Camino Recto y Seguro para Llegar Al Cielo San Antonio Maria Claret

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Camino recto y seguro

para llegar al Cielo


San Anotnio María Claret
CAMINO RECTO Y SEGURO

PARA

LLEGAR AL CIELO
C A M IN O R E C IO Y S E G U R O
PARA 
LLEGAR AL CÍELO
ESCRITO POR EL

VENERABLE P. ANTONIO MARIA GLARET


 Ar
 A r z o b i s p o y F u n d a d o r
de Li Cau^
Cau^rr e la c ió n de Misioner
Misioneros
os
Hijos del Corazón. de María,

164.a EDICIÓN

ES PROPIEDAD --------
NIEÍIL OBSTAT
 J u a n P g s t í u s , C. M. F.,
Censor .

IMPRIMÍ POTEST
N i c o l á s G a r c í a  , C, M. F.,
Superior genercilis .

NÍHiL OBSTAT
L d o . J e s ú s G. C o l o m o  ,

Censor,

IMPRIMASE
D *. F r a n c is c o M o r a n  ,

Vicario general.
PRÓLOGO
Para conmemorar la fecha glo-
rios
io sa dei’4
dei’4 de diciem
diciembre
bre de
de 1899
1899,, en
que Su Santidad el Papa León XIII
honró con el dictado de V e n e r a b l e
a su amadísimo Fundador el Siervo
de Dios Antonio María Claret, re-
solvieron los Misioneros Hijos de!.
Corazón de María publicar por
cuenta s 113ra, entre otras obritas del
Venerable, el áureo libro Camino
RECTO
RECT O y SEG
SEGURO PARA LLEG
LLEGAR
AR AL
c í e l o , llamado por los entendidos el
devocionario número míoy que tan-
tos pecadores ha logrado convertir
y a tantos otros ha fortalecido en el
camino de la virtud y santidad.
La edición a este fin preferida fue
la de 1859, que se puede llamar edi-
ción típica Tpor haber sido impresa
la intervención del Venérable Sier-
vo de Dios ni la de sus Hijos los Mi-
sioneros del Corazón de María.
Sin embargo, para que las perso-
nas devotas, que tanto aprecian el
in o r e c t o , puedan con este mis-
C a m in
mo devocionario satisfacer algunas.
otras devociones, hoy muy genera-
lizadas en España y América y ar-
dientemente recomendadas por el.
V e n e r a b l e P. C l a r e t , aunque en
su libro no las incluyera, sfe han in-
sertado en la presente edición l a s
devociones al Corazón ele Jesús y
al Corazón de María , los Escapu-
lario
lar iosfsf el a c to heroi
heroico
co en f a v o r de
las bendit
bend itas as án im as}
as } la recom en-
dación del alma  y algunos Cánticos
 p i a d o s o s ,
Se ha corregido cuidadosamente
todo lo referente a indulgencias con-
forme a los más recientes decretos
de la Santa Sede; se han añadido
algunas jaculatorias en el método de
B IOI O G R A F IAI A D E L V E N E R A B L E A N T O N I O M A R Í A C L A R E T

El 23  de diciembre de 1807  nació al


mundo en la villa de Sallent, provincia
de Barcelonaj el Venerable   Antonio Ma-
ría Claret, heredero de Jas virtudes de
sus piadosos padres, que gozosos vieron
ya en él, desde su primera edad, las se-
ñales de un predestinado. Aspirando por
divina vocación al estado sacerdotal dis-
tinguióse durante la carrera por su apli-
cación y aprovechamiento en las cien-
cias eclesiásticas, y principalmente por
una sólida piedad* que le granjeó el amor
y la veneración de sus condiscípulos y de
cuantos le conocían. El limo. Sr. Cor
cuera, Obispo de Vich, muerto en olor
de santidad, prendado de las dotes ex-
cepcionales que descubría en el joven
seminarista, quiso anticipar su ordena-
ción, y encomendóle varios destinos pa-
rroquiales que desempeñó con gran celo,
copioso fruto y general admiración.
Anhelando la salvación de muchas al-
mas en todo el mundo y   derramar su
sangre por la fe de Jesucristo, quiso for-
mar parte de la P r o p a g a n d a F i d e ;
espirituales al Clero, Seminaristas, Co-
munidades religiosas y seglares, siempre
con opimos frutos de bendición, que le
merecieron ser generalmente aclamado
por Santo,
Para perpetuar la realización de su
vasto ideal, fundó, entre otros Institutos,
la Congregación de Misioneros Hijos del
Inmaculado Corazón de María, infundió-
les su espíritu, les predijo
predi jo que
que seguirían
evangelizando hasta el fm de los tiem-
pos, y trazóles Reglas que merecieron la
aprobación de la Santa Sede en 1870.
Reconocidas por la Nunciatura Apos-
tólica y el Gobierno español la ciencia y
santidad
santidad del S ier
iervo
vo de Dios, l’l’ué p re
rese
senn -
tado para la iglesia Metropolitana de
Cuba* que, a pesar de sus reiteradas re,
niincias hubo de aceptar, ai fin, en virtud
de santa obediencia. Durante los seis
años de su pontificado evangelizó con
celo pastoral aquella vasta Archidióce
sis, reformando el Clero, Seminario y
pueblo con asombrosas conversiones*
Cebáronse en el Venerable Arzobispo la
calumnia y la persecución, hasta el punto
de ser gravísimamente herido por mano
cerdote y al Prelado; se distinguía en las
naturales y bíblicas, y sobre todas en la
ascética y mística. Escribió muchas obras
y opúsculos piadosos e instructivos: era
consultado por las personas más eminen-
tes y favorecido con las gracias de dis-
creción de espíritu y de profecía; pene-
traba los secretos del corazón liamano,
siguiéndose de ello extraordinarias con-
versiones, entre ellas las de algunos que
intentaron asesinarle.
En el Concilio Vaticano pronunció un
elocuente discurso con edificación de la
augusta Asamblea; y por entonces pre-
dijo y anunció a Pío IX la próxima ocu-
pación de Roma por los enemigos del
Pontificado y de su poder temporal.
Fue un dechado de mortificación: no
comía carne ni bebía vino, dormía poco
y castigaba su inocente cuerpo con ás
peros cilicios, disciplinas y rigurosos
ayunos. Era, en suma, según frase de
Pío IX, «un varón todo de Dios».
Por fin, lleno de virtudes y mereci-
mientos, desterrado y perseguido hasta
en su agonía, falleció en el monasterio
de Fontfroide (Francia) en  de octubre
Siendo, como lo era. ya, tan grande en
vida
vida la fama de su santida
santidad
d y virtu
vi rtude
des,
s,
creció y se extendió mucho más después
de su muerte con varios prodigios que
Dios ha obrado por su intercesión. Su
cuerpo fué en junio de 1897  trasladado a
ía ciudad de Vichj en medio de un gen-
tío inmenso, y depositado en la iglesia
de los PP. Misioneros deí Corazón de
María, donde el Siervo de Dios es visi-
tado con veneración y afecto de nume-
rosos devotos, que reciben en cambio
inmensos e inestimables beneficios.
El 10 de octubre de 1887 se comenzó en
Vich el Proceso informativo para su Bea-
tificación, el cual, unido a los procesillos
formados simultáneamente en Madrid,
Tarragona, Barcelona, Lérida y Carcaso
na, y debidamente
debidam ente sellad
sel lado>
o>lo
lo llevó
llev ó a R o -
ma el Rvmo. P. José Xifré y lo presentó
en la Secretaría de la Sagrada Congrega-
ción de Ritos el 10 de diciembre de 1890,
E 11 10  de diciembre de 1895  fueron
aprobados los escritos del Siervo de
Dios, y en 4  de diciembre de 1899  fué
aprobada por el Papa León XIII, de feliz
CÍAS ñ  IDESECELEBRANUS FIESTAS
que poi' no tenor día ñjo no van comprendidas en
ei siguiente calendario.

El primer domingo del año: El Dulcí-


simo nombre de Jesús,
El primer domingo después de la Epi-
fanía: L a S a g r a d a F a m i l i a .
El viernes después del domingo de
Pasión: L o s D olores de Nuestra S eñ or a.
El miércoles después del domingo se-
gundo de Pascua de Resurrección: L a
Solemn idad de Sa n Jo sé.
El domingo siguiente a la Pascua de
Pentecostés: L a S a n t í s i m a T r i n i d a d •
El día siguiente a la Octava del Cor-
T A B L A D E L A S

Al L d J e PACT. SEPTUM. CEffl PASCUA

1ÍK8 vin 5 febrero . 22  febrero. 8 abril.


1020 f XIX 27 enero . 13 febrero. SI marzo»
1930 e  J[5 febrero* i)  marzo. 20 ab ril.
19D1 d XI .1 febrero. 18 febrero. 5 ubril.
1982 cb XXIU á i enero. 10 febrero. 27 marzo.

1983 AIIT J2 febrero. 1 m arzo. itt ab ril, '


L9H4 XIV 28 enero. M febrero. 1 abril.
1935 f XXV 17 fobi ora. 6 tilétrzQ £1 abril.
1i:DB u el vi 0 icbre.ro. febrero. 12  abril.
1937 c xvii 2 í   enero. 10 febrero . 28 marzo.

1938 b xxix. 13 febrero , 2   marzo* 17 abril.


16BÜ A X 5 lebrero . 22 febrero . 9 abril.
1940 XXI 21 artero. 7 febr ero. 21 marzo.
1941 e n 9 febrero. 2¡í febrero.  JB abril
EXPLICACIÓN
DE CÓMO SE HAN DE HALLAR LOS.DÍAS
DE LA SEMANA
POR LAS LETRAS DOMINICALES

L,a5 letras dominicales son siete: A ¡ B , C rD rE ,I ? f G


mayúsculas o minúsculas. Para hallar el día de la se-
mana se m írala tabla de las fiestas movibles: en la
primera columna están los anos; en la secunda, las
letras dominicales, Se quiere saber, por ejemplo, en
qué día de la semana cae la fiesta de la Inmaculada
Concepción en el ;iñt> 1031. Se busca en la primera
columna el año; luego, la letra dominical, que en este
año es (d);  ahora st; mira la tabla del mes de diciem-
bre, y al día primero en que está la letra dominical,
que en este año se lia dicho que es ( d)<,  se le llama
d o m i n g o , y se va siguiendo contando por los días de
la semana, diciendo: domingo, tí; lunes, 7, y martes,
que es el día 8; i' así se dice que la fiesta de la In
ínaculada Concepción, que es el día 8, e;ie en martes,
y ;o r este estilo se pueden saber todas las demás fies 
tas del ano que. están en día fiio del mes.
AGOSTO
1 S, Pedro ad Vincula.
2 Ntra. Sra. de los Angeles, Stos. Alfonso María
de Lígorio, obispo y doctor, y Pedro, obispo
de Osma.
3 La Invención de S, Esteban, protomártir.
4 Stos. Domingo de Guzmáa, fundador, y Juan
Bautista Vianney, cura de Árs.
5 Nuestra Señora de las Nieves.
6 La Transfiguración del Señor, y santos Justo
y Pastor, mártires.
■.7 Stos. Cayetano, fundador; Alberto de Sicilia,
confesor, y Donato, obispo y mártir,
S Stos, Ciríaco y compañeros mártires, y Seve-
ro, confesor,
9 Stos. Román, mártir, y Domiciano, obispo.
10 S. L or enzo, már ti r .
11 Stos. Tiburcio y Susana, mártires.
V2 Sta. Clara, virgen y fundadora.
13 Stos. Hipólito y Casiano, mártires; y Juau
Berchmans, confesor.
14 S. Ensebio, confesor.
15 j^( L a A sunci ón de N uest r a Señora-
1G S* Joaquín, padre de Ja Santísima Virgen y
S. Roque.
17 S. Jacinto, confesor.
18 S. Agapito, mártir, y santas Elena, empera-
triz, y Clara de Hontefalco.
19 Stos. Luis, obispo, y Magín, mártir.
¿0 S. Bernardo, abad, doctor y fundador,
Stas. Juana Fremiot, fundadoraj Basa y tres
hijos,
22 Stos. Sinforiano, Fabrfcíano, Hipólito y Ti-
moteo.
23 S. Felipe Benicio, confesor.
Bartolomé apóstol.
1 Stos. Gil, abad; Vicente y Leto, mártires.
3 Stos. Antolín> mártir, y Esteban, rey.
3 Stos, Ladislao, rey, y Sandulin, mártir.
4 Stas, Cándida, Rosa de Viterljo y Rosalía.
6 S, Lorenzo Justíniano, obispo.
6 S. Eugenio y conrpañcras mártires.
7 Sta, Regina, virgen y mártir.
8 L a N ati v i dad de N uest r a S eñora.
9 Sta. María de la C. y S. Pedro Claver, coni.
10 S: Nicolás de Toleatino, confesor.
11 Stas. Proto  y   Jacinto,, mártires.
12 El dulce Nombre de María, S. Leoncio y com~
pañeros mártires.
IB S. Felipe y compañeros mártires.
14 La Exaltación de la Santa Cruz.
15 L os D olores G lori osos de M arí a Santí si ma y
S. Nicomedes, mártir,
16 Stos. Cornelio, papa; Cipriano, obispo* y Ro-
gelio* mártires.
17 Las llagas de S. Francisco de Asís y S. Pedro
Artmés, mártir.
18 Sto. Tomás de Yillauueva, arzobispo,
19. S Jenaro, obispo, y el beato Jerónimo Hermo
silla, obispo y mártir.
20 S. Eustaquio y compañeros mártires.
2t S  M ateo, apóstol y ev angeli sta.
£2 S. Mauricio y compañeros mártires.
23 Sta. Tecla, virgen y mártir, y S. Lino, p. y m.
S4 Nuestra Señora de las Mercedes,
25 Sta. María, de Cervelión, virgen; S, Lope, o?),
2ti ' S. Cipriano y santa Justina, virgen, mártire s.
27 Stos. Cosme y Damián, mártires.
as S. Wenceslao, mártir; Sta. Eustoquia, virgen,
y el beato Simón de Rojasi confesor.
E l Santo Angel Custodio del Reino, y S. Re-
migio, obispo*
Los Stos. Angeles de la Gílarda, y S. Olegario.
Stos* Cándido, mártir. y Gerardo, abad,
S. Francisco de Asís, fundador.
Stos. Froilán y Atilano, obs., y Plácida mr,
S, Bruno, fundador.
N uest r a Señora del R osari o .
Sta. Brígida, viuda.
S. Dionisio Areopagita y compañeros mrs.
Stos. Francisco de Borja y Luis Beltráti.
Stos. Nicasio, obispo y mr,, y Fermín, obispo
y confesor.
Ntra. Sra. del Pilar de Zaragoza^ Stos. Félix
y Ciprianoj mártires^ Serafín, confesor.
 1H f Stos. Fausto, mr., y Eduardo, rey y confesor.
S. Calixto, papa y mártir,
15 a Sta. Teresa de Jesús, virgen y fundadora.
S. Galo, abad, y santa Adelaida, virgen.
c Sta* Eduvigis, viuda, y santa M. María Ala
coque, virgen.
S, Lucas, evangelista.
S. Pedro d.e Alcántara, confesor.
S. Juan Canelo, C D n f . Sta. Irene, v. y mártir.
Sta. Ursula y compañeras, vgs. y mártires, y
S. Hilarión, abad.
Sta. María Salomé, viuda.
^S. Pedro Pascual, obispo y mártir.
Stos. Rafael, arcángel,  y   Bernardo Calvó, ob.
Stos. Frutos, Crísanto, Daría, Crispin y Cris-
pirá ano.
S. Evaristo, papa.
S. Vicente y Stas. Sabina y Cristeta, mártires*
 Sí os. Si meón y Ju das T adeo, apóstoles.
II d  Todos los Santos.
e La Conmemoración de los difuntos, y santa
Eustoquia.
S, Valentín y los innu m erables m ártires de
Zaragoza,
S. Carlos Borromeo, ob.,  y   Sta. Modesta, v,
Stos. Zacarías e Isabel, padrea del Bautista.
St«s. Severo, ob, y mr., y Leonardo, abad.
Stos. Antonio y comps. mis., y Florencio, ob.
S, Sevtirianu y compañeros mártires.
Stos, Teodoro, mártir, y Sotero, y la Dedica-
ción de la. Iglesia del Salvador de Roma.
S. Andrés Avelíno, confesor.
S. Martín, obispo y confesor.
Stos. Martin, papa; I)iego de Alcalá y Millán
Stos. Eugenio III, y Estanislao de Kotskí*.
Stos. Sera pió, mr,; Lorenzo, ob.> y Josafat.
obispo y mártir.
Stos. Eugenio, arzobispo y mr., y Leopoldo.
Stos. Kuíiao y compañeras mártires.
Sta. Gertrudis la. JUagna, virg., y stos. Acisclo
y Victoria, hermanos mártires.
Stos. ^láTiino, obispo,  y   Román, mártir.
Sta. Isabel, viuda, reina de Hungría.
S. Félii de Valois. fundador.
L n  Presentación  ¿o  Nuestra Señora, y santos
Rufo y Estebau, mrs.
Sta. Cecilia, virg, y mr,
Si Clemente* papa"y mártir.
Stos, Juan de la Cruz y Crisógono  y   sta,. Flora.
Sta. Catalinaj virg. y mr.
Loa Desposorios de Nuestra Seiiora, y santos
Pedro Alejandrino, ob., y Silvestre, abad.
Stos, Facundo y Primitivo, mrs.
piraciones que me habéis comunica-
do en esta meditación.
OFRECIMIENTO
Os ofrezco los propósitos que en
ella he formado, y os pido gracia
muy eficaz para ponerlos por obra,
y a este fin os suplico a Vos, María
Madre mía, Angeles y Santos de mi
devoción, que intercedáis por mí y
me alcancéis
alcan céis esta g raci
ra ciaa . Am
Amén.
én. 
MAXIMAS IMPORTANTISIMAS
para tenerlas presentes a menudo.
i . a Has de morir en la hora h ora que me-
m e-
nos
nos pienses.
pien ses. Tan
Ta n to si
si lo piensas
piensas como si
no lo piensas, tanto sí lo crees como si
no lo crees, morirás y serás juzgado, y
te salvarás o te condenarás, según.el
bien o el mal que hayas obrado, y de eso
no te escaparás, por más que digas o
hagas.
3 .a ¿Y qué te aproap rove
vech
char
aráá el adqui
adquirir
rir
todas las riquezas, y alcanzar todos los
1.a Dios
Dios me ve, Dios
Dios me oye,oye, Dios Dios me me
ha de juzgar.
2.a
2.a Dios
Dios es mi Criado
Criador, r, mí Rede
Redent ntor
or,, mí
Bienhechor, mi Padre; ¿me atreveré, pues,
a ofenderle?
3 a E l alma es mía, ía, es sola,
sola, es etern
ete rna.a....
¡Desdichado de mí si la pierdo!
4.a Salv
alvada
ada el alma, tod todo está
está salvado;
salvado;
perdida el alma, todo está perdido, y  perdi-
do para siempre.
5.a
5.a ¿D
¿Dee qué le aprovecha
aprovechará rá al hombrehombre
ganar todo el mundo si pierde su alma?
6 .a No hay paz,
paz, felici
felicidad
dad ni contento para para
quien vive apartado de Dios.
7.a L a muerte
muerte lllleg
egaa en la hora
hora que que meme
nos*se piensa.
8.a Kn un insta
instant
ntee se peca,
peca, en un instan*
te se muere v. en un instante se cae en el
infierno.
9.a
9.a L a muerte
muerte es conform
conformee a la vida. vida. ^
10. Somos criados únicamente
únicamente para para Dios
y para el cielo.
11. Todo es vanidad, menos menos amar a ÍDio ÍDios,s,
12. Un momenomento to de pl placer
er...... ¿y.
¿y. des-
pués?... Después una eternidad de tormentos.
13. ¿Quién podrá
podrá hab habitar
tar en medio del
fuego devorad
devorador
or del
del infierno y entre
entre los ar
. dores sempiternos?
17. Bre
reve
ve padecer y eterno gozar.
18. Quien desprecia
desprecia los pecado
pecadoss veníal
veníaleses
no tardará en caer en los mortales.
19. E n la hora de de la muerte
muerte nada nos
consolará sino las buenas obras, nada nos
dará pena sino fel nial que hayamos hecho.
20. F ué convenien
conveniente te que
que Jesuc
Jes ucris
risto
to pa-
deciese, y así entrase en su gloria.
21 Crist
Cristoo en ayunas,
ayunas, yo yo en hartura
harturas; s;
Cristo desnudo, yo bien vestido; Cristo en-
tre penas, yo nadando en delicias...
22. Haz a] pres
presente
ente lo que
que quisi
quisiera
erass ha-
ha-
ber hecho en la hora de la muerte, pues en-
tonces
tonces querrás hace
hacerlo
rlo y ya no será
será tiempo
tiempo..
23.
23. Velelaad y orad
orad para no caercaer en tenta
ten ta--
ción: Jesucristo es quien os avisa.
24. E s necesario orar sin cesar.
2ó. Sin hacers
hacersee violenci
violenciaa a sí mismo
ismo no
se entra en el reino de los cielos.
26. j Ay del mundo ndo por causa
ausa de los
los es
cándalos! Pero más desgraciado aún aquel
por quien viene el escándalo. Jesucristo es
quien lo dice.
27. ¿Q
¿Qué
ué consuelo re reci
cibe
benn ahora los con-
denad
denadosos de los delei
deleites
tes que
que gozaron
gozaron en esteste
mundo y   con
con los que
que compraron el infierno?
28. Til que no hace tod todo cuanto
cuanto puede
para salvar su alma, o no tiene fe o es un loco.
29. Para
Pa ra salvarse conv
convie
iene
ne tener la eter-
ete r-
id d en la bez Dios el corazó
MODO DE CONFESARSE BIEN
Y C O N GR
G R AN
AN P R O V E C H O

Cristiano carísimo: has de saber y es-


tar bien penetrado de esta importante
verdad: o confesión , o condenación  para
los que han pecado mortalmente después
del bautismo. La confesión o sacramento
de la Penitencia fue instituida por Jesu-
cris
cr isto
to para dardar la ora
oraci
ciaa a los que desdi-
desdi-
chadamente la han perdido, y para au-
mentarla a los que por fortuna la con-
servan;
serv an; es el iris de paz que que re
reco
conn ci
cililiaa a
los pecadores con Dios; es la única tabla
de que deben asirse los que naufragaren
en el mar de la culpa culp a y del pec pecado, si
quieren salvarse; es la sola medicina que
se o frece
fre ce al
al cristiano,
cristian o, si quiere sanar
sanar de
las morta
mo rtales
les heridas
heridas que en su alma han
abierto los pecado*; pero no debes echar
diaria si lo recibieres indignamente por
falta
falt a de examen,
exam en, de
de dolor,
dolor, de prop
pr opós
ósito,
ito,
de confesión o de satisfacción; pero ya
que deseas recibirlo con fruto, voy a en-
señarte el modo con que lo debes hacer.

