Filosofía de La Naturaleza (Revisar)

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1. Qué es la filosofía de la naturaleza y su relación con la metafísica.

Relación y
diferencias entre filosofía de la naturaleza y filosofía de las ciencias.
¿Qué es la filosofía?
¿Qué es la naturaleza?
Los sentidos de «naturaleza» y «lo natural»
El sustantivo «naturaleza»
1. sentido metafísico
2. sentido físico
El término «natural»
a) Lo natural como lo espontáneo
b) Lo natural como distinto de lo artificial
c) Lo natural como distinto de lo espiritual
d) Lo natural como distinto de lo sobrenatural
¿Qué es la filosofía de la naturaleza?
a) Dinamismo Natural
b) Pauta Estructural
objeto material, objeto formal
¿Qué es la metafísica?
objeto material, objeto formal
¿Qué es el ente?
La esencia, modo de ser de los entes
¿Qué es el ser?
a) El ser es un acto, una perfección de las cosas.
b) El ser es un acto universal
c) El ser es un acto total
d) El ser es el acto constitutivo y más radical: Por la comunidad del
ser, por la prioridad de naturaleza del ser, por exclusión.
Relación entre filosofía de la naturaleza y la metafísica
¿Qué es la ciencia?
¿Qué es la filosofía de las ciencias?
Naturaleza de la filosofía de la ciencia. Temas y método de la filosofía
de la ciencia.
Relación entre filosofía de las ciencias y la filosofía de la naturaleza
Diferencias entre filosofía de las ciencias y la filosofía de la naturaleza
1. Qué es la filosofía de la naturaleza y su relación con la metafísica. Relación y
diferencias entre filosofía de la naturaleza y filosofía de las ciencias.
¿Qué es la filosofía?
En un primer momento Pitágoras la define como “amor a la sabiduría” (griego: filos
significa amor y sofía sabiduría). Pero esta definición no es la más correcta, ya que
filosofía es lo mismo que sabiduría y para definirla de la forma más correcta hay que
tener en cuenta que:
a. Un objeto puede ser conocido sin elevarnos a sus causas (conocimiento simple
del objeto), o bien, penetrando en las razones o en las causas en las que está
fundamentado (conocimiento científico).
b. La razón, al investigar las causas del objeto, o se contenta con las causas
próximas o relativas (pueden ser explicadas por otras causas superiores), o se
remonta hasta las supremas, últimas o absolutas (no pueden ser explicadas por
otras, sino que contienen la solución de la cuestión propuesta) y este es el
conocimiento propiamente filosófico.
c. Por lo tanto, toda ciencia que estudie las razones supremas de su objeto, es
Filosofía; sin embargo, solo aquellas ciencias que declaran las razones supremas
del ser en general o de cosas, cuyo conocimiento es imperfecto, interesa a todos
los hombres en general (Dios, mundo y hombre), están comprendidas en la
Filosofía.
De todo esto se desprende la siguiente definición de Filosofía: es la ciencia que busca el
conocimiento de todas las cosas por sus causas últimas adquirido por la sola luz de la
razón natural. El germen de la especulación filosófica es exterior e interior. El germen
interno está en lo profundo del ser de todo hombre y le empuja a buscar respuestas a sus
preguntas sobre el mismo, el mundo y Dios. El germen externo es la realidad sensible,
que asombra al hombre y le provoca a buscar sus fundamentos últimos.
a. “Causas o razones”: el filósofo o bien se interesa por las últimas causas o solo
por la razón suficiente.
b. “Conocidas por la sola luz de la razón natural”: una diferencia de la filosofía con
la teología.
También “Ciencia de las últimas causas o razones de todas las cosas adquiridas por la
luz natural”.
a. “Ciencia”: porque lo que se busca es el conocimiento de algo remontándose a
sus principios primeros o causas supremas.
b. “Adquiridas por la luz natural”: diferencia con la Teología que se fundamenta en
los conocimientos de la revelación.
La división de la filosofía ayuda a comprender el lugar que ocupa la filosofía de la
naturaleza en ella:
ONTOLOGÍA
TEOLOGÍA
METAFÍSICA
NATURAL
GNOSEOLOGÍA
ESPECULATIVA
ANTROPOLOGÍA
FILOSÓFICA
FILOSOFÍA DE LA
NATURALEZA
ÉTICA
PRÁCTICA ÉTICA GENERAL
ÉTICA SOCIAL
FILOSOFÍA LÓGICA DE LOS
CONCEPTOS
LÓGICA DE LOS
JUICIOS
LÓGICA
LÓGICA DE LOS
RAZONAMIENTOS
FILOSOFÍA DE LA
CIENCIA
ANTIGUA
HISTORIA DE LA MEDIA
FILOSOFÍA MODERNA
CONTEMPORÁNEA

a. Filosofía Especulativa: estudia su objeto y se detiene en la contemplación de la


