Violencia Familiar

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Asociación Universidad Privada San Juan Bautista

Facultad de Derecho
Escuela Profesional de Derecho
Programa PEA Derecho
Sede San Borja

Violencia Familiar
(Feminicidio)
Curso:
Seminario De Ciencias Penales
Ciclo:
2016 - XII
Tutor:
Alcalde Muñoz Elvis Jorge
Alumnos:  
Oropeza López Araceli Mirella

Sáenz García Víctor Miguel

Uchuya López Silvia


Asociación Universidad Privada San Juan Bautista

DEDICATORIA Y AGRADECIMIENTOS

Dedicamos este trabajo a Dios,


que es la luz que guía este largo
camino del conocimiento, para
el logro de nuestras metas.

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ÍNDICE
ÍNDICE
INTRODUCCIÒN
PROBLEMÁTICA
HIPÓTESIS
MARCO TEÓRICO
CAPITULO I
I.1.- Definiendo los términos violencia - maltrato - agresión y, violencia de género
 I.1.a) Violencia - Agresión – Maltrato
 I.1.b) Violencia de Género
I.2.- La problemática de la violencia familiar
 I.2.a) Definición de violencia familiar Definición personal sobre Violencia Familiar
 I.2.b) Características de Violencia Familiar en el Perú
 I.2.c) Factores desencadenantes de la Violencia Familiar
 I.2.d) Influencia de los aspectos socioculturales en la perpetuación de la Violencia
Familiar.
I.3.- La integridad psicológica como parte del derecho a la Salud. El Daño Psicológico
CAPITULO II.
LA PROBLEMÁTICA DE LA VIOLENCIA FAMILIAR Y EL MARCO NORMATIVO
AL RESPECTO.
II.1 La violencia familiar como violación de derechos humanos. Violencia contra la mujer –
Derecho a la igualdad y no discriminación
II.2 Obligación de los Estados en la prevención, investigación y sanción de la violencia. El
derecho de acceso a la justicia y el principio de debida diligencia.
 II.2.a) El Derecho de Acceso a la Justicia y el Principio de Debida Diligencia.
II.3 La violencia familiar como grave problema social que amerita intervención del Estado
y, problema de salud pública
II.4 Marco Jurídico Nacional Constitución Política del Perú de 1993.- Ley 26260 – Ley de
Protección frente a la Violencia Familiar, su Texto Único Ordenado y su Reglamento.
II.5. Procedimiento de violencia familiar Investigación prejudicial Investigación Judicial. El
Proceso Único
CAPÍTULO III
EL CONCEPTO DE FEMINICIDIO, EL REGISTRO DE FEMINICIDIO DEL
MINISTERIO PÚBLICO Y LAS CIFRAS DE HOMICIDIOS EN EL PERÚ
III.1 La violencia por razones de género
III.2 Concepto y clases de feminicidio
III.3 El registro de feminicidio del ministerio público
 III.3.a) La importancia de que el Registro de Feminicidio esté a cargo del Ministerio
Público
 III.3.b) La Resolución de la Fiscalía de la Nación Nº 216-2009-MP-FN publicada en
el diario oficial El Peruano el 25 de febrero de 2009
 3.2.a). El feminicidio íntimo
 3.2.b). El feminicidio no íntimo
 III.3.c) Los distritos judiciales
MARCO JURÍDICO NACIONAL
VERIFICACIÓN DE HIPÓTESIS H1, H2
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFIA

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INTRODUCCIÓN
La problemática de Violencia Familiar está cobrando mayor importancia e
interés. Es reconocida como un problema social que por sus cifras abrumadoras
a nivel mundial, se ha convertido tanto en una forma cotidiana de violar de los
derechos humanos.
Para poder entender esta problemática, se apela al enfoque de género, define las
formas de ser hombre y mujer dentro de la sociedad, además de significar las
relaciones de poder entre ellos, donde la mujer se encuentra generalmente en
desventaja. Desde esta perspectiva, la violencia contra las mujeres se presenta
como un fenómeno que tiene su origen en la cultura, en los modelos y
representaciones asignadas a hombres y mujeres, las cuales son asumidas como
lo socialmente aceptado.
Se les otorga entonces a las mujeres, características como la pasividad, la
dependencia, la sumisión, el ser para otros, el tabú de la sexualidad y la
prohibición para disfrutar el placer. Dichas características se convierten en
imperativos socioculturales sobre cómo debe ser una mujer y estos últimos tienen
una gran importancia dentro del proceso de construcción de la identidad, la
sexualidad y la representación del cuerpo femenino tanto para mujeres como para
hombres.
Las características asignadas socialmente a lo femenino, colocan a las mujeres en
una posición de vulnerabilidad frente al posible establecimiento de relaciones
violentas, donde la violencia puede ser psicológica, física y/o sexual.
Se trata de una investigación descriptiva porque busca identificar y describir
cuales son los obstáculos que presentan las víctimas de violencia familiar en la
modalidad de maltrato psicológico para acceder a la justicia dentro del
procedimiento de violencia familiar a nivel nacional.
Lo que justifica abordar el presente trabajo, tanto desde el enfoque de derechos
humanos, como desde el enfoque de género, para encontrar los obstáculos que
aún se evidencian en los procesos de violencia familiar específicamente cuando
hablamos de violencia psicológica, más aún en víctimas mujeres, teniendo en
cuenta que las responsabilidades internacionales del Estado peruano, no sólo son
relativas a brindar leyes que reconozcan esos derechos sino a procurar la
satisfacción de los mismos, ya que una vida libre de violencia es parte del respeto
por la dignidad humana, gozando de los derechos a la vida, la integridad, la
buena salud física y mental.
La violencia familiar es una violación a los derechos humanos porque afecta la
integridad personal, la salud de la víctima, incluida su integridad emocional, ya
que el ser humano es un todo y su bienestar le permite ser más productivo y que
sus relaciones con las personas de su entorno, entre ellos su familia.

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PROBLEMÁTICA
1. ¿Qué es el feminicidio?
"Según la teoría de género, desde Russell (2006), un feminicidio es el crimen genérico
de mujeres motivado por misoginia y/o sexismo. En su sentido subjetivo profundo, el
género femenino de la víctima es determinante en la ocurrencia del fenómeno. Esta
definición dificulta el tratamiento criminológico aplicado a la producción de estadísticas
y la investigación en materia penal.

2. ¿Qué caracterizó el contexto social y político en que se gestó la tipificación penal del
feminicidio en el Perú?
La tipificación del feminicidio en el Perú surge en un contexto social y político en que
se entretejen y movilizan discursos caracterizados por un sentido de alarma e
indignación ante el supuesto incremento de sus cifras anuales.

3. ¿Cuál es la situación epidemiológica del feminicidio en el Perú?


El feminicidio en el Perú muestra una incidencia epidemiológica baja, en comparación
con otros países de la región y del mundo.

4. ¿Con qué indicadores criminalísticos, estándares de admisibilidad de la prueba,


protocolos de investigación, niveles de capacitación, cuenta la investigación fiscal para
casos de feminicidio en el Perú?
La investigación fiscal en el Perú cuenta con herramientas de soporte para una adecuada
gestión persecutoria del delito de feminicidio: protocolos de investigación, talleres de
capacitación, estándares de admisibilidad de la prueba e indicadores criminalísticos.

5. ¿Por qué persiste la violencia contra la mujer?


La violencia contra las mujeres se manifiesta en diversos aspectos de la vida cotidiana
de los peruanos, tanto a nivel privado, en la familia, o de manera pública, ya sea en el
trabajo, la calle o a la hora de formular políticas públicas.

1. Patriarcado: Las dos principales causas del feminicidio y de la violencia contra las mujeres
se deben a dos maneras de pensar muy difundidas en nuestra sociedad. “Una es el patriarcado.
Se trata del hombre protector, que es como el padre, quien provee y cuida. Puede gritar, puede
castigar, hasta puede pegarle a la mujer, pero lo hace pensando que la está protegiendo a ella, a
la casa.”
Raguz explica que esta situación se encuentra en costa, sierra y selva, sobre todo en la sierra,
donde se piensa que se está protegiendo a la familia y al orden de la comunidad. “Hay incluso
mujeres que esperan que su pareja las críe. Si no me pega es porque no le importa, es su rol
cuidar a la familia“.El patriarcado fue una razón fundamental de la violencia de género en la
región andina.
2. Machismo: La segunda causa se debe al machismo. “Esta es una caricaturización del
patriarcado. Es el hombre que pega, golpea y hasta mata, pero no está preservando ni el bien de
la familia, ni el orden de nada. Lo único que está preservando es su propia autoridad. Golpea a
la mujer para someterla y para hacer lo que quiere. Él no se responsabiliza, no cuida, no provee,
no protege, no les da recursos a los hijos, ni siquiera existe. Es un vivo que tiene hijos y no los
reconoce.”
3. Tradición: Esta es una situación que ha encontrado sustento a lo largo de la historia en las
religiones y la ciencia. Raguz explica que el conocimiento ha sido hecho hasta hace muy poco
desde una perspectiva masculina, por lo que los prejuicios hacia lo femenino se veían
reforzando. “Las religiones monoteístas tienen un pequeño problema. Donde hay un solo dios,
es representado como masculino” explica la docente.

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4. Herencia colonial: Raguz también ofrece teorías propias de por qué en la región
latinoamericana se presenta aún más este tipo de violencia. “Después de 40 años de estudiar el
tema, tengo la sensación de que en nuestro país somos tan machistas y sexistas debido a dos
razones adicionales. Uno, es por nuestra historia de colonización y esclavitud. La mujer
indígena pasó a ser nada, una propiedad que los colonizadores usaban. Con el esclavismo, hay
una visión atávica de considerar a la mujer como objeto del hombre”, sostiene.
5. Desigualdad: “Además, somos un país muy desigual. No es lo mismo ser mujer en cierto
sector que en otro. Aunque hay violencia en todos lados, hay menos recursos de denunciar, de
salir cuanto más desempoderada estás”. La psicóloga nos explica que entre las clases
socioeconómicas altas es más frecuente la violencia psicológica y económica, además de la
física. “Conozco gente de muchísimo dinero que deja que el esposo haga lo que quiere por no
perder su estatus. En muchos casos, ellos se las arreglan para que el dinero y las propiedades
para que estén solo a su nombre. De esta manera, sus esposas temen abandonarlos y quedarse en
la calle”, señala.

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Hipótesis:
1.- “Perder el sustento económico de su familia reprime a la mujer y la obliga a
aguantar el maltrato”.
Las ansiedades y fantasías de abandono, pérdida, fragilidad, rechazo, entre otras,
vulnerabilidad mucho a los hombres y tienden a evitar hablar de estas
experiencias, o cuando lo hacen, lo hacen de una manera distorsionada, evitando
tomar contacto con la carga emocional y con el sufrimiento.
2.- El estado está obligado internacionalmente, ya que en diversas disposiciones
internacionales, a la protección y respeto de los derechos humanos. En los
feminicidios ocurridos en la franja fronteriza está incumpliendo con esa
obligación al no esclarecer ni detener los crímenes sin darle la prioridad necesaria
que se traduce en una responsabilidad internacional.

Justificación:
1.- La relevancia de nuestra investigación es igualar los derechos entre las
mujeres y los hombres, demostrando que el sexo masculino no tiene toda la
autoridad en el hogar, es decir que ambos deberían aportar equitativamente con
sus opiniones.
Con nuestra Investigación queremos resaltar el daño psicológico y emocional que
muchos hombres le hacen a su pareja, y como esto puede dar lugar a la muerte
(asesinato). No solo afectan a la mujer como objeto principal, sino también a
todo su entorno e incluso a sus hijos e hijas, siendo esta la utilidad de la
investigación; sabiendo que actualmente muchos hombres piensan que ellos son
los únicos que pueden tomar decisiones desplazando a la mujer en un segundo
plano.
Demostrando con nuestra investigación como las mujeres luchan para no permitir
el abuso contra ellas, vinculando la investigación con nuestra formación
profesional.
2.- Es la imputación al estado de la responsabilidad internacional por incumplir
con las disposiciones internacionales en materia de derechos humanos.
Por lo que se debería analizar la violación de los derechos humanos, analizar la
importancia de salvaguardar el derecho a la vida y protección, analizar la
responsabilidad internacional del estado al cumplir con las obligaciones en
derechos humanos.

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MARCO TEÓRICO
En el presente capítulo se problematizará la definición de violencia familiar, violencia que es
considerada como una manifestación de la violencia de género, la que sin duda sigue siendo en
el Perú, un grave problema social por su alta incidencia, sus diversas modalidades y los graves
daños en la salud física y mental que acarrea a las víctimas. Con tal propósito partiré por las
definiciones que encontramos en los Tratados relativos al tema y en la doctrina, para
posteriormente proponer una definición que, desde mi punto de vista, abarca en forma general la
violencia familiar.
I.1.- Definiendo los términos violencia - maltrato - agresión y, violencia de género.
I.1.a) Violencia - Agresión - Maltrato:
Para la Organización Mundial de la Salud - OMS, la violencia es “el uso intencional de la fuerza
física o el poder contra uno mismo, hacia otra persona, grupos o comunidades y que tiene como
consecuencias, probables lesiones físicas, daños psicológicos, alteraciones del desarrollo,
abandono e incluso la muerte”5
En opinión de la de la antropóloga F. Héritier, la violencia es "la relación en la cual se produce
un empleo de la fuerza (física, psíquica, sexual) de una persona que es más fuerte, sobre otra,
susceptible de ocasionar el terror, la huida, el sufrimiento o la muerte de un ser humano.”6 En
ese sentido, entiende la actora, que al hablar de agresor o agresora, nos referimos a una persona
con mayor fuerza que la otra sobre quien realiza la agresión, no solo fuerza física como lo
considera la OMS, sino también fuerza psíquica y sexual, sin embargo, para otros autores no se
trata de la fuerza sino del poder, en el que el agresor busca conseguir o mantener una
determinada posición de autoridad frente a la víctima.
Efectivamente, para María Inés Amato, lo que realmente busca el agresor es mostrar poder, así,
para la autora existe diferencia entre el término “agresión” y el término “violencia”. La autora,
define la agresión como cualquier forma de conducta, tanto física como simbólica que pretende
herir física o psicológicamente a alguien, que si bien es intencionada, no hay consenso sobre lo
que persigue el agresor, mayormente, más que el deseo de herir a la víctima, lo que busca es
mostrar poder. Por su parte, define el término “violencia como una forma extrema de agresión,
un intento premeditado de causar daño físico grave.7 Esta autora nos dice que en la violencia,
lo que pretende el agresor es producir un daño, pero mayormente para mostrar poder y, que la
violencia no surge de la diferencia de poder sino de la lucha por el poder y el dominio.

5 FERNÁNDEZ ALONSO, María del Carmen. Papel del Médico de Familia en Prevención y el Abordaje de la
Violencia Doméstica. En Violencia Doméstica – Aspectos Médico Legales. GARCIA ALVAREZ, Ciro. Pág. 70
6 Plan Nacional de lucha contra la Violencia Doméstica 2004 – 2010. Montevideo 25 de Noviembre del 2003.
7 AMATO, María Inés.

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De otro lado, para Waldo Nuñez y María Castillo8, el término agresión que proviene del latín
aggredi, en una de sus acepciones significa ir contra alguien con la intención de producirle daño,
que es un acto efectivo y, la agresividad no es un acto efectivo, sino una tendencia o
disposición.
Hemos advertido que en nuestro medio se emplea el término maltrato psicológico en los
procesos de violencia familiar, donde no se distinguen diferencias entre los términos maltrato y
violencia, ahora bien, en el caso de niños y niñas si hay una coincidencia en emplear el término
maltrato. El “maltrato infantil” es definido por Gracia Fuster y Misitu Ochoa , el término
agresión que proviene del latín aggredi, en una de sus acepciones significa ir contra alguien con
la intención de producirle daño, que es un acto efectivo y, la agresividad no es un acto efectivo,
sino una tendencia o disposición. 9 como “cualquier daño físico o psicológico no accidental
contra un menor de dieciséis o dieciocho años –según régimen de cada país-, ocasionado por sus
padres o cuidadores, que ocurre como resultado de acciones físicas, sexuales o emocionales de
omisión o comisión y que amenazan el desarrollo normal, tanto físico como psicológico del
niño.”
En conclusión, no existen bases sólidas para sustentar que hay diferencias entre estos términos
violencia, agresión y maltrato, porque son usados como sinónimos. Sin embargo, existen
trabajos que sustentan la diferencia entre agresividad y violencia. La primera es definida como
un impulso que nos permite enfrentar la vida todos los días, mientras que la violencia es el daño
intencional. En ese sentido, en el presente trabajo al referirme a la modalidad de la violencia
familiar que he escogido desarrollar, voy a utilizar el término violencia.
Ahora bien, ya que la violencia familiar es una de las manifestaciones de la violencia de género,
será necesario definir este término.
I.1.b) Violencia de Género:
La violencia contra la mujer es también llamada violencia de género, así que empezaremos por
definir lo que se entiende por género, encontrando que el Estatuto de la Corte Penal
Internacional, suscrito por el Estado peruano, señala en el numeral 3 del artículo 7º: “el término
género se refiere a los 2 sexos, masculino y femenino, en el contexto de la sociedad. El término
género no tendrá más acepción que la que antecede”.
Básicamente, “género” es el sexo socialmente construido. De acuerdo al concepto que utiliza el
Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables - MIMP:
“Género es una categoría de análisis que aporta a la comprensión de las características,
atributos, roles, cualidades de mujeres y hombres y formas de relacionarse entre ambos,
que son aprendidas a través de los procesos de socialización en el hogar, escuela y
comunidad, y que se transmite generacionalmente"

2004 La pericia psicológica en violencia familiar. 1ra Edición. Buenos Aires. Ediciones La Rocca. Pág. 35-37 Citado
por BRINGIOTTI, AARIA I. Maltrato
8 NUÑEZ MOLINA, Waldo F. y CASTILLO SOLTERO, María Del Pilar. 2009 VIOLENCIA FAMILIAR.
Comentarios a la Ley 29282, Doctrina, Legislación y Jurisprudencia. Ediciones legales. Lima. Pág. 27
9 AMATO, María Inés. Op cit., p136.

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Ahora bien, respecto a la violencia de género, la Convención Interamericana para Prevenir,


Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer - Belém Do Pará,10 que reconoce el derecho
de toda mujer a una vida libre de violencia y, entre otros, el derecho a ser libre de toda forma de
discriminación y a ser valorada y educada libre de patrones estereotipados de comportamiento y
prácticas sociales y culturales basados en la inferioridad – superioridad de uno de los sexos
sobre el otro (artículo 6), la define en su artículo 1° en los siguientes términos:
“Se entenderá como violencia contra la mujer, cualquier acción o conducta, basada en
su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer,
tanto en el ámbito público como en el privado”, la que conforme al artículo 2º, puede
manifestarse de 3 formas, física, psicológica y sexual, dichos actos pueden ser
perpetrados en el espacio público, privado y en la comunidad, tanto por agentes del
Estado como por particulares.
Así mismo, la Organización de Naciones Unidas, define la violencia contra la mujer como:
“Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda
tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer,
así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad,
tanto si se producen en la vida pública o en la vida privada”
A continuación, como podrá advertirse, respecto a “la violencia contra la mujer”, hay una
coincidencia en considerar que ésta es una manifestación de relaciones de poder asimétricas que
impide a la mujer el goce de sus derechos y libertadas de manera total o parcial, así tenemos
que, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos – CIDH ha señalado que aquella es una
manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre hombres y mujeres. Se
estableció en la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing, adoptadas por la Cuarta
Conferencia Mundial sobre la Mujer, que este tipo de violencia “es uno de los mecanismos
sociales fundamentales mediante los que se coloca a la mujer en una posición de subordinación
frente al hombre”11.
Para Estremadoyro en Bunch (1991:20) la violencia de género es el resultado de las relaciones
estructurales de poder, dominación y privilegio entre los hombres y las mujeres en nuestra
sociedad. La violencia contra las mujeres es fundamental para mantener estas relaciones
políticas en la casa, en el trabajo y en todos los espacios políticos.12 Para Loli (1992a), la
violencia es una expresión de poder, y añade (Estremadoyro 1992:16) que, el poder requiere de
la existencia de relaciones asimétricas, donde uno de los implicados ejerza sobre el otro un
control que le permita definir los límites de sus acciones.
En el ámbito español, el preámbulo de la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral
contra la Violencia de Género refiere que “La violencia de género no es un problema que afecte
al ámbito privado, al contrario, se manifiesta como el símbolo más brutal de la desigualdad
existente en nuestra sociedad. Se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres por el
hecho mismo de serlo, por ser consideradas por sus agresores, carentes de los derechos mínimos
de libertad, respeto y capacidad de decisión”.

10 Adoptada en Belem Do Pará el 06 de setiembre de 1994, en el 24 período de sesiones de la Asamblea General de


la Organización de Estados Americanos.
11 Comisión Interamericana de Derechos Humanos. CIDH. Informe de la Situación de los derechos de la Mujer en
Ciudad Juárez, México: El derecho a no ser objeto de violencia y discriminación. Pág.4
12 ESTREMADOYRO, Julieta. Op cit. p. 16

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Es evidente que la violencia que se produce contra cualquier persona es una violación a sus
derechos humanos, sin embargo no podemos negar la existencia de una violencia que se da
contra las mujeres por el hecho de serlo, los estudios lo demuestran un mayor porcentaje de
mujeres son víctimas de violencia frente al porcentaje de hombres violentados, lo que demuestra
que los derechos de aquellas son minimizados, convirtiéndose ese intento de mostrar
superioridad, en una lucha por el poder.
Ahora bien, ya que se considera que la definición de violencia, contenida en la Convención
Belém Do Pará, abarca una mayor protección de los derechos de la mujer, aquella se tomará en
cuenta al momento de brindar las definiciones personales sobre violencia familiar y daño
psicológico, así como al momento de realizar el análisis de casos en el presente trabajo.
De tal suerte que la violencia de género es aquella que se dirige contra las mujeres por ser
consideradas con menos derechos y subordinadas a las decisiones de los hombres, es un
mecanismo para perpetuar relaciones asimétricas, donde hay una lucha por el poder.

