Literatura Iliada
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ZEUS
ONUBIS
DIOS
WIRACOCHA
EL MITO DE CRONOS Y RHEA
El titán Cronos era hijo de Urano, dios del cielo, y de Gaya, diosa de la tierra.
Urano fue cruel con su esposa, sus hijos, los titanes, los cien gigantes
armados y los cíclopes. A éstos los mantuvo prisioneros en el cuerpo de
su madre, encerrados en lo más profundo de la tierra para que no viesen la
luz, como resultado de lo que se le había profetizado. Gaya sufrió
dolores terribles como consecuencia de esto y decidió vengarse. Con la
ayuda de una hoz que le había dado su madre, Cronos castró a su padre
y se hizo con el control del universo. Se casó con su hermana Rhea (Rea) y
pronto se convirtió en un tirano como su padre. Volvió a encerrar a los cíclopes
y devoró a sus propios hijos al nacer, ya que le habían anunciado que uno de
ellos le destronaría. Hestia, Deméter, Hera, Hades y Poseidón sufrieron este
martirio. Cuando Rea dio a luz a Zeus, el más pequeño de todos, le dio a su
marido una piedra envuelta en sábanas y dejó que la ninfa Amaltea
alimentase a Zeus en Creta. Cuando el dios se convirtió en un adulto,
hizo que Cronos vomitase a sus hermanos con la ayuda de la Oceánida
Metis, la personificación de la inteligencia y la sabiduría.
Hubo una lucha por el poder en la que Zeus y sus hermanos derrotaron a Cronos y al resto de titanes. El factor decisivo en la
«Lucha de Titanes» fue el apoyo que recibió Zeus de los cien gigantes armados a los que había liberado del Tártaro.
Los cíclopes, que también habían sido liberados, crearon los rayos para Zeus en agradecimiento, además del tridente de
Poseidón y el casco de Hades que le hacía invisible. Tras su derrota, Cronos y los otros titanes fueron arrojados al Tártaro. Solo el
titán Atlas recibió un castigo distinto y tuvo que cargar la bóveda del cielo sobre sus espaldas. Desde entonces, Zeus y sus
hermanos reinan en el universo: el primero sobre los cielos, Poseidón sobre las aguas y Hades sobre el mundo de los muertos.
Los romanos identificaron a Cronos con Saturno, su dios de la agricultura. Las Saturnales, fiestas en su honor, eran uno de los
acontecimientos más esperados en Roma.
Responder
1) ¿Quién era Cronos?
2) ¿Cuál es la característica de Cronos?
3) ¿Quién era Zeus?
4) ¿Por qué se rebelan contra cronos?
5) Elabora un mapa con los dioses nombrado en el texto.
Género: Épico
Especie: Epopeya
N° de cantos: 24
Tipo verso: Hexámetro
Extensión: 15693 versos
Dialecto: Jónico
Abarca: Los 51 días del noveno años de los 10 años que
duró la guerra de Troya (1194 -1184)
La Ilíada (Fragmento)
Canto XXII
Duelo entre Héctor y Aquiles
Aquiles busca el encuentro con Héctor para vengar la muerte de su amigo
Patroclo. Atenea, la diosa de los brillantes ojos, dejó a Aquiles y fue a
encontrar al divino Héctor. Y tomando la figura y la voz infatigable de Deífobo,
llegose al héroe y pronunció estas aladas palabras:
-¡Mi buen hermano! Mucho te estrecha el veloz Aquiles, persiguiéndote con
ligero pie alrededor de la ciudad de Príamo. Ea, detengámonos y rechacemos
su ataque.
Respondiole el gran Héctor, el de tremolante casco: -¡Deífobo! Siempre has
sido para mí el hermano predilecto entre cuantos somos hijos de Hécuba y de
Príamo, pero desde ahora hago cuenta de tenerte en mayor aprecio, porque al verme con tus ojos osaste salir del
muro y los demás han permanecido dentro.