verdad.
1. Metafísica: estudia al ser en toda su generalidad y algunas cosas
específicas.
 Ontología (Metafísica general): estudia al ser en general y sus
atributos inmediatos.
 Teología natural: estudia a Dios como Ser Subsistente y Causa
Primera.
 Gnoseología: estudia reflexivamente el alcance del mismo
conocimiento metafísico y su relación con el ser.
2. Filosofía del hombre (antropología filosófica): estudia las operaciones
específicamente humanas (conocimiento intelectual y la voluntad libre).
3. Filosofía de la naturaleza: estudia a los seres materiales bajo una
perspectiva metafísica.
b. Filosofía Práctica: estudia su objeto y proporciona leyes y normas para obrar.
1. Ética: le proporciona a la voluntad normas y leyes para obrar bien
 Ética general: estudia los principios fundamentales acerca de la
moralidad de los actos humanos.
 Ética social: aplica dichos principios a la vida del hombre en cuanto
miembro de una sociedad.
c. Lógica: estudia los procesos de la inteligencia.
1. Lógica de los conceptos: proceso por el cual se obtienen los conceptos
por medio de la simple aprehensión.
2. Lógica del juicio: operación de juzgar cuyo término es el juicio.
3. Lógica del razonamiento: operación de razonar que da lugar al
raciocinio.
4. Filosofía de la ciencia: se aborda el proceso del conocimiento en el nivel
científico.
d. Historia de la filosofía: el estudio de estas permite observar que las distintas
posturas filosóficas giran alrededor de unos mismos problemas fundamentales.
1. Edad Antigua: se estudiaron los principales problemas de la filosofía a
los que se les propusieron soluciones que aparecen más adelante.
2. Edad media: la filosofía es iluminada por la teología.
3. Edad moderna: se inicia el racionalismo y el empirismo, y se concluye
con el idealismo.
4. Edad contemporánea: aparecen diversas corrientes, entre ellas se
encuentra el marxismo, la filosofía analítica, la filosofía de la ciencia, la
fenomenología, el existencialismo, etc.
¿Qué es la naturaleza?
En filosofía clásica, el término naturaleza tiene dos acepciones, que están ligadas:
1. la esencia, entendida como principio de operaciones, en un sentido metafísico y
amplio; y, en un sentido restringido, como ordenamiento a un fin, y, por tanto,
principio de movimiento.
2. el conjunto de objetos que son sujetos del movimiento, es decir, que son
corpóreos, materiales, y que conforman el cosmos o la physis.
De esta segunda acepción es de la que se ocupa la physica o filosofía de la naturaleza,
también llamada cosmología filosófica.
Existen dos modos de conocer científicamente la naturaleza:
1. Por las ciencias experimentales o empíricas.
2. Por la filosofía de la naturaleza.
«Se diferencian básicamente porque las ciencias experimentales buscan explicaciones
investigando las causas próximas o inmediatas (por ejemplo, explican las propiedades
de los cuerpos mediante su composición de moléculas de un tipo determinado) mientras
que la Filosofía de la Naturaleza busca las causas primeras de la realidad natural (por
ejemplo, estudiando el modo de ser de las substancias materiales, concluye que están
compuestas de materia y forma, y además que llegan a ser a partir de otras sustancias y
que debe existir una Causa primera del mundo material)» (Artigas-Sanguineti)
Los sentidos de «naturaleza» y «lo natural»
Para definir a la filosofía de la naturaleza es necesario que se precise a que se refiere
con el sustantivo naturaleza y el adjetivo natural.
El sustantivo «naturaleza»:
Tiene dos sentidos principales:
1. Sentido metafísico: se habla de la naturaleza de algo para indicar lo característico
de ese algo, o sea, su índole propia, lo que le pertenece de tal modo que sirve para
distinguirlo de todo lo demás. El «algo» de cuya naturaleza se habla puede ser
cualquier cosa: en efecto, se habla de la naturaleza del hombre, de un problema, de
una disciplina científica, e incluso de la naturaleza de Dios. Se trata, por tanto, de un
sentido que se aplica a realidades muy diferentes: puede aplicarse a todo. Por eso
hablamos, en este caso, del sentido metafísico del concepto de naturaleza, porque no
se limita a lo físico, material, corpóreo, sino que puede aplicarse también a lo
espiritual y a lo sobrenatural. En este sentido, el concepto de naturaleza es semejante
al de «esencia», que expresa el modo básico de ser de algo.
2. Sentido físico: se habla de «la Naturaleza» para designar el conjunto de los seres y
procesos naturales que, por lo general, vienen identificados con lo corpóreo o
material. Aunque este sentido es suficientemente claro para las necesidades del
lenguaje ordinario, plantea problemas si se intenta utilizarlo de modo riguroso,
porque depende de qué se entienda por «ser natural», o sea, del sentido que se dé al
adjetivo «natural». El análisis debe desplazarse, por tanto, del sustantivo
«naturaleza» al adjetivo «natural». ¿A qué atribuimos el calificativo de «natural»?
El término «natural»
Es capaz de designar:
a) Lo natural como lo espontáneo: responde a un principio interior. Algo se considera
«natural» si corresponde al modo de ser propio de un sujeto.
Puede tratarse de una propiedad o de un modo de actuar. En el primer caso, es natural al
hombre, por ejemplo, ser racional, porque la racionalidad es una capacidad específica
del ser humano. En el segundo caso, es natural una actividad que tiene un origen
interior, de tal manera que, aunque esté condicionada por circunstancias externas,