I.2.- La problemática de la violencia familiar


1.2.a) Definición de violencia familiar.
La Ley 26260 – Ley de Protección frente a la Violencia Familiar señala la política del Estado
para hacerle frente a la violencia familiar. La mencionada Ley ha sido modificada en múltiples
ocasiones; sin embargo, aún mantiene limitaciones para afrontar esta problemática, incluso en la
definición de violencia familiar, que conforme al artículo 2° de su Texto Único Ordenado13, es
definida como:
“Cualquier acción u omisión que cause daño físico o psicológico, maltrato sin lesión,
inclusive la amenaza o coacción graves y/o reiteradas, así como la violencia sexual, que
se produzcan entre: cónyuges, excónyuges, convivientes, ex-convivientes, ascendientes,
descendientes, parientes colaterales hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo
de afinidad, quienes habitan en el mismo hogar, siempre que no medien relaciones
contractuales o laborales, quienes hayan procreado hijos en común, independientemente
que convivan o no, al momento de producirse la violencia. Incluso, como lo señala la
nueva modificatoria: uno de los convivientes y los parientes del otro hasta el cuarto
grado de consanguinidad y segundo de afinidad, en las uniones de hecho.14 Artículo
que también señala como tipos de violencia familiar, la violencia física, la sexual y la
psicológica.

13 Ley Nº 26260 de Protección frente a la Violencia Familiar del 24 de Diciembre 1993 y, según lo previsto en el
Decreto Supremo N° 006-97-JUS, se promulgó el Texto Único Ordenado de la Ley de Protección Familiar,
incluyendo así sus modificaciones y su respectivo Reglamento D.S. Nº 10-2003-MIMDES.
14 Ley 29282 – Modificatoria de la Ley de Protección frente a la Violencia Familiar.

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La definición antes descrita, no se refiere a la violencia de género, en los términos en los que la
define la Convención Belén Do Pará, porque hace referencia en forma general a los actores
entre quienes se produce la violencia familiar sin distinguir la condición de uno u otro, o atribuir
la violencia hacia la víctima en razón de su género; sin embargo, recoge lo relativo al daño que
produce la violencia, conforme se contempla en dicha definición.
Efectivamente, cuando hablamos de violencia familiar, conforme expresamente lo dice nuestra
legislación, nos referimos a toda acción u omisión que produce un daño en la persona y, si bien
la mayoría de autores coinciden en definir la violencia como el uso intencional de la fuerza o el
poder, causando daño físico, psicológico o sexual; en relación al daño psicológico, el daño al
que hacen referencia las definiciones, no se manifiesta necesariamente de forma inmediata,
conforme veremos más adelante.
Ahora bien, regresando a nuestra definición de violencia familiar, el artículo 2° literal a) de la
Convención Belém Do Pará, hace referencia a la violencia “que tenga lugar dentro de la familia
o unidad doméstica o en cualquier otra relación interpersonal, ya sea que el agresor comparta o
haya compartido el mismo domicilio que la mujer, y que comprende entre otros, violación,
maltrato y abuso sexual”. Al respecto debo indicar que, luego de algunas modificaciones,
nuestra legislación ahora contempla la violencia que pueda ser producida por el ex conviviente
o, por el cónyuge así se encuentre separado de hecho de la víctima, lo que permite brindar una
mayor protección a las víctimas.
Sin embargo, lo que pretende este trabajo, entre otras cosas, es demostrar que la definición de
nuestra legislación es limitada, en tanto no aporta al juzgador lo que debe entender por daño ni
establece un parámetro del mismo, dejando sus decisiones dentro de un criterio muy amplio
respecto al daño que debe causar la violencia para ser entendida como violencia familiar, lo que
no siempre incluirá un criterio amplio para brindar mayor protección a la víctima, sino muchas
veces una restricción a sus derechos humanos.
Es así que como parte del trabajo de estudio, luego de incluir algunas definiciones de violencia
familiar, intrafamiliar o doméstica, de la legislación comparada, voy a proponer una definición
donde pretendo incluir los criterios que abarcan una mayor protección para las víctimas, en
tanto es importante tener en cuenta que el bien protegido es la salud de la persona y el derecho a
una vida libre de violencia y, ésta no puede ser protegida en tanto no se considere que el “daño
psicológico” puede ser un resultado a futuro.
Empecemos por la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia de
México, que sobre la violencia familiar refiere en el artículo 7º: “Es el acto abusivo de poder u
omisión intencional, dirigido a dominar, someter, controlar, o agredir de manera física, verbal,
psicológica, patrimonial, económica y sexual a las mujeres, dentro o fuera del domicilio
familiar, cuyo agresor tenga o haya tenido relación de parentesco por consanguinidad o
afinidad, de matrimonio, concubinato o mantengan o hayan mantenido una relación de hecho”.
En definitiva, primeramente mencionar que ese país cuenta con una Ley que contempla la
violencia de género, así como la violencia familiar que se dirige contra las mujeres, que a
diferencia de la definición que contempla nuestra legislación, implica una mayor protección a la
víctima ya que incluye entre los actos u la omisión que produce violencia, el abuso de poder y la
intencionalidad con un propósito, sea éste la dominación, el sometimiento o el control, sin
incluir que estos o la agresión física, psicológica o sexual deba producir un daño.
En Chile, la Ley 20.066 - Ley de Violencia Intrafamiliar, señala en el artículo 5º “Será
constitutivo de violencia intrafamiliar todo maltrato que afecte la vida o la integridad física o

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psíquica de quien tenga o haya tenido la calidad de cónyuge del ofensor o una relación de
convivencia con él; o sea pariente por consanguinidad o por afinidad en toda la línea recta o en
la colateral hasta el tercer grado inclusive, del ofensor o de su cónyuge o de su actual
conviviente. También habrá violencia intrafamiliar cuando la conducta referida en el inciso
precedente ocurra entre los padres de un hijo común, o recaiga sobre persona menor de edad,
adulto mayor o discapacitada que se encuentre bajo el cuidado o dependencia de cualquiera de
los integrantes del grupo familiar.
En esta definición se hace referencia al maltrato que afecte la vida o la integridad de una
persona, lo que en cuestión de términos, una afectación es más amplia que un daño y, por
consiguiente abarca una mayor protección a la integridad y salud de la persona que en el caso de
la definición de nuestra legislación; además es más inclusiva, explícitamente se refiere a los
otros grupos vulnerables, como son los niños y adolescentes, personas de la tercera edad y a las
personas con alguna minusvalía aunque no tengan relación de parentesco entre ellos.
En Colombia, donde lo que entendemos por violencia familiar se ha tipificado como delito, la
Ley 294 de 1996, Ley sobre violencia intrafamiliar, señala en el artículo 3, literales: b) Toda
forma de violencia en la familia se considera destructiva de su armonía y unidad, y por lo tanto,
será prevenida, corregida y sancionada por las autoridades públicas; c) La oportuna y eficaz
protección especial a aquellas personas que en el contexto de una familia sean o puedan llegar a
ser víctimas, en cualquier forma, de daño físico o síquico, amenaza, maltrato, agravio, ofensa,
tortura o ultraje, por causa del comportamiento de otro integrante de la unidad familiar15.
Esta legislación en definitiva abarca una mayor protección a la integridad y salud de la víctima
que la nuestra, porque toma en cuenta la protección de las personas que dentro de una familia
además de ser víctimas, “puedan llegar a ser víctimas” de daño físico o síquico, incluyendo
además sin hacer mención del daño, a las personas que sean o puedan ser víctimas de amenaza,
de maltrato, de agravio, ofensa, tortura o ultraje, por causa de otro integrante de la unidad
familiar.
Cabe precisar que existen dos tendencias en la legislación comparada: una de ellas hace énfasis
en la violencia que se produce entre los miembros del grupo familiar sin hacer distinción de la
violencia que se dirige a las mujeres por el hecho de serlo; mientras que en otras legislaciones,
se ha optado por normar más, precisamente la violencia de género. Todas ellas se refieren a la
violencia física, psicológica y sexual pero no todas han incluido la violencia patrimonial o la
económica como manifestación de la misma.

15 Ley 294-199 Ver:http://www.secretariasenado.gov.co/senado/basedoc/ley/1996/ley_0294_1996.html (Visitada el


11 de junio 2013)

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Definición personal sobre Violencia Familiar:


Habiendo identificado que es imprescindible al hablar de violencia familiar, considerar tanto las
acciones como la omisión, es necesario contemplar además que el agresor debe tener la
intención de producir un efecto negativo en la persona sobre la cual ejerce la violencia,
asimismo que una mayor protección a la integridad y la salud de una persona implica no solo un
resultado sino también un posible resultado a futuro, esto es, un probable daño o afectación a la
integridad personal o la salud, por lo que a mi parecer, amerita la siguiente definición: “Se
entenderá por violencia familiar:
“Cualquier acción u omisión que de manera intencional provoque o pueda provocar
daño físico y/o psicológico, sea temporal o permanente, reversible o irreversible, de
acuerdo a la cuantificación del daño o, afecte o pueda afectar la integridad personal y/o
la salud de una persona o, altere de forma negativa la condición de salud en la que se
encontraba, el maltrato sin lesión, inclusive la amenaza o coacción graves y/o
reiteradas, así como la violencia sexual, que se produzca entre: cónyuges; ex-cónyuges;
convivientes; ex-convivientes; ascendientes; descendientes; parientes colaterales hasta
el cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad; quienes habitan en el mismo
hogar, siempre que no medien relaciones contractuales o laborales; quienes hayan
procreado hijos en común, independientemente que convivan o no, al momento de
producirse la violencia; uno de los convivientes y los parientes del otro hasta el cuarto
grado de consanguinidad y segundo de afinidad, en caso de uniones de hecho.”

I.2.b) Características de Violencia Familiar en el Perú


Muchos años e innumerables estudios sobre el tema, han permitido que dejemos de ver a la
violencia familiar como un problema aislado, de ocurrencia esporádica, que pertenece al ámbito
privado para ser entendida como un problema de interés público. Se trata entonces de un
problema social que involucra a todos los ciudadanos, en ese sentido, la forma como se le hace
frente es importante y producirá resultados favorables en tanto se conozca más sobre la
problemática que engloba; más aún si vemos que la violencia familiar no solo afecta a las
víctimas directas, sino a toda la sociedad.
La Encuesta Nacional Demográfica y de Salud - ENDES 2012, reporta que en el país el 66,3%
de las mujeres alguna vez unidas manifestó que el esposo o compañero ejerció alguna forma de
control16 sobre ellas; mientras que el 37,2 % de las mujeres alguna vez unidas manifestaron que
fueron víctimas de violencia física y sexual por parte de su esposo o compañero, como
empujones, golpes, ataques amenaza con cuchillo, pistola u otra arma y tener relaciones
sexuales sin su consentimiento o realizar actos sexuales que ella no aprobaba..17 Y, de acuerdo
al Observatorio de la Criminalidad del Ministerio Público, entre el año 2008 y 2010 se ha
registrado un total de 307,500 denuncias por violencia familiar en los 30 distritos judiciales.18

16 De acuerdo con la ENDES 2012, los actos de control mencionados por las mujeres que refieren sufrir esta
modalidad de violencia son: la insistencia por saber dónde va la mujer; celos, impedimento de visitar o recibir visita
de amistades; expresiones humillantes ante terceros y amenazas de irse de la casa o quitarle a los hijos, entre otras.
ENDES 2012, p. 324-325. Visto en: http://www.inei.gob.pe/biblioineipub/bancopub/Est/Lib1075/index.html
17 Instituto Nacional de Estadística e Informática. Encuesta Nacional Demográfica y de Salud Familiar ENDES
2012. http://www.inei.gob.pe/biblioineipub/bancopub/Est/Lib1075/index.html (Visitada el 13 de agosto de 2013

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Esos mismos estudios nos muestran que las víctimas son en su mayoría mujeres, para quienes
en los últimos tiempos las normas han cambiado, protegiendo más sus derechos, incluso dentro
del hogar o de una relación de pareja; las mujeres van tomando el control de sus decisiones y
tienen los mismos derechos y deberes en la familia, pero estos cambios aún necesitan de la
intervención efectiva del Estado y la participación de la sociedad civil, controlando el
cumplimiento de los compromisos asumidos por el Estado al ratificar Tratados Internacionales,
que no han hecho otra cosa que buscar una mayor protección de los derechos de las mujeres y el
goce de los mismos.
Es importante entonces, tanto el compromiso del Estado como de la sociedad para erradicar la
violencia familiar en un futuro que esperemos no sea muy lejano, ya que este tipo de violencia
se desarrolla a través de los años como medio de resolución de conflictos, sin olvidar que se
trata de un problema multicausal, como bien se ha indicado en otros países, “La Violencia
Doméstica o violencia familiar se conoce como un problema multicausal que necesariamente
nos obliga a utilizar para su mejor comprensión un análisis que tome en cuenta una intervención
y tratamiento, es decir, diseñar estrategias de prevención y planes de trabajo a nivel
macrosocial. Se puede considerar que esta violencia tanto en el ámbito público o privado
constituye una violación de los derechos humanos y un obstáculo para la equidad y un problema
de justicia. Esta violencia se ha mantenido durante mucho tiempo como resultado de
desigualdades históricas, culturales y en relaciones sociales estructuralmente enraizadas, más
claro entre hombres y mujeres en los diferentes ámbitos socioculturales, económicos y
políticos”19.
Asimismo, es necesario entender que la violencia familiar se desarrolla en una especie de ciclo,
el ciclo de la violencia, repitiéndose a través del tiempo. Lo que no solo es un problema para la
víctima, ya que un niño que ha experimentado o presenciado hechos de violencia familiar en su
hogar, repetirá esto con su futura familia; en el caso de las niñas, estas, al igual que sus madres,
aceptaran ser golpeadas, ser víctimas de violencia y los hijos de estos repetirán el ciclo.
No es nuevo decir que lo que caracteriza la violencia contra la mujer, y por lo cual es pertinente
tener en cuenta al tratar casos de violencia familiar, es la llamada relación de poder, relaciones
familiares jerárquicas y asimétricas, donde normalmente el varón goza del poder y ejerce
violencia para mantener ese status que le brinda beneficios; relación de poder que sin embargo,
a mi entender debe ser analizada en cada caso en particular, pues el poder del que se habla
puede darse en una situación de dependencia emocional, esto es, no porque una mujer trabaje y
gane más que su pareja, este hecho la excluirá de la violencia.

18 Ministerio Público. El Crimen y la Violencia en Cifras - Violencia Familiar (2008 - 2010) Lima, mayo 2011.
1http://www.mpfn.gob.pe/descargas/observatorio/estadisticas_/20120227165307133037958742056779.pdf (visitada
el 04 de setiembre de 2013).
19 Plan Nacional de lucha contra la Violencia Doméstica 2004 – 2010. Montevideo 25 de Noviembre del 2003.

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Así, no solo se tiene poder sobre otra persona por ser más fuerte físicamente, podría serlo quien
es capaz de utilizar a los hijos u otro miembro de la familia para ponerlo en contra de la víctima;
en el caso de la mujer que trabaja y puede ganar incluso más que el hombre, puede darse la
violencia como una forma de lograr el equilibrio, ante el sentimiento de la perdida de status, al
haberse puesto en juego la masculinidad del hombre (la amenaza de su papel de proveedor de
dinero y seguridad).
No cabe duda que una estructura jerárquica en la familia dificulta el diálogo, pues no se puede
llegar a acuerdos cuando una de las partes considera que puede imponer su decisión. Y si bien la
violencia familiar está en todos los sectores y clases sociales, se presentan mayores problemas
en los sectores más pobres, lo que se explica porque en este sector hay mayores elementos que
pueden provocarla, como el hacinamiento (los miembros de la familia comparten un solo
espacio en casa), falta de trabajo y de recursos económicos, consumo de alcohol, experiencias
de violencia en el hogar de origen, que los hacen proclives a continuar el ciclo de la violencia,
entre otros, como veremos en las causas de este tipo de violencia.
1.2.c) Factores desencadenantes de la Violencia Familiar.
Desde la perspectiva de género, las causas que propician la violencia familiar tienen que ver con
las relaciones que se establecen al interior de la familia, las relaciones de poder y asimétricas
que rigen a estas personas, o que su perpetrador intenta hacer perdurar, aun cuando para la
víctima o para ambos la relación haya terminado.
La falta de trabajo, la calidad de vida, la erosión del capital social, son factores desencadenantes
que contribuyen a multiplicar los índices de la violencia, tanto dentro como fuera del hogar, así
como el uso frecuente de alcohol y drogas.20 Otros factores desencadenantes pueden provenir
de factores individuales, entre los que figuran el miedo, la pobre autoestima, falta de
comunicación, dependencia emocional, como la experiencia de violencia en la familia de
origen, el autoritarismo.
Una de las causas para la perpetuación de la violencia familiar es desconocerla como un asunto
de interés público y mantenerla dentro del ámbito privado, donde es mejor no meterse porque
debe resolverse dentro de la familia y no se denuncia o se hace algo para detenerla, también lo
es, el verla como un problema menor, como algo que no tiene que ver con la seguridad humana,
muchas personas aconsejan a la víctima a regresar con su agresor para evitar males mayores, la
falta de redes de apoyo es una de las formas de perpetuar la violencia familiar.
Respecto a las otras causas que propician la violencia familiar, como el machismo, sociedades
patriarcales, la relación de la violencia con la masculinidad, Felipe Antonio Ramírez Hernández,
en Violencia Masculina en el Hogar, refiere que existen varias explicaciones de por qué el
hombre es violento en el hogar, las que podemos dividir en 3: una explicación biológica, una
psicológica y, la tercera desde una perspectiva de género. Desde la interpretación biológica, el
hombre estaría propenso genéticamente a ser violento por una cuestión de supervivencia, pero
esta postura no tendría sustento, pues, la violencia familiar es selectiva y va dirigida contra
quienes tienen menos poder físico y especialmente social.

20 CLADEM Revista N.°3 Pág. 40 – 41

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Desde la explicación psicológica, se trata de establecer de qué manera ambas partes (agresor y
víctima) participan como responsables de la violencia, uno de sus puntos de quiebre, lo
encontramos en que no toma en cuenta que la decisión de ser o no ser violento, es una decisión
personal. Y, desde la perspectiva de género, se habla de una división de géneros, el hombre ha
asumido su superioridad y busca tener a la mujer bajo su control para mantener esta dinámica
social, que como se dijo antes le brinda un status.
I.2.d) Influencia de los aspectos socioculturales en la perpetuación de la Violencia
Familiar. Uno de los aspectos que influye para la perpetuación de la violencia es el silencio, y
la impunidad tiene que ver con la importancia que se da a la familia en la sociedad, por lo
menos a la idea de mantener la unión familiar, aun cuando al interior de la familia no se goza de
amor y estabilidad emocional, sino por el contrario de violencia, miedo, sumisión, es decir de
una vida de constante martirio, que lesiona la estabilidad emocional de quien padece la
violencia de la otra parte.
De esa forma, aspectos que tienen que ver con la violencia de género, es necesario incluirlos
como causas que propician la violencia familiar, entre ellos tenemos a continuación: Rezagos
patriarcales.- Se habla de sociedades patriarcales, producto de un largo proceso a través de la
historia, donde es el patriarca quien tiene el control, el dominio sobre el otro. Una cultura
patriarcal posiciona lo masculino frente a lo femenino, naturalizando la violencia como una
forma de castigo, un control legitimado.21
El Machismo.- Es una forma de organización social y de ejercicio de poder de dominación
masculina, donde las mujeres son sujetos de algunos derechos y tienen algunos espacios de
autonomía, pero donde todavía tienen mucha indefensión.22
La Construcción de Identidades, Feminidad y Masculinidad.- Los seres humanos buscan
construir sus identidades en base a lo personal y lo que tienen en el entorno; lo “masculino” y
“femenino” son conceptos opuestos y por tanto, la construcción de la masculinidad y feminidad
se dan de manera opuesta, tiene que ver con los géneros y la construcción socio-cultural que se
les asigna, no se nace con estas identidades. Y, actualmente es necesario tener en cuenta que
tanto puede influir en la perpetuación de la violencia familiar, la crisis de la masculinidad, frente
a los reclamos de derechos de las mujeres y del papel que estas ocupan en la sociedad, es decir,
la invasión del ámbito que antes pareciera haberles pertenecido solo a los hombres.
Además, tenemos dentro y fuera de la casa, modelos que no son los mejores a seguir, los niños
viven la violencia como algo normal, dentro de su familia, en las calles, video juegos, en la
televisión, donde además de ver noticias sobre violencia, los programas, películas y hasta
dibujos animados, muestran actos de violencia como algo espectacular y heroico; lo que nos
deja una tarea grande respecto a la intervención en los modelos que van construyendo la
identidad de los niños.

21 MELENDEZ LOPEZ, Liz Ivett y SARMIENTO RISSI, Patricia


22 FERNANDEZ REVOREDO, Marisol

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I.3.- La integridad psicológica como parte del derecho a la Salud.


