Capítulo Sexto

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Capítulo sexto

CONTROL ESTRATÉGICO Y MEJORAMIENTO CONTINUO DE LA COMUNICACIÓN ORGANIZACIONAL

Por: María Cristina Ocampo Villegas

* * Catedrática de la Universidad de La Sabana en las áreas de Gerencia de Medios, Redacción Empresarial, Información
Económica y Redacción de Reportaje. Es Comunicadora Social egresada de la Universidad Javeriana y Economista de la
Universidad Santo Tomás, con especialización en periodismo económico de la Universidad de La Sabana. Cuenta con una
amplia trayectoria en el ejercicio del periodismo económico a través de su vinculación al Diario La República en el cual se
desempeñó como redactora, analista económica y coordinadora del área de Comercio Exterior. Actualmente colabora
con varias publicaciones del área nacionales e internacionales. Igualmente, cuenta con experiencia en el ámbito
empresarial. Durante cinco años estuvo al frente de la Dirección de Comunicaciones de la Asociación Colombiana de
Pequeña y Mediana Industria - ACOPI- y fue asesora del Ministerio de Desarrollo Económico. Recientemente asesoró a la
Fundación Renacer en la elaboración y desarrollo del proyecto de investigación: Internet para niños de la Calle, realizado
con el auspicio de Centro de Investigación y Desarrollo de Canadá – IDRC-. mariaov@unisabana.edu.co

INTRODUCCIÓN

Cuando se habla de Control Estratégico y Mejoramiento Continuo (CEMC), relacionado con los Planes Estratégicos de
organizaciones y sus áreas, mental- mente solemos ubicarnos al final del proceso. Damos por hecho que todo plan debe
concluir con una medición que nos indique si cumplimos los objetivos o si, por el contrario, fracasamos en el desarrollo
de las tácticas y de las estrategias.

Lo anterior es cierto solamente en parte. Los conceptos que explicaremos a continuación deben ser abordados por los
responsables de la gestión comunicativa, desde el mismo instante en que inicien sus actividades.

Resulta pertinente aclarar también que estrategia, auditoría, control, mejora- miento continuo, variables, atributos e
indicadores, no son conceptos exclusivos de la comunicación. La estrategia, por ejemplo, se desprende del ejercicio mili-
tar y fue incorporada al quehacer empresarial cuando se reconoció la importan- cia del mercado y la necesidad de ganar
terreno frente a los competidores. Por su parte, la auditoría, el control y el mejoramiento continuo son aportes de las
ciencias administrativas y contables, igualmente, las variables, atributos e indicadores son adoptadas de la estadística y
la matemática.

En los últimos años, el reconocimiento de la comunicación organizacional como área estratégica dentro de la empresa,
obligó a los profesionales a incluir en sus actividades cotidianas estos conceptos. Así, según la lógica organizacional que
busca resultados mensurables y concretos, los comunicadores requieren hacer uso con mayor frecuencia de estas
herramientas de gestión.

En este contexto, encontramos que el control, como lo expresan los adminis- tradores e ingenieros industriales, debe
ejercerse en cada etapa del proceso. Este control sirve para incorporar los correctivos a tiempo, reconocer fallas y
enderezar el camino, sin perder de vista los objetivos estratégicos tanto corpo- rativos como comunicativos. Diferente,
aunque igualmente útil, son los indicadores de resultados que se utilizan al finalizar cada una de las actividades para
medir el impacto final de las acciones. Por lo tanto, el control, efectuado a tiempo, nos permitirá lograr las metas
propuestas y favorecerá la obtención de resultados mucho más satisfactorios para la organización.
Por otra parte, el control y la auditoría tradicionalmente han sido relaciona- dos con acciones administrativas represivas,
en este texto, por el contrario, con- cebimos el CEMC como una herramienta que debe ser utilizada permanente- mente
y que nos permitirá evaluar la gestión con parámetros mucho más objeti- vos y reales.

1. Una gestión exitosa

Al llegar a esta etapa del plan estratégico, muy probablemente usted ya tiene claramente definidos los objetivos que
desea alcanzar. Usted ha hecho un traba- jo minucioso para estructurar tareas, seleccionar medios y conceptualizar
men- sajes. Igualmente, tiene claro con qué recursos cuenta y qué puede hacer con ellos. Conoce el entorno de la
organización y tiene identificado dónde puede haber problemas. Mentalmente se está anticipando a tomar
decisiones que per- mitan sortear con éxito las dificultades que pueden presentarse en algunos de los escenarios
previstos.

Todo este trabajo que viene adelantando responde, sin duda, a las directrices corporativas generales y a los
requerimientos de la organización. Su trabajo como responsable de las comunicaciones está diseñado y listo para ser
puesto en práctica. Solamente le falta considerar dos aspectos: ¿cómo controlarlo y cómo medirlo? Usted espera
tener éxito y lograr las metas trazadas pero ¿cómo presentará a la organización los resultados de su gestión?

Estos interrogantes se dirigen hacia un concepto adoptado de las ciencias administrativas y la ingeniería industrial y
que se conoce como factores críticos de éxito. Dentro de los planes estratégicos, dichos factores, nos permiten iden -
tificar la naturaleza de las variables y atributos y determinar el impacto de la gestión dentro del contexto global d e la
organización. Entre otros, los factores críticos de éxito relacionados con la comunicación organizacional son: la efica -
cia, la eficiencia, la efectividad, la productividad, la incidencia en la gestión organizacional y la rentabilidad.

