Derecho Fundamentales y Labor Policia 2

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POLICIA NACIONAL DEL

PERU
DIRECCION DE EDUCACION Y DOCTRINA

ESCUELA DE SUBOFICIALES
PNP
PUENTE PIEDRA
UNIDAD ACADEMICA

Asignatura:
Docente:
Tema:
Alumno: Leon Hinostroza, Brad Dristan
Sección:

LIMA- PERU
2023
DEDICATORIA

Se la dedico a mi madre y a mi padre por todo el


apoyo que me brindan, para poder seguir con mis
metas
MARCO TEORICO

 Derechos Fundamentales
 Fases Históricas de los Derechos Fundamentales
1. Primera Fase
2. Segunda Fase
 Diferencia entre los derechos fundamentales y derechos humanos
 Los derechos Fundamentales en el Orden Constitucional (Perú)
 El valor positivo y axiológico de los derechos fundamentales
 El principio de preferencia de los derechos fundamentales
 Listado de los Derechos Fundamentales
 Derechos reconocidos en el Estatuto de los Trabajadores
 El Desempeño Policial
 La atención que el policía le brinda al público
 La condición humana de los policías
 Atención y eficiencia policial en el lugar del delito
 Percepción y auto percepción policial
 Su desempeño
 Funciones Policiales
 Los poderes de la Policía
 La educación, capacitación y equipo policial
 Reforzar la profesionalidad de la policía
 La Policía y los derechos humanos
 ¡Los agentes de policía también tienen derechos!
 Anexos
DERECHOS FUNDAMENTALES
, y están garantizados en las constituciones de los distintos países.
Es de vital importancia delimitar el concepto de derechos fundamentales en
relación con otras categorías como los derechos humanos, por lo que los
derechos fundamentales son aquellos derechos humanos positivizados a nivel
interno, en tanto que la fórmula de derechos humanos es la más usual en el
plano de las declaraciones y convenciones internacionales. Una vez delimitado
el concepto de derechos fundamentales, se puede decir que la existencia de
los derechos de las personas, surgen a través de la evolución histórica, pues
existen muchos vestigios de los derechos del hombre en la historia de la
humanidad, un claro ejemplo de ello es El Código de Manú (cultura Hindú),
donde se aprecia el respeto por el herido del guerra como una forma
reconocimientos de los derechos humanos, por consiguiente: “Han pasado
muchos siglos hasta que el hombre político ha aprendido que la sociedad justa,
que le otorga y garantiza sus derechos individuales, depende de la existencia
de límites impuestos a los detentadores del poder en el ejercicio de su poder,
con el tiempo se ha ido reconociendo que la mejor manera de alcanzar este
objetivo será haciendo constar los frenos que la sociedad desea imponer a los
detentadores del poder en forma de un sistema de reglas fijas- la constitución
destinadas a limitar el ejercicio del poder político se convirtió en el dispositivo
fundamental para el control del proceso del poder” , siendo una de las
expresiones de dicho control “el reconocimiento de los derechos fundamentales
de las personas”, esfera al cual los detentadores de poder (Estado) no pueden
vulnerar, lo que se ha dado de forma evolutiva
FASES HISTORICAS DE LOS DERECHOS
FUNDAMENTALES
 Primera Fase

Un primer gran ciclo histórico de los derechos fundamentales se dio con las
revoluciones burguesas del ciclo XVIII, la revolución francesa y la
americana, hasta la segunda guerra mundial. La Revolución Francesa,
para los constituyentes franceses en aquellos momentos históricos, confiar
las libertades y los derechos a la historia habría significado consentir que
las prácticas sociales e institucionales del antiguo régimen continuasen
ejerciendo su influencia tras la revolución, y por ello, todo el proyecto
revolucionario se construye a través de la contraposición radical al pasado
del antiguo régimen, en la lucha contra la doble dimensión del privilegio y
particularismo y, por lo tanto, a favor de los nuevos valores
constitucionales: fundamentalmente, los derechos naturales e individuales
y la soberanía de la nación”. De ello podemos señalar que la Revolución
Francesa, se encuentra bajo una fuerte influencia de la combinación de la
doctrina individualista, caracterizada por que el individuo se centra en el
ordenamiento jurídico como sujeto único de derechos, y el estatalismo,
donde el estado es la condición para la creación y tutela de los derechos y
libertades de los individuos, y anterior al estado no puede existir derechos,
eliminando de sus horizontes todo elemento historicista, hubiera
significado, confiar los derechos y libertades del antiguo régimen, es decir
aceptar aquellas prácticas sociales y constitucionales de la tradición
monárquica, por ello la revolución se dirige a destruir el pasado, siendo el
enemigo para la revolución “los estamentos de los privilegiados”, lucha que
tiene una doble dimensión: “la eliminación de privilegios y el
particularismo”, pues tales privilegios impedían al pueblo la afirmación de
sus derechos individuales, por lo que la lucha daría paso a favor de los
derechos naturales individuales y la soberanía de la nación. Pues la
novedad de la revolución es aparecer de manera improvisa una sociedad
civil unificada en la perspectiva de la voluntad política constituyente como
pueblo o nación, es decir la nación ejercita el poder constituyente sobre
todo cuando decide un nuevo orden social- político que sustituye al viejo y
el legislador elegido democráticamente representa la voluntad general del
pueblo (interprete legitimo del pueblo) como una garantía de que nadie
ejerza coacción a otros sino en nombre de la ley general abstracta. Y,
contra los privilegios se afirma la autoridad del legislador soberano, que
con el instrumento de la ley hace posible los derechos en sentido individual,
y el legislador no puede lesionar los derechos y libertades porque es
necesariamente justo, y al mismo tiempo hace posible la representación de
la unidad del pueblo, lo que fue concretado tal como aparece en “La
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789”. La ley
general y abstracta es la primera condición para la existencia de los
derechos y libertades en sentido individualista y en ausencia del legislador
firme y autorizado se caería en el detestable pasado de la sociedad de
privilegios, pues cuanto más fuerte es el legislador refleja la voluntad
general y en consecuencia se encuentra más seguras las libertades, por lo
que en materia de derechos y libertades no vale la 3 voluntad de unos
contra otros, pues son abolidas las dominaciones de carácter personal
porque solo la ley puede disponer de los individuos. Por tanto, la revolución
significo derrocar el régimen antiguo y dar paso a la soberanía del pueblo,
entendida como poder del pueblo de decidir sobre la constitución y sobre
las reglas del juego, está desconfía de los poderes constituidos y prohíbe
cualquier control de constitucionalidad.