Para abordar el tema de la violencia familiar en la modalidad de violencia psicológica, es
importante entender a la persona como un todo, con derecho a su integridad personal, la que
incluye su salud; de ese modo, es importante lo que entendemos por los derechos a la salud y a
la integridad personal. La Constitución Política del Perú, en su artículo 7, reconoce el derecho a
la salud de las personas como derecho fundamental y por lo tanto el Estado es garante de su
respeto y disfrute. Al respecto, el Tribunal Constitucional ha señalado en el punto 6 de la
sentencia Nº 03425-2010-PHC/TC. Lima23:
“Nuestra Constitución en el artículo 7° reconoce el derecho de toda persona a la protección de
su salud, es obligación del Estado contribuir a la promoción y defensa de aquella. Si bien el
derecho a la salud no está contenido en el capítulo de derechos fundamentales, su inherente
conexión con los derechos a la vida, a la integridad personal y el principio de dignidad de la
persona, lo configura como un derecho fundamental innegable y necesario para el propio
ejercicio del derecho a la vida, conforme el artículo I del Título Preliminar de la Ley N.º 26842 -
Ley General de Salud, constituye “condición indispensable del desarrollo humano y medio
fundamental para alcanzar el bienestar individual y colectivo”.”
En el punto 7 de la sentencia acotada, se hace referencia también a, que el derecho a la salud
comprende la facultad que tiene todo ser humano de conservar un estado de normalidad
orgánica funcional, tanto física como mental, así como de prevenirlo y restituirlo ante una
situación de perturbación del mismo, lo que implica que el Estado debe efectuar acciones de
prevención, conservación y restablecimiento, a fin de que las personas disfruten del más alto
nivel de bienestar físico y mental, invirtiendo en la modernización y adoptar políticas, planes y
programas en ese sentido.
Asimismo, la Organización Mundial de la Salud, la define como "un estado de completo
bienestar físico, mental y social, y no solamente como ausencia de afecciones o enfermedades".
Por otro lado, el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en su artículo 12º señala
que todo ser humano tiene derecho al "más alto nivel posible de salud física y mental", sin
distinción de ninguna clase y no se limita al derecho a la atención de la salud.
El Comité DESC en su Observación General N° 1424 ha señalado que:
“La salud es un derecho humano fundamental e indispensable para el ejercicio de los demás
derechos humanos. Todo ser humano tiene derecho al disfrute del más alto nivel posible de
salud que le permita vivir dignamente…”

23 http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2011/03425-2010-HC.html
24 COMITÉ DESC, Recomendaciones Generales. Recomendación N° 14. Visto en
http://confdts1.unog.ch/1%20SPA/Tradutek/Derechos_hum_Base/CESCR/00_1_obs_grales_Cte%20Dchos%2 0Ec
%20Soc%20Cult.html#GEN14 09 de junio del 2013

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En el punto 2 de la referida recomendación, se hace referencia a numerosos instrumentos de


derecho internacional que reconocen el derecho del ser humano a la salud, como la Declaración
Universal de Derechos Humanos, en el párrafo 1 del artículo 25, la Convención Internacional
sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, de 1965, inciso iv) del
apartado e) del artículo 5, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer de 1979; así como en el artículo 24 de la Convención sobre los
Derechos del Niño, el Protocolo adicional a la Convención Americana sobre Derechos
Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, de 1988 (artículo. 10),
entre otros.
Con relación a la salud mental la Organización Mundial de la Salud – OMS 25 define la salud
mental como:
"Un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias
capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma
productiva y fructífera y, es capaz de hacer una contribución a su comunidad".
La OMS precisa, además que “La salud mental es un componente… de la integridad, por medio
de la cual una persona aprovecha su potencial cognitivo y afectivo, así como su capacidad para
relacionarse, pues a través de una actitud mental equilibrada permite afrontar de manera más
eficaz el estrés, realizar un trabajo fructífero y efectuar un aporte positivo a la comunidad”.26
La violencia familiar en la modalidad de violencia psicológica, constituye actos de vulneración
de la salud y en especial de la salud mental de las mujeres que la sufren y reduce su estado de
bienestar, de modo tal, que impide que desarrolle sus potencialidades, acceda a oportunidades
de todo tipo, en todos los ámbitos de la vida, personal, social, económica, política, por lo que es
necesario que la definamos.
Así pues, la violencia familiar en la modalidad de maltrato psicológico, coloca a una persona en
un estado diferente al que se entiende por salud, perturbando su integridad psicológica, no
siendo compatible con la dignidad humana, viola el derecho humano a la integridad personal
que incluye el aspecto psicológico. En tanto el ser humano es un todo, si se perturba su
estabilidad emocional, una persona no será igual de productiva, ni se relacionará de forma
adecuada con otras personas de su entorno, entre ellos su familia, y menos aún tendrá una
participación activa como ciudadano.
Ahora bien, sobre la definición de violencia psicológica, se dice que es “Toda acción u omisión
dirigida a perturbar, degradar o controlar la conducta, el comportamiento, las creencias o las
decisiones de una persona, mediante la humillación, intimidación, aislamiento o cualquier otro
medio que afecte la estabilidad psicológica o emocional”.27

25 ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD Visto en http://www.who.int/features/factfiles/mental_health/es/


15.06.2013
26 ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD 2001 “Por la salud mental en el mundo. Sí a atención, no a la
exclusión”. Ginebra. Citado en: JUS, Doctrina y Práctica 12/2008 “Derecho a la salud mental”.Pág.330.
27 La Violencia contra la mujer en las Américas - Una violación de los derechos humanos y un problema de salud
pública internacional. En: http://www.paho.org/Spanish/DPI/Numero10_articulo2.htm

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De hecho coincidiendo con esta definición, en tanto la intención del autor de controlar a la
víctima, lo que sigue me parece de gran importancia, para tomar la atención que merece este
tipo de violencia familiar, teniendo en cuenta que esta modalidad de violencia no es de menor
grado que la violencia física, “Los que ejercen la violencia psicológica, lo que se proponen,
conscientemente, es obtener el control sobre su víctima, y, a la larga, destruir la identidad
personal de la misma. Es un error interpretar que la violencia psicológica sea una modalidad de
maltrato de menor entidad que el maltrato físico: cuando en realidad es la fase primordial de
todo maltrato, que desprovee a la víctima de su propia identidad.”28
Sin embargo, la definición de violencia familiar que contiene nuestra legislación, incluye el
daño que debe producir la violencia familiar y, en ese sentido el daño psicológico debería ser el
resultado de toda violencia psicológica.
A continuación, luego de señalar algunas definiciones de lo que se entiendo por daño
psicológico, voy a plantear una definición personal sobre el mismo, tomando como referencia la
definición de salud mental y otros elementos que a mi modesto entender debería incluir la Ley
de Protección frente a la violencia familiar, ya que una dificultad advertida en la definición de
violencia familiar en nuestra legislación, gira en torno a referirse al daño, específicamente para
nuestro estudio, al daño psicológico, sin definir que debemos entender por éste o delimitarlo.
Ahora bien, es necesario tener en cuenta que en el caso de la violencia familiar en la modalidad
de violencia psicológica, lo que entendamos por daño psicológico determinará el grado de
protección al derecho a la salud y a la integridad personal de la víctima, máxime
encontrándonos en un contexto de protección de los derechos humanos, a través de un proceso
civil de carácter tuitivo29. Entonces bien, una protección más amplia de las víctimas de este tipo
de violencia debe no solo indicar si hay o no un daño psicológico, lo cual puede ser muy
subjetivo, sino que es necesario determinar si el daño se presenta en algún grado, perturbando o
amenazando de alguna forma la estabilidad emocional de la víctima.
El Daño Psicológico:
Para autores como “Marianetti”, al evaluar lo que se entiende por daño psicológico, debe existir
un menoscabo resultante de una alteración anatómica o funcional, física o psíquica, que lleve al
organismo a una disfunción que implica una modificación del estado anterior de la persona El
Daño Psicológico: 30 En el caso de Josefa Tkaczuck, el daño psíquico se define como un
perjuicio producido por un evento no previsible e inesperado por el sujeto, al que le provoca
determinadas perturbaciones, modifica su interacción con el medio y le origina alteraciones en
el área afectiva, volitiva, ideativa o en todas ellas.31

27 La Violencia contra la mujer en las Américas - Una violación de los derechos humanos y un problema de salud
pública internacional. En: http://www.paho.org/Spanish/DPI/Numero10_articulo2.htm
28 NUÑEZ MOLINA, Waldo F. y CASTILLO SOLTERO, María Del Pilar
29 El análisis del presente trabajo se circunscribirá al ámbito civil y no penal, porque para el segundo ámbito, la
determinación de la violencia ejercida por el investigado y el daño efectuado son valorados bajo el estricto
cumplimiento de las normas que contemplan los casos que constituyen delitos y faltas.
30 Citada por CABALLERO PINTO, Henry Víctor La Determinación de la Violencia Psicológica en los casos de
Violencia Familiar. Comentario a la Cas. Nº 774- 2010-Lima. Análisis Jurisprudencial.
31 AMATO, María Inés 2004 La pericia psicológica en violencia familiar. 1ra Edición. Buenos Aires. Ediciones La
Rocca. Pág. 32

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Así, en nuestro medio, “Manuel Sotelo refiere que el daño psíquico no se agota en el trastorno
de estrés postraumático, sino que se puede manifestar de otras formas como los trastornos de
ansiedad, los trastornos psicosomáticos, los trastornos de personalidad, la depresión y las
fobias”32, lo que cobra importancia al tener en cuenta que en la mayoría de los casos escogidos
para su análisis en el presente trabajo, la conclusión de los informes psicológicos realizados a
las víctimas indica que presentan “reacción ansiosa”.
Una nota interesante respecto al daño psicológico ha sido trabajada por un perito en Psicología
Forense33 para quien, antes de definir el concepto de daño psíquico, psicológico o emocional, es
necesario tomar en cuenta 5 elementos:
1) El daño causado es originado por uno o varios eventos o sucesos inadecuados o inesperados
que alteran el equilibrio emocional, psicológico o psíquico de la víctima.
2) El evento, suceso, vivencia traumática, hecho dañoso o acto delictivo establece una relación
causal entre agresor y víctima, directa o indirecta.
3) La vivencia traumática puede causar un desequilibrio o perturbación permanente, transitoria,
periódica o pasajera en mayor o menor grado en todas o diferentes áreas de la personalidad de la
víctima, pudiendo existir alteraciones en el área emocional, cognitiva, afectiva, volitiva,
espiritual, que afectan la capacidad de desarrollo o goce individual, familiar, laboral, social,
espiritual o recreativo.
4) Las perturbaciones pueden o no ser diagnosticadas de acuerdo con los catálogos de las
psicopatologías como el DSM-IV o el CE 10, o simplemente consistir en síntomas de
alteraciones emocionales sin naturaleza patológica permanente.
5) No se debe caer en el extremo de establecer la decisión categórica de la existencia o no del
daño psicológico, más bien de debe entender que pueden existir diferentes niveles del daño
psicológico.
Nótese que dentro de los elementos antes descritos, un aspecto importante a tomar en cuenta es
que aquella no necesariamente será permanente, pudiendo ser transitoria, pasajera, siempre y
cuando afecte la capacidad de desarrollo o goce de la víctima. Asimismo, es importante lo
acotado en tanto toma en cuenta que pueden existir diferentes niveles de daño psicológico, que
es precisamente lo que se debe medir. Además, nos interesa lo referente a la relación causal,
cuándo estamos ante la presencia de uno o varios hechos perturbadores que terminan agravando
la afectación o enfermedad que ya presentaba la víctima y, cuándo la afectación diagnosticada
es el resultado directo del hecho.
Ahora bien, ya que es necesario medir entre otros, los síntomas de la víctima, como el nivel de
daño que pueda sufrir aquella, para el peritaje psicológico se requieren directrices o
determinadas escalas de valores que den como resultado un informe confiable y no sujeto a la
subjetividad del evaluador, y en ese sentido, es importante tener en cuenta que al momento de la
toma de muestras para el presente estudio, aún no se contaba con un protocolo o guía de
valoración del daño psicológico, lo que será materia de análisis en el capítulo III, para
determinar si constituyó un obstáculo para que las víctimas de violencia psicológica alcancen
sentencias justas.

32 Citado por CABALLERO PINTO, Henry Víctor La Determinación de la Violencia Psicológica en los casos de
Violencia Familiar. Comentario a la Cas. Nº 774-2010-Lima. Análisis Jurisprudencial.
33 Visitado en: http://psicologos-forenses.blogspot.com/2010/11/dano-moral-dano-psiquico-dano.html

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Cabe indicar, que a la fecha tenemos una “Guía de valoración frente al daño psíquico en
víctimas adultas de violencia familiar, sexual, tortura y otras formas de violencia
intencional”34, herramienta que si bien era necesaria, aún no podemos advertir la eficacia que
tenga en nuestro medio, donde los recursos económicos tienen una trascendental importancia
para realizar una evaluación exhaustiva con diferentes pruebas que permitan medir el estado
emocional de la víctima, siendo importante contar con una cantidad considerable de peritos en
psicología.
En la referida Guía, se hace referencia al daño psíquico, al que se define como “la afectación y/o
alteración de algunas de las funciones mentales o capacidades de la persona, producida por un
hecho o un conjunto de situaciones de violencia, que determina un menoscabo temporal o
permanente, reversible o irreversible del funcionamiento integral previo”. Resaltando en esta
definición que al referirse al menoscabo del funcionamiento integral previo de la víctima, se
considera que aquél puede ser “temporal” como “reversible”, términos que permiten una
protección más amplia de los derechos humanos protegidos en los tratados internacionales y
consagrados como derechos fundamentales en nuestra Constitución, entre ellos el derecho a la
integridad física y psicológica de toda persona, acorde con el más alto grado de bienestar y la
dignidad humana.
Con elementos similares, pero incluyendo como patrones de reacción común en las víctimas, la
presencia de ansiedad, angustia, entre otros, se ha referido en la doctrina: “antes de evaluar a
una víctima de maltrato psicológico en los casos de violencia familiar, es importante tener
presente que el daño psicológico puede manifestarse en diferentes grados, que la reacción frente
al maltrato puede aparecer de forma inmediata a la comisión del delito, así como también a
corto, mediano y /o largo plazo; que un patrón de reacción común en las víctimas, es la
presencia de ansiedad, angustia, shock generalizado, confusión, sentimientos de impotencia,
rabia, perturbaciones en el sueño y cambios en el estilo de vida, por tanto el tipo de
personalidad, la presencia o no de ansiedad, defensas predominantes, características afectivas
previas y los cambios en el estilo de vida se requieren para saber cómo han afectado los hechos
de violencia familiar en la víctima, un conocimiento del funcionamiento psicológico previo,
durante y después de los hechos de violencia familiar”.35
Las definiciones y trabajos antes referidos, fueron escogidos en tanto en todos ellos se tomaron
en cuenta elementos que considero indispensables al hablar de daño psicológico como resultado
de la violencia familiar, esto es una perturbación que modifica el estado anterior de la persona,
reacciones de ansiedad y otros que alteran su estabilidad emocional. En ese sentido, considero
adecuada la definición que del daño psíquico se hace en la Guía de Valoración del Daño
Psíquico antes citada, sin embargo para un tratamiento procesal efectivo en la lucha contra la
violencia familiar, es necesario que se incluya en la ley la graduación del daño psicológico.

34 Elaborada por el Comité de expertos del Instituto de Medicina Legal del Ministerio Público, el 05 de octubre del
2011.
35 AMATO, María Inés. 2004 La pericia psicológica en violencia familiar. 1ra Edición. Buenos Aires. Ediciones La
Rocca. Pág. 314

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Así pues, para una mayor protección de los derechos de las personas afectadas por la violencia
familiar en la modalidad de violencia psicológica, es necesario determinar en el informe
psicológico, tanto del grado de incapacidad como la temporalidad del daño psicológico
ocasionado, para lo cual es necesario diferenciar la intensidad del mismo en leve, moderado y
severo, identificando la cantidad de días que requerirá la persona afectada para reponerse, lo que
permitirá identificar cuando nos encontramos frente a una falta o delito y, cuando frente a un
caso que no lo es y amerita una investigación dentro del ámbito civil tutelar.
Definición personal de Daño Psicológico:
 “Se entenderá por daño psicológico todo tipo de afectación, menoscabo o perturbación a
la estabilidad emocional de una persona, que le impida disfrutar de un nivel de bienestar
general, o altere el estado en el que se encontraba antes del acto perturbador o situación
de violencia, el que puede ser temporal o durar en el tiempo.

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CAPÍTULO II.
LA PROBLEMÁTICA DE LA VIOLENCIA FAMILIAR Y EL MARCO NORMATIVO
AL RESPECTO
En este capítulo se revisarán los avances normativos internacionales sobre la protección de los
derechos humanos y aquellos que han reconocido derecho a la igualdad y no discriminación; en
los que los Estados parte, entre ellos el Perú ha asumido importantes compromisos de respetar,
garantizar y hacer efectivos los derechos humanos de las mujeres y en especial el derecho a una
vida libre de violencia.
Posteriormente y dentro de la normativa nacional para hacerle frente a la violencia familiar, que
como veremos constituye una violación a los derechos humanos de sus víctimas, analizaré la
Ley 26260 – Ley de Protección frente a la violencia familiar y, el procedimiento que se lleva,
dentro del ámbito civil tutelar, en las investigaciones de violencia familiar.
II.1 LA VIOLENCIA FAMILIAR COMO VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS.
VIOLENCIA CONTRA LA MUJER - DERECHO A LA IGUALDAD Y NO
DISCRIMINACIÓN:
La violencia familiar, afecta un conjunto de derechos que han sido recogidos en diversos
Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos y relativos al tema de la violencia, que
además regulan las obligaciones de los Estados parte al ratificar dichos instrumentos.
Se empezará haciendo referencia a la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) 44,
que si bien no es vinculante para el Estado peruano, fue la primera base jurídica en establecer
que todas las personas tienen derecho a la vida, la libertad y la seguridad personal (artículo3º).
Y, en una formulación similar, encontramos los Pactos Internacionales de Derechos Civiles y
Políticos y, de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, sin embargo en estos últimos se
compromete a los Estados parte “a garantizar a hombres y mujeres la igualdad en el goce” de
los derechos a que ellos se refieren; además de ser instrumentos vinculantes para el Estado
Peruano.
Así encontramos regulados, en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos 45, el
derecho a la vida, en el artículo 6.1; derecho inherente a la persona humana, el derecho a no ser
sometido a tortura, en el artículo 7º; y, el derecho a la libertad y seguridad personales, en el
artículo 9.1, derechos amenazados por la violencia familiar.
En el caso del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales 46 - DESC y,
relevante al tema de estudio, encontramos el derecho a la salud, en el artículo12º.1, en el que se
establece que toda persona tiene derecho al disfrute del más alto nivel de salud física y mental.

44 Adoptada y proclamada por Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948. Visto en:
http://www.derechoshumanos.net/normativa/normas/1948-DeclaracionUniversal.htm?gclid=CNvI8-
GatbcCFa5xOgode14Alg (Visitada el 26 de mayo de 2013)
45Adoptado y abierto a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General en su resolución 2200 (XXI), del
16 de diciembre de 1966. Aprobado por el Perú mediante Decreto Ley Nº 22231(11-7-78).

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46 Adoptado y abierto a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General en su resolución 2200ª (XXI), del
16 de diciembre de 1966.

Siendo así como se considera la salud, la lucha contra toda forma de violencia familiar requiere
una mayor incidencia en la terapia psicológica individual y familiar, las mismas que deben
llevarse desde la denuncia como medida de protección, no solo por la salud de la víctima y la
modificación de conducta en el agresor, sino por el bienestar general de toda la familia, lo que
requiere un verdadero control de las autoridades para verificar su cumplimiento.
Refiriéndome ya, a otro instrumento de gran valor en el Sistema Interamericano, encontramos la
Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica 47, a través
de la cual, los Estados parte se "comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos
en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción,
sin discriminación alguna". Entre esos derechos y libertades reconocidos, también encontramos
aquellos que pueden ser vulnerados en los casos de violencia familiar, como el derecho a la
Vida, en el artículo 4.1; el derecho a la integridad física y mental, en el artículo 5.1; el derecho a
no ser sometido a tortura, en el artículo 5.2; y, el derecho a la libertad y seguridad personales, en
el artículo 7.
Luego de mencionar estos instrumentos internacionales, indicaré que fueron necesarios otros
que específicamente protejan los derechos humanos de las mujeres, lo que se entiende si se tiene
en cuenta que por largo tiempo aquellos, los derechos de las mujeres, fueron invisibilizados,
épocas en las que no se reconocía que las mujeres eran víctimas de discriminación dentro y
fuera del hogar.
La búsqueda por la igualdad en el reconocimiento y el goce de los derechos de las mujeres, en
las últimas décadas ha producido una serie de importantes cambios normativos, con un
tratamiento especial a sus derechos humanos, lo que fue posible gracias a organizaciones
sociales, haciéndose visibles las terribles consecuencias de la vulneración de sus derechos
humanos y la impunidad en la que quedaban las situaciones de violencia en los sistemas de
justicia.
Me referiré en primer orden, al instrumento internacional que reconoce el derecho a la igualdad
y no discriminación, considerando que la discriminación es una violación a los derechos
humanos.
Convención para la Eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer –
CEDAW48, no cabe duda que el espíritu de esta Convención 49 tiene su génesis en los objetivos
de las Naciones Unidas: reafirmar la fe en los derechos fundamentales, en la dignidad y el valor
de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres.

47 La Convención Americana sobre Derechos Humanos (también llamada Pacto de San José de Costa Rica o CADH)
fue suscrita, tras la Conferencia Especializada Interamericana de Derechos Humanos, el 22 de noviembre de 1969 en
la ciudad de San José de Costa Rica y entró en vigencia el 18 de julio de 1978. Es una de las bases del Sistema
interamericano.
48 El 18 de diciembre de 1979, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Convención sobre la
eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, que entró en vigor como tratado internacional

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el 3 de septiembre de 1981 tras su ratificación por 20 países. En 1989, décimo aniversario de la Convención, casi 100
naciones declararon que se consideran obligadas por sus disposiciones. 49Entró en vigor respecto a Perú, el 13 de
octubre de 1982.
El artículo 1º de la CEDAW define la discriminación como:
“Denotará toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo, que tenga por objeto o
por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer,
independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de
los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social,
cultural y civil o en cualquier otra esfera.”
De otro lado, el Protocolo Facultativo de la CEDAW 50 entró en vigor para el Perú, el 10 de julio
del 2001 y, estipula en el artículo 1 que, todo Estado Parte en el mismo, reconoce la
Competencia del Comité de la CEDAW para recibir y considerar las comunicaciones a las que
se refiere el artículo 2.
Respecto al Comité de la CEDAW, debemos indicar que éste llegó a la conclusión que los
informes de los Estados Partes no siempre reflejaban de manera apropiada la estrecha relación
entre la discriminación contra la mujer, la violencia contra ellas, y las violaciones de los
derechos humanos y las libertades fundamentales. Requiriéndose que los Estados Partes adopten
medidas positivas para eliminar todas las formas de violencia contra la mujer, ya que el objetivo
de la Convención no sólo es la eliminación de la discriminación sino asegurar la igualdad de
iure y de facto (formal y sustantiva) entre mujeres y hombres.
Las medidas positivas a las que se refiere deben ser jurídicas y de otra índole, aquellas que sean
necesarias para proteger eficazmente a las mujeres contra la violencia, como sanciones penales,
recursos civiles e indemnización, incluyendo medidas de protección contra la violencia y los
malos tratos en la familia (violencia familiar), la violencia sexual y el hostigamiento en el lugar
de trabajo.
La CEDAW reconoce el derecho a la salud física y mental de toda persona enelartículo12º. Si
bien en la Convención no se hace referencia a la violencia contra la mujer; es en la
Recomendación N.º 19 del Comité de la CEDAW -11º período de sesiones – 1992, (punto 7),
donde se indica que “la violencia contra la mujer es una forma de discriminación que inhibe
gravemente la capacidad de la mujer de gozar de derechos humanos y libertades en pie de
igualdad con el hombre", exigiendo a los Estados Parte adoptar medidas al respecto. Las
víctimas de violencia, en este sentido, no solo sufren discriminación, además son víctimas de
una serie de vulneraciones a sus libertades y derechos humanos.
Ahora bien, esas libertades y derechos humanos que pueden ser vulnerados en los casos de
violencia, están contenidos en la Observación General N.° 7, literales: a) El derecho a la vida; b)
El derecho a no ser sometido a torturas o a tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes; d)
El derecho a la libertad y a la seguridad personales; e) El derecho a igualdad ante la ley; f) El
derecho a igualdad en la familia; y g) El derecho al más alto nivel posible de salud física y
mental.

