Camino Recto y Seguro para Llegar Al Cielo San Antonio Maria Claret
Camino Recto y Seguro para Llegar Al Cielo San Antonio Maria Claret
Camino Recto y Seguro para Llegar Al Cielo San Antonio Maria Claret
PARA
LLEGAR AL CIELO
C A M IN O R E C IO Y S E G U R O
PARA
LLEGAR AL CÍELO
ESCRITO POR EL
164.a EDICIÓN
ES PROPIEDAD --------
NIEÍIL OBSTAT
J u a n P g s t í u s , C. M. F.,
Censor .
IMPRIMÍ POTEST
N i c o l á s G a r c í a , C, M. F.,
Superior genercilis .
NÍHiL OBSTAT
L d o . J e s ú s G. C o l o m o ,
Censor,
IMPRIMASE
D *. F r a n c is c o M o r a n ,
Vicario general.
PRÓLOGO
Para conmemorar la fecha glo-
rios
io sa dei’4
dei’4 de diciem
diciembre
bre de
de 1899
1899,, en
que Su Santidad el Papa León XIII
honró con el dictado de V e n e r a b l e
a su amadísimo Fundador el Siervo
de Dios Antonio María Claret, re-
solvieron los Misioneros Hijos de!.
Corazón de María publicar por
cuenta s 113ra, entre otras obritas del
Venerable, el áureo libro Camino
RECTO
RECT O y SEG
SEGURO PARA LLEG
LLEGAR
AR AL
c í e l o , llamado por los entendidos el
devocionario número míoy que tan-
tos pecadores ha logrado convertir
y a tantos otros ha fortalecido en el
camino de la virtud y santidad.
La edición a este fin preferida fue
la de 1859, que se puede llamar edi-
ción típica Tpor haber sido impresa
la intervención del Venérable Sier-
vo de Dios ni la de sus Hijos los Mi-
sioneros del Corazón de María.
Sin embargo, para que las perso-
nas devotas, que tanto aprecian el
in o r e c t o , puedan con este mis-
C a m in
mo devocionario satisfacer algunas.
otras devociones, hoy muy genera-
lizadas en España y América y ar-
dientemente recomendadas por el.
V e n e r a b l e P. C l a r e t , aunque en
su libro no las incluyera, sfe han in-
sertado en la presente edición l a s
devociones al Corazón ele Jesús y
al Corazón de María , los Escapu-
lario
lar iosfsf el a c to heroi
heroico
co en f a v o r de
las bendit
bend itas as án im as}
as } la recom en-
dación del alma y algunos Cánticos
p i a d o s o s ,
Se ha corregido cuidadosamente
todo lo referente a indulgencias con-
forme a los más recientes decretos
de la Santa Sede; se han añadido
algunas jaculatorias en el método de
B IOI O G R A F IAI A D E L V E N E R A B L E A N T O N I O M A R Í A C L A R E T
O B L IG A C IO N E S DE V A R IO S E S T A D O S
OBLIGACIONES DE LOS CABEZAS
DE FAMILIA
1 ,a Mantener la familia según el propio
estado,
2.a No disipar la hacienda en juegos ni
en vanidades,
3.a Satisfacer debidamente el salario a
criados, jornaleros, etc.
4.a Vigilar sobre las costumbres de sus
hijos y dependientes.
5.* Procurar que oigan la^ palabra de
Dios y frecuenten los Santos Sacramentos.
6 .a Corregirlos con prudencia.
7.a Castigarlos sin pasión de ira, etc.
S.il Tratarlos con benevolencia.
9 * Tenerlos ocupados.
10 Asistirlos en sus enfermedades.
Y DEPENDIENTES
MODO PRACTICO
PE COMULGAR CON GRAN UTILIDAD
BREVE EXPLICACIÓN
de los misterios que se representan
en la Misa*
Oración.
Jaculatoria.
¡Oh Salvador mío piadosísimo,
que mirando con ojos de clemencia
& Pedro, que os había negado por
tres veces, íe disteis amargas lágri
mas de sincera penitencia!: Mirad
me también a mí con ojos piado
sos, para que pueda llorar delan
te de Vos mis culpas, y merecer
de vuestra piedad aquellas gracias
que necesito para nunca negaros ni
de pensamiento, ni de palabra, ni
de obra. Amén.
Jaculatoria*
[Oh Criador mío amabilísimo> a
quien cantaron gloria y alabanzas
los Angeles, publicando la paz en la
tierra el día que nacisteis, comen
zando ya a padecer por mí! Asistid
me con vuestro amor, para que os
ame y dignamente os alabe por lo
mucho* que desde el pesebre hasta
la cruz padecisteis por mí, y dadme
la paz interior y exterior para estar
siempre unido con Vos y con mis
prójimos. Amén.
Jaculatoria.
AL PRIMER DOMIiYUS VOBISCUM
Oración,
Oración,
Jaculatoria.