 Segunda Fase

A partir de la renovación democrática de los estados constitucionales


durante la postguerra se inició una segunda fase en la historia de los
derechos fundamentales, caracterizada por la cultura de la supremacía
constitucional, es decir se dio como un avance del Estado de derecho, que
no solo recoge los avances normativos del Estado social de derecho sino
que se complementa con la jurisdicción constitucional, que se caracteriza
por el “principio de constitucionalidad”,a esto se denomina el Estado
Constitucional de derecho, donde existe el sometimiento de la leyes,
normas jurídicas, actos de gobierno y aún de particulares a las normas
constitucionales en un marco de respeto a los derechos y libertades
ciudadanas. Por ende la segunda fase histórica de los derechos
fundamentales, se da en un contexto de tránsito a la modernidad, y para
ello recurrimos a la teoría de los derechos fundamentales, concepción que
tiene por finalidad superar aquellas concepciones unilaterales como el
iusnaturalismo y positivismo voluntarista, que trataban de explicarla, las
cuales se caracterizan por ser extremistas y para superar tales
perspectivas surge la Teoría de los derechos fundamentales, quien es una
“Concepción dualista que sostiene la autonomía de la realidad de los
valores de los derechos fundamentales deben por consiguiente ser
estudiados en el primer nivel como filosofía de los derechos fundamentales.
Interesa sobre todo aquí el análisis de los factores sociales que han influido
en su génesis y las corrientes de pensamiento que han contribuido a
articular su actual sentido. Eso lleva a un análisis histórico, a 5 mi juicio a
este primer nivel desde dos perspectivas desde la perspectiva de la
situación económica, social, cultural y política de cada momento y desde la
perspectiva del pensamiento político y filosófico, que influido por ese marco
socio económico, cultural y político, crea la filosofía de los derechos
fundamentales El segundo nivel de estudio el paso de la filosofía de los
derechos fundamentales al Derecho de los derechos fundamentales, es
decir la inserción de esos valores en normas jurídicas, en el derecho
positivo y la configuración de los derechos fundamentales como derechos
públicos subjetivos”. La Teoría de los derechos fundamentales, se ha
desarrollado en el tránsito a la modernidad (la que se da mediante tres
etapas: La primera por los cambios económicos, sociales donde apareció el
capitalismo sustituyendo las estructuras políticas medievales por el estado,
la segunda aparece la ideología liberal democrática, doctrina de los
derechos humanos como limitación al poder político y garantizador del
ámbito de autonomía para el desarrollo de la persona humana, y tercera la
filosofía de los derechos del hombre, pues este se socializa e intenta
superar el individualismo que es egoísta, aislado y se vuelve más
comunitario), pero ello se da solo a partir del tránsito a la modernidad
donde se piensa en servir a la dignidad y desarrollo de la persona humana,
y la manera de hacerlo es a través de la teoría de los derechos
fundamentales, la que se desarrolla en dos niveles: El primer nivel:
compuesto por la “filosofía de los derechos fundamentales”, en ese
contexto se concibe los valores de los derechos fundamentales, como
estructuras extraídas de la realidad histórica, pues están ordenadas-
sistematizadas ya que tienen un fundamento propio, y se encuentra dentro
de la filosofía democrática que tiene dos raíces: “el liberalismo” (comprende
derechos de inspiración liberal como los civiles y políticos, siendo sus base
la “libertad”) y “el socialismo” son fundamentalmente los derechos
económicos, sociales y culturales, siendo su base la “igualdad”; y El
segundo nivel: corresponde la inserción de esos valores en el derecho
positivo, y con ello se configura como derechos subjetivos de las personas,
aunado a ello en este nivel se regula su ejercicio, fuentes y garantías. Por
lo que los valores superiores de la libertad e igualdad son por su origen-
histórico distintos, mientras la “libertad” explica el ámbito de autonomía del
hombre en sociedad y limita los poderes del estado, pues esta no cumple la
función de generalización de dar a todos de manera efectiva y real, y será
necesario para el progreso de los derechos fundamentales el componente
“igualitario”, que completa y profundiza los derechos de libertad, que se
expresa mediante la igualdad ante la ley y la no discriminación por motivos
de origen, raza, sexo, color, idioma, etc. Correspondiendo a los poderes
políticos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad sean
reales y para todos los individuos. Por tanto, los valores superiores como
libertad y la igualdad, cuando se incorporan en el ordenamiento jurídico es
una concepción dualista, y la forma que esos valores se incorporen en el
ordenamiento jurídico son a través de los derechos y libertades
fundamentales.
DIFERENCIA ENTRE LOS DERECHOS
FUNDAMENTALES Y LOS DERECHOS
HUMANOS