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50 Adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 06 de octubre de 1999. (Visitada el 27 de mayo de
2013. En http://www2.ohchr.org/spanish/law/cedaw-one.htm

De otro lado, tenemos la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la


violencia contra la mujer - Belém Do Pará 51, de gran importancia en tanto es la primera y única
convención en tratar la violencia contra la mujer como tema específico, considerando
expresamente que la violencia vulnera derechos humanos. Así, contempla el derecho de toda
mujer a “una vida libre de violencia”, tanto en el ámbito público como en el privado, conforme
al artículo 3º, el que debe protegerse como cualquier otro derecho humano. Este derecho fue
abordado también en la Conferencia sobre Derechos Humanos en Viena de 1993 y, la
Conferencia Mundial sobre la Mujer en Pekín de 1995, las mismas que si bien no son
vinculantes al Estado peruano, conviene recordar.
Este derecho de toda mujer a vivir una vida libre de violencia, de gran trascendencia al tomar en
cuenta que la violencia contra la mujer es vista como una violación a sus derechos humanos,
será motivo de análisis en el capítulo III, al revisar los expedientes seleccionados sobre
violencia familiar y el procedimiento que se ha seguido, conforme a la práctica nacional, en el
caso del proceso civil, donde los responsables no tienen sanciones que los disuada de cometer
un nuevo hecho de violencia o, de incrementar la violencia, en venganza a la denuncia.
La Convención Belem Do Pará, señala en el artículo 4º, que “Toda mujer tiene derecho al
reconocimiento, goce, ejercicio y protección de todos los derechos humanos y a las libertades
consagradas por los instrumentos regionales e internacionales sobre derechos humanos…”
incluyendo entre los derechos protegidos, aquellos que son vulnerados al configurarse la
violencia familiar, en los literales: a) El derecho a que se respete su vida, b) El derecho a que se
respeten su integridad física, psíquica y moral, c) El derecho a la libertad y seguridad
personales, d) el derecho a no ser sometido a torturas y, e) El derecho a que se respete la
dignidad inherente a su persona y que se proteja a su familia. Lo que es coincidente con lo que
estipula la Convención Americana de Derechos Humanos, pero en el caso de ésta sin
discriminar a hombres de mujeres.
Ahora bien, la protección que brinda la Convención Belem Do Pará, conforme al artículo 9º,
contempla los casos de vulnerabilidad que pueda sufrir una mujer víctima de violencia, entre
otras por razón de su raza, etnia, por ser migrante, estar embarazada, discapacitada, ser menor
de edad, anciana o estar en situación socioeconómica desfavorable. A esta conexión simultánea
entre género y otros factores que alimentan la discriminación, se le ha definido en doctrina
como discriminación múltiple o discriminación interseccional; así tenemos que “La
discriminación múltiple está relacionada con la conexión entre el género y factores como la
etnia, la edad, el estatus socioeconómico, la orientación sexual, la diversidad funcional, la
localización geográfica, el nivel educativo o modelos de socialización en el país de origen.” 52
Asimismo, se ha indicado que es preciso que concurra una absoluta simultaneidad en la
actuación de los factores que alimentan la discriminación, no solo un fenómeno que aglutina dos
elementos de los que sin duda, pueden derivarse consecuencias discriminatorias: ser mujer (con
la histórica marginación asociada a la feminidad) y otro factor de discriminación y, además es
necesario que, a causa de esa actuación conjunta, se produzca una consecuencia o resultado
final particular y propio. Por ello el adjetivo “múltiple”, quizá no sea el más adecuado y sea
preferible el de discriminación “interseccional”.53

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51 Adoptada en Belem Do Pará el 06 de setiembre de 1994, en el 24 período de sesiones de la Asamblea General de
la Organización de Estados Americanos. 52INSTITUTO DE LA MUJER falta completar cita. Múltiple
Discriminación http://www.inmujer.es/areasTematicas/multiDiscriminacion/home.htm

El paradigma de la intersección consiste en la confluencia de factores que se potencian al


experimentar discriminación. Las múltiples formas de discriminación que somos capaces de
imaginar son todas dimensiones distintas de lo mismo, de nuestra forma de mirar y de entender
la realidad.54
De regreso a la Convención Belém Do Pará, ésta reconoce a la violencia contra la mujer como
una ofensa a la dignidad humana y, es que la violencia (cualquiera sea su forma) contra una
persona (sea cual sea su género), vulnera los derechos humanos de aquella, de allí que la
violencia familiar-y la violencia psicológica como una de sus manifestaciones- sea sin duda una
vulneración a los derechos humanos de sus víctimas, quienes como veremos más adelante
pueden sufrir graves consecuencias en su salud física y emocional, razón por la cual, la
violencia familiar es reconocida en los últimos años como un problema de salud pública,
además de ser sin duda una de las formas más frecuentes como se expresa la violencia contra la
mujer.
Al respecto, Amnistía Internacional55 señala que la violencia contra las mujeres es la atrocidad
cometida contra los derechos humanos más extendida y más impune en todo el mundo.
“Tomando en consideración los principios del concepto contemporáneo de derechos humanos -
universalidad, indivisibilidad e interdependencia entre los derechos civiles y políticos y, los
derechos económicos, sociales y culturales –el análisis del contexto económico de la violencia
doméstica contra las mujeres es el mejor ejemplo de las sucesivas y cíclicas violaciones a los
derechos humanos de las mujeres en la región” 56.
Así, considerada la violencia familiar, como una de las manifestaciones de la violencia contra la
mujer, una violación a los Derechos Humanos de sus víctimas, ésta pasó acertadamente al
ámbito público, ya que es un problema social incompatible con el fin supremo de la dignidad
humana, cuyas repercusiones alcanzan no solo a la víctima directa sino además al resto de la
familia y sociedad.
Respecto a las repercusiones en sus víctimas, refiere Alda Facio que, "...los síntomas de las
mujeres maltratadas son similares al comportamiento de cualquier víctima de la tortura llevada a
cabo por agentes del Estado. Esto nos lleva a entender que así como la tortura es necesaria para
controlar cualquier brote de rebeldía contra un Estado autoritario, el maltrato contra la mujer es
necesario para mantener una familia autoritaria. Y si los efectos de ambas son parecidos, la
violencia doméstica debería ser entendida también como una violación a los derechos
humanos"57.

53 CATALÁ PELLON, ALICIA. Jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Discriminación
Múltiple por razón de género y pertenencia a minoría étnica. En dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3212120.pdf
(Visitada el 05 de junio de2013)

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54 GÓMEZ, FANNY. La interseccionalidad en la discriminación. En
http://www.gloobal.net/iepala/gloobal/fichas/ficha.php?entidad=Textos&id=26visitada el 05 de junio 2013.
55Organización No Gubernamental – ONG, supervisora de los Derechos Humanos. 56PANDJIARJIAN, Valeria. El
mito de la negación de la violencia contra la mujer-Cladem-Revista N°3.pág.42
Ahora solo queda agregar que entender la violencia familiar como una violación de los derechos
humanos de sus víctimas, la misma que no debe ser tolerada por la sociedad, ni regresar al
ámbito privado, importa para la paz internacional, en tanto los derechos humanos han sido
reconocidos como inherentes a los valores de dignidad humana y libertad, como al principio de
igualdad y, además, que en tanto son inherentes a la naturaleza humana, son universales.
II.2 OBLIGACIÓN DE LOS ESTADOS EN LA PREVENCIÓN, INVESTIGACIÓN Y
SANCIÓN DE LA VIOLENCIA. EL DERECHO DE ACCESO A LA JUSTICIA Y EL
PRINCIPIO DE DEBIDA DILIGENCIA.
Reconocida la violencia como una ofensa a la dignidad humana y, una vulneración a los
derechos humanos y libertades fundamentales y como tal la violencia familiar, como una de las
formas como se manifiesta la violencia, resultan de gran importancia las acciones que realizan
los Estados para combatirla, entre éstas, el proceso que implementan para atender las denuncias,
acciones que responden a compromisos internacionales asumidos por los Estados.
Esos compromisos internacionales son vinculantes, es decir de obligatorio cumplimiento para el
Estado peruano, en tanto ha ratificado Tratados internacionales que los contienen. A
continuación voy a referirme a aquellos Tratados que contemplan la obligación del Estado
frente al derecho de acceso a recursos sencillos y eficaces, hablo de la Convención Americana
de Derechos Humanos y, a la Convención Belém Do Pará, específicamente creada contra la
violencia de género.
La Convención Americana sobre Derechos Humanos contempla el derecho a obtener adecuadas
Garantías Judiciales, esto en el artículo8. 1: “Toda persona tiene derecho a ser oída, con las
debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente,
independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de
cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y
obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter”.
Así, como el derecho a la adecuada Protección Judicial, en el artículo 25. 1, cuando refiere:
Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo
ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos
fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal
violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.
Estos derechos referidos en el párrafo precedente, se traducen en la obligación de los Estados
parte de asegurar, a toda persona, acceso a recursos sencillos y eficaces que los ampare frente a
actos que violen sus derechos fundamentales, debo agregar, que desde los enfoques de derechos
humanos y de género, la satisfacción del derecho de acceso a recursos sencillos y eficaces debe
cumplirse tanto en el caso de hombres como de mujeres, para lo cual el Estado debe realizar las
acciones que correspondan para que sin distinción del sexo, quien decida denunciar un hecho de
violencia familiar no encuentre obstáculos.

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57 FACIO, Alda. 1996 “Violencia contra la mujer: Reflexiones desde el derecho”. Movimiento Manuela Ramos.
Lima. Pág.23.

Sin embargo, aun cuando la referida Convención Americana sobre Derechos Humanos existía,
fue necesario contar con un instrumento que específicamente tratara el tema de la violencia
contra las mujeres para brindar una mayor protección a sus derechos humanos, me refiero a la
Convención Belém Do Pará, la misma que también regula lo pertinente a las obligaciones que
tienen los Estados parte respecto del acceso a recursos sencillos y eficaces en los procesos en
agravio de aquellas.
Así, el artículo 7º, de la referida Convención, reconoce que los Estados Parte deben: b) “Actuar
con la debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar la violencia contra la mujer”;
asimismo, d) “Adoptar medidas jurídicas para conminar al agresor a abstenerse de hostigar,
intimidar, amenazar, dañar o poner en peligro la vida de la mujer de cualquier forma que atente
contra su integridad o perjudique su propiedad”.
Reconoce además, el artículo 7°, que los Estados parte deben: f) “Establecer procedimientos
legales justos y eficaces para la mujer que haya sido sometida a violencia, que incluyan entre
otros, medidas de protección, un juicio oportuno y el acceso efectivo a tales procedimientos”;
asimismo, g) “Establecer los mecanismos judiciales y administrativos necesarios para asegurar
que la mujer objeto de violencia tenga acceso efectivo a resarcimiento, reparación del daño u
otros medios de compensación justos y eficaces”.
Ambas Convenciones han tomado en cuenta una amplia protección en relación a los procesos
que deben seguir las investigaciones que violen derechos fundamentales, como es el caso de la
violencia, en ese sentido también se incluyen los casos de violencia familiar, en tanto la misma
lesiona derechos humanos de sus víctimas y más aún en tanto lesiona también a la sociedad y al
Estado en general.
En ese sentido, es necesario evaluar el cumplimiento del Estado peruano, en tanto Estado parte
de las Convenciones antes referidas, respecto a estas obligaciones, ya que las investigaciones en
los casos de violencia familiar requieren de procesos eficaces donde el agresor reciba sanciones
al violar los derechos humanos de las víctimas.
II.2.a) El Derecho de Acceso a la Justicia y el Principio de Debida Diligencia.
Respecto al derecho de acceso a la justicia, uno de los informes realizados por la Secretaría
General de la Organización de Estados Americanos 58 lo define como el acceso de iure y de facto
a instancias y recursos judiciales de protección frente a los actos de violencia, de conformidad
con los parámetros internacionales de derechos humanos.

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58 “Acceso a la justicia para las mujeres víctimas de violencia en las Américas”

Refiere Alda Facio59, en uno de sus artículos60, que el acceso a la justicia se entiende como un
derecho humano fundamental que involucra tanto el deber estatal de proveer un servicio
público, como el ejercicio de un derecho que debe ser satisfecho en el caso de hombres y
mujeres. Esto, a razón del artículo 8° de la Declaración Universal de los Derechos Humanos,
donde el “derecho a un recurso efectivo ante los tribunales nacionales competentes…” ya no se
entenderá como el deber en abstracto del Estado, ya que ahora el Estado debe garantizar que se
cumpla. Derecho que, además, se ha analizado desde la óptica de los derechos humanos desde la
Conferencia Mundial de Viena.
Refiere además la autora, que este derecho se entiende en 3 aspectos de la norma: la legislativa,
la surgida de la interpretación en cada caso y, el aspecto político y cultural, y, por este último
aspecto, serían los operadores de justicia quienes decidirían quiénes, cuándo y cómo se tiene
acceso a la justicia, es ésta la norma creada al administrar justicia, donde juega un papel
importante la posición de aquellos que investigan un caso, por lo que es importante en nuestro
medio, trabajar en el conocimiento de los instrumentos internacionales, pero también en
desterrar la discriminación, de esta forma se tendrá en cuenta una nueva visión del acceso a la
justicia jurisdiccional, considerando la violencia contra la mujer como una violación de
derechos humanos.
El Informe de la OEA antes referido, ha analizado cada uno de los instrumentos que norman lo
relativo al derecho de acceso a la justicia y a la actuación de los Estados con la debida
diligencia, además del desarrollo de estos, derecho y principio, a través de algunos casos que
han llegado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos(CIDH), como a la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (La Corte) en el que se ha aplicado la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer – Convención
Belém Do Pará, instrumento que como se dijo antes tiene gran importancia al tratar
específicamente el tema de la violencia contra la mujer.
La labor de la CIDH y de la Relatoría sobre los Derechos de las Mujeres, revela que a menudo,
las mujeres víctimas no logran un acceso oportuno y efectivo a recursos judiciales, cuando
denuncian los hechos, por lo que la mayoría de estos actos de violencia permanecen en la
impunidad, mientras que los derechos de las víctimas son desprotegidos.
El punto II) de dicho Informe, contempla las deficiencias en la respuesta judicial en relación a
los casos de violencia contra las mujeres: obstáculos para cumplir la obligación de debida
diligencia y combatir la impunidad, destacando entre las deficiencias advertidas, el retraso
injustificado en las diligencias por parte de las instancias encargadas de efectuar la investigación
y, vacíos e irregularidades en las diligencias perse que obstaculizan el proceso de juzgamiento y
la sanción eventual de los casos, antecedente importante para el análisis del presente trabajo
sobre los obstáculos que presentan las víctimas de violencia familiar en la modalidad de
violencia psicológica.

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59 Jurista, directora del Programa Mujer, Justicia y Género de lIanud, con sede en Costa Rica.
http://ilsa.org.co:81/biblioteca/dwnlds/od/elotrdr028/elotrdr028-04.pdf
60 “Con los lentes de género se ve otra justicia” http://ilsa.org.co:81/biblioteca/dwnlds/od/elotrdr028/elotrdr028-
04.pdf
Ahora bien, el principio de la “debida diligencia” en los casos de violencia contra la mujer es
una obligación de los Estados parte de la Convención Belém Do Pará.
Así también, respecto a esta obligación del Estado, se ha indicado que, dentro del sistema
regional de derechos humanos, los Estados tienen la obligación de actuar con la debida
diligencia frente a las violaciones a los derechos humanos, deber que comporta 4 obligaciones:
la prevención, la investigación, la sanción y, la reparación de las violaciones de derechos
humanos y evitar la impunidad, sobre los cuales, la Corte Interamericana 61 ha indicado que se
trata de los derechos reconocidos en la Convención y, respecto a la reparación del daño, que el
Estado debe procurar el restablecimiento, si es posible, del derecho conculcado y, en su caso la
reparación de los daños producidos por la violación de los derechos humanos.
El principio de debida diligencia también ha sido desarrollado por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos en otras sentencias, indicando en una de ellas que “ante un acto de violencia
contra una mujer, resulta particularmente importante que las autoridades a cargo de la
investigación la lleven adelante con determinación y eficacia.” 62
Así, en el caso Campo Algodonero, la Corte analizó el estándar de la debida diligencia “258.
[…] Los Estados deben adoptar medidas integrales para cumplir con la debida diligencia en
casos de violencia contra las mujeres. En particular, deben contar con un adecuado marco
jurídico de protección, con una aplicación efectiva del mismo y con políticas de prevención y
prácticas que permitan actuar de una manera eficaz ante las denuncias...”. Como se indica, la
Convención Belém Do Pará refuerza la obligación de los Estados frente a la debida diligencia
en los casos de víctimas mujeres.
El Sistema Interamericano de Derechos Humanos ha afirmado que la responsabilidad de los
Estados de actuar con la debida diligencia frente a los actos violentos se extiende a las acciones
de actores no estatales, terceros y particulares 63, sin embargo no en todos los casos el Estado será
responsable por cualquier violación de derechos humanos cometida entre particulares sino
aquella donde tomó conocimiento real del caso y está en posibilidades de prevenir o evitar ese
riesgo, citando parte de la sentencia en el caso Masacre de Pueblo Bello 64.
Ahora bien, a nivel del Sistema Interamericano, respecto al tema de la debida diligencia como
obligación de los Estados, es importante destacar el caso María Da Penha Fernandes Vs. Brasil:
Es en este caso, donde la Comisión Interamericana de Derechos Humanos aplicó por primera
vez la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la
Mujer, decidiendo que Brasil había incumplido su obligación de ejercer la “debida diligencia”
para prevenir, sancionar y erradicar la violencia doméstica al no condenar y sancionar al agresor
después de tantos años, conforme lo regulado en el artículo 7º del referido instrumento
internacional.

61 Caso Velásquez Rodríguez del 29 de julio de 1998


62 Citado en el Informe N.º 004. 2001 sobre Violencia Sexual en el Perú: un análisis de casos realizado por la
Defensoría del Pueblo. Corte Interamericana de Derechos Humanos. “Caso Rosendo Cantú y otra vs. México.
Sentencia del 31 de agosto de 2010. (Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas)”. Párrafo 177. Tomado de
http://www.corteidh.or.cr/casos.cfm. Visita: 5 de abril del 2011.

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63 SECRETARIA GENERAL – ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS. 2007 “Acceso
alajusticiaparamujeresvíctimasdelaviolenciaenlasAméricas”.Washington, D.C. numeral 29.
64 SECRETARIAGENERAL-ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS. 2007. “Acceso a la justicia para
mujeres víctimas de la violencia en las Américas”. Washington, D.C. numeral 29.
Relevante además para nuestro estudio, en tanto se trata de un caso de violencia doméstica,
donde la Comisión buscaba una solución amistosa luego que los peticionarios alegaran que a la
fecha de la petición, la justicia brasileña había tardado más de quince años sin llegar a una
condena definitiva contra el ex esposo de la señora Fernandes, quien se encontraba en libertad
por todo ese tiempo a pesar de la gravedad de la acusación y las numerosas pruebas en su
contra.
A razón de las recomendaciones65 que hiciera la Comisión al Estado brasilero, Brasil cuenta
desde el año 2006 con una Ley de Protección frente a la Violencia Doméstica y Familiar,
renombre Maria Da Penha, la misma que norma sobre los Juzgados de Violencia Doméstica y
Familiar contra la Mujer.
Dichas recomendaciones al Estado brasileño están circunscritas dentro de un contexto de
violencia familiar que llegó a constituir delito, esto es están dentro del ámbito penal, y si bien
nuestro estudio se circunscribe en el ámbito civil, vale la pena hacer referencia a las que tienen
que ver con las acciones que debía tomar el Estado sobre la violencia doméstica, esto es:
Continuar y profundizar el proceso de reformas que eviten la tolerancia estatal y el tratamiento
discriminatorio respecto a la violencia doméstica contra las mujeres en Brasil, recomendando,
entre otras cosas:
a). Medidas de capacitación y sensibilización de los funcionarios judiciales y policiales
especializados para que comprendan la importancia de no tolerar la violencia doméstica;
b). Simplificar los procedimientos judiciales penales a fin de que puedan reducirse los tiempos
procesales, sin afectar los derechos y garantías de debido proceso;
c). El establecimiento de formas alternativas a las judiciales, rápidas y efectivas de solución de
conflicto intrafamiliar, así como de sensibilización respecto a su gravedad y las consecuencias
penales que genera;
d). Multiplicar el número de delegaciones especiales de policía para los derechos de la mujer y
dotarlas con los recursos especiales necesarios para la efectiva tramitación e investigación de
todas las denuncias de violencia doméstica, así como de recursos y apoyo al Ministerio Público
en la preparación de sus informes judiciales.
En este caso, se encontró la responsabilidad del Estado por la ineficacia en su respuesta judicial,
es por ese motivo que dichas recomendaciones de la Comisión al Estado Brasilero servirán
como basa al analizar los obstáculos que se presentan en la investigación de casos de violencia
familiar en la modalidad de violencia psicológica, en tanto tema de estudio, ya que el Perú es
Estado parte de la Convención Belén Do Pará y de la Convención Americana de Derechos
Humanos, y dentro del Sistema Interamericano, si bien las recomendaciones no tienen fuerza
vinculante hay un compromiso internacional de cumplirlas.