Oración para antes del examen.


|Oh Dios eterno e incomprensible!
Vos que con vuestro poder y sabi-
duría infinita habéis criado todas las
cosas, dictando e imponiendo a cada
una de ellas la ley, que observan
exactamente y con la mayor pronti-
tud
tud , V o s también
también me habéis
habéis cri
criad
adoo
a mí, sacándome de la nada, para
que os ame y sirva, y a este objeto
encamine todos mis pensamiéntos,
palabras y obras. Este, Señor, ha
sido el fin para que he sido criado; y
esta ley quq me habéis impuesto es
un yugo suave y una carga ligera;
pero yo, criatura ingrata, he dicho,
si no de palabra, a lo menos con las
ñor, mis culpas, pues ya estoy arre-
pentido de haberlas cometido; ilumi-
nad mi entendimiento para conocer-
las , y ayudad mi memoria
memoria para
acordadme de todas ellas; inflamad
mi voluntad para desterrarlas y
arrojarlas fuera de mi alma por
medio de una sincera y dolorosa
confesión.
Virgen Santísima, abogada y Ma-
dre de los pobrecitos pecadores que
se quieren enmendar, interceded por
mí, que de veras quiero enmendar-
me y confesar todos mis pecados;
liaced que me acuerde de todos
ellos y los deteste con verdadero
dolor. Angel Santo de mi guarda,
Patronos míos, rogad por mí; bien
véis cuánto lo necesito para hacer
una verdadera confesión*
Ahora examinarás tu conciencia, discu-
rriendo por los mandamientos de la ley de
Dios, de la Iglesia y obligaciones de tu esta-
do; verás en qué has faltado v cuántas ve-
E X A M E N -S O B R E L O S M A N D A M I E N T O S
En el i.° Exam
Ex amina
inarás
rás si
si has negado
algún misterio de la santa Religión, o
dudado de él. Si has proferido palabras
contra la fe* Si has leído o tienes en tu
poder libros prohibidos o que merecen
serlo. Si has desconfiado de la misericor-
dia de Dios. Si te has quejado de su pro-
videncia
vide ncia con odio
odio cont
co ntra
ra El o cont
co ntra
ra las
cosas sagradas. Si has invocado al demo-
nio, cooperado o creído en supersticio-
nes, o consultado a los que obran por
mal arte. Si te has valido de hechicerías
para saber alguna cosa, para alcanzar lo
que pretendías o para librarte de algún
mal, o llevas contigo algún objeto de
estas hechicerías o supersticiones.
En el 2 Si has jurado falsamente,
aunque sea por chanza y sin daño de ter-
cero. Si has jurado con verdad,'pero sin
necesidad. Si tienes costumbre de jurar*
Si has cumplido la penitencia medicinal
que el Padre confesor te había impuesto
para que te librases de algún vicio, v. gr.:
hecho votos o promesas a Dios, a la Vir-
gen, a Jos Angeles y Santos, y no los
has cumplido.
.En el 5.° S i has trabajado
traba jado en día
día fes-
fe s-
tivo; si el trabajo ha pasado de dos horas
■y si lo lia visto la g e n te y por lo mi
mism
smoo
has dado escándalo.
Si en los domingos y días de fiesta y
obliga
ob ligación
ción has asistido a la Mis
Misaa con de-
voción, o si has estado hablando, dur-
miendo o advertidamente distraído, mi-
rando objetos que no debías. Si en los
días de fiesta has asistido a la instruc-
ción, sermón, y demás fiestas religiosas.
S i en dicho día te has has ocupado en otras
obras espirituales o únicamente en obras
munda
mundanas nas que habías renunci
ren unciado
ado en el
bautismo.
Si desde el uso de razón has confesado
a lo menos
menos una
una vez cada año, y si lo has
hecho bien. Si desde esa edad lias co-
mulgado al menos por la Pascua, Si des,
de los
los veintiú
veintiúnn años has ayunado en .Io .Ios
días señalados, de no tener algún impe-
dimento. Si has has faltado a las absti
ab stine
nen-
n-
cias. Si has presumido salvarte sin abs-
obediencia al prohibirte andar de noche,
 jun
 ju n tar
ta r te con
co n malas compañía
compañíass y asisti
asistirr a
casas de juego y de peligro de pecar. Si
has desobedecido cuando te han manda-
do asistir a la Misat explicación del Ca-
tecism
tec ismoo , al sermó
s ermónn y demás funcione
func ioness
de religión, recepción de Sacramentos y
demás obras buenas. Si has desobedeci-
do en la aplicación al estudio, arte u ofi-
cio que
que te han procurado. S i has has obede
ob ede--
cido en las cosas de casa. Si has hecho
todo cuanto te han mandado, tan pronto
como has podido y tan bien como has
sabido* Si cuando te han mandado algu-
na cosa has puesto mala cara, has refun-
fuñado o gruñido, has sido respondón o
has dicho que no lo quenas hacer. Si,
siendo padre de familia o encargado de
ella, no has cuidado de la educación de
tus
tus h ijos,
ijos , e t c ., o les has
has dado mal e jem
je m -
plo, o permitido entre ellos algún peli-
gro de escándalo. Si los has maldecido.
Si has cuidado de que asistiesen a la
doctrina y que aprendiesen a oír bien la
santa Misa.
En el 5\° S i has tenido odio odio al
al p r ó jiji--
pensamientos torpes, aun sin ánimo de
efectuarlos. Si has hablado deshonesta-
mente, cantado u oído cosas impuras, o
leído libros o papeles escandolosos. Si
tienes figuras obscenas en láminas, caji
tasj alhajas, etc. Si has provocado a per-
sona de diferente sexo de palabra u
obra, explicando las circunstancias. Si
contigo mismo has cometido alguna tor-
peza o con modas indecentes has dado
escándalo al prójimo.
En el y.° S i has
has intentado o deseado
deseado
dañar los bienes de tu prójimo. Si has
hurtado o retenido lo ajeno. Si no has
cumplido las obligaciones de tu oficio,
o devue
dev uelto
lto lo hallado,
hallad o, o restitui
resti tuido
do** lo
que debías restituir. Si comprando o
vendiendo has cometido alguna injusti-
cia en el precio, medida o calidad de la
cosa. Si has prestado con usura excesi-
va. Si en las dudas de licitud de algún
contrato no lo has consultado co.n el con-
fesor.
En el 8 .° S i has mentido
men tido,, y si con
perjucio del prójimo; si has descubierto,
algún pecado grave oculto, aunque cier-
Para examinar las faltas que hayas podido
cometer contra los deberes de tu estado, mi-
ra lo que te corresponda en las Obligacio-
nes de varios estados,   que van a continua-
ción.

O B L IG A C IO N E S DE V A R IO S E S T A D O S
OBLIGACIONES DE LOS CABEZAS
DE FAMILIA
1 ,a Mantener la familia según el propio
estado,
2.a No disipar la hacienda en juegos ni
en vanidades,
3.a Satisfacer debidamente el salario a
criados, jornaleros, etc.
4.a Vigilar sobre las costumbres de sus
hijos y dependientes.
5.* Procurar que oigan la^ palabra de
Dios y frecuenten los Santos Sacramentos.
6 .a Corregirlos con prudencia.
7.a Castigarlos sin pasión de ira, etc.
S.il Tratarlos con benevolencia.
9 *  Tenerlos ocupados.
10 Asistirlos en sus enfermedades.
Y DEPENDIENTES

La Mirar y considerar a los padres y


amos como representantes de Dios.
2 .a Amados de corazón.
3 .a Respetarlos debidamente y hablar
bien de ellos, tanto en su presencia cornu
estando ausentes.
4 .a ..Obedecerlos con prontitud.
5.a Servirles con fidelidad.
6.a Socorrerlos en sus necesidades.
7 .a Sufrir sus defectos, callando siempre.
8.a Rogar a Dios por ellos,
9 .a Tener cuidado de las cosas de casa.

OBLIGACIONES DE LOS MARIDOS

1.a Amar a la mujer como Jesucristo a


la Iglesia.
 2 .h No despreciarla porque es compañe-
ra inseparable.
3 .a Dirigirla como a inferior.
4 .a Tener cuidado de ella como guardíi
1.a Apreciar al marido.
2 .a Respetarle como a su cabeza.
3 .a Obedecerle como a superior.
4.a Asistirle c on toda di1igen ci a.
5.a Ayudarle con reverencia,
6.a Contestarle con mansedumbre.
7.a Callar cuando esté enojado y mien-
tras dure el enfado.
8.a Soportar con paciencia sus defectos.
9.a Huir de toda familiaridad.
10. Cooperar con el marido a la educa-
ción de sus hijos,
11. No desperdiciar las cosas de casa ni
sus bienes.
12. Respetar a los suegros como a pa-
dres.
13. Ser humilde con las cuñadas.
14. Mantener buena armonía con todos
los de casa.

OBLIGACIONES DE LOS JÓVENES

1.a Asistir a la doctrina.


2 .a Respetar a los ancianos.
9 .a Rogar a Dios  y tomar consejo de horri’
brcs prudentes, para acertar el estado que
se debe tomar.

OBLIGACIONES DE LÁS DONCELLAS

1.a Observar suma modestia en cualquier


acción,
2.a Ser muy mirada en las palabras.
3.a No desear ver ni ser vísta.
4 .a No vestir con vanidad.
5.a Huir el conversar a solas con los
hombres.
6.a Abominar los galanteos, bailes, tea*
tros, etc.
7 .a Amar los ejercicios de piedad.
8.a No estar ociosa ni un solo instante.
9.a Hacer alguna discreta mortificación.

OBLIGACIONES DE LAS VIUDAS

1.a Ser un ejemplar de virtud a las don-


cellas y casadas’.
2.a Amiga del retiro.
3.a Enemiga de la ociosidad.
4.a Amante de la mortificación.
5 a Dada a la oración.
4 .a No conservarlos con injusticia.
5 .a No servirse de ellos para fomentar
pasión ajguna.
6.a Ser caritativos con los pobres y con
la Iglesia.
7 .a Pensar a menudo que los ricos están
muy en peligro de condenarse por el mal
uso que hacen de las riquezas.

OBLIGACIONES DE LOS POBRES

1.a Resignarse a la voluntad de Dios en


su pobreza.
2/L No apropiarse cosas ajenas, aunque
sea bajo pretexto de pobreza.
3 .a Industriarse a fin de proporcionarse
un modesto bienestar.
4 .a Procurar.hacerse ricos de bienes
eternos.
5.a Acordarse que también Jesucristo y
Mai'ía Santísima fueron pobres.

OBLIGACIONES DE LOS MERCADERES

La Contentarse con una ganancia mode-


rada 
Y JORNALEROS
1.a Ofrecer a Dios con frecuencia todas
las privaciones y fatigas.
2 .a Trabajar con toda diligencia y exac-
titud.
3.a No trabajar en día festivo; no rene-
gar ni blasfemar.
4 .a No retener las cosas ajenas.
5 .a No ocasionar gastos ni hacer daño a
sus propios araos.
6 No perder el tiempo.
7 .a No faltar a la palabra dada.
8.a En el trabajo, no murmurar ni tener
conversaciones libres, etc.
Después de examinada la conciencia y co-
nocidos los pecados que has cometido, te ex-
citarás aun verdadero dolor de ellos; de lo
contrario te sucedería lo que al cazador quer
después de haber trepado entre breñas y es-
cabrosidades para levantar la caza, por ha-
ber sido negligente en disparar al encon-
trarla, se halla tan fatigado como burlado;
pedirás, pues, a Dios, por intercesión de la
Santísima Virgen, dolor de tus pecados, re-
dándole al efecto siete Padrenuestros  y sie-
te  Avemarias , enmemoria de sus dolores,
ner tu alma de hospedar al Señor en tú
pecho, y entiende que cuanto más fervo-
rosas sean esas ansias, tanto mayores se-
rán las gracias que te concederá Jesu-
cristo.

MODO PRACTICO
PE COMULGAR CON GRAN UTILIDAD

Antes de comulgar considera atentamen-


te quién es Jesucristo, a quien vas a recibir,
y quién eres tú.
i* Jesucristo es Dios y hombre ver-
dadero: en cuanto Dios> es Hijo del
Eterno Padre, es Dios como El mismo,
es poderosísimo, riquísimo, sapientísi-
mo; es aquel Dios a cuya  presencia
tiemblan las columnas del firmamento,
y por cuyo respeto cubren los serafines
su rostro con las alas El es a quien sir-
ven innumerables Angeles; es el Autor
de la naturaleza, a quien ésta respeta y
venera como a su Criador y dueño, ob-
servando con la mayor fidelidad sus le-
IL Y tu, ¿quién eres? ¡Ah!... Eres un
compuesto de alma y cuerpo; en cuanto
al alma, eres una criatura ignorante,
concebida en pecado, ingrata a los be-
neficios de Dios, perezosa para el bien,
pronta e inclinada al mal; de suerte que,
a no haberte sostenido el brazo del Se-
ñor, habrías caído en los pecados más
enormes, y aun más, estarías ardiendo
ya en los infiernos. En cuanto al cuerpo,
eres un miserable, sujeto a todos los ma-
les y a la muerte; eres lodo, eres tierra,
eres polvo, eres una sombra, eres nada.
¡Y ese Dios tan noble quiere venir a ti,
que eres tan miserable!... Por lo mismo,
procurarás adornar tu alma, que supon-
go ya está en gracia y acompañada de
las indispensables virtudes, cuales son,
fe, reverencia, tem or, humildad, 4con-
fian za, deseo y amor. Al cuerpo le dis-
pondrás también con el ayuno natural,
con la limpieza de manos y cara y peina-
do el cabello aunque, 110 a lo mundano, y
con un vestido decente; y, por fin, reco-
gerás los sentidos; esto es: 110 mirarás ni
hablarás con otros sin necesidad*
más compasivo, maestro sapientísi-
mo, pastor el más caritativo de
nuestras almas: Aquí tenéis a este
miserable pecador, indigno de estar
en vuestra presencia y más indigno
aún de acercarse a ese Banquete
inefable. ¡Ay, Señor! Cuando consi-
dero vuestra infinita bondad en que
rer venir a mí, me pasmo,,, y al
mirar la multitud de pecados con
que os ofendí y agravié en toda mi
vida, me confundo, me ruborizo y
me siento compelí do a deciros: «Se-
ñor, no vengáis..,; apartaos de mí,
porque soy un miserable pecador.»
Si el Bautista no se consideraba dig-
no de desatar las correas de vuestro
calzado, ¿cómo mereceré yo tan
grande honor?... Si el temor y el
respeto hace que tiemblen los Ange-
les en vuestra presencia, ¿podré yo
no temblar al presentarme y sentar-
me a vuestra mesa divina? Si la San-
tísima V ir g e n aunque destinada
ble pecador, lleno de imperfecciones
y defectos, tener valor para recibi-
ros en mi interior? ¡Ay, Señor! ¿No
os horroriza este delincuente?... ¿No
os causa asco el venir a mí y entrar
en tan vil e inmunda morada?
En verdad, Señor, que yo no tu-
viera valor para acercarme a Vos,
si primero no me llamaseis, dicién
dome como a otro Zaqueo, no una
vez sola, sino tantas cuantas son las
inspiraciones con que me dais a co-
nocer el deseo que tenéis de venir a
mí: ,
 Baja Zaqueo, pites hoy quiero
hospedarme en Ut casa.  Pero ¿qué
es lo que os mueve a venir a mí,
Señor? ¿Mis méritos? ¿Mis virtudes?
¿Cómo hablará de virtudes y méri-
tos un pecador como yo? jAh!, ya
lo entiendo, Señor; mis miserias, mi
pobreza: Esto es lo que os mueve.
[Oh exceso de amor!
Vos dijisteis que no son los sanos
los que necesitan del médico, sino
mí parte sana: jtantas son mis im-
perfecciones!» No obstante, aquí me
tenéis. Señor; preséntome a Vos, no
porque de Vos me juzgue digno,
sino porque no puedo vivir sin Vos;
iré a Vos cual otro mendigo al rico,
para que remediéis mis miserias y
para que me libréis del ahogo de
mis faltas e imperfecciones; iré por-
que las grandes enfermedades que
me aquejan sólo Vos podéis reme-
diarlas; una mirada compasiva, di-
vino Médico, y quedarán sanos mis
potencias y sentidos.
Párate aquí un poco  j  descúbrele confiado
todos itus males corporales y espirituales, y
después prosigue;
Virgen Santísima: ya que compa-
decida de los esposos de Cana de
Galilea los sacasteis del apuro, al-
canzándoles de Jesús aquella mila-
grosa conversión del agua en vino,
pedidle también que obre en mi fa-
Angeles santos: veis que voy á
sentarme a la santa Mesa y comer
al que es vuestro pan; alcanzadme
que vo vaya con el vestido nupcial y
ataviado con el adorno de todas las
virtudes.
¡Oh Santos todos moradores del
cielo! Interesaos por mí, y haced
que yo me llegue al augusto Sacra-
mento cual os llegabais vosotros, y
que, sacando de él los frutos que
vosotros, pueda decir con verdad:
«Vivo yo, mas no yo, sino que vive
en mí Cristo.» Con esta fe, esperan-
za, confianza y amor me llego a
Vos, Señor y Dios mío.
ADVERTENCIA
PARA AXTES DE LA COMUNIÓN
Has de tener presente que los Sacramen-
tos cansan la gracia a proporción de la dis-
posición del que los recibe. Así como la lum-
bre prende más pronto cuanto más seco y
resinoso es el leño a que se arrima, así tam-
"d a de que en el Calvario se derramó la
.sangre realmente, y aquí no se derrama;
.allí se ofreció una sola vez, y aquí se
ofrece todos los días; pero así éste como
aquél, le ofrece para salvarnos y redi-
mirnos: en el Calvario se sirvió de la
malicia de los judíos como de instru-
mentos, pero en el altar se sirve del
amor excesivo con que nos ama, siendo
este amor quien le obliga a que renueve
todos los días el mismo sacrificio, y no
una vez sola, sino tantas cuantas son las
Misas que se celebran.
Cuando estés ya en la iglesia para oir
Misa, aviva tu fe, y reflexiona que si hu-
bieras de presenciar el sacrificio o muer-
te de tu padre o esposo, ¡oh, cual sería
entonces el dolor y angustia de tu cora-
zón! Pues no es ficción, es una realidad;
cuando oyes Misa te hallas presente al
sacrificio y muerte de tu padre y del es-
poso de tu alma, Jesús. ;Ali! Si los cris-
tianos ocupasen su entendimiento en es-
tas verdades..., imposible..., no reirían,
ni parlarían, ni dormirían, n i, cometerían
las mil y mil irreverencias que, con harto
dolor de la Religión   escándalo de los
desacatos, y sin que crímenes tan atro-
ces, cometidos en el acto más augusto
de nuestra Religión divina, cubran de
rubor el rostro, al paso que hielan la.
sangre en las venas. Quisiera echar un
velo que ocultara un cuadro ominoso y
que horroriza...; pero es dernusiado cier-
to; con desacatos tan atroces, públicos  y
cotidianos, por desgracia, sin . querer
ni intentarlo ellos, dan una prueba de
que el sacrificio de nuestros altares es
el mismo que el del Calvario, pues que
de la misma suerte que los .judíos se
mofaban de Jesús en el Calvario, juga-
ban, reían, parlaban y negaban su divi-
nidad, así los tales cristianos, desdora
del cristianismo, ríen, parlan y vuelven
¿a espalda al mismo Jesús. Aquellos ju
rlíos que así se portaban con Jesús en el
Calvario, traían en sus cuerpos una le-
gión de demonios que a tal maldad los
impelían; los cristianos que del modo
dicho están indevotos en la iglesia, están
en pecado mortal, y de consiguiente son
esclavos del demonio, ya que no los lla-
memos también demonios, por cuanto
impelen a otros a desacatos semejantes
y no de parlerías. Si la necesidad o uti-
lidad lo exigen, sea con las menos pala-
bras posibles y en voz baja; y si hay
quien te precise a responder, sea tam-
bién con brevedad y sin que nadie lo en-
tienda; de lo contrario, haciéndote reo
del mismo delito que el que te habla.,
como sobre éi, descargaría sobre ti Jesús
una lluvia de azotes que te arrojaría
ahora deí templo, y después de la glo-
ría, como en otro tiempo arrojó a los
 judíos profanadores del templo de Jeru
salén.
También te pido encarecidamente que
asistas al templo con vestido modesto y
que no ofenda al pudor. ¿No es cierto
que si la necesidad o utilídan te preci-
san a comparecer delante de algún per-
sonaje o de la autoridad, procuras ir con
decencia y aseado? ¿Por qué, pues, no
liarás otro tanto, cuando menos, al pre-
sentarte a Jesús, Rey de reyes y Señor
de los que dominan, cuando entras en la
iglesia? Adviértote, finalmente, que ja-
más permitas que contigo vaya a la igle-
sia perro alguno, porque es indecente y
reprensible.
está expuesto el Santísimo; cotí una, si
está metido en el Tabernáculo, y si no
le hay, con inclinación de cabeza a la
imagen principal); procura no cometer
irreverencias ni hacer garabatos al for-
mar la señal de la cruz, porque, cuando
se hace mal, se complace a .Satanás.
Para que puedas hacerla bien, voy a dar-
te una breve explicación de esta señal
■del cristiano.
El signarse y santiguarse es una profe-
sión abreviada de los principales miste-
rios _de nuestra religión
*r> sacrosanta; sig
M
nándónos i orinamos tres cruces, o tres
veces la señal de la cruz, con Jo que
confesamos un Dios en tres personas; la
cruz que formamos en la frente simboliza
al Padre, la que formamos en la boca
simboliza al Hijo, y la que eñ el pecho
simboliza el Espíritu Santo. Santiguán-
donos formamos una cruz desde Ja fren-
te a la cintura y del hombro izquierdo al
derecho; el descender la mano de la
frente a la cintura simboliza que el Hijo,
segunda persona de la Santísima Trini-
dad, descendió del seno del Eterno Pa-
dre al de la Sa tísim Virg María, l
Cristo. Las manos así juntas se arriman
ai pecho o se adoran, para dar a enten-
der ]a gran veneración con que son res-
petados los altos m iste rio s simbolizados,
con las cruces y acciones que formamos
signándonos y santiguándonos, y la cruz
que se forma simboliza a Jesucristo crucifi-
cado.