Los derechos fundamentales y los derechos humanos se diferencian,


principalmente, en una cosa: el territorio de aplicación. Los derechos
fundamentales están incluidos en la Constitución o carta de derechos de
cada país; por su parte, los derechos humanos no tienen limitación
territorial. 
Los derechos humanos son atributos que tienen todas las personas del
mundo, independientemente de su territorio, condición económica, social o
personal, y son

 Universales

 Inviolables

 Intransferibles

 Irrenunciables

 Interdependientes

LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EN EL


ORDEN CONSTITUCIONAL (Perú)
Existe un vínculo indisoluble entre “dignidad de la persona humana” 9 y los
derechos fundamentales, pues estos derechos en calidad de esenciales son
inherentes a la dignidad, es decir cada uno de los derechos fundamentales
manifiesta un núcleo de existencia humana que se deriva de la dignidad que
tiene ínsita la persona, por ello la dignidad se convierte en una fuente de todos
los derechos de la cual dimanan todos y cada uno de los derechos de la
persona. Por ende, los derechos fundamentales operan como el fundamento
último de toda comunidad humana, pues sin el reconocimiento de tales derechos
quedaría conculcado el valor supremo de la dignidad humana de la persona
EL VALOR POSITIVO Y AXIOLOGICO DE LOS
DERECHOS FUNDAMENTALES
El reconocimiento de los derechos fundamentales (comúnmente en la norma
fundamental de un ordenamiento) es presupuesto de su exigibilidad como límite
al accionar del Estado y de los propios particulares, también lo es su
connotación ética y axiológica, en tanto manifiestas concreciones positivas del
principio-derecho de dignidad humana, preexistente al orden estatal y
proyectado como el fin supremo de la sociedad y del Estado, artículo 1 de la
Constitución”.10 El reconocimiento de los derechos fundamentales de la
persona, en el Orden Constitucional comprenden dos aspectos: la primera, a) El
valor positivo de los derechos fundamentales: Consiste en el reconocimiento
positivo de los derechos fundamentales de la persona por la Constitución, tales
derechos son presupuestos de exigibilidad que van a limitar la actuación del
Estado y de los particulares; mientras la segunda, b) El valor ético y axiológico
de los derechos fundamentales: Parte por reconocer “la dignidad de la persona
humana”, como valor material central de la norma fundamental del cual derivan
un amplísimo reconocimiento de derechos fundamentales de la persona y una
multiplicidad de garantías, dignidad humana que es preexistente al orden estatal
y se proyecta como el fin supremo de la sociedad y del Estado (artículo 1 de la
Constitución de 1993). Por tanto, la dignidad de la persona humana, es la fuente
directa de la que la dimanan todos y cada y uno de los derechos de la persona,
además no solo representa el valor supremo que justifica la existencia del
estado y sus objetivos, sino que constituye el fundamento esencial de todos los
derechos que con calidad de fundamentales habilita el ordenamiento, sin el cual
el estado adolecería de legitimidad y los derechos carecerían de un adecuado
soporte direccional.
EL PRINCIPIO DE PREFERENCIA DE LOS
DERECHOS FUNDAMENTALES

El principio de primacía o preferencia por los derechos fundamentales, que


a la vez configura uno de los pilares del denominado Estado de Derecho,
establece que los derechos fundamentales dado que configuran límites
efectivos a la actuación del Estado e incluso mandatos específicos de dar
o de hacer son preferidos sobre toda otra consideración que no sea tal,
aun cuando esta se encuentre constitucionalmente consagrada.
Ello ese encuentra consagrado en el artículo 1 de la Constitución.

Lo antes señalado implica que los derechos fundamentales deben ser


preferidos incluso sobre metas colectivas o sobre intereses públicos o
meramente estatales. En consecuencia, no es posible, desde un punto de
vista jurídico, que dichos conceptos puedan desplazar a derechos
constitucionalmente consagrados o que poseen la categoría de derechos
humanos. Ello se encuentra sustentado no solo por la doctrina, sino
también por la jurisprudencia nacional, comparada y supranacional.

La necesidad pública, el orden público, la seguridad nacional, entre


otros no puede desplazar derechos fundamentales, sino solo limitarlos,
como lo hemos señalado anteriormente en este blog. La moral y las
buenas costumbres, por otro lado, no deberían ser siquiera sustento de la
limitación de derechos fundamentales, puesto que la moral es autónoma,
mientras que las buenas costumbres es un concepto tan indeterminado
que no puede emplearse para ello.

