La Excepción de Improcedencia de Acción en La Etapa de Investigación Preparatoria
La Excepción de Improcedencia de Acción en La Etapa de Investigación Preparatoria
La Excepción de Improcedencia de Acción en La Etapa de Investigación Preparatoria
Resumen:
El propósito de este artículo es analizar diversas consideraciones en torno a la
deducción de la excepción de improcedencia de acción, realizando un análisis conceptual,
de ámbitos de aplicación, cuestiones probatorias y el desarrollo jurisprudencial, respecto al
principio de confianza; además, se realiza la crítica correspondiente a los diversos
argumentos alegados por el Ministerio Público en su afán de contradecir la solicitud del
mencionado medio técnico de defensa una vez iniciada la formalización de la investigación
preparatoria.
INTRODUCCIÓN
Transcurridos aproximadamente quince años desde la entrada en vigencia del Código
Procesal Penal peruano (en adelante CPP), cuyo tiempo ha sido necesario para la cabal
comprensión de diversos institutos y figuras procesales, especialmente penales, mediante
la práctica jurídica cotidiana -fiscalía, abogados defensores y órganos jurisdiccionales- y la
considerable jurisprudencia que va decantándose con el único objetivo de uniformizar
criterios y efectuar una correcta aplicabilidad de la norma penal y procesal penal de
manera idónea.
Ahora bien, una parte esencial del presente estudio está enmarcado en el análisis del
principio de confianza, cuya naturaleza se traduce en ser una institución dogmática de la
imputación objetiva, especialmente de la imputación objetiva del comportamiento. Este
aspecto se encuentra estrechamente relacionado con la deducción de la improcedencia de
acción, principalmente cuando se señala que un “hecho no constituye delito”. De ahí que
deba efectuarse una evaluación de modo inductivo respecto a los elementos de la acción,
la tipicidad objetiva y subjetiva (imputación) del tipo penal investigado, cuyo resultado en
su eventual fundabilidad es la atipicidad y, consecuentemente, la finalización
(conclusión sui generis) y archivamiento del caso.
Siendo así, en la práctica del litigio penal debe partirse por analizar el hecho concreto
que se encuentra en investigación y, precisamente cuando esto suceda, en la
formalización y continuación de la investigación preparatoria; puede la defensa técnica de
un investigado aplicar una serie de mecanismos tendientes a resolver la situación jurídica
de su patrocinado, siendo uno de ellos las excepciones y, como ya se manifestó supra,
debe tenerse en cuenta el estándar de viabilidad consagrado en la norma procesal
correlacionada con la doctrina, donde se analiza especialmente la imputación objetiva. Sin
embargo, la práctica judicial dista mucho de los lineamientos teóricos; es decir, no se
cumple realmente y a cabalidad (no se interpreta de manera idónea) el estatuto procesal
penal.
En torno a la tipicidad
La tipicidad es aquel encuadramiento o adecuación de una conducta a lo establecido en
el tipo penal (Código Penal -en adelante CP-, principalmente en la parte especial), cuyo
objetivo es establecer la relación entre lo acaecido y lo que atañe a lo normativo; es decir,
el proceso de imputación penal a un individuo. Este primer elemento contiene una gama
de acepciones; sin embargo, tomaremos las ideas de Reyna (2018), quien refiere que:
La tipicidad viene a ser el primer elemento de la teoría general del delito, derivado del
principio de legalidad en su vertiente de nullum crimen sine lege, es decir, “no hay
delito sin ley”. (…) es usualmente definida como la adecuación de un hecho en
concreto a la descripción abstracta que de dicho hecho se hace en la ley penal. (…)
Esta categoría constituye el primer y más importante filtro que debe superar una acción
u omisión para ser calificada como delito, pues, aun cuando una conducta resulte
antijurídica y culpable, si no es típica no puede ser considerada “delito”. (p. 159)
La tipicidad constituye aquel primer filtro dentro de la teoría jurídica del delito y es aquel
encuadramiento hipotético (abstracto) del hecho acaecido en la realidad a la norma penal,
cuyo contenido implica la aplicación de una consecuencia jurídica denominada pena. La
tipicidad está relacionada íntimamente con el aforismo nullum crimen sine lege y sus
derivaciones fijadas por el principio de legalidad, donde el legislador ha determinado la
descripción de un hecho (tipo) para ser considerado típico, en tanto, esta debe ser escrita
(debe estar determinada en un cuerpo legal uniformizado y conocido por la sociedad en
general, donde la escritura está traducida en la plasmación de la conducta que será
reprimida), previa (está basada en el principio de reserva de la ley, donde la conducta que
será reprimida debe estar promulgada anteriormente a su comisión), cierta (no debe
constituir descripciones ambiguas, oscuras o confusas para las personas y, especialmente,
para los operadores jurídicos, todo bajo el principio de taxatividad) y estricta (son
mandatos imperantes -ius imperium- cuando están vigentes; es así que dichas
prohibiciones poseen la coercitividad pertinente para ser cumplidas en todo el territorio
nacional -además de los supuestos de extraterritorialidad- y son determinadas por el
legislador).