BREVE EXPLICACIÓN
de los misterios que se representan
en la Misa*

■El Sacerdote   revestido con los órna-


me utos sagrados representa a Cristo,
nuestro Redentor, en su sagrada Pasión.
El  Amiíb   con que cubre su cabeza al
empezar a revestirse simboliza la coro-
na de espinas y el lienzo' con que cu-
briendo su divino rostro burlábanse de
éí los sayones diciendo:  A divina > ¿quién
te dbó? 
El  Alba   simboliza el vestido blanco
con que le trataron como a loco en la.
casa de Hcrodes, despreciándole.
La Casulla   simboliza el vestido de
púrpura con que le cubrieron en casa de
Pilatos estando ya coronado de espinas*
El Cáliz   representa el sepulcro, y los
C orfor ales , la sábana con que fué amor
tajado su Cuerpo santísimo.
El Introito To entrada a la Misa, signi-
fica el grande anhelo con que en el lim-
bo esperaban los Santos Padres la veni-
da de Cristo al mundo para redimirlos a
ellos y a nosotros, y para significar sus
clamores se dicen inmediatamente los
Kiries , que en nuestro idioma signifi-
can: «Señor, habed misericordia de nos-
otros».
El Gloria in excelsis   nos recuerda el
gozo de los Angeles y de los pastores al
nacer Cristo.
Las Oraciones  que el sacerdote di-
ce después del Dominus vobiscum   son
símbolo de las muchas veces que Cris-
to oró por nosotros en el curso de su
vida,
 La Epístola   simboliza la predicación
de los profetas, especialmente la del
Bautista*
Gradual,
A LA CONFESIÓN
Al llegar el sacerdote al altar te santi-
guarás, dirás la Confesión general y la
siguiente
O
Oración.
Señor Dios mío Jesucristo, que al
acercarse vuestra Pasión quisisteis
ser afligido y penar por mí, y en el
huerto de Getsemaní ser consolado
por un Angel; concededme gracia
para sufrir con santa resignación
todas las penas y trabajos, a fin de
que, padeciendo con Vos, tenga
después el consuelo de ser partici
pante de los méritos de vuestra Pa
sión santísima. Amén.
Indiligencias.
Diciendo: E n el nombre del P a
 A L INTROITO

Oración.

¡Oh pacientísimo Jesús mío, que


quisisteis ser vendido y entregacto
con el ósculo del pérfido Judas, pre
so y atado por gente armada y lle
vado a casa de Anás!: No permitáis
que yo caiga en pecado alguno ni
cometa traición ni dañe a mi próji
mo, inducido por algún hombre per
verso o por el espíritu maligno, sino
que en todo haga vuestra santa vo
luntad. Amén.

Jaculatoria.
¡Oh Salvador mío piadosísimo,
que mirando con ojos de clemencia
&  Pedro, que os había negado por
tres veces, íe disteis amargas lágri
mas de sincera penitencia!: Mirad
me también a mí con ojos piado
sos, para que pueda llorar delan
te de Vos mis culpas, y merecer
de vuestra piedad aquellas gracias
que necesito para nunca negaros ni
de pensamiento, ni de palabra, ni
de obra. Amén.

Jaculatoria*
[Oh Criador mío amabilísimo> a
quien cantaron gloria y alabanzas
los Angeles, publicando la paz en la
tierra el día que nacisteis, comen
zando ya a padecer por mí! Asistid
me con vuestro amor, para que os
ame y dignamente os alabe por lo
mucho* que desde el pesebre hasta
la cruz padecisteis por mí, y dadme
la paz interior y exterior para estar
siempre unido con Vos y con mis
prójimos. Amén.

Jaculatoria.
 AL PRIMER DOMIiYUS VOBISCUM

Oración,

iOh resplandeciente luz del Eter


no Padre, que iluminasteis a los Re
yes Magos para que os adorasen, y
quisisteis ser circuncidado para pa
decer y derramar por mí vuestra
sangre!: Iluminad mi alma para que
os* adore como a omnipotente, os
ofrezca mirra de mortificad ón, in
cienso de oración y oro de perfecta
caridad, ^quedando circuncidada y
apartada de todas las cosas de este
mundo. Amén.
 A LA EPÍSTOLA Y GRADUAL

Oración,

¡Oh Maestro sapientísimo, que


instruisteis a los Apóstoles para
que enseñasen a los hombres las
verdades católicas, y sin embargo,
quisisteis ser llevado y acusado fal
samente ante el tribunal dz   Pilatos!:
Enseñadme a apartarme de las fal
sas doctrinas de los hombres per
versos, y a creer y poner en prác
tica las verdades que me enseñáis
por vuestros ministros. Amén.

Jaculatoria.
[Señor mío y Dios mío!: Yo ado
ro vuestro sagrado Cuerpo que, en
el ara de la Cruz, fué inmolado para
la redención de todo el mundo.

Jaculatoria.
 ¡ S eñor mí o y D i os mí o!   (El Papa
Pío X concedió siete años y siete
cuarentenas a los fieles que recen
esta jaculatoria mirando con amor
la S agra
ag radd a Hostia en el acto
act o de la
elevación en la Misa, o cuando está
expuesta solemnemente; pueden ga
¡Señor mío y Dios mío!: Yo ado
ro vuestra preciosa sangre, que, de
rramada en la Cruz, fué ofrecida al
Eterno Padre para nuestra salva
ción.
Jaculatoria.

Eterno Padre: Por la Sangre pre


ciosísima de Jesucristo, glorificad
su santísimo Nombre según la inten
ción y los deseos de su adorable Co
razón. (300 días cada ves, y ple-
'nor
'no r i a al me
mes,)
DESPUÉS DE LA ELEVACIÓN DE LA 
HOSTIA Y EL CÁLIZ

Oración,

[Señor Dios mío Jesucristo, que


estando clavado de pies y manos en
la Cruz rogasteis, ai eterno Padre
por todo el género humano, y con
especialidad por los que acababan
de crucificaros!: Dadme, os suplico,
una verdadera mansedumbre y pa
ciencia con que, según vuestro con
sejo, ame a mis enemigos y haga
bien a los que me aborrecen y hacen
mal. Amén.
¡Oh Salvador mío Jesucristo, que
derramando
derram ando Sangre
Sang re en la Cruz en
comendasteis
comendasteis a Juan
Juan vuest
vu estra
ra Santí
sima Madre y pusisteis al discípulo
amado bajo la ternura maternal de
la misma benditísima Virgen!: Yo
me encomiendo a Vos, imitando
aquella intimidad con que recomen
dasteis a los dos recíprocamente,
para que en premio de tan debida
demostración; merezca unirme a
 Vo
 V o s p or amor,
amor, y por la interc
inte rcesi
esión
ón
de ambos ser preservado de todo
mal en los peligros y adversidades.
 Am
 A m én
 jOh mi dulcísimo
dulcísimo Jesús!: A s i
como vuestra alma unida a la Divi
nidad descendió al limbo para dar
libertad a las almas de los Santos
Padres, os suplico que saquéis la
mía del limbo de la culpa, librándo
la del infierno, para que,.al salir de
esta vida, pueda cuanto antes ir a
cantar vuestras alabanzas junto con
ios
ios Santos Padres
Pad res en la glori
glo ria.
a.
 Am
 A mén.
én .
Jaculatoria*
Corazón eucarístico de Jesús, que
¡Oh sabiduría infinita, que habien
do resucitado os aparecisteis a los
discípulos que iban a Emaús, y os
disteis a conocer en el modo de par
tir
tir el panT
pan T dejánd
dejándolo
oloss con grande
gran de
admiración y consuelo!: Qs suplico,
Señor, que os dignéis manifestarme
cuanto pueda serme útil para mi
salvación, a fin de que pueda dis
frutar de los admirables frutos de
vuestra resurrección. Amén.

 Ja
 J a c u l a t o r i a ,
 AL
 A L « P A X DOM
DOMIN
IN1

Oración,

¡Oh gloriosísimo Jesús, que en


vuestra Resurrección triunfante os
aparecisteis a vuestros discípulos y
les inculcasteis la paz y unión!: Con
cededm
cede dmee , Señor
eñ or,, que mi alm
alma resu
resu
cite a la vida de la gracia para que
siempre os ame y merezca subir
con Vos a la patria celestial, para
gozar de aquella interminable paz y
descanso eterno. Amén.

 Ja
 J a c u l a t o r i a .

Corazón divino de Jesús, conver


 A L   «AGNUS DEI»

Oración,

Señor mío Jesucristo, ya que en


vista de vuestra paciencia en los
tormentos y muerte afrentosa, mu
chos golpeándose el pecho lloraron
sus
sus culpas y se conv
co nvirt
irtier
ieron
on,, os su-
plico que por vuestra pasión y
muerte santísima me otorguéis un
sincero dolor de mis pecados y que
nunca más os ofenda. Amén,

 Ja
 J a c u l a t o r i a .

 f . Oremos
Orem os por po r nuest
nuestro ro Pontí
Pon tí
fice.
fice. N.
N.
]S). El S e ñ o r le con
co n serv
se rvee y fo
for
A LA COMUNIÓN Y POSTCOMUNIÓN
Oración.
¡Oh Jesús purísimo! Vos que por
mi amor quisisteis ser puesto en un
sepulcro nuevo de piedra, que a los
tres días dé enterrado resucitasteis
y por espacio de cuarenta días os
aparecisteis varias veces a vues
tros amados Apóstol es-, dándoles
las pruebas más evidentes de vues
tra Resurrección, y revistiéndolos
a ellos y a sus sucesores de vuestro
poder de perdonar pecados; conce
dedme, Señor y Dios mío, que, por
una buena confesión hecha a vues
tros ministros, resucite a la vida de
la gracia, que sea purificado y se
renueve mi corazón, y pueda final-
mente, presentarme un día con la
¡Señor mío Jesucristo, que ha
biendo cumplido el número de cua
renta días después de vuestra glo
riosa Resurrección, subisteis al cie
lo en presencia de vuestros discípu
los!: Concededme, os ruego, que mi
alma tenga fastidio de todas las co
sas terrenas por vuestro amor, y so
lamente aspire a las eternas, de
seando a Vos, |oh mi Señor!, como
a fuente de toda dicha y como al
santuario de todo descanso para el
alma cristiana. Amén,

 J l i
AL DAR EL SACERDOTE LA BENDICIÓN

Oración,

¡Jesús amorosísimo, que envias


teis el Espíritu Santo a vuestros dis
cípulos cuando estaban arrebatados
en altísima contemplación!: Lim
piad, os suplico, enteramente mi
corazón, para que el mismo Espíri
tu divino, hallando agradable mo
rada en mi alma, se digne adornad
la y consolarla con sus divinos do
nes y gracias. Amén,

 Ja c u la to ria .

 Ven, ¡ob Espíritu Santo!, llena


los corazones de tus fieles y encien
¡Oh Jesú^ celador ardentísimo de
la salvación de las almas, que por
medio de los Apóstoles notificasteis
a las naciones los misterios de vues
tra divinidad y humanidad, cuya
representación acaba de realizarse
en el santo sacrificio de la Misa!:
Con el más profundo rendimiento
os suplico, Señor mío, tengáis a
bien llevarme a la gloría, en donde,
viéndoos cara a cara, os alabe eter
namente. Amén.

 J l t i
Concluido el Evangelio, te arrodillarás y
dirás:
Gracias os doy, divino y soberano Se-
ñor, por los beneficios que acabáis de
dispensarme dejándome oír este santo
sacrificio de la Misa; perdonadme las fal-
tas que en ella he cometido, y haced
que quede impresa en mi corazón la me-
moria de vuestra pasión y muerte, y que
tenga un verdadero dolor de mis peca-
dos , ya que fueron la causa de vuestras
penas. Amén.
Reza  xm Padre nuestro,  Ave María y
Credo;  luego el acto de contrición, Señor
mió Jesucristo, y finalmente dirás: ,
Señor, aquí os dejo mi corazón: con
vuestra bendición iré a ocuparme en mis
obligaciones; dádmela, pues, Señor. Y 
saníigttándoíe dirás:   La bendición de
Dios omnipotente, Padre5Hijo y Espíri-
tu Santo, descienda sobre mí y perma-
nezca siempre. Amén.
Virgen María, sed siempre mi amparo
y guía. Amén.
que estás viendo a Jesús en las agonfas del
huerto, y habla así contigo mismo:
Alma mía,  ¿quién es éste qtte padece? 
El Hijo de Dios hecho hom bre por mi
amor, el Hijo del Eterno Padre, el Rey
del cielo y de la tierra, mí Dios, mi Pa-
dre, mi Criador, mi Redentor.
 ¿Y qué padece?   ¡Ay, qué terribles pe-
ñas! Ciertamente habían de ser ellas las
más horribles y espantosas, cuando su
sola memoria le puso en tan mortal ago-
nía qtie le arrancó un sudor copioso de
sangre... Padre mío,   exclamaba nuestro
buen Jesús a su Eterno Padre; Padre
mío, si es posible , apartad de mí este
cáliz para que no haya de beberlo ;  pero
no se haga mi voluntad , sino la vues-
tra.  Aquí se le presentaron todos los
tormentos de su pasión y muerte: los
cinco mil azotes que habían de abrir y
llagar sus sagradas espaldas, las setenta
y dos espinas que habían de atravesar
su santísima cabeza, los bofetones, las
salivas, las mofas, los desprecios, la
cruz, los clavos, la hiel y vinagre, las
contumelias, y sobre todo, nuestra in-
- Í7G -
 ¿ Y por qué padece esto?   Porque quie-
re llevarme al cielo; porque no quiere
que me condene; porque no quiere que
caiga en aquellos abismos de fuego en
los que había de arder, rabiar y desespe-
rarme eternamente par mis pecados.
Y en vista de  jeojki  lo dicho,  ¿no  esti-
maré a mi Dios, que me ha amado hasta
tal extremo? ¿No aborreceré y lloraré
mis culpas, que han sido para mi Dios y
Señor la causa de tantas penas? ¿Podré
menos de tener paciencia en ios traba-
 jos que él se sirva enviarme para satis-
facer mi's pecados, sabiendo que con
éstos lie merecido tantas veces las ho-
rribles penas del infierno? jAy, Dios
mío!... Sí; moriré antes que pecar, jamás
volveré a ofenderos; yo propongo acep-
tar con espíritu de penitencia todas mis
penas y trabajos, y os ios ofrezco en
unión de los que padecisteis por mi
amor, para que, unidos a los vuestros,
me sirvan de satisfacción por los muchos
pecados que he cometido. ¡Ay mi Dios
y Padre mío! |Ojalá que no os hubiese
 jamás ofendido! ]Ojalá que siempre os
alcance su gracia y amistad y después la
eterna gloria. Amén.
Si sabes ocuparte en estos santos pensa-
mientos, aunque no llagas otra cosa en toda
la Misa, la habrás oído bien y habrás em-
pleado bien el tiempo en el santo servicio
de Dios, Pero si no sabes entrar en estas
santas consideraciones, o por hallarte dis-
traído (como no sea voluntariamente), o por
sequedad y falta de devoción sensible, o por
otras causas, con las cuales no pocas veces
te probará el Seño* para desprenderte de
las cosas del mundo, y hasta de ti mismo, no
por esto te has de turbar, sino alentarte a la
paciencia, envista del ejemplo de Jesucris-
to, que estuvo por espacio de tres horas en
la mayor desolación en el huerto y en la
cruz; y pasar adelante siguiendo la misma
práctica, y parándote en aquello en que te
sientas más movido.
sión en noticia de todos los allí reunidos.
Dichas estas palabras, el niño murió.
San Proclo y el emperador, oída esta rela-
ción, mandaron unánimemente que todos
entonasen en público este sagrado cántico,
e inmediatamente cesó el terremoto y que-
dó quieta toda la tierra. De aquí provino el
uso del Trisagio, que el concilio general
Calcedonense prescribió a todos los fieles,
como un formulario para invocar a la Santí-
sima Trinidad en tiempos funestos y de ca-
lamidades; de aquí ha venido el merecer la
aprobación de tantos Prelados de la Iglesia^
que lian apoyado su práctica enriqueciéndo-
la con el tesoro de las indulgencias, y de
aquí, finalmente, ha venido que se, haya
puesto en método, impreso y reimpreso tan-
tas veces, siempre con universal aplauso, y
aceptación de todos, teniéndole como un es
cutio impenetrable contra todos los males
que Dios envía a la tierra en castigo de
nuestros pecados.

