El Reino de Dios es un gobierno establecido por Jehová Dios con Jesucristo como Rey eterno. A diferencia de los gobiernos humanos, el Reino de Dios nunca terminará y está abierto a personas de todas las naciones que obedezcan a Dios. Promueve valores como el amor a Dios y al prójimo a través de leyes y educación, con el objetivo final de crear un paraíso en la tierra.
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El Reino de Dios es un gobierno establecido por Jehová Dios con Jesucristo como Rey eterno. A diferencia de los gobiernos humanos, el Reino de Dios nunca terminará y está abierto a personas de todas las naciones que obedezcan a Dios. Promueve valores como el amor a Dios y al prójimo a través de leyes y educación, con el objetivo final de crear un paraíso en la tierra.
El Reino de Dios es un gobierno establecido por Jehová Dios con Jesucristo como Rey eterno. A diferencia de los gobiernos humanos, el Reino de Dios nunca terminará y está abierto a personas de todas las naciones que obedezcan a Dios. Promueve valores como el amor a Dios y al prójimo a través de leyes y educación, con el objetivo final de crear un paraíso en la tierra.
El Reino de Dios es un gobierno establecido por Jehová Dios con Jesucristo como Rey eterno. A diferencia de los gobiernos humanos, el Reino de Dios nunca terminará y está abierto a personas de todas las naciones que obedezcan a Dios. Promueve valores como el amor a Dios y al prójimo a través de leyes y educación, con el objetivo final de crear un paraíso en la tierra.
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El Reino de Dios es un gobierno establecido por
Jehová Dios. Puesto que su
sede está en el cielo, la Biblia también lo llama “el reino de los cielos” (Marcos 1:14, 15; Mateo 4:17). Aunque tiene muchas cosas en común con los gobiernos humanos, los supera en todos los sentidos.
Gobernantes. Dios ha elegido a Jesucristo para ser el Rey de su Reino y
le ha dado más autoridad que la que jamás podrá tener cualquier rey terrestre (Mateo 28:18). Jesús utiliza su poder solo para el bien. De hecho, ha demostrado ser un líder confiable y compasivo (Mateo 4:23; Marcos 1:40, 41; 6:31-34; Lucas 7:11-17). Bajo la dirección de Dios, Jesús ha seleccionado a personas de todas las naciones para que vayan al cielo y reinen con él sobre la tierra (Apocalipsis 5:9, 10). Duración. A diferencia de los gobiernos del hombre, que vienen y van, el Reino de Dios “nunca será reducido a ruinas” (Daniel 2:44). Súbditos. Cualquier persona que haga la voluntad de Dios puede ser súbdito de su Reino, sin importar dónde haya nacido o cuál sea su origen familiar (Hechos 10:34, 35). Leyes. Las leyes (o mandamientos) del Reino de Dios no solo prohíben la mala conducta; también elevan los valores morales de sus súbditos. Por ejemplo, la Biblia declara: “‘Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente’. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo, semejante a él, es este: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo’” (Mateo 22:37-39). El amor a Dios y al prójimo impulsa a los súbditos del Reino a tratar a todos con bondad. Educación. Además de dictarles a sus súbditos leyes que elevan sus valores morales, el Reino de Dios los educa para que puedan cumplirlas (Isaías 48:17, 18). Misión. El Reino de Dios no es un medio para que sus gobernantes se enriquezcan a expensas de los súbditos; sino un medio para cumplir la voluntad de Dios. Esto incluye hacer realidad la promesa de conceder a quienes lo aman vida eterna en un paraíso terrestre (Isaías 35:1, 5, 6; Mateo 6:10; Revelación 21:1-4).