responde a un núcleo interno que se despliega con una autonomía propia. En ambos
casos, lo natural equivale a lo espontáneo, y se opone a lo que es violento o forzado.
Este sentido de lo natural se aplica tanto a lo material como a lo espiritual.
b) Lo natural como distinto de lo artificial: lo natural se define a veces como aquello
que no depende de la intervención humana, en oposición a lo artificial, que es un
resultado de la actividad humana.
c) Lo natural como distinto de lo espiritual: es frecuente calificar algo como
«natural» para distinguirlo de lo «espiritual» o de conceptos relacionados con lo
espiritual tales como lo «racional» o lo «libre». En este caso, lo natural se identifica con
lo material o lo corporal, que pertenecen al nivel físico1.
d) Lo natural como distinto de lo sobrenatural: por fin, lo natural se contrapone a lo
sobrenatural. Es natural a la persona humana tener dimensiones espirituales, porque esas
dimensiones pertenecen a su modo de ser, aunque sean el resultado de una acción
divina. En cambio, es sobrenatural un milagro o, en general, cualquier efecto de la
1
Con el objetivo de …
acción divina que va más allá de lo que corresponde a los seres por su modo de ser
propio. En la vida ordinaria frecuentemente se identifica, de modo poco preciso, lo
espiritual con lo sobrenatural.
¿Qué es la filosofía de la naturaleza?
El termino naturaleza se debe tomar en sentido físico. Y el adjetivo natural se le debe
atribuir a todo aquello que posee dos dimensiones: dinamismo y pauta estructural.
a) Dinamismo Natural: Por el que las entidades no son sujetos meramente pasivos a
los que se añade el movimiento como algo externo, sino que poseen actividad propia.
Este dinamismo se manifiesta en todos los ámbitos de la naturaleza: los vivientes,
astros, fenómenos atmosféricos e incluso en la Tierra, que muestra su dinamismo en los
terremotos y erupciones volcánicas.
b) Pauta Estructural: Pauta hace referencia a estructuras repetitivas en la naturaleza y
una estructura es una distribución de partes mutuamente relacionadas que forman un
todo unitario. Esta estructuración de lo natural posee dimensiones espacio-temporales.
De esto se desprende que la filosofía de la naturaleza se ocupa del conjunto de entes y
procesos naturales del universo material que poseen dos dimensiones reales: dinamismo
propio y pauta estructural. Pero vallamos más afondo:
Esta ciencia se desarrolla en la antigua Grecia, ya que los primeros filósofos buscaban el
elemento fundamental de todas las cosas naturales en la misma naturaleza, así pues,
Tales propuso al agua, Anaxímenes, el aire; Anaximandro, el a-peirón; Heráclito, el
fuego; los Eleatas, el ser; Pitágoras, el uno; los Atomistas, el átomo; Platón, el mundo
inteligible y Aristóteles, el motor inmóvil.2
La filosofía de la naturaleza busca el conocimiento de las primeras causas y principios
del mundo natural; para comprender a la naturaleza, hace falta interpretarla en clave
filosófica, es decir, reflexionar sobre ella para llegar a comprenderla.
 Objeto material: el objeto material de la filosofía de la naturaleza es el
conjunto de los cuerpos materiales que constituyen el universo físico. Este
objeto recibe diversas denominaciones, donde cada una capta un matiz
particular:
Cuerpos: son los entes con realidades extensas, observables y que
poseen una cierta unidad que los distingue de otros cuerpos.
Ente material: es aquel que posee materia.
Ente físico o natural: se refiere a las realidades corpóreas que se
encuentran dentro del mundo de la naturaleza (physis).
Ente sensible: puede ser percibido por los sentidos.
Ente móvil: posee movilidad o mutabilidad, capaz de sufrir alteraciones
y transformaciones, dejando de ser lo que es para adquirir un nuevo
modo de ser.
 Objeto formal: A esta filosofía le interesa conocer la esencia de los cuerpos,
es decir, poder determinar qué son, qué tipo de realidad asumen, qué puesto
ocupan en el contexto de toda la realidad; sin embargo, no estudia el ente en
2
LÓGICA Y COSMOLOGÍA, Carlos Lohlé, Régis Jolivet, pág. 14.
sí (objeto de la metafísica), sino en su realización corpórea, tampoco lo
estudia remontándose a sus principios inmediatos, como las ciencias
particulares, sino en cuanto ente, en cuanto «modo de ser fundamental» de la
realidad.
Por ser una disciplina filosófica, debe siempre preguntarse por las causas
últimas, y de ahí, que deba investigar, entre el múltiple aspecto de su objeto
material, por las causas últimas, y, por ende, por el ser de estos entes
corpóreos.
Por tanto, el objeto formal de la filosofía de la naturaleza es el ser del ente
corpóreo.
¿Qué es la metafísica?
«Hay una ciencia que contempla el ente en cuanto ente y lo que le corresponde de suyo.
Y esta ciencia no se identifica con ninguna de las que llamamos ciencias particulares,
pues ninguna de las otras especula en general acerca del ente en cuanto ente, sino que,
habiendo separado alguna parte de él, consideran los accidentes de ésta, por ejemplo, las
ciencias matemáticas» (Metaphysica IV, 1003)
La metafísica es la ciencia de todas las cosas por sus causas últimas a la luz de la razón,
esto es, el estudio del conocimiento y los principios del ente en cuanto ente (lo primero
y fundamental). Busca conocer la verdad más profunda de las cosas: ¿por qué son lo que
son? ¿por qué son? en este sentido, estudia todo, pero en cuanto que tiene ser, el ente en
cuanto ente.
Se puede especificar a la metafísica de las demás ciencias por los objetos que estudia:

 Objeto material: ente en cuanto ente.

 Objeto formal: ente (la totalidad de las cosas)


La metafísica se plantea la pregunta sobre el ser del ente, pues habla del ser en tanto ser,
no del ser en tanto que se nos presenta en una entidad.
¿Qué es el ente?
El ente es el punto de partida de la metafísica.
La noción de ente no es simple, sino que aparece compuesto por un sujeto y un acto. Es
decir, hay algo que es, que sería el sujeto, y el es de ese algo, que señala el acto de ese
algo, en este caso, que es. De este modo podemos afirmar que el ente significa de modo
principal la cosa que es, y la designa precisamente en cuanto tiene ser. Por eso, ente
significa de modo concomitante también el ser, el ejercicio del acto de ser. En
consecuencia, ente también indica algo que existe en la realidad.
La esencia, modo de ser de los entes
La esencia es, pues, aquello que hace que una cosa sea lo que es. Todas las cosas tienen,
por una parte, ser, y en este sentido las llamamos entes; pero al mismo tiempo, todas
ellas poseen una esencia, por la que reciben nombres distintos. En virtud de su esencia
el hombre es hombre, el vino es vino y el agua es agua, y no otra cosa cualquiera de las
que componen el universo.
Aparece así, en todas las cosas, una dualidad de principios constitutivos, el ser y la
esencia; son dos aspectos indisociables y necesarios en cualquier realidad existente en el
mundo.

¿Qué es el ser?
No es posible dar una definición estricta del ser, pero la peculiaridad de la cuestión del
ser radica en que todo es, es decir, no hay ninguna realidad que no sea; sin embargo,
ninguna de las cosas creadas es ser puro, sino que consisten en modos determinados de
ser, en realidades que son, pero no son el ser. De esta manera, el ser se manifiesta como
una propiedad o acto del ente: el ente no es ser solamente, sino que tiene ser. Aquí se
intenta determinar algunos rasgos del ser como acto del ente:
a) El ser es un acto, una perfección de las cosas. Aunque en la vida cotidiana
llamamos «actos» a las acciones u operaciones, en metafísica se distingue con el
nombre de acto a cualquier perfección o propiedad de las cosas. En este sentido,
por ejemplo, una rosa blanca es una flor que tiene la blancura como un acto que
le otorga una determinada perfección. De modo semejante, el «es» de las cosas
indica una perfección tan verdadera como el «vivir» para los vivientes.
La «existencia» no es una simple perfección, entendida como un mero atributo
(p. e.: una cualidad, etc.), sino es lo primeramente real en el ente, y de ahí que le
llamemos acto (como son acto también las demás cualidades del ente, en cuanto
son reales); pero es el acto (o, si se quiere perfección) total, universal,
constitutivo y más radical del ente.
b) El ser es un acto universal. No es algo exclusivo de un tipo de realidades,
como lo son el acto de correr o de entender, sino que todas las cosas son: sin ser
no habría nada. De cualquier objeto del universo, sea el que sea, siempre habrá
que decir que es: este pájaro es, las nubes son, el oro es...
c) El ser es un acto total: abarca todo lo que las cosas son. Mientras las demás
perfecciones son parciales, porque indican diversos aspectos o partes del ente,
ser contiene todo lo que una cosa posee, sin excluir absolutamente nada. Leer no
expresa la integridad de perfección del lector; ser, en cambio, es acto de todas y
cada una de las partes de la cosa: si un árbol es, todo él es, con todos sus
aspectos y elementos, pues su color es, su forma es, su vida y su crecimiento
son; todo en él participa del ser. En este sentido, el ser comprende la totalidad
del ente.
d) El ser es el acto constitutivo y más radical: aquello por lo que las cosas son.
Así como la esencia es lo que hace que una cosa sea de un modo u otro, el ser es
lo que hace que las cosas sean. Esto pueden mostrarse con diversas razones:
 Por la comunidad del ser: siendo distintas unas cosas de otras, aquello que
hace que todas ellas sean, no puede radicar en sus principios de diversidad -
su esencia, sus accidentes variados, etc.-, sino precisamente en aquel acto en
el que convienen: el ser.
 Por la prioridad de naturaleza del ser: cualquier acción o propiedad de las
cosas presupone un sujeto ya constituido, que es previamente; en cambio, el
ser es el presupuesto de toda acción y de todo sujeto, ya que, sin ser, nada
sería; el ser no es un acto derivado de lo que son las cosas, sino precisamente
lo que hace que sean.
 Por exclusión: ninguna propiedad física, biológica, etc., de las cosas (su
energía, su estructura molecular o atómica) puede hacer que éstas sean, pues
todas esas características, para producir sus efectos, antes tienen que ser.
En definitiva, el ser constituye el acto primero y más íntimo del ente, que desde dentro
confiere al sujeto toda su perfección, es decir, lo actualiza.