El reto en esta etapa del proceso es encontrar un sistema de medición que nos indique el comportamiento de las
variables frente a los factores críticos de éxito. Ese sistema de medición está conformado por los indicadores de
gestión. Los resultados que arrojen los indicadores deben satisfacer los requerimientos de información y contribuir a
la toma de decisiones, especialmente cuando se deben adoptar correctivos frente a desviaciones que se presenten y
que nos impidan alcanzar los resultados esperados. En este sentido, la comunicación, como un área de la
organización, no puede ser ajena al uso de indicadores y debe incorporar un sistema de control estratégico y
mejoramiento continuo, al que hemos denominado: CEMC.

2. Variables y atributos

Los primeros elementos que permiten la construcción de indicadores son las variables y los atributos.

Para la estadística, las características que pueden expresarse en forma cuan- titativa o numérica, llevan el nombre de
variables. Los valores de las variables se obtienen como resultado de medidas exactas. En comunicación podemos
iden- tificar variables simples como son el número de publicaciones realizadas en un período determinado; el
número de personas a las que llegan ciertos mensajes; el número de asistentes a un evento de capacitación o el
espacio destinado para una información incluida en un documento, medida en número de caracteres, número de
palabras o centímetros por columna.

De otro lado, las características cualitativas, que se describen con palabras, son las que se denominan atrib utos. En
la actualidad, los “atributos de imagen” se constituyen en el ejemplo más representativo dentro del área de las
comuni- caciones corporativas. Encontramos en este grupo conceptos como: innova- ción, compromiso,
transparencia, trayectoria, honestidad, actitud de servicio y conciencia ambiental, entre otras. No obstante existen
otros atributos comu- nicativos que bien nos pueden ayudar a establecer indicadores de gestión y que están
íntimamente relacionados con los mensajes como son coherencia, clari- dad, credibilidad y confianza.

Como se puede apreciar, cuando se trabaja con variables es posible estable- cer un orden, una jerarquización
natural según sea mayor o menor el valor obte- nido o el resultado de la acción comunicativa. Por el contrario,
cuando se estu- 1 dia un atributo, tal jerarquización no es posible .

Es importante tener en cuenta que las modalidades de los atributos son a veces susceptibles de discusión porque
dependen del criterio utilizado. En algunos casos las modalidades de los atributos están universalmente aceptadas,
lo que elimina los problemas de interpretación. Por ejemplo: el atributo sexo tiene dos modalidades de medición:
femenino y masculino. No obstante, en otros casos, es más difícil establecer la modalidad de medición. Cómo
sabemos, por ejemplo, ¿cuál es la capacidad de influencia de un determinado mensaje?. En estos casos se deben
crear categorías “arbitrarias” y asignarles valores para clasificar los resultados. En el ejemplo presentado las
categorías seleccionadas indicarán cuando se es más o menos influyente dependiendo de la respuesta o btenida de
la audiencia.

Por lo anterior, la elaboración de indicadores de gestión en comunicación debe agruparse en dos categorías. Los
indicadores numéricos, en los cuales se cruzan variables y se representan en forma de porcentajes, cantidades,
montos o índices y los indicadores cualitativos, en los que se explican las distintas moda- lidades de los atributos, los
cuales se pueden organizar en cuadros o matrices de doble entrada. Tanto los indicadores cuantitativos como los
cualitativos pueden ser graficados, lo que facilita la presentación e interpretación de los mismos.

Cuando se trabaja con indicadores de gestión que incluyen atributos es reco- mendable definirlos claramente y
determinar las modalidades contenidas dentro del mismo. Dichas modalidades deben ser exhaustivas y
mutuamente excluyentes, es decir, que todas las modalidades posibles estén contenidas dentro de la clasi- ficación
del atributo y que una observación solo pueda ser incluida en una sola modalidad. Un ejemplo explicará mejor este
concepto:

El atributo “participación” dentro de una organización que busca una mayor integración de su planta de personal
puede contener las siguientes modalidades:

• Altamente participativo: cuando asiste a todas las reuniones convocadas, es activo, presenta propuestas,
interactúa con sus compañeros, escucha con atención, es proactivo.

• Participativo – Pasivo: cuando asiste a todas las reuniones convocadas, permanece atento a las explicaciones,
escucha con atención pero no presenta propuestas ni interactúa con sus compañeros.

• Moderadamente Participativo: cuando asiste a la mayoría de las reuniones pero se excusa en algunas de ellas, es
activo, propositivo e interactúa con sus compañeros.

• Desinteresado: cuando asiste a algunas de las reuniones, es poco activo y poco propositivo, a veces interactúa con
sus compañeros.

• No participativo: asiste a unas pocas reuniones y tiene una actitud hostil ante la reunión. No interactúa, no
propone.