[Señor mío y Dios mío!: Yo ado
ro vuestro sagrado Cuerpo que, en
el ara de la Cruz, fué inmolado para
la redención de todo el mundo.
Jaculatoria.
¡ S eñor mí o y D i os mí o! (El Papa
Pío X concedió siete años y siete
cuarentenas a los fieles que recen
esta jaculatoria mirando con amor
la S agra
ag radd a Hostia en el acto
act o de la
elevación en la Misa, o cuando está
expuesta solemnemente; pueden ga
¡Señor mío y Dios mío!: Yo ado
ro vuestra preciosa sangre, que, de
rramada en la Cruz, fué ofrecida al
Eterno Padre para nuestra salva
ción.
Jaculatoria.
Oración,
Ja
J a c u l a t o r i a ,
AL
A L « P A X DOM
DOMIN
IN1
Oración,
Ja
J a c u l a t o r i a .
Oración,
Ja
J a c u l a t o r i a .
f . Oremos
Orem os por po r nuest
nuestro ro Pontí
Pon tí
fice.
fice. N.
N.
]S). El S e ñ o r le con
co n serv
se rvee y fo
for
A LA COMUNIÓN Y POSTCOMUNIÓN
Oración.
¡Oh Jesús purísimo! Vos que por
mi amor quisisteis ser puesto en un
sepulcro nuevo de piedra, que a los
tres días dé enterrado resucitasteis
y por espacio de cuarenta días os
aparecisteis varias veces a vues
tros amados Apóstol es-, dándoles
las pruebas más evidentes de vues
tra Resurrección, y revistiéndolos
a ellos y a sus sucesores de vuestro
poder de perdonar pecados; conce
dedme, Señor y Dios mío, que, por
una buena confesión hecha a vues
tros ministros, resucite a la vida de
la gracia, que sea purificado y se
renueve mi corazón, y pueda final-
mente, presentarme un día con la
¡Señor mío Jesucristo, que ha
biendo cumplido el número de cua
renta días después de vuestra glo
riosa Resurrección, subisteis al cie
lo en presencia de vuestros discípu
los!: Concededme, os ruego, que mi
alma tenga fastidio de todas las co
sas terrenas por vuestro amor, y so
lamente aspire a las eternas, de
seando a Vos, |oh mi Señor!, como
a fuente de toda dicha y como al
santuario de todo descanso para el
alma cristiana. Amén,
J l i
AL DAR EL SACERDOTE LA BENDICIÓN
Oración,
Ja c u la to ria .
J l t i
Concluido el Evangelio, te arrodillarás y
dirás:
Gracias os doy, divino y soberano Se-
ñor, por los beneficios que acabáis de
dispensarme dejándome oír este santo
sacrificio de la Misa; perdonadme las fal-
tas que en ella he cometido, y haced
que quede impresa en mi corazón la me-
moria de vuestra pasión y muerte, y que
tenga un verdadero dolor de mis peca-
dos , ya que fueron la causa de vuestras
penas. Amén.
Reza xm Padre nuestro, Ave María y
Credo; luego el acto de contrición, Señor
mió Jesucristo, y finalmente dirás: ,
Señor, aquí os dejo mi corazón: con
vuestra bendición iré a ocuparme en mis
obligaciones; dádmela, pues, Señor. Y
saníigttándoíe dirás: La bendición de
Dios omnipotente, Padre5Hijo y Espíri-
tu Santo, descienda sobre mí y perma-
nezca siempre. Amén.
Virgen María, sed siempre mi amparo
y guía. Amén.
que estás viendo a Jesús en las agonfas del
huerto, y habla así contigo mismo:
Alma mía, ¿quién es éste qtte padece?
El Hijo de Dios hecho hom bre por mi
amor, el Hijo del Eterno Padre, el Rey
del cielo y de la tierra, mí Dios, mi Pa-
dre, mi Criador, mi Redentor.
¿Y qué padece? ¡Ay, qué terribles pe-
ñas! Ciertamente habían de ser ellas las
más horribles y espantosas, cuando su
sola memoria le puso en tan mortal ago-
nía qtie le arrancó un sudor copioso de
sangre... Padre mío, exclamaba nuestro
buen Jesús a su Eterno Padre; Padre
mío, si es posible , apartad de mí este
cáliz para que no haya de beberlo ; pero
no se haga mi voluntad , sino la vues-
tra. Aquí se le presentaron todos los
tormentos de su pasión y muerte: los
cinco mil azotes que habían de abrir y
llagar sus sagradas espaldas, las setenta
y dos espinas que habían de atravesar
su santísima cabeza, los bofetones, las
salivas, las mofas, los desprecios, la
cruz, los clavos, la hiel y vinagre, las
contumelias, y sobre todo, nuestra in-
- Í7G -
¿ Y por qué padece esto? Porque quie-
re llevarme al cielo; porque no quiere
que me condene; porque no quiere que
caiga en aquellos abismos de fuego en
los que había de arder, rabiar y desespe-
rarme eternamente par mis pecados.