OFRECIMIENTO
Rogárnoste, Señor, por el estado de la
Santa Iglesia y Prelados de ella; por la
exaltación de la fe católica, extirpación
Trinidad, ahora y siempre; y por todos
los siglos de los siglos.
 Amén.
 f . Abrid, Señor, mis labios.'
 Y mi voz pronunciará vuestra ala-
banza.
 f : Dios mío, en mi favor benigno
entiende.
ejí,  Señor, a mi socorro presto
atiende.
 f , Gloria sea al Padre.
Gloria al Eterno Hijo,
Gloria al Espíritu Santo.
q¿. Por los siglos de los siglos. Amén.
 Aleluya.
En tiempo de cuaresma se dice:
 Alabanza sea dada a ti> Señor, Rey de
la eterna gloría.

 ACTO DE CONTRICIÓN

 Amorosísimo Dios, Trino y Uno,


Padre, Hijo y Espíritu Santo, en
quien creo, en quien espero, a quien
amo con todo mi corazón, cuerpo y 
ros ofendido, sólo por ser quien
sois; propongo y os doy palabra de
nunca más ofenderos y de morir 
antes que pecar; espero en vuestra
suma bondad y misericordia infini-
ta, me habéis de perdonar todos
mis pecados, y me daréis gracia
para perseverar en un verdadero
amor y cordialísima devoción de
 vuestra siempre amabilísima Trini-
dad. Amén.
HIMNO
 Y a se aparta el sol ardiente,
 y   así, ¡oh luz perenne! unida,
infunde un amor constante
a nuestras almas rendidas.
En la aurora te alabamos,
 y también al mediodía,
suspirando por gozar
en el cielo de tu vista*
 Al Padre, al Hijo y a Ti,
espíritu que das vida,
ali ora y siempre, se den
alabanzas infinitas. Amén.
 vanidad. ¿Qué me importa que diga
el sensual que su dicha es el gozar 
de sus placeres? ¿Qué me importa
que también diga el ambicioso que
su mayor contento es el gozar de
su gloria van¿i? Yo por mi parte no
cesaré jamás de repetir, con vues-
tros Profetas y Apóstoles, que mi
suma felicidad, mi tesoro y mi glo-
ria es el unirme a mi Dios y mante-
nerme inviolablemente junto a El,
Un Padre nuestro, Ave María y 
nueve veces:
Santo, Santo, Santo, Señor Dios
de los ejércitos, llenos están los cie-
los y la tierra de vuestra gloria.
 Y el coro responde:
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo.
ORACIÓN AL HIJO
¡Oh verdad eterna!, fuera de la
cual yo no veo otra cosa que enga-
 ra -
zón de aquellos que os escuchan!
[Ahí ¿Cuándo será la hora en que
 Vos me trataréis sin enigma y me
hablaréis claramente en el seno de
 vuestra gloria? [Oh, qué trato! [Qué
belleza! ¡Qué luzL.
Un Padre nuestro, Ave María y 
nueve veces:
Santo, Santo, Santo, etc.
t ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
¡Oh amor! [Oh Don del Altísimo,
centro de las dulzuras y de la felici-
dad del mismo Diosl ¡Qué atractivo
para un alma el verse en el abismo
de vuestra bondad y toda llena de
 vuestras inefables consolaciones!
¡Ah placeres engañadores! ¿Cómo
habéis de poder compararos con la
mínima de las dulzuras que un Dios,
cuando le aparece, sabe derramar 
en un alma fiel? ¡Oh!, si una sola
partícula de ellas es tan gustosa,
 A ti, Dios Padre ingénito; a Ti Hijo
unigénito; a Ti, Espíritu Santo paráclito,
santa e individua Trinidad, de todo co-
razón te confesamos, alabamos y bende*
ciinos. A Ti se dé Ja gloria por los si-
glos de los siglos. Amén,
 f . Bendigamos al Padre, y al Hijo>
 y al Espíritu Santo,
IV Alabémosle y ensalcémosle en
todos los sigios*

ORACIÓN
Señor Dios, Uno y Trino: Dad-
nos continuamente vuestra gracia,
 vuestra caridad y la comunicación
de Vos, para que en tiempo y eter-
nidad os amemos v_ glorifiquemos.
Dios Padre, Dios llijo y Dios Espí-
ritu Santo, en una deidad por todos
los siglos de los siglos. Amén,
DEPRECACIÓN DEVOTA 
 A LA BEATISIMA TRINIDAD

 y. Padre Eterno, omnipotente Dios:


ty. Toda criatura te ame y glorifi 
■que...
 Verbo divino, inmenso Dios; Toda , etc.
Espíritu Santo, infinito Dios: Toda, etc.
Santísima Trinidad y un solo Dios verda-
dero; Toda criatura, etc.
Rey de los cielos, inmortal e invisible;
Toda criatura , eíc\
Criador, conservador y gobernador de
todo lo criado: Toda criatura ; eíc.
 Vida nuestra, en quien, de quien y por
quien vivimos: Toda criatura} etc.
 Vida divina y una en tres personas: Toda
criatura , eíci
Cielo divino de celsitud majestuosa;
■ Toda criatura, etc.
Cielo supremo del Cíelo} oculto a los
hombres: Toda criatura , etc,
Luz primera y triduana, que al mundo
ilustras: Toda criatura} etc.
De todo mal de alma y cuerpo: Libra
nos, Trino Señor.
De todo pecado y ocasión de culpa: Li~
branos, etc.
De vuestra ira y enojo: Líbranos, etc.
De repentina y de improvisa muerte:
Líbranos , etc.
De las asechanzas y cercanías del demo-
nio: Líbranos, etc.
Del espíritu de deshonestidad y de su-
gestión: Líbranos>etc.
De la concupiscencia de la carne: L í-
branos, etc.
De toda ira, odio y mala voluntad: L í-
branos, etc.
De plagas de peste, hambre, guerra y
terremoto: Líbranos} etc,
De tempestades en el mar o en la tierra:
Líbranos , etc.
De los enemigos de la fe católica: L i 
branos, etc.
De nuestros enemigos, y sus maquinacio-
nes: Líbranos, etc.
De la muerte eterna: Líbranos , etc.
Por lo portentoso de vuestro nombre*
Uno y Trino: Líbranos , etc.
Por lo mucho que os agradan las almas
que son devotas de vuestra Santísima
Trinidad: Líbranos, etc.
Por el grande amor con que libráis de
males a los pueblos donde hay algún
devoto de vuestra Trinidad amable:
Líbranos} etc.
Por la virtud divina que en los devo-
tos de vuestra Trinidad Santísima re,
conocen los demonios contra sí: L í-
branos, etc.
Nosotros pecadores: Te rogamos, óye* 
nos,,
Que acertemos a resistir al demonio con
las armas de la devoción a vuestra
Trinidad: Te rogamos > óyenos.
Que hermoseéis cada día más con Los
coloridos de vuestra gracia vuestra
imagen, que está en nuestras almas:
Te rogamos , óyenos.
Que todos los fieles se esmeren en ser
muy devotos de vuestra Santísima
Trinidad:  J e rogamos, óyenos.
Que todos consigamos las muchas feli-
—m —
óeti mucno refrigerio en virtud deí
misterio de vuestra Trinidad: Te ro-
 gamos, óyenos.
Que os dignéis oirnos por vuestra pie-
dad; Te rogamos , óyenos.
Santo Dios, Santo fuerte, Santo inmor-
tal, líbranos. Señor, de todo mal.
'Esto se repite tres veces .

OBSEQUIOS Y OFRECIMIENTOS
 Á LA SANTÍSIMA TRINIDAD

1. ¡Oh beatísima Trinidad! Os doy


palabra de procurar con todo esfuerzo
 y empeño saivar mi alma, ya que la
criasteis a vuestra imagen y semejan-
za y para el cielo. Y también por amor
 vuestro procuraré salvar las almas de
mis prójimos.
2. Para salvar mi alma y daros glo-
ria y alabanza, sé que he de guardar la
divina ley: os doy palabra de guardarla
como la niña de mis ojos, y también
COMPUESTO POR EL
BEATO DIEGO JOSE DE CADIZ
Dios Uno j Trino a quien tanto
 A rcángeles, Querubines,
 Angeles y Serafines
 dicen: Santo, Sanio, Santo
Gózate, amable Deidad,
en tu incomprensible esencia,
 y de que por tu clemencia
perdonas nuestra maldad;
por esta benignidad,
en místico dulce canto,
 Angeles y Sera/iin esf efe.
¡Oh inefable Trinidad,
Bien sumo, Eterno, Increado,
al hombre comunicado
por exceso de bondad!
Y porque en la eternidad
de tu ser te gozas tanto, etc.
Gózate, pues tu luz pura,
con ser tan esclarecida,
no llega a ser comprendida
por alguna criatura;
por eso al ver tu hermosura
ORACIÓN

Omnipotente y sempiterno Dios,


que te dignaste revelar a tus sier-
 vos en la confesión de la verdadera
fe la gloria de tu eterna Trinidad y 
que adorasen la. Unidad en tu au-
gusta Majestad: Te rogamosT Se-
ñor, que por la fuerza de esa misma
fe nos veamos siempre libres de to-
das las adversidades y peligros, por 
Cristo Señor nuestro. Amén.
 V I S I T A 

 AL

SANTÍSIMO SACRAMENTO

Una de las devociones más agrada-


bles a Dios, más provechosas y merito-
rias al cristiano, es sin duda el visitar al.
Señor Sacramentado. * 
Es esta una devoción tan suave, que
casi sin saber cómo sale del alm a. ena-
morada de Dios; porque el alma que
ama a Dios con fervor corre, natural-
mente, al objeto de sus amores, que es
 Jesús en el meridiano de su amor, el
Santísimo Sacramento del Altar.
 A la manera que la Reina de Sabá fué
- ra o —

 Y asi como los Reyes de Oriente vi-


nieron de lejos para adorar a Jesús en
Belén, y ofrecieron sus dones de oro,
incienso  y mirra, otro tanto hacen los
buenos cristianos: como reyes que son
ahora de sus pasiones y después lo se-
rán del cielo, vienen a adorar a Jesús en
el Sacramento del Altar, presentándole
la mirra de la mortificación, el incienso
de la oración y el oro de la caridad, que-
dando jesús muy contento y agradecido
de estos fervorosos amantes; como ami-
go que se ve visitado de otros amigos,
los llena de gracia y Ies concede la mise-
ricordia ahora, y después, en el día del
 juicio, les dirá: «Venid, benditos de mi
Padre, a poseer el reino de los cielos que
os está preparado, porque me habéis ve-
nido a visitar cuando estaba como preso
 y enfermo de amor en el Sacramento del
 Altar.
Cristiano que esto lees, procura visi-
tar todos los días al Señor sacramenta-
do; si puedes, cuando está expuesto, o si
no, cuando encerrado en el tabernáculo^;
si d ir la igl ia hará la i
ORACIÓN

Señor mío Jesucristo, Hijo de


Dios vivo: Aquí vengo en compañía
de la Santísima Virgen, Angeles y 
Santos del cielo y justos de la tie-
rra, a visitaros y adoraros en esta
Hostia consagrada, donde creo fir
mísimámente que estáis tan presen-
te, poderoso y glorioso como en el
cielo; y por vuestros méritos espe-
ro alcanzar la gloria eterna siguien-
do yo en todo vuestras divinas ins-
piraciones; y en agradecimiento a
 vuestro infinito amor, quiero ama-
ros con todo mi corazón yalma,, po-
tencias 3^sentidos.
Suplícoos, Salvador dé mi alma,
por la sangre preciosa que derra-
masteis en vuestra Circuncisión y 
en vuestra santísima Pasión, que
ejercistéis conmigo este oficio de
Salvador, dándome por la interce-
ORACIÓN  AL  PADRE ETERNO
(Oh Señor y Dios mío!: Desde el
excelso trono y santuario en que
habitáis en los cielos, dad una mira-
da y ved esta sacrosanta Víctima
que os ofrece vuestro gran Pontífi-
ce e Hijo vuestro, Jesucristo, por 
los pecados de sus hermanos,, y para
que se nos borre la muchedumbre
de nuestras iniquidades. La voz de
la sangre de nuestro hermano Jesu-
cristo clama a Vos desde esta Sa-
grada Hostia. Escuchadla, Señor;
aplacad vuestro justo enojo; echad
sobre nosotros una mirada de com-
pasión y de ternura, y perdonadnos.
Por vuestro mismo amor, ¡oh Dios
mío!, no tardéis en concedernos esta
gracia, ya que vuestro nombre ha
sido invocado sobre vuestro pueblo,
.y usad para con nosotros de vues-
tra grande misericordia. Así sea.
toda la esperanza de mí alma, os
pido la conversión de los pecadores,
la perseverancia de los justos y el
alivio de las benditas almas del pur-
gatorio; para todos os pido las gra-
cias que necesitan para más ama-
ros y serviros; y para mí en par-
ticular os pido el divino amor y que
en todas las cosas haga siempre
 vuestra santísima voluntad con la.
mayor perfección.
Para alcanzar más pronto estas
gracias y para satisfacer por mis
faltas, culpas y pecados, os ofrezco
a vuestro Hijo Jesucristo en unión
de aquella infinita y eterna caridad
con que lo enviasteis y nos lo disteis
por Salvador nuestro. Os ofrezco
su santísima encarnación, vida, pa-
sión y muerte. Os ofrezco sus exce-
lentes virtudes, y todo cuanto hizo
 y padeció por nosotros. Os ofrezco
sus trabajos, sus fatigas, sus tor-
mentos y su sangre. Os ofrezco to
del altar. Os ofrezco la paciencia y 
amor con que ha sufrido la ingrati-
tud, irreverencias, blasfemias y sa-
crilegios de los hombres. Os ofrez-
co también los méritos de la Santí-
sima Virgen María, y de todos los
Santos del cielo y justos de la tierra.
Espero, Padre mío, que por vuestra
bondad y  misericordia infinita
los méritos de Jesucristo,
ría Santísima y de los Santos, me
concederéis ahora estas gracias que
os pido, y después la eterna gloria,
en que vivís y reináis por todos los
siglos de los siglos. Amén.
 A D O R A C IO N
QUE RINDEN AL SANTÍSIMO SACRAMENTO Y AL
SAGRADO COHAZÓN DE MARÍA SANTÍSIMA 
LAS ALMAS BUENAS, E?í UNIÓN DE LOS NUE-
 VE COROS DE LOS ÁNGELES.
Para mayor inteligencia, se ha de
saber que los nueve coros angelicales se
ran a Jesús en sus cinco llagas y coro-
na de espinas3 y con la tercera piden a
 M aría la humildad , la. pureza y el 
amor de esta manera:
L Adoro, Jesús mío, la llaga de vues-
tra mano derecha, juntamente con el
coro de los Serafines, y os pido me con-
cedáis el divino amor, a fin de poderos
amar con todo fervor, como os aman los
Serafines. Amén.
Padrenuestro y Ave Maria.
II. Adoro, Jesús mío, la llaga de
 vuestra mano izquierda, juntamente con
el coro de los Querubines, y os pido me
concedáis la sabiduría, a fin de poderos
conocer y amar como os conocen y
aman los Querubines, Amén.
Padrenuestro y Ave María.
III. Adoro, Jesús mío, la llaga de
 vuestro pie derecho, juntamente con el
coro de los Tronos, y os suplico me con-
cedáis la paz y tranquilidad interior, a
fin de que mi corazón sea un verdadero
tección e imploró vuestro amparo; y
¿seré precisamente yo el primero y úni-
co que halle cerrada esta puerta, que se
abrió siempre para todos? Mas, aunque
así sucediese, no desconfiaré, antes gri-
taré más fuerte, y no desistiré hasta que
me concedáis lo que os pido. Sí, Madre
 y Señora mía, oid mi súplica, alcanzad-
me la perseverancia en el divino servi-
cio, y si tengo la desgracia de caer en pe-
cado, lo que Dios no permita^ haced que
no halle rejjoso hasta que haga una bue-
na confesión y alcance el perdón de mi
pecado.
También os pido la perseverancia de
los justos y la conversión de los peca-
dores. ¿Qué deseáis que haga yo por
ellos? Me ofrezco con gusto a ser el ins-
trumento de su conversión. Igualmente
os suplico por las benditas almas del
purgatorio, por mis padres, amigas, bien-
hechores, y por todos los que se han en-
comendado a mis oraciones; por el Papa
 y por nuestro Prelado; por los Cardena-
les, Arzobispos, Obispos, Párrocos y
demás clero secular; por los Regulares
de uno y otro sexo, a fin de que sean
prudencia, ciencia y acierto de Salo-
món* y a fin de que procuren como él y
logren la riqueza, la paz y felicidad del
reino, y finalmente, os ruego por todos
mis prójimos, particularmente por los
enfermos, presos, desterrados, caminan-
tes y navegantes, para que a todos Jes
concedáis las gracias que necesitan.
Para más obligar vuestro Corazón os
pido todas estas gracias por el amor que
siempre habéis tenido a la Trinidad San-
tísima, por vuestro amor al augustísimo
Sacramento, por el amor que tuvisteis y
tenéis a vuestros padres San Joaquín y
Santa Ana, a vuestro esposo San José,
al Apóstol San Juan¿ y a vuestros princi-
pales devotos San Ildefonso, Santo Do-
mingo, San Buenaventura, San Bernar-
do, San Ignacio y San Ligorio; y si 110
basta todavía, pongo por medianeros y
abogados a los nueve coros de los An-
geles } a los Patriarcas y Profetas, a los
 Apóstoles y Evangelistas, a los Mártires,
Pontífices y Confesores; a las Vírgenes
 y Viudas; a todos ios Santos del cielo y
 justos de la tierra. Sí, Virgen Santísima
Bendita sea tu pureza
 y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
 A ti, celestial Princesa,
 Virgen Sagrada María,
te ofrezco desde este día
alma, vida y corazón:
mírame con compasión;
no me dejes, Madre mía.
(300   dias de indulgencia, cada ves)

OTRA ORACION fl MARIA SANTISIMA


(d e s a n b e r n a r d o )

 Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen Ma-


ría!, que jamás se oyó decir queningu
no de los que han acudido a vuestra pro-
tección, implorando vuestra asistencia y
reclamando vuestro socorro, haya sido
abandonado de Vos. Animado con esta
confianza, a Vos también acudo, ¡olí Vir-
gen Madre de las Vírgenes!, y aunque gi-
miendo bajo el peso de mis pecados, me
se rece devotamente esta oración,  y   si sé
reza cada día, indulgencia plenaria una vez
al mes, confesando, comulgando y visitando
una iglesia, rogando allí por la intención de
Su Santidad.