Dentro de esta clasificación podemos también, en forma arbitraria, asignar una calificación de 1 a 5 para cada una de las
modalidades descritas, lo que nos dará una idea de cuántos y cuáles de los trabajadores son más participativos. Esta es
la mejor forma de construir un indicador cuantitativo a partir de una información cualitativa. De la misma manera, la
frecuencia también es útil al mo- mento de valorar un atributo. La frecuencia estadística la podemos definir como: el
número de veces que ocurre un evento o una observación. Es decir, en el ejemplo mencionado, si ocho personas del
área administrativa fueron clasifica- das como altamente participativas, la frecuencia para esa categoría será de 8. Los
resultados de las frecuencias observadas se pueden representar en una matriz de doble entrada, como lo es el siguiente
cuadro:

3. Los factores críticos de éxito en la comunicación

Antes de entrar a considerar en detalle el CEMC y centrar la atención en cuáles son los indicadores que nos
permitirán controlar y medir la gestión en comunicación, resulta pertinente definir cada uno de los factores críticos
de éxito adaptados a los objetivos de la comunicación organizacional.

3.1. La eficiencia comunicativa

En términos gerenciales, la eficiencia se refiere al grado de aprovechamiento de los recursos. Se es más eficiente en la
medida en que se evitan desperdicios. Igualmente, la eficiencia se relaciona con el direccionamiento de los recursos
hacia las actividades, de acuerdo con la productividad de las mismas. Esto es, se destinarán mayores recursos para
aquellas actividades que permitan un mayor valor agregado o una mayor rentabilidad, como en el caso de la
investigación y desarrollo para empresas de alta tecnología o farmacéuticas. Por el contrario, cuando se destinan
recursos cuantiosos para actividades poco rentables de la organización se está siendo ineficiente. En el caso de la
comunicación organizacional, la eficiencia se relaciona con la utilización de los recursos disponibles frente a los
resultados que se obtienen en la gestión comunicativa. Los recursos pueden ser físicos, humanos o financieros, en
general, todo aquello que nos permita adelantar las acciones.

3.2. La eficacia comunicativa

El término eficacia hace referencia al cumplimiento cabal de los objetivos. Desde el punto de vista administrativo, se
relaciona generalmente con la satis- facción del cliente, la calidad en el servicio y el precio acorde con las caracterís- ticas
del producto. Para la comunicación, la eficiencia la relacionamos con el cumplimiento de los objetivos estratégicos, pero
además con la pertinencia de los mensajes, la oportunidad, la claridad de los mismos y el impacto de los medios
escogidos
. 3.3. La efectividad comunicativa

Se es efectivo cuando se logran los objetivos a través del mejor método y el 2 más económico, es decir, cuando se es
eficaz y eficiente a la vez . En la gestión de comunicación, se puede afirmar, que se es efectivo cuando, con los recursos
disponibles logramos la receptividad esperada por parte de las audiencias a las cuales van dirigidos. Cuando se logra la
aceptación del mensaje por parte de los públicos objetivos y se influye en ellos para que respondan al cambio de actitud
deseada, podemos decir que la gestión de comunicación es efectiva.

3.4. La productividad en comunicaciones

En empresas de transformación el término productividad está relacionado con la cantidad de productos terminados
frente a la cantidad de recursos e insumos utilizados para hacer dichos productos. La productividad se aplica tanto a la
capacidad de la maquinaria como a la utilización del trabajo humano. Como indicador agregado, se puede m edir
también a partir de la sumatoria de todos los recursos empleados en una empresa para lograr una producción
determina- da o, desde el punto de vista de la economía de un país, los recursos empleados por toda una industria o un
sector en particular.

Así, por ejemplo, si una máquina elabora 1000 productos por hora utilizando una cantidad de materia prima igual a 100
unidades y otra máquina elabora 1150 de los mismos productos en una hora con igual cantidad de materia prima, se
puede afirmar que la segunda máquina es más productiva que la primera.

El índice de productividad para procesos manufactureros se construye gene- ralmente a partir de mediciones realizadas
en diferentes momentos. Este indica- dor, por lo tanto, nos aporta la visión del comportamiento histórico de las varia-
bles. De esta manera, se puede apreciar claramente el mejoramiento o decai- miento de un índice de productividad a lo
largo de un período determinado. Lo mismo ocurre cuando hablamos de empresas de servicios en las cuales los índi- ces
de productividad están más relacionados con la satisfacción del cliente o con los servicios prestados.

Al interior de las organizaciones, medir la productividad de la comunicación se constituye en una tarea más compleja.
Desde el punto de vista del recurso humano, una gestión adecuada de comunicación interna puede contribuir a me-
jorar el índice de productividad si logra mejores sistemas de interacción perso- nal y laboral. Cuando de comunicación
externa se trata, la productividad debe estar ligada a la aceptación entre el público tanto de los productos o servicios
que ofrece como de la imagen que proyecta la organización como actor dentro del tejido social y económico.

. Rentabilidad

Todas las acciones de la organización son medidas según el impacto que ofrecen frente a la rentabilidad finan ciera de la
compañía. Este concepto de tipo contable no puede ser ajeno a la labor de comunicaciones. La comunicación es rentable
en la medida en que permita un mejor desempeño corporativo. Cuando los productos o servicios son aceptados por la
comunidad que relaciona la marca con externalidades positivas como por ejemplo la conservación del medio am- biente
o el apoyo a discapacitados; cuando la productividad se incrementa gra- cias a intervenciones directas de la
comunicación interna, o, cuando el entorno político y legal se vuelve favorable hacia la compañía como reconocimiento
a una labor determinada, se puede afirmar que la gestión en comunicaciones es rentable para la empresa.

