍ TI C A C O M O TÉ C NI C A LA PO LÍ TI C A C O M O C I E NC I A
Se manifiesta en la competencia que se establece entre los individuos que tratan de alcanzar el poder. Al no ser una
competencia reglada, cada uno de los protagonistas que procura el poder, a la manera de un artista, le imprimirá a su
accionar su sello personal y, seguramente, aquellos que se diferencien por su habilidad, intuición, adaptabilidad a nuevas
situaciones, coraje, prudencia, serán los que obtengan los mejores resultados. La actividad política desplegada será
creativa y desde luego, imprevisible.
LA PO LÍ TI C A C O M O A RTE LA PO LÍ TI C A C O M O TÉ C NI C A LA PO LÍ TI C A C O M O C I E NC I A
Dimensión que comprende la actividad que despliegan los gobernantes. Si bien estos podrán imponer su particular estilo
de conducir y cierto margen de discrecionalidad, el ejercicio del gobierno es una actividad reglada a la cual necesariamente
deberán ajustarse todos aquellos que sean los titulares de los cargos. En este caso, la actividad política será perfectamente
previsible. Para sancionar una ley, por ejemplo, deberá siempre seguirse el mecanismo ya establecido.
LA PO LÍ TI C A C O M O A RTE LA PO LÍ TI C A C O M O TÉ C NI C A LA PO LÍ TI C A C O M O C I E NC I A
No se manifiesta en la actividad política que desarrollan los hombres, sino en el conocimiento que podemos tener de esa
actividad ajustándonos a las reglas del método científico. Será la ciencia política la disciplina que se encargue del
conocimiento sistemático y objetivo de los hechos y fenómenos que conforman la realidad política.
10 20
En esta unidad nos volcaremos hacia la ciencia política y el conocimiento de la misma. También la ciencia es un concepto
amplio que tiene sus propias discusiones. A modo de resumir, diferenciaremos las ciencias formales de las fácticas e
intentaremos especificar las funciones de la ciencia política y sus objetivos de estudio. También hablaremos de la
importancia del conocimiento político para actuar en la sociedad. Hacia el final desarrollaremos la teoría política y la teoría
del Estado hasta llegar al derecho político.
Desde la antigüedad clásica hasta los finales del siglo XIX, el estudio de la vida política no constituyó una disciplina en
sentido estricto, sino un cúmulo de influencias heredadas. Desde los griegos en adelante, todas las civilizaciones han
dejado testimonio de su vida política. En La República de Platón (-375 a.C.) se habla de un Estado ideal que no ha
existido ni existirá jamás. Desde entonces se ha puesto el acento en el
deber ser, reflexionando sobre la mejor forma de gobierno, sobre el estado idea y la justificación del poder. Estas
reflexiones carecen de valor científico. Un primer paso hacia esa objetividad que exige la ciencia es la fractura
epistemológica que produce Maquiavelo en el siglo XVI, quien hace hincapié en la observación y declara que quiere
describir lo más objetivamente posible, la realtá effetuale. Hasta finales del siglo pasado los estudios políticos son de
base fundamentalmente moral, con un carácter profundamente sintético y su objeto consistió en una colección de temas
vagamente relacionados, transmitidos y modificados a través delos siglos. Exteriormente, todo lo que parecía unirlos era
su relación común con ciertas instituciones y prácticas políticas.
A partir de la formulación de las ciencias sociales hacia finales del siglo XIX, se han tratado de aplicar los métodos de la
ciencia naturales a los fenómenos sociales, suponiendo que el método científico podría contribuir tanto a su mejor
comprensión como a la solución de problemas prácticos que enfrentan los hombres en su vida en comunidad. A partir de
esta nueva perspectiva se trataron de encauzar los estudios políticos por las ciencias exactas para evitar la especulación no
científica acerca de la vida política.
Lo que distingue a los hombres que escribieron sobre los asuntos políticos no es el objeto de su especulación, sino el
método con el que tratan de aplicar al conocimiento de la realidad que estudian. Los politólogos pretenden un alto grado
de confiabilidad en sus conclusiones y difieren de las consideraciones de filósofos y teólogos, de testimonios y
comentarios de los participantes, o de referencias literarias. El politólogo busca identificar las condiciones bajo las cuales
resultan verdaderas las afirmaciones que realiza.
11 20
2.2 La ciencia
Podemos definir a la ciencia como un conocimiento sistemático y objetivo, sujeto a verificación empírica e
intersubjetivamente transmisible.
Una primera clasificación distingue entre ciencias formales y ciencias fácticas. Bunge (1960) señala que las primeras
no informan sobre la realidad ni se ocupan de los hechos. La matemática y la lógica (ciencias formales) son
construcciones racionales, sistemáticas y verificables, pero no son objetivas, (tratan de entes ideales que solo existen en la
mente humana). Los lógicos y los matemáticos construyen sus propios objetos de estudio (por ejemplo, el número). Estas
ciencias se denominan formales porque sus objetos no son cosas ni procesos, sino formas en las que se puede verter una
cantidad ilimitada de contenidos, tanto fácticos como empíricos. De esta manera, la ciencia formal nunca entra en
conflicto con la realidad, ya que se ocupa de las relaciones entre signos.
Las ciencias fácticas, como su nombre lo indica, se ocupan de los hechos. El objeto de ambos tipos de ciencia es diverso:
Las ciencias fácticas tratan sobre sucesos y procesos. El método también difiere: Las ciencias formales se contentan con
la lógica para demostrar sus teoremas y las ciencias fácticas necesitan de la observación y la experimentación para
confirmar sus conjeturas.
A diferencia de las formales, en las ciencias fácticas la racionalidad (o coherencia con un sistema de ideas ideado
previamente) es necesaria, pero no suficiente. No es garantía que se obtenga la verdad. Además de ello, es necesario que
los enunciados de las ciencias fácticas sean verificables en la experiencia. Solo luegode esta verificación empírica puede
considerarse que un enunciado es adecuado a su objeto (es decir, verdadero) y aun así, solo será válido hasta el momento
en que nuevas experiencias demuestren lo contrario.
A esta altura de la exposición se habrá advertido que la ciencia política es una ciencia fáctica. Como tal, participa de
las características de tal tipo de conocimiento: Se ocupa de los hechos (fenómenos políticos),
requiere verificación y sus hipótesis son provisionales (una experiencia posterior puede no confirmar la previsión).