Y en vista de jeojki lo dicho, ¿no esti-
maré a mi Dios, que me ha amado hasta
tal extremo? ¿No aborreceré y lloraré
mis culpas, que han sido para mi Dios y
Señor la causa de tantas penas? ¿Podré
menos de tener paciencia en ios traba-
jos que él se sirva enviarme para satis-
facer mi's pecados, sabiendo que con
éstos lie merecido tantas veces las ho-
rribles penas del infierno? jAy, Dios
mío!... Sí; moriré antes que pecar, jamás
volveré a ofenderos; yo propongo acep-
tar con espíritu de penitencia todas mis
penas y trabajos, y os ios ofrezco en
unión de los que padecisteis por mi
amor, para que, unidos a los vuestros,
me sirvan de satisfacción por los muchos
pecados que he cometido. ¡Ay mi Dios
y Padre mío! |Ojalá que no os hubiese
jamás ofendido! ]Ojalá que siempre os
alcance su gracia y amistad y después la
eterna gloria. Amén.
Si sabes ocuparte en estos santos pensa-
mientos, aunque no llagas otra cosa en toda
la Misa, la habrás oído bien y habrás em-
pleado bien el tiempo en el santo servicio
de Dios, Pero si no sabes entrar en estas
santas consideraciones, o por hallarte dis-
traído (como no sea voluntariamente), o por
sequedad y falta de devoción sensible, o por
otras causas, con las cuales no pocas veces
te probará el Seño* para desprenderte de
las cosas del mundo, y hasta de ti mismo, no
por esto te has de turbar, sino alentarte a la
paciencia, envista del ejemplo de Jesucris-
to, que estuvo por espacio de tres horas en
la mayor desolación en el huerto y en la
cruz; y pasar adelante siguiendo la misma
práctica, y parándote en aquello en que te
sientas más movido.
sión en noticia de todos los allí reunidos.
Dichas estas palabras, el niño murió.
San Proclo y el emperador, oída esta rela-
ción, mandaron unánimemente que todos
entonasen en público este sagrado cántico,
e inmediatamente cesó el terremoto y que-
dó quieta toda la tierra. De aquí provino el
uso del Trisagio, que el concilio general
Calcedonense prescribió a todos los fieles,
como un formulario para invocar a la Santí-
sima Trinidad en tiempos funestos y de ca-
lamidades; de aquí ha venido el merecer la
aprobación de tantos Prelados de la Iglesia^
que lian apoyado su práctica enriqueciéndo-
la con el tesoro de las indulgencias, y de
aquí, finalmente, ha venido que se, haya
puesto en método, impreso y reimpreso tan-
tas veces, siempre con universal aplauso, y
aceptación de todos, teniéndole como un es
cutio impenetrable contra todos los males
que Dios envía a la tierra en castigo de
nuestros pecados.
OFRECIMIENTO
Rogárnoste, Señor, por el estado de la
Santa Iglesia y Prelados de ella; por la
exaltación de la fe católica, extirpación
Trinidad, ahora y siempre; y por todos
los siglos de los siglos.
Amén.
f . Abrid, Señor, mis labios.'
Y mi voz pronunciará vuestra ala-
banza.
f : Dios mío, en mi favor benigno
entiende.
ejí, Señor, a mi socorro presto
atiende.
f , Gloria sea al Padre.
Gloria al Eterno Hijo,
Gloria al Espíritu Santo.
q¿. Por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
En tiempo de cuaresma se dice:
Alabanza sea dada a ti> Señor, Rey de
la eterna gloría.
ACTO DE CONTRICIÓN
ORACIÓN
Señor Dios, Uno y Trino: Dad-
nos continuamente vuestra gracia,
vuestra caridad y la comunicación
de Vos, para que en tiempo y eter-
nidad os amemos v_ glorifiquemos.
Dios Padre, Dios llijo y Dios Espí-
ritu Santo, en una deidad por todos
los siglos de los siglos. Amén,
DEPRECACIÓN DEVOTA
A LA BEATISIMA TRINIDAD
OBSEQUIOS Y OFRECIMIENTOS
Á LA SANTÍSIMA TRINIDAD
AL
SANTÍSIMO SACRAMENTO
OBSEQUIOS Y OFRECIMIENTOS
A MARIA SANTISIM A
1. Sé muy bien, Virgen Santísima,
que para ser verdadero devoto vuestro
me debo abstener de todo pecado, imi-
tar vuestras virtudes, frecuentar los
Santos Sacramentos, presentaros algu-
nos obsequios>y hacer bien, con agrado
y perseverancia, las devociones y demás
cosas de vuestro servicio: en todo esto
me ejercitaré yo con vuestro auxilio
para complaceros y daros gusto, Madre
mía.
2. Cada hora rezaré un Ave María.
Cada día rezaré una parte del Rosario.
Cada sábado ayunaré o me mortificaré
en alguna cosa. Cada primer domingo
recibiré los Santos Sacramentos y reza-
ré las tres partes del Rosario.