OBSEQUIOS Y OFRECIMIENTOS
 A MARIA SANTISIM A 
1. Sé muy bien, Virgen Santísima,
que para ser verdadero devoto vuestro
me debo abstener de todo pecado, imi-
tar vuestras virtudes, frecuentar los
Santos Sacramentos, presentaros algu-
nos obsequios>y hacer bien, con agrado
 y perseverancia, las devociones y demás
cosas de vuestro servicio: en todo esto
me ejercitaré  yo  con vuestro auxilio
para complaceros y daros gusto, Madre
mía.
2. Cada hora rezaré un Ave María.
Cada día rezaré una parte del Rosario.
Cada sábado ayunaré o me mortificaré
en alguna cosa. Cada primer domingo
recibiré los Santos Sacramentos y reza-
ré las tres partes del Rosario.
Of r e c i m i e n t o  y  o b s e q u i o
 A MARÍA SAN T ÍSIMA, MADRE DE DIOS
 Y MADRE MÍA (i)

 Y o, N. N.; quisiera tener todas las vi-


das de los hombres para emplearlas en
eí servicio de la Madre de Dios; quisie-
ra tener todas las vidas de los Santos y
Santas del cielo para amar a la Santísi-
ma Virgen María, Madre de Dios, con
aquel perfectísimo y ardentísimo amor
con que ellos actualmente le aman. De-
seo con todo mi corazón que todos los
reinos, provincias, ciudades, pueblos,
hombres, mujeres, niños y niñas que en
ellos hay* conozcan, amen, sirvan  y   ala-
ben a María Santísima con aquel fervor
con que lo hacen los cortesanos del
cielo.
Deseo morir y derramar toda mi san-
gre por amor y reverencia de María Vir-
gen, Madre de Dios; deseo que Jesús me
conceda la gracia y fortaleza que nece-
sito, para que todos mis miembros sean
R O S A R I O
EUT EÜ'N'OK DJ5 X j A 

INTRODUCCION
La oración llamada Rosario es la de-
 voción más grata a Dios y a la Santísi-
ma Virgen, y a la par la más provecho-
sa a todos los hombres, después de la
santa Misa; con decir que la misma Ma-
dre de Dios la enseñó al gran patriarca
Santo Domingo como un eficaz remedio
para socorrer las necesidades del mundo
sonas y familias que no dejan pasar día
sin pagar a María este tributo de devo-
ción, porque ellas recibirán de esta bue-
na Madre muchas y eficaces gracias en
 vida, y más especiales aún en la hora de
la muerte, y por fin, la gloria eterna.
Es verdad que algunos tienen costum-
bre de rezarlo todos o casi todos los
días; pero tan mal, que antes podría mi-
rarse como un insulto que como culto
dirigido a María, y qué por ello más bien
se acarrean la indignación de la Virgen
que sus gracias. Para que tú no hayas
de experimentar este mal, te diré cómo
has de rezarlo.
 AI comenzar a rezar el Rosario, te
pondrás modesto y devoto, dejando
toda postura que parezca menos a pro-
pósito para hablar con la Reina de los
ángeles y de los hombres; no hablarás,
no dormirás, ni pronunciarás bostezan-
do, ni ahuecarás o arrastrarás la voz, ni
rezarás como cantando, que promueve
a indevoción o excita sueño; n o te me-
terás en preguntar cosa ajena de aquel
acto, ni comenzarás hasta que hayan
de Dios. No lo hagas, pues, tú así; pro-
cura con cuidado que todas las palabras
 vayan con pausa regular * que se pronun-
cien enteras y no como mascadas o
entrecortadas, que se dé lugar a que los
compañeros puedan hacer ío mismo, y
que todo vaya con edificación. Por cier-
to que si hubieses de hablar a una reina
de la tierra procurarías, no sólo estar
modesto y oompuesto en su presencia,
sino que pondrías gran cuidado en lo
que hablaras y gran atención a lo que
te hablara; aviva, pues, tu fe, y sabe
que rezando el Rosario hablas con Dios
 y con María, que son los reyes y seño-
res do cielos y tierra, y esto te obli-
gará a estar modesto y atento. Y para
que puedas alcanzar las gracias corpo-
rales y espirituales, temporales y eter-
nas que suelen concederse a los que
devotamente lo rezan, pon delante de tu
consideración las personas que concu-
rren en cada uno de los misterios que
meditas, y esto te ayudará también para
conocer cuánto han hecho Jesús y María
para salvarte; con estas reflexiones, el
Cuar
uarta estaci
estación,
ón, que
que es el lulugar er 
que
que, cami
caminando
nando nuestro
nuestro amado
amado Je Je
sús
sús con la cruz a cuestas,
cuestas, enenco
contr
ntréé
a su Madre
Madre Santísi
antísima
ma tri
triste y afli-
fli-
gida
gida,, y mirándos
ándose e aquell
aquellos
os dos fino
finos
aman
amantes,
tes, sint
sintiier
eron
on traspasad
traspasadosos de
dolor
dolor y amargu
amargurra sussus corazones
corazones,,

ORACIÓN

¡Oh sober
soberana
ana Señora
Señora y MadrMadre e la
más tri
triste y afligi
afligida!
da!:: Por la cruel
espada
espada de dolo
dolorr que traspas
traspasó ó vue
uess-
tro
tro Coraz
orazón
ón mirando a Jesús,esús, vues-
tro
tro Hi
Hijo, eclipsada
eclipsada la luz luz de sussus
ojos, afeado su rostro
rostro,, atorm
atormentado
entado
con
con la pesada carga arga de la cruz y 
hecho
cho el oprobi
oprobio o de loslos hombre
hombres,s,
alcanzadm
alcanzadme, e, Madr
Madre e afligidí
fligidísi
sim
ma, ya
que mis culpas
culpas fuero
fueronn la causa
ausa de
tantas
tantas penas
penas y dolodolorres, que
que pueda
pueda
 yo
 yo llorarlas amarmargame
gamen nte; para
q e puri
purificado
ficado concon la confesión
confesión
QUINTA ESTACIÓN

Considera, alma Cristiana 1 esta


qui
quinta
nta estación,
estación, qu
que es
es el lu
lugar en
en
que
que los judí
judíos
os hi
hici
cier
eron
on que Simón
Ci i uda Jesú a ll ll la
ORACIÓN

¡Oh abantísi
abantísimo
mo Jesús,
esús, queque por 
mi. amor llev evas
astei
teiss la muy
muy pesada
pesada
cru
cruz por
por el camcamino deldel cal
calvvario
ario, y 
qui
quisiste
sisteiis que
que en
en la per
persona
sona del CiCi
reneo . os ayudásemos
ayudásemos a llevarla rla,
para quque de esta suerte part partiicipáse-
mos de los tesoros de la cruz cruz!!: Dad-
me gracia,
racia, Señ eñoor, para que que, con
mucha devoción
devoción y espí espírritu fervrvo
oro-
ro-
so/
so/ abrace
abrace la la cruz
cruz dede. la abne
bnegación
gación
de mí mimismo,
smo, y dé de de mano a las las
costum
costumbr bres
es vi
viciosas;
sas; a finfin de que,
sigui
iguiendo así vuestr
uestroos pasos,
pasos, alcalcan-
ce los eternos
eternos gozos de de la gloria ria
 Am
 Amén.
Lo demás, como en la pág\ 284.
SEXTA ESTACION

Consider
onsidera,
a, alma
alma cricristi
stiana., esta
sexta
sexta estaci
estación,
ón, que es el lugar en
que
que sal
salió al encuentro
encuentro de nuestro
piad
piadoso
oso jesús aquel
aquella santa
santa m.ujer 
jer 
ORACIÓN

¡Oh heherrmosísi
osísim
mo Jes
Jesús
ús,, que te- te-
niendo afeado vue uesstro ros
rostro con con
las in
inmundasdas sali
salivas,
as, os lo lim limpió
con sus
sus tocas aquell
aquellaa devot
devota a muj
mujer
er,,
que
quedan
dando estampada en el elllas vues-
tra faz san
santísim
tísima!:
a!: Os suplico,
suplico, Se- Se-
ñor* que
que estam
stampéi
péis en mimi alma la
imagen
gen dede vuestro
uestro rostro
rostro,, y me déis
déis
favor y gracia para conservarla
siem
siemprpre
e con
con obr
obras dede perfecta
erfecta cari- ri-
dad
dad para
para que
que así la pueda
pueda presen
resenta
tar 

en vuestra eterna gloria. Amén.
. Lo dem
demás}c
ás}como en lapág. 284.
SÉPTIMA ESTACIÓN

Consider
onsidera,
a, alm
alma
a cristiana,
stiana, esta
esta
séptim
séptima estación,
estación, que
que es el lugar de
oración:

¡Oh san
santísim
tísimo Jesús!
Jesús! Por aquel
aquella
gran fati
fatiga
ga que sint
sintió vuestro
uestro deli-
cado cuerpo, que que, no pudien
pudiendo
do ya
resisti
esistirr al graví
gravísi
simo
mo peso de la
cruz
cruz, os. hizo caeraer en tierra por
por se-
gun
gunda vez suplico} espo
ez,, os suplico esposo
so de mi
alm
alma, que
que ilumi
luminé
néiis mi entendi
entendimmien
en--
to, a fin
fin de que conozcnozca el inmenenso
so
peso
peso de los
los pecado
pecadoss que cometo,
cometo, y 
que
que me dei
deis grac
racia para queque no me
arrastre
rrastrenn a ununaa eterna
eterna pen
pena, antes
antes
 vi
 viva siempre en mí el deseo de ama-
ros, servi
serviros y alabar
alabaros
os en esta
sta
 yida y en la glori
 yi gloria.
a. Aménén..
Lo demás, como en lapág. 284. 84.
OCTAVA ESTACIÓN

Considera,
onsidera, alma
lma cri
cristian
stiana,
a, esta
esta
octav
tava esta
estación,
ción, que es aque
quel lugar 
en que un
unas
as piadosas
piadosas muj
mujer
eres,
es, vien
en--
d J ús d i
ORACIÓN

¡Oh di
divi
vin
no y sober
soberano
ano Maestro,
que
que ananclando
clando el cami
camino del Calva
rio
rio, en medio
dio de
de aquel
aquellla inme
nmensidad
nsidad
de torm
tormen
entos,
tos, en
enseñ
señaste
asteiis a las pia-
dosas mujeres,
mujeres, queque se dolían
dolían de
 vu
 vuestras penas, que llorasen por sí sí
 y po
por sus culpas!: CoConcededme, Se Se-
ñor,
or, que, con
con ferv
ervooros
rosas lágrimas
ágrimas
de contri
contrición,
ción, llore yo mis pecados,
pecados,
 y con ellas se purifique mr al alma de
los mu
muchos en que
que ha inc
incurr
urriido con
con
obras peca
pecam minosas;
osas; para que, puri-puri-
ficado mi espíritu esté siempre en
 vuestra amistad  y   gracia y goce
 vu
eternam
eternamente
ente las deli
delici
cias
as de la glo-glo-
ria. Amén.
NOVENA ESTACIÓN

Consider
onsidera,
a, alma
lma cristi
cristiana
ana,, esta
esta
nov
novena estaci
estación,
ón, que es el lugar en
ORACIÓN

¡Oh beni
benigní
gnísim
simo Jesúsesús,, que
que su
su
fristei
fristeiss que los jud judííos atrop
atropell
ellasen
asen
 vu
 vuestra sagrada persona, con que
os hicier
cieron
on dar por por terc
tercera
era vez en
tierr
tierra!: Dadme
dme gracia,
gracia, Señeñoor y Dios
Dios
mío, a fin de que suf ufrara yo las inju-
nju-
rias
rias de mis enem enemigos, y que que por 
por 
 vu
 vuestro amor me me niegue a mí mis-
mo; para queque, llevevando
ando con pacipacien-
cia los
los trab
trabajajo
os y adversi
adversidades
dades dede
esta
esta vida, llegllegue
ue a go gozar las deli
deli--
cia
cias de la glo
gloria. Amén én..
Lo dem
demás}c
ás}como en lapág. 284.
DÉCIMA ESTACIÓN

Consider
onsidera,
a, alma
alma cristian
cristiana,
a, esta
esta
décim
décima estación,
estación, que es el lugar del
ORACIÓN

¡Oh piadosí
piadosísimo
simo Jesús, queque sufr
sufris-
teis y toler
tolerastei
asteiss de los sacr
sacrilegos
legos
 ju
 judíos que os arrancasen vuestros
santos
santos y reales
reales vestidos,
estidos, con
con que se
tornaron a renovar vuestras llagas,
quedando
quedando desnud
desnudo o del
delante de to- to-
dos!
dos!:: Suplico
uplico a vuevuesstra divi
divina
na bon-
bon-
dad
dad que
que por estos
estos dol
dolores
ores y penas
penas y 
por
por lo qu
que os afli
afligier
gieron
on al ofreceros
receros
el vino mez
mezcl
clado
ado con
con hihiel, me con-
con-
cedái
cedáis, Señor,
Señor, queque no beba yo los
deleites
deleites,, que
que, mezezcl
clados
ados con la hi hiel
de la culpa,
culpa, me of ofrece
rece el mumundo,
sin
sino que,
que, desnudo
desnudo de mi amor amor pro
pió, siga
siga al que
que popor mí sufrió
sufrió estar 
estar 
desn
desnu udo en el
el,,árbo
árbol déla cruz^ para
UNDÉCIMA ESTACIÓN

Consider
onsidera,
a, alma
alma cristi
cristiana
ana,, esta
undéci
décima estaci
estación,
ón, que es el lu lugar 
en que nuestro
nuestro pia
piadoso Jes
Jesús
ús fué
ORACIÓN

[Oh clemen
clementísitísim
mo Seño
Señor!
r!:: Por 
aquel in
inmenso amor que que abrasab
rasaba a
 vu
 vuestro Corazón y con que sufris-
teis ser tendido en la la cruz
cruz y clava-
dos vues
vuestros
tros pies y manos santí santísi-si-
mos en elellla, os pido, Dios mío, que que,
por vuestra inefable caridad, no ex-
tien
tienda
da yo jamás
jamás mis pies y manos anos a
maldad
aldad alguna;
alguna; antesantes bi
bien, traspa
traspa
sado
sado mi cor
corazón
azón con vuestro
uestro divi
divin
no
amor, viva siempre crucificado en
 vu
 vuestro santo servicio por medio de
la gracia y misericordia infinita y 
reine despu
despué és con VoVos en la glo
gloria.
ria.
 Am
 Ame n .
DUODÉCIMA ESTACIÓN
Considera, alma cristiana, esta
duodéci
duodécim
ma estación,
estación, que
que es el lu
lugar 
en que
que, cruci
crucifi
ficado
cado ya nuestro
nuestro Se-
ñor Jesucristo,
esucristo, dejar
dejaron
on caer de gol-
gol-
ORACIÓN

[Oh divi
divino
no Jesús
esús,, esposo de nunues-
es-
tras almas,
almas, que
que clav
clavad
ado
o en la san-
ta cruz entr
entre dos
dos ladrones,
ladrones, fufuiis
teis alzado
alzado y enenar
arbol
bolado
ado a la vivista
de todo el mundo y padecisteis atro-
ces tormentos!
tormentos!:: Os supli
suplico,
co, Señor,
eñor,
que curéis
uréis los
los males de mi alma, y 
que
que, memenospreci
nospreciando
ando yo yo al mundo
con sus
sus van
vaniidades y loc
locur
uras,
as, se le-
le-
 va
 vante mi espíritu a la contempla-
ción de las cosas divdivinas
nas y eternas,
eternas,
 y solamente os ame a vos, y por 
amor
amor vuestr
uestro abo
aborr
rrez
ezcca al mundo
 y a mí mismo hasta ve veros en la glo-
ria, Amén.
Considera,
onsidera, alma
lma crist
ristiiana,
ana, esta
esta
deci oterci
oterci estaci
estación,
ón, el l
ORACIÓN

| Oh 'Soberana Reina de los los An-


geles y Madre
Madre dol dolorosí
orosísima1
sima1: Por 
aquel
aquellla inmen
nmensi sidad
dad de penaspenas que que
inu
nundndóó vuestro
vuestro Cor Corazón,
azón, cuacuando
desd
desde e los braz
brazos de la la cruz recib
recibis-
tei
teis en los vuestros a vuestro vuestro Hijo ijo
Santí
antísi
sim
mo, mue uerrto a la la violen
olenci
cia
a de
tantos'
tantos'tor
torm
menentos,
tos, os supli
suplico,
co, piado-
piado-
sísi
sísim
ma Madre,
Madre, que que os digndignéis
éis reci
reci-
bir en vuestros ros brazbrazosos mi almalma a
cuan
cuando se separe
separe del del cuerpo
cuerpo y pre-
sentarla
sentarla a vuestro Hijo San Santísi
tísimmo,
para que
que, acord
acordándándososee de
de lo que
que Su
Divina
ivina Majes ajestad
tad y Vos Vos,, Señoraora,
por ella
ella pade
padeci ciste
steiis, la juzgu
uzgue,e, no
según merec
merecenen mi mis culpas
culpas,, sin
sino se-
gún
gún los infinitos
finitos méri
méritos
tos de su San San-
Considera, alma cristiana, esta
últim
última estaci
estación,
ón, que es el
el lug
lugar
ar de
la sepultur
sepultura
a de Cristo nu
nuestr
estro
o Sal
Sal-
amor quisisteis padecer por ellas
tantas penpenas y torm tormenentos,
tos, hasta
mori
morirr afrentos
afrentosamente
amente en una cruz
entre dos ladrones para borrar 
con
con vuestra
uestra Sang
Sangre divi divina
na la
la sen
sen-
tenci
tencia a de muerte
muerte que que estaba
estaba ya fir-
mada por nuestras culpas, y final-
mente ser sepultado
sepultado para resuc resucitar 
despué
pués a inmortal
inmortal vida!: a!: Os supli
supli--
cam
camos, SeñSeñoor, que
que, porpor los infin
finitos
mér
ériitos de vuevuesstra sansantísim
tísima pa-
sión,
sión, muer uerte
te y sepultur
sepultura, a, hagáis
hagáis
que
que estén
estén sepultados para nosotr nosotros
os
en perpetuo
perpetuo olv
olvido todos
todos los deleites
de este mundo, y esté siem siempre
pre viva
en nuestr
nuestrosos cor
corazones
azones la memori
memoria a
de vue
uesstra sant
santíísim
sima pasión
pasión y muer-
muer-
te,
te, y el deseo de amaros
amaros y serv serviiros
en esta vida, para despu después és de ella
ella
pode
poderr resuci
resucitar y ent entrar
rar en vuestra
uestra
MÉTODO PRÁCTICO
DE IMITAR CON ESPÍRI
ESPÍRIT
TU DE
DE DEVOCIÓN
DEVOCIÓN
 A 
 Jes
 Jesucristo llevando la Cruz.

El cristiano que desea ir en pos de Jesucris-


to. lllleva
evando
ndo la Cruz,
Cruz, ha de tener
tener prese
presente
nte que
que
este nombre Cristiano quiere decir decir discípu-
lo e imitador de Cristo, y que es indispensa-
ble, sí quiere llevar con toda propiedad tari
honorífico y noble
noble título, hace
hacerr Jo que. en su
santo Evangelio nos encarga Jesús, a saber:
que, si queremos ser discípulos suyos, hemos
de oponernos o negarnos a nosotros mismos,
tomar Ja Cruz y seguirle. Con estas pala-
bras, según explican Jos expositores, Jesu-
cristo nos pide mortificación interna y e x t e r -
na, si le queremos seguír. La mortificación
interna está comprendida en estas palabras:
que se niegue a si mismo , o que no.tenga
propia voluntad; y la mortificad'n externa,
en estas otras: que tome su Cruz:.  La mor-
tificación, según la bella comparación de
San Francisco de Sales, nos es tan necesa-
ria como la sal para pa ra la conservación de la
decía con tanta aseveración: Hermanos..,
si vivís según la cariie,  regalándola y no
mortificándola, moriréis,  os condenaréis;
empero si mortificáis la carite, viviréis, os
salvaréis. Por lo tanto, deseando yo vuestro
provecho, espiritual, he juzgado muy del
caso bosquejaros lo que entendemos por. la
palabra mortificación y el modo dé practi-
carla, para poder así .ayudar al Sefior a lle-
 var la Cruz.
Mortificar, pues, no significa matar, sino
sujetar y enfrenar; y así, la palabra mortifi-
cación. dice .lo mismo que. una ordenación,
concierto y reglamento, de los apetit9s.de la
parte inferior del hombre, para esté
siembre en armonía con la parte superior,
constituida por la razón ilustrada por la fe.
La mortificación es de dos maneras: un^a
de obligación, y la otra de devoción. La,de
obligación tiene por objeto refrenar o quitar
todo cuanto nos pueda ser impedimento para
cumplir los preceptos de la ley de.Dios y las
obligaciones del propio estado. La de su-
pererogación o devoción tiende a privar de
aquellas cosas que, aun cuando no sea malo
o pecado el ejecutarlas, es, sin embargo,, de
gran provecho abstenerse de ellas, para
ofrecer al Señor un sacrificio que le ■es muy
agradable; por ejemplo: el mirar un ameno
 jardín, el beber d ua fresca, et
poco sabrá ni podrá en lo que sea de obliga
ción.
Esta mortificación de devoción se divide
en activa y pasiva. La activa consiste en
buscar por elección propia, y por el grande
amor qué uno tiene a Dios y a la Santísima
 Virgen, cosas que causen pena y_ humilla-
ción, para ofrecerles así un obsequio. La pa-
siva consiste en sufrir con paciencia, resig’
nación y conformidad con la voluntad de
Dios todo cuanto nos causa pena sin haberlo
nosotros buscado ni intentado, como son las
persecuciones, calumnias, oprobios, robos,
enfermedades^ frío, calor y otras cosas se-
mejantes. Sin embargo de que la mortifica-
ción interna es la mejor y más noble, como
que es el alma de todas ellas, para proceder
con método daremos primero algunas nocio-
nes de la mortificación externa, con que nos
abriremos paso para lo demás.