(i) la conducta típica -fase objetiva y subjetiva de la conducta, la tipología de los tipos
penales, sustentando por el daño y peligrosidad (lesividad) efectuado-, (ii) los sujetos -
sujeto activo y pasivo, sujetos cualificados dependiendo del tipo penal-, (iii) los objetos
-pueden estar considerados los objetos materiales e inmateriales (morales) que son
menoscabados-, (iv) elementos normativos y descriptivos -cuya valoración jurídica está
supeditada a la interpretación y análisis de los tipos penales-, (v) imputación objetiva -
cuyo contenido está referido por el riesgo permitido, la prohibición de regreso, el
principio de confianza (esta será analizada más adelante) y la imputación a la
víctima-; (vi) imputación subjetiva -donde se analiza lo correspondiente al dolo
(conocimiento y voluntad), la culpa y otras condiciones de índole anímica (estado de
ánimo del sujeto agente)-. (p. 277)
En torno a la atipicidad (tipología)
Atipicidad absoluta
Esta condición, desde una visión jurídico-dogmática, no es más que una respuesta a lo
amparado por el principio de ultima ratio, principio de fragmentariedad y de mínima
intervención, donde el Derecho Penal no puede ni debe arrogarse el conocimiento de
todas las conductas exteriorizadas por las personas en la sociedad y que deban ser
reprimidas penalmente; es decir, no toda conducta debe ser admitida y reprimida bajo el
manto del ius puniendi estatal; en tanto, para dicho proceso existen otros mecanismos
jurídicos menos represivos a los cuales dirigirse. En ese sentido, si una conducta no se
encuentra como tal dentro de la ley penal, no puede ser investigada y menos, sancionada
(procesamiento penal), pues se encuentra nula o carente de objeto. Respecto a este
punto, la jurisprudencia de la Corte Suprema en la Casación 518-2015, Piura, ha referido
que tendrá el carácter de atipicidad absoluta cuando: “la conducta incriminada no está
prevista como delito en el ordenamiento jurídico penal vigente, es decir, la conducta
realizada no concuerda con ninguna de las legalmente descritas, no es una falta de
adecuación a un tipo existente, sino la ausencia absoluta del tipo penal”.
De ahí que en un trabajo anterior hayamos señalado que la atipicidad absoluta está
enmarcada en:
La no regulación legal determina una verdadera ausencia del tipo penal, el cual
acarrea la exclusión del delito y por lo tanto que no deba darse la persecución penal
en un sentido estricto de determinada acción humana, siendo un despropósito
político-criminal analizar y relacionar dichas conductas con los elementos
configuradores o las demás categorías constitutivas de delito (antijuricidad y
culpabilidad) (Cristóbal, 2017, p. 182).
Atipicidad relativa
La atipicidad relativa constituye una situación jurídica direccionada en base a cuestionar
la imputación de la acción presuntamente relevante en el ámbito penal; su particularidad
radica en que -a diferencia de su antecesora, la atipicidad absoluta- sí existe un tipo penal
que presuntamente puede imputarse; sin embargo, no se adecúa por falta de algún
elemento o condición que lo compone, ya sea desde su vertiente objetiva como subjetiva;
es decir, no hay un correcto encuadramiento del hecho al tipo penal que se denuncia
(Cristóbal, 2017, p. 182).