Of r e c i m i e n t o y o b s e q u i o
A MARÍA SAN T ÍSIMA, MADRE DE DIOS
Y MADRE MÍA (i)
INTRODUCCION
La oración llamada Rosario es la de-
voción más grata a Dios y a la Santísi-
ma Virgen, y a la par la más provecho-
sa a todos los hombres, después de la
santa Misa; con decir que la misma Ma-
dre de Dios la enseñó al gran patriarca
Santo Domingo como un eficaz remedio
para socorrer las necesidades del mundo
sonas y familias que no dejan pasar día
sin pagar a María este tributo de devo-
ción, porque ellas recibirán de esta bue-
na Madre muchas y eficaces gracias en
vida, y más especiales aún en la hora de
la muerte, y por fin, la gloria eterna.
Es verdad que algunos tienen costum-
bre de rezarlo todos o casi todos los
días; pero tan mal, que antes podría mi-
rarse como un insulto que como culto
dirigido a María, y qué por ello más bien
se acarrean la indignación de la Virgen
que sus gracias. Para que tú no hayas
de experimentar este mal, te diré cómo
has de rezarlo.
AI comenzar a rezar el Rosario, te
pondrás modesto y devoto, dejando
toda postura que parezca menos a pro-
pósito para hablar con la Reina de los
ángeles y de los hombres; no hablarás,
no dormirás, ni pronunciarás bostezan-
do, ni ahuecarás o arrastrarás la voz, ni
rezarás como cantando, que promueve
a indevoción o excita sueño; n o te me-
terás en preguntar cosa ajena de aquel
acto, ni comenzarás hasta que hayan
de Dios. No lo hagas, pues, tú así; pro-
cura con cuidado que todas las palabras
vayan con pausa regular * que se pronun-
cien enteras y no como mascadas o
entrecortadas, que se dé lugar a que los
compañeros puedan hacer ío mismo, y
que todo vaya con edificación. Por cier-
to que si hubieses de hablar a una reina
de la tierra procurarías, no sólo estar
modesto y oompuesto en su presencia,
sino que pondrías gran cuidado en lo
que hablaras y gran atención a lo que
te hablara; aviva, pues, tu fe, y sabe
que rezando el Rosario hablas con Dios
y con María, que son los reyes y seño-
res do cielos y tierra, y esto te obli-
gará a estar modesto y atento. Y para
que puedas alcanzar las gracias corpo-
rales y espirituales, temporales y eter-
nas que suelen concederse a los que
devotamente lo rezan, pon delante de tu
consideración las personas que concu-
rren en cada uno de los misterios que
meditas, y esto te ayudará también para
conocer cuánto han hecho Jesús y María
para salvarte; con estas reflexiones, el
Cuar
uarta estaci
estación,
ón, que
que es el lulugar er
que
que, cami
caminando
nando nuestro
nuestro amado
amado Je Je
sús
sús con la cruz a cuestas,
cuestas, enenco
contr
ntréé
a su Madre
Madre Santísi
antísima
ma tri
triste y afli-
fli-
gida
gida,, y mirándos
ándose e aquell
aquellos
os dos fino
finos
aman
amantes,
tes, sint
sintiier
eron
on traspasad
traspasadosos de
dolor
dolor y amargu
amargurra sussus corazones
corazones,,
ORACIÓN
¡Oh sober
soberana
ana Señora
Señora y MadrMadre e la
más tri
triste y afligi
afligida!
da!:: Por la cruel
espada
espada de dolo
dolorr que traspas
traspasó ó vue
uess-
tro
tro Coraz
orazón
ón mirando a Jesús,esús, vues-
tro
tro Hi
Hijo, eclipsada
eclipsada la luz luz de sussus
ojos, afeado su rostro
rostro,, atorm
atormentado
entado
con
con la pesada carga arga de la cruz y
hecho
cho el oprobi
oprobio o de loslos hombre
hombres,s,
alcanzadm
alcanzadme, e, Madr
Madre e afligidí
fligidísi
sim
ma, ya
que mis culpas
culpas fuero
fueronn la causa
ausa de
tantas
tantas penas
penas y dolodolorres, que
que pueda
pueda
yo
yo llorarlas amarmargame
gamen nte; para
q e puri
purificado
ficado concon la confesión
confesión
QUINTA ESTACIÓN
¡Oh abantísi
abantísimo
mo Jesús,
esús, queque por
mi. amor llev evas
astei
teiss la muy
muy pesada
pesada
cru
cruz por
por el camcamino deldel cal
calvvario
ario, y
qui
quisiste
sisteiis que
que en
en la per
persona
sona del CiCi
reneo . os ayudásemos
ayudásemos a llevarla rla,
para quque de esta suerte part partiicipáse-
mos de los tesoros de la cruz cruz!!: Dad-
me gracia,
racia, Señ eñoor, para que que, con
mucha devoción
devoción y espí espírritu fervrvo
oro-
ro-
so/
so/ abrace
abrace la la cruz
cruz dede. la abne
bnegación
gación
de mí mimismo,
smo, y dé de de mano a las las
costum
costumbr bres
es vi
viciosas;
sas; a finfin de que,
sigui
iguiendo así vuestr
uestroos pasos,
pasos, alcalcan-
ce los eternos
eternos gozos de de la gloria ria
Am
Amén.