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65 COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS.
Informe N°54/01 *Caso 12.051 Maria Da Penha Maia Fernandes Brasil – 16 de abril de 2001.
http://www.cidh.org/women/Brasil12.051a.htm

Así tenemos, que entre los deberes del Perú, como Estado parte de las Convenciones antes
mencionadas, éste debe actuar con la debida diligencia al investigar y sancionar los casos de
violencia familiar, en tanto una de las manifestaciones de la violencia contra la mujer, de tal
manera que dichos actos no queden impunes.
El informe sobre “Acceso a la justicia para las mujeres víctimas de violencia en las Américas”,
antes referido, advierte entre las deficiencias en la respuesta judicial en casos de violencia
contra las mujeres: obstáculos para cumplir la obligación de debida diligencia y combatir la
impunidad, el retraso injustificado en las diligencias por parte de las instancias encargadas de
efectuar la investigación e irregularidades en las diligencias que obstaculizan el proceso de
juzgamiento de los casos. Dicho obstáculo, advertido en el Informe, será una directriz para
evaluar, en el Capítulo III, la idoneidad del proceso civil que curiosamente debe tutelar los
derechos de las víctimas en nuestro país.
Así tenemos que, para medir el cumplimiento del Estado y la satisfacción del derecho de acceso
a la justicia en los casos de violencia familiar, debe tenerse en cuenta la actitud del Estado, por
lo que serán importantes las decisiones y el presupuesto que se destine al fin deseado, ya que no
bastan las normas internas, juzgados y, un proceso determinado, en nuestro caso el proceso
único, ya que dicho proceso debe proteger los derechos en forma efectiva, además de ser rápido
y sencillo para alcanzar el “fin de todo proceso” 66, también es importante contar con
magistrados y otros operadores de justicia sensibilizados con la problemática de la violencia
familiar desde una perspectiva de género, sin prejuicios que terminen en discriminación.
Es necesario en este punto, indicar que en el Perú, nuestra constitución contempla en el artículo
139.3, como principios de la función jurisdiccional, el derecho al debido proceso y el principio
de tutela jurisdiccional, y es este último el que contempla el derecho de acceso a la justicia.
Asimismo, encontramos una sentencia del Tribunal Constitucional peruano 67 donde se toma al
derecho de acceso a la justicia como manifestación del derecho al debido proceso.
Ya en el tema del derecho constitucional a la Tutela Jurisdiccional, Eduardo Couture define la
tutela en sentido general, en los siguientes términos: protección y amparo mediante el derecho,
acción y efecto de dispensar justicia por parte de los órganos de la jurisdicción. Definición de la
cual entiende que el derecho debe ser proteccionista, y en sentido más específico, la justicia es
un excelente medio tuitivo para que las personas concurran a ella; pero referido al principio de
tutela jurisdiccional que contempla la Constitución junto al derecho al debido proceso, debemos
interpretarlo como un principio procesal, que exige al juez tutelar a las partes en el proceso
especialmente en la sentencia, sin olvidar que, para recobrar el equilibrio de entre las relaciones
humanas y sociales, en un sentido reparador del derecho agredido, deberá conceder la tutela a
quien se la merece, en función de los hechos y de las pruebas. 68

66 La paz social en justicia. A decir de Devis Echandía, las distintas concepciones y fines del proceso pueden
clasificarse en 2 niveles: uno objetivo (actuación de la norma positiva en cada caso específico) y otro subjetivo (el fin
se cumple si se logra la tutela de los derechos subjetivos y de la dignidad humana, lo que se traduce en un interés
público y otro privado.
67 SENTENCIA DEL PLENO DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL PERÚ N.° 0007-2007-PI/TC. Resolución del
19 de junio del 2007. Punto 38.

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Lo antes referido es importante tenerlo en cuenta desde mucho antes de proceso, al dar la Ley y
regular el procedimiento, sobre todo en los casos de violencia familiar en la modalidad de
violencia psicológica, porque es entonces donde puede ampliarse el campo de protección,
especificar lo que se entiende por violencia psicológica y la necesidad de cuantificar el daño, ya
que en definitiva los jueces deben dar tutela en función de los hechos y las pruebas y,
corresponde al Estado brindar a los peritos en psicología mayores lineamientos para medir los
efectos de la violencia en la víctima, o medir el daño que la violencia familiar cause en la
misma.
Víctor Ticona Postigo69, quien indica una situación de mutua relación entre la tutela
jurisdiccional y el debido proceso, señalando que una parte del debido proceso encuentra su
vigencia dentro del ámbito jurisdiccional y, a su vez una parte de la tutela jurisdiccional tiene su
vigencia conjuntamente con el debido proceso, apoyando su posición en que la existencia del
derecho a la tutela jurisdiccional tiene vigencia antes y durante el proceso judicial, esto hasta la
sentencia firme.
Esta última apreciación coincide con lo antes expresado sobre la posición del sistema regional
interamericano, la investigación es importante para lograr el acceso a la justicia y, debemos
recordar que la tutela jurisdiccional no solo implica el acceso a la justicia sino que requiere
luego del proceso, una respuesta judicial, la que será efectiva, en tanto concrete los valores y
principios contemplados en la Constitución, como es el valor del principio superior de
“justicia”.
Lo antes referido es importante, en tanto lo que se pretende con el presente trabajo es analizar si
en nuestro medio, las víctimas de violencia familiar en la modalidad de violencia psicológica
que llevan procesos civiles, obtienen una efectiva tutela jurisdiccional, la que implica acceso a
la justicia y sentencias justas, teniendo en cuenta que la violencia familiar es considerada una
violación a los derechos humanos y, que la obligación del Estado peruano de brindar acceso a la
justicia, se ha incrementado desde la ratificación de la Convención Belén Do Pará, que refuerza
este derecho a víctimas mujeres.
Respecto a la obligación del Estado, de satisfacer el acceso a la justicia a las víctimas de
violencia en el Perú, la Defensoría del Pueblo ha realizado diferentes estudios, indicando en un
artículo sobre Derechos de las Mujeres: una agenda aún pendiente 70, la importancia de la
participación de la sociedad para combatir la violencia de género además de esclarecer el
sentido del acceso a la justicia para las mujeres víctimas de violencia en el Perú y no tolerar la
impunidad.

68 ORTECHO VILLENA, VÍCTOR. Debido Proceso y Tutela Jurisdiccional en ESCUELA DE ALTOS ESTUDIOS
JURIDICOS. El Debido Proceso. Material de enseñanza del curso de preparación para el examen del CNM. Lima.
69 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPUBLICA. 2007 “El debido proceso y las líneas cardinales para
un modelo procesal en el estado constitucional de derecho”. Revista Oficial del Poder Judicial. Lima. Vol.½. 2007
Pág.27-49.
70 DEFENSORIA DEL PUEBLO.

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El cumplimiento de este deber del Estado solo es posible medirlo con estudios de los resultados
de casos y, la Defensoría del Pueblo realizó otro estudio que tiene que ver con la violencia
familiar en sede penal71 donde se detectaron problemas que afectan el derecho de acceso a una
tutela judicial efectiva, entre ellos: no se dictan medidas de protección; se mantiene la
conciliación en sede judicial en los casos de violencia familiar (problema superado a la fecha 72);
en los procesos penales se aplican sanciones benignas; los montos de reparación civil no son
suficientes para reparar el daño causado por el delito, y los estándares internacionales de
protección de derechos humanos de las mujeres no son tomados en cuenta, identificando entre
una de las razones para ello, las creencias de los operadores de justicia.
El Estado peruano ha recibido algunas recomendaciones 73 sobre acceso a la justicia y violencia
contra la mujer74 por parte del Comité de la CEDAW y, a continuación voy a resaltar algunos
puntos de las mismas.
El Comité exhortó al Estado peruano a reforzar su actual sistema de reunión de datos en todos
los ámbitos tratados en la Convención, para medir con exactitud la situación real de la mujer;
vigilar las consecuencias de las medidas adoptadas usando indicadores cuantificables, utilizando
esos datos en la formulación de leyes, políticas y programas para lograr la igualdad de facto
entre hombre y mujer.
Y, acatando esta primera recomendación y, consciente que una de las formas para hacerle frente
a la violencia es tomando conocimiento real del problema, el Ministerio Público lleva un
registro de los casos de feminicidio, entendido como la máxima expresión de la violencia contra
la mujer.
También se le exhorta al Estado peruano dar mayor prioridad a la estrategia integral para
combatir y erradicar todas las formas de violencia contra la mujer, de conformidad con la
Recomendación General N.° 19, a fin de prevenirla, castigarla y prestar servicios a las víctimas,
incluyendo en la prevención, charlas, seminarios de sensibilización, tanto a los operadores de
justicia, como a maestros, personal de los servicios de salud, los trabajadores sociales y los
medios de comunicación.

2012 “Derechos de las Mujeres: una agenda aún pendiente” Boletín de la Adjuntía de los Derechos de la Mujer.
Lima, Marzo 2012, Volumen I, Pág.2.
71 DEFENSORIA DEL PUEBLO 2012. “Derechos de las Mujeres: una agenda aún pendiente” Boletín de la Adjuntía
de los Derechos de la Mujer. Lima, Marzo 2012, Volumen I, Pág.2. Fuente: Informe Defensorial N.° 110. “Violencia
Familiar: Un análisis desde el derecho penal”, Lima, 2006, pp.60y61.
72 Ley 29990, publicada el 31 de enero del 2013, por la cual no habrá audiencia de conciliación en los procesos de
violencia familiar. 73 De conformidad con lo dispuesto en el párrafo 1 del artículo 21º de la CEDAW, el Comité
puede hacer sugerencias y recomendaciones de carácter general basadas en el examen de los informes y de los datos
transmitidos por los Estados parte. 74 COMITÉ PARA LA ELIMINACIÓN DE LA DISCRIMINACIÓNCONTRA

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LA MUJER. 15 de enero a 2 de febrero de 200737° período de sesiones. Observaciones finales del Comité para la
Eliminación de la Discriminación contra la Mujer: Perú.
Asimismo, establecer un mecanismo de seguimiento para evaluar la eficacia de las medidas
adoptadas para hacer cumplir la ley y, los programas de prevención y represión de la violencia
contra la mujer. Y sobre esto podemos indicar que no contar con un sistema o red
intercomunicada que permita a los operadores de justicia y operadores de salud acceder a la
información sobre la violencia familiar, es un obstáculo más para la protección de los derechos
de las víctimas de la violencia familiar y para su atención en las dependencias policiales,
Fiscalía, Juzgado, Instituto de Medicina Legal y servicio de salud.
El Comité recomienda, además, al Estado peruano, que investigue todos los actos de violencia
cometidos contra mujeres, enjuicie a sus autores y conceda reparaciones a título individual a las
mujeres que hayan sido víctimas de diversas formas de violencia. En este sentido, en el presente
trabajo se pretende verificar si en todos los casos escogidos para su análisis, las sentencias
incluyen una reparación para la víctima afectada por la violencia familiar en la modalidad de
maltrato psicológico.
II.3 LA VIOLENCIA FAMILIAR COMO GRAVE PROBLEMA SOCIAL QUE
AMERITA INTERVENCIÓN DEL ESTADO Y, PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA.
Aunque las violaciones de los derechos humanos afectan tanto a hombres como a mujeres, su
impacto varía de acuerdo con el sexo de la víctima. Así tenemos que, el 70% de las mujeres que
mueren en el mundo, mueren a manos de sus parejas, ex parejas u hombres de su círculo
familiar y, el número de muertes de hombres a manos de mujeres con esos vínculos no llega al
4%.75 Según el estudio multipaís de la OMS, el 15%-71% de las mujeres de 15 a 49 años
refirieron haber sufrido violencia física y/o sexual por parte de su pareja en algún momento de
su vida.
Según ENDES 2012, en el país, de las mujeres alguna vez unidas, el 66,3% manifestaron que el
esposo o compañero ejerció alguna forma de control sobre ellas; el 21,7% manifestaron que
habían experimentado situaciones de violencia verbal a través de expresiones humillantes
delante de los demás y, el 37,2% manifestaron que fueron víctimas de violencia física y sexual
por parte de su esposo o compañero, como empujones, golpes, patadas, ataques o amenaza con
cuchillo, pistola u otra arma y tener relaciones sexuales sin su consentimiento o realizar actos
sexuales que ella no aprobaba.76

En nuestro país se emplea la información recogida por la ENDES para medir la violencia, tal
como lo hace la Defensoría del Pueblo en uno de sus últimos informes 77 , tomando en cuenta
que en los últimos 09 años, de las diferentes manifestaciones de violencia psicológica ejercida
contra la mujer, a nivel nacional, entre el 47.8% y el 66.3% de las mujeres reconocen que han
vivido situaciones de control por parte de sus parejas, entre el 26.9% y 21.9% señalan haber
experimentado situaciones humillantes por sus parejas delante de terceros, 12.6% y 10.8% han
sido amenazadas por sus parejas de algún tipo de daño y 22.1% y 19.9% amenazas de irse de la
casa, que les quitarían a sus hijos o la ayuda económica. No olvidemos pues, que la violencia
contra la mujer lesiona una serie de derechos de la mujer, inhibe su habilidad para defenderse y
defender a sus hijos, su habilidad para el trabajo o estudio y, que este tipo de violencia es un
problema que lesiona las capas de la sociedad en todos los países, al igual que la violencia
familiar, la que evidencia graves consecuencias en la salud de sus víctimas, incluida su salud
mental, como grandes costos para la sociedad, razón suficiente para considerarla en los últimos
años como un problema de salud pública.

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75 ESCUELA VIRTUAL DE EMPODERAMIENTO FEMINISTA (EVEFem)
http://especialistaenigualdad.blogspot.com/2012/12/por-que-la-violencia-contra-los-hombres.html
76 ENCUESTA DEMOGRÁFICA Y DE SALUD 2012
http://www.inei.gob.pe/biblioineipub/bancopub/Est/Lib1075/index.html
77 Informe N°003-2013-DP/ADM. Balance sobre el cumplimiento del Plan Nacional contra la Violencia hacia la
Mujer 2009 – 2015. Pág. 20

Otro Informe de la Defensoría del Pueblo 78, citando a la Organización Panamericana de la Salud,
pone en evidencia que la violencia no solo se limita a las lesiones causadas en el momento de la
agresión, sino que estas mujeres también pueden llegar a sufrir estrés crónico, lo que a largo
plazo genera otro tipo de enfermedades como hipertensión, diabetes, depresiones fobias entre
otros, lo que genera un mayor gasto del estado para la atención y disminuye la capacidad
productiva de las mujeres en el trabajo, todo lo cual implica un impacto negativo en la economía
del país.
Teniendo en cuenta que la violencia familiar es además un problema de salud pública, para
prevenirla y erradicarla es trascendente la política nacional de salud que se siga, y en nuestro
caso ésta se regula en nuestra Constitución, Capítulo II sobre los Derechos Sociales y
Económicos, específicamente en el artículo 9º, es obvio que esta política nacional debe incluir
mayor presupuesto para abarcar la atención en todos los rincones del país, en tanto se quiere
hacer frente a un problema social que mayormente se presenta en familias de escasos recursos,
como ya vimos, porque es el sector donde convergen mayores factores desencadenantes de este
tipo de violencia, como el desconocimiento de los derechos, el alcohol, el hacinamiento.
De otro lado, en la Resolución WHA 49.25, de la 49ª Asamblea Mundial de la Salud 79, se trata
el tema de la “Prevención de la Violencia” como una prioridad de salud pública, para lo cual
acató algunas recomendaciones de la IV Conferencia Mundial en Beijing, entre otras,
destacando la importancia de este instrumento para el presente trabajo, en tanto se toma en
cuenta las graves consecuencias, inmediatas y futuras, a largo plazo, que la violencia tiene para
la salud y para el desarrollo psicológico y social de los individuos, las familias, las comunidades
y los países, asimismo, toma en cuenta las consecuencias de la violencia y la importancia de las
personas que atienden los servicios de salud; declarando que la violencia constituye un
problema de salud pública.
Resulta importante que en la referida resolución, se contempla la necesidad de caracterizar los
tipos de violencia, definir su magnitud, las repercusiones en la salud pública desde una
perspectiva de género, lo que servirá al propósito de la erradicación de la violencia familiar y,
en tanto esto no ocurra, servirá para el tratamiento de la violencia psicológica con mayor
conocimiento del tema, teniendo en cuenta que un adecuado nivel de salud, el que sirve al
desarrollo pleno de la persona humana, también está referido a la estabilidad emocional, a la
salud psíquica y mental.
Al respecto, en una recopilación de jurisprudencia, encontramos el Informe de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos sobre "La Situación de los Derechos de la Mujer en
Ciudad Juárez, México: El Derecho a No Ser Objeto de Violencia Y Discriminación" 80, donde
se destaca el problema de la violencia doméstica como un problema social, puesto que "impone
un costo terrible a las víctimas, a sus familias y a la sociedad en conjunto, y tiene efectos
intergeneracionales".

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78 Informe Defensorial N.º 144 - “Centros Emergencia Mujer” 79


http://www.who.int/violence_injury_prevention/resources/publications/en/WHA4925_spa.pdf

La Asamblea Mundial de la Salud 81, al tratar el tema de “Prevención de la violencia: una


prioridad de salud pública”82, reconoce las graves consecuencias inmediatas y a largo plazo que
la violencia tiene para la salud y para el desarrollo psicológico y social de los individuos, las
familias, las comunidades y los países, así, declara que la violencia es un importante problema
de salud pública en todo el mundo, instando a los Estados que evalúen el problema en sus
territorios y comuniquen su información a la Organización Mundial de la Salud – OMS.
La violencia familiar es efectivamente un problema de salud pública con características
epidémicas, porque no solo afecta a las víctimas directas sino que extiende sus consecuencias al
resto de la familia y a la sociedad, acarreando un enorme gasto para el Estado.
Es importante entonces, identificar qué se entiende por salud pública y, encontramos en la
doctrina, la definición que hace Luís Gonzáles Morán: 83 es la ciencia y el arte de impedir las
enfermedades, prolongar la vida y fomentar la salud y eficiencia mediante el esfuerzo de la
comunidad para el saneamiento del medio; la organización de los establecimientos de salud para
el diagnóstico temprano, prevención; es decir la salud pública significa que cada individuo se
encuentre en términos de gozar de su derecho a la salud.
De otro lado, Ana Guezmes indica que “…Para definir un problema como importante para la
salud pública se abordan 4 aspectos: la magnitud del problema, el impacto en la salud y en la
vida, los factores que intervienen y las posibilidades en la prevención y atención (incluyendo el
costo efectividad de las intervenciones. Si bien la investigación en violencia es relativamente
reciente, podemos afirmar que la violencia basada en el género es muy frecuente, tiene un alto
impacto en la salud y la vida de las mujeres, las familias y la sociedad; y existen medidas e
intervenciones ya validadas con alta eficacia. Es decir se cumplen todos los requisitos para
merecer especial atención en nuestros países…”. 84
Visto de ese modo, podemos incluir a la violencia familiar como un problema de salud pública,
al ser una de las formas como se manifiesta la violencia, más extendida en el mundo, de fuerte
impacto en la salud de sus víctimas y que puede llevarlas a trágicos finales, refiriéndonos a la
muerte, no solo a manos de su agresor, sino por suicidio, este problema multicausal tiene
posibilidades de ser prevenido con suficiente capacitación y mayor presupuesto para abarcar su
problemática, ya que no solo tiene consecuencias negativas en sus víctimas directas, quienes
necesitarán mayor atención médica y psicológica, servicios legales y policiales, albergues y
casas refugios, estas últimas insuficientes a nivel nacional, sino que además se extiende en el
resto de la familia, como por ejemplo a los hijos (víctimas indirectas) y el resto de la sociedad,
siendo el Estado el que debe cubrir los costos de la atención a las víctimas y de la investigación
de los casos.

80 Informe OEA/Ser.L/V/II.117 Doc. 1 rev. 1 7 marzo 2003 párrafos 165 a 168.


81 La Asamblea Mundial de la Salud es el órgano decisorio supremo de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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82Punto 25 de la 49° Asamblea Mundial de la Salud82 de1996 Visto
enhttp://www.who.int/violence_injury_prevention/resources/publications/en/WHA4925_spa.pdf. Día 04 de mayo
2013 hora 11:15 pm
83Citado en la revista de Derecho: JUS, Doctrina y Práctica12/2008 “Derecho a la salud mental”.Pág.329.
84GUEZMES GARCIA, Ana 2004 “La violencia contra la mujer como un problema de salud pública”. Publicado
por PROFAMILIA “La violencia contra la mujer como un problema de salud pública y una violación de los
derechos humanos”. República Dominicana.
Estudios y publicaciones, como “La violencia contra la mujer: Un Problema de Salud Pública y
una Violación a los Derechos Humanos” 85y, “La Violencia contra las Mujeres: responde el
sector salud”86, abordan el tema indicando que la violencia familiar, como otros tipos de
violencia contra la mujer, tiene graves consecuencias en la salud física, reproductiva y
emocional de la víctima, generando grandes costos económicos para el Estado y la sociedad,
reconociéndola en los últimos años como un problema de salud pública.
Por estas consideraciones se ha incluido al sector salud como uno de los entes necesarios para
dar respuesta al problema de violencia contra la mujer, sector que es importante, en ese sentido,
también para la detección de casos de violencia familiar, además de la atención de la dolencia
física y terapia psicológica que requiera la víctima para su recuperación emocional y, donde los
agresores recibirán terapia psicológica para lograr un cambio que les permita relacionar se con
respeto de los derechos de los otros.
Así, la Organización Panamericana de la Salud ha señalado el establecimiento de un enfoque
integral para abordar la violencia basada en el género desde una perspectiva de la salud pública,
sin embargo un punto de partida se encuentra en los resultados de la investigación de la “Ruta
Crítica”, considerando que no es necesario un modelo estándar para todos los países, ya que
cada país ha ideado su modelo de intervención frente a la salud pública y, esta Organización se
encarga de patrocinar actividades en cada país, como conferencias internacionales.
Entre esas actividades se menciona “La formulación de políticas nacionales que reconozcan la
violencia como un problema de salud pública y describan los principios básicos de atención a
las víctimas en un marco basado en los derechos humanos y el género; normas que definan tipo
de atención que se debe ofrecer, quien debe ofrecerla y cómo, así como mecanismos para vigilar
las actividades; planes de capacitación de personal sobre el empleo de las normas antes
(citadas); creación de grupos de apoyo para sobrevivientes de la violencia, promoción de la
participación de los hombres en las actividades de prevención; un sistema de información para
el seguimiento; creación de conciencia en la comunidad promoviendo modos de vida no
violentos; establecimiento o fortalecimiento de redes comunitarias para coordinar los servicios y
actividades de prevención”87.
En resumen, la violencia familiar es tanto una forma de discriminación, como una vulneración a
los derechos humanos de las víctimas, sean éstas hombres o mujeres, que ven afectada su
integridad personal, incluida su salud emocional, con impactos diferentes, es decir que por
razones de género, la violencia contra la mujer está asociada a formas en las que se la mantiene
en una relación de subordinación, lo que no ocurre en la violencia contra hombres.
Es un problema social que se ha sido identificado en los últimos años, como un problema de
salud pública, esto por sus características epidémicas, ya que no sólo afecta el bienestar de la
víctima directa, sino que va más allá, extendiéndose al resto de la familia y a la sociedad,
significando para el Estado un gran costo en atención e investigación de cada caso.
Y, recordando lo necesario que es gozar de buena salud para que toda persona pueda
desarrollarse plenamente y ejercer su ciudadanía, podemos concluir además, que la violencia
familiar es contraria al estado de bienestar general, que para prevenirla y erradicarla se requiere
el cumplimiento estricto de las obligaciones internacionales de los Estados, brindando procesos
rápidos y eficaces que protejan a la víctima pero además sancionen al agresor.