Las ciencias fácticas suelen clasificarse en ciencias naturales (física, química, astronomía, etc.) y ciencias sociales. Entre
estas últimas deberá colocarse a la ciencia política, junto a la economía, la sociología, la antropología, la psicología, la
historia, etc.
BU SC A LE YE S
A NA LÍ TI C A E SPE C I A LI ZA D A V E RI FI C A BLE G E NE RA LE S
Aborda problemas circunscriptos y trata de descomponer el todo en sus elementos. No ignora la síntesis,pero descarta
la pretensión de que las síntesis puedan ser aprehendidas por una intuición especial, sin previo análisis.
BU SC A LE YE S
A NA LÍ TI C A E SPE C I A LI ZA D A V E RI FI C A BLE G E NE RA LE S
La aplicación del método depende del objeto al que se aplica. Esto explica la multiplicidad de técnicas y la relativa
independencia entre los diversos sectores de la ciencia. Sin embargo, esta diversidad atenta contra la necesaria
interrelación que debe existir entre las diversas ciencias que se ocupan del mismo objeto y a la que se tiende por
medio de estudios interdisciplinarios.
BU SC A LE YE S
A NA LÍ TI C A E SPE C I A LI ZA D A V E RI FI C A BLE
G E NE RA LE S
Debe poner a prueba toda suposición. Es empírica en el sentido que la comprobación de sus hipótesis involucra
experiencias, pero esta experimentación no se reduce al laboratorio. Las ciencias sociales, a diferencia de las naturales,
tropiezan con la seria dificultad de poder aislar el objeto de estudio (en condiciones de laboratorio) o sustraer la
experiencia de las influencias externas.
BU SC A LE YE S
A NA LÍ TI C A E SPE C I A LI ZA D A V E RI FI C A BLE G E NE RA LE S
Trata de insertar los hechos singulares dentro de leyes que se pretenden cada vez de mayor grado degeneralización.
El hombre se encuentra dentro de un gran universo y a la vez siente que hay otro ámbito mucho más complejo, que es
donde se encierra su yo. Aparentemente, las regularidades de este mundo son caóticas y la tarea de la ciencia consiste en
interpretar razonadamente la experiencia a través del descubrimiento de generalidades válidas y su consecuente
aplicación a acontecimientos particulares. En toda observación hay implícito un trabajo de descripción y de
interpretación. La labor del científico consiste en seleccionar elementos de la experiencia, interpretarlos y extraer una
consecuencia generalizadora.
Ciencia y filosofía
Aunque todas las ciencias nacen merced a su separación de la filosofía, algunas de esas separaciones fueron adquiridas.
El cultor de las ciencias naturales y experimentales no sintió más la necesidad de definirse a sí mismo como un no
filósofo. Distinto es el caso de las ciencias sociales, cuya separación es relativamente reciente y todavía incompleta. De
ello se desprende que, para las ciencias sociales, el problema de las relaciones con la filosofía sigue estando de pie.
Una pregunta general que podremos formularnos será en qué consiste la diferencia de la filosofía con la ciencia, una
pregunta específica será en qué se diferencia la filosofía política de la ciencia política.
La filosofía puede ser vista como un contenido de saber y/o como un método de adquisición de ese saber. Si los temas del
filósofo son diferentes a los temas del politólogo, es porque uno mira hacia donde el otro no ve, es decir, porque los
criterios y objetivos del primero no son los del segundo. Por ello, es preciso establecer claramente las diferencias que se
establecen entre filosofía y ciencia.
Filosofía Ciencia
ciencia?
12 20
El interés de la ciencia política se centra en el conocimiento de lo político y no en el hacer como arte de la política. De
ahí que sea pertinente señalar los conceptos del conocimiento en general y del conocimiento político en particular.
El conocimiento
Partiendo de un realismo gnoseológico, es decir, sin supeditación a valores (el proceso de cognición precede a nuestras
elecciones de valor), entendemos que el conocimiento expresa una relación entre un sujeto cognoscente y un objeto por
conocer en la que este sujeto busca aprehender al objeto sin modificarlo ni confundirse con él. De manera que ambos
conservan su independencia en todo el proceso del conocimiento, manteniéndose el dualismo sujeto/objeto que
constituye la esencia del conocimiento, no obstante la correlación existente. El sujeto cognoscente actúa receptivamente
frente al objeto por conocer, de modo que el conocimiento es la captación del objeto por el sujeto que se determina en
una imagen objetiva de aquel.
Durante todo el proceso del conocimiento, ambos —sujeto y objeto— conservan su independencia. En este proceso del
conocimiento se distinguen:
El conocimiento político
En el conocimiento político, el sujeto cognoscente se encuentra frente a un objeto por conocer: La realidad política. La
aprehensión por el sujeto cognoscente de la realidad política, tal como ella es, constituye el saber teórico o teoría
política. Este conocimiento es un modo del conocimiento científico porque participa de sus características esenciales:
Es un saber objetivo porque se esfuerza en aprehender al objeto (la realidad política) en su manifestación existencial,
es decir, en su dimensión ontológica y no en la esfera metafísica o del deber ser. De ahí que sea un saber basado en
juicios existenciales o de mero conocimiento, y no en juicios de
valor o subjetivos.
Se adquiere con arreglo a un método, que es el método científico, que según Arnold Brecht se desenvuelve en las
siguientes etapas:
1. Observación: Basada en la captación o atenta consideración profunda de los hechos y fenómenos de la realidad
política, o algún sector de ella, la que se presenta como el objeto por conocer, a fin de aprehenderla tal como ella
es (y no como debería ser).
2. Descripción del objeto: Expresando mediante símbolos o signos los datos obtenidos.
3. Clasificación y medición: Ordenando los hechos o fenómenos en categorías o tipos especiales, y de ser posible
medirlos.
4. Aceptación o recusación: Es un chequeo que se realiza antes de seguir avanzando en la investigación a los
efectos de aceptar (o no) los resultados obtenidos en los pasos anteriores. Es una confrontación de objetividad a
fin de no desnaturalizar el objeto por conocer.
5. Generalización inductiva: Es también provisoria y se formula como una hipótesis fáctica, resultantede los
hechos particulares aceptados en los pasos anteriores. Es una etapa fundamental, pues aquí se realiza una
operación propiamente teorética, como es la elaboración inductiva de una hipótesis fáctica basada en los
hechos y fenómenos observados, y no en meras formulaciones apriorísticas.