4. Qué es el CEMC

El Control Estratégico y Mejoramiento Continuo, CEMC, dentro del plan estratégico de comunicaciones, es un
modelo dinámico compatible con los lineamentos del PHVA (Planear, Hacer, Valorar y Actuar) recomendado en la
aplicación de sistemas de calidad. El CEMC le permite al comunicador estable- cer el grado de avance y de resultado
para cada una de las acciones que adelan- ta. A través de la aplicación de esta metodología, la gestión de
comunicaciones en la empresa puede ser reevaluada continuamente y ajustada para conseguir las metas planteadas.
El CEMC se describe en la figura 6.1.

Como se puede apreciar en el diagrama, el primer elemento es la visión de la organización, basado en esa directriz
se diseña el plan estratégico de comunica- ciones que cuenta a su vez con objetivos propios del plan. Dichos
objetivos deben apuntar a unas metas que se relacionan directamente con los factores críticos de éxito.

Para lograr los objetivos se desarrollan acciones concretas que en comunica- ción incorporan elementos tales como:
mensajes, voceros, medios y audiencias. Estos elementos pueden variar según las acciones concretas a las que se
refiera el plan estratégico.

El otro elemento, sin el cual no podríamos hablar de comunicación, es la respuesta. El proceso de comunicación está
representado en forma simple para facilitar su comprensión. En el diagrama se encuentra bordeado por una línea
punteada. Igualmente, no está presente el emisor, entendido como la organiza- ción misma.

El comportamiento de los elementos comunicacionales permite definir las variables y atributos que se van a
contemplar en el CEMC. A partir de este momento nos encontramos en el campo del Control Estratégico y
Mejoramiento Continuo.
Las variables y atributos identificados para cada uno de los elementos se correlacionan en indicadores de gestión. Es
importante señalar que el control estratégico va más allá de la medición de los resultados. Como lo muestra el gráfico,
esta es solo una parte del CEMC. Debemos tener en cuenta que el control está relacionado con el mejoramiento
continuo, es decir, la adopción de correctivos para conseguir los resultados esperados

. En este sentido, el CEMC abarca los siguientes pasos:

• Definición y selección de los indicadores a utilizar

Cómo se correlacionan las variables, definición de fórmulas y alcance de la medición. Al incorporar el indicador dentro
del plan estratégico, es conveniente especificar al máximo la relevancia y alcance de dicho indicador. De esta manera se
puede establecer: el objetivo al que corresponde, el nombre del indicador, la escala en que se presentarán los
resultados, los umbrales o metas máximas y mínimas esperadas, el horizonte, la fórmula y el resultado.

• Medición de indicadores

Qué instrumentos se utilizarán para recoger la información, cuándo y cómo se llevará a cabo la medición, con qué
periodicidad se medirá el indicador.

• Supervisión de resultados

En esta etapa se verifica que los datos hayan sido conseguidos en forma idónea. Igualmente, se valora la intervención de
factores externos relacionados con el entorno lo que permite depurar los resultados y seleccionar solo aquellos que en
forma óptima arrojen la información objetiva que se requiere.

Comparación de estimativos y resultados

Cada indicador debe contar con un estimado estándar que se desea alcanzar. ¿Cuál es el óptimo esperado?, ¿cuál es el
valor promedio?, ¿cuál es el mínimo aceptado?. Generalmente, las estimaciones se hacen proyectando los resultados
anuales o mensuales teniendo en cuenta que las condiciones del entorno se man- tendrán estables. Al comparar los
resultados del indicador con los estimados se puede obtener un resultado favorable, lo que indica que el proceso para el
logro de los objetivos se cumple satisfactoriamente. En esta etapa se pueden presen- tar dos desviaciones:

• Desviación negativa: el resultado del indicador se encuentra por debajo del mínimo aceptado, por lo tanto algo está
pasando. En este caso conviene revisar el proceso para identificar los factores que están produciendo esta desviación los
cuales deben corregirse.

• Desviación positiva: el resultado del indicador supera el óptimo esperado. En este caso conviene revisar el proceso
para verificar si se presentó una falla en la medición o si, por el contrario, existen factores que favorecen el éxito los
cuales deben potenciarse para mejorar la gestión. Un resultado de este tipo permite revisar y elevar los estimativos
esperados de los indicadores e inclusive modificar los objetivos hacia metas más ambiciosas.

Toma de medidas correctivas

Tanto si se presentan desviaciones negativas o positivas, el proceso debe ser revisado con el fin de incorporar los
correctivos que solucionarán los problemas identificados o mejorarán las acciones previstas en el proceso de
comunicación. Esta es la esencia del mejoramiento continuo.

5. Qué medir y cómo medir


Prácticamente todos los aspectos de la gestión son susceptibles de ser medi- dos. Sin embargo, para conseguir
resultados que sean realmente relevantes den- tro de la gestión de comunicaciones, se deben seleccionar muy bien
aquellas variables y atributos que nos permiten lograr un diagnóstico claro. Si caemos en la tentación de medir todos los
aspectos que involucra la comunicación, nuestro resultado será un mapa indescifrable por lo complejo, que muy poco
contribuirá a lograr el mejoramiento continuo.