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85 ASOCIACIÓN DOMINICANA PROBIENESTAR DE LA FAMILIA – PROFAMILIA 2004 “La violencia


contra la mujer: Un Problema de Salud Pública y una Violación a los Derechos Humanos”. República Dominicana 86
ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE LA SALUD 2003 “La Violencia contra las Mujeres: responde el sector
salud”. Washington, D.C. Publicación ocasional N.º12

CAPÍTULO III
EL CONCEPTO DE FEMINICIDIO, EL REGISTRO DE FEMINICIDIO DEL
MINISTERIO PÚBLICO Y LAS CIFRAS DE HOMICIDIOS EN EL PERÚ
1. LA VIOLENCIA POR RAZONES DE GÉNERO
Es cierto que las mujeres pueden ser víctimas de una acción violenta al igual que los hombres;
sin embargo, hay un tipo de violencia que se dirige a ellas por su condición de mujeres, como
consecuencia de su situación de subordinación con respecto a los hombres. Por ello, se emplean
los términos violencia de género, violencia basada en el género o violencia por razones de
género para poner de manifiesto que este tipo de violencia no está constituida por hechos
aislados sino que está asociada a la situación de desigualdad, de menor poder y de desventaja de
las mujeres respecto a los hombres.1 Esta situación explica que en el mundo aquéllas mueran
mayormente a manos de sus parejas o ex parejas, que sean las víctimas frecuentes de la
violencia familiar, de la violencia sexual o de la trata de personas para fines de explotación
sexual, por poner sólo algunos ejemplos.2 La desigualdad entre hombres y mujeres debe ser
cambiada pues es el resultado de la forma como se ha ido construyendo históricamente la
relación entre las personas de diferente sexo.3

1. Yakin ERTÜK ha firmado que “la desigualdad entre los géneros, y la violencia asociada con ella, es uno de
los elementos comunes de la historia que trasciende a todas las civilizaciones”, véase Aplicación de la
Resolución 60/251 de la Asamblea General, de 15 de marzo de 2006, titulada “Consejo de Derechos
Humanos”, Informe de la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y sus
consecuencias, Intersecciones entre la cultura y la violencia contra la mujer, 17 de enero de 2007, párrafo
24.
2. La noción de violencia de género contra las mujeres es distinta de la noción de violencia contra las mujeres,
véase CONSEJO CENTROAMERICANO DE PROCURADORES DE DERECHOS HUMANOS, I
Informe regional: situación y análisis del femicidio en la región centroamericana, IIDH, Asdi y Danida, San
José, agosto, 2006, p. 15 y CLADEM, Investigación feminicidio. Monitoreo sobre femicidio/feminicidio en
El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Panamá, Lima, febrero, 2007, p. 8. Para Patsilí
Toledo la noción de violencia de género es teóricamente más amplia que la de violencia contra las mujeres
e incluye también la violencia contra las personas por su condición de género, que es la que se dirige a
quienes tienen una orientación o identidades de género distintas a las dominantes, como ocurre con los
gays, lesbianas o transexuales, véase TOLEDO VÁSQUEZ, Patsilí, Feminicidio, Naciones Unidas,
Derechos Humanos, O¿ cina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, México D.F., agosto,
2009, p. 35.

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3. El Tribunal Constitucional español ha señalado que la violencia que se da entre cónyuges, ex cónyuges o
entre los que hayan estado ligados por vínculos de afectividad similares es “el trasunto de una desigualdad
en el ámbito de las relaciones de pareja de gravísimas consecuencias para quien de un modo
constitucionalmente intolerable ostenta una posición subordinada”, véase la STC 59/2008, fundamento 7.
Por su parte, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha afirmado que durante los conflictos
armados las mujeres enfrentan situaciones específicas de afectación a sus derechos humanos como son los
actos de violencia sexual pues las partes que se enfrentan utilizan esta clase de violencia como un medio de
castigo y de represión, véase la sentencia de 25 de noviembre de 2006 (caso Miguel Castro Castro vs.
Perú), párrafos 223 y 224.

Según la CEPAL, el vínculo entre violencia y discriminación de género es indisoluble y debe


ser considerado para entender la violencia contra las mujeres.4
En el ámbito universal de protección de los derechos humanos, el artículo 1º de la Declaración
sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, aprobada por Resolución 48/104 de la
Asamblea General de las Naciones Unidas,5 señala que por violencia contra la mujer “se
entiende todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda
tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como
las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se
producen en la vida pública como en la vida privada”.
Si bien en el ámbito universal de protección de los derechos humanos no hay un tratado que se
ocupe específicamente de las obligaciones que tienen los Estados para combatir la violencia
contra la mujer, la Recomendación General Nº 19 del Comité CEDAW ha señalado que la
definición de discriminación contra la mujer, contenida en el artículo 1º de la Convención sobre
la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW),6 “incluye la
violencia basada en el sexo, es decir, la violencia dirigida contra la mujer porque es mujer o que
la afecta en forma desproporcionada. Incluye actos que infligen daños o sufrimientos de índole
física, mental o sexual, amenazas de cometer esos actos, coacción y otras formas de privación
de la libertad. La violencia contra la mujer puede contravenir disposiciones de la Convención,
sin tener en cuenta si hablan expresamente de la violencia”.
Por su parte, en el ámbito regional de protección de los derechos humanos, la Convención
interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer “Convención de
Belém do Pará”, adoptada por la Asamblea General de la Organización de Estados
Americanos,7 establece en su artículo 1° que “debe entenderse por violencia contra la mujer
cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico,
sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado”. Es importante
destacar que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) ha señalado que no
todo acto de violencia contra la mujer conlleva necesariamente una violación de la Convención
de Belém do Pará, pues la violencia de género supone agresiones especialmente dirigidas a las
mujeres, que las convierte en un mayor blanco del ataque por su condición de tales. Según la
Corte IDH, es preciso demostrar que se trata de actos dirigidos o planificados hacia las mujeres,
que resultan agravados por su condición de tales o que las afectan de manera diferente o en
mayor proporción.8

4 CEPAL , ¡Ni una más! El derecho a vivir una vida libre de violencia en América Latina y El Caribe , octubre, 2007,
p. 10.
5 Esta declaración fue adoptada el 20 de diciembre de 1993, en el cuadragésimo octavo período de sesiones de la
Asamblea General de las Naciones Unidas.
6 Artículo 1º de la CEDAW.- A los efectos de la presente Convención, la expresión "discriminación contra la mujer"
denotará toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o resultado menoscabar o

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anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la
igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política,
económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera.
7 Esta convención fue adoptada por la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, en su vigésimo
cuarto período ordinario de sesiones de 9 de junio de 1994, en Belém do Pará, Brasil.
8 CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, sentencia de 28 de enero de 2009, párrafos 279 y
280 (caso Ríos y otros vs. Venezuela) y sentencia de 28 de enero de 2008, párrafos 295 y 296 (caso Perozo y otros vs.
Venezuela). Sobre la violencia de género véase también la sentencia de 25 de noviembre de 2006, párrafos 223 y ss.
(caso Miguel Castro Castro vs. Perú).
2. CONCEPTO Y CLASES DE FEMINICIDIO
El feminicidio es una de las formas en las que se manifiesta la violencia por razones de género.
A Diana Russell se le atribuye haber sido la primera persona en emplear el término “ femicide”.
Según esta autora, oyó esa palabra en 1975 cuando una conocida le contó que una escritora
norteamericana, Carol Orlock, estaba preparando una antología sobre el “femicide”. Aunque
este libro nunca fue publicado, dicho término le quedó resonando como aquel que se requería
para hacer referencia a los asesinatos (murders) sexistas de las mujeres a manos de los
hombres.9.
En 1976 Diana Russell utilizó, por primera vez, la palabra “femicide” al testificar ante el
Tribunal Internacional sobre Crímenes contra las Mujeres en Bruselas. Si bien en aquella
oportunidad no dio una definición, Russell señala que el significado quedó claro a partir de los
ejemplos que ella mencionó en su testimonio. Posteriormente, en 1982, en un libro titulado
Rape in Marriage, Diana Russell definió la voz inglesa “femicide” como “la muerte de mujeres
por el hecho de serlo”.10 En 1990, Diana Russell y Jane Caputi señalaron que “femicide” era “la
muerte de mujeres a manos de hombres motivada por el odio, desprecio, placer o sentido de
propiedad sobre la mujer, es decir, sexismo”.11 Como afirma Patsilí Toledo, se trata de un
concepto que tiene como objetivo develar el sustrato sexista o misógino que tienen ciertos
crímenes contra las mujeres, que permanece oculto cuando se hace referencia a ellos a través de
palabras neutras como homicidio o asesinato.12
El término femicide ha sido traducido al castellano como femicidio o como feminicidio, dando
lugar a un amplio e inacabado debate en América Latina sobre el significado y diferencias entre
ambas palabras.13 Este debate, del que no me ocuparé, se ha llevado a cabo principalmente en
el ámbito de las ciencias sociales, siendo más reciente la discusión en el ámbito jurídico. Sin
embargo, hay que destacar que las elaboraciones conceptuales que provienen de las ciencias
sociales no siempre tienen aplicación directa en el ámbito jurídico penal.14 Como se sabe, el
principio de legalidad impone una triple exigencia a las normas penales: lex praevia, lex scripta
y lex stricta.15 Ésta última implica que las leyes penales tengan un cierto grado de precisión. La
exigencia de lex stricta origina un “mandato

9 RUSSELL, Diana E.H., Femicide: Politicizing the Killing of Females, p.1, Meeting on Strengthening
Understanding of Femicide, Meeting organized by PATH, World Health Organization and Medical Research Council
of South Africa, Washington D.C., April 14-16, 2008. Russell afirma que su asistenta de investigación, Roberta
Harmes, identficó una publicación británica de 1801 en la que se empleaba el término “femicide” para referirse a “la
muerte (killing) de una mujer”; y, otra de 1827, en la que el autor de un pequeño libro utilizó ese término para
referirse a la seducción, embarazo, abandono y muerte de una joven mujer.
10 Ibid. En 1985, Mary Anne Warren escribió Gendercide: The Implications of Sex Selection (Rowman and Little
field Publishers). Según Warren “gendercide” es el deliberado exterminio de personas de un sexo en particular. El
mencionado término es neutral en el sentido de que no se refiere sólo a la muerte de mujeres sino también a la de
hombres, y enfatiza el hecho de que los roles de género también ocasionan consecuencias letales.

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11 RUSSELL, Diana E.H., y CAPUTI, Jane, “Femicide: Speaking the Unspeakable”, Ms. magazine, September/
October 1990. También puede verse RADFORD, Hill y RUSELL, Diana E.H., Femicide: The Politics of Woman
Killing, Twayne Publishers, New York, 1992.
12 TOLEDO VÁSQUEZ, Patsilí, Feminicidio, op. cit., p. 24.
13 Sobre esta discusión véase TOLEDO VÁSQUEZ, Patsilí, Feminicidio, ob. cit., p. 25. Sobre las razones de por qué
la palabra feminicidio es correcta en español, véase MONÁRREZ FRAGOSO, Julia E., Fortaleciendo el
entendimiento del femicidio/feminicidio, Meeting organized by PATH, World Health Organization and Medical
Research Council of South Africa, Washington D.C., April 14-16, 2008.
14 TOLEDO VÁSQUEZ, Patsilí, Feminicidio, ob. cit., p. 25.
15 MIR PUIG, Santiago, Derecho Penal. Parte General, quinta edición, Barcelona, 1988, pp. 77-78.

de determinación”, “que exige que la ley determine de forma suficientemente diferenciada las
distintas conductas punibles (…)”,16 pues el principio de legalidad permite reconocer qué
características ha de tener la conducta punible.17 Como se ha señalado anteriormente, el
término feminicidio fue empleado inicialmente para develar el sustrato sexista de ciertos
crímenes contra las mujeres, sin tener como meta su incorporación en los códigos penales, lo
que explica que las propuestas sobre cómo debía ser definido no suelan cumplir con las
exigencias del principio de legalidad.
Es importante señalar que esta investigación tampoco tiene por objeto proponer un tipo penal de
feminicidio sino contribuir a hacer visible que hay características y circunstancias que rodean la
muerte de un porcentaje importante de mujeres, que no suelen presentarse en los homicidios de
hombres, y que por lo tanto se requiere de un determinado tipo de medidas a fin de prevenir esta
clase específica de homicidio.
Es frecuente que en las investigaciones sobre el feminicidio éste sea definido como el homicidio
de mujeres por el hecho de serlo,18 y que las investigaciones producidas en América Latina lo
empleen para referirse a las muertes violentas de mujeres por razones de género.19 Como se ha
señalado, se trata de un tipo de homicidio que: a) se dirige a las mujeres o las afecta en mayor
proporción que a los hombres, b) se produce en determinadas circunstancias; y, c) se explica por
la relación de histórica desigualdad entre hombres y mujeres. Por lo tanto, no todo homicidio de
mujeres es un feminicidio pues las mujeres también mueren en semejantes circunstancias que
los hombres. Como veremos más adelante, el ejemplo típico de feminicidio es el asesinato de
las mujeres a manos de sus parejas o ex parejas, mientras que la muerte de una mujer en el
contexto de un robo en la calle es un homicidio que no constituye feminicidio.20
Muchas veces el feminicidio es el último eslabón de las distintas formas de violencia de género
contra las mujeres.21 Sin duda, el feminicidio es una gravísima violación a los derechos
humanos y es una de las manifestaciones más extremas de la violencia. Jurídicamente estas
conductas pueden ser calificadas como formas agravadas del delito de homicidio, es decir, como
parricidios y asesinatos.

16 Ibid., p. 78.
17 ROXIN, Claus, Derecho Penal. Parte General, Tomo I, Fundamentos de la estructura de la teoría del delito,
traducción y notas por Diego-Manuel Luzón Peña, Miguel Díaz y García Conlledo y Javier de Vicente Remesal,
Editorial Cívitas, 1997, Madrid, p. 141.
18 CONSEJO CENTROAMERICANO DE PROCURADORES DE DERECHOS HUMANOS, I Informe regional:
situación y análisis del femicidio en la región centroamericana, ob. cit., p. 15.
19 TOLEDO VÁSQUEZ, Patsilí, Feminicidio, op. cit., p. 29. Hay un concepto más amplio de feminicidio que
incluye otras violaciones a los derechos de las mujeres como la muerte de mujeres como consecuencia de
histerectomías innecesarias, la mutilación genital femenina, la experimentación en el cuerpo de las mujeres

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incluyendo el uso de métodos anticonceptivos insuficientemente probados que resultan ser cancerígenos, etc., véase
RUSSELL, Diana, Politicizing the Killing of Females, ob. cit. p. 4. En la presente investigación se opta por un
concepto restrictivo de feminicidio.
20 Según Diana Russell cuando el género de la víctima es irrelevante para el perpetrador estamos ante un asesinato
que no es feminicidio (non-femicidal murder), como en el caso de un robo que se dirige contra los dueños de una
tienda, independientemente del sexo, o la muerte accidental de una mujer cuando el verdadero objetivo era un
hombre, véase RUSSELL, Diana E.H., Femicide: Politicizing the Killing of Females, ob. cit., p. 2. Según
MONÁRREZ, estos homicidios deben ser tomados en cuenta para la prevención y erradicación de la violencia
comunitaria, véase MONÁRREZ FRAGOSO, Julia E., Fortaleciendo el entendimiento del femicidio/feminicidio, ob.
cit.
21 CEPAL, ¡Ni una más! El derecho a vivir una vida libre de violencia en América Latina y El Caribe ob. cit., p. 65.

Diversos estudios llevados a cabo principalmente por organizaciones no gubernamentales han


dado cuenta del feminicidio en distintos países del mundo.22 En el caso peruano, los datos
sobre esta forma de vulneración a los derechos de las mujeres han sido recogidos de los medios
de comunicación y sistematizados, básicamente, por tres organizaciones no gubernamentales:
Flora Tristán, DEMUS y CLADEM.23 A estas organizaciones les debemos haber llamado la
atención sobre los homicidios de las mujeres y haber brindado la primera información sobre el
feminicidio en el Perú. Todos estos estudios demuestran que las muertes violentas de las
mujeres no pueden explicarse como un fenómeno de un país en particular sino más bien como
una manifestación de una relación históricamente desigual entre hombres y mujeres.
En las investigaciones sobre el feminicidio se suele hacer referencia a tres tipos: íntimo, no
íntimo y por conexión, aunque no se trata de una única clasificación pues ésta depende de las
circunstancias que se presentan en cada país o lugar.24 Como no todo homicidio de mujeres es
un feminicidio, es muy importante tener claridad sobre los mencionados distintos tipos. Si bien
no parece haber mayor problema con la noción de feminicidio íntimo y por conexión, no sucede
lo mismo con el feminicidio no íntimo. Esta falta de precisión sobre el feminicidio no íntimo
puede dificultar distinguir los homicidios de mujeres por razones de género de aquellos otros
homicidios de mujeres que se producen en contextos en los que también mueren los hombres,
muchas veces en mayor proporción que ellas. Por lo tanto, principalmente a partir de los casos
identificados en el Perú, en las definiciones que se presentan a continuación se han puesto
ejemplos de cada uno de los distintos tipos de feminicidio, con el objetivo de contribuir a que
haya más claridad sobre estos homicidios de mujeres.
Los tipos de feminicidio a los que me referiré en este trabajo son los siguientes:
 El feminicidio íntimo.- Se presenta en aquellos casos en los que la víctima tenía (o
había tenido) una relación de pareja con el homicida, que no se limita a las relaciones en
las que existía un vínculo matrimonial sino que se extiende a los convivientes, novios,
enamorados y parejas sentimentales. En el feminicidio íntimo también se incluyen los
casos de muerte de mujeres a manos de un miembro de la familia, como el padre, el
padrastro, el hermano o el primo.

22 Véase, por ejemplo, CENTRO DE ENCUENTROS CULTURA Y MUJER, Femicidios e impunidad, edición
Silvia Chejter, Buenos Aires, 2005; CLADEM, Investigación feminicidio. Monitoreo sobre femicidio/
feminicidio en El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Panamá, ob. cit.; CLADEM,
Monitoreo sobre feminicidio/femicidio en Bolivia, Ecuador, Paraguay, Perú y República Dominicana, Lima, octubre,
2008; RUSSELL, Diana E. y HARMES, Roberta A., editoras, Feminicidio: una perspectiva global,
presentación de Marcela Lagarde y de los Ríos, coedición de la Cámara de Diputados, la Comisión Especial para
conocer y dar seguimiento a las investigaciones relacionadas con los feminicidios en la República Mexicana y a la

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Procuración de Justicia Vinculada, y el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de
la UNAM, 2006.
23 CMP FLORA TRISTÁN, La violencia contra la mujer: Feminicidio en el Perú, Lima, octubre, 2005, DEMUS,
Feminicidio en el Perú expedientes judiciales, Estudio para la Defensa de los Derechos de la Mujer, setiembre de
2006 y CLADEM, Monitoreo sobre feminicidio/femicidio en Bolivia, Ecuador, Paraguay, Perú y República
Dominicana, ob. cit.
24 Por ejemplo, MONÁRREZ clasifica el feminicidio en Ciudad Juárez en feminicidio íntimo, feminicidio sexual
sistémico y feminicidio por ocupación estigmatizada, véase MONÁRREZ FRAGOSO, Julia E., Fortaleciendo el
entendimiento del femicidio/feminicidio, ob. cit. Por su parte, Diana Russell se refiere al feminicidio íntimo de pareja
(intimate partner femicide), al feminicidio familiar (familial femicide), al feminicidio a manos de un conocido
(femicide by other known perpetrator) y al feminicidio a manos de un desconocido (stranger femicide), véase
RUSSELL, Diana E.H., Femicide: Politicizing the Killing of Females, ob. cit., pp. 3-4.
 El feminicidio no íntimo.- Ocurre cuando el homicida no tenía una relación de pareja o
familiar con la víctima. En esta categoría se incluye la muerte perpetrada por un cliente
(tratándose de las trabajadoras sexuales), por amigos o vecinos, por desconocidos
cuando se ataca sexualmente a la víctima antes de matarla así como la muerte de
mujeres ocurrida en el contexto de la trata de personas.
 El feminicidio por conexión.- Se da en aquellos casos en los que las mujeres fueron
muertas en la “línea de fuego” de un hombre que pretendía matar o herir a otra mujer.
Por lo general, se trata de mujeres parientes (por ejemplo hija, madre o hermana) que
intentaron intervenir para evitar el homicidio o la agresión, o que simplemente se
encontraban en el lugar de los hechos.
En Guatemala y Costa Rica la figura penal del feminicidio ha sido incorporada a la legislación,
aunque la forma en la que ha sido tipificado el delito es diferente en ambos países.25 En
Colombia, se han agravado algunas formas de homicidio y se ha incorporado un supuesto de
homicidio agravado contra la mujer.26 La aprobación de estas normas penales no ha estado
exenta de críticas.