El principio funciona además como un estándar interpretativo de la


Constitución Política, en el sentido de que cuando se interpreta la norma
jurídica antes indicada, y ante la posibilidad de variados resultados,
se debe estar a la interpretación más favorable para el particular. En caso
de duda en la interpretación de toda norma, debe admitirse la que resulta
más protectora de los derechos de las personas individualmente
consideradas y no aquella que pueda resultar más favorable al Estado.
Demás está señalar que este principio nos va a servir de criterio para el
análisis que estamos efectuando en gran parte del presente trabajo.
LISTADO DE LOS DERECHOS
FUNDAMENTALES

 Igualdad de trato y no discriminación


 Derecho a la vida, integridad física y moral
 Derecho a la libertad ideológica y religiosa
 Derecho a la libertad y a la seguridad
 Derecho a la intimidad personal y familiar, honor e inviolabilidad
del domicilio. Así como secreto de las comunicaciones y
protección de datos
 Derecho a la libertad de residencia y circulación
 Derecho a la libertad de expresión
 Derecho de reunión
 Derecho de asociación
 Derecho a la tutela judicial efectiva
 Derecho a la educación
 Derecho a sindicarse libremente y a huelga
DERECHOS RECONOCIDOS EN EL ESTATUTO
DE LOS TRABAJADORES

Más allá de los Derechos Fundamentales, los trabajadores disponen


de un listado más extensivo de derechos ubicado en el artículo 4 del
Estatuto de Trabajadores. Además de constar los derechos
fundamentales anteriormente citados, constan de otros más
específicos de la relación laboral:
Negociación colectiva: poder negociar instrumentos como
convenios colectivos o acuerdos colectivos

 Información, consulta y participación en la empresa.

A la ocupación efectiva: a presentarse al trabajo que se le dé, sin


mantenerlo desocupado

A la promoción y formación profesional en el trabajo, incluida la


dirigida a su adaptación, a las modificaciones operadas en el puesto
de trabajo, así como al desarrollo de planes y acciones formativas
tendentes a favorecer su mayor empleabilidad

A la prevención de riesgos laborales: ello se halla estrictamente


relacionado con el derecho fundamental a la integridad física.

 A la percepción puntual de la remuneración pactada o legalmente


establecida

 A cuantos otros se deriven específicamente del contrato de trabajo.


EL DESENPEÑO POLICIAL
La imagen de la Policía está relacionada directamente con el tema del
desempeño, lo cual se asocia con la brecha que se produce entre el aumento de
la delincuencia y la capacidad policial para enfrentarla. Entre más grande es esta
brecha, en términos de resultados (lo cual se resume en el número de
detenidos), mayor es la aprehensión y reserva ciudadana hacia la Policía y su
capacidad institucional. Es importante hacer alguna referencia a este último
término, capacidad institucional, para destacar que la percepción va más allá de
las personas (policías, Directores, Secretarios y Subsecretarios de Seguridad), e
incluye a la institucionalidad en la que se insertan y, si se quiere ir al extremo, a
la función de seguridad que el Estado está obligado a desempeñar en beneficio
de la ciudadanía. Al ciudadano común le interesan los resultados concretos para
definir su percepción del desempeño policial. No le interesa saber si el
incremento delincuencial está asociado al ritmo de urbanización, a la pérdida de
valores, al cierre de oportunidades o al crecimiento acelerado del desempleo. Al
ciudadano le interesa saber que puede estar en su casa o caminar
tranquilamente por las calles de la colonia, de la ciudad o de la aldea, y que no
corre el riesgo de ser robado, asaltado, violado, herido o muerto; en última
instancia, si esto ocurre, lo menos que espera es que la Policía capture a los
delincuentes y que se le aplique todo el peso de la Ley. Tampoco le interesa al
ciudadano común saber si su seguridad depende del policía de prevención o del
policía de investigación y tampoco se preocupa por averiguar los lazos que unen
al policía con el fiscal o el juez para garantizar su seguridad. Lo que le interesa
es saber que el policía lo va a cuidar y que con su trabajo le va a garantizar su
seguridad. Todavía podemos ser más radicales y plantear que poco o nada le
interesa al ciudadano si el policía está bien pagado o bien comido o si su vida y
su integridad están garantizadas por un seguro adecuado, quizás porque asume
que ése es un problema del Estado y que no es su problema. 8 Lo anterior nos
remite a dos problemas muy concretos; uno de ellos es que, al margen de lo que
piense la ciudadanía, los conductores del Estado (Presidentes de los poderes
del Estado, Diputados, Secretario de Seguridad y Fiscal General de la
República) son los responsables de adoptar las medidas racionales que
garanticen la seguridad de las personas, sin inclinarse hacia la demanda de
acciones radicales que enfatizarían la represión, despreciarían la prevención y
amenazarían peligrosamente las garantías individuales y los convenios
internacionales. Lo anterior se expresa muy bien en la demanda de instituir la
pena de muerte, ejercer violencia en la captura, realizar allanamientos ilegales,
encarcelar a menores infractores con adultos delincuentes, etc. Las víctimas y
sus familiares quisieran aplicar el mayor grado de violencia en contra de los
victimarios, pero el Estado de Derecho establece procedimientos para procesar
e, inclusive, sancionar a un sospechoso de haber delinquido. Una autoridad no
puede permitirse el lujo de ser irresponsable y no pensar en las consecuencias
sociales y jurídicas que pueden desencadenarse de la adopción de medidas
fuertemente represivas. Su papel es el de adoptar medidas que medien entre la
prevención y la represión, entre la víctima y el victimario, y entre el interés
particular y el interés general, lo cual conduce a superar la inseguridad jurídica y
asegurar la vigencia del Estado de Derecho.
El tema puntual de los aspectos que debe mejorar la Policía en cuanto a su
desempeño, es un importante indicador de la imagen que la ciudadanía tiene de
la Policía en general y de los policías en particular. En este tema, una gran parte
de la población comparte el criterio de que el nivel académico es el principal
elemento a ser mejorado y que ello traería como consecuencia la mejoría de
otros niveles elementales intrínsecos al policía, que lo harían más aceptable
ante la ciudadanía. En los oficiales de la Policía son más relevantes la eficiencia,
el conocimiento y el nivel académico y en los policías de calle o en los mismos
detectives, son fundamentales la honestidad y el trato con el público, por su
contacto directo con el mismo. Asimismo, ellos piensan que antes de
incrementar los policías en cantidad, debe aumentarse el recurso presupuestario
y que, al mismo tiempo, se mejoren en calidad, para dar una mayor satisfacción
a las demandas de la ciudadanía en general. Este fuerte grupo poblacional
piensa que la honestidad, como un aspecto preponderante del policía en su
condición de servidor público, debe ser fortalecida e incentivada fuertemente por
parte del ente policial.
La población entrevistada señaló los aspectos que deben ser mejorados en la
Policía, los cuales se presentan en orden descendente:
 Nivel Académico
 Eficiencia
 Recursos
 Trato con el público
 Honestidad
 Mayor cantidad de policías
 Conocimientos