Relación entre filosofía de la naturaleza y la metafísica


a. Punto de vista lógica: la filosofía de la naturaleza depende de la metafísica,
porque para determinar el sentido del ser material, es necesario aclarar antes el sentido
del ser.
b. Punto de vista análogo: al ser nuestro conocimiento, análogo e imperfecto,
comprende lo inmaterial a partir de lo material, en este sentido, la filosofía natural
precede a la metafísica y por eso conviene estudiarla antes. Es más, tiene un valor
propedéutico en orden a la metafísica y ofrece una base sólida para el conocimiento
metafísico.
La filosofía de la naturaleza estudia al ser en un nivel de abstracción inferior, en
cambio, la metafísica estudia al ser en su más alto nivel de abstracción, esto quiere decir
“considerado independientemente de cualquier tipo de determinación”, o sea “al ser en
cuanto ser”.
¿Qué es la ciencia?
La palabra ciencia deriva del latín scientĭa, que significa ‘conocimiento’ o ‘saber’ y,
como tal, no se restringe a un área específica. Se denomina ciencia a todo el
conocimiento o saber constituido mediante la observación y el estudio sistemático y
razonado de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento.

La ciencia es un tipo de saber, y más en concreto, un saber que va más allá de la


experiencia ordinaria. En la ciencia buscamos un conocimiento que trasciende las
apariencias. Utilizamos el razonamiento, la argumentación, para averiguar lo que no se
manifiesta inmediatamente al conocimiento ordinario.

Existen diferentes tipos de ciencia, en función de los diferentes aspectos de la realidad


que deseamos conocer en cada caso. Aunque las capacidades de argumentar son
comunes a todas las personas y se utilizan en todos los ámbitos, las modalidades y el
valor del razonamiento varían en función de los objetos que estudiamos: por ejemplo,
no es lo mismo investigar las propiedades de los componentes microfísicos de la
materia que estudiar los aspectos sociológicos de la conducta humana.

Además, las ciencias progresan. Las ramas de la ciencia que conocemos en la actualidad
han surgido y se han consolidado en diferentes momentos de la historia. Por tanto,
nuestras ideas acerca de la ciencia incluyen matices que no podían estar presentes
cuando no existían muchas disciplinas científicas que se encuentran hoy en día bien
consolidadas.
El objetivo de la ciencia es descubrir las leyes que rigen los fenómenos de la realidad,
comprenderlos y explicarlos. De allí se deriva que la función de la ciencia es describir,
explicar y predecir tales fenómenos a fin de mejorar la vida humana.
La ciencia produce conocimiento científico. Este se define como todo saber que ha sido
obtenido mediante el método científico, es decir, a través de la observación y el análisis
sistemáticos. En consecuencia, el conocimiento científico ofrece conclusiones razonadas
y válidas que pueden ser probadas.

En este sentido, la ciencia comprende todos los campos de conocimiento y estudio


(incluyendo ciencias formales, naturales, sociales y humanas) que conllevan al
desarrollo de teorías y métodos particulares para cada área.

La ciencia también está íntimamente relacionada con la tecnología, sobre todo desde la
segunda mitad del siglo XIX. De allí la importancia de los estudios científicos
destinados a crear o perfeccionar la tecnología.

¿Qué es la filosofía de las ciencias?