MORTIFICACIÓN EXTERNA 
MORTIFICACIÓN DE LA VISTA 
«Es parte de la inocencia el ser uno cie-
go», decía Séneca; y en verdad, por una tris-
te experiencia sabemos que son infinitos los
que se han precipitado en los vicios y críme
Señor nuestro, que siempre la trajo modes-
tamente recogida, por cuyo motivo los Evan-
gelistas nos refieren las veces que la levan-
tó, como que era en él cosa singular y no
acostumbrada. Por lo gue tú procurarás mor-
tificarla en los casos siguientes:
1,° Te abstendrás de mirar aquellos ob’
 jetos que podrían suscitar en tu alma pensa-
mientos pecaminosos, como son figuras des-
honestas, comedias poco decentes, con espe-
cialidad si van acompañadas de baile, que
por la circunstancia' del modo de vestir y
saltar debe considerarse como causa provo-
cativa de pensamientos torpes; y en efecto:
muchísimos que en todo el decurso de la co-
media habían tenido como adormecida la
concupiscencia, al ver romper el baile sin-
tiéronse asaltados de un tropel de pensa-
mientos impuros que, abrasándolos en ^el
fuego de las delectaciones amorosas, les hizo
cometer otros tantos pecados mortales. Son
muchos ios que experimentan lo que Atiplo,
de quien nos refiere San Agustín que fué al
teatro coñ propósito de no mirar cosa mala;
pero, puesto allí, miró, pecó e hizo pecar a
otros, No vayas, pues, tú a aquellas reunio-
nes en las cpie los concurrentes visten con
poca modestia; a los bailes digo, y saraos; y
cuando vayas por las calles y plazas, nunca
fijes la vista en personas del otro sexo, espe-
como el Profeta:  Apartad>Señor, mis ojosf 
 para qué nú vean ¡a vanidad.  El. saber
mortificarse en estas y otras cosas,"por ino-
centes y honestas que sean en sí; ■es un me-
dio poderosísimo para adelantar en la per-
fección. De San 3/rancisco de Borja se lee
que cuando cazaba con halcones en el acto
de arrojarse éstos sobre la presa bajaba los
ojos y se privaba de mirarlos; y de San .Luis
Gonzaga cuenta su historia que se privaba
de mirar los espectáculos más curiosos a que
había de asistir por precisión. Haz’ tú lo
mismo algunas veces, especialmente cuando
por precisión bayas de andar por las calles,
plazas y lugares públicos. Dije algunas ve-
ces, no siempre, porque exigir que lo hicie-
ras siempre sería no conseguir nada por pe-
dir demasiado. Te causará alguna repug-
nancia aí principio, lo sé; pero después ex-
perimentarás ya mucha facilidad, y con ella
paz, alegría y mérito en este mundo, y gran
premio en el otro.
3.° Cuando no quieras mortificarte, sino
dar algún recreo y solaz a. la vista, mirando
las flores, los árboles, jardines, edificios y
otras cosas honestas por este estilo, y que no
encierran peligro de pecar, acostúmbrate a
levantar el espíritu al Criador, pensando
que El es el manantial y origen de toda la
hermosura, belleza y orden, }r que de El han
MORTIFICACIÓN DEL OÍDO

1.° lias de procurar mortificar el oído no


escuchando jamás cuentos impuros, conver-
saciones ni canciones deshonestas que, como
dice San Pablo, corrompen las buenas cos-
tumbres, y que por desgracia tanto abundan
en nuestros infelices días. De estos desho-
nestos y mal hablados se sirve el demonio
como de anzuelo para pescar las almas, o7
cual cazador de pájaros, de reclamó para re-
coger l^s inocentes e incautas avecillas. jOh
a cuántos  y   a . cuántas se les oye exclamar
todos los días: *Nunca habría yo pecado n'í
sabido de tales indecencias, si no hubiera
oído tal conversación, canción, expresión,
etcétera»! Huye, por lo tanto .de los desho-
nestos y mal hablados.
2.° También te guardarás de esciuh'’.r
murmuraciones, defectos de personas y de
cosas de mundo, las que, aun cuando no te
causaren otro dañó, a lo menos te llenarán
la cabeza de mil y mil cosas impertinentes
.que, viniendo de tropel en tiempo de ora-
ción, Misa y demás devociones,.te inquieta-
rán y distraerán hasta lo sumo. Cuando te
halles entre los que ,»;sí hablan, procura, sí
puedes, distraerlos, mudando de conversa-
ción o haciéndoles alguna pregunta útil, y
MORTIFICACIÓN DEL OLFATO
Mortificarás el olfato huyendo de vanos
olores, como son esencias, pastillas,^ bálsa-
mos, aguas de olor, etc., porque quien usa
tales cosas, propias de afeminados, indica
ser persona sensual* Que a Dios, como a Su-
premo Señor, se le honre con incienso y
otras cosas aromáticas, es muy conforme a
razón; pero que las use un mortal, que en
breve ha de ser pasto de gusanos, fétido, as-
queroso y abominable, es reprensible hasta
lo sumo. Déjate, pues de olores; antes bien,
procura sufrir con paciencia los malos oloree
de los hospitales o aposentos de los enfer-
mos, cárceles, etc,, no dejando de  visitarlos
por causa de ellos, pues por ello te ha de
premiar Dios, como lo promete en su santo
Evangelio.

MORTIFICACIÓN DE LA LENGUA 
Gran cuidado has de poner en mortificar
la lengua para que no se deslice en pala-
bras  vanas, inútiles, de propia alabanza o
torpes en maldiciones, blasfemias u otras
cosas que pueden ser injuriosas a Dios, per-
 judiciales a ti mismo o al prójimo. E l que no
 peca con la lengua —dice el Apóstol San-
experiencia liós enseña que la lengua es la
universidad de maldades, y que hasta perso-
nas espirituales son cogidas por Satanás en
los lazos de la lengua. Por esto es indispen-
sable poner un exquisito cuidado en gober
narlat y al efecto valerse del consejo que da
San Bernardo diciendo; Pasar dos veces
 por la lima lo que una sola ves ha de pro
nunciar la lengua . Dando a entender que
antes que hables has de considerar con el en-
tendimiento si lo que vas a decir es o no se-
gún la voluntad de Dios, si será de provecho
o de daño al prójimo. Con esta reflexión evi-
tarás muchas palabras de las que, después de
dichas, te habría de pesar. Habla, pues,
poco, conforme al consejo de Séneca, que
decía:  Jam ás me pesó de haber callado,
 pero sí de haber hablado . Y el Espíritu
Santo asegura que hablando mucho no
 faltan pecados« Calla, pues, repito, y no
hables sin necesidad, caridad u obediencia,
 y al efecto puedes valerte de las adverten-
cias siguientes:
1.a Piensa que Dios apunta las palabras
que dices, y que de todas te pedirá cuenta
en el día Sel juicio, hasta de las ociosas,
como nos lo dice en su santo Evangelio.
2.a Antes de hablar levanta el corazón a
Dios, y pídele gracias para no sobrepasarte,
diciendo con el Profeta: Poned  Señor, un
¿as pesadas> ni uses de equívocos qne puej
dan tomarse en mal sentido o que puedan
apesadumbrar al prój imo.
5.a Habla con sencillez e ingenuidad y
sin ficción; pero jamás saques a plaza las
faltas del prójimo, y aun cuando éstas sean
 va públicas y sabidas o sean defectos natu-
rales, siempre será bueno que tomes el me-
 jor partido, que es callar, porque a nadie le
gusta quese publiquen sus defectos o se ha-
ble de ellos
6.a Aborrece las disputas o el sostenerte
ñrme en tus trece; cuando hdyas.de manifes
tar tu parecer, hazlo con modestia y dulzura
con deseo de que triunfe la verdad, y nunca
por salir con la tuya ni por el prurito de que
se cumplan tus antojos; muy al contrano:'si
la conciencia lo permite, prefiere acomodar-
te al parecer de otros antes que porfiar, pues
esto es de.gran provecho espiritual, porque
es cosa sabida que mejor es ser modesto que
porfiado. [Cuántos altercados, desuniones y
pecados evitarás practicando estos consejos!
7.a Nunca digas palabra que ceda en
propia alabanza, ni cuentes lo que has dicho
o hecho con el objeto de ser tenido por sabio,
 valiente o virtuoso; porqué por lo mismo
que no sienta bien la alabanza en boca pro-
pia, te harías despreciable. Para no faltar,
d importanci acuér
quien no procura vencer antes la gula en
vano se prometerá vencer los demás vi-
cios.
Téngase, pues, como máxima inconcusa,
o como principio fundamental, que el hom-
bre no ha de vivir para comer y beber, sino
que ha de comer y beber para vivir. Se ha
de comer y beber para sustentar la natura-
leza y no para regalar los sentidos; y estos
principios son los que han de regular la can-
tidad y calidad de. los alimentos. El que no
se mortifica en la comidat  decía Santa
Catalina de Sena, es imposible que pueda
 guardar su inocenciat pues por la gula se
 perdió Adán , . .
Toda destemplanza en la comida y bebida
es perjudicial al cuerpo y al alma. Ya 110 se
duda que la mayor parte de las enfermeda-
des son efecto de la gula. Las apoplejías*
las diarreas, las obstrucciones, los dolores
de estómago, Jos de costado, y otros males
que seria largo enumerar, comúnmente no
reconocen otra causa que los excesivos ali-
mentos. Pero estas enfermedades corpora-
les, aunque grandes males, son muy insigni-
ficantes en comparación de los males espiri-
tuales que acarrea la gula.
Es imposible,  decía Casiano, es imposi-
ble que 110 experimente tentaciones impu-
ras el que está lleno de comida;   y he aquí
ceníivo del deseo de ilícitos placeres. Y
éntre otras cosas ■añadía: Te aviso quey
como esposa que eres de Jesucristo, huyas
del vino como de un veneno.   Y Salomón
en los Proverbios dice: E l vino es lujurioso;
es el cebo de la incontinencia; y luego pre-
gunta:  ¿Para quién scrá7t los lamentos? 
 ¿No es verdad que serán para los dados
al vino y que procuran apurar las copas? 
Porque sabe todo esto Satanás, que se huel-
ga de nuestra desgracia en éste y en el otro
mundo, ha hecho abrir tantas tabernas, figo-
nes, cafés y fábricas de licores, que son como
otras tantas fábricas de pólvora para hacer
guerra a la castidad  y   demás virtudes, por-
que de la impureza nacen todos los males,
hasta la herejía, según nuestro adagio:  No
hay hereje sin mujer .
 Y así, para librarte de tamaños males,
anda alerta con la comida y bebida: nunca
entres en taberna, café .o figón sino por ne-
cesidad, ni comas ni bebas sino en las horas
acostumbradas; y entonces, echa la bendi-
ción sobre la comida antes de empezar a co-
mer, y al concluir, da por ella gracias a
Dios. No quieras hacerte semejante a aque-
llos animales inmundos que puestos debajo
de la encina, tragan la bellota sin levantar
su cabeza para mirar a quien les prodiga el
lo; antes bie al tomar ali
el gusto como por único fin. No es .lo mismo
comer con gusto que comer por gusto: lo
primero es lícito, porque sin el incentivo del
gusto, ¿quién comería? Lo segundo es peca-
do o defecto, porque es invertir ei orden; es
colocar el fin en lo que sólo es medio o ins-
trumento; es gozar de lo que sólo se debe
usar; es, en Jin, destruir aquella máxima
que dejamos sentada, a saber: que el hom-
bre no ha de vivir para comer y beber,
sino beber y comer para vivir.
Es un acto de mortificación muy loable el
no quejarse jamás de la comida o bebida;
que el superior vele en favor de los demás,
está muy puesto en razón; pero un particu-
lar nunca diga que está crudo o cocido, frío
o caliente, soso o salado, sino que coma lo
que traígan y del modo que lo traigan, a no
ser que conozca seríe dañoso al cuerpo o al
alma, como si fuese cosa que le hubiese de
causar alguna indisposición o que se opusie-
ra a algún precepto. Santo Tomás nunca
pidió comida alguna en particular,■y siem-
pre decía que con lo que le presentaban
quedaba satisfecho* San Ignacio jamás re-
husó plato alguno, ni se quejó aunque estu-
 viera mal cocido o mal guisado. San Juan
Clímaco también comía de todo, y muy des-
pacio esperaba que los demás fueran co-
miendo para concluir juntos. También es
que son enemigos de ía cruz de Cristo y
cuyo Dios es el vientre.

MORTfFÍCACiÓN DEL TACTO


Nunca hagas ni toques cosa alguna fea,
porque ya sabes que eso es un horrendo pe-
cado; te abstendrás también de aquella cos-
tumbre indecente y baja que tienen algunos
de juguetear y agarrarse, y otros enredos
semejantes, por ser cosa intolerable e inde-
corosa; no eches en olvido aquel adagio;
 juego de manos,  juego de villanos . No
sólo, pues, no lo has de hacer con personas
de otro sexo, sino tampoco con las del pro-
pio; y no sólo por ser contra la buena edu-
cación, sino también peligroso para la cas-
tidad.

MORTIFICACIÓN DE TODO EL CUERPO


El enemigo más fiero y cruel de nuestra
alma, y el más temible es nuestro cuerpo,
o la carne, ya porque siempre está junto a
ella, ya porque es el más tenaz: de modo
que puede decirse que todos los días le arma
asechanzas para hacerla caer en pecado.
Es un potro indómito que fácilmente se
desboca, que difícilmente obedece al freno
cesario para servirnos de él, y no para re-
calarlo, so pena de que poniéndose dema-
siado lozano, no admitiera el yugo o arro-
 jase la carga. Lo propio, pues, hemos de ha
cer con el cuerpo; esto es; hemos de darle
lo que necesita para vivir y trabajar; pero
no para regalarlo, so pena también de que,
lozaneando, se haga indómito y nos arrastre
a todos los desórdenes, haciéndonos vivir,
no según la razón, sino según la'pasión,
cual animales irracional es y y aun peor, por
cuanto aquéllos están dotados y son regidos
por instinto natura], lo cual sin disputa lie
ga a faltar a la persona que vive según la
pasión. Como el médico al encargarse de un
enfermo le ordena al punto la dieta, esto es,
que se príve de comer y beber, no sólo en
la cantidad, sino también en la calidad de
ciertos alimentos que conoce serle nocivos,
ordenándole también que se preserve de los
aires poco sanos y de conversaciones, rece-
tándole al mismo tiempo las medicinas más
a propósito para la restauración de la salud;
así, ni más ni menos, es indispensable tra-
tar a nuestro cuerpo, enfermo de las pasio-
nes y de malas inclinaciones. Es preciso
empezar, por la dieta, privándole o mode-
rándole aquellos manjares o bebidas que
pueden irritar o dar empuje a las pasiones,
apartarlo de aquellas personas y lugares
de los elementos o de la naturaleza; como.,
por ejemplo: sufrir con paciencia y con es-
píritu de penitencia el frío y el no poderse
calentar o arrimarse a la lumbre en invier-
no, el dolor de cabeza en primavera,  y ,el 
calor, las moscas, pulgas, etc., en verano y
otoño.
Conozco yo a cierta persona que, cuando
las pulgas le pican, se habla de esta suerte
a sí misma; «Mira: estos bichos pican así a.
los mortales, porque el primero y padre de
ellos cometió un sólo pecado; si, pues, por un
solo pecado de uno pican a todos los morta-
les, ¿con cuánta más razón todos deberían,
picarte a ti que tantos pecados has cometi-
do?'’ Y Jos deja que hagan su deber picando
 y cebándose en él, sufriendo con la mayor
paciencia y en espíritu de penitencia esta
mortificación (1). Si tú no alcanzas a tanto,
porque tienes menos virtud, sé a lo menos
un poco más sufrido que Jiasta aquí, piensa
que más padecerás en el infierno, adonde
irás sí tienes la desgracia de morir en peca-
do mortal, o en el purgatorio, adonde indis-
pensablemente irás sí no te mor tiñe as aho-
ra o no haces penitencia de las faltas venia-
les o del reato de las mortales, aún cuando
estén ya confesadas; porque ya te acordarás
que dice el Catecismo que con el sacramen-
to de la Penitencia se perdonan las penas
Cordero de Dios, que quitas los pecados del
mundo,  perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del
mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del
mundo, ten piedad de nosotros.
Lo constituyó Señor de su casa.
 Y príncipe de toda su posesión,

ORACIÓN

¡O! i Dios, que por tu inefable Pro-


 videncia te dignaste elegir al bien
aventurado José para esposo de tu
Santísima Madre! Te pedimos nos
concedas que, a quien veneramos
como a protector en la tierra, me-
rezcamos tenerle por intercesor en
los cielos, donde vives y reinas por 
los siglos de los siglos. Amén.
(Trescientos días deindulgencia
una vez al día.)

NOVENA DE LA GRACIA 
ORACIÓN A SAN FRANCISCO JAVIER 

 Amabilísimo y amantísimo Santo:


en unión vuestra adoro reverente-
mente a la Divina Majestad, y por 
lo mucho que me regocijo de los es
pecialísimos dones de gracia con
que os favoreció durante vuestra
 vida mortal, y por la gloria que go-
záis ahora, le rindo afectuosísimas
gracias y le ruego con toda mi alma
me conceda, por vuestra poderosa
intercesión, La importantísima gra
cia de vivir y morir santamente; le
suplico también me conceda... (aquí
se hace la petición especial), y   si lo
que pido no conviene a la gloria de
Dios y al provecho de mi alma,
quiero alcanzar aquello que a una
 y  a otro sea más conforme. Así sea.
(.Padrenuestro Ave María y Glo-
ria.)
DEVOCION

 A

SAN ANTONIO DE PADUA

Siempre ha sido muy grande la devo-


ción y confianza que los fieles han teni-
do en San Antonio, pues todos ven en
él un gran santo y un favorecido de
Dios de un modo especial. Siempre han
sido admiradas sus virtudes: su profun-
da humildad, su castidad angelical, su
tierno amor al Niño Jesús, su fervorosa
fe en el Santísimo Sacramento del Al-
la tierra, sino también ahora que vive^
con Dios en el Cielo. El es el consuelo
de cuantos le invocan con fe  y   confian-
za; por su mediación hallan las cosas
perdidas y alcanzan cuanto han menes-
ter para el cuerpo y para el alma, para
eltiempo y para la eternidad..
Uno de los obsequios en que más se
complace San Antonio es que, además
de imitar sus virtudes, recen sus devo-
tos tres Padrenuestros   y tres  Averna,*
rías a la Santísima Trinidad por las gra-
cias que le dispensó y con que le enri
queció y en memoria de la devoción que
tuvo a María Santísima, al Niño Jesús y
al Santísimo Sacramento del Altar,

RESPONSORIO A SAN ANTONIO


Sí buscas milagros, mira
muerte y error desterrados,
miseria y demonio huidos,
leprosos y enfermos sanos.
El mar sosiega su ira,
redímense encarcelados,
miembros y bienes perdidos
recobran mozos y ancianos.
Gloría al Padre,
gloría al Hijo,
¡ gloria al Espíritu Santo,
El mar sosiega su ira,
redímense encarcelados,
miembros y bienes perdidos
recobran mozos y ancianos.
Ruega a Cristo por nosotros,
 Antonio, glorioso Santo,
para que dignos así
de sus promesas seamos. Amén.

OEACIÓN

 Alegre, ¡oh Dios!, a vuestra Igle-


sia la conmemoración votiva de
San Antonio, para que esté siempre
protegida con auxilios espirituales y 
merezca gozar las eternas alegrías.
Por Cristo nuestro Señor* Amén (1)
(1) Indulgencia de cien días C a d a  vez y plenaría
una ve? al mes con las condiciones de custumbre.
Para obligar más al glorioso Santo, cuya devación
recomienda aquí el Venerable P. Claret, podían
 A V E S D EL INFIERNO
O SEA 
 VO CES DE LOS CONDENADOS
 Y REM EDIO S P A R A CURAR LOS M ALES QUE SO S
CAUSA DE TAN INFELIZ SUERTE

 AVES DHL BLASFEMO SEXAQUERIB


¡Ay blasfemo audaz! Yo fui lo que
eres tú, y tú serás lo que yo soy. Yo
antes blasfemaba como tú blasfemas
aliara; perjuraba, maldecía, nada perdo-
naba mi serpentina lengua que ningún
freno la sujetaba, y.,., ¡ay!, vino la
muerte cuando menos la temía, fui juz-
gado* y arder por una eternidad en estos
infiernos es el castigo a que estoy con-
denado.  ¿Y   no escarmentarás en mi ca-
beza? ¿Preferirás ser desgraciado con-
migo a enmendar tu vida? ¡Ay de til No
mudando de vida no te librarás de ser lo
que yo soy ahora,.. ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!
S egundo remedio . —Si
te.enojas o aso-
ma la ira, calla o di: Virgen Santísima ,
asistidme; válgame Dios; maldito sea
 W pecado;  pues tan fácil es proferir pa-
labras buenas como malas.
Tkrckr r e m e d i o .—Si te sucede blasfe-
mar casi contra tu voluntad, pide a Dios
perdón, de ello y reza un  Ave M aría; y,
 vsi cómodamente puedes>besa 3a tierra,
i orinando una cruz en ella con la lengua.
Huye de los juegos
C u a r t o , r e m e d i o ,—
 y de los que hablan mal, y, si oyes ha-
blar mal, di:  Ave M aría p u rísim a ; y
¿ruega por ellos a Dios.