25 El artículo 21º de la Ley Nº 8589 de Costa Rica (Penalización de las Violencia contra las Mujeres) tipifica el femicidio
definiéndolo de una manera más restrictiva que la propuesta en esta investigación: “Se le impondrá pena de prisión de veinte a
treinta y cinco años a quien dé muerte a una mujer con la que mantenga una relación de matrimonio, en unión de hecho declarada o
no”. Por su parte, el Decreto 22-2008 de Guatemala (Ley contra el femicidio y otras formas de violencia contra la mujer) sanciona el
femicidio en los siguientes términos: Artículo 6º. Femicidio. Comete el delito de femicidio quien, en el marco de las relaciones
desiguales de poder entre hombres y mujeres, diere muerte a una mujer, por su condición de mujer, valiéndose de cualquiera de las
siguientes circunstancias:
a. Haber pretendido infructuosamente establecer o restablecer una relación de pareja o de intimidad con la víctima.
b. Mantener en la época en que se perpetró el hecho, o haber mantenido con la víctima relaciones familiares, conyugales, de
convivencia, de intimidad o noviazgo, amistad, compañerismo o relación laboral.
c. Como resultado de la reiterada manifestación de violencia en contra de la víctima.
d. Como resultado de ritos grupales usando o no armas de cualquier tipo.
e. En menosprecio del cuerpo de la víctima para satisfacción de instintos sexuales o cometiendo actos de mutilación genital o
cualquier otro tipo de mutilación.
f. Por misoginia.
g. Cuando el hecho se cometa en presencia de las hijas o hijos de la víctima.
h. Concurriendo cualquiera de las circunstancias de calificación contempladas en el artículo 132 del Código Penal.
Sin embargo, el artículo 132 del Código Penal señala que “Comete asesinato quien matare a una persona:
1. Con alevosía
2. Por precio, recompensa, ánimo de lucro
3. Por medio o en ocasión de inundación, incendio, veneno, explosión, desmoronamiento, derrumbe de edificio u otro artificio que
pueda ocasionar gran estrago.
4. Con premeditación conocida
5. Con ensañamiento
6. Con impulso de perversidad brutal

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7. Para preparar, facilitar, consumar y ocultar otro delito o para asegurar sus resultados o la inmunidad para sí o para copartícipes o
por no haber obtenido el resultado que se hubiere propuesto al intentar el otro hecho punible.
8. Con fines terroristas o en desarrollo de actividades terroristas (…)”
Como puede apreciarse el homicidio de una mujer en las circunstancias a las que alude el mencionado artículo 132 (un ataque
terrorista por ejemplo) no tiene por qué ser necesariamente un feminicidio.
26 El artículo 26º de la Ley Nº 1257 de 2008 de Colombia (Por la cual se dictan normas de sensibilización,
prevención y sanción de formas de violencia y discriminación contra las mujeres, se reforman los Códigos Penal, de Procedimiento
Penal, la Ley 294 de 1996 y se dictan otras disposiciones), modifica el numeral 1) y adiciona el numeral 11) al artículo 104° del
Código Penal (Ley 599 de 2000), para agravar los siguientes homicidios: Artículo 103º. Homicidio. El que matare a otro, incurrirá
en prisión de trece (13) a veinticinco (25) años. Artículo 104º. Circunstancias de agravación. La pena será de veinticinco (25) a
cuarenta (40) años de prisión, si la conducta descrita en el artículo anterior se cometiere:
“1. En los cónyuges o compañeros permanentes; en el padre y la madre de familia, aunque no convivan en un mismo hogar, en los
ascendientes o descendientes de los anteriores y los hijos adoptivos; y en todas las demás personas que de manera permanente se
hallare (sic) integrada a la unidad doméstica. 11. Si se cometiere contra una mujer por el hecho de ser mujer.”
Al igual que lo sucedido con las leyes contra la violencia doméstica, los estudios sobre el
feminicidio han puesto de manifiesto la insuficiencia de utilizar términos como “pariente” o
“cónyuge” pues la muerte de mujeres ocurre a manos de personas que viven bajo el mismo
techo o con las cuales la víctima tenía o había tenido una relación de afectividad y que no
pueden ser incluidas dentro de las categorías citadas. Por ello, en la presente investigación
se usan términos más amplios como los de pareja, ex pareja y familiar; por ejemplo, en este
último caso, para incluir a los padrastros. De otro lado, se ha omitido utilizar la palabra
“amante”, que es la empleada en varios medios de comunicación, y se usa más bien la
expresión “pareja sentimental”.
En las investigaciones sobre la materia se asume que el feminicidio supone sólo la
participación de hombres; sin embargo, en el presente trabajo se ha incluido un caso en el
que la presunta autora intelectual del homicidio es la ex pareja mujer de la víctima y el
presunto autor material del delito es un hombre. Se trata de dos lesbianas que habían tenido
una relación de convivencia de diez años, en la que había habido varios episodios de
violencia familiar motivados por los celos. La muerte de la víctima se produjo cuando
estaba separada, y estuvo precedida de una amenaza contra su vida por parte de su ex pareja
mujer. Incluso antes de ser asesinada, la víctima dejó un video en el que la responsabilizaba
de lo que le pudiera ocurrir en el futuro. En esa relación era posible identificar quién había
asumido el rol femenino y quién el masculino. Se trata de un homicidio en el que también
se puede sostener que la mujer murió por razones de género. 27
En efecto, actualmente se cuenta con información sobre distintas formas de relación
heterosexual y homosexual que pueden acabar con la muerte de la mujer. No obstante, debe
quedar claro que la muerte de las mujeres a manos de sus parejas o ex parejas mujeres sigue
siendo una excepción.28

3. EL REGISTRO DE FEMINICIDIO DEL MINISTERIO PÚBLICO


3.1. La importancia de que el Registro de Feminicidio esté a cargo del Ministerio
Público
En los últimos años, algunas instituciones públicas en América Latina han reunido
información o promovido estudios sobre el feminicidio, aunque no han sido ni los poderes
judiciales ni los ministerios públicos los que han tenido esta iniciativa, 29 a pesar de que se
trata de la comisión

27 Diana Russell señala que si bien el feminicidio es el homicidio de mujeres por hombres debido a que son mujeres,
hay una significativa minoría de asesinatos de mujeres hacia mujeres por el hecho de serlo, como por ejemplo los
homicidios de nueras a manos de sus suegras en India, quienes las queman porque consideran que la dote entregada a

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la familia por el padre de la mujer es insuficiente. La mencionada autora denomina a estas muertes como “female on
female murders”, véase RUSSELL, Diana E.H., Femicide: Politicizing the Killing of Females, ob. cit., p. 7.
28 Sobre la crítica a la esencialización (sic) de características biológicas en la determinación de derechos y sanciones
véase TOLEDO VÁSQUEZ, Patsilí, Feminicidio, op. cit p. 34.
29 CHILE: Carabineros, Dirección Nacional de Seguridad y Orden Público, Dirección de Protección Policial de la
Familia, Seminario Nacional sobre Violencia Familiar: “Femicidio en Chile”, mayo 2007; GUATEMALA: Congreso
de la República, Bancada de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca URNG, Feminicidio en Guatemala:
crímenes contra la humanidad. Investigación Preliminar, noviembre 2005; MÉXICO: Informe de la Comisión
Especial de Feminicidios de la Cámara de Diputados, 2006
(www3.diputados.gob.mx/camara/005_comunicacion/a_boletines/2006); CARCEDO, Ana, Feminicidio en Costa
Rica 1990-1999, con la colaboración de Monstserrat Sagot, Colección Teórica 1, Instituto Nacional de las Mujeres y
Organización Panamericana de la Salud, Programa Mujer, Salud y Desarrollo. San José, 2000, p. 5. Por otro lado, en
Ecuador (Municipio del Distrito Metropolitano de Quito), Paraguay (Secretaría de la Mujer) y República Dominicana
de un delito contra la vida tipi􀂿 cado en los códigos penales. A diferencia de lo que sucede en
nuestra región, en España, el Consejo General del Poder Judicial publica anualmente un informe
sobre los homicidios por violencia doméstica y de género en el ámbito de la pareja y ex pareja.
Si bien en el mencionado país se parte de una definición de violencia de género más restrictiva
que la contenida en la Convención de Belém do Pará o en la Declaración sobre la eliminación
de la violencia contra la mujer de las Naciones Unidas,30 el mencionado informe es interesante
porque no sólo da cuenta de los referidos homicidios sino que dedica una parte importante a
analizar distintos aspectos que tienen que ver con la respuesta estatal ante las denuncias por
violencia familiar y que son esenciales para evaluar la eficacia de la ley española sobre
violencia de género. Este informe, por ejemplo, brinda datos sobre el número de mujeres
muertas que había presentado una denuncia por violencia familiar, el tiempo que transcurrió
entre el inicio del procedimiento legal por violencia familiar y la muerte de la víctima, ante qué
autoridad se presentaron las denuncias y cómo se inició el procedimiento legal, cuánto tardaron
las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en la instrucción del atestado, en cuántos casos la víctima
pidió una medida de protección y ésta fue concedida, qué tipo de medidas fueron adoptadas (por
ejemplo prohibición de acercamiento y comunicación), quién solicitó las medidas de protección
a favor de la víctima, cuánto demoraron en conceder la medida de protección, cuánto tardaron
las autoridades en citar a las víctimas después de que presentaron la denuncia, quién se encargó
del seguimiento y cumplimiento de las medidas de protección, etc.31
El mencionado informe del Consejo Ejecutivo del Poder Judicial español es un buen ejemplo de
la importancia de que la información sobre el feminicidio esté a cargo de una institución que
forma parte del sistema de justicia, pues cuenta con datos a los que no siempre pueden acceder
otras entidades estatales, o no estatales, que resultan relevantes

(Departamento de Estadística de la Procuraduría General de la República y la Oficina Nacional de Estadística –ONE-) hay registros
de feminicidio a cargo de instituciones públicas, véase CLADEM, Monitoreo sobre feminicidio/femicidio en Bolivia, Ecuador,
Paraguay, Perú y República Dominicana, ob. cit., pp. 14-15.
30 La Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, circunscribe su
ámbito de aplicación a “la violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de
poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén
o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia” (artículo 1).
31 CONSEJO EJECUTIVO DEL PODER JUDICIAL, Servicio de Inspección, Informe de Víctimas Mortales por Violencia
Doméstica y Violencia de Género en el año 2008. Este informe da cuenta de un total de 121 personas muertas a causa de lo que en
España denominan “violencia de género” y “violencia doméstica”.
Según el mencionado documento, 75 mujeres murieron a manos de sus parejas o ex parejas; siendo el 36.8% de nacionalidad
extranjera. Otras 40 personas murieron a manos de sus padres, madres u otros parientes (15 mujeres, 6 de las cuales eran menores de

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edad, y 25 hombres, 2 de los cuales eran menores de edad). Además, en 6 casos las víctimas eran hombres, uno de los cuales murió
a manos de su compañero. Entre los datos relativos a la muerte de mujeres a manos de sus parejas o ex parejas, deben resaltarse los
siguientes: los órganos judiciales no tenían constancia de la violencia familiar en el 80% de casos de víctimas mortales de violencia
de género; el 66.7% de los casos en los que sí había denuncia previa, ésta se presentó ante las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad; en
los expedientes revisados el tiempo que transcurrió en la instrucción del atestado por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad fue de 5.9
días; el 90% de la diligencias urgentes se incoaron en el mismo día que se remitieron las diligencias al Juzgado; en las diligencias
previas el promedio de días que transcurrió entre la fecha de remisión y la incoación fue de 14.9 días; el 50% de los procedimientos
se incoaron dentro de la semana siguiente a la remisión por las Fuerzas de Seguridad; en todos los procedimientos en los que se
solicitó la adopción de una medida cautelar ésta fue acordada; en el 91.7% de los casos la medida se acordó el mismo día o al día
siguiente en que se solicitó su adopción o se incoa el procedimiento, estableciéndose la vigencia
de la medida en tanto subsistiera el procedimiento, con excepción de la prisión preventiva; en todos los casos en que se adoptaron
las medidas de alejamiento y prohibición de comunicación se informó a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad la adopción de la
medida cautelar para que controlara su cumplimiento; casi en el 70% de los procedimientos la víctima fue citada para comparecer en
el mismo día o al día siguiente de la incoación de las diligencias; la víctima compareció en el momento en que fue citada, sólo el
12% acudió más tarde de lo acordado; la media de duración del procedimiento fue de 77.9 días.
para combatir este tipo de homicidios. En efecto, si bien es necesario tener información fiable
sobre el número de mujeres víctimas de feminicidio y sobre las circunstancias de la muerte, ello
no es suficiente. La información sobre el feminicidio debe servir para adoptar medidas que
permitan prevenir la muerte de las mujeres.
Desde esta perspectiva, en esta investigación se brindan datos sobre las víctimas de feminicidio
y de tentativa de feminicidio que presentaron ante el Ministerio Público una denuncia por
violencia familiar. Sin duda, es preciso que las instituciones del sistema de justicia dicten
medidas que protejan eficazmente a las mujeres que denuncian ser víctimas de este tipo de
violencia, pues un porcentaje de ellas acaba muerta a manos de su pareja o ex pareja o de un
integrante de la familia. Por otro lado, los jueces deben sancionar a los responsables de estas
muertes ya que, como ha señalado la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la impunidad
propicia la repetición crónica de las violaciones de derechos humanos.32 También en el caso de
la violencia por razones de género hay que recordar que el “acceso adecuado a la justicia no se
circunscribe sólo a la existencia formal de recursos judiciales sino también a que éstos sean
idóneos para investigar, sancionar y reparar las violaciones denunciadas”.33
El Ministerio Público, de acuerdo con los numerales 4) y 5) del artículo 159º de la
Constitución, conduce desde su inicio la investigación del delito y ejerce la acción penal de
oficio o a petición de parte. De otro lado, de conformidad con el artículo 10º del Texto Único
Ordenado de la Ley de Protección frente a la Violencia Familiar, modificado por la Ley Nº
29282, los fiscales deben dictar las medidas de protección inmediatas que la situación exija, en
el término de 48 horas. Además, el artículo 5º de la mencionada ley señala que es el Ministerio
Público la entidad encargada de contar con un registro de los casos de violencia familiar.
Adicionalmente, de acuerdo con el artículo 1º del Decreto Legislativo Nº 52 el Ministerio
Público vela por la prevención del delito.
Teniendo en cuenta el mencionado marco normativo y siendo conscientes de la información que
nuestra institución puede obtener a partir de él, el Observatorio de Criminalidad empezó a
estudiar las muertes violentas de las mujeres en setiembre de 2008. En un primer momento, la
información sobre las muertes violentas de las mujeres fue obtenida de los medios de
comunicación pues si bien en las bases de datos de la institución se registran los homicidios,
ninguna de ellas contiene un campo en el que se registre la relación entre la víctima y el
presunto homicida.
De acuerdo con la información periodística recogida en el período comprendido entre los meses
de setiembre de 2008 y enero de 2009, 60 mujeres murieron de manera violenta, 50% de ellas
en un contexto de violencia familiar, ya que 27 mujeres fallecieron presuntamente a manos de
sus parejas o ex parejas y 3 fueron presuntamente asesinadas por sus padres o padrastros. En
cambio, en ese mismo período el porcentaje de hombres que murió a manos de sus parejas o ex
parejas fue de 2%. A partir de estos primeros datos se decidió crear el Registro de Feminicidio
en el Ministerio Público.

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32 CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, sentencia de 25 de noviembre de 2006 (caso


Miguel Castro Castro vs. Perú), párrafo 440.
33 COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, Acceso a la justicia para las víctimas de
violencia en las Américas, Washington, D.C., 2006, p. 3.
3.2. La Resolución de la Fiscalía de la Nación Nº 216-2009-MP-FN publicada en el diario
oficial El Peruano el 25 de febrero de 2009
3.2.1. El feminicidio íntimo
Mediante Resolución de la Fiscalía de la Nación Nº 216-2009-MP-FN, de 20 de febrero de
2009, la Fiscal de la Nación aprobó la Directiva Nº 002-2009-MP-FN para registrar,
sistematizar, procesar y analizar la información sobre homicidios de mujeres presuntamente
cometidos por sus parejas, ex parejas o por cualquiera de las personas comprendidas en los
incisos e) a j) del artículo 2º del Texto Único Ordenado de la Ley de Protección frente a la
Violencia Familiar.34
Como se señala en la parte considerativa de la Resolución Nº 216-2009-MP-FN, el Registro de
Feminicidio del Ministerio Público fue el primer registro de este tipo en el país y el primero en
un Ministerio Público de la región. A partir de la creación del mencionado registro, son los
propios fiscales provinciales penales y mixtos a nivel nacional los encargados de recopilar la
información de los homicidios de mujeres, a través del Formato Nº 3, que remiten al
Observatorio de Criminalidad.35
Debe indicarse que, además, diariamente el Observatorio del Criminalidad revisa las noticias de
los medios de comunicaciones nacionales y regionales. Si en ellos aparece una noticia sobre la
muerte violenta de alguna mujer que no haya sido reportada por el fiscal, el Observatorio de
Criminalidad se comunica con él para solicitarle que remita la información sobre esa muerte.
3.2.2. El feminicidio no íntimo
Durante los meses de registro, sistematización y análisis de la información sobre la muerte
violenta de mujeres en el país, el Observatorio de Criminalidad ha identificado algunos casos de
feminicidio no íntimo. Estos casos también han sido incluidos en la presente investigación y
gracias a los fiscales provinciales penales y mixtos se cuenta con la información sobre el perfil
de la víctima, el del victimario y sobre las circunstancias de la muerte de las mujeres.
3.3. Los distritos judiciales
Los fiscales provinciales tienen competencia para actuar en un determinado ámbito territorial
demarcado expresamente para ese fin, que se denomina distrito judicial.36 Esta demarcación no
coincide necesariamente con los departamentos en los que se divide el país.

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34 De acuerdo con el artículo 2º del Texto Único Ordenado de la Ley Nº 26260, Ley de Protección frente a la
Violencia Familiar y sus modificatorias, ésta puede presentarse entre: a) cónyuges, b) ex cónyuges, c) convivientes,
d) ex convivientes, e) ascendientes, f) descendientes, g) parientes colaterales hasta el cuarto grado de consanguinidad
y segundo de afinidad, h) quienes habitan en el mismo hogar, siempre que no medien relaciones contractuales o
laborales, i) quienes hayan procreado hijos en común independientemente que convivan o no al momento de
producirse la violencia, j) en la uniones de hecho, entre uno de los convivientes y los parientes del otro hasta el cuarto
grado de consanguinidad y segundo de afinidad.
35 El Observatorio de Criminalidad utiliza formatos para recoger información. En el Formato N° 1 los fiscales
consignan los operativos que llevan a cabo para prevenir accidentes de tránsito y en el Formato N° 2 la información
sobre los accidentes de tránsito. El Formato Nº 3 ha sido preparado para recoger la información sobre los
feminicidios.
36 Esta demarcación territorial también determina la competencia de los órganos del Poder Judicial, con excepción de
la Corte Suprema que, al igual que los fiscales supremos, tiene competencia nacional. Véase el artículo 82º inciso 24)
del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica el Poder Judicial, aprobado por Decreto Supremo Nº 017-93-JUS.
En la actualidad hay 30 distritos judiciales. Por esa razón, la información que remiten los
fiscales ha sido dividida según distritos judiciales.
Con el objeto de brindar la mayor información posible, además de la distribución de
feminicidios por distrito judicial, en la presente investigación también se incluyen cuadros sobre
los feminicidios ocurridos en Lima y Callao. En este caso esa distribución sí obedece a la forma
como geográficamente están divididos tanto Lima como Callao.
El Ministerio Público ha hecho el mayor esfuerzo por registrar los distintos feminicidios. Sin
embargo, es posible que haya habido algunos más en el período comprendido entre los meses de
setiembre 2013 y febrero 2014 que no hayan aparecido en los medios de comunicación y que
por lo tanto no hayan sido conocidos por el Observatorio de Criminalidad. A partir de marzo de
2014, con el Formato Nº 3, esa posibilidad se ha reducido de manera muy significativa pues es
casi improbable que la muerte de una persona, ocurrida en el marco de un delito, no llegue a
conocimiento del fiscal.

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MARCO JURÍDICO NACIONAL


Constitución Política del Perú de 1993.-
Ahora bien, ya mencionados los Tratados internacionales y establecidos los compromisos
internacionales, debo indicar que en un sistema constitucional de derecho, como es el nuestro, la
regulación que faculta la incorporación de tratados a nuestro sistema legal la encontramos en el
artículo 55º de nuestra Constitución: “Los Tratados celebrados por el Estado y en vigor forman
parte del derecho nacional”88, debiendo tener en cuenta lo que establece la Cuarta Disposición
Final y Transitoria de dicha Carta Magna “las normas relativas a los derechos y a las libertades
que la Constitución reconoce se interpretan de conformidad con la Declaración Universal de
Derechos Humanos y con los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias
ratificados por el Perú”.
No obstante lo expuesto, de acuerdo a lo resuelto por nuestro Tribunal Constitucional (TC), en
una sentencia del año 2004, los tratados de derechos humanos no sólo forman parte del derecho
nacional, sino que además tienen jerarquía constitucional; precisando que:
“El rango constitucional que detentan trae consigo que dichos tratados están dotados de fuerza
activa y pasiva propia de toda fuente de rango constitucional; es decir, fuerza activa, conforme
a la cual estos tratados han innovado nuestro ordenamiento jurídico incorporando a éste, en
tanto derecho vigente, los derechos reconocidos por ellos, pero no bajo cualquier condición,
sino a título de derechos de rango constitucional. Su fuerza pasiva trae consigo su aptitud de
resistencia frente a normas provenientes de fuentes infra constitucionales, es decir, ellas no
pueden ser modificadas ni contradichas por normas infra constitucionales e, incluso, por una
reforma de la Constitución que suprima un derecho reconocido por un tratado o que afectara
su contenido protegido.”89
Nuestra Constitución además, contempla los derechos fundamentales de la persona humana y,
las leyes de menor jerarquía normativa no deben sino respetar los principios y derechos allí
contenidos, disponiendo el artículo 1º, que “La defensa de la persona humana y el respeto de su
“dignidad” son el fin supremo de la sociedad y del Estado”.
El artículo 3º de nuestra Constitución, establece que “La enumeración de los derechos
establecidos en este capítulo (sobre los derechos fundamentales) no excluye los demás que la
Constitución garantiza, ni otros de naturaleza análoga o que se fundan en la dignidad del
hombre, o en los principios de soberanía del pueblo, del Estado democrático de derecho y de la
forma republicana de gobierno.” Y no podía ser de otra forma, en tanto el reconocimiento de los
derechos fundamentales no puede ser una clausula cerrada, sino abierta al cambio de los
tiempos y realidades para una mayor protección de la persona.
En ese sentido, de acuerdo a Cesar Landa Arroyo, la enumeración de los derechos
fundamentales no excluye aquellos que la Constitución también garantiza y que se encuentran
incorporados en los tratados internacionales de derechos humanos, o aquellos derechos de
naturaleza análoga, o que se funden en la dignidad de la persona humana. Y, teniendo en cuenta
que la Convención Belem Do Para reconoce a las mujeres “el Derecho a una vida libre de

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violencia”, se entiende que es un derecho también protegido y garantizado por la Constitución


Política del Perú, en tanto lo antes referido.
Protegidos y garantizados también están otros derechos fundamentales vulnerados por la
violencia familiar, por lo menos formalmente. Así tenemos, que conforme a lo dispuesto en el
artículo 2º de nuestra Constitución, toda persona tiene derecho:
1) A la vida, a su identidad, a su integridad moral, psíquica y física y a su libre desarrollo y
bienestar;
2) A la igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo,
idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquiera otra índole; y, 24) A la libertad
y seguridad personales, en consecuencia: h) “Nadie debe ser víctima de violencia moral,
psíquica o física, ni sometido a tortura o tratos inhumanos o humillantes.
Cualquiera puede pedir de inmediato el examen médico de la persona agraviada…”.
Y en tanto esos derechos vulnerados son reconocidos como derechos humanos, conforme al
artículo 44º de nuestra Constitución, el Estado debe garantizar su plena vigencia, asumiendo su
obligación de hacerle frente a la violencia familiar en resguardo de la salud y dignidad humana
de toda persona, sin distinción de su sexo.