Lo demás, como en la pág\ 284.
SEXTA ESTACION
Consider
onsidera,
a, alma
alma cricristi
stiana., esta
sexta
sexta estaci
estación,
ón, que es el lugar en
que
que sal
salió al encuentro
encuentro de nuestro
piad
piadoso
oso jesús aquel
aquella santa
santa m.ujer
jer
ORACIÓN
¡Oh heherrmosísi
osísim
mo Jes
Jesús
ús,, que te- te-
niendo afeado vue uesstro ros
rostro con con
las in
inmundasdas sali
salivas,
as, os lo lim limpió
con sus
sus tocas aquell
aquellaa devot
devota a muj
mujer
er,,
que
quedan
dando estampada en el elllas vues-
tra faz san
santísim
tísima!:
a!: Os suplico,
suplico, Se- Se-
ñor* que
que estam
stampéi
péis en mimi alma la
imagen
gen dede vuestro
uestro rostro
rostro,, y me déis
déis
favor y gracia para conservarla
siem
siemprpre
e con
con obr
obras dede perfecta
erfecta cari- ri-
dad
dad para
para que
que así la pueda
pueda presen
resenta
tar
r
en vuestra eterna gloria. Amén.
. Lo dem
demás}c
ás}como en lapág. 284.
SÉPTIMA ESTACIÓN
Consider
onsidera,
a, alm
alma
a cristiana,
stiana, esta
esta
séptim
séptima estación,
estación, que
que es el lugar de
oración:
¡Oh san
santísim
tísimo Jesús!
Jesús! Por aquel
aquella
gran fati
fatiga
ga que sint
sintió vuestro
uestro deli-
cado cuerpo, que que, no pudien
pudiendo
do ya
resisti
esistirr al graví
gravísi
simo
mo peso de la
cruz
cruz, os. hizo caeraer en tierra por
por se-
gun
gunda vez suplico} espo
ez,, os suplico esposo
so de mi
alm
alma, que
que ilumi
luminé
néiis mi entendi
entendimmien
en--
to, a fin
fin de que conozcnozca el inmenenso
so
peso
peso de los
los pecado
pecadoss que cometo,
cometo, y
que
que me dei
deis grac
racia para queque no me
arrastre
rrastrenn a ununaa eterna
eterna pen
pena, antes
antes
vi
viva siempre en mí el deseo de ama-
ros, servi
serviros y alabar
alabaros
os en esta
sta
yida y en la glori
yi gloria.
a. Aménén..
Lo demás, como en lapág. 284. 84.
OCTAVA ESTACIÓN
Considera,
onsidera, alma
lma cri
cristian
stiana,
a, esta
esta
octav
tava esta
estación,
ción, que es aque
quel lugar
en que un
unas
as piadosas
piadosas muj
mujer
eres,
es, vien
en--
d J ús d i
ORACIÓN
¡Oh di
divi
vin
no y sober
soberano
ano Maestro,
que
que ananclando
clando el cami
camino del Calva
rio
rio, en medio
dio de
de aquel
aquellla inme
nmensidad
nsidad
de torm
tormen
entos,
tos, en
enseñ
señaste
asteiis a las pia-
dosas mujeres,
mujeres, queque se dolían
dolían de
vu
vuestras penas, que llorasen por sí sí
y po
por sus culpas!: CoConcededme, Se Se-
ñor,
or, que, con
con ferv
ervooros
rosas lágrimas
ágrimas
de contri
contrición,
ción, llore yo mis pecados,
pecados,
y con ellas se purifique mr al alma de
los mu
muchos en que
que ha inc
incurr
urriido con
con
obras peca
pecam minosas;
osas; para que, puri-puri-
ficado mi espíritu esté siempre en
vuestra amistad y gracia y goce
vu
eternam
eternamente
ente las deli
delici
cias
as de la glo-glo-
ria. Amén.
NOVENA ESTACIÓN
Consider
onsidera,
a, alma
lma cristi
cristiana
ana,, esta
esta
nov
novena estaci
estación,
ón, que es el lugar en
ORACIÓN
¡Oh beni
benigní
gnísim
simo Jesúsesús,, que
que su
su
fristei
fristeiss que los jud judííos atrop
atropell
ellasen
asen
vu
vuestra sagrada persona, con que
os hicier
cieron
on dar por por terc
tercera
era vez en
tierr
tierra!: Dadme
dme gracia,
gracia, Señeñoor y Dios
Dios
mío, a fin de que suf ufrara yo las inju-
nju-
rias
rias de mis enem enemigos, y que que por
por
vu
vuestro amor me me niegue a mí mis-
mo; para queque, llevevando
ando con pacipacien-
cia los
los trab
trabajajo
os y adversi
adversidades
dades dede
esta
esta vida, llegllegue
ue a go gozar las deli
deli--
cia
cias de la glo
gloria. Amén én..
Lo dem
demás}c
ás}como en lapág. 284.
DÉCIMA ESTACIÓN
Consider
onsidera,
a, alma
alma cristian
cristiana,
a, esta
esta
décim
décima estación,
estación, que es el lugar del
ORACIÓN
¡Oh piadosí
piadosísimo
simo Jesús, queque sufr
sufris-
teis y toler
tolerastei
asteiss de los sacr
sacrilegos
legos
ju
judíos que os arrancasen vuestros
santos
santos y reales
reales vestidos,
estidos, con
con que se
tornaron a renovar vuestras llagas,
quedando
quedando desnud
desnudo o del
delante de to- to-
dos!
dos!:: Suplico
uplico a vuevuesstra divi
divina
na bon-
bon-
dad
dad que
que por estos
estos dol
dolores
ores y penas
penas y
por
por lo qu
que os afli
afligier
gieron
on al ofreceros
receros
el vino mez
mezcl
clado
ado con
con hihiel, me con-
con-
cedái
cedáis, Señor,
Señor, queque no beba yo los
deleites
deleites,, que
que, mezezcl
clados
ados con la hi hiel
de la culpa,
culpa, me of ofrece
rece el mumundo,
sin
sino que,
que, desnudo
desnudo de mi amor amor pro
pió, siga
siga al que
que popor mí sufrió
sufrió estar
estar
desn
desnu udo en el
el,,árbo
árbol déla cruz^ para
UNDÉCIMA ESTACIÓN
Consider
onsidera,
a, alma
alma cristi
cristiana
ana,, esta
undéci
décima estaci
estación,
ón, que es el lu lugar
en que nuestro
nuestro pia
piadoso Jes
Jesús
ús fué
ORACIÓN
[Oh clemen
clementísitísim
mo Seño
Señor!
r!:: Por
aquel in
inmenso amor que que abrasab
rasaba a
vu
vuestro Corazón y con que sufris-
teis ser tendido en la la cruz
cruz y clava-
dos vues
vuestros
tros pies y manos santí santísi-si-
mos en elellla, os pido, Dios mío, que que,
por vuestra inefable caridad, no ex-
tien
tienda
da yo jamás
jamás mis pies y manos anos a
maldad
aldad alguna;
alguna; antesantes bi
bien, traspa
traspa
sado
sado mi cor
corazón
azón con vuestro
uestro divi
divin
no
amor, viva siempre crucificado en
vu
vuestro santo servicio por medio de
la gracia y misericordia infinita y
reine despu
despué és con VoVos en la glo
gloria.
ria.
Am
Ame n .
DUODÉCIMA ESTACIÓN
Considera, alma cristiana, esta
duodéci
duodécim
ma estación,
estación, que
que es el lu
lugar
en que
que, cruci
crucifi
ficado
cado ya nuestro
nuestro Se-
ñor Jesucristo,
esucristo, dejar
dejaron
on caer de gol-
gol-
ORACIÓN
[Oh divi
divino
no Jesús
esús,, esposo de nunues-
es-
tras almas,
almas, que
que clav
clavad
ado
o en la san-
ta cruz entr
entre dos
dos ladrones,
ladrones, fufuiis
teis alzado
alzado y enenar
arbol
bolado
ado a la vivista
de todo el mundo y padecisteis atro-
ces tormentos!
tormentos!:: Os supli
suplico,
co, Señor,
eñor,
que curéis
uréis los
los males de mi alma, y
que
que, memenospreci
nospreciando
ando yo yo al mundo
con sus
sus van
vaniidades y loc
locur
uras,
as, se le-
le-
va
vante mi espíritu a la contempla-
ción de las cosas divdivinas
nas y eternas,
eternas,
y solamente os ame a vos, y por
amor
amor vuestr
uestro abo
aborr
rrez
ezcca al mundo
y a mí mismo hasta ve veros en la glo-
ria, Amén.