Por lo anterior el Plan Estratégico de Comunicaciones debe ser selectivo a la hora de determinar las variables y atributos
que, correlacionadas, nos permitirán establecer los indicadores realmente necesarios para el desarrollo del CEMC.

Un primer parámetro que se debe considerar es el relacionado con su natu- raleza, es decir, aquellos indicadores que
corresponden a los factores críticos de éxito. Para cada uno de estos factores debemos establecer los indicadores per-
tinentes según los objetivos contemplados en el Plan de comunicaciones, igual- mente, dichos indicadores deben
mantener una relación con los objetivos cor- porativos generales.

Otro aspecto que se debe tener en cuenta a la hora de definir los indicadores es la temporalidad. Existen indicadores
puntuales, que nos dan una información específica en un momento determinado; indicadores acumulados que brindan
información agregada en el tiempo e, indicadores permanentes que nos permiten medir un proceso siempre presente
dentro de la organización.

De la misma manera, los indicadores se deben establecer según el nivel del proceso al cual corresponden. De esta forma
sabremos si el indicador nos está midiendo un objetivo estratégico, uno táctico o una actividad específica.

Para mayor claridad, ejemplificaremos algunos indicadores tomando como base los factores críticos de éxito. Con ellos
elaboraremos una matriz que nos permitirá identificar la incidencia de la comunicación dentro de la gestión corpo - rativa
general.

5.1. Indicadores de eficiencia

Como se dijo anteriormente, la eficiencia nos indica el grado de aprovechamiento de los recursos disponibles frente a
los resultados de las actividades puntuales.

Al incorporar el indicador dentro del Plan Estratégico, es conveniente espe- cificar al máximo la relevancia y alcance de
dicho indicador. De esta manera se puede establecer: el objetivo al que corresponde, el nombre del indicador, la escala
en que se presentarán los resultados, los umbrales o metas máximas y 3 mínimas esperadas, el alcance, el horizonte, la
fórmula y el resultado .

Un Plan Estratégico de Comunicaciones en una organización puede identifi- car indicadores de eficiencia relacionados
con una actividad específica como por ejemplo la elaboración de boletines para establecer vínculos con los pro -
veedores externos. Para este caso crearemos dos indicadores de eficiencia que correlacionarán variables de cantidad de
boletines realizados (medio), distribu- ción al proveedor (Audiencia) y costos de los mismos.

Ejemplo 1: indicadores simples de eficiencia: Cantidad de boletines y costos mínimos

• Objetivo Estratégico al que corresponde: Mantener una relación fluida con los proveedores soportada en el envío
periódico de información sobre el desempeño de la compañía, su plan de acción y sus expectativas frente al
comportamiento de la demanda.

• Variable: Cantidad de boletines diseñados.

• Escala: La escala hace referencia a la forma de medición de la variable, en este caso: unidades anuales
• Umbrales: Los umbrales son los límites estimados para el rango dentro del cual se deben ubicar los resultados de la
variable. En el ejemplo que nos ocupa:

• Umbral superior: 12 (Número máximo de boletines que podemos publicar en un año)

• Umbral inferior: 6 (Número mínimo de boletines que podemos publicar en un año).

En este primer ejemplo el cálculo es sencillo al igual que la interpretación, pues, la variable solo arroja un dato que no
permite concluir si estamos transmi- tiendo la información adecuada o si llega a los proveedores que son nuestra
audiencia. Tampoco nos informa sobre el costo específico de cada boletín, el cual se calcula fácilmente al dividir el total
de recursos destinados a la tarea por el número de unidades producidas, como se aprecia en la siguiente fórmula.

Ejemplo 2: indicador de eficiencia en la distribución

Otro forma de crear un indicador es establecer correlaciones entre variables. Así, al determinar para cada boletín
diseñado el número de ejemplares impresos y la cantidad de ejemplares que llegan a los proveedores, tendríamos un
indica- dor que mide la eficiencia en la distribución. Entonces podríamos presentarlo de la siguiente manera, partiendo
del mismo objetivo previsto en el ejemplo ante- rior:

• Objetivo estratégico al que corresponde: Mantener una relación fluida con los proveedores soportada en el envío
periódico de información sobre el desempeño de la compañía, su plan de acción y sus expectativas frente al
comportamiento de la demanda.

• Nombre del indicador: Indicador de eficiencia en la distribución

• Escala: Porcentaje

• Umbral superior: 100%

• Umbral inferior: 80%

• Horizonte: mensual, anual

Si bien este indicador está correctamente elaborado, la información que nos ofrece también es parcial e insuficiente.
Hasta el momento no sabemos si el objetivo se ha conseguido. Atributos tales como la pertinencia de los boletines y la
efectividad de los mensajes no han sido medidos. Para lograr ese nuevo nivel de información debemos construir un
indicador diferente y más complejo.

5.2. Indicadores de eficacia


La eficacia nos brinda otra lectura para los indicadores. Más allá de mostrar- nos el grado de aprovechamiento de los
recursos, nos informa si estamos cum- pliendo a cabalidad con los objetivos planteados.

En el ejemplo anterior es claro que el objetivo no se cumple solamente con enviar los boletines a los proveedores, debe
además contener la información necesaria para poder establecer con ellos una relación fluida.