Aristóteles comienza su Metafísica señalando que «todos los hombres desean por
naturaleza saber» 1. Veinticuatro siglos después, en su encíclica Fides et ratio, el papa
Juan Pablo II reproducía estas palabras y escribía que «Dios ha puesto en el corazón del
hombre el deseo de conocer la verdad», añadiendo que «el deseo de verdad pertenece a
la naturaleza misma del hombre», e incluso que «se puede definir al hombre como aquél
que busca la verdad» 2. No sólo buscamos saber: buscamos ampliar nuestro saber.
Nuestro conocimiento es siempre muy limitado, de modo que cada hallazgo representa
un nuevo punto de partida en la búsqueda de un saber que nunca se agota. La historia de
la humanidad es testigo de ese afán siempre renovado de saber, que se mueve por el
deseo de la verdad y por las repercusiones que el conocimiento tiene para resolver los
problemas prácticos.
En la mayoría de los casos, para responder a nuestros interrogantes no bastan los datos
proporcionados por la experiencia ordinaria. Es preciso razonar, relacionar datos,
extraer consecuencias. Hemos de combinar la información que nos proporcionan los
sentidos con el razonamiento que nos lleva más allá de lo que se puede observar
directamente. Desde la Antigüedad, se ha dado el nombre de ciencia a este tipo de
conocimiento que nos lleva más allá de la experiencia ordinaria. En este sentido, ciencia
significa conocimiento demostrado. Se trata de un tipo de conocimiento que nos lleva
más allá de la experiencia ordinaria, utilizando razonamientos, pruebas, demostraciones,
que nos permiten obtener conclusiones a las que no podríamos llegar de otro modo.
Existen muchas ciencias que, si bien comparten las características generales recién
mencionadas, difieren ampliamente entre sí: por ejemplo, la biología estudia los
vivientes, la física estudia los aspectos básicos de la materia, la matemática estudia
entidades que son construcciones nuestras, aunque puedan tener una base en la realidad
exterior, la sociología estudia las dimensiones sociales de la conducta humana. Sin
embargo, todas las ciencias utilizan razonamientos que responden a una misma
capacidad humana de conocer. La filosofía de la ciencia estudia la naturaleza y el valor
del conocimiento científico en general, y también la naturaleza y el valor de cada una de
las ciencias o de grupos de ellas: en este caso hablamos, por ejemplo, de filosofía de la
física, de filosofía de las ciencias sociales, o de filosofía de la matemática.
Naturaleza de la filosofía de la ciencia
Entendida como conocimiento demostrado que va más allá de la experiencia, la ciencia
ha ocupado un lugar central en la vida humana desde la Antigüedad. Sin embargo, en
nuestros días la reflexión sobre el valor de la ciencia se encuentra fuertemente
condicionada por el desarrollo de las ciencias naturales desde el siglo XVII.
Temas y método de la filosofía de la ciencia
Dos son los temas principales de la filosofía de la ciencia. De una parte, la
determinación de la naturaleza de la ciencia, y de otra, el estudio de su valor.
La determinación de la naturaleza de la ciencia es una tarea principalmente
descriptiva, al menos en aquellas ramas de la ciencia que se encuentran bien
establecidas. Cuando una rama científica todavía no se ha establecido con claridad, es
inevitable que se produzcan discusiones filosóficas en torno a su posible método. Algo
semejante ocurre también cuando, dentro de una rama bien consolidada de la ciencia, se
proponen perspectivas nuevas.
Sin embargo, cualquier descripción de la ciencia supone interpretaciones y
valoraciones. La ciencia experimental, en torno a la cual gira la filosofía de la ciencia,
es una realidad muy compleja; por tanto, cualquier descripción, por muy ajustada que se
encuentre a la ciencia tal como se da en la realidad, necesariamente se basará en
esquemas e interpretaciones que no son el resultado de una simple recolección de datos.
La determinación del valor de la ciencia es una tarea principalmente filosófica. Sin
duda, debe incluir análisis objetivos de los procedimientos empleados, pero exige
adoptar una perspectiva meta-científica, que se sitúa más allá de la ciencia. Sólo así
puede estudiarse la ciencia como un objeto de análisis. Como ya se ha advertido, esta
tarea puede (y probablemente debería) ser realizada también por los científicos; pero, al
hacerlo, deben adoptar una perspectiva que sale fuera de los procedimientos
habitualmente empleados en sus disciplinas, porque no existe otro modo de analizar el
valor de esos procedimientos y de los resultados que mediante su aplicación se obtienen.
La necesidad o la posibilidad de adoptar una perspectiva meta-científica para estudiar la
ciencia es negada por quienes proponen una epistemología naturalizada, que consiste en
estudiar la ciencia utilizando métodos idénticos a los que se utilizan en la ciencia
misma; en esta perspectiva, la ciencia es considerada como cualquier otro objeto de
estudio. Por ejemplo, Ronald N. Giere ha formulado una propuesta de este tipo,
afirmando que «el estudio de la ciencia debe ser, él mismo, una ciencia. La única
filosofía de la ciencia viable es una filosofía de la ciencia naturalizada»5. Esta