Considera,
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esta
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oterci estaci
estación,
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ORACIÓN
MORTIFICACIÓN EXTERNA
MORTIFICACIÓN DE LA VISTA
«Es parte de la inocencia el ser uno cie-
go», decía Séneca; y en verdad, por una tris-
te experiencia sabemos que son infinitos los
que se han precipitado en los vicios y críme
Señor nuestro, que siempre la trajo modes-
tamente recogida, por cuyo motivo los Evan-
gelistas nos refieren las veces que la levan-
tó, como que era en él cosa singular y no
acostumbrada. Por lo gue tú procurarás mor-
tificarla en los casos siguientes:
1,° Te abstendrás de mirar aquellos ob’
jetos que podrían suscitar en tu alma pensa-
mientos pecaminosos, como son figuras des-
honestas, comedias poco decentes, con espe-
cialidad si van acompañadas de baile, que
por la circunstancia' del modo de vestir y
saltar debe considerarse como causa provo-
cativa de pensamientos torpes; y en efecto:
muchísimos que en todo el decurso de la co-
media habían tenido como adormecida la
concupiscencia, al ver romper el baile sin-
tiéronse asaltados de un tropel de pensa-
mientos impuros que, abrasándolos en ^el
fuego de las delectaciones amorosas, les hizo
cometer otros tantos pecados mortales. Son
muchos ios que experimentan lo que Atiplo,
de quien nos refiere San Agustín que fué al
teatro coñ propósito de no mirar cosa mala;
pero, puesto allí, miró, pecó e hizo pecar a
otros, No vayas, pues, tú a aquellas reunio-
nes en las cpie los concurrentes visten con
poca modestia; a los bailes digo, y saraos; y
cuando vayas por las calles y plazas, nunca
fijes la vista en personas del otro sexo, espe-
como el Profeta: Apartad>Señor, mis ojosf
para qué nú vean ¡a vanidad. El. saber
mortificarse en estas y otras cosas,"por ino-
centes y honestas que sean en sí; ■es un me-
dio poderosísimo para adelantar en la per-
fección. De San 3/rancisco de Borja se lee
que cuando cazaba con halcones en el acto
de arrojarse éstos sobre la presa bajaba los
ojos y se privaba de mirarlos; y de San .Luis
Gonzaga cuenta su historia que se privaba
de mirar los espectáculos más curiosos a que
había de asistir por precisión. Haz’ tú lo
mismo algunas veces, especialmente cuando
por precisión bayas de andar por las calles,
plazas y lugares públicos. Dije algunas ve-
ces, no siempre, porque exigir que lo hicie-
ras siempre sería no conseguir nada por pe-
dir demasiado. Te causará alguna repug-
nancia aí principio, lo sé; pero después ex-
perimentarás ya mucha facilidad, y con ella
paz, alegría y mérito en este mundo, y gran
premio en el otro.
3.° Cuando no quieras mortificarte, sino
dar algún recreo y solaz a. la vista, mirando
las flores, los árboles, jardines, edificios y
otras cosas honestas por este estilo, y que no
encierran peligro de pecar, acostúmbrate a
levantar el espíritu al Criador, pensando
que El es el manantial y origen de toda la
hermosura, belleza y orden, }r que de El han
MORTIFICACIÓN DEL OÍDO
MORTIFICACIÓN DE LA LENGUA
Gran cuidado has de poner en mortificar
la lengua para que no se deslice en pala-
bras vanas, inútiles, de propia alabanza o
torpes en maldiciones, blasfemias u otras
cosas que pueden ser injuriosas a Dios, per-
judiciales a ti mismo o al prójimo. E l que no
peca con la lengua —dice el Apóstol San-
experiencia liós enseña que la lengua es la
universidad de maldades, y que hasta perso-
nas espirituales son cogidas por Satanás en
los lazos de la lengua. Por esto es indispen-
sable poner un exquisito cuidado en gober
narlat y al efecto valerse del consejo que da
San Bernardo diciendo; Pasar dos veces
por la lima lo que una sola ves ha de pro
nunciar la lengua . Dando a entender que
antes que hables has de considerar con el en-
tendimiento si lo que vas a decir es o no se-
gún la voluntad de Dios, si será de provecho
o de daño al prójimo. Con esta reflexión evi-
tarás muchas palabras de las que, después de
dichas, te habría de pesar. Habla, pues,
poco, conforme al consejo de Séneca, que
decía: Jam ás me pesó de haber callado,
pero sí de haber hablado . Y el Espíritu
Santo asegura que hablando mucho no
faltan pecados« Calla, pues, repito, y no
hables sin necesidad, caridad u obediencia,
y al efecto puedes valerte de las adverten-
cias siguientes:
1.a Piensa que Dios apunta las palabras
que dices, y que de todas te pedirá cuenta
en el día Sel juicio, hasta de las ociosas,
como nos lo dice en su santo Evangelio.
2.a Antes de hablar levanta el corazón a
Dios, y pídele gracias para no sobrepasarte,
diciendo con el Profeta: Poned Señor, un
¿as pesadas> ni uses de equívocos qne puej
dan tomarse en mal sentido o que puedan
apesadumbrar al prój imo.
5.a Habla con sencillez e ingenuidad y
sin ficción; pero jamás saques a plaza las
faltas del prójimo, y aun cuando éstas sean
va públicas y sabidas o sean defectos natu-
rales, siempre será bueno que tomes el me-
jor partido, que es callar, porque a nadie le
gusta quese publiquen sus defectos o se ha-
ble de ellos
6.a Aborrece las disputas o el sostenerte
ñrme en tus trece; cuando hdyas.de manifes
tar tu parecer, hazlo con modestia y dulzura
con deseo de que triunfe la verdad, y nunca
por salir con la tuya ni por el prurito de que
se cumplan tus antojos; muy al contrano:'si
la conciencia lo permite, prefiere acomodar-
te al parecer de otros antes que porfiar, pues
esto es de.gran provecho espiritual, porque
es cosa sabida que mejor es ser modesto que
porfiado. [Cuántos altercados, desuniones y
pecados evitarás practicando estos consejos!