Así diciendo, Atenea, para engañarlo, empezó a caminar. Cuando ambos guerreros se hallaron frente a frente, dijo el
primero, el gran Héctor, el de tremolante casco:
-“No huiré más de ti, oh hijo de Peleo, como hasta ahora. Tres veces di la vuelta, huyendo, en torno de la gran ciudad
de Príamo, sin atreverme nunca a esperar tu acometida. Mas ya mi ánimo me impele a afrontarte, ora te mate, ora me
mates tú. Ea, pongamos a los dioses por testigos, que serán los mejores y los que más cuidarán de que se cumplan
nuestros pactos: Yo no te insultaré cruelmente, si Zeus me concede la victoria y logro quitarte la vida; pues tan luego
como te haya despojado de las magníficas armas, oh Aquiles, entregaré el cadáver a los aqueos. Pórtate tú conmigo
de la misma manera”.
Mirándole con torva faz, respondió Aquiles, el de los pies ligeros:
-“¡Héctor, a quien no puedo olvidar! No me hables de convenios. Como no es posible que haya fieles alianzas entre
los leones y los hombres, ni que estén de acuerdo los lobos y los corderos, sino que piensan continuamente en
causarse daño unos a otros, tampoco puede haber entre nosotros ni amistad ni pactos, hasta que caiga uno de los
dos. Ya no te puedes escapar. Palas Atenea te hará sucumbir pronto, herido por mi lanza, y pagarás todos juntos los
dolores de mis amigos, a quienes mataste”.
Así habló; y, blandiendo la ingente lanza, despidiola sin errar el tiro, pues dio un bote en medio del escudo del Pélida.
Pero la lanza fue rechazada por la rodela, y Héctor se irritó al ver que aquélla había sido arrojada inútilmente por su
brazo; parose, bajando la cabeza, pues no tenía otra lanza de fresno; y con recia voz llamó a Deífobo, el de luciente
escudo, y le pidió una larga pica.
Deífobo ya no estaba a su lado. Entonces Héctor comprendió todo, y exclamó:
- “¡Oh! Ya los dioses me llaman a la muerte. Creía que el héroe Deífobo se hallaba conmigo, pero está dentro del
muro, y fue Atenea quien me engañó. Cercana tengo la perniciosa muerte, que ni tardará, ni puedo evitarla”. Pero
moriré como un hombre, y quien recuerde algún día mi nombre que lo recuerde como el de un valiente.
5. Extrae los epítetos empleados por Homero para Aquiles, Héctor, Atenea y Deífobo.
a) Aquiles: _____________________________________________
b) Héctor: ______________________________________________
c) Atenea:______________________________________________
d) Deífobo:______________________________________________
Canto XXIII
Muerte de Héctor
Resignado, pero heroico, sacó la reluciente espada y se arrojó
contra Aquiles. También Aquiles se arrojó contra él y,
descubriendo una pequeña grieta en la coraza entre el omóplato
y el cuello, le lanzó el asta que penetró en él. La sangre salió a
borbotones y Héctor cayó a tierra.
—¡Ya estás en el polvo! —gritó Aquiles—. Te creíste vencedor
cuando mataste a Patroclo, no acordándote que estaba yo para
vengarle. ¡Ahora los perros y los cuervos devorarán tu cuerpo!
Muriendo en tierra, le contestó Héctor:
—No quieras abandonarme, Aquiles, para gusto de los perros.
Acepta el oro y la plata que mi padre te dará para recuperar mi cuerpo.
—¡No supliques! —rugió de nuevo Aquiles—. ¡Tu padre no volverá a tener tu cuerpo, aunque me
entregase tu peso en oro! ¡Ojalá pudiera hacerte pedazos con mis manos!
—Sabía que era inútil rogarte. Tienes el corazón de piedra, pero no pasará mucho tiempo sin que
pagues el precio de tu crueldad.
Fueron las últimas palabras de Héctor moribundo. Libertad del cuerpo, su alma alcanzó el reino de las
sombras, llorando el cruel destino y la juventud perdida.
De igual forma que lo hiciera Héctor con su amado Patroclo, Aquiles le quitó la armadura a su
contrincante. Luego, lo ató por los pies al carro, tomó el látigo y fustigando a los caballos partió,
levantando una polvoreda con el arrastrar del cadáver de su enemigo.