.AYES DEL RENCOROSO CAÍN

i Ay de ti, infeliz rencoroso y víctima


de la rabia, que, no sólo no saludas, sino
que ni siquiera miras a tu prójimo, y
siempre hablas mal de éll: M i r a . ¡ q u é
espanto!, este lugar junto a mí; he aquí
donde vendrás a parar..,El rencor, que
me hizo matar a mi hermano, me condu.
Remedios para curar el odio
 y el rencor .
P r im e r remedio , —Amarás al prójimo
como a ti mismo.
Segund o r e m e d io .— Pensarás que las^
ofensas que tú hiciste a Dios son infini-
tamente mayores que las que te hizo el
prójimo, y que no serás perdonado por
Dios si rehúsas perdonar las injurias que
te han hecho. S i te parece que tu próji-
mo no merece perdón, perdónale por
amor de Dios, que lo merece y te lo
manda.
T e r c e r r e m e d i o . — Olvida cuanto antes
3a ofensa que te hizo el prójimo, y, si
asoma el pensamiento o memoria de
ella, arrójala cuanto antes de ti, cual sí
fuese un ascua o chispa de fuego, ante¿*
que prenda.
C u arto r e m e d i o .— Te acordarás de-
que eres cristiano, que quiere decir dis-
cípulo o imitador de Cristo, y no olvides
 jamás que Cristo sufrió azotes, espinas y
calumnias, que le quitaron los vestidos *
le clavaron en la cruz, y pendiente o
Q uint o remedio .-Cada día rezarás un
'.Padrenuestro   y un./h;^  M uría   por los
■que te han ofendido  y   agraviado,

 AYES DEL EPULON Y LUJURIOSO


Pecador que me imitas..., ¡ay!, mira...
.¿Ves? He aquí el fruto de mis deleites...
¡Qué penas! ¡Ahí A ti se te concede
tiempo para arrepentirte; aprovéchalo;
mira los tormentos que te aguardan;
huye de los teatros, cafés y tabernas;
arroja a las llamas aquellos cuadros, li
bros y papeles deshonestos e indecentes;
rasga aquellos vestidos que ofenden al
pudor; huye juegos, cortejos y bailes;
abandona las malas compañías; no salgas
■de noche; no hagas contigo ni con otros
cosas deshonestas; no hables, ni cuen-
tes, ni cantes cosas impuras; si lo ha-
ces.,*, ¡ay!, ¡te condenarás como yo!
.jAy! ¡Ayl...
Remedios para curar la impureza .
—Por la mañana y por
P r i m e r r e m e d io
la noche implorarás de la Madre de la
T ercer r e m e d i o . —Apártate de mala**
compañías, de bailes y cortejos;
el forro has de coger libros o ; ' t:
deshonestos; no mires pinturas, lámiiUis
n  otros objetos provocativos, y sobre,
todo guárdate de hacer señales o accio-
nes escandalosas.
C u a r t o r e m e d i o . —Viste con modeslia,..
come y bebe con templanza; no profie-
ras palabras indecentes; no escuches ni.
sigas conversaciones malas v no des li-
bertad a tus ojos.
Q u i n t o r e m e d io . —Acuérdate de que
Dios te mira, y que tiene poder para
quitarte la vida aquí mismo y arrojarte
a los infiernos, como* entre otros, suce-
dió a Onán, que murió en el acto de co-
meter un pecado deshonesto, y fué con-
denado.
Sexto r e m e d i o .-—Frecuenta los Santo
Sacramentos.
 AYES DEL MAL LADRÓN
iAy cristiano que me imitas en los ro-
bos!,.. ¡Ay! Mírame... ¿No ves?... Pues;
que causan daño a tercero con sus gasr
' ^ .pleitos injustos, o no pagan las
<*ne  V : iAy de ti! iAy de ellos! Pues si
iio^s confesáis y no restituís lo ajeno,
 vendréis..., ¡qué horror!..., a arder aquí
conmigo...

Remedios para curar el vicio


de hurtar.
P r i m e r r e m e d i o . —No quieras para otro
lo que no quieras para ti. Y a que a tí no
te gusta que nadie codicie o te quite lo
tuyo, juzga si querrá tu prójimo que tú
codicies o le quites lo que es suyo.
S e g u n d o r e m e d i o . —Piensa a menudo
que Dios mira tus manos y tu corazón,
 y que los ladrones serán arrojados a la
hoguera del infierno.
T e r c e r r e m e d i o . —El quitar lo ajeno
engendra la pobreza, porque lo mal ad-
quirido es causa de que se pierda lo
bien adquirido; por ello vienen enferme'
dades, pérdidas y toda clase de maies,
 y, por fin y a la postre, el infierno.  ¿Y  de
qué sirve adquirir todo el mundo, si lle-
na, no por vanidad o ambición, sino
para socorrer las miserias de tu prójimo.
Por hacer bien no te ensalces, pero
tampoco debes avergonzarte de ello;
quiero decir, que ni lo hagas por ser
 visto }  ni, porque te miren cuando lo ha-
gas, dejes de hacerlo,
 AYES DEL SACRILEGO JUDAS
]Av cristiano! ¿Quieres saber por qué
m e   hallo aquí encerrado, devorado de
fieras, entre llamas y gimiendo para
siempre? ¡Ay! ¡Sólo el acordarme me
estremece! ¡Su memoria aumenta atroz-
mente mis tormentos! ¡Comulgué sacri-
legamente y vendí a mi Maestro! ¡Ay de
ti si no te confiesas de las comuniones
sacrilegas y confesiones mal hechas, por
haber callado pecados en ellas, o bien,
si los confesaste ya, por no haberte
enmendado ni apartado de las ocasiones
o peligros próximos de peca]! ¡Ay de
ti!... Haz cuanto antes una confesión,
general, so pena de arder conmigo por
toda una eternidad. No te obstines ni
hagas el sordo a las inspiraciones divi-
se r el que más empacho te cause, y con
'■esto confundirás al tentador.
S e g u i d o r e m e d i o .— Si el rubor te em-
baraza, prevén al confesor con esta u
otra expresión semejante: P a d r e , tengo
cierto escrúpulo , que a penas tengo va-
lor para insinuárselo a usted.   Y con
■esto 61se dará por entendido y buscará
sus medios para ayudarte. Mas si tu ru-
bor ni esto te permitiera decir, entonces
 ve con otro confesor, porque si no co-
meterías un horrendo sacrilegio y halla-
rías la muerte en donde Dios te quiere
‘dar la vida o perfeccionarte en ella.
T e r c e r r e m e d i o . —Muchas veces las
confesiones son malas no porque se
haya faltado a la verdad , sino por falta
de enmienda; así como al salir la ropa de
la colada decimos que ésta fué mala si no
quitó las manchas de ella, y con razón,
<de la misma suerte decimos que fué mala
confesión la de aquella persona que,
después que se confesó, la vemos con
ios mismos vicios de blasfemar, malde-
cir j odiar, cometer impurezas, murmu-
rar, etc., etc., como si nada hubiera re-
buena la confesión es necesario que e l
alma quede limpia de los pecados.
Cuarto r e m e d i o .—La causa de la ma-
 yor parte de,las confesiones malas es el
no apartarse de las ocasiones de pecar y
no cumplir con las penitencias medicina-
les; apártate, pues, de los peligros, cum-
ple con lo que dispone el confesor y
practica aquellos medios que aconseja,
la prudencia, y verás cuán señalada será.,
tu enmienda.
Q u i n t o r e m e d i o . “ Antes de comulgar
te probarás y mirarás si estás en gracia,
 y después de la comunión te detendrán
a dar gracias, y ten cuidado de no salir
luego de la iglesia a imitación de judas

GRITO
DE
TODOS LOS CONDENADOS

BREVE GOZAR, ETERNO PBNAR 


cen y hechizan!... Pero la eternidad de
penas que sucederá eso tan breve, ¡ayt
¿quién podrá sufrirla? ¿Quién?... Enmen-
daos pues, confesad vuestros pecados, y
si 110,.., ¡ay[> ningún alivio me traeréis;
antes aumentaréis la acerbidad de mis
penas, viniendo adonde yo estoy pade-
ciendo por perpetuas eternidades* Que
penséis en ello o lo echéis en olvido t
que lo creáis o no lo creáis, moriréis,,
■y..., ¡ay!, padeceréis como yo...
Remedios generales para librarse de-
caer en las penas eternas del infierno.
P r i me r   r e m e d i o .— Por la mañana y por
la noche rezarás tres  A vem arias   a Ma-
ría Santísima, con la oración  ¡O h V ir-
 gen y Madre de Dios!.,,   (pág. 34), un
Padrenuestro y  Ave M aría   al Santo An-
gel custodio, y otro al Santo de ta
nombre.
2.0 Pensarás a menudo que Dios te
está mirando y escuchando, y que está
en su mano, si pecas, el hacerte caer
muerto y sepultarte en ios infiernos,
como con otros muchos pecadores lo lik
hecho.
4*° Mortificarás Jas potencias y senti-
dos: el que no sabe mortificarse en lo lí-
cito, menos sabrá hacerlo en Jo ilícito,
 y   caerá en pecado.
5.0 Ayunarás por devoción algún día
cada semana, o a lo menos te privarás
ele alguna de aquellas cosas que son más
<de tu gusto.
ó.° Cada día tendrás inedia hora o un.
cuarto de oración mental.
7.0 Profesarás especial devoción a la
Santísima Virgen María,
8*° Frecuentarás los Santos Sacra-
mentos.
9.0 Leerás libros buenos, y nunca los
malos; si. alguno de éstos tuvieres, qué-
malo; huye de las malas compañías y de
los lugares y cosas que conozcas pueden
serte ocasión de pecar.
t o .° Procurarás en todo tiempo cum-
plir con los preceptos de la ley de Dios
 y las obligaciones de tu estado, y de
■lüsta suerte serás feliz por una eternidad»
INDULGENCIAS <*>