Ejemplo 3: indicador de eficacia: participación de la información considera- da estratégica en el contenido

En este caso se puede crear un indicador relacionado con los contenidos de los boletines (mensajes) frente al total de la
información suministrada. Respon- diendo a un objetivo estratégico de la empresa, podríamos suponer que, dentro de
un menú de temas que se pueden incluir en el boletín, se privilegia la informa- ción denominada “expectativas de
demanda” frente a otros temas menos impor- tantes para la organización. Las “expectativas de demanda” son
consideradas como estratégicas porque prepararán a los proveedores frente a futuros reque- rimientos de mayor
materia prima y una información oportuna sobre la tendencia de la demanda podría impedir futuras demoras en el
suministro de materiales y el eventual desabastecimiento.

El indicador debe quedar de la siguiente manera:

• Objetivo estratégico al que corresponde: mantener una relación fluida con los proveedores soportada en el envío
periódico de información sobre el desempeño de la compañía, su plan de acción y sus expectativas frente al
comportamiento de la demanda.

• Nombre del indicador: participación de la información sobre expectativas de demanda en el contenido

• Escala: porcentaje

• Umbral superior : 40% para la información sobre expectativas de demanda 20% para la información sobre desempeño
de la compañía 20% para la información sobre plan de acción 10% para la información complementaria 10% para
información recreativa y lúdica

• Umbral inferior: 20% para la información sobre expectativas de demanda 10% para la información sobre desempeño
de la compañía 10% para la información sobre plan de acción 5% para la información complementaria 5% para
información recreativa y lúdica

• Horizonte: para cada boletín elaborado

Información sobre Información sobre expectativas de demanda dentro del contenido


𝑖𝑛𝑓𝑜𝑟𝑚𝑎𝑐𝑖ó𝑛 𝑠𝑜𝑏𝑟𝑒 𝑒𝑠𝑝𝑒𝑐𝑡𝑎𝑡𝑖𝑣𝑎𝑠 𝑑𝑒 𝑑𝑒𝑚𝑎𝑛𝑑𝑎 𝑒𝑛 𝑐𝑚 𝑝𝑜𝑟 𝑐𝑜𝑙𝑢𝑚𝑛𝑎 𝑥 100
=
𝑡𝑜𝑡𝑎𝑙 𝑑𝑒 𝑖𝑛𝑓𝑜𝑟𝑚𝑎𝑐𝑖𝑜𝑛 𝑒𝑛 𝑐𝑚 𝑝𝑜𝑟 𝑐𝑜𝑙𝑢𝑚𝑛𝑎

Aunque tenemos mayores elementos para determinar si los contenidos de los boletines que distribuimos entre los
proveedores están acordes con el objetivo planteado, aún no sabemos si hemos sido efectivos en la utilización del
medio.
5.3. Indicadores de Efectividad

Para saber si el método que estamos utilizando para lograr el objetivo es el mejor y el más económico, debemos acudir
a los indicadores de efectividad.

En este caso no es suficiente con los elementos cuantitativos que se despren- den de la realización de actividades. Para
saber si el mensaje enviado es acepta- do por la audiencia y si este lo utiliza como información pertinente frente a futu-
ros pedidos de materia prima, debemos acudir a otra herramienta que nos apor- te información. Las encuestas de
opinión y los sondeos se constituyen es un buen instrumento a la hora de determinar la efectividad de la labor de
comunica- ción. Lógicamente, los resultados que se desprendan de las encuestas deberán presentarse como indicadores
de gestión.

Ejemplo 4: indicador de efectividad: Nivel de pertinencia del boletín

Así, en el ejemplo que nos ocupa, podemos preguntar a un grupo de provee- dores receptores de los boletines, si la
información es apropiada para sus nece- sidades y si es utilizada para la toma de decisiones. Con los resultados
obtenidos podemos crear el siguiente indicador cuantitativo a partir de una información cualitativa:

• Objetivo estratégico al que corresponde: mantener una relación fluida con los proveedores soporta da en el envío
periódico de información sobre el desempeño de la compañía, su plan de acción y sus expectativas frente al
comportamiento de la demanda

. • Nombre del indicador: nivel de pertinencia del boletín para proveedores

• Escala: porcentaje

• Umbral superior : 100%

• Umbral inferior : 60%

• Horizonte: un año

Si consideramos que la pregunta que mejor revela nuestro concepto de per- tinencia es la segunda, podemos resolver la
fórmula de la siguiente manera:
𝑛𝑖𝑣𝑒𝑙 𝑑𝑒 𝑝𝑒𝑟𝑡𝑒𝑛𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎 𝑑𝑙𝑒 𝑏𝑜𝑙𝑒𝑡𝑖𝑛 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑝𝑟𝑜𝑣𝑒𝑒𝑑𝑜𝑟𝑒𝑠

𝑝𝑟𝑜𝑣𝑒𝑒𝑑𝑜𝑟𝑒𝑠 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑛𝑒𝑠 𝑒𝑠 𝑝𝑒𝑟𝑡𝑖𝑛𝑒𝑛𝑡𝑒


= × 100
𝑡𝑜𝑡𝑎𝑙 𝑑𝑒 𝑝𝑟𝑜𝑣𝑒𝑒𝑑𝑜𝑟𝑒𝑠 𝑐𝑜𝑛𝑠𝑢𝑙𝑡𝑎𝑑𝑜𝑠
Como podemos observar, con los indicadores elaborados hasta el momento estamos en condiciones de evaluar con
criterios objetivos la utilización de un medio de comunicación específico dentro de una estrategia de comunicación en
particular. En esta etapa ya podemos identificar desviaciones y realizar correctivos tanto en contenidos como en
frecuencia de la publicación y en la cobertura de los mismos.