6. Intento de explicación: Se efectúa como hipótesis teorética. La teoría es principalmente explicativa. Este paso se
sitúa en el centro de la función teórica, procurando explicar, mediante determinadas causas, los hechos o
fenómenos particulares.
7. Deducción lógica: Aquí se aplica la deducción lógica pero basada en generalizaciones fácticas o inductivas. Por
lo tanto, no es una formulación deductiva a priori.
8. Comprobación: Las generalizaciones teóricas formuladas y las explicaciones deductivas mantienen siempre un
carácter provisional, cuya aceptación será contrastada mediante nuevas observaciones, descripciones,
clasificaciones o mediciones, con el fin de verificar la validez de la proposición o generalización teórica.
9. Corrección: Es una consecuencia necesaria del paso anterior. La aceptación provisional debe ser ajustada o
corregida si no ha podido ser comprobada. Esto debe ser así porque la teoría constituyeun cuerpo articulado y
coherente de proposiciones o generalizaciones lógicas no contradictorias.
10. Previsión: Apunta a la predicción, fase superior de la teorización, de hechos o fenómenos como consecuencia
de ciertas conexiones causales. No se trata, pues, de una predicción intuitiva o basada en una verdad revelada,
sino de una previsión fundada en la realidad fenoménica, empíricamente elaborada y que reviste, en todo caso,
un carácter probabilístico.
11. Recusación: Esta etapa confirma el carácter provisional con que se aceptan todas las afirmaciones obtenidas por
la aplicación rigurosa de los pasos anteriores. Las proposiciones no confirmadas porel método científico quedan
excluidas sistemáticamente. La verdad científica es relativa, no absoluta; es provisional, no eterna; se alimenta
en la duda, no en la fe.
Siendo un conocimiento empírico y adquirido conforme a las reglas del método científico, sus datos pueden ser
comunicables por el sujeto cognoscente, de manera que es intersubjetivamente transmisible a otros sujetos
cognoscente. A su vez, pueden verificarlo usando el mismo instrumento de análisis para esos hechos, fenómenos,
hipótesis o proposiciones.
Niveles de teorización
En la ciencia política podemos distinguir tres niveles de teorización: Un nivel inferior, que es descriptivo y semanifiesta
en los primeros pasos del método científico. El segundo nivel se desenvuelve en el plano explicativo y constituye la
genuina labor teorética que está destinada a establecer un núcleo teórico sólido de la ciencia política. El tercer nivel de
teorización, o fase teorética superior, corresponde al plano predictivo, que es el de mayor desarrollo teórico dentro de las
ciencias.
La ciencia política
Muchos se formulan las siguientes preguntas: ¿Qué es la Ciencia Política? ¿Cuál es su objeto de estudio? Loque
podríamos decir es que el interés se centra en el conocimiento de lo político y no en el hacer como arte de la política.
¿Sirve el estudio de la ciencia política para entender los distintos hechos que ocurren en una
sociedad?
¿Considera que hoy se formulan afirmaciones políticas sin el debido fundamento? ¿Por qué?
Toda ciencia deberá determinar con precisión cuál será su objeto de estudio y su método de estudio. Establecidas las
premisas del método para un conocimiento científico, deberemos precisar cuál será su objeto de estudio. Este fue un tema
debatido durante mucho tiempo y luego de establecer que tanto el Estado (una forma política transitoria) como el poder
(un concepto que resulta demasiado amplio si no se especifica qué es poder político) no eran lo suficientemente precisos,
se determinó que su objeto de estudioes la realidad política, parte integrante de la más amplia realidad humana y que a
su vez se distingue de la realidad natural (o plano no humano) y de la realidad última y trascendente (situada en el plano
teológico o trascendente).
La realidad política (que abarca tanto al Estado como al poder, pero los trasciende) está conformada por los siguientes
elementos políticos o que tienen incidencia política:
Hechos.
Instituciones.
Para que estos elementos constitutivos de la realidad política puedan ser cualificados como políticos deben estar insertos
en alguna de las categorías de lo político: mando/obediencia, público/privado, amigo/enemigo. Las dos primeras se
manifiestan en el plano interno de la realidad política y la tercera, en el plano externo.
La realidad política incluye valores, y fundamentalmente al hombre, con sus valoraciones, sus instituciones, sus formas
relacionales, y su historia, por lo que como orden de convivencia presenta elementos objetivos ysubjetivos y en este
sentido, tanto la investigación de las individualidades como la captación de las formas sociales en su integridad,
constituyen la esencia de los análisis políticos.
14 20
En la realidad política, a la que solo podemos escindir con fines teóricos de la realidad humana en la queestá inserta,
distinguimos dos planos:
El plano interno: Conforma el sistema político tradicionalmente conocido como Estado, pero nose
confunde con este, ya que lo político precede y supera histórica y ontológicamente al Estado.
Analíticamente, es conveniente distinguir el sistema político interno y sus diferentes regímenes políticos, del sistema
internacional, por la presencia de características específicas de cada uno de ellos. Para distinguirlos claramente
deberemos precisar su elemento determinante: La fuerza. Las relaciones entre los miembros de cada uno de los sistemas
también es distinta: De subordinación en el plano interno y de coordinación, en el externo.
Múltiple
–
Si bien en su esencia más profunda es siempre la misma, reducible a una relación de poder, en sus manifestaciones
epocales es una realidad múltiple. Así, personas tan distintas como un faraón, un emperador, un cónsul romano, un rey
o un presidente tienen en común el ser depositarios del poder político.
Polifacética
–
Reconoceremos dos faces:
La faz estructural: Expresada en instituciones que plantean un sistema de cargos o roles diferenciados y
jerarquizados que diferencian y jerarquizan a sus ocupantes respecto del resto de la gente y entre ellos.
La faz dinámica: Que se desarrolla en el interior de la estructura. Su actividad puede tener como fines inmediatos
la ocupación de cargos o roles en el sistema político, su conservación, la resistencia o adhesión a la actividad que
se despliega desde ellos, etc. Como fines mediatos encontramos la realización de una determinada representación
de un orden social deseable. Esta faz comprende a su vez:
La faz arquitectónica: Es el ejercicio del poder político por parte de los gobernantes y en general se orienta hacia
los fines mediatos. Es, por lo tanto, actividad creadora, constructora, conductora e integradora.
La faz agonal: implica competencia por el poder entre aquellos que quieren ocupar los cargos degobierno.