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87 ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE LA SALUD 2003 “La Violencia contra las Mujeres: responde el
sector salud”. Washington, D.C. Publicación ocasional Nº12. Capítulo V. El establecimiento de un enfoque integral.
Pág.45
88 EXP. N.º 047-2004-AI/TC Sentencia del 24 de abril de 2006 Punto 22: “…Como puede apreciarse, nuestro
sistema de fuentes normativas reconoce que los tratados de derechos humanos sirven para interpretar los derechos y
libertades reconocidos por la Constitución. Por tanto, tales tratados constituyen parámetro de constitucionalidad en
materia de derechos y libertades. Estos tratados no solo son incorporados a nuestro derecho nacional –conforme al
artículo 55º de la Constitución – sino que, además, por mandato de ella misma, son incorporados a través de la
integración o recepción interpretativa.”
89 Sentencia del Tribunal Constitucional recaída en el Exp. Nº 047-2004- AI/TC, de 24 de abril de 2006, Párr. 32 y
33.

Ley 26260 – Ley de Protección frente a la Violencia Familiar, su Texto Único


Ordenado y su Reglamento.
Para hacerle frente a la violencia familiar, como una de las varias políticas públicas 90 que ha
tomado el Estado peruano, en el año 1993 se promulgó la Ley 26260 91 – Ley de Protección
frente a la Violencia Familiar, posteriormente se dio el Texto Único Ordenado (TUO) 92 de la
misma, la que ha tenido algunas modificaciones y, el Reglamento de la Ley. Estas políticas
públicas para hacerle frente a la violencia familiar obedecen a los compromisos internacionales
asumidos por los Estados, como vimos, al ratificar tratados como la Convención Belém Do
Pará, importante dentro del marco de protección de los derechos humanos de la mujer, en tanto
trata específicamente el tema de la violencia contra aquella.
A su vez, la política y las acciones que debe seguir el Estado peruano frente a la violencia
familiar, están contempladas en el artículo 3º del TUO de la propia Ley 26260, política y
acciones que están a cargo del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables – MIMP (Ex
Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social) como ente rector 93, siendo deber del Estado
implementarlas con perspectiva de género, para lograr que las mujeres tengan la oportunidad de
disfrutar de sus derechos tanto de iure como de facto, tan igual a la oportunidad que tienen los
hombres.
Ahora bien, como ya vimos en el capítulo anterior, el TUO de la Ley en comento, define a la
violencia familiar en su artículo 2º, definición que como veremos en el análisis del capítulo III,
restringe los derechos de las víctimas de violencia familiar en la modalidad de violencia
psicológica, debo agregar además, que este artículo en realidad no precisa quienes son los
sujetos pasivos o víctimas y, quiénes son sujetos activos, victimarios o agresores dentro del
ámbito familiar, siendo que cualquier miembro del grupo familiar puede ser víctima o agresor.
Cabe mencionar que el citado artículo 2°, ya ha sufrido 2 modificaciones con el objeto de
ampliar el ámbito de protección de las víctimas, la primera por la Ley 27306, publicada el 15 de
julio del 2000, considerando otros tipos de relaciones que vinculan a las personas dentro de un
ámbito familiar más extenso, como aquellos que tienen hijos en común, convivan o no al
producirse la violencia; quienes viven en el mismo hogar sin que los vincule una relación
contractual o laboral, como por ejemplo ahijados. La última modificatoria, se dio con la Ley
2928294, incrementando al artículo 2°, el literal j), donde se establece que constituye violencia
familiar, la violencia que se produzca entre uno de los convivientes con los familiares del otro,
modificación que tiene en cuenta que además de la institución del matrimonio, nuestra
Constitución reconoce las uniones de hecho en su artículo 5º.
De otro lado, el artículo 3.d del TUO de la Ley de Protección frente a la Violencia Familiar,
dispone que el Estado debe establecer procesos legales eficaces para las víctimas de violencia
familiar, caracterizados por el mínimo de formalismo y la tendencia a brindar medidas
cautelares y resarcimiento por los daños y perjuicios causados.
Cabe preguntarse en primer lugar, porque entonces este tipo de investigación puede llegar a
durar algunos años y, desde luego porque la demora para brindar las medidas de protección que

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caracterizan este tipo de procesos, empezando por la demora en la comunicación del


responsable de la dependencia policial al Fiscal Provincial de Familia, a efectos de que ejecute
las acciones de protección respectivas, cuando el artículo 6° del Reglamento dispone que sea de
inmediato, hablando de denuncias que se interponen en las Comisarías.
Ahora bien, respecto a las Medidas de Protección, el TUO de la Ley N.º 26260, en el artículo
10º95, dispone: “Recibida la petición o apreciados de oficio los hechos, el Fiscal debe dictar en
el término de cuarenta y ocho (48) horas, bajo responsabilidad, las medidas de protección
inmediatas que la situación exija…”, esto requiere de una evaluación del riesgo por parte del
Fiscal y, difícilmente se puede cumplir tan rápido como se ha dispuesto en la modificación,
teniendo en cuenta que conforme al artículo 11° del Reglamento de la Ley 26260, estas medidas
de protección deben ser dictadas siempre que exista peligro por la demora y resulten
indispensables para evitar mayores perjuicios a la víctima o para garantizar su integridad física,
psíquica y moral.
Así tenemos que efectuada la medida, el Fiscal de Familia debe poner en conocimiento del Juez
de Familia las medidas de protección adoptadas en caso de formalizar la demanda, que incluye
una lista abierta de medidas que garanticen la integridad física, psíquica y moral de la víctima,
hasta incluso el retiro del agresor del domicilio, sin embargo normalmente se dispone el cese de
la violencia. Y si bien, conforme al reglamento, a la solicitud del Fiscal de la resolución
confirmatoria el juez debe expedir la resolución en el día de su presentación, bajo
responsabilidad, en la práctica vemos que no es así y que ésta puede tardar días.

El TUO de la Ley N.º 26260, en el literal b) del artículo 21 96, refiere sobre la sentencia: “(...) b)
El tratamiento que debe recibir la víctima, su familia y el agresor, si se estima conveniente. Si la
resolución judicial establece como medida de protección el tratamiento del agresor y este no
cumple el mandato judicial, a solicitud de la víctima, el juez debe variar la medida y ordenar el
retiro temporal del agresor del domicilio y/o el impedimento temporal de visitas, según sea el
caso. Cuando se establezca que el agresor debe seguir tratamiento de rehabilitación,
corresponde supeditar la duración de la suspensión temporal de cohabitación y/o visitas al
tratamiento que debe someterse; la rehabilitación debe ser acreditada con la certificación del
médico tratante (...).”

El mismo TUO de la Ley, en el artículo 23 97, sobre las medidas cautelares anticipadas refiere:
“El juez puede adoptar medidas cautelares anticipadas sobre el fondo, desde la iniciación del
proceso y durante su tramitación, las cuales deben ser resueltas en el plazo de cuarenta y ocho
(48) horas de solicitadas bajo responsabilidad, sujetándose en tal caso a lo previsto por el
Código Procesal Civil.”

Refiere el artículo 2998 del TUO de la Ley en comento, sobre el valor probatorio de los
certificados médicos: “Los certificados de salud física y mental que expidan los médicos de los
establecimientos de salud del Estado, (…), tienen valor probatorio del estado de salud física y
mental en los procesos sobre violencia familiar. (…)”. Esto es importante resaltar en tanto será
el medio probatorio por excelencia para valorar si existe o no daño psicológico y por tanto
violencia familiar en la modalidad de violencia psicológica.
El Reglamento de la Ley 26260, en el artículo 18°, hace referencia a la intervención de la
víctima en el caso de la interposición de la demanda por parte del Fiscal, en tanto el Juez
notificará el auto admisorio de la demanda al agraviado y, éste puede actuar como parte en tanto
presente un primer escrito.
En el artículo 20° de este Reglamento conforme a lo dispuesto, la sentencia que desestime la
demanda interpuesta por el Fiscal, deberá ser elevada en consulta al superior jerárquico, o
motivo de una revisión en segunda instancia, lo que resulta lógico en tanto se trata de un tema
de violación de derechos humanos.

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Ahora bien, dicho todo esto, cabe preguntarse si el Estado ha implementado correctamente la
Ley de Protección frente a la Violencia Familiar y, sería el Proceso Único, el proceso más
idóneo para afrontar esta problemática social, respondiendo a las expectativas de las víctimas,
sobre todo en el caso de violencia psicológica dentro del ámbito familiar, lo que será materia de
análisis en el Capítulo III.
Ahora bien, para hacerle frente al problema de violencia familiar, otras legislaciones la
consideran como delito en sus códigos penales, punto que ha sido un reclamo constante en el
Perú por las ONG y grupos de mujeres que estudian el tema, es así que la Defensora del Pueblo,
el 25 de Noviembre del 2008, hizo hincapié al Legislativo para reconsiderar incluir a la
violencia familiar como delito penal autónomo, además de solicitar al Ministerio Público, que el
Instituto de Medicina Legal apruebe el protocolo o guía de atención de violencia psicológica
para medir el daño psicológico.

Valdría la pena mencionar un proyecto de ley el N.° 1212 que tiene dictamen favorable de la
Comisión de la Mujer que incluye un artículo en el que se crea el tipo penal de violencia
familiar.
El 07 de marzo de 2007, la Comisión de la Mujer y Desarrollo Social del Congreso de la
República ha dictaminado favorablemente un proyecto de ley que modifica el Código Penal,
creando el delito de violencia familiar que tendría una sanción entre cuatro a seis años de pena
privativa de libertad para quien ejerza violencia física, psicológica, o física psicológica contra:
1) su ascendiente, descendiente, natural, adoptivo; 2) su cónyuge, conviviente o los hijos de
estos; 3) su pariente colateral hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad; 4)
las personas sujetas a su potestad, tutela, curatela; 5) su ex cónyuge, ex conviviente o los hijos
en común.
Se señala en los fundamentos de dicho dictamen que frente al alto número de denuncias por
violencia familiar contra mujeres y niños, siendo ésta situación una grave afectación de los
derechos fundamentales vulnerando la salud de las víctimas, y porque sería un clamor general
de la población, se requiere penalizar esta clase de conducta, dando así a la sociedad una señal
clara de condena y rechazo para esta forma de violencia.

La última modificatoria99 al TUO de la Ley de Protección frente a la Violencia Familiar,


modifica algunos artículos del Código Penal, los relativos a los delitos de lesiones, incorporando
las formas agravadas para los casos de violencia familiar, que como antes se ha señalado, en el
caso de violencia psicológica deberá aplicar la valoración del daño psíquico, la misma que
requiere de directrices que regulen esta valoración.

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90 Las políticas públicas se entienden como decisiones que toman los funcionarios del Estado, quienes tienen la
potestad de hacer o no, determinadas acciones y, respecto de aquellas, Charles Lindblom señala que, la elaboración
de políticas públicas es un proceso no claro, que más bien sería todo lo contrario, porque la solución para un grupo,
puede no ser la solución para otro. Material de enseñanza sobre Diseño de Políticas Públicas y DDHH Maestría
DDHH PUCP
91 Las políticas públicas además de tomar forma de leyes, pueden darse en forma de programas, reglamentos,
prácticas administrativas y decisiones legales. STROMQUIST, Nelly P.
92 Aprobado mediante Decreto Supremo Nº 006-97- JUS
93 Cabe precisar que de acuerdo al Plan Nacional las políticas son multisectoriales y la obligación de realizar estas
políticas es exigible a todos los sectores, cada uno en su competencia.
94 Publicada en el Diario el Peruano el 27 de noviembre del 2008 95 Modificado por la Ley 29282. 96 Ib idem.
97 Ib idem. 98 Ib idem.

CONCLUSIÓN
El presente trabajo, en el cual consideré relevante el tema de violencia familiar en la modalidad
de violencia psicológica dentro del ámbito civil tutelar, incluye un análisis de la Ley 26260 -
Ley de Protección frente a la Violencia Familiar, así como de lo dispuesto por algunos Tratados
Internacionales sobre Derechos Humanos ratificados por el Estado peruano, respecto de los
cuales éste tiene el compromiso no sólo a respetarlos y garantizarlos, sino incluso de promover
el derecho al acceso a la justicia a través del principio de la debida diligencia. Al respecto, la
Constitución Política del Perú, así como la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, han
establecido que los Tratados de Protección de Derechos Humanos tienen rango constitucional y
por lo tanto son de obligatorio cumplimiento.
Es de advertir que dicha normativa internacional, que debe ser incluida al investigar los casos de
violencia familiar, protege una serie de derechos, como el derecho a la vida, la integridad
personal, que incluye la integridad psíquica o psicológica, el derecho a la salud, entre otros que
pueden ser afectados en los casos de violencia familiar, pero también derechos que el Estado
peruano está obligado a cumplir, como el derecho de acceso a la justicia y el de la debida
diligencia al investigar los hechos de violencia.
Así, en tanto la violencia familiar, en cualquiera de sus formas: violencia física, sexual y/o
psicológica, es un problema social que no solo lesiona los derechos humanos de las víctimas
directas sino que afecta al resto de la sociedad y al Estado, se considera importante que la
legislación tenga en cuenta lo que se entiende por “salud”, ya que toda persona tiene derecho a
gozar de un estado de completo bienestar, sin violencia, que por mínima que parezca colisiona
con la referida definición de salud.
Ahora bien, para el desarrollo del presente trabajo, además de la parte teórica, incluí una
muestra de 11 expedientes que llegaron a segunda instancia judicial tanto en consulta como en
apelación, en su mayoría víctimas de sexo femenino; advirtiendo una serie de obstáculos en el
acceso a la justicia de las mismas.
1. Así, tenemos procesos que duraron demasiado tiempo, sobre todo a nivel de primera instancia
judicial, incumpliendo el Estado peruano, a través de la PNP, Ministerio Público y Poder
Judicial, llevar investigaciones rápidas y eficaces, lo que constituye un primer obstáculo para el
acceso a la justicia de las víctimas de violencia psicológica, en los procesos de violencia
familiar en estudio.
2. Otro obstáculo se evidencia en la demora para obtener medidas de protección a nivel
prejudicial, lo que tiene que ver, sobre todo, con la demora en la obtención de los resultados de
las pericias psicológicas, también la falta de seguimiento a la ejecución de las sentencias que
disponen la terapia psicológica para el demandado.
3. Otro obstáculo se advierte a la hora que el Ministerio Público interpone las demandas, donde
se evidencia un escaso empleo de la normatividad internacional, ya que en el 100% de los casos
analizados no se invocaron normas internacionales.

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4. Asimismo, se advierte la escasa práctica de los Magistrados de señalar reparación civil para
las víctimas al declarar fundada la demanda.
5. Se ha detectado también como un obstáculo en el acceso a la justicia, la definición de
violencia familiar que contiene nuestra legislación, ya que la misma no refiere que el daño o
afectación, como requisito para configurar la violencia familiar, debe entenderse de forma
amplia y, omite referir una valoración o escala del daño psicológico. Esto sumado al hecho que,
para la apreciación del daño psicológico, al tiempo que se investigaron los casos que sirvieron
de análisis, no se contaba con una directriz o guía de valoración del mismo.
6. Otro gran obstáculo es la valoración de la pericia psicológica, ya que conforme hemos podido
advertir del grupo de expedientes analizados, la mayoría de las sentencias que declararon
infundadas las demandas, después de largos años en el Juzgado, se basaron en las conclusiones
de las pericias psicológicas, las que no indicaban expresamente que el evaluado(a) presentaba
daño psicológico, resaltando de la valoración de dichos informes psicológicos, los diferentes
criterios frente a las conclusiones de “reacción ansiosa” que no señalaba una escala de ansiedad
o del daño.
7. Por ello, con la sensación que existe un alto grado de desprotección hacia las víctimas de
violencia familiar en la modalidad de violencia psicológica, es necesario insistir en el
cumplimiento por parte del Estado peruano de los instrumentos internacionales de Derechos
Humanos ratificados, entre ellos aquellos que protegen específicamente los derechos humanos
de las mujeres y, en ese sentido, investigar los casos de violencia familiar, sancionar a los
agresores, buscar la reparación del daño, brindar procesos rápidos y eficaces, actuar con la
debida diligencia y con un mínimo de formalismo, para la máxima protección de los derechos
reconocidos en dichos tratados, entre ellos, el derecho de las mujeres a una vida libre de
violencia.
8. Cabe hacer presente en este punto, que si bien la violencia familiar es una de las
manifestaciones de la violencia de género, la Ley 26260 no es un instrumento normativo que
combata este tipo de violencia. Recordemos que es obligación del Estado peruano dar
cumplimiento a las recomendaciones y Tratados internacionales, por lo que aún es necesario
incluir en esta Ley la violencia de género o, en todo caso promulgar una ley cuyo objetivo
específico sea hacerle frente a esa violencia que sufre la mujer por el hecho de serlo.
9. Al respecto, se recomienda capacitar a los operadores de justicia para evitar que las
resoluciones que emiten reproduzcan criterios estereotipados que no hacen sino reforzar la
violencia de género.
10. Se recomienda que la norma incluya una disposición que permita al Juez valerse del equipo
multidisciplinario para que realice el seguimiento de lo dispuesto en sentencia, sobre todo de la
terapia psicológica para el agresor.
11. De otro lado, habiéndose considerando necesario realizar un análisis de la “Guía de
valoración del daño psíquico en víctimas adultas de violencia familiar, sexual, tortura y otras
formas de violencia intencional”, guía que se
hizo público de fecha posterior a la tramitación de los expedientes materia de estudio; cabe
indicar que aun cuando la misma empiece a aplicarse, es necesario que la Ley 26260 se
modifique a efectos que contemple la valoración del daño psicológico de la forma que allí se
señala, para que sea posible calificar la violencia familiar como delito o falta.
12. Asimismo, es necesario modificar la Ley en relación al tipo de proceso que corresponde a la
investigación de violencia familiar, de forma tal que se sancione a los agresores y se repare el
daño causado a las víctimas, conforme a los Tratados de Derechos Humanos, por lo que
propongo la siguiente modificación a la Ley de la materia, que a mi parecer puede brindar una
mayor protección de los derechos de la víctimas de violencia familiar, en tanto la ley debe
responder a las necesidades y circunstancias que se dan en la vida diaria.

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MODIFICACIÓN DE LEY 26260 - LEY DE PROTECCIÓN FRENTE A LA


VIOLENCIA FAMILIAR.
Es un hecho que nos encontramos frente a un problema social que lesiona derechos humanos, ya
que sus víctimas encarnan el sufrimiento que acarrea este tipo de violencia, desde su mínima
expresión, considerando lo que entendemos por salud, hasta la máxima expresión de este tipo de
violencia cuyo resultado es la muerte, una larga franja que compromete derechos como la
integridad personal y la libertad.
En ese sentido, no podemos sino considerar que una protección más amplia requiere un especial
tratamiento, hablamos de 2 procesos, un proceso especial de infracción a la Ley contra la
Violencia Familiar que verdaderamente tutele los derechos de las víctimas, en tanto abarque
desde la tutela preventiva, donde no hay daño, hasta las acciones u omisiones que generen una
falta contra la víctima, proceso que debe ser de competencia de los juzgados de familia penales,
que incluyan medidas de protección con el solo mérito de la denuncia, considerando dictar
medias autosatisfactivas.
Los malos tratos y la violencia psicológica, incluyendo las amenazas, que no causen daño físico
o psicológico deben ser tramitados dentro de este proceso especial, al igual que las faltas,
cumpliendo con un mínimo de formalismo, de modo tal, que de forma rápida se tutelen los
derechos de las personas a su integridad física, emocional y psicológica y, a la salud mental, en
tanto se debe prevenir un posible daño en la persona, por violencia familiar.
El otro será el proceso penal, considerando la violencia familiar como delito, bien jurídico
protegido: la integridad física, emocional y psicológica, así como la salud física y mental.
La violencia familiar se entenderá, conforme la modificación que debe darse del
Artículo 2° de la Ley 26260, como “Cualquier acción u omisión que de manera
intencional provoque o pueda provocar daño físico y/o psicológico, sea temporal o
permanente, reversible o irreversible, de acuerdo a la cuantificación del daño o, afecte o
pueda afectar la integridad personal y/o la salud de una persona o, altere de forma
negativa la condición de salud en la que se encontraba, el maltrato sin lesión, inclusive
la amenaza o coacción graves y/o reiteradas, así como la violencia sexual, que se
produzca entre: cónyuges; ex-cónyuges; convivientes; ex-convivientes; ascendientes;
descendientes; parientes colaterales hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo
de afinidad; quienes habitan en el mismo hogar, siempre que no medien relaciones
contractuales o laborales; quienes hayan procreado hijos en común, independientemente
que convivan o no, al momento de producirse la violencia; uno de los convivientes y los
parientes del otro hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad, en
caso de uniones de hecho.” A efectos de medir el daño psicológico, éste será
cuantificado en leve, moderado, grave y muy grave.
Éste último párrafo, a fin de encuadrar, según estos niveles o parámetros, los actos de violencia
familiar en la modalidad de maltrato psicológico como faltas, delito por lesiones leves o graves.
El juez se encargará de investigar, pero además deberá dictar las medidas cautelares de
protección que la víctima amerite, esto desde el inicio del proceso, variando la finalidad del
presente proceso que buscará en su caso la sanción del agresor, además de la tutela de los

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derechos de las víctimas, lo que incluye la indemnización en relación al grado de afectación que
presenten las mismas, tanto física, sexual, moral, emocional y/o psicológicamente. Las penas
oscilarán de 02 días de arresto o multa en caso de falta hasta 15 años en caso de lesiones graves,
agravando la pena en el caso la finalidad del agresor sea la muerte de la víctima. Recomendando
que se capacite no solo a los peritos en psicología sobre la guía de valoración del daño psíquico,
sino también a los operadores de justicia. Asimismo, se realicen más estudios sobre el daño
psíquico o psicológico, en tanto un mayor conocimiento del tema permitirá una mayor
protección de los derechos violentados con los actos y omisiones de violencia familiar.

BIBLIOGRÁFICA
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Ediciones La Rocca. 2004. Pág. 35-37 Citado por BRINGIOTTI, AARIA I. Maltrato
 CABALLERO PINTO, Henry Víctor La Determinación de la Violencia Psicológica en los
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