Todos gemían de indignación y se lamentaban al ver cómo Aquiles ultrajaba el inerte cuerpo de Héctor.
El rey suplicaba que lo dejaran salir de la ciudad para ir a rogar al héroe que le devolviera el cadáver de
su hijo. Con voz dolorida, se lamentaba:
—¡Qué pérdida hemos sufrido! Héctor, mi orgullo. Ya no está el baluarte de la ciudad. Cuando se enteró
Andrómaca de la funesta noticia, que no tardó en recibir, su dolor fue tan grande que cayó desmayada
al suelo. Al volver en sí, se lamentaba sin consuelo:
—No escuchaste mis razones cuando te supliqué que no partieras, Héctor. ¿Qué miseria y dolor espera
ahora a tu niñito y a tu ciudad? Tu hijo quedará huérfano y muy pequeño. Ya no podrá ser el amparo de
tu vejez ni tú podrás guiarlo, pues has muerto. Esposo adorado, me dejas sola y sumida en el mayor de
los infortunios, solo me resta para acompañarte en mi viudez, el recuerdo de los días felices pasados
juntos. Tú, Héctor, eras el defensor de tu hogar y de tu patria.
Así habló Andrómaca, nacida ella aquea en la hermosa ciudad de Tebas. Y todas las mujeres gimieron.
RESPONDER (En la tableta con la aplicación Xodo)
1. ¿Qué fin tuvo el duelo y cómo se consumó la venganza de Aquiles?
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2. ¿Crees que fue correcta la actitud de Aquiles de arrastrar el cadáver de Héctor por el campo de batalla? ¿Por qué?
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3. ¿Por qué crees que Aquiles no quería devolver el cuerpo de Héctor a sus deudos de inmediato? ¿Por qué?
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5. ¿Qué opinión te merece la actitud vengativa de Aquiles? ¿Crees que la venganza es un procedimiento
necesario para reparar una injusticia?
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Crises Agamenón, Criseida, Apolo, aqueos, Aquiles,
Completa adecuadamente según corresponda:
Briseida, mirmidones, Patroclo, Héctor, Príamo
LA ILIADA
El poema épico comienza con _____________ suplicándole a _____________ le devuelva a su hija ______________ tomada
como botín de guerra. _____________, líder de los aqueos, rechaza el pedido con palabras ásperas, ante lo cual
______________ no tiene otra opción que retirarse entristecido. Al ver esta situación el dios _______________ se enfurece y
ataca a los ______________ con flechas ardientes. Los aqueos, que no sabían por qué estaban siendo atacados, consultan a
un vidente para averiguarlo, y éste les dice que la única forma de parar el ataque es devolviendo a _______________ a su
padre. Es así como surge una disputa entre los dos líderes del ejército aqueo, _______________ y _______________.
Resulta que _____________ había recibido una doncella llamada _____________ como recompensa de combate. Sin
embargo Agamenón, haciendo gala de su poder, decide quitársela para compensar su pérdida de _______________.
Resentido por este arrebatamiento, _______________ se niega a seguir colaborando con el ataque a Troya y retira a su tropa
de _______________.
Los troyanos aprovechan esta situación y empiezan a obtener victorias. Ante esta adversidad, Agamenón le devuelve a Aquiles
su esclava con la intención de que vuelva al combate. Sin embargo el orgulloso Aquiles no accede a la petición.
El mejor amigo de Aquiles, _______________, le suplica que le preste sus armas, logrando así liderar al ejército de los
mirmidones en un ataque a los troyanos. De esta forma ____________ es matado por _____________, hijo del rey
____________ de Troya.
Aquiles queda muy afligido por el dolor de haber perdido a su mejor amigo. De hecho, este suceso cambia el curso de la
guerra: el líder de los mirmidones deja de lado su conflicto con _______________ para perseguir su deseo de venganza
contra _______________ . La Ilíada concluye con un abrazo y una tregua en la que se dan los funerales de Héctor.