La faz plenaria: es la integración de las dos faces anteriores y busca permanentemente el equilibrioentre consenso
y conflicto, entre orden y movimiento, y entre estabilidad y cambio.
Variable
–
Si bien siempre existen las fases anteriormente citadas, varían las modalidades en que se presentan porque varían las
formas, las fuerzas, las actividades, los comportamientos, las creencias, los valores y las opiniones de los miembros de
una comunidad política.
Simbólica
–
No es una realidad totalmente objetiva como la naturaleza, ni totalmente subjetiva como los sueños. Es una realidad
objetivable impregnada del subjetivismo de los hombres. Además de racional, es un universo
mágico de representaciones, creencias y apariencias.
Multirrelacionada
–
La realidad política mantiene relaciones con todas las manifestaciones de la realidad humana, con la sociedad, con la
moral, con la economía, con el derecho, con la historia, con la psicología, etcétera.
15 20
La teoría política, enfocada como conocimiento científico de lo político, surgió hacia fines del siglo XIX y se afianzó en
esta dirección en el siglo XX, particularmente después de la II Guerra Mundial.
Se distingue, entonces, la teoría política moderna de la tradicional, así denominada porque su origen data desde el
pensamiento filosófico de Platón y Aristóteles y se prolonga bajo diversas corrientes doctrinarias por casi veinticinco
siglos. Esa ciencia política tradicional se caracterizó por su fundamentación filosófica, en general de base ética, histórica,
institucional y predominantemente jurídica y estrechamente vinculada con el Estado.
De este dominio amplio e impreciso de la ciencia política tradicional, se separa un sector definido para someterse a la
rigurosidad del método científico y como enfoque teórico. A partir de aquí, no solo la forma política Estado es analizada
en virtud de una teoría científica, sino también se incluyen en el análisis otros sectores no públicos integrantes de la
realidad política como los partidos, los grupos de interés, las asociaciones, la opinión pública, ampliándose el contenido
de una materia que ya no puede seguir siendo denominada teoría del Estado o derecho político, en lugar de su más
apropiada designación de teoría política.
La teoría política es una teoría empírica, no valorativa, que constituye el núcleo de la ciencia política moderna. Es
importante precisar que no hay ciencia política sin teoría política, ni teoría política que no sea científica. Es por ello que
todo conocimiento que no busque aprehender la realidad política de manera sistemática y tal como ella es, será doctrina,
ideología, utopía, pero de ninguna manera teoría. La teoría política describe los hechos y explica las relaciones fácticas o
las regularidades que descubre en la realidadpolítica, acerca de la autoridad, el poder, las instituciones y demás hechos y
fenómenos que la conforman, mediante juicios de conocimiento que integran la ciencia política moderna, diferenciándose
de la tradicional. Por esto es importante establecer claramente cuáles son las diferencias que distinguen al enfoque
tradicional del enfoque moderno, pues es solamente este último el que deberá considerarse como
ciencia política en el más estricto sentido.
Este criterio que sostenemos, y que tal vez pueda parecer demasiado riguroso, es el que le permitió a la ciencia política
adquirir su identidad, precisar su objeto de estudio y promover su espectacular desarrollo a partir de la segunda mitad del
siglo pasado.
A pesar de que aún hoy existen quienes confunden la teoría científica con postulados de carácter normativo o prescriptivo,
el verdadero empeño en avanzar hacia una disciplina autónoma, con su propio objeto de estudio y con métodos y técnicas
apropiadas, está en recorrer el camino que nos marca la labor teorética basada en la rigurosa aplicación de los pasos del
método científico. Por ello creemos útil marcar las diferencias que existen entre la ciencia política tradicional y moderna.
Variable de
diferenciación Ciencia política tradicional Ciencia política moderna
Fundamentación
ética — moral científica — relativista
práctico — doctrinal —
Modo de
conocimiento especulativo — teórico
ideológico — utópico
relacional — estructural
funcional — sistémica
esencialmente político,
presupuestos:
mando — obediencia
residual — sintético — selectivo —
Contenido perspectivista
público — privado
amigo — enemigo
dinámico (enfocado en lo
político como sistema, como
Enfoque estático (enfocado en el Estado)
proceso)
La ubicación dada por los especialistas y estudiosos que confeccionaron la lista tipo de la Unesco en 1948 demuestra el
carácter prioritario de la teoría política para la ciencia política, no solo por cuanto la encabeza,
sino porque se la supone en los demás temas que se incluyen en el listado, como las teorías particulares referidas —en el
plano interno— a las instituciones políticas, a los partidos, a las asociaciones de interés y opinión pública, abarcando,
asimismo, a las relaciones internacionales en el plano externo de la realidad política.
La teoría política
–
1. La teoría política.
1. La constitución.
2. El gobierno central.
4. La administración pública.
4. La opinión pública.
1. La política internacional.
3. El derecho internacional.
Esta lista, confeccionada bajo una fuerte influencia del pensamiento anglosajón, constituye una mera enumeración
pragmática de temas de la ciencia política, en el sentido que no encierra un concepto esencial y distintivo de lo político,
Por este motivo la lista deberá ser considerada como una nómina ejemplificativa oindicativa, pero no como limitativa o
taxativa de los temas que corresponden estudiar. De todas maneras, este criterio no significa restarle su valor, pues al
momento de ser formulada constituyó un serio intento de acotar el objeto de estudio cuando parecía que la disciplina se
subsumía o diluía en otros campos del conocimiento. Una prueba de su importancia es que a los pocos años Easton, D.
introduce el análisis sistémico, produciendo un cambio radical en los paradigmas que hasta entonces dominaban los
estudios políticos. Del mismo modo, la lista tipo es un referente obligado para la construcción de las currículas
universitarias, pues la remisión a ella cuando se diseñan planes de estudio es inevitable.
16 20
Conforme a los presupuestos sentados precedentemente acerca del conocimiento científico, podemos concebir a la teoría
política como el conjunto sistemático de proposiciones o generalizaciones basadas en el análisis riguroso de los
hechos y fenómenos que conforman la realidad política. La teoría política moderna reconoce su objeto de estudio en
la realidad política, ampliándolo más allá del Estado y del poder; pero, a la vez, circunscribe su enfoque a la captación de
esa realidad tal y como es mediante la formulación de juicios existenciales y procura la elaboración de un cuerpo
coherente o sistema de generalizaciones explicativas de los hechos y fenómenos que conforman la realidad política, sin
que dicha explicación trascienda al plano metateórico con la expresión de juicios de valor, es decir, poniendo énfasis en
la investigación empírica y no en la filosofía moral.
La confusión conceptual entre teoría política y doctrina política ha sido categóricamente recusada con claros
fundamentos y hoy ya no son términos intercambiables. Teoría corresponde al conocimiento especulativo y la doctrina al
conocimiento práctico. Mediante la teoría se trata de reconocer la realidad tal cual es, mediante la doctrina de influir
sobre ella. La primera es un modo de pensar destinado al conocimiento comunicable, confrontable y de validez general.
La segunda es un modo de pensar destinado a proyectarse en la realidad política.
Podemos definir a la doctrina como un modo de conocimiento reflexivo
que trata de interpretar la realidad política desde un punto de vista
subjetivo, juzgando y valorando los hechos, aceptándolos o
rechazándolos en función de una weltanschauung (cosmovisión), de
valores, creencias, motivaciones o finalidades del sujeto cognoscente. La
doctrina no necesariamente conduce a la acción.
Durante mucho tiempo se ha tendido a considerar, especialmente en el nivel de la enseñanza, que la teoría política se
reducía principalmente al análisis de las doctrinas, o sea de las “grandes obras” del pensamiento político. Sin embargo, el
pensamiento político de los autores clásicos constituye el conjunto de las doctrinas políticas que son el objeto de la historia
de las ideas y prestan una ayuda valiosa para conocer tanto la época como el ambiente en que se formularon y la influencia
que ejercieron.
Hemos visto que el conocimiento teórico constituye un sistema de saberes enunciados como aserciones o hipótesis sobre la
realidad política. La ideología también es un sistema de ideas. Pero mientras el sistema teorético es un sistema abierto o
redefinible, la ideología, en cambio, es un sistema predominantemente cerrado a cualquier recusación y cuasi dogmático
que primordialmente se orienta hacia la acción política.
Es confuso y erróneo llamar ideología a todo sistema de ideas, como se hace a veces con la filosofía de Aristóteles o con
la teología del Antiguo Testamento. Esos sistemas de ideas pueden suministrar la base de una ideología, pero solo después
de haberse relacionado con la acción en un sentido específico y para una específica situación. Las ideologías son
conjuntos de ideas vinculadas al orden político y social existente y pretenden cambiarlo, defenderlo. Las ideas contenidas
en una ideología están, en cuanto tales, relacionadas con la acción y pueden ser verdaderas y apropiadas o no serlo; lo que
las convierte en ideología es su función en el cuerpo político. Las ideologías, y esto es lo que las diferencia de la teoría y
la doctrina, impulsan a sus partidarios y adeptos a la acción para conseguir su realización.
Resumiendo podemos decir que tanto la teoría, doctrina e ideología política son modos de conocimiento de lo político;
por lo tanto, en las tres siempre podrá haber un sujeto cognoscente y un objeto por conocer: la realidad política. Tres
observadores frente a una misma realidad política se diferenciarán entre sí por la actitud como sujeto cognoscente
respecto a esa realidad política que observan.
Si otro la analiza desde su subjetividad, y en concordancia con sus valoraciones y creencias acepta o rechaza
esa realidad, estará haciendo doctrina.
Si el tercero analiza esa misma realidad, también desde su subjetividad y además actúa sobreella para
mantenerla o modificarla, estará haciendo ideología.
En este compartimiento entran, por igual, las antiutopías que describen no un ideal que debe serperseguido, sino un
modelo que jamás debe cobrar vigencia.
Incluye a los escritores políticos que se han propuesto analizar el fundamento de la relación política, es decir,
determinar el porqué unos hombres aceptan ser mandados por otros hombres y los motivos que explican la
obediencia al poder. Se agrupan aquí pensadores antiguos y modernos que proponen variadísimas soluciones, que en
el fondo se limitan de ordinario a señalar las condiciones que el poder debe adoptar para ser aceptado como válido,
dejando indeterminado los modos en que, en la práctica, pueden darse esas condiciones. Desde este punto de vista, la
filosofía política es una ideología.
La filosofía política como individualización de la categoría de lo político
Tratando de lograr la determinación del concepto general de política, de lo que caracteriza al fenómeno político y lo
hace tal diferenciándolo de los demás fenómenos humanos. Se inscriben aquí los que sostienen a la ideología de la
fuerza como el elemento constitutivo y legitimante del Estado, y a las categorías, amigo/enemigo, público/privado y
mando/ obediencia.
Es la orientación filosófica más moderna y aguda. Es el modo más correcto de entenderla: Como una simple
metodología, como una reflexión crítica sobre el discurso político, ya sea este del científico moderno o de los teóricos
políticos del pasado. La filosofía política se presenta aquí como una investigación de segundo grado que tiende a
analizar, aclarar y clasificar el lenguaje (que se presenta impuro o de muchas dimensiones y que en el acto en que se
usa cumple funciones diversas: designa y evalúa, describe y al mismo tiempo prescribe), los argumentos y los
propósitos de todos los que han hecho o siguen haciendo de la política un objeto de discusión y de estudio. En este
sentido se puede hablar de filosofía política como la comprobación rigurosa de los procedimientos con que se lleva a
cabola investigación de la ciencia política empírica y como una operación crítica que tienda a cuestionar cualquier
discurso, investigación o razonamiento, que tenga por objeto la política.
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La teoría del Estado en sentido estricto —esto es, no como estudio de todas las formas de dominación política— hace su
aparición conjuntamente con su objeto. Por acuerdo generalizado, datamos el origen del Estado en la época del
renacimiento europeo y, como el primer Estado comenzó siendo absoluto, la primera teoría del Estado comenzó siendo del
Estado absoluto.