5.4. Indicadores de productividad

La productividad de la comunicación debe plantearse desde dos dimensio- nes distintas y complementarias. En primer
lugar, se debe considerar la gestión comunicativa frente al efecto que produce sobre la productividad laboral general de
la compañía. Acciones de comunicación interna tendientes a mejorar el clima organizacional, por ejemplo, suelen
mejorar la productividad medida como el incremento de la producción total frente a la utilización de los recursos
disponi- bles y el tiempo empleado por los trabajadores.

Adaptando una metodología propia de la psicología se puede conseguir una medición adecuada del efecto en la
productividad de una acción de comunica- ción interna.

En este caso, elaboramos un ejemplo hipotético en el cual se considera el impacto de la comunicación oral directa frente
a un grupo de trabajadores, com- parada con la comunicación institucional escrita y tradicional. Se trata de elabo- rar un
indicador que nos permita reconocer los efectos de estos mecanismos, que afectan el clima organizacional, y su
incidencia sobre la productividad de los trabajadores.

Para realizar la medición, se toman dos grupos en condiciones laborales simi- lares, con una relación de producción por
hora equivalente para ambos. Uno de los grupos será el grupo de control, es decir que continuará recibiendo la infor-
mación institucional de la manera tradicional. El otro grupo será informado di- rectamente y en forma oral por el
superior sobre las medidas institucionales. Posteriormente, se realizan nuevas mediciones de producción por hora y se
com- paran los resultados.

Una visión más gráfica de este ejemplo hipotético clarificará aún más el con- cepto. En el cuadro siguiente,
encontraremos las mediciones antes y después del experimento (Tabla 6.3)

Los resultados del ejemplo hipotético permiten observar una leve mejoría en la productividad tras aplicar una
modificación en la forma de comunicación interna.

Lo anterior en cuanto al efecto de la comunicación sobre la productividad general de la compañía. Una segunda forma
de abordar el tema de la producti- vidad comunicativa es midiendo la gestión en sí misma. Mediciones históricas de
labores comunicativas reiteradas deben mostrar los efectos de la experiencia en el mejoramiento continuo de la
actividad. Los efectos cada vez más contunden- tes de dichas acciones, también son el reflejo de incrementos en la
productividad de la comunicación.

} Para ilustrar este punto, miremos una actividad reiterada en la comunicación externa de una organización de carácter
no lucrativo y de representatividad so- cial. Uno de los principales objetivos estratégicos de estas organizaciones suele
ser el lograr reconocimiento como líder de opinión. Las tácticas se encaminan generalmente a ganar espacio en los
medios masivos de información a través de la utilización de free press. Dentro de este contexto, las acciones de
comunica- ción externa estarán en gran parte destinadas a la elaboración de comunicados y boletines de prensa con
pronunciamientos, declaraciones y posiciones de la or- ganización frente a hechos políticos generales o relacionados
directamente con el grupo social, político, cultural o económico al que representan.
.

En este caso particular, la productividad está íntimamente ligada al impacto logrado por los medios empleados. Sería un
error relacionar productividad comunicacional con el número de comunicados y boletines elaborados. Sin em - bargo, si
en un principio se conseguía la publicación de dos boletines por cada 10 emitidos y, tres meses después, encontramos
que se publican 5 de cada 10 boletines emitidos, tendremos indudablemente un incremento en productividad
comunicacional que se puede presentar de la siguiente manera:
O también :
5 Ante resultados de esta naturaleza, entraríamos a valorar el efecto que tiene el tipo de temas tratados, la redacción de
los documentos, los sistemas de envío utilizados, las acciones complementarias de seguimiento, entre otros aspectos
que hayan incidido en la mejoría de la productividad.

En productividad debemos tener siempre presente que es un indicador que se construye a partir de mediciones
históricas y que nos permite identificar ten- dencias de los resultados.

5. Incidencia de la comunicación en la gestión corporativa

La comunicación, como ningún otro elemento de la organización, juega un papel protagónico dentro de lo que se
considera la Gestión General Corporati- va. Gran parte de la gestión organizacional está basada en procesos de comuni-
cación tanto internos como externos. Las habilidades comunicativas del vocero institucional, los atributos de la imagen,
las dimensiones de reputación son algu- nos de los aspectos que reflejan si la gestión es adecuada y cuál es el perfil y el
rol de la organización dentro de la comunidad.

En este sentido es necesario analizar tanto los indicadores inherentes a la imagen externa de la compañía como los
relacionados con la imagen interna. No hay que perder de vista que la gestión interna se debe ver reflejada en la imagen
que de la organización tiene las distintas audiencias como son: los consumidores, los proveedores, las instituciones
gubernamentales y el público en general, así como en la percepción que, desde adentro, tienen los trabajadores.