LA ATENCION QUE EL POLICIA LE BRINDA


AL PUBLICO
Lo señalado anteriormente nos obliga a detenernos en el trato que el policía le
brinda a la ciudadanía, tratando de destacar los aspectos más relevantes de la
percepción ciudadana.
Ante la pregunta: ¿Siente que la Policía le atenderá de manera cordial y
respetuosa?, un sector relativamente mayoritario 11 (56.14%) opina
favorablemente en el sentido de que el policía es atento dentro de sus
condiciones educativas y culturales, pues muchos de ellos son de escolaridad
baja y proceden de comunidades rurales pobres y remotas, alejados de núcleos
poblacionales grandes, lo que les impide un mayor relacionamiento social que
finalmente se traduce en un trato brusco y algunas veces grosero con el
ciudadano que los solicita. A pesar de ello, creen que hay policías que cumplen
con su deber y tratan de ser atentos hasta donde sus posibilidades se lo
permitan. Por otra parte, hay un sector poblacional relativamente fuerte (35.09%)
que opina lo contrario y, siguiendo una clara tendencia desfavorable, hay
quienes los perciben con actitud negativa y prepotente que los llevan a creerse
superiores y todopoderosos por el solo hecho de portar un uniforme. Esto los
lleva a faltar el respeto al ciudadano honrado y a pisotearle a veces hasta sus
más sagrados derechos. Opinan que este comportamiento es más común
observarlo en comunidades rurales, un poco alejadas de las grandes ciudades.
Podríamos resumir una tendencia al sí en la percepción de la ciudadanía,
argumentando que hacen lo que pueden y que ser atentos es su deber, pero que
deben mejorar la actitud y el respeto y evitar la prepotencia.
Sobre el tema de si la Policía lo orientará de una manera correcta y eficiente, un
43.86% de los encuestados piensa que la Policía sí está en condiciones de
orientar a la ciudadanía correcta y eficientemente, de acuerdo a sus
capacidades que, aunque limitadas, sí son suficientes para prestar al ciudadano
un buen servicio de orientación. Según éstos los policías asisten eventualmente
a sus centros especializados a recibir la capacitación de acuerdo a las funciones
que en determinado momento estén desempeñando y, además, creen que son
entrenados en relaciones humanas y procedimientos legales y administrativos,
entre otros, lo que le permite desempeñar mejor su función orientadora. Otro
grupo, un poco mayor (49.12%), piensa que su función es más bien
desorientadora, ya que no es posible que una persona mal preparada y con bajo
nivel educativo pueda orientar eficientemente a los demás, si él mismo, en
determinados momentos, no sabe qué hacer y es indeciso al actuar, porque no
obstante haber sido capacitados; debido a su baja escolaridad, no han sabido
asimilar adecuadamente la información recibida, lo que los hace enredarse en
una verdadera confusión. Este último sector es de la opinión que los policías,
especialmente los del área rural, cuando son transferidos a las áreas urbanas,
deben ser capacitados en centros policiales especiales para una readaptación
adecuada a su nueva área, ya que la misma posee una enorme diferencia con
su antigua área rural de trabajo y, de esta manera, pueda orientar más
eficientemente a la ciudadanía.
En resumen, se refleja una tendencia al no, por falta de preparación,
capacitación y capacidad personal y por confusión y desconocimiento de los
procedimientos.

LA CONDICION HUMANA DE LOS POLICIAS

Es indudable que existe una lejanía entre la ciudadanía y la Policía, lo cual se


expresa en el desconocimiento ciudadano de los policías de la posta más
cercana (84.21%), lo que indica que no existe una interacción policía-
ciudadano1 que permita mantener una verdadera armonía entre ambos. Existe
un menor sector de la población (14.04%) que dice conocerlos de vista, pero sin
tener ninguna comunicación con ellos.
Sobre la impresión que tiene la ciudadanía de los policías que están en las
calles y postas, cabe destacar que en general está bastante bien, pues, aunque
el porcentaje de muy buena es bastante reducido, la mayoría oscila entre regular
y buena, tomando como referencia la concentración de opiniones de dicha
población. Se encuentran muy pocas opiniones en los niveles de mala y muy
mala y casi ínfimo en el nivel de muy bueno
Las opiniones negativas de la población se fundamentan en que los policías de
patrullas no hacen nada del trabajo asignado y se ausentan de los lugares
adecuados muy frecuentemente para sus asuntos personales. Los policías de
calles y postas, además de abusivos y mal educados, crean desconfianza por el
mal aspecto de su presentación. Las opiniones positivas basan su criterio en
que, definitivamente, sí brindan seguridad y protección a la ciudadanía. Los
datos se representan así:

 Muy Buena 1.75%


 Buena 36.84%
 Regular 45.61%
 Mala 10.53%
 Muy Mala 5.26%

ATENCION Y EFICIENCIA POLICIAL EN EL


LUGAR DEL DELITO
Un paso importante después de establecer la condición de víctima y el impacto de
la experiencia sobre su vida económica y emocional, procederemos a analizar la
forma en que las víctimas perciben el desempeño policial (atención y eficiencia),
tanto en el lugar del delito como en las instalaciones policiales, lo cual servirá de
insumo importante para sustentar el tipo de percepción que tienen las víctimas
sobre la Policía.
Iniciamos el rescate de la percepción con la pregunta ¿Se presentó un policía al
lugar de los hechos? Más de la mitad de las víctimas dijeron que sí se presentó un
policía o patrulla y un porcentaje menor de la población dijo que no (Sí, 58.18%,
no, 41.82%). La opinión generalizada es que cuando se presentan llegan tarde,
pero, por lo menos llegan. Los que opinan desfavorablemente argumentan que por
mucho que se les llame, definitivamente nunca llegan, lo que pudo haberlos
inducido a no llamar a la Policía. Este es un elemento muy importante que
marcaría la diferencia: La Policía no llegó al lugar del delito porque no la llamaron
y no porque no acudió al llamado. El paso obligado es preguntarse por qué las
víctimas no llaman a la Policía y aquí interviene el criterio de descreimiento y falta
de confianza que las hace desistir de hacer una llamada que, de acuerdo a su
percepción, no serviría de nada
PERCEPCION Y AUTO PERCEPCION
POLICIAL
Para tener una visión más objetiva y más cercana a la realidad, se consideró
importante incluir la percepción de los policías que están en contacto directo con
la ciudadanía y con las víctimas, como son los policías de postas, patrullas y de
centros de recepción de denuncias. Un trabajo posterior debiera incluir la
percepción de los oficiales intermedios y de las máximas autoridades de la
Policía y de la Secretaría de Seguridad, basada en los resultados de este
estudio. En este momento se tomó la decisión de dejarlos por fuera para evitar
respuestas defensivas que deformaran el mensaje que se envía desde la
percepción de la ciudadanía, de las víctimas y de su contraparte policial, al
momento de producirse un hecho delictivo.
Es oportuno señalar lo difícil que resultó encuestar a los policías en mención. En
su mayoría evidenció desconfianza y temor de responder preguntas,
proporcionar opiniones y brindar información sobre su trabajo con las víctimas;
inclusive, en varias ocasiones solicitaron un ejemplar del cuestionario para
estudiarlo y ver si podían responderlo posteriormente, lo que suponía solicitar
autorización a los superiores. Lo interesante del caso es que la misma reserva
se observó en las cuatro ciudades, a pesar de utilizar encuestadores amigos o
que por lo menos fueran conocidos. Pese a lo anterior es importante destacar la
colaboración de un oficial de Policía que sin ninguna reserva propició las
condiciones para que se encuestaran a diversos policías en Tegucigalpa.
Lo anterior nos remite a la vieja deformación militarizada de la Policía que los
segregaba de la sociedad y que hacía de su desempeño una cuestión tan
confidencial y oscura que era fuente permanente de desconfianza ciudadana y
de sospecha cotidiana. Esto amerita un punto de atención por parte de los
tomadores de decisión de la Secretaría de Seguridad, lo que les obliga a
preguntarse: ¿Se 25 siguen formando policías con reservas, recelo y hasta con
rechazo a la ciudadanía? ¿El criterio de la formación desmilitarizada del policía,
se está aplicando en el sistema de educación y capacitación policiales? ¿La idea
del policía como servidor de la ciudadanía, está siendo socializada debidamente
entre los policías? ¿Existe conciencia en la Policía y en las altas autoridades de
la Secretaría de Seguridad sobre el derecho ciudadano a la información y la
obligación policial de brindarla, sin perjuicio de las investigaciones que se estén

realizando?
SU DESENPEÑO:

Una primera aproximación al tema nos obliga a ver como se miran los policías a
sí mismos y a la institución en donde laboran. Para ello comenzamos con la
pregunta: ¿Cuáles son las razones por las cuales usted es policía? “Para servir
a la comunidad, para combatir el crimen y para tener trabajo” son las principales
razones, otras razones secundarias serían: “Por ser interesante y por el sueldo”
y, en último lugar, “por respeto y por satisfacer deseos de mis padres”

 Para servir a la comunidad 68/100


 Para combatir el crimen 46/100
 Por tener trabajo 42/100
 Porque es interesante 28/100
 Por el sueldo 16/100
 Para que me respeten 04/100
 Porque querían mis padres 02/100
 Otro 08/100
FUNCIONES POLICIALES
 Mantener la seguridad, tranquilidad pública y garantizar el libre
ejercicio de los derechos consagrados en la Constitución Política del
Perú.
 Prevenir, combatir, investigar y denunciar los delitos y faltas
previstos en el Código Penal y leyes especiales, perseguibles de
oficio.
 Garantizar la seguridad ciudadana.
 Brindar protección al niño, al adolescente, al anciano y a la mujer
que se encuentran en situación de riesgo de su libertad.
 Investigar la desaparición de personas naturales.
 Garantizar y controlar la libre circulación ferroviaria, vehicular y
peatonal en la vía pública y en las carreteras.
 Intervenir en el transporte aéreo, marítimo, fluvial y lacustre en
acciones de su competencia.
 Vigilar y controlar las fronteras, velar por el cumplimiento de las
disposiciones legales sobre control migratorio de nacionales y
extranjeros.
 Brindar seguridad al Presidente de la República en ejercicio o electo,
a los Jefes de Estado en visita oficial y Presidentes de los Poderes
Públicos.
 Cumplir con los mandatos escritos del Poder Judicial, Tribunal
Constitucional, Jurado Nacional de Elecciones, Ministerio Público y
de la ONPE.
 Participar en la seguridad de los establecimientos penitenciarios, así
como en el traslado de los procesados y sentenciados de
conformidad con la ley.
 Participar en el cumplimiento de las disposiciones relativas a la
protección y conservación de los recursos naturales y del medio
ambiente.
 Velar por la seguridad de los bienes y servicios públicos, en
coordinación con las entidades estatales correspondientes.
 Participar en la Defensa Nacional, Defensa Civil y en el desarrollo
económico y social del país.
 Ejercer la identificación de las personas con fines policiales.
 Ejercer las demás funciones que se señalen la Constitución y las
leyes.