Para esta teoría del Estado absoluto, el primer problema es el de conocer el sujeto a que ha hecho depositario del poder
por designio divino, esto es, el soberano. Intervienen aquí consideraciones no muy refinadas por la injerencia de
cuestiones morales, sumado a la tosquedad de las instituciones políticas que apenas dejaban sitio para formas de cambio
pacífico del poder, propuestas por los teóricos absolutistas que vinculaban el objeto de esta con la divinidad. La teoría del
derecho divino de los reyes es una piedra angular.La contrapartida a la teoría del monarca absoluto como justificación de
este tipo de poder es que aquel sea un déspota. El mecanismo del derecho divino no dejaba sitio a una consideración
racionalista de la política.Sin duda se pensaba que la ley es la materialización de la razón, solo que esta, en lugar de
reinar de modo indiscutible, tenía por encima nada menos que la verdad revelada, una verdad tanto más incuestionable
cuanto que, en muchos casos, parecía problemática. Esta teoría del Estado absoluto realizó una obra en sentido
permanente, ya que los estudiosos de la época estaban obligados a abordar de modo objetivo y dar cuenta de la lenta
aparición de un ente nuevo, compuesto, a su vez, por factores insólitos hasta la fecha, como funcionarios públicos y
burócratas, haciendas públicas, ejércitos permanentes, etc. El Estado sería un fenómeno decisivo en la historia de la
humanidad y no es aventurado atribuirle buena parte de la responsabilidad histórica en el cambio de la sociedad del
antiguo régimen a la sociedad moderna, esto es, en la famosa desaparición de los órdenes intermedios y los mecanismos
de identificación grupal de las personas.
Una de las consecuencias paradójicas fue, que en la lucha del monarca contra los estamentos, y muy especialmente la
nobleza, la racionalidad de la administración obligaba a tratar de igual modo a los súbditos. Lo que distingue a los
ciudadanos de los súbditos no es que los primeros tengan derechos, ya que los
segundos también los tenían, sino que tienen iguales derechos. Esta igualdad, que se afirma con la Revolución Francesa
de 1789, había comenzado a gestarse durante el Estado absoluto.
De aquí surge, casi de modo imperceptible, la teoría del Estado de derecho. Sin duda ésta se formula más velozmente en
las sociedades posrevolucionarias como Inglaterra, a partir de la doctrina lockeana del gobierno por consentimiento o en
Francia con la idea del poder neutro o poder moderador. Pero también se recibe en sociedades en las que no ha habido
revolución burguesa, como en Italia y Alemania.
De los germanos surge la Rechtsstaat, la Teoría del Estado de Derecho, propuesta por Von Mohl en el siglo XIX, que en
su concepción continental es un programa político de la burguesía liberal y sus ideólogos frenteal monarca absoluto. La
teoría pretende hacer admitir al monarca la supremacía, no del pueblo o de la nación, como predicaban los
revolucionarios franceses, sino del derecho, de la ley. En cuanto teoría del imperio de la ley, planteaba al Estado la tarea
de hacerse garante, hacedor de un tipo de justicia. Esta misión no planteaba problemas con el concepto de justicia que
inspiraba aquella ley. Era oligárquico. Aunque la leyse quería igual para todos, lo importante no era a quién iba
destinada, sino quién la hacía. Mientras la representación fue censitaria, no se plantearon problemas con el concepto de
justicia que profesaban los representantes de la soberanía y la doctrina del Estado de derecho podía formularse sin un
exceso de mala conciencia. Pero los problemas comenzaron con la implantación del sufragio universal y el hecho de que
una representación también universal, incluidos los sectores menos privilegiados de la población, podía cambiar
substancialmente el concepto intrínseco de justicia. Por ejemplo, sosteniendo que las diferencias económicas (y de todo
género) entre los seres humanos no eran una consecuencia lamentable de un proceso mecánico y sin responsable visible,
sino que constituían el producto moralmente reprobable de la práctica de la explotación de unos hombres por otros. Se
consagran así los derechos económicos y sociales que suponen una variación considerable en relación con la teoría clásica
del Estado de Derecho y la visión que ésta tenía de los derechos individuales. Se sigue de ello que el llamado Estado del
bienestar o Estado social y democrático de derecho, es una derivación del Estado de derecho, una de sus fórmulas
posibles que apunta a finalidades distintas que habrían de articularse, también, en propósitos programáticos distintos.
La teoría del Estado ha evolucionado notablemente desde la teoría del Estado absoluto, pero casi todos los conceptos
acuñados por ésta seguirán siendo operativos, aunque pueden resultar cambiantes: Soberanía, poder, autoridad, derechos
(incluidos los históricos), legitimidad, etcétera. Todas estas nociones han sufridouna variación de significado muy notoria.
La teoría del Estado y las ciencias sociales
En cuanto disciplina que estudia un objeto complejo, el Estado, la teoría del Estado está obligada a valerse de otros
conocimientos, que al ser aportados por disciplinas autónomas, cumplen una función auxiliar. Se trata del derecho, la
economía, la historia, la sociología y las relaciones internacionales. Todas estas ciencias tienen un objetivo más amplio
que el Estado. Por ejemplo, el derecho y la economía estudian además las relaciones privadas desde puntos de vista
diferentes y también complementarios. La historia considera la evolución en el tiempo de la totalidad del quehacer
humano. La sociología se ocupa de la génesis y explicación de pautas de comportamiento y de los sistemas de
transmisión de valores. Las relaciones internacionales toman en cuenta no solamente los procesos de actividad de los
Estados, sino también los de muy diversos tipos de organizaciones internacionales. Pero al mismo tiempo, todas estas
ciencias se ocupan del Estado desde su específico punto de vista, de modo que el Estado es el único punto dotado de
objetividad real en el que coinciden todas. Frente a esto pueden darse dos alternativas:
Que las distintas ciencias elaboren una teoría privativa del Estado, tratando de explicarlo en función de
sus propios sistemas cognoscitivos y conceptuales.
Que cada una de estas ciencias proporcionen los soportes conceptuales para explicar las partes
componentes de la institución estatal que, por su naturaleza, sean objeto propio de tales ciencias, con el fin
de alcanzar luego una síntesis posterior y de esta manera intentar la elaboración de una teoría integral del
Estado.
Los ejemplos de la primera posibilidad son numerosos y muy significativos. Kelsen fue un ejemplo paradigmático de
identificación entre derecho y Estado, siendo que para el autor lo que no es derecho tampoco es Estado.
Una de las formas de actuación del Estado, y la más importante, es por medio de la ley. A ello se añade que, al margen de
otras consideraciones, las relaciones entre los diversos órganos del Estado y la de éstos con los particulares están, o
deben estar, reguladas por normas jurídicas. El Estado de derecho se nos aparece
no solamente como un mecanismo explicativo de una parte del Estado y, más concretamente, de su acción en el aspecto
formal, sino que también se nos aparece como un fin de esa misma acción del Estado en la medida en que hoy se acepta
de manera generalizada que el Estado ha de someterse al imperio de la ley queél mismo dicta (principio de autolimitación
jurídica del Estado de Jellinek). La concepción del imperio de la ley (rule of law) implica que todos los actos del Estado
en su conjunto o los de sus agentes en concreto han de estar sometidos a una norma (escrita o consuetudinaria) preexistente
o a algún tipo de principio jurídico.