INSTRUCCIONES SOBRE LAS INDUL-


GENCIAS
 Y a que elcelo por la felicidad de los hijos
que para Jesucristo, su Ksposo, engendra.,
nuestra Madre la Iglesia, la excita a que los
conduzca con más frecuencia por el aliciente
de la conmiseración, gracias e indulgencias*
que por el terror y castigos, aunque por otro
lado muy merecidos, creí obrar conforme a.
este espíritu de la Iglesia, y entrar en sus
designios, dando a los fieles, como comple-
mento de CsSta obrita, un sumario de las prin-
cipales indiligencias, con especialidad de las-
que todos, sin distinción de edad, sexo y con-
diciones, pueden ganar fácilmente a fin de
que por ignorancia no dejen de practicar los
requisitos prescritos,  y  por consiguiente, na
queden privados de tan grande bien. Pero
antcs convendrá dar una sucinta idea de lo-
que se entiende por indulgencia  y de lo que
debe hacerse y evitarse para ganarla.
Indulgencia es lo mismo que remisión de
la pena temporal de los pecados perdonados.
.a lo menos es detestado con perfecta contri-
ción y con propósito de confesarlo cuando se
pueda, en virtud de esta contrición o del Sa-
cramento aquella pena queda borrada sólo
en lo que tenía de eterna, quedando conmu-
tada en otra temporal, más o menos durade-
ra, según haya sido el dolor, amor y demás
disposiciones del que se confesó o hizo el
neto de contrición; y esta pena, que decimos
 ya temporal, ha de satisfacerse o en este
mundo o en el purgatorio, como se dijo de
"los pecados veniales, por supuesto ya per-
donados.
Mas esta pena temporal puede satisfacer-
se de dos maneras: o personalmente o por
medio de un tercero, ora sea en este mundo,
■ora en el purgatorio. Se paga personalmen-
te si nosotros mismos nos aplicamos con fer-
 vor a ciertas obras, que, hechas en estado de
gracia, se llaman y son satisfactorias, como
la oración, la limosna y el ayuno, según lo
definió el ^anto Concilio de Trento, porque
como dice el mismo: «Es tan grande la libe
^validad de la divina beneñe encía, que no
>>sólo podemos satisfacer a Dios Padre me-
rchante ía gracia de Jesucristo con las peni-
tencias que voluntariamente hagamos para
*satisfacer por el pecado o coa las que nos
51impone el sacerdote con proporción al deli-
to sino también lo que es grandísi?na
nación; con toda cíase de limosnas, bien sean
espirituales bien corporales, con tal que las
llagamos por amor de Dios, podemos satisfa-
cer aquella pena temporal débída al pecado
 ya perdonado; y estas obras pueden ser ta-
los, que, o por 1.a. abundancia o por la inten-
sidad del amor con que hayan sido hechas,
tengan un mérito proporcionado a la pena
referida, y entonces Dios se da por satisfe-
cho y nada más exige en este ni en el otro
mundo; y he aquí lo que se entiende por pa
£ ar personalmente.
Se paga por tercera persona cuando un
nmigo o bienhechor carga con esta nuestra
¿deuda y oírece a Dios por ella obras de las
,arriba expresadas o méritos ya contraídos.
.Hj. pagar con obras lo hizo primero Jesu-
cristo, y lo hacen ahora los justos nuestros
.amigos cuando oran, ayunan y dan limosnas
 y nos aplican su mérito satisfactorio, siem-
pre en virtud de los méritos de Jesucristo; y
kA pagar con méritos ya contraídos 1o hace
la Iglesia, depositaría y dispensadora de los
eméritos de Cristo, de la Santísima Virgen y
de los Santos; y siendo infinitos los de aquél
 y tan grandes los de éstos, quedó en la Igle-
sia un tesoro inagotable con el cual nos ayu-
da  a pagar el reato de pena contraído, en la
■inteligencia de que las indulgencias no se
instituyeron para fomentar la pereza u hol-
toda .la pena, y, por consiguiente, el que tie-
ne la feliz suerte de ganarla, queda sin deu-
da alguna delante de Dios en este y en el
otro inundo.
L a parcial, es la que sólo perdona o remi-
te la pena equivalente a la que rebaja el que
la concede. Y así, cuando uno gana una in-
dulgencia de tantos años, días, etc., de cua-
renta días, por ejemplo, no se entiende que
se le descuenten cuarenta días de purgato-
rio, sino que se le condona lo que habría po-
dido satisfacer con cuarenta días de aquellas
penitencias establecidas antiguamente por
la Iglesia, y que, por cuanto habían sido es-
tablecidas por la mísma para servir de regla
o canon para vindicar los delitos, se llaman,
canónicas. Estaba mandado, por ejemplo,
que el que blasfemase del nombre de Diosr
de la Santísim a Virgen o de algún Santo ,
estuviese en la puerta de la iglesia siete
domingos durante la Misa parroquial, y
que en el último estuviese alli sin capa  V
desculso, y que en los siete viernes prece-
dentes ay unase a pan y agua, estándole
 prohibido entrar en la iglesia todo este
tiempo . Que el que echase una maldición
contra sus padres ayunase cuarenta días
a pan y agua,  etc. Ahora bien: el que cum-
plía exactamente con humildad y en estado ,
de gracia estas penitencias es cierto que no
pues esta parte de pena, que con los cuareñ
ta ayunos o con los siete domingos de estar
penitenciado en la puerta de la Iglesia ha-
bría pagado a Dios, es la que la Iglesia le
aplica ahora de su tesoro, cuando concede
una indulgencia de siete días, de cuarenta,
 y así de las demás.
Las condiciones  para ganar las indulgen’
cías pueden considerarse, ya con relación al
sujeto qtie ha de lograrlas, ya con relación a
las obras prescritas.
Por parte del sujeto se requiere:
1.° Que sea católico no excomulgado,
condición que no hay para qué demostrar.
2.° Tener intención de ganarlas; basta
formarla de una vez  para siempre, aunque
es útil renovarla con frecuencia; verbigra-
cia; cada día, uniéndose a la intención de Su
Santidad.
3.° Estado de gracia, lo cual supone
exención de todo pecado mortal, a lo menos
al tiempo de poner ]a última obra mandada.
Por parte de las obras prescritas se ha de
procurar:
1.° Cumplirlas todas íntegramente; de
modo jque si dejara alguna cosa notable, se-
ría la indulgencia nula.
2.° Que se cumplan bien, sin viciarlas
con fines torcidos, como sería haciéndolo
por vanagloria, con distracción volunta-
hacerse y evitarse para ganarlas, advertire-
mos, sin embargo, para mayor claridad:
1.° Que cuando una indulgencia está
concedida para el artículo de la muerte, in-
 vocando, por ejemplo, el dulce nombre de
 Jesiís,   no se requiere que la aplique el con-
fesor; basta que el moribundo lo invoque con
devoción con la boca, si puede7o si noTcon
el corazón.
2.° Que aun cuando sería lo mejor que el
moribundo tuviese pendiente del cuello o en
las manos el Crucifijo, rosario o medalla a
.que estén concedidas indulgencias para el
articulo de la muerte, no es, sin embargo,
absolutamente necesario; basta que tenien-
do dominio de ello lo tenga sobre la cama o
 junto a sí, aun cuando no lo vea ni lo toque;
ni tampoco ks absolutamente necesario que
lo tenga así hasta expirar, aunque casi siem-
pre debe procurarse.
3.° Es lo más seguro que una indulgen-
cia concedida a los vivos con facultad de
aplicarla a los difuntos, no se'puede ganar
sin estar en gracia el vivo que ha de ganar-
la; y así, el que quiera aplicarla, caso de no
hallarse en este estado, procure ponerse en
él, o por confesión, o por un acto de contri-
ción con propósito de confesarse al debido
tiempo.
4.° L rib do ed la in-
6.° Con una misma obra pueden ganarse
muchas indulgencias concedidas por diver-
sos títulos, cuando la obra mandada no £ue
da reiterarse en el mismo día, como si se
prescribiese la comunión o el ayuno.
7.° Acerca de las obras prescritas para
ganar la indulgencia píen aria hay que notar
que la confesión se puede hacer desde ocho
días antes , si se trata de indulgencia con-
cedida a un día fijo; y por consiguiente,, los
que se confiesan cada semana ganan todas
las plenarias de la semana, y aun también
los que suelen confesarse dos veces al mes;
pero los que comulgan diariamente (aunque
dejen uno, o dos días por semana) no necesi-
tan confesarse para el efecto dicho, siempre
se entiende si no han caído en pecado grave.
La comunión se puede hacer el día anterior
al designado para ganar la indulgencia pie
naria, y tanto la confesión como la sagrada
comunión prescritas pueden también hacerse
dentro de los ocho siguientes días. Las pre-
ces a intención del Sumo Pontífice pueden
ser cualquier oración vocal que uno escoja;
basta un Padrenuestro, si bien es costumbre
muy general rezar seis Padrenuestros, Ave
IVJ aria y Gloria en cada visita. .
8.° Cuando se conceda indulgencia  ple-
 garia   por el rezo diario de una oración du-
rant se ha de e te ^
Oraciones y prácticas piadosas enriqueci
das con indulgencias.
Supuestas estas nociones y adverten-
cias, he aquí un catálogo de las indul-
gencias más comunes que pueden ga-
narse, todas concedidas por el Papa,
1. Señal de la Cruz .—Cada vez que
el cristiano se santigua diciendo En el 
nombre del Padre y del Hijo y del Espí-
ritu Santo , gana cincuenta días de indul-
gencia, y ciento si lo hace con agua
bendita»
 2. T risagio A ngélico. — Santo} San 
to, Santo ! Señor Dios de los ejércitos,
llena está la tierra de vuestra gloria .
Gloria al Padre , g lo ria al H ijo , g lo ria
al Espíritu Sanio.   Cien días cada día y
trescientos los domingos y días de la oc-
tava de la Santísima Trinidad; rezándolo
todos los días, indulgencia pl enana en un
día de cada mes (i).
3.  Nombres de Jesú s} M aría y Jo sé .
Invocándolos juntos se ganarán siete
años y siete cuarentenas cada vez, y
 plen a ria   al mes invocándolos todos los
días* Invocando con la boca o con el co-
4. Dios m ió, creo en Vos ,  porque
sois la Verdad misma. Espero en Vos .
 porque sois fidelísim o en vuestras p r o 
mesas. Os amo, porque sois infinitamen-
te bueno. Rezando estos o parecidos ac-
tos de Fe, Esperanza y Caridad, se ga-
nan siete años y siete cuarentenas cada
 vez,  plenaria   al mes y  p lenaria   en la
hora de la muerte,
5.  ¡Señ o r mío y Dios m ío!   Dígase
con viva fe, piedad y caridad esta jacu-
latoria mirando la sagrada Hostia mien-
tras se eleve en la Misa o en la Exposi-
ción solemnej y se ganarán siete años y
siete cuarentenas de indulgencia y una
 plenaria   una vez cada semana,
6. Visita a Jesús Sacramentado .—
Durante ]as Cuarenta Horas se gana una
 vez indulgencia  p len a ria , y por cada vi-
sita, diez años y diez cuarentenas. Estas
mismas indulgencias se ganan visitando
los Monumentos el Jueves y Viernes
■Santos. En el Triduo de Carnaval, indul-
gencia  plen a ria   visitando el Santísimo
Sacramento, solemnemente expuesto.—
Para rezar la estación mayor al Santísi-
dero. Dios y verdadero Hombre; bendito
sea el Nombre de Jesús; bendito sea su
Sacratísim o Corazón; bendito sea Jesú s
en el Santísimo Sacramento del Altar /
bendita sea la gran Madre de Dios, Ma-
ría Santísim a; bendita sea su santa e
Inmaculada concepción; bendito sea el 
nombre de María Virgen y  M adre; ben-
dito sea su castísimo Esposo San José;
bendito sea Dios en sus Angeles y en sus
Santos.   Un año de indulgencia cada vez;
dos, si se rezan públicamente después
de Misa o Bendición con el Santísimo;
 p lenaria   una vez al mes .—Bendito sea
Dios.   Cincuenta días cada vez, al oir una
blasfemia.
8. V i á t i c o —Por acompañarlo con
luz encendida se ganan siete años y siete
cuarentenas3 y si es sin luz, cinco años
 y cinco cuarentenas, rogando a inten-
ción del Papa.
9.  Ja c u la to ria s.—Dulce corazón de
mi Jesús , haced que yo os ame siempre
m ás . Trescientos días cada vez,  y plena-
ria   al mes .—Corazón de Jesús ; en Vos
confio.   Lo mismo.—Eterno Padre ,  p o r
 ío . Cien días cada día, y  p len a ria al
mes.— ¡O h Dios mío, tínico bien m ío!:
Vos sois todo para mí; haced que yo sea
tocio para Vos.  Trescientos días cada
día, y  plen aria   al mea.—Amable Jestis
mío: yo, N. Ñ a fia r a agrad aros y en
reparación de mis infidelidades os doy
■mi corazón y enteramente me consagro
u Vos,  y con vuestra ayuda propongo
nunca más pecar . Rezándola ante una
imagen cualquiera del Corazón de Jesús,
cien días cada dfa¡  y p len aria   al mes.™
Todo sea por Vos, Corazón Sacratísi-
mo de jesús. Trescientos días cada vez.
/ jesús manso y humilde de corazón /, ha-
ced mi corazón semejante al vuestro .
Trescientos días cada vez. —¡Oh Sagra-
do Corazón de jesús!, haced que llegue
cu estro rein ado . Trescientos días cada
\vzr—¡Oh M aría , esperanza nuestraf,
icned piedad de nosotros.   Trescientos
ilfas cada vez.— ¡ 01%Madre de amor, de
dolor y misericordia !., rogad por nos
oíros.   Trescientos días cada vez, —¡Oh
 M aría dolorosa. Madre de todos los
cristianos!f rogad por nosotros.   Tres-
 A L SAGRADO CORAZÓN DE JE S Ú S
Himno nacional.
Ven, Corazón Sagrado
de nuestro Redentor .
Comience ya el remado
de tu divino amoi
I. En premio de tanta hazaña
por tu nombre y por tu ley,
sólo te pide hoy España
que vengas a ser su Rey.
2; Ven, ¡oh Rey de las naciones!
 Ven, [Divino Redentor!
Derrama en los corazones
los tesoros de tu amor.
3 Bendice este hermoso suelo
do a la sombra del Pilar
quiso la Reina del cielo
poner su primer altar.
. 4. Ven; tuya es España entera;
tuyo su invicto blasón;
 ven y venceyreina t impera^
¡oh Sagrado Corazón!
5. Limpia como el sol que baña
Corazón santo..,
Corazón santo
tu reinarás;
tú nuestro encanto
siempre serás.
 Venid cristianas,
 y acá en el suelo,
como en. el cielo,
se ve adorar.
También nosotros
adoraremos
 y ensalzaremos
al Dios de paz.
 Jesús amable,
 Jesús piadoso,
dueño amoroso,
Dios de bondad;
 vengo a tus plantas
Tú eres la prenda
de mi victoria,
Tú eres mi gloria,
mi eterna paz,
 ¿\. Tú solo puedes,
omnipotente,
mi sed ardiente
refrigerar.
 Aquí, bien mío,
aquí el postrero
suspiro quiero
por ti exhalar,
 A LA SANTISIM A VIRGEN
¡Oh María!.»
 ¡Oh María! 
 ¡ñladre mía! 
 ¡ Oh consuelo del mortal! 
 Amparad me
4 > De sus gracias tesorera
te ha nombrado el Redentor;
con tal Madre y medianera
nada temas, pecador.
5» Pues te llamo con fe viva,
muestra, ¡oh Madre!, tu bondad
 y a mí vuelve compasiva
esos ojos de piedad.
6, Hijo fiel, quisiera amarte
 y por ti sólo vivir;
 y por premio de ensalzarte,
ensalzándote morir,
7. Del Eterno las riquezas
por Ti logre disfrutar,
 y contigo sus finezas
mil y mil siglos cantar.
 Viva María...
 ¡ Viva Maria! 
 ¡ Viva el Rosario /
/ Viva Santo Domingo
4 Los dieces del rosario
son escaleras
para subir al cielo
las almas buenas.
5. Devoto de María,
si gracias quieres,
rezarás el rosario
 y nunca peques,
ó. £1 demonio a la oreja
te está diciendo:
«No reces el rosario,
sigue durmiendo.»
7. Labrador, si tú quieres
frutos del campo,
los hallarás copiosos
con el rosario.
8, El rosario a María
todos debemos
rezarle cada día
para ir al cielo.  ¡ Viva M aría /...
Oh Virgen sacrosanta
i, 01i bellísima aurora,
siempre al orbe delicia,
del tí oí de la justicia
 vestida en suma luz,
4. Oh sol entronizado
en la mitad del día,
dulcísima alegría
de la ciudad de Dios.
5. Oh luz esplendorosa,
:iolaz de los mortales,
remedio de ios males
del afligido Adán.
Venid y vamos todos.,.
Venid y vamos todos
:on flores a porfía ,
con flores a María,
que Madre nuestra es.
1. De nuevo aquí nos tienes,
rísim do ella
¡Ay Madre!, no no.sdejes
¡ay, que las almas solas.'
entre las turbias oías
darán luego al través!. ■
En tus benignas manos
 vida y salud ponemos:
al puerto llegaremos,
si a nuestro lado estés.
Con dulces acentos...
Con dulces acentos,
 feliz lengua mía.,
'ensalza a María,
más bella que el sol.
Tu encanto. Señora,
tu gracia y dulzura,
tu honesta hermosura,
 y amab 1e can dor,
el alma aprisionan,
la vista embebecen
más dulce que un día
al mundo anegado
fué el brillo,dorado
del iris de paz.
No cesará mí lengüELK
 No cesará mi lengua,
cantando noche y día,
de celebrar tus glorias,
 ¡oh dtilcc Madre mía! 
1. Alma feliz, escucha:
¿qué plácido alborozo
el Templo del Dios vivo
inunda en puro gozo?
2. Los ámbitos con voces
de bendición resuenan,
 y de júbilo y gloria
las bóvedas se llenan.
3* Descórrese la gasa
de transparente velo,
del sol qv.c cubana
las flores de mayo.
2, Risueñas se ab>en,
 y el cáliz asoma,
 y esparcen en türno
bal sá 111ien aro mn.
3. Así, agrade cíe 11 d o
su noble destino,
]a gloria publican
del Dueño Divino»
4. Jazmín, azucena,
claveles galanos,
de ofrenda se r vid me >
 venid a mis manos.
5. Mostrad boy a gaía
mayor lozanía,
que va a recibiros
la Virgen María.
6. El alma, Señora,
permíteme que vuelva
tus plantas a besar*
3, Mas dejarte, ¡olí María!,
110 acierta el corazón;'
te lo entrego. Señora;
dame tu bendición.
4. Adiós, del cielo encanto,
mi delicia y mi amor;
adiós, ¡oh Madre mía!;
adiós, adiós} adiós.
 A L C O R A Z O N D E M A R I A 
Yaque llenáis de favores.,.
Ya que llenáis de fa vores
a todo el que en Vos confíat
 ¡oh Corazón de María!,
rogad por los pecadores,
Pues que sois, Madre divina,
de todos corredentora,
de siglos restauradora,
de salvación rica mina,
hallen en Vos medicina
así, Madre, consolasteis
nuestros llantos y clamores, etc.
4. jesús puesto en agonía
rica prenda nos legó,
pues por Madre nos dejó
a Vos, ¡oh dulce María!
Sí, nacimos, Virgen pía,
más, ¡ay!, de vuestros dolores, etc
5. Cuando su brazo irritado
levanta el divino Asueto,
 y al pecador con su acero
 va a dejar exterminado,
tierna Ester, a Vos es dado
desarmarle en sus rigores, etc.
6. Si Abigail la prudente
a N?vai logró el perdón,
también Vos Ja remisión
obtendréis del delincuente;
pues vuestro pecho ferviente
no interrumpe sus clamores, etc.
 Acordaos, >oli María!,
que nadie jamás oyó
del Corazón de María,
os haccn mil peticiones,
d emandando con ve rsiones
siempre más, siempre mayores, etc
10. Herejes» moros, paganos,
incrédulos y judíos,
dejando sus desvarios,
que,vengan a ser cristianos.
¡Qué gozo! vivir hermanos,
 y alternar vuestros loores, etc.
n . V iv e libre de temores
el que dice cada día:
 ¡Oh Corazón de M aría>
rogad por los pecadores! 
Sea María.,,
Sea. Maria,
 íti Corazón
de todo el mundo
la salva cwri.
1. Danos entrada,
celda sagrada,
la Trinidad;
 jardín de flores,
fuente de amores,
mar de piedad.
4. Del cielo llave,
cítara suave
que Dios pulsó;
arca segura,
luna, que pura
 jamás menguó.
5. Sol esplendente/
 volcán ardiente,
de eterno amor;
mi pecho inflama,
que quien te ama
 ya se salvó.
6. Feliz, María,
quien de Ti fía
su salvación;
Cantemos, cantemos.
Cantemos, cantemos
con fe y devoción,
Que reine, ¡oh María!,
tu gi'an Corazón.
1. Las glorias> ¡ah, Madre 1,
de tu Corazón
cantemos ahora,
después en Sión.
2. María es un templo
que Dios consagró,
altar y su trono
tu fiel Coi;azón.
3. Jesús es la hostia
que al mundo salvó,
tomando la sangre
de tu Corazón.
Las llamas ardientes
S. Las tiernas doncellas
te ofrecen su don,
Le piden que guardes
su gracia y candor.
9. Los pobres y enfcrm í
levantan su voz;
esperan' remedio
de tu Corazón.
10. Que todos consigan
con tu bendición
los bienes que esperan
de su petición:
n. Que todos vivamos
en tu Corazón;
 jamás nos aparte
la infame traición.
12. Que todos muramos
cantando al Señor
 Ja l i ¡oh M d !,
C A N T IC O S P A R A M I M E S Y C A T E N O S
Perdón, ¡oh Dios mío!.,.
Perdón , ¡oh Dios mió!;
 perdón , indulgenciaf 
 perdón y clemencia}
 perdón y piedad .
r. Pequé; ya mi alma
su culpa confiesa;
mil veces me pesa
de tanta maldad.
2. Mil veces me pesa
de haber, obstinado,
tu pecho rasgado,
¡oh .suma bondad!
3. Y o fui quien del duro
madero inclemente,
te puso pendiente
coiv vil impiedad.
4. Mi rostro cubierto
de llanto lo indica,
mi lengua publica
tan triste yerdad.
P í el
7 Mas ya pesaroso
te busco, te llamo >
con lágrimas clamo,
prometo lealtad.
Camino del cielo.
 Al cielo, al cielo}
al cielo quiero ir .
 Al cielo, al cielo,
al cielo quiero ir.
1. Si al cielo quieres ir
 y allí empuñar la palma,
a Dios con cuerpo y alma
procúrale servir,
2. Si al cielo quieres ir
blasfemias no profieras,
ni en falso jurar quieras
aunque hayas  de morir.
3* Si al cielo quieres ir
7. Si al cielo quieres ir
evita toda usura;
sería desventura
hurtar y así vivir.
8. Si al cielo quieres ir *
 jamás te halle el demonio
en falso testimonio;
 y nunca has de mentir.
9. Si al cielo quieres ir
conserva tu alma pura,
que es toda su hermosura
en mal no' consentir.
10. Si al cielo quieres ir
respeta el bien ajeno,
pues todo lo terreno
aquí queda al morir.
Blasfemia.
Cuando oyereis blasfemar,,
decid todos a \una voz:
la gracia del Salvador.
4. Por este horrible pecado
con que se afrenta al Eterno,
la lengua del. mal hablado
será un badil'del infierno,
5. Por el amor de María,
blasfemo, te has de enmendar;
si no, te verás un día
en el infierno abrasar*
6. El cielo y la tierra unidos
a nuestro Dios alabemos,
 y veránse confundidos
ios infelices blasfemos.
7. Perdonad, Jesús amante^
al blasfemo desgraciado;
querernos que en adelante
seáis por siempre alabado
A la juventud.
E l joven bueno
al cielo irá;
en ti el candor
se ve brillar,
propon guardarle
hasta la muerte,
 y eterna suerte
te hará gozar.
3. ¡Pobre de ti,
si tu inocencia
la incontinencia
logra manchar!
Cual flor galana
en lodo inmundo
tu Dios y el mundo
te mirarán.
4. Arma triunfante
de tentación,
sin condición
aceptarás,
Inés y Eulalia '
 y otras doncellas,
puras y bellas,
te esperan ya.
7, A la ley santa
 vive ajustado,
piensa qué estado
has de tomar;
si en este asunto
estás perplejo,
pide consejo
para acertar*

Promesas del Bautismo.

Del cristiano la Fe en el Bautismo


mis padrinos juraron por mi,
;mas hoy vengo a ju rarla yo mismo,
buen Jesús , tuyo soy, hérke aquí;
l ju f Señor hé í 
a Satán con un odio profundo
 yo por siempre le arrojo de mí,
 y  sacudo su yugo servil.
4. Sólo a Tij buen Jesús, doy el alma
 y mi ser con ardor, sólo a Ti;
mientras vivo esperando la palma
tuyo soy, mi Jesús, heme aquí;
lo prometo, Señor; heme aquí,
¡paginas.

Prólogo de la presente edición......... 5


Biografía del Venerable Padre Cla
ret.. *'................................................ 7
Días en que se celebran las fiestas
que, por no tener dfa fijo, no van
comprendidas en el precedente ca-
lendario............. .............................. 11
Tabla de las fiestas movibles........... 12
Explicación de cómo se han de ha-
llar los días de la semana por las
F¿£ÍDag.
Ejercicio por la noche...................... ..... 39
Oración mental ......... . . . . « ................ ..... 43
Modo práctico de hacer ía oración
mental.............................................. ..... 45
 Actos que se han de hacer en cada
día y en cada meditación............... ..... 45
Conclusión de la meditación......... ........ 46
Máximas importantísimas ............... * 47
Máximas para cada día del mes ............ 48
Modo de confesarse bien ................. ..... 51
Oración para antes del examen ............. 52
Examen sobre los mandamientos ... 54
Obligaciones de varios estados ....... ..... 58
Oración para después del examen... 63 .
Modo práctico de confesarse .................. 67
Oración para después de la confe-
sión. *. .. * ......... ............. ............... .... 70
Preparación para la comunión......... .....73
Modo práctico de comulgar ..............  ..... 76
Oración para antes de la comunión . 77
 Advertencia para antes de la comu
nión 81
Ejemplos de varios estados ............... 94
Exhortación a todo cristiano a la re-
novación de las promesas hechas
en el santo Bautismo................. . 112
 Actos de Fe, Esperanza y Caridad.. 118
Instrucción sobre la Misa ...................... 121
.Método para oír la santa Misa ......... 133
Trisagio a la Santísima Trinidad ... 173
Deprecación devota a la Santísima
Trinidad .......................................... 181
Obsequios y ofrecimientos a la San
tísima Trinidad ............................... 184
Gozos para el Trisagio...................... 185
 Visita al Santísimo Sacramento . . . . 189
 Adoración que rinden al Santísimo
Sacramento y al Sagrada Corazón
de María Santísima las almas bue-
nas en unión de los nueve coros de
los ángeles ................ .. .' ................ 194
Obsequios u ofrecimientos al Santí-
simo Sacramento ...........................
. 198
 Acción d ia los be ficio
 Visita a María Santísima, .■............... 219
Oración de San Bernardo a María
Santísima ....... ................................ 222
Obsequios y ofrecimientos a María
Santísima.......................... ............ 223
Ofrecimiento que hacía de sí el V e -
nerable Padre Claret..................... 224
Rosario en honor de la Santísima
 Virgen.............................................. 225
Modo de rezar el Rosario ......... . 230
Letanías a Nuestra Seüora ............... 247
Salve a Nuestra Señora del Rosario. 250
Corona de los siete dolores de María
Santísima ................................................ 253
.

Exhortación a todo cristiano para


que lleve consigo el escapulario,
rosario o medalla de la Santísima
 V irg e n ............................... . 255
Escapulario del Corazón de María, 260
Escapulario de la Virgen del Car-
men................................................... 263
Escapulario de la Inmaculada Con-
Páfirinfls.

 Adoración al Corazón de María. , . , 275


Santo ejercicio del Vía Crucis ....... * 277
Método práctico de imitar con espí-
ritu de devoción a Jesucristo lle-
 vando la Cruz................................. 310
Mortificación externa........................ 312
Mortificación interna............. . .......... 325
La paciencia. ■ Medios para adqui-
rirla * ................................... ........ 333
Devoción a San José.......................... 337
Rezo de los siete dolores y gozos de
San Jo ?é  ................................. . 341
Letanías al glorioso San José ......... 347
Novena de la gracia .......................... 318
Devoción a San Antonio de Padua.* 351
Responsorío a San Antonio ............. 352
 Ayes del infierno, o sea voces de los
condenados; y remedios para curar
los males que son causa de tan in-
feliz suerte ....................................... 354
Remedio contra la blasfemia . . . . . . . 354
Remedio para curar el odio y rencor. 356
Indulgencia: sumario de las más
principales ........................ ..........
. 365
Oracionés y prácticas piadosas enri-
quecidas con indulgencias ............. 372
San Rafael,, o consuelo de los enfer-
mos ...................................................
. 385
Oración que hará el enfermo des-
pués de haber recobrado la salud* 393
 Acto de aceptación de la muerte  413
Recomendación del alma, según el
ritual romano............................. . *. 421
Novena en sufragio de las santas al-
mas del Purgatorio .. ................... 432
Modo de hacer esta novena ............. 439
Responso "por los difuntos ................. 451
Clamores y lamentos de las almas.« 453
Cinco máximas para alcanzar la per
serverancia ............................... — 457
Reflexiones y afectos devotos sobre
la Pasión de Nuestro Señor Jesu-
cristo .............................................. 466
Meditaciones para cada día del mes. 471
PAsrlna*,

Cánticos piadosos . — Altísimo Se-


ñor. . . . . . ............................... .............. 540
 Alabado sea el Santísimo.................... 541
Los niños ante el sagrario ................ ... 542
Himno nacional......................... .  ,.. 543
Corazón Santo.................................... ... 544
]Oh María!.......................................... ... 545
 jVíva María!....................................... ... 546
 jOh Virgen Sacrosanta!.. >.. ......... ... 547
 Venid y vamos todos...................... . 548
Con dulces acentos................................ 549
No cesará mi lenguá ........................ .... 550
Dulcísima Virgen ......................... ....... 550
 Adiós, Reina del cielo ................ ... 551
 Y a que llenáis de favores. 552
Sea, María, tu Corazón .................... ... 554
Cantemos, cantemos.............*.............. 556
Cánticos para Misiones y Catc-
quesis*.
Perdón, ¡oh Dios mío! ........................ ... 558
Camino del cielo ....... ........................ ... 559
l f

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