LOS PODERES DE LA POLICIA


La policía tiene encomendados amplios poderes que pueden tener efectos
trascendentales sobre las vidas de las personas y que, en caso de utilizarse de
forma indebida, pueden conducir a graves violaciones de los derechos humanos.
Por este motivo las normas internacionales han establecido límites a estos
poderes. Una acción policial orientada a los derechos humanos significa acción
policial conforme a estas normas internacionales. Significa tratar de evitar el uso
de la fuerza, pero poder y estar dispuesta a usar la fuerza de manera lícita y
proporcionada cuando sea estrictamente necesario y rendir cuentas de su uso
después. La policía tiene a su disposición muchos medios distintos de usar la
fuerza, que varían de unas jurisdicciones a otras. La mayoría de los policías
portan algunos instrumentos de coerción como esposas, una porra o un arma de
fuego. Las situaciones que hacen necesario el uso intencional de medios letales
se presentan con escasa frecuencia en la acción policial cotidiana; de hecho, la
mayor parte del trabajo policial no requiere ninguna clase de uso de la fuerza.
Cuando es necesario recurrir a la fuerza, la policía debe comenzar empleando el
método menos violento, y sólo de forma gradual aumentar la fuerza cuando sea
estrictamente necesario para lograr un objetivo policial legítimo. El uso de armas
de fuego debe ser notificado en todo caso. Todo uso de la fuerza debe ser
siempre legítimo. Dentro del marco legal, las consideraciones tácticas orientan
qué tipo de fuerza se utiliza y cómo se utiliza en una situación concreta. La
policía debe recibir periódicamente formación en el uso de la fuerza y en
técnicas de desescalada (incluidos conocimientos especializados sobre
comunicaciones) a fin de reducir al mínimo el riesgo de usar la fuerza. Esto es
especialmente importante en situaciones que implican un gran número de
personas. El control policial de las reuniones públicas, como manifestaciones,
marchas y concentraciones –también llamado gestión del orden público– es una
situación especial de la acción policial. El derecho de reunión y asociación
pacífica es un derecho básico que la policía está obligada a facilitar. El factor
decisivo en el control policial de las manifestaciones y de otros actos públicos
radica en la preparación. La policía debe reunir información de antemano sobre
las personas participantes y sus objetivos y, siempre que se sea posible, debe
entablar contacto con quienes organizan el acto para identificar riesgos y causas
de tensiones antes de que se intensifiquen. La preparación debe incluir también
cuestiones tácticas como la indumentaria que se vestirá, el equipo de
comunicación que se portará y la idoneidad del despliegue de organismos
policiales adicionales (por ejemplo, unidades especializadas como agentes con
perros y policía a caballo). El uso de la fuerza suele dejarse a la discreción de la
policía. No es fácil decidir cuánta fuerza es proporcionada, y de hecho esta
decisión puede requerir una evaluación independiente. Las situaciones en que
se causen lesiones graves o muertes deben notificarse siempre a autoridades
independientes y ser revisadas por ellas (por ejemplo, las autoridades judiciales
o un organismo independiente para la presentación de denuncias contra la
policía). Para que los supervisores garanticen la detección y el control de toda
tendencia al uso de fuerza excesiva o innecesaria por parte de los llamados
«agentes en riesgo», los registros detallados sobre el uso de la fuerza por
agentes individuales deben incluir incidentes como la resistencia violenta al
arresto, las lesiones en los contactos entre la policía y la población y el uso de
armas de fuego

LA EDUCACION, CAPACITACION Y EQUIPO


POLICIAL
Los policías encuestados manifiestan una alta valoración sobre la educación
recibida y sobre su conocimiento en materia de leyes en general y de la Ley
Orgánica de la Policía y reglamentos disciplinarios. Sin embargo, vale la pena
mencionar que se produce una disminución del entusiasmo cuando se pasa de
la pregunta sobre leyes en general a la pregunta sobre la Ley Orgánica en
particular, lo que puede estar evidenciando fallas en el proceso de educación o
capacitación, o cierta ligereza de los encuestados al contestar. De todas
maneras, una revisión de este punto es muy importante para la Policía, sobre
todo porque incluye también el reglamento disciplinario que debe ser del
conocimiento de todos los que integran la fuerza policial.