Si la gestión de comunicación satisface las factores críticos de éxito mencio- nados anteriormente, muy seguramente se
estará incidiendo en forma positiva en la gestión corporativa. Para poder visualizar en que estado de incidencia nos
encontramos, debemos analizar los resultados de los indicadores relacionados con cada uno de los objetivos
estratégicos de la comunicación. Para facilitar el análisis conviene elaborar una matriz de comparación similar a la que
presenta- mos en la tabla 6.4.

6. Del control al mejoramiento continuo

El mejoramiento continuo es una actitud ante la vida y, desde luego, ante el trabajo mismo. Ese querer siempre lograr lo
óptimo lleva a que constantemente nos estemos preguntando ¿qué falta por hacer?

}En este sentido, los indicadores, las mediciones de la gestión y el control, solamente tienen sentido si se aplican al
mejoramiento continuo de los procesos. Los resultados que se evidencian de la medición de las variables y el impacto en
la gestión general corporativa deben conducir a una reevaluación continua, a una previsión de lo que puede o no
suceder. Igualmente, deben arrojar datos lo suficientemente objetivos y apropiados para la toma de decisiones.

El diagnóstico permanente, adoptado como una acción rutinaria que debe acompañar cada labor comunicativa, conduce
en última instancia a identificar dificultades y puntos críticos sobre los cuales es urgente actuar y concretar es- 4 fuerzos
y recursos .

De la misma manera, cuando se superan las expectativas, se debe estar en capacidad de identificar los factores que
hicieron posible el éxito de la gestión.
Esos factores que en un principio no son considerados como importantes pero que determinan, en un momento dado, el
logro de las metas, deben ser poten- ciados y aprovechados al máximo con el fin de mejorar nuevos procesos.

Dentro de los pasos definidos para desarrollar el CEMC, hemos cumplido hasta el momento los dos iniciales, es decir, la
definición de los indicadores a utilizar y la medición de indicadores. Estas etapas corresponden específicamente al
control.

Para abordar el mejoramiento continuo debemos considerar los puntos de supervisión, comparación de estimativos y
resultados para poder incorporar las medidas correctivas.

7.1. Supervisión de resultados

Una vez se cuenta con los resultados de los indicadores seleccionados y se ha preparado la matriz de incidencia de la
comunicación en la Gestión General Corporativa, es conveniente detenerse en el análisis de los resultados.

En esta etapa se puede determinar cuales son las actividades que han tenido mayor o menor éxito, los objetivos cuyas
metas se han alcanzado satisfactoria- mente y aquellas acciones y objetivos que no llegarán a cumplirse en el plazo
previsto.

Con relación a las metas que no se han alcanzado, la supervisión nos permi- tirá aproximarnos al impacto que dichas
fallas tendrán sobre la gestión de comu- nicaciones y sobre el Plan Estratégico general de la organización. Cómo se
afectan otras acciones y otros objetivos también es un resultado que se despren- de de este análisis.

7.2. Comparación de estimativos y resultados

Para que el análisis sea claro, veraz, objetivo, oportuno e integral, es necesa- rio que los resultados que se desprenden
de los indicadores, se puedan compa- rar con resultados logrados a lo largo del tiempo. No obstante, cuando se inicia la
gestión de comunicaciones en una organización es probable que no se cuente con indicadores históricos que nos
permitan establecer comparaciones. En este caso, es conveniente identificar el tipo de variables adecuadas y los
indicadores que nos permitirán conocer el comportamiento de éstas en un período determi- nado.

En la medida en que vamos avanzando en el CEMC podemos establecer un corredor deseado por el cual transiten los
indicadores. El corredor está definido por un rango establecido para un período de tiempo, lo que nos permite identi-
ficar en qué momento un indicador traspasa los umbrales superiores e inferiores y si las desviaciones son positivas o
negativas. En caso de ser negativas se rea- lizará el ajuste necesario para continuar con el proceso. Si la desviación es
posi- tiva, se analizarán los elementos que contribuyeron a superar las expectativas, lo que permitirá mejorar el
comportamiento de dicha variable.

La Figura 6.4 contribuye a clarificar el concepto de corredor de indicadores.

Por otra parte, el Plan Estratégico de Comunicaciones debe contemplar, además de las metas, unas estimaciones del
comportamiento de las principales variables hacia el futuro. Estos elementos, fijados como parámetros desde el inicio de
la actividad, serán una base importante para establecer comparaciones sobre los resultados reales de la gestión.
Generalmente, las estimaciones se hacen proyec- tando los resultados anuales teniendo en cuenta que las condiciones
del entorno se mantendrán estables.

7.3. Toma de medidas correctivas

Finalmente, es conveniente recordar que el análisis de los factores que deter- minaron las desviaciones positivas o
negativas de los indicadores, son la materia prima fundamental para adoptar las medidas correctivas que nos lleven a
cum- plir o a superar las metas deseadas.

Es tan válido incorporar correctivos cuando se detecta un error en el proce- so, como adoptar una metodología nueva en
caso de identificar un aspecto po- sitivo que permite superar las expectativas. Siempre hay algo por hacer y el
profesional debe estar permanentemente atento a superar sus propias metas y a alcanzar el anhelado mejoramiento
continuo.

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