Dentro del campo jurídico, aparte de la teoría general del derecho, es de especial importancia para la elaboración de la
teoría del Estado de derecho, el derecho Constitucional. Esta variante de las ciencias jurídicas, conjuntamente con el
derecho administrativo, constituye un derecho propio del Estado y de sus órganos en sus relaciones entre sí y con los
particulares. En muchas ocasiones, la acción pública desencadena en los ámbitos privados procesos de carácter
conflictivo, en cuya resolución definitiva ha de actuar la jurisdicción ordinaria, siendo imprescindible que aquella acción
pública primero esté amparada poralgún tipo de norma previa. El conjunto positivo de estas normas forma el contenido y
el objeto del derecho administrativo y del derecho constitucional. Los dos nos ofrecen sendos enfoques del Estado como
maquinaria burocrática o como acción de sus órganos, sometida a unos principios políticos de índole general contenidos a
modo de objetivo programático en la constitución.
La teoría del Estado se nos aparece como una rama dentro de la ciencia política, con una serie de conocimientos y
enunciados sobre un objeto singular, que es el conjunto de instituciones mediante las cuales se manifiesta el poder
público. Su estudio, a partir de una metodología científica propia, abarcará tanto el aspecto institucional y estático, como
el aspecto dinámico que encauza la acción política y las fuerzas que lo protagonizan, pues las decisiones estatales son el
resultado de un proceso en el que intervienen e interactúan, de diferentes maneras, los partidos políticos, los grupos de
presión, los estados de la opinión pública, los factores internacionales, el poder ejecutivo, el parlamento, etcétera. De esta
manera se podrá tener una visión más rica y más compleja del Estado y sus instituciones. Así, por ejemplo, los análisis de
los procesos electorales, de los programas partidistas y de las ideologías políticas ayuda a entender el sentido que en
muchas ocasiones tiene la acción de ciertas instituciones u órganos del Estado. Un ejemplo suficientemente conocido: De
que gobierne uno u otro partido, una u otra corriente política depende que una instancia concreta como el poder judicial
tenga una u otra composición y su influencia sobre el funcionamiento general del sistema político sea de uno u otro tipo.
El hecho que el Estado sea una realidad sui generis en la que se manifiesten elementos normativos, económicos, sociales,
etcétera, obliga a articular un tipo de conocimiento en el que están presentes los elementos conceptuales de las distintas
ciencias que se ocupan de esas realidades. La teoría del Estado presupone, en consecuencia, que el estudio de la faceta
normativa del Estado tiene que complementarse con un conocimiento adecuado que tenga presente la complejidad que
surge de los elementos de la circulación económica estatal, su estructura social y las relaciones dentro de ellas. También
los medios porlos cuales el Estado trata de regular a la sociedad civil y ésta, a su vez, trata de manifestarse con
independencia de las regulaciones normativas, así como el estudio de las distintas concepciones ideológicas acerca del
sentido y la función de las instituciones estatales son parte indiscutible de la teoría del Estado.
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La expresión derecho político, empleada en la mayor parte de los planes de estudio de las universidades argentinas, fue
utilizada por primera vez por Montesquieu (1748) en su libro El espíritu de las leyes. Fue recogida por los españoles y en
nuestro país receptada en 1810, cuando Mariano Moreno mandó a editar la obra de Rousseau (1762) El contrato social o
principios de derecho político.
Se ha utilizado al derecho político como una disciplina que pretendía ser la que brindara las herramientas conceptuales
para el estudio de la realidad política, o más precisamente ser una forma especial de conocimiento político: La de conocer
la realidad política que cae bajo la regulación del derecho. Pero la tendencia a abarcar bajo esta denominación a un
estudio de las teorías de la sociedad, de la organización, de la constitución y de los actos políticos, pone de manifiesto su
inconsistencia conceptual y el sincretismoque la expresión derecho político encierra en sí misma.
Es en España donde se ha hecho tradicional el nombre derecho político, aplicándoselo a manera de un gran continente
para los más variados estudios políticos, como los de teoría del Estado y de la constitución. De allí pasó a nuestro país,
pero aquí englobando en la materia solo el estudio del Estado y la teoría de la constitución, dejando que el derecho
constitucional positivo fuera el objeto de estudio de otra disciplina académica.
Sobre fines del siglo pasado los cursos de derecho público en nuestro país se reducían a la exégesis del texto
constitucional, tal como lo hacían José Manuel Estrada y Aristóbulo del Valle. Ante las grandes transformaciones del
Estado a partir de la I Guerra Mundial, conjuntamente con la aparición de los regímenes totalitarios, muchos docentes de
buena voluntad pensaron en la necesidad de abordar científicamente el estudio del derecho público. Así, el Consejo
Directivo de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires sometió a su consideración un nuevo plan de
estudios el 11 de octubre de 1922, sosteniendo en aquella oportunidad el Dr. Mariano de Vedia y Mitre que: “el curso de
derecho político tiende a dar al estudio de los fundamentos del Estado, la amplitud necesaria para poder entender bien
los
principios de derecho político general; es decir, las base en que reposa el conocimiento del derecho público interno”. La
aprobación del nuevo plan se sancionó por unanimidad el 30 de noviembre de 1922. Poco tiempodespués, en 1924, el Dr.
de Vedia y Mitre en la Universidad de Buenos Aires es el titular de la primera cátedra de derecho político en el país,
iniciándose con ella los estudios políticos a nivel universitario. Su conferencia inaugural versó sobre la crisis del Estado.
Si bien el nombre derecho político persiste en la mayoría de las universidades argentinas, unas veces con el agregado de
teoría del Estado o de historia de las ideas políticas, otras, es auspiciosa la corriente iniciada por algunas casas de altos
estudios que ya adoptaron para esta asignatura un más correcto nombre: Ciencia política.
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Un enfoque de investigación expresa una preferencia acerca de que observar a la hora de aproximarse a la realidad. Un
enfoque ilumina a una parte de la realidad, nunca ésta en su totalidad.
Enfoque conductista
Surge aproximadamente en los años 50. Se lo considera como la primera revolución científica en la Ciencia política.