Excusas absolutorias
Al respecto, Cobo y Vives (1999) mencionan que “las excusas absolutorias no excluyen
ni el injusto penal ni tampoco la posibilidad de imputarlo al sujeto, no impiden la presencia
de un delito, sino, solo excepcionalmente el castigo del mismo cuando es cometido por
una determinada persona” (p. 957). En ese sentido, las excusas absolutorias conciernen
causales que suprimen las condiciones objetivas de punibilidad; es decir, la aplicación de
una pena, teniéndose presente ya sea una relación entre los sujetos del hecho delictivo o
una relación con el objeto del delito, fundamentalmente por cuestiones de política criminal,
se resuelve por la inaplicación de una pena.
La excepción de improcedencia de acción tiene que ser postulada por una parte con
interés y legitimidad para obrar tanto durante la investigación preparatoria como en la
etapa intermedia. La propia legislación establece como requisito formal la
presentación de una solicitud ante el juez de investigación preparatoria que recibió la
comunicación de la disposición de formalización y continuación de la investigación
preparatoria.
2. El principio de confianza
2.2. Definición
Al respecto, una de las opiniones más relevantes en habla hispana ha sido la
de Maraver (2009), quien ha desarrollado este instituto de una manera impecable,
indicando lo siguiente:
El tráfico automotor
El trabajo en equipo
Comportamientos dolosos de terceros
Realización de riesgos. (pp. 204-209)
Todos estos ámbitos están delimitados por los roles que cumplen los sujetos
intervinientes, es así que se debe confiar en cada rol, pues del mismo se fundamenta toda
interacción social, ya que, de lo contrario, se daría una paralización social, la cual sería
contraproducente para la vida humana.
Que, siendo así, desde los motivos de casación materia de la causa de pedir del referido
recurso, está claro que se quebrantó el artículo 6, apartado 1, numeral b), del CPP, pues
se incorporaron consideraciones que no correspondían para examinar la viabilidad de la
excepción de improcedencia de acción.
De lo expuesto, se puede advertir que, siendo una investigación común, compleja o por
organización criminal, los plazos están dados de acuerdo a la ley procesal. Más aún si se
tiene en cuenta que una vez formalizada (comunicada al Juez de la Investigación
Preparatoria), el mismo Código Procesal Penal habilita la oportunidad de deducir
improcedencia de acción, una vez notificada la disposición fiscal de formalización y
continuación de la investigación preparatoria de acuerdo a lo instituido en el artículo 7.1 del
Código Procesal Penal (oportunidad de los medios de defensa), que a la letra indica: “La
cuestión previa, cuestión prejudicial y las excepciones se plantean una vez que el fiscal
haya decidido continuar con las investigaciones preparatorias o al contestar la querella
ante el Juez y se resolverán necesariamente antes de culminar la etapa Intermedia”.
El hecho de argüir que la investigación tiene una vigencia aún inicial (inaugural) con su
formalización y continuación, de ninguna manera puede supeditar la fundabilidad de la
deducción de la improcedencia de acción, pues eventualmente, de la decisión que el
órgano jurisdiccional pueda optar, lo que se cuestiona mediante el mencionado medio
técnico de defensa es la imputación penal, eminentemente de carácter dogmático (teoría
del delito), y no cuestiones de formalidad procesal o la acreditación mediante elementos de
convicción de la realización del hecho delictivo (cuestiones probatorias).
2.5.2. La concretización de una adecuada imputación penal del hecho a su autor está
supeditada a la conclusión del plazo de investigación
Según este argumento, la fiscalía considera que, mientras la investigación preparatoria
haya avanzado más con su finalidad (acorde al artículo 321.1 del Código Procesal Penal
que señala: “La investigación preparatoria persigue reunir los elementos de convicción, de
cargo y de descargo, que permitan al Fiscal decidir si formula o no acusación y, en su
caso, al imputado preparar su defensa”), se podrá verificar de “manera concreta” la
imputación penal mediante los recaudos que tienen mayor fuerza acreditativa, descartando
aquellos que no la tengan.
Sin embargo, esto no debe ser una regla rígida para manifestar que no se debe analizar
y discutir los criterios de exclusión de imputación objetiva (riesgo permitido, prohibición de
regreso, principio de confianza y la imputación a la víctima) dentro del debate jurídico
desarrollado en la audiencia de excepción de improcedencia de acción, pues lo que se
exige al persecutor penal es una determinación precisa de los hechos (encuadramiento
típico), sin mencionar cuestiones de forma como lo referido a la figura procesal de la
imputación alternativa o accesoria.