afirmación es una consecuencia de que, según este autor, «no existen métodos
filosóficos especiales para sondear las profundidades teóricas de ninguna ciencia. Sólo
existen los métodos de las ciencias mismas»6.
Giere considera su perspectiva como un paso hacia una nueva disciplina que todavía no
existe. Esa nueva disciplina sustituiría a los estudios actuales de filosofía de la ciencia,
concentrándose en estudios específicos acerca del desarrollo efectivo de la ciencia. En
1979 Giere ya había publicado un libro dedicado a analizar aspectos concretos del
trabajo científico, intentando ayudar a los lectores a desarrollar capacidades críticas para
comprender y evaluar los relatos de los hallazgos científicos7.
Giere subraya un punto importante cuando propone que la epistemología debería
estudiar el desarrollo efectivo de las ciencias; de hecho, sólo un estudio de ese tipo
puede proporcionar la base necesaria para la reflexión filosófica. La descripción de la
ciencia tal como existe en la realidad es un primer paso imprescindible para la filosofía
de la ciencia. Pero la posición de Giere implica un peligro de reduccionismo en la
medida en que parece afirmar que no existe una racionalidad diferente de la que se
emplea en la ciencia experimental. Algo semejante sucede con otras propuestas que
pretenden «naturalizar» la epistemología (la posición de Giere es solamente un ejemplo
concreto de tales propuestas).
En efecto, existe el peligro de «reduccionismo» cuando se considera a la ciencia
experimental como el único conocimiento válido de la realidad, o por lo menos como el
paradigma que debería ser imitado por cualquier pretensión cognoscitiva. En tal caso,
efectivamente, para estudiar la naturaleza y el valor de la ciencia debería utilizarse el
mismo método que emplea la ciencia misma. Sin embargo, no es difícil advertir que la
ciencia experimental se basa sobre una racionalidad humana más amplia que hace
posible la existencia y el progreso de la ciencia misma.
El método utilizado por la filosofía de la ciencia debe ser un método propiamente
filosófico. Para determinar la naturaleza y el valor de la ciencia es necesario colocarse
fuera de la ciencia misma y ejercitar una reflexión estrictamente filosófica, aunque esta
reflexión deberá utilizar el material proporcionado por los estudios históricos,
sociológicos y de cualquier otro tipo que proporcionen una buena base para el estudio
filosófico de la ciencia.
Las consideraciones precedentes adquieren una importancia todavía mayor cuando
advertimos que la filosofía de la ciencia no sólo se ocupa de la ciencia experimental,
sino también de las ciencias humanas, y de las relaciones de todas estas ciencias con la
filosofía. Resultaría imposible realizar estas tareas sin adoptar un enfoque filosófico. El
análisis de los diferentes tipos de ciencias, la determinación de su validez, y el estudio
de sus relaciones con otros ámbitos de la vida humana, exigen adoptar una perspectiva
metafísica acerca de la naturaleza del conocimiento humano.
A veces se plantea la dicotomía entre una epistemología descriptiva, que se limitaría a
describir cómo proceden de hecho los científicos, y una epistemología normativa, que
establecería las pautas que deberían seguir. En este contexto, se comprende que quienes
desean defender la autonomía de las ciencias sostengan que la epistemología sólo puede
ser descriptiva. Sin duda, no es tarea de la filosofía de la ciencia establecer, desde fuera,
normas que deban seguir los científicos. Cada ciencia tiene su propio nivel de
autonomía y sus propios criterios de validez que, como es lógico, son aplicados por los
científicos de cada área mejor que por personas ajenas a ese trabajo. Además, una buena
filosofía de la ciencia deberá contar, como base indispensable, con una buena
descripción de los procedimientos y resultados de las ciencias. Sin embargo, para
determinar la naturaleza y validez de la ciencia es necesario algo más que una simple
descripción: es preciso adoptar una perspectiva propiamente filosófica. Lo cual no
significa, en absoluto, que la filosofía pueda imponer a la ciencia, desde fuera, normas
que interfieran con su legítima autonomía.
La filosofía adopta una perspectiva general en la que nos preguntamos por el ser y el
significado de todo lo que existe en la realidad, mientras que las ciencias adoptan
perspectivas particulares. Por eso, las disciplinas estrictamente filosóficas, aunque
adopten métodos científicos, tienen un cierto carácter «sapiencial» en el sentido clásico
del término «sabiduría», según el cual es propio de la sabiduría considerar las diferentes
realidades ordenándolas según sus relaciones mutuas y su relación con el fin último del
hombre.
Si tenemos en cuenta que la ciencia es un tipo específico de conocimiento,
concretamente un conocimiento demostrado por el que trascendemos la experiencia
ordinaria mediante pruebas racionales, la filosofía de la ciencia será una parte de la
filosofía del conocimiento, la cual suele ser considerada, a su vez, como una parte de la
metafísica. En efecto, el conocimiento humano posee dimensiones espirituales, que le
permiten, precisamente por su carácter espiritual, reflexionar sobre sí mismo, y por este