Tuvo su origen en la sociología y sobre todo en la psicología. El Conductismo o el Behavorismo (llamado así por su
énfasis en el estudio de la conducta política de los individuos), supuso el declive de los Estudios jurídicos formales y la
apertura de un nuevo campo de investigación centrado en el comportamiento de los principales actores del juego político
(electores, gobierno, partidos y grupos de presión). Hasta entonces, el estudio de la política se había situado en el campo
de la filosofía o el derecho).
Los conductistas sostenían que la política podía estudiarse de forma científica, enfocando la atención en el
comportamiento y las actitudes de los individuos. El estudio de la política no constituía un arte, sino la teoría y práctica de
la lucha por el poder. Toda actividad política consistía en una lucha entre elites rivales orientadas a mantener,
incrementar o demostrar poder.
La ciencia política anterior al conductismo estaba relacionada con el derecho político, dado que el estado como
institución formal y legal constituía el objeto de estudio principal. Prácticamente, todos los trabajos previos al desarrollo
del conductismo se enmarcaban en la teoría del Estado.
El conductismo parte de la necesidad de observar y analizar empíricamente los fenómenos políticos y más
específicamente, las actitudes y los comportamientos de los individuos y grupos. No se interesa por las estructuras
formales y las normas jurídicas, sino por las conductas o comportamientos de los actores
políticos, sean éstos los ciudadanos, las organizaciones políticas, los representantes parlamentarios, los miembros del gobierno o
los empleados del Estado.
El conductismo comenzó a caer en descrédito a finales de los años 60 por tres frentes:
El segundo, proveniente de la economía, cuestionó la cientificidad del método inductivo y planteo una
alternativa basada en el modelo de razonamiento deductivo, dominante en la teoría de la elección racional y
en el análisis del comportamiento de los actores económicos.
El análisis de los procesos por lo que los actores forman y establecen las preferencias quedefinen sus
posiciones en el juego político.
El estudio de los modos en los que la información, la comunicación y la coordinación sonrelevantes a la hora
de explicar los resultados de la acción política.
Los análisis sobre la influencia de las instituciones (entendidas no solo como organizaciones, sino en un
sentido más amplio, como reglas de juego).
El punto de partida entre la relación contemporánea entre economía y política se genera en los planteamientos de Joseph
Schumpeter (1942) en “Capitalismo, socialismo y democracia”. Se esboza, por primera vez, un modelo de
comportamiento político basado en el supuesto de racionalidad económica consistente en suponer que toda acción
humana está orientada a la maximización de algún tipo de interés asociado al bienestar personal. Schumpeter (1942) fue
el primero en proponer que el comportamiento de los políticos y, subsidiariamente, de los electores, se estudiara sobre la
base de sus motivaciones e intereses personales, y no de la retórica en torno al interés general.
Individualismo metodológico: Aunque se acepta que las estructuras o instituciones limitan lasalternativas
de las que disponen los individuos, se rechaza la idea de que determinan el comportamiento de los
individuos. Se niega el determinismo estructural o institucional. Para los individualistas metodológicos, el
principal motivo de las acciones humanas reside en otras acciones individuales y no de actores colectivos
como las naciones, las clases sociales o las razas,
Para el nuevo institucionalismo, las instituciones son las reglas formales e informales, las normas y prácticas, los hábitos
y las costumbres que influyen en el proceso político, tanto en el nivel macro (las constituciones, la cultura política, etc.)
como en el nivel micro (las reglas del juego, el sistema electoral, etc.).
Dado que la hipótesis central del nuevo institucionalismo es que las instituciones median entre el poder y los resultados
políticos, los análisis neoinstitucionalistas descubren las instituciones caso por caso.
El Institucionalismo histórico: La línea de investigación que enfatiza la importancia de los legados históricos e
institucionales. Para estos, las instituciones configuran las estrategias y los objetivos de los actores y median en sus
relaciones de cooperación y conflicto. Mediante estas vías estructuran el juego político y condicionan decisivamente los
resultados del mismo.
En oposición a la teoría de la elección racional, los partidarios del nuevo institucionalismo histórico han sostenido que las
instituciones definen las preferencias y que estas solo pueden ser entendidas como un producto del contexto político,
social e histórico y que las acciones de los individuos están más orientadas hacia la satisfacción de normas y valores que
hacia la maximización de beneficios personales o individuales.
Para el nuevo institucionalismo histórico, lo relevante no es que los actores se comporten racionalmente dentro de unas
estructuras sobre la base de unas preferencias dadas, sino cómo explicar el surgimiento de dichas instituciones, los
cambios en las preferencias de los actores, las transformaciones institucionales y su impacto sobre el curso de la historia.
Por esta razón, en los estudios que adoptan esta perspectiva institucionalista-histórica han sido recurrentes las
consideraciones acerca de:
La forma en que las decisiones adoptadas en el pasado inciden en las decisiones del presentecreando una
dependencia de senda.
El Institucionalismo racional. Los estudios que se agrupan bajo este nombre tiene en común 4 elementos:
El planteamiento de la acción política en términos de dilemas de acción colectiva, debido a los cuales la
racionalidad individual tiende a producir resultados subóptimos desde el punto de valor agregado.
El énfasis en los comportamientos estratégicos de los actores o la suposición de que todoactor, antes
de emprender un determinado curso de acción, intenta anticipar que harán los demás a continuación.
El Institucionalismo sociológico: Adopta el programa constructivista de acuerdo con el cual la realidad está socialmente
construida y, en consecuencia, conceptos tales como racionalidad o institución son inseparables del contexto social en el
que se formulan. De esta manera, las preferencias de los individuos resultan de la interacción social o son creadas por las
instituciones, la cultura, el hábito y otras pautas, peronunca son autónomas o individuales. Por lo tanto, para los
neoinstitucionalistas sociológicos, el comportamiento de los actores políticos responde más a la influencia de pautas
culturales que a lo racional instrumental.
No se trata de que las instituciones marquen que es apropiado hacer en cada momento, sino que construyenestructuras
completas de significado para interpretar las acciones individuales en cada contexto.
Así, las instituciones constituyen marcos de significado, percepción y comportamiento. Indican a los actores lo que
deberían preferir en cada momento, y no son simples instrumentos para la realización de sus preferencias.
Bibliografía de referencia
Sodaro, M. (2006). Política y ciencia política. Una introducción. Madrid: Editorial Mac Graw-Hill.
Bibliografía obligatoria
Caro Figueroa, R. (2000). Manual de Teoría del Estado y Derecho Político. Buenos Aires: Leuka.
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