REFORZAR LA PROFESIONALIDAD DE LA
POLICIA
La conducta indebida de la policía, desde los delitos menores hasta las
violaciones graves de los derechos humanos, nunca debe quedar impune, y
deben adoptarse medidas para impedir que vuelva a producirse. La policía debe
rendir cuentas de sus acciones, pero debe recibir igualmente una «preparación»
adecuada (incluidas directrices, capacitación y medios) que le permita llevar a
cabo sus acciones con profesionalidad y de conformidad con las normas de
derechos humanos. En ausencia de esa «preparación», las personas
responsables de no preparar adecuadamente a la policía (como los formadores
policiales, los mandos y los responsables de la toma de decisiones) también
podrían verse obligadas a rendir cuentas. Es fundamental establecer
mecanismos de rendición de cuentas eficaces, tanto para los agentes de policía
a título individual como para la institución policial. La rendición de cuentas, un
concepto al que hacen referencia habitualmente los defensores de los derechos
humanos, es una cuestión compleja en la que intervienen muchos actores. El
hecho de que este concepto no tenga un nombre preciso en muchos idiomas
significa que hay que poner cuidado al ocuparse de él. Pedir la aplicación de
sistemas de rendición de cuentas que se observan en otras jurisdicciones no
siempre resultará útil, y puede incluso ser contraproducente en un país
determinado. Para promover mejoras importantes en la rendición de cuentas, los
defensores de los derechos humanos deben conocer la estructura y el
funcionamiento del sistema de supervisión y rendición de cuentas en un país
determinado. Toda evaluación de las estructuras de rendición de cuentas en el
país objeto de estudio requiere una evaluación inicial de qué mecanismos se
utilizan, y en segundo lugar de cuál es su eficacia antes de que se puedan hacer
recomendaciones pertinentes para resolver los problemas e impedir que vuelvan
a producirse.
Una rendición de cuentas eficaz debe constituir siempre un equilibrio del poder y
la influencia entre los diversos actores que intervienen. Del mismo modo que es
inaceptable conferir todos los poderes y la discrecionalidad totalmente a la
policía, dependiendo por completo de su juicio profesional, es igualmente
inaceptable conferir todos los poderes para controlar a la policía a otra institución
u organismo únicos, al margen de que sea la élite política, el ejecutivo, la
comunidad o cualquier otro actor. De ese modo se sustituiría sin más el
destinatario de la confianza: ¿cómo podemos estar seguros de que los órganos
ejecutivos, o las instituciones políticas, el Parlamento, los foros comunitarios,
etc., son más fiables (es decir, actúan en interés público y no por intereses
partidistas, particulares o de su propia comunidad) que la policía? Precisamente
por este motivo es necesario un sistema en el que la supervisión y el control
estén repartidos entre las comunidades y sus representantes, las autoridades
ejecutivas y las instituciones legales (incluida la ley) además de la propia policía.

LA POLICIA Y LOS DERECHOS HUMANOS


Las normas de derechos humanos se desarrollaron en un principio con el fin de
imponer controles al Estado poderoso y su aparato de poder y de proteger a las
personas contra los abusos de poder del Estado. El Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos y otros tratados dentro del marco de los derechos
humanos reflejan este principio, y por ese motivo las normas internacionales de
derechos humanos relacionadas con la policía se centran en las facultades
policiales: el derecho internacional establece normas acerca de cómo han de
utilizarse de forma legítima los poderes policiales. Los agentes de policía suelen
percibir que estas normas internacionales de derechos humanos limitan su
margen de actuación. Esto no es totalmente casual, y de hecho es exactamente
lo que los defensores de los derechos humanos suelen subrayar. La labor
policial suele asociarse con las funciones negativas del Estado: la policía puede
hacer uso de sus facultades para restringir de forma legítima los derechos y
libertades de las personas. En gran medida, la legitimidad del uso que hace la
policía de sus facultades sólo puede evaluarse a posteriori, ya que la policía
tiene (y requiere) cierto grado de discrecionalidad en lo relativo a cuándo y cómo
actuar o no actuar. Es evidente que esto exige un sistema de rendición de
cuentas que funcione. De hecho, las cuestiones relativas a la rendición de
cuentas constituyen uno de los principales motivos de preocupación para los
defensores de los derechos humanos, y a menudo se dice que aumentar la
rendición de cuentas es una solución importante para los problemas de
derechos humanos. Una vez dicho esto, es preciso observar que la atención de
la comunidad de derechos humanos ha cambiado gradualmente para abarcar
las obligaciones positivas del Estado, y por consiguiente a la policía, en los otros
papeles que desempeña: como protectora de los derechos humanos y como uno
de los actores principales en el mantenimiento general de la estabilidad (lo que
la policía llama orden), apoyando la creación de una situación en la que las
personas puedan disfrutar de todos los derechos (incluidos los derechos civiles,
políticos, económicos, sociales y culturales). Lo cierto es que, durante mucho
tiempo, la policía ha sido objeto de la atención del campo de los derechos
humanos de forma unidimensional pero negativa, mientras que en tiempos más
recientes se han agregado otras dimensiones, incluidas las que reconocen un
papel más positivo para la policía, lo que abre la posibilidad de reflexionar sobre
áreas de intereses comunes para los defensores de los derechos humanos y
para los funcionarios de policía.

¡LOS AGENTES DE POLICIA TAMBIEN


TIENEN DERECHOS!
 Derechos cuando están de servicio:
o Derecho a la vida
 Derechos en el lugar de trabajo:
o Derecho a la intimidad
o Derecho a la libertad de expresión y asociación
o Derecho a no sufrir discriminación
 Derechos a condiciones de trabajo adecuadas
 Derechos en procedimientos disciplinarios o penales
ANEXOS

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