7.a Nunca digas palabra que ceda en
propia alabanza, ni cuentes lo que has dicho
o hecho con el objeto de ser tenido por sabio,
valiente o virtuoso; porqué por lo mismo
que no sienta bien la alabanza en boca pro-
pia, te harías despreciable. Para no faltar,
d importanci acuér
quien no procura vencer antes la gula en
vano se prometerá vencer los demás vi-
cios.
Téngase, pues, como máxima inconcusa,
o como principio fundamental, que el hom-
bre no ha de vivir para comer y beber, sino
que ha de comer y beber para vivir. Se ha
de comer y beber para sustentar la natura-
leza y no para regalar los sentidos; y estos
principios son los que han de regular la can-
tidad y calidad de. los alimentos. El que no
se mortifica en la comidat decía Santa
Catalina de Sena, es imposible que pueda
guardar su inocenciat pues por la gula se
perdió Adán , . .
Toda destemplanza en la comida y bebida
es perjudicial al cuerpo y al alma. Ya 110 se
duda que la mayor parte de las enfermeda-
des son efecto de la gula. Las apoplejías*
las diarreas, las obstrucciones, los dolores
de estómago, Jos de costado, y otros males
que seria largo enumerar, comúnmente no
reconocen otra causa que los excesivos ali-
mentos. Pero estas enfermedades corpora-
les, aunque grandes males, son muy insigni-
ficantes en comparación de los males espiri-
tuales que acarrea la gula.
Es imposible, decía Casiano, es imposi-
ble que 110 experimente tentaciones impu-
ras el que está lleno de comida; y he aquí
ceníivo del deseo de ilícitos placeres. Y
éntre otras cosas ■añadía: Te aviso quey
como esposa que eres de Jesucristo, huyas
del vino como de un veneno. Y Salomón
en los Proverbios dice: E l vino es lujurioso;
es el cebo de la incontinencia; y luego pre-
gunta: ¿Para quién scrá7t los lamentos?
¿No es verdad que serán para los dados
al vino y que procuran apurar las copas?
Porque sabe todo esto Satanás, que se huel-
ga de nuestra desgracia en éste y en el otro
mundo, ha hecho abrir tantas tabernas, figo-
nes, cafés y fábricas de licores, que son como
otras tantas fábricas de pólvora para hacer
guerra a la castidad y demás virtudes, por-
que de la impureza nacen todos los males,
hasta la herejía, según nuestro adagio: No
hay hereje sin mujer .
Y así, para librarte de tamaños males,
anda alerta con la comida y bebida: nunca
entres en taberna, café .o figón sino por ne-
cesidad, ni comas ni bebas sino en las horas
acostumbradas; y entonces, echa la bendi-
ción sobre la comida antes de empezar a co-
mer, y al concluir, da por ella gracias a
Dios. No quieras hacerte semejante a aque-
llos animales inmundos que puestos debajo
de la encina, tragan la bellota sin levantar
su cabeza para mirar a quien les prodiga el
lo; antes bie al tomar ali
el gusto como por único fin. No es .lo mismo
comer con gusto que comer por gusto: lo
primero es lícito, porque sin el incentivo del
gusto, ¿quién comería? Lo segundo es peca-
do o defecto, porque es invertir ei orden; es
colocar el fin en lo que sólo es medio o ins-
trumento; es gozar de lo que sólo se debe
usar; es, en Jin, destruir aquella máxima
que dejamos sentada, a saber: que el hom-
bre no ha de vivir para comer y beber,
sino beber y comer para vivir.
Es un acto de mortificación muy loable el
no quejarse jamás de la comida o bebida;
que el superior vele en favor de los demás,
está muy puesto en razón; pero un particu-
lar nunca diga que está crudo o cocido, frío
o caliente, soso o salado, sino que coma lo
que traígan y del modo que lo traigan, a no
ser que conozca seríe dañoso al cuerpo o al
alma, como si fuese cosa que le hubiese de
causar alguna indisposición o que se opusie-
ra a algún precepto. Santo Tomás nunca
pidió comida alguna en particular,■y siem-
pre decía que con lo que le presentaban
quedaba satisfecho* San Ignacio jamás re-
husó plato alguno, ni se quejó aunque estu-
viera mal cocido o mal guisado. San Juan
Clímaco también comía de todo, y muy des-
pacio esperaba que los demás fueran co-
miendo para concluir juntos. También es
que son enemigos de ía cruz de Cristo y
cuyo Dios es el vientre.
ORACIÓN
NOVENA DE LA GRACIA
ORACIÓN A SAN FRANCISCO JAVIER
A
OEACIÓN
GRITO
DE
TODOS LOS CONDENADOS