El principio, sin embargo, tiene una limitación muy importante: la confianza en el actuar
prudente del otro debe ceder si existen indicios claros de que el tercero está a punto de
cometer un hecho imprudente (Villegas, 2017, p. 119). Entonces, es viable desde una
óptica dogmática penal discutir mediante la excepción de improcedencia de acción lo
correspondiente a la imputación objetiva y, especialmente, a su categoría de principio de
confianza, pues es necesario recalcar que el fundamento de la excepción de
improcedencia de acción se establece en la carencia sustancial de la pretensión punitiva;
es decir, se cuestiona el juicio de subsunción normativa, donde el hecho acaecido carece
de relevancia jurídico-penal. Para poder deducir la excepción en mención, se debe partir
de los hechos imputados por el Ministerio Público en su disposición de formalización y
continuación de la investigación preparatoria. El análisis por el cual gira el cuestionamiento
de la excepción de improcedencia de acción no puede ni debe ser en torno al material
probatorio recabado por la fiscalía (elementos de convicción), pero sí se puede efectuar la
presentación de elementos de convicción que puedan sustentar el pedido de
improcedencia de acción; así mismo, no debe versar acerca de las formalidades por las
cuales debe regirse la investigación penal.
Así, un aspecto relevante lo constituyen los estándares probatorios que se utilizan para
medir el grado de sospecha de la comisión de un delito por parte de un individuo, acorde a
los estadios procesales con los que cuenta el proceso penal; esto mismo ocurre con la
“probanza” del principio de confianza, en tanto, una vez formalizada la investigación
preparatoria no se requiere un acervo probatorio minucioso, sino que basta con diversos
elementos de convicción que puedan dar fuerza a la pretensión del principio de confianza,
pues así lo sostiene el artículo 8, que trata acerca del trámite de los medios de defensa,
que a la letra expresa: 1. La cuestión previa, cuestión prejudicial y las excepciones que se
deduzcan durante la Investigación Preparatoria serán planteadas mediante solicitud
debidamente fundamentada ante el Juez de la Investigación Preparatoria que recibió la
comunicación señalada en el artículo 3, adjuntando, de ser el caso, los elementos de
convicción que correspondan. Así mismo, el inciso 3 precisa que: 3. Instalada la
audiencia, el Juez de la Investigación Preparatoria escuchará, por su orden, al abogado
defensor que propuso el medio de defensa, al fiscal, al defensor del actor civil y al defensor
de la persona jurídica, según lo dispuesto en el artículo 90 y del tercero civil. En el turno
que les corresponde, los participantes harán mención a los elementos de convicción
que consten en autos o que han acompañado en sede judicial. Si asiste el imputado,
tiene derecho a intervenir en último término (resaltado nuestro).
Por otra parte, cuando nos encontremos en el juicio oral (etapa estelar del proceso penal
común) no solamente se va a requerir que el acusado, mediante su defensa técnica, posea
los medios de prueba suficientes para acreditar el principio de confianza, sino que estos
deben contener una carga argumentativa para persuadir y convencer al juzgador de dicha
circunstancia, ya que en el juicio es donde se va a determinar la responsabilidad penal o
no del acusado. Nos oponemos al argumento que señala que la deducción de la
improcedencia de acción por aplicación del principio de confianza únicamente lograría su
objeto jurídico una vez culminada la etapa de investigación preparatoria. Concebirla de esa
manera cambiaría la naturaleza para la cual fue concebida la citada excepción, a meros
cuestionamientos de formalidades procesales.
CONCLUSIONES
Lo trascendental en torno a la deducción de la excepción de improcedencia de acción
son exclusivamente cuestiones de puro derecho (juicio de subsunción normativa), que en
el caso de nuestro estudio se encuentran referidas principalmente a determinar la tipicidad,
enfocando dicha categoría a la imputación objetiva y, en especial, al principio de confianza,
sin restar importancia a los demás institutos dogmáticos que forman parte de esta.
Finalmente, resulta necesario señalar que ya es tiempo de que los jueces competentes
en la resolución de las excepciones de improcedencia de acción decidan bajo los
parámetros legales y constitucionales vigentes, evitando así la prolongación en el tiempo
de los procesos penales que generan no solo una sobrecarga procesal de los órganos
jurisdiccionales, sino también, gastos innecesarios al aparato judicial peruano.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS