España 198 - Wikipedia, La Enciclopedia Libre
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civil, cuyo fin dio paso a la dictadura de Francisco Galicia; el euskera en el País Vasco y la zona
Franco, finalizada con la muerte de este en 1975, vascófona de Navarra; y el occitano, denominado
momento en que se inició una transición hacia la aranés en el Valle de Arán, en Cataluña.4 Además
democracia, cuyo clímax fue la redacción, están reconocidos legalmente la lengua de signos
ratificación en referéndum y promulgación de la española,6 la lengua propia de las áreas pirenaica
Constitución de 1978.nota 4 Acrecentado y prepirenaica (aragonés) y la lengua propia del
significativamente durante el llamado «milagro área oriental (catalán) en Aragón7 y el asturleonés
económico español», el desarrollo económico y en Asturias, donde se denomina bable,8 y en
social del país ha continuado a lo largo del vigente Castilla y León, donde recibe el nombre de
periodo democrático. leonés.9 10
Hispania proviene del fenicio i-spn-ya, un término cuyo uso está documentado desde el segundo
milenio antes de Cristo, en inscripciones ugaríticas. Los fenicios constituyeron la primera civilización
no ibérica que llegó a la península para expandir su comercio y que fundó, entre otras, Gadir, la actual
Cádiz, la ciudad habitada más antigua de Europa Occidental.44 45 Los romanos tomaron la
denominación de los vencidos cartagineses, interpretando el prefijo i como «costa», «isla» o «tierra»,
con ya con el significado de «región». El lexema spn, que en fenicio y también en hebreo se puede leer
como saphan, se tradujo como «conejos» (en realidad «damanes», unos animales del tamaño del
conejo extendidos por África y el Creciente Fértil). Los romanos, por tanto, le dieron a Hispania el
significado de «tierra abundante en conejos», un uso recogido por Cicerón, César, Plinio el Viejo,
Catón, Tito Livio y, en particular, Catulo, que se refiere a Hispania como península cuniculosa (en
algunas monedas acuñadas en la época de Adriano figuraban personificaciones de Hispania como una
dama sentada y con un conejo a sus pies), en referencia al tiempo que vivió en Hispania.
Sobre el origen fenicio del término, el historiador y hebraísta Cándido María Trigueros propuso en la
Real Academia de las Buenas Letras de Barcelona en 1767 una teoría diferente, basada en el hecho de
que el alfabeto fenicio (al igual que el hebreo) carecía de vocales. Así spn (sphan en hebreo y arameo)
significaría en fenicio «el norte», una denominación que habrían tomado los fenicios al llegar a la
península ibérica bordeando la costa africana, viéndola al norte de su ruta, por lo que i-spn-ya sería la
«tierra del norte». Por su parte, según Jesús Luis Cunchillos en su Gramática fenicia elemental
(2000), la raíz del término span es spy, que significa «forjar» o «batir metales». Así, i-spn-ya sería
«la tierra en la que se forjan metales».46
Aparte de la teoría de origen fenicio, que es la más aceptada a pesar de que el significado preciso del
término sigue siendo objeto de discusiones, a lo largo de la historia se propusieron diversas hipótesis,
basadas en similitudes aparentes y significados más o menos relacionados. A principios de la Edad
Moderna, Antonio de Nebrija, en la línea de Isidoro de Sevilla, propuso su origen autóctono como
deformación de la palabra ibérica Hispalis, que significaría «la ciudad de occidente»47 y que, al ser
Hispalis la ciudad principal de la península, los fenicios y luego los romanos dieron su nombre a todo
su territorio.48 Posteriormente, Juan Antonio Moguel propuso en el siglo xix que el término
Hispania podría provenir de la palabra euskera Izpania, que vendría a significar «que parte el mar»
al estar compuesta por las voces iz y pania o bania que significa «dividir» o «partir».49 A este
respecto, Miguel de Unamuno declaró en 1902: «La única dificultad que encuentro […] es que, según
algunos paisanos míos, el nombre España deriva del vascuence ezpaña, labio, aludiendo a la posición
que tiene nuestra península en Europa».50 Otras hipótesis suponían que tanto Hispalis como
Hispania eran derivaciones de los nombres de dos reyes legendarios de España, Hispalo y su hijo
Hispan o Hispano, hijo y nieto, respectivamente, de Hércules.51
La evolución de la palabra España es acorde con otros usos culturales. Hasta el Renacimiento, los
topónimos que hacían referencia a territorios nacionales y regionales eran relativamente inestables,
tanto desde el punto de vista semántico como del de su precisa delimitación geográfica. Así, en
tiempos de los romanos Hispania correspondía al territorio que ocupaban en la península, Baleares y,
en el siglo iii, parte del norte de África —la Mauritania Tingitana, que se incluyó en el año 285 en la
Diocesis Hispaniarum—.
En el dominio visigodo, el rey Leovigildo, tras unificar la mayor parte del territorio de la España
peninsular a fines del s. vi, se titula rey de Gallaecia, Hispania y Narbonensis. San Isidoro de Sevilla
narra la búsqueda de la unidad peninsular, finalmente culminada en el reinado de Suintila en la
primera mitad del s. vii y se habla de la «madre España». En su obra Historia Gothorum, Suintila
aparece como el primer rey de Totius Spaniae («toda España»). El prólogo de la misma obra es el
conocido De laude Spaniae («Acerca de la alabanza a España»).
En tiempos del rey Mauregato, fue compuesto el himno O Dei Verbum en el que se califica al apóstol
como dorada cabeza refulgente de Ispaniae («Oh, vere digne sanctior apostole caput refulgens
aureum Ispaniae, tutorque nobis et patronus vernulus»).nota 5