motivo la filosofía del conocimiento viene a ser una parte de la metafísica, que estudia
el ser en toda su generalidad y el conocimiento humano en cuanto se extiende
potencialmente a todo el ser.
El conocimiento humano no se limita a lo sensible. De hecho, la ciencia experimental es
una de las pruebas más convincentes de la capacidad humana para trascender lo sensible
y remontarse, a través de razonamientos muy sofisticados, hasta la existencia y
propiedades de realidades que, aunque sean materiales, se encuentran muy alejadas de
las posibilidades de observación inmediata. La existencia de la ciencia experimental
supone que poseemos capacidades que nos sitúan muy por encima del resto de los seres
naturales: la capacidad de conocer la verdad, de expresarla, de saber que la conocemos,
de progresar en su conocimiento mediante argumentos. La filosofía de la ciencia
incluye el estudio de estas capacidades de conocimiento y, por tanto, pertenece a la
filosofía en sentido estricto, y se relaciona con la metafísica.
La filosofía de la ciencia se relaciona con la historia de la ciencia, que estudia el
desarrollo histórico de las ciencias, y con la sociología de la ciencia, que se ocupa de la
ciencia como actividad humana ejercida en el ámbito de comunidades que poseen
peculiaridades propias. En nuestra época asistimos a un desarrollo notable de la historia
y de la sociología de la ciencia. Sin duda, constituyen una base necesaria para obtener
una imagen fiel de la ciencia tal como existe en la realidad, y deben ser tenidas muy en
cuenta en la filosofía de la ciencia. Pero no pueden sustituir a la reflexión filosófica, que
se pregunta por la naturaleza y el valor de la ciencia.
Tanto las ciencias experimentales como las ciencias humanas poseen dos dimensiones
distintas aunque estrechamente relacionadas: la dimensión cognoscitiva y la dimensión
práctica. Dicho en otras palabras: las ciencias buscan un conocimiento que, si bien tiene
un valor por sí mismo, puede servir como base para aplicaciones prácticas. Por tanto, es
tarea de la filosofía de la ciencia estudiar ambos aspectos. Tradicionalmente la
epistemología se ha ocupado, sobre todo, de los problemas relacionados con el
conocimiento, pero en la actualidad cada vez se ocupa más de los aspectos relacionados
con las dimensiones prácticas, y especialmente con los valores. Los problemas
relacionados con los valores tienen una enorme importancia en la vida humana, y es
lógico prestarles gran atención. No obstante, la ciencia es, ante todo, un tipo de
conocimiento, y por tanto, para determinar rigurosamente su naturaleza e incluso su
relación con los valores, es necesario determinar su valor como conocimiento. El
estudio de la relación entre la ciencia y los valores nunca debería suponer el olvido de
los problemas relacionados con el conocimiento, que es el aspecto central de la ciencia.
Relación entre filosofía de las ciencias y la filosofía de la naturaleza
Se relacionan en el método, pues ambas tienen un método propiamente filosófico. La
filosofía de la ciencia para determinar la naturaleza de la ciencia y su valor es necesario
colocarse fuera de la ciencia misma y ejercitar una reflexión estrictamente filosófica,
aunque dicha reflexión deberá estar apoyada en material proporcionado por los estudios
históricos, sociológicos y de cualquier otro tipo que proporcionen una buena base para
el estudio filosófico de la ciencia. Del mismo modo la filosofía de la naturaleza utiliza el
mismo método filosófico para descifrar a los entes corpóreos, teniendo de lado los datos
que las ciencias experimentales le ofrecen para confrontar sus conclusiones. Análogo
El punto de contacto álgido entre ambos saberes radica en que para que un estudio
filosófico sobre el mundo físico sea completo debe incluir: cognoscibilidad (filosofía de
la ciencia) y, naturaleza (filosofía de la naturaleza).

Diferencias entre filosofía de las ciencias y la filosofía de la naturaleza


“La filosofía de la ciencia es una reflexión acerca de la naturaleza y el valor del
conocimiento científico. Sus problemas giran alrededor de una cuestión básica: ¿Cuál es
el valor de las demostraciones científicas?”
La filosofía de la ciencia estudia la naturaleza y el valor del conocimiento científico en
general, y también la naturaleza y el valor de cada una de las ciencias o grupos de ellas.
Dos son los temas principales de la filosofía de la ciencia:
1. la determinación de la naturaleza de la ciencia: es una tarea principalmente
descriptiva.
2. la determinación del valor de la ciencia (tarea filosófica): una tarea
filosófica que exige adoptar una perspectiva que se situé más allá de
paciencia, para poder juzgarla
Si se tiene en cuenta que la ciencia es un conocimiento demostrado, por el cual
trascendemos la experiencia ordinaria mediante pruebas racionales, la filosofía de la
ciencia será una parte de la gnoseología, la cual es también considerada como parte de
la metafísica. Porque sin un fundamento metafísico sería imposible determinar la
naturaleza del conocimiento científico. La lógica estudia las condiciones en que los
conocimientos son válidos.

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